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Manual de anestesias y cirugías de bovinos:

Sedación, analgesia y anestesia


Publicado el: 15/4/2016
Autor/es: Oscar J. Garnero, Médico Veterinario, Prof. Tit. Cátedra de Cirugía General, Facultad de
Ciencias Veterinarias - Esperanza - U.N.L. Santa Fe - Argentina. Oscar R. Perusia, Médico Veterinario,
Prof. Tit. Cátedra de Enfermedades de los Rumiantes, Facultad de Ciencias Veterinarias - Esperanza -
U.N.L. Santa Fe – Argentina

En la cirugía bovina a campo son de uso corriente algunos


tranquilizantes mayores o neurolépticos como la acepromacina,
sedantes con acción analgésica como la xilacina y anestésicos sin
acciónmiorrelajante como la ketamina.
Estas drogas facilitan el manejo del animal y algunas logran buena
analgesia, pero en la práctica diaria la mayoría de las cirugías
importantes deben ser complementadas con anestesias infiltrativas
locales, regionales y/o tronculares

Acepromacina: se presenta comercialmente al 1 % (10 mg/ml) Es el


más potente de los derivados fenotiazínicos. Está indicada para facilitar
el manejo de animales indóciles, o como preanestésico combinada
con barbitúricos, xilacina, ketamina, etc.
En general no se la recomienda para cirugías mayores salvo en
combinaciones. No tiene ningún efecto analgésico. Se recuerda su
efecto de indiferencia al medio sin embotamiento de la conciencia ni
tendencia al sueño. Produce disminución de la actividad motora y
tendencia al decúbito.
La dosificación recomendada es de 0.5 ml/100 kg/p.v., vía
intramuscular, debiendo esta dosificación reducirse a la mitad cuando
se la utiliza como preanestésico. Si se utiliza la vía endovenosa, la
aplicación debe hacerse lentamente para un mejor efecto.
Xilacina: su presentación comercial es al 2 y 10 %; esta última
recomendada para uso en equinos.
En bovinos se recomiendan 4 escalas de dosificación de la
presentación al 2 %, de acuerdo al efecto deseado:
1. Sedación con ligera disminución del tono muscular: 0.25 ml/100
kg p.v. El animal se mantiene en pie.
2. Sedación con marcada disminución del tono muscular y ligera
analgesia: 0.50 ml/100 Kg p.v. El animal se mantiene en pie.
Ocasionalmente adopta el decúbito.
3. Sedación profunda seguida de marcada disminución del tono
muscular y buen grado de analgesia: 1 ml/100 Kg p.v. El animal
adopta el decúbito esterno-abdominal y puede ser colocado
fácilmente en decúbito lateral.
4. Sedación profunda seguida de una marcada disminución del
tono muscular con una buena analgesia: 1.5 ml/100 Kg p.v. El
animal adopta el decúbito esterno-abdominal y por si mismo
suele adoptar el decúbito lateral.
Nota: Suelen encontrarse algunas reacciones individuales de menor
respuesta que las anteriores; en estos casos se recurre a un
incremento de la dosificación.
Por el contrario, dada la alta sensibilidad de los bovinos a esta droga,
algunos individuos manifiestan reacciones más marcadas que las
descriptas.
La vía endovenosa es la más usada por su rápida acción, debe
aplicarse en forma de émbolo para un mejor efecto. Suele producir una
bradicardia que no es peligrosa.
La vía intramuscular requiere de un corto período de espera.
Ketamina: su presentación comercial más frecuente es la de 50 mg/ml
y 100 mg/ml. Es un anestésico disociativo, produce analgesia y
amnesia interrumpiendo el flujo de información límbica y de la corteza,
sin producir depresión de los centros cerebrales.

Es de gran utilidad en animales debilitados y sus combinaciones


permiten realizar actos quirúrgicos mayores con bajo riesgo. La
dosificación recomendada, por vía endovenosa, para el bovino y sin
medicación anestésica previa es de 200 mg/100 kg. p.v., por lo que en
la práctica se deberían inyectar 4 ó 2 ml/100 Kg p.v. (según
presentación)
Esta dosificación produce una rápida y buena analgesia, pero el animal
adopta el decúbito y ésto no suele ser deseable, por lo menos en
nuestra práctica con bovinos de leche.
Nosotros usualmente utilizamos una dosificaciónmenor en combinación
con xilacina. En realidad deseamos lograr una acción sedante, con
leve efecto analgésico y la complementamos con anestesias
tronculares o locales.
Como dosis orientativa, nos ha dado buenos resultados utilizar 1ml de
xilacina y 2 ó 4 ml de ketamina (según presentación) por vía
endovenosa rápida para una vaca de 500 kg.
Es decir, algomenos de la dosismenor de xilacina y 1/5 parte de la
dosis de ketamina combinadas. Esta asociación resulta excelente para
realizar la mayoría de las cirugías con el animal en pie.
Una buena sugerencia para todas las cirugías que se realizan con el
animal en pie consiste en taparle los ojos con un lienzo (bolsa, toalla,
etc.). Esta maniobra tiende a evitar el decúbito.
Dada la velocidad y corta acción de esta combinación, antes de
inyectarla por la vía endovenosa, es aconsejable preparar el campo
quirúrgico e incluso realizar, si es posible, la anestesia local o troncular.
Esta secuencia suele complicarse en animales indóciles. En estos
casos puede realizarse medicación anestésica previa inyectando 0.25
ml/100 Kg p.v. por vía Intramuscular de acepromacina, o proceder a
inyectar la xilacina previamente, y luego, antes de iniciar la cirugía, la
dosis de ketamina.

Durante el acto quirúrgico, de ser necesario y debido a su rápida y


corta acción, puede repetirse la dosis de ketamina sin riesgo de que el
animal adopte el decúbito.
Anestésicos de uso local
El hidrocloruro de procaína (Novocaína al 1 y 2 %) fue el más
utilizado de los anestésicos de uso local durante muchos años. Su
buen efecto anestésico, su solubilidad en agua, estabilidad y fácil
esterilización, más el componente de su bajo costo, fueron motivos
más que suficientes para que se lo utilizara masivamente.
Posteriormente fue desplazado por el hidrocloruro de
lidocaína (Xilocaína al 1 y 2 %) que no tiene relación química con
la procaína, pero que logra los efectos dos veces más rápido y
prolonga su acción por un 50 % más de tiempo. Otras drogas similares
como el hidrocloruro de prilocaína se encuentran en el mercado,
pero en general no son usadas en el bovino.
Ultimamente surgieron drogas sin relación con las anteriores, pero con
efectos similares, como el clorhidrato de bupivacaína, que se
presenta en el mercado al 0,5 %. Este anestésico local pertenece al
grupo de las amidas y ha demostrado eficacia y duración, tanto en
anestesia raquídea como en infiltraciones.
 
ANESTESIAS LOCALES Y TRONCULARES
Las técnicas que describiremos en el siguiente material son las de uso
corriente, y salvo que se indique lo contrario, para llevarlas a cabo se
utilizan las drogas anestésicas descriptas anteriormente: la Xilocaína o
la Bupivacaína en las concentraciones que se presentan en el
mercado, al 2 y 0.5% respectivamente.
También puede utilizarse la Xilocaína diluida en solución fisiológica al
0.25, 0.5, o 1 %, en algunos casos con el agregado de epinefrina para
prolongar su efecto. Estas diluciones son menos irritantes no
provocando los edemas en el campo quirúrgico, tan comunes cuando
usamos las soluciones al 2 %.
Además son muy útiles las combinaciones de Xilocaína y Bupivacaína
en proporciones iguales, como se presentan en el mercado, o más
diluidas, con el consecuente acortamiento de su efecto.
 
ANESTESIAS DE LA CABEZA
Anestesia infiltrativa alrededor del globo ocular
Indicaciones: es una anestesia para cirugías de los párpados. Se la
utiliza también como complementaria en la enucleación del globo
ocular, tumores del tercer párpado, etc.
Dosis: 30 a 40 ml de anestésico de uso local.
Técnica: se realiza una inyección infiltrativa subcutánea, en forma de
rombo, alrededor de la abertura palpebral (Fig. 1). Los dos puntos de
entrada están ubicados a 2 o 3 cm del borde palpebral en el punto
medio de ambos párpados.
 
Fig. 1
 
Anestesia del nervio aurículo-palpebral
Indicaciones: enucleación del globo ocular, tumores del tercer párpado,
lesiones traumáticas en los párpados, etc.
Dosis: 10 a 20 ml de anestésico de uso local.
Técnica: por medio de esta técnica se logra solamente el bloqueo
motor y no el sensitivo de los párpados, por lo que resulta un buen
complemento de la infiltración Fig. 1 Sedación, analgesia y anestesia
palpebral. Consiste en inyectar por vía subcutánea el anestésico sobre
el arco cigomático, en su extremo aboral por delante de la base del
pabellón auricular, donde puede ubicarse por desplazamiento digital el
paquete vásculo-nervioso que se desplaza oblicuamente sobre dicha
base ósea y que contiene al nervio aurículopalpebral, (Fig. 2 c y 3 c).

En caso, que se desee extirpar el tercer párpado, se debe


complementar con la infiltración local de la base del mismo, por medio
de la inyección de 5 ml de anestésico en el ángulo interno del globo
ocular.
En la figura 3 se observa la oreja caída que es una indicación de la
acción de la anestesia.
En la figura 4 se muestra la insensibilidad de la zona lograda con
infiltración anestésica complementaria.
Anestesia del nervio cornual
Indicaciones: amputación de cuerno, intervenciones del párpado
superior.
Dosis: 10 ml de anestésico de uso local.
Técnica: el lugar de inyección se encuentra en el punto medio de una
línea entre el ángulo posterior del ojo y la base del cuerno (Fig. 2 A, 3 a
y 5 a). La inyección del anestésico se hace en forma subcutánea justo
en el borde de la cresta frontal, evitando inyectar por debajo de la
fascia del músculo temporal (Fig. 6).

 
Fig. 2 : A - Nervio cornual,B- Punto inserción - Técnica de Peterson,C-
Nervio aurículo palpebral

 
Fig. 3

 
Fig. 4
 
Fig. 5

 
Fig. 6
 
Anestesia de Peterson
Indicaciones: extirpación de tumores esclerocorneales, enucleación del
globo ocular y anexos, extirpación del tercer párpado, etc.
Dosis: 35 a 50 ml de anestésico de uso local.
Técnica: para realizar esta anestesia es necesaria una aguja 180/15 o
similar, curvada en su parte distal en aproximadamente 35/40 grados.
La técnica consiste en bloquear la rama aurículo palpebral del nervio
facial, la rama maxilar y oftálmica del trigémino, los nervios oculomotor,
troclear y abducens que emergen del agujero órbito redondo (Fig. 8 -
2). El nervio óptico que emerge del agujero óptico (Fig. 8-1), también
es bloqueado.
Para lograr el bloqueo, la aguja mencionada debe ser introducida en la
"V" formada por el arco cigomático y el proceso supraorbitario (Fig. 2
B, 7 y 9 b). La aguja se dirige horizontalmente con la curvatura hacia
delante. De esta forma la aguja pasa alrededor del borde craneal de la
apófisis coronoides mandibular (Fig. 7-3).
A unos siete u ocho centímetros de profundidad se contactará con la
base ósea de la fosa pterigopalatina, retirando levemente la aguja, se
cambia su dirección unos 25 grados hacia ventral y se profundiza.
De esta manera se llega a un punto anterior al agujero orbitoredondo y
óptico (Fig. 8- 1 y 2). Se deposita el anestésico pudiendo corregirse
una o dos veces la posición de la aguja para lograr un mejor
acercamiento a los nervios que emergen en forma de abanico.
Logrado el bloqueo se notará inicialmente un leve nistagmus que
desaparece en breves minutos lográndose la inmovilidad del ojo. Una
manifestación clara del éxito del bloqueo es la sequedad y
consecuente opacidad de la córnea. Mediante la anilla de una tijera
presionando detrás del globo ocular puede provocarse su “ptosis” (Fig.
10), si es que el acto quirúrgico así lo requiere.
 
Fig. 7

 
Fig. 8

 
Fig. 9
 
Fig. 10

 
ANESTESIAS VERTEBRALES Y PARAVERTEBRALES
Anestesia epidural
Consiste en la inyección de un anestésico de uso local en el canal
formado por la duramadre y el canal espinal óseo (Fig. 11 y 12). Se
describen dos técnicas que difieren solamente en el volumen de
anestésico incorporado, permitiendo diferenciar la epidural alta de la
epidural baja.
 
Fig. 11
 
Fig. 12

 
Anestesia epidural baja
Indicaciones: intervenciones quirúrgicas en cola, ano, recto, vulva,
vagina, piel de la región perineal, reposición de prolapso uterino, partos
distócicos, vesículotomía y uretrotomía en machos, etc.
Dosis: 1 ml/100 Kg p.v. de anestésico de uso local. Con esta dosis el
animal se mantendrá en pie.
Técnica: con movimientos de la cola hacia arriba y abajo se localizan
los espacios sacro-coccígeo ó primer coccígeo (Fig. 13, 14 y 17B). Se
rasura y desinfecta el área para luego colocar una aguja en un ángulo
de 45 grados con respecto a la columna vertebral. El tamaño de la
aguja difiere con el tamaño del animal, pero en general son
aconsejables 40-50/15 de acuerdo a la talla. Colocada la aguja se
escuchará el ruido de ingreso de aire como consecuencia del vacío
característico del canal epidural. La inyección del anestésico se
producirá con suma facilidad si la aguja está bien ubicada.
Luego de la inyección se debe mantener la cola elevada por unos
minutos para evitar que la pequeña cantidad de anestesia se deslice
por gravedad hacia caudal de la cola (Fig. 15).
 
Fig. 13

 
Fig. 14
 
Fig. 15

 
Anestesia epidural alta
Indicaciones: exploración y cirugía de pene, castración, laparatomías,
traumatología del tren posterior, etc. En la Fig. 16 A, B y C se puede
observar la zona anestesiada por esta técnica. Se debe tener en
cuenta que con esta anestesia el animal no se podrá mantener en pie.
Dosis: 10 ml/100 Kg p.v. de anestésico de uso local.
Técnica: Se realiza de la misma forma descripta para la epidural baja.
Para cirugías de larga duración, como son, por ejemplo, las cirugías
traumatológicas, puede recurrirse al agregado de epinefrina para
prolongar su efecto o inclusive “canalizar” el canal epidural
reemplazando la aguja con un catéter intravenoso radiopaco
(Abbocath) introducido con su mandril, el que una vez extraído,
permitirá mantener dentro del canal una vía permanente para nuevas
dosificaciones.
Nota: En ambas técnicas de anestesia epidural pueden utilizarse la
Bupivacaína sola o combinada con Lidocaína, e incluso soluciones de
xilacina al 2 % diluida en solución fisiológica. En este caso 1ml de
xilacina en 9ml de solución fisiológica, dosificando de la misma manera
que con las soluciones de lidocaína/Bupivacaína.
Anestesia epidural lumbo-sacra
Indicaciones: hernias umbilicales, laparatomías en general, fractura de
la tuberosidad coxal, etc.
Dosis: 1-3 ml/100 Kg p.v. de anestésico de uso local.
Técnica: consiste en introducir una aguja de 60 a 120/15 (según
tamaño) perpendicular a la columna vertebral en el espacio lumbosacro
hasta el piso del canal espinal (Fig. 17A).
Se verifica la correcta posición de la aguja percibiendo el ingreso de
aire. Esta técnica es excelente para corregir hernias umbilicales en
terneros jóvenes ya que produce una buena miorrelajación abdominal y
la paresia temporaria del tren posterior. La citada acción permite
colocar al animal en posición decúbito supino.
De acuerdo a la dosis el animal se mantendrá en pie (1 ml/100 Kg p.v.)
o adoptará el decúbito (3 ml/100 Kg p.v.).
 
Fig. 16

 
Fig. 17

 
Anestesia epidural lumbar segmental
Indicaciones: laparatomías exploratorias, ruminotomías,
enterectomías, cesáreas por el flanco, abomasopexia, etc.
Dosis: 2 ml/100 Kg p.v. de anestésico de uso local.
Técnica: utilizando una aguja de bisel corto y con mandril, acorde al
tamaño del animal, (100/15 hasta 200/15) se debe atravesar el espacio
interarcual cuyas medidas son, para un animal adulto, de 2 cm de
ancho por 1.5 cm de largo. Este espacio esta ocupado por el fuerte
ligamento intervertebral que une los cuerpos de las dos primeras
vértebras lumbares y cumple funciones de techo del canal espinal.
La ubicación del espacio puede lograrse mediante el trazado de una
línea imaginaria que une los bordes anteriores de las apófisis
transversas de la segunda lumbar (Fig. 19 y 20).
Sedación, analgesia y anestesia El punto de inyección se ubica a 1-2
cm en lateral de la línea media, del lado opuesto al que se quiere
anestesiar (Fig. 18), la aguja se dirige hacia medial y caudal hasta
llegar al ligamento, éste ofrece una resistencia marcada y al ser
atravesado produce un chasquido y una reacción dolorosa del animal.
 
Fig. 18

 
Lograda la correcta inserción de la aguja, al retirar el mandril se
escuchará el ruido de ingreso del aire (Fig. 19 y 20).
 
Fig. 19
 
Fig. 20

 
En algunos casos aislados, la mayor profundización de la aguja se
manifiesta por la salida del líquido cefalorraquídeo, en esta
circunstancia se puede utilizar la vía subaracnoidea, de lo contrario,
retirando levemente la aguja se accederá al canal epidural.
Lo más interesante de esta técnica es que se logra una excelente
anestesia de la pared abdominal en anillo, con mejor efecto del lado
contrario a donde se realizó la inyección y el animal se mantiene en
pie.
La manifestación más clara del éxito del bloqueo es la actitud postural
del animal, que relaja levemente el miembro posterior y encorva la
columna vertebral hacia el lado contrario de la inyección (Fig. 21),
además de la excelente analgesia de la zona del flanco (Fig. 22).
 
Fig. 21

 
Fig. 22

 
Anestesia infiltrativa del flanco
Indicaciones: Laparatomía lateral alta, media o baja, ruminotomías,
cesáreas por el flanco, etc.
Dosis: 40-100 ml de anestésico de uso local.
Técnica: Se utilizan agujas hipodérmicas 70/15 ó similares. Más
práctico es realizarla con agujas 250/15 que se introducen una sola vez
en el vértice de la “L” invertida y permiten la infiltración paralela a las
apófisis transversas lumbares y la infiltración hacia ventral paralela a la
última costilla (Fig. 23 y 24). Se recuerda el notable espesor de la
pared abdominal de algunos animales adultos y por lo tanto la
necesidad de profundizar la aguja en tres o cuatro planos para lograr el
bloqueo profundo (Fig. 25 y 26). 
Fig. 23

 
Fig. 24
 
Fig. 25

 
Fig. 26
 
Técnica de Magda modificada
Indicaciones: laparatomía lateral alta, media o baja, ruminotomías,
cesáreas por el flanco, etc.
Dosis: 160 ml de anestésico de uso local.
Técnica: La finalidad de esta técnica es bloquear los nervios torácico
13 y lumbares 1,2,3 y 4 (Fig. 26). Para ello es necesario contar con
aguja 120/15 o similar, según tamaño del animal.
El objetivo es depositar una banda de anestésico por encima de las
apófisis transversas lumbares y otra por debajo. El anestésico debe
depositarse lo más cerca posible del forámen intervertebral por donde
emergen los nervios.
Los puntos de ingreso de la aguja serán el vértice de las apófisis
transversas lumbares 1,2 y 4 (Fig. 27).
Se coloca la aguja en L1 y se dirige por encima de la apófisis hacia
adelante hasta contactar el borde posterior de la última costilla, se
inyectan 10 ml de anestésico. Se reposiciona la aguja en el centro de
la apófisis transversa hasta alcanzar el cuerpo vertebral y se depositan
10 ml. Se vuelve a reposicionar la aguja hacia atrás hasta contactar el
cuerpo vertebral de la L2 y se depositan otros10 ml.
Sin retirar la aguja del punto de ingreso a la piel, se posiciona la misma
en ventral de la apófisis transversa repitiéndose la maniobra.
Posteriormente se ingresa con la aguja por el vértice de la apófisis
transversa de la L2 y se depositan 10 ml de anestésico solamente en el
centro y hacia atrás, tanto en dorsal como en ventral.
El tercer punto de ingreso de la aguja será el vértice de la apófisis
transversa de la L4. Aquí se repite la misma maniobra que en la L1 con
los tres puntos de inyección dorsales y ventrales.
 
PUNTOS DE INYECCION EN LA TECNICA DE MAGDA
Fig. 27

 
Anestesia paravertebral según Farquharson
Indicaciones: laparatomía lateral alta, media o baja, ruminotomías,
cesárea por el flanco, etc.
Dosis: 80 ml de anestésico de uso local.
Técnica: el objetivo es el mismo de la técnica anterior, es decir
bloquear los nervios T13 y L1-2-3 y eventualmente el L4 (Fig. 26). La
diferencia con la técnica de Magda, está dada porque la aguja (50 a
80/12 o similar) se introduce perpendicularmente, entre la costilla 13 y
la primera vértebra lumbar en un punto cercano al cuerpo vertebral, a
unos 5 cm de la línea media. Los demás puntos de inyección estarán
ubicados a 7 cm de la línea media, inmediatamente por detrás de cada
proceso transverso (Fig. 28). En todos los casos se hará primero una
inyección de 10 ml de anestésico en dorsal del ligamento
intertransverso y luego se atravesará el mismo para depositar la misma
cantidad por debajo, bloqueando así la rama ventral.
 
PUNTOS DE INYECCION EN LA TECNICA DE FARQUHARSON
Fig. 28

 
Anestesia suprapleural de los nervios esplácnicos y del tronco
simpático
Indicaciones: se utiliza para lograr la analgesia de los órganos
abdominales, pero por sus notables efectos favorables también se
utiliza con fines terapéuticos. Este uso terapéutico se debe a que
normaliza la circulación sanguínea de los órganos, previene las
peritonitis post-operatorias y las atonías del tubo digestivo, la vejiga
urinaria y el útero.
Dosis: Xilocaína al 0.25-0.50%a razón de 0.5 ml/ Kg p.v. repartidos en
ambos lados.
Técnica: el método consiste en introducir la solución anestésica por
delante de los pedúnculos del diafragma, en el tejido celular
suprapleural que rodea el tronco simpático limítrofe y los nervios
esplácnicos.
Es necesario recorrer con un dedo el borde anterior de la última costilla
en su tercio proximal, hasta alcanzar el canal intervertebral que se
encuentra entre el músculo iliocostal y el músculo largo del dorso. En
ese punto pueden inyectarse unos 5 ml de anestésico local para
facilitar la colocación posterior de una aguja 150/15 o similar.
Esta aguja se dirige en un ángulo de 30/35 grados en ventral hacia el
plano horizontal y en dirección al cuerpo vertebral hasta contactarlo
(Fig. 29 a).
Si no hay salida de sangre, ni ingresa aire a la cavidad torácica, se
retira levemente la aguja y se la reubica en un ángulo 5/10 grados
hacia abajo, para lograr su posición casi paralela a la cara lateral del
cuerpo vertebral (Fig. 29 b). El extremo libre de la aguja quedará
ubicado dentro del tejido celular suprapleural (Fig. 30). Para comprobar
ésto, se desacopla la jeringa y la salida de una gota de solución por la
aguja y su pulsación simultánea con la respiración, indican la ubicación
correcta.
Se repite la operación del lado contrario.
 
Fig. 29
 

Fig. 30

 
Anestesia del plexo braquial
Indicaciones: permite realizar cirugía mayor en el miembro anterior,
logrando una excelente analgesia y relajación muscular
Dosis: 60 ml de anestésico de uso local.
Técnica: consiste en bloquear las raíces ventrales de los nervios
cervicales sexto y octavo, además del primero y segundo torácicos en
su paso por la cara lateral de la primera costilla.
De acuerdo al tamaño del animal deberá usarse la aguja adecuada,
desde una 100/18 para un ternero hasta una 160/18 para un adulto.
El punto de referencia para lograr el bloqueo es la parte ventral de la
espina escapular (acromion) (Fig. 31). La aguja es colocada en forma
horizontal a la altura del acromion, Manual de anestesias y cirugías de
bovinos en la cara medial de los músculos de la espalda, hasta
contactar el borde anterior de la primera costilla (Fig. 32).
 
Fig. 31
 
Fig. 32

 
Allí se comienza con la inyección de unos 15 a 20 ml de anestésico de
uso local para luego corregir la posición de la aguja en dirección ventral
e ir depositando cantidades suficientes hasta lograr una banda
anestésica en lateral de la primera costilla, desde este primer punto de
inyección hasta muy cerca de su inserción condral.
En el tercio distal de la costilla debemos tener la precaución de no
punzar los vasos braquiales.
La técnica es simple y puede realizarse con el animal en pié (Fig.32),
pero es aconsejable provocar el decúbito lateral (Fig.33), ya que de
esta manera puede desplazarse el miembro a anestesiar hacia atrás,
facilitando la tarea a partir de que puede palparse la primera costilla,
especialmente en animales jóvenes.
Como muestra la figura 33 pueden usarse 3 puntos de inyección:
dorsal, medio y ventral de la zona mencionada (Fig. 33A-B-C).
 
