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MARXISMOS

Educación, Política y Sociedad

Educación, Política y Sociedad.


Centro de Didáctica y Comunicación Educativa
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Morelia, Michoacán, México. Año III, No 4, septiembre de 2015

Dirección Colectiva
Lenin Vladimir Contreras Piña
Mauricio Coronado Martínez
Humberto Arturo Puente González
Luis Chávez Díaz Barriga

Comité de Redacción
Mauricio Coronado Martínez
Adalberto Rodríguez Reyna
Emiliano Raya Aguilar

Comité Editorial
Andrés Ávila Armella
Lenin Vladimir Contreras Piña
Javier Dosil Mancilla
Christian Hernández Robledo
Eduardo Nava Hernández
Adalberto Rodríguez Reyna
Jorge Vázquez Piñón
Adán Pando Moreno
David Pavón Cuellar
Emiliano Raya Aguilar
Mauricio Coronado Martínez
Humberto Arturo Puente González

Diseño
Irma Gutiérrez Núñez
Índice

Presentación .......................................................................................................................... 5

México y Estados Unidos: dos debates sobre el uso de las armas y la autodefensa
Andrés Ávila Armella ............................................................................................................ 9

Salario, empleo y pobreza: redimensionando la función económica y sistémica de estas tres


variables a partir de la aplicación de las categorías marxistas al caso de México.
Carlos Armando Cisneros Ruiz ............................................................................................... 19

El capitalismo monopolista transnacional


Lenin Vladimir Contreras Piña ............................................................................................... 61

El capital, de Piketty o la justificación y defensa del capitalismo


Juan Pablo Mateo ..................................................................................................................... 95

Reproducción, crisis del capital y capital industrial


Jorge Martínez Aparicio ........................................................................................................... 113

Notas sobre la Sagrada Familia de Marx y Engels: la crítica a la crítica crítica


Adolfo Lizárraga Gómez ......................................................................................................... 153

3
Presentación
Ante el lector aparece el cuarto número de la revista Marxismos: Educación, Política y Socie-
dad, en el cual se han publicado siete artículos cuya característica es su rigurosa construcción
teórica a partir de la concepción marxista del mundo. De esta forma, aunque los seis trabajos
presentados en este número abordan tópicos diversos, el criterio de su publicación es uno
solo: su incuestionable inspiración en los preceptos clásicos del pensamiento marxista.

Sin embargo, quisiéramos hacer dos advertencias al lector. La primera de ellas es que pese
al valioso aporte de las colaboraciones de este número de Marxismos: Educación, Política y
Sociedad al pensamiento marxista, reconocemos la ausencia de temáticas de tremenda actua-
lidad: desde la Crisis Griega, el ascenso de Siryza y el desafío a la Troika, así como los éxitos
políticos de podemos en España, que en ambos casos cuestionan los cánones impuestos a
sangre y fuego por el Neoliberalismo; hasta la avanzada Imperialista en América Latina que
ha intentado derrocar gobiernos democráticos y progresistas, particularmente el instaurado
con la Revolución Bolivariana en Venezuela desde 1999; o la crisis política sufrida por el
Estado Mexicano y el ascenso de la lucha de clases a partir de los trágicos acontecimiento de
septiembre de 2014 que desembocaron en la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal
Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa. Ante tales ausencias, la Dirección Colectiva y el
Comité Editorial de Marxismos: Educación, Política y Sociedad reconocemos que se debe
fortalecer el compromiso con nuestros lectores y en próximos números no omitir análisis de
fenómenos que estén a la orden del día para el pensamiento marxista.

La segunda advertencia refiere a la exposición de las colaboraciones de este cuarto número.


La redacción de Marxismos: Educación, Política y Sociedad ha decidido organizar y presentar
las colaboraciones de este números partir de un hilo conductor: el grado de abstracción de
cada artículo o ensayo. Es por ello que el recorrido que realizará el lector se desarrollará de
lo más concreto a lo más abstracto, sin que con ello signifique que la exposición temática
avanza de lo simple a lo complejo. La exposición parte de las colaboraciones que tienen como
objetos de análisis fenómenos más tangibles, es por ello que en este caso corresponde al texto
de Andrés Ávila abrir este cuarto número; avanza por estudios del desarrollo histórico del ca-
pitalista y algunas expresiones de este proceso, como son las colaboraciones Lenin Contreras
y Carlos Cisneros, hasta llegar a documentos de una gran abstracción teórica y filosófica,tal
como se presenta en los trabajos de Juan Pablo Mateo, Martínez Aparicio y Adolfo Lizárraga.

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Sobre este punto quisiéramos hacer una pequeña nota aclaratoria: No es que las colabo-
raciones publicadas se desarrollen de forma lineal y que cada documento se ubique en un
momento de abstracción perfectamente ubicable y consecutivo, como si el movimiento de
exposición asemejara al descenso de un individuo por una escalera. Sabemos que esto no es
posible; nuestro hilo conductor atiende a la esencia de cada texto, al fenómeno que se ubica
como centro de las reflexiones de los autores, cuya temática es ubicable por su grado de
abstracción, sin que ello signifique que la profundidad del análisis, sus recursos de argumen-
tación o construcción conceptual, se encuentren todos en el mismo nivel de abstracción. Sin
embargo, dejamos al libre juicio del lector la selección del orden de la lectura de este número
de Marxismos: Educación, Política y Sociedad, ya que reconocemos que es sus interés el cri-
terio más valioso en el estudio del marxismo.

De esta forma presentamos como primer artículo la colaboración de Andrés Ávila, quien di-
lucida, desde una perspectiva marxista,el debate que se ha presentado tanto en Estados Uni-
dos como en México sobre la posesión de armas de fuego y el derecho a la autodefensa. Para
Andrés Ávila existen fuerzas sociales que han puesto sobre la mesa la necesidad de discutir
estas dos aristas, que sin embargo, no son los mismos en Estados Unidos y en México. En el
primer caso, según nuestro autor, el tema ha cobrado relevancia a partir de masacre de Co-
lumbine, en 1999, hasta la reciente polémica desatada durante el año 2012 por el asesinato del
joven afroamericano Tryvon Martin, a manos de un civil armado. Por su parte, señala Andrés
Ávila, en el caso de México el debate surge cuando se ha evidenciado el trasiego de armas,
el vínculo con el “crimen organizado”, pero también se agregó un nuevo elemento cuando
comenzó la reproducción de los grupos de “autodefensa” y las “policías comunitarias” en
diversos estados del país, siendo un caso paradigmático Michoacán.

En el segundo artículo, Carlos Cisneros demuestra teórica y empíricamente la relación existente


entre la tendencia a la pauperización a nivel estructural en México, cuya expresión es la pobreza
generalizada, con la tendencia que tiene el salario a deteriorarse. Esta relación, señala el autor, es
fundamental para la permanencia del sistema de producción capitalista en nuestro país.

La tercera colaboración que aparece en este número de Marxismos: Educación, Política y


Sociedad, es un esfuerzo teórico por caracterizar estructuralmente, desde el materialismo his-
tórico, los cambios sufridos por el capitalismo en los últimos 40 años. Según Lenin Contreras,
autor de este texto, lo que comúnmente se denomina Neoliberalismo, no es más que la expre-
sión de la última fase de acumulación del capitalismo, que él denomina Capitalismo Monopo-
lista Transnacional. Desde esta perspectiva, el autor intenta desarrollar un análisis totalizante,
bajo el objetivo de ubicar los rasgos fundamentales de la última etapa del capitalismo.
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El cuarto articulo presentando es un texto publicado por Juan Pablo Mateo, en la revista elec-
trónica Marxismo Critico, que este número de Marxismos: Educación, Política y Sociedad reto-
mó por su actualidad y pertinencia teórica. Juan Pablo Mateo desarrolla una crítica al libro El
capital en el siglo xxi del economista francés Thomas Piketty, que según algunos intelectuales,
representa el Manifiesto Comunista del siglo xxi. Sin embargo, aunque el autor hace justicia a
Thomas Piketty al reconocerle los aportes de su obra de más de 600 páginas, desarrolla una
crítica demoledora a su tesis central, la relación entre tasa de retorno y tasa de crecimiento del capital.
Por lo que la lectura de este artículo es indispensable para aquellos interesados por el debate
económico desde el punto de vista marxista.

Por su parte, Jorge Martínez Aparicio, desarrolla en su colaboración un estricto estudio de


los ciclos de reproducción del capital formulados por Carlos Marx en el tomo ii de El Capi-
tal, aunque es un análisis con un considerable grado de abstracción, el autor señala que este
análisis es fundamental para comprender la prolongada crisis del capital que existe a escala
mundial desde el año de 2008. Martínez Aparicio propone revalorar la vigencia del análisis
de los ciclos del capital para el estudio de las condiciones en que se reproduce en general la
economía actual; de esta forma, esta colaboración presenta una aproximación del uso de las
categorías de los ciclos del capital para el análisis concreto del contexto de la crisis actual.

Finamente, el último artículo presentado en este número de Marxismos: Educación, Política


y Sociedad, es un estudio de Adolfo Lizárraga sobre el texto “La Sagrada Familia” de Marx y
Engels. El autor expone que este texto de los clásicos del marxismo constituye el paso básico
para la fundación de lo que se conoció como “marxismo clásico”, pues da la posibilidad de
apertura a la afirmación de un discurso que pretende negar la negación. Desde las tesis de
Lizárraga la “crítica a la Crítica crítica”, segundo título de la “La Sagrada Familia”, es parte
fundamental del discurso orientador de la crítica al mundo moderno propiamente capitalista.

Es así, como Marxismos: Educación, Política y Sociedad, se presenta ante su público,


esperando que el contenido publicado motive debates, análisis e inspire a viejas y nuevas
generaciones de estudiosos del marxismo y militantes comunistas al estudio riguroso del
pensamiento marxista clásico y contemporáneo.
México y Estados Unidos:
dos debates sobre el uso de las armas y la atuodefensa

Andrés Avila Armella1

Introducción

Últimamente, tanto en México como en Estados Unidos, se ha dado un fuerte debate sobre la
posesión de armas de fuego y sobre la autodefensa; el asunto tiene en común el origen de las
armas, pues en ambas problemáticas, se entiende que está relacionada la industria dedicada
a su producción, sobre todo en los Estados Unidos de América, en donde esta genera un
mercado de consumo importante tanto a nivel nacional como internacional.

Sin embargo, es muy importante establecer diferencias entre ambos debates, pues aún cuando
tienen puntos confluyentes, se dan en sentidos totalmente divergentes. En Estados Unidos,
el tema ha cobrado relevancia sobre todo a partir de las matanzas que estudiantes jóvenes
han sufrido en algunas instituciones educativas de los Estados Unidos, desde la masacre de
Columbine, en 1999, hasta la reciente polémica desatada durante el año 2012 por el asesinato
del joven afroamericano Tryvon Martin a manos de un civil armado. En México, el debate se
reaviva a partir del sexenio pasado con el protagonismo del llamado “crimen organizado”,
y por el operativo “Rápido y furioso”, pero también se agregó un nuevo elemento cuando
comenzó la reproducción de los grupos de “autodefensa” y las “policías comunitarias”.

Armas, poder y Estado

No se necesita ser marxista para saber que el problema de la posesión de armas en una so-
ciedad, no puede ser equitativa, pues esto pondría en cuestión la capacidad del Estado para
imponer la ley. Autores tales como Max Weber, un claro defensor del régimen político capita-
lista, establecía claramente que el Estado es quien tiene el monopolio legítimo de la violencia.

1
Doctor en Estudios Latinoamericanos y Sociólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México, miembro
del comité Ejecutivo del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Intercultural Indígena de
Michoacán, profesor en esa misma Universidad así como en la Escuela Nacional de Estudios Superiores-Morelia
de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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Estado es aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio reclama (con
éxito) para sí el monopolio de la violencia física legítima. Lo específico de nuestro tiempo es
que a todas las demás asociaciones e individuos sólo se les concede el derecho a la violencia
física en la medida en que el Estado lo permite. El Estado es la única fuente del ‘derecho’ a
la violencia. Política  significará, pues, para nosotros, la aspiración (Streben) a participar en
el poder o a influir en la distribución del poder entre los distintos Estados o, dentro de un
mismo Estado, entre los distintos grupos de hombres que lo componen.2

Naturalmente Weber, así como los defensores del Estado en su forma predominante en la
actualidad, el estado burgués, alertan sobre el peligro que implicaría para éste, el hecho de
compartir la potestad de ejercer la violencia física.

Desde la posición marxista, sin embargo, el Estado no es un ente neutral en la lucha de cla-
ses, “el Estado es un organismo para proteger a la clase que posee contra la desposéida”3 la
organización por excelencia de la clase dominante. En dicha organización, el uso y posesión
de las armas es un asunto fundamental en la dominación; ningún Estado ha prescindido de
las armas para erigirse por encima de las clases explotadas, ni para pelear contra otras cla-
ses dominantes; aún cuando el tema de la hegemonía cultural es importante, aún cuando la
ideología dominante es capaz de influir seriamente sobre los dominados, ningún estado en la
historia se ha arriesgado a tratar de dominar desarmado. Por ello crea un ejército permanente,
quien se distingue en funciones y en capacidad del resto de la población.

El segundo rasgo característico (del Estado) es la institución de una fuerza pública, que ya no es el pueblo
armado. Esta fuerza pública especial hácese necesaria porque desde la división de la sociedad en clases es ya
imposible una organización armada espontánea de la población…esta fuerza pública existe en todo Estado;
y no está formada sólo por hombres armados, sino también por aditamentos materiales, las cárceles y las
instituciones coercitivas de todo género que la sociedad gentilicia no conocía.4

Aún cuando el tema de la posesión de armas es importante, esto no implica que radique prin-
cipalmente en ello el problema; precisamente Engels señala en su obra citada, que uno de los
componentes principales del Estado, es el Ejército Permanente, el cual se constituye como
una fuerza organizada por la clase dominante, cuya capacidad violenta supera a cualquier otra
forma de organización social. Incluso, por ello el ejército y la policía son diferentes, en la
2
Weber Max. 1919. Conferencia dictada ante la Asociación Libre de estudiantes de Munich.
3
Engels. F. El origen de la Familia la propiedad privada y el Estado. 1955. (1884) Marx y Engels, Obras escogidas
en dos tomos. Progreso Moscú. Tomo ii.Pag 319.
4
Ibid. 318.
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lógica de Estado, sólo puede haber un ejército, aún cuando hayan varias policías, y el ejército
es el único capacitado en el uso de ciertas armas y ciertas tácticas militares, en otras palabras,
el ejército permanente es el único cuerpo armado capacitado para la guerra.

Así pues, aún cuando un Estado pueda permitir que algunos de sus ciudadanos porten ar-
mas, esto no significa que vaya a permitir, por la vía de los hechos, que grupos surgidos de
las clases explotadas, se organicen militarmente, con paridad armamentística, para rebasar el
poder del mismo.

A diferencia de las concepciones derivadas del liberalismo burgués, el marxismo, al carac-


terizar al Estado, no lo hace desde la descripción jurídica, sino que lo hace a través de su
comportamiento en la lucha de clases, lo que cuenta en la caracterización del Estado para un
marxista es lo que hace y no lo que él mismo dice hacer. En ese sentido, el Estado es funda-
mentalmente una clase organizada para la dominación, a través de un aparato burocrático, un
ejército permanente y un sistema policiaco carcelario, fundamentalmente. Así pues, en la ló-
gica de Estado, entiéndase, en la lógica de la dominación burguesa, puede ser tolerado cierto
grado de transgresión de la ley, todo depende de quién lo haga, cómo lo haga y para qué lo
haga, asimismo, puede tolerar que ciertas personas, ajenas a los cuerpos militares o policiacos
utilicen las armas, pero todo depende de qué intereses proteja con ellas. Examinemos breve-
mente cada uno de los casos referidos; Estados Unidos y México.

Estados Unidos la sociedad capitalista por excelencia

La posesión de armas de fuego en Estados Unidos, pareciera ser un hito en su conforma-


ción histórica como nación independiente, se trata de un Estado que se fundó, expandió y
consolidó como dominio, a través de las armas, muchas de las cuales fueron empuñadas por
“ciudadanos”, los cuales eran concebidos como “los dueños de América”, pues el concepto
de ciudadano era equiparable al de propietario5.

Cuando Estados Unidos se fundó:

Casi todos los hombres blancos tenían armas y podían disparar. Y aunque el liderazgo revolucionario no se
fiaba de la turba, sabían que la revolución no resultaba atractiva ni para los esclavos ni para los indios. Así
que tendrían que seducir a la población armada blanca.6
5
La condición fundamental era propietario, y esto implicaba la tendencia casi absoluta de ser de origen anglosa-
jón y del sexo masculino.
6
Zinn, Howard. 2004. La otra Historia de Estados Unidos. hiru. Pag. 77.
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Los propietarios de Norteamérica, tuvieron en su expansión varios enemigos, los esclavos,


propiedad de los propietarios, los pueblos originarios de norteamérica”,7 quienes se rehusa-
ban a aceptar la propiedad privada, y los mexicanos, antiguos dueños de más de un tercio del
territorio norteamericano. Las armas, en propiedad de los “ciudadanos” norteamericanos,
tenían la finalidad de defenderse de estos grupos, quienes podían rebelarse en cualquier mo-
mento por tener intereses contradictorios a los del Estado norteamericano y los propietarios
de Norteamérica, o bien, podían desobedecer las normas y violentar la propiedad privada,
ya sea escapando de los amos, rompiendo cercas o practicando otras formas de propiedad.
Más adelante, el enemigo fundamental del Estado norteamericano pasaría a ser “la amenaza
comunista” surgida del movimiento obrero, tanto dentro como fuera de sus fronteras.

Asociaciones como la nra, quienes en estos momentos son de los principales defensores del
consumo y posesión de armas de fuego para los ciudadanos, reivindican precisamente ese
carácter, no son en lo más mínimo opositores del estado norteamericano, por el contrario,
son los más férreos defensores del mismo, miembros destacados de la misma, suelen pro-
mover el reclutamiento masivo para participar en las guerras imperialistas8. Dichos grupos,
entre los cuales predominan los partidarios del Partido Republicano, se conciben a sí mismos
como apoyo del Estado, como una extensión del mismo. Grupos de dichas características
son los que forman patrullas en la frontera sur de eu, para cazar trabajadores mexicanos y
centroamericanos.

Al respecto, ha destacado la crítica de algunos intelectuales pacifistas norteamericanos, quie-


nes horrorizados por la forma en que la cultura violenta norteamericana, combinada con la
excesiva presencia de armas, han provocado sucesos tan lamentables como los de Connecti-
cut, o Columbine, entre ellos sobresale el cineasta Michael Moore, quien opina qué:

Los estadounidenses creemos que está bien matar gente, creemos que está bien invadir un país que no tuvo
nada que ver con el 11 de septiembre. Creemos que está bien invadir un país en el que creemos que está Osama
Bin Laden, y resulta que está en otro país. Así que siemplemente matamos gente ahí. Y tenemos la pena de
muerte, la aprobamos. No estamos hablando de locos. Estamos hablando de nuestro gobierno que está creado
con gente del pueblo y para el pueblo y dice que está bien matar gente. Así que ¿por qué nos sorprende cuando
alguien transtornado que vive en la misma sociedad dice ‘Siento que quiero matar a alguien hoy’? Creeo que
debemos explorarnos nosotros mismos”.

7
Llamados por los anglosajones “indios”.
8
www.home.nra.org
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La demanda de Moore y sus partidarios aún cuando no reúne todas las consideraciones que
se le podrían exigir a un marxista, pues no lo son, es legítima, ellos han visto que las armas en
Estados Unidos sólo sirven para asesinar y no para hacer justicia, así sucede regularmente, en
el horizonte norteamericano, no aparece de manera significativa algún tipo de organización
armada que pretenda empuñar las armas en contra de los intereses de Estado.

Tal vez el único grupo que, en parte inspirado en el marxismo, pretendió utilizar el derecho
a la posesión de armas para defender los intereses de los explotados, fue el Partido Panteras
Negras para la autodefensa, quien recibió, sin embargo, un trato muy distinto de parte del Esta-
do Norteamericano al que recibe la nrf. A diferencia de la promoción conservadora de las
armas de fuego para la defensa de la propiedad privada, íntimamente ligada a la industria ar-
mamentística y al ejército, los Panteras Negras se armaron para proteger su organización y a
los barrios pobres de los abusos policiacos, además de hacer una profunda crítica del ejército
norteamericano en su calidad de ejército imperialista. Como sabemos, Huey Newton, líder
histórico del Partido Panteras Negras, fue asesinado y actualmente uno de sus miembros,
Mummia Abu Jamal, está sentenciado a muerte.

Tras la ola de asesinatos contra jóvenes afroamericanos, como el ocurrido en Fergusson Mis-
souri, a manos de cuerpos policiacos norteamericanos, y tras las protestas masivas que se han
generalizado sobre todo en 2014 y 2015 en contra del racismo y la brutalidad policíaca, ha re-
cobrado fuerza la necesidad de que los sectores que se han convertido en blanco impune para
los cuerpos policíacos, estén también armados, retomando la posición de las Panteras Negras.

A pesar de los hechos recientes mencionados, las posiciones políticas de ellos han sido temi-
das hasta por sectores que se reivindican de izquierda en Estados Unidos, quienes han prefe-
rido mostrar una oposición más bien a la manera liberal, es decir, en contra de los “excesos”
de las políticas del estado norteamericano y no contra su esencia.

México. Contrabando, autodefensa y rebelión.

En México, acceder a la propiedad de un arma de fuego, a pesar de que la constitución lo


permite, es mucho más difícil que en Estados Unidos, sin embargo, como sucede con todo
lo relativo al mundo capitalista, el dinero dispuesto a comprar, encuentra una mercancía en
manos de quien busca venderla. La restricción legal de la compraventa de armas, lejos de ase-
gurarse de que éstas no lleguen a las manos equivocadas, ha convertido el contrabando de las
mismas en un negocio muy lucrativo para contrabandistas así como policías y militares corruptos.
La restricción hace que los obreros y campesinos tengan un acceso muy limitado a armas de
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fuego, y si lo tienen es a armas de segunda mano, hechizas y de calidad muy baja, mientras que la
burguesía cuenta con guardias privadas perfectamente armadas, las mafias del contrabando lucen
armas nuevas de alto poder, y el ejército y policía renuevan constantemente las propias. El tráfico
de armas en México, no sólo está regulado, sino que está estrictamente vigilado, en lo que respecta
a la mayoría de la población, es decir, los explotados.

México, a diferencia de Estados Unidos, tiene una larga tradición de lucha armada de carácter
popular, los campesinos mexicanos han tomado las armas en varios momentos de la historia de
nuestro país para defender sus intereses en contra de los explotadores y del Estado, tanto mexi-
cano como norteamericano. El Estado mexicano, más que el norteamericano, vive con el temor
de que el pueblo trabajador armado, pueda enfrentarlo. Hoy mismo, existen organizaciones de
carácter revolucionario en México quienes consideran que la lucha armada es una necesidad, aún
cuando no la consideran la única forma de lucha.9

El problema de la posesión de armas para el Estado mexicano no es porque hay gente que puede
morir, no es porque aquí no sea buen negocio venderlas, es porque existe la posibilidad, cuando
menos más que en Estados Unidos, de que esas armas terminen siendo un instrumento de lucha
popular.

Por la vía de los hechos, el Estado mexicano no ha hecho prácticamente nada por desarmar el
sinnúmero de guardias privadas, fuertemente armadas, al servicio de los capitalistas en México, de
los legales y de los ilegales, no parece incomodarse demasiado con el contrabando ni con el ase-
sinato de civiles inocentes; por el contrario, en todos los niveles de gobierno existe una continua
retroalimentación con el llamado “crimen organizado”.

Sin embargo, cuando grupos de trabajadores, pequeños comerciantes, pequeños ganaderos, cam-
pesinos o comuneros, toman las armas para defenderse de los grupos privados al servicio de capi-
talistas legales e ilegales, el Estado mexicano actúa inmediatamente y conmina escandalizado a po-
ner un alto; así lo declaró el presidente Peña Nieto, quien afirmó ante empresarios japoneses que:

Más allá de las autodenominaciones que puedan tener estos grupos, las eventuales prácticas que hagan queriendo ha-
cer justicia por propia mano, son actividades que están fuera de la legalidad, y que mi gobierno habrá de combatir1011

9
Para mayores referencias está la página: www.cedema.org
10
Excelsior. 2013. México DF 4 de Octubre.
11
Declaración hecha por Enrique Peña Nieto durante su última visita a Tokio.
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Sin embargo el verdadero temor del Estado mexicano no es que un ciudadano, acompañado
de un arma, decida hacer “justicia por su propia mano”, lo que verdaderamente le preocupa
es que lo haga un grupo organizado, donde predominen los explotados, y que ese grupo,
organizado originalmente para la autodefensa de su forma de vida, ya sea comunitaria o no,
se forme un ideario propio y un programa político.

A pesar de que existe una tremenda confusión en cuanto a qué grupos de “autodefensa” en
verdad lo son, cuáles son una pantalla de organizaciones de contrabandistas y cuáles son una
pantalla del propio Estado, está claro que sí existen, sobre todo en Michoacán y Guerrero,
algunas comunidades y pueblos que indiscutiblemente están organizadas desde abajo para
ejercer la autodefensa, es el caso de la comunidad indígena de Cherán y otras de la meseta
p’urhépecha, como también es el caso de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias -
Policía Comunitaria, en Guerrero.12

Ante esta realidad, es decir, ante el hecho indiscutible de que existen grupos de comuneros,
trabajadores y campesinos organizados para la autodefensa, colectivamente, el Estado mexi-
cano escucha voces de la burguesía que reclaman su inmediata disolución por la vía de la
fuerza, pero otras que también contemplan la posibilidad de legalizarlas y convertirlas en una
especie de instrumento ciudadano de Estado, algo más parecido a lo que ocurre en Estados
Unidos. También, el Estado mexicano practica ya la promoción de falsos grupos de autode-
fensa, controlados por ellos mismos, quienes sirvan para combatir a los que efectivamente
han surgido desde abajo.

En síntesis, podríamos afirmar que está claro que las armas por sí mismas no asesinan a na-
die, son objetos que requieren la acción de un ser humano quien movido por la conciencia de
su entorno, tiene una valoración de cómo y por qué ha de dispararse un arma. En ese sentido,
no podemos olvidar que en la sociedad capitalista, lo cual es común tanto a México como a
Estados Unidos, priva la ideología burguesa, por tanto lo más probable es que un arma sea
accionada por orden de la burguesía, o bien, obedeciendo a preceptos de la conciencia bur-
guesa, es decir, en defensa de la propiedad privada y en contra de personas sin propiedad o
con muy escasa propiedad.

Las armas de fuego, como tantos otros inventos desarrollados simultáneamente con el ca-
pitalismo, no son accionados por el hombre en general, no son diseñados por el hombre en
general, ni son utilizados por el hombre en general, son instrumentos diseñados por y para el
12
Existen muchos otros casos en donde es muy probable que el proceso de autodefensa sea legítimo, sin embar-
go la información no es suficiente para afirmarlo en el mismo grado de los ejemplos citados.
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capital; por tanto, procede aquí el razonamiento que Marx hacía con respecto de las máquinas
cuando decía que el problema del obrero no es la máquina como tal, sino su uso capitalista,
las máquinas al servicio de una sociedad donde los trabajadores tomen las decisiones, ten-
drían una función muy distinta13. Lo mismo ocurre con las armas.

Sin embargo desde el punto de vista de la lucha popular en México, es muy importante tener
claro que el arma no hace a la autodefensa, sino que el principal instrumento que tienen los
explotados es la organización; una organización desarmada puede hacer más que una desor-
ganización armada, lo cual, como es el caso de eu, es más fácil que conduzca a tragedias que
a liberación.

Desde el punto de vista marxista podemos ubicar que las situaciones aquí mencionadas pue-
den provocar mucha confusión, sobre todo si no se ponen en su justa dimensión tanto las
particularidades y generalidades del problema; así pues, vemos como alrededor de dichas
situaciones se puede hacer un culto abstracto a la paz o bien a la violencia.

Por un lado, si sólo tomamos como referencia las tragedias ocurridas en Estados Unidos, y
nos concentramos en el tema de las armas y la violencia en general a partir de esa experiencia
particular, podríamos reforzar posiciones de carácter pacifista pequeñoburguesa, en donde se
condena el uso de la violencia en general y considera tan partícipe y responsable de la misma
a quien la ejerce para someter como a quien la ejerce para liberar. Las posiciones pacifistas al
interior del movimiento popular, suelen cumplir la función de reprimir y limitar las formas de
lucha de los explotados, es decir, la lucha pacifista no logra inhibir significativamente el arma-
mento de Estado, no logra hacer que éste desarme o reduzca sus ejércitos, ni logra impedir
que los utilice cuando lo considera conveniente; en cambio sí logra crear confusiones en el
movimiento popular y mantenerlo con la guardia baja frente a su enemigo, aferrándose a su
visión pequeñoburguesa, considera que la posición intermedia en la lucha de clases es la idó-
nea y que los extremos son los que causan la violencia. Con argumentos pacifistas, por ejem-
plo, la oligarquía colombiana reclama la desmovilización de las fuerzas insurgentes a la vez
que justifica la presencia militar del ejército colombiano en la vida cotidiana de la población.

Por otro lado existe el culto a la violencia propio de algunas tendencias anarquistas e infan-
tiles, cuando se hace apología de ella, cuando se piensa en la violencia como la esencia de la
liberación. Desde el punto de vista marxista no es así, la violencia es una necesidad histórica
que es resultado de las contradicciones y del choque de fuerzas e intereses. Llegado el mo-
13
Marx, Karl. El capital, crítica de la economía política. Tomo i. 1958 (1873). Capítulo xiii Maquinaria y Gran
Industria.
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mento y cuando la acumulación de fuerzas sea la necesaria, el proletariado, organizado para la


toma del poder, tendrá que ejercer en alguna forma la violencia contra la burguesía para for-
zarla a abandonar el control de los medios de producción y del Estado. Pero esto de ninguna
forma significa que se busque a toda cosa la organización de la violencia, en cierta forma
un comunista evita hasta donde es posible el uso de la violencia, no la disfruta ni clama por
ella; su ejercicio no es resultado de los deseos de vengar los agravios de la burguesía, sino el
resultado del análisis marxista que indica que existen contradicciones irreconciliables en la so-
ciedad dividida en clases. De hecho, tal como lo muestra tanto el caso norteamericano como
mexicano, el uso de la violencia y de las armas tiende a favorecer los intereses del capital.

Las posiciones que claman por un culto a la violencia y la confunden con combatividad
revolucionaria son propias de la pequeña burguesía, fenómeno analizado por Lenin quien
afirmó que:

…ese pequeño propietario, ese pequeño patrono, cae con facilidad en el revolucionarismo extremista, pero es
incapaz de manifestar dominio de sí mismo, espíritu de organización, disciplina y firmeza. El pequeño bur-
gués “enfurecido” por los horrores del capitalismo es, como el anarquismo, un fenómeno social propio de todos
los países capitalistas. Son notorias la inconstancia de este revolucionarismo, su esterilidad y la facilidad con
que se transforma rápidamente en sumisión, en apatía, en fantasía, incluso en un entusiasmo “furioso” por
tal o cual corriente burguesa “de moda”.14

En muchas ocasiones incluso es el propio Estado quien puede purgar a la sociedad para hacer
uso de la violencia en etapas de desarrollo prematuro de la organización, consiguiendo con
esto pasar el conflicto al terreno en donde tiene toda la ventaja para ganar. El proletariado no
pugna por el uso ilimitado de las armas, sino que el marxismo reivindica su uso, así como el
de la violencia en general, como el instrumento con el cual puede derrotarse al aparato repre-
sivo, y mediante el cual puede defender sus conquistas en contra de la resistencia burguesa.
Este empleo de las armas, por tanto pasa por la organización de clase, por una definición
programática clara, por la disciplina y por el compromiso de sólo utilizarla en esos casos. La
finalidad a largo plazo es que en efecto las armas pasen a ser únicamente artículos deportivos
o piezas de museo con las que las nuevas generaciones puedan apreciar el grado de trastorno
al que había llegado la sociedad capitalista y comprendan la necesidad de no repetir aquellas
circunstancias.

14
Lenin v.i. 1977 (1929) La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo. Obras escogidas en 12
tomos. Tomo xi. Progreso. Moscú. 1977.
18 |Revista Marxismos

Es precisamente en el terreno de la organización en donde se debe plantear un qué y para


qué de las cosas, y es ahí donde debe señalarse una ruta a seguir, donde debe identificarse al
enemigo, donde han de construirse alianzas y donde ha de irse forjando la voluntad colec-
tiva, es ahí donde un grupo sabrá si verdaderamente se auto-organiza, si verdaderamente se
construye a sí mismo, o sólo está siendo organizado por el Estado o por el mismo capital.
Con organización consciente y eficiente del lado de los explotados, no sólo será legítima la
autodefensa, sino que además se estará en posibilidad de decidir qué hacer con otros inventos
y con otros problemas que nos guste o no son parte de la realidad actual. De cualquier modo,
la organización es un paso indispensable hacia el futuro.

Bibliografía:

Weber Max. 1919 Conferencia dictada ante la Asociación Libre de estudiantes de Mu-
nich.

Engels. F. El origen de la Familia la propiedad privada y el Estado. 1955 (1884). Marx y Engels,
Obras escogidas en dos tomos. (Moscú. Progreso Tomo ii).

Marx, Karl. 1958 (1873). El capital crítica de la economía política. Tomo i (México d.f. fce).

Lenin V.I. La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo. 1977 (1920) Obras esco-
gidas en 12 tomos. Tomo xi. Progreso. Moscú. 1977.

Zinn, Howard. 2004. (2000) La otra Historia de Estados Unidos. (México d.f. hiru) .
Salario, empleo y pobreza, redimensionando la función económica y
sistémica de estas tres variables a partir de la aplicación de las
categorías Marxistas al caso de México.

Carlos Armando Cisneros Ruiz.1

Introducción.

En la tradición marxista se suele decir y no sin razón ni argumentos que el salario, entendido
éste como el pago que se le da a una persona por la venta del uso de su fuerza de trabajo por un
tiempo determinado (Cisneros, 2013) y por tanto el trabajo asalariado, son el pilar fundamental
sobre el que se sostiene el actual sistema de producción, denominado comúnmente como
capitalista. Sin embargo en la propia búsqueda y estudio de esta forma particular de trabajo
nos encontramos con que, esta forma de trabajo se encuentra sostenida a su vez por un
fenómeno ampliamente conocido: pobreza a nivel estructural, y que por tanto, si esto es así,
tenemos entonces que la base general sobre la que en primera y última instancia se sostiene
la actual forma predominante de producción es la pobreza generalizada de los seres humanos. Y
que por tanto, para poder ser, para poder permanecer el sistema de producción dominante
necesita de la existencia y perene permanencia de ésta.

Partiendo de esta última idea como hipótesis, en la exposición siguiente habremos de intentar
mostrar su validez o falsedad realizando la exposición en tres ejes fundamentales. En primer
lugar discutiremos de dónde es que proviene, cómo se explica aquella atrevida afirmación,
en un segundo momento comentaremos la formación del desempleo a nivel sistémico o
estructural como uno de los mecanismos mediante los que se crea la base económico social
del modo dominante de producción y finalmente mediante la presentación de la situación
mexicana en lo referente fundamentalmente al nivel del salario habremos de mostrar dos
cosas, formas concretas mediante las cuales se eterniza dicha base al interior de la sociedad,
todo esto para concluir entre otras cosas que la organización económica de la sociedad se
1
Lic. En economía por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y estudiante del programa de
maestría en Ciencias del Desarrollo Rural Regional en el Centro Regional Universitario Centro Occidente de la
Universidad Autónoma Chapingo.

19
20 |Revista Marxismos

ha instaurado de tal modo que para la gran mayoría de las personas viva en condición de
pobreza y les resulte absolutamente imposible salir de su condición de carencia y necesidad
sin importar lo que hagan.

