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INFORMALIDAD

INTRODUCCION

El empleo informal es común en las empresas privadas no registradas que no están sujetas a las leyes o
reglamentaciones internas de un país, no ofrecen ningún tipo de protección social y suelen emplear a
trabajadores independientes o a los miembros de una misma familia. Los niveles de informalidad varían
considerablemente entre países, y van de apenas el 30 por ciento en algunos países de América Latina a más del
80 por ciento en algunos países de África al sur del Sáhara y de Asia Meridional. En la mayoría de los casos, las
tasas de informalidad han seguido siendo altas e incluso han aumentado en algunos países, en particular en
Asia.

Cuanto mayor es la incidencia de informalidad, mayor es la vulnerabilidad de los países en desarrollo a las
conmociones como la actual crisis económica mundial. Los países con grandes economías informales sufren más
frecuentemente conmociones y tienen tasas de crecimiento sostenible más bajas. Además, el empleo informal
reduce la eficacia de los estabilizadores automáticos.

https://www.wto.org/spanish/res_s/booksp_s/flyer_jobs_devel_countries_s.pdf

DEFINICION

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) a través de la 15ª Conferencia Internacional de Estadísticos del
Trabajo (CIET) propone diversos criterios para definir la informalidad de acuerdo a la realidad propia de cada
país entre ella: la organización legal, el registro de la propiedad, el tipo de contabilidad que llevan, destino de la
producción, tipo de actividad económica, número de personas ocupadas en formas continua, incumplimiento de
beneficios laborales y remuneraciones, entre otros. Los países han adoptados uno o varios diversos de estos
criterios para medir su nivel de informalidad, como se resume a continuación:

http://www.cien.adexperu.org.pe/wp-content/uploads/2018/07/Definiciones-y-Repercusiones-de-la-
Informalidad-DT-2018-01.pdf

el empleo informal es una categoría amplia y heterogénea. Para efectos de análisis y de formulación de políticas
resulta útil subdividir el empleo informal en empleo independiente y empleo asalariado, y dentro de estas
amplias categorías en subcategorías más homogéneas de acuerdo a la situación en el empleo, de la manera
siguiente:

Empleo independiente informal, que incluye:


•empleadores en empresas informales

• trabajadores por cuenta propia en empresas informales

• trabajadores familiares auxiliares (en empresas informales y formales) •

miembros de cooperativas de productores informales (donde existen)

Empleo asalariado informal: los empleados contratados por empresas formales o informales sin contribuciones
de protección social, o contratados como trabajadores remunerados en hogares. Es más probable que los
siguientes tipos de trabajos asalariados sean informales:

• empleados de empresas informales

• trabajadores ocasionales o jornaleros

• trabajadores temporales o a tiempo parcial

• trabajadores del hogar remunerados

• trabajadores a contrata

• trabajadores no registrados o sin declarar

• trabajadores industriales a domicilio (también llamados trabajadores subcontratados)

http://www.inclusivecities.org/wp-content/uploads/2013/06/Chen_WIEGO_WP1_es.pdf

CAUSAS DE LA INFORMALIDAD

La informalidad –una característica fundamental del subdesarrollo– se configura tanto a partir del modelo de
organización socioeconómica heredado por economías en transición hacia la modernidad como a partir de la
relación que establece el estado con los agentes privados a través de la regulación, el monitoreo y la provisión
de servicios públicos. Por ello, la informalidad debe ser entendida como un fenómeno complejo y multifacético.

