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La película comienza con una voz en off diciendo: Esta es una historia sencilla,
pero no es fácil contarla. Como en una fábula, hay dolor, y como una fábula, está
llena de maravillas y felicidad.
Seis años después, en 1945, Guido y Dora están casados y tienen un hijo,
llamado Giosuè (Giorgio Cantarini). A pesar de la guerra y de la invasión nazi de
Italia, siguen siendo felices. Guido abre una librería y Dora continúa con su trabajo
como profesora. El día del cumpleaños de Giosuè, Guido, Eliseo y Giosuè son
detenidos debido a su origen judío y subidos a un tren rumbo a un campo de
concentración. Aunque Dora no es judía, exige subir también al tren para
permanecer junto a su familia, pero al llegar al campo, los hombres y mujeres son
inmediatamente separados y Eliseo y muchos otros son enviados directamente a
las cámaras de gas, ya que no se les considera útiles para trabajar. Guido oculta a
su hijo la terrible situación que están viviendo, haciéndole creer que es sólo un
juego en el que deben ganar puntos, y el primero que gane 1000 puntos
conseguirá un tanque auténtico. También le dice que si llora, pide comida o quiere
ver a su madre, perderá puntos, mientras que si se esconde de los guardias del
campo ganará puntos extra.
Guido usa esta fantasía para justificar la realidad que les rodea: los guardias los
tratan mal porque quieren el tanque para ellos y el número cada vez menor de
niños (que están siendo asesinados en las cámaras de gas) se debe a que están
escondidos para ganar puntos. Guido consigue convencer a Giosuè para que no
quiera marcharse diciéndole que van en cabeza y sólo necesitan un poco más de
tiempo para volver a casa con el tanque. A pesar de estar rodeados de horror,
tristeza y muerte, Giosuè acaba creyéndolo todo gracias a la convincente historia
que le cuenta su padre y a su propia inocencia.
La película comienza con una voz en off diciendo: Esta es una historia sencilla,
pero no es fácil contarla. Como en una fábula, hay dolor, y como una fábula, está
llena de maravillas y felicidad.
En 1939, Guido Orefice (Roberto Benigni), un alegre, divertido y carismático joven
italiano de origen judío, llega a la casa de su tío Eliseo en Arezzo para trabajar
como camarero en su hotel. Allí conoce a una joven y bella profesora llamada
Dora (Nicoletta Braschi, esposa en la vida real de Roberto Benigni), de la que se
enamora inmediatamente y hace lo posible por conquistarla, llamándola princesa y
saludándola alegremente con la frase ¡Buenos días, princesa! cada vez que la ve,
aunque resulta que ella es la prometida de un funcionario fascista local llamado
Rodolfo.
Seis años después, en 1945, Guido y Dora están casados y tienen un hijo,
llamado Giosuè (Giorgio Cantarini). A pesar de la guerra y de la invasión nazi de
Italia, siguen siendo felices. Guido abre una librería y Dora continúa con su trabajo
como profesora. El día del cumpleaños de Giosuè, Guido, Eliseo y Giosuè son
detenidos debido a su origen judío y subido a un tren rumbo a un campo de
concentración. Aunque Dora no es judía, exige subir también al tren para
permanecer junto a su familia, pero al llegar al campo, los hombres y mujeres son
inmediatamente separados y Eliseo y muchos otros son enviados directamente a
las cámaras de gas, ya que no se les considera útiles para trabajar. Guido oculta a
su hijo la terrible situación que están viviendo, haciéndole creer que es sólo un
juego en el que deben ganar puntos, y el primero que gane 1000 puntos
conseguirá un tanque auténtico. También le dice que si llora, pide comida o quiere
ver a su madre, perderá puntos, mientras que si se esconde de los guardias del
campo ganará puntos extra.
Guido usa esta fantasía para justificar la realidad que les rodea: los guardias los
tratan mal porque quieren el tanque para ellos y el número cada vez menor de
niños (que están siendo asesinados en las cámaras de gas) se debe a que están
escondidos para ganar puntos. Guido consigue convencer a Giosuè para que no
quiera marcharse diciéndole que van en cabeza y sólo necesitan un poco más de
tiempo para volver a casa con el tanque. A pesar de estar rodeados de horror,
tristeza y muerte, Giosuè acaba creyéndolo todo gracias a la convincente historia
que le cuenta su padre y a su propia inocencia.
La voz en off del principio, que resulta ser la de Giosuè adulto, termina diciendo:
"Esta es mi historia. Ese es el sacrificio que hizo mi padre. Aquel fue el regalo que
tenía para mí"
REALIDAD HISTORICA
Esta es una película que nos muestra la época de la segunda guerra mundial, de
cómo es que capturaban a los judíos, sin razón alguna y los alojaban en los
campos de concentración donde los trataban de marera inhumana, deshaciéndose
de aquellos que les resultaban inservibles, como lo era el caso de los niños y
ancianos. Conservando solo a aquellos individuos a los que podían explotar, a las
mujeres con labores domésticas de limpieza y los hombres con trabajo pesado, sin
importar el desgaste físico que esto implicaba.
Conoce a la mujer de sus sueños pero ella va a casarse con otro hombre el cual
es un oficial fascista. Ante esta situación él hará todolo posible por enamorarla y
construir la casa de sus sueños.
Finalmente lo logra y tienen un hijo llamado Josué.En esta película vemos como
Guido se vale de su lenguaje y de su destreza para hacer reír a la gente, tratando
de alegrar la vida de sus seres queridos, principalmente de su esposa e hijo
Josué; en una época donde era imposible vivir en paz, ya que los judíos eran
odiados, criticados y discriminados de la peor manera.
Podemos observar que Guido siempre encuentra la manera de sacar algo positivo
de cada situación, sin desperdiciar ningún instante para poder ser feliz y poder
hacer feliz a las personas que amaba.
Además vemos que Guido percibe las cosas de una forma diferente a los demás,
lo cual le ayuda a poder sobrepasar las discriminaciones y ofensas que le hacen.
La felicidad les dura poco, pues Guido, su tío y el pequeño Josué son deportados
a un campo de concentración nazi. Dora, la cual no consta como judía, decide
subirse al tren que le lleva al mismo campo de concentración. Separados, Guido
decide hacer creer a su Josué que todo se trata de un juego en el que sólo ganará
si no se deja ver por los "gruñones" guardias alemanes. Para hacérselo creer a su
hijo, inventa la meta de los 1000 puntos, si los consiguen, ganará un tanque
blindado y se podrán ir de allí. Los métodos para conseguir puntos eran no pedir
comida ni estar al lado de su madre.