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Gustavo Arballo
Índice
1
ALBERDI, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política de la República
Argentina, Biblioteca del Congreso de la Nación, Buenos Aires, 2017, p. 158.
1
Por su parte, las potestades locales pueden entenderse definidas a contrario
sensu de las anteriores, a tenor del art. 121 C.N., por el cual “las provincias
conservan todo el poder “no delegado por esta Constitución al Gobierno federal”.
Sin embargo, el sistema no funciona de un modo tan taxativo: dejamos
hecha aquí la primera advertencia, y volveremos con frecuencia a insistir en ello.
Así veremos la coexistencia de potestades concurrentes (en algunos casos también
expresamente identificadas como tales por la Constitución, como sucede con las
cláusulas sobre impuestos internos, fomento y desarrollo y poder de policía) en las
que varios niveles de gobierno (federal, local, y eventualmente municipal) tienen
facultades ordenatorias (y tuitivas) convergentes sobre una materia, territorio,
objeto o sujeto de regulación.
2
- Facultades de las Provincias, también llamadas poderes no delegados o
poderes retenidos conservados.
- Facultades concurrentes de Nación y Provincias.
2
MERCADO LUNA, Ricardo, Derecho constitucional, Astrea, 1980, p. 12-13.
3
AZRAK, Damián, “El federalismo en la Constitución Nacional”, en GARGARELLA, R. - GUIDI, S.
(Coords.), Comentarios de la Constitución de la Nación Argentina, La Ley, Buenos Aires, 2016,
T. I., pp. 245-268, en pp. 258-259.
4
ALBERDI, Juan Bautista, “Elementos de Derecho Público Provincial”, en Obras Completas, Tomo
V, ed. La Tribuna Nacional, Buenos Aires, 1886, p. 124.
3
delegadas al Poder Ejecutivo y los arts. 116 y 117 las delegadas al Poder
Judicial.
En su faz negativa, se postula que a tenor del juego de los artículos 121 y
126 -donde se remarca, respectivamente, que las provincias conservan
todo el poder no delegado a Nación, y su recíproca, que ellas no ejercen el
poder delegado- la Nación sólo puede actuar en virtud de los poderes
delegados por las provincias.
5
Respondiendo a la pregunta de quién distribuye las competencias entre la Nación y las
provincias, Sagüés anota que ciertos fallos “dan por sobreentendido que fueron las provincias
las que otorgaron competencias suyas a la Nación y que, al mismo tiempo, se reservaron otras;
Cf. Blanco, Julio c/ Nazar, Laureano, Fallos, 1:170 (1864). En tal sentido, dijo también la Corte
que el Gobierno federal no puede impedir o estorbar a las provincias el ejercicio de aquellos
poderes que no han delegado o se han reservado (Cf., Municipalidad de la Ciudad de Buenos
Aires, Fallos, 239:251 (1957) y Giménez Vargas Hnos., Soc. Com. e Ind. c/ Prov. de Mendoza ,
Fallos 239:343 (1957). Esta tesis tuvo el aval de calificada doctrina (González Calderón), pero
luego fue abandonada. En definitiva, la Corte ha alertado que del art. 121 no se infiere que las
provincias se hayan reservado poderes, sino que la Constitución, como expresión de la voluntad
del pueblo de la Nación Argentina, es quien los distribuye, delegándolos en forma definida al
Gobierno nacional, mientras que los poderes no delegados los conservan las provincias, Solís,
Julio Alfredo, Fallos, 308:1298 (1986). Cf. SAGÜÉS, Néstor P., Elementos de derecho
constitucional, Astrea, Buenos Aires, 2003, T. 2, p. 37.
6
La Constitución utiliza la expresión “delegados”, que es también la que se usa
mayoritariamente en la doctrina, aunque en algún fallo la Corte se ha referido a estos como
4
La residualidad parece ser una nota de “descarte”, pero también puede
leerse como una potente presunción a favor. Recurriendo a una síntesis postulada
por Iturrez, recordaremos que nuestra estructura constitucional habilita a las
provincias a hacer “todo lo relativo al interés local”: Nos dice este autor que “en
principio, les asiste una presunción iuris tantum de que tal o cual poder les
pertenece, y es necesario dar razones para probar qué no le compete, por qué
excede el interés local para comprometer igual interés de otras provincias, que son
en definitiva el de la Nación toda”.7
poderes “diferidos” al Estado Nacional. Así, por ejemplo, en CSJN, Asociación Civil Escuela
Escocesa San Andrés y otros c/ Buenos Aires, Provincia de y otra, Fallos 312:418 (1989).
7
ITURREZ, Arturo H. “La Provincia en la Nación”, en: HERNÁNDEZ, Antonio – BARRERA BUTELER,
Guillermo E. (coords.), Derecho Público Provincial, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 3ª ed., 2020,
págs. 299-311.
8
CSJN, Provincia de Buenos Aires c/ Empresa Nacional de Telecomunicaciones , Fallos 304:1186
(1982). Expresión reiterada en muchos otros fallos, tales como Adm. Nac. de Aduanas c/
Municipalidad de Bahía Blanca s/ acción meramente declarativa, Fallos 324:933 (2001).
5
porque comprendieron que por grande que fuera el empeño para enumerar con
prolijidad suma las facultades, algunas, muchas tal vez, escaparían a su previsión”9.
