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HOMBRES, HOMBRES...

DORIS DÖRRIE, "Hombres, hombres..." y "Dinero"


en: Hombres, hombres... (y otros relatos),
Barcelona : Seix Barral , 1988.
_ Se habla hecho tarde. El no se atrevla a ir a casa.
Desde hacla medla hora, t ataU. ¿e ¿i"i..1ü.
p-ero ro podla coor¡lirrar ideas. ."*.,
Se l.".oiá ise m¡rO
aI espejo det araario: Juü;-Á6úñiIJ"* *e"
de cuarenta. Llevaba un traje d;b";;.üy
aspecto reposado y enérgicó.- No .r" gup" tenfa
ulteresante y él sabla que-a las mujeÉs i"" pero sÍ
más. los interesa¡xtes qie
go"t.o
-los s"d;::-E;;njunto,
era un n"-Bo-"ü"Iti"Jlque
lI* 1=to* s:¡: en
c¡erta rnanera daba r¡¡ra sensación de poder _.<po_
tente» ef,a la palabra que se t"
diablos tenfa -que pasarle esto a""..i¿I ¿llor que
él?
Volüó a sentarse.
*iguiente: sobre la base de nuestra
nencra, Ies recomend-rnos el envasado de susexpe-
_.-_1r.:.,T-
pro_
du:tgs p.rot", -iermine
I

T "rjas
usred ml$na
de _cartón. ná"t.,
esta dichosa carta, por favor. euere-
mos ese contlato- de modo que ponga Uo.riá
d9sp9didl. rrrra brpve....á¡"áZ-."¡1"
ü. g.."t -
rfa decirle -Solté
uru¡ cosa... Bueno,
preguntarle algo. Conozco a r¡n"!";..üa"ál-q"i"ro
hombre qle- Ileva
l casr vetnte años casado. Una mujer encantad-ora,
que quizá a usted le parecierj un poco.nticu.aa. aun-
Unos hijos-estupendos-. Una casa *irlUüia" _..
r¡n, J¡a pr¡ede imaginar, más o menos,
como yo,
guramente, ni él ni su mujer se hacfun muclias Se_
ilu-
37
t-
I
I
I

Ilrente cariñosa y dulce, como si viniera de estar con


{

siones acerca del amor eterno y de la gran de.quin-


pasión'
ta cam", aun alcabo otro, iacluso se lo habla pregr:ntado...
l;;-i";;"ú;iáá :

Paula, mi pequeña ama de casa, la.llamaba med-


::';;"":El-dt"; no les faltaba"' ¿sabe?' no lo en- i

tf,""¿". ése es el problema, no me entra en la


ca- talmente. Ella no tenla aquella soñsticada elegancia
de las mujeres que trataba en su trabajo. Siempre
beza. .. »
"T;il* paró el dictáfono, sacó- la ¡asete,,{o un iba un poco desaliñada, lo cual muchas veces le con-
moüa, pero tenfa clase, estilo.
f,r.i"i" tirón a la cista y la amojó a la paPelera'
una con- El era técnico eu embalajes, una profesión ridícula,
Ella se lo dijo durante el desayuno' No fuec,ando segrln reconocla él mismo. Eran los payasos de la
ffitd, "it" ü" "rttple ex¡rosíción'. co1o
en
le
industria, pero esto iba con é1, le.gustaba dárselas de
;;;;b; bs notiáas qüe acababa de leer el córnico y ser centro de atención. El diseñaba enva-
iáJiáiü. r- "".u" antes, é1 laYahabía observado mien-
a colgarte ses y embalajes, y el dinero que ganaba con bolsitas
íi*?-a."t ¿"U" y pensó: empiezan
de plástico para avellanas que ni vela, cajas plegables,
las carnes, vieja. estuchados al vaclo y vasitos de yogur le parecla un
nombre? No üsparate, y desde hacfa años mi¡aba con cierto des-
El otro tenla la misma edad que él' ¿El dén aquel mundo que gastaba tanto dinero en emba-
iljiá-ñ.I¡, q¡¿ dedi-cabae No lo- sabla con
i' '#ürtt¿. ¡rg"- relicionado
"" con el arte' No se lo ha- lajes-
iii,
Están cenando y él mira sus brazos blancos, los plie
i
lng'x"f
más.
*:'r""^'"",T"x":iTffi '?f ;*"1"i.i1? gues de las rnuñecas, las pecas, las uñas pintadas de
li, color de rosa y, de pronto, le re¡rugnan aquellas ma-
que recordar sus mu- nitas mantecosas y muy especialmente aquellas uñas
Bien, para ser justo, él tenía
i.1

li,.
f con secretarias' -apoderadas y ayu-
-il;-l"ur.
ctras aventr¡ras
de inocente color de rosa. Imagina aquellas manos
acariciando la piel de otro hombre, y le parecen fal-
[,t! ;;d. áiráencia; -porque é1
![, "';;É;
láürJi" pi"" q,'. "qt"u"" breves y tumultuosas re-
-estaba
sas y asesinas. Tiene que levantarse, la mira por de-
seguro' lo trás. Tiene la espalda cuadrada y n^acriza,los cabellos
laciones importaban; áá' at eso de ser algo más
!L

'l,.lr'
espesos y rojos. Vista por detrás es joven y fresca,
,.'
,

ilü;;;;;e" d" orto mo'do' Debía condenadarnente f¡esca. Realmente, no la traga. No;
orofundo.
"itii'""to", no la traga. Vuelve a sentarse, urr poco aliviado, y
i "^ vacía' las vacaciones
la ciudad estaba
i,'l ¡¡.ás enamorado que nunca.
i,
i, H"ffiffi
;H;;;;; J
i"¿t"j.T::T:l*=-i?,#l'á""1"*::
Át.,"i"oo aqul' quizá pudieran conso- Va a haber un congreso en Frankfurt. El decide ir,
aunque no tiene muchas gár''r2s, pero comprende que
it larle r¡n Poco-
1i.,,
'-E1*oo'*áLpt"ndfa por qyé- le dolían todos los ha de salir de casa o se asfixiará, no por el propio
iT
habia contado con esta dolor sino por la condescendencia con que ella le
liL
,I ht;;";;";;:qt" "i"áot" la encontraba especial- mi¡a. No puede remediarlo, pero se comporta como
I
lil posibilidad, y o*",-*árráo
,ii,;r "
ilJ l' 38
tllr i
il't .

:l{
LI
rn marido celosg del siglo pasado' Ell,a le prepara la me¡rte huela a «Eau de Joie,, la colonia que él le re-
*","T;;;;;"iápi.. E-I sáe de lahabitación andan- c"19. L? pu9rr3 del lado _del iasaSero-esá-átascada,
-¡"Iráo
ü "" de pie, con-los brazos.colgan- y ella de- la em-puñadura ."Á" ,ro" oiA".
¿;;-;;;d"". él Íi¡¿
.E s¡a rlsa uo le cuadra. Ríe
ñ. ; ;.-d*á-indolente y] con dolorosaenp-rerisión' las que han
demasiado fuerte, y
hijo, el estudiante, la Bira soo.ierrJo. - --- --' é1, su
;;;j;;;;;das las-ñabitaciones
del principio'
;;ilju..;"r las ca"as de huéspedes
v todos los apartameDtos que harido ocupando' cada En Frankfurt, Julil¡s comete un error. Ella tendrá
unos- treinta y cinco años, poco más o menos, y
il;;;;áe.q',e.t i "it'¡or v más boJ'it9-' "ao'
'
crecía la distancia ap-oderada de una -d"-L es
;i";;; que cada Eruda¡rza
ydeportiva,"-,Fr"s.
aft",
;;;'.1ú";;;" si tuvierau que acabar-en Y' lúeu- *^tt:f
.9o
allgo que ér
9"""-p.i".r"i".
;"p¿;;:-üe y n -
bre v ffo palacio, ella en Ia ventana I él en -Ia puer- 9F todos, pero marxteniéndose frla y distánte.
sin que la voz humana -Er se Ie acerca en el vestÍbulo del hotel y IL habla
á,-"'til¿d.t "s de üstancia, asuntos técaicos.'Ella, sonriendo le atája , l" di." de
pudiera franquear taDto esPaclo'
por hoy de trabajo. fl torpe e
en coche l::^b"¡3
mportuno, pero ahora ya no puede".-"ilrt.í
Durante dos horas, é1 estuvo deambulandocasa de las dejarla mañhar
y la inüta a cenar. EUá refus;. rt in"ist"
lJ r" á.áa, v luego regresó esquina a su bonita /p"r t
#i"iL]i"ñ ¿f;Zh" h á v se escondió le ¡uglica, y esto le hac" seat¡.se-.ri-JüIo'¿.rr"ot
toda la cena, a pesar de que ella,
áili*1,-¿É."¿" del seto de los Feichinger que están ÁiJnJ .".to,
prosura rnantener una_ conversación
á" S. siente como un niño tonto que' jugando "olr trivial que le
permita recobrar el aplomo. pero esto, lejás áe
"U:..
al escondite, se lra escándido tan bien que- nadie Io wiar la tensión, la aumelta. E,t o" ."o"igd. tf"ia"., ali_
.."..ott" y se asusta porqrre las voces que le llaman y el recuerdo de sus súplicas t "U"¡arráot.-y .oro
;;;;-;;á vez más lejo^s: "¡Juliusl ¿Julirrs' dónde neu¡índole por dentrof Julius""quiere"
;ñ?" lf""t" q.. losqrri.ra' gritos cesan y todos piensan ác""t".i..
Pero eso nt¡nca' Antes eua, Iroy mism'o. "orr
;.;;; ="r¿r¿ .ir"t¿o EIF no
l;;;rtutd" Lambre dátrás del seto' Siente lágrimas - se resiste, y esto es lo más terrible de la
calientes en las mejillas' ¡i.tu1fOn. Ella le pide que se vaya. No se ha puesto
--Bf átt" llega en-un 'escarabajo» üejo' lleva pan- hrstérica ni ha hecho aspavientos cuando ¿l sé le ha
pelo largo' es
talo o"qr"."-y tiene elotolkswagen' un pordiosero' *lr"+ encima besuqueándola a lo béstia; f" U"
azul celeste' De mlraclo con aburrirniento y luego él falla y ella"Oi"le ayu_
.ilE"g.á.i"¿d "oIr ,ro
la vecina de en- da con la mano, haciendó tinünear a"" p"fs"."" a"
üi;;? ¿;;" si a Frau 'lrmbruit'
iiÉii.l'ui.ii*" "."i¿" a buscarla su lyjg -para lle- 91".?. buena gana, la- asesinarfa, y ella ü.o*p."*
;;-;ü; r" á.¿"¿. Es casi conmovedor' El chico acom- d: y te da pañuelitos de celulosa. Entonces él slente
no importarle su as- .l ,.1.:"9 de pedirle que lo acueste y que se quede ha_
,"ñ. ; su mamá y a ella parecg puede vestir uno así a los cléndole, compnñí¿ hasf,¿ que se duerma.
#;;il;Qó0,o" "t le Aquélla fue la primerjnoche que ái sofó con el
et r"'abtaza v a ella se sube
ffi;".,,i.#;aiñ.[ descubierto un Par -de piernas pez. Estaba entre los ro-sale¡,_ era .- p., grande,
i"'}Já" á"¡áá. aIPaula no tolera el sol' y segura- como un¿r carpa, tenía Ia piel t-agullada, sangraEa y
gris,
üil;tá;izas-
40 4t
de un modo distinto, o eso le parece a é1, huele aI
iadeaba rm poco. Julius se agachó y lo lerrantó-' Tuvo omo. r a casa está en silencio, JúIius se mira los
áue hacer un gran esfuerzo' Pesaba más cle Io que r¡-ies, p_ara ver si ha dejado pisadas en la alfombra
:;;"ñ:A;tt; ojos redondos v ciegos' elpez.vacía clara de terciopelo; ahora pgdrla acostarse y pspe_
l,ieir;-ü t*o'"áucadavez Julius qúe, con todo cuidado'
éra más-pesado v 'nás
rarla, podrla sentarse en sri butaca de la quá ahóra
t;;;"b"-áá iardrn. los Küpper y los niños. Stic- sus hi-jo¡ se levanta¡r sin necesidad de que ie lo pida
."""Já. rc" rLichinger,
ttli-ü-"ri."u"¡r cuando le ven acercarse con el periódicó en la mano,
iesde aett¿" dJü cerca, cucrhichean- poq{" contemplar las rosas, pódrta abrir el correo,
iá" ".r¡á.¿"t" con el dedo' El hablaba en v-oz baja podrla...
Iirí*, o""quilizarle, mientras trataba desespe- Se va.
;í;JJ""*" d. ori'eutarsesey extendla
recordar en qué ürección
una carretera in-
Es una p-ensión barata del suburbio, porque en r¡n
..hotel caro
."t"U" el mar- Ante é1 del centro siempre podrla encontrar a al-
;;;;;úb i; su p"".do lado pasaban rugiendo-los.camio'
que casi no podía llevarlo'
gún conocido. Además, faula pódrfa ver el coche.
nes. EI Dez ena t o
y-a cada Paso te-
ii-".t"itt"t" los pies por eldebarro del Su habitación tiene en la pared un papel rabiosa-
;;;;;;";; b ieptacion tirar-el pez detrás vez mente floreedo que le ma1ea. No hay ttliüsor. ¿eué
,Jrñ atbtrsto. Tenla Ia impresión esta busca aquf? ¿ Piensa ir todos los dlai a traba¡ai'des_
-dg.eue
cumplirse'
ff;;dr" ]"ilar, que esta misión debía
correctarnente' y de 3eul? Paula le llamaria al despacho. El rio tiene
",r.]
*a una vsz, tenla que actuar nada que decirle. Le gustarla podér dejar de amarla
s"gúá aoda¡rdo, obedieute' de repente o o¡narla mucho rnás d6 ló que la ama.

Hj.L"H#.Eff ji:":f":L1t" j":?#Tl: Julius no necesita fingir: está enfermo de verdad. La


t;;;"G-ftL-v cortés.r,§No le perdona nada' pero tam- patrona, una mujer gordita y amable, avisa al des_
pacho, El no quiere llamar al méüco, y la mujer le
-';-i"o"; desvenlrrras
;;;i"-;;J.d"-ias de la noche antes' pone fomentos fríos. Julius se sume en-la fiebrá con
§%; pá'o i*p""onal q.demasil!3
estas líneas: oJulius-'
ganas. En un rnomento dado, le parece que paula
#;;""; ella le escribé -canno: está al la.lo de la cama y se inclinJ sobre éi. El quie-
;;J;;;'q;;" hava podido ir a verte hov' Llámame re ¡etenerla, susurarle que despida al estúpido es-
L"iá"-.,iia."" a lá iiudad'" Para la -firma' él le su- tudiante. Desea poder relrse con ella. Reír y olrrid..-
;ffi*á "lit*á"-sáata, Pero ella le aconseja Ga- lo todo.
resulta
briele. Tiene que ser Jgá *Lt'"" exótico' Asl azul ce- L3 patrona le ayuda a levantarse y le acompaña
;;TJ;;r-il] rf"señ¡s tt-i" uno de sus-sobres al- wáter. En el espejo, él ve a un viejo -demacradb. Bt
i."J",'I.-t" las de Julius' se Io entrega y se pelo_le cubre las orejas. ¿Cuánto tiempo lleva en la
marcha sin decir nada' maldita pensión? Tiene la nariz añlada y la piel ama-
casa como rilla y arrugada. El éxito y el poder se Én eifumado,
Tres dlas después, él regresa a su propia el esuipido no cabe la menor duda.
' rr¡r extraño- sr¡"." trl. ii-*ása de i'aula Vuelve a soñar con el pez. Sus manos están ca_
Ürirárll-"-ir-""r""t" y ,,o lo ",,"..'"ot,."' La casa huele
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pe,,Ho y resbaladizo' El pienl1 en cómo Recorrió 3ü) kilómetros para echar la carta al correo
lientes v el en otra ciudad. Pelearfa como un esforzado caballe-
.sJdü Láiroititt una
;;ü; él de su cue-rpo' En sueños'
""lot
tonterla, que los peces trenen ro, y esta idea le gustaba.
áü-; es Po1 el momento, seguirla en la pensión. Vendió
que estar Hos.
' a las tres semanas, empieza a levantarse' sus ca- el- coche, porque temlf que le delaiara. pasaba en
hechos a la medida le cuelgll como- sacos'
bicicletl por delante del peluquero de su mujer, del
Banco de su mujer, de su resiaurante preferido, de
"os-iraies
i;-;t;" el cuerpo lo rlnico que no les va; Ia cara su tienda de modas, r¡na y otra vez, hasia quedar re-
le antoj a ahora una
i"*""." .."" cott ÉUo". Paulaél'sePero,
¿por,qué a su ventado.
il;á;á se h ha inventado No es una
i;i;"i; le habrá dado por es esta mujer?
Paula estaba con Er en un café. y Julius le agradeció
#lü; p-.." á" eá"dttá v testaruda v autosufr- ha!e1 elegido uno al que nunca había ido con-á. ella
ciente. se habfa cambiado el peinado y él llevaba pantalón
que- él yaquero y una camisa arnrgada y ajaila. Se .cogfan
Mientras se afeita cansinamente, cree todavía wuelve las ¡na¡os y se besaban furtiva¡ñenie de un modo
y
;;l;"ú;bI" l" ".. *.t"*orfosis,como se instala de
entonces
que delataba hábito y- confianza. Julius üo que paga_
el dolor, poco a poco, él siente ba ella y sinüó una oleada de odio feroz.
nuevo en srr cuerpo y le es más desagradable
que
Dos veces, vio a gente de la empresa, pero pasa_
aquella larga enfermedad' ro¡r por su lado sin reconocerlo. Era coino de
vol-
El decidió no volver a casa o, por -lo- meno^s' nopodla F.golo, le hubiera puesto un manto invisible."1,¿ya
;r-;"r-. si ,11tr", seria áomo iiit-ftdot' ¿Qué !'abfan -despejado su mesa y guardado las fotoJ de
Paula y los- niños y los dibujoJ que él hacla durante
§; ;t¿;' la cama Y se quedó +.1+d".li: las largas Jla'nadas telefónicá",
'ioá.r"i
íáptá.tt*t flores de la pared qu€ en,su delrrio vrera tico ? Realmente, él habla dejado "i,roa
bolsa de plás-
muchas veces corno ,,, ,itt floral y, de prolto' le pa- de existir y, por
primera vez en varias semanás, sonrió y .o
reció que en ellas el p-rincipio de su vida
"" ""ále¿t" poiqo'' Ln su triviali- se llevó las manos a los labios, por la ialta "áioid"
Iii,irlliJ"iJ" á.-t".-to"""Se le ocurrió entonces tumbre.
J.-
"o"_
¿"á. t" podla soportarlas' en P-aula' en sus hijos' La pareja salían casi a diario.
;;';"éí;;á"t'i*o"io, _ -
Habitualmente,
Paula_ lo recogfa con su «Golf» (en realidad, el oGolf"
i"J" o" í"*tibL*.ot" normal' Y de pronto este pen- de Julius, pues él se lo regaló el día en que cumplió
sáiento que nada'
"-E;i; dolla más
i.J""á*i-ar a Paula' La carta le costó treinta y cinco años). Muchas veces, se iLan al cam-
po, y Julius los per4ía en seguida porque se quedaba
io"tiaa Paula: como puedesserio su-
rezagado en la salida. Otras veces ibar al restáurante
"t;;*"lft"i'-
poner, estoy vlvlenoo una gran aventura'.Nada preo- o al cine. Nunca, a su casa. Sin duda, la cama de
no estamos decididos, ¿sabes? No-te Julius era más 'blanda, pero, por lo visio, ella prefe_
pot ml, pero-no sé con exactitud cuándo
-todavía regre-
muy normal' ría un estilo más juvenil, y Julius se imaginabá vívi_
saré. Pasemos rro urrto verano' Todo' preferido'"
"upo
G ¿" .,o beso en su sitio
d¡rnente cómo serla la cása de aquel hámbre: un
ililüiiÑ
45
44
'llr T
I

