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Los ríos y sus afluentes son las principales vías de comunicación para muchas
poblaciones indígenas de la Amazonía. En una vía principal en la ciudad, nos
encontramos con transporte público, autos particulares, taxis, etc., de esa misma
forma, en un río nos encontramos peque-peques, chalupas, canoas, etc. Hasta
ahí, un ojo no entrenado diría que el río es la avenida principal de la comunidad o
su “gran avenida”, pero qué pasaría si el río solo sea una parte de lo que se
consideraría un mundo subacuático habitado por seres no-humanos con agencia e
intencionalidad en sus acciones, y que es eso lo que trae la estabilidad al espacio
de la tierra.
Esta diferencia entre lo que vemos o pensamos que vemos, se encuentra en la
base de las diferencias entre sociedades. Lo que para muchos puede ser algo
superficial, para otros puede ser un mundo con relaciones harto complejas. Por
ello, en el presente trabajo, se mostrará cómo tomar la diversidad cultural como un
fenómeno complejo que incorpora el conocimiento de las cosmovisiones indígenas
para una efectiva construcción de un país pluricultural.
Antecedentes
Los cocama-cocamilla es un pueblo de la grupo lingüístico tupí-guaraní que se
encuentra compuesto por los pueblos indígenas kukama, kumamiria y umawa
(Rivas, 2003). Este pueblo ocupa las zonas bajas de los ríos Huallaga, Marañón y
Ucayali. La quebrada de Cuninico en el Bajo Marañón da el nombre a la
comunidad nativa en donde habita esta población, la cual desde hace casi tres
décadas sufre masivos derrames de petróleo en la zona.
El oleoducto instalado en 1970 se encuentra bajo el mantenimiento y
funcionamiento de la empresa estatal PETROPERU. Sin embargo, esa misma
empresa reconoce no haberle hecho mantenimiento al oleoducto por un poco más
de 16 años, lo que ha generado masivos derrames en los periodos de 1996-2016
según el Organismo Supervisor de la Inversión en la Energía y Minería
(OSINERGMIN).
Según la Resolución 52/2017 1 de la Comisión Interamericana De Derechos
Humanos (CIDH), los derrames no son cuestiones aisladas, ya que 5 de ellos
ocurrieron entre 2014-2016 y 2017. Estos residuos tóxicos habrían estado
expandiéndose por las aguas y también en los suelos generando impactos
negativos en la salud y la dieta de los habitantes de las comunidades aledañas.
Los ríos que son principal fuente de alimentación y que forman parte del universo
cosmológico cocama-cocamilla han sido afectados, ya que los pescados se
encontraban contaminados.
El Informe del Centro Nacional de Salud Ocupacional y Protección del Ambiente
para la Salud (CENSOPAS) denominado “Determinación de metales pesados en
las comunidades de Cuninico y San Pedro - Cuenca del Marañón del
1
Medida cautelar No. 120-16. Pobladores de la Comunidad de Cuninico y otra respecto de Perú. 2
de diciembre de 2017.
Departamento de Loreto muestra que, en la comunidad de Cuninico, de 112
personas son 73 los que cuentan con mercurio en su cuerpo por fuera de los
rangos referenciales que debería uno tener.
Actores
En octubre del 2022, las organizaciones indígenas de estas poblaciones afectadas
se han organizado para demandar al gobierno que se les escuche sus reclamos y
que peligran sus vidas en la zona. Entre estas organizaciones se encuentran:
Asociación Cocama de Desarrollo y Conservación San Pablo de Tipishca
(ACODECOSPAT), Federación Indígena Quechua del Pastaza (FEDIQUEP),
Federación de Comunidades Nativas de la Cuenca del río Corrientes
(FECONACOR) y la OPIKAFPE-Cuenca Alto Tigre. Estas organizaciones y sus
dirigencias se han articulado para reclamar el poder sentarse a conversar con el
Estado, exigir la presencia de una Comisión de Alto Nivel y con presencia del
Premier. De no cumplirse con estas demandas ellos cerrarían los ríos dándose
una huelga indefinida hasta que cumplan sus reclamos:
“El presidente Pedro Castillo nunca se acercó a las zonas contaminadas de las
comunidades. El Gobierno Central continúa indiferente a pesar de que el Poder
Ejecutivo, a través del premier Aníbal Torres, había prometido públicamente destinar
este 2022 un presupuesto de 93 millones de soles para atender la salud de los
pueblos indígenas”, Alfonso López, presidente de la Asociación Cocama de Desarrollo
y Conservación San Pablo de Tipishca (ACODECOSPAT).