De esta supresión se puede derivar, lógicamente, la impropiedad de un
entendimiento restrictivo o literal de los poderes atribuidos al Estado Nacional.
Una vez que se advierte ello, rápidamente se reconocerá que el criterio de
implicitud tiene dos facetas:
- La faceta positiva: se habilita a la Nación a hacer no solo lo
expresamente autorizado, sino a todo lo que sea necesario y conveniente
para poner en ejercicio un poder expreso.
- La faceta negativa: se niega a las Provincias no solo lo expresamente
prohibido, sino también a avanzar en interferencia con poderes
nacionales
9
MONTES DE OCA, Manuel Augusto, Lecciones de derecho constitucional / notas tomadas de las
conferencias de M.A. Montes de Oca por Alcides V. Calandrelli , Impr. La Buenos Aires, Buenos
Aires, 1896.
10
CSJN, Provincia de Buenos Aires c/ Empresa Nacional de Telecomunicaciones, Fallos
304:1186 (1982)
6
disponer de los medios necesarios para su logro efectivo y habida cuenta de
que los objetivos enunciados en el preámbulo y los deberes-facultades
establecidos en los supra citados incisos del art. 67 [actual 75] de la
Constitución Nacional tiene razón de causa final y móvil principal del
Gobierno Federal, no cabe sino concluir que éste no puede ser enervado en
el ejercicio de estos poderes delegados, en tanto se mantenga en los límites
razonables de los mismos conforme a las circunstancias. Ese es, por lo
demás, el principio de supremacía que consagra el art. 31 de la Constitución
Nacional "
11
Corte Suprema EE.UU., McCulloch v. Maryland, 17 U.S. 316 (1819).
7
estamos interpretando”12. Claro que en el original (“it is a Constitution we are
expounding”) se usa un verbo de difícil traducción, que es más que “interpretar” en
sentido restrictivo: “expound” es también, en el sentido usado allí, “desplegar”,
“exponer”. Y dice a continuación.
La frase que sigue presenta una visión del “destino manifiesto” de la Unión
que explica muchas cosas. En un tiempo en que los Estados Unidos ocupaban la
mitad del territorio actual, Marshall ya quería preparar un sistema apto para
estructurar un país de dimensiones continentales:
“A través de esta vasta república, desde el Río St. Croix hasta el Golfo de
México, desde el Atlántico hasta el Pacífico, deben recaudarse e invertirse
las rentas, deben reclutarse y solventarse los ejércitos. Las exigencias de la
nación pueden requerir que el tesoro recaudado en el norte sea
transportado al sur, que el recaudado en el este se remita hacia el oeste, o
viceversa. ¿Es la interpretación constitucional que ha de preferirse, la que
tornaría estas operaciones dificultosas, peligrosas y costosas?”
12
Este fragmento es un clásico de la jurisprudencia argentina, donde se la suele citar de corrido
junto con una frase que aparece también en el fallo, pero bastante después. “No debemos
olvidar jamás que es una Constitución lo que estamos interpretando, una Constitución
destinada a resistir épocas futuras, y consiguientemente a ser adaptable a las variadas crisis de
los asuntos humanos”. La Corte Suprema lo citó así en Avico c. de la Pesa, Fallos 172:21
(1934), como si fuese una sola oración entera. Esta peculiar cita se ha ido repitiendo hasta
llegar a la Corte contemporánea -aparece, por ejemplo, en CSJN, Peralta, Luis A. y otro c.
Estado nacional (Ministerio de Economía -Banco Central-), Fallos 313:1513 (1990), y en
Chocobar, Sixto Celestino, Fallos 319:3241 (1996). Como se ve, siempre se cita en casos de
emergencia, con el sentido de explicar que la Constitución tiene que ser flexible a las “variadas
crisis de los asuntos humanos”.
13
En el original incorporation, se refiere a la constitución de una entidad legal.
14
En el original, “The power being given, it is the interest of the nation to facilitate its
execution. It can never be their interest, and cannot be presumed to have been their intention,
to clog and embarrass its execution by withholding the most appropriate means. .”. El
subrayado es nuestro.
8
Por eso el fallo se pregunta a continuación si puede pensarse que los
Constituyentes, al conferir esos poderes para el bien público, tuvieron la intención
de impedir su ejercicio vedando alguna elección de sus medios.
Para esa indagación, Marshall comienza con una afirmación dogmática. “No
se niega –dice– que las facultades otorgadas al gobierno implican los medios
ordinarios de ejecución”. Pero avanza enseguida fuera de esos medios ordinarios.
Al gobierno al que se le encargado un fin, insiste, debe permitírsele elegir los
medios. De ello se dispone en el fallo una suerte de inversión de la prueba: aquellos
que objeten que el medio no resulta apropiado deben cargan con el peso de
justificar esa excepción. Luego advierte que el poder de crear una sociedad nunca
puede usarse para sí mismo, sino con el propósito de hacer algo diferente, y no
advierte razón por la que no se vea ello como incidental a los poderes
expresamente otorgados, si fuera un modo directo de ejecutarlos.
