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Capítulo 1

Curva de las emociones

Sin duda, los instantes previos o los primeros minutos de una


exposición oral (virtual o presencial) suelen provocar un estado de
gran tensión. Más aún si esta reviste cierta importancia o si se la
transita con un alto nivel de expectación. Por ello, en el duran-
te, se puede sufrir un marcado malestar, con molestias físicas muy
intensas. Tal vez en esos momentos sintieron que los nervios los
superaban y que el miedo se volvía imposible de manejar, lo que su-
cede con frecuencia. También podemos notar que nuestro corazón
comienza a latir muy fuerte, como si se fuera a salir del pecho. La
curva está en pleno ascenso.

Luego, lentamente, y mientras avanzamos en la alocución, la


presión tiende a disminuir. De a poco las ideas se tornan más claras
(aumento de la noradrenalina) y nuestra voz se vuelve más potente,
más nítida (calentamiento vocal). La boca ya no está tan seca (ma-
yor secreción salival). Notamos los músculos menos tensos (relaja-
ción muscular). La curva inicia su descenso.

A medida que pasa el tiempo vamos ganando seguridad. Hasta


que, por fin, logramos un mayor control mental y corporal. Mejora
nuestra articulación y el manejo gestual. Nuestra expresión es más
natural. Podemos enfocarnos en lo que queremos decir. Percibimos
que aparece la calma (aumento del nivel de serotonina), dejamos
atrás el displacer. La curva retorna a la línea base.

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Conocer este proceso resulta indispensable, porque nos permite
trabajar en la optimización de nuestra gestión emocional y nos pre-
senta el reto de aprender a canalizar esa descarga adrenalínica de
forma positiva, para optimizar nuestro rendimiento.

¿Es lo mismo la ansiedad que el miedo?

Sentimos ansiedad, por ejemplo, cuando tenemos que enfren-


tarnos a una entrevista laboral y no dejamos de repasar en nuestra
mente las preguntas que nos podrían formular y qué respondería-
mos en cada caso. O cuando sabemos que realizaremos un viaje y
los días previos no logramos pensar en otra cosa, chequeamos una
y otra vez qué vamos a llevar, lo que no nos podemos olvidar, los
lugares que visitaremos, etcétera.

Así como es natural tener miedo, al punto de que es casi im-


posible no experimentarlo, la ansiedad tampoco tiene por qué ser
entendida siempre como algo negativo. De hecho, ciertas investi-
gaciones evidencian que, en su justa medida, resulta beneficiosa.

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Sentir un poco de ansiedad cuando tenemos que hablar en públi-
co es absolutamente normal. Casi necesario, porque puede ayu-
darnos a prestar mayor atención y responder de la manera más
conveniente a la tarea. El problema se presenta cuando se torna
desmedida, al punto de llegar a condicionar y dominar nuestras
decisiones y acciones. Por eso, es fundamental aprender a reco-
nocer las características y particularidades de ambos (miedo y an-
siedad), para que no afecten la calidad de nuestras experiencias
comunicativas.

La Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés


(SEAS) explica: ”Un porcentaje alto de personas (alrededor de un
20%) se activan en exceso, centran su atención de manera casi ex-
clusiva en sus síntomas de ansiedad (más que en la tarea de hablar
en público), tienen una experiencia muy desagradable de esta situa-
ción, la evitan si pueden, etc.”1. El gran problema es que, en muchos
casos, cuando esta sintomatología se prolonga y se sostiene en el
tiempo, puede dar lugar a lo que se denomina, desde la psicología,
“glosofobia” (del griego, gloso, cuyo significado es “lengua” y fobos,
que es “miedo”).

Este tipo de fobia es un trastorno de ansiedad. Y en ocasiones se


vuelve tan fuerte e incontrolable que resulta altamente limitante.
Quienes la padecen de manera severa ven afectada su vida personal
y profesional. El miedo a exponer de manera pública también puede
venir determinado por una serie de ideas irracionales en las que se
expone la valía de la persona. Temer al fracaso, a hacer el ridículo,

1 laverdad.es. El 75% de la población padece algún miedo a hablar


en público. Recuperado de https://www.laverdad.es/salud/vida-
sana/201501/16/poblacion-padece-algun-miedo-20150116122615-rc.
html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F (enero 2015).

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a sufrir humillación son pensamientos que crecen y se arraigan de
forma obsesiva en las creencias de las personas que conviven con
esta fobia. Cuando el nivel de ansiedad es muy elevado o inmaneja-
ble genera síntomas físicos muy concretos, que requieren la debida
consulta o atención de especialistas.

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