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ANESTESIOLOGÍA
Universidad de LEÓN. 2009
" Anestesia en bovinos y pequeños rumiantes "
INTRODUCCIÓN
La anestesia de los herbívoros en general, y de los rumiantes en particular, conlleva una serie de riesgos
relacionados con la longitud y complejidad de su tracto digestivo y las repercusiones que su disfunción puede
acarrear sobre el aparato respiratorio, entre los que cabe destacar el desarrollo de meteorismo o timpanización
ruminal y los accidentes respiratorios asociados a la aspiración de saliva o de contenido digestivo tras la pérdida del
control de la regurgitación por parte del animal, así como a la enorme presión que sobre el diafragma ejercen las
vísceras abdominales, si el animal se sitúa en decúbito.
En cuanto al meteorismo, se produce fundamentalmente a consecuencia de la disminución del tono y motilidad
ruminal inducido por los fármacos utilizados. Por otra parte, si el animal se sitúa en decúbito, una porción del
esófago se verá prácticamente sumergida en el contenido ruminal, impidiendo el eructo y favoreciendo el acúmulo
gaseoso. En todo caso, la formación y acúmulo de gas en los preestómagos dependerá en gran medida no sólo de la
duración y el tipo de anestesia, sino también del grado y tipo de fermentación que en ellos tenga lugar, por lo que
está indicada la recomendación de una dieta adecuada, previa a la anestesia, pobre en carbohidratos y rica en
proteínas de fácil digestión. En todo caso, está indicado así mismo el sondaje ruminal o la ruminocentesis con trócar
para facilitar la salida de gases.
La importante producción de saliva por parte de los rumiantes supone otro problema a la hora de plantearse un
protocolo anestésico en estas especies. Por una parte, la pérdida constante de agua y electrolitos por vía salival
durante una anestesia general puede, si ésta se prolonga, dar lugar a una deshidratación más o menos acentuada que
habrá de ser controlada por la instauración de una fluidoterapia adecuada, que contenga bicarbonato sódico a una
concentración de 1 mmol/Kg y hora para prevenir así mismo la acidosis, y por otra, la posibilidad de aspiración de
parte de esta abundante secreción salival hacia vías respiratorias supone un riesgo evidente para el sistema
respiratorio. Para evitarlo en primer lugar es necesario colocar de forma adecuada la cabeza del animal durante toda
la intervención, con el cuello en extensión y la boca y ollares a un nivel ligeramente más bajo que éste. Además,
existe la posibilidad de intubar al animal, aún cuando no se vaya a utilizar una técnica de anestesia inhalatoria, de tal
forma que el balón de pneumotaponamiento de la sonda endotraqueal ocluya por completo el espacio entre ésta y la
tráquea, evitando así no sólo el paso de saliva hacia las vías respiratorias, sino también el de contenido ruminal
regurgitado.
La aspiración de contenido ruminal regurgitado puede evitarse también colocando al animal una sonda ruminal,
en lugar de endotraqueal, aunque en este caso persistirá el riesgo de aspiración de saliva. Por otra parte, podemos
minimizar el riesgo de regurgitación aplicando una serie de plazos adecuados de ayuno, cuyos efectos sobre los
rumiantes sanos no son excesivamente graves (alcalosis metabólica moderada y cierta bradicardia). Así, podría ser
conveniente suprimir el aporte de alimentos sólidos durante 24-36 horas, en los grandes rumiantes, o durante 12-24
horas, en las especies menores, así como la ingestión de agua durante las 8-12 horas previas a la anestesia general, en
los grandes rumiantes, ayuno hídrico que no es necesario en las especies menores. En cuanto a los animales jóvenes,
es suficiente con un ayuno (de alimentos sólidos) durante 2-4 horas, ya que el hecho de que aún se comporten como
monogástricos los hace mucho menos propensos a la regurgitación de alimentos durante la anestesia.
Debido al carácter de los rumiantes, gran número de intervenciones quirúrgicas que en otras especies requieren un
protocolo de anestesia general pueden ser llevadas a cabo únicamente bajo tranquilización y anestesia local o
regional, lo cual, sumado a los riesgos ya enumerados asociados a la anestesia general, hace recomendable optar en
estos animales, siempre que sea posible, por protocolos anestésicos de sedación y anestesia loco-regional, en lugar de
anestesia general. Sin embargo, los animales indóciles, el ganado bravo o las especies silvestres pueden presentar
respuestas anómalas o insuficientes frente a los tranquilizantes o anestésicos, debido a que el estrés que en ellos
supone el manejo interfiere con los efectos de estos fármacos, hasta tal punto que puede llegar a anular sus efectos o
incluso agravar seriamente los riesgos de accidentes anestésicos asociados al sistema cardio-circulatorio, como paros
cardíacos asociados a asístoles de origen vagal o fibrilaciones ventriculares inducidas por las catecolaminas, hechos
que deben tenerse en cuenta a la hora de seleccionar el protocolo anestésico.
Además de todo lo dicho, hay que considerar, dado que la mayoría de los bovinos que tratamos son animales de
abasto, que los productos utilizados en los protocolos anestésicos, como cualquier otro fármaco, están sometidos a
una serie de períodos de supresión legales, con el fin de evitar la aparición de residuos en alimentos de origen animal,
lo que debe tomarse necesariamente en consideración a la hora de tratar a los pacientes.