La informalidad surge cuando los costos de circunscribirse al marco legal y normativo de un país son superiores
a los beneficios que ello conlleva. La formalidad involucra costos tanto en términos de ingresar a este sector –
largos, complejos y costosos procesos de inscripción y registro– como en términos de permanecer dentro del
mismo –pago de impuestos, cumplir las normas referidas a beneficios laborales y remuneraciones, manejo
ambiental, salud, entre otros. En principio, los beneficios de la formalidad son la protección policial frente al
crimen y el abuso, el respaldo del sistema judicial para la resolución de conflictos y el cumplimiento de
contratos, el acceso a instituciones financieras formales para obtener crédito y diversificar riesgos y, más
ampliamente, la posibilidad de expandirse a mercados tanto locales como internacionales. Cuando menos en
principio, la pertenencia al sector formal también elimina la posibilidad de tener que pagar sobornos y evita el
pago de las multas y tarifas a las suelen estar expuestas las empresas que operan en la informalidad. Por ello,
este sector predomina cuando el marco legal y normativo es opresivo, cuando los servicios ofrecidos por el
gobierno no son de gran calidad, y cuando la presencia y control del estado son débiles.

Un mayor nivel de educación reduce la informalidad al incrementar la productividad del trabajo, con lo cual las
normas laborales se hacen más flexibles y se amplían los beneficios de la formalidad. Por otro lado, una
estructura productiva que en lugar de orientarse hacia procesos industriales más complejos está orientada hacia
los sectores primarios –como la agricultura, por ejemplo– induce a la informalidad pues la protección legal y el
cumplimiento de contratos se tornan menos relevantes y menos valiosos.

https://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Revista-Estudios-Economicos/15/Estudios-Economicos-15-3.pdf

ENFOQUES DE LAS ECONOMIAS INFORMALES


• Escuela dualista: el sector informal de la economía comprehende actividades marginales –distintas del sector
formal y no relacionadas con él– que proporcionan ingresos a los pobres y una red de seguridad en tiempos de
crisis (Hart 1973; ILO 1972; Sethuraman 1976; Tokman 1978).

• Escuela estructuralista: percibe a la economía informal como unidades económicas (microempresas) y


trabajadores subordinados que sirven para reducir los costos de insumos y de mano de obra, y, de ese modo,
aumentan la competitividad de las grandes empresas capitalistas (Moser 1978; Castells y Portes 1989).

• Escuela legalista: la economía informal está formada por microempresarios “valientes” que eligen trabajar de
manera informal a fin de evitar los costos, el tiempo y el esfuerzo del registro formal, y quienes necesitan
derechos de propiedad para hacer que sus activos sean legalmente reconocidos (de Soto 1989, 2000).

• Escuela voluntarista: también se centra en empresarios informales quienes deliberadamente tratan de evitar
regulaciones e impuestos, pero a diferencia de la escuela legalista no culpa a los trámites engorrosos de
registro.

Cada escuela de pensamiento sustenta una teoría causal diferente sobre lo que lleva a la economía informal.

• Los dualistas argumentan que los negocios informales están excluidos de las oportunidades económicas
modernas debido a desequilibrios entre las tasas de crecimiento de la población y el empleo industrial moderno,
y un desfase entre las habilidades de las personas y la estructura de las oportunidades económicas modernas.

• Los estructuralistas argumentan que la naturaleza del crecimiento capitalista y/o del capitalismo impulsa la
informalidad: específicamente los intentos de las empresas formales de reducir los costos laborales y aumentar
la competitividad, así como la reacción de las empresas formales ante el poder de los trabajadores sindicados,
las regulaciones estatales de la economía (particularmente los impuestos y la legislación social); la competencia
global; y el proceso industrialización (particularmente, sectores deslocalizados, cadenas de subcontratación y
especialización flexible)

• Los legalistas argumentan que un sistema legal hostil lleva a los trabajadores independientes a operar de
manera informal con sus propias normas informales y extrajudiciales.

• Los voluntaristas argumentan que los negocios informales eligen operar de manera informal después de
considerar la relación costo-beneficio de la informalidad en comparación con la formalidad.

http://www.inclusivecities.org/wp-content/uploads/2013/06/Chen_WIEGO_WP1_es.pdf

EL GRAN RETO: LA INFORMALIDAD

Muchos países de la región tienen altos niveles de informalidad laboral. Un promedio de 56% de los
trabajadores estaban en el sector informal de la economía antes del coronavirus, y  estimaciones
recientes predicen que esta cifra subirá a un 62% debido a los efectos de la pandemia. Sin embargo, hay países
que ya enfrentaban niveles de informalidad mucho más altos desde antes de la crisis, como es el caso
de Honduras (84%), Nicaragua (77%), Guatemala (76%) y Bolivia (71%).