Y avanzando con el razonamiento, llega finalmente a establecer la
interpretación del sentido del Art. I, Secc. 9ª, pfo. 18, que otorga al congreso el
poder de “expedir todas las leyes que sean necesarias y convenientes para llevar a
efecto los poderes anteriores y todos los demás que esta Constitución confiere al
gobierno de los Estados Unidos o cualquiera de sus departamentos o funcionarios”:
9
dándole las propiedades de un código legal. Hubiese sido un insensato
intento de proveer reglas inmutables para exigencias que, aun llegando a
ser previstas, lo serían vagamente, y que sería mejor proveer cuando
ocurran. Declarar que los mejores medios no deban usarse, sino sólo
aquellos para los que se ha otorgado el poder, sería una nimiedad, que
implica privar a la legislatura de su capacidad de aprovecharse de la
experiencia, de ejercitar su razón, y de acomodar su legislación a las
circunstancias. Si aplicáramos este principio de construcción a cualquiera
de los poderes del gobierno, lo encontraríamos tan pernicioso en su
operación que nos veríamos compelidos a descartarlo...
10
trata de una cláusula abierta que permita asignarle al gobierno federal
competencia en cualquier materia que se le antoje al gobernante de turno,
porque de esa manera lo que se logra es invertir la regla del art. 121 de la
Constitución Nacional (…)
(…) [E]n un sistema de distribución de competencias como el que
adopta nuestra Constitución, sólo podemos entender que hay delegación de
atribuciones implícita cuando la atribución no explicitada está contenida en
una atribución delegada expresamente, conclusión a la que sólo podemos
llegar cuando resulta claro que la primera es un medio, necesario o al
menos conveniente, para ejercitar la segunda.15
15
BARRERA BUTELER, Guillermo, “Los poderes no delegados”, en SABSAY, D. (dir.) – MANILI, P.
(Coord), Constitución de la Nación Argentina y normas complementarias. Análisis doctrinal y
jurisprudencial, Hammurabi, Buenos Aires, 2010, t. IV, pp. 789-805, en p. 799-800.
11
poderes incidentales necesarios y apropiados para poner en
ejercicio, todos los poderes que le han sido conferidos. Ella no
extiende ni limita ningún poder expresamente concedido, ni es la
atribución de una nueva facultad del congreso, sino una simple
aclaración para resolver toda incertidumbre.
“sobre los objetos declarados del dominio del gobierno federal, su acción
debe ser ilimitada, o más bien, no debe reconocer otros límites que la
constitución y la necesidad de los medios convenientes para hacer efectiva
la constitución. Como poder nacional, sus resoluciones deben tener
supremacía sobre los actos de los gobiernos provinciales, y su acción en los
objetos de su jurisdicción no debe tener obstáculo ni resistencia”.16
Esta lógica opta por priorizar las potestades centrales por aplicación de la
cláusula de la supremacía constitucional federal (art. 31 C.N., con la previsión
explícita de que “las autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a
ella, no obstante cualquiera disposición en contrario que contengan las leyes o
constituciones provinciales”) cuyo sentido, conforme a las interpretaciones
jurisprudenciales, implica que el ejercicio de las facultades provinciales no puede
interferir en la satisfacción de un interés público nacional.
16
ALBERDI, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política de la República
Argentina, Biblioteca del Congreso de la Nación, Buenos Aires, 2017, p. 157.
17
CSJN, Domingo Mendoza y otro c. Provincia de San Luis, Fallos 3:131 (1865).
12
de tributación- y en verdad, plagiado por la Corte Argentina: no es citado en el
fallo. Dada su importancia, procedemos a la cita in extenso del párrafo de Hamilton,
subrayando las partes que la Corte de hecho “plagiará” en el fallo:
18
HAMILTON, Alexander, El federalista, nº 32, en HAMILTON-MADISON-JAY, “El Federalista”.
Hamilton da luego ejemplos de cada uno de estos casos, y, en lo que concierne a su tercer
supuesto, se refiere a “la cláusula según la cual el Congreso tendrá poder ´para establecer una
REGLA UNIFORME de naturalización que rija en todos los Estados Unidos´. Este poder –razona
Hamilton- tiene a la fuerza que ser exclusivo; porque si cada Estado tuviera facultad para
prescribir una REGLA DISTINTA, no podría existir una REGLA UNIFORME” (mayúsculas en el
original).
13
ejercicio de ellos por éstas últimas; fuera de cuyos casos, es incuestionable
que las Provincias retienen una autoridad concurrente con el Congreso.19
19
CSJN, Domingo Mendoza y otro c. Provincia de San Luis, Fallos 3:131 (1865), considerando
2º.
20
CSJN, Procurador fiscal de San Juan c/ prior Convento Santo Domingo , Fallos 10:380 (1871).
21
CSJN, Bco. de la Nación c/ Poder Ejecutivo de la Prov. de Mendoza , Fallos 226:408 (1953).
14
ámbito de lo delegado –expresa o tácitamente– y en el de lo concurrente,
mas nunca en lo reservado. Marginar a los poderes nacionales de la
temática reservada no significa coartar sus funciones ni atentar contra los
intereses del Estado central. Muy por el contrario, importa comprender la
esencia de la dinámica operativa de nuestro federalismo”22.
22
SPOTA (h), Alberto Antonio. “Aproximación a la autonomía provincial a través de la
Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación“, en Anales de la Academia
Nacional de Ciencias Morales y Políticas, Tomo XXXV, 2008, p. 356.
23
CSJN, Pécora, Humberto Luis c/ Provincia de Salta, Fallos 307:293 (1985); Ambros -
Palmegiani S.A. y Gennaro y Fernández S.A. Empresas Asociadas, Fallos 308:403 (1986);
Asociación Civil Escuela Escocesa San Andrés y otros c/ Buenos Aires, Provincia de y otra, Fallos
312:418 (1989).