Fig. 33

 
ANESTESIAS DEL PIE
Indicaciones: cirugías de las pezuñas, región interdigital, de los
talones, amputación del dedo, etc.
Anestesia endovenosa en la vena metatarsiana/metacarpiana
anterior
Dosis: 10 ml de anestésico de uso local.
Técnica: se debe realizar una ligadura con tubo de Esmarch a la altura
del metatarso o metacarpo. Por lo general esta vena se ingurgita y se
palpa en el centro de la cara anterior del miembro y en el borde inferior
de la articulación del menudillo (Fig. 34 y 35). Puede verse dificultada
la ubicación cuando existen procesos inflamatorios serios.
Se canaliza la vena y se evacua la mayor cantidad de sangre posible.
Luego se inyectan 10 ml de solución de anestésico de uso local. Se
deja la ligadura por unos 10 minutos.
 
Fig. 34

 
Fig. 35
Anestesia de conducción de los nervios dístales
Dosis: se pueden lograr los bloqueos inyectando en forma subcutánea
5-10 ml de anestésico de uso local.
Técnica: los puntos anestésicos son los siguientes:
 Nervio digital dorsal: en el centro de la cara anterior y borde
superior del menudillo, bloqueando los nervios digitales dorsales
y mediales (Fig. 36).
 Nervio digital palmar: en el centro de la cara posterior y borde
superior del menudillo (Fig. 37).
 Nervios digitales palmares: se pueden también bloquear
inyectando el anestésico 2 cm por encima de los accesorios, en
posterolateral y posteromedial (Fig. 38 y 39).
 
Fig. 36
Fig. 37

 
Fig. 38

 
Fig. 39

 
 Nervios digitales palmares en su punto distal: se inyecta el
anestésico local 2 cm por debajo de los accesorios (Fig. 40 a y
b), en esta figura se puede observar un esquema de anestesias
digitales denominado “Puntos de Pincemin”.
 
Fig. 40

 
 Infiltración del espacio interfalángico ó interdigital: indicada
para intervenciones en el espacio interdigital.
Dosis: 10-20 ml de anestésico de uso local.
Técnica: Se realiza en el espacio interfalángico, a la altura de las
primeras falanges, ingresando por la cara posterior con una aguja 80 -
100/15 dirigiéndola hacia adelante de tal modo que pueda ser palpada
subcutáneamente en la cara anterior (Fig. 41). Mientras se retira
lentamente la aguja, se inyectan 10-20 ml de anestésico de uso local
en todo el espacio interfalángico.
 
Fig. 41

 
ANESTESIA DEL PEZON
Anestesia infiltrativa del pezón
Indicaciones: cirugías de pezón, suturas de heridas traumáticas, etc.
Dosis: 5-20 ml de anestésico de uso local. Se realiza la infiltración del
anestésico en forma de anillo en la base del pezón (Fig. 42). Se deben
utilizar agujas de muy fino calibre para no traumatizar demasiado la
piel y la pared del pezón.
 
Fig. 42

 
ANESTESIAS DE LOS ORGANOS REPRODUCTIVOS
Anestesia de los nervios pudendos y hemorroidales (Mc. Farlane)
Indicaciones: cirugías de pene, glande y prepucio. Cirugías de
vesículas seminales y próstata. Cirugías de ano y región perineal. En la
hembra cirugías, de vagina y vulva.
Dosis: 30-50 ml de anestésico de uso local.
Técnica: consiste en depositar el anestésico con una aguja 70/15, lo
más cerca posible del agujero ciático menor (Fig.43-1), en la cara
interna del ligamento sacrociático, por donde se desplazan los nervios
pudendos, la rama anastomótica del ciático y los Manual de anestesias
y cirugías de bovinos hemorroidales (Fig. 44). El nervio dorsal peneano
en el toro y los nervios clitoridianos de la vaca derivan del paquete
anterior.
 
Fig. 43

 
Fig. 44

 
Para localizar los nervios pudendos y hemorroidales es necesario
colocar una mano en el recto a fin de ubicar el agujero ciático menor y
palpar la arteria pudenda.
Manteniendo la mano en el recto y efectuando leves movimientos
ondulatorios se generará una onda en los músculos y piel de la grupa,
que permiten elegir el punto de ingreso de la aguja (Fig. 45).
 
Fig. 45

 
Una vez atravesados la piel y los músculos se detectará la resistencia
propia del ligamento sacrociático, el que una vez atravesado nos
permite inyectar en las cercanías de los nervios 15-25 ml de
anestésico.
El reposicionamiento de la aguja en los 2 ó 3 puntos deseados se ve
facilitado desde el recto.
La maniobra se repite del lado contrario.
En pocos minutos se producirá la “ptosis” del pene.
Anestesia de Mundt
Indicaciones: Se utiliza para semiología y cirugías de pene y uretra.
Dosis: 15-20 ml de anestésico local en cada punto de inyección.
Técnica: permite bloquear los nervios dorsales del pene en el macho y
en la hembra el nervio perineal, anestesiando la parte posterior de la
ubre.
Se realiza sobre la arcada isquiática, colocando una aguja 50/15 o
similar a unos 3 cm de la línea media en dirección ventro-medial hasta
contactar el borde isquiático (Fig. 44). En este lugar el nervio dorsal
peneano se desplaza oblicuamente por encima del hueso para
alcanzar el dorso del pene. Se retira levemente y se inyecta a cada
lado de los músculos isquiocavernosos que dan origen a los cuerpos
cavernosos peneanos.
Anestesia del cordón espermático
Indicaciones: esta anestesia se utiliza para la castración del macho.
Dosis: 5-10 ml de anestésico de uso local.
Técnica: Se puede realizar con el animal en pie.
Traccionando los testículos con la mano izquierda se introduce la aguja
en proximal del escroto, atravesando piel y túnica vaginal llegando
hasta el cordón espermático donde se inyecta el anestésico en ambos
cordones.
 
Manual de anestesias y cirugías de bovinos:
Cirugías de las extremidades
Publicado el: 15/4/2016
Autor/es: Oscar J. Garnero, Médico Veterinario, Prof. Tit. Cátedra de Cirugía General, Facultad de
Ciencias Veterinarias - Esperanza - U.N.L. Santa Fe - Argentina. Oscar R. Perusia, Médico Veterinario,
Prof. Tit. Cátedra de Enfermedades de los Rumiantes, Facultad de Ciencias Veterinarias - Esperanza -
U.N.L. Santa Fe – Argentina
Tratamiento de las fracturas no expuestas de miembros
El factor decisivo del tratamiento de las fracturas óseas en bovinos es casi
siempre económico.
Existen algunas alternativas como el uso de atornillados o placas, de costo
relativamente elevado y de difícil aplicación en condiciones de campo por lo que
no serán descriptas aquí.
Las fracturas de miembros son frecuentes en bovinos jóvenes, y es en éstos
donde es más probable su solución.
En animales adultos o muy pesados resulta difícil lograr una evolución favorable
por lo que suele ser recomendable el sacrificio.
Cuando se trata de fracturas no expuestas metacarpo/metatarso ó falángicas,
una alternativa es la aplicación de vendas de yeso.
Estas pueden ser reforzadas durante su realización con la inclusión de dos o
más varillas de metales o maderas.
Otra alternativa económica y eficiente consiste en la fijación del miembro
fracturado con caños de PVC.
Se debe disponer de un segmento de caño de PVC de la longitud y diámetro
adecuado, seccionado longitudinalmente. Uno de los extremos debe doblarse,
previo calentado, hacia afuera (Fig. 273), ese será el extremo proximal que de
esta manera no producirá lesión dérmica durante el tiempo de permanencia.
 
Fig. 273
 
Fig. 274

 
Al animal fracturado se lo debe inmovilizar con la aplicación de xilacina
Se reduce la fractura (Fig. 274) por tracción forzada del miembro y palpación
percutánea de los cabos fracturarios. Se envuelve todo el miembro con una
capa fina de algodón.
El tubo de PVC se debe extender en proximal lo mas arriba posible del miembro
y en distal debe llegar hasta la mitad de la pezuña.
Para la colocación del tubo de PVC se lo debe calentar lo suficiente para poder
abrirlo, se lo coloca sobre el miembro y se cierra. Luego se procede a envolverlo
totalmente, en forma ajustada, con cinta plástica engomada que al final se
adherirá fuertemente a la pezuña (Fig. 275 y 276).
 
Fig. 275

 
Fig. 276
 
Se retira el tubo a los 30-40 días.
Una variante muy práctica, es usar en lugar de yeso o tubos de PVC, un cilindro
de plástico obtenido al cortar uno o ambos extremos de una botella de
policarbonato que superen el largo del hueso fracturado (Fig. 277).
 
Fig. 277

 
Fig. 278
 
Una vez reducida la fractura y vendado el miembro se procede a colocar el
cilindro plástico, se lo pincela con solvente adhesivo para PVC (inflamable) y
con un isopo encendido (Fig. 278) se lo quema provocando la reducción rápida
del material que irá tomando la forma del miembro y se transforma en una
verdadera férula de gran solidez (Fig. 281 y 282).
Otra alternativa más eficiente es la utilización de un “quemador” a gas (Fig. 279)
con el que se distribuye mejor el calor (Fig. 280).
Este procedimiento nos pareció sumamente práctico y aplicable en condiciones
de campo por lo que lo hemos incorporado a nuestro bagaje de recursos.
 

Fig. 279

 
Fig. 280

 
Fig. 281

Fig. 282

 
Fijación externa de las fracturas en huesos largos
La mayoría de las fracturas en los miembros de los bovinos adultos no reciben
tratamiento debido a su alto costo, alto riesgo de fracaso y el bajo valor de los
animales.
Además en casi todos los casos es posible el aprovechamiento mediante el
sacrificio de urgencia.
En algunas situaciones particulares, tales como el alto valor de un determinado
animal o debido a un determinado valor afectivo, puede indicarse la alternativa
de corrección mediante clavos colocados en forma percutánea y su posterior
fijación externa por medio de soldadura eléctrica.
En las fracturas con estallido y múltiples fragmentos de los huesos largos no es
aconsejable intentar esta técnica.
Solamente es recomendable en fracturas netas, incluidas las fracturas de tercio
distal de la tibia, que resultan muy difíciles de resolver por otro método.
La técnica consiste en realizar una sedación y analgesia con complementada
xilacina con una anestesia epidural alta, ésta en el caso de los miembros
posteriores, o la aplicación de la anestesia del plexo braquial en el caso de los
miembros anteriores.
Ambas técnicas trunculares provocan una excelente miorrelajación que facilita
la reducción de la fractura.
Definida la resolución quirúrgica por esta técnica debemos preparar la cantidad
necesaria de clavos de acero inoxidable del diámetro y largo adecuados. Estos
clavos deberán ser preparados con uno de sus extremos en forma de prisma.
Esto facilita el posterior ingreso a la estructura ósea correspondiente.
Asumiendo que los clavos se colocarán sobre los cabos fracturarios y
eventualmente sobre algunos de los huesos largos superiores, deberá
evaluarse la cantidad a ser colocados. En general no menos de dos en cada
cabo fracturario para garantizar una buena fijación e inmovilidad posterior.
En algunas circunstancias podrá ser utilizado el hueso inmediato superior a la
fractura. Por ejemplo si la fractura está en el metatarso, podría ser útil la
colocación de un clavo en la tibia para desplazar el apoyo sobre este hueso
sano.
La colocación de los clavos debe ir precedida de una pequeña incisión en la piel
de la cara lateral del cabo fracturario o el hueso elegido.
La perforación ósea se realizará mediante una mecha de diámetro algo inferior
al de los clavos y utilizando un taladro eléctrico con reductor de velocidad, esto
evita la cauterización del tejido óseo.
Atravesado el hueso con la mecha elegida, podrá ser necesario ayudar a su
emergencia del lado contrario mediante una pequeña incisión cutánea a punta
de bisturí. Finalizada esta maniobra en todos los puntos elegidos, se comenzará
la colocación de los clavos que deberán sobresalir a ambos lados lo suficiente
como para lograr unirlos por medio de planchuelas o perfiles de acero
inoxidable. Estos deberán ser lo suficientemente fuertes como para soportar el
peso según el tamaño del animal.
Colocados todos los clavos se deberá adecuar la forma del fijador externo hasta
lograr el contacto con todos ellos antes de iniciar las soldaduras
correspondientes (Fig. 283 y 284).
 
Fig. 283
 

Fig. 284

 
Una precaución importante es que al momento de efectuar la soldadura, algún
ayudante mantenga un flujo de agua permanente sobre el clavo y el cabo
fracturario para enfriar el clavo y evitar la cauterización del tejido óseo.
Finalizada la unión de todos los clavos, podrán recortarse los sobrantes de
ambos lados para evitar lesiones sobre los otros miembros (Fig. 285).
Puede recurrirse al almohadillado y vendaje de las uniones soldadas para evitar
estas lesiones.
En la figura 286 se puede observar un torito con fractura de tibia izquierda
tratado con este método y desplazándose normalmente.
 
Fig. 285

 
Fig. 286

Férula de Thomas
En las fracturas proximales de miembros en animales dóciles se pueden utilizar
una férula de Thomas para la inmovilización del miembro.
La misma se realiza a medida con hierro nervado de diámetros variados de
acuerdo a tamaño del animal (4,2- 6 ú 8 mm). Al mismo se lo dobla en forma de
“V” y en sus extremos libres se le suelda un círculo del mismo material, el que
es convenientemente revestido con algodón o goma espuma y cinta engomada
para que el apoyo axilar o inguinal no lastime al animal. Este círculo es el que
va a soportar el peso del miembro fracturado.
Luego se realiza la fijación de la pezuña en el extremo distal de la férula
mediante una o dos ataduras alámbricas, perforando previamente la suela en el
extremo anterior con mecha y taladro.
A continuación se fija el miembro a la férula en diferentes lugares con cinta
engomada ancha según se muestra en los esquemas (Fig. 287 y 288).
 
Fig. 287

 
Fig. 288
 
Resección del extremo de la tuberosidad coxal (Secuestrotomía)
La fractura expuesta del extremo de la tuberosidad coxal es una patología
frecuente en las vacas de grandes tambos, con manejos deficientes que
provocan el hacinamiento en momentos en que las vacas son obligadas a
desplazarse en espacios reducidos. Frecuentemente los fragmentos óseos
ventrales, arrastrados por la inserción del músculo tensor de la , se desplazan
hacia ventral, dejando libre el extremo fascia lata fracturario dorsal que perfora
la piel provocando una fractura expuesta. La consecuencia más frecuente es la
osteomielitis purulenta agravada por la formación de abscesos en los sacos
ventrales neoformados, que no pueden autodrenarse y obviamente se
transforman en un proceso purulento crónico (Fig. 289 y 290).
 
Fig. 289
 
Fig. 290

Por esta razón esta patología debe tratarse quirúrgicamente.


Se realiza anestesia con infiltración local. Una alternativa que nos ha dado
resultados razonables consiste en sedar con a la dosis más baja para asegurar
la xilacina permanencia del animal en pie y complementar con anestesia
epidural lumbo-sacra, con la menor dosis.
 
Fig. 291

 
Se realiza limpieza a fondo de la herida, eliminando las esquirlas óseas. Luego,
con la sierra de Liess, se amputa el extremo del hueso fracturado incidiéndolo
en la parte sana que no este infectada (Fig. 291). Se elimina totalmente el tejido
necrosado.
En general es preferible no suturar la herida, provocando la cicatrización por
segunda y realizando las curaciones diarias con antisépticos y polvos
cicatrizantes
La antibioterapia general no suele ser necesaria dada la cronicidad del proceso
y la dificultad para la llegada de los antibióticos.
 
Amputación del miembro anterior en bovinos jóvenes
Frecuentemente se producen fracturas expuestas en bovinos jóvenes. La
principal causa suele ser el parto distócico, realizado por legos, que al efectuar
una excesiva tracción forzada, provocan la fractura expuesta del metacarpo,
primera o segunda falange.
Las fracturas expuestas son difíciles de fijar con éxito en bovinos, debido a que
por la falta de higiene y atención posterior se suelen provocar infecciones óseas
graves.
Por esta razón es que frente a una fractura expuesta de huesos distales de
miembros anteriores suele ser conveniente realizar la amputación del miembro.
El objetivo de esta técnica es lograr el desarrollo del animal hasta
aproximadamente 150 kg de peso para ser aprovechado para consumo (fig.
292).

 
Fig. 292

 
Fig. 293
 
Esta cirugía no es conveniente realizarla en miembros posteriores ya que los
terneros difícilmente logren aprender a pararse con esta limitante, pero hay
excepciones (Fig. 293).
Se provoca sedación y analgesia con a dosis mínima de 0,25 ml/100 Kg p.v.,
xilacina ésto si se trata de recién nacidos dada la alta sensibilidad de los
animales jóvenes a esta droga. Se complementa la anestesia con anestésico de
uso local, regional en anillo ó troncular del plexo braquial en el miembro anterior.
En el caso de decidir la cirugía en un miembro posterior puede recurrirse a la
anestesia epidural alta.
Se depila ampliamente el campo quirúrgico y se liga con el tubo de Esmarch
para trabajar “a blanco”.
La incisión de piel se debe realizar dejando dos colgajos, uno anterior y otro
posterior que sobrepasen ampliamente el cabo fracturario proximal, para luego
utilizarlas en la cobertura externa del muñón.
Posteriormente se deben divulsionar los tendones antes de seccionarlos
dejando cabos largos, de este modo servirán para proteger el extremo óseo.
Luego con una sierra de Liess o una sierra rígida se amputa el hueso, ésto es
preferible antes que la exarticulación.
Se afloja el tubo de Esmarch y se ligan los vasos sangrantes.
Con nylon Nº 30-40 o lino Nº 20 se suturan todos los colgajos de tejidos blandos
(tendones, aponeurosis, etc.) entre sí protegiendo de esta manera al extremo
óseo amputado.
Se espolvorean las superficies con antibióticos en polvo o tipo spray y
finalmente se sutura la piel con puntos separados.
Se cubre con polvos secantes, antibióticos y vendaje con venda Cambric.
Finaliza con antibioterapia general.
Deben realizarse 3 á 4 cambios de vendas cada 48 hs.
 
Tenotomía para la corrección de la luxación de rótula hacia dorsal
La luxación hacia dorsal de la rótula se suele solucionar espontáneamente
haciendo caminar al animal en retroceso, pero suelen producirse recidivas
inmediatas. La solución quirúrgica consiste en realizar la tenotomía del
ligamento recto medial o interno.
Se procede con el animal en pie.
Se realiza anestesia local por infiltración a lo largo del ligamento recto medial. A
este ligamento se lo ubica por palpación en la cara antero-medial de la
articulación femorotibiorotuliana (Fig. 294-a).
 
Fig. 294

 
Si no se dispone de un tenótomo, se debe incidir la piel, sobre el ligamento recto
medial, cerca de la inserción tibial. Una vez descubierto, el cual estará tenso, se
lo debe incidir totalmente mediante el uso de un bisturí fijo introducido entre el
ligamento y la base ósea, haciéndolo girar hacia fuera para provocar el corte sin
riesgo de lesionar cápsula articular. La actitud postural desaparece
inmediatamente. Se aplica un punto de sutura y antibioterapia local.
 
Tenotomía para la corrección de la paresia espástica posterior (Corva de
Elso)
Esta técnica quirúrgica se realiza en animales muy afectados por esta patología
(Fig. 295 y 296) para que puedan ser aprovechados para consumo. No es
conveniente destinarlos a la reproducción ya que se trata de una patología con
componente hereditario.
 
Fig. 295
 
Fig. 296

 
La técnica la describió Göetze y consiste en la tenotomía del tendón deAquiles
(ambos vientres simultáneamente) y del tendón flexor digital superficial por la
mitad.
Se procede con el animal en pie.
Se afeita y desinfecta la piel.
Se realiza anestesia por infiltración local.
En la parte posterior del miembro y a 7-8 cm por encima de la tuberosidad
calcánea, se incide la piel y la fascia hacia dorsal, en forma longitudinal, paralela
a los tendones y de 5 cm de longitud.
Se descubre el tendón de Aquiles, se lo coloca sobre una pinza hemostática
curva y se lo secciona totalmente (ambos vientres, unidos entre sí en forma
bastante laxa) (Fig. 297 a).
Por debajo corre el tendón flexor digital superficial, el que se debe seccionar por
la mitad (Fig. 297 b).
Una posterior excesiva flexión del miembro no debe tenerse en cuenta ya que
con el tiempo se equilibra.
Se aplica antibioterapia local, sutura de fascia y piel.
 
Fig. 297

 
Punciones articulares (artrocentesis)
Las articulaciones de los miembros del bovino frecuentemente sufren procesos
patológicos (artritis, hidroartrosis, etc.) que hacen necesaria una punción para
evacuar sus contenidos, realizar lavajes y/o instaurar tratamientos
intrarticulares.
A los contenidos anormales de las articulaciones siempre es conveniente
evacuarlos, realizando punciones y aspirando con jeringas.
Frente a las artritis purulentas, luego de la evacuación, se puede realizar un
lavaje articular.
Para realizarlo es necesario sedar al animal con xilacina
Luego de la evacuación del material purulento, se debe inyectar solución
fisiológica y extraerla, este procedimiento se puede repetir hasta arrastrar todo
el material purulento. Se puede trabajar con dos agujas, una de entrada y otra
de salida del líquido. Terminado el lavaje se procede a inyectar antibióticos
hidrosolubles y antinflamatorios en la articulación.
También nos ha dado excelentes resultados la inyección intrarticular de líquido
sinovial obtenido de otro bovino.
El tratamiento con transplante de líquido sinovial también ha sido exitoso en las
hidroartrosis.
Los lugares de acceso para las punciones articulares de las principales
articulaciones están indicados en las figuras siguientes:
Articulación humero-radial derecha -vista lateral (Fig. 298).
Articulación carpiana derecha -Vista de frente (Fig. 299).
 
Fig. 298
 
Fig. 299

 
Articulación de la cadera derecha (Fig. 300). Articulación femorotibiorotuliana
derecha-vista de frente (Fig. 301). Articulación del tarso izquierdo-vista medial
(Fig. 302).
 
Fig. 300
 
Fig. 301

 
Fig. 302
 
CIRUGIAS DEL PIE
Amputación del dedo
Esta práctica esta indicada en los procesos graves e irreversibles de las zonas
profundas del dedo, tales como artritis interfalángicas (Fig.303), necrosis de la
inserción del tendón flexor profundo (Fig. 304), necrosis de la almohadilla digital,
osteítis de la tercera falange, fracturas graves de la tercera falange, etc.
 

Fig. 303

 
Fig. 304

 
Todos estos procesos patológicos son sumamente dolorosos, razón por lo que
esta intervención produce un inmediato alivio del cuadro clínico.
Se realiza con el animal en pie.
Sujeción según técnica en el “potro” (Fig. 305), brete de ordeñe o en la manga.
Aplicación de ligadura con tubo de Esmarch en el metacarpo ó metatarso.
Se debe realizar la anestesia endovenosa en la vena metatarsiana ó
metacarpiana anterior, también se pueden realizar las anestesias de conducción
descriptas.
Lavar y desinfectar la zona operatoria.
Con bisturí realizar un corte circular de piel alrededor del miembro, en forma de
pico de flauta, comenzando en el espacio interdigital. Desde la parte anterior y
posterior del espacio interdigital nos dirigimos hacia arriba y afuera uniendo el
corte aproximadamente a la altura del tercio medio de la primera falange (Fig.
306 y 307).
 
Fig. 305
 
Fig. 306

 
A continuación con la sierra de Liess colocada en la incisión del espacio
interdigital seguimos la línea de corte, en pico de flauta, pasando oblicuamente
a través de la primera falange (Fig. 307).
 
Fig. 307
 
Fig. 308

 
La ligadura de vasos no suele ser necesaria (Fig. 308). Pueden realizarse
algunas ligaduras descomprimiendo previamente el tubo de Esmarch, pero en
general se finaliza la técnica manteniendo la ligadura, espolvoreando la
superficie seccionada con polvos cicatrizantes y antibióticos y un correcto
vendaje con vendas Cambric recubiertas luego con cinta plástica (Fig. 309 y
310).
 

Fig. 309
 
Fig. 310

 
Se aplica antibioterapia general.
El post-operatorio exige mantener al animal en lugar limpio, seco y con pastos
cortos. El vendaje se retira a las 72 horas y se deja cicatrizar descubierta con
lavados diarios y espolvoreos con polvos secantes y cicatrizantes. También de
ser posible, se pueden realizar dos o tres cambios de vendas cada 48 horas.
 

Extirpación de la tercera falange


Esta práctica esta indicada cuando el proceso patológico esta localizado sólo en
el interior de la pezuña sin complicaciones de las estructuras superiores.
La ventaja de esta técnica es que se mantiene el rodete coronario, por lo que
con el tiempo, se logra la formación de un estuche córneo protector. La
evolución de esta cirugía es más delicada que la de la extirpación del dedo
Anestesia y sujeción igual a la de la extirpación del dedo. Colocación del tubo
de Esmarch en el metacarpo ó metatarso.
Se debe lavar y desinfectar la zona.
Con la sierra de Liess (Fig. 312) ó rígida se debe realizar una incisión paralela e
inmediatamente por debajo del rodete coronario (Fig. 311).
 
Fig. 311

 
Fig. 312

 
Luego por la herida quirúrgica se desarticula y extrae la segunda falange
incluyendo el sesamoideo distal y se eliminan los restos de tejido necrótico que
pudieran existir (Fig. 313-314-315 y 316).
 