Se besaban
caserón viejo y urr poco destartalado' sufrien-
no se sentla más sincero que con corbata y tarjeta
ffi;a#enü-''; Ér *"Ét. ioti'" lo" observaba' de crédito, nr¡nca se le pasó por la cabeza la idea de
-hasta el riltimo abrazo' que se traicionaba a sl mismo.
-"
do
ffi;, t""t"u. de imaginarse.a Paula a-t-Y p""- A partir de ahora, ya rio tenía que esconderse. No
perdía de vista al otro. Lo siguió hasta la oficina de
:r,a:*:;1"'¿*m*ri:13"T"r j"*.""1 anu¡cios de un periódico local ¡ desde luego, fue el
primero en contestar al anuncio: Se alquila habita-
ción en vivienda espaciosa; precio 380, todo incl.
.

tel.772516, Stefan. El nombre le repug:ró.


'mu*I*ffiri#ÉsgH;¡*
siemPre.
Julftls tomó por costumbre el-pasar
por lo menos
¿Paula habrla enseñado a Stefan viejas fotos fa-
miliares? No; ta¡ basta no era. Y, puesto que Julius
apenas se reconocía a sí mismo, tampoco le preocu-
de Ia casa-de Er', Y un
*J;:"-ldrá for delante vio al
paba tal eventualidad. La casa era realmente antigua,
ir; ¡Ñ". l" ..á" de enfrente' sacaba .estudiante'
unas ca'
espaciosa y clara. Su habitación tenla hasta balcón.
;#;;ll";dl1 desp"cti"mente' Se agenció un colchón y saboreó la exquisita sensa-
treinta
ias de libros y .o""tt" it una mujer de -unos
,.ñoJi;;ú; ción de no poseer nada, contemplar unas paredes
i-tát" en 'n microbrisdedujó
"volkswagen"'
quién era
desnudas y no ser él Inigmq. Se sentía como en el
ü;;á;-"ü";;3hó " uo"t, Juli's exilio.
;ffi;";ñ* ;; l; claás imPlicaciones de su Stefan era afable y hablaba demasiado. Julius sen-
ma¡cba. tfa ganas de darle un buen golpe, pero se limitaba a
mirarlo con asombro y sin poder imaginarse a Paula
':ffi'1ffi -ti"l"l*:"*''i?f
Julius dio todos sus trajes al
aPero' tr. -se
-co-mpró
en
en sus brazos.
iff."'i$iiü Al segundo dla, espió a Stefan cuando entraba en el
H"".?i;"IÑ" L u"stü ü"t'io" Lombros v dejó baño, se puso el calzoncillo y, como si no supiera que
de afeitarse, to "uar,' J pfryqtotg' le ex-
1e11!1tba
entrab¿ur estaba ocupado, abrió bruscamente la puerta. Bien,
;;;i.Já;;te desagrádable' I-"- sanas
-li"t"t -se miraba porque tal vq, fuera más musculoso que Julius, y más vellu-
á. áaa vez ql¡e 1l espejo' do (¿no decla Paula, cuando iban a la playa, que ella
de lo ridículo que era' De no
L'áJü" p"*..t" ttttt'i"p"átl" imaginar que había re- no soportaba a los hombres peludos?). Por lo demás,
ser Dor su cara, "t'"tt no tenla rnucho que ofrecer. Julius, más tranquilo,
L

;;#ii"*"-.Ñ; "4""' f,á"á "t" tI ttptéto que tenía


,l
de Bellas mu¡:murói *Perdón, y volvió a su habitación.
1,
cuando dejó los t"t"áiál-t" ü Acadimia mundo de los tra- Stefan llevaba a rajatabla lo de la «buena convi-
Hüt; i-'"á-rá "ttgi"-átt'it en el
No tuvo pro- vencia,, de manera que juntos desa¡runaban, más
ilJi"#dtá;tás idéas convencionales' ras bien tarde, juntos miraban la televisión y juntos se
ü"á;;;';J;;;;;' el t""¿oÑv Lont*rio' aPrendió
I

la ambición de un actor preparaban la cena. Julius no tenía que preguntar


j
i ;t ; J"d"" coo -"ot'
zapatillas y vaqueros nada a Stefan; le bastaba con observarle atentame¡l-
i,, üi"ir."a?, y, puesto qrrt
'',
r¡ri: 46
que acabó concretándose en una idea simple y
te Dara sacz¡r sus conclusiones. Stefan, por el contra' clara.
Entonces se durmió.
rio, no paraba de hacer Preguntas.
---'Br _ . Cuando Stefan salió de casa, Julius supuso que
ttr" largas noches áe insomnio, Julius se habla irla a reunirse con paula,- pero sá.bstuv"-á"
confeccionadd una biografía detallada. Había em- R:,etolro la casa y U'rr"Uit..io" á" si"Fá,".grri._
oezado como maestro de dibujo, después fue diseña- lu. clrb ,jos
sus -iro
arnrgando la nariz y, en una caja de
áor gráfrco independiente, con bastante-éxito, y aho- patos, descubrió u¡r montón de-fotos iá *i"*o
za_
r., trabajo y nueoo en la ciudad, deseaba cam- lr"-
biár de est ó, romper moldes y emPezar de nuevo'
"'ír, |u!ie1an podido
restacrones,
pertenecerle ¿i. ¡1ei;,-Irr
" quince o dieciséis
en comu¡ras, en Grecia, -""i_
«iun amor desgraciado?o, preguntó Stefan con aire años atrás, con cara ds niñe y el peio ti,.pio
dL enterado. *Sl; eso, también", admitió Julius. Eso --.yor"r^ V bien
y-:l¡1j?, con c$cp. que pareótan q,ré et, y
también habla influido. J r¡lurs se acordó del dla e_n gue
conoóió a páda, en
Deliberadaeente, se habla buscado una profesión una fiesta de la Universidadj ella p"raiJ.1
fin y al cabo' 1o
r"r""i""Já con el arte -esto era,unalacierto, J""tiro
del pelo ¡nieatras se besaban. L. p"i"ü" át-"rtoi"rrao
él sabla de Stefan. Fue y 91 otro otra vez su cara seria- cubie¡ta con una g",.é"" ..p"
'r.¿;;;"
J"7 El había segrrido estudios de diseña- de maquillaje_color de .osa
"n'""e,rida.
álr gran"á y aho.. trabaj aba en calidad de ilustra- para [o desterara. EIla-d§ues-fi-JJii"o"i¿
-que soñába con á.rar
--.' ,l
dor varias revistas.
-- - rrara la emprendió con una minuciosa relación
mundo, y él lo encontraba .""il;á;-
dt"f"t, En realidad, él nunca se habÍa sentido a gr¡sto
¿. t-"á"" ptábl"*.", la escasez de contratos y lo con los otros estudiantes. Julius ... J ul"s.u a""-
duro que"tera " tener que amoldarse al gusto de unos preocupado, carente de conciencia polltica;
áir".t"r." artlsticos mediocres. Julius respondió que sus conversaciones con Stefan, sacaba a refucir ñ"*, á"
los
ü "áápt""io, era media vida y que había que afron-
quejas de Ste-
nombres grandes de aquel üempo, y St"i;;;;";;:
;;.h ";" cierto esplritu deportivo' que Las srtaba rnás para considerarle un antiguo combatien-
ir"l" it.ioUan. Si lameniaba de había perdido te, y. jun-tos beblan para consolarse dé h derrlta ¿e
rrtlpa. «¿Qué utopla?», preguntó Julius' ol-a de un sus icleales. La confianza que Stefan le demostraba
"rr
mundá mejór, un mundo que no funcio¡e exclusiva- conmovla a Julius. A cada §esto,rnis¿sso, StiIÁ mo-
*".rat p"t i"s reglas del capitalismo'» «IJn mundo en vía. la cola corno un pemó. Eüdeot.-..rt",-rrli"
triunfado- J uuus ar honbre de mr¡ndo que
;i-;;;i"" fracaJados sean los auténticos "mejores"?" Es-
deliberadamente
prescinde de la consideración áe la sociedJv
".,
;ri;;; es verdad? ¿Porque son los lujo, para.no prosütuirse. EI dejaba qr. Sa"f;del
irr"iá"" discutiendo hasta que se hizocon de día y en- f"
que él soñaba Poseer un creyera asl e, incluso, disfrutaba;on sü admiración,
tonces Stefan reconoció pe_ro también le causaba una extraña tristeza,
«Porsche».
- sabfa exaitamente por qué.
y no
Julius se agostó y, mientras observaba cómoque las
Cgando hablaba de si mismo, del nuevo Julius, le
o...¿." srises se iban tiñendo de rosa a medida for- asombraba la actitud clara e insoboraábL- áJ p"._
I"fráá "-"t y, finalmente, se volvían blancas' lrre sonaje. El hombre sabía lo que querla. p*."L i"rr..
áare¿o"" en su un plan, nebuloso al principio'
"abeza
48
l:lrf'-
-r
I
I
i
H
ti no. preguntaba, estaba seguro de que, más tan de o
encoPtrar
una idéa atry claJ:a de sf. Jirlius, etnrPeT'Ó 1a- empero más temprano, Stefan le Contarfa tóda su vida ame
trrtü;; "qo-an" uueva existencia' La wiej rosa- y él esperaba el momento con ansiedad y ner_
i.--Ji"Lrá-"u"ra mfbera y corrompida' Por poco'
viosismo.
ñr"tt i]"..."-ia á"t"t dei hombre nuevo' no tenla
HÁ Lñ.¿ti" que consolidarla y defenderla',
---g*p.rO a tra- Sin emtargo; Julius reaccionó con inesperada sus-
a á¡i"ar para Stefan y a animar-le áonde lo ceptibilidad cuando Stefan Ie que el'mart"" por
b.i;;"á;-": Üu.""u-.i té a su hábitación' la noche se fuera al cine y, ¿¡ogó
;¿;t;;; -iJ"to"ao sobre sus dibujos' v le daba áir, p". ai".r..iOo,
por srr sin- se quedara un par de horas en algún bar, ya que sr¡
ánimo. A veces, se sorprendía a sl mismo actuál (relación" esta palabrá h¡zo áeítir a ¡u-
ffiffi;';;.qó- reaü¡ente p-reocrrpado por -y un
Iius el deseo de darle
".t"É"
en rearidad 1o consiáeraba un pará- bofetón_ quería ver cómo
Stefan, aunqr¡e y extir: vivfa.
sito. como ese grano que hay que reventarasustado'
;Jl r;;;;;"il¿oá"ti, cari¡oa, pensa!1, Anda por la calle, incapaz de quedarse ,r,ás de diez
ir.e n""tt¿ salido un grano a mi borazón? minutos en el mismo bar. En el-úl-¡rrro, ha comprado
la p.resencia una botella de whisky y va describiendo cGcdos
Ii. Jr¡lius se sentla como contaminado porcon él' como cad.a vú, más pequeños alrededor de la casa de Ste_
ü§¿f;;]"t"áu" a hacer deporte ran, mten-tras, con espfritu venga.tivo, imagina esce_
llr co¡no declan
dos niños, emPezaroD sali¡ a "juga1'
a nas truculentas, de cómo los sor¡rrende a Iós áos en
l
ollac Corrfa¡l tres cuartos de hora, dando vueltas a
Ia.cama, estrangula a Stefan, da'uua p"tir"1-f"rrt"
,r
ffH;;ñ ü;ilt;-""bre el sentíacésped' casi con de-
y te¡.'rrina con todo el asunto.
f;á;;" P".""" dt qtru Julius a stefan'muchas veces
'i il;;trliZJa;
* dejar-sin sentido - L9
Ia:
ege Ie detiene es imaginar la reacción de pau_
ella Ie mirarla tranquilal incluso tal .ro-"oo¡.o_
t;;É*b.nit "p"tt"verle de stefan' su indecisión dg f le dirla: «Julius, hazme el favor á.
, ";.tti;; irr¿ottoá-i desentenderse de to-
qt'" él estaba ac9s1¡mbra- tizar-> ""-¿."*"_
;lt.l
,1, '¿"""*ü""iürie".-.* "1áseitfa como con -sus hijos'
i,i do. v muchas veces "e hasta me- Tardó mudro en desenmascararle- Tal vez desen-
.:i '
::: i.;;;rr- frenético cuando dormlanleve-ndo his- mascarar rro se,a la palabra, pues hacta hov él ha
Lil.
li!
SiLliI í"üü"-"J-qüá"u"' en la sala mante''ido tercar¡aente sus hisiorias, a pesar-de qrre
por el caos y
üá-.á". i.rtio" "" lentla amenazado
Revisaba no tenlan fundamento alguno. De niño le llamablan
f,i lli"irÜJio .ro hot"tio rigt""""aitn"t más valor' más
para Stéfan'
«cuentista», pero él prefería Ia palabra .imaginati_
;;ñ;""t"nes y le iolt"ua vo» y precisarnente en su profesión se la hablá re
ái"""i*i"oto, sl, más audacia' petido rrna y otra vez, 6¡6alrner¡ts, .Armbrunst tiene
li
t;.
ji
--- I-o educó en la irreverencia'
irnaginac-ión'. Para su p-rimera amiga, él fue un po-
lii: i" "t-Lá"t st"á semás transformaba' vestla con bre huerfanito hasta el dfa en.que ella'le üo de com_
.

