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SEMESTRE : 2016- I
Andahuaylas, 2016
INTRODUCCION
2.- Introducción………………………………………………………....………..página 2.
Con esto logra un gran aporte y supera las limitaciones que suponía la antigua
ética positivista que propugnaba el dogmatismo científico:
Para Popper la formación del conocimiento era un proceso evolutivo que podía
clasificarse en tres etapas: se parte siempre de un problema, luego vienen los
intentos de solución y finalmente la eliminación (o cambio) de los intentos
fallidos. Plantea que todos los seres vivientes resuelven sus problemas de esa
manera, “...Es el mismo comportamiento que ponen en práctica los organismos
inferiores, tan inferiores incluso como la ameba unicelular, cuando intentan
solucionar un problema.” De igual manera plantea que los organismos más
elevados (donde se incluye al hombre como el más elevado de todos) pueden
aprender, por medio del ensayo y error, cómo se soluciona un problema
determinado, con la única diferencia de que los seres humanos asumen (de
manera consciente o inconsciente) una aptitud crítica frente a las hipótesis
aprendidas, es decir, piensan.
Hace una distinción interesante del conocimiento pre – científico para clasificar
el saber humano derivado directamente de la observación y la experiencia
subjetiva y explica que “ Todo conocimiento pre científico, ya sea animal o
humano, es dogmático; y con la intención del método científico, es decir, del
método crítico, comienza la ciencia” (1994,p.23)
“Soy un gran admirador del sentido común que considero sin duda como
esencialmente autocrítico. Pero mientras que estoy dispuesto a defender
hasta el final la verdad esencial del realismo del sentido común,
considero que la teoría del conocimiento de sentido común es un
desatino subjetivista. Este desatino ha dominado la Filosofía Occidental.
He intentado erradicarlo por una teoría objetiva de conocimiento
esencialmente conjetural.”
Y continúa Popper:
Para Popper los sentidos sólo son “herramientas que se han desarrollado para
resolver determinados problemas biológicos, son medios importantes de
nuestros intentos de solución y juegan un papel fundamental en la eliminación”
pero no pueden ser la base fundamental del conocimiento científico.
Para Popper, una teoría o hipótesis jamás podrá ser verificada stricto sensu,
pues siempre será posible su futura refutación. Entonces, concluye en que las
teorías son proposiciones teóricas provisionales (en el sentido instrumental)
que explican mejor que las anteriores los problemas que enfrenta, pero que en
algún momento de la evolución de la ciencia pueden ser sustituidas por otras
que explique mejor que ella los problemas tratados y exponga y explique
nuevas dimensiones teóricas no previstas por la teoría sustituida que surgen
del mismo proceso de refutación: “El proceso científico consiste esencialmente
en que algunas teorías son superadas y sustituidas por otras teorías. Esas
nuevas teorías tienen que ser capaces de resolver todos aquellos problemas
que habían resuelto las antiguas teorías, al menos tan bien como ellas”, pero
de ello no se puede inferir que es verdadera. Adicional a ello, él plantea que
toda teoría será la “penúltima” en acercarse a la verdad absoluta hasta que sea
refutada (y sustituida) por otra que la supere y pase a ocupar el penúltimo lugar
en la carrera por aproximarse a la verdad.
Una teoría será científica si puede ser falsada por medio de la experiencia (en
el caso de las teorías empíricas) o por medio de su contradictoriedad interna
(en el caso de las teorías lógicas y matemáticas). En esta corriente las teorías
no son nunca verificables empíricamente, pero si han de ser contrastables con
ella.
Las proposiciones dogmáticas entran sólo en las primeras. Para que una
proposición analítica tenga validez científica, según la concepción positivista,
debe ser factible de contrastación empírica (materialmente) y es ahí donde
radica el impacto del positivismo sobre los residuos aún influyentes de los
escolásticos medievales: “Históricamente, los miembros del Circulo de Viena
(Wittgentein, Schelick y Carnap) emplearon al principio la verificabilidad de la
significación principalmente como un aguijón con el que desinflar las
pretensiones metafísicas (Blaug, 1985), “... como punta de lanza y,
simultáneamente, como reacción extrema al apriorismo metafísico y a la
servidumbre del tomismo y de la lógica deductiva dominante, especialmente en
el ámbito de las Ciencias Sociales.” (García, 1996). Los positivistas
pretendieron establecer una demarcación de la ciencia eliminando todos los
vestigios y posibilidades de la seudociencia, con lo cual se justifica la forma
radical como quisieron implantar sus principios.
Otra de las ideas más discutidas de Popper es la llamada Teoría de los Tres
Mundos: el mundo de las cosas materiales, el de los objetos físicos o de los
estados físicos (primer mundo); el mundo subjetivo de los procesos mentales,
de los estados de conciencia, o quizá de las disposiciones conductuales para
actuar (segundo mundo); y el mundo de los productos de la actividad de
organismos (tercer mundo). Este último mundo, en particular es el de los
productos humanos (productos culturales), aunque resultante de las
actividades, intencionales y no intencionales, de sujetos, tiene su propia
estructura y sus propias leyes, siendo por tanto, un mundo objetivo: de
contenidos objetivos del pensamiento, especialmente del pensamiento
científico y poético y de las obras de arte.
Aunque el estudio del "tercer mundo" puede arrojar luz sobre el segundo, y
aunque no ocurre lo inverso, el tercer mundo es un producto natural del animal
humano.
Imre Lakatos fue un filósofo húngaro muy influenciado por la filosofía hegeliana,
que a partir de los 40 años se orienta hacia la filosofía popperiana.
La tesis central del falsacionismo desarrollado por Lakatos estriba en que una
teoría nunca puede ser falsada por la observación ni por experimento alguno,
pero sí por otra teoría: Señala que ningún experimento, informe experimental,
enunciado observacional o hipótesis falsadora de bajo nivel, bien corroborada,
puede originar por sí mismo la falsación. No hay falsacion sin la emergencia de
una teoría mejor.
Lakatos examina en detalle los distintos mantos que constituyen los programas
de investigación, el carácter flexible de la heurística positiva, el papel de las
anomalías y las diferentes interpretaciones que pueden darse a las
confirmaciones, refutaciones y desafíos, para lo cual usa un abundante material
histórico, considerando que la filosofía de la ciencia sin historia de la ciencia es
vacua. Sin embargo, opina que la historia de la ciencia es racionalmente
reconstruible, existiendo una diferencia marcada entre la historia interna y
externa de la ciencia, no queriendo decir que no haya una historia sino que
ésta se explica internamente a través de la teoría de los programas de
investigación, cuya metodología es completada por la historia empírica. Por lo
que Lakatos desarrolla una teoría de la racionalidad, que debe entenderse
como una metodología y como un programa de investigación. En definitiva,
destaca los hechos empíricos dentro de una metodología.
Señala Lakatos que existe una jerarquía de acceso a esos tres niveles de
programas de investigación. La primera ocurre en la periferia conceptual del
sistema y sólo tiene tres opciones:
Los ciclos mencionados se inician por una etapa más o menos larga de
preciencia, durante el cual se recolectan observaciones no definidas y sin
referencia a un esquema general, pudiendo existir varias escuelas de
pensamiento compitiendo sin que ninguna de ellas prevalezca. Sin embargo,
poco a poco un sistema teórico adquiere aceptación general, surgiendo el
primer paradigma de la disciplina. Este está formado por una teoría y un
método, que juntos constituyen una manera de ver el mundo.
PEREZ T., Ruy. 1998. ¿Existe el método científico? México: Editorial Fondo de
Cultura Económica.