Fig. 313

 
Fig. 314

Fig. 315
 
Fig. 316

 
Se aplican soluciones de ácido metacresolsulfónico, polvos cicatrizantes y
antibióticos y un correcto vendaje con vendas Cambric, recubriendo finalmente
con cinta plástica.
Se aplica antibioterapia general.
El post-operatorio exige de mantener al animal en lugar limpio, seco y con
pastos cortos.
Se sugieren dos o tres cambios de vendas cada 48 horas antes de dejar la
herida en cicatrización descubierta con lavados diarios y aplicación de polvos
cicatrizantes y secantes.
 
Extirpación del sesamoideo distal
La extirpación selectiva del sesamoideo distal esta indicada para cuando está
afectado sólo este hueso, pero ésto es de muy difícil diagnóstico sin técnicas
radiológicas complementarias.
La cirugía también es simple y se realiza empleando la técnica de sujeción y
anestesias descriptas anteriormente.
Se accede por la parte ventral de talones donde con bisturí rígido se realiza un
círculo de 3-4 cm de diámetro (Fig. 317), se profundiza hasta llegar al
sesamoideo, se procede a la extracción del mismo y todos los tejidos
necrosados (Fig. 318).
 
Fig. 317

 
Fig. 318

 
Fig. 319
 
Se aplican soluciones de ácido metacresolsulfónico, polvos cicatrizantes y
antibióticos y un buen vendaje con vendas Cambric, recubriendo finalmente con
cinta plástica. También se debe aplicar un taco ortopédico en el dedo homólogo
(Fig. 319).
Las medidas del postoperatorio son semejantes a las descriptas anteriormente.
 
Extirpación de la hiperplasia o callo interdigital (Limax)
El callo interdigital (Fig. 320) frecuentemente se lastima produciendo dolor.
También las miasis son complicaciones frecuentes a este problema.
Para su extirpación se puede trabajar con el animal en decúbito o también se
puede realizar con el animal en pie, con el miembro afectado en elevación y
sujeto según técnicas de elevación y fijación, ya sea en “potro” (Fig. 305),
manga o brete de ordeñe. Se debe lavar y desinfectar la zona.
Se utiliza la anestesia infiltrativa del espacio interdigital y se debe colocar el tubo
de Esmarch en el metacarpo ó metatarso.
Con bisturí se hacen 2 cortes en la piel, a los costados del callo, en forma de
cuña, con el vértice hacia atrás, se toma el callo con una pinza de Backaus y
con tijera se lo va desprendiendo totalmente (Fig. 321 y 322). Se colocan sobre
la herida polvos cicatrizantes, antibióticos y vendaje de Cambric compresivo.
Finaliza con vendaje protector de cinta plástica y antibioterapia general. Se
retira el vendaje a las 72 hs.

 
Fig. 320
 
Fig. 321

 
Fig. 322
 
Extirpación de los dedos rudimentarios mediales de los miembros
posteriores
La extirpación de los dedos rudimentarios mediales se realiza con el objetivo de
prevenir lesiones autoinducidas en la ubre.
En nuestro país es una práctica poco realizada.
Se la puede realizar en las terneras de corta edad en forma generalizada siendo
en esta edad más simple la cirugía.
En caso contrario se puede realizar selectivamente en las vacas con ubres
grandes o en las que tienen antecedentes de lesiones.
Sujeción e inmovilización para trabajar con el animal en pie.
La elección de la anestesia se puede hacer entre las diferentes variantes
descriptas.
Rasurada y desinfectada la periferia del dedo rudimentario, con bisturí se incide
la piel en forma circular a 0,5 cm del borde del dedo rudimentario, luego a bisturí
o tijera se elimina toda la banda de piel con el dedo incluido tratando de no
dañar las estructuras profundas.
Otra alternativa es utilizar el descornador de Barnes (Fig. 323).
Se espolvorea con antibióticos y se realiza un vendaje con venda de Cambric
que permanece por 2-4 días.
 

Fig. 323
 
Aplicación de tacos ortopédicos en la pezuña
Para la colocación de tacos ortopédicos de madera (Fig. 324) ó zapatos
ortopédicos de PVC (Cowslips de Giltspur-Reino Unido ó Demotec-Alemania)
(Fig. 325) se debe acondicionar el dedo opuesto sano, ya que el objetivo es que
el animal no apoye el dedo enfermo y de este modo aliviar el dolor y acelerar la
recuperación (Fig. 329 y 330).
 
Fig. 324
 
 
Fig. 325

 
Se comienza alisando la suela con el disco de lija, tratando que quede plana,
también se realiza un lijado suave en todo el borde solar de la muralla (Fig.
326).
Luego con un algodón embebido en acetona se procede a desengrasar toda la
superficie.
Se prepara el cemento (metacrilato metílico) mezclando el solvente con el polvo.
Cuando la mezcla tiene la consistencia adecuada la distribuimos parte sobre el
taco y el resto sobre la suela. Luego adherimos el taco a la suela (Fig. 327) y
con una espátula se alisa todo el cemento que va a fluir entre ambas superficies
adhiriéndolo a la muralla del casco y al borde del taco (Fig. 328). Este proceso
nos será facilitado colocando un rollo de gasa o algodón en el espacio
interdigital para mantener separadas las pezuñas.
Si disponemos de los zapatos ortopédicos de PVC el cemento se prepara en el
interior de los mismos.
 
Fig. 326

 
Fig. 327

 
Se espera el secado, el cual puede acelerarse con aire caliente (secador de
pelos) preferentemente en invierno. Es conveniente calentar con aire caliente el
taco y la suela antes de colocarle el cemento para acelerar el fraguado.
Mejor aún es calentar a “baño María” el solvente antes de mezclarlo.
No es conveniente dejar parte del talón libre, si el taco es más corto que la
pezuña debe dejarse libre el extremo anterior de la suela.
Logrado el fraguado, el cemento aumenta notablemente su temperatura. En
este momento recién es aconsejable permitir el apoyo del pie.
El taco se desprenderá espontáneamente después de 15-100 días.
En caso de querer retirarlo, se lo debe partir de adelante hacia atrás con un
formón y martillo.
 
Fig. 328

 
Fig. 329

 
Fig. 330
 
Amputación de la cola Esta cirugía resulta necesaria en casos de fracturas
expuestas de alguna vértebra coccígea, en necrosis consecutivas a periflevitis
por inyecciones mal administradas en la vena coccígea, en periostitis como
consecuencia de lesiones traumáticas severas como mordeduras de perros, etc.
(Fig. 331 y 332).
También está indicada como maniobra zootécnica en vacas lecheras para
mejorar la higiene de la ubre y la calidad del ordeño, especialmente en los
tambos con instalaciones lado por lado, donde el ordeño se realiza desde atrás.
Si bien no tenemos conocimiento que se realice en forma masiva en nuestro
país, nuestra opinión es que no debería realizarse sobre todo en zonas cálidas
donde la variedad y cantidad de insectos provocan molestias, que a su vez
impactan negativamente sobre las producciones. Solamente tendría sentido en
zonas frías donde es más fácil y efectivo el control de los insectos que
normalmente complican las explotaciones bovinas.
Anestesia: epidural baja.
Se prepara el campo quirúrgico con rasurado y desinfección. Suele ser muy
apropiado aislar el sector a ser eliminado mediante la colocación de un guante
obstétrico transformado en bolsa de nylon aislante (Fig. 333).
 

Fig. 331
 
Fig. 332

 
Fig. 333
 
Se palpa la articulación coccígea-coccígea elegida para la desarticulación y se
procede a realizar una incisión de la piel en forma de media luna que se inicia
en el tercio medio de la última vértebra a respetar. De esta manera nos
quedarán dos colgajos, uno dorsal y uno ventral que cubrirán la superficie ósea
amputada (Fig. 334).
La arteria coccígea media es la única que debe ser ligada para evitar
hemorragias innecesarias (Fig. 335).
Finaliza con puntos separados en piel y espolvoreo con polvos cicatrizantes y
repelentes (Fig. 336 -337 y 338).
 
Fig. 334

 
Fig. 335
 
Fig. 336

 
fig. 337

 
fig. 338
Manual de anestesias y cirugías de bovinos:
Cirugías aparato reproductor del macho
Publicado el: 2/10/2015
Autor/es: Oscar J. Garnero, Médico Veterinario, Prof. Tit. Cátedra de Cirugía General, Facultad de
Ciencias Veterinarias - Esperanza - U.N.L. Santa Fe - Argentina. Oscar R. Perusia, Médico Veterinario,
Prof. Tit. Cátedra de Enfermedades de los Rumiantes, Facultad de Ciencias Veterinarias - Esperanza -
U.N.L. Santa Fe – Argentina

Preparación de toros marcadores


Existen numerosas técnicas para la preparación de toros marcadores;
aquí solamente describiremos las más sencillas, de uso corriente y que
suelen dar resultados favorables.
 
Acortamiento de los músculos retractores del pene
Es una de las técnicas más sencilla y segura. Tiene la ventaja de que
puede realizarse con el animal en pie y es muy rápida.
Se realiza la sedación con la dosis mínima de para mantener el animal
en pie y xilacina se infiltran localmente 30 ml de anestésico de uso
local en la zona perineal, inmediatamente por debajo de la arcada
isquiática en dirección ventral hasta cubrir 20 cm de largo por 4-5 de
ancho.
Se inicia la incisión de piel y fascia a 12 cm por debajo de la arcada
isquiática sobre la línea media y en un largo de 8 cm (Fig. 1).
Ubicados los músculos se los retrae con la mano (Fig. 2).
Por divulsión roma se separan ambos músculos retractores (Fig. 3), se
pasa un dedo y luego una pinza Kotcher o similar por debajo de los
mismos.
 
Fig. 1
 
Fig. 2

 
Se retraen ambos músculos retractores hasta provocar un anillo (rulo)
de 5 cm de diámetro, que se pueden fijar con una pinza de Kotcher.
Con lino Nº 20 o nylon Nº 60 se procede a realizar un punto de
transficción, atravesando los músculos y sé continua con una fuerte
ligadura por delante del punto (Fig. 4). Se puede previamente provocar
un ligero desgarro del músculo en las superficies de contacto para
favorecer su adherencia.
 
Fig. 3
 
Fig. 4

 
Se cubren ambos músculos ya suturados con el tejido conjuntivo laxo,
se espolvorea con antibióticos y se realiza la síntesis de la piel con
nylon monofilamento a puntos separados (Fig. 5).
 
Fig. 5
 
Sutura de la flexura Sigmoidea del pene
Es una técnica para aplicar en animales de 12 ó más meses de edad.
El animal debe sedarse con y se lo coloca en decúbito lateral derecho.
Se efectúa infiltración xilacina local de anestésico en la zona perineal
baja, a 20 cm. de la arcada isquiática hasta 3 cm de la inserción
posterior del escroto.
Se realiza una incisión en la línea media de 6-7 cm que incluye piel y
fascia hasta las cercanías de la base escrotal.
Se divulsiona a tijera roma o digitalmente hasta palpar la curvatura
posterior de la “S” peneana. Con los dedos pulgar e índice se toma el
pene, se lo atrae hacia el cirujano y se coloca un punto sujetador sobre
su cara supero lateral lo más cerca posible de la parte craneal de la
curvatura dorsal (Fig. 6-a). Este punto puede reemplazarse tomando
ambas partes con una pinza de Backaus grande.
 
Fig. 6

 
Fig. 7
 
Una vez fijado por alguno de los dos métodos se deben realizar dos
incisiones de 4 cm en la túnica albugínea, ubicadas en lateral de las
partes dorsal y ventral de la flexura, y en caudal del punto sujetador o
la pinza de Backaus (Fig. 7).
Se inicia la síntesis en “U” ingresando en el borde dorsal de la incisión
superior de la túnica albugínea y penetrando en parte la estructura
peneana. Se dejan de lado el borde ventral de la incisión superior y el
borde dorsal de la incisión inferior.
De esta manera logramos unir y provocar la cicatrización de las
estructuras peneanas que forman la flexura sigmoidea.
Finaliza con espolvoreo antibiótico y sutura con puntos separados de la
piel.
Está indicada antibioterapia general.
 
Desplazamiento lateral izquierdo del prepucio y pene
Es una técnica que conviene aplicar en animales jóvenes, alrededor
del año de edad y de razas lecheras o de carne de prepucio corto (Fig.
8).
Se realiza sedación y volteo con , se complementa con epidural alta o
con xilacina infiltración local.
Si es factible la posición de decúbito supino (Fig. 9) es la mejor; de no
ser posible, la posición de decúbito lateral también permite realizar la
operación.
 
Fig. 8
 
Fig. 9

 
Una vez preparado el campo quirúrgico que incluye un lavado
antiséptico del saco prepucial, se coloca dentro del mismo un tubo de
goma rígido de 4 cm de diámetro y de largo suficiente para que sirva
como guía.
Es importante marcar la parte ventral de la boca prepucial con un punto
de sutura temporario, que será guía para la futura ubicación del
prepucio, y nos guiará ante posibles rotaciones sobre su eje
longitudinal durante las manipulaciones quirúrgicas posteriores.
Luego se procede a realizar una incisión de la piel en forma circular a 4
cm de la transición muco-epidérmica de la boca prepucial. Incluye piel
y tejido conjuntivo subcutáneo, evitando la sección de los vasos (Fig.
10).
Se realiza la hemostasia correspondiente y utilizando el tubo colocado
como guía se incide longitudinalmente la piel en la línea media ventral
desde la incisión en anillo hasta 6 cm de la base escrotal anterior. La
incisión incluye piel y fascias hasta ubicar la cara externa de la mucosa
prepucial (Fig. 10).
Se continúa con divulsión roma, respetando los músculos prepuciales,
su irrigación e inervación. Esto se logra siguiendo la divulsión roma lo
más cerca posible de la pared abdominal.
Una vez separado el saco prepucial, se presenta sobre el lado
izquierdo en un ángulo de 45 grados para elegir el lugar donde será
implantada la nueva boca prepucial (Fig. 11).
Elegido el lugar se realiza una resección de la piel, de forma elíptica y
que se corresponda con el tamaño de la boca prepucial a trasplantar.
Generalmente esta nueva boca prepucial queda inmediatamente por
delante y debajo del pliegue de la babilla.
Se procede luego a “tunelizar” por medio de una tijera Metzembaun de
40 cm de largo el espacio subcutáneo que va, desde el anillo de piel
extraído hasta el vértice posterior de la herida realizada para liberar al
prepucio por delante del escroto (Fig. 12).
 
Fig. 10

 
Fig. 11
 
Fig. 12

 
Una vez logrado el futuro lecho prepucial, se coloca una pinza Kotcher
o un Clamp intestinal desde el anillo de piel hacia la base de la herida;
se toma con ella la boca prepucial y se introduce en el túnel
neoformado (Fig. 13). Hay que evitar el giro del prepucio teniendo
como referencia el punto de sutura colocado inicialmente como guía en
su parte ventral.
Finaliza con sutura con nylon monofilamento Nº 40-50, a puntos
separados de la boca prepucial y de la herida longitudinal de piel (Fig.
14).
Se indica antibioterapia general.
 
Fig. 13
 
Fig. 14

 
Fijación lateral izquierda del prepucio en razas cebuinas Esta técnica
se utiliza para animales con sangre indica, es conveniente realizarla en
toros jóvenes, alrededor del año de edad.
Consiste en provocar el plegamiento lateral del prepucio en un ángulo
de 45 grados. Se la suele describir como la técnica del “rombo” (Fig. 15
y 18).
Se procede a la sedación y volteo con y se complementa con epidural
alta o xilacina infiltración local.
Si es factible la posición de decúbito supino (Fig. 9) es la mejor; de no
ser posible, la posición de decúbito lateral también permite realizar la
operación.
El campo quirúrgico debe ser rasurado ampliamente en forma de
rombo con vértices principales dirigidos hacia craneal y ventral. El
primer paso será colocar un tubo rígido de goma o plástico de 4 cm de
diámetro y un largo suficiente, dentro de la cavidad prepucial que sirva
como guía.
Se presenta el prepucio sobre el lateral izquierdo del abdomen y se
realiza una incisión a bisturí sobre la piel del abdomen siguiendo los
límites periféricos del mismo así presentado (Fig. 16 y 19).
 
Fig. 15

 
Fig.16

 
Fig. 17
 
El paso siguiente será desplazar el prepucio hacia el lado derecho del
abdomen y mantenerlo en esa posición con la colaboración de un
ayudante o tomado con pinzas Backaus. Esta posición nos permite
ahora continuar la incisión de piel sobre el lateral izquierdo del
prepucio, completando así los límites del colgajo de piel a extraer en
forma de rombo (Fig. 17).
La eliminación de la piel se continúa a tijera, divulsión digital o con la
ayuda de torundas, tratando de evitar los vasos y efectuando una
minuciosa hemostasia (Fig. 18). Finalizada la eliminación del colgajo y
espolvoreado con antibióticos el tejido conectivo, se procede a iniciar la
fijación de los bordes de piel prepuciales y la pared abdominal con
nylon monofilamento Nº 40 a puntos separados (Fig. 19).
La antibioterapia de rigor y antinflamatorios evitan las posibles
complicaciones.
 
Fig. 18

 
Fig. 19
 
Operación de la fimosis prepucial
La estenosis del orificio prepucial se puede solucionar mediante una
cirugía que consiste en resección de un trozo de la pared, de forma
triangular, con la base en ventral del orificio prepucial.
Se realiza con el animal en decúbito lateral o supino utilizando
anestesia epidural alta.
Los miembros posteriores deben estar extendidos hacia atrás para
despejar el campo operatorio.
Se afeita el prepucio en su parte distal.
Se evalúa la porción de piel a resecar según la severidad de la
estenosis.
Se realizan dos incisiones en la parte ventral del prepucio, en forma de
triángulo con la base en el orificio prepucial y el vértice hácia caudal a
5-10 cm de la base. Se toman todas las capas: piel, pared y mucosa
prepucial.
Se reseca este triángulo y luego con catgut Nº 1 y a puntos separados
se sutura la mucosa con la piel.
Si existen adherencias se las debe desbridar a tijera.
Hay que cerciorarse de que el pene pueda salir fácilmente por el
orificio.
Finaliza con antibioterapia general.
 
Operación del prolapso prepucial
El prolapso de prepucio es común en los toros de razas índicas y sus
cruzas debido a su prepucio pendular. Existe un componente genético
que es la falta de desarrollo o la ausencia de los músculos retractores
del prepucio, sobre todo en algunas razas como la Brahman. Los
inicios del proceso suelen ser pequeñas heridas que provocan edema,
hinchazón y finalmente el prolapso. Existen varias alternativas para
intentar su corrección, desde el tratamiento conservador que describen
Walker y Vaughan en su libro “Cirugía Urogenital del Bovino y el
Equino”, y que consiste en el tratamiento local con vendajes elásticos
compresivos, hasta las más variadas técnicas quirúrgicas de
amputación del prepucio prolapsado (circuncisión).
 
Técnica del manguito
Previa sedación con , droga que facilita la salida del pene, se realiza la
acepromacina anestesia de Mc. Farlane de los nervios pudendos y
hemorroidales.
Acontinuación se procede al volteo, inmediato a la aplicación de
endovenosa. xilacina Se coloca el animal en decúbito lateral o mejor
aún en decúbito supino (Fig.9).
Se prepara el campo con rasurado y antisepsia y se completa la
anestesia con la aplicación de anestésico de uso local en forma de
anillo en la base del prepucio. Es importante recordar que esta técnica
solo es aplicable a casos en los que es posible lograr la extracción y
estiramiento del pene; de existir algún grado de fimosis no es posible la
aplicación de esta técnica.
Se debe trabajar “a blanco” mediante la colocación de un tubo de
Esmarch lo más proximal posible.
La técnica consiste en resecar en forma de anillo o manguito toda la
mucosa prepucial necrosada, edematisada y/o fibrosada que pudiera
existir (Fig. 20), mediante dos incisiones circulares una en distal y otra
en proximal del proceso inflamatorio. En estos momentos conviene
colocar dos puntos guías transitorios en dorsal de ambas incisiones de
mucosa (Fig. 21), para permitir que en la sutura final ambas superficies
no queden rotadas sobre su eje longitudinal.
 
Fig. 20
 
Fig. 21

 
A continuación se realiza una incisión longitudinal sobre la mucosa
prepucial en dorsal del pene, uniendo las dos incisiones circulares.
Tanto las incisiones circulares como la longitudinal que las une,
involucran solamente la mucosa, respetando la irrigación que se
desplaza sobre el plano de las túnicas elásticas.
Resecada la totalidad de la mucosa prepucial se procede a ligar o
cauterizar con termocauterio; para ésto se puede utilizar un soldador
de estaño (Fig. 22).
Se procede a unir los cabos de mucosa proximal y distal usando los
puntos guías como clave para evitar la rotación, mediante una sutura a
puntos simples que se realiza con lino Nº 20 o nylon Nº 50 (Fig. 23 y
24).
 
Fig. 22
 
Fig. 23

 
Finaliza con la reposición del pene a la cavidad prepucial y el vendaje
del agujero prepucial con la incorporación de un tubo de drenaje
realizado con un tubo plástico (ver técnica del tubo plástico) (Fig. 25).
La cobertura antibiótica y el uso de antinflamatorios no esteroides por
varios días minimizan los riesgos de edema e infección que son
frecuentes en estos postoperatorios.
 
Fig. 24
 
Fig. 25

 
Técnica de la mordaza
Esta técnica es la preferida por nosotros ante la necesidad de realizar
la amputación del anillo prolapsado, especialmente si existe algún
grado de fimosis que impide la extracción del pene.
Se procede al volteo con y a la preparación del campo completando
luego con xilacina anestesia local. No es conveniente el uso de y/o la
anestesia de Mc. acepromacina Farlane porque producen la ptosis del
pene que luego dificulta la tarea.
Se requiere de una mordaza metálica preparada con dos planchuelas
de acero inoxidable de unos 40 cm de largo, una de las cuales lleva
soldados en sus extremos un tornillo provisto de rosca y una mariposa
que permita enroscarse manualmente (Fig. 26 y 27).
 
Fig. 26
 
Fig. 27

 
La otra planchuela debe tener dos agujeros en sus extremos
coincidentes con los tornillos de la primera.
Realizada la anestesia se procede a la colocación de la mordaza sobre
la piel del prepucio a la altura que se pretende amputar. Una vez
comprimida la mordaza se procede a la sección de la piel a bisturí
hasta la submucosa prepucial. Esta se debe divulsionar unos 2 cm
para que nos quede un poco más larga que la piel antes de ser
seccionada. En este momento se coloca un punto guía tomando
mucosa y piel en uno de los vértices del campo quirúrgico.
Se procede luego a aflojar lentamente la mordaza para ir ligando con
catgut Nº “0” los grandes vasos que fueron seccionados. Esta
maniobra debe ser realizada cuidadosamente para evitar hemorragias
posteriores. Garantizada la hemostasia se procede a completar la
sutura con lino Nº 20 o nylon Nº 50 a puntos simples uniendo mucosa
a piel.
Finaliza con la aplicación de antibióticos y antinflamatorios no
esteroides por varios días y el vendaje con el tubo plástico de drenaje
(ver técnica del tubo plástico) (Fig. 25). 

Técnica del tubo plástico


Esta técnica no es aconsejable en los animales de razas índicas o sus
cruzas. Se puede utilizar en animales de prepucio corto que no
presenten procesos inflamatorios muy serios en la boca prepucial.
La anestesia es la misma que la descripta para el método de la
mordaza.
El procedimiento consiste en preparar un cilindro plástico del tamaño
adecuado al prepucio a amputar. Para ello se pueden utilizar frascos
plásticos de medicamentos, jeringas plásticas, etc., los que deben ser
preparados de tal manera de crear un cilindro con perforaciones en su
tercio medio efectuadas con un alambre caliente. En nuestra práctica
nos resultó más beneficioso el uso de frascos plásticos de
medicamentos, no muy rígidos, que permiten realizar la sutura sin las
perforaciones previas.
Una vez preparado el campo quirúrgico se procede a colocar el tubo
dentro del prepucio haciendo coincidir la altura de las perforaciones
con la línea de incisión transversal para la amputación deseada (Fig.
25).
Se inicia una sutura con lino Nº 20 o nylon Nº 50 a puntos en “U” muy
cercanos unos de otros, ligando fuertemente. La finalidad es que esta
sutura se transforme en hemostática y además provoque a los pocos
días la caída del colgajo necrosado.
Se debe finalizar con la misma estrategia antibiótica y antinflamatoria
de los casos anteriores.
 
Corrección de la torsión ventral y/o en espiral del pene
Existen varias técnicas para el intento de corrección de estas
patologías. Ellas se encuentran muy bien descriptas en el libro de
Walker y Vaugham. Son las técnicas de la tira y del implante de
fascias. Ambas son de difícil ejecución, requieren de anestesia general
dado el excesivo tiempo que demandan y sus resultados suelen ser
inciertos.
En nuestra práctica hemos ideado una técnica supletoria, muy sencilla
que se realiza con el animal en pie, cuando su mansedumbre lo
permite.
Esta consiste en fijar el ligamento apical del pene a la mucosa
prepucial, en la zona inmediata posterior del glande.
En la mayoría de los casos nos ha dado buen resultado,
complementada con reposo sexual de 60 días.
Se realiza la sedación con - y se complementa con la anestesia de los
xilacina ketamina nervios pudendos y hemorroidales por la técnica de
Mc. Farlane. Esta produce la ptosis y analgesia del pene.
 