tl;
t, más esmero,.o*t" saludables y trabajaba pras con su madre; para paula, sus historias eran
ll "o"""
;;;á";háco. su carácter mejoró' Ahora tenía me-
más refinaáas y más sofisticadas: él era u:e estudian_
él' Julius
lli :
nos tiempo para sr¡ "p"tt:t" domo decía
tit,
l,i ' 50
IJ,
H.t I
1,1 ,t
]r ', ,l
con sé qué más. dQué me importa a rnl su mari-
+- áe flellas Artes muy bien dotado' Pero fliPado' sus do?-No
Ahora anda por ohl con una amigrrita.
y todas
ü-rJi"I á""iones y amigas a montones'en el fondo' oye decir Julius-, entonces todo
i#.áli"i'¿"-J.¡uiá .-tb"loto.do -que' -Bueno¿O-se
arreglado. es que ella todavfa le quiere?
'":".ff t'b;;uáo. "lEsto ni siquiera er-a todo
-del con Yo dila que no. Dice que es como una
;i;;;ñ"; á habra inventado estas cualidadesy ac- -No. Pero lo decfa con dulzura.
criatura. Un jilipollas sl
ilnü áL".i"sidadcoi que empezó a creer en ellas debe de ser, desde luego.
;aü; d. ;;.tdo ellasl por más que' al mismo Por qué lo dices ?
ffi;": "Jr"-t"áuielr q"" iti¿" su existencia estaba -¿ da la i.mpresióu de estar hambrienta. Como
simirlación' El, simplemente' era
l.Jñilitil;;b-* ta ¿i-e"' -Ella
si no se hubiera acostado con un tlo en veinte años
iliJi¿it¿"-n""1"" se dejó cr¡cer ef pelo an- por lo menos, mira tr1 por qué.
;;-q;;"di" v an-tes oue nadii se tue a Argelia' a Y ahora... ahora tq quiere a ü.
Domina-ba la
cambiar caÍúsas oe nyion por hachís.' -Ajá. No lo sé. Pero es tan reconden¿d¡rns¡f,s
É;;;n*"" a que Jel mo.rnento ¿on tanto desparpajo que -auizá.
suya, tan mandona...
ro portavoz de lu Facultad
se expl¡so ""o;; habfa lle- si lo es.
v entonces observó too ""ot'ibto adónde le -Vaya
qué sabes tú?
ffi;"'.;;-áu t"-"Loo: se había couvertido en -¿Y por lo que trl dices. Y por la forma en que
el sabelotodo- -Oh,
te trata.
";;;;;;no, tue perdiendo toda su fuerza de -:-¿ Te tras dado cuenta? Ella es la que decide

ffi isxeg::.H'::ilrtT'"8'H'ff+?'H';T""f : cuándo hemos de vernos y cuándo... Pero, al mismo


tiernpo, es tañ aDticuada...
stefan' por ejemplo'
como pero tarn-
iJ;:;; tenra nada que ¿por qué andas con ella?
bién a Paula que, en'reaúáad'y nose avergonzó en se'
-Entonces,
sabria decirte. Casi me da rabia, pero me
ofrecer. Esto era una ruindad' -Noque es la mujer de mi vida.
parece
guida de estos Pensamientos ' qué üda harlas tú con ella?
-¿Y precisamente es lo que rne preocupa.
hora de la mañana
No regresa a casa hasta. Drimera protundamente de-
-Eso es tu mundo.
-No podla serlo.
,L'.so;; stefan en ü cácioa' -Pero nu¡ca Julius cou ñrmeza, y se pone
todo bien? ---consigue preguntar -Eso,café para-dice
a hacer Stefan.
'"a13;a, ¿Fue ella dice que yo soy táñ leal y tan modes-
creer' Pasa¡¡os la velada aqul to y-Mira,
tan sincero y... un hombre de otro planeta.
'*jÑ" te lo vas adel marido' suena horrible.
sentados, bablando -Eso si quieres que te diga la verdad, suena a
Del marido? -Si;
-,¡ burgués que ha triunrado en Ia desgraciado.
vida.-8:til;'#;"
---Oh, ¿Y qué más?
53
52
-
[--
ii
..t,
azrlcar en el café de zo, Juliris comprende que; con esta facha, no tiene.la
., Julius puso dos crrcharaditas -de en poble-fttca' menor posibüdad. Parece estar pidiendo perdón de
Stefan. ¿Otáh"üá-ü"to Paula uneste fracasado? Pues antemauo.
' ;#;? ;fi-L"-"ott ebo; que era
' ;;átr; que deiar de serlo"' Lo lleva a una tienda de ropa para hombre y lo viste
con el pez' Es- con un estilo caro pero r¡n poco bohemio. Cazadora
Aquella nocüe, Julius volvió-a soñar y lo !e plel de color y, debajo, camisa sencilla y panta-
taba otra l"; rosales' y é| 1o recogió lón de lino que, a los cinco minutos, ya está ligera-
Era su Pez' y esta vez' ligero co-mo rula
[conocio' ";;tt"
'lixlg"*#nl,x::*;"",1!',trffi mente arrugado y da impresión de actividad, pero
no mucha.
tom; ''',ir,et'dol" a salvar úPu'Y
,:r[. Julius paga la ca'adora. Stefan le queda muy
liliá;;É", qué direcc-ión estaba el mar agradecido. Delante del espejo, ensaya con él un par
H;;üJl*t";á¿-tt el iüaln v salió a la calle'
de .trucosr, como dice él: naturalidad y desenfado,
, y, Lot"m"otll-rrrcuó como si uno no necesitara el trabajo. Al 6o y al cabo,
por teléfono al jefe de los seño¡es que pasan el dla metidos en esós .aburri-
Al dla siguiente, fulius llamó dos despachos, agradecen r¡¡r poco de amenidad. Hay
i
f.ñáo-rrZ"
competen'
mtúcas de un" tniptts".de la ámiso' que que prometerles un poco de diStracción porque, a la
i,, '.j;:;;;;*lti. q,e le enviaba a un buen postre, es lo que más echan de menos.
b.iú"ot" colaborador' ¿Por qu-é ¡ro oP-
1

:;áá-";.-; áe que había de- . Cuanrdo, por fin, Stefan se va y Julius se queda
|r, iJtT¿iá il.It"? c"''t"t-**ot"" p"to Julius' atajando solo delante del espejo, con su pantalón tejano, su
iado plantada " "tt tti-t""á' camiseta mugrienta y aquellas greñas repugrrantes,
ii]"nr:ñ;;su nombre
a.r-
"t'",
L pide rápidamente-que
un asunto
no
par- sufre un inexplicable acceso de llanto. Le sacuden las
ild"i"í. y le dice oue es convulsiones y se deja caer al suelo, incapaz de re-
il
;ti
'.'*ii*""ri ¡"u'i. ;";;; ; aquel indiriduo de
intentado primir los sollozos. IJora por toda su existencia y
"'i"ré-
haber bebido juntos y tf-"ttá ha.
por todas las imágenes que tiene de sí rnismo y cuan-
;r ,
"ito'pre
Finalrnente'- le puso
;;-;"; a Julius a su compañla' do,, por-fin, se sosiega, se siente más ligero, jbven y
I

ilr
:,1

;
:i;;;""d: :a it'.¿o"titt""' A Julius le gustaba' I
viejo a la vez.
liilir ury.9arn¡11 V Ju-
Eutre Stefan y él llenan de dibujos haciendo Stefau consiguió un trabajo muy bien remunerado
r'l lius le escrib" ,ro. """tJ-at prken-tación' ..lr::ii$ en el departamento de Publicidad y se entregó a él
I

ii ;;;:1"*;i;"t"; +. "**"lfT;l?,1
í".ot" iro"gio..ción, aunque srn o-mlrrr ti,l':'
J" con entusiasmo. Julius observaba su metamorfosis
Esto es im- con inagotable asombro. Muy pronto, Stefan empezó
i

i,rti
lir
i,#="á;il?iá" ""o""t'cionalismos'
Dortante. Tampoco t"V-qt'" ser excesivamenl¡
dúc- a tratar de iuducirle a buscar empleo, y a decirle que
no se quedara todo el día encerrado en el piso, como
i|l
ii.
fi:iT;; v f-áu", tti" tt artista v tiene su sensibi- un aüta de casa atnargada.
rii tidad.
'^*-ü"'¿o contempla a Stefan con su pantalón tej a-
I
i'iLl
lri ,.,"JH;;-";;;;t t; carPeta déba3o del bra-
!¡, ,

1¡r 55
l'¿,. 54
li
jt I

liil i
Se despidieron coa cierta reserya y frialdad. En rea-
Ahora se velan poco, a Pesar de que todos los dlas'
ir"Flacablementé a las siete en punto, Julius le pre I91d, habran-guedadg e¡r salir do-e" jr*io", p.ro
pai"b" el desayuno, para observar la transformación " ta ¡efá aet áápar-
Stetan no_ podía, estaba citado con
á" §t"f"t y, si era nécesario, di4girlo por la vía más tamento de Distribución. Julius lo com:prende
larn- enta en absoluto. C"rr
-r" v n-o lo
ñáro hubiera podido ahorrarse la molestia, iá ti"o.
por iá "-*á" po,
"q""I-L"-bI"
"."ri"i".
;;;;". cán la seguridád de un sonámbulo, casi de nada en comrin. El ha ganido.
i. ntch. a la mañana, Stefan se convirtió en un pura fórmula, deberÍa lanzar un grito de to
t ir"fáaot en el apogeo dé su actividad, un hornbre vantar el _puño, dar un salto..., piro se queda"i.t".i",
mudo
;;;b" Io que quiére sin lugar a dudas. Natural- y con los brazos colgando.
áente, ahora lambién tenía menos üempo para Pau- Escribe unas ünea a Stefan para despedirse. «IIa
h. v. áe vez en cuando, soltaba frases como: «No se
-
sido un placer, te deseo muchá a.ito, -iluctas g.a_
oú"á" maleastar mucho tiemPo ni muchos pensa- :lT: "j"Í.T":»
teatral,
Luego, quema e! nanel y, á .,o g"to
ientos co-o 1." mujereso las cuales, desde luego, no cleja las gsniz¿5 en un platillo que pone s-obre
*uru.f"o aquel derroche de energla, ya que su utili- el escritorio de Srefar. ¿ua pLacera 'ó"U!-á. ot""
dad era nula. loco.
El nuevo hombre resultaba c'ada vez más repe- ^- Va aI peluquero.
Observa
Se hace cortar el pelo y afeitar.
su transformación con ¿."áo"náá. No
l"nie.
--- v"ooche a Julius le costaba trabajo dominarse'
I.á autes de que Stefan le dijera que se sabg s-i alegrarse de volver a ver al ,riii"-¡"lirr". f¡"
p"lddg.deg.. Ahora, de_pronto, todo lJ p**. *ry
mudaba a un apartamento granie, gaTo y i)oP terra- serio. AI salir del establLci¡nieuto,
;;; Ü"oi"h¿t elegantá de la ciudad, Julius vol-
;á;";ñ".;n el pezlrba hacia el mar' El pez le un Perro. "" "áád.1o-o
rrÁaba de un modo-insoportable' Cada paso er¿¡ una , Compra ropa nueva, un poco más sobria y menos
iortura: Dero, con el afán de poder devolverlo pron- etegante que ántes. Cuando el vendedor le recomien-
iá-á y salvarle la vida, Julius seguía ca- da algo {más jove¡x» le contesta secamente que se
""'.,i"**to
rnir"ttao por la a?ena en dirección al agua' Cuando reserve sus gr¡stos para sí mismo.
ü"¡á f" rri."¿a para despedirse del pez, vio- que tenía No puede llegar en, bicicleta... Va andando y,
pero eI puesto que le parece ridículo bajar por la calle con
i#;-"t"" ;;;ta^s. el pei había desáparecido' 1. ¡¡¿lefita g¡ l¿ rnano, la deja dótr¿J ¿e *
o""" Julius sintió una viva desesperación y
ilJezJ a sacudir los brazos con angustia y con pá-
".rUti"tia. Paula lo recibe con alegrfa y con calma.""io. Los ni-
oi"á. librarse del peso' No lo conseguía' Enton- ños, también. A los pocos minútos, todo está como
""."
.""-iá"áá"tgo que hábla leido en el colegio sobre antes. Paula- habla por teléfono con r¡na amiga y los
;"-ñ" t"tú.l.d.o la bañera y, elIentamente' entró niños escuchan ¡rnisica a todo volumen. Jiüus se
agua e instantá- sienta err su butaca y se pregr¡nta qué puede hacer
;a=;;, sumergió los brazos enel peso que le ago- ahora. Se ve a sf mismo alü sentado, cori las piernas
ilÁát"-t"" smáó más ligeros,
mr¡y contento' cruzadas, como si esperase algo. Se siente d'e ptes:
Úi"b. d"".p.reció él y salió nadando
tado.
Por la noche, en La cama, cogidos de la mano, Ju-


va
lius, con carrtela, Pregunta por el or*o' cómo les
*a los dos.
-]Ñ" qué decirte Paula que antes
se hubiera
-responde
"¿ a;rimado a é1-. Verás, yo pensaba que
era diferente.-.
Cómo. diferente?
-i hombre de otro Planeta, sin. casa ni
-Ñ;;;; á.ito, sin problemas de impuestos' una
familü-
totalmente Ubre'.. Pero ahora tiene un em-
"ilr
""."oá
;il;iü.b"";á c"., sl, precisamente' v se afana
como el que más...
----¿Como yo? Julius haciendo un gran
-PJegunta DINERO
*^:Ñ;;
esfuerzo.
como trl, no. Trl, por lo- menos, no.te lo to-
*"= t ,L p."n". ior ae.ió, é9yé pasó con ü1 traba-
l"? k" áá despacho no páában de llamar' ¿Tan
Lo.rnorado
- estaEas que ni siquiera" '?
;rincipio, nó te diré--ataja Julius-' Pero
-Alreáultó üna pesada que no hacía más que ha-
loeEo
fffi;-h"bt"t,-perá sin naáa dentro' una piel muv
bonita v nada más.
-Jóven, ¿verdad?
Buy jovea. Como t(r.
-No sé si alegrarme'
Julius la tbrazay, por encima del hombro de Paula'
l#;";;i;;iáe" de la silla como un pellejo
*-:¿;;
arrugado.
ella' contra su
qué piensas?
oecho. -Pregunta
--I]¡, pensaba en lo que me pondré *1ñ?f'
rroos p.o"adientos ta¡l estupendamente
-Tienes
normales,'cariño--.

.i

58

l
Carrnen Miiller, treiuta y cinco años, casada hace
cator@ con lAlerner Müler, dos hijos adolescentes,
!111,y,Rd":r, casa _propia_, coche] televis".,-üa"",
congehdor, sin vacacio'res desde hace cinco años, y
c9n uq montón de deudas. Carmen Miiller, fregona
desde hace catorce años, pensaba.lr" *i""-
!11:^,fTCf? el a.gua.que inundaba el-"ná",
baño, po.q,."
aqueua noche se habfa roto el desagiie de Ia laiadóra
I [dp,p*"U: por encima de ella-para pirrt"""" ao
ranfe oel espejo:
Yo soy la empleada de hogar de tnis hijos.
En Ia
-cocina, se salla el café, y Rainer, de trece años,
se¡rtado a la mesa, desayunádo y leyendo, parec¡a
no darse cuenta. Sin levantar l" mii"aá, di5oi .'[üma,
¿por qué no te vistes de rrna vez?,
q"" medusa- Gorda y como u?7. saco de patatas.
l?t h;io2
ltis se
-avergiienzott de nL yo no sé áó*o
t¿ts ar¡egtan las otfa.s mujeres, pero yo
'g;apoí me aTegto de""
set fea si asl pueden ser mds mis h¿iií. wer_
ner tatnwco * un Adonis, pero hemos tenido dos hi_
ios guapúsitnos. ¿Te parece poco?
We¡ner ari.¡r no se habfa levantado. Desde hacla die-
cisiete años, trabajaba de encargado
"" "o"-i¿U.i."y
(re juguetes, vigilaudo las cintas transportadoras,

61
flfi
I,i i

!i'r
mi. otra fatnilia. Mi mañdo es alto y detgado y ti*te
li.l
Carmen comprendla que cada vez estuviera menos
-"U""¿" y i" co"tará más levantarse de la cama' muy buena.f acla,
res andan d.etrás -tary-
guapo es quL to[as laí muje-
A;;;-i"á"1 hs ma¡anas, le preparó tres panecillos' é1, pero yo no tengo que preocu_
I
t .á el desa¡runo y dos para el trabajo'.mientras
p?y", porque él-de sólo me quiere_a ml,-su muier, pre-
""o s¡¡s i¡jos,-tan guapos, tan limpios, siem' ctosa cottzo utt cromo, .cory su figura d.e niña, y su
Iáái"t" " cintura de avispa, a pesar de loi áos hiios. Lots'niños
pre a la tftüma, como recién salidos de Ia tienda' con
aouella riopa tan cara y tan elegante, y también hoy son turbutentos y un poco e*traragantes, el chico
;t;ñt"*-fr-t" mágicá:- 'Papi,» yenCarmen la clase todo el t ene et pelo largo y quiere ser músico, talento aftls.
ller¡a esos mocasines" ' sabta que t¡co tienen los dos y son diferet* d.e los demás ni_
-r¡ra"
su débil.si ¡o hace ni una semana que compramos
ñ.os, y es que también nosotros somos diferentes. ya
no servirla de nada, porque Werner ya sé que no me tomcts a tnal todas estas fantasías. Hoy
"io.rUo"".t
haüla sacado el billetero' haré redondo de teftiera asado. WernLi ilil n""n
--W."o.. era incapaz de negarles nada a los niños; no poder tnás, traga y traga hasta que et ptato esttt
t áo"Oo miry blando, dcmasiado segrln Car- y entonces tengo que yolyet a set virle, porque
"_1"-Y y al cabo
i*r,"ü p*á
":r
-*; le quérla. Lo rlnico que no- le -Sustaba at
-Ítnde la lavadoraésta no es una casa de pobres.: El
d"*;i f"p"tud-o. carmen Miillei sonaba forzado'
"U" tubo se tdlrentó y tengo qu'e- Áta,biar
lo. El fontanero sale tttuy cato, Welttei tendrla. que
a ----soiJv hs
-' ouiero no Puedo'
criatr¡ras más ¡ni¡nadas que conozco ser operario. Hoy se fonan. Mi We¡ner es un soña_
la e,zbe'za' do!. I:as preocupaciones, para. tnl. y es que yo sé
-]IYmoviendo
--diio
lro*ttos podrfais cuidar un poco más gordo vues- cllaiar. Ia semana pasada, Karin escribió uio ,"_
tro s;;;;=jó'r"'i"-' Papá, trt átás muv dacción sobre Sísifo. Subir a uru¿ ?nontaña con u?l
tiáes ¿Por qué no te las tiñes? pechusco a cuestas, qué risa, me gustarla verle llepar
;e;";, cauas'
esta casa una se?uzafla,, y el pedrusco le parecería un
AsI t"u"otá*o y salieron corriendo' gurlafto. Segurcmente, lo que más le molestaba era
--éÁá- ¿i:" á w"to"t, mientras metla los pane'
f" áit".", «A veces, rne gustarla que tuvie- t_ener que hacer lo mistno todos los dlas. pero é1, por
"iffJJá
;;r- snano en la rLafiz, IIay o el pelo grasiento" '
» lo tttenos, no llevaba d.eudas a cuestÁ. éloÁ qu"
---Sl---diio Werrer-. momentos en los que
:"or:d" ?'¿osotros lleguetnos a la cbna de la montaña,
ten¿trettzos tTuestra propia casa, mientras qüe Sísifo
drrdo de qrre sean hijos míos'
**t.-;i"
tiró dél 6¡¿2q' aNi los años ''i la her- no tenla nada. A mi Werner tengo que etnpu¡arte in
dl"a sl y otro también para que átgá adetaite'; oaso a
p*¿"Ir disimular'' I-o empujó hacia la
-o"-rilá
puerta.
paso- Peto é1 no sabe nada de ti,á ti te tengo'escon_
dido, porque tni diario a nadie ie itnporti'- --
y
Es el meior monento del dta, c-uando ellos se van é tat Apenas üIer¡rer salió de casa, Carmen vio que habla
;; ;; ;;.;;' I i"t* contiso Me
biei cargaáo,
preparo,un-caf
io el aguachirle olvidado la cartera. Salió corriendo a Ia pri".t". f"_
corno a mi me gusta, "
lü t"^i w-".r por eso del corazón, y me siento a davla distinguió las luces piloto del .o"h"'1qr" t"*_
ío *."n La casa, que espete' ahora quieto estat con Poco estaba pagado), agrtó la cartera in¡ltilüente, se

