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06/04/18
La cura y sus principios de su poder.
A mi me interesa no solo lo que anda en la clínica, sino también lo que no anda. Uno a veces siempre
presenta los casos que funcionaron y demás, y obviamente es necesario formalizar lo que ha
funcionado en dirección a la cura; pero también es importante que no funciona a veces, y también
poder formalizarlo, porque obviamente nos equivocamos, siento que se transmite cierta idea de qué
para practicar el psa uno tiene que hacer intervenciones casi mágicas, pero no es así, inclusive
cuando uno tiene muchos años de formación y demás uno puede equivocarse, es decir, intervenir
de una posición no analítica.
¿Qué implica intervenir de una posición analítica? Esto lo veremos con la dirección de la cura.
Empiezo a introducir algunas cosas. La posición analítica implica, entre otras cosas la docta
ignorancia, esto quiere decir, no que el analista no sabe nada, claramente algunas cosas sabe, tiene
cierto saber teórico referencial, que le permite leer, formalizar algunas cosas e intervenir en función
de eso, con cierta orientación. Ahora de lo que el analista no sabe absolutamente anda, es que hace
padecer a un paciente singular, eso solo lo sabe el paciente y es el paciente el que nos va a enseñar
de qué padece y cómo padece, cuáles son sus síntomas. Y a partir de escuchar y leer en la lógica
de ese caso, el analista también irá acompañando a que el paciente pueda acceder a ese saber no
sabido, porque lo sabe pero no sabe que lo sabe. Es el saber que está reprimido en el síntoma
podríamos decir. Pero entonces ya ven que la posición del analista implica muchísima humildad,
porque uno no sabe, el saber está del lado del paciente.
Y por otro lado y fundamentalmente, la posición del analista implica la abstinencia. Esto ha sido
entendido muy mal. Entiendo que porque ha habido ciertos defectos en la transmisión de esta noción.
No significa no hablar, es un error enorme, porque el analista si habla, hace preguntas, tiene que
ubicar eso, con distintas intervenciones. La abstinencia analítica quiere decir qué cuando uno dirige
una cura se abstiene de saber cuál es el bien para el paciente, se abstiene de intervenir en nombre
del propio síntoma, del propio fantasma, de los propios ideales, de lo que uno piensa que es mejor,
o sea, cuando Lacan en otro momento dice, no queremos el bien del paciente. No quiere decir que
no queramos que esté bien, sino que yo no sé cuál es el bien de ese paciente.
Desde una posición analítica uno escucha y respeta cual es la solución que ese paciente se ha
armado para hacer con lo que lo hace padecer y yo no quiero imponerle que es lo qué tiene que
hacer.
Punto 7 del apartado II. Yo esté punto lo daré cuando de el texto de Eduardo sobre la interpretación,
porque habla mucho de la transferencia en la articulación con la interpretación. Ahora voy a dar el
primer apartado que ustedes no tienen citado pero les recomiendo que lean, porque es el apartado
que uno puede leer con claridad estos tres puntitos del práctico que son: táctica, estrategia y política
de la cura.
El 1er apartado se llama quién analiza hoy, es una respuesta de Lacan a los posfreudianos más
importantes de la época, a lo que se planteaba como principios para dirigir una cura. Esto nos enseña
algo muy importante, Lacan cuestionaba o debatía en sus textos con gente a la que leía, Lacan hizo
un gran trabajo para que el psa estuviera o fuera parte de la cultura de su época.
En este texto Lacan está discutiendo con los posfreudianos y va a tomar 3 nociones que son: política,
estrategia y táctica, que él va a articular a 3 nociones Freudianas, que tienen que ver con la ética del
psa, la transferencia y la interpretación.
Lo que está en el corazón del texto de dirección de la cura, es cuál es el elemento operativo en una
cura. Porque lo que planteaban los posfreudianos era que el elemento operativo era la
contratransferencia, a lo cual Lacan va a decir que de ninguna manera, Freud nunca elevo a la
contratransferencia al estatuto de un concepto de su obra, si lo recorto como fenómeno clínico, pero
nunca de un elemento que fuese operativo de la cura, ni siquiera un concepto.
Entonces con esa postura Lacan va a debatir, qué planteaban los posfreudianos y cómo dirigían la
cura. Ellos planteaban la política (cuando hablo de política es decir cuál es mi fin, mi objetivo) la
finalidad de una cura era que el paciente que tenía un yo absolutamente débil, tenía que identificarse
al yo fuerte del analista, y para lograr ese objetivo Lacan plantea que ellos habían ritualizado,
protocolizado la técnica, todo estaba determinado, como se tenía que vestir el analista, que tenía
que decir, como tenía que saludar al paciente, cómo tenía que ser el consultorio, todo esto es
imaginario, tiene que ver con la imagen. Esa era la política, que un yo se identificara a otro yo, una
política que dejaba por fuera lo que para Lacan es lo más importante, que tiene que ver justamente
con la responsabilidad máxima del analista, que es producir al sujeto del inconsciente, hacer emerger
esa dimensión que está en la determinación de los síntomas, que justamente descompleta al yo,
porque el yo se cree muy completo, cree que habla y dice lo que quiere decir, cuando emerge el
sujeto del inconsciente en un acto fallido ahí justamente es el yo desconocimiento porque desconoce
la división en la cual todo ser hablante se funda, o esa falta estructural el yo se ve interpelado por
eso.
Vamos articulando con lo de la otra vez, si no hay una relación sexual, si no hay un modo natural de
relacionarnos con el sexo, con el propio cuerpo, con el Otro, cada uno inventa síntomas ahí, entonces
nadie sabe cómo hacer con eso, pero vean que los posfreudianos de algún modo, consideraban que
sí, que el analista sabía y entonces había que identificarse con ese analista. Si lo pensamos desde
la perspectiva que lo retoma Lacan, que lo dice Miller en el ruiseñor de Lacan, hay una posibilidad
ilógica en este modo de dirigir una cura, porque si nadie sabe yo no me puedo identificar a un Otro
que si sabría cómo. Y además, es por lo cual Lacan está muy enojado con los posfreudianos, es
porque plantean todo esto en nombre de Freud, dicen Freud dijo esto y Lacan dice no, eso no está
en la obra de Freud.
Lacan dice, es por la impotencia de sostener una praxis analítica que se cae en el ejercicio de un
poder, porque pretender que el Otro se identifique a mí es ejercer un poder sobre ese Otro, el poder
de la sugestión. Y Lacan contra esto propone tres nociones que se articulan en una política, o sea
cuál es la política dice Lacan del psa, cual es la ética en el que le psa se sostiene y funda su práctica,
tiene que ver con la de hacer emerger en esta dimensión del discurso del paciente, lo que en este
momento de enseñanza Lacan llamaba la palabra plena, la verdad del sujeto del inconsciente.
Nuestra responsabilidad como analista, nuestra política y nuestra ética, tiene que ver con producir
ese sujeto del inconsciente para poder acceder a ese saber no sabido que hay en los síntomas, para
poder ir ubicando que síntomas un sujeto se ha armado como solución a esa relación sexual que no
hay y en qué punto esos síntomas fallan y lo hacen padecer demás.
Lacan dice, porque él va a articular está noción de política con la ética y con los pagos del analista.
Él va a decir que en este nivel el analista paga con su ser, en la página 561 dice: "en este nivel de la
política tiene que pagar con lo que hay de esencial en su juicio más intimo para mezclarse en una
acción que va al corazón del ser, sería él, el único allí que queda fuera del juego". Después hablara
más adelante del lugar del muerto, dice: "vayamos más lejos, el analista es menos libre en aquello
que domina estrategia y táctica a saber su política en la cual haría mejor en situarse con su carencia
de ser que por su ser" "es que él analista cura menos por lo que dice y hace que por lo que es".
Vamos a intentar articular estás nociones, el analista paga con su ser, tiene que ver con que para
sostener la política del psa, la posición del analista tiene que ser una posición de abstinencia, o sea,
en la dirección de la cura hay un solo sujeto, y ese sujeto es el paciente que vamos a producir como
sujeto. El analista no está ahí como sujeto, su ser tiene que ceder sus ideales, sus fantasmas, el
bien que quiere para la humanidad el analista lo puede tener, pero cuando dirige una cura, lo tiene
que dejar de lado, eso quiere decir "pagar con su ser", eso quiere decir, abstenerse, ocupar el lugar
del muerto. No quiere decir que el analista no habla, el analista está mudo, tiene que estarlo para
dirigir una cura, está muerto en cuanto a su ser, tiene que dejarlo de lado porque si no pasa que uno
quiere el bien para el paciente y aparecen nuestros propios fantasmas, y nos equivocamos, es
importante supervisar los casos y que nos analicemos para poder corrernos de ahí y volver a la
posición que conviene.
Entonces, en esta dimensión tenemos la posición analítica implica la abstinencia. Es interesante,
porque lo posfreudianos ponían mucho énfasis en lo que era la resistencia del paciente, el paciente
siempre se resistía. Lacan dice no, esperemos, antes de decir que el paciente (...) hay resistencia sí,
el paciente puede resistirse ahora antes de decir que la resistencia es del paciente, tenemos que
poner al analista en el banquillo dice Lacan y que el de cuenta de cómo este dirigiendo esa cura y
que este haciendo, y de sí está bien ubicado, si se está teniendo una posición de abstinencia, no
responde a esas intervenciones porque esas intervenciones no tienen nada que ver con él.
Y en esta dimensión Lacan dice que somos, tenemos una libertad casi nula, lo único que podemos
elegir es si nuestra práctica es analista, analítica o no, si es analítica tiene que regirse por la ética
del psa y sus principios, si no es analítica no pasa nada pero no digamos que eso es psa, eso es lo
que está planteando Lacan.
El nivel de la estrategia él lo articula a la transferencia y dice lo siguiente, página 562 punto 5: "en
cuanto al manejo de la transferencia mi libertad en ella se encuentra por el contrario alienada por el
desdoblamiento que sufre allí mi persona y nadie ignora que es allí dónde hay que buscar el secreto
del análisis, lo cual no impide creer a algunos que han progresado gracias a esa docta afirmación,
que el psa debe ser estudiado como una situación entre dos", cuando Lacan plantea que el psa
según el esquema anterior había 4 lugares: uno es el eje imaginario donde se presentaban todos los
obstáculos y otro es el eje simbólico que es el que tenemos que hacer surgir. Sin duda se ponen
condiciones que restringen sus movimientos pero permanece el hecho de que la situación así
concebida sirve para articular los principios de una domesticación del yo débil y por medio de un yo
que le gusta creer que por fuerza cumple ese proyecto porque es fuerte”. Está criticando acá
ampliamente la concepción que tienen los posfreudianos. Y él dice lo siguiente: "estás desviaciones
no las mostramos pro nuestro gusto, sino más bien para hacer de sus escollos bollas de nuestra
ruta" o sea para marcar por dónde no hay que ir y por dónde sí. De hecho todo analista experimenta
siempre la transferencia en el asombro del efecto menos esperado de una relación entre dos que
fuese como las otras, se dice que tiene que componérselas allí ante un fenómeno del que no es
responsable y es conocida la insistencia que puso Freud en subrayar su espontaneidad en el
paciente. O sea Freud ya había dicho que la transferencia es algo que tenemos en muchos espacios
no solo con el analista, tenemos transferencia con alguien con quién estudiamos, con el médico, con
el odontólogo. Ahora la particularidad que la transferencia tiene en el dispositivo analítico es que el
analista la usa como un medio para intervenir, lo que yo interpretó en transferencia, y como interpreto
LA transferencia. Qué dice Lacan en este texto sobre esta noción que si es un concepto freudiano,
dice que acá el paciente siempre nos toma por Otro, o sea el paciente se arma un Otro siempre y en
la transferencia siempre somos tomados por ese Otro del paciente, por eso dice que nuestra persona
sufre un desdoblamiento. Cuando el paciente se enamora, no se enamora de mí, se enamora de ese
Otro por el cual me ha tomado, entonces yo no puedo responder a eso sin leerlo.
En esta dimensión de la estrategia en la transferencia, Lacan dice nuestra libertad es un poquito más
amplia acá pero tampoco tanta porque siempre somos tomados por el otro que se arma el paciente
y tenemos que ubicar muy claramente entre las primeras entrevistas cuáles es ese Otro, si es un
Otro que lo rechaza, si es un Otro que lo ama siempre, si es un Otro que lo persigue, cual es ese
Otro que se arma. Es crucial que podamos ubica eso. El analista paga con su persona, en tanto se
lo toma siempre por Otro.
Y después tenemos la dimensión de la táctica, que él lo articula con la interpretación, en el texto
Lacan plantea en la página 561 apartado IV dice: "interprete de lo que me he presentado en
afirmaciones o en actos, yo decido sobre mi oráculo y lo articulo a mi capricho". Cuando Lacan dice
"decido sobre mi oráculo y lo articulo a mi capricho".
Oráculo quiere decir (Eduardo lo preguntó en un final y nadie lo supo responder) la interpretación en
la neurosis es siempre oracular, o sea que el analista no explica cuando interpreta, sino que el
analista, si la interpretación del analista es siempre un decir, porque no importa tanto lo que el
analista dice o lo que hace como dice Lacan, sino la posición desde la cual dice o hace eso. O sea
si uno está en posición analítica no importa tanto lo que yo diga, sino que eso sea dicho desde esa
posición.
Entonces la interpretación es siempre oracular, siempre deja un punto vació, un punto enigmático
para que sea el sujeto el que interprete.
Cuando hablamos de responsabilidad subjetiva, lo que nosotros vamos a ubicar siempre, no es ni
que el paciente se haga cargo, ni culpabilizarlo, sino ubicar cual han sido sus respuestas, la
responsabilidad subjetiva es eso, ubicar cual es la respuesta del sujeto ante lo que le viene del Otro.