Fig. 28

 
Fig. 29

 
Sujetado el animal en un potro o mediante el trabado con sogas se
procede a tomar el pene desde el glande por medio de una pinza o
mediante una ligadura con venda Cambric. Se extrae al máximo el
pene y se realiza una incisión de 2 cm. en dorsal, inmediatamente
detrás del glande que incluye mucosa prepucial y ligamento apical (Fig.
28).
Se procede ahora a realizar dos puntos simples de fijación con catgut
Nº 1 ó Dexon que incluye mucosa y ligamento apical (Fig. 28 y 29). De
esta manera se logra provocar una retracción cicatrizal entre mucosa y
ligamento, produciendo en este último la retracción que teóricamente
resuelve el problema.
 

Extracción del hematoma de cuerpos cavernosos


La conocida “fractura peneana” del toro es una patología bastante
frecuente en animales jóvenes.
Se produce durante el intento de coito y resulta de una violenta
desviación lateral del pene que produce el estallido de la túnica
albugínea, que cubre a los cuerpos cavernosos, y la dilatación de la
lámina elástica que rodea al pene.
La extravasación sanguínea puede ser importante y depende más de
los nuevos intentos de coito posteriores, que del momento mismo en
que se produjo.
La extracción del hematoma puede realizarse con relativo éxito en dos
momentos diferentes. En el día 8-10 de producido o después del día 21
cuando la fibrosis consecutiva al hematoma se encuentra lo
suficientemente organizada y las posibles adherencias de los cuerpos
cavernosos, albugínea o tejidos circundantes está definida.
Cualquiera sea el momento elegido, la cirugía debe realizarse bajo
sedación profunda y epidural alta o infiltración local, en decúbito lateral
del lado contrario en que se detecta el hematoma.
Se realiza la preparación del campo quirúrgico y se incide
transversalmente piel prepucial, tejido conectivo y si es necesario la
túnica elástica. De esta manera se accede directamente al coágulo,
éste es extraído manualmente con cuidado. Se lava la cavidad con
solución salina tibia.
En este momento puede exteriorizarse el pene por la incisión de piel
para visualizar mejor los restos de coágulo que pudieran quedar
atrapados entre el conectivo y la lámina elástica.
Estos son eliminados cuidadosamente y se depositan antibióticos
locales.
Se tratan de localizar y acercar los bordes de la albugínea y se suturan
con catgut Nº “00” o Dexon. También se sutura la lámina elástica y sé
reintroduce el pene a su lugar.
Se lava nuevamente con solución salina el campo quirúrgico y se
procede a la síntesis de la piel a puntos separados con nylon
monofilamento Nº 40.
Finaliza con cobertura antibiótica por varios días y antinflamatorios no
esteroides.
Nota: En los últimos años hemos abandonado la extracción de
hematomas, en su reemplazo realizamos tratamiento medicamentoso
con buenos resultados.
El mismo consiste en comenzar con altas dosis de antibióticos y
antinflamatorios para evitar la abscedación del hematoma. Apartir del
día 8 se inicia un largo tratamiento con 30 grs de endovenoso que se
repite cada 5 días durante 30- yoduro de sodio al 60% 40 días.
Obviamente se impone el reposo sexual. En general reinician la
actividad a los 60-90 días.
 
Eliminación de abscesos parapeneanos
Con relativa frecuencia se diagnostican abscesos parapeneanos en
toros como secuelas de infecciones provocadas a partir de soluciones
de continuidad de la mucosa prepucial.
Las lesiones producidas en la mucosa prepucial durante la
exteriorización del pene son posibles tanto en erección como en
relajación. Estas suelen permitir la invasión de bacterias que atraviesan
la mucosa, se instalan y proliferan en las vainas subyacentes. De no
instaurarse un tratamiento adecuado mediante el uso de antibióticos
parenterales con las dosis y frecuencias adecuadas, estas infecciones
suelen provocar un flemón. La manifestación típica de este proceso
será una inflamación difusa, caliente y dolorosa que incluye el tercio
medio y distal del prepucio.
De no producirse la evolución favorable, después de unos 15 días, el
flemón suele transformarse en un absceso que se podrá palpar como
un abultamiento peripeneano por detrás del glande, a la altura del
tercio medio del prepucio cuando el pene se encuentra en retracción.
Esta patología puede ser tratada con en dosis de 30 gr. por yoduro de
sodio al 60% vía endovenosa, repetidos cada 4-5 días, pero no
siempre se logran buenos resultados, por lo que podemos recurrir a la
extracción quirúrgica del absceso.
De acuerdo a la magnitud de la lesión tendremos dos alternativas de
acceso quirúrgico. Si es relativamente pequeño para permitir la
exteriorización del pene, se procederá a la sedación y analgesia
complementadas con anestesia de Mc. Farlane.
Una vez exteriorizado el pene, mantenido en extensión y preparado el
campo quirúrgico con soluciones antisépticas, se procederá a tomar el
absceso con una pinza de campo tratando de no perforar su cápsula
para evitar la contaminación de la zona (Fig.30).
Luego se procederá a realizar la incisión de la mucosa por encima de
la tumoración.
Con tijera procedemos a desprender el absceso divulsionando la
cápsula y desprendiéndola de sus inserciones en las vainas
prepuciales (Fig. 31). Una vez extraído se higieniza y se pulveriza con
antibiótico el campo quirúrgico y se procede al cierre de la herida con
catgut Nº “0” o dexon de la misma medida.
 
Fig. 30

 
Fig. 31
 
Fig. 32

 
Una cobertura antibiótica por varios días además de antinflamatorios
no esteroides suelen garantizar buenos resultados. El reposo sexual
con excitación provocada por la visión de hembras en celo favorece la
recuperación sin adherencias futuras.
Si el absceso es demasiado voluminoso que no permite la
exteriorización del pene, nuestro consejo es realizar tratamientos
prolongados con antibióticos y yoduro de sodio al 60% combinados,
para lograr la máxima reducción que permita la exteriorización del
pene. En estos momentos puede intentarse con mayor probabilidad de
éxito la extracción quirúrgica del absceso.
De no lograrse un resultado favorable se realizará el abordaje cutáneo
a la altura del abultamiento peripeneano palpable (Fig 32). Si bien
suele ser exitoso, con frecuencia aparecen adherencias post
quirúrgicas que exigen reiterados intentos con demasiados fracasos.
 
Extirpación de tumores del glande
En el glande peneano suelen asentar tumores que dificultan el coito,
por resultar dolorosos y sangrantes (Fig. 33 y 34).
La extirpación de los mismos se puede realizar con el toro en pie, si se
trata de un animal dócil. De lo contrario se trabaja con el animal en
decúbito lateral derecho.

Anestesia: de Mc. Farlane o epidural alta.


 
Fig. 33

 
Fig. 34
 
Es conveniente colocar una sonda uretral como guía, sobre todo en
tumores que se ubiquen en cercanías de la uretra.
Con tijera se extirpa totalmente el tumor (Fig. 35), si hay mucha
hemorragia se puede cauterizar químicamente con ácido
metacresolsulfónico o directamente trabajando con electrocauterio (Fig.
22).
Luego con catgut N° “0” suturamos la túnica albugínea y/o la mucosa
peneana.
Se coloca antibioterapia local y /o general.
 
Fig. 35

 
Uretromía en machos
Los machos bovinos pueden sufrir obstrucción uretral por cálculos. La
uretrotomía es la solución para salvar la vida del animal.
La misma consiste en provocar una fístula uretral permanente a la
altura de la arcada isquiática.
Se realiza con el animal en pie, con anestesia epidural baja y ayuda de
infiltración anestésica local. También se puede realizar la anestesia
con la técnica de Mund.
Se rasura la zona tomando como referencia la arcada isquiática hacia
abajo en su línea media (Fig. 1).
En este lugar se incide piel en una longitud de 5 cm y luego el tejido
conectivo hasta llegar a uretra. Se exterioriza la misma y se incide en
su cara ventral en forma longitudinal hasta llegar a su luz, momento en
que se producirá la evacuación de orina.
Luego se realiza la fijación de la uretra a piel, utilizando nylon Nº 40 ó
lino Nº 20 con un punto en "U" de cada lado, ingresando por piel,
atravesando toda la pared uretral para realizar el sentido inverso y
anudarse sobre la piel.
De este modo se logra una fístula uretral permanente.
 
Castración de machos con apertura de la túnica albugínea
Anestesia del cordón espermático.
Se toman los testículos con la mano izquierda y se realiza una incisión
en posteroventral del testículo que abarca piel y la túnica albugínea, de
este modo se exterioriza el testículo (Fig. 36).
Luego se empuja la bolsa testicular hacia arriba, hasta que se hace
visible el mesorquio, el que se perfora con el dedo y se escinde la
inserción en ventral del testículo mediante bisturí (Fig. 37).
Después de este paso es posible desplazar más hácia arriba el escroto
y la túnica albugínea. Se procede luego a ligar el cordón espermático
con lino o nylon, y posteriormente se lo incide a 1-2 cm de la ligadura.
Si se trata de un animal grande es conveniente fijar la ligadura
atravesando el cordón espermático con aguja e hilo antes de realizar el
nudo.
Otra alternativa es utilizar la pinza emasculadora (Fig. 38).
Se realiza antibioterápia local.
 
Fig. 36
 
Fig. 37

 
Fig. 38

 
Castración de machos sin apertura de la túnica albugínea
Esta técnica se justifica en animales adultos por el riesgo de
eventraciones postquirúrgicas debidas al mayor tamaño del canal
inguinal.
Consiste en realizar una incisión transversal del fondo de la bolsa
escrotal, respetando la túnica albugínea. Una vez retirada la piel se
presiona el testículo para que emerja de la incisión envuelto en su
túnica (Fig. 39).
Se tracciona fuertemente el testículo hasta lograr la aparición del
cordón espermático cubierto por la túnica. Se realiza la ligadura por
transficción (Fig. 40) y se secciona el cordón envuelto por la túnica.
 
Fig. 39

 
Fig. 40

 
Extracción de la vesícula seminal en el toro
Esta cirugía tiene su justificación solamente en aquellos toros de buen
valor que pudieran sufrir una vesiculitis unilateral por agentes no
transmisibles por semen.
No tenemos experiencia en esta técnica pero uno de los autores tuvo
la oportunidad de trabajar junto al excelente cirujano cubano
ProfesorArmando Cuesta Guillen con quien compartió la experiencia
que se muestran en las figuras adjuntas.
Se realiza anestesia epidural baja e infiltración local (Fig. 41) para
poder trabajar con el animal en pié.
La incisión vertical de aproximadamente 15 cm. en la fosa isquiorectal
incluye piel y tejido conectivo subcutáneo respetando los músculos
coccígeo y elevador del ano.
Por divulsión roma y digital se penetra en la cavidad pelviana
debridando la fascia visceral pelviana que cubre las vesículas
seminales (Fig. 42).
Concretado el paso anterior se podrá visualizar claramente la vesícula
seminal (Fig. 43).
Por medio de una pinza de Kotcher de aproximadamente 25 cm o por
medio de un ovariótomo (Fig.44), se procederá a fijar, traccionar y
extraer la vesícula correspondiente.
La técnica finaliza con sutura de tejido conectivo y piel.
Se realiza antibioterapia general por varios días.
 
Fig. 41

 
Fig. 42
 
Fig. 43

 
Fig. 44

 
BIBLIOGRAFIA
ALEXANDER,A.- Técnicas quirúrgicas en animales. Editorial
Interamericana - 1981.
AMSTUTZ H.E.- Bovine Medicine and Surgery Vol. II American
Veterinary Publications Inc. USA 1980.
ANMAN, K. - Métodos de sutura en Medicina Veterinaria. Editorial
CECSA- 1980.
BERGE, E. y WESTHEUS, M. - Técnica Operatoria Veterinaria.
Editorial Labor - 1978.
DIETZ, O. - SCHALTZ, F. - SCHLEITER, H. - TEUSCHER R. -
Operaciones y Anestesias de los Grandes y Pequeños Animales -
Editorial Acribia - Zaragoza - España 1978.
GARCIA ALFONSO, C. - Cirugía en los animales domésticos, Instituto
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KERSJESA.W.-NEMETH F.-RUTGERS L.J.E.-Atlas de cirugía de
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PLAJOTIN, M.B.- Manual de Cirugía Veterinaria Editorial Mir Moscú
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REBHUND, W. Enfermedades del ganado bovino lechero Editorial
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ROSEMBERGER, G. Enfermedades de los Bovinos-2 Tomos -
Editorial Hemisferio Sur S.A.-1983.
WALKER, D. y VAUGHAM, V. - Cirugía Urogenital del Bovino y del
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YRURZUN ESTRADA, C y VILLAMIL ROJAS, D Técnica Quirúrgica
Veterinaria Departamento de publicaciones del I.S.C.A.H.- La Habana
CUBA- 1991
 
Manual de anestesias y cirugías de bovinos:
Cirugías de los pezones
Publicado el: 9/11/2015
Autor/es: Oscar J. Garnero, Médico Veterinario, Prof. Tit. Cátedra de Cirugía General, Facultad de
Ciencias Veterinarias - Esperanza - U.N.L. Santa Fe - Argentina. Oscar R. Perusia, Médico Veterinario,
Prof. Tit. Cátedra de Enfermedades de los Rumiantes, Facultad de Ciencias Veterinarias - Esperanza -
U.N.L. Santa Fe – Argentina

Instrumental especial para pezones


Fig. 251
En la figura 251 se observa un grupo de instrumentos adecuados para
trabajar en pezones los que se pueden utilizar para lo siguiente:
a-Lanceta de Hug y
b- Bisturí de Steffen pueden ser útiles para seccionar lactolitos en el
interior del conducto del pezón, también para ampliar el conducto del
pezón.
c-Dilatador Suizo se utiliza para dilatar los conductos estrechos.
d-Dilatador de Hug: más que para dilatar este instrumento se puede
utilizar para atrapar pequeños lactolitos o papilomas en el interior de la
cisterna del pezón.
e-Pezótomo Danés de cuchillas ocultas: es útil para ampliar el esfínter
del pezón, mediante 3 cortes simultáneos en el canal estriado o
conducto del pezón.
f-Cucharilla de Ullner: esta se puede utilizar para curetear la cisterna
del pezón y de este modo eliminar fibrosis cicatrizales o papilomas.
Suturas de Pezones
En las siguientes figuras se muestran distintas alternativas para la
sutura de pezones. En la figura 252 se observa una sutura contínua
subepidérmica.
Las figura 253 muestra puntos simples horizontales y la 254 puntos
simples verticales, que entran y salen por el mismo borde logrando una
buena fijación de los bordes quirúrgicos.
La figura 255 presenta puntos simples verticales en “8” entrando y
saliendo por distintos bordes.
Fig. 252

 
Fig. 253

 
Fig. 254
 
Fig. 255

Heridas traumáticas de pezón


Las heridas traumáticas de pezón, incluidas las que afectan el
conducto, son todas solucionables quirúrgicamente, pero es condición
fundamental tomarlas no mas allá de las 24 horas de producidas. Se
observa que el pezón de la figura 256 tiene el esfínter externo
destruido, como así también parte del conducto
Las heridas traumáticas de pezón, incluidas las que afectan el
conducto, son todas solucionables quirúrgicamente, pero es condición
fundamental tomarlas no mas allá de las 24 horas de producidas. Se
observa que el pezón de la figura 256 tiene el esfínter externo
destruido, como así también parte del conducto 
 
Se trabaja con el animal en pie, sedado con xilacina y con anestesia
infiltrativa en la base del pezón.
 
Es conveniente utilizar un clamp intestinal o un tubo de Esmarch en la
base del pezón para trabajar “a blanco”.
 
Se lava y desinfecta la zona. Se coloca una cánula mamaria para que
nos sirva de guía.
 
Las heridas traumáticas, de ser necesario, se resecan y se transforman
en heridas quirúrgicas (Fig. 257).
Fig. 256

 
Fig. 257

 
Fig. 258
De estar incluida la mucosa del conducto, debe ser suturada,
solamente si la magnitud de la herida así lo aconseja; de lo contrario
pueden realizarse acercamientos de los bordes con una sutura
contínua tipo Surgette (Fig. 111) de la submucosa con catgut Nº ¨000¨
y aguja atraumática.
Las “lagunas” quirúrgicas (Fig. 258) deben corregirse con puntos
simples o continuos (Fig. 259 y 260).
Los planos cutáneo y muscular se suturan con hilo de lino Nº 80 ó
nylon Nº 30, realizando puntos en ¨U¨ verticales (Fig. 254), con ingreso
y egreso por el mismo borde. Iniciamos en piel a 6-7 mm del borde
derecho, salimos en la capa muscular cerca de la mucosa, ingresamos
en la capa muscular opuesta cerca de la mucosa y salimos por piel a 6-
7 mm del borde izquierdo. Continuamos ingresando a 2 mm del borde
izquierdo y salimos a la misma distancia del borde derecho anudando
los cabos (Fig. 261).
Fig. 259
 
Fig. 260

 
Fig. 261
Con esta sutura logramos un buen enfrentamiento de los labios de la
herida; en este caso no se suturó el esfínter externo (Fig. 262).
También se pueden utilizar puntos separados en "8" (Fig. 255).
Fig. 262

 
Fig. 263
Durante la sutura se agregan antibióticos en forma tópica.
Al finalizar se retira el clamps de la base del pezón y se verifican las
posibles filtraciones. Debe indicarse la supresión temporaria del ordeñe
sólo del cuarto afectado, por unos 10 días, previa instilación de una
dosis antibiótica intramamaria (penicilinaestreptomicina 2.4 millones). A
los 10 días se retiran los puntos y se comprueba el estado de la herida
(Fig. 263). De ser necesario puede continuarse con la supresión del
ordeñe con nuevas aplicaciones de antibióticos intramamarios.
Corrección de la úlcera del extremo del pezón (grano negro)
Esta úlcera (Fig.264) provoca dificultad en él ordeñe y por lo general es
causa predisponente de mastitis clínica.
El tratamiento de la misma consiste en realizar la supresión temporaria
de ordeñe (ver heridas traumáticas de pezón) y colocar una cánula
semipermanente de pezón (Fig. 265).
Fig. 264

 
Fig. 265
El objetivo de la colocación de estas cánulas es prevenir la estenosis
por la obliteración del esfínter durante la cicatrización.
A pesar de que las cánulas están diseñadas para realizar el ordeñe
diario, no es conveniente indicarlo, ya que durante el retiro y colocación
del tapón rojo no suelen guardarse las reglas de asepsia y puede
terminar el proceso con una mastitis.
Se puede favorecer la cicatrización con ácido metacresolsulfónico,
pomadas cicatrizantes, polvos secantes, etc.
En casos extremos y como una última alternativa ante la oclusión del
canal estriado por procesos cicatrízales crónicos, puede optarse por la
amputación de la punta del pezón. La amputación se realiza
escindiendo totalmente el extremo del pezón, respetando si fuera
posible el esfínter interno.
De ser necesario, se puede intentar la esclerosis de la muscular, por
medio de una inyección de 0.1 ml de yodo povidona, que se puede
realizar con aguja y jeringa para tuberculina en 3 puntos equidistantes
periféricos al orificio del pezón. De este modo se intenta crear un
nuevo “esfínter” que retenga la mayor cantidad de leche entre ordeños.
Fig. 266

 
Fig. 267

 
Fig. 268

Extracción de lactolitos
Los lactolitos son formaciones duras constituidos por la coagulación de
las proteínas de la leche y la retención de minerales. Se los encuentra
de diferentes tamaños, generalmente redondeados, estando libres
dentro de la glándula mamaria (Fig. 266- 267 y 268).
Durante el ordeñe se desplazan hacia la cisterna del pezón ocluyendo
el esfínter e impidiendo la salida de la leche. Su extracción siempre
debe intentarse con la glándula mamaria cargada de leche, en caso
contrario se corre el riesgo de no lograr el descenso del o los lactolitos
desde la cisterna de la glándula.
Cuando los mismos no son excesivamente grandes se los pueden
eliminar de la siguiente forma:
Se realiza la sedación con 1 m de lxilacina . Inyectamos anestésico de
uso local en dos puntos periféricos al esfínter del pezón.
Ordeñamos manualmente hasta producir el descenso del lactolito a la
cisterna del pezón. En este momento conviene colocar un clamps
intestinal en la base del pezón para evitar que el lactolito vuelva a
introducirse en la cisterna de la glándula.
A continuación con una “pinza mosquito” introducida en el esfínter,
comenzamos a dilatarlo hasta lograr la expulsión del lactolito (Fig.
269).
Fig. 269

En caso contrario tratamos de tomarlo con la misma pinza. Toda esta


maniobra se debe complementar con la presión manual externa del
pezón, de tal manera de tener aprisionado al lactolito contra del
esfínter.
En pocos casos los lactolitos son tan grandes que no se puedan
eliminar por este método (Fig. 268). De ser necesario, con un bisturí
botonado de Hug y fijando el lactolito desde el exterior entre dos
dedos, se intenta seccionarlo en partes, facilitando así su eliminación.
Si no se logra la eliminación con estos métodos puede recurrirse a la
apertura del pezón y su posterior síntesis de acuerdo a las indicaciones
ya descriptas para heridas traumáticas del pezón (Fig. 270-271 y 272).
Fig. 270

 
Fig. 271

 
Fig. 272

Cirugía en el Parto
Publicado el: 28/1/2013
Autor/es: Dr. Oscar Garnero Dr. Oscar Perusia y Dr. Gustavo Rivas.

Una buena parte de la actividad clínica y quirúrgica del Veterinario


Buiatra está en relación al parto de la vaca.
Por esto es que debemos tener los elementos y conocimientos
disponibles para solucionar las patologías del parto.
 Un auxiliar fundamental es la anestesia epidural posterior o baja,
realizada en la unión sacro-coxígea o en 1ª y 2ª coxígea, con
lidocaína 2%, la dosis varía según el caso de 4 a 8 c.c. Esta
anestesia la usamos en la asistencia de partos distósicos, para
realizar episiotomías, sinfisiotomías, reducción de prolapso
vaginal y uterino, y en la cesárea para disminuir las
contracciones y así facilitar la operación.
 La episiotomía es una cirugía de utilidad en el parto asistido,
cuando la apertura vulvar es insuficiente, sobretodo en
vaquillonas. Con la episiotomía evitamos los desgarros vulvares,
que pueden ocasionar trastornos de la fertilidad futura. Se realiza
incidiendo la vulva en todo su espesor o sea de piel a mucosa,
en la posición horaria de 10y10, puede ser uni o bilateral; luego
de la extracción del ternero, suturamos.
 La sinfisiotomía es la apertura longitudinal de la pelvis a nivel de
la sinfisis pubiana, para permitir la extracción del ternero, en caso
de distocia por excesivo tamaño fetal.
La apertura de la sinfisis nos permite aumentar el diámetro de la
pelvis en 10 cm. Esta operación sólo puede realizarse en
vaquillonas de 24 a 26 meses de edad como máximo.
Se prepara la zona perineal y por debajo de la vulva, sobre la
línea media, se hace una incisión de 6 cm., se profundiza
seccionando los tejidos subcutáneos hasta llegar a la sinfisis; se
"marca" con el bisturí, se coloca el sinfisiótomo (instrumento
filoso con extremo triangular de 3cm y un mango de 65cm de
largo), un ayudante golpea el sinfisiótomo con una maceta o
martillo; se guía el instrumento con mano izquierda y se controla
con la derecha dentro de la vagina (es necesario llevar el ternero
hacia adentro del útero para tener espacio). Al ir golpeando el
sinfisiótomo, va avanzando hacia adentro y abriendo la sinfisis, al
llegar a los últimos 5cm, esta se abre realizando movimientos
laterales sin golpear. Luego de abierta la sinfisis, extraemos el
sinfisiótomo y traccionamos el ternero en la manera habitual. La
vaquillona debe permanecer "maneada" por 30 días.
 Cesárea: Es la operación más practicada por el veterinario
buiatra: 

1) INDICACIONES:
- Deformidades fetales
- Feto grande
- Vaca estrecha
- Luxación sacro-ilíaca
- Distocia difícil de corregir
- Cuello uterino estrecho
- Torsión uterina
- Feto enfisematoso
2) ELECCIÓN ABORDAJE:
Flanco izquierdo o derecho
Paramedianas:
- Vandesplasche
- Götze
3) ANESTESIA:
- Infiltración local.
- "L" Invertida
- Paravertebral: 1-2 y 4
- Epidural Lumbar
- Epidural Lombo-sacra
4) CAUSAS DE LA MUERTE:
- Partos laboriosos
– mucha tracción
- Feto muerto muchas horas
- Desgarros uterinos
- Hemorragias
- Enfermedades concomitantes
 
Cesárea Flanco Izquierdo
Se prepara el fanco izquierdo en la forma habitual. La podemos realizar
con el animal en pie o en decubito esterno-abdominal con el miembro
posterior-izquierdo llevado hacia atrás.
Realizamos la anestesia que puede ser una infiltración local, o
anestesia paravertebral de mano por debajo de las transversas
lumbares y la continuamos hacia abajo unos 35 a 40 cm. de largo.
Profundizamos la incisión, incidiendo todos los músculos en la misma
dirección; al llegar a la fascia del transverso y peritoneo, tomamos una
pinza y cortamos con tijera para entrar a la cavidad, terminamos el
corte en todo el largo con tijera acodada.
Al ingresar a la cavidad abdominal, apartamos el rumen hacia delante y
buscamos el cuerno uterino (es conveniente el uso de relajantes
uterinos como el Clembuterol, para facilitar la tracción); asimos la
pared uterina junto con un miembro del ternero y lo acercamos a la
incisión de la pared; incidimos el útero en su curvatura mayor y sobre
un miembro del ternero, evitando el ingreso de líquidos a la cavidad
abdominal. Procedemos ahora a la extracción fetal. Tomamos el útero
ed ambas comisuras con pinzas ruminales o de campo y lo exponemos
así para su sutura. La sutura más conveniente para el útero, es la
sutura de Utrecht.
Esta sutura fue ideada como resultado de investigaciones de la
Universidad de Utrecht, Holanda, en busca de mejorar la fertilidad de
las vacas a las cuales se realizaba operación cesárea.
Observaron que se producían adherencias a nivel de la sutura del
útero con los órganos vecinos, sobre todo en los nudos. Idearon esta
sutura para que quede escondida en la línea de incisión uterina.
Es una sutura no perforante. Se comienza a 2cm de la comisura
superior, entrando del lado izquierdo de adentro afuera, vamos a la
derecha y entramos de afuera adentro y anudamos; de esta forma el
nudo nos queda escondido; seguimos la sutura similar a la de Cushing,
pero inclinada de afuera adentro y de arriba hacia abajo. Seguimos de
esta forma hasta cubrir toda la incisión 2 cm. más.
El nudo final lo hacemos como al inicio, previo dejar un trozo de hilo
para anudar, o sea con dos puntos, uno de cada lado de la línea de
incisión. Al anudar, el nudo debe quedar escondido. Esta sutura
conviene realizarla con ácido poliglocólico No. 1 o 2.
Terminada la sutura, ubicamos el útero en la cavidad abdominal y
ponemos antibiótico. El cierre de la pared muscular lo hacemos con
una sutura tipo colchonero, tomando todos los planos musculares y el
peritoneo, es conveniente hacer una segunda sutura por encima tipo
surgete. La piel la suturamos con puntos simples en "U" o con agrafes.
 