62
quedó pensativa rrn momento y sacó la bicicleta- No jó,sin decir nada, con Ias dos pistolas en
la *
pudo alcanzarle y fue hasta la fábrica, que estaba en sqli¡ ¿ la calle, las guardó - mano. Al
él otro errtreno de la pequeña ciudad. ""-Jú;1"":-
P.daleando lentamente, regresó a casa.
delante del Banco U"ió" é;;;"L p".J Al
pasar. por
Carmen cruzaba las naves con la cartera debajo del ¡r'anos trémulas, sostenla los extráctos i"iño. c""
brazo. Las cintas trausportaban pistolas de iuguete, í .l-ái...t",
tanques, robots y soldados de plástico. 'Werner no es- d: la sucurs3l, él_ ¡o*ren y guapo Herr Fuchs, moüa
taba. Ca¡.'men entró en el despacho de personal, sa- tristemenre la cabeza. qp rro" po",-iá poao
"_I{¡ bent." á. pá.l-r.o"urr
mos concederles más cré_dito.
ludó sonriendo a Frau Busch, la vieja secretaria, y
preguntó por $r marido. Sólo querla darle la cartera. los plazos de ta casa - d.i-;"h"ji"-IjJjáJ
sa. _hacerles fiente.,lo ca¡uen' Í"-*i""üá*ño.o"". pi.r_
Vio que Frau Busch la miraba en silencio, con cara
de extrañeza y luego dgsf¿¡ «¿Su marido ? ¿No «Ayrldeno_s-, po-r favor., «-¿y qué prr"áo
U""ur-yo,
sabe...?, Carmen movió negativamente la cabaa, y ñora?»
"Et
mos ponernos
volverá a tra6ajg *üt ;;";;; "._
ioar"-
Frau Busch dijo con voz ahogada, como el que aca- al üa. pero, mientras, lde qué-vááos
ba de tragarse una bola que no va a poder digerir: üvir?» .Comprenda que, para pagar los veiate a
de la deuda, ii"o. ql." ganar por lo menos mil
"Su marido ya no trabaja aquí. Hace dos meses... Tarco:
Un bajón de las ve¡etas... Hubo que despeür a más cuaienta rnit. §s veo cómo ian i podei
de cincuenta. ¿No lo sabla?" Carmen ya no la oía- te.-» Q¿¡6s, le m.iró en silencio
v ¿-J "t 1""-
""ltsüco lo
Sin decir palabra, dio media vuelta y volvió a salir "'á" erguida posible. ""til
a las navá. Tuvo r¡n sobresalto cuando alguien le
puso urra rrx¡úo en el hombro. Herr Frdhlich, el sub. 9: y:f:f" que tod2 h.a sid.o e?a ea/,.(,. Catorce años
ae traDalo, para nada- y,.
director, con cara de circunstancias, la rttiraba en si- mientras, ha engordado y
lencio. Por fln, eatendió el brazo hacia la ci-nta trans-
tta envejecido, y no es et ít"ico, jirá i ¿tlií"íi"a""
portadora y le puso en la mano dos pistolas de ju-
t:: fu, porque lo
;l;-itoio,
^tengo ""nioho delanie,
aes parecen tirar de .or_
go"te q..e ¡nreclan de verdad. ..Para los niños», le él hac.ia qbai o y t
üjo. .Ya rro son tan pequeños", respondió Carmea,
ausente. «De todos modos, lléveselas. Lo siento mu-
'#ffrih?i"!:*tr:í*{ru#";;:;,"#".i:
"i¿"
casa, entonces... entonces todo iría bi"n,'"i\on
cho, pero ¿qué podemos hacer nosotros? Estamos trilmfado- pero que estarlamos cad.a dÍa .s
.sp""i.lirados en el juguete bélico y ahora los pedi- !?|rfayt.os
mds vieios, eso no lo oensatnos. Cuanta
dos... El movimiento paci.fista nos ha perjuücado. mái vieio,
Tenemos que cambiar de orieatación. Mire... --seña- §^f._lk t.endrías que ier, ¿no? Sería lo natural. Eso
te.dice el Banco- Si depositas cinci tnircos
Ió unos hombrecitos de plásüco-. Esos son los po' :,::_?!: a.tos cuarentq añ?s eres rico
licías. su lado, por las cintas pasaban figuras aes sentarte en el iardtn de tu casa, y fetiz y iui_
T^!T.r:
-A
furibundas-. Ahl están los manifestantes. El juego
se llamará 'La batalla de la Central Nuclear" y, si no
r{{';:h::,xzan'w:;!-.:;iiT:it::;* ,áá"a¿L" ¿Z u

funciona, ya podemos despedirnos. . . o Carrnen se ale- lo con repugnancia- ¿y cótno quiere que to
"iyi "
64
lo haya Alll se qued.a planta.do, ! ayel hacfa. frto, y é1, en
peluque¡lo? Me alegto de que Wenter no me calzot'tcillos. Las cortittas no *tán echadas y. puedo
íñíá, i* ú *:":: :! !tr :::,#"#tr" ":::;; verlo tod.o claratttente. Ella se d,esnud.a truiy Z"spa-
simulu t Ponet
";;;;;,;,;; Duend
á' *uY tnat humo, cio, girando e inclinand.o el cuerpo, y t*rrpoco ioy
iii "tg" "e Poné para tanto. Para mi gusto, está. muy flaca- Hasta que
a Wer:ner que se 3ueda como tita al mundo y a teces la Fiau
Aquel dla trató varias veces de decir y' menos' des- Schix'tner se toca el pecho, que tat"4roco es üan cosa.
lo sabla, pero no ".too dt decidirse Tengo tnás yo. Después, apaga la tuz y Hérr Schir-
'."ráá.'rá ¿t".tr"i¿o que tuvieron weraer v -§ainer mer puelve a entrar. Cerdo. Ai d.la., cuándo la vea en
ffi;nll ü p"o,*"-""uttia elección de trabajo' Wer¡ner
pasarle a uno es darse el supertnercado, se lo diré. ¿eué tiene ella que no
dijo: «Lo q.,. tengan las dettás? Attoche, tne da un poco á" v.r_
-po"de
cuenta de que." .r.n ottt""db porque no tiene,-traba'
Asl güenza confesarlo, pero yo también sall at iardln
io. Por eso, qs imPortante t"rrit '*a profe-sión'el.que no cuando en casa de los Schir.ner ya estaba tod.ó a os_
¿É:dé";'d; puáde pisotearte' Porque curas y Íl- habla yuelto a entrar, y me quedé en ca_
has
tiene trabajo no es uadie'' "No entiendo-cómo misón delante de la lentana, peio etr lá cama sólo
Háiiiñli.t;9a" q' a"' -años en esa lá!Irji.::- estaba tni Wertter y la luna iluminaba su cara red.on-
'Já¿o 3iempre lo mismo' No; eso no va cor¡rnlgo'
carmen estalló da- Mi pobre Wertter. yo le miraba con los pies he_
F#"*áJ, *-p-t r;;utt r,á tt"b"5tt"'» tenéis bue- lados y pensé qué pasaáa si ahora me iba cáile aba_
;;;t;1 qrre .¡éi*", como vosorrós siempre jo, lejos, lejos, tnientras tod.os duertnen, incluso
na ropa poneros y un buen peluglero que os
"se rió: cerdo d.e Herr Schi¡tner, y nadie se daba'cuenta.
el
;;-J iJ"r, r..u "¿auf {cT' mamá?
prrnks de los que no
J PYeferirfas tener en casa a dos
ai5o carmen en voz baja v A la mañana sigrriente, Carmen ¡lijo a Werner que
::^ü;;?" "-oti,amiró "t', tenla muy mala cara y que más valla que se quedára
;;d" i" f;-tÉ la con asombro en !a ca:na. Le puso la mano en la frente y dijo que
en-la g.entana' y tenla décimas. We¡:ner la miró largamente y rlspon-
He estado toda la noche settta'da dió: «Quizá tengas razón.'
'rlZl's.n¡Áet ha puelto a las andadas' werner no
;;';;;;;-d"-r*li' p""ne cotno un bendito' Yo me
cuafl- Carmen [e p¡9paró r¡na sopa. Lloraba y las lágrrmas
u"to eh la ventana' a oscuras' calan en la olla. Llamaron a la puerta y, antes áe que
puedo dot'rnit' y más de una
á'.'l" rálr" "a"ular,É'1'¿i^" pudiera impedirlo, se le coló én la cása una muJer
"7;;;;;ho"
;Z;.';i;¡;;H;* 'á satir de casa en.catzon-
Dor etTtre los rosales d'e nues- muy p-inta da que dijo ser asesora de estética. Déjó
;ífi;;r';;"; áio"n"ai que estd delante de la un maletín metálico encima de la mesa de la cociria,
fio iardln, Porque tt- iáia*i"'to tte da un vuelco el lo abrió y, rápida como el viento, sacó infinidad de
casa es nuestro, y " *la tarros. Miró fijarnente a Carmen y dijo: oNo tiene
y se pato.
corazón. Pasa iunto ol "ito ile boi entó está.delantela luz buen aspecto. Déjeme hacer a ml. Se sántirá nrteva.,
7" t- iitiÁ' a' "u'áá"n¡torio a D
.
de Mandó sentarse a Carmen y, mientras la maquillaba,
encend.ida- t-a ptimeráiez, estuÜe " eriPurtto -llama¡ hablaba con un desparpajo insoportable. icr.rto
a la potic'la, Porque Á que Hert Schirtner'
"otto
I

nomento yo podrla ser mds oportuio, porque no te


meior estás, mejor te sientes' Quedará asombrada nemas nada que comer. Esta¡nos .omo'los á¡ri.rnos.
["su-"t efectividad cuando vea en el espejo a una mu-
Ü" y no a un arna de casa cansada y afli- Pe¡o a ellos les cuesta menos trabajo cteérielo, por-
ili¿* l-""Ñ"
que no tienen ni nevera, ni auto, ni televisor, ni iasa
i-pósible se hará posible' Ya lo verá'" propia, como nosotros. Aqul parece impoiible. De
bueaa gana tne echarla a ltorai, pero tnii
Le recogió el pelo en lo alto de la cabeza' le-puso mi- tuados me han costad.o tttuy carás y seúa"¡ii ".ii-
;;;;;;;" iendientes v le pidió que, antes de ún derro_
-a perder et maqii a¡ e q'u" *. do in o"_
se en- che echar
r.rs" al espejo, se pusiera alg-o mono' Carmen
que era sinté- pecto de hace quínce aaoi. .Wérnár no quiere ente_
..-á áutig" de tigre áe Karin,
"ál¿
tico. Dero cuando lo llevaba Karin resurtaba muy rarse de nada más. Duenne como utt tronco.
asesora estética la
;:;'.#", y "ot"oátt" irresistible Carmen se fue a la ciudad en autobús. Entró en la
-del
baño' -Carmen
if."o ¿.'fá mano hasta el espejo diftt"t'te;f-e,staba' carnicerla, abrió el bolso, miró las dós pistolas de
.J-p*uá qt ,. si no nueva, ágó
juguete
."a"Tt.
'ñi"". v át i"ot., como la veldadera madre de sus -que había olvidado por completó, volvió a
s"ário ] h á"""o"" estética asintiópelo satisfecha'
y r¡nas
g..r?r -"J hglso- y dijo con una-sonrisa:- oOh, pues ¿no
he -olüdado el portamonedas? ¿No podrfan cargár-
#;;átó "" iar de cremas, tinte para el
;;1"" de üatamiet to, le presentó una factura de melo en cuenta ?» La ca¡:nicera la ¡nir8 fijamente: n Si
l, d. doscientos cincuenta marcos y se tue' no srn la conociera, desde luego. pero...,
1: -¿" que saliera a Pas-ear por la ciudad men tardó s¡ ¡s¿sgis¡ar.-. ¿No mé "¿Cbmo? -Car_
conoce? Soy
con su cara nueva, que ya veríá el gusto que daba
".[=-á.át"L¡".1e Frau Miiller. " Ahora la carnicera movió la cabezZ.
teDer buen aspecto. con aire pensativo. «Cuaudo la ü entrar, pensé que
_

se parecla-un poco a Frau Mi.iller... ¡Cómo la ca*üi.


que- ese peinado! Pero le sienta muy bien. Dígame,
Después de este asalto, el monedero de Carmen que hay ¿es
áá-í."rá, tan vacío como la nevera' Werner dormla' novedad ? Quiero decir económ--icamente.
.v Carmen extraio cautelosamente la cartera del bol' Porque esa transformación..., «Sl sonrisa de
I
iil.ñana vio que él tambié-n-estaba Carmen s9 b-orró-; se puede decir -Ia
iñiiil,:i" que económica-
ii."ir". c-"t*en movió'la cabéza con incredulidad y mente ha habido novedad. Una novedad tremend.a.».
«Pues enhorabuena,, dijo la carnicera. y Carmen sa_
iliíñ";;;i;;;";", como si hubiera podido lle-
áir"gr"' Rebuscó en el congelador v lió a Ia calle dando un pequeño tropezón. Se colocó
#;;;; petrificada' Bajó al sótano y com- ras gatas cle sol y se puso a caminar lentamente por
Lri"""t A sopa
la acera. Dos o tres transe¡lntes se volvieron a mi-
"ái" g". la últ-irná lata era de frambuesa'
pr"uá rarla,_y ella pensó que algo debla de estar mal. euizá
Mi ouerido diario: tengo una cara como no había se le habla abierto la cremallera, o le colgaba el do_
';;;á;";;2;h";;-quiníe años, v unos oios muv !o' bladillo. Pero los hombres sonreía¡r y ."-
esteticista que t'eigo que-acentüatlos' cordó algo que quedaba ya rnuy atrás] y"ito.r.á"
';il;*" D;;i"
;;;;
h" i."ntuodo todo lo acentuable y.dice que
sonrió a su
vez, con una sonrisa unos centímetros más ancha.
mal una dieta' Eso ya lo sabla vo' El Hasta que llegó al Banco. Se paró y miró a irav¿s
'I ;;;;;"drr^
68 69

,l,i
pensadg en lo que hacla. Todo se desa¡rollaba como
vacío' fUriO e]-!'otso' en un sueño. «Yo no tengo nada que ver. Yo no los
det cristal. El Banco estaba dos pistolas p1:cran
sacó un pañuelo y "t "oiál-t-"t -i""'¿ he llamado. Piense que soy mrry joven. Por favor,
observarla coo inoceoJá
Eir" Yt"' "1t*3' no", balbuceaba Herr Fuchs. ¿La crela capaz de ma-
Ii ;:;a;";s",'.ó :+- "lBfi;;T T"r:""' á.5;" ':J tarle a sa¡rgre frla? Pero., ¿qué podla hacer con él?
El debía de creerla a ella y a su riücula pistola de
'ces' No3f.'&tri:ii'##'ilililiTa
juguete,.pero eüa no .le crela a é1. Ni una palabra.
;"Hi" se pTonun:-r:-r
::: {,i LIegó el autobrls y Carmen le obligó a subir, claván-
billetes por la "o-ttiillt' dole la pistola en las costillas. El conductor rechazó
con indignación el billete de quinientos marcos. que
*1qffi;s'iffi i1;xJ*.*;ry'r; ella sacó del bolso, y Carnen preguntó a Herr Fuchs
si llevaba sr¡elto. IJevaba, y pagó dos billetes.

