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Managua 06 de junio 2023

Ministerios laicales
Arnol Danilo Vasquez

Los inicios de la Iglesia en Corea


Introducción
La Iglesia de Corea no ha sido evangelizada por misioneros extranjeros, ni mucho menos
de órdenes religiosas. La historia de la Iglesia va impulsada por los misioneros, valientes
hombres y mujeres que dejaron atrás su familia y su hogar para integrarse en culturas
foráneas, arriesgando sus propias vidas para presentar a extraños el amor de Jesús. En
Corea, la historia es diferente. Es un acontecimiento único el nacimiento de la Iglesia en
Corea, su desarrollo muestra algo inédito. Los Laicos son parte de la misión de la Iglesia,
su participación es fundamental.

Desarrollo
En Corea no se introdujo el Evangelio por obra de algún sacerdote carismático o una
compañía de frailes abnegados. Corea es el único país que se autoevangelizó. Más de dos
siglos después de que Francisco Javier llevara el Evangelio a Japón y más de un milenio
después de que los nestorianos predicaran por primera vez la palabra de Cristo en China,
todavía no se había producido ninguna misión en Corea. Había cristianos que habían
entrado ocasionalmente en la península, claro, en su mayoría por cuestiones de comercio o
expediciones militares, pero nadie había predicado a Jesús a su pueblo.
Sin embargo, un puñado de libros cristianos habían entrado en Corea y eran objeto de
estudio de sabios budistas y otros intrigados por el cristianismo como filosofía extranjera,
no como religión. Entre ellos estaba Yu Byeok, un joven que en 1770 empezó a estudiar un
libro católico del siervo de Dios Matteo Ricci, escrito en chino. Con solo 16 años, se
consagró al estudio de la fe, reuniendo a otros hombres en torno a él, en la localidad de
Chon Jin Am, conocida como lugar de nacimiento del catolicismo en Corea.
Durante 14 años, estos hombres se enfrentaron a las más profundas cuestiones sobre la
existencia humana, con la única guía de un puñado de libros traídos de contrabando desde
China. Dejaron atrás a madres, padres, e incluso esposa e hijos, por la búsqueda de la
verdad. Poco a poco, quedaron convencidos de que lo que leían era verdad y empezaron a
practicarlo. Cada siete días, celebraban una especie de Sabbat, aunque no tenían forma de
saber qué día era en realidad el domingo. Estudiaban y debatían y adoraban juntos, siempre
liderados por Yi Byeok, famoso en toda la región por su sabiduría y conocimiento. Los
ancianos consultaban con él y los jóvenes renunciaban a mucho por poder estudiar a su
lado.
Finalmente, en 1784, Yi Byeok descubrió que uno de su grupo, Yi Seung-Hun, tenía planes
de viajar a China. Conocida como “el reino ermitaño”, Corea estaba totalmente cerrada al
mundo exterior con la excepción de esta embajada anual a China, y Yi Byeok aprovechó la
oportunidad para tener contacto con cristianos de fuera. Yu Seung-Hun fue enviado con
instrucciones de aprender todo lo que pudiera, obtener libros y artículos sagrados y pedir el
Bautismo. Bautizado como Pedro, Yi Seung-Hun volvió a Corea para conceder el Bautismo
a los demás, en especial a Yu Byeok, el precursor, a quien bautizaron como Juan el
Bautista.
Entonces las compañías bajaron de la montaña y partieron a evangelizar y a trasladar sus
reuniones a Seúl, para que el creciente número de cristianos pudiera asistir. Después de solo
un año, según indican los registros, ya había más de mil cristianos en Corea. Sin embargo,
el gobierno coreano, extremadamente xenófobo tras ver los efectos del imperialismo
occidental en otras naciones asiáticas, desconfiaba de esta nueva fe. En 1785 el cristianismo
se ilegalizó, aunque parece que hubo muy poca tortura o martirios hasta 1801.
Como con casi todas las cosas, Yi Byeok era la excepción. El centro del movimiento y el
claro líder de la nueva Iglesia, Yi Byeok atrajo duras críticas del Gobierno y de su familia.
Por fin, cuando se negó a renunciar a su fe, fue encerrado en su hogar familiar. Algunas
fuentes dicen que lo mataron de hambre, otros que su ayuno le venció y que murió de
agotamiento, pero ciertamente Yi Byeok murió igual que vivió: completamente entregado
al Evangelio.
Tras la muerte de Yi Byeok, el cristianismo continuó extendiéndose. A pesar de que
durante los próximos diez años no hubo sacerdotes en todo el país, los cristianos legos
ejercieron de misioneros, tratando incluso de celebrar misa y escuchar en confesión antes
de descubrir que era algo imposible para los seglares. Aunque únicamente hubo un
sacerdote en toda Corea durante los primeros 50 años de cristianismo y ese sacerdote solo
estuvo seis años antes de ser martirizado, la fe siguió expandiéndose. A pesar de las
persecuciones constantes durante el siglo XIX y después por los comunistas durante la
Guerra de Corea, la Iglesia persistió. Hoy, el 10 por ciento de los surcoreanos son católicos
y hay cientos de santos, beatos o siervos de Dios.

Conclusión
Desde el comienzo y durante casi un siglo la Iglesia vivió en un clima de persecución. De
ahí la elevada cifra documentada de mártires. Es un verdadero espectáculo ver como hoy la
Iglesia de corea subsiste hasta hoy, que, a pesar de tantas vicisitudes, la fe de los mártires a
dado su fruto. Por hombres y mujeres que derramaron su sangre por defender la fe, la
verdad, hoy existe en Corea, una Iglesia que puede dar los frutos. Este acontecimiento es
una prueba de cuan importante es el trabajo sobremodo el testimonio de los laicos. La
Iglesia no puede existir sin el pueblo santo de Dios.

Webgrafía
https://es.aleteia.org/2017/03/como-se-evangelizo-corea/

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