Cesárea paramediana izquierda
Existen varias alternativas, pero creemos que la más utilizada es la
conocida como técnica paramediana según Göetze.
El animal es volteado sobre su lado derecho, con los miembros
anteriores hacia adelante y el posterior izquierdo hacia atrás.
Las alternativas de lograr una buena anestesia son varias, en general
preferimos la combinación ketamina con infiltración local. Puede usarse
premedicación con acepromacina para facilitar el manejo previo, el
volteo, la preparación del campo quirúrgico e incluso la infiltración local
antes de inyectar por vía endovenosa la ketamina.
Es importante destacar que es preferible no utilizar xilacina en las
cesáreas por el efecto ocitócico de esta droga, lo cual dificultará la
manipulación del útero.
Se prepara el campo quirúrgico cuyos límites principales son: en
caudal, la inserción del cuarto mamario anterior izquierdo; en ventral la
vena mamaria y un límite craneal constituido por el borde posterior
grueso del músculo cutáneo. En general este límite craneal debe ser
rebasado incidiendo parte del músculo debido a los edemas típicos de
las vaquillonas de primer parto que reducen el campo quirúrgico.
La incisión se inicia por debajo del pliegue de la babilla y se prolonga
hacia adelante todo lo necesario, aproximadamente a 4-5 cm. de la
vena mamaria y paralela a ella. Incidida la piel y por divulsión roma del
conjuntivo subcutáneo visualizamos claramente la fascia abdominal de
color amarillo fuerte. La fascia es incidida a bisturí en uno de los
vértices continuando con tijera acodada y evitando el músculo recto
abdominal. En este tiempo quirúrgico será necesario realizar la
separación de la fascia abdominal del músculo recto abdominal a 2 cm.
de su borde libre. Esta maniobra facilitará la síntesis de la pared
abdominal.
Ahora será necesario realizar un ojal a tijera sobre el músculo recto
abdominal en el centro de la herida y por divulsión digital se separan
sus fibras.
El plano siguiente constituido por la fascia interna del recto abdominal y
el peritoneo, es incidido a bisturí, continuando con tijera acodada en la
misma dirección. De esta manera ingresamos a la cavidad abdominal
donde nos encontraremos con el gran omento el que será desplazado
hacia delante tratando de aprisionarlo entre el rumen y la pared
abdominal izquierda .
Se inicia la búsqueda del útero, intentando tomar partes fetales como
un metatarso o un metacarpo según la presentación. Tratamos de
presentarlo sobre la herida abdominal, fijándolo en un ángulo con el
carpo/tarso y en el otro con el borde libre de la pezuña.
Lograda la presentación, efectuamos la incisión uterina,
preferentemente sobre la curvatura mayor del útero, lo más lejos
posible del cuerpo del útero. Para iniciar la incisión debemos
aprovechar las partes duras del feto (tarso, carpo, nudo, etc.).
De esta manera nos aseguramos estar en espacios intercotiledonarios
y evitaremos hemorragias innecesarias. La incisión se continúa a tijera
acodada siguiendo la dirección de la curvatura mayor del útero y del
largo necesario para permitir la extracción fetal. Esta dirección nos
garantiza que la herida uterina se realice sobre espacios
intercotiledonarios.
En este momento evitaremos en lo posible el ingreso de los líquidos
fetales a la cavidad abdominal y procederemos a la extracción del feto.
En algunos casos la flaccidez del útero (especialmente si se utilizó
previamente un tocolítico) nos permite tomar con pinzas de órganos los
vértices de la herida con la colaboración de un ayudante.
De esta manera una vez extraído el feto, el útero no quedará suelto en
la cavidad abdominal con el riesgo de volcar los restos de líquidos
fetales. De no ser posible la maniobra anterior, luego de lograda la
extracción fetal se tomará el útero por ambos vértices de la herida
exteriorizándolo.
Si no se produjo la deciduación espontánea, se intentará extraer la
placenta o por lo menos parte de ella para facilitar la sutura.
A partir del vértice más cercano al cuerpo del útero se inicia una sutura
de Cushing con catgut Nº 1-2 y aguja atraumática. Se higieniza la
serosa uterina, se desprenden los posibles coágulos y se reintroduce
en la cavidad abdominal. Se sugiere untar la herida del útero con un
antibiótico base oleosa, lo que evitará futuras adherencias.
Se procede al vaciamiento manual de los líquidos caídos en la cavidad
abdominal y se restablece al gran omento a su lugar si no se produjo
espontáneamente.
La síntesis de la pared abdominal comienza desde el vértice caudal por
medio de una sutura en guarda griega que incluye la fascia y el
peritoneo de ambos bordes, pero excluye al músculo recto abdominal.
Esta técnica provoca una sutura en eversión, muy fuerte y que una vez
finalizada puede ser reforzada con una sutura tipo Surgette sobre los
bordes, lo que garantiza su fortaleza.
Otra opción consiste en iniciar la sutura desde el vértice anterior de la
herida (dejando los cabos largos), también en guarda griega, que al
llegar al vértice posterior, sin anudar, vuelve sobre la cresta en
Surgette, finalizando el anudado con los cabos iniciales.
Luego es aconsejable realizar una sutura contínua, a puntos alejados,
del tejido subcutáneo para acercar los bordes de piel y evitar los
seromas tan frecuentes en estos casos.
La síntesis de piel es conveniente realizarla con puntos en "U"
separados.
Finaliza con antibioterapia general, prostaglandinas y oxitócicos.
 
Bibliografía:
- Roberts S.S. - (1979) - Obstetricia Veterinaria
- Garnero O. y Perusia O. - (2002) - Manual de Anestesias y Cirugías
del Bovino
- Vernher P - (1982) - La sinfisiotomía en la especie bovina.
- Walker y Vaughan - (1980) - Cirugía Urogenital del Equino y Bovino
- Turner Simón – Large Animal Surgery
 

Manual de anestesias y cirugías de bovinos:


Cirugías de Abdomen
Publicado el: 15/4/2016
Autor/es: Oscar J. Garnero, Médico Veterinario, Prof. Tit. Cátedra de Cirugía General, Facultad de
Ciencias Veterinarias - Esperanza - U.N.L. Santa Fe - Argentina. Oscar R. Perusia, Médico Veterinario,
Prof. Tit. Cátedra de Enfermedades de los Rumiantes, Facultad de Ciencias Veterinarias - Esperanza -
U.N.L. Santa Fe – Argentina
Punción de la cavidad abdominal
La punción de la cavidad abdominal se realiza por lo general con fines
diagnósticos.
Un lugar adecuado se encuentra 10 cm por detrás del apéndice
xifoides, a la derecha de la línea media, en un punto equidistante entre
el arco costal y la línea media (Fig. 101-1).
Por lo general esta maniobra no necesita anestesia, y se realiza con el
animal en pie.
En ese sitio se debe introducir una aguja 40/20 perpendicular a la
pared abdominal y con jeringa se aspira el líquido para su evaluación.
 
Fig. 101

 
Laparatomía exploratoria izquierda alta
Como su nombre lo indica se utiliza para explorar el abdomen por el
flanco izquierdo. Permite explorar por zona antero-izquierda: lado
izquierdo del rumen, retículo, bazo y diafragma; hacia atrás cavidad
pelviana, útero, vejiga y uréteres. En dorsal riñones, y continuando a la
derecha del rumen se puede explorar parte de: abomaso, librillo,
hígado, intestino delgado, ciego y colon replegado.
Esta cirugía se realiza con el animal en pie, si es posible aprisionado a
una tranquera, alambrado, manga, etc. Los bretes de ordeño tipo ¨a la
par¨ permiten buenas condiciones de trabajo.
Anestesia: Se debe sedar el animal con xilacina o
combinación xilacina-ketamina.
Se puede realizar infiltración tipo “L” invertida en el flanco o utilizar las
anestesias de conducción ya descriptas, técnicas de Magda,
Farquarson o epidural lumbar segmental.
Lavar, afeitar y desinfectar el flanco izquierdo.
La incisión cutánea de unos 20 cm de longitud se realiza de arriba
abajo a un través de mano por debajo de las apófisis transversas
lumbares, y a un través de mano por detrás de la última costilla (Fig.
102-1, 2 o 3).
Cada borde de piel puede tomarse con una pinza Backaus y
replegarse sobre la misma piel (Fig. 103), de este modo ampliamos el
campo operatorio.
Los planos musculares (músculos oblicuos abdominales externos e
internos) se seccionan en la misma dirección (Fig. 104), los vasos que
sangran se ligan o se les aplica hemostasia temporaria por
pinzamiento.
A continuación se divulsiona digitalmente el músculo transverso
abdominal lo que permitirá visualizar la fascia interna de este músculo
adherida al peritoneo. Este se incide con tijera acodada siguiendo la
misma dirección.
 
Fig. 102

 
Fig. 103

 
Fig. 104

 
Ahora se procede a la exploración de la cavidad abdominal antero-
izquierda introduciendo el brazo derecho; también con este brazo se
puede explorar parte del abdomen derecho. Luego con el brazo
izquierdo podemos explorar toda la sección posterior del abdomen.
 
Ruminotomía
La mejor zona de acceso del flanco izquierdo para realizar una
ruminotomía corresponde a su parte anterior (Fig. 102-1).
Pero si luego de la laparatomía exploratoria es necesario abordar
rúmen, también lo podemos lograr habiendo accedido por la parte
central del flanco (Fig. 102-2).
Ya en cavidad abdominal exteriorizamos el rumen digitalmente y con
pinzas Backaus lo fijamos a la piel en el vértice dorsal y ventral de la
herida cutánea.
De esta manera el rumen nos quedará exteriorizado y fijado (Fig. 105),
por lo que nos permitirá realizar una punción a punta de bisturí para
continuar la incisión con tijera acodada. El próximo paso será tomar
cada lado de la herida ruminal con una nueva pinza de Backaus para
provocar su eversión fijándola a la piel (Fig. 106). De tal manera los
contenidos ruminales vuelcan al exterior.

 
Fig. 105

 
Fig. 106

 
Teniendo tensados y evertidos los bordes ruminales se puede
introducir el brazo derecho que nos permitirá llegar hasta retículo y
gotera esofágica en busca de cuerpos extraños, malformaciones,
adherencias, etc. (Fig. 107).
 
Fig. 107

 
Fig. 108

 
Previo lavado de los bordes se comienza a suturar el rúmen (Fig. 108),
con una sutura contínua de Cushing (Fig. 109) ó Connell (Fig. 110) con
lino Nº 18-20 ó catgut Nº 2 y aguja atraumática 1/3 de círculo. No es
necesario una doble sutura.
 
Fig. 109
 
Fig. 110

 
Fig. 111
 
Fig. 112

 
Colocamos antibióticos locales en base oleosa, reintroducimos el
órgano a la cavidad e iniciamos la síntesis de la pared con una sutura
contínua tipo Surgette (Fig. 111) del peritoneo y la fascia profunda del
transverso del abdomen desde el vértice ventral. Para esta sutura se
utiliza catgut Nº 2-3 o nylon Nº 40.
Se continúan los planos musculares con puntos separados en "X" (Fig.
112). Durante la sutura vamos depositando antibióticos locales.
Una alternativa simplificada es obviar la sutura del peritoneo y la fascia
realizando solamente unos 5 ó 6 puntos en "X" que toman a todos los
planos de la pared, excepto la piel.
La sutura de piel nos permite elegir varias alternativas, desde la
síntesis con grampas metálicas (Fig. 113) hasta los puntos separados
en “U” (Fig. 114) o suturas continuas tipo Reverdin (Fig. 115). En
ambos casos el nylon monofilamento Nº 50-60 es considerado ideal.
Se realiza antibioterapia general. Las grampas metálicas y/o puntos se
retiran a los 12 días.
 
Fig. 113

 
Fig. 114

 
Fig. 115
 
Corrección de la dislocación abomasal izquierda
Existen diferentes técnicas quirúrgicas para intentar la reposición del
abomaso desplazado hacia la izquierda y luego fijarlo para evitar
recidivas.
Omentopexia caudoventral derecha
Con el animal en pie se realiza una laparatomía lateral derecha en el
tercio medio del abdomen (Fig. 116).
 
Fig. 116

 
Se introduce la mano izquierda protegiendo un trocar de pequeño
calibre, conectado a un tubo de goma largo cuyo extremo libre quedará
fuera de la cavidad abdominal. Se avanza por encima del intestino
delgado, el ciego y el colon replegado hacia la región caudodorsal del
rumen de tal manera de llegar a contactar la cúpula del abomaso
desviado (Fig. 125 A-1). Este se punciona con la aguja para evacuar el
gas acumulado. De esta manera reducimos su tamaño y facilitamos la
posterior maniobra de tracción hacia la derecha. Esta se realiza
introduciendo la mano izquierda siguiendo la pared abdominal derecha
en dirección craneoventral tomando la región pilórica del abomaso y/o
el ligamento gastroepiploico y traccionándolo hacia arriba. El objetivo
es lograr la reubicación del abomaso en su lugar (Fig. 125 D-2).
Al omento mayor se lo atrae hacia la herida cutánea para adosarle el
botón que lo fijará a la pared abdominal derecha por encima del
pliegue de la babilla. (Fig. 117).
La fijación se realiza con hilo de nylon Nº 50-60 y dos botones grandes,
uno quedará en el interior de la cavidad abdominal sobre la cara
interna del omento (Fig. 118) y el otro sobre la cara externa de los
planos musculares de la pared abdominal derecha inmediatamente por
encima del ángulo inferior de la herida cutánea. El botón externo se
dejará debajo de la piel (Fig. 119).
La síntesis de los planos musculares en este caso debe iniciarse por el
vértice inferior para dejar en primer término incorporado el botón de
sujeción subcutáneo. (Fig. 120).
Finaliza con antibioterapia general.
 
Fig. 117

 
Fig. 118

 
Fig. 119

 
Fig. 120

 
Abomasopexia retroxifoidea con apertura del flanco izquierdo
Con el animal en pie se realiza una laparatomía en el flanco izquierdo
en su tercio medio (Fig. 102-1)
La curvatura mayor de abomaso aparecerá por delante de la incisión,
entre la pared abdominal izquierda y rumen (Fig. 125A-1).
En la curvatura mayor del abomaso y tomando la seromuscular, se
realizará una sutura de fijación con nylon Nº 60, dejando los cabos
largos (1 mt).
Se enhebra uno de los cabos en una aguja recta y larga. Se procede a
desplazar la aguja enhebrada, cubierta con la mano derecha, hasta
llegar a la zona retroxifoidea derecha. Se perfora totalmente la pared
abdominal y un ayudante tomará, desde el exterior, la aguja
traccionando del cabo. Se procede de la misma manera con el otro
cabo.
Posteriormente con una aguja conectada a un tubo de goma se evacua
el gas acumulado en la cúpula abomasal. El cirujano continuará
empujando el abomaso hacia abajo tratando de ubicarlo en su lugar,
una vez logrado, el ayudante traccionará y fijara con un nudo los 2
cabos de nylon en la zona retroxifoidea.
Para el cierre de la pared abdominal ver ruminotomía.
Finaliza con antibioterapia general.
Abomasopexia por laparatomía retroxifoidea derecha
Se realiza la sedación con xilacina.
Se procede al volteo del animal colocándolo en decúbito lateral
izquierdo con sus miembros extendidos y fijados hacia arriba (Fig.
121).
Se realiza la anestesia por infiltración con anestésico de uso local en
una franja paralela al borde retrocostal derecho de 10 cm de ancho por
25 cm de largo, comenzando desde la zona retroxifoidea hácia atrás o
puede recurrirse a la anestesia epidural lumbo-sacra. Se ingresa a la
cavidad abdominal por una incisión paramediana derecha de 20 cm de
longitud que se inicia en el ángulo costal-retroxifoideo a 10 cm del
apéndice xifoideo, se dirije hacia atrás en dirección caudo-lateral
formando un ángulo de 35 grados con la línea media (Fig. 122-2).
Al ingresar a la cavidad abdominal nos encontraremos con parte del
abomaso, se realiza una incisión de 5 cm y se extrae todo el líquido y
aire que fuera posible.
La síntesis la realizamos con una sutura de Schmieden (Fig. 123) -
Lembert (Fig. 124).
Se reacomoda el abomaso llevándolo a su posición derecha y lo
fijamos con nylon monofilamento Nº 40-50 incluyéndolo a la síntesis de
la pared abdominal (Fig.122-3) con puntos en “X“ (Fig. 112) o puntos
reforzados.
La síntesis de la piel se puede realizar con nylon monofilamento Nº 40-
50 o lino Nº 18 con puntos en “U” (Fig. 114) o por medio de una sutura
contínua de Reverdin (Fig. 115).
Finaliza con antibioterapia general.
 
Fig. 121

 
Fig. 122

 
Fig. 123

 
Fig. 124
 

Abomasopexia percutánea retroxifoidea


Se realiza sedación con xilacina-ketamina e infiltración local de
Xilocaína o similar.
La técnica consiste en fijar el abomaso a la pared abdominal a la altura
de la zona retroxifoidea derecha (Fig. 122-3).
Efectuado el diagnóstico (Fig. 125 A), se procede al volteo del animal y
a la sujeción de los miembros anteriores y posteriores con cuerdas. Se
dejan largos los dos cabos de las cuerdas en manos de dos ayudantes,
uno de cada lado.
Se procede a colocar al animal en decúbito supino.
 
Fig. 125

 
El animal deberá ser volteado varias veces sobre su lado izquierdo y
vuelto a la posición decúbito supino hasta lograr que el abomaso se
ubique claramente en la zona retroxifoidea derecha, detectado por
auscultación-percusión combinadas, percibiendo una sonoridad clara
de características metálicas (“pink”) (Fig. 125 B-C).
Se prepara el campo quirúrgico que corresponde a una banda de 5 cm
de ancho por 8 cm de largo, a un través de mano de la línea media y a
10 cm por detrás del xifoides (Fig. 122-3).
Se infiltra localmente con anestésico y se procede a realizar un punto
de fijación con una aguja especial de medio círculo, de 18-20 cm de
longitud y ojal grande, tipo “de colchonero” (Fig. 126).
 
Fig. 126

 
Esta aguja permite enhebrar un trozo de 30 cm de “cinta hilera”
esterilizada. Tomando con toda la mano la mitad posterior de la aguja
se introduce con fuerte presión en dirección perpendicular a la pared
abdominal atravesando la piel, la fuerte túnica flava y el peritoneo en
un punto equidistante entre la línea media y el cartílago xifoide, a un
través de mano de cada referencia. Se mantiene la dirección de la
aguja para asegurar el ingreso al abomaso.
En este momento comienza a corregirse la dirección de la aguja para
hacerla emerger a 7-8 cm hacia caudal y paralela a la línea media.
Dado el tamaño de la aguja y su característica de “medio círculo”,
comenzará a emerger nuevamente por la piel antes de que ingrese el
ojal enhebrado con la cinta.
Finaliza el punto anudando los cabos con nudo de cirujano y dejando
los cabos largos.
Se puede repetir un segundo punto a unos 4 cm en lateral y más hacia
caudal para asegurar aún mas la fijación del abomaso.
En definitiva, el objetivo de esta técnica es provocar una peritonitis
circunscripta controlada, que provoque un plastrón peritoneal
adherencial entre el cuarto estómago, peritoneo y pared abdominal.
La técnica es muy sencilla y genera buenos resultados. Los puntos se
retiran sin dificultad a los pocos días ya que parte del material de
sutura es digerido por el jugo gástrico en su pasaje por el interior del
abomaso.
Corrección de la desviación abomasal derecha con y sin torsión
Con el animal en pie se realiza una laparatomía por el flanco derecho
en su tercio medio (Fig. 116).
Luego del ingreso a la cavidad abdominal, por palpación se trata de
determinar la posición del abomaso. La posición normal se puede
observar en la figura 127.
Las tres alteraciones posibles serán:
1-Desviación abomasal derecha: encontraremos el abomaso muy
dilatado con gas y líquido ubicado entre el colon y la pared abdominal
derecha (Fig. 128).
 
Fig. 127

 
Fig. 128
 
2-Desviación abomasal derecha con torsión a la
derecha: encontraremos elmismo cuadro, pero al seguir la pared
abomasal, se percibirá en la unión omaso-abomasal la torsión a la
derecha. Nos daremos cuenta de esta alteración ya que los pliegues
de la torsión se disponen de izquierda a derecha, en el sentido de las
agujas del reloj (Fig. 129).
3-Desviación abomasal derecha con torsión a la
izquierda: corresponde a lamisma descripción anterior con la diferencia
de que los pliegues de la torsión se disponen de derecha a izquierda
en el sentido inverso a las agujas del reloj (Fig. 130).
 
Fig. 129

 
Fig. 130
 
En las opciones 2 y 3 se debe evaluar la presencia de necrosis en la
zona de torsión lo que obviamente agravaría el pronóstico (Fig. 131).

 
Fig. 131

 
Para continuar con la cirugía en cualquiera de las tres opciones se
debe realizar el vaciado del abomaso. Existen diferentes técnicas para
esta maniobra, pero la que nos ha dado mejores resultados fue la
apertura mediante una pequeña incisión de 5 cm, se toman ambos
extremos de la incisión con pinzas Backaus ó mejor aún con pinzas de
órganos, se exterioriza el abomaso y se inicia el vaciado del órgano. Al
principio el vaciado se producirá espontáneamente, luego se lo debe
ayudar introduciendo la mano izquierda en el abdomen y dando
masajes a la pared abomasal. Se pueden extraer cantidades
importantes, 50 ó más lts de líquido.
Una excelente ayuda para completar el vaciado del abomaso (también
de rumen y líquidos peritoneales) consiste en utilizar el vacio de la
maquina de ordeñar, mediante la conexión de un tubo plástico grueso
a un tacho para leche (50 lts) a través de una tapa de doble ingreso. El
extremo libre del tubo se lleva en el interior de la mano para evitar la
succión de la pared abomasal.
Luego del vaciado se realiza una sutura doble de Schmieden (Fig.
123)-Lembert (Fig. 124).
Si existe torsión se acomoda el órgano girándolo en sentido inverso a
la misma.
Luego de estas maniobras el abomaso se ubicará espontáneamente
en su lugar.
Se sutura la apertura quirúrgica del flanco según las técnicas
descriptas en laparatomías (ver ruminotomía).
Finaliza con antibioterapia general.
Abomasotomía
Esta indicada para la extracción de cuerpos extraños del abomaso
(arena, pelos, egagrópilos, fitobezoarios, etc.) o para resolver úlceras
sangrantes.
Se debe colocar el animal en posición de decúbito lateral izquierdo,
con sus miembros extendidos y fijados hacia arriba (Fig. 121).
Se realiza la anestesia por infiltración con anestésico de uso local en
una franja paralela al borde retrocostal derecho de 10 cm de ancho por
25 cm de largo, comenzando desde la zona retroxifoidea hácia atrás o
puede recurrirse a la anestesia epidural lumbo-sacra. Se ingresa a la
cavidad abdominal por una incisión paramediana derecha de 20 cm de
longitud que se inicia en el ángulo costal-retroxifoideo a 10 cm del
apéndice xifoideo, se dirije hácia atrás en dirección caudo-lateral
formando un ángulo de 35 grados con la línea media (Fig. 122-2).
Al ingresar a la cavidad abdominal nos encontraremos con el abomaso,
el que se debe extraer para realizar la abomasotomía en su curvatura
mayor. Se extrae el contenido y luego cerramos con catgut Nº 2-3 ó
nylon monofilamento Nº 30 realizando una sutura doble de Schmieden
(Fig. 123) - Lembert (Fig. 124).
La síntesis abdominal se logra con nylon Nº 40-50, incluyendo todos
los planos en “X” (Fig. 112) o “U” (Fig. 114).
La piel puede suturarse con nylon Nº 40-50 o lino Nº 18 realizando
puntos en “U” o en forma contínua tipo Reverdin (Fig. 115).
Finaliza con antibioterapia general.
Enterectomía
Es una cirugía poco frecuente en el bovino. En los casos en que
debimos realizarla, la causa fue incarceración, intususcepción o vólvulo
intestinal.
La incarceración intestinal puede provocar una aguda obstrucción
intestinal o constricción y arresto de la circulación sanguínea de la
cavidad abdominal, o fuera de ella a través de una abertura natural o
adquirida (Ejemplo: hernia estrangulada, adherencias provenientes del
útero, ovario, retículo, etc.).
La intususcepción consiste en la invaginación de un segmento proximal
de intestino dentro de un segmento adyacente distal, llevando a un
cuadro de obstrucción intestinal aguda con arresto circulatorio (Fig.
132).
El vólvulo consiste en una torsión del intestino sobre su eje,
provocando un cuadro semejante al descripto anteriormente (Fig. 133).
 