TRANQUILIZACIÓN Y PREANESTESIA.
Aunque habitualmente nos referimos a una serie de protocolos de actuación clínica como “preanestesia”, ya que
generalmente consisten en un tratamiento que se lleva a cabo en un tiempo más o menos próximo, previo a la
inducción de la anestesia, no siempre es así, ya que estos mismos protocolos pueden desarrollarse, en cualquier
especie, pero particularmente en bóvidos, no necesariamente como acto previo a la anestesia, sino con muy diversos
fines, no siempre quirúrgicos, y en cirugía con el fin de conseguir una serie de efectos ventajosos alrededor del acto
quirúrgico:
- Facilitar el manejo: aspecto de especial interés en la contención de bovinos violentos y salvajes, aunque es
preciso tener en cuenta que el efecto de los tranquilizantes depende en gran medida del estrés a que se somete a los
pacientes previamente a la aplicación de estos fármacos, que puede generar la ineficacia de los mismos, e incluso la
aparición del efecto contrario al pretendido, o sólo sus efectos indeseados.
- Potenciar los efectos analgésicos de los anestésicos, ya sean locales o generales.
- Disminuir las dosis necesarias de anestésicos generales para la inducción y mantenimiento de la anestesia,
evitando así algunos de sus efectos colaterales indeseables.
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- Facilitar una recuperación de la anestesia más suave y segura, lo cual resulta en bóvidos particularmente
interesante para evitar el estrés postanestésico, sobre todo en animales indóciles.
TRANQUILIZANTES
Agonistas alfa 2 adrenérgicos
Desde la aparición de la Xilacina en la anestesiología veterinaria, el uso de estos fármacos en rumiantes ha
desplazado prácticamente por completo a los demás tranquilizantes de la clínica de estos animales, dada su especial
sensibilidad a los efectos de este fármaco.
La Xilacina pertenece al grupo de los Agonistas alfa 2 Adrenérgicos, ya que su efecto inicial se ejerce sobre
dichos receptores. Los efectos apreciables de la Xilacina en rumiantes consisten en una profunda sedación y
analgesia variable. Sus efectos colaterales principales son bradicardia, disminución del gasto cardíaco, hipertensión
seguida de hipotensión, depresión respiratoria, hipoxemia, hiperglucemia, poliuria, ataxia, hipomotilidad ruminal,
meteorismo e hipermotilidad uterina, por lo que está contraindicada en el último tercio de la gestación. Las dosis
indicadas, que en general para grandes rumiantes resultan del orden de 1/10 de las utilizadas en equinos, son las que
se expresan en la tabla 1:
IM mg/Kg IV mg/Kg
Vacuno 0,05-0,40 nunca más de 0,01
Ovino 0,20 0,10-0,15
Caprino 0,05 0,01 (son mucho más sensibles)
Tabla 1: dosis de Xilazina en bóvidos domésticos
En el ganado ovino y caprino se recomienda la aplicación por vía endovenosa, ya que sus efectos por vía
intramuscular son menos predecibles, y su recuperación, más prolongada e irregular.
El efecto comienza a los 2-3 minutos de su aplicación endovenosa, 10-20 minutos de su inyección IM, alcanza su
acción máxima a los 5-8 min. de su inyección endovenosa, 30-35 min., en caso de aplicación IM, y tiene una
duración de unos 30 minutos, si se aplicó vía endovenosa, que puede prolongarse hasta 7 horas o más, si se hizo vía
intramuscular.
Tras el éxito de la xilacina en anestesiología, numerosas investigaciones sobre los Agonistas alfa dos
Adrenérgicos han dado lugar a la aparición de nuevos fármacos con mayor potencia y menores efectos secundarios:
La Detomidina, 10 veces más potente que la xilacina, se utiliza en bovinos a dosis similares a las recomendadas
para equinos, para producir un efecto de 40 a 50 minutos de duración. Sus efectos secundarios descritos son
hipertensión dosis-dependiente, hipoxemia, disminución del gasto cardíaco y disminución de la motilidad intestinal,
sin efectos sobre la musculatura uterina. Se ha utilizado en grandes rumiantes para la realización de procedimientos
de larga duración con el paciente en la estación, en infusión continua, diluyendo 12 mg detomidina en 500 ml de
NaCl para administrar, a efecto, de 1 a 4 gotas de solución/segundo, lo que proporciona una buena sedación, de gran
utilidad cuando no se recurre a la anestesia epidural.
La Medetomidina, mucho más efectiva en rumiantes, pero de elevado coste
La Romifidina, muy buena y eficaz, vía IV, de la que aún son necesarios estudios clínicos sobre su efecto en
rumiantes
La Dexdetomidina, prometedor fármaco de reciente aparición, aún en fase de investigación.