Las economías más informales se caracterizan por altos niveles de pobreza, con un crecimiento económico poco
dinámico cuyos beneficios se concentran en unos pocos. Asimismo, la informalidad limita la capacidad de ajuste
ante choques como el COVID-19. Los sistemas de protección social y de seguridad social vigentes muestran baja
cobertura en estos países, lo que limita su capacidad para proteger a todas las personas de los efectos negativos
de la crisis actual. Al mismo tiempo, estamos viendo que los programas de transferencias de emergencia  no
pueden reemplazar los ingresos potencialmente perdidos de una gran parte de la fuerza laboral informal.
Adicionalmente, la situación fiscal de muchos de estos países al final de 2019 ya era complicada, lo que les da
poco espacio de maniobra para proteger y reactivar el empleo con una situación más dura. Por lo tanto,
proteger al empleo es un reto fuerte, especialmente si se incluye a trabajadores informales

https://blogs.iadb.org/trabajo/es/informalidad-laboral-y-coronavirus-una-combinacion-desafiante/
Entre los trabajadores de la economía informal gravemente afectados por la crisis, las mujeres están
sobrerrepresentadas en los sectores de alto riesgo: el 42 por ciento de los trabajadores en estos sectores son
mujeres, frente al 32 por ciento de hombres (gráfico A2).
https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/documents/briefingnote/wcms_743154.pdf

INFORMALIDAD EN AMERICA LATINA

La informalidad es un fenómeno característico de la economía latinoamericana y en particular, de la peruana.


Saldarriaga la define como “el conjunto de empresas, trabajadores y actividades que operan fuera del marco
legal de la actividad económica”. Su origen multicausal, se debe a una regulación de mercado rígida, a la baja
calidad de los servicios y al escaso poder de fiscalización. Sumado a ello, se encuentran los altos costos que
implica la formalización. La tasa de informalidad en Latinoamérica es de 53%4 y solo es superada por África
Subhariana. Su alta incidencia es común en los países en vías de desarrollo. Así, tenemos que, en nuestra región,
de acuerdo a información del Foro Económico Mundial, y con la exclusión del trabajo agrícola, Perú es el país
que tiene las más altas tasas de empleo informal. Le siguen los estados centroamericanos de El Salvador,
Honduras y Guatemala. En el polo opuesto, con una menor informalidad laboral, encontramos a Costa Rica,
Uruguay y Brasil.

https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2020/04/Serie-de-Informes-Especiales-N%C2%B0-02-
2020-DP-Problema-de-la-informalidad-laboral-en-una-economia-confinada.pdf

INFORMALIDAD EN EL PERU

El dinamismo del crecimiento económico de los últimos tres años (2017-2019) se ha traducido en una moderada
generación de empleo. Desde el 2017, los cambios en la demanda no fueron suficientes para compensar las
variaciones de la oferta de mano de obra, lo cual originó una desaceleración en la reducción de la tasa de
desocupación. Según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), el 2019 habría cerrado con 697 mil peruanos
desocupados que buscaron activamente un empleo, pero no lo encontraron.
El crecimiento económico de 2019 se tradujo en una moderada generación de empleo. El aumento de la
demanda de trabajo (tasa de ocupación) igualó al crecimiento de la oferta de mano de obra (tasa de
participación), motivo por el cual no se registraron cambios en la tasa de desocupación entre 2018 y 2019. Hasta
el II trimestre de 2020, las tasas de participación y ocupación disminuyeron en cerca de 30 puntos porcentuales
y la tasa de desocupación nacional se elevó a niveles nunca antes vistos (8,8%). Cabe resaltar que, en los últimos
diez años, antes de la COVID-19, la tasa de desocupación de Perú era una de las más bajas en América Latina,
con un valor cercano a 4% promedio anual (CEPAL, 2020a).