1) Descubriendo la base social de la producción capitalista/del modo de producción


actualmente dominante

Cualquier tipo de producción desde el inicio de los años hasta la actualidad ha necesitado de
los seres humanos. La robótica no ha llegado el nivel en el que las personas nada tengan que
ver con la producción. Los seres humanos tienen un papel fundamental en la producción sin
importar cuál sea la forma social que ésta adquiera. Ahora bien si nos concentramos solamente
en el actual modo de producción tenemos que, para que el dinero destinado a convertirse
en capital pueda ser tal, además de convertirse en los elementos de la producción, necesita
ante todo de las personas; pero no en calidad de personas sino en su calidad de trabajadores
y trabajadoras asalariadas. Se suele decir, qué harían las personas, particularmente las y los
trabajadores, sin el capital, sin embargo la pregunta fundamental para este último es, qué haría
el capital sin las y los trabajadores asalariados, pues sin la existencia de éstos y éstas, simple y
sencillamente no podría ser tal.2

Pero, cómo se le hace para que de manera sistémica existan este tipo muy particular de
trabajadores y trabajadoras, cómo se le hace sobre todo cuando se reconoce que las personas
no son de por sí trabajadoras asalariadas, desempleadas, pobres o cualquier otra clasificación
económica de su condición de vida, cuando se reconoce que no es algo con lo que se nazca,
que tampoco son mercancías, ni se compran y se venden a voluntad, que tampoco son
herramientas de trabajo o medios de producción aunque a veces parezca ser la única forma
en que cuenta y se visibiliza su existencia, es decir, que no son cosas aunque muchas veces se
les trate como tales.

Parecería obvio de saber y de entender, pero aun así muchas veces no se sabe y mucho menos
se entiende y por ello, no está de más recordarlo, pues no son pocos los autores antiguos o
recientes que aún el día de hoy reducen a las personas a “trabajo”, dígase los autores clásicos
como Smith y Ricardo o más recientes como Friedman y Jeffrey Sachs, comprobable en
expresiones como “salarios del trabajo” o “precio del trabajo”, como si el trabajo y no la
persona que trabaja fuese quien percibe el salario.

2
Para entender esta afirmación recomiendo la lectura del capítulo 4 del Tomo I de El Capital.
Educación, Política y Sociedad | 21

Pero, por qué no se venden entonces las personas como mercancías y, si no se venden las
personas, entonces qué es lo que se vende. Si fueran las personas en su integralidad lo que
se vendiera como mercancía, como una cosa, entonces se les estaría vendiendo en calidad
de esclavas y entonces, estaríamos hablando de trabajo esclavo y no de trabajo asalariado.
Esta particular situación, por tanto, pone en evidencia una de las características esenciales del
trabajo asalariado, a saber, que éste se funda en la libertad jurídica de las personas y que por
tanto prohíbe la esclavitud.

Pero nos queda todavía un cuestionamiento por resolver, si el trabajo asalariado parte de la
imposibilidad jurídica de que los seres humanos se vendan como esclavos, entonces qué es
lo que se vende, qué es lo que se compra, lo que las personas venden es su fuerza de trabajo,
misma que según el autor responsable de su elaboración conceptual se refiere a “el conjunto
de las facultades físicas y mentales que existen en la corporeidad, en la personalidad viva de
un ser humano y que él pone en movimiento cuando produce valores de uso de cualquier
índole” (Marx, 2005: 203).3

Pero al igual que las personas, esta capacidad de trabajar que reside en ellas no es de por sí
mercancía, como en realidad nada lo es. Al no serlo, el que no lo sea, plantea un problema
fundamental para la producción que utiliza, que se basa en el trabajo asalariado, para la
producción capitalista, pues para que ésta se pueda llevar a cabo, para que el dinero en manos
de una personas se pueda valorizar y convertirse en capital “nuestro poseedor de dinero
tendría que ser tan afortunado, como para descubrir dentro de la esfera de la circulación, en
el mercado, una mercancía cuyo valor de uso poseyera la peculiar propiedad de ser fuente de valor;
cuyo consumo efectivo mismo, pues, fuera objetivación de trabajo y por tanto creación de valor. Y
el poseedor de dinero encuentra en el mercado esa mercancía específica: la capacidad de trabajo o
fuerza de trabajo” (Marx, 2005: 203).

Es decir, el poseedor de dinero tendría que ser tan afortunado como para encontrar en calidad
de mercancía esto que se torna como una condición sine qua non para que pueda dar inicio a
3
Esta es una categoría de análisis creada por Marx. Antes de la aparición de su Crítica a la Economía Política no
existía y, pese a que han pasado alrededor de 150 años de su creación, son escasas las discusiones económicas que
la consideran. La omisión y no utilización de ella por parte de muchas corrientes del pensamiento económico
recientes, tales como la monetarista ha llevado y mantenido un sin número de errores de diverso tipo, como
por ejemplo la confusión ó no distinción presente desde la escuela clásica del pensamiento económico (Smith,
Ricardo, Stuart Mill, etc.) de las personas, con su actividad productiva y el producto de esa actividad, lo cual no
sólo no les ha permitido avanzar sobre este y otros aspectos sino incluso retroceder en los análisis teóricos a un
nivel de discusión anterior al propio Adam Smith.
22 |Revista Marxismos

un tipo muy particular de producción, tendría que encontrarla en calidad de mercancía pues
de otro modo no podría comprarla, no podría adquirirla, al menos no mediante la compra. Si
esto es así, entonces convendría por lo menos señalar qué es lo que hace que algo, incluida la
fuerza de trabajo se convierta en mercancía.

Para que cualquier objeto, sea cual fuere, se convierta en mercancía ha de reunir una serie de
características muy particulares, mismas que mencionaremos solamente sin dar la explicación
particular de cada una de ellas,4 no por considerarla innecesaria sino por una cuestión de
espacio y de no desviar la atención sobre lo que estamos discutiendo, las cuales son las
siguientes: ser valor de uso, ser valor, ser consumida por una persona diferente a su productor
y ser adquirida o cedida, según sea el caso, por medio del intercambio (Marx, 2005). Pero
aunque éstas son las características que cualquier objeto necesita reunir para convertirse en
mercancía como la mercancía fuerza de trabajo no es cualquiera, como es diferente a todas las
demás entre otras cosas por ser la única capaz de engendrar el valor, necesita de la presencia
de algunas condiciones adicionales para que se pueda convertir en tal.

Al respecto Marx menciona a las siguientes;

1…”Para que su poseedor la venda como mercancía es necesario que pueda disponer de la
misma y por tanto que sea propietario libre de su capacidad de trabajo, de su persona.” (2005:
204).

2… Para que la relación de intercambio, relación entre comprador y vendedor de la fuerza


de trabajo perdure “es necesario que el poseedor de la fuerza de trabajo la venda siempre por
un tiempo determinado, y nada más, ya que si la vende toda junta, de una vez y para siempre, se
vende a sí mismo, se transforma de hombre libre en esclavo, de poseedor de mercancía en
simple mercancía”, así es que cuando vende su fuerza de trabajo, la cede para su consumo,
pero “solo transitoriamente por un lapso determinado, no renunciando por tanto, con su
enajenación a su propiedad sobre ella.” (2005: 204).

3… Que el poseedor de la fuerza de trabajo, “en vez de poder vender mercancías en las que
se haya objetivado su trabajo, deba, por el contrario, ofrecer como mercancía su fuerza de
trabajo misma, la que solo existe en la corporeidad viva que le es inherente. –Pues –“para
que alguien pueda vender mercancías diferentes a su fuerza de trabajo, ese alguien tendrá
que poseer naturalmente medios de producción, por ejemplo materias primas, instrumentos de
4
La explicación detallada de cada una de las características de la mercancía se encuentra en el capítulo 1 del tomo
I de El Capital
Educación, Política y Sociedad | 23

trabajo, etc. No se pueden hacer botines sin cuero. Necesita además, medios de subsistencia. Nadie
puede vivir de los productos del porvenir y por ende de valores de uso cuya producción aún
no ha finalizado, y al igual que en el primer día de su aparición sobre el escenario terrestre,
el hombre cada día tiene que consumir antes de producir y mientras produce.” (Marx, 2005:
205).

Marx sintetiza todo lo anterior de la siguiente manera: “para la transformación del dinero en
capital, el poseedor de dinero, pues, tiene que encontrar en el mercado de mercancías al obrero libre;
libre en un doble sentido, de que por una parte dispone, en cuanto a hombre libre, de su fuerza
de trabajo en cuanto mercancía suya, y de que, por otra parte, carece de otras mercancías para
vender, está exento y desprovisto, desembarazado de todas las cosas necesarias para la puesta
en actividad de su fuerza de trabajo” (2005: 205).

Como se aprecia en la cita anterior, una condición que se debe cumplir para que el dueño del
dinero pueda adquirir esta mercancía especial es; que se halle disponible en el mercado y que
se halle como mercancía, pues no le serviría de mucho tener dinero si no pudiese comprarla
y, no podría hacerlo porque aunque la fuerza de trabajo reside en la corporeidad de cada ser
humano, eso de ninguna manera quiere decir que se estuviese vendiendo en el mercado como
mercancía, aunque existiese no podría adquirirla y disponer de ella, y por tanto, su dinero
jamás podría convertirse en capital, jamás podría valorizarse. Ya lo mencionaba en una cita
Marx “aunque una persona poseyese 100,000 acres de tierra y otras tantas libras esterlinas e
igual número de cabezas de ganado ¿qué sería, sin obreros, este hombre tan rico, más que un
simple obrero” (Bellers en Marx 2006: 519).

¿Por qué motivo las personas se presentan al mercado como vendedoras de su fuerza de
trabajo, por qué se presentan como obreros asalariados(as)? si “la naturaleza no produce por
una parte poseedores de dinero o de mercancías y por otra parte personas que simplemente
poseen sus propias fuerzas de trabajo, esta relación -entre el obrero y el capitalista- no pertenece
al ámbito de la historia natural, ni tampoco es una relación social común a todos los periodos
históricos. Es en sí misma, ostensiblemente, el resultado de un desarrollo histórico precedente,
el producto de numerosos trastrocamientos económicos” (Marx, 2005: 206). ¿Qué es lo que
hace que la población se encuentre “dispuesta” a vender “voluntariamente” su fuerza de
trabajo? La respuesta ya se mencionó más arriba, se encuentra presente en la tercera de las
características adicionales que la fuerza de trabajo requiere para ser vendida como mercancía
señalada por Marx, es simple pero dolorosamente el hecho de que la persona se encuentra
“libre” en un sentido muy particular, se encuentra libre, carente de todas las cosas necesarias para vivir
24 |Revista Marxismos

y para producir ella misma, es decir, que ¡lo que hace que las personas vendan su fuerza de trabajo como
mercancía no es más que su condición de miseria y hambre!

Si para que las personas sean sujetas a ser asalariadas y serlo por su propia “voluntad” además
de ser libres jurídicamente, han de encontrarse sumidas en la completa miseria, la miseria es por lo
tanto, el medio que obliga a las personas a vender su fuerza de trabajo como mercancía. Allá
por comienzos del siglo xviii las gentes adineradas ya lo entendían muy bien, “Allí donde la
propiedad esté lo suficientemente protegida, sería más fácil vivir sin dinero que sin pobres, pues,
¿quién, si éstos no existiesen, ejecutaría los trabajos?” (Mendeville en Marx 2006: 519). ¿Qué
si no es la pobreza y el hambre lo que engendra la dolorosa necesidad de venderse a otros
para poder comer, qué, en mundo donde por la ley, pero sobre todo por la dignidad humana
se prohíbe la esclavitud?

Entonces, si la pobreza humana es la base, la condición fundamental sobre la que en primera


y última instancia se sostiene la producción de tipo capitalista y entendiendo también que,
como el sistema de producción es eso un sistema, para poder ser necesita que de igual manera,
de manera sistémica, y en proporción a su magnitud se encuentre, se disponga y en gran cantidad
de este tipo tan particular de población5, pues de otro modo no podría desarrollarse como tal.

Pero la situación jamás puede quedarse en esos términos, pues el hecho de que exista suficiente
cantidad de pobres dispuestos por su pobreza a sujetarse como trabajadores y trabajadoras
asalariadas no termina de resolver el problema, si este tipo de producción fundado en el
hambre de las personas y en su libertad jurídica pretende perdurar en el tiempo, no extinguirse
en una generación, entonces ha de encontrar la manera para igual que ella mantener en el
tiempo la existencia de este tipo de población, es decir, ha de asegurarse que en todo espacio
donde la producción capitalista tenga lugar y en todo momento existan personas en condición
de pobreza. Ocupa de su existencia permanente pues de otro modo en una generación ó en
menos desaparecería.

En este sentido, se torna fundamental el conocer, y entender los mecanismos mediante los
cuales de manera sistémica la producción dominante se las arregla todos los días para que esta
base sobre la que se levanta permanezca y crezca según su necesidad, tiempo y modo lo exija.
Y es respondiendo a esa necesidad que continuaremos la explicación con la exposición breve
5
En términos de la producción capitalista a ésta no le interesa la existencia de las personas por el mero hecho de
ser, lo que le interesa es la posibilidad real de poder usar la fuerza de trabajo de éstas en la producción y usarla de
modo capitalista, es decir, poder obtener una ganancia de su uso. La única existencia que necesita es la existencia
como mercancía.
Educación, Política y Sociedad | 25

de algunos de los mecanismos más importantes mediante los cuales la moderna producción
logra reproducir esas personas en cantidad suficiente y aun más que, ante todo y sobre todo
cumplen con la condición fundamental de encontrarse desprovistas de todo, sin ninguna
alternativa, sin ninguna opción de vida más que vender su fuerza de trabajo para poder vivir.

2) Desempleo estructural ó sistémico, mecanismo de producción y reproducción de


la base fundamental de la producción específicamente capitalista.

Los mecanismos creados y utilizados por el sistema social actualmente dominante para
producir y reproducir su forma de producción, pero no solo, han sido y son muchos y muy
variados. A continuación habremos de abordar uno que dentro de todos presenta un carácter
primordial por su enorme y muy variada funcionalidad, mecanismo que además condensa
dentro de sí muchos de los elementos reproductores del sistema de producción.

Trataremos de explicar, aunque de manera muy breve, cómo es que, dentro de la producción
de tipo capitalista, se crea este fenómeno económico y social muy importante, que además de
tener la peculiar característica de presentar una tendencia a incrementarse progresivamente,
que se levanta como uno de los mecanismos imprescindibles de la conservación y reproducción
de la base fundamental del tipo de producción dominante por su carácter y presencia a nivel
estructural. Y es la razón de su presencia en este nivel, en esta dimensión, sobre lo que nos
habremos de centrar. Nos referimos a algo que comúnmente se conoce como desempleo pero
que, como lo habremos de presentar en su carácter orgánico con la forma de producción
de la que es resultante, en una dimensión en algún sentido más profunda a la tradicional,
relacionándolo, como en la realidad lo está, con el sistema en su totalidad, este nombre le
queda corto pues no evidencia su carácter sistémico y por lo tanto lo habremos de denominar
desempleo sistémico, para mostrar su verdadera presencia y el verdadero rol que juega dentro de
la reproducción del actual sistema de producción.

En este sentido y para que se pueda entender lo más claro posible habremos de recurrir
a algunas de las explicaciones en torno a lo que Marx y Engels denominaron como ejército
industrial de reserva y a su vez en otra de las categorías creadas por Marx, la composición orgánica
del capital.6

6
Ante la imposibilidad de señalar en unas cuantas páginas lo explicado en capítulos enteros en el libro de Marx, es
evidente que la comprensión del tema pueda ser limitada, por ello, para obtener la necesaria y valiosa explicación
de este tema, la lectura directamente de la sección quinta y séptima de El Capital se vuelve lectura imprescindible.
26 |Revista Marxismos

Tenemos entonces que el ejército industrial de reserva es una categoría de Marx y es


también, una muy particular clasificación económica de un determinado tipo de población.
En la discusión que hace en torno a la formación de este ejército, de esta gran parte de la
población, se puede apreciar lo que según el autor, es el papel y la situación de las mayorías
en el sistema de producción hasta ahora predominante. En este sentido, lo primero que
abordamos a continuación es la explicación que nos da para poner en descubierto cómo
es que el mecanismo propio y específico de la producción de tipo capitalista forma, crea, al
ejército industrial de reserva, al desempleo sistémico.

Partiendo de una composición orgánica7 constante del capital, es decir, considerando que la
acumulación capitalista camina en línea recta, sin ningún cambio ni avance en la composición
técnica de la producción, Marx nos menciona que bajo una lógica simple —misma que ya
había sido mencionada antes que él— la acumulación del capital tiende a crecer o nunca
a disminuir, en este sentido tenemos que, con cada incremento en el monto del capital
destinado a la producción, se genera un incremento en la demanda de fuerza de trabajo y a
partir de cierto límite8; cuando la demanda sobrepasa la oferta, el precio de la fuerza de trabajo comienza a
elevarse9. Sin embargo, nos menciona también que bien puede pasar algo en sentido opuesto;
que la acumulación de capital se desacelere, que disminuya o crezca de manera lenta, bajo
estas condiciones sucedería algo muy distinto, la demanda de fuerza de trabajo descendería y
con ésta también lo haría su precio.

Hasta aquí lo planteado por Marx no se distingue en nada de los planteamientos de los
clásicos sobre este mismo punto; sin embargo, aun partiendo de ésta discusión al señalar que,
7
“Atendiendo al valor, la composición del capital depende de la proporción en que se divide en capital constante
o valor de los medios de producción y capital variable o valor de la fuerza de trabajo, suma global de salarios.
Atendiendo a la materia, a su funcionamiento en su proceso de producción, los capitales se dividen siempre
en medios de producción y fuerza viva de trabajo; esta composición se determina por la proporción existente
entre la masa de medios de producción empleados, de una parte, y de la otra, la cantidad de trabajo necesaria
para su empleo. Llamaremos a la primera composición de valor y a la segunda composición técnica del capital… doy a la
composición de valor, en cuanto se halla determinada por la composición técnica y refleja los cambios operados
en esta, el nombre de composición orgánica del capital (Marx, 2006: 517).
8
Este límite jamás fue comprendido por los autores clásicos, dígase Adam Smith, David Ricardo, John Stuart Mill
y no lo es hasta el día de hoy por muchas de las actuales corrientes económicas más recientes como la monetarista.
De esta incomprensión surge la idea falsa de que todo incremento en el capital incrementa la demanda de
“trabajo” y de que todo incremento en dicha demanda incrementa el salario, por ser este el precio del “trabajo”.
Esta incomprensión es causada entre otras cosas por la estrechez de su marco categorial de análisis, por aceptar y
constreñir las explicaciones económicas al circuito cerrado de la oferta y la demanda.
9
Este límite, conviene mencionarlo, nuca se ha alcanzado es en las sociedades modernas, la prueba más patente
de ello es el desempleo, pues para llegar a él habría antes que haberlo desaparecido completamente.
Educación, Política y Sociedad | 27

son las variaciones absolutas en la acumulación del capital lo que provoca una escasez o abundancia de fuerza
de trabajo, que no es el crecimiento absoluto natural de la población lo que la hace insuficiente o superflua,
contradice completamente los planteamientos fundamentales de los autores clásicos de la
economía (2006: 523), pues ellos consideraban que era el crecimiento absoluto de la población lo que
generaba el desempleo, que la razón de no tener empleo radica en la gente misma, por no ajustar su número
a las necesidades de explotación del capital, es decir por no vivir solamente la cantidad de personas
que el capital es capaz de emplear (Smith, 2008- Ricardo, 2008- Mill, 2006).

El señalamiento expreso del autor al respecto es el siguiente.

“Como se ve…no es el descenso operado en el crecimiento absoluto o proporcional de la


fuerza de trabajo o de la población obrera el que hace que sobre capital, sino que, por el
contrario, el incremento del capital hace que sea insuficiente la fuerza de trabajo explotable.
Y, en el segundo caso, la insuficiencia del capital no se debe al descenso operado en el
crecimiento absoluto o proporcional de la fuerza de trabajo o población obrera, sino que
es, por el contrario, la disminución del capital la que crea un remanente de fuerza de trabajo
explotable” (Marx, 2006: 523).

Como se observa, para este autor la respuesta de si hay muchas o pocas personas, se debe
de plantear y es determinada por el grado de acumulación del capital, es éste el que hace
innecesaria o necesaria a la población, el que hace que sobren o falten brazos para trabajar.
Sin embargo, no debemos olvidar que la idea que ha sido discutida, se hace partiendo del
supuesto de que la composición orgánica del capital es constante; aun así, el señalamiento de
Marx consideramos, es muy acertado.

Sin embargo, como bien lo señala el mismo autor, el proceso de acumulación de capital para
nada se conforma con avanzar siempre sobre una misma base técnica, sobre una composición
orgánica del capital fija. La tendencia en el mediano y largo plazo de la productividad del
trabajo en el capitalismo es al incremento –cada vez más en el largo que en el mediano plazo
hay que decir, y el corto hace mucho ya que desapareció-, mismo que se expresa de diversas
maneras, siendo una de ellas la elevación de la composición orgánica del capital, es decir,
el incremento relativo de la parte constante del capital respecto a su parte variable ó lo que
también es lo mismo, el incremento en la cantidad de medios de producción manipulados por
la misma cantidad de fuerzas de trabajo.10
10
“El cambio operado en la composición técnica del capital, este incremento de la masa de los medios de producción,
comparada con la masa de los medios de trabajo que la pone en movimiento, se refleja a su vez, en su composición de valor,
en el aumento del capital constante a costa del capital variable” (Marx, 2006: 526).
28 |Revista Marxismos

Con esta consideración, este autor da un paso adelante en el análisis respecto a sus antecesores
clásicos, pues éstos nunca consideraron los efectos que las modificaciones en la composición
orgánica del capital provoca en la demanda de fuerza de trabajo y de otros factores.

A fin de obtener un mejor entendimiento de los cambios que al interior de la producción y


fuera de ella se presentan al modificarse la composición orgánica ponemos el siguiente ejemplo.

Expresado en porcentaje, antes del cambio en la productividad del trabajo, un capital se


dividía en un 50% en la adquisición de medios de producción y materias primas y el otro 50%
en la adquisición de fuerza de trabajo. Después, al incrementarse la productividad del trabajo,
el capital se divide de una manera diferente, ahora el 80% de él, se destina a la adquisición de
materias primas y medios de producción y solo el 20% en fuerza de trabajo. Como se puede
observar, se generó un cambio en la composición técnica y de valor del capital, es decir, un
cambio en la composición orgánica de éste y además, ocurrió en un sentido particular, que
siempre es el mismo; se elevó la parte del capital destinada a la adquisición de medios de
trabajo y materias primas y disminuyó la parte destinada a la adquisición de fuerza de trabajo.
Por tanto, la elevación en la composición orgánica del capital significa que, el desembolso
que se realiza en materias primas y medios de producción es cada vez mayor en relación con
el que se hace en fuerza de trabajo. Esto provoca un efecto muy específico sobre la demanda
de fuerza de trabajo y sobre su precio, ya en el ejemplo podemos ver que el monto de capital
destinado a la adquisición de fuerza de trabajo disminuyó, al pasar de un 50% a un 20%, lo
que significa que se dará empleo a una cantidad menor de fuerzas de trabajo. Si tal cambio en la
composición orgánica del capital, por los efectos de la competencia entre las y los capitalistas
–suponiendo que ésta exista- se produjera en una rama o más de alguna de la producción tenemos
que, al reducirse el monto del capital destinado a la compra de fuerza de trabajo en un 30%, la
demanda de ésta disminuiría y se dejaría sin empleo de forma generalizada, es decir, de forma sistémica
nada más que al 60% de las personas que antes laboraban, desatando toda una serie de efectos que
habremos de comentar un poco más posteriormente.

“Sin embargo, la disminución del capital variable con respecto al capital constante o los
cambios operados en la composición del capital solo indican aproximadamente los cambios que se operan
en la composición de sus elementos materiales… por lo demás, aunque el proceso de acumulación
disminuya la magnitud relativa del capital variable, no excluye con ello, ni mucho menos, el
aumento de su magnitud absoluta” (Marx, 2006:527).

Al utilizar en el ejemplo las proporciones, se dificulta ver con claridad los cambios técnicos
en la producción, es decir, la cantidad real de materias primas y medios de producción que
Educación, Política y Sociedad | 29

una determinada cantidad de fuerza de trabajo es capaz de consumir en la producción, de


poner en movimiento. Por esta razón los señalamientos que hace Marx en la cita anterior
son del todo acertados, los cambios al considerar la cuestión solo en términos de valor o de
proporción son solo aproximados, la razón de esto es porque como también el autor lo señala,
los incrementos en la productividad que provocan a su vez los cambios en la composición
orgánica del capital, tienen otro efecto que no hay que olvidar: disminuyen el valor de los
productos, de los valores de uso, de las mercancías. Esta disminución en el valor genera que,
ahora con la misma cantidad de capital desembolsado, sea capaz de adquirir una masa mucho
mayor de materias primas y medios de producción y, como la diminución en el valor de los
productos también provoca una disminución en el valor de la fuerza de trabajo mayor o
menor, una misma cantidad de capital es capaz de comprar un mayor número de fuerzas de
trabajo después de los cambios en la productividad, sin embargo y pese a esto, es un hecho
innegable que se reduce la cantidad de capital destinada a la compra de fuerza de trabajo.

Aunque el desempleo que provoca la aplicación capitalista de las mejoras en la productividad se


aminora un poco con la disminución en el valor de la fuerza de trabajo y aun más, con la
diminución en su precio que la competencia generada por dicha aplicación peculiar de las
mejoras tecnológicas y de sus efectos provoca, la desocupación se produce y se produce
además con una tendencia en el mediano y largo plazo a incrementarse, “allí donde antes
habría bastado un incremento de capital de 20 por ciento para potenciar en un 20 por ciento
la demanda de fuerza de trabajo, ahora hace falta para conseguir el mismo resultado, triplicar
el capital inicial” (Marx, 2006: 527).

A partir del análisis de la composición orgánica del capital, viendo sus diferentes cambios y
tendencias, se puede apreciar claramente el rumbo de otro aspecto fundamental; la población
ocupada y desocupada. Como se puede ver en el ejemplo antes mencionado, con cada elevación
en la composición orgánica del capital, se reduce automáticamente la cantidad de éste que
será destinada a la compra de fuerza de trabajo y, si no se produce ninguna disminución en
el precio de ésta, la cantidad de personas que se dejará sin empleo será aun más grande o
bien, visto desde otro punto de vista, la cantidad de personas que el nuevo capital habrá de
emplear será cada vez menor. “Así pues, de una parte, los nuevos capitales formados en el
transcurso de la acumulación atraen a un número cada vez menor de obreros, en proporción
a su magnitud. De otra parte, los capitales antiguos periódicamente reproducidos con una
nueva composición van repeliendo a un número cada vez mayor de los obreros a los que
antes daban trabajo” (Marx, 2006: 532). Lo anterior nos da también como resultado el que
para dar empleo a una misma cantidad de personas se requiere de una cantidad cada vez mayor de capital,
30 |Revista Marxismos

es una carrera dispareja en la que la fuerza de trabajo cada vez más se encuentra rezagada, y
cada vez, más y más atrás.

Si consideramos entonces que la tendencia general de la productividad del trabajo y de


la composición orgánica del capital es a incrementarse, tenemos que la parte del capital
destinada a la compra de fuerzas de trabajo disminuye incesantemente. De esta manera tan
simple se evidencia entonces, la formación al interior de la producción misma del desempleo con
el carácter de ser sistémico, pues como se puede ver, se crea al interior de todos los ámbitos
y sectores de la producción capitalista, para nada es un fenómeno aislado que afecte o que se
dé solamente en un espacio de la producción es por el contrario un fenómeno transversal a
la producción capitalista misma.

El que la composición técnica del capital se halle en el mediano y largo plazo en constante
movimiento, en constante transformación y además, siempre caminando hacia una misma
dirección, hacia el incremento de la productividad del trabajo, lo que es sinónimo de que
del capital total será siempre mayor la parte constante y que la parte variable disminuirá
progresivamente, todo esto dentro de una lógica capitalista siempre, hace que la inversión del
capital sea en todo momento y cada vez más, insuficiente para dar empleo a todos los que lo
necesitan. Es cierto que el capital y la acumulación crecen, pero crecen siempre necesitando cada vez
menos fuerza de trabajo. Por tanto, no importa cuánto crezca el monto total del capital en una
sociedad, el funcionamiento de su acumulación siempre dejará sin empleo a una cantidad de
personas igual de grande que su acumulación.

Si relacionamos la idea de la oferta y la demanda de fuerza de trabajo con la formación y


crecimiento del ejército industrial de reserva creado por la producción actualmente dominante,
tenemos entonces que “la superpoblación relativa es por tanto, el fondo sobre el cual se mueve la ley de la
oferta y la demanda de trabajo. Gracias a ella, el radio de acción de esta ley se encierra dentro de los límites
que convienen en absoluto a la codicia y despotismo del capital” (Marx, 2006: 541). La existencia y el
constante crecimiento de este particular ejército de desempleados hace que siempre, en todo
momento y en todo lugar, las y los trabajadores se encuentren en abierta desventaja, situación
más que conveniente para las y los empresarios capitalistas, ya que, el imparable aumento
del ejército de desempleados hace que la oferta de fuerza de trabajo sea siempre muy superior a
su demanda, o lo inverso que es lo mismo, que la demanda de fuerza de trabajo sea en todo
momento muy inferior a la oferta.

Es basándose en ese hecho como teóricamente una serie de economistas de diversas


corrientes, justifican que los salarios sean siempre miserables y se encuentren siempre muy
Educación, Política y Sociedad | 31

por debajo de los niveles mínimos de la subsistencia, espantosa y errónea afirmación decir
que está bien que la masa de los pueblos del mundo vivan hundidos en la más dolorosa
pobreza porque el funcionamiento económico capitalista, de “libre” mercado lo dicta así,
afirmación y situación que, no por estar medio justificada teóricamente deja de ser cínica y
aberrante. La justificación teórica de estos economistas, presenta además otra característica
interesante, digna de ser mencionada; se exculpa a la producción capitalista de la presencia de
ese detestable hecho, pues se le echa la culpa a la población no al capital, “es la población la
que está de más, no es el capital el que es insuficiente” dicen ellos.

Por tanto, la presencia del desempleo bajo esta visión, es responsabilidad por entero de la
propia población, por estar o reproducirse con “exceso”, escondiendo muy interesadamente
de este modo, un hecho que mencionamos más arriba; no es que la población sea mucha o poca sino
más bien, lo es en relación a las necesidades de explotación del capital y, por tanto, para no pasar penurias,
lo que el pueblo debe de hacer según los seguidores de Malthus y otros cuantos, es ajustar su
número a las estrictas necesidades de explotación del capital. Ante este hecho, Marx afirma
que, al estar presente y mantener a una gran cantidad de personas sin empleo, sin lugar activo
dentro de la producción capitalista, lo que se está haciendo es precisamente cumplir con aquel
dictado, manteniendo a la población en la cantidad que la explotación capitalista demanda11.
Y, esto es así, porque, en general no se conoce, no se entiende, la enorme funcionalidad que
es el que haya siempre desempleados de forma permanente para mantener siempre en buen
tono las condiciones de rentabilidad del capital.12

El punto que se debe de resaltar, en el sentido de querer entender qué es lo que pasa con la
población, no es el saber que la acumulación total del capital tiende a incrementarse, sino,
el que la parte variable de éste y por tanto la demanda de fuerza de trabajo crece en una
proporción constantemente decreciente y, es este decrecimiento lo que provoca dentro del sistema
de producción específicamente capitalista, la existencia, permanencia y aun, el constante
crecimiento de “una población obrera excesiva para las necesidades medias de explotación del capital, es
decir, una población obrera remanente o sobrante” (Marx, 2006: 533). Para Marx, esta población
11
“A la producción capitalista, no le basta ni mucho menos, la cantidad de fuerza de trabajo disponible que le
suministra el crecimiento natural de la población. Necesita, para poder desenvolverse desembarazadamente, un
ejército industrial de reserva, libre de esta barrera natural”(Marx, 2006: 537)
12
Los que afirman que el desempleo y el bajo salario existen porque la oferta de fuerza de trabajo es superior a
su demanda y, por tanto justifican la existencia de esta situación, siempre se olvidan de decir, lo conveniente que
resulta para la rentabilidad del capital la presencia y, más aun, el incremento de esta situación. Por tanto, mantener
de forma permanente a una gran parte de la población sin empleo es mantener también de forma permanente las
condiciones de rentabilidad del capital.
32 |Revista Marxismos

obrera sobrante como se puede ver, no es generada por el crecimiento natural absoluto de la
población, es generada por el funcionamiento y la acumulación del mismo capital. Por tanto,
para él, es una superpoblación relativa, relativa porque se encuentra determinada directamente
por la intensidad y extensión de la acumulación capitalista. Como se ve, bajo este enfoque, es
la acumulación capitalista la que genera el desempleo, la que produce, mantiene y expande al
ejército de desocupados, el “ejército industrial de reserva”, llegando al resultado paradójico
de que, al mismo tiempo que se produce y aumenta la acumulación del capital, se produce y
aumenta la cantidad de personas sin ocupación, utilizando una terminología más común es
como decir que, ¡el crecimiento económico engendra el desempleo!

De manera breve ya ha sido explicada la forma en que dentro de la producción misma se


crea el fenómeno del desempleo y además cómo es que debido a que responde a la forma
de producción actualmente dominante adquiere éste un carácter sistémico. Entendido esto,
faltaría solo por comentar un punto, cómo es que el desempleo mantiene la base fundamental
del modo de producción actual que hubimos de mencionar anteriormente, por qué es una
pieza imprescindible en su conservación y sostenimiento.

Las personas que integran el ejército industrial de reserva son algo más que personas sin empleo

La respuesta a estos últimos cuestionamientos se encuentra en el entendimiento del presente


subtitulo. Ya se expuso la forma en que se crea el desempleo a nivel sistémico, pero ahora
detengamos a descubrir qué es una persona desempleada, pues en la respuesta a esta pregunta se
encuentra el entendimiento del subtitulo, pero sobre todo el por qué es tan útil al sistema de
producción.

En los manuales tradicionales de economía cuando se acepta la presencia de este fenómeno13


se dice que un desempleado es aquel sujeto que forma parte de la población activa (se
encuentra en edad de trabajar) y que busca empleo sin conseguirlo. Esta situación se traduce
en la imposibilidad de trabajar pese a la voluntad de la persona, esto aunque es cierto, está
muy lejos de mostrar el verdadero sentido del desempleo y reduce el problema el nivel
más pequeño posible, el nivel de lo superficial, de lo obvio. Es evidente que las personas
desempleadas son aquellas que no cuentan con un empleo, pero ante todo y sobre todo, son
personas que necesitan de uno, y eso, es lo que la definición tradicional no nos deja ver.
13
Hay que recordar que en varias de las corrientes más de la teoría económica el desempleo no existe, pues parten
del hecho de que “En un mercado de equilibrio, el trabajo está plenamente empleado, en el sentido en que las
empresas desean contratar exactamente tanto trabajo como los trabajadores desean ofrecer, por un salario real
determinado por el mercado” (Sachs y Larraían, 2007:68).
Educación, Política y Sociedad | 33

Pero entonces, ¿por qué las personas necesitan de un empleo, quiénes son los y las que lo
necesitan, verdaderamente es el empleo lo que buscan? Las personas en realidad no necesitan
del empleo, de lo que necesitan es de los medios de vida que mediante el empleo podrían
obtener, y solamente buscan éste porque, en la moderna organización económica de la
sociedad se instaura como el único medio con el que cuentan para poder hacerse de aquellos
medios de vida.

Si esto es así, si lo que en realidad las personas están buscando son los medios de vida para
poder existir, tenemos entonces que si los buscan es porque no los tienen, y si no los tienen
entonces son personas en situación de carencia, en situación de necesidad, son personas
necesitadas, imposibilitadas de acceder a los medios conservadores y reproductores de la
vida, es decir son personas en condición de pobreza. De esta manera al incrementarse el desempleo,
se incrementa la cantidad de personas a las que se les niega la posibilidad de hacerse de los
medios de vida para vivir, es decir, no se hace más que incrementarse la miseria y la cantidad
de personas que viven en ella.

De igual manera que no se nace siendo mercancía ó cosa, tampoco se nace siendo rico ó
pobre, la riqueza y la pobreza no forman parte de la condición humana, hacen referencia
a una situación de vida muy particular, situación en la que alguien puede o no encontrarse.
En este sentido resulta fundamental insistir en el hecho de que las personas no son pobres
porque son muchas, que la pobreza no es algo que tenga que ver con la cantidad absoluta
de la población, y en este mismo sentido que el desempleo existe de igual manera porque
son “muchas”, el desempleo existe porque la producción misma lo origina, pero sobre todo
y ante todo porque existe dentro de la sociedad personas carentes de los medios de vida y
imposibilitadas de poder obtenerlos por cualquier otro medio que no sea el trabajo asalariado.