iiif l,'}r*;"rd:üffiil#ilsflü# El autobrls iba muy lleno y estaban muy apretados


el r¡no contra el otro. Carrren susurró al oldo de
Herr Fuchs: .No haga tonterfas o...» lfer Fuchs
;'.:r&i'Hfr "fl +ri1li3:iii"ifr #:i11?#
'Pues lo habla visto
-mu Ol: l" sienten asinüó dócilmente, pero, a los pocos minutos, se vol-
venla ahora? «Dlgares !" t" sienten' vió hacia un caballero de edad que estaba a su lado
y le dijo en voz alta: «Está señora está amenazándo-
#m":i"iriru;,il,l?;¿ ] i"3' .H?,,lLiÍJ,f;l me con una pistola. Ayrldeme." A Carmen le sudaba
^J ;ü'"'.^ la frente. Sonrió débilrnente al pasajero, que le de-
":" ."": I#i; "t?ffiil,i?ffilufli5-
i"i"iri* r¿ "p"e"- v 3i-1t volüó la sonrisa diciendo: «Pues a mí no tendrfa que
amenazarme. Yo me irfa con ella de muy buen gra-
:H§i:t§i:-L::¡ do.» Los demás pasajeros se rieron. El autobús se
paró en la urbanización. Carmen empujó a llerr

rffi
-'*+rf
un
#-*'+:,x3,i;i.:H; Fuchs hacia la calle. Iban muy juntos, como una pa-
reja de edamorados, camino de la casa .¿No podría
apoyar la pistola en otro sitio? Ya debo de tener un
Y hasta sonrela I
agujero. Le advierto que, cuanto más lejos lleve este
asunto, más tiernpo tendrá que pasar entre rejas.»
«Cierre la boca y piense en su propia salud», rlijo
ffi*.ll;.i"**Hx*,l,nriü",'".qE"11
disDarate, señora' ói':Jt""
-
*"tc!ra5" Por favor''
Carmen secamente. Abrió la puerta, metió de un ern-
pujón a Herr Fuchs en el cuarto de baño, lo ató con
habla-reconocido' esparadrapo plástico a la ducha. y cerró por fuera.
.Táda la c'lpa es "tíi]"Ñ"ái"-át
$i;i#.á;'.k j'-í g;;;ollfff i,;)liT?""; Huele bien, a colonia cara. He tenido que arrirzarrte,
ff)ll,'1ll%H,Xl?i:iá il;;i!¿
de ra po
licla. Carmen
"'r:l:
i'ioá"t1 H"tta ahora no había
por la pistola. Desde que rne casé, no tne había arri-
"tnp"'á 7l
70
t' I
;i

Quftate esos horibles pendientes. No te


mado a otro hotnbre. No tne he dado cuenta hasta I
bien.o g¿¡1¡g¡ obedeció. sientan
que hetnos subido al autobús y lo he tenido tan cerca
y lo he olid.o. Tiene un mentón tnuy bonito y enét- En aquel momento, sonó u! alarido desgarrador.
gico, no como W ertter, que no tiene tnás que papa-
áa. Es una mandlbula tnuy expresi"tta, muy de hom'
carmen corrió at .ri"'to áu u"ñlñ"i¡iÍñ
cerradura con dedos torpes. Wernei,.orl tá.ü ." u
bre, y tan bien afeitaila. A ml las barbas rlo tle blanca, se fue lentarnent¿ tras _.ry
gustan. Con esa barbilla delante de los oios, ganas y üeron a llerr Fuchs que tiritaba ú-ñ;;Ie abrió
"lla. i" a."fr". nf
me daban de pellizcada- Es lo que he pensado. Ya sé tratar de soltar las lisaáuras; n"Ui"úajo
áp.¡iiáá
que ahora tendrla que estar temblando y eflcomen- lanca del erifo. .Haei u p"_
áándome a todos los santos del cielo. He atracado un d;^;.#"'.-éiJ.
Banco y ten4o a Herr Fuchs atado en el baño. Pero
"iA;;.
helada!», diio Herr-Fuchs. c"r.rl" l.ilo]i"g.lt"¡e"ta
y
al momento Her¡ Fuchs .*p*ó-;
la veriad es que yo no me lo hubiera llevado de no socorro. Carmen, sin pelsarib d"" üi.L"ri..u.ra.
ser tan condetadamente guapo. Como antes, en las ñJo ,ro"
bota con una toairita á. u"*-r" áá-i-iliÍ -"tio
"!"es,
fiestas, y ett la clase de baile, siempre habla alguno
'como
él que ?ro tne sacaba, que ni siquieta me mira-
ba. Todos se pareclan a é1, todos, mucho más guapos
it*#:J1ffi":f ::*:li;l].Hiá"ylTf;:
de lo que es decente. Ha-sta el dín en que cornprendí
que ellos flunca se fiiarlan en la pequeña Carmen
:ffi"",::L:'1"?rS*"x"glm#l"l*1#
Cordes, la gordita- y entonces llegó W erner, que no
risa de feücidad. Hundi{
F *;;;; iJJuH".o
at aire. .¿o,,e h"ceilJ;;; éi;""t"._..v
er@ guapo pero sl bien plantado. Entonces. Y me 1=^t:ig
se¡anó con rrn movi¡niento de cabeza
prestó los guantes cuando tne acompañaba a casa, y que tiritaba lastimosamente. «¿Te L a Herr fuchs
aquello fiie coffienció. Tendré que decítselo, r..orro"i¿o
qrign ?», preguntó Weraer con súbita seriedad. «Sólo "l_
éI. Por eso está aqul. He t"oido q,." t-.-iiláü."
Werner segula durmiendo. Carmen lo despertó sua- men enchufó un -secadon ;T";;H;;Tii. c.._
vemente t n beso. EI se incorporó bruscamente niños no tardarán-» .,:v qr¡t-üs aá.]ñ"""ü?o"o ,o"
"on
mirá¡rdola sin pestañear. «¿Qué te has hecho en el poco, We_rner iba comp-renáie-náár*"1-#Jo'n ,
ii". sr.
pelo?" ',na- palabra, Carmen le ¡nrso el secador en la mano
Werner, he atracado eI Banco y me y werner, obediente, t" .iüiáth";; rilri"r[.n .
he -Escucha,
traído a llerr Fuchs de rehén. Ahora está en el
cuarto de baño. *,: f:-!:-*,:ry:iones. Si ha vlnido es por ta Ttisto_
--4armen, por favor, ¿qué birria de peinado te f:::"i-o.
.o nacu¿
todo,.en-su tnirada había-cierto respe-
has hecho? ta. ttuier d.e buen ver que yo era
ñana. Naturalmente, esta tna_
Carmeo se quitó las horquillas y se soltó el pelo aweraer i;
que recuperó su aire habitual. «'Werner, ¿me has trario a.todo catnbio. "á á;;¿:;;;
p", ii"'i¡-l¡ifiiíiT"1o""""_,"_
Werner con cara de sueño-' IIas ñirme pelo, a pesar d9 q:." r¿uchas peces
áído?" «Sl -el he estad.o
"a¿"it"i.- i,l" i iiiá]nZ n"r_
-sonrió
atracado el Banco y tienes a IIem Fuchs en el baño'
tent ad.a. E I es taita t

72 73
'ta lo deiara otra
que, por propia iniciatiua, yo me do3. Hasta los niños saben que de,n Banco ya no
aá i"¡ át"l' gtis ile rata. Y no eta sóIo Hert t. hay quien saque nada.' Carmen siguió fregando ca-
"""=
iiii que melniraba de otto modo, sino todos' I
I
charros. «¿No tenéis nada que hacer esta tarde»?,
7-á-a* "t
áin"ban mis órdenes, tod'os querlan obede' pregr¡ntó a Karin y Rainer. <No. ¿Por qué?» Carmen
cernne, porqr¿e, en general, tod'o el mundo está ilis' y Werner se miraron y Carmen fúe en busca del bol-
I

i.ttá i o6.d""., á la gente que tiene buena facha' io, sacó un billete de quihientos marcos y lo dio a
íi;-;;" sólo por la pistola- Claio que no' En t-ealidaá, los niños diciendo: "I-a ¡riitad para cada ¡¡no. Com-
-tiioo.o praos lo que queráis. Pero tiene qr¡e ser ahora mis-
ná carrnen Müller la que atracó el Banco'
iiá'r" qu" me he cepillado el pelo y -me he desma- rno. Papá y yo tene?ños eue hablar.r Rainer y Karin
quitladi, ahota tengo miedo- Ias filetes ya están' titubearon, miraron a sus padres con gesto de recelo
Ahl llegan los niños- y se frreron. Apenas hubieron salido los niños, Wer-
ner dijo: «¿Y si los billetes estáa numerados?»
Estaban comiendo. «Es que tengo ganas' ¿No -podría-
mos forzar la cerradura?o, decfa Rainer' «'El celra- Carqen sacó a llerr Fuchs la toa[ita de la boca, agi-
iero. hav que llamar al cerrajero- Yo tengo que arre- tó Ia pistola y le preguntó si los billetes estabon nu-
ii*rr"." .Ya saldrá la llave -dijo Carmen corr son- merados. «Por favor, suélte¡ne.o Daba lástima.
íüErz"a"-. si tanto te urge, puedes ir a casa de .Cuando. nos diga si los billetes estári numerados.»
i""-S"niá*-, «No podemos llamar a la puerta de los El moüó negativamente la czbeza. Carmen pidió
§"fri*.t y decir: 'Buenas, venirnos a hacer pipl' perdón, volvió a ponerle la bola de toalla en la boca
Ñ;;tt" níadre, en u.n acceso ydehaenajeTlción mental' y cerró la puerta. «Me da lá<tirna», dijo Werner.
ir" el baño por fuera perdido -la
llave'"" .A 'nf también. Pero no podemos deJarle marcharr,
"v..
"Lá4" mis accesoJ de enajenación mental como tri dijo Carmen echándose a llorar. Wer¡er la abraz6.
aia"","o capaz de otras muchas cosas"'», crijo Car- El también tenía lágrirnas en los ojos. oSi me hubie-
""y
*"rr ".oi".á.ote. Karin y Rainer la miraron en si- ras dicho que estabas sin rrabajo... », sollozó ella.
i".".i", át gesto de preocupación' Co'men quitó El
la .No podla. Me daba vergüenza.' .Pero conmigo no
r.."á.'n"¡t * puso la-radio. Daban noticias' locu- tenías de qué avergoDzarte.» «Me daba vergüenza
iá" áL"i., ...1 atracado por una m,ujer vestidaconcon por los niños...' Carmen se colgó de su brazo. «Wer.
ái"".tt"i"- Metro cincuenta y ocho de estatura, el ner, tengo que marchanme. Desaparecer. Pasar a la
ollá recogido en lo alto de la e.abeza, gafas oscuras y clandestinidad, como se dice ahora. Tú no has hecho
;Ñc" de-piel de tigre. Consiguió Tcapg, después nada. Yo, sl.» «Yo voy contigo», .lijo Werner con fir-
;;-;Ú; tr"ilrt^ mil-marcos, llevándose de rehén al meza. Carmen se opuso. Aquello a él no le afectaba.
áirector de la sucursal. Fuentes poüciales" '» Carmen Pero cuando él insistió y dijo: *Yo a ti no te dejo
;iw;;"; miraban angustiadós' Rainer cambió de solao, se emocionó.
É*i"".", buscando música. Karin dijo despectiva- Carmen no sabla qué ropa llevarse a *la clandes-
*"ot", .Todo el mundo tiene abrigos de piel de ti- Fnidad». Dudaba, delante del armario. ¿Ropa de ve-
ponérmelo'»
*". V" no wuelvo a -mil Y Rainer comentó: rano? ¿Ropa de invierno? ¿Botas de lluüa? ¿Botas
il t"¿" por treinta lnarcos. Los hay desgracia- de excursión ? «Werner, ¿nos üevamos los trajes de

74 75
T
baño?r ¡Camen, qr¡e no nos vaulos de vacaciones!»
< cuando Werne¡ le puso veinüocho mil marcos en [a
«Eso ntrnca se sabe.» I
cuDera y re dijo, con voz temblorosa, que querla ha-
cer un ing::eso eD. cuenta.
Carmea escribió a los niños una carta en la que les pebajo de la manta, Carnen preguntó a Iferr
decfu que \ñIer.'ner, por motivos de salud, tenla que y cuando ei ,oE"io-"ü"t¡r"-
Fuchs ,si tenfa famüla,
enrpezar con r¡rgencia una cura, que eua le acompa- p:1* l" cabeza, ella.dijo que menos mal, por{ue, de
ñaba, que regresarfan pronto, que el dinero que les tooos_modos, ya tenla remordimientos, péro io po.
dejaba era para comida y que n€ faltaran a clase. er atraco, puesto qrre
el Banco habfa recuperado tódo
eI menos dOS rnil 6¿¡.999 y es que lqs niñgg
CUnerO
Cargaron eD el coche las maletas y a Herr Frichs, al 6¡"¡ 'e.rfan que comer, ¿no?, lo io"
que hablan atado como un fardo con la cuerda de m:lt?ba era é1, que te daba *..&á "= "ú.-ü
;";;: ñh""to._
tender la ropa, y se fueron. A pocos cientos de me- sola -nacer estas cosas y
_Werner, mucho menos, ""
qr¡e
tros, Carmen reparó err que había olvidado la tena- s¡¿ un_bendito, ya podrfa ."o,p."U""i". w;", ,o
cilla eléctrica y, ar¡nque estuviera en la clandestini- greso. 'r-emblaba como una hoja de áIorño y estuvo
dad, ella no estaba üspuesta a andar como u¡a des- a puato de provocar un accidáte.
greñada. \ñIerner, a regañadientes, dio la iuelta y
.:] Ca¡men entró en [a casa. Cuando salió llevaba la te Cuando sallan de la ciudad, ernpezarron a discutir.
i,' nacilla y uaa abultada carpeta. «Bien Ahora Caqen querfa ir al Sur y Wel¡ei preferla ir al Nor_
"t,,
l1i vamos al Banco y Pagamos las deudas. -dijo-.
Entras ü1 y te. «Q¡¡s decida Herr Fuéhs-.» Ca¡den le dijá que, si
rt..
haces Ias transferencias. Aqul tienes las facturas. querla ir.d-Sy, que señalara con el puliar ^hacia
li
Luego, vas a la caja e ingresas eI efectivo.» }Iizo un apaJ?
I, sr ar-Alorte, h¿cia arriba. Herr Fuchs prefe-
i:
it. fajo con los billetes. «¿Quieres que yo vuelva a in- rfa eI Su¡. Salieron a la autopista de M¡¡nich. '
¡¡l gresar el dinero donde ttl lo robaste?», protestó dé
l..i bilmente We¡¡rer. «lñIemer, alegra esa cara Carmen_, hace buen
'l'i'
-dijó
tiempo- y nos varnos al Sur. Ánfmate, n"mUÁ-"
i
no pagamos ahora, dentro de dos dlas los niños mujer ha atracado un Banco y en eI ái"oi" a. "¡r,f¡
¿"
"Si
tendren a los alguaciles en casa. ¿Es eso lo que quie- lleva¡nos a un hombre secuestado_ ñ" *" fr"L"t,rir_
rll, guna gracia.» «¡Hay que ver cómo erest», dijo Car-
.tl
res?, .Es que uo puedo. Tengo miedo., Carmen le
recordó que pusiera el seguro en la puerta del coche, men alegreEe¡xte.
i", para qr¡e Herr Fuchs no pudiera bajarse tranqrrila-
:
:.. mente. Ella se sentó detrás, al lado de su rehén y Tenlan que repostar y entonces descubrieron que no
.
echó una rna¡rta por enci¡na de ambos.'Werner entró lo.g:"9"q31 más que veinte marcos, lo cual Cá.-.o
en el Banco con las rodillas temblouas. Jusuücó dlciendo que no habla querido privar al
't.i Eanco cte ¡nás dinero del estrictarnente necJsario.
En
:,i En la puerta habla dos policías. El cajero al que po- f"Iid"g, todo que hablan úú-;;;;;1.;"._
-lo
ro». «¿X tú te has creldo que con esa «recolección»
') cas horas antes Carmen amenazara con la pistola es-
'i taba tan musüo que ni siquiera levantó la mirada como dices tri todo queda-arreglad"a Uo -"tr"""
"=
il, 76
il
il

i:i.i:ri
gasc
un atxaco. Y ahora ni siquiera nos queda Para
iil*, i"toq"i*s,
hemos p"gJdo todas nuestras deudas'
Úeáoe No se puede- tene-r todo'
,ñJ Áa" Herr Fuchs' le pidió per-
tñ;á;L."=§. "áí"io hacia
." del bolsillo' Tenla casi qui-
üñ i;J;J .1bü.t lo
nientos mal¡oos y \¡ana§¡ tarjetas de crédito' "Se
devolveremos todo', prometió Carmen'