Es en este nivel que el analista paga con sus palabras. Dice "pagar con palabras sin duda si la
trasmutación que sufre por la operación analítica las elevas a su efecto de interpretación". Esto
quiere decir, que uno dice algo, pero no sabe de antemano que eso va a ser una interpretación. La
interpretación es una interpretación por el efecto que produce, après coup. Lacan tiene una frase
muy linda que dice, el analista es siempre al menos dos, aquel que con su palabra produce efectos
y aquel que a esos efectos los formaliza. Cuando uno está como analista no está pensando
interpreto, no interpreto, sino uno dice algo tomado por la lógica de ese caso y después en todo caso
ve que hace con eso, lo formaliza. Producimos el efecto y después en un segundo momento lo
formalizamos, vemos si fue una interpretación y porqué es una interpretación, a que lógica respondió
eso que hicimos.
Es en este nivel que el analista paga con sus palabras. Dice "pagar con palabras sin duda si la
trasmutación que sufre por la operación analítica las elevas a su efecto de interpretación". Esto
quiere decir, que uno dice algo, pero no sabe de antemano que eso va a ser una interpretación. La
interpretación es una interpretación por el efecto que produce, après coup. Lacan tiene una frase
muy linda que dice, el analista es siempre al menos dos, aquel que con su palabra produce efectos
y aquel que a esos efectos los formaliza. Cuando uno está como analista no está pensando
interpreto, no interpreto, sino uno dice algo tomado por la lógica de ese caso y después en todo caso
ve que hace con eso, lo formaliza. Producimos el efecto y después en un segundo momento lo
formalizamos, vemos si fue una interpretación y porqué es una interpretación, a que lógica respondió
eso que hicimos.
Capítulo 15.
Texto de Eduardo Suarez "La eficacia de la interpretación".
- Noción de verdad por psa, no hay una verdad objetiva, que lo que digo se corresponde
efectivamente pasa en la realidad, sino que es la verdad de cada sujeto.
- Dos vertientes de la transferencia: la transferencia como motor de un análisis, como lo que motoriza
el análisis, como también lo que puede obstaculizar, hicimos una diferenciación en interpretar en
transferencia e interpretar la transferencia.
Cómo se inician los análisis hace alusión, sobre todo a la entrada en análisis, que vamos a formalizar
con el algoritmo de la transferencia.
Cuando hablamos de entrevistas preliminares, es interesante, se puede plantear la entrevista
preliminar una vez que se ha iniciado el análisis, o sea après coup, una vez que el sujeto a entrado
en análisis, yo puedo decir que lo que estuvo antes fue un tratamiento preliminar. Si no más allá que
nosotros decimos, estamos en preliminares o el paciente está en preliminar en realidad eso solo
puede decirse o es preciso conceptualmente una vez que el paciente ha entrado en análisis entonces
eso après coup se constituye en entrevistas preliminares. Y en esas entrevistas hay como tres
cuestiones muy importantes que uno tiene que poder ubicar, localizar, realizar, que tienen que ver
con el diagnóstico, con la puesta en forma del síntoma y con la instalación de la transferencia.
Es muy importante que tengan en claro que muchas de las cuestiones que voy a plantear acá valen
para la neurosis pero no la clínica de la psicosis. El algoritmo de la transferencia no vale para la
clínica de la psicosis que tienen otra lógica.
Leeré algunos párrafos de este texto. En la pagina 286 Miller dice algo qué es muy interesante y de
lo cual a veces nos olvidamos, dice lo siguiente: "a título de qué aceptamos a alguien que no anda
bien en análisis, lo admitimos en la medida que creemos que hay cierto tipo de síntoma que no
conciernen a la medicina, admitimos a un sujeto cuando pensamos que su síntoma podrá curarse
por medio de un enunciado formulado en forma explícita"; o sea que admitimos a alguien en un
momento analítico una vez que hemos ubicado que aquello del cual padece tiene una causa, que es
una causa de palabra. Acá Miller es muy freudiano si se quiere, retoma esta noción de Freud de que
el síntoma era el producto de un enunciado reprimido y qué si uno llegaba a ese enunciado reprimido
el síntoma podría curarse o levantarse. Después Miller al igual que Freud y Lacan, lo vuelve a
conceptualizar y retomar que no es tan simple, porque nuestro síntoma están hecho no solo de
palabras, no solo de significantes, sino que hay otra dimensión que es crucial que es la dimensión
de lo pulsional. La pulsión como esa fuerza interior que empuja constantemente (recuerdan que la
pulsión se satisfacía siempre parcialmente, en ese recorrido bordeando las zonas erógenas) no hay
satisfacción total, ese recorrido por el objeto terminaba para volver a comenzar siempre y cada vez,
de hecho Freud decía, cuando se le da de comer a la pulsión más quiere; y la pulsión tiene como
dos cuestiones, hay ciertos recorridos pulsionales o cierta modalidad de satisfacción de la pulsión
que genera placer y cierta modalidad de satisfacción de la pulsión que genera displacer,
padecimiento, y que tiene que ver con lo que Lacan conceptualizó con la noción de goce, y qué
Freud llamó pulsión de muerte. El goce siempre es un exceso, es siempre algo que empuja, que
exige un cierto trabajo; y cuando hablamos de cierto goce en el síntoma, tiene que ver con esa
satisfacción paradójica, con que algo se satisface en el síntoma y nos hace padecer, por eso es tan
difícil soltarnos de nuestros síntomas, por eso inclusive cuando en cierto tramo del análisis llegamos
a ubicar que nos liga por ejemplo a determinado partenaire que nos hace padecer, no es tan fácil
soltarlo, soltar eso, porque hay algo que se satisface allí, no es algo solamente por la vía del
significante, sino que hay todo un trabajo que uno tiene que hacer en un análisis sobre la dimensión
del goce.
Entonces, lo que acá Miller nos está diciendo, es lo siguiente en la pág. 288 "cómo comienzan los
análisis pues, primeramente comienzan por el consentimiento de admitir a alguien para la operación
analítica a condición de asegurarse de qué los síntomas que motivan la demanda, son síntomas de
tipo analítico y no de tipo médico".
Para hacer un diagnóstico primero tenemos que ir delimitando varias cosas:
1. si ese síntoma tiene causa de palabra y no es un síntoma orgánico.
2. Hay que asegurarse de una segunda cosa, no solo que el síntoma en cuestión sea de orden
analítico, sino de que también de que el paciente candidato sea capaz de aportar un texto para leer,
incluso de leer de diversas maneras lo que el mismo aporta. O sea, que sea capaz de asociar
libremente. Está capacidad de asociación libre es un criterio de analizabilidad.
O sea que uno también tiene que diagnosticar si se quiere el criterio de analizabilidad de un paciente,
esto es más que nada para los pacientes neuróticos.
Miller dice algo qué tiene que ver con el criterio de analizabilidad: "En el análisis, o sea que el sujeto
vaya ubicando en el análisis, hay una distancia entre lo que digo y el compromiso que yo tendría en
ese dicho." Distancia entre el enunciado y la enunciación, una cosa es la que yo digo y otra cosa es
la posición (la enunciación) desde la cual yo digo eso, que es en esa posición, esa enunciación
donde está el sujeto.
Página 38: "no digo que el analista deba ser ciego, es bueno tener una idea si el paciente es una
mujer o un hombre, pero es mejor tener en consideración un cambio. Pero lo esencia con todo no es
esa dimensión, lo esencial es lo que el paciente dice. Nos detendremos un poco más en la
significación de esa frase, lo esencial es lo que el paciente dice; lo que significa separarnos de la
dimensión del hecho para entrar en la dimensión de lo dicho". Entonces, no nos importan los hechos,
nos importa lo que el paciente dice de eso.
Ahora bien Miller también dice algo que es crucial, no digo que el analista deba ser ciego, no es que
no vemos nada. Volviendo a la neurosis obsesiva y como el cuerpo queda bastante dividido, donde
lo libidinizado es el pensamiento. Un obsesivo puede venir a la sesión con 40 grados de fiebre, a
mostrarnos lo comprometido que está con el tratamiento, y uno no puede hacer como que ahí no ha
pasado nada.
Página 39: "de esta manera ir de los hechos a los dichos no es suficiente, es esencial un segundo
paso, el paso siguiente es cuestionar la posición que toma aquel que habla en relación a sus propios
dichos, localizar el decir del sujeto". Página 40, da ejemplos, dice: puedo decir por ejemplo "vengo
mañana" ese es el dicho. Pero se puede indicar el valor que se da a ese dicho de diversas maneras,
puedo decir vengo mañana, es una mentira (es mi posición ante el 'vengo mañana'), o vengo mañana
con certeza, o vengo mañana si no voy a otro lugar, o vengo mañana seguro que sí. La posición es
lo que va a definir además qué sentido tiene eso que estoy diciendo.
Página 46 (otro ejemplo) "Un paciente dice soy un don nadie (ese es el dicho), pero el sujeto dice
inmediatamente después, es lo que mi padre siempre decía; y con eso el valor de la primera frase
cambia con la segunda". Acá Miller introduce una cuestión preliminar, lo que Lacan llama "la
atribución subjetiva", dice no hay una sola cadena significante, sin que se plantee la cuestión del
sujeto, de quién habla y desde la posición que habla. En toda cadena significante la cuestión es de
atribución del sujeto al dicho. Lacan dice, la estructura propia de la cadena significante es
determinante en la atribución subjetiva que por regla es distributiva, es decir, con varias voces. Una
palabra es en realidad, la repetición del discurso del Otro, es una cita, es la voz del padre, cuando el
sujeto dice por ejemplo "soy un don nadie". Lo que está queriendo decir acá Miller, es que cuando
nosotros vamos ubicando la posición del sujeto ante aquello que dice, estamos empezando a ubicar
esas distintas voces, distintas palabras que vienen del Otro del lenguaje, del Otro como lugar de la
palabra encarnado por el padre, la madre, el tío, quién se haya constituido como un Otro de algún
modo para ese sujeto y como ese sujeto es hablado por el Otro. Cuando Lacan dice el inconsciente
es el discurso del Otro, tiene que ver con qué los significantes (S1) con los cuales el sujeto se hace
representar para suturar, para obturar, para anular su falta en ser, son significantes que vienen del
Otro.
Cuando uno hace la experiencia de un análisis lo que empieza a poder hacer es tomar distancia de
esos S1, por los cuales se ha hecho representar y a los cuales se ha identificado.
Por otro lado tenemos también el diagnóstico de estructura, tiene que ver con también poder ubicar
la posición del sujeto en relación al lenguaje. Insisto, las alucinaciones pueden darse tanto en un
sujeto histérico como en un sujeto esquizofrénico, ahora, en uno van a tener la forma de cadena
significante funcionando, la histeria las alucinaciones va a asociar. Y otra es la de un sujeto que
ubicamos que la alucinación es un fenómeno de cadena rota, o que la cadena se restituyó pero por
la vía delirante y si uno indaga un poco más puede ubicar que en el momento que apareció por
primera vez esa alucinación era un fenómeno de cadena rota, no se anudaba a nada.
El diagnóstico se hace siempre en transferencia.
Miller dice en la página 290: "El modo de decir propio del análisis supone qué, aún si no pongo a mi
cuenta lo que digo, al menos lo pongo a cuenta de algo que me concierne, a cuenta de mi
inconsciente" hay algo de mí que habla, más allá de mí, de lo que yo quiero decir, de mi
intencionalidad. A partir de eso que va surgiendo uno puede hacer diversas lecturas, en la medida
que uno va modificando su posición subjetiva puede ir leyendo de manera diferente su propia historia.
Miller plantea dos dimensiones de la transferencia: libidinal y significante.
La dimensión significante que tiene que ver con la lectura (esto lo veremos bien con el algoritmo de
la transferencia, tiene que ver con esa transferencia que opera, haciendo que el analista pueda ir
haciendo distintas puntuaciones en el texto de un paciente, que vaya provocando diferentes
desarrollos de verdad y la rectificación de su posición subjetiva). Pero está también la cuestión
libidinal y cuando a parece la cuestión libidinal cuando nos convertimos en el objeto híper amado del
analizante, o el paciente nos odia y eso se convierte en un escollo y uno tiene que interpretar la
transferencia, o sea Dora quién le dice en los sueños a Freud, le dice te estoy poniendo en serie con
mi padre y el Sr K, Freud por su fantasma no puede leerlo y entonces cae en la trampa por eso Dora
se va, pero es en esos momentos que aparece algo de la vertiente libidinal. Más allá que
visualicemos la transferencia en toda su magnitud o su dimensión; Miller dice bueno, cuando alguien,
(la vertiente libidinal siempre está, en algunos momentos aparece con todo su despliegue si se quiere
y se convierte en un obstáculo) pero aquel que ayuda que el sujeto se vaya leyendo, o sea vaya
leyendo sus posiciones, se convierte necesariamente en un objeto libidinal.
Eduardo siempre pone un ejemplo que me parece muy gráfico, que es lo siguiente, si ustedes van a
otro país, van a China y no saben hablar chino y tienen a alguien que les traduce todo el tiempo las
cosas, lo terminan queriendo un poco al que les traduce, porque si no les traduce no podrían vivir,
con un analista pasa lo mismo, alguien que nos va ayudando a leer nuestra propia historia de otro
modo, que nos puntúa cosas, que aparecen ciertos efectos de verdad, uno lo empieza a querer un
poco, o a veces a odiar, el obsesivo a veces nos odia, la transferencia negativa con un obsesivo para
mí son más difíciles que las transferencias psicóticas. Pero bueno, digo, aparece algo de eso
necesariamente, sin eso no podríamos llevar a cabo un análisis.
Miller va a plantear algo que tiene que ver con que la transferencia es condición de la interpretación.