24
Cf. ESAÍN, Jorge A., “La distribución de competencias Nación-provincias en materia
ambiental”, en SABSAY, D. (dir.) – MANILI, P. (Coord), Constitución de la Nación Argentina y
normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial, Hammurabi, Buenos Aires, 2010,
t. IV, p. 259, en p. 257-291.
15
en el reconocimiento de que las autoridades provinciales y municipales
“conservan los poderes de policía e imposición” sobre establecimientos
de utilidad nacional, en tanto no interfieran en el cumplimiento de sus
fines específicos (art. 75 inc. 30 CN).
25
CSJN, Boto, Armando c/ Obra Social Conductores de Transporte Colectivo de Pasajeros,
Fallos 320:786 (1997), cons. 13.
26
Corte Suprema EE.UU., Pacific Gas & Electric v. State Energy Resources Conservation
Commission, 461 U.S. 190 (1983).
16
dicha normativa federal, y el carácter de las obligaciones impuestas por
ésta, puede revelar que el Congreso ha tenido la mencionada intención.
27
CSJN, Boto, Armando c/ Obra Social Conductores de Transporte Colectivo de Pasajeros,
Fallos 320:786 (1997), cons. 13.
28
COMMISSION ON INTERGOVERNMENTAL RELATIONS; A Report to the President for Transmittal to the
Congress, U.S. Government Printing Office, Washington, DC, 1955, pp. 63–64.
17
Necesidad de uniformización. Cuando la actividad requiere una política
nacional uniforme que no puede obtenerse a través del accionar
interestatal. En algunos casos debe existir un estándar único y
consecuentemente la política debe ser exclusivamente nacional, como
ocurre en cuestiones de inmigración y naturalización, moneda y
relaciones exteriores. Lo mismo sucede, desde luego, con muchos
estándares regulatorios.
Externalidades. Cuando un estado, por su acción o inacción, perjudica a
los habitantes de otros estados. Uno de los principales propósitos de la
cláusula de comercio fue eliminar las prácticas estaduales que
entorpecían el flujo de bienes a través de las fronteras interiores. Bajo
este mismo criterio se justifica la acción nacional para prevenir la
explotación irracional de un recurso natural esencial.
Salvaguarda de derechos. Cuando los Estados no respetan o protegen
derechos que deben observarse en todo el territorio de la Unión.
Puede verse que, mutatis mutandis, el repertorio de razones es trasladable
al deslinde de competencias del federalismo argentino, y en la práctica es
perfectamente reconocible –incluyendo sus ambigüedades- en el repertorio
jurisprudencial contemporáneo de nuestra Corte Suprema.
29
En tal sentido, cfse. ITURREZ, Arturo H. “La Provincia en la Nación”, en: HERNÁNDEZ, Antonio
– BARRERA BUTELER, Guillermo E. (coords.), Derecho Público Provincial, Abeledo Perrot, Buenos
Aires, 3ª ed., 2020, págs. 299-311, en p. 307.
18
A los efectos de nuestro estudio nos concierne la tercera acepción, que es
además la que tiene una expresa recepción constitucional en el art. 75 inc. 30 C.N.
30
MILLER, Johnathan, GELLI, María Angélica, CAYUSO, Susana, Constitución y poder político,
Astrea, Buenos Aires. 2ª reimpresión, 1995, p. 987.
31
CSJN, Viñedos y Bodegas Arizú v. Provincia de Mendoza, Fallos 156:20 (1929).
32
El anterior artículo 67, inciso 27 enunciaba a las fortalezas, arsenales y almacenes como
establecimientos de utilidad nacional. La jurisprudencia ulteriormente fue reconociendo, además
de esos sitios, que tenían tal carácter “los cuarteles, los puertos, las penitenciarías nacionales,
los asilos de inmigrantes, los aeropuertos internacionales, los aeródromos nacionales, las
escuelas nacionales, las agencias federales de impuestos (AFIP), las usinas eléctricas, las
plantas depuradoras de agua, los aprovechamientos hidroeléctricos, los yacimientos
hidrocarburíferos, los parques nacionales, las sedes o dependencias de los bancos nacionales,
de las universidades nacionales, de los tribunales federales, de la Administración Nacional de la
Seguridad Social (ANSES), de la Policía Federal Argentina, de la Gendarmería Nacional, de la
Prefectura Naval Argentina, de la Policía Aeronáutica, de la Dirección General de Aduanas, de la
19
Al respecto, vale traer a colación lo que reporta el voto mayoritario de la
corte en el más reciente fallo “Telefónica Móviles c. Municipalidad de Gral.
Güemes” de 2019:
El texto del actual artículo 75, inciso 30, (anterior artículo 67, inciso
27) ha sido incorporado a la Constitución por la reforma de 1994, por lo que
no puede dudarse de que dicha reforma no quiso alterar ni alteró en modo
alguno el reparto de competencias entre el gobierno nacional y las demás
jurisdicciones en lo que se refiere a la regulación de los servicios nacionales.
