Está en la página 1de 3

A.·. L.·. G .·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.

S.·. F.·. U.·.


Respetable Logia “Isis” Nº2

V.·. M.·. y Q.·. Q.·. Hnas. y Hnos. en sus grados y calidades.

El Signo del Aprendiz


El Hombre como animal simbólico

Se ha llamado al hombre animal simbólico, y en este sentido, no solamente el lenguaje verbal


sino toda la cultura, los ritos, las instituciones, las relaciones sociales, las costumbres, etc., no son otra
cosa que formas simbólicas (CASSIRER,1923; LANGER, 1953) en las que el hombre encierra su
experiencia para hacerla intercambiable; se instaura humanidad cuando se instaura sociedad, pero se
instaura sociedad cuando hay comercio de signos. Por medio del signo el hombre se aparta de la
percepción bruta, de la experiencia del hic et nunc (aquí y ahora), y abstrae. Sin abstracción no puede
haber concepto, pero sin abstracción ni siquiera puede haber signo.

Se considera que la cultura nace cuando el hombre elabora utensilios para dominar la
naturaleza; pero se ha aventurado la hipótesis (Eco, 1972) de que el utensilio como tal, solamente
aparece cuando se ha instaurado la actividad simbólica, o lo que es igual, que señala la instauración de
esta actividad. El lenguaje alegórico que se ha de interpretar, los verdaderos signos, respecto a los
cuales la Escritura no es más que una semia substitutiva, son los acontecimientos de la Historia Sagrada
que Dios ha dispuesto como palabras de un lenguaje cósmico, en el que podemos leer nuestro deber y
nuestro destino.

Como vemos el signo del aprendiz es uno más de todos aquellos signos y símbolos que nos
rodean, sobre todo en nuestra vida masónica, la cual como sabemos se encuentra repleta de símbolos
con un significado muy profundo en cada uno de ellos, pero sin duda el signo del aprendiz es uno de
los más importantes, mas adelante en la conclusión de este trabajo me referiré a ello.

Respecto del signo del aprendiz Lavagnini nos dice: Pensar, hablar y obrar, según mejor
podamos, de acuerdo con nuestros más íntimos ideales y profundas convicciones, es un trinomio que
directamente nos concierne en cada momento de nuestra diaria existencia.

Pensar bien es pensar rectamente, de acuerdo con la escuadra del Juicio, orientando toda nuestra
actividad mental hacia lo que en sí sea bueno, bello y verdadero. El pensamiento recto es pensamiento
positivo y constructivo, sentado sobre las fundaciones inviolables de la Verdad y del Bien: los
pensamientos negativos y deprimentes y todos los pensamientos inarmónicos que descansan sobre la
ilusión deben desecharse de la mente, así como Jesús lo hizo simbólicamente con los profanadores del
Templo. Esa misma escuadra debe apoyarse, según nos lo indica el signo de Aprendiz, sobre la
garganta, para medir todas nuestras palabras, de conformidad con nuestros ideales y sentimientos más
elevados, rechazando todas aquellas que no se conformen con esa medida, de manera que nunca se
hagan ellas portavoces de nuestras tendencias más bajas y negativas, de nuestros errores y juicios
superficiales, de nuestros resentimientos y pasiones mezquinas, o del dominio que la ilusión puede
tener todavía sobre nosotros. Debemos, asimismo, evitar toda crítica que no sea realmente constructiva,
y sobre todo no permitirnos ninguna expresión que no sea inspirada por una verdadera benevolencia.

El dominio de las palabras es más fácil que el de los pensamientos, y, en la medida de la


sinceridad individual, tiende a producirlo. Pero este último es, naturalmente, el más importante dado

3
que nuestras palabras no pueden expresar sino aquello que “se encuentra en nuestro corazón”. De la
misma manera, según dominemos nuestras palabras y pensamientos, nos será posible dominar también
nuestras acciones. Y así llegaremos al tercer punto: obrar bien, o sea acertadamente, y en nivel con las
leyes morales de equidad y justicia que gobiernan las relaciones armónicas entre los hombres, y en
aplomo con nuestros mismos principios, ideales y aspiraciones. Este es, pues, el signo con el cual se
hace universalmente conocer y reconocer el Masón.

Lavagnini también nos comenta acerca del significado de los dedos de la mano, indica al
respecto que estos corresponden a los 5 dedos, o líneas de simetría que presiden a su construcción
anatómica, análoga a la de las estecas de un abanico. El dedo pulgar se relaciona con el oído y la
facultad superior de la comprensión; el índice con el tacto y el juicio; el dedo medio con la vista y la
imaginación; el anular con el gusto y la memoria; el meñique con el olfato y la percepción. Además,
todos los signos que se hagan con las manos, ponen en evidencia una u otra de esas mismas facultades.