Sobre esto quiero hacer una aclaración crucial, si bien es verdad, si hay una interpretación que es la
que funda la transferencia y si bien es verdad que hacer cierto tipo de interpretaciones antes que
esté instalada la transferencia es un error, a veces bastante grave, obviamente para llegar a ese
momento en el cual la transferencia definitivamente se instala y que el (sujeto neurótico) entra en
análisis y demás, durante todas las preliminares que pueden durar un mes, una semana o 5 años,
uno hace intervenciones, cierto tipo de interpretaciones, sino cómo pongo en forma el síntoma, cómo
diagnóstico, sino cómo hago que la transferencia en algún momento se instale, se entiende? En todo
caso uno espera que la transferencia termine de instalarse y el sujeto entre en análisis para hacer
cierto tipo de interpretaciones o de intervenciones, pero eso no quiere decir que durante las
preliminares eso no este. Porque insisto, sino sería imposible lograr todo esto.
Otra cuestión crucial, que Miller también resalta y suele entenderse muy mal. La cuestión de la
demanda, cuando Lacan dice que no debe responderse a la demanda, no está diciendo que si
alguien no sé, nos pide que le cambiemos el horario de la entrevista, le decimos que no, o que si el
paciente nos pide un vaso de agua no respondemos, no quiere decir eso, NO RESPONDER A LA
DEMANDA QUIERE DECIR, QUE EL SUJETO VIENE CON UNA DEMANDA A LA ENTREVISTA
CON NOSOTROS, analizamos síntomas, sino no hay un síntoma en juego, un padecer demás estoy
desorientado, no tengo brújula, entonces no puedo analizar nada. No responder a la demanda es
solidario de interpretar e interrogar la demanda. No respondo a la demanda tal como el paciente me
la formula inicialmente, en crudo si se quiere, lo que tengo que hacer es poner a trabajar esa
demanda, interrogarla, es interpretarla.
A eso se refiere Lacan, con no responder a la demanda.
- ALGORITMO DE LA TRANSFERENCIA.
Vamos a ir articulando esto con el texto de Eduardo que se llama "la eficacia de la interpretación".
Estamos hablando de la eficacia del inconsciente, o sea el inconsciente como se los señalaba
hace un rato en el texto de Miller, como una palabra, como un significante que en tanto reprimido
es eficaz y provoca un síntoma. Esto es crucial, el dispositivo analítico es un dispositivo de
palabra y la interpretación no es ni más ni menos que una palabra que es eficaz. Pero dice
Eduardo, que es eficaz a condición de qué no sea una orden (o sea que no sea una palabra
dada desde el discurso del amo), que no sea una demanda de amor (una demanda desde el
discurso de la histérica), que no sea una palabra de saber, una explicación; la interpretación no
es nunca una explicación, es siempre oracular, o dejar un punto vació o enigma que es el sujeto
el que va a completar eso con su propio fantasma y síntoma; o sea que es una palabra que se
dice si se quiere desde el discurso analítico, de una posición analítica. Y lo importante no es
tanto lo que el analista dice, sino el lugar del que lo dice, la posición, importa la enunciación.
- Eduardo diferencia 3 momentos de la interpretación en la cura:
1. Tiene que ver con la precipitación del síntoma y la instalación de la transferencia: tiene que
ver con ir poniendo en forma el síntoma, que alguien que viene a decir que padece de ciertas
cosas, a quejarse como vino Dora a Freud, que pueda haber una rectificación subjetiva, un
cambio de posición en relación a eso y que empiece a ubicar como él participa en aquello que
lo hace padecer y pueda circunscribir que es lo que lo hace padecer, que el síntoma se recorte
con claridad y esto es crucial para la entrada en análisis, que el síntoma esté recortado, puesto
en forma. Y la instalación de la transferencia que si bien, que se va haciendo paulatinamente a
partir de las intervenciones que el analista va haciendo, en un momento se instala y se instala
cuándo aparece el algoritmo de la transferencia (matematización de Lacan).
- Dispositivo del pase: dispositivo para que, aquellos que han llegado al final del análisis, o
sea que han partido de un síntoma que los hace padecer de más y han logrado un final
dónde con ese mismo síntoma pero ya analizado y elucidado pueden no eliminar ese
síntoma, sino usarlo, saber hacer con ese síntoma. Entonces, ese síntoma en lugar de
hacerlos padecer, es algo que les sirve al sujeto, es una solución que sirve. El síntoma y el
fantasma no se elimina nunca, pero uno cuando está advertido de eso, puede tomar
distancia y usarlo, en lugar que sea un obstáculo operando de modo inconsciente.
y solo en un análisis puede formalizarse con precisión las entradas y las salidas. Lo que
pasa en el medio, hay algo que pierde (uno lo puede formalizar), que no puede
matematizarse, no se le puede poner un algoritmo a eso. Pero si se puede matematizar la
entrada y la salida; y es en ese contexto que Lacan plantea el algoritmo de la transferencia,
¿se entiende?
¿Qué nos dice el algoritmo de la transferencia?
El significante de la transferencia, a ser un significante que el analista recorta del discurso del
paciente, mediante una interpretación aísla ese significante, y que nombra el síntoma de ese
paciente. Y cuando hablo de significante no hablo de una sola palabra, puede ser una frase entera.
Puede ser alguien que lo rechazan y termina preguntándose qué hago siempre para que me
rechacen, ven que hay un cambio de posición, paso de la queja a ahí, ubicar que yo hago que el otro
me rechace, pero no puedo dejar de hacerlo. el 'no poder dejar de hacerlo', me introduce en algo de
la dimensión pulsional , eso que no cesa de empujar.
Entonces, eso que insisto, puede ser una palabra o una pregunta, es recortado mediante una
interpretación por el analista y se va a articular de algún modo, a lo que Lacan le llama un significante
cualquiera; es un significante, o sea el analista ahí es un significante cualquiera.
Retomo algo del texto de Eduardo en este punto, él dice que: "esta primera interpretación, funda al
síntoma como interpretable (si en tanto recorta el síntoma como un significante) y se instituye la
suposición del saber, o sea funda el sujeto supuesto saber." Y acá es crucial porque siempre se
confunden en esto y Eduardo suele preguntarlo en los exámenes finales, qué es el sujeto supuesto
saber, no es el analista, sino que es la creencia en el inconsciente, es creer que mi síntoma tiene
una causa que puedo encontrar hablando, o sea es suponer que lo que está en la causa de mi
síntoma es un saber no sabido, pero que si hablo lo voy a poner encontrar. Obviamente que algo de
saber le supongo al analista, si no, no iría pero no es eso el sujeto supuesto saber. En el Seminario
XVII Lacan lo dice con todas las letras, sujeto supuesto saber tiene que ver con la creencia en el
inconsciente. Y por eso, acá Lacan reduce al analista a un significante, pero acá no está en juego
(en el algoritmo la dimensión libidinal), ninguno de nosotros elige cualquier analista, como ninguno
de nosotros elige a cualquiera como partenaire, porque hacemos esas elecciones desde nuestro
fantasma, o sea no elegimos cualquier cosa nunca, nuestras elecciones están determinadas por
ciertas condiciones.
Si bien es verdad que puede caer la transferencia con un analista, pero eso no quiere decir que caiga
la transferencia con el sujeto supuesto saber, o sea, esto quiere decir que yo puedo terminar mi
trabajo con un analista porque ya algo ahí se agotó, porque ya las intervenciones que me hace no
me cierran, sigo siempre empantanado en el mismo lugar (ahora veremos por qué) pero sigo
creyendo que mi síntoma tiene una causa, que la puedo encontrar hablando y voy con otro analista.
El sujeto supuesto saber sigue funcionando, por eso no es el analista.
Entonces el algoritmo de la transferencia lo tiene explicado muy lindo Miller en la página 298, dice en
la expresión el significante de la transferencia lo que cuenta es el artículo definido él, es un
significante distinguido, singular al cual Lacan opone lo que llama significante cualquiera, que es un
significante entre otros, pero ¿qué es el significante de la transferencia? Es aquel apropósito del cual
ustedes se preguntan qué quiere decir cualquier cosa que encuentren y les produzca ese efecto y
cuya significación les importa porque suponen que les atañen. Es un significante en la medida que
se pregunten qué quiere decir y es el significante de la transferencia en la medida que van a buscar
la respuesta dónde un analista. Y después aclara que en este algoritmo el analista queda reducido
a un mero significante. Aunque yo les dije no es meramente eso, ¿sí? Pero entonces algo que no
les dije, cuando yo les dije que el significante de la transferencia tiene que ver con algo que el analista
recorta del discurso del paciente, que tiene que ver o que nombra en algún punto su síntoma, tiene
que ver que eso divide al paciente. El sujeto no sabe qué quiere decir, insisto o sea 'se que me hago
rechazar pero no sé por qué lo hago'.
2. Eduardo acá plantea como el segundo tiempo de la interpretación sería lo que él dice de la
asociación libre y la interpretación significante, porque alguien se acostaría en un diván y diría
cualquier cosa, porque justamente, si bien uno siempre ya desde el principio apela a que el paciente,
a ver que se le ocurre con eso, la asociación libre propiamente dicha en su máxima expresión
aparece cuando se sanciona la entrada a diván. Entonces uno diría cualquier cosa, aunque sea
absurdo.
Eduardo puntúa muy bien acá, que si en el primer momento la interpretación funda la creencia en
ese inconsciente, en este 2do momento se verifica, vía la asociación libre y las interpretaciones que
va haciendo el analista, que el inconsciente existe y que tiene eficacia. Va recortando, aislando, los
distintos significantes por los cuales se ha hecho representar. Y él dice que en ese momento hay
cierta libido que estaba retenido, el deseo que estaba retenido en esa alienación a ciertos
significantes que comandaban nuestras decisiones y demás, poder tomar un poco de distancia de
eso o en la medida que van cayendo algunas de esas identificaciones, hay más disponibilidad
libidinal para hacer cosas que tienen que ver con el deseo del sujeto y no con los mandatos del Otro,
eso va cayendo hay cierta libido que queda disponible para que el sujeto empiece a hacer cosas,
tomar decisiones o hacer actos que tienen que ver con su deseo singular y no con todos los mandatos
del Otro.
Y también algo muy importante que no les dije del 1er momento y tiene que ver con un efecto, es
que una vez que uno ha recortado su síntoma, su problema y supone qué no sabe cuál es la causa
ahora pero la puede encontrar, eso alivia. Porque no es lo mismo no saber que me pone mal, que
me angustia y estar en una indeterminación absoluta a poder decir a mí me angustia esto, mi
problema es este tendré que hablar bastante para llegar a la causa, pero es sobre eso lo que voy a
trabajar. O sea, ese salir de la indeterminación absoluta, provoca cierto efecto de alivio.
Eduardo plantea un problema en este 2do momento de la interpretación que es el siguiente, si el
análisis solo tuviera en cuenta al significante sería eterno, sería interminable. Qué es lo que posibilita
que yo pueda terminar un análisis, justamente la dimensión más compleja de trabajar con un análisis
que tiene que ver con lo pulsional, con la cuestión del goce. Acá Eduardo lo plantea y dice que la
última interpretación apunta a la destitución del sujeto supuesto saber y lo indecible, él acá se mete
con el objeto y demás, no voy a meterme con eso ahora pero quiero que les quede una idea.
Cuando alguien va ubicando en un análisis los S1 por los cuales se ha hecho representar y va
ubicando distintos sentidos que les puede dar a eso, o sea distintas verdades que se pueden ir
desplegando, uno pasa por todo eso y por todo ese despliegue pero para después empezar a reducir
eso, para que después eso se vaya vaciando de sentido. Llega un momento en el cual di tantas
vueltas por el sentido que eso empieza a ser un sin sentido, entonces "ser un don nadie" ya no sé
qué quiere decir. Se empieza a vaciar, el sujeto insisto empieza a hacer la experiencia de la falta en
ser, o sea que él se ha hecho representar por varios S1 para suturar eso, pero que eso es insaturable
en un punto y que ninguno de esos significantes termina de nombrarlo, que esos significantes son
semblantes, son identificaciones pero que no terminan de nombrarlo nunca y en ese punto son
mentirosas. Entonces lo que puede empezar a hacer no es no estar identificado a nada, porque es
imposible, uno tiene que identificarse a ciertas cosas para andar en el mundo, pero si tomar distancia
de esas identificaciones y usarlas.
Y respecto de la dimensión libidinal, de la dimensión que tiene que ver con el goce, con la pulsión,
el sujeto logra armar algo ahí en el final, una solución, un síntoma que incluye el síntoma que ya
tenía pero ya no lo hace padecer tanto. Eso se ve con claridad en los testimonios del pase, como un
sujeto a logrado hacer de aquello que lo hacía padecer algo que puede usar a su favor y un saber
hacer con eso. Ahora cuando yo ya puedo subjetivar, puedo hacer la experiencia de este sin sentido
y de que existe la falta en ser y de que no hay palabra última, entonces ya no puedo pedir esa palabra
al Otro, porque lo que a mí me hace seguir yendo a un analista, es suponer que el Otro o me va a
dar o me va a ayudar a encontrar esa palabra, pero si yo llego a la conclusión de que eso no existe,
de que no hay palabra última sobre eso, entonces el Otro cae, o sea el Otro que es el analista, pero
también es la creencia en el inconsciente porque sé que ya no voy a encontrar la causa última. En
todo caso, una vez recortado mí goce tendré que lograr un saber qué hacer con eso, pero que eso
va a ser una invención mía no la voy a poder extraer de una palabra inconsciente no sabida.