Pongamos una explicación más para que no haya la menor duda sobre esta afirmación. Una
característica más, que ratifica el que Marx considere a la superpoblación como relativa y no
absoluta es decir que el desempleo no depende ni de la cantidad ni del crecimiento absoluto
de la población y, que además evidencia el hecho de que las personas que forman el ejército
de desocupados son algo más que desempleados es el hecho de que, lo que la lógica propia
de la producción capitalista que ya hemos mencionado, se encarga de generar es “un aumento
del censo obrero independientemente del crecimiento absoluto de la población” (Marx, 2006:
536). ¿Pero cómo es eso, cómo puede aumentar el censo obrero ó más específicamente la
población candidata a ser obrera u obrero asalariado sin que se incremente en lo más mínimo
la cantidad de población? Las personas no somos de por sí obreros, la categoría de obreros
34 |Revista Marxismos

es una clasificación económica muy particular, y la condición de obrero es una condición


de vida muy específica también, el ejercito industrial de reserva crece no porque crezca la
cantidad de población en su magnitud absoluta, lo que nos dice ese crecimiento es que lo que
está creciendo es la cantidad de personas que se encuentran en la condición de obreros, es decir, que está
creciendo la cantidad de personas que se encuentran en completo desamparo, despojados de todo
medio de vida y, que tienen como única opción para poder vivir, la venta de su fuerza de trabajo.

Por lo tanto el crecimiento de ese ejército significa que cada vez se deja a más personas en la
completa miseria, pues de otro modo no se convertirían en obreros. El crecimiento pues de
ese tipo peculiar de población nos habla del crecimiento de las condiciones de pauperización y
pobreza en una sociedad. Crece al interior de la sociedad la cantidad de personas en condición
de pobres, es decir, en condición de desposeídos de todo medio y oportunidad de vida.

En suma y recordando que la condición fundamental que se ha de cumplir para que la


producción capitalista encuentre y pueda disponer de la fuerza de trabajo en calidad de
mercancía es además de la libertad jurídica de las personas la pobreza de éstas, el desempleo
sistémico no hace más que garantizar la existencia permanente en tiempo y cantidad de éstas,
es decir, no hace más que mantener y ampliar la base fundamental de este tipo de producción,
es pues enteramente funcional a ella, presta un gran servicio, garantizar la existencia perpetua
de esa mercancía tan particular en el mercado.

Sin importar cuánto crezca el capital, el desempleo dentro del sistema capitalista nunca
desaparecerá, porque además es totalmente funcional a él, ya que produce una de las
condiciones de existencia del capitalismo como sistema; la existencia permanente de un número de
personas totalmente despojadas de todo, sin ninguna alternativa y sin ninguna opción de vida, número que
entre más grande es mejor para el sistema y las personas en que éste se encarna.

La autorreproducción del desempleo sistémico, el bajo salario como fuente productora de éste

Pero, la formación del desempleo sistémico no termina ahí, no es solamente la producción


misma la que lo produce, pues tiene la particularidad de que una vez comenzado el fenómeno
se autorreproduce, es decir, se incrementa la cantidad de personas en necesidad de empleo,
pero este incremento, es un resultado, una consecuencia que se forma del desempleo creado
en un primer momento, generándose por tanto un doble incremento en este ejército, un
incremento muy por encima de los que originariamente se podría haber considerado.
Expliquemos.
Educación, Política y Sociedad | 35

La disminución constante y creciente de la parte variable del capital, desemboca, como ya se


ha mencionado, en una disminución también constante y creciente de la demanda de fuerza
de trabajo. Algo que no hay que olvidar, aunque en general en las discusiones económicas
no salga mucho a colación es el hecho de que, no porque no se demande a la fuerza de trabajo para
ser explotada, con ello desaparecen las necesidades de las personas, éstas se encuentran siempre ahí, no
desaparecen, ni las necesidades, ni las personas (tendrían que desaparecer las personas para
que desaparecieran sus necesidades), se les demande para el trabajo o no, para ser sujetos a la
explotación del capital, tienen que comer todos los días aunque se carezca de empleo.

Y, es precisamente este hecho, el que nunca desaparezcan las necesidades del ser humano,
lo que provoca que se desate o incremente la competencia por los empleos que aún quedan,
esta competencia incrementada, a su vez, desemboca en un empeoramiento de las
condiciones generales de trabajo, no solo se reduce el salario, que ya de por sí es un efecto muy
negativo; también se incrementa la extensión de la jornada y la intensidad del trabajo. Este
empeoramiento de las condiciones de trabajo tiene un resultado directo sobre la necesidad
y el hambre en la gente, pues no hace otra cosa más que incrementarla, dicho de otro modo,
el empeoramiento de las condiciones generales de trabajo, provoca un empeoramiento en
las condiciones de vida, pues menor salario equivale a más necesidad y menos medios de
vida. Este incremento en la necesidad y carencia de la gente, al mismo tiempo de que el que
se haya incrementado la jornada de trabajo implica que se tenga que trabajar más tiempo
para poder adquirir lo mismo, y por tanto, provoca que, se tenga que incrementar al interior
de la familia la cantidad de personas obligadas a trabajar para poder satisfacer las mismas
necesidades que antes. Por tanto, el ejército industrial de reserva se ve incrementado porque,
arroja a la búsqueda de empleo a una parte de la población que antes no existía, que no estaba
“disponible” para la explotación, dígase niños y mujeres.

Pero, si esta última situación es la que se presenta en el caso de las personas que mantuvieron
su trabajo, imagínese lo que pasa, con los que lo perdieron, los demás integrantes de la familia
seguro también se ven obligados a incorporarse a la explotación capitalista y, aun de un modo
más urgente.

Como se ve se cierra un círculo vicioso perfecto: al provocarse un incremento del ejército


industrial de reserva éste se incrementa a su vez a sí mismo. El incremento del ejército
industrial de reserva no hace más que crecer incesantemente, pero no se pierda de vista que,
esto es por el hecho particular de la presencia e incremento de la miseria y pobreza al interior
de la sociedad, pues para pertenecer a este particular ejército como se dijo, no basta con no
36 |Revista Marxismos

tener empleo, más que esto y sobre todo, hay que estar despojado de toda opción y medio
de vida, pues de otro modo, ese ejército de desempleados tan útil para la rentabilidad y las
ganancias sería imposible.

Para que la explotación y el incremento del capital exista, no se trata de que haya mucha o
poca gente en términos absolutos sino que haya gente que se encuentre en la más completa
situación de miseria, pues entre más miserable vivan las personas más dóciles son a la
explotación sin límite. Ya lo decían los empresarios y los sacerdotes del tiempo de Marx “el
hambre, no sólo ejerce una presión pacifica, silenciosa e incesante, sino que, además, provoca
la tensión más potente, como el móvil más natural que impulsa al hombre a trabajar y a ser
industrioso (Townsend citado en Marx, 2006: 548), en este sentido nos dice Marx que para
estas personas “El ideal está por tanto, en hacer permanente el hambre en la clase obrera”
(2006: 548) y, al final de este apartado esperamos se pueda entender de qué manera y en qué
sentido se alcanza ese tan peculiar ideal.

El funcionamiento del sistema capitalista, al negar a cada vez más personas un ingreso y
al reducir el de las que cuentan con uno, hunde en una miseria cada vez más dura a una
creciente cantidad de población y, es esta miseria, a la par del deseo y la necesidad irrenunciable de
las personas a querer vivir lo que hace que crezca el ejército industrial de reserva, el ejército de
desposeídos de todo medio o fuente de vida salvo su venta propia, hace que ese ejército esté
siempre “dispuesto” a ser usado. Los dos factores centrales han de encontrarse, existencia y
“disposición”, uno solo de nada le serviría a la producción capitalista. De este modo, como
podemos ver, el sistema de producción es un sistema que produce al mismo tiempo una gran
riqueza y a la vez una gran miseria, a medida que la producción de riqueza en el seno de la
sociedad capitalista aumenta, también lo hace la miseria, misma que es la que lo mantiene
funcionando.

Pero, todo esto que desde la teoría se ha afirmado es eso, una afirmación teórica nada más
ó es una situación viva, práctica, una situación presente y que se vive en el mundo real, en el
mundo y en las personas de carne y hueso, en las personas que sienten, que piensan. A qué
mundo corresponden tales afirmaciones al mundo de las ideas, al mundo de lo real, de lo
concreto, a ambos ó a ninguno, el siguiente apartado intentara dar respuesta a estas preguntas,
trataremos de mostrar que tan reales en la práctica pueden ser estas cuestiones que en la
teoría se plantean, para ello nos basaremos en la situación mexicana.
Educación, Política y Sociedad | 37

3) Salario y pobreza en México, el nivel de salarios necesario para acceder a los medios de vida

Hemos dicho anteriormente que la base fundamental sobre la que se levanta la producción
capitalista es la existencia de grandes cantidades de población en condición perpetua de
pobreza y hemos explicado por qué es así, hemos también expuesto una de los principales
mecanismos mediante los que se crea a esta población, ahora lo que habremos de hacer
es evidenciar cómo es que de manera sistémica, todo se organiza para convertir en algo
absolutamente inalcanzable el que las personas puedan salir de su condición de pobres y por
tanto de su condición de trabajadores y trabajadoras asalariadas, es decir, evidenciaremos
uno de los mecanismos utilizados para perpetuar la condición de pobreza en el grueso de la
población. Para poder hacerlo tomaremos la situación reciente de nuestro país y lo haremos
partiendo del salario, más específicamente de su monto.

En este sentido, tenemos entonces que lo primero que es necesario discutir es el nivel de
salarios necesario para acceder a los medios de vida en nuestro país.

Al ser el salario el principal medio por el cual grandes cantidades de personas pueden acceder
a los medios de vida (el 70% de la pea ocupada para el año 2010 según el inegi) que permiten
la conservación y reproducción de la vida de las personas, entonces el monto de éste debe por
fuerza ser lo suficiente para que las personas puedan adquirir dichos bienes so pena de una degeneración
de variable intensidad según la situación particular, en los diferentes ámbitos de la vida,
misma que puede llegar incluso hasta la muerte misma14.

Para el caso de la realidad mexicana la medida más cercana con la que contamos para conocer
dicha cantidad y valor de los bienes es la canasta básica, misma que según la Procuraduría
Federal del Consumidor es el conjunto de bienes y servicios indispensables para que una
familia satisfaga sus necesidades básicas de consumo a partir de su ingreso.

Si la cantidad del ingreso percibido por las personas no alcanza para adquirir los medios de
vida que por fuerza y no por gusto o capricho son necesarios para la existencia, el bajo nivel
de salarios estaría convirtiéndose en algo más que una simple cantidad de dinero, se levantaría
dura y abiertamente como una amenaza directa contra la vida de las personas, pues la canasta
14
Pues de ninguna manera es una cuestión que se tenga que ver con una simple preferencia, deseo o capricho sino
toda lo contrario, es algo que escapa de la misma voluntad de las personas, es algo inherente e irrenunciable de la
condición humana. “Lo necesario para sustentar la vida no es lo superfluo, ni lo contingente. Tampoco es aquello
que voluntaria o espontáneamente podemos querer o desear. Por lo contrario, es algo en lo que no podemos
ejercer nuestra libertad, puesto que es algo a lo que nos es imposible sustraernos” (Boltvinik y Laos, 1999: 31).
38 |Revista Marxismos

básica-haciendo a un lado sus limitaciones- representa el limite tanto físico como moral que de ser
traspasado pone en riesgo el desarrollo normal de la vida de las éstas.

Ahora bien, si consideramos que para el caso mexicano, legalmente el salario mínimo, es “la
cantidad menor que debe de recibir en efectivo el trabajador por los servicios prestados en
una jornada de trabajo y deberá de ser suficiente para satisfacer las necesidades normales
de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación
obligatoria de los hijos” (lft, 2006: 16), entonces tenemos que el salario mínimo que es
percibido por las y los trabajadores debe ser suficiente por lo menos para proporcionar los medios
de vida a toda una familia y, por tanto suficiente para adquirir la denominada canasta básica.

Si esto es así entonces de lo que nos ocuparemos a continuación es ver qué tanto el monto
del salario mínimo cumple con aquel mandato, es decir, habremos de ver si en años recientes
en México, el salario (precio de la fuerza de trabajo) ha tenido el nivel suficiente para dar
satisfacción a las necesidades que las y los trabajadores y los demás miembros de su familia, es
decir, que toda persona promedio ocupa para garantizar su vida como sujeto15.

Si como ha quedado señalado tanto la canasta básica como la definición legal del salario
incluyen no solo los medios de vida de la o el trabajador directo sino también los de su
pareja e hijos, tomaremos entonces para el análisis a una familia de 4 integrantes, dato nada
alejado de la realidad, si consideramos que según el inegi, para el 2010 el número integrante
promedio de personas por hogar fue de 4, de igual manera consideraremos a la canasta básica
urbana de coneval para 4 personas como el monto mínimo que el salario debería tener para
cubrir lo que Marx hubo de llamar el valor de la fuerza de trabajo, que no es otra cosa más que
“la suma de víveres y medios de vida…por fuerza suficientes para mantener al individuo
trabajador en su estado normal de vida y de trabajo” (2005: 208), es decir, para cubrir la
canasta básica familiar.

Señalado lo anterior, tenemos entonces que, como se puede evidenciar claramente en la


figura 1, el monto del salario mínimo en el periodo analizado (1992-2010), nunca ha sido lo
15
Atendiendo al hecho de que la fuerza de trabajo entre otras cosas se distingue de las demás mercancías cuando
esta también lo es, en que interviene directa y profundamente el aspecto llamado por Marx y Adam Smith como
moral o histórico-social en su formación y, no solo el aspecto físico-biológico como común o tradicionalmente se
piensa, es imprescindible mencionarlo, para no incurrir en el error de reducir el análisis únicamente a los bienes
que permiten la conservación física de la persona, sino entender a ésta como un ser social, como un sujeto y
no solo como una máquina a la que hay que ponerle combustible para que pueda funcionar y, en este sentido
considerar que es preciso que se cuenten con las condiciones mínimas y adecuadas (recursos y tiempo) para que
en estos términos pueda realizar las necesidades.
Educación, Política y Sociedad | 39

Fuente: Elaboración propia con información del inegi (2011) y coneval (2011).

Nota: Para realizar los cálculos se consideró el salario mínimo del Área geográfica B y se
tomó en cuenta el valor de la canasta básica no alimentaria urbana de coneval.

suficientemente alto como para cubrir el valor de la fuerza de trabajo, es decir, la adquisición
de una canasta básica capaz de satisfacer las necesidades normales de una familia. Más aún,
la diferencia como se puede observar ha sido abismal, pues como se muestra el monto del
salario nominal nunca ha sobrepasado el monto de los $2,000 cuando el valor de la canasta
desde 1996 ha sido superior y cada vez más, a dicha cantidad. El salario mínimo nunca ha
podido durante este periodo, ser suficiente ni siquiera para adquirir por lo menos la mitad
del valor de la fuerza de trabajo, de la canasta básica, pues en términos proporcionales ha
representado en todos los años considerados alrededor del 20% de aquel valor. Evidenciando
por tanto la anticonstitucionalidad del monto oficial del salario mínimo, una violación abierta
a las leyes fundamentales del trabajo, Una quinta parte no son todas las necesidades que las
personas necesitan cubrir, diariamente, pues ¿se podría vivir satisfaciendo solo esa quinta
parte?
40 |Revista Marxismos

Como la información presentada lo evidencía, no cabe la menor duda de que en términos


del poder adquisitivo del salario mínimo, el limite moral del valor de la fuerza de trabajo,
del ser humano, ha sido y es totalmente traspasado y roto, pues con semejante nivel de
ingreso no puede ser más que imposible dar satisfacción a las necesidades socioculturales tan
indispensables para todo ser humano, tales como la educación, la recreación, el ocio creativo
como lo es la práctica de algún deporte o el baile y, aún más debe ser también, prácticamente
imposible satisfacer las de carácter puramente físico. Para todas las personas que se han
encontrado y encuentran en estas condiciones, el satisfacer la mayor parte de sus necesidades
se torna en un sueño imposible de alcanzar.

Y es precisamente en esta situación, en las condiciones que fríamente son presentadas en


estas cifras, donde se puede ver claramente cómo, el nivel del ínfimo del salario mínimo,
destina y arroja a las personas que tienen el infortunio de percibirlo, a una situación que
deteriora fuertemente su vida, pues, el orden moral es tal vez el primero que es destruido y
socavado. El nivel de ingreso del salario mínimo atenta y no solo eso, destruye abiertamente
como se ve, en términos de recursos, toda posibilidad de dar satisfacción a un conjunto
de necesidades, por tanto, el nivel del salario mínimo, atenta abiertamente y contribuye
diariamente a la destrucción de este ámbito tan fundamental de la vida de las personas, sobre
pasa, lo que Marx hubo de llamar el limite moral del valor de la fuerza de trabajo.

Ahora bien, analizada la misma situación pero desde otro punto de vista, auxiliándonos en
la información presentada en el figura 2, podemos darnos cuenta de la cantidad de salarios
mínimos diarios que una persona, una o un jefe o jefa de familia digamos, debiera de ganar
solo para poder adquirir los bienes y servicios que componen el valor de la fuerza de trabajo,
contemplados en una canasta básica familiar. En este sentido, podemos apreciar cómo en
el año que la canasta básica según parece estuvo más al alcance de las personas (1994), se
requerían 4.62 salarios mínimos para cubrir el mencionado valor, también observamos cómo
el año en que más cantidad de salarios fue requerido corresponde al de 1998 llegando a 7.10
salarios mínimos. En general se aprecia claramente cómo, en promedio se han necesitado
siempre de más de 6 salarios mínimos para cubrir el valor de la fuerza de trabajo, lo que para
darnos una idea más amplia equivale a 363 pesos diarios para el 2010.
Educación, Política y Sociedad | 41

Fuente: ídem

El límite físico y último del valor de la fuerza de trabajo

Si esa es la situación del salario mínimo respecto a la canasta básica oficial dada por las
propias autoridades del país, surge la pregunta obligada de si el salario mínimo alcanza por
lo menos para cubrir y no traspasar el límite físico del valor de la fuerza, es decir, si alcanza
para adquirir lo que se conoce como una canasta básica alimentaria, para adquirir solo y
exclusivamente los alimentos que son requeridos para no dejar de existir físicamente aunque
no se exista ya moralmente.

Como se puede observar en la información presentada por el figura 3, el monto del salario
mínimo legal en los años que son analizados aquí, nunca ha alcanzado el nivel ni siquiera
para permitir adquirir los alimentos, solo los alimentos que una familia promedio necesita. El
monto del salario mínimo ha sido, en todos los casos alrededor de un tercio de lo que la canasta
alimentaria cuesta.
42 |Revista Marxismos

Fuente: ídem

Ahora bien, la figura que se pone a continuación, es con la intención de mostrar el número
de salarios mínimos que por fuerza una persona debería de percibir por trabajar, para poder
adquirir solo y únicamente los alimentos que necesita para no morirse literalmente de hambre.
Como se puede observar, en todos los años que considera la figura se necesitan más de dos
ó más de tres salarios mínimos.

Fuente: ídem
Educación, Política y Sociedad | 43

Pareciera ser, que sobran las palabras, que huelga decir algo más, pues los datos hablan por
sí mismos, aun así no podemos dejar de señalar que, es más que evidente la embestida y el
ataque directo contra la subsistencia, en contra de la vida de las personas. Se ha sostenido
en nombre de la “estabilidad” una política salarial que ha reducido el monto del salario
mínimo a un nivel aberrante e infrahumano y por tanto, por este medio, se ha hundido en
la más completa de las miserias en términos de ingreso, a toda la población que sufre todos
los días esta situación. Como se ve, el monto del salario mínimo ha traspasado desde hace tiempo ya
el límite físico, de la conservación y reproducción de la fuerza de trabajo, el límite a partir del cual se atenta
directamente contra la vida misma de las personas, el límite que atenta contra la existencia física de éstas. Por
lo tanto, en nombre de la estabilidad se ha sostenido e institucionalizado el hambre.

Ahora bien, si como hemos podido observar para adquirir el valor de la fuerza de trabajo,
es decir, una canasta básica familiar, se han necesitado alrededor de 5 salarios mínimos y,
para adquirir la parte del valor de ésta referente exclusivamente a los alimentos la cantidad
de salarios mínimos es en promedio de 2.4, lo único que nos resta por mostrar es, según las
cifras oficiales cuál ha sido la cantidad de personas que ha podido y no ha podido adquirir el
mencionado valor mediante la su retribución por trabajar.

En un primer momento tenemos que, según la información que es presentada en la figura


5, es solamente el último rubro, el que contempla a la población con ingresos superiores a
los 5 salarios mínimos la que puede cubrir íntegramente el valor de la fuerza de trabajo, es
decir, adquirir una canasta básica familiar. Aunque la cantidad de personas ha variado con el
tiempo, es de resaltar que se presenta una disminución de más de medio millón de personas
en el período que va del año 2005 al año 2010, pues en el primer año se registraron 4, 545,
624 personas y en el segundo solamente 3, 750, 638.

Evidentemente, al comparar la cantidad de personas que sí pueden adquirir sin problema


el valor de la canasta familiar, emerge en automático, su contraparte, es decir, la cantidad
de personas a las que su ingreso les es insuficiente para adquirir dicho valor, por su puesto,
con las consecuencias perversas que ello significa, en este sentido, observamos que para
el año 2010 por ejemplo, fueron alrededor de 36 millones! de personas que NO podían
cubrir el valor de la canasta básica familiar, 36 millones que no contra 3, 750,638 que sí. Las
cifras hablan por sí solas, solamente alrededor del 10% como se muestra en la figura 6 de
toda la población que estaba ocupada podía adquirir los medios de vida necesarios para un
desarrollo normal. ¿Qué pasa entonces con el otro 90%? pasa lo que hubimos de señalar en
las primeras partes de este apartado, se les es arrebatada por este medio toda posibilidad de
44 |Revista Marxismos

crecer y desarrollar sus capacidades de una manera normal, se les quita la vida, al quitarles por
este medio los bienes y servicios que necesitan para vivir.

Fuente: ídem

Fuente: ídem
Educación, Política y Sociedad | 45

Ahora bien, pasemos a ver la cantidad de personas ocupadas, es decir, con empleo que no
pudieron adquirir con su ingreso ni siquiera la parte de los alimentos del valor de la fuerza de
trabajo, de la canasta básica familiar, para hacerlo nos apoyaremos en la figura 7 para poder
verlo con mayor claridad. En 1990 fueron más de 14 millones, en 2000 más de 19 millones, en
el 2005 más de 18 millones y finalmente en el 2010 más de 19 millones nuevamente, como se
ve la cifra no deja de crecer cada año, a medida que va pasando el tiempo, las cosas solo van
empeorando, cada vez es más la cantidad de personas que no pueden ni siquiera alimentarse
adecuadamente.

Ante este escenario cómo podemos creer cuando se nos dice que todo está bien, la economía
va muy bien porque la inflación y el tipo de cambio están estables, el que eso mismo les
arrebate a cada vez un mayor número de personas el pan de la boca y los hunda en la
desesperación parece no importar, pues es más importante cuidar de la salud de la moneda
que de la salud de las personas. Con la presencia de esta situación, parece ser, que la economía
es algo a lo que la gente deberían de temer, pues cuando a la economía le va bien a la gente
nos va mal y, cuando le va mal a nosotros nos va peor, “aunque sonrían las estadísticas, se
jode la gente. En sistemas organizados al revés, cuando crece la economía también crece, con
ella, la injusticia social” (Galeano, 2010: 231), ¿pero qué es esto, qué es esta economía que
arrebata el pan de la boca a las personas, por qué lo hace y a dónde lo lleva?, y el pan que es
arrebatado quién se lo queda ¿la economía? Lo hace simple y sencillamente porque de eso se
trata, de mantener a las personas siempre pobres para de este modo mantener la base social
fundamental sobre la que se sostiene la forma de producción que hasta el día de hoy domina
en el mundo, la producción capitalista.
46 |Revista Marxismos

Fuente: ídem.

La incapacidad del empleo para asegurar el acceso a los medios de vida.

Como sabemos existe una razón fundamental por la cual las personas buscan empleo; para
poder adquirir los bienes y servicios necesarios para poder satisfacer sus necesidades, para
poder vivir. Si esto es así, consideramos, es precisamente en estos términos como se debe
medir la eficacia del empleo, si garantiza o no el acceso a los medios de vida. Sin embargo,
al observar la información presentada en las figuras nos encontramos con la impactante
realidad de que las personas aún estando ocupadas, es decir, con empleo, no pueden adquirir el valor de
la canasta básica.

Por muy extraño y hasta contradictorio que suene, en términos del nivel del salario necesario
para la adquisición de la canasta básica familiar, el que las personas tengan empleo, se
encuentra muy lejos de garantizar el acceso completo a los medios de vida, es decir, el tener
empleo parece no resolver, las carencias ni las necesidades de gente.16

16
“es verdad indudablemente, que la instalación de una manufactura de trabajo da trabajo a muchos pobres, pero
estos lo siguen siendo y, la persistencia de la manufactura crea, además muchos otros” (Reasons for a Limited
Exportation of Wool en Marx, 2006: 480).
Educación, Política y Sociedad | 47

Pero, ¿de qué sirve entonces tener empleo cuando aun con él se sigue padeciendo hambre y
necesidad? Ahora con más elementos podemos decir que, en términos de cómo fue planteado el
problema, el poder adquirir los medios de vida, el tener empleo parece que sin duda no basta y, en
realidad no cumple con el cometido que aparentemente tiene: el de proveer lo que las personas en
términos de bienes y servicios requieren para satisfacer sus necesidades.

De lo que se trata, según parece, es de que el hambre nunca desaparezca, con o sin empleo se ha de ser
incapaz de adquirir los medios de vida. La amenaza es inminente, la organización social actual del país y
del mundo, dice, si no trabajas te mueres de hambre y si trabajas también; el hambre es la constante
aquí y no ha de desaparecer por ningún motivo.

La existencia de esta situación, evidencia, un hecho que no se ve y no se tiene la menor preocupación


de atender, hecho que es el que nos hace tomar la postura que ahora estamos comentado, a saber;
que el empleo es incapaz de garantizar a una persona una vida digna, ya se entienda esto en un sentido muy
corto o muy amplio, no es capaz de sacar a las personas de su miseria económica, sino que lejos
de eso, las mantiene en ella. Por lo tanto, podemos ver que las alternativas que son brindadas por
el actual funcionar de la economía y la sociedad no son muchas, con o sin empleo se vive dentro
de un callejón sin salida

Suponemos que, con lo discutido aquí, resulta difícil el continuar creyendo que con la sola
creación de empleo, pero manteniendo todo lo demás intacto, como el salario miserable, los
problemas relacionados con el hambre y la pobreza desaparecerán. El problema como se ve, no
es un problema de empleo, es un problema de bajos salarios y de pobreza, y, por tanto, para buscarle
solución habría que dar respuesta a la peligrosa pregunta de ¿por qué unos tienen tanto y cada vez
más y, otros tan poco y cada vez menos?

Esta situación nos hace recordar las palabras de Marx al respecto de la reproducción misma
del sistema de producción, cuando decía que, la condición que había que cumplirse para que la
producción capitalista nunca se paralizase es que se han de reproducir por el mismo funcionamiento
del sistema los polos que lo integran, trabajadores asalariados y patrones, pero para garantizar que
eso se pueda dar, apunta que, “el obrero ha de salir de ese proceso de producción igual que como
entró: como fuente personal de la riqueza, pero despojado personalmente de todos los elementos
necesarios para realizar esta riqueza en su propio provecho” (2006: 480), es decir, ha de salir y por
tanto permanecer exactamente en la misma situación de vida en la que estaba antes de vender su
fuerza de trabajo, en una situación de hambre y de pobreza que le obliga y para que lo obligue
todos los días a vender su fuerza de trabajo y aun más de él, para poder vivir17.
17
“El proceso capitalista de producción, reproduce por tanto, en virtud de su propio desarrollo, el divorcio entre
48 |Revista Marxismos

Para decirlo brevemente, con o sin trabajo, la mayoría de la población ha de mantenerse


hundida en la pobreza para que el sistema de producción de la ganancia nunca corra ningún
peligro ni afloje su marcha, esa es la condición que se ha de cumplir a cualquier costo y por
cualquier medio. La vida, las personas, son algo que aquí no importa, ha de despreciarse e
incluso habrá de sacrificarse si la ganancia así lo exige.

El tiempo de trabajo necesario para adquirir los medios de vida en México

Esta situación que hemos expresado a partir del nivel del salario percibido por quienes cuentan
con un empleo, se puede por lo menos también expresar mediante otro enfoque que de igual
manera puede brindar mucha claridad sobre lo que en este apartado estamos discutiendo. En
este sentido, pasemos a ver esta misma situación pero desde la perspectiva de una condición
material que muy pocas veces se considera; el tiempo. Traduciendo el nivel de los salarios en
términos de tiempo podremos completar el entendimiento de forma reveladora sobre lo
posible ó imposible que les resulta a las grandes mayorías de la población salir de la condición
de pobreza en la que se encuentran y por la que son desempleados(as) ó trabajadoras y
trabajadores asalariados.

En términos de ir perfilando la situación que ha vivido la población en México en los


últimos años, señalaremos basándonos en la siguiente figura en términos nominales el salario
percibido por hora de trabajo. Como se puede ver ha presentado una elevación a lo largo de
todo el periodo de tan solo $5.32, pues como se observa para el año 2010, el precio que es
pagado a una persona por una hora de trabajo ascendió a $6.98.

Ahora bien, presentar este indicador de forma individual no nos dice nada, es por eso que
lo presentaremos un poco más adelante en relación con el valor de la fuerza de trabajo (la
canasta básica familiar) para de este modo saber si este precio es alto o bajo.

la fuerza de trabajo y las condiciones de trabajo. Reproduce y eterniza, con ellos, las condiciones de explotación
del obrero. Le obliga constantemente a vender su fuerza de trabajo para poder vivir y permite constantemente
al capitalista comprársela para enriquecerse. Ya no es la casualidad la que pone frente a frente, en el mercado de
mercancías, como comprador y vendedor, al capitalista y al obrero. Es el molino triturador del mismo proceso
capitalista de producción, que lanza constantemente a los unos al mercado de mercancías, como vendedores de
su fuerza de trabajo, en realidad el obrero pertenece al capital antes de venderse al capitalista” (Marx, 2006: 486).
Educación, Política y Sociedad | 49

Fuente: ídem

Se tomó en consideración el límite legal máximo de la jornada diurna de trabajo vigente al


enero del 2014 en el país.

Veamos ahora, en términos de tiempo, cuantas horas necesitaría trabajar una persona para
poder adquirir el valor de la fuerza de trabajo, es decir, adquirir el valor de una canasta básica
para la satisfacción de las necesidades de una familia de 4 integrantes según el nivel del salario
que perciba, para ellos nos auxiliaremos en la información presentada en la siguiente figura.
Como se puede observar, aunque los años han pasado, aunque el periodo considerado es
de casi 20 años, en general se ha necesitado de la misma cantidad de horas de trabajo para
adquirir el valor de la fuerza de trabajo, resulta sin embargo reveladora la situación que han
vivido quienes han percibido un ingreso equivalente al salario mínimo, pues como se ve, en
general para que estas personas en función de ese ingreso pudieran acceder a los productos y
servicios mínimos indispensables era necesario que trabajasen poco más de ¡40 horas diarias!
Evidentemente desde el sentido común surge la obligada pregunta, ¿cómo le puede hacer una
persona para trabajar 40 o más horas diarias, para adquirir la canasta de bienes y servicios familiar cuando
el día natural solo tiene 24 horas? Simple pero terriblemente no puede, inclusive suponiendo que
no se hiciera ninguna otra actividad que no fuera trabajar, que no destinara tiempo para la
realización ninguna de las actividades que todo ser humano necesita realizar diariamente para
poder ser tal, tales como dormir o leer un libro por ejemplo, cómo le pude hacer incluso hoy
en día una persona, pues en tiempos muy recientes, en el año 2010 se necesitaba trabajar 41.7
horas diarias para la adquisición de la canasta.
50 |Revista Marxismos

Sin duda esta situación invita a la reflexión sobre la realidad tanto del propio salario como del
tiempo de trabajo necesario para poder adquirir los medios de vida en nuestro país. ¿Cómo
es que en al año 1976 año en el que más alto se encontró el nivel del salario mínimo, bastara
trabajar 8 horas para adquirir la canasta familiar y ahora 40 horas ya no sean suficientes (stps,
2011)? ¿Es acaso que la productividad del trabajo —único factor capaz de incrementar o
disminuir el valor de los bienes y servicios— ha disminuido progresivamente, es que no se ha
mejorado en nada las técnicas de producción sino que hasta se ha retrocedido fuertemente
en ellas?, ¿Qué pasa, qué ha pasado?

Una situación similar es la que han presentado quienes percibieron 2 salarios mínimos. Para
el año 2010 necesitaban de 20.9 horas de trabajo diarias para adquirir los medios de vida,
aunque esta situación es al menos, en términos de la rotación del planeta, posible, no lo es
para la condición humana, pues nunca debe de olvidarse que el desarrollo normal y en sociedad
de la vida de las personas presupone de tiempo y por tanto cuestiona “la reducción de la
vida al trabajo y del ser humano a factor de producción, pues mutila el sentido de la vida
y, distorsiona las relaciones humanas fundamentales: la vida en familia, la afectividad, la
dignidad, la sociabilidad, la solidaridad. Nos transformamos en autómatas de la valorización”
(Hinkelammert y Mora, 2009: 276).

Como se observa, ni siquiera las personas que percibieron 5 salarios mínimos como ingreso
en su ocupación pudieron adquirir los medios de vida trabajando la jornada máxima legal de
trabajo, por tanto, solo aquella que percibieron un ingreso superior a los 5 salarios mínimos
pudieron adquirir integro el valor de la fuerza de trabajo, es decir, el valor de la canasta básica
familiar oficial.

Fuente: ídem
Educación, Política y Sociedad | 51

Evidentemente la presencia de esta situación, particularmente en las personas que perciben 3


salarios mínimos ó menos, aunque parezca un completo absurdo desde el sentido común, no
hace más que evidenciar y muy claramente la situación de absoluta impotencia y desesperación
en que han vivido muchas personas en el país. Resulta humanamente imposible para alguien
que gana el salario mínimo, incluso si ganara 2 o 3, el trabajar el tiempo que la organización
actual de la sociedad le impone por la fuerza como necesario para poder vivir, simple y
sencillamente no le alcanza su tiempo de vida para poderlo hacer. En unos casos es muy
difícil y, en otros completamente imposible que una persona trabaje la cantidad de horas que
necesitaría para cubrir el valor de su fuerza de trabajo, para cubrir la canasta básica familiar
y, como es imposible, tiene que aceptar forzosamente que no podrá adquirir más que una parte
de los medios de vida que necesita, la parte que la cantidad de horas trabajadas según su salario le permita.
Conviene además, hacer notar cómo es que el nivel de salario, particularmente el miserable
nivel de estos, interviene directamente en la determinación de una jornada de trabajo que
aunque no sea la efectiva, sí es la necesaria para poder hacerse de los productos y servicios
que garantizan la vida de las personas. Si esto es así, entonces fácilmente podemos observar
cómo el alargamiento de la jornada de trabajo efectiva no es más que la consecuencia directa
del miserable salario, pues entre más miserable sea, más horas es necesario trabajar para
adquirir los medios de vida que permiten vivir.