Las dosis de algunos de estos fármacos indicadas en rumiantes se reflejan en la tabla 2:
Entre las ventajas de estos fármacos, podemos incluir el que sus efectos, tanto útiles como indeseables, pueden ser
revertidos con diversos antagonistas, entre los que destacan los siguientes a las dosis que se indican en la tabla 3:
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que van a ser sometidos a anestesia general, debido al riesgo de regurgitación y a que prolongan en exceso el período
de recuperación de la anestesia; por otra parte, provocan también vasodilatación e hipotensión, por lo que están
contraindicados en animales hipovolémicos. No obstante, podemos mencionar la acetil promacina como la
fenotiacina más utilizada en rumiantes, a las dosis que se reflejan en la tabla 4:
IM mg/Kg IV mg/Kg
Vacuno 0,1-1 hasta 0,2
Ovino 0,05-1
Caprino 0,1-0,2: efectos variables.
Tabla 4: dosis de Acetil promacina en bóvidos domésticos
En este caso, se prefiere la administración vía IM aproximadamente una hora antes de la anestesia; el efecto
tranquilizante comienza a manifestarse a los 10-20 minutos de la inyección, alcanza el máximo a los 40-60 minutos y
dura de 2 a 4 horas.
La tabla 5 muestra otros derivados fenotiacínicos que podrían ser utilizados en rumiantes domésticos a las dosis
que para ellos se recomiendan.
Benzodiacepinas
Los fármacos de este grupo, más ansiolíticos que neurolépticos, apenas se usan en rumiantes, pese a que resultan
relativamente seguros, y su mayor utilidad reside en su capacidad para disminuir la ansiedad y facilitar el manejo de
animales indóciles y salvajes, sobre todo en exploraciones e intervenciones no dolorosas. Los más utilizados son, en
todo caso, el diacepam y el midazolam, cuyos efectos ansiolíticos pueden ser revertidos de modo específico e
inmediato mediante la administración de su antagonista, el Flumacenil. A los 5-8 minutos de la inyección
endovenosa de una dosis que oscila, para rumiantes, de 0,05 a 0,1 mg/Kg, el Diacepam alcanza su efecto máximo,
que se prolonga de 20 a 30 minutos. En la tabla 6 se muestran las dosis recomendadas para su administración per os o
intramuscular, menos recomendadas en rumiantes, así como las dosis del midazolam para estos animales.
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El anestésico local de mayor difusión en anestesiología bovina es, sin duda, la lignocaína, o lidocaína, debido a su
fácil disponibilidad, rápida difusión, adecuada duración de su efecto y amplia versatilidad, pudiendo ser utilizada en
anestesia de superficies o tópica, a concentraciones del 2 al 10%, en anestesia por infiltración, al 0,5-1,0%, anestesia
de conducción y anestesia epidural, al 2-3%. Hay que tener presente que la dosis tóxica para rumiantes es de 7-10
mg/Kg.
Cuando se requiere una acción más prolongada, se utiliza la bupivacaína, al 0,25% para anestesia por infiltración,
al 0,50%, en anestesias de conducción, o al 0,50-0,75%, en anestesia epidural.
Otros fármacos útiles en anestesia regional de los rumiantes son la procaína (al 2-3% en anestesia por infiltración,
o al 3-5% en anestesia de conducción y epidural); la dibucaína (al 0,25% en anestesia tópica, 0,25-0,50% en
anestesia por infiltración, o al 0,50 en anestesia de conducción y epidural), y la xilacina, apta para su utilización en
analgesia espinal de pequeños y grandes rumiantes.
A continuación, describiremos algunas de las técnicas útiles en bóvidos domésticos, mencionando, utilizando
como modelo de referencia, salvo que se indique lo contrario, el ganado vacuno, tanto para las referencias
anatómicas como para los volúmenes a inyectar, que serán siempre de lidocaína al 2%.
ANESTESIA REGIONAL DE LA CABEZA
Bloqueo de los nervios del cuerno: La inervación del cuerno en los rumiantes presenta importantes diferencias
interespecíficas que determinan técnicas anestésicas distintas en cada caso:
Bloqueo cornual en el ganado vacuno: (Fig. 1 A) en estos animales, la inervación del cuerno depende de la rama
cornual del nervio cigomático-temporal, fácilmente accesible para su anestesia: aproximadamente 2 ó 3 cm por
debajo de la base del cuerno, en el borde del hueso frontal, se introduce una aguja de 2,5 cm de longitud y calibre 18-
20, hasta que su punta quede a 0,7-1 cm de profundidad, y tras aspirar con la jeringuilla, para comprobar que no se ha
penetrado uno de los vasos del cuerno, se introducen 5-10 ml de solución anestésica. En animales adultos, con los
cuernos bien desarrollados, puede ser necesaria, para el descornado, una segunda inyección de anestésico local,
aproximadamente 1 cm por detrás de la primera, mientras que en el tratamiento de un fractura cornual que afecte al
hueso o los senos frontales puede ser necesario el bloqueo frontal.
Bloqueo cornual en caprinos: el cuerno está inervado en estas especies por las ramas cornuales de los nervios
cigomático-temporal e infratroclear. Por tanto, el bloqueo del cuerno requiere, en la cabra, la anestesia de ambas
ramas cornuales: la del nervio infratroclear, palpable en la mayoría de los animales sobre el margen dorsomedial de
la órbita, se anestesia insertando una aguja lo más cerca posible del borde de la órbita, a una profundidad de 0,5 cm,
para inyectar 2-3 ml de solución anestésica; mientras que la del nervio cigomático-temporal se aborda insertando la
aguja lo más cerca posible del borde caudal de la base del proceso supraorbitario, aproximadamente en el punto
medio de una línea imaginaria que uniría el canto lateral del ojo y el aspecto lateral de la base del cuerno, para
depositar otros 2-3 ml de solución a 1-1,5 cm de profundidad.