Preguntas de entrada en análisis o pase a diván, yo las ibas a retomar porque son preguntas
interesantes pero como el práctico de hoy que es el psa y sus dispositivos, la clínica y sus dispositivos
está un poco aparte de todo lo que veníamos viendo, o sea tiene algunos contenidos que son muy
particulares y de lo que sería el psa en las instituciones. Lo que voy a hacer es hoy darles el práctico
que es de una sola clase y la vez que viene que empezamos con clínica de la neurosis si voy a
retomar, además vamos a ver un caso de histeria y la entrada en análisis y demás, si voy a retomar
esas cuestiones y les voy a mandar escaneado dos textos con respecto del uso del diván que justo
en una revista que salió hace dos semanas, yo les mandé la invitación que venía Eric Laurent.
Habla un poco la cuestión de cómo insertarse en lo social. Y qué es lo social? El secreto nuestro es
que no distinguimos entre la realidad psíquica y la realidad social. La realidad psíquica es la realidad
social. Entonces para nosotros, a nivel de cada sujeto no hay una definición, porque el sujeto ve la
realidad social a partir de su propia realidad psíquica. Y de ahí el problema que se encuentra el
analista cuando tiene que leer un caso singular, apartarse de su propia realidad psíquica para leer
ese caso desde su propia lógica. Dice, los psicoanalistas que ejercen en los lugares alfa, están a
buen seguro del contacto directo con lo social, encarnan como tales lo social y restituyen el lazo
social para los sujetos que acogen. Acá se está refiriendo a la noción del lazo social, a partir del
Seminario XVII, es estar en el lazo social es estar en el discurso, lo que él está diciendo acá es,
muchos sujetos vienen desinsertados del lazo, un sujeto anoréxico, un sujeto drogadicto y el solo
hecho de empezar a hablar con un analista puede posibilitar que algo de ese lazo se restituya, ese
lazo al Otro de la palabra.
Los sujetos que acogen no están precisamente en contacto con lo social, sino más bien en una
situación de exclusión, se está refiriendo a estas presentaciones.
Bueno y acá viene está crítica a los analistas dentro del consultorio que se creen (...)
Cuando el lugar alfa emigra del consultorio hacia la institución, la verdad que se desnuda es la de la
sociabilidad estructural de la posición y del acto analítico. Es lo que yo les decía hoy, que haya
análisis no depende del lugar, depende de la posición.
Dice otra cosa muy importante, porque él acá plantea cómo se nos exige en esas instituciones que
escribamos una historia clínica, que hagamos estadísticas (en la sala de internación hacíamos
estadísticas).
Miller acá dice la exigencia en el poder público tiene que ser nuestra ocasión de formalizarnos la
clínica. Después al final dice, porque psicoanalistas en estos tiempos de malestar dice para compartir
el malestar no es, el buen humor que ha reinado durante esta jornada (...) la misión que tenemos en
este mundo, es la de reconocer y elucidar la diversidad humana, la diversidad de los modos de goce
de la especie. O sea, el darles un lugar a eso que protocolos y las normas busca borrar. Obviamente
de un modo fallido siempre porque es imborrable, es lo que retorna cada vez en el síntoma.
5ta Clase de Adultos 8/06/18
Los planteos que vamos a trabajar de la histeria, son los que Lacan hace en su enseñanza clásica.
Seminario 20: Plantea la fórmula de la sexuación y habla ya, no de “masculino” y “femenino” en
términos de identificación (yo soy un hombre, o decir yo soy una mujer), sino en términos de
posiciones: alguien que se nombra como hombre puede tener una posición femenina y al revés.
Las posiciones son algo que alguien puede tener por momentos.
Página 233: la pregunta histérica (ver texto).
En este seminario es donde da la indicación clínica de “donde uno cree comprender, que es donde
se equivoca”
Ejemplo de Eduardo: noche de drogas y alcohol”. Cuando él empieza a indagar, llega a que el
paciente en realidad había pasado una noche en el mar tomando cerveza “iguana”. Lo que se produjo
ahí, fue una condensación* “mar”-“iguana”.
*es muy normal que suceda en el lenguaje psicótico. Es muy importante no comprender, tanto en la
psicosis como en la neurosis.
Ese mal entendido del que Lacan habla (pág. 233), es el que da cuenta del fundamento mismo del
discurso interhumano. Esto lo que la histérica denuncia: denuncia que no hay entendimiento posible.
Aquellas histéricas que veía Freud le demostraban que el cuerpo del que se trata no es el cuerpo
biológico: las parálisis, las neuralgias y demás, no respondían a la biología. Otra cosa que la histérica
denuncia, es que no hay un modo de hacer con el Otro, con el cuerpo del Otro. Y en ese punto donde
no hay nada que nos diga que hacer, es donde la histérica a su modo arma una estrategia, para
hacer algo con aquello que no existe (relación sexual).
Carácter paradójico: al mismo tiempo que se arma un modo de hacer con eso, denuncia que no
existe. No hay un modo universal de hacer con eso. Va a ser denunciado entonces, a través de la
estrategia y del síntoma.
Aquello único que nos orienta en la clínica, es el síntoma de un sujeto. Si perdemos de vista cual es
el síntoma nos perdemos, pág. 234 (ver texto).
El síntoma es aquello que hace padecer al sujeto, no todo. Puede ocurrir que él ya haya encontrado
una forma de hacer, por ejemplo con las voces que escucha.
No se trata de un relato, se trata de la estructura del lenguaje, de la estructura de la cadena
significante: s1-s2.
Es la neurosis un significante está sustituyendo a otro significante:
S1 “no puedo dar un paso más”
S2 “parálisis en la pierna”
En la psicosis, eso no pasa y se trata de un fenómeno de cadena rota:
S1 ≠ s2
Aquello que nosotros tenemos que ir a buscar es que estructura tiene ese síntoma.
Lo único que puede introducir ≠ (no es igual a “desigualdad”) en la naturaleza es el significante
(ejemplo: “día-noche”).
A nivel biológico, en el cuerpo de los hombres hay una diferencia. El hombre tiene un órgano y la
mujer tiene otro, son no desiguales. Está diferencia no la podemos pasar por algo, hay que
reconocerla.
[Apartado 3, pág. 239]: Lo que plantea acá Lacan es que lo que define si se trata de una neurosis,
una perversión y una psicosis es el modo en el que el sujeto se relaciona con ese Otro de la palabra
y con el significante principal que es el Nombre del Padre, entendido como “la capacidad de
metaforizar algo. Este significante lo que hace es introducir un ordenamiento simbólico, es decir, que
hay diferencia, que hay lugares, que si uno es hijo no se puede acostar con la madre, que si uno es
padre, no se puede acostar con la hija, etc. O sea, establecer que hay un goce que está prohibido.
Son justamente, esas limitaciones/prohibiciones lo que hacen que el goce se regule.”
[Pág. 239]: Es un significante que se le plantea al sujeto en el plano de su ser.
Acá lo que dice, es que tiene que ver con una pregunta que se le plantea al sujeto en tanto el sujeto
se define por su falta en ser. Esto se da, en tanto algo falta y en tanto nada lo nombra, nunca de una
vez para siempre.
Hay una pregunta que subyace a cada tipo clínico de la neurosis. Toma un caso de histeria masculina
(leerlo).
Para Lacan la pregunta que se presenta (tanto en la histeria femenina como masculina) es: ¿soy o
no capaz de procrear? Está es una pregunta que se sitúa a nivel del Otro, en tanto la integración
de la sexualidad está ligada al reconocimiento simbólico.
[Pág. 242]: En la sexualidad no hay ley, es necesario que algo se inscriba para que el sujeto pueda
asumir una posición sexual.
Existe la diferencia orgánica, pero eso no define si alguien es hombre o mujer. Es necesario pasar
por el aparato simbólico que siempre va a estar encarnado y transmitido por otro.
La posición que asumimos tiene que ver con las marcas que nos dejó el encuentro con ese Otro, es
necesario pasar por ahí para asumir una posición sexuada, para ese sujeto que es falta en ser, puede
tomar un s1 (ejemplo: hombre o mujer) y decir “yo soy mujer”, aunque nunca vamos a saber
cabalmente qué es ser una mujer.
[Pág. 255]: La pregunta en la histeria (masculina y femenina) es por la procreación.
[Pág. 256]: El sujeto surge a partir del significante, no a partir de que nace.
Otra pregunta en la histeria es ¿qué une a dos personas? ¿Qué lleva a que sean pareja?
Es necesario pasar por el complejo de Edipo para que el sujeto articule esa pregunta. Para Lacan,
la pregunta con la que se tiene que arreglar todo ser hablante sea neurótico, psicótico, etc. es: qué
es la relación sexual.
Todos los síntomas van a ese lugar.
[Pág. 244]: Recuerden que Freud decía que el órgano femenino no tiene una representación en el
inconsciente, es un agujero. En el caso del niño hay un órgano más visible que aquel que hay en la
niña, para ésta no están claro/fácil representárselo.
[Pág. 245]: En la histeria se ha conceptualizado como el amor al padre.
[Pág. 248]: En el estadio del espejo lo que Lacan intenta explicar o darle una vuelta más a lo que
Freud llamó narcisismo. O sea, explicar cómo se constituye el narcisismo, cómo se constituye el yo
de un sujeto.
Lo va a platear es que hay un primer momento en el cual el niño se mira en el espejo y se reconoce,
dice Lacan, qué donde no es, porque la experiencia que está teniendo el niño de su experiencia es
un cuerpo fragmentado. (No es una experiencia de Lacan)
El niño que se experimenta como un cuerpo fragmentado se aliena en una imagen que es una
completud. Cuando voltea hacia ese otro que lo sostiene (momento constitutivo: es ese Otro que
está ocupando el lugar de la palabra), y este le dice “es ese el nene”, lo nombra, y al nombrarlo, lo
inscribe en lo simbólico. Esto es crucial, para que el reconocimiento que tengo en una imagen
completa se pueda sostener, que yo me pueda ir reconociendo más allá de los cambios.
Si ese Otro no me inscribe de algún modo, yo no me puedo adjudicar esa imagen completa; ante
cualquier vacilación esa imagen se fragmenta, se rompe (como pasa en la psicosis).
Experimentar el cuerpo como una unidad/una totalidad que se corresponde con una imagen, que
además me pertenece, que es mío, que se separa de Otros implica operaciones psíquicas que
pueden no darse, por ejemplo, el caso del psicótico.
En ese momento que el cuerpo se constituye como unidad, lo que queda de algún modo, Lacan lo
llama desconocimiento, porque el Yo una vez que se constituye desconoce que en realidad somos
seres hablantes atravesados por la falta, somos falta en ser.
Entonces, yo creo que soy dueña de lo que estoy diciendo y de repente tengo un lapsus, y acá es
donde aparece el sujeto dividido, rompiendo la unidad yoica.
Aquí el Yo puede rearmarse rápidamente.
Por todo esto es que es importante preguntarse en la clínica habla el yo o habla el sujeto.
El yo siempre tiende a cerrar. Cuando aparece el sujeto, es cuando aparece algo de la hiancia, de
la pregunta, etc.
[Pág. 249]: La pregunta qué es ser una mujer, por ejemplo, en el caso Dora se la hace en cuanto a
sujeto, intenta respondérsela a través de la identificación viril. Más que hacerse la pregunta desde el
Yo, lo que intenta el sujeto es responderla mediante el Yo, y ahí obtura la pregunta. Dora cierra la
pregunta cuando se la intenta responder.
Lo que nos hace encontrar con la pregunta, es que la respuesta…
Dora se da una respuesta fantasmática a ¿Qué es una relación sexual entre un hombre y una mujer?.
Lacan recorta la escena dónde Dora le toca el lóbulo de la oreja al hermano mientras se chupa el
pulgar. Esto Lacan lo reconoce como la matriz fantasmática donde van a caer todas las
significaciones.
El fantasma es una respuesta a ¿qué es una relación sexual? Aquí se articula la pulsión y todas sus
formas.
Para Dora (desde su fantasma), la mujer es ser un objeto a ser chupado. Todos sus síntomas se
apoyan en su fantasma.
La estrategia es una defensa, es un modo de defenderse de lo que no hay, un modo de responderse
a eso.
En la histeria (masculina o femenina) la pregunta es ¿qué es la relación sexual?. Y el padre es aquel
que aportaría la respuesta a como se relacionan los dos sexos, o cómo se relacionan dos seres
sexuados.
“Padre” en cuanto a función sexual. Este es un instrumento que permite acceder a la otra mujer, que
es quien tiene la respuesta.
La histérica lo que se cree con toda esta estrategia es que existe “LA” mujer. Que sabría cómo hacer
con la relación sexual y que uno no tendría ninguna falla, y no generaría ningún síntoma.
Lo que uno intenta hacer en la dirección de la cura del sujeto histérico/a, es que ese sujeto empiece
a encontrarse con que nadie saber, con qué todos tenemos que inventar algo para hacer con eso
que no hay. Que empiece a subjetivar esa falta. Se trata de no desbaratarle de una, brutalmente su
estrategia, de empezar a vaciar esa figura de la Otra. Porque la estrategia es una solución en un
punto, pero también la hace sufrir.
Cuando el señor K le dice “mi mujer no significa nada para mí”, deja a Dora sola frente la pregunta
¿qué es ser una mujer? Ella queda dividida sin nada que responder (el esquema Z, se cae en Dora).
Al quedar dividida, ella se angustia y en la cachetada al Señor K (pasaje al acto) y posterior huída,
queda sola con falta en ser sin poder responderse nada.
Caso Lucia página 29: “atadas al padre”. (Motivo de consulta: intensa angustia).
7ma Clase de Adulto 29/06/18
¿Alguien quiere comentar lo que habíamos visto hasta ahí? ¿Como para resumir?
¿Quienes estuvieron? Se acuerdan un poco?
- yo tengo anotado de... que decía Dora, de la pregunta de la estructura...
Pero del caso de Lucia, alguien se acuerda de lo que vimos o no?