Pero pongámosles números. Cuántas personas se han encontraron en fechas muy cercanas
en esa situación, qué tan real o imaginario es este panorama, ésta es una cuestión que nos
permitiremos responder apoyándonos en la información que es presentada en la figura 10.
Como se puede ver, más de 5 millones de personas tenían para el 2010 que trabajar como
mínimo 41.7 horas diarias para adquirir la canasta de bienes familiar representando por tanto,
la cantidad de personas en condición de imposibilidad absoluta de poder hacerlo. Por otro
lado, se observa que la mayor cantidad de población ocupada, cerca de 20 millones para ese
mismo año, necesitaban de entre 13.9 a 20.9 horas y solamente poco más de 3.7 millones
necesitaron trabajar la jornada máxima legal o menos, representando solamente el 8.6% del
total de la población ocupada en ese año.
52 |Revista Marxismos

Fuente: ídem

Por tanto, como podemos ver, no importa cuántas horas trabaje una persona, si percibe
menos de tres salarios mínimos que ya vimos no son pocas personas las que se encuentran en
esa situación (más 9 millones de personas para el 2010), jamás podrá adquirir con su trabajo
los medios de vida que necesita para vivir de una forma mínima adecuada. No importa
si trabajase 24 horas al día, aun así no podría contar con los medios, eso sin contar claro
que toda posibilidad de realizar cualquier otra cosa que no sea trabajar sería completamente
imposible incluso, comer, sería un lujo imposible de darse. El destino por tanto de todas ellas
es el subdesarrollo permanente de sus capacidades, un desarrollo atrofiado tanto físico como
social.

Cómo, con esta evidencia, poder sostener el que las personas pobres lo son porque no
trabajan lo suficiente si aun y cuando trabajasen las 24 horas del día no pudieran, un gran
número de ellas, ni siquiera adquirir los medios de vida más indispensables para poder existir.

Pero véase el papel fundamental que tiene el nivel de salarios en todo esto, es el miserable
nivel de salarios el que no permite a las personas con empleo poder acceder a los medios
de vida, es él también el que hace necesario trabajar jornadas de trabajo imposibles para la
condición humana, es él, como se puede ver, uno de los instrumentos fundamentales en la
conservación de las personas pobres y es tan eficiente en esta tarea porque tiene un carácter,
Educación, Política y Sociedad | 53

como aquélla, sistémico, se encuentra presente a lo largo y ancho de las sociedades desde
hace un buen tiempo ya.

Conclusión general.

Como se pudo observar, vista la cuestión bien sea desde el enfoque de los recursos ó del
tiempo, la situación es la misma. Se evidencia claramente un hecho fundamental, en general
no importa si se tiene empleo ó no, y si se tiene cuánto se trabaje, pues percibiendo un salario
tan bajo, es absolutamente imposible que las personas puedan hacerse de los medios de vida
indispensables para vivir, mucho menos salir de su condición de pobreza, mucho más cuando
se tiene una visión amplia de lo que ésta significa.

“Me arrebatan la vida al arrebatarme los medios que me permiten vivir” decía Shakespeare y
según lo que hemos presentado, parece ser que eso es precisamente lo que se está haciendo
todos los días y desde hace mucho tiempo. Por la vía de un salario tan bajo que ha perdido
toda proporción con los medios de vida se le está arrebatando la vida a las personas, y es a
casi todas las personas, pues con o sin empleo no se tiene acceso a esos medios, pero no sólo
eso, por mucho que las personas quisieran, por mucha disponibilidad que tuvieran de trabajar
las 24 horas del día, ni aun así pudieran conseguirlo, pues para un buen número de ellas es
necesario trabajar más de 40 horas al día, tal y como mostramos anteriormente. Es pues de esta
manera, como comprobamos lo que hubimos de plantear al inicio del apartado. De esta manera,
bajo estos mecanismos (formación sistémica del desempleo, ínfimo salario, jornadas imposibles
para la condición humana), la pobreza se eterniza al interior de la sociedad, una vez que es
creada, por la vía del bajísimo salario, fundamentalmente pero no sólo, del empleo negado, de la
constante necesidad de contar con uno, etc., se mantiene a las personas en condición de pobreza,
de siempre pobres y se les niega toda posibilidad real de poder salir de ella, pero, como también
pudimos observar, de eso se trata, pues de este modo se garantiza la permanencia perenne de
esta base social sobre la que se levanta y sostiene el sistema social de producción actualmente
dominante, no único, pero sí dominante.

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www.ideas.repec.org

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El capitalismo monopolista transnacional1

Lenin Vladimir Contreras Piña2

Resumen

El artículo que el lector tiene en sus manos es un esfuerzo por caracterizar, desde una pers-
pectiva marxista, los cambios sufridos por el capitalismo en los últimos 40 años. Esta caracte-
rización reivindica el concepto de fase de acumulación como categoría explicativa de las gran-
des transformaciones sociales, y particularmente, la categoría de Capitalismo Monopolista
Transnacional como concepto que identifica el momento contemporáneo del capitalismo a
escala mundial.

Introducción

En las últimas décadas se han desarrollado múltiples debates en torno a la caracterización del
capitalismo contemporáneo. Algunos renombrados teóricos han señalado que estos cambios
se deben a que la sociedad paso a una era posindustrial, tal es la tesis de Manuel Castells3;
otros señalan que estamos en una época postmoderna, entre ellos es paradigmática la posi-
ción de Jean Francois Lyotard,4 para algunos otros, la sociedad que vivimos está caracteri-
zada por la des-modernidad tal como lo propone Alain Touraine;5 algunas más, entre ellos
1
El siguiente artículo es producto del diálogo desarrollado entre el autor y los compañeros del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria, cuyas ideas y reflexiones nutren muchas de las líneas que se presentan, por ello este
artículo es una reflexión colectiva más que un esfuerzo individual.
2
Lic. en economía por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Actualmente es militante del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria. contacto: lenin_lvcp@hotmail.com
3
Para Manuel Castells la sociedad informacional es una sociedad postindustrial donde la tecnología es uno de los
elementos que caracterizan el cambio social histórico sufrido por el capitalismo. Es por ello que M. Castells men-
ciona en su libro La era de la información que la revolución de la tecnología de la información ha sido útil para llevar
a cabo el proceso fundamental de reestructuración del sistema capitalista que va del capitalismo industrial al capi-
talismo informacional o post-industrialismo, este tránsito configura una nueva era de la sociedad. (Castells, 1997)
4
Un libro clave en este tema es La condición postmoderna publicado en 1979 por Lyotard. En él, este autor construye
el concepto de época posmoderna a partir de sintetizar la filosofía post-estructuralista, el arte postmoderno, y la
teoría de la sociedad postindustrial. (Callinicos, amauta.lahaine.org)
5
Por su parte, Alain Touraine define al proceso de globalización ulterior a la reestructuración del capitalismo des-
pués de la década de los 70, como el surgimiento de una nueva sociedad mundial caracterizada por un proceso de

61
62 |Revista Marxismos

muchos marxistas, han llamado al nuevo momento en la sociedad con el nombre genérico
de Neoliberalismo para abarcar todo el tsunami de transformaciones que el capitalismo ha
desarrollado en las últimas cuatro décadas.

Sin embargo, en muchos de los casos señalados, los análisis se realizan de forma fragmenta-
da y subjetivista, canonizando arbitrariamente uno u otro aspecto lo nuevo del capitalismo,
que por su forma y contenido son más profundos; cuya explicación solo será posible si los
consideramos como parte de una totalidad concreta.6 No es motivo de este ensayo abordar una
reflexión exhaustiva y crítica de cada una de estas teorías, esta importante tarea la dejaremos
para otra ocasión, lo que nos interesa mostrar es que el capitalismo ha sufrido muchos cam-
bios fundamentales y que la única manera correcta de abordar la esencia y complejidad de
estos cambios es recurriendo a la ciencia del materialismo histórico, y por consiguiente, a
la concepción marxista del desarrollo capitalista, pues para el marxismo el método correcto
para comprender los cambios ocurridos requiere de un análisis de las modificaciones suscita-
das en la base material de la sociedad, ya que son las transformaciones de esta esfera social
las que condicionan el conjunto y margen objetivo en que se desarrollan las transformaciones
generales del capitalismo.7 Además, es importante considerar todas y cada una de las interre-
laciones de las múltiples determinaciones de lo real. Es por ello que para analizar lo nuevo

des-modernización. Según Touraine, este proceso combina dos elementos dialecticos: por un lado existe la univer-
salización del mercado y la cultura de masas y por el otro se genera una integración local de las comunidades. Es
por lo anterior que para el autor, esta nueva etapa de la sociedad expresa dos lógicas: a) Mercado mundial-sociedad
mundial- globalización-cultura de masas; b) Fragmentación de las identidades nacionales-recomunitarismo- nacio-
nalismos agresivos (totalitarios)- privatización de la identidad (Touraine, 1997).
6
Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto unidad de lo múltiple.
Aparece en el pensar como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida... En el primer camino,
la representación plena se volatiliza en una determinación abstracta; en el segundo, las determinaciones abstractas
conducen a la reproducción de lo concreto por el camino del pensar... El método consiste en elevarse de lo abs-
tracto a lo concreto, de reproducirlo como concreto espiritual (Kosik, 1976:53)
7
Es importante recordar que son las formas particulares y concretas en que se organizan las relaciones sociales
de producción lo que dibuja con precisión la estructura material de la sociedad, así como las bases y límites donde
se desarrollan las relaciones culturales, jurídicas y políticas. Esto bajo la idea que Marx señalaba en el Prólogo a la
Contribución de la Crítica de la Económica Política de 1859, que dice:“…tanto las relaciones jurídicas como las formas de
Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, ra-
dican en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo xviii,
bajo el nombre de “sociedad civil”, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política… El conjunto de
las relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica
y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social… El modo de producción de la vida material condiciona
el proceso de la vida social política y espiritual en general (marx, 2001:66-67)”.
Educación, Política y Sociedad | 63

del capitalismo recurriremos al concepto marxista de Fase de Acumulación8, puesto que nos
permite entender los cambios ocurridos en la base material de la sociedad y la forma específi-
ca sobre las que se erigieron el conjunto de las grandes transformaciones políticas y sociales.

El concepto de fase de acumulación

El concepto de fase de acumulación es usado por V.I. Lenin en su célebre libro “El imperialis-
mo, fase superior del capitalismo”, en él expone cómo es que los cambios del desarrollo capitalista
desembocan en una nueva forma de capitalismo, a saber, el capitalismo monopolista. Los
elementos y criterios que atiende Lenin para exponer este tema son el creciente desarrollo de
las fuerzas productivas y la fuerte concentración y centralización de capital, proceso que su-
pera históricamente el capitalismo clásico de libre concurrencia. Para Lenin, el imperialismo
como fase superior del capitalismo es la consecuencia del desarrollo dialectico de las fuerzas
internas del capital, donde los cambios cuantitativos desembocan en cambios cualitativos,
y por ende, donde la libre concurrencia capitalista se convierte en su contrario, es decir, en
monopolio.9

La idea de que el capitalismo cambia y se modifica a sí mismo no es exclusiva de Lenin, pues


esta lectura dialéctica del desarrollo capitalista se encuentra claramente presente en la obra de
Carlos Marx. El autor de “El Capital” señala en los capítulos xi, xii y xiii del Libro Primero
de esta obra, que la permanente revolución de las fuerzas productivas, expresada en el uso
de una tecnología más productiva y en una determinada forma de organización de la fuerza
de trabajo, permite incrementar la capacidad productiva del trabajo y la máxima valorización
del valor. Este permanente desarrollo de las fuerzas productivas se expresa históricamente
en diferentes estadios de desarrollo del capitalismo: la cooperación capitalista simple, la coo-
peración capitalista basada en la manufactura y la cooperación capitalista basada en la gran
industria. Al respecto, F. Engels señalaría en el prólogo de la edición alemana del capital
8
Existen otras teorías cuyo eje central de reflexión es la conceptualización de los momentos y mecanismos de
desarrollo del modo de producción capitalista, entre ellas están, por ejemplo, la escuela regulacionista encabezada
por Michel Aglietta; o la teoría de los patrones de acumulación de Valenzuela Fijoo, pero dado el objetivo de este
artículo no se incluye una reflexión sobre estos autores.
9
Para Lenin los cambios expresados en esta fase se caracterizan por: a) la concentración de la producción y del
capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, que desempeñan un papel
decisivo en la vida económica; b) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de
este “capital financiero”, de la oligarquía financiera; c) la exportación de capital, a diferencia de la exportación de
mercancías, adquiere una importancia particular; d) la formación de asociaciones internacionales monopolistas de
capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y; e) la terminación del reparto territorial del mundo entre las poten-
cias capitalistas más importantes (V.I. Lenin, 1981:98-99)
64 |Revista Marxismos

De manera similar –la economía política clásica- engloba indiscriminadamente bajo el termino de manufac-
tura a toda industria –que no sea agraria o artesanal- , con lo cual se borra la distinción entre dos grandes
periodos esencialmente diferentes, de la historia económica: el periodo de la manufactura propiamente dicha,
fundada en la división del trabajo manual, y el periodo de la industria moderna, que se basa en la maquinaria
(Marx, 2011. 29).

La determinación de tres periodos del desarrollo del capitalismo, no debe entenderse en un


sentido lógico conceptual, es decir, como mediaciones teóricas conceptuales que otorgan
coherencia sistémica y dialecticidad a las leyes del desarrollo capitalista que expone Marx en el
Capital, sino como tres momentos históricos distintos en que aparece el capitalismo. Por ello
es importante diferenciar entre los conceptos de Producción Mercantil Simple y Producción
Mercantil Capitalista con los conceptos de cooperación capitalista simple, manufacturera e
industrial.

Sobre este punto, tanto Marx como Lenin demuestran que el desarrollo dialéctico del capita-
lismo desemboca en formas nuevas de organización de las condiciones de producción, lo que
a su vez, en menor o mayor medida, modifica el conjunto de la sociedad. En este sentido, el
cambio de régimen de producción o fase de acumulación representa el desarrollo lógico-dia-
léctico de la base material sobre la que se configura el capital, desarrollo que implica cambios
en las condiciones de producción y por ser el capital la fuerza determinante, organizadora
y jerarquizante del conjunto de la sociedad, también condicionan el cambio en otras esferas
sociales, pues el capital las subsume en su conjunto.

La idea de las fases de acumulación es retomada por el marxista cubano Roberto Regalado
en su libro “La izquierda latinoamericana en el gobierno: ¿alternativa o reciclaje?”. El autor señala que
el sistema de producción capitalista comienza con la cooperación simple, continúa con la
manufactura y alcanza la madurez con la gran industria, y que en virtud del movimiento del
modo de producción capitalista en pos de la creciente concentración, la gran industria avanza
hacia una etapa superior en la cual surgen los monopolios. Además Roberto Regalado indica
que el capitalismo imperialista, al igual que el capitalismo pre-monopolista, ha transitado por
tres estadios: el Capitalismo Monopolista, el Capitalismo Monopolista de Estado y el Capita-
lismo Monopolista Transnacional (Regalado, 2012:26-27).

Es por ello que, siguiendo esa línea de pensamiento, explicar la reestructuración capitalista de
las últimas décadas sería en función del paso de una fase de acumulación a otra. En términos
más precisos, la reestructuración representa el cambio del Capitalismo Monopolista de Esta-
do al Capitalismo Monopolista Transnacional.
Educación, Política y Sociedad | 65

La fase del Capitalismo Monopolista de Estado

La época de oro del capital, que duró casi tres décadas y que llegó a su fin con la crisis-rees-
tructuración de los 70, se configuró a partir de la participación del Estado en la gestión pro-
ductiva y por tanto en la concentración estatal de la producción y la propiedad. La propiedad
y gestión productiva estatal era la forma en que el capital había trocado como consecuencia
lógica e histórica de su desarrollo. Esta característica configuró lo que se llamó capitalismo
monopolista de Estado (cme). La configuración del cme fue prevista por los clásicos del pen-
samiento marxista, ya Engels en su célebre Anti-Dühring, señalaba que “… al llegar a cierto
nivel de desarrollo, ya no basta siquiera esa forma: el representante de la sociedad capitalista, que es el Estado,
se ve obligado a asumir la dirección. Esta necesidad de transformación en propiedad del Estado aparece ante
todo en las grandes organizaciones del tráfico: los correos, el telégrafo, los ferrocarriles” (Engels citado por
Boccara, 1970:14).

Sin embargo aunque Federico Engels veía como consecuencia lógica del desarrollo capi-
talista el surgimiento de la propiedad estatal y por tanto su papel director en el desarrollo
económico, lo cierto es que fue Nikolai Bujarin el primero en usarlo, en su folleto “La eco-
nomía mundial y el imperialismo”. Este folleto fue corregido y analizado por V.I. Lenin antes de
que pasara a la imprenta y le sirvió para escribir su famoso libro “El imperialismo, fase superior
del capitalismo”(Nava, 1982). Sin embargo, en esta obra no utiliza el término; sólo dos años
después, en el texto “La catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla”, publicado en 1917 asume
el concepto de capitalismo monopólico de Estado como concepto de análisis. En él Lenin
señala que:

“La guerra, al acelerar extraordinariamente la transformación del capitalismo monopolista en capitalismo


monopolista de Estado pone de este modo a la humanidad extraordinariamente cerca del socialismo: tal es,
precisamente, la dialéctica de la historia. La guerra imperialista es la víspera de la revolución socialista. Ello
no solo se debe a que la guerra engendra, con sus horrores, la insurrección proletaria… sino que el capita-
lismo de Estado es la preparación material más completa para el socialismo, su antesala, un peldaño de la
escalera histórica entre el cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún peldaño intermedio”(Boccara,
1970:14).

Estas líneas indican que Lenin consideraba que el cme representa una verdadera fase del ca-
pitalismo. Es decir, para Lenin el cme, era la fase subsiguiente del Capitalismo Monopolista
Clásico.

El cme se configura como fase de acumulación cuya característica es la gestión de la propie-


dad y producción económica por parte del Estado capitalista, fundamentalmente en espacios
66 |Revista Marxismos

donde la inversión capitalista tardaría décadas en valorizarse. Este es papel del CME: brindar
la infraestructura necesaria en el ambiente para que el capital se valorice, es decir se produzca
y se consuma, fundamentalmente a partir de la instalación de grandes complejos de capital
fijo, como carreteras, aeropuertos, viviendas y hospitales, ya que la expansión geográfica a
menudo implica inversiones de largo plazo en infraestructuras físicas y sociales cuyo valor
tarda muchos años en realizarse a través de la actividad productiva a la que contribuyen.

Además de las necesidades de valorización del capital, en las décadas subsiguientes el capi-
talismo monopolista de Estado se configuró sumando a otras determinaciones: a) debido a
las consecuencias de la Primera Guerra y Segunda Guerra Mundial, los Estados debían de
dirigir la gestión y producción económica de sus respectivos países para dinamizar la lógica
del capital; b) en el periodo de las posguerra, la creciente actividad económica requería un
mercado interno fuerte, es por ello que la clase trabajadora debía tener un ingreso salarial lo
suficientemente alto para consumir los productos locales; c) la influencia de la Unión Sovié-
tica generó movimientos políticos y obreros poderosos, por lo que los Estados capitalistas
debían de ceder algunos derechos sociales como política para contener la revolución socia-
lista. Estas funciones se dieron en formas y momentos diferentes en el primer mundo y en
el tercer mundo.

Sin embargo, la crisis capitalista de los 70 marca el agotamiento del Capitalismo Monopolista
de Estado debido a la creciente sobreproducción de capital de Estados Unidos combinado
con una tendiente disminución de la rentabilidad de Europa y Japón derivado del costo tan
elevado de la fuerza de trabajo que se tradujo en costos para la inversión productiva del capi-
tal, y por tanto, en una disminución de su productividad, lo que generó inflación y la pérdida
de la paridad oro-dólar.

Con el fin de recuperar la tasa de ganancia capitalista en el mundo, la crisis de la década de


los 70 se superó con cambios estructurares a nivel global. Los cambios se pueden sintetizar,
como lo hemos señalado, con el advenimiento y desarrollo de la fase del Capitalismo Mono-
polista Transnacional (cmt).

Los mecanismos que permitieron el paso del cme al cmt

La crisis de los 70 fue una crisis de sobre-acumulación de capital cuya expresión fue la exis-
tencia de amplios excedentes de capital y de fuerza de trabajo ociosos, que coexistían en los
principales países imperialistas sin que apareciera alguna manera de combinarse de forma
rentable o productiva para el capital. (Harvey: 99)
Educación, Política y Sociedad | 67

La sobre-acumulación de capital, es decir la existencia de capital ocioso, se produjo como conse-


cuencia de la alta composición orgánica de capital de las economías desarrolladas y particularmente
de las principales ramas industriales de la economía. La alta composición orgánica de capital
disminuyó la tasa media de ganancia capitalista, cuya expresión es la pérdida de rentabilidad de
forma creciente de estas economías respecto del mercado mundial particularmente de la
industria manufacturera de los centros industriales de los países desarrollados, y con ello
desalentó las inversiones de capital.

La disminución de tasa de ganancia capitalista, expresada en la pérdida de rentabilidad, generó


que en la primera mitad de los años setentas las tasas de inversión internas de los mayores
países industrializados, como eua, Japón, Alemania Occidental, Gran Bretaña, o Francia, se
estancaran y retrocedieran, pues las nuevas inversiones de capital fueron dirigidas a los países
subdesarrollados, lo que a la postre promovió su relativa industrialización (Folker, Heinrichs
y Kreye, 1977: 6-13).

En los países industrializados, la disminución de las tasas de inversión en toda la década de los
70, así como la creciente automatización de los procesos productivos y la racionalización del
consumo de la fuerza de trabajo, generó altísimas tasas de desempleo en los países imperialis-
tas de occidente. Se estima que las tasas de desempleo alcanzaron para 1975 un elevado 5 por
ciento en los países en ese momento miembros de la ocde. En Estados Unidos alcanzaron el
8.6 por ciento y en Alemania Occidental el 4.6 (Folker, Heinrichs y Kreye, 1977: 6-13).

La disminución de las tasas de ganancia en los países industriales obligó al capital a buscar,
crear o potenciar mecanismos que contrarresten la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Marx
señala que desde que el capital existe han surgido formas para contrarrestar esta tendencia,
particularmente menciona seis: 1.- Incrementando la tasa de explotación; 2.- Pagando la fuerza de
trabajo por debajo de su valor; 3.- Utilizando a la sobre-población relativa; 4.- Disminuyendo el costo de los
medios de producción para tener ganancias extraordinarias; 5.- Recurriendo al mercado exterior, para
obtener nuevos campos para la valorización o mercados donde se puedan vender sus mer-
cancías por encima de su valor; 6.- Finamente, el incremento de capital accionario(Marx, 2009:297).

Fueron diferentes formas de estos mecanismos lo que el capital mundial utilizó para salir de
la crisis de los 70 y configurarle nuevas características particulares de alcance mundial. Estos
mecanismos se concretaron a partir de reconfigurar a escala mundial los flujos de capital por
medio de la búsqueda de nuevos campos para la acumulación, lo que modificó los destinos a
donde el capital se dirigiría para ser valorizado, con ello, se inició una profunda trasformación
de la base material del capitalismo, cuyos ejes fueron:
68 |Revista Marxismos

• la reconfiguración y reestructuración productiva;


• la desvalorización de la fuerza de trabajo;
• la modificación de la forma capitalista de la propiedad de los medios de producción;
• la intensificación de acumulación por despojo;
• la financiarizacion de la economía;
• La intensificación de la externalización del excedente económico de tercer mundo.

Estos rasgos son los elementos particulares que configuraron la fase de acumulación denomi-
nada Capitalismo Monopolista Transnacional y una nueva división internacional del trabajo, y con
ello, la reconfiguración de las nuevas políticas económicas de administración del capitalismo
mundial. Pero también son estos cambios los que determinaran, a la postre, las nuevas for-
mas en que se expresara la lucha de clases y la crisis capitalista que estallaría en 2007-2008.
Veamos en qué consisten uno a uno estos cambios.

La reestructuración productiva.

Con el objetivo de salir de la crisis de la década de los 70 el capital buscó, por medio del
mercado exterior, nuevos campos para su valorización. En la búsqueda de nuevos campos
el capitalismo tuvo que desarrollar descomunalmente las fuerzas productivas a nivel mundial
por medio de tres mecanismos: primero, la tecnificación y automatización al máximo de los
procesos de producción en los países industrializados y en el tercer mundo; segundo, por
medio del desarrollo de las vías de comunicación, los sistemas de transporte a escala mundial,
y; tercero, por medio de la creación de los nuevos circuitos de flujos financieros para trasladar
el capital a cualquier parte del mundo.

La tecnificación y automatización de los procesos productivos se desenvolvió fundamental-


mente en los países desarrollados por medio del paso de los procesos industriales fundados
en componentes mecánicos a procesos industriales basados en componentes electromecáni-
cos y electrónicos que permitirían la robotización y la masificación del uso de la informática
en los procesos de producción. Además con el titánico desarrollo de las vías y medios de co-
municación y los nuevos circuitos de flujos de inversiones, el capital pudo migrar a cualquier
hemisferio del planeta o a cualquier rama de la producción en tan solo minutos. La gran mo-
vilidad geográfica del capital, era motivada por su insaciable sed de ganancia y por la presión
de la poca rentabilidad de los países de primer mundo; a partir de la década del 70 el capital se
trasladó a la rama de la producción y a los países que garantizaran mayores tasas de ganancia.
Educación, Política y Sociedad | 69

La tecnificación y automatización, el desarrollo de las vías de comunicación a escala global y


la creación de los nuevos circuitos de los flujos de capital, fueron las condiciones de posibili-
dad para que las empresas capitalistas ubicadas en los países desarrollados pudieran transferir
total o parcialmente sus instalaciones a otros países donde la oferta de mano de obra fuera
abundante, los salarios y las prestaciones fueran menores, y donde las regulaciones laborales
y fiscales fueran menos restrictivas, además donde los costos de los medios de producción no
representaran un gasto adicional.

Fue así como surgieron por todo el mundo subdesarrollado zonas manufactureras o zonas
de excepción fiscal donde los niveles de explotación eran muy intensivos. La Organización
Internacional del Trabajo (oit) estima que en 1975 las zonas manufactureras o las maquilas
se daban en 29 regiones de 25 países, la mayoría en Asia. En 1986 había 136 centros manu-
factureros en 47 países, que empleaban más de 1.7 millones de trabajadores. 11 años después,
en 1997, había 845 zonas en 93 países, en donde trabajaban 22.5 millones de personas, 18
millones de ellas en China, y en 2006, 3 mil 500 zonas en 130 países (en prácticamente todo
el mundo) en donde laboraban 66 millones de trabajadores. Para 2002 el salario promedio
en las zonas maquiladoras era de un mísero salario de céntimos de dólar por hora; apenas 36
euros, 50 dólares o 600 pesos mexicanos al mes. En nuestro país, las empresas maquiladoras
alcanzaron su cima en el año 2000, existiendo 3 mil 555 establecimientos, con un millón 347
mil 803 trabajadores (Morales, 2013)10.

El crecimiento de zonas manufactureras fue la pauta para el surgimiento de todo un esta-


mento de trabajadores completamente flexibilizado, es decir, trabajadores caracterizados por
ser temporales, sin derechos laborales, multifuncionales y subcontratados. El trabajo flexible
establece un cambio cualitativo en la explotación de la fuerza de trabajo mundial porque aho-
ra los capitalista de los centros industriales de los países industrializados podían declararse
en quiebra, despedir a todos los trabajadores, y trasladarse a los país subdesarrollados, con el
objetivo de explotar su fuerza de trabajo, liberándose de facto, del costo que representa las
conquistas laborales logradas por los trabajadores.

El surgimiento y masificación de la flexibilización laboral permitió la reestructuración mun-


dial de la producción, pues con ello se desarrollaron procesos de desterritorialización y des-
centralización productiva de los países industrializados, que se dirigieron a los países no
industrializados del entonces tercer mundo.

10
Josefina Morales. Modalidad de la producción y nueva división internacional del trabajo, en Revista Digital
Aldea Global.
70 |Revista Marxismos

El desarrollo de las fuerzas productivas, expresado en la reducción del tiempo de traslado


de los flujos de capital de forma rentable y en la tecnificación y automatización, fueron las
condiciones que permitieron en las décadas de los 70 y 80 dirigir hacia América latina y el
tercer mundo —México incluido—, bajo la forma de inversiones productivas, el capital so-
breacumulado en los países industrializados.

La desvalorización y reorganización de la fuerza de trabajo.

El trabajo completamente flexibilizado pudo mantenerse, ampliarse y expandirse desde las


décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, gracias a que el capital generó las condiciones mate-
riales para la desvalorización estructural de la fuerza de trabajo, y con ello, disminuir sistemá-
ticamente los salarios a escala mundial. Fue así como el capital creó lo que algunos autores
han llamado capitalismo de bajos salarios.

La desvalorización de la fuerza de trabajo consiste en reducir el valor de la fuerza de trabajo sis-


temáticamente. El capital encontró dos mecanismos para hacerlo: El primero es mediante
el incremento de la productividad, particularmente, de aquellas ramas de la producción que
producen bienes de consumo, y; el segundo es pagando la mercancía fuerza de trabajo por
debajo de su valor.

El primer caso fue gracias a la profundización del proceso de tecnificación, automatización


y flexibilización de los procesos de producción de las ramas de la producción donde se pro-
ducen los bienes que consume la clase trabajadora, o sea los bienes salario. Este mecanismo
supone que la fuerza de trabajo aunque se vende por su valor, sistemáticamente disminuye,
porque se incrementa el desarrollo capitalista en ramas de la economía como la agricultura
o ganadería. Ahora, si bien este mecanismo no es nuevo, pues ha sido una condición de po-
sibilidad de la existencia del capitalismo, se ha profundizado en las últimas cuatro décadas.

El segundo mecanismo es por medio de pagar el valor de la fuerza de trabajo por debajo de su
valor. Como lo señala Marx, este proceso es usado por el capital como un mecanismo para
contrarrestar la crisis capitalista, ya que su implementación permite incrementar las tasas de
explotación y por tanto la masa de ganancia para el capital. Sin embargo, para que este mecanis-
mo se perpetúe el capitalismo debe de contar estructuralmente con un gran ejército industrial
de reserva o una gran cantidad de sobrepoblación relativa. En las últimas cuatro décadas gracias al
descomunal desarrollo de las fuerzas productivas, el capital ha utilizado preponderantemente
este mecanismo que le ha generado ganancias extraordinarias. Veámoslo detenidamente.
Educación, Política y Sociedad | 71

La tecnificación y automatización, el desarrollo de las vías de comunicación a escala global y


la creación de los nuevos circuitos de los flujos de capital tuvieron una triple implicación res-
pecto al valor de la fuerza de trabajo: Primero, el capital sustituyó a escala mundial a inmensos
ejércitos de trabajadores por unas cuantas máquinas, con ello creó un enorme ejército indus-
trial de reserva y las condiciones materiales para disminuir el precio de los salarios inclusive
por debajo de su precio.

Segundo, el capital redujo la necesidad de mano de obra calificada. Al capital le basta ahora
con la abundante mano de obra mundial con bajos niveles de capacitación y completamente
flexible. Y es que al mismo tiempo que el capitalismo exigió al mercado laboral generar un
nuevo “estrato” laboral conformado por los trabajadores más preparados, como ingenieros
y científicos altamente calificados, técnicos y especialistas con altos conocimientos y estudios
en informática o telecomunicaciones —quienes son los responsables de la innovación tecno-
lógica y del avance en las comunicaciones—, también exigió un nuevo estrato de trabajadores
completamente descalificados que pudieran laborar en las industrias maquiladoras o en los
procesos productivos altamente automatizados donde no se requiere preparación alguna de
la fuerza de trabajo. La descalificación de la fuerza de trabajo reduce el salario del trabajador,
pero éste no solo tiene dimensiones “económicas” sino también dimensiones morales, cultu-
rales e históricas. Ya que el capital al descalificar a la mano de obra, le exige menos prepara-
ción, reduce las determinaciones que encarecen el salario.

Tercero, el capital pudo acceder a las reservas de mano de obra que existían en todos los
países subdesarrollados bajo la forma de campesinos despojados, trabajadores sub-ocupados,
desocupados, etc., y con ello poner a competir a los trabajadores de todo el mundo. Y es que
la existencia de un enorme ejército mundial de desocupados, no quiere decir que el capital
lo pueda utilizar de forma rentable o productiva. Para ello el capital tuvo que cumplir dos
requerimientos que representan las condiciones para su explotación:

a) Por medio del desarrollo de las vías de comunicación y los sistemas de transporte a
escala mundial, así como de los flujos de capital, condiciones materiales que posibilita-
rían la creación de un mercado mundial de fuerza de trabajo y con ello, acceder a toda la
sobrepoblación relativa a escala mundial, lo que permite presionar estructuralmente a la
baja el valor de la fuerza de trabajo;
b) Eliminar las restricciones políticas y jurídicas que le impidieran la explotación de
la sobrepoblación relativa a escala global, esta condición de posibilidad, la de crear un
mercado mundial de fuerza de trabajo se concretizó con la entrada de la India y China al
72 |Revista Marxismos

mercado mundial y el derrumbe de la urss pues con las reformas de liberación económi-
ca iniciadas en china en 1978 por Deng Xiaoping, que marca el ingreso gradual de China
al comercio mundial, y el colapso de la Unión Soviética a inicios de la década de los 90
del siglo xx, se eliminaron las restricciones para el libre flujo de capital en los países con
mayores reservas de mano de obra. Se estima que con la liberación del comercio inter-
nacional en China y el desplome de la urss, el capital recuperó la posibilidad de explotar
nuevamente a un sector de la humanidad que durante varias décadas vivió en una socie-
dad donde se erradicó la explotación del hombre por el hombre, pues se agregaron alre-
dedor de 200 millones de personas al mercado mundial de fuerza de trabajo asalariada.

Gracias al desarrollo de la capacidad productiva del capital de circular de forma competitiva


por todo el mundo, de la liberalización de los flujos de capital por medio de la inversión ex-
terna y la desregulación de los mercados de fuerza de trabajo, el capital pudo explotar al, re-
lativamente nuevo, mercado mundial de fuerza de trabajo y acceder a un ejército industrial de
reserva de dimensiones globales. El capital consiguió la posibilidad de trasladarse allí donde
existía un exceso de mano de obra; ahora tenía acceso a la oferta de fuerza de trabajo barata
en todo el mundo. La disponibilidad de mano de obra ya no es un problema para el capital
desde hace veinte años(Harvey, 2010: 19-20)

De esta forma, uno de los efectos más importantes de la modificación de los flujos de capital
fue que se desarrolló la competencia directa de país a país entre trabajadores que tienen una
productividad aproximada, pero al mismo tiempo cuentan con condiciones políticas y socia-
les que le permiten a la empresa pagar más barato que en otro lugar del mundo.

La desvalorización de la fuerza de trabajo por medio del uso de la sobrepoblación relativa


mundial como un mecanismo para presionar a la baja lo salarios, permite que la desocupación
estructural y el “subempleo” a escala planetaria sean útiles a la acumulación de capital. Por
ello, vemos que desde que se liberaron los flujos de capital en el mundo estas condiciones no
hecho sino incrementarse de forma ampliada.

Veamos el caso de América Latina. En esta región entre 1992 y 1994, los trabajadores que
carecían de seguridad social eran de 52 por ciento, la cifra ascendió a 54 por ciento entre
1995 y 1999. Entre el año 2000 y 2007 la cifra se ubicó en el 57 por ciento. Se estima que en
función de la tendencia de desvalorización de la fuerza de trabajo en mundo, para el 2009, el
60 por ciento de la fuerza laboral carece de un contrato laboral formal y de seguridad social.
Las cifras de la precariedad salarial se complementan con las cifras de desempleo y subem-
Educación, Política y Sociedad | 73

pleo. Para el año 2007 había en el mundo 190 millones de desocupados, y el 50 porciento de
la fuerza de trabajo se encontraba subocupada, lo que equivalía a 130 millones de personas.
Para el año de 2009 se estima que el número de desocupados ascendía a 239 millones de
desempleados en el mundo (oit, 2009)

Cumplidas las condiciones materiales para la creación y explotación del mercado mundial
de fuerza de trabajo, el capital puso a competir entre sí a los trabajadores de todos los países
por los mismos trabajos y por los mismos salarios de miseria. Así fue como el trabajo feme-
nino, la incorporación de trabajo infantil, formas de trabajo esclavo, semi-esclavos, flexibles,
subcontratado o intermitente, tanto en niños como el adultos en las zonas maquiladoras y
manufactureras en China, Bangladesh, Filipinas, Malasia, Guatemala o el Salvador o en las
zonas agrícolas de México o Brasil, representan la concreción de las intenciones capitalistas
de incrementar la explotación.

Las condiciones políticas que permitieron la desvalorización del salario.

