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ANALISIS LA VIDA ES BELLA

La Vida es Bella es
una película que nos muestra una
visión positiva de cómo vivir
la vida, ya que como metros y
como seres humanos siempre
vamos a estar en conflicto, con
diferentes tipos de problemas que
se nos presenten. Donde lo
primordial es no estancarse y
tratarlos de superar lo mejor
posible, esta película trata sobre
Guido Orefice, un judío italiano
dueño de una librería, que debe
emplear su fértil imaginación para
proteger a su pequeño hijo de los
horrores de un campo de concentración nazi.

Guido Orefice es un alegre, divertido y carismático joven italiano de origen judío, llega
a la casa de su tío Eliseo en Arezzo para trabajar como camarero en su hotel. Allí
conoce a una joven y bella profesora llamada Dora de la que se enamora
inmediatamente y hace lo posible por conquistarla, llamándola “princesa” y
saludándola alegremente con la frase ¡Buenos días, princesa! cada vez que la ve,
aunque resulta que ella es la prometida de un funcionario fascista local llamado
Rodolfo.

La primera mitad de la película muestra el cambio político que se está produciendo en el


país. Guido imita la forma de caminar de los soldados nazis y parodia sus teorías
racistas y pseudocientíficas. Cuando en el hotel se celebra la fiesta de compromiso de
Rodolfo y Dora, Guido llega y le confiesa sus sentimientos por ella. Dora, que nunca ha
estado verdaderamente enamorada de Rodolfo, se va con Guido en su caballo. Mientras
todo esto ocurre, el avance del fascismo es cada vez más evidente: el negocio de Eliseo
y su caballo aparecen frecuentemente cubiertos con pintadas y mensajes antisemitas.
Años después, Guido y Dora están casados y tienen un hijo, llamado Josué. A pesar de
la guerra y de la ocupación nazi de Italia, siguen siendo felices. Guido abre una librería
y Dora continúa con su trabajo como profesora.
El día del cumpleaños de Josué, Guido, Eliseo y Josué son detenidos debido a su origen
judío y subidos a un tren rumbo a un campo de concentración. Aunque Dora no es judía,
exige subir también al tren para permanecer junto a su familia, pero al llegar al campo,
los hombres y mujeres son inmediatamente separados y Eliseo y muchos otros son
enviados directamente a las cámaras de gas, ya que no se les considera útiles para
trabajar. Guido oculta a su hijo la terrible situación que están viviendo, haciéndole creer
que es sólo un juego en el que deben ganar puntos, y el primero que gane 1000 puntos
conseguirá un tanque auténtico. También le dice que, si llora, pide comida o quiere ver a
su madre, perderá puntos, mientras que si se esconde de los guardias del campo ganará
puntos extra.
Guido usa esta fantasía para justificar la realidad que les rodea: los guardias los tratan
mal porque quieren el tanque para ellos y el número cada vez menor de niños (que están
siendo asesinados en las cámaras de gas) se debe a que están escondidos para ganar
puntos. Guido consigue convencer a Josué para que no quiera marcharse diciéndole que
van en cabeza y sólo necesitan un poco más de tiempo para volver a casa con el tanque.
A pesar de estar rodeados de horror, tristeza y muerte, Josué acaba creyéndolo todo
gracias a la convincente historia que le cuenta su padre y a su propia inocencia.
Un día, Guido se encuentra con el doctor que conoció en el hotel, convertido en oficial
de las SS, que está eligiendo a los prisioneros que serán enviados a las cámaras de gas.
Al ver a Guido, le reconoce y no le envía a las cámaras, y hace que trabaje como
camarero en una cena que van a celebrar los altos mandos militares del campo. Guido
muestra a su hijo que hay más niños allí, solo que están escondidos, ante la situación de
que ya estaba empezando a creer en la teoría de la cruda realidad por pasar días enteros
sin ver a ningún niño.
En ese instante, llaman a todos a comer y por error ven a Josué, teniendo que pasar la
prueba de estar en silencio durante toda la cena para no ser descubierto como si fuera
una simple prueba más del juego. En un momento de la cena, Guido tiene una charla
con el doctor, quien le plantea un nuevo acertijo para que le ayude a resolver, por lo que
Guido queda decepcionado debido a que había creído que el doctor iba a ayudarlo a él y
a su familia a salir con vida del campo de concentración.
Una noche se observa un gran revuelo en el campo: los alemanes se están retirando ante
la llegada de los Aliados porque la guerra ha terminado, pero quieren matar a todos los
prisioneros antes de que los aliados les liberen. Guido ordena a Josué que se esconda
hasta que todo se calme, porque "están a punto de ganar el premio". Mientras, él va en
busca de Dora para marcharse todos juntos, pero es sorprendido y fusilado por uno de
los guardias. A la mañana siguiente, los alemanes han huido y Josué sale de su
escondite. De pronto aparece un tanque, que él cree que es su premio. Son
los estadounidenses, liberando el campo. Le recogen y por el camino, entre los
prisioneros liberados, Josué encuentra a su madre y le comunica que han ganado.
Al final se escucha la voz de Josué ya adulto, que termina diciendo: "Esta es mi
historia. Ese es el sacrificio que hizo mi padre. Aquel fue el regalo que tenía para mí".
El regalo que Guido Orefice le dejo a su hijo, es dar su vida para que el pueda vivir una
nueva vida junto a su madre, durante toda esta película Orefice Guido usa la
comunicación asertiva ya que el siempre trata de ver la vida en un sentido mas divertido
y amable no solo por que esa es su personalidad, también por el bienestar de su hijo. Se
puede destacar que es lo que un padre haría por ver a sus hijos felices. A veces tratan de
ocultarnos la realidad solo por nuestro bienestar. Aunque a ellos les toque sufrir todo
eso, ellos hacen lo que sea por nosotros. Ese es el amor de un padre.

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