El convencional Hernández fue quien lo puso de manifiesto con mayor
claridad al hacer su intervención en la sesión del 9 de agosto de 1994
cuando dijo que “el inciso 27 del artículo 67 [actual 75, inciso 30] acusa para
nosotros especial trascendencia (...) pero lo que importa resaltar es que se
establece que las provincias y los municipios van a tener poderes de policía
e imposición, en tanto no alteren las finalidades de la utilidad nacional, o sea
que corregimos alguna legislación unitarizante y, sobre todo, alguna
jurisprudencia de tal carácter que estableció la Corte Suprema de Justicia en
el caso Marconetti. Tenemos que establecer, por el contrario, una tesis
federal, como lo hizo la Corte Suprema en los casos Brizuela [Fallos
296:432] y Vialco [Fallos 301:1122].” (Obra de la Convención Nacional
Constituyente. 1994. Tomo VI, p. 5596. cfr., asimismo, p. 5488, intervención
del convencional Natale y p. 5641, intervención del convencional Guinle). 33
20
Ya en un fallo antiguo como “Plaza de Toros” de 1870, la Corte Suprema
reconocía como uno de los poderes que las provincias se han reservado “el de
proveer lo conveniente a la seguridad, salubridad y moralidad de sus vecinos”35,
validando la prohibición de la actividad a la que se dedicaba la empresa dispuesta
por una ley de la Provincia de Buenos Aires.
También la jurisprudencia del tribunal validaría luego el ejercicio de
potestades regulatorias en otro fallo clásico, el de los “Saladeristas de Barracas” de
1887, cuando esa misma provincia prohibió las faenas de esos establecimientos; el
fallo entendió que la ley se había limitado a reglamentar esa industria por
justificadas razones de salubridad; y que no cabía la alegación de derechos
adquiridos puesto que los permisos (preexistentes) llevan la condición implícita de
que la actividad que se ejerza no sea nociva a los intereses generales de la
comunidad. Para la Corte, las restricciones y limitaciones impuestas no
configuraban agravio del derecho de propiedad y del ejercicio de una industria
lícita porque, según la Constitución, esos derechos están sujetos a las leyes que
reglamenten su ejercicio y por ello desestimó el reclamo. 36
Este contorno estrecho del “poder de policía” iría mutando luego a criterios
más permeables al intervencionismo, la regulación estatal y los poderes de
emergencia. Superando entonces la concepción estrecha o narrow, aparece un
poder de policía mas amplio, que permitiría restringir los derechos por razones de
bien común en sentido lato, o, como dijo la Corte en el conocido caso “Cine Callao”
de 1960 “la defensa y promoción de los intereses económicos de la colectividad”.37
Lo cierto es que, como apuntara Gordillo, tan pronto como se advierte que
promover el bien común mediante acciones positivas es también una función
estatal, “llega entonces el momento de señalar que ambas actividades —
prevención de daños y promoción del bienestar—son tan inseparables como para
constituir dos caras de una misma moneda, a tal punto que parece imposible hacer
una cosa sin hacer al mismo tiempo la otra”. 38
21
moralidad”, convenientemente proyectados a valores actuales, tienen graves
problemas de indefinición, en segundo lugar, porque desde el mismo derecho
público provincial se ha habilitado y reconocido válidamente la posibilidad de
implementar regulaciones del poder de policía en sentido amplio.
Para afinar el concepto se apela a la habitual y extendidísima descripción –
doctrinaria y jurisprudencial- del “poder de policía local” que lo muestra como
susceptible de restringir derechos por razones de “seguridad, salubridad y
moralidad” (la concepción estrecha o narrow que atribuyó la Corte a las provincias
en el siglo XIX en el caso “Plaza de Toros”40, también aplicada al ámbito municipal,
agregándole a veces conceptos emparentados como “ornato” o “higiene”), por
oposición a un poder de policía broad and plenary que permitiría restringir los
derechos por razones de bien común.
Tal formulación adolece de problemas y tal vez convenga propiciar una
actualización que capte de modo más adecuado –y más flexible- la ratio iuris de esa
tríada, para entender que ese “poder de policía local” puede invocarse en relación
al ejercicio de todo derecho para el que la autoridad local esté habilitada por su
ordenamiento (control del derecho público local), que no venga a obstaculizar el
ejercicio de facultades federales delegadas al Estado federal (control de
competencia, ateniéndose al criterio de “directa y absoluta incompatibilidad” que
la Corte sentara en el caso “Domingo Mendoza” 41 antes visto) y que no suponga
perjuicio para el interés general en juego (recordando aquí, con Sagüés, que la
fórmula que suele aplicar la Corte no es tan mecánica en el sentido de asegurar que
el “interés general en juego” equivalga a atribuir prelación a una competencia
nacional en detrimento de otra local. Señala en este sentido casos como “Ruiz
Córdoba”42 y “Deloitte”43 en donde la Corte entiende que el “interés general”
aconsejaba priorizar la gestión provincial44).
Esta postura quedará claramente demostrada a la luz de nuestro análisis
jurisprudencial, de forma tal que en lugar de usarla como un vector organizador
nos propondremos en cambio examinar más detalladamente los campos de
aplicación de los poderes reglamentarios según un desglose más concreto, y luego
intentar una reconstrucción conceptual más adecuada.
40
CSJN, Plaza de Toros, Fallos 7:152 (1870).
41
CSJN, Domingo Mendoza y otro c. Provincia de San Luis, Fallos 3:131 (1865).
42
CSJN, Ruiz Córdoba, Héctor R. c/ Colegio de Escribanos de la Provincia de Córdoba , Fallos
304:1588 (1982).
43
CSJN, Deloitte, Plender, Griffiths & Co., Fallos 305:1094 (1983).