Bloqueo del nervio aurículo palpebral: (Fig. 1 B) proporciona la inervación motora a los músculos orbiculares a
través de las ramas que deja a su paso desde la base de la oreja, a lo largo y por delante de la cresta facial, hasta la
parte látero-inferior del ojo. Su anestesia, que permite la exploración del ojo al impedir su movimiento y el cierre de
los párpados, se obtiene insertando una aguja, hasta que su punta tropieza con el hueso, sobre el borde dorsal del
extremo de la apófisis cigomática del temporal, a la altura de la base de la oreja, para depositar 10-15 ml de solución
anestésica.
Bloqueo retrobulbar: (Fig. 1 C) la anestesia de todos los nervios que afloran por la fosa del fondo de la órbita se
utiliza fundamentalmente para la enucleación del globo ocular, ya que todas las técnicas descritas por diferentes
autores suponen un alto riesgo para la integridad de sus estructuras. Una técnica relativamente simple consiste en la
inserción de una aguja curva en el ángulo de bifurcación de las apófisis frontal y temporal del cigomático,
sobrepasando el borde rostral de la apófisis coronoides de la mandíbula para dirigirse hacia el agujero órbito-
redondo, a través de la fosa pterigopalatina. Al tiempo que se introduce la aguja, se van depositando 15-30 ml de
solución anestésica.
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Bloqueo del nervio mediano, rama medial: el punto de inyección se localiza aproximadamente 5 cm por encima
de la articulación del menudillo, en la parte medial del miembro, en el surco palpable entre el ligamento suspensor y
los tendones flexores, y en él se depositan 10-20 ml de solución anestésica.
Bloqueo del nervio metacarpiano dorsal: debe realizarse antes de que este nervio, continuación de la rama
cutánea del radial, se ramifique. Para ello, se inyectan 15-20 ml de solución anestésica aproximadamente hacia la
mitad del metacarpo, en su cara dorsal, donde suele ser palpable, medialmente al tendón extensor.
Bloqueo del nervio peroneo: aunque sus dos ramas (superficial y profunda) pueden ser anestesiadas por
separado, resulta más práctico proceder a su anestesia antes de su ramificación, a través de un solo punto de
inyección, localizado inmediatamente por detrás del borde caudal del cóndilo lateral de la tibia, sobre el peroné,
palpable fácilmente en la mayoría de los bóvidos. En este punto se introduce la aguja, atravesando piel , subcutáneo y
vaina aponeurótica del bíceps femoral, hasta que su punta tropiece con el reborde óseo, inyectando entonces 15-20
ml de solución anestésica.
Bloqueo del nervio tibial: el punto de inyección se localiza en la parte medial de la extremidad, 10-15 cm
proximalmente al calcáneo, entre el tendón de Aquiles y el músculo flexor largo. Sujetando el tendón de Aquiles
entre los dedos pulgar e índice de una mano, se introduce la aguja inmediatamente por debajo de los mismos, hasta
palpar la punta entre ellos, , depositando entonces 15-20 ml de solución anestésica.
Bloqueo de los nervios plantares metatarsianos lateral y medial: los puntos de inyección se localizan
aproximadamente 5 cm por encima del menudillo, por debajo de la fascia superficial, entre el tendón flexor profundo
y el músculo interóseo, en la cara lateral del metatarso (nervio lateral) o entre los tendones flexores superficial y
profundo, en la cara medial del metatarso (nervio medial), para depositar en cada punto 5-10 ml de solución
anestésica.
Bloqueo interdigital: permite la ablación de tumores interdigitales (tilomas), y completa la anestesia
proporcionada por los bloqueos de los nervios cubital, mediano y metacarpiano para la amputación de pezuñas, entre
otras intervenciones. El punto de inyección se localiza en la línea media de la cara palmar o plantar de las cuartillas
entre ambas, en su tercio medio, y en el se inserta la aguja hasta que se pueda palpar en el lado opuesto, donde se
depositan unos 20 ml de solución anestésica antes de comenzar a retirar la aguja, depositando otros 20-30 ml de
anestésico durante su recorrido.
ANESTESIA REGIONAL ENDOVENOSA
Esta técnica resulta en las extremidades de los bovinos más práctica y sencilla que las técnicas de conducción, al
obviar los problemas que en ellos supone la localización exacta de los diferentes nervios, permitiendo la realización
de intervenciones quirúrgicas sobre las partes más distales de las mismas.