La desvalorización permanente de la fuerza de trabajo ha sido y es, una de las condiciones


de existencia del capitalismo desde finales de la década de 1970, de ahí que la burguesía ha
promovido incesantemente las condiciones políticas que le permitan la reproducción a escala
ampliada de esta lógica. Para ello el capital tubo que acabar, poco a poco, con los derechos
políticos y económicos de la clase trabajadora, que para la década de los 70 se encontraban en
el máximo histórico; y es que la implacable lógica de desvalorización de la fuerza de trabajo
es incompatible con los derechos más mínimos de la clase trabajadora, por ello, al capital le
ha sido necesario aniquilar la conciencia, la historia y la tradición de lucha de los trabajadores,
además de fragmentar y pulverizar su organización gremial y política, que representa las con-
diciones necesarias en la lucha por los derechos de trabajadores.

Primero con procesos de flexibilización productiva, como los ocurridos con la “especialización
flexible” en la Tercera Italia o el Toyotismo en Japón, ambos en la década de los 70; este tipo
de flexibilización laboral dispersó las grandes concentraciones de asalariados por medio de la
reorganización del proceso de producción en múltiples talleres relativamente independientes.
Este fenómeno, llamado relocalización productiva, desconcentró a los grandes contingentes
y gremios de la clase trabajadora e hizo más complicada la organización sindical (Antunes,
2001:30-301).

Después, en la década de los 80, con políticas antiinflacionarias y de control de los salarios
que detenían premeditadamente el crecimiento de la economía, se crearon las condiciones
74 |Revista Marxismos

políticas y económicas de la contrarrevolución anti-obrera que desembocó en más desempleo


y obligó a los trabajadores y sindicatos a aceptar condiciones más precarias de trabajo, tal
como ocurrió en la época de Margaret Tatcher en Inglaterra y de Ronald Reagan en Estados
Unidos (Harvey, b: 7).

También la promoción de la ideología del racismo y la discriminación en los países receptores


de trabajadores inmigrantes, como Europa o en los mismos Estados Unidos, condujo a que
los trabajadores fueran segmentados por cultura, idioma y origen nacional; fenómeno que
dividió más a una, de por sí, heterogénea clase trabajadora multinacional.

Otro mecanismo de fragmentación de la clase trabajadora desarrollado en las décadas de los


80 y 90, fue mediante la prohibición descarada de la organización sindical de los trabajadores
por medio de la creación de zonas o parques industriales “libres” donde se institucionalizaron
regímenes de excepción fiscal y laboral. Estas zonas, si bien iniciaron dedicándose a la pro-
ducción manufacturera en muchos casos para la exportación, se ampliaron a diversas ramas
de la industria: producción de prendas de vestir, equipos y aparatos eléctricos y electrónicos,
autopartes, juguetes, muebles, e incluso servicios como los call centers, o en la agroindustria
por medio de las empacadoras (Morales: 2013).

Con la flexibilización productiva los sindicatos encontraron dificultades para asimilar e in-
corporar a esa clase trabajadora más segmentada y fraccionada. De esta manera las diferentes
formas de flexibilización productiva, mostraron que la fragmentación del trabajo sumado al
avance tecnológico, permitió al capital mayores índices de explotación, como también un
mayor control de la fuerza de trabajo.

La desvalorización de la fuerza de trabajo en base a la flexibilización laboral, implica que la


tecnificación y la relocalización productiva se desarrollen por medio de un desmantelamiento
del sindicalismo combativo. En los países occidentales, como en Estados Unidos o Ingla-
terra, estos fenómenos se desarrollaron después de desatar una fuerte represión contra los
dirigentes sindicales. Las empresas aprovecharon para desmantelar el sindicalismo clasista, y
crearon el sindicalismo de empresa, manipulado y cooptado bajo el liderazgo patronal.

La reestructuración capitalista basada en el gran salto tecnológico (la automatización robótica


y microelectrónica) así como en la modificación de los flujos de capital ocurridos en la década
de los 80, modificó la materialidad y la subjetividad de la clase trabajadora mundial por medio
de la flexibilización y desregulación de los derechos laborales y la reorganización de la fuerza
de trabajo. Como lo señalamos en párrafos arriba, el desarrollo tecnológico generó tal exce-
Educación, Política y Sociedad | 75

dente de trabajo, que hizo viable el retorno a estrategias de producción de plusvalía absoluta
implementadas en las zonas manufactureras.

La flexibilización laboral no ha dejado de estar en las políticas de los organismos interna-


cionales y los gobiernos neoliberales. Por ejemplo, en su Informe Anual de 2013 el Banco
Internacional de Pagos plantea que es necesario “Eliminar los obstáculos del crecimiento, y en el
ámbito del mercado laboral se sugiere eliminar las leyes de protección al empleo, ya que para los organismos
internacionales empresariales, ‘una mayor protección del empleo reduce el crecimiento de la productividad al
frenar a las empresas que operan en un entorno de cambio tecnológico’” (BIS,2013).

Además, para que las condiciones políticas que permiten la desvalorización de la fuerza de
trabajo se perpetuaran, el capital no solo combatió a muerte a las organizaciones gremiales.
En las últimas cuatro décadas la burguesía ha implementado campañas feroces contra las
organizaciones políticas de la clase trabajadora, particularmente las comunistas. En América
Latina el exterminio político se dio por medio de la imposición de fieras dictaduras, cuyos
pueblos inspirados en la Revolución Rusa de 1917, en la revolución Cubana 1959, en la re-
sistencia del pueblo vietnamita contra el imperialismo y en la Revoluciona China, no solo
buscaban más derechos democráticos y labórales, sino sobre todo, impulsaban revoluciones
socialistas en todo un continente.

Las campañas de exterminio de las organizaciones comunistas y revolucionarias, se con-


cretizaron en América Latina con las políticas de “Seguridad Nacional”, que por medio de la
intervención directa de las fuerzas militares imperialista se intentaba, decían ellos, extirpar el
cáncer marxista de las sociedad. La política de seguridad nacional condujo al asesinato y ani-
quilamiento físico de centenares de miles de revolucionarios.

Las nuevas condiciones materiales y políticas desembocaron en que la organización de la


fuerza de trabajo fuera socavada, en que se generaran premeditadamente grandes niveles de
desempleo estructural y que se retrocediera en la acción sindical y política de la clase obrera
(Antunes, 2001:46-49). Todos y cada uno de estos mecanismos materiales y subjetivos tenían
un solo objetivo: fragmentar organizativa, ideológica y políticamente a los destacamentos de
la clase trabajadora que podían poner freno a la descomunal sed de ganancia de la burguesía
imperialista que se estaba internacionalizando. Este desmantelamiento del poder de la clase
trabajadora tendrá su contrapartida en la plena restauración del poder político y económico
de la burguesía imperialista y la oligarquía financiera mundial.
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La acumulación por desposesión

La reestructuración de la acumulación capitalista propiciada por su tasa decreciente de ga-


nancia obligó a la burguesía a buscar nuevos campos para la acumulación de capital y con ello se
intensificó la explotación de la naturaleza y de áreas de la sociedad libres de las relaciones
mercantiles, pues el capital no puede vivir solo de la explotación de la clase trabajadora, como
dicen los fundadores del Materialismo Histórico, Marx y Engels; si bien el trabajo es el padre
de la riqueza y de las ganancias capitalistas, la naturaleza es su madre.

La intensificación del proceso de explotación de los recursos naturales y la expansión de las


relaciones de producción capitalistas a áreas y sectores donde no existían, se desarrollaron
por medio de la separación de los estados nacionales de sus medios de producción y de su
propiedad, de las comunidades y pueblos de sus tierras y recursos naturales; o de los pe-
queños productores y sus medios de producción. Esta separación se realizó por medio del
despojo, el robo y el saqueo.

Este mecanismo de acumulación del capital se denomina “acumulación por desposesión”, que
aunque es muy similar al proceso de la llamada“Acumulación Originaria de Capital”, proceso his-
tórico que se inició en la escena mundial con la política colonial y la guerra, con la violencia, el
engaño, la opresión, el robo, el crimen y la rapiña señalado por Marx en el capitulo XXIV del
Libro Primero de El Capital, tiene la diferencia histórica de que en ese momento no existía el
capitalismo desarrollado como ahora si lo existe.

La “acumulación por desposesión” comprende la mercantilización y privatización de la tierra y la


expulsión forzosa de poblaciones campesinas; la conversión de formas diversas de derechos
de propiedad comunal, colectiva y Estatal en derechos exclusivos de propiedad privada; la
supresión de los derechos sobre los bienes comunes y la eliminación de procesos de produc-
ción y de consumo alternativos y autóctonos; procesos coloniales, neocoloniales e imperiales
de apropiación de activos. Sus principales aspectos son: 1.- privatización y mercantilización
de las propiedades Estatales y sociales; 2.- la financiarización que permite la especulación, la
depredación, el fraude y el robo; 3.- la gestión y la manipulación de la crisis, que permite la
aplicación de programas de ajuste estructural y con ello saquear a la naciones; 4.- redistribu-
ciones de los ingresos estatales a favor de las oligarquías, como la excepción de impuestos,
etc. (Harvey, b: 171).

La acumulación por medio del despojo, robo y fraude, o en términos más exactos,“la acumula-
ción por desposesión”, implica una lógica diferente a “la acumulación por medio de la reproducción am-
Educación, Política y Sociedad | 77

pliada”, aunque complementarias. Ya que la segunda acumulación se desarrolla en la fábrica,


en la mina o en el jornal, o ahí donde hay un proceso de producción de plusvalía, mientras
que la primera es un mecanismo por el cual se acumula sin la necesidad de explotar la fuerza
de trabajo, le basta con la apropiación de riqueza ya producida por mecanismos, en la mayoría
de los casos, “extra económicos”.

La acumulación por despojo le permite al capital contrarrestar la tasa decreciente de ganan-


cia, pues representa directamente la reducción de los costos de los medios de producción y el acceso
al mercado externo donde encuentra nuevos campos para la acumulación. Indirectamente la
“acumulación por desposesión” permite incrementar el capital accionario de las empresas transna-
cionales y aumentar la tasa de explotación de la fuerza de trabajo.

Es por ello que en los últimos 30 años la acumulación capitalista ha exigido la explotación de
zonas geográficas vírgenes, ricas en recursos naturales necesarios para la reproducción de su
ganancia, ha privatizado las empresas Estatales y ha intensificado el despojo de las comuni-
dades agrarias o campesinas. Veamos algunos ejemplos.

Con la imposición del dictador Augusto Pinochet por medio de un golpe de Estado en Chile
en el año de 1973, se inició una nueva ola de despojo de los pueblos de América Latina. En
1975, bajo la condición de acceder a un préstamo del FMI, el gobierno de A. Pinochet priva-
tizó las empresas públicas de la industria pesquera, minera y maderera. Del mismo modo, la
seguridad social fue abierta a la explotación privada (Harvey, b: 15)

Otro ejemplo es en México y China. Se estima que el despojo de la propiedad campesina,


en estos países en los últimos 20 años, han dejado un total de 70 millones de campesinos
desplazados(Harvey, b: 165). La invasión a Irak en 2003 por parte del imperialismo nortea-
mericano, culminó con la implementación del plan bremer por parte del gobierno de George
w. Bush. En este plan se consideraba la plena privatización de las empresas públicas iraquíes
y la total repatriación de los beneficios extranjeros. Estas políticas iban a ser aplicadas a todas
las esferas de la economía incluyendo los servicios públicos, los medios de comunicación,
los bancos, la industria, los servicios, los transportes, las finanzas y la construcción (Harvey,
b: 13).

El desarrollo de la propiedad y producción del capital monopolista transnacional

Los flujos internacionales de capitales al mercado exterior y la intensificación del despojo de


la riqueza de las naciones a escalas cada vez mayores, ha configurado en el mundo un esce-
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nario donde la propiedad y la producción de la riqueza social son controladas por empresas
monopólicas transnacionales. Las empresas monopólicas transnacionales son empresas que operan
por medio de una casa matriz ubicada generalmente en los países imperialistas, que exportan
capital a países en su mayoría subdesarrollados, crean filiales y sus ganancias regresan en gran
proporción a las casas matrices. Son monopólicas porque debido la centralización y concentración
de capital con que cuentan, controlan en gran proporción ramas o procesos productivos de la
economía de todo el mundo.

Aunque la existencia de las empresas transnacionales existe desde que el imperialismo surgió,
es en la década de los 90, con la incorporación de China al mercado mundial, el desplome de
la urss y las firmas de tratados de libre comercio en todo el mundo, que su carácter monopó-
lico tienen un alcance mundial, y es que el control monopólico transnacional de la propiedad
y la producción, es el resultado de las modificaciones de los flujos de capital que inician en
las décadas de los 70 y 80.

Los monopolios trasnacionales se expandieron a la economía mundial, principalmente por


medio de las inversiones extranjeras directas (ied). Se estima que para el año de 1990 el
monto de inversión extranjera en el mundo era de 207 miles de mdd, pero para el periodo de
2005-207 la ied era de 1 491 miles de mdd. Es decir que de 1990 a 2007 la ied de las empresas
transnacionales creció en más 600 por ciento.

Cuadro 1

Entradas de IED y Fusiones y Adquisiciones transfronterizos


Indicador 1990 2005-2007 promedio 2010 2011 2012
anterior a la crisis
Entradas de IED 207 1 491 1 409 1 652 1 351

Fusiones y adqui- 99 703 344 555 308


siciones transfron-
terizas
Fuente: Informe Sobre las Inversiones en el Mundo, Panorama General 2013. Conferencia de Naciones Uni-
das sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD)

Aunque producto de la crisis económica que inicio en el 2007, la ied de las transnacionales
se estancaron y los montos eran impresionantes. Para el año de 2010 la ied era de 1 409 mil
mdd; para el 2011 ascendían a 1 652 mil mdd; y para el año de 2012 el monto de ied equivalía
a 1 351 mil mdd. Las inversiones de las empresas trasnacionales se dirigieron a la creación
Educación, Política y Sociedad | 79

de filiales en todo el mundo, ya sea por medio de la fusión o adquisición de empresas y ca-
pitales más pequeños. Por ejemplo, el valor de las fusiones y adquisiciones de las empresas
transnacionales ha incrementado de 1990 al 2007 en más del 600 por ciento, al pasar de 99
mil mdd a 703 mil mdd. Para 2010 el valor de las adquisiciones y fusiones de las empresas
transnacionales era de 344 mil mdd; para el 2011 incrementó a 555 mil mdd; y para el 2012
equivalía a 308 mil mdd (unctad. 2013: 8)

La concentración de capital en las empresas multinacionales es tan impresionante que para el


año 2011 de las 100 empresas transnacionales 40 se encontraban entre las 100 mayores eco-
nomías del mundo. Por ejemplo el valor de la petrolera Shell era mayor que el PIB de Taiwan;
el capital de Wall Mart era mayor que el PIB de Argentina; el valor de Exxon Movil es mayor
que el PIB de Sudafrica y Australia(Van den Eynde. 1999).  

Para el año de 2013 las principales empresas transnacionales eran: 1.- Royal Dutch Shell cuya
casa matriz es eeuu/Países Bajos; 2.- Exxon-Mobil de origen estadounidense; 3.-Wal-Mart
Stores cuya casa matriz es Estados Unidos; 4.- British Petroleum de Reino Unido; 5.- Sinopec
Group de China; 6.-China National Petroleum, también de China; 7.- State Grid de origen
estadounidense; 8.- Chevron de origen estadounidense; 9.- ConocoPhillips de Estados Uni-
dos;10.- Toyota Motor cuya casa matriz está en Japón; 11.- Total de Francia; 12.- Volkswagen
de propiedad germana;13.- Japan Post Holdings de capital nipón; 14.- Glencore International
cuya casa matriz está en Suiza, y;15.- Gazprom de capital ruso (unctad. 2013).

Tal como lo señalamos, las casas matrices de las empresas monopólicas transnacionales se
encuentran en países imperialistas. Las 200 mayores transnacionales tienen sus sedes en tan
sólo 17 países de los 211 Estados independientes, y 176 de ellas están radicadas en sólo 6
potencias. De estas 200 empresas 74 son de capital norteamericano. Además de las 500 prin-
cipales transnacionales 152 son de capital nipón; hay 75 inglesas, 47 francesas, 42 alemanas,
22 canadienses, y 15 italianas. En este sentido, de las empresas cuyas casas matrices se en-
cuentran dentro del Grupo de los Siete (el G-7), representan el 80% de quinientas principales
transnacionales(Van den Eynde. 1999).  

Con el dominio del capital monopólico transnacional a nivel mundial han surgido empresas
transnacionales que controlan la producción de ramas y procesos económicos. Para el año
2013 en la rama de la extracción de gas y de petróleo, las empresas monopólicas transnacio-
nales que dominan el mercado mundial son: Shell de capital anglo-holandes, Chevron–Texa-
co, ExxonMobil, y Halliburton, las tres de origen estadounidense, y British Petroleum de
capital inglés.
80 |Revista Marxismos

A nivel mundial han surgido empresas transnacionales que controlan la producción de granos
y alimentos, estos monopolios agroindustriales, concentran la producción y comercialización
agropecuaria en el mundo. Por ejemplo, para el año 2000 las 10 mayores empresas de alimen-
tos y bebidas eran transnacionales como Nestlé, Kraft Foods, ConAgra, Pepsico, Unilever,
Archer Daniels Midland, Cargill, Coca Cola, Deageo y Mars Inc. Estas empresas controlaban
el 34 % del mercado mundial. Además unas pocas transnacionales, principalmente Cargill,
Bungi y Dreyfus, controlaban específicamente más del 90 % del comercio global de maíz,
trigo, café, cacao y piña; cerca de 80 % del te; 70 % de arroz y plátano; y más de 60 % de
azúcar de caña (Rubio: 2012)

Para el año del 2007, 9 empresas transnacionales controlaban más del 90 por ciento del mer-
cado de productos agroquímicos (fertilizantes, semillas, etc): 1.- Bayer de Alemania; 2.- Syn-
genta de Suiza; 3.- BASF, también de Alemania; 4.- Dow AgroSciences de Estados Unidos;
5.- Monsanto, de Estados Unidos; 6.- DuPont de Estados Unidos; 7.- Makhteshim Agan de
Israel; 8.- Nufarm de Australia; Sumitomo Chemical de Japón; 9.- Arysta LifeScience Japón
(cepal. 2012).

En la producción de carne bovina y porcina, cuatro transnacionales norteamericanas concen-


traban el 67% de la carne bovina y más del 50% de la porcina. Estas cuatro grandes corpora-
ciones son Tyson Foods, Cargill Meat, jbs usa y National Beef.

Entre las cinco mayores empresas de la industria automotriz cubren casi el 60% del mercado,
es decir que Toyota, Volkswagen, General Motors, Ford Motor y Nissan Motor, producen 6
de cada 10 autos vendidos en el mundo.

La importancia de las empresas transnacionales es tal, que desde 1990 las ventas de sus fi-
liales extranjeras representa una suma mayor de dinero que el total de las exportaciones de
bienes y servicios en todo el mundo. Para 1990 las ventas de las filiales extranjeras eran de 5
102 mil mdd, por su parte las exportaciones de bienes y servicios era de 4 382 mil mdd. Para
2007 las ventas de las filiales extranjeras equivalían a un total de 19 559 mil mdd; mientras
que las exportaciones representaban 15 008 mil mdd. Esto quiere decir que las ventas se
incrementaron en un 380% en 12 años, mientras que las exportaciones solo incrementaron
en 290 por ciento.
Educación, Política y Sociedad | 81

Cuadro 2

Ventas de las filiales de las empresas transnacionales y exportaciones de bienes y servicios de las
transnacionales
Indicador 1990 2005-2007 promedio 2010 2011 2012
anterior a la crisis

Ventas de las filiales 5 102 19 579 22 574 24 198 25 980


extranjeras
Exportaciones de 4 382 15 008 18 956 22 303 22 432
bienes y servicios
Fuente: Informe Sobre las Inversiones en el Mundo, Panorama General 2013. Conferencia de Naciones Uni-
das sobre Comercio y Desarrollo (unctad)

La exportación de capitales por medio de la inversión extranjera directa, ha otorgado a las


empresas transnacionales monopolistas el control mundial de la propiedad y la producción.
En América Latina el desarrollo de la propiedad transnacional, bajo la forma de ied, se exa-
cerbó a partir de la década de 1990. En este año, la ied representaba 10 mil mdd, para año de
1999 ascendían a 80 mil mdd, para el 2007 superaban los 120 mil mdd, y para el año de 2012
alcanzando así un nuevo récord histórico de 174 mil mdd. La gran explosión de la propiedad
transnacional se da a partir de las políticas de apertura comercial y privatización, que en gran
medida permitieron la apropiación de las empresas otrora estatales por empresas capitalistas
transnacionales (cepal. 2012). Las empresas transnacionales están presentes en casi todos
los sectores de la economía y durante los últimos años, en un contexto de aumento de la
demanda interna y altos precios de los productos primarios de exportación, están generando
utilidades muy elevadas que se exportan a sus casas matrices. Este punto lo veremos en el
apartado de la externalización del excedente económico.

Es importante considerar que el tremendo poder económico del capital monopólico transna-
cional ha roto, de facto, la posibilidad de que los pueblos sean soberanos, pues es bien sabido
que la soberanía política solo es posible con la independencia económica, pero además, han
deteriorado la base natural sobre la que se erige cualquier proceso de producción.

La financiarización de la economía

La financiarización de la economía no es otra cosa más que el protagonismo asumido por el


capital financiero que poseen los grandes bancos, las sociedades aseguradoras, las hipoteca-
rias, etc., en la configuración del capitalismo mundial, y con ello, en la configuración de las
82 |Revista Marxismos

burguesías de los países capitalistas y su muy elevado peso en la determinación de la política


económica.

El capital financiero es capital a interés que en esencia supone que el capitalista dueño de este
capital tiene derecho a percibir flujos de ingreso referido a proporciones de valor y plusvalor
presente y futuro creados por el dinero con el que compra acciones. El capital financiero
tiene tres rasgos característicos:

a) El primero es que los “derechos a percibir valor” son un “capital” para quienes los
poseen y administran, pero no desde el punto de vista del movimiento de acumulación
de capital en el pleno sentido de la palabra.
b) El segundo rasgo del capital a interés es lo que Marx llama “capital al margen del
proceso de producción”, es decir su exterioridad a la producción, una de cuyas expresio-
nes es el “cortoplacismo”, el horizonte muy corto de los financistas que ellos imponen
a las empresas.
c) El tercero, es la forma específica de fetichismo que engendra con respecto a las
fuentes de la valorización del dinero a través de préstamos, colocaciones y especulación
con los precios,
“el capital se revela aquí como una fuente misteriosa y autóctona de interés, de su propio incremento.
En el capital a interés aparece, por tanto, en toda su desnudez este fetiche automático del valor que se
valoriza a sí mismo, del dinero que alumbra dinero, sin que bajo esta forma descubra en lo más mínimo
las huellas de su nacimiento” (Chesnais, François).

Las características del capital financiero, su rápida valorización y las altas tasas de ganancia
que generan, hizo que este sector protagonizara la economía desde la década de los 80. Se
estima que para 1980 tanto el valor bursátil de las acciones cotizadas y el pib mundial eran
equivalentes, ambos se aproximaban a los 20 billones de dólares, pero para el año de 2006 el
valor del PIB mundial ascendía a 50 billones de dólares, mientras que el valor de los activos
financieros ascendía a 200 billones. Es decir que para el año 2006 por cada dólar que circulaba
en la economía productiva, 4 se encontraban en el sector financiero (Chesnais, François).El
capital financiero se ha hecho del control de la economía mundial a partir de la integración
de los mercados nacionales y globales desde 1986, fecha a partir de la cual los bancos operan
libremente por encima de las fronteras y las naciones (Chesnais, François).

El papel protagónico del capital financiero no solo fue obra de la ambición de los banqueros,
existen determinantes materiales que lo colocaron en esa posición. La primera es que el de-
Educación, Política y Sociedad | 83

sarrollo del capital monopólico transnacional requirió del impulso de una ingeniería que permita
dirigir los flujos de inversiones de un día para otro, de un hemisferio de la tierra a otro. El
fortalecimiento del sector financiero, permitió que dinero líquido pudiera recorrer más fá-
cilmente el mundo en búsqueda de lugares donde la tasa de ganancia fuera mayor, ya sea de
forma productiva o de forma especulativa, mediante la inversión directa en la producción, en
títulos, bonos o derivados financieros.

El segundo elemento que empotró al capital financiero en un papel protagónico en la eco-


nomía es que desde la década de los 70, con la explosión de la crisis de sobreacumulación, se
convirtió en un campo para la obtención de ganancia, o de valorización, aunque ficticia, del
capital. Es por ello que sus altas tasas de ganancia y velocidad de valorización han contribuido
a la ralentización de la economía, pues absorberle una gran cantidad de capital, que si bien
generan ganancia, no generan nuevo valor.

Se estima que para el año del 2007, año donde inicia la crisis financiera mundial, las transac-
ciones bursátiles diarias ascendían a 1 millón de millones de dólares. Es ilustrativo saber que
en 2010, el valor total de la producción de bienes y servicios de un día en el mundo (pib-mun-
dial) estaba cerca de mil trillones de dólares, en ese mismo día, el total de las transacciones
financieras se situaba en 40 mil trillones de dólares. Las transacciones habían crecido cuatro
veces desde 2004. Es decir, que para el 2010, por cada dólar de la economía productiva, había
40 dólares de la economía financiera (Savio, Roberto).

El problema con el capital financiero es que es un instrumento que por su naturaleza no se


convierte en elementos del capital productivo, es decir, no se convierte en fuerza de trabajo,
materias primas, máquinas e instrumentos de trabajo, que es lo que genera la plusvalía. Esta
es la diferencia entre la forma productiva y la forma especulativa del capital. La contradicción
generada por esta forma de capital “parasitario”, es que la financiarización ha absorbido gran
cantidad de capital sobre-acumulado, y con ello ha contribuido a ralentizar la economía pro-
ductiva en todo el mundo, y con ello, generó las condiciones para la explosión de la crisis del
capital mundial en el 2007.

Un elemento muy importante respecto a la financiarización de la economía, es que las empre-


sas que se dedican a esta parasitaria actividad, no están desvinculados de las otras empresas
transnacionales. Está muy documentado que grandes corporativos de la economía produc-
tiva, por ejemplo las empresas transnacionales petroleras, utilizan sus activos productivos
(presentes o futuros) como un mecanismos para la especulación o inclusive para su finan-
ciamiento, como un medio para acelerar e incrementar sus niveles de ganancia. Los análisis
84 |Revista Marxismos

señalan que la relación entre la producción de hidrocarburos y Wall Street se ejerce mediante
la creación de burbujas financieras, con valores mucho más relevantes que las reservas y/o la
producción real de las petroleras. Los ingresos financieros generados por las mega-petroleras
en Wall Street pertenecen a ExxonMobil, Chevron, Shell y BP. Gracias a la especulación
financiera en la bolsa, las mega-petroleras anglosajonas superan ostensiblemente a las empre-
sas petroleras estatales como Aramco de Arabia Saudita; nioc de Irán; inoc de Irak; pdvsa de
Venezuela; PetroChina; Gazprom de Rusia; Petrobras de Brasil, y Petronas de Malasia, que
son muy vulnerables en el rubro financiero (Jalife-Rahme, 2014).

Externalización de capitales

El desarrollo imperialista en los últimos 30 años ha permitido que la riqueza que producen las
respectivas clases trabajadoras de cada nación sea concentrada en unos cuantos monopolios
transnacionales capitalistas, pero más aún, ha permitido la exportación del excedente económico a las
casas matrices de estas grandes empresas monopólicas transnacionales ubicadas todas en países
de primer mundo. En América latina y tercer mundo, incluyendo México, es aterrador ver cómo
es que la riqueza social se va al extranjero por medio de la exportación del excedente económico.

La externalización de excedente económico es un fenómeno característico de los países su-


bordinados al imperialismo, básicamente consiste en que la riqueza producida en nuestros
países se va al extranjero bajo la forma de pago de la deuda o ganancias de las empresas
transnacionales. La externalización de capitales impide la industrialización plena de los países
subordinados al imperialismo, impide que se combatan las altas tasas de desempleo pues la
riqueza que debería quedarse y ser reinvertida en nuevas actividades productivas se va al ex-
tranjero; también impide que los trabajadores accedan a todos sus derechos laborales.

En el caso de la deuda externa contraída con bancos transnacionales, se calcula que desde
1980 hasta 1999 cerca de cincuenta planes Marshall, equivalentes a aproximadamente 4,6 bi-
llones de dólares, han sido transferidos desde los pueblos de la periferia a sus acreedores en el
centro. Para el año del 2007 la deuda de los países de “tercer mundo” ascendía a 3.36 billones
de dólares. Con México, Brasil y Turquía a la cabeza de los países deudores, se estima que para
este mismo año los países habían pagado 102 veces lo que debían en 1970, no obstante que
su deuda solo se había multiplicado 48 veces lo que supone que los pagos por servicio de la
deuda en 40 años solo han cubierto interés (Damien y Toussaint. 2009).

La cepal estima que las principales regiones donde han crecido las ganancias de las trans-
nacionales y por tanto, la externalización de excedente, son en las regiones del capitalismo
Educación, Política y Sociedad | 85

subordinado al imperialismo, tales como América Latina y el Caribe, Asia Oriental y África.
En estas regiones es donde más ha aumentado la renta de ied durante la última década.

Veamos el caso de América Latina y el Caribe. Los beneficios que las empresas transnaciona-
les obtienen de sus operaciones en la región se incrementaron 5.5 veces en 9 años, pasando
de 20.425 millones de dólares en 2002 a 113.067 millones en 2011. El crecimiento tan mar-
cado de estas utilidades, o renta de ied, ha hecho de la región un polo muy fundamental para
la absorción de capital extranjero (cepal. 2012).

De 1998 al 2011 los beneficios que las empresas transnacionales obtienen de sus operaciones
en América Latina y el Caribe se han multiplicado por cinco. Pasaron de una media de 20
millones de dólares a un máximo de 113.067 millones en 2011 (cepal. 2012). Además del
total de los ingresos devengados de la ied, unos 500 millones de dólares fueron retenidos en
el país receptor de la inversión, mientras que 1 billón de dólares fue repatriado al país de ori-
gen o a otros países, lo que supone que fueron enviados a las casas matrices de las empresas
transnacionales (unctad. 2013)

La misma cepal estima que de los países de la región para los que existen datos se puede es-
timar que, entre 2005 y 2011, un 54% de las rentas se “repatriaron” y un 46% se reinvirtieron
(cepal. 2012). Este porcentaje varía según los países, pero se ha mantenido estable durante
todo este período, lo que sugiere que pese a la crisis financiera mundial que se desencadenó en
2007 las altas tasas de explotación, la acumulación por despojo y las facilidades que el capital
encuentra para circular han permitido contrarrestar algunas de las consecuencias de la crisis.

Además la rentabilidad de la ied, subió desde un mínimo del 4% durante la crisis de 2001 y
2002 hasta un máximo del 10% en 2008 como resultado de los altos precios de las materias
primas de exportación, de los cuales en su mayoría están controlados por empresas transna-
cionales (cepal. 2012).

¿A dónde son repatriadas las rentas de las inversiones en América Latina de las empresas
transnacionales? Principalmente a Estados Unidos. En 2012 las empresas transnacionales de
los Estados Unidos fueron responsables del 24% de la ied en la región, un porcentaje mayor
que el de los cinco años anteriores. (cepal. 2012)

Las exportaciones sistemáticas de la riqueza social han forzado a los pueblos a vivir en el
subdesarrollo, la pobreza y el atraso; condenaron a los pueblos a padecer la desocupación
estructural y el endeudamiento crónico. Estas verdaderas exportaciones de capital de los
86 |Revista Marxismos

pueblos oprimidos a los centros imperialistas, en los últimos 30 años han escrito una historia
llena de dolor y sufrimiento, de coraje y rabia.

El surgimiento del neoliberalismo

El desarrollo de la base material del capitalismo ha obligado a la creación de un conjunto


de políticas económicas que permitan su libre avance, es así como surgió el Neoliberalismo.
El neoliberalismo es, ante todo, una teoría de prácticas político-económicas que afirma que
la mejor manera de promover el bienestar del ser humano, consiste en no restringir el libre
desarrollo de las capacidades y de las libertades empresariales del individuo, dentro de un
marco institucional caracterizado por derechos de propiedad privada, fuertes mercados libres
y libertad de comercio. En la teoría neoliberal el papel del Estado es crear y preservar el
marco institucional apropiado para el desarrollo de estas prácticas, es decir se convierte en el
vigilante nocturno de las reglas del juego (Harvey, b: 8).

La doctrina neoliberal se convirtió en la mejor manera de administrar y promover los cam-


bios engendrados por la nueva fase de acumulación de capital en la década de los 70, es decir,
se convirtió en la política económica que mejor permitía el desarrollo del capital. Es por ello
que, contrario a lo que se cree, el neoliberalismo no representa una fase, en cuanto a tal, del
capitalismo, sino una forma de política económica que permite el libre desarrollo de cada una
de las características del capital monopólico transnacional.

La práctica política-económica del neoliberalismo recurrió a las tesis del economista austriaco
Augusto von Hayek, fundador del influyente y conservador club de intelectuales burgueses
llamado “Sociedad de Mont Pelerin”. El neoliberalismo retomó las tesis expuestas en el libro de
Hayek titulado “Camino a la Servidumbre” publicado en 1944. La tesis central de este libro, y
fundamento de la libertad que pregona el neoliberalismo, es que socialismo y totalitarismo
son esencialmente lo mismo, dos retoños del colectivismo y éste, a su vez, un modelo de or-
ganización incompatible con la libertad humana. Para Hayek toda planificación económica,
por leve que sea, se basa en la creación de un supuesto bien común o nacional que se consti-
tuye en objetivo general. Así pues, la planificación económica conduce necesariamente hacia
el totalitarismo y a la pérdida de las libertades individuales.

En su argumento Hayek, no solo arremete contra el polo socialista y toda su influencia


política, sino también contra aquellas ideas de origen keynesiano, que fueron la base de la
restauración capitalista posterior a la crisis del 1929, y por ende al surgimiento de la política
pública y social del Estado capitalista de bienestar.
Educación, Política y Sociedad | 87

Sin embargo, y pese al discurso “libertario” de Hayek y sus seguidores, las aplicaciones de las
políticas neoliberales fueron profundamente violentas, antidemocráticas y totalitarias. Pues
la política neoliberal inicia en América Latina en 1973 con el golpe de Estado en Chile al go-
bierno de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende y respaldado por un conjunto
de fuerzas revolucionarias y populares, y con el consiguiente ascenso del dictador Augusto
Pinochet en Chile.

El gobierno que había surgido después del golpe de Estado, bajo la forma de una dictadura
militar, invitó a cooperar a Milton Friedman uno de los compañeros de Hayek y apologetas
del libre mercado. Fueron Friedman y sus alumnos de la Escuela de Chicago quienes diseña-
rían toda la política pública que ejercería la junta militar chilena.

Pero es cierto que no podemos atribuir a August von Hayek o a Milton Friedman ser los
“maquiavélicos” intelectuales detrás del neoliberalismo, pues en última instancia y como lo
hemos señalado, el desarrollo de la base material del capitalismo fue lo que obligó a modi-
ficar la forma de administración del capital por parte de los estados burgueses, básicamente
a partir de la liberación y desregulación de los flujos de capital. Por ejemplo: En 1978 Deng
Xiaoping emprendió los primeros pasos decisivos hacia la liberalización de una economía
comunista en un país que integra la quinta parte de la población mundial. En el plazo de dos
décadas, el camino trazado por Deng iba a transformar China, un área cerrada y atrasada del
mundo, en un centro de dinamismo capitalista abierto con una tasa de crecimiento de 9%
sostenido, algo sin precedentes en la historia de la humanidad (Harvey, b:20)

En Estados Unidos, fue Paul Volcker, secretario de la Reserva Federal, quien ejecutó una
drástica transformación de la política monetaria. A partir de ese momento, la Reserva Federal
se puso al frente de la lucha contra la inflación, a través de mecanismos como incrementar la
competitividad, sin importar las posibles consecuencias, particularmente en lo relativo al des-
empleo. En 1980 con Ronald Reagan, Estados Unidos se colocó en rumbo de la revitaliza-
ción de su economía apoyando la política antiinflacionaria de la Reserva Federal, y añadiendo
políticas para socavar el poder de los trabajadores, así como la desregulación de la industria y
la agricultura. En mayo de 1979 en Inglaterra, Margaret Thatcher fue elegida Primer Ministra
de Gran Bretaña, con el compromiso de eliminar el poder de los sindicatos y de acabar con el
deplorable estancamiento inflacionario en el que había permanecido sumido el país durante
la década anterior. El mundo capitalista fue dando tumbos hacia la respuesta que constituyó
la neoliberalización a través de una serie de zigzagueos y de experimentos, que en realidad
únicamente convergieron en una nueva ortodoxia gracias a la articulación de lo que llegó a
88 |Revista Marxismos

ser conocido como el Consenso de Washington en la década de 1990 (Harvey, b: 20). Es así como
el Neoliberalismo se impone como política económica en todo el mundo, pues su tesis de la
plena liberación económica es la política “macroeconómica” más acorde con el desarrollo del
capital monopólico transnacional.