44
SAGÜÉS, Néstor Pedro, Elementos de derecho constitucional, Buenos Aires, Astrea, T. II, 3ª
ed., p 39.
22
Este poder de policía de los Estados es solo un residuo sin embargo, en
presencia de facultades exclusivamente delegadas del gobierno de la
Nación. Se ha dicho ya que la atribución conferida a ésta de dictar los
Códigos comunes es de aquella naturaleza exclusiva, y por lo tanto el
Congreso, al ejercitarla, no solo puede dictar disposiciones de carácter
policial relativas a las materias contenidas en el derecho privado, sino
también impedir que las provincias usen de las propias para alterar o
modificar el contenido de las leyes sustantivas. 45
45
CSJN, Viñedos y Bodegas Arizú v. Provincia de Mendoza, Fallos 156:20 (1929)..
46
CSJN, Municipalidad de Laprida c. Universidad de Buenos Aires, Facultad de Medicina e
Ingeniería, Fallos 308:647 (1986).
23
aparece una explícita enunciación de la concurrencia. El fallo reconoce que “el
poder de policía que ejerce la Nación ocasionalmente puede entrar en colisión con
el que se hayan reservado las provincias, lo cual no obsta al principio de la
concurrencia de ambos poderes” y deja en claro que en tal caso la invalidación no
es automática. 47
En primer lugar, dice, “el ejercicio de facultades concurrentes sólo puede
considerarse incompatible cuando media una repugnancia efectiva, de tal modo
que el conflicto deviene inconciliable”.
En segundo lugar, establece el criterio rector para resolver esos casos de
colisión: “la preeminencia debe ser establecida en función de los fines queridos por
la Constitución y el interés general en juego”, lo que en la práctica sirvió para
resolver el caso en favor del criterio que adoptaba el “máximo control en el manejo
terapéutico”.
47
CSJN, Leiva, Martín G. c. Cooperativa Médica de Trabajo de Gualeguaychú, Fallos 325:2751
(2002).
48
CSJN, Estado Nacional c/ Santiago del Estero, Provincia de s/ nulidad por inconstitucionalidad
ley 5379 y decreto D. 3017, Fallos 310:2812 (1987).
24
§ 1. Dificultades determinativas: su origen normativo. Quien desee
encontrar en la Constitución Argentina un deslinde preciso de competencias entre
Nación y Provincias se enfrentará a una serie de dificultades como las que
describimos a continuación.
25
Problema 3. No todos los poderes son enunciados en forma
explicita.
o En el deslinde constitucional de poderes atribuidos a Nación y
Provincias no hay lógica de “numerus clausus”. A partir de los
poderes enunciados se pueden derivar poderes implícitos o
inherentes, lo que conduce a una hermenéutica más compleja (no
facilitada por la taxatividad).
49
WATTS, Ronald L., Comparing Federal Systems, Queen´s University, 2nd. Ed., Ontario, p. 5.
50
BUSTO, JUAN MANUEL, El rol de las provincias en las decisiones del Estado Federal argentino ,
Konrad Adenauer Stiftung, Buenos Aires, 2019, p. 301.
51
BUSTO, JUAN MANUEL, El rol de las provincias en las decisiones del Estado Federal argentino ,
Konrad Adenauer Stiftung, Buenos Aires, 2019, p. 301.
27
adaptada dinámicamente a las respectivas exigencias de tiempo y lugar, y cuando
sea preciso, debe seguir siendo desarrollada”.52
En ese sentido, la falta de rigidez constitucional puede contemplarse como
una potencialidad del sistema, y como una señal que favorece (y es compatible
con) una interpretación evolutiva del modelo federal. Buena parte de esa
versatilidad, por cierto, también causa el peligro de su distorsión.
Tal vez, finalmente, no sean en verdad “problemas”, sino simplemente
“características”. No obstante, es importante articular principios de soporte y de
desarrollo para evitar que la distribución de competencias aparezca librada al
casuismo o expuesta a la desvirtuación del sistema federal.
52
FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco (2002): "Reflexiones críticas en torno al federalismo en América
latina", en SERNA DE LA GARZA, José M. (coord.), Federalismo y regionalismo. Memoria del VII
Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, México D.F., Instituto de Investigaciones
Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2002, p. 137.
53
GRODZINS, Morton. “The federal system”. En Goals for Americans: The report of the
president’s commission on national goals, 1960, p. 265-282.
54
ROSATTI, Horacio, Tratado de Derecho constitucional, 2ª Edición, Rubinzal Culzoni, Santa Fe,
2018, t. 2, p. 587.
28
El reconocimiento de esos límites, y la insuficiencia de las “formas simples y
puras” (como decía Alberdi en la cita que aparece en el pórtico de esta tesis)
aparece en la génesis de las notas y funciones que identificamos para organizar un
federalismo que debe aplicar una lógica complementaria, conjuntiva, que por
supuesto no estará exenta de tensiones y eventuales (felices o infelices)
redundancias. Parafraseando -en rigor, resignificando- aquellas palabras de
Alberdi: será complicado y difícil, pero no por ello dejará de ser el único gobierno
posible para la República Argentina.
55
CSJN, La Pampa, Provincia de c/ Mendoza, Provincia de s/ uso de aguas , Fallos 340:1695
(2017).
56
CSJN, Santa Fe, Provincia de c/ Estado Nacional s/ acción declarativa de inconstitucionalidad ,
Fallos 338:1389 (2015).