-Los últimos sucesos
Sí, sí. Bueno, retomo entonces yo, y vamos a...
- las coordenadas
Sí. Se acuerdan que es una mujer, Lucia, que uno de los motivos de consulta, una de las primeras
cosas que decía, era que no sabía quién era, tenía la sensación de que no sabía quién era, y decía
que tenía la cabeza, por un lado, y por el otro el aire, y que después, lo que a partir de las
preguntas del analista, las intervenciones que iba haciendo, que no están puestas acá, pero
obviamente si está construido de este modo es porque hubo intervención, y pudieron recortar esto.
Se pudo recortar que su síntoma tenía que ver con la relación que ella tenía con los hombres. tenía
siempre relaciones con hombres casados, o que tenían pareja, y donde empezaba a recortarse la
figura siempre, de una otra mujer, que era la que quedaba embarazada, y podía ser madre,
mientras que ella no.
Habíamos ubicado también, habíamos desarrollado en el práctico, toda la cuestión de la estrategia
histérica, y la cuestión del lugar que tenía en esa estrategia, el amor al padre, entendido el padre
como aquel al cual la histérica se identifica, en el Complejo de Edipo, para poder ubicar que desea
alguien en la mujer, el padre como aquel que posibilitaría o daría cierta versión de lo que es la
relación entre un hombre y una mujer, o entre dos partenaires, sea cual sea el sexo. En este caso,
la versión que esta chica tenia, era la de un padre que se relacionaba con otras mujeres, y una
madre que había estado toda una vida compitiendo también a eso. De hecho cuando el padre
muere, la madre le confiesa como ella intentaba retenerlo, y el padre se iba. Su versión de lo que
es el amor, la pareja, estaba de algún modo articulada en función de lo que ella había podido
tomar, o leer o interpretar, de la pareja de sus padres.
habíamos visto también, habíamos ubicado todas las otras que aparecen en el caso, en las que
ella, a partir de las cuales ella busca responderse a la pregunta "¿qué es ser una mujer?", o "¿qué
es la relación sexual?", que estaba la jefa, estaba también la amante del padre, estaban las otras
de los hombres con los que ella estaba, y había aparecido también, por el lado de lo materno, una
versión bastante feroz, podríamos decir, de esa madre que, en la que ella en algún punto sentía
que nunca había tenido mucho lugar, y lo que daba esa pauta era esa escena infantil en la cual
entran ladrones a su casa, ella muy angustiada, le cuenta a la madre, y la madre le corrige una
palabra, que ella dice. Ahí, bueno, que lugar tiene el otro en una situación tan angustiante,
responde de ese modo, sin alojar nada de su angustia, sino, corrigiéndole, o sea, que muchas de
las exigencias; aparecen como dos exigencias en esta chica, por un lado podemos ubicar la
exigencia que viene del lado de lo materno, una exigencia bastante feroz, y superyoica, que no
está desarrollado en el caso, pero que uno puede pensarlo, o leerlo seguramente. si el caso
hubiese estado recortado en función de la madre, algo de eso hubiese aparecido, y después, ¿se
acuerdan? que en la adolescencia, el padre había tenido, había cometido algunos fraudes, y su
respuesta ante esos fraudes, o ante esa falla en el padre, en este caso, es el padre "idealizado",
ella había respondido con exigencias, había exigido ser buena, estudiosa, bueno, un montón de
cosas para tapar esa falta del padre, sostener el honor del apellido paterno.
Entonces, hasta ahí lo que habíamos visto acá. Tenemos, el amor al padre, y vía el amor del
padre, todas las otras que ella va ubicando para responderse al enigma por la feminidad; los
hombres que elige son hombres que tienen rasgos paternos, y sus síntomas están articulados a
eso. Hasta ahí, más o menos.
Otra cosa que habíamos ubicado, y que yo les había dicho, era que esta chica, que en un punto
viene padeciendo, o sea, empieza a recortar un punto de padecimiento, la relación que mantiene
con estos hombres, parece que llega un momento del análisis donde ella encuentra un modo de
armar relación con los hombres, que no le genere tanto padecimiento. Con hombres que, también,
están casados, y tienen pareja, y demás, pero donde lo que prima, ya no es ese padecer de mas,
sino que ella logra encontrar cierta satisfacción ahí. Yo había ubicado como el analista, ahí, no se
pone a hacer un juicio de valor, o plantea un ideal de pareja, de que ella tendría que estar con
alguien que no esté casado... Ahí, el analista acompaña, en todo caso, esa solución que ella va
armando, que le permite estar con un hombre de un modo posible, que para ella es posible, le
parecería que es el mejor. ¿Se entiende? Porque si no, uno, desde un ideal, podría empujarla a
que este con un solo hombre que este solo, y la solución que tiene esta chica, al menos en este
momento del análisis, que puede armar, es esa. Nosotros no somos quienes para cuestionar eso;
si no le genera un padecer de más.
Uno lo puede ver muy claro, pero cuando esta ante un paciente, no siempre es tan claro, y a veces
tendemos a empujar algunas cosas que tienen que ver, mas con nosotros, que con lo que el
paciente nos está diciendo. Acá el analista cuenta un último suceso, se ve que es un tratamiento
que llego a un punto, en el cual ella se sanciono como un final, por ese momento, digamos, o sea,
en otro momento retomo. Dice, un último suceso, la repetición, el síntoma. Leo el último apartado.
Dice "pese a su cuidadoso esmero para no quedarse en algunos modus operandi, de su mundo
laboral, que podían manchar su foja de servicios en la función pública, su nombre termina siendo
implicado en ciertos hechos que aparecen publicados en los diarios. Para deslindar su compromiso
en los mismos, debe presentar una carpeta que se extravía durante una semana, lo que la lleva a
una intensa crisis. En esos momentos de desesperación, volvía a sentir que no podía dormir ni
comer. No paraba de pensar y decía me miro en el espejo, y no me reconozco, chupada, la piel
cetrina, no puedo hablar, mi cabeza está por un lado, y, el aire, por otro. Me parece que no respiro,
aunque respiro. Cuando finalmente el episodio se resuelve, expreso, el aire me vuelve al
cuerpo, las mismas sensaciones que, al momento de su primera consulta, pero que ahora, se
vinculan claramente a riesgo de que el apellido quedara implicado en algún hecho no ético. Ven
que hay algo en el cuerpo que, ante ciertas situaciones, se activa, podríamos decir. Ciertas zonas
corporales, que están investidas de un modo particular, y que los síntomas de esta chica se
recortan en función de eso.
Dice, siempre estuvo más preocupada que el propio padre, en borrar las fallas de él, pero ahora,
aclara con énfasis, no, no es que mi padre no se interesara por el efecto de sus actos, sino que su
desorden lo llevaba a extraviar carpetas y documentos importantes, pero, cuando ocurría, no decía
nada, se quedaba sin hablar, parecía que no le pasaba nada, pero se desesperaba y notaba que,
al igual que a mí, le faltaba el aire. La repetición, el síntoma, es porque claramente acá, ella logra
ubicar esa identificación al padre, y como sus síntomas, se sostienen en esa identificación. Uno
puede encontrarse repitiendo ciertas cosas, inevitablemente. Tenemos claros y sobrados ejemplos
(El Hombre de las Ratas). Atendí a un paciente obsesivo, ya que vamos a pasar a otro tipo clínico;
y viene el obsesivo, que siempre intenta decir lo que piensa, que el otro quiere escuchar, y había
puesto en el estado de Whatsapp algo en relación a la campaña por el aborto legal, y empieza a
hablar del tema, que estaba de acuerdo con el aborto. Yo lo dejo un cachito, y le digo: "vos, en la
primera entrevista me hablaste de dos abortos..." Uno que el había practicado, con una novia, a los
dieciocho años, y otro, que su madre había hecho, antes de que naciera, otro hijo antes que él. O
sea, que tendría otro hermano mayor, si no fuera porque la mamá había abortado. Había
mencionado esas dos cosas. Él ya, se sorprende un poco, que yo vaya a ese otro plano, y lo saque
de este debate ilegal, del cual él tenía muchas ganas de hablar, y es interesante porque ubica algo
que él no había registrado antes, a partir de hablar ese punto, que es, como casi a la misma edad,
el se encuentra con la misma situación a la cual se enfrento su madre, diciendo lo mismo que su
madre. El no había hecho esa conexión nunca, de hecho, la primer entrevista lo nombra, que es un
paciente obsesivo, pero que vino después del pasaje al acto, un poco complicado, con cosas o
coordenadas, que en la primera entrevista no se trabajaron, yo no me metí con eso, pero en esta
oportunidad, entra ese tema, que, a ver, tampoco lo trae...nada de lo que dice en el análisis, es
azaroso. Fantástico, el suponía que tal vez yo quería escuchar, pero no vino a hablarme de otras
crisis, otros debates, viene a hablarme de ese, que lo tocaba en un punto crucial.
Entonces, realmente esto de la repetición, no es que alguien cuando escribe un caso, lo pone ahí
para, insisto, y uno puede experimentar en su propio análisis, como hay puntos en los cuales uno
se encuentra identificado, repitiendo. Y es crucial que uno ubique eso, porque para poder dejar de
repetir, uno tiene que empezar a ubicar, que coordenada, que repite ahí, para que en esa
repetición pueda surgir una diferencia, y pueda aparecer algo distinto.
Ustedes tienen dos textos para agarrar de N.O, uno es el de Carbone, y el otro, el de Eduardo
(Suarez). Yo les decía que elegí tomar el texto de Indart, sobre todo el primer capítulo, que se
llama "Pulsión y Compulsión" pp. 85-121, porque ahí Indart trabaja muchas de las referencias que
Eduardo toma en esa selección que hizo, y las explica, porque el texto de Eduardo son referencias,
para que uno las vaya desarrollando. Y me parece, si bien yo las puedo desarrollar, el texto
de Indart nos orienta, y vamos a encontrar ahí, muchas de las referencias. En todo caso, volvemos
después al texto de Eduardo, y si alguna no fue trabajada, lo conversamos.
Bien, ¿que saben, o que recuerdan, de la Neurosis Obsesiva?
...
Yo voy a ir leyendo el texto, y lo voy a ir puntuando un poco. En la pág. 86, (Indart)va a empezar
diciendo, al final casi, los que tenemos hipótesis, del elemento causante de la obsesión es, en
Freud, la aparición de algo que puede llamar una idea, una representación que caracteriza como
inconciliable, insoportable, y compulsiva, enfatizando con ese término, la idea de que adviene, se
impone al sujeto, esa idea. Indart plantea, retomando a Freud, que la causa de la N.O como tipo
clínico, es una idea, una representación, con Lacan vamos a decir, párrafos más adelante, un
significante, que es inconciliable, insoportable, y compulsivo, y que se le impone al sujeto. Esto ya
nos trae un problema, las características que tiene esta idea obsesiva, para hacer un diagnostico
diferencial, con muchos casos de psicosis, donde el fenómeno elemental prevalente, puede ser el
pensamiento impuesto, o los rituales, si hay muchos sujetos psicóticos, que tienen muchísimos
rituales, que se parece mucho a lo que el DSM designa como el famoso "TOC", que los psiquiatras
rápidamente medican para sacar eso, y cumple una función de suplencia esencial en estos casos
de psicosis. Si uno le saca eso al sujeto, se queda sin modo de hacer su cuerpo, de enlazarse al
otro, de más... Pero bueno, es un tema, muchas veces, en muchas neurosis obsesivas muy
graves, poder discriminar y ubicar, si se trata de un pensamiento obsesivo, de una idea obsesiva, o
de un pensamiento impuesto, al modo de la psicosis. Por eso ahí, uno tiene que ser muy fino en
las cosas que indaga, para poder deslindar, y hacer un diagnostico diferencial. Esa es una primera
cuestión, un primer problema que ya nos plantea este síntoma.
Sigue. "Es como si tuviésemos a un sujeto, un sujeto infantil, que ya tiene un mundo muy
organizado y lleno de ideas, y de representaciones sobre su papa, sobre su mama, sobre el mundo
en el que vive, sobre lo que es como niño, como objeto, ya tiene una dimensión pulsional
organizada, así que hay un sistema de representaciones, de los cuales, ninguno le es
inconciliable". Hay algo de lo pulsional, en su versión de exceso, que está articulado a esa idea, y
que eso no se puede articular a otra cosa con la que el sujeto cuenta, y se vuelve traumático,
porque no la puede ligar. (19-23) No hay una respuesta del otro simbólico, que nos diga que hacer
con la sexualidad, cuando hay algo que irrumpe (ej. Juanito), pero ese otro puede, además,
desestimar las pequeñas soluciones que uno puede armarse, como por ejemplo, tocarse. Al
prohibirlas, se arma un conflicto.
Seguimos con Indart. Entonces a todo ese sistema, todo armadito, todo divino, llega una idea, que
no hay manera de ligarla con ninguna de las otras, y es por eso que tiene esa característica de
traumática. Es una idea que no hace pareja con ninguna otra, una idea sola, y, para Freud, está
cargada de un afecto sexual, lo que diríamos con Lacan, de un goce. Todo el universo del niño
queda desecho ante eso, y Freud ve que, según como se pueda responder a esa idea, es, de
entrada, lo que funda su clínica, o sea, que esta idea que, según como el sujeto responda a eso
traumático, lo que me va a permitir dilucidar el tipo clínico, o sea, hacer un diagnostico diferencial,
ya estaba en Freud. Lacan después lo conceptualiza, con la noción de estructura y demás, pero ya
estaba en Freud, y ven que ahí esta una cuestión en la que enfatizo mucho, sin la cual el
psicoanálisis no podría existir, que es la de responsabilidad subjetiva, que es la insondable
decisión del ser, que tiene que ver con como el sujeto responde a eso.