Fig. 132

 
Fig. 133
 
Pueden existir otras causas que requieran de una anastomosis
intestinal, tales como cuerpos extraños, estenosis congénita,
perforaciones intestinales, etc.
La preocupación del cirujano ante la necesidad de realizar una
anastomosis será siempre la peritonitis por filtración o la estenosis. En
ambos casos las causas principales serán los defectos de sutura, por
lo que pondremos énfasis en la descripción de técnicas sencillas, que
pueden ser realizadas en condiciones de campo y que han demostrado
ser eficientes.
El éxito de la cirugía depende en gran medida de la precocidad del
diagnóstico, la asepsia, la elección del material y la técnica de sutura.
Se indica la laparatomía lateral derecha alta, y si el animal lo permite
se realiza con sedación para trabajar con el animal en pie (Fig. 116).
Las alternativas anestésicas son varias: epidural lumbar segmental,
infiltración del flanco en “L” invertida, anestesias de conducción, etc.
En todos los casos es aconsejable complementar con la anestesia del
bloqueo suprapleural de los nervios esplácnicos y del tronco simpático,
que facilita la tarea por la relajación y analgesia de los órganos
abdominales.
Ubicado el sector intestinal problema (Fig. 134 y 136) se procede a
desplazar el contenido hacia ambos lados por compresión digital
externa del intestino (Fig. 137). En el caso de la figura 135 se observa
la intususcepción producida en dicho intestino.
 
Fig 134.
 
Fig. 135

 
Inmediatamente se colocan dos clamps intestinales que delimitan la
porción a seccionar. Digitalmente se desplaza hacia fuera el poco
contenido intestinal que pudiera quedar y se colocan los otros dos
clamps intestinales a 3 cm de distancia (Fig. 138).
Se procede a ligar los vasos mesentéricos que irrigan el sector a
extirpar (Fig. 138) y se seccionan a tijera, el mesenterio y el intestino
entre ambos clamps (Fig. 139).
 
Fig. 136

Fig. 137

 
Fig. 138
 
Con solución fisiológica estéril se procede al lavado de ambos cabos
intestinales.
Puede recurrirse a la colocación de apósitos embebidos en solución
fisiológica tibia para mantener la humedad de los tejidos.
Las alternativas de síntesis son varias, describiremos dos de las
técnicas de sutura. En todos los casos es aconsejable el uso de
materiales persistentes o de lenta absorción, y que permitan un buen
anudado como el Dexon Nº 0, lino Nº 120,Terylene, etc.
La primera es la técnica término-terminal de Poth y Cold, que consiste
en realizar puntos separados iniciándolos en el lado mesentérico y con
la siguiente secuencia: ingreso por serosa a 5 mm del borde libre de un
lado atravesando hasta mucosa, ingreso a 1mmde la mucosa y hasta
la subserosa del mismo lado.
Del lado contrario se inicia el punto inverso, es decir se inicia en
subserosa y se sale por mucosa a 1 mm del borde, se reingresa en la
mucosa a 5 mm y se sale por serosa (Fig. 140 y 141).
 
Fig. 139

 
Fig. 140

 
Fig. 141

 
De esta manera al anudar la primer lazada se notará que los tejidos
incluidos en el punto se tornan pálidos lo que significa que la
microcirculación ha sido comprimida.
En este momento se procede a traccionar levemente de los cabos
hasta lograr que el hilo corte los tejidos más débiles como la mucosa y
la muscular manteniendo la fuerte estructura de las fibras colágenas.
En este momento los tejidos vuelven a su color normal y la lazada
queda incluida en los tejidos, lo que indica el restablecimiento de la
microcirculación. Se continúan con dos lazadas más de fijación y se
cortan los cabos.
Los puntos se repiten cada 4 mm. Normalmente se ven dificultados los
dos puntos finales que pueden hacerse simples y lo más cercanos
posible.
Se retiran los clamps y se verifican las posibles filtraciones (Fig. 142).
De existir, se agregarán puntos simples intermedios.
 
Fig. 142

 
Se continúa con la sutura del mesenterio a puntos separados con el
mismo material utilizado en la luz intestinal (Fig. 140).
Se lava con solución fisiológica y se lubrica el sector suturado con
soluciones antibióticas oleosas. Esta técnica se considera ideal en
intestinos de luz reducida (terneros).
La otra alternativa, algo más simple y que no tiene riesgos de estenosis
en animales mayores es la utilización de las conocidas técnicas de
suturas continuas para vísceras huecas de Schmieden (Fig. 123) y por
sobre ella, las invaginantes de Lembert (Fig. 124) o de Cushing (Fig.
109).
La síntesis de la pared abdominal se hará según técnicas ya descriptas
(ver ruminotomía).
Finaliza con ayuno y dieta líquida por 24 horas más la antibioterapia
correspondiente.
Amputación del recto prolapsado
Es una cirugía poco frecuente en el bovino. La técnica consiste en
realizar la sedación con xilacina y anestesia epidural baja para trabajar
con el animal en pie (Fig. 143).
Efectuada la higiene y antisepsia correspondiente se procede a realizar
a 3 cm del ano, dos puntos con hilo de lino Nº 20-22 en forma de cruz
dejando los cabos largos, éstos puntos sirven como guías y evitan el
reingreso del recto a la cavidad pelviana (Fig. 144 y 145).
 
Fig. 143

 
Fig. 144

 
Fig. 145

 
Una maniobra que favorece la cirugía es la de colocar un tubo rígido
lubricado con crema anestésica dentro del recto.
Se procede a la sección circular del recto a 1 cm de los puntos
guías.Acontinuación se toman con una pinza los hilos que se cruzan en
la luz del recto amputado, se los atrae hacia el operador y cortan.
Ahora disponemos el anudado de cada uno de los cuatro puntos
equidistantes sin cortar los cabos largos para mantener el recto fijado y
evitar su ingreso a la cavidad pelviana (Fig. 145).
Se continúa con la hemostasia correspondiente y finaliza la sutura con
puntos entrecortados cada 0.5 cm hasta cubrir la totalidad de la herida.
Se cortan los cabos largos de los puntos guías y sé reintroduce el recto
a su posición correspondiente.
Finaliza con antibioterapia y embrocación diaria con pomadas
antibióticas y anestésicas.
Corrección de la dilatación cecal con o sin torsión
Con el animal en pie se realiza una laparatomía por el flanco derecho
en su tercio medio (Fig. 116).
Se introduce la mano en la cavidad abdominal para evaluar la
dilatación cecal y si existe o no, torsión en la base del mismo.
En las siguientes figuras se aprecian las distintas presentaciones que
puede adoptar el ciego dilatado y en torsión.
En la figura 146 se presenta el vértice cecal hácia arriba y afuera del
gran omento.
En la figura 147 el vértice cecal esta hácia arriba y adentro del gran
omento y en la figura 148 se presenta el vértice hácia abajo y afuera
del gran omento.
 
Fig. 146
 
Fig. 147

 
Fig. 148

 
En color rojo de las siguientes figuras se marcan las zonas del ciego
que se pueden palpar por tacto rectal, para su diagnóstico. Se presenta
el ciego en su posición normal (Fig. 149), en la figura 150 se observa
dilatado y en el comienzo de la torsión. En la figura 151 se observa el
ciego con torsión a la derecha y en la figura 152 la torsión a la
izquierda.
 
Fig. 149

 
Fig. 150

 
Fig. 151

 
Fig. 152
 
El objetivo es exteriorizar el extremo del ciego; si ésto no fuera posible
por estar muy timpanizado se debe realizar la evacuación del gas
mediante una aguja conectada a un tubo de goma.
Exteriorizado el fondo cecal se realiza una pequeña incisión por donde
se lo evacua (Fig. 153 y 154).
La torsión, si existe, suele autocorregirse al momento de producirse el
vaciamiento del órgano, de lo contrario se la corrige manualmente.
Se sutura con nylon Nº 30 y técnica doble de Schmieden (Fig. 123) -
Lembert (Fig. 124) o también se puede realizar una sutura en “bolsa de
tabaco” (Fig. 155).
La síntesis de la pared del flanco se realiza según las técnicas ya
descriptas (ver ruminotomía).
Finaliza con antibioterapia general.
 

Fig. 153
 
Fig. 154

 
Fig. 155

 
Corrección de las hernias umbilicales
Las hernias umbilicales (Fig. 156) pueden ser adquiridas o de origen
hereditario. No es aconsejable usar para la reproducción, a los machos
y a las hembras que hayan padecido estas hernias.
Las particularidades anatómicas de las hernias son muy variadas por lo
que los procedimientos operatorios suelen cambiar en cada caso. El
contenido de epiplón, intestino, cuajar, incarceraciones, abscesos del
cordón umbilical, fístulas, etc. y sus posibles adherencias, con el
agregado del tamaño del anillo herniario pueden exigirnos la utilización
de diferentes técnicas.
Cuando no están complicadas resultan de fácil corrección.
 
Fig. 156

 
Corrección de la hernia umbilical por la técnica percutánea
En los casos de hernias pequeñas y no complicadas, se puede intentar
la corrección por la sutura percutánea del anillo herniario interno.
Para ello se debe disponer de una aguja de medio círculo de 18-20 cm
de longitud, la misma que se utiliza para la abomasopexia percutánea
retroxifoidea (Fig. 126).
Es conveniente que el animal este con ayuno previo de 24 horas.
Previa sedación y anestesia local infiltrativa o epidural lumbo-sacra,
colocamos al animal en decúbito supino, reponemos el contenido
herniario y el saco herniario interno y realizamos con nylon Nº 50 y
capitones o con cinta hilera, un punto en ¨U¨ (Fig. 63) tomando piel y
bordes del anillo herniario (Fig. 157 y 158).
Finaliza con antibioterapia general.
La eficiencia de la técnica suele ser del 50 %, pero por su sencillez,
justifica intentarla.
 
Fig. 157

 
Fig. 158

Corrección de la hernia umbilical con apertura del saco herniario


externo
La corrección quirúrgica con apertura del saco herniario externo es una
cirugía frecuente en los bovinos jóvenes y en general de fácil
resolución, siempre que el anillo herniario no sea exageradamente
grande y merezca la complementación con una prótesis.
Es conveniente que el animal este con ayuno previo de 24 horas.
Se procede a la sedación usando las drogas conocidas, siendo
aconsejable el uso de la combinación xilacina-ketamina.
Se complementa con anestesia epidural lumbo-sacra. Esta produce
una muy buena analgesia, miorrelajación abdominal e inmovilidad de
los miembros posteriores que favorecen la actitud postural necesaria
para la cirugía. De lo contrario puede recurrirse a la infiltración
anestésica local.
El animal es colocado en decúbito supino; esta posición se ve
favorecida en una mesa “tipo catre” de lona. En condiciones de campo,
se puede lograr una posición favorable sobre una mesa improvisada
con fardos de heno.
Lograda la anestesia se procede a la preparación del campo quirúrgico
con limpieza y antisepsia amplia.
Se inicia luego una incisión a bisturí de forma elíptica con los ángulos
hacia craneal y caudal que incluye solamente la piel, tratando de
respetar la cantidad suficiente para que luego nos permita cubrir sin
inconvenientes la herida.
Se continúa con divulsión roma a tijera o digitalmente. Puede recurrirse
a la ayuda de una gasa montada sobre el dedo pulgar, liberando el
colgajo de piel que será eliminado del saco herniario interno.
La divulsión continúa hacia la base del anillo herniario para liberarlo y
facilitar la futura sutura. Lograda esta divulsión y efectuada la
hemostasia necesaria, se procede a retorcer el saco herniario interno
en 360 grados, asegurándose previamente que no existe contenido
alguno y menos aún adherencias.
Se lo mantiene girado por medio de una pinza tipo clamps y se
procede a iniciar la sutura del anillo herniario (Fig. 159).
 

Fig. 159
 
Se inicia un punto con aguja traumática de medio círculo enhebrada
con lino Nº 14-16 ó nylon monofilamento Nº 50-60. El ingreso se hace
a unos 7 mm del borde del anillo herniario de un lado, atravesándolo
sin ingresar al abdomen. Se atraviesa el saco herniario interno y se
continúa con el lado contrario del anillo atravesando su pared desde la
cara interna. Se deja sin anudar.
La operación se repite las veces que sea necesario tomando los cabos
de cada punto con una pinza tipo Kotcher. Colocados todos los puntos
se comienza con el anudado correspondiente a cada uno de ellos.
De esta manera logramos invaginar el saco herniario interno y acercar
los bordes del anillo herniario provocando un cuadro adherencial que
evitará las recidivas.
En algunos casos el tamaño del saco herniario interno es tan
exagerado, que se recurre a su torsión y ligadura en su base,
eliminando el remanente externo.
En este caso la síntesis del anillo se puede realizar con puntos
recurrentes en ”U” horizontales invaginando manualmente el saco
herniario resecado hacia la cavidad antes de anudar todos los puntos.
La piel se puede suturar con puntos en “U” (Fig. 114).
Finaliza con antibioterapia general y dieta líquida por 24 horas.
 
Corrección de la hernia umbilical con prótesis obtenida de fascia
abdominal
Esta técnica es útil cuando el orificio herniario es excesivamente
grande.
Como prótesis se puede utilizar la malla de punto ondeado de
polipropileno o un trozo de fascia abdominal (túnica flava) que se
puede conseguir en matadero o directamente en “carnicerías” del corte
conocido como “vacío”.
La fascia debe prepararse con anticipación eliminando
cuidadosamente los restos de tejido conectivo, grasa o músculo. Es
aconsejable mantenerla sumergida en yodo povidona o amonios
cuaternarios diluidos en agua durante las 24 horas anteriores a su
utilización.
Se procede con la anestesia y posición del paciente en la misma forma
descripta para la técnica anterior. Una vez divulsionado el saco
herniario interno (eliminada la piel) se procede a separar el anillo
herniario del peritoneo, unos dos centímetros alrededor del anillo. De
esta manera preparamos mejor el campo quirúrgico para el implante de
la prótesis que deberá ubicarse entre ambos planos.
El saco herniario interno debe ser respetado salvo que se constaten
adherencias o procesos inflamatorios palpables en su interior.
En este momento se presenta el trozo de fascia y se recorta en forma
circular, semejante al anillo herniario pero unos dos centímetros más
grande que éste (Fig.160). La sutura de la prótesis se realiza con nylon
monofilamento Nº 40 o lino Nº 20.
Es conveniente colocar previamente en la prótesis 2 puntos en “U”
cuyos cabos quedarán sueltos para facilitar la finalización de la sutura
(Fig. 161).
Se comienza a colocar el implante de tal modo que el borde exterior de
la fascia contacte con la cara interna del borde del anillo herniario. Para
ésto, con aguja de medio círculo, se realizan puntos en “U”
horizontales. Entrando por el lado exterior del borde del anillo herniario,
se atraviesa la prótesis, se gira o retira la aguja para iniciar el recorrido
contrario. De esta manera se evita el ingreso a la cavidad abdominal.
De este modo con los puntos en “U” separados se va colocando el
implante hasta llegar al final (Fig. 161 y 162) en que tendremos que
enhebrar los cabos de los dos puntos que habíamos colocado
inicialmente en la prótesis y que ahora solamente atravesarán el anillo
herniario desde adentro hacia fuera.
Para la síntesis de piel tenemos varias alternativas, desde puntos
simples, en “U” separados (Fig. 63) hasta la sutura contínua tipo
Reverdín (Fig. 115).
Finaliza con antibioterapia general y dieta líquida por 24 horas.
 
Fig. 160
 
Fig. 161

 
Fig. 162
 
Biopsia hepática
La biopsia hepática puede ser necesaria para estudios diagnósticos y
de investigación. Si la muestra que necesitamos es pequeña, por
ejemplo para histopatología, la podemos obtener por un método
incruento mediante trocares especiales; si en cambio la muestra a
obtener necesita mayor tamaño (5gr) como la necesaria para investigar
residuos de compuestos organosfosforados, etc., se debe realizar un
laparatomía retrocostal derecha baja.
Biopsia hepática mediante trocar
Para esta técnica se pueden utilizar distintos instrumentos.
En la figura 163 se muestra la Aguja de Jhamshidi. La misma está
compuesta de cuatro piezas que se acoplan entre sí, además en su
extremo proximal presenta un cono para acoplar una jeringa con la
cual se realiza vacio que facilitará la obtención de la muestra. El lugar
de ingreso corresponde al 11º espacio intercostal derecho en su tercio
superior (a la altura del centro de la fosa paralumbar).
Previa sedación e infiltración con anestesia local, se realiza en piel una
pequeña incisión a punta de bisturí e introducimos la aguja en dirección
craneoventral, apuntando al codo izquierdo.
Atravesados los músculos intercostales, retiramos el mandril, y
continuamos penetrando con movimientos circulares para que el
extremo afilado de la aguja corte el tejido hepático. Ya penetrada
totalmente, acoplamos en la aguja una jeringa de 50 ml y mientras
aspiramos iniciamos el retiro lento de la aguja.
Se completa con antibioterapia parenteral.
 
Fig. 163

 
Biopsia hepática mediante laparatomía retrocostal derecha baja
Como se menciona en la introducción, esta técnica se utiliza cuando la
muestra hepática a obtener deber ser grande (5 gr). La hemos utilizado
para medir residuos en el hígado de ciertas drogas en su etapa de
experimentación. Con ésto se evita el sacrificio del animal tornando
menos onerosa la experiencia.
Se realiza la sedación con xilacina y luego la anestesia por infiltración
con anestésico de uso local en una franja paralela al borde retrocostal
derecho de 10 cm de ancho por 25 cm de largo, comenzando desde la
zona retroxifoidea hácia atrás o puede recurrirse a la anestesia
epidural lumbo-sacra.
También es conveniente realizar la anestesia suprapleural de los
nervios esplácnicos y del tronco simpático.
Se coloca el animal en un catre de cirugía en una posición intermedia
entre decúbito lateral izquierdo y decúbito supino.
Una vez preparado el campo quirúrgico, se inicia con bisturí una
incisión de la piel paralela al arco costal derecho, comenzando a unos
10 cm de la apófisis xifoide y extendiéndose hacia caudodorsal (Fig.
122-2).
Se profundiza la incisión a tijera divulsionando los planos musculares y
peritoneo hasta acceder a la cavidad abdominal.
Identificado el hígado se lo toma en su lóbulo derecho con dos pinzas
de anillas de goma (pinzas de órganos), se lo presenta en la abertura
quirúrgica y se obtiene, mediante dos cortes con tijera, la muestra de
forma triangular (2cm de lado), cuya base está en el borde libre del
hígado.
A la herida quirúrgica del hígado se le puede aplicar un trozo de malla
estéril Surgicel para evitar hemorragias.
Se debe aplicar antibiótico de base oleosa en el interior de la cavidad
abdominal.
La sutura peritoneal y abdominal se puede realizar con hilo de nylon Nº
40 tomando todas las capas juntas con puntos separados en "X" (Fig.
112).
La síntesis de la piel se puede realizar con nylon monofilamento Nº 40-
50 o lino Nº 18 con puntos en “U” (Fig. 114) o por medio de una sutura
contínua de Reverdin (Fig. 115). Se termina con antibioterapia general
por dos días.

Manual de anestesias y cirugías de bovinos:


Cirugías del aparato reproductor de la hembra
Publicado el: 15/4/2016
Autor/es: Oscar J. Garnero, Médico Veterinario, Prof. Tit. Cátedra de Cirugía General, Facultad de
Ciencias Veterinarias - Esperanza - U.N.L. Santa Fe - Argentina. Oscar R. Perusia, Médico Veterinario,
Prof. Tit. Cátedra de Enfermedades de los Rumiantes, Facultad de Ciencias Veterinarias - Esperanza -
U.N.L. Santa Fe – Argentina
Cesárea por el flanco izquierdo
Puede realizarse con el animal en pie o en decúbito esterno-abdominal
con el miembro posterior izquierdo dirigido hacia atrás. En esta
posición hay dos inconvenientes, que el animal tienda a caerse sobre
el lado izquierdo y que la herida no pueda completarse lo suficiente
hacia ventral, debido a la cercanía con el suelo.
No es recomendable trabajar con el animal en pie en casos de fetos
enfisematosos o parturientas agotadas o en toxemia.
En la elección de la anestesia podemos optar por cualquiera de las
variantes ya mencionadas, dependiendo si queremos trabajar con el
animal en pie o en decúbito.
Es importante destacar que es preferible no utilizar en las cesáreas por
el xilacina efecto ocitócico de esta droga, lo cual dificultará la
manipulación del útero.
La técnica consiste en realizar todos los pasos ya descriptos para la
laparatomía exploratoria (Fig. -4 y 5), anestesia, preparación del
campo, etc. En caso de decidir 1 trabajar con el animal en decúbito,
podemos optar por las anestesias epidural alta o epidural lumbo-sacra.
Se realiza una incisión amplia, que comienza en la unión de los tercios
dorsal y medio del abdomen. Esto es alrededor de dos traveses de
mano por debajo de las apófisis transversas lumbares, dependiendo
del tamaño del animal. La incisión se continúa verticalmente hasta la
mitad del tercio ventral del abdomen por 35 cm de largo, ésto es
aproximadamente a un través de mano por debajo de la altura del
pliegue del ijar (Fig. 1 2 -4 y ). Otra alternativa es realizar una incisión
oblicua paracostal que se inicia en el mismo punto de la anterior y
finaliza en el pliegue del ijar (Fig. -5).
 