Una vez tranquilizado y sujeto el animal, se afeita, lava y desinfecta la piel sobre las venas superficiales que han
de puncionarse (radial o digital palmar medial, en la cara medial del miembro torácico, y rama lateral de la safena o
digital plantar lateral, en el aspecto lateral del miembro pelviano, venas interdigitales) preferiblemente en la estación,
o si no es posible, en decúbito lateral, se coloca un torniquete de caucho o, en su defecto, una cinta de goma elástica,
proximal al metacarpo o metatarso, o bien al carpo o tarso: en el caso del tarso, es conveniente colocar un rollo de
venda de gasa a cada lado del tendón de Aquiles, entre éste y la tibia, para garantizar una adecuada presión sobre las
arterias de la región, se coloca un catéter flexible en la vena implicada, se retira el torniquete, se exanguina la
extremidad con una venda de Esmarch, se vuelve a colocar el torniquete y, ahora sí, se procede a la inyección de 20-
30 ml de lidocaína al 2% (el uso de volúmenes menores de soluciones más concentradas determina un tiempo de
inducción mayor, y una recuperación de la sensibilidad más rápida, tras la liberación del torniquete); al retirar la
aguja deberá de aplicarse un masaje durante un minuto sobre el punto de inyección, para evitar la formación de un
hematoma. El efecto anestésico comienza a apreciarse a los 5 minutos, alcanzando el máximo a los 10 minutos (en la
región interdigital puede ser algo más tardío), y permanece al menos 90 minutos, si no se retira el torniquete, que
puede mantenerse durante una hora sin problemas; tras su retirada, se recupera la sensibilidad en 5 minutos.
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Fig. 3: Anestesia de los nervios del miembro anterior en los Fig. 4: Anestesia regional
bovinos. A: Nervio cubital, rama dorsal. B: N. cubital, rama volar. C: endovenosa en bovinos
N. mediano, rama lateral. D: N. mediano, rama medial. E.: N.
metacarpiano dorsal.
ANESTESIA PARAVERTEBRAL
En los bovinos, el bloqueo de los nervios espinales a su salida del canal vertebral por los foramina intervertebrales
permite la realización de intervenciones quirúrgicas sobre los flancos y abdomen con la inyección de una menor
cantidad de anestésico local que el necesario en las técnicas de infiltración, proporcionando además una anestesia
más completa y uniforme de toda la pared abdominal, incluido el peritoneo, sin distorsión de los planos tisulares, con
una buena miorrelajación y disminución de la presión intraabdominal, y sin necesidad de infiltrar de anestésico la
región a incidir, por lo que la cicatrización será mejor, y el postoperatorio más breve y seguro, con los únicos
inconvenientes, con respecto a la infiltración, de requerir mayor pericia para la colocación del anestésico en el punto
exacto y un mayor tiempo de realización de la técnica.
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anestesiar posibles fibras dorsales cutáneas de localización aberrante. Al retirar la aguja, se deberá presionar la piel a
su alrededor, evitando así la formación de enfisemas subcutáneos.
El último nervio espinal torácico (T 13) se anestesia de forma similar, insertando la aguja cranealmente al borde
anterior de la primera apófisis transversa lumbar.
Algunos autores prefieren localizar los puntos de inyección sobre el borde craneal del extremo de la apófisis
transversa caudal al nervio a anestesiar, generalmente fácil de palpar: así, el nervio L 2 se anestesiaría dirigiendo la
aguja hasta contactar con el borde craneal de la apófisis transversa de la vértebra L 3, a 5-6 cm de la línea media
dorsal; el nervio L1 por delante de la apófisis transversa de la L 2, y así sucesivamente.
Por último, Magda y Cakala describen una técnica de abordaje lateral de los nervios espinales, insertando la
aguja, tras afeitar y desinfectar la piel, bajo cada apófisis transversa, en dirección a la línea media, para depositar
unos 10 ml de solución anestésica, retirar entonces ligeramente la aguja y redirigirla cranealmente primero,
caudalmente después, inyectando en abanico otros 10-20 ml de solución.
El efecto se aprecia a los 10 minutos, y persiste durante aproximadamente hora y media. Se puede observar cierta
escoliosis, con convexidad de la columna vertebral hacia el lado anestesiado, así como un aumento de la temperatura
cutánea, indicativos, junto con la analgesia, del éxito de la infiltración anestésica.
Estas técnicas pueden realizarse de forma similar en los pequeños rumiantes, cuya talla facilita la palpación de las
apófisis vertebrales y el acceso a los nervios espinales. En este caso, sobre cada nervio se depositan 5 ml de solución
anestésica bajo el ligamento intertransverso, y otros 2 ml más sobre el. el efecto se aprecia a los 5 minutos, y persiste
durante 1 hora.
ANESTESIA ESPINAL
En general, la anestesia espinal se limita en los bóvidos a diversas técnicas de anestesia epidural, ya que aunque
en pequeños rumiantes puede realizarse adecuadamente también la anestesia subdural, esta no presenta ventajas
evidentes sobre aquella, y aún supone algún inconveniente, como la manifestación de signos evidentes de cefaleas
post-anestésicas, por lo que su aplicación se reduce a los casos de punción accidental de la duramadre, o a técnicas
experimentales.
Estas técnicas pueden ir acompañadas de ataxia, así como hipotensión más o menos grave, asociada a la parálisis
de los nervios esplácnicos (salvo en la anestesia caudal baja), que puede ser controlada mediante la inyección
endovenosa inmediata de hidrocloruro de metoxamina (30-60 mg, en una vaca adulta, 5-10 mg, en una oveja de
tamaño medio).
ANESTESIA EPIDURAL CAUDAL
En función de las dosis de anestésico utilizadas, podemos hablar de anestesia caudal baja, indicada en
intervenciones sobre la cola, periné, ano, recto, vulva y vagina, así como manipulaciones obstétricas, o anestesia
epidural caudal alta, que permite la realización de intervenciones sobre el flanco, miembros posteriores, región
inguinal, ubre, pene y vísceras abdominales.