La crisis de la COVID-19 y la consiguiente interrupción masiva de la actividad económica afectará


potencialmente a los más de 17,1 millones de trabajadores que conformaban la fuerza laboral peruana en 2019.
En base a la ENAHO 2019 y a la metodología de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)1 se estima que
un 40,8% del empleo de Perú se encuentra en sectores de riesgo alto y otro 8,4%, en sectores de riesgo medio-
alto, lo cual refleja una alta probabilidad de que estos trabajadores pierdan su empleo o vean reducidas sus
horas de trabajo, con posibles recortes salariales.

Antes de la pandemia de la COVID-19, los sectores productivos más expuestos a riesgo de pérdida de empleo
eran: comercio, manufactura, mantenimiento y reparación de vehículos automotores y motocicletas,
alojamiento y restaurantes, que por lo general tienen empleos con ingresos insuficientes y en condiciones de
informalidad.

Los grupos más vulnerables tienen mayor riesgo de pérdida de empleo. Por ejemplo, los sectores de riesgo alto
están caracterizados por tener una fuerte concentración de empleo femenino y empleo juvenil. En promedio, la
proporción de mujeres empleadas en sectores de alto riesgo es de 55,9%, mientras que el porcentaje de jóvenes
de 15 a 29 años en estos sectores es de 30,4%. Asimismo, la mayoría de trabajadores independientes se
localizan en sectores de riesgo medio-alto de pérdida de empleo y el mayor porcentaje de personas que laboran
en empresas de 2 a 10 trabajadores se encuentran en sectores de riesgo mediobajo de pérdida de empleo.
El empleo informal es un lastre estructural para la economía nacional y presenta una tendencia creciente en los
últimos tres años (2017-2019). En 2019, alrededor de 12,5 millones de personas trabajaban de manera informal.
Es decir, siete de cada diez (72,7%) tuvieron empleo informal, según información de la ENAHO. Con excepción
de los trabajadores familiares no remunerados, que por definición están en el segmento informal2, las mayores
tasas de empleo informal se registraron en el personal ocupado en empresas de 2 a 10 trabajadores, en
trabajadores independientes y en trabajadores del hogar; en contraste, en empresas más grandes (más de 100
trabajadores) y en el sector público, se registró mayor formalidad del empleo.

El segmento informal es el más vulnerable frente al shock negativo de la COVID-19 y estaba conformado,
principalmente, por 5,7 millones de trabajadores independientes (45,4%) y cerca de 3 millones de ocupados en
empresas de 2 a 10 trabajadores (23,7%) en 2019. Ellos carecen de la protección básica que los empleos
formales suelen ofrecer, tienen baja cobertura de seguridad social, un limitado acceso a servicios de salud e
imposibilidad de sustitución de ingresos.

A nivel nacional, la población ocupada registró una fuerte contracción de 39,6% (6,7 millones de personas) en el
segundo trimestre de 2020 comparado a similar periodo de 2019, así como una reducción significativa en la
demanda de trabajo y mayor precariedad del empleo, según los resultados de la ENAHO. En efecto, para este
mismo periodo, la tasa de ocupación cayó en 28 pp, la tasa de desocupación subió en más de 5 pp y la tasa de
inactividad aumentó en 27 pp. En cuanto a la precariedad del empleo, desde el 2017 la tasa de empleo informal
ya presentaba una ligera tendencia creciente6 , y con la crisis sanitaria se agravó esta situación. Entre julio 2019
y junio 2020, la tasa de empleo informal fue de 74,3%, esto es 1,7 pp más que lo alcanzado en el año móvil julio
2018-junio 2019. La mayor informalidad se registró en mujeres, jóvenes (menores de 25 años de edad) y
ocupados con baja calificación que laboraban en pequeñas unidades productivas.
Según la ENAHO, en el segundo trimestre de 2020 respecto a similar periodo de 2019, los mayores incrementos
en la tasa de desocupación se registraron en hombres (6,4 pp), personas entre 25 y 44 años de edad (7,7 pp) y
en personas con estudios superiores no universitarios (9,5 pp). Para este mismo periodo, la reducción de la
población ocupada fue superior en el área urbana (-49,0%) que rural (-6,5%) y en las actividades de construcción
(-67,9%), manufactura (-58,2%), servicios (-56,6%) y comercio (-54,5%), principalmente.