Fig. 1
 
Fig. 2

 
Se continúa la profundización de la herida a tijera acodada en la misma
dirección y atravesando todos los planos. Se sugiere realizar
hemostasia por ligadura, sobre todo de la arteria circunfleja ilíaca, y por
pinzamiento del resto de los vasos.
Al llegar al plano profundo, fascia interna del transverso y peritoneo, se
tiene la precaución de realizar un ojal en el vértice superior de la herida
por donde se producirá el ingreso de aire al abdomen. Desde allí se
prolonga con tijera acodada hasta el vértice inferior.
Al ingresar al abdomen nos encontraremos con el borde posterior del
gran omento abdominal, él que normalmente se encuentra
edematizado y recubriendo parte del rumen y el útero. En este
momento tomaremos con la mano derecha el borde posterior de gran
omento y lo desplazaremos todo lo posible hacia adelante, dejándolo
aprisionado entre el rumen y la pared costal. De esta manera no suele
interferir en las maniobras siguientes.
Ahora iniciamos la búsqueda del útero, intentando tomar partes fetales
como un metatarso o un metacarpo, según la presentación, y tratamos
de presentarlo sobre la herida abdominal. En muchos casos este
tiempo quirúrgico se verá dificultado por el tono uterino, especialmente
en partos demorados o si hemos utilizado como xilacina sedante
(recordar su efecto tónico sobre el útero).
También este paso se verá dificultado si el feto se encuentra gestado
en el cuerno derecho. De todos modos una presentación mínima sobre
el campo quirúrgico puede lograrse antes de la apertura del útero para
evitar el volcado en la cavidad abdominal de los líquidos fetales.
Lograda la presentación, efectuamos la incisión uterina,
preferentemente sobre la curvatura mayor del útero, lo más lejos
posible del cuerpo del útero. Para iniciar la incisión debemos
aprovechar las partes duras del feto (tarso, carpo, nudo, etc.).
De esta manera nos aseguramos estar en espacios intercotiledonarios
y evitaremos hemorragias innecesarias. La incisión se continúa a tijera
acodada siguiendo la dirección de la curvatura mayor del útero y del
largo necesario para permitir la extracción fetal. Esta dirección nos
garantiza que la herida uterina se realice sobre espacios
intercotiledonarios. En este momento evitaremos en lo posible el
ingreso de los líquidos fetales a la cavidad abdominal y procederemos
a la extracción del feto. En algunos casos la flaccidez del útero (sobre
todo si se utilizó previamente un tocolítico) nos permite tomar con
pinzas de órganos los vértices de la herida con la colaboración de un
ayudante. De esta manera una vez extraído el feto, el útero quedará
exteriorizado evitando el riesgo de volcar hacia la cavidad abdominal
los restos de líquidos fetales. De no ser posible la maniobra anterior,
luego de lograda la extracción fetal se tomará el útero por ambos
vértices de la herida exteriorizándolo para iniciar la síntesis.
Si no se produjo la deciduación espontánea, se intentará extraer la
placenta o por lo menos parte de ella para facilitar la sutura.
A partir del vértice más cercano al cuerpo del útero se inicia una sutura
de Cushing con catgut Nº 1-2 y aguja atraumática. Se higieniza la
serosa uterina, se desprenden los posibles coágulos y sé reintroduce
en la cavidad abdominal. Se sugiere untar la herida del útero con un
antibiótico base oleosa, lo que evitará futuras adherencias.
Se procede al vaciamiento manual de los líquidos caídos en la cavidad
abdominal, y se restablece el gran omento a su lugar si no se produjo
espontáneamente.
La síntesis de la pared se realiza de acuerdo a lo ya descripto para
laparatomías en general (ver ruminotomía).
Finaliza con antibioterapia general, oxitócicos y prostaglandinas.
Cesárea paramediana izquierda
Existen varias alternativas, pero creemos que la más utilizada es la
conocida como técnica paramediana según Göetze.
El animal es volteado sobre su lado derecho, con los miembros
anteriores hacia adelante y el posterior izquierdo hacia atrás.
Las alternativas de lograr una buena anestesia son varias, en general
preferimos la combinación con infiltración local. Puede usarse
premedicación con ketamina acepromacina para facilitar el manejo
previo, el volteo, la preparación del campo quirúrgico e incluso la
infiltración local antes de inyectar por vía endovenosa la ketamina.
Es importante destacar que es preferible no utilizar en las cesáreas por
el xilacina efecto ocitócico de esta droga, lo cual dificultará la
manipulación del útero.
Se prepara el campo quirúrgico cuyos límites principales son: en
caudal, la inserción del cuarto mamario anterior izquierdo; en ventral la
vena mamaria y un límite craneal constituido por el borde posterior
grueso del músculo cutáneo (Fig. ). En general este 3 límite craneal
debe ser rebasado incidiendo parte del músculo debido a los edemas
típicos de las vaquillonas de primer parto que reducen el campo
quirúrgico.
La incisión se inicia por debajo del pliegue de la babilla y se prolonga
hacia adelante todo lo necesario, aproximadamente a 4-5 cm de la
vena mamaria y paralela a ella. Incidida la piel y por divulsión roma del
conjuntivo subcutáneo visualizamos claramente la fascia abdominal de
color amarillo fuerte.
 

Fig. 3
 
Fig. 4

 
La fascia es incidida a bisturí en uno de los vértices continuando con
tijera acodada y evitando el músculo recto abdominal. En este tiempo
quirúrgico será necesario realizar la separación de la fascia abdominal
del músculo recto abdominal a 2 cm de su borde libre (Fig. 4). Esta
maniobra facilitará la síntesis de la pared abdominal.
Ahora será necesario realizar un ojal a tijera sobre el músculo recto
abdominal en el centro de la herida y por divulsión digital se separan
sus fibras.
El plano siguiente constituido por la fascia interna del recto abdominal y
el peritoneo, es incidido a bisturí, continuando con tijera acodada en la
misma dirección. De esta manera ingresamos a la cavidad abdominal
donde nos encontraremos con el gran omento el que será desplazado
hacia delante tratando de aprisionarlo entre el rumen y la pared
abdominal izquierda (Fig.5 ).
 
Fig. 5

 
Fig. 6

 
Se inicia la búsqueda del útero, intentando tomar partes fetales como
un metatarso o un metacarpo según la presentación. Tratamos de
presentarlo sobre la herida abdominal, fijándolo en un ángulo con el
carpo/tarso y en el otro con el borde libre de la pezuña (Fig. 6).
Lograda la presentación, efectuamos la incisión uterina,
preferentemente sobre la curvatura mayor del útero, lo más lejos
posible del cuerpo del útero. Para iniciar la incisión debemos
aprovechar las partes duras del feto (tarso, carpo, nudo, etc.).
De esta manera nos aseguramos estar en espacios intercotiledonarios
y evitaremos hemorragias innecesarias. La incisión se continúa a tijera
acodada siguiendo la dirección de la curvatura mayor del útero y del
largo necesario para permitir la extracción fetal. Esta dirección nos
garantiza que la herida uterina se realice sobre espacios
intercotiledonarios.
En este momento evitaremos en lo posible el ingreso de los líquidos
fetales a la cavidad abdominal y procederemos a la extracción del feto
(Fig. 7).
 
Fig. 7

 
Fig. 10

 
En algunos casos la flaccidez del útero (especialmente si se utilizó
previamente un tocolítico) nos permite tomar con pinzas de órganos los
vértices de la herida con la colaboración de un ayudante.
De esta manera una vez extraído el feto, el útero no quedará suelto en
la cavidad abdominal con el riesgo de volcar los restos de líquidos
fetales. De no ser posible la maniobra anterior, luego de lograda la
extracción fetal se tomará el útero por ambos vértices de la herida
exteriorizándolo.
Si no se produjo la deciduación espontánea, se intentará extraer la
placenta o por lo menos parte de ella para facilitar la sutura.
A partir del vértice más cercano al cuerpo del útero se inicia una sutura
de Cushing con catgut Nº 1-2 y aguja atraumática. Se higieniza la
serosa uterina, se desprenden los posibles coágulos y se reintroduce
en la cavidad abdominal. Se sugiere untar la herida del útero con un
antibiótico base oleosa, lo que evitará futuras adherencias.
Se procede al vaciamiento manual de los líquidos caídos en la cavidad
abdominal y se restablece al gran omento a su lugar si no se produjo
espontáneamente.
La síntesis de la pared abdominal comienza desde el vértice caudal por
medio de una sutura en guarda griega (Fig. 8) que incluye la fascia y el
peritoneo de ambos bordes, pero excluye al músculo recto abdominal
(Fig. 9). Esta técnica provoca una sutura en eversión, muy fuerte y que
una vez finalizada puede ser reforzada con una sutura tipo Surgette
sobre los bordes, lo que garantiza su fortaleza.
Otra opción consiste en iniciar la sutura desde el vértice anterior de la
herida (dejando los cabos largos), también en guarda griega, que al
llegar al vértice posterior, sin anudar, vuelve sobre la cresta en
Surgette, finalizando el anudado con los cabos iniciales.
 
Fig. 8

 
Fig. 9

 
Luego es aconsejable realizar una sutura contínua, a puntos alejados,
del tejido subcutáneo para acercar los bordes de piel y evitar los
seromas tan frecuentes en estos casos.
La síntesis de piel es similar a la descripta para las laparatomías (ver
ruminotomía). Finaliza con antibioterapia general, prostaglandinas y
oxitócicos.
Sinfisiotomía pélvica pubiana
Está indicada para ayudar a producir el parto, sólo en vaquillonas
jóvenes, de escaso desarrollo. No es aplicable a vacas adultas.
La técnica consiste en separar quirúrgicamente la sínfisis isquio-
pubiana lo que permitirá un aumento del diámetro del canal pélvico de
unos 10 cm que facilitará el parto.
El procedimiento es simple, pero tiene el aspecto de demasiado
cruento para el propietario.
Debemos disponer del sinfisiótomo cuyas características se muestran
en las figuras 10 y 11.
Se realiza con el animal en pie y con anestesia epidural baja.
 
Fig. 10

 
Fig. 11

 
Luego de la toilette correspondiente en la zona perineal se procede a
realizar una incisión en piel de 6-7 cm de longitud que comienza debajo
de la vulva y se continúa hacia ventral exactamente por la línea media
para evitar tomar los vasos perineales. Se profundiza la incisión con
tijera hasta llegar al borde caudal del isquión siempre manteniéndonos
en la línea media (Fig. 12).
 
Fig. 12

 
Fig. 13

 
Se puede iniciar la sinfisiotomía con bisturí para marcar la zona de
apoyo del sinfisiótomo, se apoya el filo del mismo tomándolo con la
mano derecha. La mano izquierda esta colocada en vagina para
guiarlo. Un ayudante comienza a golpear el mango del sinfisiótomo con
una masa de madera de tal modo que vaya penetrando hacia craneal,
cortando la anfiartrosis pélvica (Fig. 13), este proceso es ayudado por
el cirujano realizado movimientos laterales del sinfisiótomo para ir
abriendo la incisión.
 
Fig. 14

 
De esta forma finaliza cuando quede el último cm de la parte craneal
del pubis (Fig. 14). Terminada la operación se procede a realizar el
parto, para lo que es conveniente colocar a la vaquillona en posición de
decúbito lateral, el miembro superior levantado que junto con la
tracción fetal producirán la separación pubiana.
Se termina con un punto en piel.
Antibioterapia general.
La vaquillona debe permanecer en piso de tierra en un espacio lo mas
reducido posible para que se mueva poco durante 10 días.
 
CIRUGIAS PERINEALES DE LA HEMBRA
Extirpación de tumores de vulva
Estos tumores son frecuentemente neoplasias de células escamosas,
por lo tanto pueden recidivar, pero al igual que los tumores de la zona
ocular suelen demorar 2-3 años en hacerlo (Fig. 15-16-17).
También pueden ser metástasis de estos tumores oculares.
 
Fig. 15

 
Fig. 16

 
Fig. 17

 
Se realiza sedación con xilacina
Anestesia epidural baja. Lavado y antisepsia de la zona.
La cola debe ser mantenida en elevación, fija o manualmente.
Se puede colocar un tapón de algodón en el recto para evitar que la
materia fecal nos complique durante el acto quirúrgico.
Los tumores suelen ser de forma y tamaño variable, sobre todo con
infiltraciones importantes en las paredes de la vagina. En general
deben incidirse periféricamente a bisturí profundizando luego por
divulsión roma con tijera y en forma cónica tratando de eliminar la
totalidad del tejido tumoral (Fig. 18). Este se diferencia claramente por
su consistencia firme, a diferencia de la laxitud de los tejidos sanos
circundantes.
Se sutura la herida con catgut Nº 1 realizando una sutura
subepidérmica tipo estética (Fig.21 ), de este modo se contactan
perfectamente los bordes ocultando el material de sutura y el nudo
(Fig. 19 20 22).
Se debe tener la precaución de no dejar lagunas quirúrgicas; ésto se
evita con algún punto de acercamiento en la profundidad de la herida.
Se aplica antibioterapia local.
 
Fig. 18

 
Fig. 19

 
Fig. 20
 
Fig. 21

 
Fig. 22
 
Corrección de desgarros vulvares y/o vaginales
En general estos desgarros son consecutivos a partos distócicos y
varían en cuanto a profundidad y tamaño. Los intentos de corrección
en el momento de producidos, en general terminan con infecciones de
las suturas, desprendimientos de los puntos, fistulizaciones, etc.
Nuestra experiencia nos indica que es preferible realizar las
correcciones una vez finalizada la cicatrización natural del desgarro.
Esto sucede normalmente a los 35 días de producido y coincide con la
finalización del puerperio fisiológico.
En este momento, los desgarros, cicatrizados por segunda intención,
suelen haber reducido su tamaño a menos de una cuarta parte del
original como consecuencia de la involución natural del aparato genital
femenino en el post-parto.
Luego de la sedación con se realiza anestesia epidural baja y se
prepara el xilacina campo quirúrgico. Se deben reavivar los bordes y/o
extraer la cicatriz fibrosa que pudiera haberse formado.
En estas circunstancias la síntesis mediante una sutura a puntos
separados o contínua con nylon monofilamento Nº 30 ó catgut Nº 1-2
resuelve el problema.
Esta estrategia es aconsejable también en los casos de episciotomías
practicadas durante el parto.
Corrección del desgarro recto-vaginal
Los desgarros rectovaginales (Fig. ) son secuelas clásicas de partos
distócicos en 23 los que no se recurre a la episciotomía. En ningún
caso es aconsejable intentar su reparación dentro del período
puerperal. Es preferible permitir y ayudar a la reducción de la
inflamación y la cicatrización que normalmente ocurre alrededor de la
quinta semana post-parto.
Es aconsejable trabajar con el animal en pie previa sedación con y
xilacina complementando con anestesia epidural baja.
Se realiza la higiene minuciosa del campo quirúrgico evitando el
ingreso de agua al recto. Luego se coloca un gran trozo de algodón
envuelto en gasa dentro del recto para evitar posibles complicaciones
durante la cirugía.
Realizada la antisepsia del campo quirúrgico procedemos a evaluar la
situación en lo referente a las adherencias que se produjeron entre la
mucosa vaginal, de color rosado pálido y la mucosa rectal, de color rojo
ladrillo.
A continuación procedemos a la separación de ambas mucosas a
bisturí, en lo posible sin profundizar demasiado sobre los tejidos
subyacentes.
Se continúa la divulsión a tijera en una profundidad de alrededor de 1
cm siguiendo la línea de corte. Esta divulsión roma puede verse
dificultada por la formación de tejido cicatrizal fibroso, que debe ser
incidido y en algunos casos extirpado para facilitar la futura sutura.
Finalizada la separación total de ambas mucosas se inicia desde
craneal a caudal una sutura con nylon monofilamento Nº 30-40, ó
catgut Nº 1-2 y aguja atraumática de medio círculo, a puntos
separados, con la siguiente secuencia: ingreso por mucosa vaginal del
colgajo izquierdo, egreso por la muscular y tejido conjuntivo
subyacente. Ingreso a la muscular y submucosa del colgajo del recto
izquierdo, pasaje al lado derecho de la muscular y submucosa rectal,
ingreso al colgajo derecho de vagina tomando toda la pared. En la luz
vaginal reingreso por el mismo colgajo tomando todas sus capas e
ingreso al colgajo izquierdo desde conjuntivo a mucosa. De este modo
nos quedan ambos cabos del lado izquierdo para anudar (Fig. ).
 
Fig. 23
 
Fig. 24

 
Esta sutura resulta difícil de explicar, pero puede comprobarse su
simplicidad en los esquemas adjuntos.
Una alternativa interesante y más rápida, es la de efectuar una sutura
contínua invaginante tipo Lembert o Cushing de la submucosa rectal
iniciada desde craneal a caudal.
Finalizado el cierre del recto, se inicia una sutura contínua tipo Surgette
sobre los bordes vaginales teniendo la precaución de incluir cada dos o
tres pasadas parte de la muscular del recto para evitar dejar lagunas
quirúrgicas.
En casos de desgarros muy profundos es aconsejable realizar estas
reparaciones en 2 tiempos, con intervalos de 3 semanas.
Finalizan con antibioterapia general
Reposición del prolapso de vagina y cuello uterino
Este prolapso no es frecuente, suele producirse en hembras gestantes
dentro del último mes de gestación. En nuestra experiencia los pocos
casos atendidos correspondieron a vacas adultas gestantes, con cervix
muy voluminoso, probablemente consecuencia de cervicitis crónicas
del período pregestacional (Fig. 25 - 26).
 
Fig. 25

 
Fig. 26

 
En general los animales se presentan en buen estado y en pie, por lo
que se realiza epidural baja evitando el uso de dado lo avanzado de la
gestación. Puede xilacina provocarse la sedación con ó . acepromacina
ketamina
Una vez lavados y desinfectados el cuello y la vagina, se procede a
reponerlos en su ubicación natural, acción que suele ser sencilla y que
se ve facilitada por la anestesia epidural.
La fijación del fondo de vagina al ligamento sacrociático y los músculos
glúteos por medio del botón de Johnson (Fig. 27-28-29) es la técnica
ideal.
 
Fig. 27

 
Fig. 28
 
Fig. 29

 
En la práctica rural éste es reemplazado por un método práctico y
sencillo.
Se prepara un rollo de venda de Cambric anudado a dos cabos largos
de nylon monofilamento Nº 60-70. Se enhebra uno de los cabos a una
aguja de sutura recta o mejor aún en forma de “S”, de 10-12 cm de
largo. Se introduce la aguja en forma oculta en la mano derecha del
cirujano, una vez llegado al fondo de vagina del lado izquierdo, se
perforan: la vagina, el ligamento sacrociático y los músculos glúteos
hasta emerger por la piel a la altura de la grupa por detrás de los
coxales (Fig. 30).
 
Fig. 30

 
Fig. 31
 
Se repite la operación con el otro cabo largo del hilo, emergiendo a
unos 2 cm del punto anterior. Luego de realizado este procedimiento
es conveniente asegurarse por tacto rectal que no ha sido atravesado
el recto con los hilos.
Comprobado esto, se anudan los cabos sobre un botón o un segundo
rollo de venda de “Cambric” (Fig. 31). De esta manera la vagina
quedará “suspendida” y fijada en la cavidad pelviana evitando la
recidiva. (1)
Los puntos se retiran al momento de producirse el parto.
En estos casos se aconseja inducir al parto si la gestación es lo
suficientemente avanzada para predecir con más certeza la fecha y
retirar los puntos.
(1) Nota: Esta técnica de la fijación de vagina en dorsal también es útil
para solucionar temporariamente las urovaginas que dificultan la
preñez.
En estos casos es aconsejable realizar la doble fijación, a la izquierda y
a la derecha. Los puntos se retiran una vez lograda la preñez de la
hembra en cuestión.
Reposición del prolapso total de útero
El prolapso total del útero (Fig. 32) suele ser una situación impactante
y de difícil solución si no se adoptan las medidas correctas. Teniendo
en cuenta esta premisa la reposición de un prolapso total de útero
puede resultar una tarea sencilla.
 
Fig. 32

 
Se realiza sedación con que a su vez favorece la contractura de la
musculatura xilacina uterina. A nuestro juicio en este momento es útil
inyectar un oxitócico por vía endovenosa para intentar reducir al
máximo el tamaño del útero.
La anestesia epidural baja resulta imprescindible.
Una vez realizada la anestesia, si la reposición se hará con el animal
en decúbito, será necesario lograr el “decúbito esterno-abdominal”, con
los miembros posteriores dirigidos hacia atrás. Esta actitud se logra
colocando una soga en cada miembro y manteniéndolas tensadas por
un ayudante, ó fijadas a un vehículo ubicado estratégicamente (Fig.
33).
 
Fig. 33
 
Fig. 34

 
Se procede a la higienización y antisepsia del útero y a la
secundinación manual si fuera necesario. Para el lavado es útil un
fuentón que evita el exceso de agua en el piso y su consecuente
complicación para la higiene del útero.
Para todas estas maniobras resulta muy útil un pequeño banquito
plegable de lona perforada, ideado por el Dr. Gustavo Rivas (Uruguay),
de aproximadamente 60 por 40 cm de superficie y 40 cm de alto (Fig.
34). Este se ubica entre los miembros extendidos del animal y permite
mantener al útero en una posición cómoda, por encima del nivel de la
pelvis y además por tener su superficie inclinada hácia adelante
permite una mas fácil reposición (Fig. 35 y 36).
 
Fig. 35

 
Fig. 36

 
De no disponer de este elemento, esta posición del útero se puede
lograr sosteniéndolo con un lienzo o plástico mantenido por dos
ayudantes. También puede ser sostenido en una posición semejante
por un ayudante con ambas manos bien extendidas.
Antes de iniciar el proceso de reintroducción, será necesario
contemplar la posibilidad que existan contenidos intestinales o de la
vejiga en el saco uterino. Ante la duda se puede realizar una incisión
en dorsal del cuerpo del útero y por inspección se comprueba la
posible existencia de órganos. De estar presentes intestinos o vejiga,
se agranda la incisión para permitir el ingreso de la mano y volverlos a
la cavidad abdominal. Realizamos una sutura contínua con catgut Nº 1-
2.
Es importante mantener elevada la cola para facilitar las futuras
maniobras.
Existen varias estrategias para lograr la rápida reposición del útero; la
más usada es lubricar con antisépticos o gel obstétrico y comenzar el
proceso desde la vagina y el
Otra alternativa, muy útil cuando se logra reducir notablemente el
tamaño, es iniciar el proceso desde la punta del cuerno por medio del
puño cerrado e intentando revertir al útero como si fuera un guante.
Una variable muy interesante es utilizar un pequeño plato “sopero”
como elemento romo que al ampliar la superficie de empuje, facilita
notablemente la reposición y evita las perforaciones que con frecuencia
se producen con los dedos del operador.
Lograda la reposición total del útero (Fig. 37), se deberá verificar que
no queden las partes dístales de los cuernos plegadas hacia la luz, ya
que serán posibles causales de recidivas.
Si el largo del brazo del operador no pudiera garantizar la posición
correcta del útero, puede complementarse la operación tomando una
botella de vidrio desde el cuello e introduciéndola en los cuernos para
completar el proceso.
 
Fig. 37

 
La operación puede finalizar en este paso con la cobertura antibiótica
correspondiente, o mediante la sutura temporaria de la vulva por
cualquiera de los métodos conocidos. Particularmente nos inclinamos
por el cierre temporario realizado con una aguja curva grande tipo
colchonero enhebrada con “cinta hilera” que permite realizar un punto
en “bolsa de tabaco”, dejando libre en ventral para que se pueda
eliminar la orina.
Amputación del útero prolapsado
Se realiza en casos extremos, cuando el útero se encuentra
necrosado, o muy desgarrado y su reposición generaría mayores
riesgos para la vida del animal; ésto suele ocurrir en vacas de cría
cuando el tiempo transcurrido del prolapso supera las 48 horas.
Se realiza epidural baja y sedación, previa evaluación del estado del
animal. En animales shockeados, hipovolémicos o pretoxémicos, no
deberíamos utilizar sedantes. Será conveniente restablecer
previamente la volemia y utilizar corticoides.
Una vez lavado y desinfectado el útero, se procede a verificar posibles
contenidos de asas intestinales o incluso de la vejiga dentro del saco
uterino invertido. Si fuera necesario se incide el cuerpo del útero en
dorsal para verificarlo.
En este momento pueden inyectarse oxitócicos por vía endovenosa
para intentar reducir al máximo el tamaño del útero. Es probable que
dado el estado del mismo no haya respuesta a esta medicación.
Luego se puede proceder a comprimir ambos cuernos con una venda
elástica de 15 cm de ancho o similar, iniciando el vendaje en tirabuzón
desde la punta del cuerno hacia el cuerpo del útero. Esta maniobra
tiene por finalidad reducir el tamaño del órgano prolapsado y reingresar
el mayor volumen sanguíneo posible a la circulación general.
El paso siguiente será realizar una ligadura compresiva con tubo de
Esmarch sobre el cuerpo del útero, inmediatamente después del
cervix. Es necesario realizar varias vueltas y anudar vigorosamente
dejando los cabos largos.
Se inicia la sección de la pared uterina a bisturí hasta incidirla
totalmente, se repone el muñón sin desprender la ligadura de Esmarch.
La ligadura de Esmarch generalmente es expulsada junto a restos
necróticos provocados por la compresión.
Finaliza con cobertura antibiótica parenteral.
Castración de hembras por vía vaginal
La castración de hembras bovinas accediendo por la vía vaginal es una
de las técnicas más difundidas para realizar esta cirugía.
Es conveniente que los animales se encuentren en ayuno de sólidos
por 24-48 horas.
Existen diversas formas de extirpar los ovarios utilizando diferentes
aparatos (estrangulador de cadena, efeminador, emasculador, etc.). En
las figuras y se 38 39 observan un tensor de vagina, un bisturí de hoja
oculta y un emasculador de Dutto.
 
Fig. 38

 
Fig. 39

 
Aquí describiremos la técnica de acceso vaginal dejando librado su uso
a la disponibilidad de instrumental que disponga el cirujano para la
extirpación ovárica.
Es conveniente realizar una anestesia epidural baja que nos facilita
mucho la operación, no obstante sabemos de colegas que realizan
castraciones en grandes rodeos sin realizar anestesia.
Debemos disponer de un recipiente con abundante agua y antisépticos
para mantener el instrumental y otra fuente de agua para el lavado de
las manos y la zona perineal.
Por lo general se trabaja en una manga, con el animal en pie y un
ayudante debe mantener la cola levantada.
La técnica consiste en realizar una pequeña incisión en el fondo dorsal
de vagina, perforando ésta y el peritoneo. La incisión se puede realizar
con un bisturí de hoja oculta o con un Perforador de Rudolf; esta
maniobra se puede ayudar con la Pinza de Albrechtsen (Fig. 40 y 41),
la cual esta diseñada especialmente para tomar el “hocico de Tenca” y
traccionarlo hacia afuera, para de este modo tensar el fondo de vagina
y facilitar la perforación.
 
Fig. 40

 
Fig. 41

 
La maniobra de perforación debe realizarse con un golpe enérgico y
corto para atravesar la vagina y el peritoneo. De realizarse muy
suavemente se corre el riesgo de que el peritoneo no se perfore y se
tienda a despegar de vagina, dificultando su incisión. También
debemos ser lo suficientemente cuidadosos en esta maniobra para no
perforar el recto.
Otra forma de realizar la incisión es ayudándose con un tensor de
vagina, aparato que por su forma curvada y su anillo grande terminal,
permite introducirlo en el “hocico de Tenca” y desde el exterior
tensionar la vagina hacia oral y ventral, permitiendo con el bisturí oculto
realizar la incisión sin riesgo de lesionar el recto.
A continuación se introduce la mano en la vagina y se pasan dos
dedos a través de la incisión, con los que se ubicará el primer ovario
para traccionarlo hacia la luz vaginal (Fig. 42), luego se introduce el
instrumento quirúrgico disponible ya sea para extirparlo (Fig. 43)
(demorar 1-2 minutos la apertura del instrumento para que se produzca
la hemostasia) o para colocarle un anillo de goma y volverlo a la
cavidad abdominal para lograr su atrofia. Se repite la operación con el
ovario del lado opuesto.
La extracción ovárica puede realizarse también utilizando una pinza de
Kotcher de 25 cm para lograr un tiempo de hemostasia y el corte con
una tijera Metzembaum del mismo largo.
 