Podríamos decir que esta, por un lado lo traumático estructural, para todo ser hablante, que es la
sexualidad, la muerte, también. Eso para lo cual no hay respuesta a nivel simbólico. Eso para cada
uno de nosotros, se va a constituir, se nos va a presentar, o sea, eso es traumático, para cada uno
de nosotros, se constituye, o se nos presenta en nuestra vida, en nuestra infancia y en nuestros
momentos constitutivos, va a ser algo totalmente contingente y azaroso, a algunos se les va a
presentar de algún modo, a otros de otro. acá va a plantear tres modos de responder, según Freud
(pág. 88), que va a dar el cuadro clínico de la histeria, que fue fundamental , porque es responder
sobre la base de conseguir un mecanismo que reprima esa idea, o sea, estoy enamorado de mi
cuñado, eso hace inconsistente todo mi sistema de valores morales, donde uno no se puede
enamorar del cuñado, entonces, reprimo la idea y aparece un síntoma en un determinado lugar del
cuerpo, como retorno de lo reprimido y que, además, no impide que, si bien es un síntoma que da
cuenta de que ese deseo está vivo, es reprimido de algún lado, es un síntoma que impide que yo
me acerque a mi cuñado, que pueda caminar, la parálisis...¿Se acuerdan del famoso caso que
plantea Freud? Bien, entonces ese es el mecanismo, un modo de reformarse. En la N.O, que ya
Freud advierte, que es un tipo de defensa, noción fundamental en la neurosis obsesiva, la noción
de defensa. Ante la idea inconciliable, que no opera por represión, la idea queda en una dimensión
consciente para el sujeto, y entonces, hay que pensar esto con otro término, con una suerte de
defensa, que no es igual a la histeria.
Si recuerdan, el Hombre de las Ratas, pensaba que, porque se había enfermado, que no podía
decidir, si casarse con una mujer, o con otra mujer. Freud le da vuelta las cosas, y le dice "usted se
enfermó, para no tener que decidir", y recuerden que en ese análisis con Freud, ubica que el padre
había estado en la misma situación que él, en un momento. El tenía esos dos recuerdos en la
consciencia, no es que estaban reprimidos, que estaba olvidado. Si uno le preguntaba sobre ese
punto, lo podía relatar. El tema es que él no podía conectar esas dos situaciones y, que, porque si
los conectaba, eso era lo que, esa conexión, la que lo reenviaba a algo de lo traumático. ¿Por qué
lo reenviaba a algo de lo traumático? Indart lo dice, porque ahí, en esa escena donde el padre
tiene que decidir entre la muchacha rica, y la pobre, aparece lo que es la falta en el padre, la falta
en ese otro que encarna el padre, aparece el deseo del padre. Si el otro tiene falta, Lacan esto, a la
altura del Seminario V, este "matema" la a, con el otro "barrado", significa el deseo del otro. Para
que haya deseo, algo tiene que faltar. Si yo tengo todo, no puedo desear nada. Para que yo pueda
ser un ser deseante, tengo que estar necesariamente atravesado por una falta.
El tema es que, en un momento, el se enamora de alguien que tiene en otro lado, que también en
algún punto el padre había permitido eso, aunque eso estaba un poquito borrado para él. Y es en
esa situación donde él se encuentra con la falta del otro, con que yo puedo tener una versión que
me arme, de lo que es la relación sexual, pero que esa versión siempre es fallida, que no hay nada
que me diga, de un modo absoluto, qué hacer con la sexualidad, o de quien me tengo que
enamorar que ahí, uno falla, el padre falla, y todos fallan, necesariamente, estructuralmente. Y eso,
es de lo que el neurótico obsesivo se defiende, de esa falla en el otro. Por eso corta los nexos ahí,
por eso aísla representaciones. ¿Se entiende el punto?
Y el otro modo de responder, es, entonces, la paranoia, dice, para Freud que es el rechazo, un
rechazo de esa idea, esa representación con un afecto sexual, que ustedes recuerdan, que lo
rechazado en lo simbólico, retorna en lo real. Alguien me preguntaba el otro día, no sé si en esta
comisión o en la otra, respecto de la pregunta, si en la psicosis se plantea la misma pregunta. El
tema es, qué es "ser una mujer".
Sí, en la psicosis, el tema es que justamente, la pregunta no se plantea a nivel simbólico, porque
eso esta rechazado en lo simbólico, por eso no hay una inscripción simbólica, podríamos decir, de
la sexualidad. El sujeto psicótico no atraviesa ni concluye los tres tiempos del Edipo, para poder
asumir una posición sexuada. Entonces, lo que se rechaza en lo simbólico, retorna en lo real.
Schreber no se pregunta "qué es ser una mujer", Schreber se convierte en la mujer de Dios, y eso
le permite armarse un cuerpo sexuado, armarse un ser que le permite ubicarse en el mundo, y
relacionarse con los otros, darle un sentido a su existencia, ser la mujer de Dios que iba a dar lugar
a toda una raza de seres Scheberianos, todo lo que el arma. El no se pregunta, él se convierte en
LA mujer. Además, hace existir a la mujer con mayúscula. Eso es ser una mujer, no es que hay
duda. El tiene la certeza de que eso es ser una mujer. No duda en ese punto.
Entonces, ahí tenemos el otro hito.
En la pág. 89, sigue: "Si uno observa de entrada en Freud ese planteamiento, después las cosas
se pueden ir complicando, y toda esa clínica armada sobre la base del enigma, de lo que es esta
idea compulsiva". Acá insisto, por compulsión, lo que Freud quiere enfatizar, es que es una idea
que se impone y que, además, puede repetirse. No es una sola vez, él, en unos apartados más
adelante (no sé si en este, o en el otro capítulo), va a decir que el prefijo "co", tiene que ver con la
acción, es un prefijo que lo que hace, es exacerbar la acción del verbo que le sigue. O sea, que
cuando hablamos de compulsión, tiene que ver con la pulsión que se presenta como un exceso,
como algo que, digamos, y por eso es enloquecedor este punto. Porque es algo que no para de
repetirse. Pero se repite para ver si, en esa repetición, a algo se puede ligar, a algo se puede
articular.
Más abajo dice que: "entonces lo que Freud llama una representación, una idea, Lacan lo va a
llamar "significante", de hecho, un poquito más adelante, Indart dice que, en realidad esta idea
inconciliable, Lacan la matematiza, en el Seminario VIII, como phi mayúscula. Es una idea cargada
con un afecto sexual, con un goce inconciliable, y eso es lo que irrumpe en la situación, a todo el
resto del sistema de ideas que tiene el sujeto, y por eso se constituye como traumático. Dice,
pagina 90: "en la clínica, por ejemplo, en los niños, Freud registra este tema al nivel del Hombre de
las Ratas, como causa ultima. Todo se va a ir armando a partir de eso que Freud busca, como lo
busco también en Juanito, ese modo en que se presenta el significante inconciliable. Y se presenta
como la emergencia de un goce en el pene, en la cosita de hacer pipí, o en las cosquillas
originarias, en el Hombre de las Ratas, que lo dejan perplejo". El Hombre de las Ratas, quedaba
perplejo ante eso que él experimentaba, no va a encontrar un modo de responder a eso, pero en
un principio, es perplejidad, que es lo que todo sujeto tiene. Después, se inventa un modo de hacer
con eso, o no. Dice la madre del Hombre de las Ratas, parece haber sido un poco más gentil que
la de Juanito, que dijo que "no vengas con esas porquerías". O sea, que no le da ningún tipo de
lugar a eso que el niño presenta, muy angustiado además, porque no es que, el niño viene, y
además es interesante, porque la madre le dice, eso para la madre es mínimo. O sea, que esa
cercanía al cuerpo de la madre, incrementaba aun más. Se acuerdan que Freud decía que, el
padre de Juanito, era "demasiado buen padre", Lacan dice, en realidad, era demasiado bueno, y
no podía instalar algo de la ley. Además, y algo que Lacan va mucho más adelante, que es, el
padre es aquel que puede hacer, de una mujer, la causa de su deseo, y que la amara. Y que el
deseara esa mujer, como mujer, y que esa mujer lo desee a él como hombre. Y de ese modo, que
esa mujer se separe de ser "toda madre", de que todo su deseo este puesto, en ese niñito. Porque
si todo el deseo de una madre, esta puesto en el niñito, y no hay nada que la separe, se produce lo
que yo, en algunos casos, les he contado, que quedan ahí como un solo cuerpo, que es necesario
que algo instale ahí que, una prohibición, un corte, una separación. Pero para eso, el padre tiene
que operar como hombre también. El padre, un hombre, quien sea, que algo de la sexualidad de
esa madre, se vehiculice por otro lado que no sea ese hijo. Eso es, estrictamente necesario.
Bueno, el padre de Juanito no podía ocupar esa función, era demasiado bueno, podríamos usar
otro significante acá, y no podía. Entonces, esta madre dormía con el hijo; pero después, cuando
algo de eso tenía consecuencias, despreciaba todo lo que Juanito le traía. Juanito se queda
realmente, ahí, sin saber qué hacer. Por eso tiene que armarse una fobia, para saber qué hacer
con la sexualidad, para poner algo que corte ahí el lazo con esa madre, que lo separe de esa
madre, algo de lo cual... Del caballo sí podía defenderse, de esa madre, y de lo que esa madre
generaba, no.
Entonces, Freud plantea su idea de algo compulsivo, impuesto, en este significante que parasita el
sexo, en su parte genital propiamente dicha, y que motiva angustia, sobre la base de que no se
sabe qué hacer con eso. No hay respuesta, en el otro para eso. El correlato de esta respuesta, es
que no hay otro, y que, por lo tanto, hay que construir alguna propuesta (Indart, pg. 90). No
siempre, justamente, la sexualidad es traumática, es parasitaria. Es algo que nos parasita el
cuerpo, que, si no hacemos algo con eso, es imposible, se hace insoportable, se vuelve algo
repetitivo, compulsivo. Pero esta es la idea de sexualidad que plantea el psicoanálisis, como algo
traumático con lo que, necesariamente, tenemos que hacer algo para enmarcarlo, para regularlo
de una forma posible. Cuando dice que "no hay otro, y, por lo tanto, hay que construirle alguna
respuesta", es que no hay respuesta, por parte de ese otro. En este otro, el padre, uno le va a
preguntar al padre, vamos a suponer un padre; puede tratar de decirle algo al niño. Prohibir, "no te
toques en público", pero decirle algo que lo oriente a ese niño. Pero va a ser siempre fallida la
respuesta. Porque el padre va a decir eso, y la madre puede decir otra cosa, no hay ahí una
respuesta estandarizada que sirva para todos, podríamos decir, y que sea una respuesta fallida.
Porque hay un punto en el que no logra, el significante no logra, podríamos decir, absorber toda
esa energía pulsional que recorre el cuerpo, siempre falla.
Ahora, entonces, él se va a empezar a meter con la defensa obsesiva propiamente dicha. Esa
defensa, es posicionarse en un lugar que resulte garantía de que no va a haber perturbaciones en
ese gran Otro. Posicionarse de un modo que se haga garante, aval, de ese gran Otro, para que
ese gran Otro pueda seguir como gran Otro, y sin sufrir ninguna problemática.
O sea, que qué va a intentar hacer el obsesivo, no hay falta en el otro, el otro está completo, y sí
hay un modo de hacer con la sexualidad, y es ese. Y cuando aparezca, y hay un modo también de
burlar a la muerte, y de responderse por la existencia; y cuando aparezca alguna fisura en esa
respuesta, va a intentar, todo el tiempo, anularla. Veremos cómo, el obsesivo no quiere, de ningún
modo, encontrarse con eso, con la falta del otro, que lo reenvía a su propia falta, y a su propio
deseo. (Pág. 92) "lo esencial d la defensa, es entender el modo del que el obsesivo sostiene un
gran Otro, un otro sin falta. De lo que hay que defenderse es, esencialmente, de la castración del
Otro, del deseo del Otro" Acá otra aclaración, porque a veces se entiende castración como tener o
no tener pene. No, la castración no es eso para el psicoanálisis, la castración es esto, la castración
es que el otro está barrado, que no hay nada en el otro que nos diga qué hacer con la muerte y la
sexualidad. Eso es la castración. Por, si para un sujeto masculino, la castración se puede jugar en
perder o no perder el pene, bueno ese es otro tema, es como se juega, para ese sujeto singular, la
castración, a quela ha anudado, o como la ha significado. Pero no es que eso sea la castración.
en la pág. 93 retoma lo que decía recién del hombre de las ratas, como en realidad vamos a anular
ese deseo que aparece en el padre, cortando la conexión entre las escenas, y, en a pagina 94
empieza a desarrollar el esquema, y explica la defensa obsesiva. Lo que va a decir Indart, es lo
siguiente, si comenzamos acá, en el sentido de Lacan, entendemos al obsesivo, al nivel del yo, nos
va a hablar de sus objetos, cualquiera. Su jefe, su chica, sus amigas, la madre, el padre, en cuanto
a sus proezas, lo que va a hacer, lo que no va a hacer. Todo ese material, fácilmente interpretable,
y donde el obsesivo puede contar y contar todas sus dificultades o relaciones que tiene con los
demás, y con sus objetos. O sea, este es el nivel de lo imaginario, la escena imaginaria en la que
el yo del obsesivo se relaciona con sus objetos. Para el yo, todos los otros, son objetos, los
amigos, la madre, el padre (y para el sujeto histérico también). Nos cuenta el obsesivo, además
siempre le pone un tinte de proeza, nos cuenta de la relación con el jefe, es una hazaña. Entonces,
va a haber gente que lo quiere castigar, y él como se escabulle, y como nos cuenta; y es una
cosa... Nosotros vamos a entrar en un objeto más, que él va a querer controlar y dominar ¿Cómo
es que él quiere controlar y dominar? Lo que hace el obsesivo, todo el tiempo, es reducir el deseo
del otro, esa falta que puede aparecer en el otro, a una demanda. ¿Por qué? Porque a la
demanda, sí sabe cómo responderla, para la demanda sí hay una respuesta. Se encuentra, todo el
tiempo, sobre todo, si esta en pareja con un sujeto histérico, que "trae el agua" (ejemplo), y el
sujeto histérico le dice "ay, pero quería una que tiene una tapita mas azulcita...” Entonces el
obsesivo empieza a buscar...El obsesivo quiere colmar al otro, pero el sujeto histérico le dice "no
es eso". Con cualquier partenaire, con cualquiera que este, ocurrirá esto. No hay objeto, pero para
nada. No hay ningún objeto que los colme, nunca "es eso".