En los bovinos adultos, el punto de inyección se localiza en el primer espacio intervertebral coccígeo, mayor y
más fácilmente accesible que el sacro-coccígeo, mientras que en los pequeños rumiantes puede realizarse
indistintamente en ambos. Este espacio se localiza fácilmente como la primera articulación móvil tras el sacro
cuando se realizan movimientos de elevación y bajada de la cola.
Tras lavar, rasurar y desinfectar la piel, se puede realizar o no una infiltración subcutánea de anestésico para
evitar movimientos del animal durante la inserción de la aguja espinal de 18 G, de 4 a 9 cm de longitud, que se
realizará con la cola en su posición anatómica, sobre la línea media dorsal y en el centro de la depresión existente
entre las dos primeras vértebras coccígeas, dirigiendo la aguja perpendicularmente o bien en un ángulo de 15º con la
vertical, en dirección ventro-craneal, hasta que la aguja tropieza con el canal vertebral. Si está correctamente
colocada, no debe notarse resistencia alguna a la inyección de anestésico. Si se ha clavado la punta de la aguja en el
disco intervertebral, o se ha perforado un vaso, deberá retirarse y repetirse la inserción. El anestesista debe estar
preparado, además, para controlar algún movimiento brusco del animal, si se produce la punción involuntaria de
algún nervio coccígeo.
Para la anestesia caudal baja, es suficiente con introducir de 3 a 5 ml de solución anestésica local (lidocaína al
2%)/450Kg de peso, 10-15 ml en un toro adulto, 5-10 ml, en una vaca de tamaño medio, 1-4 ml en terneros, 3-4 ml
en ovinos y caprinos adultos, o 0,5-1 ml, en corderos y cabritillas. El efecto comienza al minuto de la inyección,
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alcanza el máximo a los 5-10 minutos, y se mantiene durante 1 hora, produciéndose la recuperación completa a las 2
horas.
Así mismo, puede utilizarse xilacina (75 mg/500 Kg), detomidina (1-2 ml de Domosedán/500 kg), morfina o
incluso ketamina (de 5 a 10 ml de Ketamina al 5%/500 Kg).
Para la anestesia epidural caudal alta, se utilizan en el ganado bovino adulto dosis de 40-150 ml de solución
anestésica local, 5-25 ml en terneros; el efecto máximo se aprecia a los 10-15 minutos, se mantiene durante 1 hora y
la recuperación completa no se alcanza hasta después de 3-4 horas o más, si bien no es ésta una técnica aconsejable,
a consecuencia del complicado manejo postural por el peso del animal y por el estrés que en él supone, estando
consciente, la ataxia provocada.
Anestesia epidural caudal continua
En los pequeños rumiantes, puede llevarse a cabo la introducción de un catéter fino de nylon en el canal vertebral,
desde el espacio sacro-coccígeo, con la ayuda de una aguja espinal unidireccional de Tuohy. Una vez introducida la
aguja con el orificio en dirección craneal según la técnica ya descrita, se sustituye el fiador por el catéter, que se hace
avanzar 6-8 cm, tras lo cual se retira la aguja, dejando el catéter colocado y cubierto asépticamente para poder
inyectar sucesivas dosis de solución anestésica, con lo que la analgesia puede mantenerse durante horas.
ANESTESIA EPIDURAL LUMBOSACRA
La inyección de anestésico local en el canal vertebral a nivel lumbosacro facilita la anestesia de los flancos y
abdomen con mayor seguridad que la difusión de grandes dosis desde el espacio intercoccígeo. Sin embargo, aunque
esta técnica es factible en todos los rumiantes, en general sólo se utiliza en especies menores (ovinos y caprinos), en
las que el tamaño del animal permite su fácil manejo postural de cara al control, por gravedad, de la difusión del
anestésico en dirección craneal.