Terrones y García nos dice que el SIGNO, tiene varias acepciones dentro de su aplicación en la
práctica; como por ejemplo: tenemos al SIGNO NATURAL, que nos da a conocer a las cosas, por
medio de la analogía o de la relación natural que tienen con ella; al SIGNO POR COSTUMBRE,
mismo que por su representación o su aspecto, indica una cosa completamente distinta, a la que
aparentemente manifiesta; al SIGNO POSITIVO, que es el que representa, en la aritmética a la señal
que indica MÁS, y el SIGNO NEGATIVO, viene siendo el que, dentro de la misma rama se conoce
como MENOS, o en otras palabras, el primero es símbolo de la realidad o de la verdad en las cosas, y
el segundo se refiere a la negación o a la ausencia de lo que existe. Enseguida podemos exponer otros
ejemplos como el SIGNO RODADO, que se manifiesta por medio de una figura circular, que usaban
las Noblezas Reales, que consistía en estampar o en dibujar, al pie del Privilegio Rodado, una Cruz y
las Armas de la estirpe, con el nombre del Rey. Pero en Medicina tiene otras varias acepciones, como
el SIGNO BABINSKY, cuando se trata de la flexión de los dedos de los pies, hacia la parte exterior de
la planta, bajo la influencia de una perturbación del sistema piramidal; el SIGNO DE BAMBERGUER,
que se conoce por medio del pulso de la Arteria Yugular, que caracteriza la insuficiencia de la válvula
Tricúspide del Corazón, el SIGNO DE BELL, lo es el síntoma de la parálisis facial periférica, que
consiste en un movimiento del globo ocular hacia arriba y a la parte externa, lo que origina que el
paciente cierre el párpado del lado afectado; el SIGNO DE STELLWAG, que consiste en el aumento
de volumen de los globos oculares, hasta el punto en que los párpados, no pueden cerrarse ni aún
durante el sueño, lo que indica que es un síntoma característico del Bocio; el SIGNO DE GUBLER,
que se manifiesta por medio de un tumor en la parte posterior del cuerpo, en la parálisis Saturnina; el
SIGNO DE JOFFROY es el síntoma del Bocio Axaitalvínico, que aparece en el músculo frontal, en
determinados movimientos, lo cual se comprueba haciendo al paciente ver hacia arriba; el SIGNO DE
LASAGUE, es el que determina exactamente el diagnóstico de la Neuralgia Ciática, lo que se puede
comprobar por medio de un fuerte dolor que el enfermo siente, cuando dobla un miembro inferior sobre
su abdomen, tendiendo la pierna extendida. Sin embargo, el Signo en su interpretación general, es la
Señal, el Indicio, la Apariencia, el Enigma o la Concepción de algún pensamiento o de alguna cosa;
pero también se define en forma abstracta, como al DESTINO o a la SUERTE, cuando de una manera
supersticiosa, cree el vulgo que algo va a acontecer, por medio del influjo de cualquier causa o motivo
incomprensible o sobrenatural; aunque en el Orden Masónico, al SIGNO se le considera como uno de
los factores más poderosos y eficaces que se han adoptado, para lograr el RECONOCIMIENTO entre
los hermanos, o bien para acreditar el Grado o los Grados que se poseen; también es indiscutible que
los SIGNOS, juntamente con los TOQUES o TOCAMIENTOS, forman ese Lenguaje Mudo, que nos
es tan peculiar y elocuente, y que ha dado motivo a las hondas preocupaciones, de parte de los
enemigos de la FRATERNIDAD UNIVERSAL, principalmente por lo que respecta a los DÉSPOTAS,
a los TIRANOS y a los ABSOLUTISTAS. Sin duda alguna, ahora cabe afirmar de manera categórica,

3
que la EDUCACIÓN MASÓNICA y el Estudio de sus EMBLEMAS, de las ALEGORÍAS y de los
SÍMBOLOS, así como de los JEROGLÍFICOS y de los SIGNOS, son tan extensos en sus
interpretaciones que se les atribuyen al significado Científico, que de hecho, dominan a las Ciencias y a
las Artes; puesto que es seguro que no existe campo de acción y de enseñanzas tan elevadas y tan
extensas, como las que se aprenden dentro de la FILOSOFIA MORAL, que invariablemente nos da a
conocer, la práctica de todas las VIRTUDES HUMANAS.

Pero todavía tenemos otra hermosa e interesante interpretación simbólica, acerca del signo
PEDESTRE del Aprendiz Masón, tomando en cuenta que para romper su marcha por el sendero que le
marca el DESTINO, forma la ESCUADRA por CUATRO veces, puesto que al tomar la posición de
ORDEN, la hace con el Signo GUTURAL, al rodear el cuello con los dedos Pulgar e índice; vuelve a
formarla con el Brazo y el antebrazo derechos; enseguida la hace también con el brazo y el costado
derechos, y por último la forma con los dos Pies, al colocarlos en ángulo de 90 grados, para iniciar su
marcha, esta ESCUADRA es la que recibe el nombre de SIGNO PEDESTRE.

Como conclusión y reflexión personal me referiré a que nuestra existencia está rodeada de
signos y símbolos, muchos de los cuales quizás pasan inadvertidos para la mayoría de las personas,
dichos signos y símbolos no sólo son creados por el hombre por medio de la razón, sino mas bien son
descubiertos y ocupados por éste como herramienta para transmitir la información codificada de
generación en generación. El signo del aprendiz, aparte de ser el primer signo que nos es enseñado en
la Masonería, es quizás el signo más importante, porque por medio de este signo en cada tenida
recordamos nuestro juramento del aprendiz masón, con lo cual, independiente del grado, nos demuestra
que siempre y por siempre seremos aprendices, aquello nos tiene que hacer reflexionar y nos ayudará
siempre a no caer en la soberbia alcanzada por el conocimiento.

Es mi palabra, V.·. M.·.

Marcelo A. Garrido Sáez


Primer Grado

Oriente de Santiago de Chile, 22 de Octubre de 2010

Bibliografía:

1.- Lavagnini, Aldo (Magister) - Manual del aprendiz masón.


2.- Lavagnini, Aldo (Magister) - El Secreto Masónico
3.- Terrones y García - Los 33 temas del Aprendiz
4.- Adoum, Jorge - El Aprendiz y sus misterios
5.- Wirth, Oswald - El libro del aprendiz
6.- Eco, Umberto – El Signo. (1973)

También podría gustarte