Fig. 42

 
Fig. 43

 
Castración de hembras por el flanco
Para acceder a los ovarios desde el flanco, se prepara quirúrgicamente
el flanco izquierdo, se realiza anestesia local infiltrativa y se incide en la
parte posterior del flanco de arriba a abajo, en una longitud que permita
el ingreso de la mano del cirujano (ver laparatomía).
Realizada la apertura quirúrgica de todas las capas se introduce la
mano en busca de los ovarios, teniendo como referencia el útero que
se encontrará en el piso de la pelvis. Se procede a la extirpación de los
ovarios o a la colocación del anillo elástico según la disponibilidad de
instrumental (ver castración de hembras bovinas por vía vaginal). Se
realiza sutura de la pared abdominal según técnica (ver ruminotomía).
 
BIBLIOGRAFIA
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Interamericana - 1981.
AMSTUTZ H.E.- Bovine Medicine and Surgery Vol. II American
Veterinary Publications Inc. USA 1980.
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Editorial Acribia - Zaragoza - España 1978.
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REBHUND, W. Enfermedades del ganado bovino lechero Editorial
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WRIGTH, J. -Anestesia Veterinaria. Ed.Acribia. - 1958.
YRURZUN ESTRADA, C y VILLAMIL ROJAS, D Técnica Quirúrgica
Veterinaria Departamento de publicaciones del I.S.C.A.H.- La Habana
CUBA- 1991.
 
Manual de anestesias y cirugías de bovinos:
Cirugías de cabeza, cuello y torax
Publicado el: 12/1/2016
Autor/es: Oscar Jorge Garnero, Médico Veterinario, Prof. Tit. Cátedra de Cirugía General, Facultad de
Ciencias Veterinarias - Esperanza - U.N.L. Santa Fe - Argentina. Oscar R. Perusia, Médico Veterinario,
Prof. Tit. Cátedra de Enfermedades de los Rumiantes, Facultad de Ciencias Veterinarias - Esperanza -
U.N.L. Santa Fe – Argentina

CIRUGIAS
Las técnicas que describimos a continuación son las de uso frecuente
a campo; no es nuestra intención imponerlas. Tratamos de explicarlas
con la mayor sencillez y nos apoyamos en recursos gráficos anexos
para que su lectura resulte amena y de fácil interpretación.
Sabemos que hay otras opciones. Nuestra intención es presentar
alternativas que hemos practicado en condiciones de campo, en
diferentes circunstancias y con variados resultados.
Creemos que la mayoría de las técnicas pueden resultar exitosas,
dependen de la destreza, el conocimiento y la experiencia de quién las
aplica, recordando que “cada cirujano podrá valorar como la mejor
técnica, aquella que logre dominar”.
 
CIRUGIAS DE LA CABEZA, CUELLO Y TORAX
Colocación de la argolla nasal en el toro
Anestesia: infiltración local.
Fijación con cepo y bozal.
El lugar a perforar para la colocación de la argolla nasal en el toro se
encuentra entre la extremidad anterior del tabique nasal cartilaginoso y
la piel del morro, allí existe un intersticio relleno de tejido conjuntivo
laxo y revestido a ambos lados por la mucosa del vestíbulo nasal.
Si no se dispone de la pinza especial para la colocación de argollas se
puede perforar el lugar con un objeto punzante o también existen
argollas con un extremo afilado; en este caso se atraviesa con la
misma argolla, apoyando la punta en el lugar indicado y realizando
fuerza de empuje con toda la mano. Una vez atravesada la pared nasal
se arma la argolla y se la atornilla. Se pulveriza con antibiótico local.
Descorne (desmochado)
El desmochado es una práctica importante en las razas astadas para
facilitar el manejo de los animales adultos. Además cumple un requisito
estético importante en la mayoría de las razas lecheras y de carne.
Si bien es una operación realizada en gran escala por profanos, los
veterinarios somos requeridos en ciertas circunstancias para realizar
desmochados de animales adultos.
Es importante conocer las alternativas quirúrgicas para evitar las
típicas complicaciones tales como sinusitis, fracturas del hueso frontal
y hasta tétanos, consecutivos a los trabajos antihigiénicos y sin
hemostasia típicos de los profanos.
Anestesia: Se recurre a la anestesia del nervio cornual pudiendo
complementarse con una infiltración subcutánea en la cara posterior de
la base del cuerno. En animales adultos puede recurrirse también al
uso de sedantes con acción analgésica como la xilacina, que favorecen
la sujeción disminuyendo el dolor.
La técnica más sencilla es aquella que se realiza dentro del primer mes
de vida, cuando son palpables las “yemas” de los cuernos. En este
caso se utiliza un aparato eléctrico de los que hay varios modelos. En
la figura 46 se aprecia uno de dichos aparatos, el desmochador
eléctrico Buddex a batería recargable.
Cuando se utiliza este desmochador se sujeta al animal por medio de
un ayudante, ya sea de pie o en decúbito.
En condiciones de campo, nos ha resultado muy práctico utilizar un
“cepo” en forma de “Y” preparado de caño u obtenido por corte de una
rama gruesa de árbol de la forma y tamaño deseado. ( Fig. 47 )
 
Fig. 46

 
Fig. 47
 
Fig. 48

 
Una vez garantizada la sujeción (Fig. 48), se palpan las “yemas” de los
cuernos y se procede a depilar a tijera los pelos para una mejor
visualización. Luego se apoya con fuerza el aparato hasta lograr la
cauterización del área periférica de los cuernos que toman un color
cobre tostado, indicio de que se ha logrado una cauterización suficiente
para evitar el crecimiento del cuerno.
Otra alternativa que también puede realizarse dentro del período lechal
o inclusive en edades de hasta 6 meses, es la de seccionar el botón
córneo o el cuerno ya formado con una gubia (Fig. 46) o cuchillo corto
bien afilados. Una vez desprendido el cuerno se procede a la
cauterización cuidadosa con “hierros calientes” hasta controlar la
hemorragia (Fig. 52).
En animales medianos puede recurrirse a la descornador de Barnes
(Fig. 323) y en los adultos con cuernos de grueso calibre al
descornador tipo Keystone (Fig. 46 y 50) o directamente al descorne
por medio de una sierra de Liess o sierra de arco (Fig. 49 y 51). Lo
importante en cualquiera de los casos es resecar parte de la piel
circundante del cuerno para garantizar que no habrá crecimiento
futuro. En todos los casos la mejor hemostasia es la que se logra con
cauterización a “hierro caliente”.
En general no existen complicaciones importantes, salvo en los casos
de animales adultos con cuernos de grueso calibre que permiten la
exposición al aire de los senos frontales. En estos casos, una vez
controlada la hemorragia, puede ocluirse el agujero con gasa
embebida en antisépticos y pomadas cicatrizantes o polvos secantes,
etc. En pocas semanas se cubrirá la herida por el crecimiento de la piel
periférica.
 
Fig. 49

 
Fig. 50
 
Fig. 51

 
Fig. 52
 
Extirpación del tumor de tercer párpado
En la mayoría de los casos es una neoplasia de células escamosas
(Fig. 53), razón por la que son frecuentes las recidivas a los 2-3 años.
También pueden ser metástasis de los tumores de vulva (Fig. 178-179
y 180).
La cabeza del animal debe estar sujeta con cepo y bozal ó mocheta.
Realizada la sedación y anestesia elegida, debe complementarse con
la infiltración de la base del tercer párpado.
Con una pinza de Kotcher curva se toma el tercer párpado lo mas
cerca posible de la base (Fig. 54). Se extirpa gran parte del tercer
párpado, incluyendo su base cartilaginosa (Fig. 55). Se espera unos
minutos hasta lograr la hemostasia. Finaliza con antibióticoterapia
local.
 
Fig. 53

 
Fig. 54
 
Fig. 55

 
Extirpación del Tumor esclerocorneal
Este tumor se ubica sobre la línea esclerocorneal (Fig. 56 y 57), por lo
general es una neoplasia de células escamosas, pero si se lo extirpa
correctamente no suelen producirse recidivas.
 
Fig. 56
 
Fig. 57

 
La cabeza del animal debe estar sujeta con cepo y bozal ó mocheta.
Se debe realizar sedación y las técnicas anestésicas del nervio
aurículo palpebral y de Peterson.
 
Fig. 58
 
Lograda la anestesia, si es necesaria, se puede producir la ptosis del
globo ocular con la ayuda de la anilla de una tijera grande que servirá
para fijarlo durante la cirugía. Se realiza la extirpación cuidadosa del
tumor, incluyendo un buen raspado del lecho tumoral, que ocupará
parte de la córnea y la esclerótica (Fig. 58). Para esta maniobra es
conveniente tomar un trozo de hoja de bisturí con una pinza
hemostática (Fig. 59).
 
Fig. 59

 
Finaliza con antibioterapia local y parenteral, sobre todo tetraciclinas
por su buena concentración en el fluido lagrimal.
En la figura 60 se puede observar el tumor extirpado y su zona de
adherencia (a).
En la figura 61 se nota la pequeña mancha cicatrizal que a quedado 30
días después, ambas corresponden a la vaca de la figura 57.
 
Fig. 60
 
Fig. 61

 
Extirpación del globo ocular
La cabeza del animal debe estar sujeta con cepo y bozal ó mocheta.
Previo afeitado y desinfectado de la zona peripalpebral se procederá a
realizar la técnica anestésica elegida.
Se incide la piel en forma paralela y a 1 cm de ambos bordes
palpebrales. La incisión debe llegar hasta la submucosa de la
conjuntiva palpebral. A partir de aquí se debe divulsionar con tijera
curva de punta roma, de esta forma se van separando el globo ocular
de sus órganos vecinos (cápsula de Tenon, glándula lagrimal y
músculos). Siempre traccionando toda la estructura a eliminar se llega
a la última unión anatómica, el nervio óptico y la arteria central de la
retina. Aquí pueden seguirse dos caminos: el primero colocando una
pinza de Kotcher lo más cerca posible del agujero óptico y luego
seccionando a tijera, (puede o no ligarse). Otra alternativa es seccionar
a tijera sin hemostasia, ésto provocará una profusa hemorragia que se
contiene con torundas a presión, embebidas en soluciones de ácido
metacresolsulfónico (Fig. 62).
Luego se puede introducir un trozo de gasa en "zig-zag" embebida en
antibióticos o solución de ácido metacresolsulfónico. Se suturan ambos
bordes palpebrales con puntos separados en “U” y capitones (Fig. 63),
dejando una pequeña abertura en el ángulo anterior por donde saldrá
el trozo de venda (Fig. 64).
De lo contrario podrán suturarse perfectamente los párpados con la
técnica descripta para luego llenar la cavidad neoformada con solución
de ácido metacresolsulfónico al 10 % cómo coagulante.
Se aplica antibioterapia general y se retiran los puntos a los 14 días
(Fig.65).
 
Fig. 62

 
Fig. 63

 
Fig. 64
 
Fig. 65

 
Vaciamiento del globo ocular
Con cierta frecuencia la queratoconjuntivitis infecciosa deja secuelas
que finalizan con ceguera definitiva. La gravedad de las lesiones de la
córnea, especialmente el queratocono (Fig. 66), la esclerótica, la
conjuntiva e incluso las estructuras internas del globo ocular deben ser
evaluadas y en muchos casos justifican el vaciamiento del globo
ocular, cirugía que resulta más sencilla y menos traumática que la
enucleación.
La cabeza del animal debe estar sujeta con cepo y bozal ó mocheta.
Se realizan las anestesias del nervio aurículo palpebral y la de
Peterson que facilita la ptosis del globo ocular.
Se procede a realizar una incisión circular a bisturí en la esclerótica
muy cerca de la unión esclerocorneal. Luego puede continuarse a tijera
hasta llegar a la cámara anterior del ojo.
Por presión se produce el vaciamiento las estructuras internas del ojo,
incluido el cristalino.
La cavidad se lava con soluciones antisépticas y luego se procede a la
síntesis con nylon Nº 20 ó catgut Nº“0” (Fig. 67 y 68).
Finaliza con antibioterapia local y parenteral.
 
Fig. 66

 
Fig. 67

 
Fig. 68
 
Traqueotomía
En general es una cirugía de urgencia que se realiza en casos de
obstrucciones agudas de fosas nasales, laringe o traquea craneal.
También puede estar indicada para aliviar obstrucciones crónicas de
las vías superiores junto al tratamiento específico, o en los casos en
que se debe efectuar alguna cirugía de las fosas nasales. En este caso
suele realizarse una traqueotomía temporaria.
Los traqueotubos pueden fabricarse con trozos de caños PVC que ya
vienen curvados y hay de distintos diámetros (Fig. 69) según el tamaño
del animal (los mismos se utilizan en las “curvas” de las cañerías que
contienen los cableados eléctricos).
A dichos tubos hay que abrirles una ventana (Fig. 70) la que facilitará
el paso del aire por las vías respiratorias altas. También se les deben
realizar 2 pequeños orificios en el extremo que quedará en el exterior
para fijarlo a la piel.
 
Fig. 69
 
Fig. 70

 
La técnica puede practicarse con el animal en pié, aprisionado a un
cepo y con una mocheta en los ollares que permita elevar al máximo la
cabeza. En casos de urgencia y ante el riesgo de que un animal con
disnea severa se caiga en la manga, es preferible trabajar en posición
de decúbito lateral derecho.
El área quirúrgica es la unión del tercio proximal y medio del cuello,
anillos traqueales 4to.a 6to., en la línea media ventral (Fig. 71).
Preparado el campo operatorio con el rasurado y la desinfección
correspondiente se procede a realizar una infiltración local con
Xilocaína.
 
Fig. 71

 
Luego se inicia una incisión longitudinal de piel en la línea media
ventral y a la altura de los anillos traqueales correspondientes (4to. a
6to.). Al ingresar al subcutáneo nos encontraremos con el músculo
cutáneo y sus fascias, los que serán debridados a divulsión roma hasta
localizar los dos músculos esternohioideos unidos por su rafe medio
muy visible (Fig. 72). Se divulsionan a tijera estos dos músculos y
exponemos la traquea (Fig. 73).
 
Fig. 72

 
Fig. 73

 
Por medio de separadores se toman los músculos y la piel, ampliando
así la visualización de la tráquea, y con una pinza de Backaus
colocada en un anillo traqueal se presenta la tráquea (Fig. 74) y se
procede a amputar dos emisecciones de los anillos 4to. y 5to (Fig. 75),
provocando así una ventana en ventral de la traquea que permitirá la
colocación del traqueotubo elegido (Fig. 76).
 
Fig. 74

 
Fig. 75

 
El traqueotubo será fijado a la piel por medio de dos puntos utilizando
las perforaciones realizadas previamente en el mismo (Fig. 77).
 
Fig. 76
 
Fig. 77

 
Finaliza con antibioterapia general y limpieza diaria de la herida y el
traqueotubo, asumiendo que los primeros días las secreciones
provocaran obstrucciones parciales que deberán mantenerse bajo
control. La extracción del traqueotubo al tiempo debido permiten que la
herida traqueal y de piel cicatricen por segunda intención.
Canalización de la vena yugular
La canalización de la vena yugular es útil para la administración de
cantidades importantes de líquidos; ésto frecuentemente es necesario
en los terneros deshidratados.
Para la canalización es necesario un catéter K32 (nasoesofágico para
bebé) y una aguja trocar de 3-4 mm de diámetro (agujas para
implantes de microchips o agujas para implantes de pastillas
anabólicas).
Para lograr un primer punto de fijación del catéter lo pasamos por
subcutáneo en el cuello a través de la aguja-trocar (Fig. 78 -A). 

Fig. 78

 
Fig. 79

 
Fig. 80
 
Fig. 81

 
Fig. 82

 
Luego con la aguja se canaliza la vena yugular (Fig. 79 y 80),
posteriormente se introduce el catéter 20-25 cm (Fig. 81) y por último
de retira la aguja de la vena (Fig. 82). De este modo quedará colocado
sólo el catéter en forma intravenosa a la cual se le acoplará un sistema
perfus para líquidos.
Para asegurar aún más el catéter a la piel durante la permanencia del
ternero en pie y con cierta libertad de movimientos, atado a una estaca,
se procede de la siguiente manera: se envuelve el catéter con un trozo
de cinta adhesiva ancha en su porción previa al ingreso del
subcutáneo, de tal modo que la tela adhesiva quede como la tapa y
contratapa de un libro y el catéter sea el “lomo” del mismo. Luego con
una aguja hipodérmica descartable tipo 40/8 se atraviesa la tela
adhesiva y la piel. Con una pinza se dobla la aguja estilo gancho y de
este modo el catéter quedará con una segunda fijación a la piel (Fig.
83-A).
 
Fig. 83

 
Posteriormente se toma el catéter con un elástico blando (puede ser
una sucesión de banditas elásticas) de aproximadamente 1 mt. de
longitud (Fig. 83-B) y se lo fija arriba del ternero. Este sistema
mantendrá siempre en alto el catéter evitando su enredo en el ternero y
permitiéndole libertad de movimientos.
Toracocentesis
La toracocentesis es una maniobra poco frecuente. De hecho es una
prueba semiológica complementaria útil para el diagnóstico, que puede
convertirse en terapéutica de algunas enfermedades que colecten
líquidos entre ambas pleuras; como por ejemplo en linfosarcomas,
pleuresía primaria o secundaria, abscesos pulmonares, traumatismos
torácicos provocados por fracturas costales o migración de cuerpos
extraños reticulares que atraviesan el diafragma.
La sospecha de líquido pleural se puede determinar por auscultación-
percusión y la colecta suele ser unilateral.
El lugar ideal para la punción es el 5º espacio intercostal derecho en su
tercio inferior. En caso de ser necesaria la punción izquierda, ésta debe
realizarse en el 6º espacio intercostal. En ambos casos se depilará y
desinfectará convenientemente la zona de punción (Fig. 84).
Puede ser necesario sedar al animal, si su estado lo permite, y realizar
una infiltración local con anestésico de uso local.
Se pueden utilizar desde agujas calibre 18, preferentemente con
mandril, hasta un trocar calibre 50. La longitud necesaria es de 5 a 10
cm.
Si se utiliza un trocar, se debe realizar una pequeña incisión a punta de
bisturí y luego ser muy cautos durante la maniobra de introducción
hasta atravesar la capa muscular y la pleura parietal.
Ya en el espacio pleural obtendremos líquido para su evaluación
diagnóstica (Fig. 85).
Se pueden realizar lavajes con solución fisiológica y antibióticos. Si
utilizamos un trocar se puede introducir y dejar colocada una sonda
fenestrada temporaria fijada con un punto en la piel. De esta manera
se puede continuar con el drenaje y los lavajes. Esta sonda debe
permanecer tapada en su extremo exterior para minimizar el riesgo de
neumotorax.
 
Fig. 84
 
Fig. 85

 
Toracotomía
Es una cirugía muy poco utilizada. Sólo se justifica en animales de
gran valor y en estadíos iniciales de la retículo pericarditis traumática.
La finalidad es lograr extraer el cuerpo extraño cuando se sospecha
que se encuentra dentro del saco pericárdico por no haberse logrado
su extracción a través de una laparatomía tradicional y además tener
un buen acceso a la cavidad pericárdica para su drenaje total y
eliminación de fibrina.
Anestesia: Se realiza un bloqueo local con anestésico de uso local
que incluye: toda el área cardíaca, desde el tercio medio de tórax hasta
el esternón, incluyendo desde la cuarta hasta la séptima costilla.
Especialmente debe infiltrarse el área de la quinta costilla cuya mitad
distal será extirpada. En general no se utilizan tranquilizantes o
anestésicos generales debido a que en la mayoría de los casos el
paciente se encuentra con insuficiencia cardíaca congestiva.
De ser necesario sugerimos la inyección de dosis bajas de ketamina
La cirugía se puede realizar con el animal en pie o en decúbito lateral
derecho, de acuerdo al estado general del paciente.
Si se elige realizarla de pie, el animal deberá ser fijado a una tranquera
o alambrado, con el miembro anterior izquierdo en posición anterior y
apoyado sobre algún elemento firme (taco de madera, etc.) de unos 15
cm de alto.
Si se elige el decúbito, el miembro anterior izquierdo se fija en posición
anterior para ampliar el campo quirúrgico sobre la quinta costilla.
Se realiza una incisión de unos 25 cm de largo desde la mitad de la
quinta costilla hasta unos pocos centímetros por debajo de la
articulación condrocostal. La incisión debe incluir todos los planos
hasta contactar el perióstio externo de la costilla, ampliando hacia los
laterales con divulsión roma (Fig. 86).
Sobre el perióstio de la quinta costilla se efectúa una incisión en “I”
mayúscula que permite “abrirlo” en forma de libro (Fig. 87).
Una vez desprendido el perióstio lateral de la costilla (Fig. 88), se
continúa con el desprendimiento del perióstio interno mediante el uso
de una tijera curva cerrada, un periostótomo o con el mango de una
cuchara de cocina grande, que por ser romo y algo curvo, permite el
desprendimiento sin desgarrarlo.
Finalizado el desprendimiento de todo el perióstio se pasa una sierra
de Liess entre la cara interna de la costilla y el perióstio desprendido
(Fig. 89).
De esta manera se secciona la costilla en la mitad de la misma; luego
se procede a desarticularla de su inserción esternal (Fig. 90).
En este momento nos encontraremos con el perióstio desplegado,
generalmente adherido a la cara externa de la pleura parietal y
obviamente al propio pericardio (generalmente muy engrosado).
 
Fig. 86
 
Fig. 87

 
Fig. 88
 
Fig. 89

 
Fig. 90

 
Fig. 91
 
En este tiempo quirúrgico debe evaluarse la necesidad de efectuar una
sutura en óvalo que incluya el perióstio, la pleura y el pericardio (Fig.
91). La sutura ideal es una contínua tipo “punto atrás” (Fig. 92) que
suele evitar el neumotorax al momento de efectuar la incisión de la
pleura y el pericardio.
En general esta sutura no es necesaria porque los pacientes suelen
presentar firmemente adheridos los tres planos.
El ingreso al pericardio se logra por medio de una incisión de unos 12 -
15 cm en el centro del campo quirúrgico. En este momento se
provocará la evacuación del contenido que es purulento y con flóculos
de fibrina (Fig. 93), que una vez evacuados permitirán visualizar el
corazón y a veces el cuerpo extraño (Fig. 94).
La incisión debe ser lo suficientemente amplia como para permitir el
ingreso de la mano ante la necesidad de encontrar el cuerpo extraño
(Fig. 95), que en algunas circunstancias puede estar incrustado en el
miocardio.
 
Fig. 92
 
Fig. 93
 
 
Fig. 94

 
Fig. 95

 
Apartir de este momento el saco pericárdico pasa a comportarse como
un gran absceso fistulizado, razón por la cual deben efectuarse los
lavajes de arrastre con soluciones antisépticas ( yodo povidona,
fenoles, etc.) a temperatura corporal.
La síntesis se realiza por planos (Fig. 96), utilizando catgut Nº 2 en
pericardio y nylon Nº 50 en las capas musculares. Se debe dejar una
sonda fenestrada de buen calibre en la parte inferior de la herida (Fig.
97), la que deberá ser fijada a la piel y contar con un tapón plástico.
En piel se realizan puntos separados con nylon o lino (Fig. 98).
En los días siguientes se procede a realizar lavajes con soluciones
antisépticas a temperatura corporal intentando por este medio controlar
la infección.
Además se mantendrá un sostenido tratamiento antibiótico con apoyo
de estimulantes de las defensas.
 
Fig. 96

 
Fig. 97

 
Fig. 98
 
Fig. 99

 
Nosotros consideramos que siempre que el animal lo justifique, la
cirugía debe intentarse a pesar del bajo porcentaje de éxito (Fig. 99).
Pericardiocentesis
La pericardiocentesis se puede usar como método complementario
para cuando por auscultación sospechamos la presencia de líquido en
la cavidad pericárdica. Esto ocurre en los bovinos con pericarditis
(frecuentemente traumática), o en el hidropericardio por lo general
producido por linfosarcomas torácicos.
El lugar ideal para la punción es el 5º espacio intercostal izquierdo en
su tercio inferior, el que se depilará y desinfectará convenientemente.
Frente a las enfermedades mencionadas anteriormente el pericardio
aumenta tanto el grosor y el tamaño que la punción también se puede
realizar en espacios intercostales posteriores. Estos puntos de punción
pueden ser detectados por auscultación.
Puede ser necesario sedar al animal, si su estado lo permite, y realizar
una infiltración local con anestésico de uso local.
Podemos utilizar desde agujas calibre 18, preferentemente con
mandril, hasta trocares de grueso calibre. También en este caso se
puede dejar un drenaje temporario mediante la colocación de una
sonda fenestrada similar a la mencionada en la toracocentesis para
realizar lavajes terapéuticos (Fig. 100).
 
Fig. 100

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