El punto de inyección se localiza inmediatamente caudal al punto en que se cruzan la apófisis espinosa de la
última vértebra lumbar y una línea imaginaria que uniría los bordes craneales ilíacos. Tras lavar, rasurar ampliamente
y desinfectar la piel, se sujeta firmemente al animal (si se trata de una oveja o cabra, se hará en decúbito lateral con
el eje lumbosacro en posición de máxima flexión) y se infiltra subcutáneamente la zona con 2-3 ml de solución
anestésica, tras lo cual se introduce una aguja espinal de al menos 6 cm de longitud, en dirección al espacio
lumbosacro. Cuando se aprecia que ha alcanzado el ligamentum flavum, se retira el fiador y se aplica a la aguja una
jeringuilla con aire, manteniendo sobre el émbolo una ligera presión de forma constante al tiempo que se hace
avanzar la aguja lenta y cuidadosamente, de forma que la repentina pérdida de presión se aprecia de modo inmediato
en el movimiento del émbolo, en cuanto la punta de la aguja penetra en el espacio epidural. Por otra parte, la
inyección de aire impulsa a la duramadre, alejándola de la aguja. No obstante, hemos de asegurarnos de que no se ha
puncionado esta, aspirando con la propia jeringuilla: si se obtiene líquido cefalorraquídeo, ha de suspenderse la
anestesia, en el ganado vacuno, ya que el orificio de la duramadre permanecerá patente durante unas horas aún
retirando la aguja de forma inmediata, y el control de la anestesia subdural no es fácil en estos animales; mientras
que si se trata de un rumiante menor, podrá proseguirse con la técnica anestésica, asumiendo que se trata de una
anestesia subdural, disminuyendo la dosis de anestésico en un 50% y controlando la posición del animal. Si la
duramadre no ha sido puncionada, se sustituye la jeringuilla por otra con el anestésico a inyectar. En pequeños
rumiantes, se utiliza una dosis de 0,2 ml/Kg, generalmente de lignocaína al 1,5-2%, el efecto comienza la los 2-5
minutos, alcanza el máximo a los 10-20 minutos y se mantiene durante 1-2 horas (2-3 horas, en la anestesia
subdural), produciéndose la recuperación completa a las 6 horas. Si se desea una anestesia unilateral, el animal se
mantiene en decúbito costal sobre el lado a anestesiar hasta alcanzar el efecto, antes de voltearlo, lógicamente, para
practicar la intervención deseada sobre el lado ya anestesiado; mientras que si se necesita una anestesia bilateral,
deberá colocarse durante ese tiempo en decúbito supino.
Anestesia epidural lumbosacra continua
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" Anestesia en bovinos y pequeños rumiantes "
Siguiendo la técnica descrita, puede realizarse una anestesia epidural continua introduciendo un catéter fino de
nylon con la ayuda de una aguja espinal unidireccional de Tuohy, que se retira una vez colocado aquel, para
mantener la anestesia el tiempo necesario en base a inyecciones sucesivas de la mitad de la dosis anestésica inicial.
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Bloqueo en V invertida: indicada en algunas heridas y fístulas de pezón, consiste en la infiltración de la solución
anestésica sobre dos líneas en forma de V invertida, que abarquen la lesión.
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Pentobarbital 20-30 28-33 30
Tiopental 11 10 10
Metohexital dosis-efecto 4 4
Tabla 7: Barbitúricos
ANESTESIA DISOCIATIVA
Los anestésicos disociativos producen una analgesia satisfactoria, manteniendo los reflejos, los ojos abiertos (por
lo que es precisa la precaución de protegerlos con paños húmedos o pomadas oftálmicas), la tos, el eructo, la
salivación y el tono muscular; provocando una anestesia que depende de la dosis.
El anestésico disociativo más usado en bóvidos es la Ketamina, demostrando excelentes resultados.
En el ganado vacuno, se usa generalmente asociada a la Xilacina vía IM (0,2 mg/kg) o IV (0,1 mg/kg), a dosis de
2-10 mg/kg IV. Produce una inducción rápida y tranquila, durando el efecto anestésico, en función de la dosis, entre
35 y 90 minutos. La anestesia puede prolongarse por perfusión IV de una solución de 2 mg/ml a razón de 10
ml/minuto.
En pequeños rumiantes, puede usarse sola a dosis de 2-20 mg/kg vía IM o IV o mejor conjunta y
simultáneamente con Xilacina, con Diacepam o con Medetomidina.
Otros anestésicos disociativos de uso menos extendido son la Fenciclidina, de mayor potencia y duración, cuyo
uso se encaminó más hacia la captura del vacuno bravo y que se emplea en técnicas de teleanestesia a dosis que van
desde 0,25 hasta 1 mg/kg IM, y la tiletamina, formando parte, con la benzodiacepina zolacepam, de la mezcla
comercial Zoletil®.
NEUROLEPTOANALGESIA
Esta es una técnica anestésica general, en la que mediante el empleo de un tranquilizante (generalmente un
neuroléptico) y de un analgésico opiáceo, se busca conseguir la suficiente depresión del SNC como para permitir la
realización de cirugía sin dolor, de forma que ambos componentes actúen sinérgicamente, a la vez que el primero
contrarresta los efectos indeseables del segundo.
Sus efectos generales son: analgesia, depresión respiratoria, bradicardia y salivación; no se consigue la total
inconsciencia ni una buena relajación muscular, pero puede complementarse con otros anestésicos generales.
Esta técnica prácticamente sólo se ha difundido como sistema de captura de animales salvajes, y probablemente
el más efectivo de los sistemas para el veterinario dedicado a la clínica del toro bravo sea la mezcla Inmobilon LA®,
cuya composición por ml es de 10 mg de Acepromacina y 2,45 mg de Etorfina, y cuyas dosis recomendadas son
1ml/100kg vía IM o IV para la captura del ganado de Lidia y 0,05-0,25 ml/50kg para los pequeños rumiantes
salvajes. Esta técnica anestésica tiene la ventaja de poder ser revertida inmediatamente con la aplicación de
antagonistas opiáceos, en el caso del Inmobilon LA®, con la Diprenorfina, comercializada como Revivon L.A.® a
una concentración de 3 mg/ml, fórmula que permite revertir los efectos del agonista con el mismo volumen de
antagonista que de anestésico utilizado.
Otras técnicas neuroleptoanalgésicas se basan en el empleo del Fentanilo en combinación con alguna
butirofenona, como es el caso de Thalamonal®; el efecto de estos agentes suele revertirse con Naloxona.