W ertre¡ está ett la gasolineta, tengo poco tietnpo''vol-


i"i¿ sesuida- ¿ie ocuerdas de Slsifo? Bueno' pu*
",
7"--"1üu'iÁátá, he tbado el pedrusco-v aho.ra está
i;b;r;l;-;;iana aba¡o- wetner no lo -entiend'e v
i¡"iii" he complicado las gosas' El se ha enp4?'
ilo ei venir pata protegettne' Me pregunto quién
protege a quién, peto es un encanto d'e hoflDte c an'
do dice «Cartnen, yo te proteio»' Herr Fuchs es que sol'
teto. se lo he pregantado- Lástima que tengafiDs
il;;;;["'*;á; Ei reati¿|ad,lo únicá que tne.motesta
grad'o' Werner.es!á preocu-
Á ii" oenga d.e buen
;rá; "" *lin" qu. mi
p;; baio los efectos
""utntto
'a.-ii in".t y qué por eso estoy -tan alegre' Tengo
Z:"ln alegrla' De
,i.ir.rzo pata no gritar de sucede
"i,
frái*-láai Áái¡.rorté v a cada'minuto algo
imprevisto; es como citirse co?t uta desconocido' An- ner lo miraba paralizado.
que esto tenla
-qiioerdi ei talor un ttomento y pensé
ieí estuvieran asando vivo.
a"obo, mal a la fuerza, -pero ahora que ya esta' y r¡na voz irritada gritó:
inos de viaie esta sensación lta desagareci.do- y sé qte volunen del teleüsor.» "
na tenemós ninguna posibilidad áe influit - en los
';;";;;;;*t*tos-venidZros. por la nuca y volvió a
Yo va no tenso la culpa
lo que quieto de- En la habitaóión contigua se:
i;l;-;;; ease, no sé si entiendes chas gracias! "
i¡, u'""*" "ialit del viaie al dictado"'
Werner y Carmen se dejaron &
Anochecla v Weraer estaba cansado' En la siguiente tos. Herr Fuchs emitla sonidcid,"
Há"^i::;il;;a" ü autoPista' carmen agit$ Iag
«Siemp:e he de- sisto más Carmen-.
#ül,s a. *¿ártp a. Herr'Fuchs' qué h-a- -dijo
en el acto.» *iarrnel, ¿aué dii:dSa",..ins
;"ll-;hoñ.d"t*é *tur hotel de lujo'» «¿Y
policla ha siempre los de la telel iiene..gr
;;;-;"; él?» «Viene con nosotros'o "La
1A
con una pistola en la mano, todo el mundo hace lo estuerzo para- no acariciarle, y me pa¡ece que él es_
que tr1 mandas. Podrla rrna encontrarle el gusto..." taba esperdndolo. No soy tan perversa; por lo menos,
egitaba la pistola de iuguete como en una película con un hombre atado. pero nb me da'fena. Los gua-
del Oeste y susurró a \ñIerner al oído: «Tenemos que p:t:" d1f
.?:"".y Nosotros a ellos, sl.'H goiüift-ón
Eeterle tniedo., 1:.^y::r,Müller ta fachosa de su mujir. Me'doy
IIer Fuchs segufa gritando ahogadamente hasta cuenta_de que a los guapos y triunfadores les damís
que Weruer, sin poder resistir más, tomó la pistola pena..Siempre nos miran con una sonrisa de conmi-
de mano" de Carmen, la apoyó en la sien de Herr seración. Me alegro de que mi rehén sea tan guapo,
Fuchs y le quitó el trapo de la boca: "Si vuelve a gri- q.ue.n9 parezca a nosotros, porque entonies me
-se-
tar, lo dejo seco.» «No gritaré. Se lo prometo. Tengo aarta ldstima y ya no sería dh¡ertido. Me pustaría
oue ir al baño." Werner miró a Carmen con desvali- desatarle y hacer que se desnudara y se echira en la
áiento, pero ella le señaló a é1 con el índice. "No cama. Yo sólo lo miraría. Eso me áarla mucho gus_
pretenderás que yo le sostenga 1a... esa'r, dijo Wer- to. Estas cosas Werner no las entiende, y es tltstima.
ner. "¿Quieres que se la sostenga yo?», preguntó
Carmá sin poder contener [a risa. «Si le atamos las Vaci?fon el minibar y Herr Fuchs se entrompaba os-
manos delante, §l rnis¡¡o...» .Perdonen la interrup- tensrblemente. «¿P-or gué no nos tuteamos ? _pro-
ción, pero ¿por qué no me desatan, me dejan ir al puso-. Al fin y aI cabo, estamos los tres en una
baño y vuelven a atarme cuando salga?" «No sé cama de matrimonio.» El se llamaba Lothar. Brinda-
Werner-. No me fío." "Por favor... o me lo 5o1 f Carmen üjo afablemente que se alegraba de
-diio
haÉ" en los pantalones», suplicó Herr Fuchs- "Vale haberse llevado a un rehén relaüvlmente siinpático.
más no arrieigarse", dijo Carmen. Y le acompañó al En el Banco siempre le pareció un estirado. ..¿^Sabéis
baño, le abrió la cremallera, volvió la cabeza hacia qué es lo que n9 entiendo? Lothar_.
otro lado y extendió la mano con los ojos cerrados. se le ocurre robar en el Banco "." quién
-dijo-del qrr" .rrro ¿Á
.Es denigrante. Así no podré", dijo Herr §¡str5- «Dé te?» «Como la carnicera no me había reconocido, "1i"rr_
a
jese de tonterías. Tengo un hijo», respondió Carmen ptg d9 qIe llevo años comprando alll...o «Werrrer
con frialdad. Entonces él pudo y Carmen se sintió jijo Lothar-, dlabes que tu mujer está loca?»
-W"rrr"r_,
decepcionada .Se me había olvidado p".o
en reaüdad ha -iesponüó
sido ásl. Hac. catorce años,
Me he encetrado en el baño. Werner y Herr Fuchs abusó de mí..si:mpre
Entonces todaüa era delgado y no mal
esttin hablando. Le ha quitado el trapo de la boca y parecido." «Pero no te hagas ilusiones,lothár _dijo
yo me alegro. Estaba tnuy feo. W erner no le traga, Carmen dándole un codaáo en el cosiado_, que tú
p.ro co^pr"nde que no podemos deiarle marchar. no estás aquí por tu cuerpo de alabastro.,o '
iy qué hombre tan atractil)o! ¡Y no só,lo por |a cara, , -¿Sabéis lo que de veidad me gustaría? _Lothar
bréárne! De buena gana, cuando estábamos los dos 3;Drro
y dejó qqe Carmen le echara whisky_.
I bocasostener
solos en el baño, y é1, atad.o e indefenso, hubiera he- Me gustaría el vaso con mi propia mano en
cho con él alguna cosa. W erner nunca hubiera sospo lugar de beber a morro como un crío. Es denigrante
que una mujer te dé de beber. Un hombre tien'e que
cludo. El no me ctee capaz. He tenido que hacer un
80 81
beber por sí mismo. Además, estoy tan trompa
que Qe otro modo, no hubieran podido enjugar el déñ_
cit.» «¿-Y nosotros? ¿Cómo lo Lnj"gort oi .io"ot"o",, ?
"" podría
no escaPar.
ó"rr.J;e ievant¿ tambaleándose, cerró 1a puer- Por culpa.de unas pistolas de_ juguete, he ,tenido que
r99ar un Banco para no acabar en el asilo." -en
t" i la llave detrás del wáter' «Suéltale' "O
Ú"-t """"tai¿
o". No es justo que viva como un chúona
qs como-dijo
Werner secamente_. Aunque ir con él
Deffo.t -dijo-.
--- i.ottt". se frotó las magulladas muñecas' les son-
estar presos. No podremos sacáraoslo de
encima. Y ya empieza a cargarme. No podemos lle-
-ampliamente, dio un sálto y tomó la pistola que vaflo por ahí metido en la maleta. Si alguien lo re-
¡O «Aiá conoce, nos hemos caído. De todos modos, esto ya
¿;r-d habla dejado encima del televisor'
ij" I-othar con frialdad, súbitamente- sereno-' §g.nos e¡xgañemos. Con el subsidio, po.io
s"i"" L"f-.ot" simpáticos, pero no muy listos' Aho- hubiérornos podido ir
=-iTb*Carmen secamente_. Metirando...»
-139 " ¡-.dh, sl!
boca abajo con los brazos extendidos' Ven- ---di-jo gustarla ver
r" a"t cómo
""a y"., lü"*er, borracho y asustado' se explicas a los niños que tienen q"]. U""", iJ
"á.- """*",
iJ"" r¿ñiá"ir"ote boca abajo. Lothar se sentó en sus ropa tres "ños seguidos. ¡y la casa! Diez años-i.*" lleva_
mos soñando con la casa. ¿Te imaginas lo áue se¡a
iosadeñs v apoyó la pistola en la sien de Carmen'
tener que muda¡aos a r¡na vivienda de trei habita_
:i-tl oi"áo atá a tu dueño y señor o te hago
;;;i"- "h"á en la cabeza, carmencita' " ca-rmen miró ciones ?» «Pues ahora somos tres err una habitación
hacia atrás y ése ni siquiera es de la fanriüa,, dijo Wemer amar-
;Io;hár con indignación, echó la mano garnente.
; b dr;un bofetóá. El dejó caer la pistola,apuntó
sobreco-
y
át¿". C"t-"o la recogió rápidamente, le
i-tt*- * "p*suró a-levanlar las manos' «Perdón |fmOrg acaban igual: roncand.o y leyend,o et peri6
Ná hablaba en serio. Carmen, por favor' ' clico a la hora del desayuno. por tnuy bonito que te
-¿il"-.
.pla usted, Frau Miiller. ¡De rodillas! » Lothar se lo itnagines a! OrinciOiá, asl es comá acaba-- Vlertter
;;dill¿ deLnte de la cama con las manos en alto' na :at:qo a dar un paseo. Lothar estd ¡oncando y,
Ñ!á"t se volvió lentamente. «Hay que ver cómo probablemente, por si fuera poco, tiene hennosos
sueños_, porque sonríe. A lo mejor, sueña cue está
eres, tesoro', dijo en voz baja' sentado d9baj9 de unas paltneras, con una rib¡o du_
pa- nuda en tos brazos. De haber ppdido, nos hubiera
Lothar Fuchs, atado a Ia cama, roncaba' Carmen
podia dor- matado a sangre frla- y yo, ayid-ándoíe o m"ar. No
;-"b" ñ;i;-iabitación. Werner tampoco Si tú roncaras' ttene el ?neflor interés por tnl. para él sotnos utt par
*ir. "irU"o si que podría matarle' Car- ilg idjotgs, lo que hetnos sido sietnpre. iii ¿"rf"_
hacía tiempo qué me habrla divorciador' {ijo
cán la pistola- Sacó del bolso la pa-reja *-»: buena gana le taparla la caia con uno afrno-
-."1¡rrá6"
;lü;;á;-á; de
^desentundar al estilo cowbov' hada hasta
-que
dejara de roncar y de respirar. Apues_
Itó¡r.." haya dejado engañar por estos- chismes!"'" to a que le asombrarla qu_e una ídiota cotno yo
oÑo p"aa* tan verdaderas como las de Ia Prrmera y:abar1-con é1, Lothar Fichs, jefe de suciÁat del
qeneración. Por eso no se nos autorizó -la distribu- Banco Unión General. Esto sl quá le retentárío, pr"-
cisamente, una como yo. Antes'me eché ui- áámento
:ü;. ü-frr*" perdió dinero y a ml me despidieron'
82
a su lado, muy cerca. No quiero nada de é1, sólo pro- que se la describla cnmo un
bar lo que se siente teniindo a tu lad,o dá verdád a mujer .algo gruesa». AI
oír Ia última frase: ol-a secuestradora
e:e qu9 siempre te.has imaginado. ¿Con utto cottao hecho ninguna exigenciaa ñril todávfa no ha
él
_tarnbién imaginarías que esttís con'otro? yo sé que mente. Se incorooió y se_enjugó ;;ñJ visible_
no lo imagina; él no tiene tanta imaginaciZn. la"-Ifrñás.
Y"*q
Yo quería hacenne una idea, ¿qué liene de
¿porquénopedis.".."t.a"-""¿ó-,r¿;.ft4;Toedir?», "eso,
-sólo pregu¡rraron Carmen
malo? Pero Herr Fuchs ha gruñido y ii h" yuelto de V. !V9mei.
te.» «St. dinero _r"nitió "Oii".", "ái i".f*".r_
espaldas. di1 dinero. ¿ cuánto dil";" añ;;::'ñ;á;;o" oo
. ¡Tonterlas !
tE;;;' áIJ"','t,rr..
Weraer_. En las pelfculas de ¡la"
-¡Tiene
que cambiar de aspecto!
--Carmen buscaba tele, cuando oas-diio
i .I di";;;;"'ü;;;.,
el _neceser y sacó triunfal¡mente r¡n paquete de tinte crn¿unos repartirlo ".cog", .pG.
a Dartes iguales í,y-üIJe
rubio platino-. Me lo recomendó la esieticista, para una tumba.» Lothar Je anima'ba
las canas. sotros creéis que Io vuestro "i"í6í";;;; "o*o
'lta¡"i"
osi vo_
que ver las mlas. Naftrralment", ¿",rá"",
"".,
y" ilJ,t.igo
Werner sujetaba a Lothar, que seguía roncando, eJ Ba-ngo, Hoy en día, es una "" no tener deu_
estupidez "oo
mientras Carmea le extendfa sobre su cabello casta-
33:: A fin_y d c¿bo, ros i_il;i;"1."iu'iJ u"r.o
ño la pasta esp rmea¡te de peróxido. «Mientras no le tocto... » «¿Cuánto
oodrfas,vallr{p..ii ii¿'ó""*"",
despierte el olor... r, cuchicheó. práctica. «No sé..'. por lo menos,
medio millón. o
«Doscientos cinsuenta _il p;;;;";;;:ú:._"..,
Ni siquiera el principesco desa¡runo con champaña Carmen estaba radiante. q
encargado por Carmen consiguió consolar a Lothar. iba a dar medio millón Conmigo no contéis. Nadie
ef,-v,;;ü;;:"*"",
Estaba echado en la cama, atado, inerte, callado, sin ry.
querer comer ni beber. Carmen le hablaba con pa-
ciencia angelical, pero no había nada que hacer.
ffj'"'il:ilL:? ::iH;.#;*, #H"n xtxi
pero de pronto. pareció tener
«Compréndelo, Lothar, tuvimos que hacerlo." y le enigmático, dijo: -"Si c
ponía delante el periódico que les habÍan traído con *oi h"..'.,o"";;;' j;rfHff "r"'iaá.*éá" "i."
H:'::ffi ::T:
el desaJ¡uno. Los titulares decían: «Atracadora desa- Tengo una idea genial.,
parece con rehén." Debajo, una foto-robot de Car-
ryen que no se le parecía en nada, y una fotografía C9n.el pelo rubio está un p,oco ridtculo,
como un
de Lothar Fuchs, que se le parecía muchísimo, antes gigoto. ya te he oerd.onado.'H;-¿;;;;;;;íá.o
del tinte. «Tiene depresión Werner-. L,o sé nial, pero no quiZre expticaiosla'tiJrí.í.7 r._
porque asÍ rne he sentido yo-dijo ¡i.
desde hace dos meses.»
..Está llorando.» Car¡nen se inclinó sobre Lothar. Las
mucho, y me pone
freiética .ii
i"'¿Zr"A#n"n ""
y:irr" yotver a casa .on_t";;;ñ;.*l;,"í11."íi"rnat
lágrimas le resbalaban por la cara. Ella le acarició ,
la frente y le dio un beso. Miró a lMerner con gesto
de disculpa. Werner se encogió de hombros. Carmen V;ffrü;'í:r;ó:;tr*.:tr:',r,ri':{;:".ii:.*
to han comido, siemore ensuci.and.o y-
á;l;;áo*"
empezó a leer la noticia a Lothar. Se indignó al leer mí la porquería y tuZgo, cuando iiú.i'i'.ái, ,
p",
84
la'noche y todo estaba litnpio como Íror--milagro, ni risa. Lo*rar palideció. «¿y por esto Ee he dejado yo
tas graciás. Y el tnilagro era yo- Un mílagro mudo' e_ngañar?» «Por esto me encontré yo en la callér,
cotio los milagros- W etne¡ está conttencido de .lijo Weraer, lacónico.
"on
que sabe lo que nós espera- I'a poficfo y la cárcel.
iero ,rra tieie que pensar que una no sabe nunca Loüar lo llamaba «táctica del desbordamientor. De-
lo que va a venir. Una avanza a tierltas. A veces ttte cla que, si en un plazo muy breve, se atracaba todos
oar:e¡e como si mirara po¡ un caleidoscopio. Lo sa- los Bancos posibles, el aparato policial quedarla des_
átdo hacia un lad.o y hacia el otro, pero la imagen bordado. Buséó tres sucursales-de la UniOn General
no estd clora- Siemlne rne Wrece que sa.cudiendo tie- situadas lo más cerca posible una de otra, eligiendo
ne que arreglarse giero no se arregla, siempre sale las en un- pequeño folleto qrr" ileo"b"
uniimagen iueva que no es La que yo esperoba y que e." -poblaciones
la cartera. "La mejoi h-ora, las o.r"e. b,s h hora
hay queleguir. Me alegro de que Lothar haya tenido de cal¡na, cua¡do hay menos gente; sólo 'pensionis-
,nio i¿e" genial y no quiero que nos la. ctente. Ahora tas. Yo conduzco y Carmén entra por el dinero.¡
tiene que ser él quien decida lo que tiene que Pasar
y yo li seguiré como si fueta una a téntica esposa- \Aler:ner no estaba muy entusiasmado con la idea,
Mbntalmente, me he casad.o con é1. Asl cuesta t enos. pero Carmen le hizo compr,ender que la condena por
Ya no resulta, tan atractilro. Ahora, settcillantente, un atraco no iba a ser mucho menor que por cu¿¡tro.
tengo dos maridos. No está tnal. Además, ahora contaban con ta venti5a áe no tener
que cargar con Lothar como rehén.
Lotlrar estaba arrodillado delante de Carmen y We-r-
ner. Tenla una mzmo atada a la pata de la cama y la E-l prirrrer
-pueblo parecla dormido y completamente
otra levantada, para jurar. Carrnen dijo: «Nunca de- abandonado. Una viejecita encorvada que andaba
nunciaré a Carmen nia Werner Miiller a la policla, Io apoyándose en un bastón iba camino dei Banco de
¡ror rni vida.» Lothar lo repitió. Car.'men pno-
iuro-.. -"Repartiré la plaza- Mayor. En el Banco no habla más que dos
sieuió: el dinero a partes iguales con Car- empleados gue apenas levantaron Ia mirada -cuando
nien y Werñer Miiüer...' agregó Lothar' e-ntró ella. La anciana, debajo del ala del sombrero,
"Fif§-ñfty",
qué no hacemos tres partes?>, pregu¡úó Car- llevaba gafas oscuras. Se fué hacia la caja, buscó en
"¿Y for el bolso, sacó una pistola, encañonó al- cajero y le
den] "T"mfoco vallos a sacar nada...r, dijo Werner,
tendiéndosé cansinamente en la cama. oEres siempre mostró un bloc en el que se lefa: «§l rtinsi6.¡ p¿s6
án negativo... » Carmen desató a Lothar' oAl fin y al rrna ftsj¿ y la siguiente decla: «O te mato.» y, la ter-
cabo, ha jurado." cera: «Ya.» El cajero no lo pensó dos veces.
j¡otá todo, necesitamos efectivo. Con la cz¡fta Ap-o3ágdose pesad¡rnente en el bastón, la ancia_
de crédito, nos localizarían en seguid¿. v6l- na salió del Banco y, no bien pisó la calie, echó a
üa a ser el joven emprendedor y dinámico--!6¡]¡¿¡
de antes crorrer y subió a un Ford verde que circulaba des_
del cautiverio. Cogió las dos pistolas-. Y el efectivo p_acio
_junto al bordillo. Los neumáticos chirriaron y
nos 1o procuraremos con esto- el coche salió disparado.
son de verdad --dijo Carmen cofr una son-
-No
86 87
En el pueblo_siguiente, un hombre bajito, con un tra- ti.»_Carme¡r abrazó a Werner, comiéndoselo a besos.
je muy gra¡rde y sombrero de fieltro, éntró en el Ban- L-othar los miraba moviendo'la ;;t-;;;;;rt
co, sacó una pistola y dijo con voz ronca: «Esto es po"o
de enüdia. «Tenemos qr" a.n".LÁÁiü _-'
u¡x atraco.» Entonces se dio cuenta de que en el Ban- buscar otro», dijo .orr ----- '"o.u. y
co no habla nadie. Hasta que el recién-llegado gritó Siq1i9ro3 viajando en"bbri"d.á.
silencio, hasta llegar
«¡Buenos ¡lfas...!» no salió del aseo rrn emfleadJ que ex¡rosición de remolques y caravanas. Entonces a una
se acercó al m, ostrador. Entonces el hombre repilió Wer-
ner en voz baja: «¿ podrla pedir una cosa?
la f¡ase. trJo
pre oesee una caravana... para toda la famüa., Siem-