57
CSJN, Entre Ríos, Provincia de c/ Estado Nacional s/ acción declarativa de inconstitucionalidad
- incidente de medida cautelar, Fallos 342:1591 (2019).
29
en litigios suscitados por establecimientos de utilidad nacional
(“Administración de Parques Nacionales c. Misiones” de 201759, y
“Estado Nacional - Estado Mayor General del Ejército c/ Mendoza” de
201960),
en litigios suscitados por la interpretación de cláusulas locales de
reelección (“Unión Cívica Radical de la Provincia de La Rioja c/ La
Rioja”61 y “Frente para la Victoria –Distrito Rio Negro”, ambos de
201962).
en la revisión de materias electorales (“U.C.R. Provincia de Santa Cruz y
otros c/ Estado de la Provincia de Santa Cruz” de 2018, a propósito de la
“ley de lemas” instituida en esas provincias)63.
en materia de educación, a propósito de la instrucción religiosa
(“Castillo c/ Provincia de Salta”, de 2017) y de conmemoraciones
patronales incluidas en el calendario escolar (“Asociación Civil Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos c/ Dirección General de
Escuelas”, de 2022).64
sobre la regulación procesal del juicio por jurados (“Canales” de 2019).65
en litigios en donde se cuestionaba la violación de la autonomía
municipal por parte de gobiernos provinciales (“Municipalidad de la
Ciudad de La Banda c/ Gobierno de la Provincia de Santiago del Estero”
de 2018”66 y “Asoc. Pers. Munic. Las Colonias c/ Fed. Sind. Trab. Munic.
Festram y otros s/ acción de amparo” de 2020).67
58
CSJN, Buenos Aires, Provincia de c/ Santa Fe, Provincia de s/ sumarísimo -derivación de
aguas, Fallos 342:2136 (2019).
59
CSJN, Administración de Parques Nacionales c. provincia de Misiones s/ acción declarativa de
inconstitucionalidad, Fallos 340:991 (2017).
60
CSJN, Estado Nacional (Estado Mayor General del Ejército) c/ Mendoza, Provincia de s/ acción
declarativa de inconstitucionalidad, Fallos 342:2256 (2019).
61
CSJN, Unión Cívica Radical de la Provincia de La Rioja y otro c/ La Rioja, Provincia de s/
amparo, Fallos: 342:343 (2019).
62
CSJN, Frente para la Victoria - Distrito Río Negro y otros c/ Río Negro, Provincia de s/
amparo, Fallos 342:287 (2019).
63
CSJN, Unión Cívica Radical de la Provincia de Santa Cruz y otros c/ Estado de la Provincia de
Santa Cruz s/ amparo, Fallos 341:1869 (2018).
64
CSJN, Castillo, Carina Viviana y otros c. Provincia de Salta - Ministerio de Educación de la
Prov. de Salta s/ amparo, Fallos 340:1795 (2017); Asociación Civil Asamblea Permanente por
los Derechos Humanos c/ Dirección General de Escuelas s/ acción de amparo , fallo del 23 de
agosto de 2022, CSJ 4956/2015/RH1.
65
CSJN, Canales, Mariano Eduardo y otro s/ homicidio agravado, Fallos 342:697 (2019).
66
CSJN, Municipalidad de la Ciudad de La Banda c/ Gobierno de la Provincia de Santiago del
Estero s/ conflicto entre poderes públicos, Fallos 341:939 (2018).
67
CSJN, Asoc. Pers. Munic. Las Colonias c/ Fed. Sind. Trab. Munic. Festram y otros s/ acción de
amparo, Fallos 343:1389 (2020).
30
en litigios en donde se cuestionaba la injerencia local en materias
federales (“Telefónica c/ Municipalidad de Gral. Güemes” de 201968, “Shi
c. Arroyito” de 202169).
en litigios en donde se cuestionaba la injerencia federal en materias
locales (“Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires c/ Estado Nacional de
2021”, a propósito de la presencialidad escolar en el contexto de la
pandemia de COVID.19).70
en litigios en donde se cuestionaba el dictado y ejercicio de atribuciones
de restricción de la circulación en el contexto de pandemia (“Lee c.
Formosa” de 2020).71
en materia procesal al atribuir a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el
status de sujeto aforado para la competencia originaria de la Corte
Suprema, en la decisión recaída en la causa de “CABA c/ Cordoba” de
2019.72
en materia de poderes regulatorios sobre el comercio, en el caso
resuelto en 2021 de Farmacity contra la Provincia de Buenos Aires
(donde se convalidó la exclusión de la titularidad de farmacias a
sociedades anónimas).73
definiendo facultades amplias y limites eventuales a las tasas
municipales, en los casos -también de 2021- de “Esso c. Municipalidad
de Quilmes” y de “Gasnor c. Municipalidad de La Banda”.74
68
CSJN, Telefónica Móviles Argentina S.A. - Telefónica Argentina S.A. c/ Municipalidad de Gral.
Güemes s/ acción meramente declarativa de inconstitucionalidad , Fallos 342:1061 (2019).
69
CSJN, Shi, Jinchui c. Municipalidad de Arroyito s/Acción declarativa de inconstitucionalidad,
Fallos 344:1151 (2021)
70
CSJN, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires c. Estado Nacional, Fallos 344:809
(2021).
71
CSJN, Lee, Carlos Roberto y otro c/ Consejo de Atención Integral de la Emergencia Covid-19
Provincia de Formosa s/ amparo, Fallos 344:1137 (2021).