Acá el analista va a entrar también, el obsesivo también, intentara reducir el deseo a la demanda.
Hablara, de lo que supone que el otro quiere hablar. Lo que uno tiene que introducir con el sujeto
obsesivo es esto, la falta, es el deseo. Después veremos el lugar que tiene la sesión corta, en un
sujeto obsesivo, no es que uno corta la sesión a los cinco minutos porque...es porque el
obsesivo..."ah, faltan cinco minutos, eh"; y cuando uno corta, en ciertos momentos cruciales,
introduce algo del deseo "¿por qué me corta ahora?" "¿Por qué, si siempre es media hora, hoy me
corto...?" Ahí donde siempre intenta cerrar, empieza a abrirse una pregunta por "qué quiere el
otro". Una pregunta que, obviamente el sujeto obsesivo, va a responder con su fantasma. Porque
se abre la pregunta, y entonces... "ah, me corta porque seguro que tiene otro atrás mío, quiere
ganar plata" (seguramente le va a generar mucha ira, y es probable, seguramente...) Eso, se va a
empezar a jugar en la transferencia, pero cuando su lectura fantasmatica empieza a jugarse en la
transferencia, yo ya puedo intervenirla. Hago una intervención que genera una pregunta, empieza
a aparecer algo del deseo del otro, el sujeto va a responder a eso, con su propio fantasma en
transferencia, y entonces, yo puedo empezar a intervenir eso. 50.14
En este nivel, si el analista intenta intervenir en el nivel de lo imaginario, de lo especular, no.
Porque el obsesivo, además... Vamos a suponer que tenemos un obsesivo que no está de acuerdo
con el aborto, y empezamos en ese debate, imposible. Vamos a estar eternamente. No es a ese
nivel, dice Lacan, al que hay que intervenir. Además, el obsesivo tiene racionalizaciones para todo,
todo cierra todo el tiempo. Lo que hay que poder ubicar, es este nivel, el nivel del palco. El nivel en
el cual, el obsesivo ubica ese gran Otro que se ha armado, se identifica, parte de su yo está
identificado a ese gran Otro, y se mira desde allí. Esto aparece en el apartado Función y campo de
la palabra, del texto de Eduardo.
Un ejemplo de un obsesivo, en un momento quiere decir que, para su hermana, todas las mujeres
son locas, y, dice "para mi papá..." Rápidamente se corrige, dice "mi hermana". Yo le digo "dijiste,
tu papá...", él vuelve a decir que quiso decir, la hermana. Aparece el "yo quise decir X cosa", es el
yo, que quiere cerrar ese sujeto, la dimensión sujeto, que apareció en ese acto fallido. En un
análisis, uno no es responsable de "lo que quiso decir", sino de "lo que dijo", efectivamente. No es
"lo que yo quería decir". No. "Usted dijo eso, tiene que hablar de eso" Si por eso el analista lo
sanciona, por eso va a donde apareció algo del sujeto. Es bastante difícil, a veces, que un sujeto
se responsabilice por sus palabras, porque a nivel inclusive cultural, la palabra esta degradada.
Pero no porque no se hable, se habla mucho, El tema, es que lo que uno dice, no tiene
consecuencias, que es lo que uno trata de sancionar. Pero tiene consecuencias, y si dijo eso, no
dijo otra cosa, dijo eso. Tiene que hacerse responsable de eso que dijo. Digo, a nivel social, habrán
visto muchos de ustedes, el debate que hubo en el Senado acerca del aborto; hubo gente que dijo
barbaridades, chicos. Barbaridades que no tienen ningún tipo de sostén de nada. O sea, digo, en
otro tiempo, los debates en el Senado, eran debates. Hablo de muchas décadas atrás. La gente
que debatía, podía no estar de acuerdo, pero era gente que había leído, y había estudiado, que
sabía de lo que estaba hablando, que podía tener argumentos de la filosofía, de la biología, de
distintas disciplinas, gente formada para estar ahí. Hoy no hay gente formada, y cada uno opina lo
que le parece, más o menos porque, no sabemos por qué, ni en que se sostiene. Uno no puede
opinar sobre ciertas cosas, porque le parece. Sobre todo si uno está en ciertos lugares. Yo no
puedo estar en el Hospital y decir: "Bueno, hagan esta práctica porque me parece (o no me
parece)". No tengo sustento para poder decir, sí, o no. Hubo gente que comparaba a la mujer con
un perro, y barbaridades así. En otro momento que la palabra, sí tenía consecuencias, la gente que
decía esas barbaridades, dejan de estar ahí, recibía una sanción por eso. Ahora, todos podemos
decir todo, ponerlo en las redes, pero esa gente sigue estando ahí, cobrando, y cuando se vuelva a
tratar este, y otros proyectos, va a seguir votando. O sea, que lo que dijo, no tiene ninguna
consecuencia. Por eso, quizás ahora nos es más difícil instalar una práctica como la del
psicoanálisis, donde lo que uno dice, lo dijo, tiene peso. Algo de la palabra esta devaluado en ese
nivel de idea, sí se habla, pero lo que se habla, no tiene consecuencias. Yo puedo decir una cosa,
y mañana otra, y eso se lo lleva el viento. Retomando el caso, a partir del forzamiento respecto al
fallido, ahí se comienza a ver, con el obsesivo, como para el padre, las mujeres se dividen en
"mujeres correctas" e "incorrectas". Como empieza a ubicar que, todas las mujeres que eligió en la
vida, son en función de esa división que hace el padre, no lo sabía eso, antes de ese fallido, y de
asociar sobre eso. Entonces, este chico es alguien que tiene, en el lugar del gran Otro, al padre.
¿Y cómo se responde? El se identifica, podríamos decir, al padre, y entonces, está en el mar,
bailando, y mira a las chicas, y elige en función de esa división del padre, elige a la que él piensa
que, según el padre, son las "correctas". Insisto, todo eso, no es consciente, pero, lo que empieza
a ubicar en análisis, es eso. Es, como, para elegir, se identifica a ese otro, estando "en el palco", y
elige en función de eso. Es como si la pregunta fuera "que hago con la sexualidad, como me
relaciono con una mujer... me tengo que relacionar con mujeres correctas". Esto, le traía muchos
síntomas, porque no siempre, elegía la que pensaba que era "correcta". Además, dice Lacan,
"todos los síntomas del sujeto obsesivo, se deducen de su posición en el palco". La duda obsesiva
esta porque, justamente la duda es, si es la correcta, o si no lo es; y si, finalmente, me pongo de
novio con esa chica. Va a ser una relación que va a durar para siempre, o no. Esas cosas son las
que se le juega de algún modo, el obsesivo no realiza un acto, porque pone en juego su deseo,
pone en juego la falta, ya que, si va hacia un partenaire, es porque algo le falta; pero por otro lado,
nada ni nadie tiene la garantía del acto. Yo hago un acto, y no sé qué va a pasar con ese acto, y
con esa decisión que tomé. No sé si la relación va a funcionar, si no va a funcionar, si después me
va a lastimar, si no me va a lastimar. El obsesivo quiere, y busca garantías, por eso no decide, por
eso duda. Porque no quiere encontrarse con la castración, con la falta, con la angustia que eso le
puede generar, si no funciona. Era interesante porque este chico hacia un deporte, que hacia el
padre. Era interesante porque, en la cancha, todo el tiempo, el ojo del padre. Entonces lo
denominaban como el abrojo del padre, es interesantísimo el término que usa. Abrojo, porque está
pegado al ojo del padre, el se miraba todo el tiempo desde ahí, desde lo que se suponía el ojo del
padre, de los ideales del padre, y lo que el padre querría para él. Entonces, todas las decisiones
que tomaba en las escenas (en la cancha, en un bar), estaban, en función de esa mirada del
padre. Se trataba de un padre que lo observaba, y que cuestionaba sus cosas. Pero es interesante
porque empieza a ubicar en un momento, cuando le pregunto sobre eso, que cuando el padre no v
a la cancha, su mirada sigue estando ahí. Empezamos a ubicar, no la mirada real del padre, que el
padre este o no este, esa mirada esta igual para él, más allá de la presencia real, o no, del padre.
Es que, esa mirada, es algo que se arma él (1.00.02)
En un punto, si el padre puede decir una cosa, u otra, pero después lo que interpreta de eso, es de
él. Es interesante, porque cuando pudimos empezar a ubicar eso, él empezó a despegarse de esa
mirada, a no ser tan "abrojo", podríamos decir, a abrirse un poco de ese ojo. Una de las
intervenciones que uno hace en la dirección de la cura, con un paciente obsesivo, es que empiece
a separar. Primero, que ubique esto que hace. Luego empieza a hablar en las sesiones, y este
caso es interesante, porque va a buscar reducir el deseo a la demanda. Por ejemplo, con una
chica, más allá de que, en algún momento le diga que "no es eso", es probable que haga caso
omiso, y siga pensándolo, la cuestión relativa al control. El tema es cuando comienza a aparecer el
deseo del otro, mas vivamente, y ya no puede "hacerse el que no ve, o ve". La chica, en este caso,
comenzó a cambiar de posición, y el chico, no sabía muy bien qué hacer con ella. Entonces
empieza a dudar, y en un momento, habla en la consulta, de como ella enloquecía, o realizaba
escenas de celos, y él, teóricamente no tenía nada que ver. Yo le empiezo a preguntar más sobre
esas escenas. Entonces, resulta que el dejaba el celular con mensajes de otras mujeres, enfrente
de ella. El no se dio cuenta de eso, hasta que le insistí. En una situación, me dice que se estaba
hablando con otras mujeres, y empecé a buscar, que busca, o que le gusta de esas otras mujeres,
o que le pasa con ellas. Llega a la conclusión de que no le gusta nada de las otras mujeres, ni
siquiera le atraen, le parecen lindas, no se muere por estar con ellas sexualmente. Hacía muchos
años que estaba de novio con la chica, y en algún punto, pensaba que es el amor de su vida.
Pensaba, "hace como cinco años que estoy con ella", y no estuve con muchas otras mujeres.
Entonces, capaz, a los cincuenta, le dan ganas de estar con otra mujer. Ante eso, le hago entender
que me parece un delirio, que, con la lógica preventiva, "la engañaba ahora para no engañarla más
tarde". Con esto, se previene de hacer un acto, y una elección, acorde a su deseo. Eso de lo que
se previene todo el tiempo, el obsesivo. Porque justamente esos actos, no tienen garantía de que
va a pasar.
Otra de las cosas del obsesivo, es que cuenta todo como una hazaña, una proeza, porque,
también, otra de las cosas, sobre todo en la primera enseñanza de Lacan, Lacan quizás no pone
tanto énfasis en el "no hay relación sexual", sino mas bien tomando referencias hegelianas, y de
Heidegger, y demás, en la cuestión, sobre todo de Hegel, de la dialéctica del amo y del esclavo, y
de la muerte, de lo que el obsesivo se defiende, va a decir Lacan en ese primer momento, es, no
encontrarse con lo real de la muerte, con que somos. Son dos preguntas las que se constituyen
para todo ser hablante, acerca de la sexualidad, y de la muerte, ¿qué es la muerte?, ¿qué nos
pasa cuando nos morimos?
Después, Lacan ya en la última enseñanza dice, lo que hace trauma para todos en un comienzo,
es la sexualidad, y como ubicarse ahí, y el obsesivo arma todo un modo de responderse a eso.
Pero en la primer enseñanza de Lacan, sobre todo lo que Lacan enfatiza, es esta pregunta por la
existencia (¿estoy vivo o estoy muerto? / ¿Existo o no existo?), y entonces, el obsesivo también
intenta burlara la muerte, como si la muerte se anulara, sosteniendo un otro completo. Entonces, lo
que dice, es, voy a hacer todas estas hazañas, voy a "ser el mejor físico del mundo", para que,
supongamos, el padre como un físico, que lo esté mirando y este orgulloso de él; entonces, hace
todo pensando, tiene una fantasía de trascendencia que, seguramente, eso lo va a hacer
trascender a la muerte. Y por más que muera, su nombre va a quedar inscripto en la historia de la
humanidad por siempre, y todas las generaciones lo van a recordar... El tema, es que, en esas
fantasías de trascendencia, logre todo lo que hace para quedar inscripto en la historia de la
humanidad, y que todos lo recuerden, no vive ahora. Porque, para ser el físico brillante que tiene
que ser, estudia 24 horas por día, no sale, no ve a los amigos, no tiene pareja, todo eso implica un
padecimiento, se pelea con el jefe, compite con los compañeros...Entonces, eso no es vida, por
eso, Lacan dice, el obsesivo esta medio vivo, medio muerto, nunca está completamente en la
escena, siempre se está mirando desde acá, siempre mirando que hace, y que no hace. Esta la
dama mirándolo, en el palco, esa dama con la que va a quedar para siempre. Te causa algo, sos
un héroe, pero el obsesivo se va. ¿Por qué se va? Porque dice "si yo me quedo, se van a dar
cuenta de que no soy tan héroe". Voy a quedar perfecto, en el recuerdo de ella, voy a quedar como
el héroe maravilloso, impoluto, blanco, inmaculado. Entonces, el otro incompleto va a estar
completo, y mi nombre va a seguir estando completo, y perfecto para el resto de la historia. Por
eso, se va ahí. Porque si se queda, empieza a aparecer el deseo del otro, empieza a aparecer
"¿qué quiere ella?", empieza a aparecer el malentendido, empieza a aparecer la falta en la
castración, y él no quiere encontrarse con eso, por eso se va, en ESE punto justito. De pronto, el
obsesivo puede decir, hazañas con tal de que se ponga de relieve el riesgo de muerte, y no es ahí.