I. el ter,ce¡.Banco, una señora con un vestido muy


elegante hasta los tobillos, turbante y gafas oscuras,
El dueño estaba ea su despacho, Ieyendo una revis-
!a porno, mientras un enorme camión caravana salia
extrajo de un bolsito minrisculo una- barra de labios lentamente del recinto. U" p.r""
¡ del escote, una pistola. Con el lápiz de labios es- ba echado en un cesto a sus pies ""i"ti&i'ñ." ""tu-
furiosamente. «Calla. Lumpi ;;-*;1"'"á;",*a ¿ijo
empezó ládrar
cribió en el cristal de la caja: ern¡óo, lo cual el ca-
jero, que llevaba gafas muy gruesas, no supo leer dueño dando un besá d il;d.1";;i;::. ' "t
y, :in_ reparar- en la pistola, empezó a protestar qué "
se había creldo y que era una guarradL ensuciar el I-a «adquisición» de la caravana, como decla Lothar,
cristal. Ella entonces volvió a eicribir la palabra in- convenció a Wer:eer, que se puso de ,*.¡o, h,r*or.
virtiendo los caracteres de derecha a iz{uierda. El «ür, por Io menos, estuvieran aqul los niños...r,
hombre--enmudeció y empezó a pasar di:iero por la de_
cla "na _y otra vez. Carmea se empeñó en llarnarles
ventanilla. por teléfono. pararon delante ae uir" áUio" ,oi"o_
,,
111?11:1 habtlba,Ifq"l dijo a weÁeri'"apo"-
Carmen, en el asiento de atrás, rodeada de ropas y _ru¡rla a
que nunca has sido infiel a Carmen,
cachivaches, contaba el dinero. Veintirln rnil 6¿¡.ss5. Werner movió negativamente tu oUá. ¿verdád?,
Sonrió radiante. «Tres bancos en veintiséis minutos. Las pareJas como vosotros ya no existen,"b'"'.""i¿i".
pero vas a
Debe de ser urt récord, ¿no os parece?» .Niña, estu- tene-r que engañarla. Una sola vez. y por
üste de fábr¡Ia", dijo Lothar. Werner no decfa nada. de dinero." We¡¡rer le miró perpú;.'--
* *áontón
un
n Por lo menos, dame r¡n beso., Carmen le presentó
la rnejilla. \ñ/erner no se movió. lo que nos he- estaba decepcioaada. «Los niños no nos
mos convertido", dijo tristemente. "En«¿Y qué éramos 9tlq d.e menos.
ecrrán ya h"y dádo tres fiestas.
antes?», preguntó Carmen, dolida. «Ciudadanos hon- peasar en cómo debe de estar la casa... No quiero
rados», dijo Werner. «Y ciudadanos honrados segrri- nos di-r¡irtamos.» e¿¡ps¡ tenfa lágri;;" ."
Dicen que
ríamos siendo, si nos hubieran dejado..." Carmen. iá-"
si gastáramos un poco de dirieroi-_Gáiot¡r".
1qY consolarl¿_. p6d¡{arno: "¡"".
estaba muy decepcionada por la actitud de Werner. pErra
«¡Nadie nos mandaba atracar Bancos!,, gritó Wer- un abrigo de piel." Carmen dejó9oqpryr, poi eje_plo,
-'-
¿e loi.ár.-
ner que hacfa mucho tiempo que no gritaba. «Son
los nervios -dijo Lothar-. Estaba preocupado por
88
89
vinagreta labla pre¡rarado Carmen, t othar les
En unos grandes alÍEcenes, se equiparon {e gies y a -que de
enseñó la foto rma rubia con gafas, de unos trein_
cabeza. Carmen tuvo su abrigo de piel
-y-Lothar ta años. oEs r¡n poco re¡rrimida. por eso Io nuest¡o
Weraer compraron rrnos trajes -escandalosamentea no- prosperó. Pero como
caros. "gt obliga', dijo Lothar pafii animar Ella oonfeccionó todo eÍ-programadora
es estupenda.
p.ágr.ma infár-¿tico a.l
"ti*"¡¡
Weraer a comprar uoá'coleáón de camisas de seda' Banco. En un momento dé... intirn;dad, me dijo que
ü-g""t"U" ,ei t"n contentos a los Miiller y estaba introduce en todos sus programas una palabra clave
asoábrado de su propia transfomación' sFcreta, como una corxtraseña. Esta palabra clave Ie
da acceso a todos sl¡s progranras, en cualquier mo-
MiWerner estd tnuy guapo y' ad'emás, más delgailo'
'iLá'áiá-1"-q"" «¿Y...?»,_ pre-guxtaron Carmen y- W"ro..,
l" á¿átc;za'es el miedo' Pero' desde Tjlt"."
Oesconcertados. «A rní nunca me Ia revelarfa... pero
lo .ororino,.va no tiene tanto rniedo'
;; ü;r;;contento qaizá a ti sf, Weraer. fiene debiüdad por los gordos.,n
Está tan an "ila que esta tnañana la ha
1"""¿i n encetado d.e ariba abaio' Me gustaña tener
piel Wet' Lottrar roncaba en el fondo de la caravana. Carmen
;;1;í" de los dos, vo' con ryi alri7o le v y Werner crrchicheabaa. «lllerner, cariño, no- tengas
net, cota su ttal e nuevo que le da facha .direciior
de
trinto-s escnipulos. piensa en todo eI dinero..., «Háce
¡Hay que ve¡-' cómo te cambin' el dinero! Si
;;k;A.
-te'lo própoies, puedes cambiar por cotnpleto' Yo'
veinticinco años qu_ e no ligo con una mu¡er. Además,
me gustarfa ele_eirla yo.» «pues parece in y motr"r,
á" o6rigo * piet, en el sofá d-e la cata'vana' me dijo Czrrmen. cHablas como un pioxenetao, -diio Wer-
o¡*á"i¡i"t laítot y'soy cormen'Miille¡, la atracadora' ner, indignado. «Si yo puedo aiiacar
i;-;h";;t distinío; é1, t" po,go lo que se ponga; está oa"o.o",
No es por- üú, por Io menos, podrlas sacarle esa"rr"t
palabrita a la
qué se debe'
iiiát". Me gustarla sabet a ya tto ?ne parece
. tan nrDra.» «IJn cuanto me vea, echa a corTer.» «Enton_
Cu; sed guttpo Por cietto, ces es que tienc muy rnal gusto.» Werner no parecla
guapo y, raenas,-!,cuando coine, porque ¡nastica d'e un muy convencido.
'r""á; í;;y groáoso y e, que ná puedo ni mirarle-'.
'iááies pot su ?na?terd deatratar
no: a la gente.! como st Sólo te lo digo a tL lLepamos años sin hacer eso.
estuviera sus órdenes y él no tuvie' We¡ner es tni tnejor atttigo, y ¿quién se acuesta co?a
;;-át "t'**r¿o saltaran' si silbá"
iue silbat pcra que todoscalle' su mejor qryigo? No shve cenar los ojos. para hacer
a la Hay personas
'ii-"¡ nosotros, nos echarían
tataTos esg. hyce falta su^ de odio, [y cómo voy a
o, el restaurarTte les sitven u?t trozo de carne ?4eyit"
ocliarle yo cottociétrd.ole cot4o le conozco? A teces
ñiii"A. y lo devuehten, los cama¡eros se desvi- m.e saca de quicio, p- ero n es lo mismo. Si yo pu_
;; ;; i"i¡ilu- Nosotros nosqúe"' lo comemos, y los diera pensar: «Canalla, ya rerás como te hagá bá¡ar
.o.iár"rot nos desprecian. Y es no sé' yo 7ue- de tu pedestal y te dejo hecho un trapo lzr* piu,
lo affacat un Banco, pero so! incapaz de depolver sin saber ni quién eres, tnás indefensó que " un nifio
un plato en el ¡estaarante' pecho. Luego podrás "volyer i t", .i .orotto d..
Q
siempre, pero ahora te tengo...» Bueno, algo por el
Pasaro¡r la noche en un camping y, miefrtras cenaban estilo. Corno al principio, cttand.o todapía ,Z rL" .o-
pf¿á¿"t"."t" delante de la-caravana un asado a la
91
90
I
\l
noclatnos. Porm| que se laya con la programadora. Werner estaba sentado en el sofá de Gabriele, be_
Quizl ent_onces empiece a odia e un poco y todo
pueda volver a ser co?tao antes. biendo_coñac y jggando con ella a un juego'electrA
ruco. «'r'tene quc disparar, disparar siempré. .. », grita-
ba eua, excitada. «A usted nunca podríá g.r*iu;
Fueron a Ia ciudad en que vivÍa Gabriele Gessrnann, una profesional.» «st; es lo (¡rico'que sé -hLr.,n Oe
la programadora, estacionaron la caravana delante ".
prpnto,, Gabriele se puso triste. «Ca-si todos üs días,
de la casa y se quedaron esperando. Carmen recor- d: casa, rne voy a otra ciudad, hago un progra-
taba de los periódicos las noücias sobre los increí- TIC?
ma, y.por Ia noche regreso,- me siento aqul y me pon_
bles atracos y el rehén, I-othar Fuchs. No podía re- go a jlgar yo sola. Una üda muy aburriá,
primir cierto orgullo. parece?» Se echó a llorar. Werner, sin saber'q],é ¿oL l.
Lothar dio a Werner todos los detalles de Gabrie- cir, le puso una mano en el hombro.
de_
le Gessmann e incluso empezó a entusiasmarse. «En-
tonces, ¿por qué no lo hacei trlJ», preguntó Werner, L-ot-har y Canrren estaban eu la cama de matrimonio
remiso. «Porque una mujer nunca hará un favor al la caravana.
hombre que, d.espués de acostarse con ella, no vuel- {e El la besaba. «Vamos, mujer, qué me
ve a llamarla por teléfono."
lo has prometido.» «Tengo celulitis y estáas., ..A mí
Ella venía con una bolsa de plástico en cada no me importa.» «pero a mí,.sÍ. y, además, estaría
pensando en üIerner.» Lothar se incorporó con un
mano. oEs mucho más bonita que en la foto», dijs gemido y se abrochó la carnisa.
Carmen, mirando a su Werner, pensativa. Lothar dio'
la señal. Los dos hombres salieron. Lothar se fue en veces, os tengo rabial No sois gua-
línea recta hacia Gabriele, chocó con ella y siguió an- pos-¡A ni habéis trir¡nfado, p,ero -dijo_.
soiJ condenadamente
dando. Werner se acercó lentamente, la ayudó a le- felices. ¿En qué me he equivocado yo? «¿No será que
vantarse, recogió los comestibles que se habían es- pides demasiado?" «Sí; lo quiero tádo. piero vosotros
parcido por el suelo y entró con ella en la casa. sois tan asquerosarnente modestos... ¡Atraciíis un
Banco para pagar deudas ! ¡Ja! yo lo quiero tod.o,
L.othar volvió a la caravana. "Ha funcionado ¿te enteras ? una pauria-. y, también a al_
Carmen-. Mi Werner se la ha ligado.o *Te lo -dijotomas guien que me-Hizo quiera.»
con mucha calrna Lothar-. A veces, vosótros Estaba llorando y Carmen le abrazó, consol¿índo-
-dijoTantos años casados, y lo bien
dos me desconcertáis.
-le como a ¡rn y dijo: «para eso antes tienes que
querer a alguien. -niño
que os entendéis... » «No creas que nunca se nos ha En el Banco eras un repelente. Las
pasado por la imaginación... Pero hay cosas que bas- personas como nosotros te importábarnos un pimien-
ta con imaginarlas. Casi siempre, es mejor el sueño to.-Nos negabas los créditos sin pestañear, peio a los
que la realidad.» «¿Me dejas que 1e dé un beso?» Car- millonarios les dabas todo Io gue pedí;; natural-
men lo miró con asombro. "Con la condición de que mente. Y es que, para
de todo hagamos tres partes.» «De acuerdo", dijo tiibamos. Eres un repelente,Iu carrera, nosotros no impor-
Loüar.o El sollozaba en
Lothar y la besó. su regazo. «Pero en mi profesión hay que serlo. Si
no, vale más'que te deüques a otra cásal» «¿y te pa-
92 93
:i
ir:
l,