72
CSJN, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires c/ Córdoba, Provincia de s/
ejecución fiscal; Fallos 342:533 (2019).
73
CSJN, Farmacity S.A. c. Fisco de la Provincia de Buenos Aires, Fallos 344:1557 (2021).
74
CSJN, Esso Petrolera Argentina c. Municipalidad de Quilmes, Fallos 344:2123 (2021); Gasnor
c. Municipalidad de La Banda, Fallos 344:2728 (2021).
31
§ 6. Lealtad Federal. Rescatamos, finalmente, una escena particular que
glosamos como nota de síntesis de la funcionalización de la mixtura federal. En
“Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires c. Estado Nacional” de 2021 los
dilemas del “marmolado” aparecen extensamente desarrollados en el voto de los
jueces Maqueda y Rosatti, enmarcados en el principio ordenador de la lealtad
federal. Se dice allí que:
La asignación de competencias en el sistema federal no implica, por
cierto, subordinación de los estados particulares al gobierno central,
pero sí coordinación de esfuerzos y funciones dirigidos al bien común
general, tarea en la que ambos han de colaborar, para la consecución
eficaz de aquel fin; por lo cual no debe verse un enfrentamiento de
poderes, sino unión de ellos en vista a metas comunes.
El sistema federal constitucional argentino se funda en el principio de
lealtad federal o buena fe federal, conforme al cual en el juego armónico
y dual de competencias debe evitarse el abuso de las competencias de
un Estado en detrimento de los otros; de esta manera, el ideario federal
en el que descansa nuestro sistema de gobierno parte de la base de que
el Estado Nacional, las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
y los municipios coordinan sus facultades para ayudarse y nunca para
destruirse.
El principio rector del federalismo argentino implica asumir una
conducta federal leal que tome en consideración los intereses del
conjunto federativo, para alcanzar cooperativamente la funcionalidad de
la estructura.
El armónico desenvolvimiento del sistema federal de gobierno depende
de la buena fe, de la coordinación y de la concertación recíproca entre
los distintos estamentos de gobierno (Nación, Provincias, Ciudad de
Buenos Aires y municipios), pues esos principios constituyen el modo
razonable para conjugar los diferentes intereses en juego y encauzarlos
hacia la satisfacción del bien común.
A la luz del imperativo constitucional del federalismo, los tribunales, y
particularmente la Corte, son los encargados de velar por que las
atribuciones asignadas a cada autoridad no sean entendidas de manera
tan extensa que se vacíe el carácter federativo de la Constitución.75
75
CSJN, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires c. Estado Nacional , Fallos 344:809
(2021).
32
poderes “federales”, vale decir nacionales, con prevalencia de éste en todo caso),
eventualmente complementada con una mirada binocular (que buscaba incluir en
la ecuación el otro término relevante: el polo de poder local garantizado como
“reservado” en nuestra constitución). No obstante, lo que nos muestra la casuística
es que esa mirada binocular se complejiza en el campo de profundidad,
reclamando enfoques multifocales, y también se complejiza con la incidencia de
principios y derechos locales.
Es importante aquí -y siguiendo el hilo de estas metáforas ópticas- no
sucumbir a la tentación caleidoscópica, que supondría un federalismo anárquico e
inmanejable, con criterios desanclados de principios generales y justificados en el
circunstancialismo particular. La “redundancia” de la que hablaba Elazar no puede
traducirse en esquizofrenia regulativa. De vuelta, vale recordar otras palabras de
Alberdi, que imaginaba, mecánicamente, un funcionamiento institucional orgánico,
resultado de la combinación “de ruedas pequeñas y ruedas principales de la
máquina compuesta y múltiple que se llama organización del estado”.76 Esto no es
compatible con una mirada prescindente ni displicente sobre esas ruedas
pequeñas, los productos del derecho local.
Las ideas que aparecen de forma subyacente (en algunos casos
embrionaria) en la jurisprudencia de la Corte (involucramos en esto a las de
nuestro período de estudio, y a la década posterior, “contemporánea”) nos dejan
notas y acordes que deben procesarse en forma consonante con aquel criterio tan
conocido y tan virtuoso de interpretación constitucional: el que piensa que la
Constitución debe ser analizada como un conjunto armónico, dentro del cual cada
una de sus disposiciones ha de interpretarse de acuerdo con el contenido de las
demás.
La afirmación, habitualmente utilizada para pensar esferas de derechos y
garantías personales, también es pertinente para el encuadre y la sinérgica
articulación de las esferas de potestades y competencias locales que se imbrican en
los controles de constitucionalidad de normas provinciales y municipales. En ese
marco, el paradigma de base para el control del derecho local no puede zanjarse en
base a un criterio de nulificación u obstrucción preventiva.
En última instancia, lo que muestra lo expuesto en la jurisprudencia objeto
de este estudio, y que prosigue en desarrollo en la jurisprudencia de la Corte, es la
necesidad de una interpretación (lealmente) federal de la Constitución Federal.
Dicho de otro modo, y parafraseando y actualizando a John Marshall en McCulloch
vs. Maryland, no debemos olvidar nunca que es una Constitución Federal lo que
estamos interpretando.
76
ALBERDI, Juan Bautista, Derecho Público Provincial Argentino, Ed. La Cultura Argentina,
Buenos Aires, p. 98.
33