Reestructuración capitalista y política económica

El neoliberalismo, como la mejor forma de política económica de administrar la nueva fase


de acumulación de capital, se desarrolló desde los 70, pero fue hasta 1989 que se sistematizó.
El “catecismo” neoliberal se formalizaría en el seminario sobre política económica realizado
en el Institute for International Economics en Washington DC, este seminario se conocería
a la postre como el Consenso de Washington. La doctrina neoliberal señala nueve medidas
de política económica que permitirían el “desarrollo y modernización” de las naciones, o en
otras palabras, el desarrollo del capital transnacional en esas naciones. Estas medidas son:

1. Ajuste económico por medio de los Programas de Ajuste Estructurales.


2. Combatir el déficit presupuestario por medio del achicamiento del Estado.
3. Una política monetaria antiinflacionaria basada en la recesión y la desindustrialización.
4. Promover la flexibilización laboral.
5. Imponer políticas de disciplina fiscal y disminución de gasto público.
6. Promover tasas de cambio “competitivas”.
7. Liberar el comercio y las inversiones extranjeras.
8. Promover la desregulación financiera.
9. Promover las privatizaciones

El Consenso de Washington determinaría las líneas generales que plasman las políticas pú-
blicas acorde a las nuevas necesidades de la reproducción del capital. Su aplicación se realizó
por diferentes mecanismos en los distintos países y en diferentes grados y ritmos, pero en
todos ellos las consecuencias fueron las mismas: la híper-concentración de la riqueza y la
masificación de la pobreza.

Actualmente, los defensores de la vía neoliberal ocupan puestos de considerable influencia


en el ámbito académico, en los medios de comunicación, en las entidades financieras y juntas
directivas de las corporaciones, en las instituciones cardinales del Estado como ministerios
de Economía o bancos centrales, y las instituciones económicas internacionales que regulan
el mercado y las finanzas a escala global no son la excepción.
Educación, Política y Sociedad | 89

Si bien muchos organismos internacionales no surgieron bajo el programa neoliberal, lo


cierto es que al ser controlados por el imperialismo han promovido radicalmente su política.
Los organismos como el Fondo Monetario Internacional (fmi), el Banco Mundial (bm) y el
Banco Internacional de Pagos (bip), que surgen en 1944 como instrumentos para reconstruir
Europa y ser los garantes del desarrollo “estable” del capital mundial viraron a la doctrina
neoliberal en la década de los 80. Otras instituciones tuvieron en si un nacimiento marcado
por las nuevas necesidades del capital tal como el Acuerdo Generales de Aranceles (gatt)
que después se convertiría en la Organización Mundial del Comercio (omc) o la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocde), y el Banco Interamericano de Desa-
rrollo (bid), todos ellos impulsan y promueven las políticas neoliberales.

Para imponer sus leyes, el capital ha construido y reconfigurado un conjunto de instituciones


financieras y económicas que obligan a los gobiernos a modificar su constitución; ya sea por
medio de la presión internacional, del chantaje o simplemente con el soborno. Este es el
papel del fmi, del bm, del bip, del bid, de la omc, todos y cada uno de ellos tienen la tarea de
imponer al mundo la ideología económica neoliberal, cuya tesis fundamental es: dejar hacer al
capital por medio de la liberación de los mercados y las inversiones, por medio de la completa
flexibilización del mercado laboraly/o de la privatización y mercantilización de cada esfera
de la sociedad.

Consecuencias del capitalismo en su fase monopolista transnacional

El desarrollo del capitalismo monopolista transnacional tenía un objetivo muy claro: permitir
el libre desarrollo de las nuevas necesidades de acumulación de capital y con ello, restaurar
plenamente el poder de clase de los oligarcas burgueses que se había perdido en las décadas
pasadas por la fuerza del movimiento obrero y revolucionario.

El capitalismo monopolista transnacional restableció el poder perdido de la burguesía oli-


gárquica por medio de la consolidación del poder económico, pero ello se dió a expensas
del bienestar y los derechos sociales básicos de la clase trabajadora. En todo el mundo la
concentración del capital generó una desigualdad económica que no es sino la expresión de
la desigualdad del poder político y económico entre trabajadores y burgueses.

En sus 40 años de desarrollo, sus mecanismos de estructuración basados en la desvaloriza-


ción de la fuerza de trabajo, la acumulación por despojo, en la propiedad transnacional, en
la financiarización y la externalización de la riqueza producida por los pueblos sometidos al
imperialismo, no ha sino construido una afrenta histórica contra la humanidad.
90 |Revista Marxismos

Para el año del 2013, el incremento desmedido de la concentración de la riqueza social en el


mundo, producto de la última fase de desarrollo del capitalismo, ha generado un panorama
donde la mitad de la riqueza mundial está en manos de sólo el 1% de la población; donde
dicha riqueza asciende a 110 billones de dólares, una cifra 65 veces mayor que el total de la
riqueza que tiene la mitad más pobre de la población mundial la cual posee la misma riqueza
que las 85 personas más ricas del mundo. Además se estima que siete de cada diez personas
viven en países donde la desigualdad económica ha aumentado en los últimos 30 años y el
1% más rico de la población ha visto cómo se incrementa su participación en la renta entre
1980 y 2012 en 24 de los 26 países de los que tenemos datos. En Estados Unidos, el 1% más
rico ha acumulado el 95% del crecimiento total posterior a la crisis desde 2009, mientras que
el 90% más pobre de la población se ha empobrecido aún más (oxfam. 2014).

Se estima que sólo 6,4 % de aumento de la riqueza de los más ricos sería suficiente para
duplicar los ingresos del 70% de la población mundial, salvando innumerables vidas y redu-
ciendo las penurias y sufrimientos de los más pobres. Entiéndase bien, tal cosa se lograría si
tan sólo se pudiera redistribuir el enriquecimiento adicional producido entre 1988 y 2002 del
10% más rico de la población mundial, dejando intactas sus exorbitantes fortunas. Pero ni
siquiera algo tan elemental como esto es aceptable para las clases dominantes del capitalismo
mundial (Boron).

Como lo señalaba Marx y Engels en el célebre Manifiesto Comunista, nos encontramos en


la prehistoria de la humanidad; puesto que hoy las fuerzas ciegas y bárbaras que impulsan
los míseros intereses burgueses e imperialistas, no escriben más que la historia del capital, en
nuestro caso, la historia del capitalismo monopolista transnacional.

Conclusiones

El concepto de fase de acumulación permite alejarse de la suposición subjetivista que supone


que la política económica opera “despegada” de la estructura material y que posee todos los
grados de libertad necesarios para determinar el curso futuro de la economía de las nacio-
nes, por ello permite la correcta caracterización tanto de la última fase de acumulación del
capitalismo como del papel de la política económica neoliberal. La correcta compresión y
utilización del concepto de fase de acumulación permite explicar el desarrollo del capitalismo
desde una perspectiva histórico-estructural, así como analizar los elementos fundamentales
que le configuran, sus contradicciones y la forma en que aparece la lucha de clases.

Por otro lado, el capitalismo monopolista transnacional, después de casi cuatro décadas de
Educación, Política y Sociedad | 91

transformaciones, configuró una nueva etapa de desarrollo sostenido por una base material
cuyas características son: el control monopólico transnacional de la propiedad y la produc-
ción, la permanente desvalorización de la fuerza de trabajo gracias a la existencia de un mer-
cado mundial de fuerza de trabajo y cuya expresión son los bajos salarios, la intensificación
de la acumulación por despojo, la financiarización de la economía y la intensificación de la
externalización del excedente económico; cuyas lógicas solo pudieron ser ampliadas por la
burguesía mediante la fragmentación política de las organizaciones de la clase trabajadora
y con el exterminio de las sus organizaciones políticas además de implementar una gestión
neoliberal de la economía a escala planetaria que permite la plena liberación y desregulación
de los mercados para la libre circulación del capital.

En este sentido, el desarrollo del capital monopólico transnacional es, en primera instancia,
un proceso de restauración del poder económico y político de la burguesía en general y de
la oligarquía financiera en particular. El gran poder del capital transnacional descansa sobre
el control que despliega sobre la propiedad y la producción, y sobre todo, por la capacidad
que tienen de controlar los flujos internacionales de capital. El poder del capital monopólico
transnacional es tal, que puede quitar o imponer gobierno, de cualquier corte: “democráticos”,
autoritarios, militares, ilegítimos, etc. bajo la amenaza y chantaje de “desestabilizar” a los go-
biernos mediantes la especulación, la fuga de capitales o el acaparamiento de la riqueza social.

Es importante recalcar que el poder del capital transnacional se desarrolló, fundamental-


mente, por medio de la fragmentación y dispersión de la clase trabajadora, por medio del
aniquilamiento de sus organizaciones sindical y sobre todo, por medio del aniquilamiento de
sus organizaciones políticas. Más aun, al reproducir de forma ampliada las condiciones obje-
tivas y subjetivas que le permitan su producción, el capital transnacional explota al máximo la
competencia entre asalariados, contradicción que se desarrolla a nivel mundial en el mercado
de trabajo. De esta manera, las modalidades de existencia de las condiciones a que el capital
somete a la clase obrera van acompañadas por una cruenta competencia entre trabajadores,
en la medida que Marx y Engels señalarían en el Manifiesto Comunista: “la organización de los
proletarios como clase es quebrantada de nuevo a cada instante a través de la competencia entre los propios
trabajadores”.

Fomentar la competencia internacional entre la clase trabajadora permite incrementar las


tasas de explotación de la fuerza de trabajo y reproducir de forma ampliada la fragmentación
política de los trabajadores, lo que es el punto de inicio de un nuevo ciclo de valorización en
peores condiciones para el trabajador. Es por ello que aunque las diferencias al interior de la
92 |Revista Marxismos

clase trabajadora son solo secundarias, el capital las utiliza para disminuir la fuerza de lucha y
resistencia de los trabajadores y facilitar el dominio de los asalariados. Por eso hoy más que
nunca se muestra que la transformación del capitalismo, su destrucción y superación histó-
rica, tienen en el mundo del trabajo a su agente, es decir, tienen en el proletariado la clase
de vanguardia. “El proletariado mundial está llamado convertirse en el gran sepulturero de la burguesía
imperialista”. En esta vanguardia juega un papel muy importante ese nuevo estamento del tra-
bajador “flexibilizado”, creado y reproducido por el capital monopólico transnacional.

Por último quisiéramos señalar que la incapacidad histórica del capitalismo, particularmente
del capitalismo monopolista transnacional, de ser humanizado demuestra que el único límite
histórico real que conoce es la revolución socialista.

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El capital, de Piketty o la justificación y defensa del capitalismo

Juan Pablo Mateo

Introducción

El libro “El capital en el siglo xxi” del economista francés Thomas Piketty (en adelante tp) se
ha convertido en un éxito de ventas formidable, logrando impulsar una serie de debates que
han trascendido los muros de la academia. Es de justicia reconocerle este indudable mérito al
autor de un libro de más de 600 páginas. Publicado inicialmente en francés con Seuil, acaba
de aterrizar en España de la mano de Fondo de Cultura Económica.

Resulta curiosa la diferencia entre la recepción del libro en el país del autor, Francia, y en el
mundo anglosajón. Cuando fue publicado en su versión original, no tuvo un gran impacto,
ni en el ámbito académico ni entre el público. Fue un libro más, porque al fin y al cabo abor-
daba un tema ya muy presente en Francia, no ofrecía un análisis novedoso, tenía debilidades
teóricas, y las propuestas coincidían con las tradicionales en la izquierda (véase Tyler Cowen
y Veronique de Rugy, 2014). Es interesante, en este sentido, preguntarse por las razones del
éxito mediático logrado por esta obra tan extensa de tp. Como bien han apuntado otros
(Nadal, 2014; Palley, 2014), al fin y al cabo el tema de la desigualdad ha sido analizado em-
píricamente por otros muchos autores. ¿Por qué entonces tp logra el reconocimiento que
no han tenido otros? Una revisión de su planteamiento permite confirmar lo que muy bien
expresan otros colegas. La economía ortodoxa hace tiempo que no se rebaja a discutir de tú
a tú con economistas heterodoxos. Ello supondría reconocerles como economistas serios y
contribuir a legitimarlos.

“Piketty es quizás esa persona. Su libro encuentra perturbadoras tendencias en materia de


desigualdad creciente, pero sus herramientas analíticas y sus recomendaciones de política
económica dejan mucho que desear. Los conceptos utilizados son los que convencionalmen-
te utiliza la teoría económica neoclásica y han sido desacreditados en debates teóricos bien
conocidos. La ignorancia de Piketty sobre estos debates es sorprendente porque tienen que
ver precisamente con la definición de capital, palabra clave en el título de su obra.” (Nadal,
2014)

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Roberts (2014) señala que el propósito de tp era “corregir el marxismo y reemplazarlo con
sus propias ‘leyes fundamentales’, que implican que el capitalismo pueda funcionar con una
adecuada política económica que reduzca las desigualdades. Por ello es recibido con aplausos
entre los economistas ortodoxos anglosajones cuando se tradujo al inglés y la razón de que,
probablemente, no lograra los mismos elogios en francés”. Si la economía dominante no
tiene argumentos para una discusión en la que se demuestra su falta de rigor, directamente se
suprime de los libros (la famosa controversia de Cambridge), y si se topa con realidades que
no puede explicar, las bautiza como paradojas seguidas del apellido del autor. Y ancha es Cas-
tilla. Como en tantas otras ocasiones, parece que el sistema elige el interlocutor que va a hacer
las veces de contrincante y lo eleva a la fama. Décadas atrás, entre los años cincuenta y setenta
del pasado siglo, se produjo un intenso debate que tp prácticamente pasa por alto, y que se
conoce como la controversia de Cambridge. Intervinieron los Cambridge de ambos lados del
Atlántico sobre las inconsistencias del concepto neoclásico de capital. La parte norteame-
ricana, neoliberal, salió derrotada, reconociendo la imposibilidad de evitar contradicciones,
como reconoció el propio P. Samuelson. Pero ello no supuso problema alguno. Simplemente,
el tema desapareció de los libros de texto, y tp lo despacha como una breve trifulca en la que
faltaban datos. Deben ser los mismos de los que, según él, carece El Capital de Marx (un
breve análisis sobre el tema para no economistas, en Astarita, Rolando (2010). “Dificultades
neoclásicas debajo de la alfombra”, 20 de octubre.

¿Y quién es Piketty? tp es un economista francés especializado en el estudio de la distribución


del ingreso y la riqueza, profesor de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (ehess)
y de la Paris School of Economics. Políticamente se vincula a la ‘socialdemocracia’, a la sazón
consejero de SégolèneRoyale, candidata socialista a la presidencia en 2007. La mezcla es
ilustrativa de lo que nos encontramos en el libro: un análisis de un economista que asume el
marco analítico de la ortodoxia neoclásica pero que tiene algo más de conciencia social, por lo
que señala ciertas críticas y realiza algunas propuestas de política económica. El éxito logrado
por esta publicación y el tipo de debate generado resulta revelador de muchas cuestiones
sobre la ciencia económica, y más en general por la izquierda que tenemos. En concreto, el
estado lamentable que esta ciencia social tiene, y que se ve reflejado en los planes de estudio
en las universidades, por los economistas más importantes y las argumentaciones que se
lanzan al ruedo. Por extensión, resulta un logro que muchos le presenten como izquierdista,
contribuyendo así a marcar, una vez más, los límites del terreno de juego en el que interesa
que se lleve a cabo el debate. A pesar de todo, solo por haber contribuido al debate sobre la
desigualdad, supone algo positivo.
Educación, Política y Sociedad | 97

El análisis y los meritos del libro

El libro de tp aborda el funcionamiento del capitalismo desde la esfera de la distribución del


ingreso, con una perspectiva de largo plazo. Constituye un extraordinario esfuerzo de trabajo
empírico, que culmina una labor desarrollada durante años. tp demuestra que la distribución,
del ingreso y la riqueza, se ha vuelto más inequitativa en las últimas décadas, y parece que la
tendencia puede continuar. El planteamiento básico del libro es expuesto por tp en la primera
página: cuando la tasa de ganancia del capital supera a la tasa de crecimiento económico, el
capitalismo genera desigualdades arbitrarias e insostenibles. En consecuencia, según su autor,
los valores democráticos y meritocráticos que sostienen estas sociedades se ven minados.
Para ello desarrolla lo que denomina como leyes fundamentales del capitalismo.

Son varios los méritos que reconozco en este libro. En primer lugar, rescata el estudio de
la distribución del ingreso conjugando análisis teórico y empírico. El autor alude a pautas o
tendencias de comportamiento global de la economía, presentando una recopilación de datos
que, en un ejercicio de honestidad y generosidad que no son comunes, pone a disposición
del público en su web. Finalmente, se atreve a realizar predicciones futuras, poco alentadoras,
llevando a cabo una serie de propuestas concretas para remediarlas.

Hay que valorar una cuestión que pareciera baladí en tp, pero no lo es, pues utiliza la palabra
capitalismo. Sí, es cierto que debiera ser la norma, y es indicativo del estado de este campo del
saber, pero un libro tan vendido en el que se habla de distribución, con la palabra capitalismo
por doquier, y en el que se recomienda aumentar los impuestos a los más ricos, ya constituye
un elemento positivo.

tp afirma y demuestra empíricamente que la desigualdad en términos de riqueza es superior a


la que se deriva de los ingresos, lo que tiene implicaciones decisivas para las propuestas de po-
lítica económica. La desigualdad descendió a partir del periodo de entreguerras, hasta el giro
hacia el neoliberalismo desde los años setenta-ochenta del siglo pasado. Pese al incremento de
la desigualdad en las últimas décadas, todavía es inferior a la existente un siglo atrás, antes de
las convulsiones iniciadas por la I Guerra Mundial. En la actualidad, el 10% más rico posee
el 60-65% de toda la riqueza.

El autor encuentra una relación entre la introducción de las políticas neoliberales y la acen-
tuación de la desigualdad. Destaca un elemento concreto: los países que más han reducido los
impuestos a los más ricos son aquellos en los cuales los ingresos de este grupo se ha incre-
mentado en mayor medida. El análisis de tp ofrece a su vez sustento a quienes han levantado
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la bandera del 99% frente a una poderosa minoría del 1%, ya que el grueso del incremento
de la desigualdad ha procedido de este pequeño grupo.

Critica, además, la ausencia de información estadística sobre la distribución del ingreso elabo-
rada por instituciones oficiales. Es una cuestión muy importante porque contrasta la cantidad
de indicadores financieros con la ausencia y falta de fiabilidad de datos sobre este tema, por
ejemplo, información del poder adquisitivo de diferentes tipos de ingresos y de desigualdad
que incorporen a los grupos más poderosos. No parece ser una omisión debida al azar. Re-
sulta lamentable que sean organizaciones privadas las que elaboren este tipo de indicadores,
demasiado sensibles e importantes como para dejarlos a estas instituciones.

Los fundamentos teóricos

Al analizar un libro de economía, es preciso revelar la perspectiva teórica del autor. Ello
es importante para que el lector no economista sepa lo que tiene entre manos, y porque el
marco teórico determina qué categorías se utilizan y cómo se llevan a cabo las relaciones de
causalidad.

Aunque el autor no lo explicita como debiera, el fundamento teórico de tp es la teoría mar-


ginalista, axioma de la economía neoclásica. Para entendernos, la corriente del pensamiento
económico dominante desde la década de los setenta del siglo xix (de ahí el termino ortodo-
xia), la que se estudia en las facultades de Economía y el soporte ideológico de los libros que
uno encuentra en las estanterías de las librerías en cuyo título aparece la palabra economía sin
adjetivo después. Se identifica ciencia económica con el enfoque dominante, naturalizándolo.

Salvo las correspondientes críticas por parte de los más ortodoxos neoliberales, las valora-
ciones que ha recibido el libro por parte de algunos de los más importantes economistas
del establishment han sido excepcionalmente elogiosas, tales como r.m. Solow, B. Milanovic,
P. Krugman o M. Wolf. Ello, por supuesto, no puede ser casual.

De esta adscripción a la ortodoxia económica se derivarán unas determinadas categorías eco-


nómicas, que se definen de una forma diametralmente opuesta a otras corrientes del pensa-
miento económico. Nos limitamos a mencionar dos elementos teóricos del análisis de tp que
resultan indispensables para su desarrollo argumentativo en forma de lo que denomina ‘leyes
fundamentales del capitalismo’: el stock de capital y la distribución del ingreso.
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El concepto de capital

El primer elemento a tener en cuenta es el concepto de capital, que da título a la obra de tp.
Marx (1857-58, I:273) comentaba que “es necesario desarrollar con exactitud el concepto de
capital, ya que el mismo es el concepto básico de la economía moderna (…), de la concepción
certera del supuesto fundamental de la relación, tienen que derivar todas las contradicciones
de la producción burguesa, así como el límite ante el cual ella misma tiende a superarse.” En
efecto, del concepto de capital de tp, y el uso que le da, se derivarán sus ‘leyes’ del capitalismo
y las propuestas para su mejora.

Para tp, el capital es la suma de todos los activos que pueden ser apropiados e intercambiados
en mercados: de carácter inmobiliario (residencial-viviendas), financiero, y lo que denomina
como ‘profesional’ (planta, infraestructura, maquinaria, patentes…). tp asume el concepto
ortodoxo del capital, y utiliza los términos capital y riqueza como sinónimos. Es un ejemplo
evidente de lo que para Marx era una concepción fetichizada de las categorías económicas.

tp, como buen ortodoxo, confunde las características sociales de las categorías económicas
con las particularidades propias del valor de uso de las cosas portadoras de tales relaciones
sociales. Lo cual significa identificar el capital, en tanto que relación social de producción
propia del capitalismo, con una serie de cosas (valores de uso), por lo que vale para cualquier
época histórica, es decir, definiendo un concepto económico, que refleja un proceso social,
con la forma material (de cosas como las máquinas, etc.) que adopta en la producción. Por
eso tp señala que el capital en todas las civilizaciones proporciona servicios de vivienda y
actúa como factor productivo.

Esta elección tiene importantes repercusiones para el análisis empírico de tp. Baste el ejem-
plo de la inclusión de la tierra y las viviendas en el stock de capital, que en el siglo xix repre-
sentaban una gran parte del ‘capital’. Maito (2014) demuestra la incidencia en el cálculo de la
tasa de beneficio, que relaciona el beneficio empresarial con el stock de capital. Utilizando la
misma base de datos que tp, deduce las partidas que no se pueden considerar como capital
desde el marxismo (por ejemplo, las viviendas), y demuestra que la rentabilidad muestra una
tendencia descendente en el período estudiado por tp.

La teoría de la distribución del ingreso

Las carencias teóricas en la exposición de tp se manifiestan claramente en su análisis de los


determinantes de los ingresos. Se aprecia una ausencia de solidez en la utilización de un mar-
100 |Revista Marxismos

co teórico para el análisis de lo que, no olvidemos, constituye el objeto de su libro. Y conste


que no lo señalo por mi desacuerdo con el enfoque neoclásico. Lo que sucede es que tp no
expone claramente la teoría de la productividad marginal, su opinión y las posibles limitacio-
nes, procedan de sus fundamentos o de la necesidad de completarla.

Muy al contrario de lo que sería honesto y deseable, tp la menciona como algo que se da
por hecho mientras expone los datos, y ante paradojas que no logra explicar coherentemen-
te, señala una aparente crítica que, en puridad, se limita a que resulta, para este autor, muy
simplificadora de una realidad muy compleja. Pero insistamos, tp es un autor que analiza la
distribución del ingreso desde la perspectiva neoclásica de la productividad marginal. Así, la
distribución factorial del ingreso (trabajo, capital y renta) se corresponde con lo que cada uno
produce o aporta. Como el precio de las mercancías resulta de la agregación de lo que cada
individuo o factor productivo ha aportado a su producción, se puede afirmar que la distri-
bución del ingreso es un caso especial de la teoría de los precios (véase Astarita, 2006). En
este esquema no puede haber lugar para una concepción de la explotación, porque existe una
equivalencia entre lo que cada uno aporta al producto y lo que recibe en forma de ingreso. Es
la justificación de la armonía social, la ausencia de contradicciones, en definitiva, fiel reflejo
de lo que Marx denominaba como economía vulgar, que encuentra en tp uno de sus más
claros publicitadores.

“La tierra se convierte, así, en fuente de la renta, el capital en fuente de la ganancia y el trabajo en


fuente del salario. Y la forma invertida en que se manifiesta la inversión real se encuentra naturalmente
reproducida en las ideas de los agentes de este modo de producción. Es un tipo de ficción sin fantasía,
una religión de lo vulgar. Los economistas vulgares –muy distintos de los investigadores económicos por
nosotros criticados– traducen en realidad las ideas, los motivos, etc., de los exponentes de la producción
capitalista cautivos en ella y en los que sólo se refleja en su apariencia superficial.” (Marx, 1861-63,
III:403)

Por si existiera alguna duda, el economista francés B. Guerrien, experto en teoría económica
y crítico de los fundamentos del enfoque neoclásico, analizaba la teoría de la distribución de
tp en un libro de 2008 de la colección Repères, con el título de “L’économie des inégalités”
(La economía de las desigualdades). En esa obra, tp defiende la teoría neoclásica de la distri-
bución. Guerrien (2010) señalaba el discurso vago de tp, en el cual la teoría neoclásica de la
distribución del ingreso nunca fue verdaderamente expuesta. ¡En un libro sobre las desigual-
dades! Sin embargo, continúa Guerrien, tp sustenta la principal conclusión: la eficiencia de la
remuneración con la productividad marginal, lo que le permitía justificar su tesis central sobre
Educación, Política y Sociedad | 101

la fiscalidad. Por tanto, no hay que luchar por mayores salarios ni por un Estado del bienes-
tar, bastará con la fiscalidad. Debe ser la teorización económica de la Tercera Vía. Vistas las
carencias de tp en ese libro, el análisis de este éxito de ventas sólo puede calificarse como una
reincidencia manifiesta.

El éxito logrado por este libro y el tipo de debate generado resulta revelador de muchas cues-
tiones sobre la ciencia económica, y más en general por la izquierda que tenemos

Como no es posible enfrentarse a esta ley tecnológica de raíz neoclásica que vincula dicha
teoría al uso más eficaz de los recursos productivos, ¿qué puede quedar a la conciencia so-
cial de tp? Pues lo que mencionará otra vez en el libro que nos ocupa, la apuesta por una
fiscalidad progresiva. Porque es cierto que tp es un economista con conciencia social. En
verdad, los economistas serios, los que defienden el neoliberalismo, pero también los no me-
nos serios que consideran que la intervención estatal puede lograr el equilibrio, tienen mucha
conciencia social, del tipo idealista que complementa un análisis superficial justificativo del
sistema capitalista. La contradicción entre su análisis económico y algunas de sus proclamas
las señalaba B. Guerrien, y tp las vuelve a repetir: tp denunciaba en entrevistas las excesivas
remuneraciones en el ámbito de las finanzas, pero ello contradice su marco teórico. ¿Es una
excepción a la regla? ¿Por qué no habrá otras? ¿Sólo ocurre en las finanzas?

Así pues, pese a que tp se muestra extremadamente crítico con la teoría de la productividad
marginal, no justifica que sea una teoría errónea, sino que existen casos que no puede expli-
car cuando no existen las condiciones ideales de libre mercado. Al introducir la hipótesis de
‘información imperfecta’, el concepto de ‘producto marginal individual’ resulta, entonces y
sólo entonces, difícil de definir. La consecuencia de que no exista un capitalismo puro con
competencia imperfecta es que ciertos grupos sociales podrán fijar su ingreso por encima
de su productividad marginal. Así es como explica las elevadas remuneraciones de ciertos
ejecutivos, ya que al estar en posición de fijar sus salarios, tendrán un incentivo natural para
que sea generosamente superior a su productividad marginal. El alejamiento parcial de esa
teoría por parte de TP no se deriva de sus fundamentos. Aboga simplemente por un modelo
más complejo en el que se reconozca que la tasa de beneficio del capital también dependa del
poder de negociación de las partes implicadas, por lo que el beneficio puede ser en ocasiones
mayor o menor que la productividad marginal. Un extraordinario ejemplo de heterodoxia.
¡Tal es la explicación que nos da un economista de la talla de tp en su libro superventas!

tp altera no obstante algunos cimientos del enfoque neoclásico: se ocupa de analizar la dis-
tribución del ingreso como un fenómeno en sí, considera que el ingreso del grupo social que
102 |Revista Marxismos

en mayor medida se ha beneficiado del neoliberalismo no se justifica con su productividad


marginal, así como se opone a la meritocracia implícita en la ortodoxia al hablar de herencia.
tp abre grietas, pero no para derribar, sino para reformar, aunque permite que entre el Sol y
algunas miserias teóricas queden al descubierto. Sin embargo, de su análisis se colige que, en
circunstancias normales y como generalidad, el beneficio depende de lo que aporte el capital
en tanto que cosas. Esta productividad marginal en última instancia depende de su escasez.
Si hay poco capital, el beneficio será mayor.

Un ejemplo de las inconsistencias teóricas de este autor se puede ver en una entrevista de la
que reproducimos un extracto.

Piketty: Yo no creo en el modelo básico neoclásico. Pero considero que es un lenguaje a


utilizar para responder a aquellos que creen que si el mundo funcionara de esa forma, todo
estaría bien. Y uno de los mensajes de mi libro es, primero, que no funciona así, y segundo,
incluso si así fuera, las cosas serían todavía casi tan malas.

Entrevistador: ¿Estás diciendo que a pesar de tu retórica estratégica para comunicarte con
economistas neoclásicos sobre un marco en la que ellos se sienten cómodos, tu visión no es
sólo que rechazas las explicaciones de la productividad marginal del ingreso para los que más
tienen, sino también de forma general?

Piketty: Sí, creo que el poder de negociación es muy importante para la determinación de las
participaciones relativas del capital y el trabajo en el ingreso nacional.

Por tanto, tp muestra un esquema de valores cuando menos curioso, y además, el problema
sigue sin resolverse. ¿De dónde surge la diferente capacidad de negociación? Constituye una
descripción, pero no una explicación. Los que ganan más son los que pueden lograr ganar
más. Perfecto. No producen más, pero pueden engañar y lograr ganar más. ¿Entonces hay o
no explotación? De todas formas, creo que no cambia mucho lo expresado en el libro que
analizamos. tp dice que el poder de negociación es muy importante, lo cual significa que
puede alterar algo la determinación por la productividad marginal, no necesariamente que
ésta no tenga relevancia.

Las leyes de funcionamiento del capitalismo según Piketty

Una parte esencial del libro expone lo que tp denomina como ‘leyes de funcionamiento del
capitalismo’. No obstante, se muestra crítico de lo que denomina como determinismo econó-
Educación, Política y Sociedad | 103

mico en el análisis de las pautas de la distribución del ingreso, ya que entiende que la historia
de la distribución de la riqueza se explica más bien por elementos como las guerras mundiales
o la política económica (el neoliberalismo desde los años ochenta). Resulta sorprendente la
carencia de una reflexión rigurosa sobre el concepto de leyes del movimiento y causalidad.
¿Qué entiende por determinismo económico? ¿Cuál es la relación entre la economía y la
política? ¿Por qué no argumenta en torno a los diferentes tipos de factores que explican la
distribución del ingreso?

El primer problema es que tp parte de una concepción de la economía según el enfoque


neoclásico de la Economics, como si fuera una ciencia técnica, en lugar de una perspectiva
de Economía política. Eso le lleva a ubicar categóricamente ambas dimensiones en comparti-
mentos estancos, y como si fueran fuerzas de orden técnico. De ahí una tensión entre lo que
para tp constituyen leyes cerradas y determinismo económico, frente a la indeterminación
del ámbito de lo político.

A su vez, resulta increíble la falta de rigor de tp cuando pretende desmarcarse del determi-
nismo económico mientras sustenta la teoría de la productividad marginal del ingreso. En
puridad, se le podría achacar a él un enfoque puramente tecnológico de lo que constituyen
relaciones sociales. Pero como quiere huir de lo que percibe como determinismo, y parece
ser consciente de las implicaciones de su marco teórico, acaba en un eclecticismo volunta-
rista. Por ello, para tp la cuestión de la distribución de la riqueza acaba siendo una cuestión
cuasi-política. No cabe extraer, pues, elemento alguno en el capitalismo hacia la convergencia,
divergencia o mantenimiento de la desigualdad. El fundamento tiene un carácter subjetivo,
en función de una negociación o pugna política entre individuos. En otras palabras, tp utiliza
el enfoque neoclásico para abordar la economía pura, y luego le añade una dosis de realismo
político para ver la resultante, pero sin explicar el lugar analítico que le correspondería a cada
instancia. Por ello, serían sectores o ámbitos de la sociedad cuya apropiada gestión de su
equilibrio permitiría que el sistema avance de la forma que se desee. Más que leyes del fun-
cionamiento del capitalismo, lo que existe en verdad a juicio de tp son dos tipos de fuerzas
que operan en el mismo plano, pero en dos sentidos opuestos. Veamos:

i) Hacia la convergencia:

Por una parte, existen fuerzas que impulsan el sistema económico hacia una reducción de
las desigualdades. tp menciona la difusión del conocimiento y la inversión en formación y
habilidades, así como la mayor demanda de trabajo cualificado procedente de las tecnologías
productivas, junto al crecimiento demográfico. Resulta increíble juntar en tan poco espacio
104 |Revista Marxismos

tan bajo nivel de argumentación, como si no fuera el proceso productivo el que estableciera la
necesidad de mayo o menor nivel de conocimiento de la mano de obra. Según TP, no importa
que haya empresarios y trabajadores, el conocimiento no solo nos hará libres, sino menos
desiguales en términos de ingreso.

Por otra parte, la alusión al crecimiento demográfico resulta muy incompleta, a la par que
cómica, pues habría que aclarar si se refiere a que un aumento de la clase de los más ricos
reduciría su participación en la riqueza total, el tipo de relación entre la acumulación de ca-
pital y la demografía, y la experiencia histórica. Lo menos que puedo decir es que tp debería
demostrar algo sobre lo que no ofrece argumentos.

ii) Hacia la divergencia

La primera fuerza polarizante que menciona carece de argumentación alguna. Se trata más
bien de constatar que un grupo social (ejecutivos) que gana mucho dinero puede disponer
de la capacidad de lograr incrementar sus emolumentos de una forma significativamente
superior al promedio. La idea fundamental es que puede lograr más ingresos, no que sus
ingresos tengan una naturaleza cualitativamente diferente a la de otros grupos, tampoco su
relación con los medios de producción y, así, el lugar que ocupan en el proceso productivo.
El problema es que esto es contradictorio con la teoría neoclásica de la distribución, por lo
que debe ser una simple excepción.

La segunda fuerza divergente es la más decisiva, y a ella se dedica gran parte del libro: el con-
junto de fuerzas derivadas del proceso de acumulación cuando el crecimiento económico es
débil y la tasa de beneficio es elevada. Para ello exponen dos leyes fundamentales del capita-
lismo, y que abordamos a continuación.

La primera ley fundamental del capitalismo

La primera ley que expone tp es α= r×β, donde ‘α’ representa la participación del beneficio
en el ingreso nacional (B/Y) (beneficio relativo), ‘r’ es la tasa de ganancia o beneficio respec-
to del stock de capital (B/K), y ‘β’ el ratio capital-producto (K/Y). tp sostiene que es una
identidad contable, válida en todos los momentos y lugares. Se puede ver, afirma, como una
definición del beneficio relativo más que como una ley.