Porque si se queda, se encuentra con el verdadero riesgo, que es donde tiene que decidir, poner
en juego algo de su deseo. Por eso, se va. Además, el obsesivo, en una de las citas, dice que
domina a los objetos en la jaula de su narcisismo, si hay una relación narcisista del yo con los
objetos, el obsesivo intenta controlar, reduciendo el deseo de esos objetos a la demanda, a la que
podría responder. Dice ahí, "dirige su alta voltereta hacia el palco", donde hay un amo, que no
puede verse. Coloca a otro como un amo, que no es más que él mismo, que se identifica a aquel
amo, que se armo para ordenar su vida, su mundo y su relación con los objetos.
El obsesivo, así, va a dirigir la hazaña, se la dirige al padre, y también a los otros, para que vean lo
maravilloso que es, todo lo que, bueno... La intervención clínica ahí, es desdeñar la hazaña, el
desdén. Desdeñar la hazaña es, frente a todo lo que nos cuenta como algo maravilloso, como lo
más importante del mundo, "mira lo que logre", verlo como algo a lo cual no darle demasiada
importancia. Es fácil que se confunda con desprecio, porque el obsesivo, rápidamente, lee todo
como un desprecio. Entonces, hay que ser muy cuidadoso, y muy sutil, para no caer en ese lugar.
Pero es como, nos está contando todo, como a todos en la fiesta, por ejemplo. "La luz de la fiesta",
tenía a todas las mujeres, pero había una (me había dicho), que iba a ir la que le gustaba.
Entonces le pregunte: "¿Claudia fue a la fiesta? Y seguramente, Claudia ni se le tiró. Ella estaba
arriba, no con todas las otras que, la verdad que no le importan tanto; pero la que le importa, no.
Entonces, eso también es un modo de desdeñar la hazaña, de decir "fantástico lo que me estas
contando, pero...vayamos a lo que importa". Justamente estaba con un paciente obsesivo, y el no
sabe como siempre las mujeres se le tiran. Y él me estaba hablando de eso, y yo... Tiene la novia,
además está empezando con otra chica, no sabe muy bien porque, pero le pregunto por qué
sostiene relaciones así, que después terminan de manera complicada. Entonces, le pregunto por
qué sostiene la relación con esta chica, y el empieza a compararlo con un compañero de trabajo...
Pero yo le digo que un compañero de trabajo es otra cosa, un compañero de trabajo, no es una
chica con la que tenes relaciones, a ver...Como cinco veces se fue, hasta que le hago un chiste
con eso. "Me parece que si no podes responderme a esto, lo dejamos para la próxima", y le corte,
pero porque todo el tiempo se iba. Retome la pregunta cuatro veces, y se iba. Fue como "corta con
eso", deja eso como una pregunta, como una falta, que él, todo el tiempo, intenta cerrar. Porque el
obsesivo intenta hacer eso, y además, todo lo que le pasaba en estos viajes que hacía, porque es
científico. Yo iba a la pregunta, que era lo crucial.
El obsesivo busca que uno le aplauda esa hazaña, y uno no tiene que caer en ese juego, porque si
no, digamos, no podemos intervenir. Ahí, puede intervenir la sesión corta, de cortar en algo, sin
que él no pueda reducir el deseo a nuestra demanda.
En la página 95, dice lo siguiente:"Es necesario aquí abrir la cuestión del deseo del otro, y, a veces
muy activamente, desde el punto de vista del analista, para que el obsesivo se interrogue esto que
decíamos recién, sobre qué es lo que lo angustia, a nivel de ese deseo del otro. Durante mucho
tiempo, en Lacan, el significante que nombra esa angustia ante la inconsistencia del otro, y de la
que el obsesivo va a tener que situarse, siempre ahí, entonces, como aval, es la muerte". Durante
la primer enseñanza de Lacan, es la muerte lo que, de alguna manera, personifica, para el
obsesivo, el deseo del otro. O sea, la falta en ese gran Otro, para lo cual, ese gran Otro, no tiene
respuesta. Que se haga presente el deseo del Otro (1.16.11)
Desde el obsesivo, si la primera sesión dura cuarenta minutos, va a pensar que todas duraran
cuarenta. Ya empieza a querer controlar, ahí, la cosa. Y en un momento, uno puede cortar a los
cinco minutos, y ahí es "por qué me corta ahora". Siempre intenta cerrar, es un intento
incontrolable que él no domina. Aparece algo en el otro, que él no puede significar. Insisto, no es
que uno corta en cualquier momento, corta en un momento en el cual aparece una pregunta, algo
que lo interpela, y que no se puede responder. En el caso de este paciente, si la duda se
presentaba antes, podría cortarlo ahí. Cuando uno corta, tiene que cortar. Porque el obsesivo
intenta, todo el tiempo, querer meter un significante más. Supongamos que quede una pregunta,
¿por qué el sostiene la relación con esta mujer?, que es lo que hace con todas. Porque tiene una
novia, pero anda con un montón de otras mujeres, y no puede dar cuenta del porque. No es porque
dice, "ay porque me gustan sexualmente, o porque..." Sino, que no sabe por qué sostiene ese tipo
de relación, de las que además, se muestra casi siempre como objeto: "ellas vienen hacia mí, y yo
no tengo nada que ver", ¿como una chica termina en tu baño, bañándose desnuda, y vos no tenes
nada que ver? El obsesivo va a querer cerrar rápidamente con otra cosa, que, encima, ni siquiera
responde a esa pregunta, como les decía. Cuando están ahí, hace que esto, siga sosteniéndose
como pregunta. Y en tanto, hay pregunta, eso le hace presente el deseo del otro, la falta del otro,
porque él no puede responderse a eso. En definitiva, el otro que uno pone en el palco, NO
EXISTE. Es un otro que uno se ha inventado para ordenar los lazos con el mundo, con el cuerpo,
con la sexualidad.
El obsesivo se defiende del deseo del otro con esa instalación, a partir de lo cual va siguiendo su
vida, medio vivo, medio muerto. Siempre en un estado de auto contemplación (se mira desde el
palco), no está en escena, sino mirándose siempre, en la escena. Hay una enorme cantidad de
clínicas, en la que observamos que Lacan no eligió un punto cualquiera, que se explica
verdaderamente, a partir de esta posición. Su ubicuidad, no está nunca en el compromiso del
deseo. "El nombre más importante del síntoma obsesivo, su modo crucial, es el aislamiento. Esto
que el obsesivo hace, de buscar una parte en el palco, y otra en la escena, es aislarse" (Pagina
97). Ponemos aquí lo que Lacan llama "hacerse el aval del otro", la intervención del otro. Hay que
irse a un lugar, aislarse, borrarse de las escenas, encontrar ese lugar, en el que el obsesivo esta
solo con sus pensamientos, sus controles. El obsesivo, si todo el tiempo está solo en ese goce
auto erótico, que se juega para el, sobre todo a nivel del pensamiento del obsesivo; el pensamiento
esta sexualizado. Esta idea obsesiva que irrumpe y se le reitera, tiene una carga sexual. El
obsesivo, por más que este con otros, está aislado y mirándose en el palco, por él mismo. No es
que están aislados,solos en la casa, encerrados. Puede estar con otro, pero nunca termina de
conectar con los otros, porque siempre está en ese goce auto erótico.
En la página 97, Indart dice, "Enjuiciar al campo de la palabra, para indicarnos en qué consiste la
defensa del obsesivo, Lacan dice el obsesivo arrastra, en la jaula de su narcisismo, los objetos en
que sufren....en la coartada multiplicada de figuras mortales, y domesticando su alta voltereta,
dirige su homenaje, en vivo, hacia el palco, donde él mismo tiene su lugar, el del amo que no
puede verse"
En la página 98, "Por eso, puede ser lo mismo con una chica, con los objetos que quiera, en su
manera de hacer relación, tiene esa marca que Lacan llama "la alta voltereta", llevando a un
extremo máximo, que se presenta mucho como riesgo de muerte, aunque podemos, de otra
manera, decir, un riesgo vinculado, a una suerte de todo o nada."
El riesgo no está en irse, sino en tener que quedarse y decidir, si estar con una mujer, o no, por
ejemplo. Aparece otra cosa, sorpresiva, que no tenía nada que ver con el gusto por domar fieras,
uno interfiere eso, y que es dirigir todo lo hecho, en homenaje, a alguien que tiene que estar en el
publico, a titulo de figuras diversas, puede ser la mamá, el papá, el gran contratador de domadores
de circo, puede ser la historia universal, y donde Lacan dice: "pero en última instancia, lo que tiene,
es, él mismo, su lugar, su identificación puesta en ese punto, a la de un amo, que vería toda la
situación, y que no se ve" Es un amo que, además, le prohíbe cosas, porque el obsesivo piensa
que hay cosas que están prohibidas, entonces, todo lo que a él le gustaría hacer, está prohibido,
prácticamente, por ese amo. Entonces, no hace nada, es muy difícil a veces, ubicar en un sujeto
obsesivo, sobre todo en casos graves, donde hay algo de satisfacción, en todo lo que cuenta.
Inclusive no nos cuenta sus hazañas, si está en una empresa maravillosa (pero:"¿a usted le gusta
eso?") No pueden dar cuenta de ninguna de sus elecciones, cuando uno les pregunta, que rasgo
en una mujer, se empiezan a embrollar, no terminan de ubicar dónde están ellos, en esa elección.
Es muy difícil llevarlos a ese punto, empiezan a intentar cerrar con otras cosas. Hay algo del sujeto,
al menos la propia pregunta de lo que le gusta. A veces cuesta varias sesiones para empezar a
ubicar algo de eso. Es importante que la pregunta este.
Lacan llamo, el invento sensacional del obsesivo, a la "oblatividad", esto de convertir el deseo en
una demanda, a la cual puedo responder. Esa demanda, lo aplasta. Entonces todo es una
demanda. La chica lo invita al cine, o el chico la invita al cine, y es una demanda ya, si no puede
responder, ya no tiene lugar en el otro. Es más, si al obsesivo no le demandan nada, ya el
obsesivo empieza a preguntarse "¿qué me pide el otro?". Pero no está pidiendo nada. "¿Que soy
para el otro, que no me pide cosas?" El obsesivo necesita de la demanda del otro, pero esa
demanda después, lo aplasta. Porque realmente, se le vuelve todo una exigencia. Una invitación a
una fiesta, es una demanda a cumplir. Interpreta, lee todo como una demanda y, en general, se
responde él solo. Tiene la necesidad de cerrar, todo el tiempo, no puede quedar nada abierto. El
analista tiene que introducir un forzamiento, todo el tiempo, para que abra, que la pregunta se
sostenga.
Lo que más importa, es averiguar si él tiene un lugar en el otro, y que se garantice ese lugar, que
no es que le interese domar fieras, que son solamente un medio para averiguar si tiene, o no, ese
puesto en el palco.
En el caso de la lógica preventiva, se trata de lógica, porque es un modo de ubicarse ante el deseo
del otro para alejarse de eso. Cuando el chico empezó a saber de eso, ahí aparecieron las
preguntas.
Representamos otro modo de representar el deseo del Otro (gran phi). Es un modo que aparezca
algo de la falta, de ese otro. Esto aparece y el obsesivo no puede dominarlo, pero lo que hace, es
reducir eso a una versión imaginarizada. "Todos quieren tal cosa".
Otra cosa importante, para La Dirección de la Cura... Hasta ahora, como intervenciones clínicas,
señale dos: el desdén, desdeñar la hazaña, que es un modo de que el obsesivo empiece a saber,
que ese otro que se arma y está en el palco, no existe. Y la otra, es la sesión corta, que hace
aparecer algo del deseo del analista. El desdén, también hace aparecer algo del deseo del
analista, porque, si no quiere que le cuente esa hazaña que quiere, si no le interesa eso tan
importante que le estoy contando, entonces ¿qué quiere?
Otra cuestión muy importante es, los síntomas del obsesivo, la procrastinación, la duda. También
puede aparecer una compulsión, compulsión a lavarse las manos, compulsión a trabajar,
compulsión implica que no se puede parar, no puedo dejar de hacerlo. No hay nada que haga de
límite allí. La compulsión sola no se puede intervenir. Si alguien no puede parar de lavarse las
manos, no puedo intervenir eso así, tengo que hacerlo hablar de eso, que eso se articule a algunos
significantes, y es crucial que eso se articule al otro que pongo en el palco. Ante una compulsión a
trabajar, no se puede trabajar por sí sola. Ahora, si el obsesivo logra ubicar que trabaja
compulsivamente para ser reconocido por el otro y trascender, eso sí lo puedo intervenir. Porque si
yo le empiezo a deconsistir este gran otro, "¿y usted como sabe que el otro quiere que trabaje?". Si
eso empieza a caer, que el otro quiere que trabaje, es algo que se arma él, pero que no tiene idea
de lo que quiere el otro. Entonces, la compulsión va a ser tocada por añadidura.
En la página 109, lo plantea como sintomatizar la compulsión, que esa compulsión, se vuelva
síntoma. Hay algunas que pueden ser más visibles, como lavarse las manos compulsivamente.