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¿Hay errores en la Biblia?

Diácono Orlando Fernández Guerra

Los creyentes nos vemos enfrentados a veces a la disyuntiva de tener que responder
a varias preguntas sobre la Biblia. Una es: ¿Hay errores en la Biblia? Para ser honestos
habría que responder que a pesar de ser “Palabra de Dios”, la Biblia si contiene algunos
errores. Pero inmediatamente después tenemos que precisar en qué consisten esos errores.
Si nos estamos refiriendo a afirmaciones en el campo científico, como “el origen del
mundo”, “la redondez de la tierra”, “la sangre como sede de la vida humana...”, es evidente
que ahí se equivoca. No le podemos pedir a la Biblia aquellos conocimientos que nos han
aportado hoy las ciencias modernas.
Los autores de la Biblia no pueden sino hablar de las cosas que se conocían en su
tiempo. Pero la verdad que nos quiere transmitir Dios a través de ellos se refieren al plan de
salvación que Dios tiene con nosotros. Y no a otra cosa. San Agustín dijo: “El Señor
pretende hacer cristianos, no matemáticos”. Y Galileo “en la Biblia el Espíritu Santo quiere
enseñarnos como se va al cielo y no como va el cielo”.
Ahora bien, si tenemos en cuenta que Dios se ha revelado a su pueblo
“progresivamente”, podemos decir que también hay algunos errores de tipo religioso. Por
ejemplo, hoy los creyentes tenemos como una verdad absolutamente fundamental nuestra
resurrección después de la muerte. Pero esta verdad no se la reveló Dios hasta un siglo o
dos antes de Jesús. Y aún en su tiempo los saduceos no creían en la resurrección.
Así podemos leer en Isaías: “No esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa. Los
vivos son quienes te dan gracias”. (Is. 38, 18)”. En cambio podemos leer en el Apocalipsis:
“Después de esto vi una multitud inmensa...de todas las naciones y pueblos, que estaban
delante del Trono y clamaban con gran voz: la salvación pertenece a nuestro Dios” (Ap 7,
11).
Vista esta verdad desde Jesús está claro que lo que dice Isaías es también “Palabra
de Dios”, pero como parte del proceso de la revelación divina. Por eso, la frase en sí misma
es un error si lo comparamos con la verdad definitiva de la Resurrección. Esto mismo lo
podríamos aplicar al mandato de no comer cerdo (Levítico 11, 7), o al Sábado como día del
Señor... etc. Dios, como buen pedagogo, fue revelando progresivamente la “verdad” al
pueblo de Israel, hasta que llegada la plenitud de los tiempos nos la dio completa en Jesús
de Nazaret (Gal 4, 4).
Otra pregunta que también nos hacemos los creyentes es: ¿Hay unidad entre el
Antiguo y el Nuevo Testamento? En este caso la respuesta es que la Biblia es un conjunto de
libros que hablan de asuntos muy diversos: historia, leyes, poesía, profecías, oraciones, etc.
Podría parecer que no tiene unidad. Pero no es así. Su unidad es muy profunda debido a que
todos sus libros están escritos desde la misma fe de un pueblo y porque es Dios mismo el
autor de todos.
Por otro lado, leída desde Jesucristo, vemos que existe un maravilloso movimiento
ascendente que desemboca en Él. Cristo es el centro de la Biblia. En palabras de Hugo de
San Víctor: “Toda la Escritura es un solo libro, y este libro es Cristo”
Así, el Antiguo Testamento es “profecía y promesa” que apunta a Cristo, mientras que
el Nuevo Testamento es “Cumplimiento y explicación” de ese acontecimiento ya realizado.
Por ello, en el relato de los discípulos de Emaús leemos que Jesús les explicó a los
caminantes: “…comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, lo que se refería a él
en toda la Escritura” (Lc 24, 27).

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