Resulta impropio de un autor como tp que quiera hacernos pasar por identidad contable
neutral lo que en verdad constituye una expresión de teoría económica. Tiene razón Husson
Educación, Política y Sociedad | 105

(2014) cuando le reclama proporcionar un sentido de causalidad a la expresión. TP trata ‘r’


como una variable dependiente, con entidad propia, y por tanto, como un rasgo o propiedad
intrínseca de las cosas. Pero no ofrece explicación alguna sobre los fundamentos de la tasa
de beneficio. Deberemos interpretar que ‘r’ responde a la productividad marginal del capital,
es decir, a lo que producen las cosas-riqueza. tp se limita a asegurar que históricamente la
tasa de beneficio ha tenido un nivel relativamente constante, aunque también afirma que es
impredecible y arbitraria. Por tanto, no está sometida a presión alguna, al contrario de los que
afirmaban los clásicos Smith y Ricardo, o Marx en el tercer volumen de El Capital. Parece
evidente la profundidad de las lagunas teóricas de tp. El enfoque teórico es neoclásico, lo que
implica una concepción puramente tecnológica de la rentabilidad del capital, mientras tp se
opone al mecanicismo y después afirma lo contrario. Y es que no se puede estar a buenas con
Dios y con el diablo.

Piketty afirma y demuestra empíricamente que la desigualdad en términos de riqueza es supe-


rior a la que se deriva de los ingresos, lo que tiene implicaciones decisivas para las propuestas
de política económica

En tp, el beneficio relativo es la variable dependiente, que se explica por la rentabilidad (r) y
un indicador tecnológico de la producción (K/Y). Vemos que los salarios no juegan papel
alguno para explicar el monto del beneficio. Es más, a partir de su ecuación, interpretamos
que los salarios podrían ser el excedente o residuo una vez el capital se ha apropiado de lo
que le corresponde, o que poseen una dinámica absolutamente ajena. ¿pero incluso cuando
un grupo social tiene una capacidad de negociación tan importante? Aquí la oposición con la
tradición de Ricardo y Marx es absoluta. Y añado: también con la forma en la cual las Cuentas
Nacionales calculan el beneficio, como resultado de quitar los salarios al pib. Curiosamente,
que resulta coherente con Marx y en contradicción con la economía neoclásica en la cual basa
su metodología. Como bien apunta Boyer (2014), la relación salarial, “la relación de domi-
nación propia a la organización de la producción dentro de una economía capitalista”, está
totalmente ausente en el análisis de Piketty.

La segunda ley del capitalismo

La segunda ley del capitalismo es β= s/g. Así, el ratio β= K/Y depende positivamente de
la tasa de ahorro (s) (parte del ingreso total que no se consume improductivamente) y ne-
gativamente del crecimiento del pib (g). No olvidemos que el ratio β era una de las variables
explicativas de la primera ley. Lo que tp pretende explicar es por tanto el ratio K/Y, que es
una materialización del proceso de acumulación de capital (incremento anual del stock de
106 |Revista Marxismos

capital, es decir, inversión descontando depreciación), a partir de la tasa de ahorro y del creci-
miento económico. tp rescata la expresión del modelo base del enfoque ortodoxo, expuesto
por Robert Solow en 1956, por lo que se ha de tener en cuenta que esta segunda ley utiliza el
instrumental teórico del modelo neoclásico de crecimiento.

Hagamos unos breves apuntes sobre las variables y la causalidad. En primer lugar, una de
las categorías explicativas, el ahorro, sugiere una elección de individuos maximizadores de
utilidad, por el cual se decide renunciar al consumo presente para posponerlo en el tiempo.
Esta abstinencia justifica recibir un ingreso que lo compense, el tipo de interés. Así es como
razona la economía dominante.

En segundo lugar, tp no señala nada respecto de la relación entre ahorro e inversión. Implí-
citamente, da a entender que considera que todo el ahorro se canaliza hacia la inversión, por
lo que no puede haber crisis, ni dinero con valor intrínseco y, por tanto, atesoramiento, como
señala Marx. No existe en tp una teoría de la inversión más que el flujo automático que fluye
automáticamente desde el ahorro. Además, tp considera una tasa de ahorro (s) constante
mientras cae el crecimiento económico (g), por lo que ambas variables son independientes.
En definitiva, un enfoque microeconómico basado en las preferencias de los individuos y en
su dotación de factores, de carácter psicológico y ahistórico.

Para tp, esta ley se cumple para el largo plazo. Dado un nivel de ahorro y de crecimiento del
pib, entonces el ratio K/Y es el que se acomoda, tendiendo a converger con el ratio s/g. Re-
sulta fascinante el juego de palabras y conceptos que emplea el autor. Dice que esta ley es el
resultado de un proceso dinámico, y representa un estado de equilibrio hacia el que tiende la
economía. Por tanto, lo esencial es que el capitalismo tiende hacia el equilibrio. ¿Que implica
ello? En coherencia con el enfoque neoclásico, el capitalismo tiende a autorreproducirse, a
crecer sin cesar. Las crisis no pueden responder a elementos endógenos al sistema econó-
mico, sino a factores exógenos que se introducen en la maquinaria sistémica y ocasionan
interrupciones momentáneas del equilibrio. En verdad, lo único dinámico que encontramos
en tp es que el equilibrio que menciona es una tendencia al largo plazo, por lo que está sujeto
a ciertas alteraciones de corto plazo. En ellas, por tanto, reside el dinamismo de su análisis.

Además, ¿cómo es posible tomar como factor independiente el crecimiento del pib, en lugar
de considerarlo como el fenómeno que queremos explicar? Resulta que el marco explicativo
de tp se refiere a las consecuencias del crecimiento del pib, el cual no queda explicado. Como
bien apunta Husson (2014), ¿por qué habría de aumentar el capital (mediante la acumulación)
si la tasa de crecimiento del pib está dada de antemano? ¿Cómo es posible que una elevada
Educación, Política y Sociedad | 107

tasa de ahorro implique una menor tasa de crecimiento? En este sentido, incluso economistas
ortodoxos como Krusell y Smith (2014) critican este supuesto por el que una tasa de creci-
miento que se aproxima a cero no impide que la tasa de ahorro se acerque al 100%, ofrecien-
do evidencia empírica para el caso.

Las perspectivas sombrías del futuro

El problema que identifica tp, y que justifica la publicación de este libro, es que atisba en
el largo plazo un crecimiento económico que seguirá siendo reducido, así como un menor
crecimiento de la población. Esta dinámica, acompañada de una elevada tasa de ahorro, dan
lugar a un incremento estructural en el largo plazo de K/Y, corolario de s/g.

Nos detenemos un momento en este ratio K/L. tp no ofrece un análisis pormenorizado de


sus fundamentos, pero menciona sus determinantes: demografía, productividad, junto a la
política económica. El elevado nivel de K/Y se explica por la ralentización tanto del creci-
miento de la población (demografía) como de la productividad, así como por las medidas de
política económica. En principio, aspectos, si no externos, sí al menos tangenciales respecto
del núcleo del sistema económico. No obstante, el autor no explica los fundamentos de estos
factores. Resultan ser elementos exógenos, dados, que uno se encuentra en la investigación
empírica. Por tanto, resultan ser hechos prácticos producto del azar coyuntural.

Ahora bien, ¿resulta independiente la productividad del crecimiento del producto y la inver-
sión? Aquí tp cae en el sempiterno error de la circularidad. Explica la distribución del ingreso
por la productividad, lo que resulta tautológico en su enfoque teórico, en el que cada factor
productivo es remunerado con un ingreso equivalente a su productividad marginal. Tanto
argumento para al final llegar a algo así.

Si K/Y aumenta, según evolucione la tasa de retorno ‘r’, la distribución del ingreso se hará
más o menos regresiva (primera ley del capitalismo). Consideremos que ante el incremento
relativo del factor capital, la teoría neoclásica de la función de producción predice una caída
de ‘r’. La productividad marginal depende de la escasez/abundancia relativa de los factores,
por lo que un incremento de relativo de la cantidad de capital presiona a la baja el ingreso
del capital, el beneficio respecto de dicho capital ‘r’. En tales condiciones, si ‘β’ aumenta pero
es compensado por la caída de ‘r’, el beneficio relativo ‘α’ podría permanecer igual. Es ahí
donde interviene la propuesta analítica de tp, ya que señala que la tasa de beneficio ‘r’ no
disminuirá lo suficiente como para evitar el incremento de K/Y. En la jerga neoclásica, esto
significa que la elasticidad de sustitución entre capital y trabajo es superior a la unidad, porque
108 |Revista Marxismos

el incremento de K es mayor que la caída de su ingreso ‘r’, el cual no se funda en un proceso


de valorización (extracción de plustrabajo y apropiación de plusvalía, como en Marx), sino en
una relación técnica sometida a la ley de los rendimientos marginales decrecientes.

Así pues, al final gran parte de la coherencia argumentativa de la explicación neoclásica que
ofrece tp, si bien con añadidos eclécticos de carácter institucional o social, se reduce a su
supuesto de la tasa de ahorro, junto a su idea respecto de la elasticidad de sustitución entre
factores. Será este tipo de cuestiones, y no los fundamentos antes aludidos, lo que condense el
tipo de críticas de los autores neoliberales. Por ejemplo, Krusell y Smith (2014) no comparten
este supuesto por el que una tasa de crecimiento que se aproxima a cero no impide que la tasa
de ahorro se acerque al 100%, ofreciendo evidencia empírica para el caso. En consecuencia,
como apuntan estos autores, no se justifica la alarma de Piketty sobre el incremento de la
desigualdad en el futuro, pues aunque ‘g’ caiga, se debe suponer, como hace tp, que el ahorro
funciona de manera irreal y/o que ‘r’ es relativamente independiente de la cantidad de capital
(Krusell y Smith, 2014)

Por otra parte, tp señala que existen dos elementos que pueden influir en el curso de K/Y en
función de la composición del stock de capital: los recursos naturales y el precio de los acti-
vos. Igualmente, no existe análisis alguno sobre el papel de las finanzas en el capitalismo. TP
lo menciona como un elemento externo que puede influir, pero sin precisar más al respecto.

En virtud de lo expuesto, tp alude a la desigualdad entre la rentabilidad del capital y el cre-


cimiento del ingreso total (r-g) como fundamento de una tendencia hacia una creciente re-
gresividad en la distribución de la riqueza. Esta desigualdad implica para TP que la riqueza
acumulada en el pasado crece más rápidamente que el producto y los salarios, y por tanto, el
empresario se convierte en rentista. Aclara tp que esta fuerza no depende de imperfecciones
o fallos del mercado, pero que cuanto más perfecto sea el mercado, más probabilidad habrá
de que dicha diferencia sea más amplia. La contradicción fundamental del capitalismo para
TP, en definitiva, reside en la posibilidad de que durante un elevado lapso de tiempo r > g,
lo que ocasionaría que la desigualdad aumentaría, ya que las fuerzas divergentes serían más
poderosas.

Piketty encuentra una relación entre la introducción de las políticas neoliberales y la acentua-
ción de la desigualdad y destaca un elemento concreto: los países que más han reducido los
impuestos a los más ricos son aquellos en los cuales los ingresos de este grupo se ha incre-
mentado en mayor medida.
Educación, Política y Sociedad | 109

La contraposición de ‘r’ y ‘g’, en los términos expuestos por TP, parece implicar que ambas
categorías están determinadas de manera independiente. Es otro aspecto en lo que su en-
foque se opone al de Marx, para quien la tasa de ganancia era el fundamento objetivo de la
inversión, que a su vez condicione el crecimiento económico. Por eso que ‘r’ se coloque en
Marx como variable dependiente de fenómenos tecnológicos y distributivos, y no al revés. A
diferencia de tp, Marx desarrollara la ‘ley de la tendencia descendente de la tasa de ganancia’.
Sin embargo, la desigualdad r-g es para tp una proposición histórica contingente, que es cierta
en unos periodos pero no en otros. Al fin y al cabo, señala, todo depende de la tecnología
(para que se utiliza el capital) y de las actitudes hacia el ahorro y la propiedad. En tales cir-
cunstancias, en su esquema analítico no hay rasgos objetivos del sistema al margen del com-
portamiento individual (psicología) y la dotación técnico-factorial de cada uno (tecnología).
Considero que no cabe hablar de leyes del movimiento en el marco analítico de tp, sino ele-
mentos contingentes que dependen de la coyuntura particular. Explícitamente rechaza hablar
de necesidad lógica absoluta. Por el contrario, es el resultado de una confluencia de factores
en gran parte independientes unos de otros. Una explicación…. Contingente en sí misma.

Conclusiones

En estas líneas he expuesto algunos de los elementos del análisis de Piketty. Lo primero ha
sido aclarar que este libro es producto de un gran trabajo empírico, que ha permitido cons-
truir series de largo plazo sobre una cuestión esencial, la distribución de la riqueza. Pero hasta
ahí el mérito que le reconozco al autor.

Como buen ortodoxo, confunde las características sociales de las categorías económicas con
las particularidades propias del valor de uso de las cosas portadoras de tales relaciones so-
ciales

El marco de análisis tiene amplias lagunas, tanto por su utilización del enfoque neoclásico,
como por las carencias que demuestra. Para tp la contradicción fundamental del capitalismo
se localiza en la esfera de la distribución del ingreso. Pero no existe explotación, sólo una
injusticia derivada de la herencia, que socava la democracia y la meritocracia. Tal es el avance
de este autor frente a la apologética neoliberal, que culmina con la pretensión de un impuesto
global. Aunque muchos pretenden ver en tp un heterodoxo, como hacen con P. Krugman,
debe quedar claro que el fundamento económico es absolutamente coherente con el enfoque
dominante que se enseña mayoritariamente en las universidades y es el que vemos en los
analistas que aparecen en los medios de comunicación. Su objetivo: la justificación y defensa
del capitalismo, soslayando cualquier alusión a la explotación. Con ello no se pretende des-
110 |Revista Marxismos

incentivar la lectura de este libro, muy al contrario. Simplemente, revelar el marco de análisis
que en general estos autores presentan como evidente.

Ha quedado por analizar una cuestión muy importante. El título del libro pareciera recordar
la gran obra económica de K. Marx. Pero curiosamente, no sólo tp no se ha tomado la mo-
lestia de leer El Capital, sino que muestra muy poco rigor atribuyendo a Marx una serie de
planteamientos absolutamente ajenos a su pensamiento. En otro momento abordaremos esta
falta de respeto hacia una ciencia social, la Economía política.

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Times, 15 de abril. http://www.ft.com/cms/s/2/0c6e9302-c3e2-11e3-a8e0-00144feabdc0.
html
Reproducción, crisis del capital y capital industrial

Jorge Martínez Aparicio1

Resumen

En el marco de la prolongada crisis del capital a escala mundial se reivindica la utilidad


analítica y explicativa de los ciclos de la reproducción del capital formulados en el tomo II de
“El Capital”. El presente material refiere a los planteamientos elaborados en la primera sec-
ción del tomo ii de “El Capital”. Se propone destacar la importancia y revalorar la vigencia
de los ciclos del capital para el estudio de las condiciones en que se reproduce en general la
economía actual; una aproximación del uso de los ciclo del capital al análisis concreto, en el
contexto de la crisis. Se buscan los siguientes propósitos:

• Destacar la importancia de los ciclos del capital planteados en “El Capital” en cu-
anto a su utilidad y aplicación teórica. De esta manera, se considera a los ciclos como
tres elementos analíticos que muestran, cada uno de modo parcial, diferentes funciones
sociales que ejerce el capital en sus metamorfosis eslabonadas. Como propuesta analítica
que aporta además criterios para destacar, entre las distintas actividades económicas, a
las propiamente industriales y, en ese sentido, que definen al capital.
• Enfatizar el significado y el vínculo conceptual entre la reproducción del capital y la
forma del capital industrial, donde la característica fundamental es que ambos expresan
la unidad de la circulación y de la producción. Así, se insiste en la cualidad para construir
una visión global e integra, en tanto reproducción del capital.
• Un objetivo más de este trabajo es enfatizar algunos elementos que en el contexto
actual adquieren relieve. En especial es el caso de los planteamientos que se hacen con
relación a los ciclos del capital productivo y del capital mercancías.

Si se consideran estos objetivos, será evidente en la lectura del contenido que no se trata de
un texto-manual, que intente sustituir o reordenar con comentarios marginales de contenido
histórico o de debate, la lectura de “El Capital”.
1
Profesor Investigador de la Facultad de Economía umsnh. Correo: maparic@umich.mx

113
114 |Revista Marxismos

A pesar de esta advertencia, el lector se dará cuenta que el contenido de este trabajo con-
serva la lógica expositiva de Marx, lo que no quiere decir textual. Se sigue la lógica de
exposición, pues se considera que es esa secuencia ―de lo abstracto a lo concreto; de lo
simple a lo complejo― la más adecuada para la comprensión de las condiciones de repro-
ducción del capital.

El presente documento se ordena en un apartado uno, sobre los usos teórico e interpreta-
tivo que aportan los tres ciclos de reproducción del capital como instrumental que permite
entender los efectos de las crisis en su contenido integral. En el apartado dos, se propone
una caracterización de los rasgos específicos del sistema económico actual, como proceso
de internacionalización del capital. El apartado tres, parte central del ensayo, refiere al
ordenamiento y sistematización teórica de los tres ciclos de la reproducción del capital,
fragmento que tiene como antecedente la publicación de 1997.2 El apartado cuatro trata
del acercamiento a una variedad de expresiones en que se advierte crisis, por sus formas
generales y en cuanto a la forma del capital industrial. En el quinto y último apartado se
elabora una síntesis puntual.

1. El uso de los ciclos de reproducción del capital

El estudio de la reproducción del capital, o bien del capital industrial, exige del análisis de
sus tres formas y de sus tres ciclos en su respectivo significado funcional, puesto que cada
forma, fase y ciclo, expresan parcialmente el movimiento del capital. El estudio parcial y
aislado de los momentos de la reproducción del capital puede llevar a errores de interpre-
tación. Por ejemplo, analizar la sola repetición del proceso de producción sin considerar
la valorización del capital, presenta al proceso de producción como si su única finalidad
fuera producir mercancías baratas para renovar la producción y asegurar el consumo del
capitalista; el proceso de producción capitalista aparece reducido a un proceso natural. O
bien si se analiza sólo el ciclo del capital mercancías se pierde el origen del excedente, y la
acumulación aparece también como un proceso natural.

La realidad concreta hace ver que el movimiento del capital no se efectúa de modo aislado
ni a saltos y tampoco se reduce a cambios de forma entre el dinero y la mercancía. La
dinámica de la reproducción del capital se desarrolla de modo continuo y sucesivo.

2
Martínez Aparicio, J. 1997. “Capital Industrial y Capital Social”. Economía y Sociedad, núm. 3, enero junio.
Escuela de Economía, umsnh. pp. 161-188.
Educación, Política y Sociedad | 115

“Todas las partes integrantes del capital van recorriendo por turno el proceso cíclico y se hallan simultáneamente en
diferentes fases del mismo. Así el capital industrial aparece simultáneamente, en la continuidad de su ciclo, en todas
las fases de éste y revistiendo las respectivas formas funcionales que a ellos corresponde” (Marx, 1975: T. ii, 92)3.

Es por ello que la interrupción de cualquiera de las fases del ciclo del capital afecta la continu-
idad y sucesión simultánea de la reproducción. En el movimiento del capital esta continuidad,
sucesión y simultaneidad, se hace evidente con las fluctuaciones en el valor de los factores
que juegan en la producción o en el precio del producto y en las perturbaciones en cualquiera
de las fases de la reproducción del capital.

Las obstrucciones de la reproducción se expresan como una ruptura en la continuidad del


ciclo. Esta difusión puede darse en cualquiera de sus tres fases, compra, producción y venta,
y muestran el sentido aparente en que se manifiesta la crisis capitalista.

Si el ciclo se entorpece en la fase de la compra (D-M) es evidente que se fractura la con-


tinuidad y se imposibilita la producción. En estas condiciones, la forma material del capital
no se convierte de capital dinero a capital productivo. En consecuencia, la crisis habrá de
expresarse como un exceso de capital dinero, que en tanto no pueda valorizarse a través de
la producción busca otros canales de valorización, por ejemplo el capital de préstamo o la
especulación.4

En cambio, si el ciclo se dificulta en la fase de la producción (...P...) se obstruiría la elabo-


ración del producto, de entorpecerse el paso de capital productivo al capital mercan-cías.
En estas circunstancias, la crisis habrá de manifestarse en la subutilización de los medios de
producción en funciones y en la desocupación de la fuerza de trabajo.

Por último, si el ciclo se paraliza en la fase de la venta (M’-D’) habrá de evitarse la realización
del producto en la forma dinero. De este modo, la crisis se expresaría como un exceso de
capital mercancías, como una sobreproducción de mercancías.

3
En las referencias a “El Capital” se cita de la Edición del Fondo de Cultura Económica de 1975, México (Marx,
1975).
4
Cuando el capital dinero (plusvalía para convertirse en capital) deja de invertirse en la generación de plusvalor,
ante el incremento del capital invertido y escasa productividad, busca otros ámbitos (improductivos) para la
obtención de beneficios. Se desencadenan los efectos de la sobreacumulación del capital en sus distintas formas
(capital dinero, capital productivo y capital mercancías).
116 |Revista Marxismos

Estas rupturas en la continuidad de la reproducción son planteadas aquí en términos genera-


les; en la realidad concreta la interrupción en cualquiera de las fases puede darse en condicio-
nes momentáneas, en una sola empresa, en un sector o en la producción en conjunto.

Visto así, las razones de las discontinuidades pueden ser diversas, tanto aparenciales como
sustanciales. Sus causas últimas no son abordadas aquí; lo que se quiere destacar es la manera
en cómo la rotura del ciclo se expresa a manera de atasco de la movilidad y continuidad de
la reproducción; así como subrayar la forma concreta y material en que se manifiestan estas
interrupciones, como exceso de capital dinero, subutilización de medios de producción y
desocupación de la fuerza de trabajo, y como sobreproducción de mercancías. Estos fenóme-
nos son expresión de la forma aparencial en que se muestra la crisis capitalista.5

2. Internacionalización y crisis del capital

A partir de los años setenta y desde los países desarrollados se iniciaron profundos cambios
en los procesos de reproducción y de expansión del capital en la economía mundial. Un
conjunto de mutaciones que incidieron con la crisis desde los países industrializados y que
trascendió en el nivel mundial en los años ochenta, lo que se convirtió en una situación es-
tructural que dura ahora tres décadas.

Entre los márgenes de la crisis mundial del capital, las grandes empresas ―bajo la figura del
capital financiero6 ― buscan emplazamientos a través de la transferencia de capitales (pro-
ductivos, comerciales y bancarios) orientados a las áreas donde pueden realizar ganancias
extraordinarias.

El fenómeno de expansión del régimen capitalista en el ámbito internacional, con consecuen-


cias de una mayor amplitud con respecto de la historia precedente, y que se le caracterizó
tempranamente como una nueva división internacional del trabajo; no obstante, acontece
acompañada con sucesivas crisis.

“Así se ha desarrollado un mercado mundial del trabajo y un mercado mundial de emplazamientos fabriles que
por primera vez en lo que respecta a la industria de transformación, abarca tanto a los países industrializados
5
Es de subrayar que se está hablando de las expresiones o manifestaciones de la crisis del capital, como inte-
rrupción de la secuencia sucesiva de sus fases y transformaciones, y no como razones que explican las causas de
la crisis. Las causas de la crisis capitalista como proceso de sobreacumulación se resuelve en el tercer tomo del
El Capital a través de la tendencia decreciente de la tasa media de ganancia, tema que no es abordado de modo
específico en el presente texto.
6
Por capital financiero se refiere al proceso de centralización de capitales en grandes entidades e integradas a
través de las formas del crédito.
Educación, Política y Sociedad | 117

tradicionales como a las naciones en desarrollo. Para estas últimas ello significa que, por primera vez en la historia
de la economía capitalista mundial, es posible producir en ellas bienes intermedios o terminados dirigidos al mercado
mundial, en forma redituable y competitiva; por tanto, el capital debe utilizar esos emplazamientos.
“Es probable que este proceso termine con la división tradicional del mundo en dos grupos de países: por un lado,
unos cuantos industrializados y, por otro, la gran mayoría de países en desarrollo que sólo se integran a la economía
capitalista mundial como proveedores de materias primas. El proceso obliga a una creciente subdivisión del proceso
de producción en varios procesos parciales, separados y localizados en distintos lugares de todo el mundo.
“Designamos a este proceso como la ‘nueva división internacional del trabajo’, división que debe entenderse como
un proceso en marcha y no como un resultado alcanzado” (Fröbel, Heinrichs y Kreye, 1981: 832-833).

Desde inicios de los años ochenta Fröbel, Heinrichs y Kreye, subrayaron en el ámbito pro-
ductivo tres condiciones que caracterizan lo que hoy se asume como internacionalización
del capital: la permanencia de un ejército industrial de reserva en las zonas subdesarrolladas
(bajos salarios, amplias jornadas, productividad equivalente, amplia flexibilidad y movilidad
contractual y laboral); los avances tecnológicos (automatización, racionalización y descalifi-
cación de la mano de obra, dirección y control sobre la producción en el nivel mundial); la
simplificación de los procesos complejos de la producción, que estimula la fragmentación de
los procesos productivos entre diferentes países y sin perder el control sobre el conjunto del
proceso productivo, comercial y bancario.

Por internacionalización del capital se refiere al conjunto de transformaciones en las condi-


ciones de la acumulación (producción, distribución y consumo) que concurren a partir de los
años setenta, activadas e impulsadas hegemónicamente por las corporaciones transnaciona-
les. Los cambios en la economía mundial se expresan por la expansión y penetración inter-
nacional del capital a través del crédito entre empresas transnacionales, que se constituyen
como el principal agente de la acumulación.

Tanto en el ámbito nacional como local, la internacionalización del capital opera a través
de sus diferentes formas (productiva, mercantil y dineraria) y mediante los mecanismos de
concentración y centralización que son peculiares del régimen capitalista. Implica una varie-
dad de cambios socioeconómicos ―que trascienden en políticos y culturales― dados por la
expansión planetaria de las empresas transnacionales en el marco de diversas innovaciones en
la automatización y flexibilización de los procesos de reproducción del capital.

La capacidad de difusión de innovaciones tecnológicas en manos de las empresas transnacio-


nales genera condiciones de máxima automatización en los procesos de trabajo, la automa-
118 |Revista Marxismos

tización productiva, comercial y financiera, y la modernización de las comunicaciones; en


consecuencia, crea posibilidades para un mercado elástico y diferenciable.

Se desarrollan condiciones para un intensivo y simultáneo desplazamiento (temporal y terri-


torial) de capitales en el ámbito planetario; y en contraste, para la flexibilidad y debilitamiento
de la presencia obrera en las relaciones con el trabajo asalariado.

En la lógica de la internacionalización de los capitales, los mercados nacionales y la autonomía


de los Estados aparecen debilitados. En especial el Estado se muestra como subordinado a
los dictados de los consorcios transnacionales y de las instituciones multinacionales; un Es-
tado limitado para diseñar políticas económicas propias.

En el marco del neoliberalismo, al mercado se le privilegia como el mecanismo de mayor


eficiencia en la asignación de recursos, por lo que se estimula la transferencia de la propie-
dad y gestión pública de las entidades económicas en privada y la liberalización comercial.
La competencia en el mercado se vuelve sustancial, se reduce el gasto social y se extiende la
aplicación de políticas salariales restrictivas y de flexibilización laboral.

Como parte de la internacionalización del capital, la recurrencia de las crisis, en profundi-


dad y frecuencia, se constituye como una consecuencia inherente también con repercusión
mundial. Paradójicamente, las sucesivas crisis con efecto global aparecen como factor que
estimula el proceso de internacionalización. Se agudiza la competencia entre los capitales, a la
vez que se impulsa la expansión mundial y hegemónica de las corporaciones transnacionales.

Luego del crecimiento ininterrumpido de la posguerra, hasta llegar a los límites que el mismo
sistema impuso, desde los años setenta se desemboca con una secuencia de crisis sucesivas
de carácter mundial, derivadas de los países de mayor industrialización: 1971, crisis del dólar
y fin del sistema patrón oro; 1973 y 1979, crisis petrolera; en los ochenta, crisis de débito; en
los noventa, el efecto dominó por diversas crisis de arraigo regional, crisis del peso mexicano
(efecto tequila) y crisis asiática; en los primeros años del presente siglo, la crisis argentina; la
gran depresión de 2008-2009; y, en el último lustro las crisis en la zona europea.

Más aún, en el contexto de múltiples crisis, recurrentes y de alcance global, y manifiestas en


diferentes órdenes de la vida social, económica, política, y hasta ambiental, se habla de crisis
civilizatoria, ante la cultura occidental, e incluso de una crisis terminal del régimen capitalista,
por su carácter estructural.7
7
Nociones que se han difundido por pensadores como Franz Hinkelammert, Leonardo Boff e Immanuel Wa-
llerstein.
Educación, Política y Sociedad | 119

Si bien la crisis irrumpe en función de los efectos de expansión mundial del capital, las con-
secuencias son particulares para cada región y país. Aun cuando la crisis adquiere aspectos di-
versos y complejos, a través de los ciclos de la reproducción del capital se pretende identificar
las formas específicas y características esenciales que responden a la continuidad y sucesión
del capital en el marco de la internacionalización y la crisis del capital.

3. Los ciclos del capital

El análisis de la reproducción del capital implica el estudio de la producción y de la circu-


lación. En “El Capital” aparece la forma del capital industrial para abordar el movimiento del
capital social como una unidad. A partir de este tipo de capital se estudia el funcionamiento
de las distintas formas del capital en su manifestación cíclica y aborda también en su funcio-
namiento las formas del capital comercial y del capital de préstamo.

Al estudiar “El proceso de circulación del capital” en la primera sección del tomo ii de El
Capital, se exponen paralelamente los mecanismos funcionales de reproducción general del
capital en su sentido social y los mecanismos funcionales de una forma específica del régi-
men del capital: el capital industrial. Esto es posible en la medida en que la forma del capital
industrial incorpora los distintos momentos y a los sujetos de la dinámica de reproducción
capitalista; en la medida en que expresa la totalidad de la reproducción capitalista, en tanto
unidad de la producción y la circulación.

En estos términos, en la primera sección se expone el ciclo de la reproducción del capital en


sus tres formas y en sus tres fases funcionales. En la segunda sección, la reproducción del
capital se analiza como la suma del tiempo de producción y del tiempo de circulación. En la
tercera sección, se estudia a la reproducción del capital social en conjunto, tanto en reproduc-
ción simple como en reproducción ampliada.

En las tres secciones del tomo ii el eje de la exposición es el proceso de reproducción del
capital. En la primera sección se aborda en cuanto a la manera en que opera el capital cícli-
camente en sus distintas formas materiales y en tanto expresión de relaciones sociales entre
el capital y el trabajo asalariado (capital dinero, capital productivo y capital mercancías) y la
metamorfosis que sufre en sus tres fases (compra, producción y venta).

En la segunda sección la reproducción del capital, a partir de lo desarrollado en la sección


precedente, se estudia en cuanto al movimiento que efectúa el capital en el proceso de pro-
ducción, particularmente bajo la forma de capital dinero y capital productivo. Es decir la
120 |Revista Marxismos

reproducción se estudia bajo la forma de capital desembolsado y en tanto factores de la pro-


ducción, en su transición en el espacio y en el tiempo.

En la tercera sección, a partir del ciclo del capital mercancías, se desarrolla un esquema de
la reproducción del capital social, que incorpora las relaciones sectoriales de la producción
y su expresión en el intercambio; y de las condiciones que permiten la existencia del sistema
capitalista como forma orientada a la acumulación.

1) Los tres ciclos de la reproducción del capital

“El proceso de circulación del capital” es el objeto del tomo ii de El Capital y su contenido com-
pleta el análisis de la producción, desarrollado en el tomo i. Es decir, en el segundo tomo se
estudia al capital en términos de su reproducción; en la exposición se incorpora la movilidad
y el funcionamiento del capital tanto en la producción como en la circulación de mercancías.

La reproducción se entiende como el proceso social que permite la existencia y expansión del
capital; es el proceso que expresa las transformaciones, metamorfosis o cambios periódicos
y regulares que garantizan la permanencia del capital. Ello implica considerar el paso y el
movimiento del capital (como relación social) en sus diferentes formas. Un movimiento que
transcurre en el espacio de la circulación y de la producción. En este sentido, la reproducción
del capital no puede analizarse si sus metamorfosis se ubican únicamente en uno de esos dos
espacios (circulación o producción).

En consecuencia, la reproducción del capital debe estudiarse como un fenómeno regular y


continuo, en su manifestación periódica y cíclica. A la vez, debe entenderse como un proceso
sujeto a ruptura e interrupciones, determinadas por las contradicciones inmanentes e inter-
nas del propio proceso de reproducción.

Tres fases y tres ciclos funcionales

En tanto reproducción, la movilidad del capital implica su continua y sucesiva transfor-


mación al transitar por tres fases: la producción (...P...), la compra (D-M) y la venta (M-D).
En la sucesión de estas fases la producción siempre antecede a la venta (P...M-D) y es poste-
rior a la compra (D-M...P). De este modo la M después de P, simboliza al producto (capital
mercancías); y M antes de la P, expresa los factores de la producción (medios de producción
y fuerza de trabajo).
Educación, Política y Sociedad | 121

En el tránsito de estas tres fases el capital sufre tres cambios de forma, en tanto que en cada
fase funciona de modo distinto y expresa diversas relaciones sociales:

a) En la fase ...P... (los puntos suspensivos expresan la interrupción de la circulación de


mercancías), el capital asume la forma de capital constante y de capital variable en una
cantidad proporcional determinada. Aquí el capital funciona como capital productivo,
es decir como factores transformadores para la generación del producto y para la con-
servación y creación de valor.

b) En la fase D-M, el capital toma la forma de dinero y funciona como capital dinero
(desembolsado) en la medida en que como equivalente general se intercambia por los
medios de producción y la fuerza de trabajo requeridos para la producción. Es condición
para que el dinero se convierta en capital y que la fuerza de trabajo exista como mer-
cancía, es decir que se dé la separación entre el productor y los medios de producción.

c) En la fase M’-D’ (el símbolo < ‘ > expresa el plusproducto o la plusvalía), M’ expresa
que el capital toma la forma de producto y funciona como capital mer-cancías, es decir
como una mercancía valorizada, producto de la explotación del trabajo asalariado; D’ ex-
presa la forma del capital dinero incrementado (reembolsado o valorizado), resultado de
la conversión del capital mercancías en dinero, y funciona como valor capital valorizado.
Ambas formas, en su magnitud de valor incorporan al capital constante consumido, al
capital variable empleado y al trabajo no pagado.

Cada una de estas tres formas del capital (capital productivo, capital dinero y capital mer-
cancías) con sus respectivas funciones se desplazan de modo sucesivo y continuo en las tres
fases. En la reproducción del capital cada fase, cada forma y sus funciones se repiten perió-
dicamente. En función de ello es posible analizar tres ciclos del capital: el ciclo del capital
dinero, el ciclo del capital productivo y el ciclo del capital mercancías:

D-M...P...M’-D’

P...M’-D-M...P

M’-D-M...P...M’

Cada uno de los tres ciclos nos permite analizar diferentes características de la reproducción
del capital. Cada ciclo nos proporciona elementos para el estudio de una parte de la repro-
122 |Revista Marxismos

ducción y en ese sentido es, cada ciclo, un instrumento de análisis para la comprensión de
la sociedad capitalista. La visión parcial que aporta cada ciclo en la movilidad del capital en
sus distintas fases, formas y funciones, completan una comprensión global del proceso de
reproducción capitalista.

En términos más concretos, lo planteado con respecto a la reproducción en general es apli-


cable al concepto del capital industrial:

“El capital que, a lo largo de su ciclo global, reviste y abandona de nuevo estas formas (las formas del capital
dinero, capital productivo y capital mercancías), cumpliendo en cada una de ellas la función co-rrespondiente, es el
capital industrial; industrial, en el sentido de que abarca todas las ramas de la pro-ducción explotadas sobre bases
capitalistas” (Marx, 1975: Tomo ii, 48-49).

En consecuencia, las fases del capital dinero, capital productivo y capital mercancías, en su
sucesión y continuidad funcional son características del capital industrial. No son clases dis-
tintas e independientes del capital.

Del mismo modo que, como se ha visto, la reproducción general del capital se expresa en
términos de tres ciclos (capital dinero, capital productivo y capital mercancías), el capital in-
dustrial puede estudiarse en el mismo sentido en la medida en que el capital industrial es el
capital que para su reproducción incorpora a la reproducción y a la circulación.