https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_756474.pdf

TASA DE DESEMPLEO EN PERU

En el trimestre julio-agosto-septiembre 2020, la tasa de desempleo de Lima Metropolitana se ubicó en 16,5%.


En términos de cifras absolutas se estima que existen 742 mil 700 personas que buscan un empleo activamente.
COMO DISMINUIR LA INFORMALIDAD EN EL PERU

1. Los sobrecostos laborales y tributarios , son elevados en el Perú, 68% (que nos ubica en el tercer lugar en
América Latina y el Caribe, después de Argentina 72% y Brasil 71%), la rigidez laboral en el Perú no permite el
despido de un trabajador, originando que el colaborador no se capacite, no esté motivado para desarrollarse
profesionalmente por que independientemente de su buen o mal desempeño la ley le ampara para mantener su
puesto de trabajo, en el pasado la flexibilidad laboral cambió el paradigma de la estabilidad del empleo por un
despido libre indemnizado con esta política laboral no se ha logrado disminuir la informalidad laboral ni ha
generado puestos de trabajos decentes, por eso lo que se tiene que hacer es mantener un equilibrio entre el
crecimiento económico, la productividad del trabajo y el desarrollo de la competitividad del colaborador,
produciendo un cambio mental en los trabajadores respecto que la estabilidad laboral no solo lo garantiza la ley
sino el resultado de su desempeño.
Entendiendo por productividad del trabajo los siguientes parámetros, satisfacción laboral, la motivación, la
cultura organizacional, los valores y el trabajo en equipo.

2. Se debe celebrar un acuerdo transversal como país entre el Estado, empresa privada y trabajador para crear
puestos de trabajos formales donde todos ganen: si la oferta laboral es formal el empleador conseguirá una
fuerza laboral más competitiva y será más productivo y el colaborador tendrá mejor calidad de empleo, será la
base real de su bienestar social y un medio de realización personal y familiar.

3. Se debe ofrecer estabilidad jurídica para incentivar la inversión privada extranjera para crear puestos de
trabajos formales quienes cumplen con la ley por su naturaleza global y porque debe ser parte de la exigencia
del Perú en las negociaciones previas de los contratos de buena pro, del mismo modo debe condicionarse la
creación de puestos de trabajo formales competitivos a todos los proyectos de inversión nacional, de esta
manera todos los trabajadores estarán motivados para capacitarse y buscar cada vez mejor ubicación laboral.

4. Se debe flexibilizar las leyes laborales para los puestos de trabajos estatales para garantizar el mejoramiento
de los servicios públicos que según el BCR.
Para lograr esto plantea promover la capacitación y retención del talento humano para mejorar los servicios
públicos.

5. Según la SBS, solo el 38.1% de peruanos tienen una cuenta bancaria, esto aumentará automáticamente con la
formalidad laboral, así como el acceso al crédito, lo que originará un cambio en el estilo de vida del trabajador,
lo cual será una motivación para seguir capacitándose.

6. Dentro de la reforma laboral para incentivar la formalidad, se debe rebajar los sobrecostos laborales y
tributarios para incentivar a la pequeña y mediana empresa para formalizar los puestos de trabajo que ofrece,
de estamanera el empleador tendrá una fuerza laboral más competitiva.

https://exitosanoticias.pe/v1/opinion-fermin-silva-como-eliminar-o-disminuir-la-informalidad-laboral-en-el-
peru/

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