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1.

El problema

1.1 Exposición de la situación problemática

Según el Banco Mundial, un porcentaje alto de trabajadores y

empresas de las economías de mercados emergentes y en desarrollo

(EMED) opera fuera del campo visual de los Gobiernos, la informalidad es

un fenómeno extendido en los países en desarrollo, en donde se calcula

que el 70% de los trabajadores y el 30% de la producción se encuentran

fuera de la economía formal. En las EMED, la informalidad varía mucho

según las regiones y los países: como porcentaje del PIB, alcanza su

mayor nivel en África al sur del Sahara, con un 36 %. El nivel más bajo 22%

se registra en Oriente Medio y Norte de África. En Asia meridional y en

África al sur del Sahara, la informalidad generalizada es en gran medida el

resultado del reducido capital humano y el tamaño considerable de los

sectores agrícolas. En Europa y Asia central, América Latina y el Caribe, y

Oriente Medio y Norte de África, las fuertes cargas regulatorias y fiscales, y

la debilidad de las instituciones han sido importantes factores que han

contribuido a la informalidad (BM, 2021).

La informalidad laboral es una de las características distintivas,

también en los mercados de trabajo de América Latina y el Caribe. Sin

embargo, varios países de la región habían experimentado una tendencia

creciente en la proporción de empleo formal durante parte del nuevo

milenio. Este proceso de formalización laboral durante la década del 2000

estuvo asociado, por un lado, a un mayor dinamismo en la demanda de

trabajo en un contexto macroeconómico caracterizado por una tasa de

crecimiento relativamente alta y estable; por otro lado, a la implementación


de políticas públicas específicas tendientes a fortalecer este proceso. Sin

embargo, luego del significativo aumento de la formalidad laboral en gran

parte de la región, este proceso se desaceleró, detuvo o revirtió bastante

antes de la irrupción de la pandemia, de la mano del debilitamiento del

desempeño macroeconómico y del deterioro de otros indicadores laborales.

Entre 2016 y 2019 han sido las posiciones por cuenta propia las que dieron

cuenta de gran parte del aumento del empleo en la región (OIT, 2019).

Según Herrera y Gutiérrez (2018), el sector informal va en

crecimiento en países desarrollados y en países subdesarrollados,

situación que obliga a poner cuidado al tamaño, estructura y evolución de

este sector. Hernández & De la Roca (2016) han podido identificar hasta

cuatro motivos principales que causan la informalidad en diversos países:

En primer lugar se tiene que las acciones informales tienen menos base

impositiva y con ellos se impide financiar los bienes públicos y de

protección social; el segundo es la distorsión estadística que causan las

actividades informales prosperas, con lo que los fallos de política

establecidas en las guías, suelen ser insuficientes o inversas a los objetivos

deseados; el tercero es que una economía semejante en cúspide puede

cautivar mano de obra y avivar una competencia desigual con las entidades

formales; y por último la sección informal, puede generar spillovers positivo

para la economía, debido a que fija un ánimo corporativo y dispuesto,

aumentando la competencia y por ende su nivel de eficiencia.

El sector informal está constituido por el conjunto de empresas,

trabajadores y actividades que operan fuera de los marcos legales y


normativos que rigen la actividad económica. Por lo tanto, pertenecer al

sector informal supone estar al margen de las cargas tributarias y normas

legales, pero también implica no contar con la protección y los servicios

que el estado puede ofrecer (De Soto, 1989). La informalidad laboral no

solo repercute en la evasión de impuestos o regulaciones, sino que se

traduce en baja productividad, bajos salarios y, más evidentemente durante

la pandemia, en la exclusión del sistema de seguridad social de personas

que necesitan apoyo económico en situaciones de emergencia (BM, 2021).

Para la OIT, el empleo informal incluye todo trabajo remunerado

(p.ej. tanto autoempleo como empleo asalariado) que no está registrado,

regulado o protegido por marcos legales o normativos, así como también

trabajo no remunerado llevado a cabo en una empresa generadora de

ingresos. Los trabajadores informales no cuentan con contratos de empleo

seguros, prestaciones laborales, protección social o representación de los

trabajadores. En el Perú, la informalidad laboral tiene una gran presencia

dentro del mercado laboral. Esta se encuentra presente en el 70% de la

población económicamente activa en el país. Esta cifra es superior en

relación con el nivel de informalidad de otros países en Latinoamérica que

poseen un rango en promedio de 50%.  Estos datos reflejan algo

preocupante y es que, nuestro país, es uno de los países con una de las

mayores tasas de informalidad laboral en la región. Aun cuando, se ha

reducido en 10% estos niveles en la última década, el porcentaje actual se

resiste a seguir bajando (Linares, 2019).

El hecho de que gran parte de la población este involucrada en el

sector informal representa costos para el mismo individuo, para las


empresas

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