rece que ¡nerece la pena? ¿Eh?', Preguntó Carmen. cómo me


-tocabq I ne ?carici.aba los pechos... Tod.o,
La prigunta desató. en Lothar otra tanda de sollozos' muy sórdido. Yo no deseaba terle ¿le aquel modo',
enci.t'na de ml como una tana- y, luego, há cambiadó
Gabriele y Wer:ner estaban r¡n poco bebidos. "Anda, bruscamente, cotno el aiño que se clnsa de su jugue_
cuéntame tu secreto», le decla Gabriele. «Sí, pero te. A tnl no se me trata de esta mar.era- Cuandá se
con La condición de que no vuelvas a llorar", respon- ha echado a llorar me ha. parecido muy blandengil
dió Werner. GabrielJse apoyó en su pecho, le sonrió , muy feo y le he lirnpiadó la nark. Eitaba tan tris_
y üjo: «Te lo prometo.» te. Esto-es lo que a mí me gusta, ler a los.príncipes
con la depresün. pero no á un sentbnientá ,nuy nc)_
Carmen y Lothar estaban jugando 4 "Scrabble'- Ga- !!e y en seguida le he consolado para que dejara de
naba Carmen. I-othar formó la palabra sEKo, miró a llorar y t¡olvie¡a a estar gu.hpo, qie es tá suio'- .qhoro
Carrren con una amplia sonrisa y dijo: «Se te esca- tenemos tgtnbién a una princesá, con la píel blanca
pan las posibilidadeJ más evidentes.» «De todos mo- como la nieve. yo no sé éómo se tas habrá. ineeniado
áos, también nos divertimos así, ¿4o te parece?» Wertter. Me pone mala_ El se rle.
Lothar le dio rrn beso en la frente. «Eres la mujer
más original que he conocido', dijo. Car:men miró Estaban en casa de Gabriele, delante del ordenador,
por h vátana para disimular su filrbación lanzó y Gabriele tecleaba. «Ahora saldrá Ia clave del Ban-
-y
rrlr grito. Wernér y Gabriele venlan directamente ha- co UG.» En el monitor aparecieron dos palabras:
cia la cafavana. ADORá"DO LOTTTAR. «¿Esa es la clave?r, .preguntó Lo_
lo he contado todo Werner-. Ella thar, desilusionado. *Es que enton@s es-t"Uá muy co-
nos-Se
a¡rudará. -dijo
parecia a punto de desmaSrar- lada', dijo Gabriele con sobriedad. y, en tono Éo y
-I-othar
se. Gábriele le sonrió y dijo: «Tampoco estás nada competé.nte, como r¡n general, exprrso el plan de cam_
mal de rubio.o Lothar tartamudeó: « Perdona que no paña: «Aqul tenemos a todos los 'cuentacorrentistas
te llamara por teléfono.» Silencio. \A/erner se echó del Banco UG. Tomaremos un grupo indrrstrial, asl
a refr- no.perjudicamos a nadie. por ejernplo, este grupo
qulmico. De aqul podrlamos sustiaer-fácilmente cua-
Naturalmente, es alta, delgada y bonita. Wen¿er hte- ¡s mills¡ss. Uno para cada uno, ¿de acuerdo ?, Ellos
le a ella- De buena gana lo estrangulaña. El se tíe' asintieron en silencio, reverentemente. «yo transfie-
ztia *uy cambiadd seguÍo de sí y sonriendo con ro estos guatro millones a una cuenta numerada.de
autocoiplacencia. ¡Y yo que, con Lothar, no he po' §rriz¿. f¿sfién trabajé para ellos y puedo entrar corr
did.o! Di pronto, lo encontré repulsi',to. Pensé que, si Ia clave pRfNcrpE AZUL.» «No sabía que fi¡eras tan ro_
,n" ,ooli , hablar de dinero, a lo meior se d'istraía' mánüca», dijo Lothar. muchai cosas que igno_
Perá, ¡quiá!, al hablat de todos los millones que ea- ras de '-ír, respondió "Hay
Gabriele fríamente. Va
tenemos el dins¡e en Suiza, bien escondido. "al¿.
mos a tefl¿r t7üy ptonto, se ha calentado todavla tnás .
hhora
ha empezado- i deci¡tne cosas al oldo. ¿No te pa-
y-r""" vamos a sacarlo de alll. y negro, p¿rra que no se nos
-Caaa
uni paversión? Yo imaginaba tnuy a lo tivo eche encirna el fisco
tros abre una cuenta -sonrió-.
i¡no de noso_
cómo sus tt7&aos me sublan y subían por el c-uerpo' en un Banco ds srriza y yo le

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transfiero el dinero de la cuenta nrrmerada. Y se aca- clr.selo. Dice que a Lothar sólo le im2zorta el d.inero,
bó. ¿ Comprendido?" «No entiendo nada», dijo Car- y ha llorad.o un poco, con sus oiarcs Zzules.'A una
men. «Lothar, tri embala el ordenador mientras yo se
Le encoge el corazón, mal que pese. Ella le quiere
hago la maleta.» Gabriele salió de la habitación. Ellos ounque no -le
pelos en los braios.
-tenga. Dice que ion el
tres se miraron consternados. Werner susurró: «Esa cttnero se hará la estética- en la nariz y que yo, si
chica quiere emociones, ya os lo advertf.» Y Lothar quiero, podrla sacarme toda esa grasa-dí lái'rnustos.
comentó: «Ha cambiado mucho., Carmen dijo: A rte9ls estoy francam3nte d.eprilnida porque, en re_
«Werner, la verdad, ¿qué habéis hecho?" ..Nada. Es sumtaas cuentas, nada sirve de nada. yá siempre
mi encanto natural, simplemente.» Sonreía. Carmen yi,"".imasen,.como una foto, )á i"a ¡bto
estaba recelosa. De pronto, echó los brazos al cuello *\? :4?
real stno-algo imaginario, de cómo me gustarlá ser
de Werner y le besó apasionadamente. Werner se y dglgad3, naturalmente: pero atgo
quedó desconcertado. «Es por tu encanto natural», T,!Tl-?o"ita
rn¿¿s, atgo que no sé explicar. Cotno si hubiera
tte{a_
dijo Carmen. do a una cumbre y puái"ro ti j"-" ilf ár).¿.¿or.
:?? coysiqte con dinero, "",pensaba. En-la foto tam_
Al cruzar la frontera, metieron a Lothar en la nevera olen".e¡taba y los niños. Todos bodlamos
.t etr tranquitos -Werner,
de la caravana. Cuando el aduanero fue a registrarla, y ser felices, con todas lás
Gabriele entró con él y le preguntó si quería beber p:Fyf ,? sin mds .obligaciones, porque por deudas
algo. Abrió la nevera en la que Loüar tiritaba, sacó Dtamos uegado arriba pero, Si alguiin n;s'retratara lin hi_
una limonada y le sirvió un vaso al firncionario que ahora, saldrían dos millon"ito", yZ, iá"
la miraba deslumbrado. El hombre tomó la limona- piel y Werner, con su magnífiZó ír"¡i, ,ií ." álr4o a.
tititá
da y se fue sin registrar nada. se yería_que nos habíamoi á¡sfr"zaáo, i
sentonaba- Estarlamos patéticos. eso, paiiii"os. iu. agá a"_
O, to
Ah, no quiero eoleer a olr hablar de belleza ni de que es lo tnisrno, rid.ícilos, est¿p¡dás)
fealdad. Gabriele se etacuentra fea- Dice que tiene el ae rtsa. ¡cómo me gustarla ser otra! iiii)orirse
¿Es que nad.ie
cuello rnuy largo y la nariz muy grande ! que por lo entiende?
,tl
;ti
eso no tiene étito con los hombres. A nú Werner no
debió de importafle, pero no quiero preguntat, por- Abrieron sus cuentas en cuatro bancos diferentes y, a
la puesta del sol,- pararon la ."r""áL .rr -ril'prado
'l
rl
que no quieto olt que estul)o apasionado y turbulen-
to ni que ronroneaba como un gato. Ella nos eru¡idia con vistas a_los_Alpes. Mientras Gabriele, en la
li nuestra "tida colmad.a» aunque cualquiera sabe lo vana, sentada delante del ordenador, transferíacara_
ll que quiere decir con esto. Me ha dicho confidencial- millones, Lothar, Werner y Carmen Labhbá aelos Io
'r
mente que lathar está acompleiado porque no tiene -que
harían con el dinero. lo irr""rii.á.o irr*oU¡_
tello en los btazos. W erner tiene por todas partes, es liarias "yo ai""." .rlero,lJo
Lothar-. C""
una selva. Nuestros dos prlncipes parecen hechos el jor- ¿Y -decía
vosotros?» Carrnen y Werner ,"Jpoid.i..orr
*o
uno para el otro, pero Gabriele dice que Lothar no u¡ísono: .Acabaremos d9 náqar la casa.i .loi"", q.re "l
quiere saber nnda de ella. Pues tienes que obligarle a aburrimiento! --exclamó iotÍ..-. ¿E'" q,rl oá o"
ser feliz, le d.igo. Ella no sabe cómo. Yo pod.rla ile' ocr¡rre nada?' .A ¡1í me gustaria *rálr.i a trabajar""
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Werner en voz baja-. Eso, más que nada en --dijo Weraer-. Al fin y aI cabo, nosorros
-dijo somos los atracadores más célebrLs-á"-ñá"rri","
el muado.o «Pue§ cómprate la fábrica de jugu.etes
--dijo Lothar secarhente-. Si les pones encima de la Fueron en la caravana h:asrÍ: Ia comisarla eás pró_
mesa medio millón de marcos negros, les faltará xima. «Diles que te han-teniao siernpraJn"ios
tiempo para cedértela.» Werner erlcrpezó a sonrelr y oSos
lentamente. <¿Tú crees que resultará? ' .Pues claro
vendados
--dijo-
estabas. yo
Gabriele_. q;;;; a¿o¿"
que sf. No tienes idea de las veces que han ido a ver- cuidaré de tu dineró. Asi "-.ü"" segura
me al Banco para sacarse de encima esa fábrica, que 9" qq" regresas., Lothar se apeó. En el";t";
retrovisor se
por cierto ¡9 qe ningrrna ganga, pero, si quieres, pue- 1"-f-* 1{s v más_requelo.
e-n Ia co'nisarIa.
Ágto .rra maoJy
habla tomado ."rid; n ".rt.o
des quedarte con ella.o Werner se puso más contento
de lo que habla estado hasta entonces.
"Le
director de-sucursal,, dij" c"rE¡;;.T;"; ia .st.omiró
con- desco¡.fianza. EIla, al notarlo, te
en las costillas. <Estuvim""
¿io ,r" .o¿"ro
Gabriele salió de la caravana. «Bien. Ya está. Somos Ér;d;Jisüabble-.,
ricos.» Se abrazaron. Entonces Gabriele dijo: «Ten- "Ja -hizo Gabriele-. y wá;;;-t;;;; _""_
cianilss.r «No me creo nada", d¡á ó;;;:*
go que comr¡nicaros algo. Yo no hago esto por un
rnill§¡ de marcos. A ml no me importa el dinero. díce que le gustarla ser como yo. «Con
Hay r:na pequeña conüción. Si no, descubro el pas- fie¿irate,
Deueza natural, una belleza interior., bice que una.
tel. Y esta condición eres ü1.» Señaló a Lothar. y:::!:i,i."1, senciila y modesta. zo Áii*á'p"aria
soy
«¿Yo?», dijo Lothar, idiotizado. «Sf; quiero que pro- ¿zectrse. del Iruré de patata- y me miraba
bemos. Serán seis meses. Yo no puedo obligarte a t unante.un momento,. pensé si no se¡la muy seria.
qie en la
quererme. Pero, a probarlo, sí." Loüar la ¡niraba sin Totogralaa que ella se hace de sl tnisma, se parece a
entusiasmo. Entonces Werner dijo: «Carmen tam- q.u. me diera iiñ--tn'átgorío
bién me obligó a ml.» Lothar callaba, callaba, calla- :|-\:,y**
d ta cabecera d.e la cama. Casi"r- tne lo-trago. pero en_
ba. Luego, haciendo de tripas corazón, se acercó a tonces se ha leyantad"
Gabriele y le dio un beso. Werner y Carmen los con- 1."? ha -mirado al'*pj" y ho
dicho, horrorizad.a: n¡Ftlate, tengo una arru*d en
templaban enteroecidos. Lothar susurró a Gabriele la frente!, yo mirabá y'miraba, -si
y ,i" ülá'ir"to¿o
al oldo: «Eres una vil lagarta." Ella sonrió. ye.rta, pero no habta kd;. n;iáü; líá#,\n. .o.
bien, d9 te¡dad, tiene atgo e; ¿;;;i,
Visitaron los cuatro ba'.cos y cada uno salió con una er el. aire.- pero_ que no tne eengaZon iáili"i¡'itoro,o
qr" eitl'y wer_
maleta llena. En la caravana, contemplaron reveren- ner jugaban a los maraqnos.
temente todo aquel dinero, bebieron r¡na botella de
champaña y se pusieron inelancólicos. «Voy a echa- Estaban los tres en el aeropuerto de Zurich, cada
ros de menos», dijo Lothar. «¿Y no podríamos visi- urro con su maleta. Gabriele regresaba u
.iúa"a y
tan:ros?», preguntó Ca¡men. «No sería prudente. Yerner y _Carmen, a su casa. -«tengo miáJo-
"tr ae Ia
Vuestra o"'istad con el rehén más célebre de Alema- iÍ:T"l ga1Ten. 18"h, ,"-h"E;-;;;;, p.*
nia podrla dar lugar a sospechas.» «Pues nada más orema. A +¡o
un matrimonio próspero y
"orri.r*r"do.
como nosotros no lo registrar:ín." Carmen miró a Carmen llevó la bandeja y el periódico al despacho
Werner con asombro. Se despidieron de Gabriele con del director. tWeraer .sábá impresionante, detrás d.e
un abrazo. Cuando iban camino de la puerta de em- su escritorio, hablando por teléfono. Carmen le dio
barque, pasaron junto a un puesto de periódicos. En un beso y le puso el periódico delante.
todas las reüstas hablet fotograflas de Lothar y grue-
sos titulares pregonaban los atracos. «Werner, ¿ ttl ha- Llegaron un poco tarde. Lothar y Gabriele ya esta-
brías imaginado que llegarlamos a ser tan célebres?", ban-al pie del altar. Los invitados, en general-, distin-
preguntó Carmen. guidos. La may-oría, banqueros con sus esposas. Car-
men susurró al oldo a üIer:rer: «Son tan guapos los
Cogidos de la mano y cargados con las maletas, ca- dos...o Y, cuando se intercambiaron los lt".á
minaban por la urbanización en dirección a su casa. un poco. "olU"",
Cuando Carmen fue a abrir la puerta, Werner la le
vantó y cruzó el umbral con ella en brazos. «Así e¡r- Brotó mrlsica de- órgano y los recién casados emp+
tramos a nrrestra vida nuevar, dijo. Se dieron un zaÍoD a ava¡üzar lentamente por el pasillo. No deséu_
beso largo y cuando se separaron üeron que sus hi- brier_on_ a Carmen y Wer:ner hasta qie estuvieron casi
jos estabaa allf. Hablan cambiado mucho. Ahora lle a su lado, y miraron en derredor asustados, como si
vaban ropas viejas y remendadas. Rainer parecla rrn temieran ser detenidos alll mismo. Luego, al ver que
punk. Miraban a sus padres sin pestañear, a Carmen, ñ.o era asl, I-ottrar y Gabriele empezaron a sonreli y,
óon su abrigo de piel y a Werner, con su canrisa de al pasar, oprimieron las manos de Carmen y Werner
seda, Y padres e hijos dijeron al unlsono: «¿De qué con disimulo pero con fircrz.a-
vais?»
De lejos, estaban de maravilla, realmente, la pareja
Meses después, Carmen cruzaba la nave de h
fabrica ideal.Ias dos, muy románticos. pero, cuaido se
de juguetes, junto a las cintas transportadoras en acercaron, vi que Gab¡iele tenía. unas ojeras muy
h" áJe ahora transitaban muñecas, casitas de muñe' marcadas y el pelo no tan brillante como antes, mds
cas,'grandes a¡rimales de trapo y piscinas de--colores. mate, más ama¡illo. Lothar empieza a tener barrigui-
El pérsonal la saludaba respetuosarnente. Ella s¡¿¡§ ta, en eso me he fijado, y un principio de patas de
en él despacho, se sentó a la mesa, ordenó el qorreo,
-
gallo. No parecian rtuy felices. Nadá det oiro *un-
preparó üna bande5a con café y puso-el periódico al do. Me han desilusionado un poco. Dice Wertter que
iadó. Su mirada tropezó con los titulares de la pri- nunca estoy cofltenta. Tonterlas. yo estaba desean_
mera plana que decían: EL MÁ.s cETEBRE REtrÉN DB do admirarlos. W ertter estaba elegantísimo con su
ALEMANTA CONTRAE MATRTMONTO. DebajO, una fotogla' smoking. Los hornbres le saludaban. No conocíattos
fla de Lothar Fuchs con este pie: "Lothar Fuchs que, a nadie, pero todbs nos saludaban como si esttwié-
tras su dolorosa experiencia, fue ascendido a inter- tafttos en. nuestro a¡nbiente. Tendría que estar con_
ventor del Banco Unión General, contrae matrimonio tenta. Pero no sé, anoche no podla dortnir. No sé gtor
con Gabriele Gessmann, ama de casa.' qué. Preoatpaciones ya tao tenemos. Andaba poi to

100 10r
1

casa ett camisón y de proato tne sentl mu! desg¡a'


ciada" sin tlrotilto.
Me fui al gataie- Allt está la ruteva ca¡clvana' que s-e
';; ¿;;"br;d"-wlÁ"r. settté detttro t n:e quedé
'""".r"ia"- Pe¡o no vinoMenad'ie. Tampoco sabla quién
1íil7iii¡r, iito tmoginoba quebta yn4 ac¡óbata
iii-irtxtasiasabai por alll después es'
de
"'ñ.'t"aái
í"'lLÁon-p* d.ecirtná lo fantástica que habla
esto
iaáo altá dn¡ba, en el trapecio' Pero tarttpoco unos
me produc'la gran sati.sfocción, y lypo,
'Á-i",zto". ayl1yte
putá, que iaínt¡a trabaian en las
';;;;;."":í;"Írá una
toáos loi hombres tentan la cara de E
que
r-ir*:;;;" altos y gttclpos' y yo a tod'osmed'ecí'a
ofrectan
;:;;;"; d" qu"LtlZt me súpiicaban v
muclp dine¡o.
Lilego, estuve llo¡and'o un poco sin saber por
qué'

Desgrués l;olvl a la casa y--me arrimé a


Werner' El se
despertó e hicimos eso' Y estulto bien'

to2

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