RELAJACIÓN MUSCULAR
Aunque en los sistemas de anestesia equilibrada, tanto de rumiantes como de cualquier otra especie, se pueden
emplear y de hecho se emplean a veces los relajantes neuromusculares periféricos postsinápticos, para conseguir
un perfecto control de la respiración del paciente, consideramos que dadas las contraindicaciones que llevamos
comentando acerca de la anestesia general en los rumiantes y a las limitaciones habituales a la que está sometido el
clínico de campo, no es especialmente interesante hablar aquí del empleo de estos sistemas de anestesia, pero sí lo es
el conocimiento de un relajante muscular de origen central de especial utilidad para la anestesia de los bovinos, pues
ayuda a completar una buena anestesia general sin muchos riesgos en condiciones de campo, ya que la dosis
necesaria para provocar la parálisis respiratoria es 3 o 4 veces mayor que la que provoca el decúbito; se trata del
Gliceril Guayacol Eter: éste es capaz de provocar el decúbito de los animales por sí solo a una dosis intravenosa de
80-100 mg/kg en una solución de dextrosa al 5%, potencia los efectos de los preanestésicos y los anestésicos
generales y además tiene leves efectos sedantes y analgésicos propios.
Los protocolos completos más indicados para la anestesia de bovinos, en los que entra a formar parte el GGE son
los siguientes:
1) Xilacina (50 mg.) + Ketamina (500 mg) + GGE (500 ml al 5%).
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Esta solución se administra vía IV lenta a dosis efecto. Tras una dosis inicial a efecto, aproximadamente de 0,5
ml/Kg, puede mantenerse la anestesia con 1ml/Kg y hora, siempre dosis a efecto si no se dispone de respiración
asistida. Esta combinación puede provocar hipotensión marcada.
Otros autores recomiendan esta combinación ligeramente modificada: tras inducción de la anestesia con xilacina-
ketamina, el mantenimiento se realiza con perfusión continua de una solución de GGE al 5%, esta vez con 500 mg de
xilacina y 1 g de ketamina, a una tasa de administración de 2 ml/Kg/hora, o lo que es lo mismo, 1 L/hora en una vaca
de 500 Kg.
2) Xilacina (a su dosis habitual como premedicación) + Tiopental (2 g) + GGE (50 g) (la solución de estos dos
últimos a efecto).
3) Xilacina (a su dosis como premedicación) + Ketamina (1 g) +GGE (50 g) (la solución de estos dos últimos a
efecto).
Es interesante saber que en un protocolo anestésico cuya preanestesia se lleva a cabo con benzodiacepinas, se
logra una aceptable miorrelajación, pues ésta es una de las capacidades de esta familia de ansiolíticos.
ANESTESIA GENERAL INHALATORIA
El comportamiento de los rumiantes durante esta anestesia es específico y diferente en estos animales: su
respiración se hace rápida y superficial, la presión sanguínea se mantiene estable y se elevan mucho los niveles de
CO2; por ello, para prevenir la acidosis se debe disponer de ventilación mecánica si la intervención dura más de una
hora o la concentración de CO2 en sangre supera los 60 mmHg.
Los circuitos empleados en rumiantes son semicerrados circulares, de bajo flujo y con absorción de CO 2.
INTUBACIÓN
La intubación de los bovinos, en función de la dotación del clínico, puede hacerse:
-Con laringoscopios específicos para visualizar la epiglotis.
-Mediante palpación manual de la epiglotis a través de la boca del animal e introducción posterior de la sonda
endotraqueal, a veces está indicado usar como fiador un tubo gástrico, cuando no es posible mantener el brazo y la
sonda a la vez en la cavidad bucal del animal sin obstruir sus vías respiratorias.
-Intubando a ciegas con el cuello y la cabeza del animal en extensión, colocando un abrebocas e introduciendo la
sonda aprovechando una inspiración (la técnica más fácil y habitual).
El diámetro indicado para las sondas endotraqueales es de 6 a 20 mm en terneros y de 20 a 25 mm en el vacuno
adulto; en el ganado ovino se usan sondas de 5 a 15 mm y en el caprino basta con diámetros menores de 12 mm.
La extubación en los rumiantes debe hacerse con el balón de neumotaponamiento inflado hasta que llegue a la
faringe, para evitar la aspiración de saliva o contenido ruminal.
ANESTÉSICOS INHALATORIOS
El más frecuentemente empleado en los bovinos ha sido el Halotano, si bien hoy día se ve desplazado por el
isofluorano, con similares indicaciones a las descritas en equinos.
El Halotano se usa a una concentración del 3 al 5% para la inducción, con un flujo de Oxígeno de 9 a 18 ml/Kg y
minuto y al 0,5-2% para el mantenimiento. La inducción es rápida y la recuperación tarda unos 10 minutos
aproximadamente.
En cuanto al Óxido Nitroso, muchos autores cuestionan su utilidad y aun la conveniencia de usarlo, pues su gran
inconveniente estriba en su capacidad de difusión al rumen, provocando un mayor riesgo de timpanismo, motivo
suficiente para su contraindicación en rumiantes; en todo caso, suele describirse en concentraciones del 50% con
Oxígeno, completando la anestesia con agentes endovenosos o Halotano.
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