Los tres ciclos de reproducción del capital son, asimismo, tres modos distintos de estudiar la
reproducción del capital industrial. Se entiende que el ciclo del capital industrial es la unidad
de las tres fases de la reproducción, es decir la unidad de la producción y la circulación.

Los tres ciclos:

D-M...P...M’-D’

P...M’-D-M...P

M’-D-M...P...M’,

son tres maneras distintas de analizar la reproducción del capital industrial. En cualquiera de
sus ciclos, el movimiento del capital se ha de entender como un proceso continuo y sucesivo
de todas sus fases; un proceso donde la continuidad periódica del capital está determinada
por la función simultánea y paralela de sus tres formas.
Educación, Política y Sociedad | 123

En el movimiento real de la reproducción del capital las tres fases se suceden una tras otra, la
interrupción funcional de una de ellas afecta la continuidad de la reproducción. Es un mov-
imiento simultáneo y paralelo, dado que el capitalista al mismo tiempo desarrolla la produc-
ción del capital mercancías, realiza el producto en la circulación, contrata fuerza de trabajo y
adquiere medios de producción.

Los análisis que se desarrollan en el tomo ii, en sus tres secciones, lo mismo que en el tomo
iii, en las secciones i, ii y iii, se refieren a su vez a la reproducción del capital en la forma gen-
eral social y a la forma concreta del capital industrial. Es decir, en el análisis del capital, en las
secciones que se señalan, el objeto de estudio asume una doble forma, el estudio del capital
se aborda en dos niveles distintos de abstracción y concreción: ambos objetos de estudio son
expresión de la unidad de la producción y de la circulación. Incluso en los contenidos del
tomo i el propósito de estudio tiene la misma intención, sólo que en particular con respecto
a la producción.

2) El ciclo del capital dinero

D-M...P...M’-D’. Es la sucesión de las tres fases a partir de la forma del capital dinero y que
culmina una vez que el valor capital desembolsado es recuperado como capital dinero valori-
zado.

El ciclo del capital dinero como instrumento analítico contiene varias cualidades para el
estudio de la reproducción, en la medida en que permite abordarlo como el ciclo de la valo-
rización, cuya condición social implica la existencia de la mercancía fuerza de trabajo y en
consecuencia involucra, junto con la función del capital en tanto medios de producción, al
consumo productivo. Asimismo, es a través de esta fórmula que se expresa la forma indi-
vidual del capital y se representa al capital industrial, en ese sentido se le denomina como la
fórmula genérica del capital industrial. El ciclo del capital dinero permite también analizar la
rotación global del capital y la función del capital comercial.

El ciclo de la valorización

El ciclo del capital dinero expresa a la reproducción como un proceso de valorización en


tanto que sus extremos (D...D’) únicamente refieren a una magnitud de valor capital, que al
inicio del ciclo funciona como desembolso y al final como valor capital valorizado. Es decir,
en la medida en que el capital se manifiesta en la forma dinero es expresión de valor y en ese
sentido funciona como expresión de valor capital.
124 |Revista Marxismos

En cuanto el capital asume la forma de dinero se representa en la forma homogénea de valor


y borra a las demás formas concretas del capital y sus funciones respectivas. Es por ello que
el capital dinero en su forma final (valor capital valorizado) oculta el origen del excedente, que
aparece como resultado de la realización del producto, o sea del intercambio.

La conversión del dinero en capital tiene como condicionante que la capacidad de trabajo
asuma la forma de mercancía. De otro modo el dinero no puede valorizarse; no pasaría de ser
más que una expresión de valor. En la fase D-M, el dinero se convierte en medios de produc-
ción y fuerza de trabajo (simbolizados en M). Aquí la capacidad de trabajo debe entenderse
como fuerza de trabajo asalariada; de lo contrario, al final del ciclo aparecería la misma mag-
nitud de valor que al inicio, dado que no habría apropiación de trabajo ajeno.

Para que la fuerza de trabajo asuma la calidad de mercancía, es indispensable que se consti-
tuyan las condiciones sociales donde el productor directo se vea obligado a recurrir al inter-
cambio para vincularse a los medios de producción y reproducirse, en este sentido hay un
divorcio entre el productor y los medios de producción; situación que sólo ocurre de modo
generalizado en el modo de producción capitalista. Lo característico en la reproducción del
capital no es que la fuerza de trabajo pueda ser comprada, sino que aparezca como mercancía,
bajo la forma asalariada.

La existencia de la fuerza de trabajo como mercancía, que permite la conversión del dinero
en capital, presupone un proceso de acumulación originaria del capital, que garantiza la des-
vinculación generalizada entre el productor directo y los medios de producción. Asimismo,
presupone un amplio desarrollo de la producción e intercambio capitalista.

El consumo productivo

El ciclo del capital dinero en la fase ...P... hace implícito que el consumo productivo es
condición para la valorización del capital. La fase ...P... interrumpe la continuidad del inter-
cambio, después de D-M. El consumo de medios de producción y de la fuerza de trabajo
en la fase del capital productivo funciona como capital constante y como capital variable; el
primero como elemento que transfiere el valor contenido en su materialidad, y el segundo
como factor generador de valor, creador de su propio valor y de un plusvalor. Es aquí donde
el valor capital se valoriza, para que en la fase M’-D’ cambie de forma y aparezca al final del
ciclo como capital dinero valorizado. En este sentido, es el capital industrial el que evidencia
la contradicción social fundamental del régimen capitalista entre asalariados y capitalistas.
Educación, Política y Sociedad | 125

Expresión del capital individual

El ciclo del capital dinero es la expresión del capital individual. Es decir que para el análisis
del capital en su forma individual el ciclo del capital dinero (al igual que el ciclo del capital
productivo) es el instrumento más adecuado, al representarse al inicio del ciclo como valor
capital desembolsado. En el ciclo del capital dinero, D aparece como capital dinero desem-
bolsado; en el ciclo del capital productivo, P representa el valor de los factores de la produc-
ción, que es igual al valor capital desembolsado. En esa medida son los ciclos que permiten
estudiar la rotación del capital.

Forma genérica del capital industrial

El ciclo del capital dinero es la expresión genérica, o sea la forma característica y común, del
capital industrial, en cuanto implica la valorización del valor capital desembolsado. Aquí la
valorización aparece como medio y fin.

Es la fórmula genérica del capital industrial, puesto que en función de ella se expresan las
diversas ramas específicas de la producción. En consecuencia, toda actividad capitalista que
se reproduce con base a la fórmula del ciclo del capital dinero es industrial y por tanto pro-
ductiva.

La producción agrícola que se reproduce sobre bases capitalistas, a partir del trabajo asala-
riado, es una actividad industrial. Lo característico del capital industrial no se refiere al grado
de transformación del producto, sino a la existencia generalizada de la mercancía fuerza de
trabajo; es el caso de la agricultura de jornaleros agrícolas.

Del mismo modo existen ramas específicas del capital industrial donde el producto no toma
una materialidad (en cuanto cosa) sino que adquiere la forma de un efecto útil, es el llamado
sector servicios: comunicaciones y transportes, turismo, cultura y recreación, educación, etc.

En estas ramas productivas la mercancía es un servicio, es un efecto útil que se realiza en el


momento mismo en que se efectúa el proceso de producción y su valor se determina por la
cantidad de trabajo invertido en la producción, como cualquier otra mercancía; y al igual que
las demás mercancías pueden destinarse al consumo individual o productivo.

En tanto que en estas ramas la realización del capital mercancías se efectúa al tiempo en que
funciona el capital productivo, para estas ramas en particular el ciclo del capital se expresa
de manera abreviada en la fase de venta, para el caso del ciclo del capital dinero: D-M...P-D’.
126 |Revista Marxismos

La producción de oro y plata, en tanto medios de circulación, se expresa también en la fór-


mula abreviada del ciclo del capital como D-M...P-D’, puesto que en este caso el producto
asume de por sí la cualidad útil de equivalente general en D’.

El análisis de la rotación del capital

La fórmula del ciclo del capital dinero expresa la rotación del capital. Si por rotación del capi-
tal se entiende el ciclo de reproducción de la forma capital dinero, que transcurre en tres fases
delimitadas por la producción y la circulación de mercancías, es el ciclo del capital dinero el
más útil para el análisis de la rotación del capital.

A través del ciclo del capital dinero se expresa, de modo más explícito, la rotación global del
capital; es decir, se representa la rotación media y homogénea de las partes integrantes del capital.

A partir de la fórmula del ciclo del capital dinero se desarrollan los contenidos de la sección
segunda del tomo ii “La rotación del capital”. Es ahí donde se analiza a la reproducción del
capital, en su expresión concreta y empírica, en el movimiento y en el tiempo, en el espacio y
en tanto desembolso dispuesto a la valorización.

La función del capital comercial

En el ciclo del capital dinero el sucesivo funcionamiento del capital en las fases de la circu-
lación, y en particular en el de venta, incorpora en su dinámica el papel del capital comercial;
aun cuando se omite su existencia. Se trata de analizar la función que despliega el capital en
la circulación.

Es justo, conceptual y metodológicamente, el supuesto de que el productor industrial co-


mercia sus productos, lo que permite evadir la presencia del capitalista comercial, pero no
su función; el empresario industrial es por sí mismo comerciante. La realización del capital
mercancías en la forma dinero (M’-D’), aparece efectuada por el empresario industrial.

El papel del capital comercial aparece como una tarea específica del capital industrial, en
cuanto que la forma mercancía y dinero del capital se expresan como funciones ineludibles
del capital industrial en la circulación. En ese sentido la forma del capital productivo, como
función específica del capital industrial, determina a las que se desenvuelven en la circulación,

“(...) el proceso de producción se manifiesta también de por sí como función productiva del capital indus-trial, el
dinero y la mercancía aparecen también como formas de circulación del mismo capital industrial y sus funciones
como funciones de circulación de éste (...)” (Marx, 1975: Tomo ii, 73).
Educación, Política y Sociedad | 127

Al considerar que el capitalista industrial es al mismo tiempo comerciante, es de su interés en


la circulación asumir la tarea de reducir el tiempo y los gastos de compra venta, que operan
como factores improductivos y con efecto negativo en la ganancia. No obstante, aunque
son gastos y tiempo improductivo son indispensables para la realización del producto y con-
tribuyen ―en la medida en que se restringen― a incrementar el rendimiento del capital.

En suma, al omitirse al capital comercial en el análisis se trata de destacar la función que el


capital desarrolla en la fase M’-D’ del ciclo de valorización, es decir en la circulación, que es
acelerar la conversión de la forma del capital mercancías a la forma del capital dinero y de
extender socialmente el ámbito y la operatividad de la forma productiva del capital.

Más aún, al considerar (en la sección cuarta del tomo iii) la presencia autónoma del capital
comercial, como una forma distinta al capital industrial, no se modifica la dinámica de func-
ionamiento del capital industrial en su expresión a través de las tres fases de la reproducción.

En la medida en que la reproducción del capital, o bien que la forma del capital industrial,
presupone la función del capital comercial, el estudio del régimen capitalista en “El Capital”
se desarrolla sin considerar al comerciante. A partir de este supuesto se expone a la produc-
ción social capitalista en cada momento, en sus diversas manifestaciones y funciones y en la
manera en que participan los agentes sociales. Sólo hasta el tomo iii, en la sección cuarta, se
analiza explícitamente el lugar y el papel que juega el capital comercial; aún en la primera,
segunda y tercera sección del tomo iii, se abordan los mecanismos de distribución del exce-
dente social bajo la forma de tasa media de ganancia y su tendencia a declinar, sin considerar
al comerciante.

Condición del régimen capitalista

En tanto que la forma del capital industrial se desenvuelve en función del ciclo del capital
dinero, a través de él toman concreción las condiciones que permiten la existencia del régi-
men capitalista de producción. Es también la forma del capital industrial, la que determina
las relaciones específicas del capital.

El capital industrial ―expresado mediante cualquiera de sus ciclos― es el que propicia la


generación del plusvalor y permite explicar objetivamente las condiciones de su apropiación
y distribución. En su funcionamiento se hacen evidentes las condiciones de explotación del
trabajo, así como la contradicción fundamental de clases entre capitalista y asalariados.
128 |Revista Marxismos

Es cuando el capital industrial cobra forma en las relaciones sociales de producción, y en la


medida de su expansión, cuando históricamente el régimen del capital se constituye propia-
mente en un modo de producción; es cuando las otras formas del capital ―capital comercial
y capital de préstamo, que surgen antes que el capital industrial―, se subordinan a sus funcio-
nes, del mismo modo que se adecuaron a los regímenes anteriores.

“El capital industrial es la única forma de existencia en que es función de éste no sólo la apropiación de la plusvalía
o del producto excedente, sino también su creación. Este capital condiciona, por tanto, el ca-rácter capitalista de
producción; su existencia lleva implícita la contradicción de clase entre capitalistas y obreros asalariados. A medida
que se va apoderando de la producción social, revoluciona la técnica y la organización social del proceso de trabajo,
y con ellas el tipo histórico económico de la sociedad. Las otras modalidades del capital que aparecieron antes de
ésta en el seno de estados sociales de producción pretéritos o condicionados a morir, no sólo se subordinan a él y
se modifican con arreglo a él en el mecanismo de sus funciones, sino que ya sólo se mueven sobre la base de aquél,
y por tanto viven y mueren, se mantienen y desaparecen con el sistema que les sirve de base. El capital dinero y
el capital mercancías, en la medida en que aparecen, con sus funciones, como exponentes de una rama propia de
negocios al lado del capital industrial, no son más que modalidades de las distintas formas funcionales que el capital
indus-trial asume unas veces y otras abandona dentro de la órbita de la circulación, modalidades sustantivadas y
estructuradas unilateralmente por la división social del trabajo” (Marx, 1975: Tomo ii, 51).

Limitaciones del ciclo del capital dinero

El ciclo del capital dinero, en tanto instrumento analítico, expresa parcialmente la diversidad
de formas que toma la reproducción del capital. Varios aspectos fundamentales de la repro-
ducción no pueden observarse en sentido específico ni global; no obstante, a través de los
ciclos del capital productivo y del capital mercancías es posible abordar el estudio de algunas
de las formas no desarrollados mediante la fórmula del ciclo del capital dinero. En conse-
cuencia el estudio de las tres fórmulas, y vistas en conjunto, aportan una visión completa de
la dinámica de la reproducción del capital.

Una de las limitaciones en el ciclo del capital dinero se refiere a la interrupción del mov-
imiento del capital en la circulación, dado que la continuidad de D-M-D’ es interrumpida por
la fase de la producción (...P...). Más aún, el ciclo culmina con D’ lo que impide observar la
posibilidad de la acumulación al quedar incierto el destino de la plusvalía; por ello, tampoco
se pueden analizar los nexos de la circulación del capital con la circulación general de mer-
cancías; ni permite estudiar que la forma del capital industrial es una de las principales fuentes
del mercado de dinero a través de la acumulación de capital dinero. Aspectos que sí es factible
observar mediante la fórmula del ciclo del capital productivo.
Educación, Política y Sociedad | 129

Asimismo, porque el ciclo del capital dinero es expresión del capital individual, es restrictivo
para abordar a la reproducción en términos sociales; ni permite analizar el consumo indi-
vidual como parte de la reproducción. Estos aspectos sí pueden desarrollarse a partir de la
fórmula del ciclo del capital mercancías.

3) El ciclo del capital productivo

El ciclo del capital productivo tiene como principio y fin la fase del proceso de la producción
(P). En este ciclo la circulación aparece como una mediación del periódico proceso de pro-
ducción; muestra a la circulación como un proceso sin interrupción y en un sentido inverso
al ordenamiento que asume en el ciclo del capital dinero. La fórmula del ciclo del capital
productivo es P...M’-D-M...P.

Como instrumento analítico el ciclo del capital productivo, en lo fundamental, es útil para ob-
servar la dinámica de la acumulación del capital. De acuerdo a ello, esta fórmula es adecuada
para estudiar la mecánica de la acumulación del capital dinero en la formación del fondo de
acumulación; así como el modo en que la circulación del capital se vincula con la circulación
general de mercancías.

Reproducción simple y reproducción ampliada

Ya vimos atrás que en la fase del capital productivo (P) el capital toma la forma de capital
constante y de capital variable en su relación proporcional y que su función se expresa como
elementos transformadores para la creación del producto y en la conservación y creación del
valor.

En la fase del capital productivo el capital toma materialidad en la cantidad proporcional de


medios de producción y fuerza de trabajo en funciones (capital constante y capital variable).
Su funcionalidad asume significado en el concepto de composición técnica del capital (mp/
ft), que en su expresión de valor se entiende como composición orgánica del capital (c/v).

En ese sentido, los extremos del ciclo del capital productivo (P...P) representan al principio
y al final un determinado volumen de medios de producción y un número dado de obreros
empleados que interaccionan en la creación del producto. En la P inicial, la suma de valor de
ambos factores representa la magnitud del capital dinero desembolsado.

La P final del ciclo del capital productivo puede representarse de dos modos distintos, depen-
diendo de la manera en que se consume la plusvalía obtenida en el proceso de producción ini-
130 |Revista Marxismos

cial. Si el plusvalor se destina ―para simplificar― en su totalidad para el consumo individual


del capitalista, la fórmula se expresa P...M’-D-M...P; en cambio si la totalidad de la plusvalía
se consume productivamente, la fórmula se representa P...M’-D-M...P’.

Hasta aquí, el consumo individual de la plusvalía, su conversión en renta, supone la imposi-


bilidad de la acumulación, supone la reproducción simple del capital, en la misma escala. Es
decir, en términos funcionales significa que el plusvalor obtenido no se utiliza para la adquis-
ición adicional de capital constante ni de capital variable. En consecuencia, que el proceso
de producción que cierra el ciclo contiene una composición de capital igual al proceso de
producción inicial. Por eso la fórmula se expresa P...M’-D-M...P, donde P (inicial) es igual a P
(final) en cuanto a su composición de capital.

En cambio, la acumulación implica la conversión de la plusvalía en capital, el paso a la re-


producción ampliada del capital; o sea, un aumento en la escala de explotación del trabajo
con base a un incremento de la composición del capital, dado que la plusvalía obtenida se
destina a la incorporación de capital constante y capital variable adicionales. La acumulación
capitalista tiene su base en el acrecentamiento de la composición del capital.

En términos de reproducción en escala ampliada el ciclo del capital productivo se representa


P...M’-D-M...P’, donde P’ expresa una proporcionalidad, entre capital constante y capital vari-
able, mayor que la proporción preexistente en P (inicial), tanto en términos de volumen como
de valor. Es decir, P (inicial) es menor que P’ (final) en cuanto a la composición de capital
que expresan. También P’ puede representar simplemente un mayor volumen de capital con
la misma composición (c/v); no obstante la dinámica de la acumulación capitalista se expresa
más bien a través del incremento de la composición del capital.

Acumulación del capital dinero

En términos de la acumulación del capital dinero, como condición del proceso de acumu-
lación, el capitalista debe atesorar (retirar de la circulación una cierta masa de dinero) una
determinada cantidad de plusvalía realizada, cuya proporción estará sujeta a condiciones téc-
nicas, dadas por el volumen y la composición del capital en operación.

Ampliar la escala de la producción no se reduce al incremento de mercancías producidas, ni


al aumento arbitrario de los factores de la producción. La ampliación de la producción, como
fundamento de la acumulación del capital significa acrecentar el grado de explotación a partir
del aumento de la composición del capital, o sea con la incorporación adicional de factores
Educación, Política y Sociedad | 131

de la producción sobre la base de una proporcionalidad determinada. Este es el sustento de


la productividad, de la concentración y centralización del capital.

En consecuencia el empresario no puede ampliar la escala de la producción de modo arbitrario.

“Como las proporciones en que se puede ampliar el proceso de producción no son arbitrarias, sino que se hallan
sujetas a razones técnicas, puede ocurrir y ocurre con frecuencia que la plusvalía realizada, aunque se destine a la
capitalización, aumente (acumulándose, por tanto, en las proporciones necesarias), a fuerza de repetirse los distintos
ciclos, hasta adquirir el volumen con que puede ya realmente funcionar como capital adicional o entrar en el ciclo
del valor capital en funciones. La plusvalía se convierte así en tesoro y constituye, bajo esta forma, un capital dinero
latente” (Marx, 1975: Tomo ii, 70).

El atesoramiento (la acumulación de plusvalía en forma de capital dinero) se presenta como


una condición del proceso capitalista de acumulación. La plusvalía en la forma dinero:

“(...) se va acumulando y sólo existe bajo la forma de un tesoro en formación, en desarrollo. La acumulación de
dinero, el atesoramiento, aparece aquí, por tanto, como un proceso que va aparejado transitoriamente a la verdadera
acumulación (...) pues mientras el tesoro se mantiene en su estado tesoro (sic), no funciona como capital (...)”
(Marx, 1975: Tomo ii, 75).

La plusvalía atesorada, como capital latente, se separa transitoriamente de la circulación del


capital para formar el fondo de acumulación. Transitoriamente, en tanto se reúne el volumen
suficiente para ampliar la producción, de acuerdo a sus condiciones técnicas. La plusvalía
persiste como germen del capital, pero al margen de la reproducción efectiva del capital.

Mientras que la plusvalía acumulada no sume la cantidad mínima suficiente para ampliar la
producción, el ciclo del capital habrá de repetirse en la misma escala hasta que se reúna el
volumen necesario de plusvalía que permita incorporarse al valor capital desembolsado de
modo adicional. En estos términos, la reproducción simple es el fundamento material de la
reproducción ampliada.

Al momento en que el fondo de acumulación representa una suma suficiente de capital dine-
ro, la plusvalía atesorada se vuelve a incorporar a la circulación del capital con la adquisición
de capital constante y capital variable adicionales. La magnitud y el tiempo del capital dinero
atesorado ―separado temporalmente de la circulación del capital― están determinados por
la composición del capital en funciones.
132 |Revista Marxismos

Con el desarrollo de las formas del crédito este capital dinero latente desarrolla funciones
de capital al margen del capital industrial, mediante su conversión en capital a préstamo. En
el capitalismo el atesoramiento se convierte en acumulación de capital dinero. En lugar de
atesorarse la plusvalía, el excedente vuelve a circular a través de créditos, cumpliendo plazos
de pago de mercancías adelantadas; o bien como capital de préstamo que reditúa un interés.
De este modo, la acumulación de capital dinero en el capital industrial engendra una forma
autónoma de capital: el capital a interés.

Circulación del capital y circulación general de mercancías

En la dinámica cíclica del capital productivo P...M’-D-M...P, el capital dinero (la forma D)
juega aquí como medio de circulación, es decir como instrumento que intermedia el cambio
de mercancías en M’-D-M. En D está implícita la plusvalía generada, cuyo origen desaparece
al manifestarse como dinero, como expresión de valor. En el ciclo del capital productivo, a
diferencia de la fórmula del capital dinero, la circulación se representa de modo entrelazado
en las fases de compra y venta, pero de modo inverso, como venta y compra: M’-D-M. Este
ordenamiento entrelazado de la circulación permite analizar los nexos de la circulación del
capital (P...M’-D-M...P) con la circulación general de mercancías (M-D-M).

De modo desglosado:

P...M-D-M...P

+ +

m-d-m

m-d-m expresa la circulación de la plusvalía, d simboliza la forma dinero de la plusvalía. Am-


bas circulaciones, M-D-M y m-d-m, en cuanto a su forma general pertenecen a la circulación
de mercancías.

El plusvalor realizado en la forma dinero es la única manera en que el excedente puede sepa-
rarse de la circulación del capital, es el único modo en que puede desligarse del valor capital
desembolsado, en tanto sumas distintas de dinero. Esta separación puede darse de manera
transitoria (como tesoro) o de modo definitivo (en tanto renta).

Si la plusvalía en su expresión de dinero (d) es destinada (se supone que en su totalidad) al


consumo personal del capitalista su separación con la circulación del capital es definitiva, en
Educación, Política y Sociedad | 133

la medida en que d se integra a la circulación general de mercancías a cambio de los medios


de subsistencia a consumir por el capitalista. En estas condiciones la forma dinero (d) lanzada
a la circulación ya no regresa al capitalista que lo desembolsó, el dinero circula como medio
de compra.

Esta separación definitiva entre la plusvalía y el valor capital, en términos de la dinámica del
ciclo del capital productivo, se traduce como reproducción en escala simple:

P...M-D-M...P

+ +

m-d-renta

En este caso la realización de la forma dinero de la plusvalía como renta se desliga en el


tiempo y en el espacio de la circulación del capital.

La separación transitoria de la plusvalía y el valor capital implica que la forma dinero del plus-
valor se atesora para la formación del fondo de acumulación. La separación temporal opera
mientras se reúne el fondo necesario que permita, a partir de ciertas condiciones técnicas,
ampliar la escala de la producción. En términos gráficos, donde Ac., simboliza la acumu-
lación de la plusvalía y su conversión en capital productivo adicional:

P...M-D-M...P’

+ +

m-d-Ac.

Aquí, una vez acumulado el fondo indispensable, la plusvalía atesorada se convierte en fac-
tores de la producción adicionales, que al final del ciclo se expresarán en un proceso de pro-
ducción con una composición de capital mayor que la existente en el proceso de producción
inicial.

Con la separación de la masa de dinero que representa la plusvalía y del valor capital, cada
uno circula con funciones distintas, ya sea como capital, como renta o como tesoro, pero
siempre entrelazados por la circulación de mercancías. De acuerdo con el papel que se adop-
te, la reproducción del capital se expresará en escala simple o en escala ampliada.
134 |Revista Marxismos

4) El ciclo del capital mercancías

La fórmula del ciclo del capital mercancías se representa: M’-D’-M...P...M’. En este caso M’,
al inicio y al final del ciclo, simboliza al capital en su función de mercancía. Bajo esta forma
(M’) expresa al producto cuyo contenido funcional asume dos manifestaciones: como valor
de uso y como valor de cambio.

Al inicio del ciclo del capital mercancías, M’ lleva en su contenido a la plusvalía, a diferencia
de las fórmulas del capital dinero y del capital productivo donde el inicio del ciclo se expresa
como D y P. Es decir, mientras que D y P simbolizan el valor capital desembolsado y al valor
capital en funciones, respectivamente; M’ representa al valor del producto (c + v + p), en
tanto producto de la función de D y de P. En este sentido M’ (inicial) aparece como producto
y premisa de los dos ciclos anteriores.

El contenido del capital mercancías (M’), aunque no se trata de una mercancía en su sentido
general, se desglosa en dos términos: por un lado es producto del trabajo humano, es la suma
de trabajo pasado y presente, es una magnitud de valor; por otra parte es producto del trabajo
concreto, como tal es valor de uso.

El contenido del valor de cambio

El capital mercancías en cuanto valor de cambio está integrado por las cantidades de trabajo,
de una parte, transferidas por los medios de producción consumidos en la producción, y
de otra parte por cantidades de trabajo recién incorporadas en razón de la fuerza de trabajo
empleada en la producción. Ambas magnitudes de trabajo integran el valor del capital mer-
cancías. Aquella parte, resultado de la capacidad del trabajo, se descompone en dos porcio-
nes: una que repone el valor de la mercancía fuerza de trabajo y el resto es apropiado por el
capital. De este modo el capital mercancías en tanto magnitud de valor está integrado por el
capital constante consumido, el capital variable empleado y el plusvalor (c + v + p).

En consecuencia, en cuanto magnitud de valor la función del capital mercancías es conservar


en su materialidad las cantidades de trabajo invertidas en su producción; porciones de trabajo
que sólo pueden fraccionarse e intercambiarse indistintamente bajo la forma de equivalente
general, o sea bajo la forma de dinero.

Funcionalmente es una mercancía socialmente determinada, cuya cualidad es la de ser capital


y en la medida en que una de sus porciones de trabajo recién incorporado asume la forma
Educación, Política y Sociedad | 135

de plusvalor, dada la preexistencia de la mercancía fuerza de trabajo. En estos términos el


capital mercancías se distingue de las mercancías producidas en circunstancias no capitalistas.
Mientras que el capital mercancías contiene plusvalor, la mercancía producida en condiciones
no capitalistas y donde no se contrata trabajo asalariado, no contiene plusvalor.

El contenido de valor de uso

El capital mercancías considerado como valor de uso funcionalmente se expresa como un


producto dispuesto, por su utilidad, al consumo. Esta utilidad en términos generales puede
adoptar la forma de consumo productivo o consumo individual. En consecuencia M’ puede
simbolizar valores de uso para el consumo productivo, es decir mercancías en forma de me-
dios de producción; o bien valores de uso para el consumo individual, es decir mercancías
en forma de medios de subsistencia. Incluso, si consideramos que M’ representa al producto
social, también puede expresar la suma total de los medios de producción y de artículos de
consumo producidos socialmente durante un periodo determinado.

En tanto valor de uso el capital mercancía es la forma en que el capital funciona como factor
que permite la reproducción material de la sociedad capitalista. En el cuerpo de la mercancía
el capital adopta la forma de la riqueza social, cuya materialidad permite conservar al trabajo
en su doble manifestación: como trabajo concreto y como trabajo abstracto.

La forma del capital social

En “El Capital” se toma al ciclo del capital mercancías como la fórmula que representa al
capital social, en la medida en que lleva implícito la producción y el consumo del producto so-
cial. O bien, en tanto que manifiesta el movimiento del capital y el movimiento de las rentas.

“En la fórmula M’...M’, va implícito el consumo de todo el producto de mercancías como


condición para el normal desarrollo del ciclo del capital. El consumo individual del obrero y
el consumo individual de la parte no acumulada del producto excedente abarcan todo el con-
sumo individual. El consumo entra, pues, en conjunto ―como consumo individual y como
consumo productivo―, como condición, en el ciclo M’. El consumo productivo:

“(...) se efectúa a través de cada capital individual de por sí. El consumo individual (...) sólo se da por supuesto
como acto social, nunca como un acto del capitalista individual (...) Este movimiento (el del ca-pital mercancías)
sólo se desdobla en dos: movimiento del capital y movimiento de rentas, después de t-ransformarse en dinero”
(Marx, 1975: Tomo ii, 84).
136 |Revista Marxismos

Considerando que M’ simboliza al producto social, representa la suma de los medios de


producción y artículos de subsistencia producidos socialmente. En términos de valor ese
producto social incluye el total del trabajo pasado (el valor transferido por los medios de
producción) consumido en un ciclo del capital mercancías, como el trabajo presente, el recién
incorporado en ese ciclo. Es decir, incluye el total del valor social reproducido: c + v + p.

En cuanto producto social en su forma material, M’ representa el total de mercancías que


permite al capital reproducirse socialmente. Por un lado, una parte de este total, la que repre-
senta la magnitud de valor c son mercancías medios de producción que permitirán reponer
los medios de producción consumidos en la producción del producto social.

Por otra parte, la porción de mercancías que representan la magnitud v son los artículos de
subsistencia que permitirán reponer la capacidad de trabajo consumida de los obreros em-
pleados en la producción del producto social.

Por último, la porción de mercancías que representa la magnitud p, la plusvalía, pueden ser
medios de producción y/o artículos de subsistencia, dependiendo de las posibilidades de la re-
producción del capital, ya sea para la reproducción simple o la reproducción en escala ampliada.

En la medida en que el ciclo del capital mercancías M’-D-M...P...M’ representa la circulación


del producto social, expresa el movimiento común de los capitales individuales, o sea el mov-
imiento global de la reproducción capitalista. En este sentido, muestra:

“(...) el movimiento total del capital industrial: tanto de la parte del producto que resarce el capital productivo como
de la parte que constituye el producto excedente y que, en la generalidad de los casos, se destina, en parte, a gastarse
como renta y, en parte, a funcionar como elemento de la acumulación” (Marx, 1975: Tomo ii, 87).

“Si nos fijamos, por ejemplo, en el producto global anual de mercancías de un país y analizamos el movi-miento
por el cual una parte de él resarce el capital productivo en todas las empresas individuales y otra parte es absorbida
por el consumo individual de las distintas clases, consideramos la forma M’...M’ como forma de movimiento tanto
del capital social como de la plusvalía engendrada por éste, o bien, en su caso, del producto excedente. El que el
capital social = a la suma de los capitales individuales (...) y el movi-miento global del capital social = a la suma
algebraica de los movimientos de los capitales individuales, no excluye en modo alguno la posibilidad de que este
movimiento, como movimiento del capital individual ais-lado, ofrezca otros fenómenos que el mismo movimiento en-
focado en cuanto parte del movimiento del capital social en su conjunto, y por tanto, enlazado con los movimientos de
las demás partes, ni la de que se resuelva al mismo tiempo problemas cuya solución debe darse por supuesta cuando
se estudia el ciclo de un capital individual concreto, en vez de desprenderse de él” (Marx, 1975: Tomo ii, 87).
Educación, Política y Sociedad | 137

Reproducción en escala simple

Es en la tercera sección del tomo ii donde se aborda de modo desglosado y detallado “La
reproducción y circulación del capital social en su conjunto”, a partir de la fórmula del ciclo
del capital mercancías, en tanto forma que expresa la reproducción del capital social. La
fórmula del capital mercancías, comprendida como proceso de producción y consumo del
producto social, apunta ya los elementos conceptuales generales que posteriormente se hab-
rán de desarrollar en la tercera sección, donde el objeto de estudio se analiza en términos de
reproducción simple y reproducción en escala ampliada.

El producto social en el ciclo del capital mercancías está representado por M’. En cuanto pro-
ducto social su contenido en valores de uso es la suma del total de las mercancías producidas,
cuya clasificación fundamental y para simplificar el análisis de su movimiento se establece en
función del tipo de consumo a que está destinado, ya sea productivo o individual; en estos
términos el producto social es la suma de los medios de producción y de medios de sub-
sistencia generados socialmente, y su representación en valor es la suma del trabajo pasado
transferido y del trabajo presente incorporado al producto social (c + v + p).

Sabemos que la reproducción del capital puede desarrollarse en situación de reproducción


simple o en condiciones de reproducción ampliada. Para cada caso la composición del pro-
ducto social, en cuanto al tipo y cantidad de mercancías producidas en cada ciclo del capital,
es diferente.

En el caso de la reproducción simple, que significa que el total del excedente social (p) se
destine al consumo individual de la clase capitalista (que la plusvalía tome la forma de renta
capitalista), el ciclo del capital mercancías se expresa M’-D-M...P...M’, donde M’, al inicio y al
final, representa la misma suma de valor y la misma cantidad y tipo de valores de uso produ-
cidos. En esos términos el producto social resultante del ciclo, la M’ final, implica, en tanto
reproducción en escala simple, que se reponen las mercancías consumidas durante el ciclo.
En ese sentido, la reproducción simple es la producción para reponer lo consumido, es decir
producción para el consumo, mas no para la acumulación.

Visto el ciclo del capital mercancías en su movimiento y en condiciones de reproducción sim-


ple M’-D-M...P...M’, la M’ inicial en su contenido de valor se descompone en c + v + p. En
la fase de la venta (M’-D), la forma dinero funciona como medio de circulación para ejecutar
la fase de compra y la conversión en los factores de la producción (D-M). Aquí M representa
los medios de producción y la fuerza de trabajo que habrán de operar en el proceso de pro-
138 |Revista Marxismos

ducción (P), en cantidad suficiente para generar M’ (final) cuyo contenido de valor sirve para
reponer los valores consumidos productivamente (c) y los consumidos de modo individual
por los asalariados y los capitalistas, o sea v + p. En consecuencia en cuanto magnitud de
valor M’ inicial es igual a M’ final.

De manera gráfica se entiende que M’= c + v + p, que M’ se desglosa en M = c + v, y en m


= p:

M-D-M...P...M

+ + +

m-d-renta m

Si el ciclo M’-D-M...P...M’ lo analizamos en cuanto reproducción de valores de uso, el con-


tenido del producto social (M’) es la suma de los medios de producción y medios de subsis-
tencia indispensables para reponer aquellos consumidos productiva e individualmente. Aquí
el tipo y la cantidad de mercancías que representa M’ depende del destino que tome la plus-
valía generada socialmente. En este caso suponemos que el plusvalor toma la forma de renta.

En el caso de la reproducción simple, que supone el consumo individual de la plusvalía, el


producto social al principio del ciclo (M’ inicial) se desglosa en los medios de producción (c)
que habrán de consumirse en la producción del producto social al final del ciclo (M’ final);
así como en los medios de subsistencia necesarios (v) para la reproducción de los obreros
empleados en la producción de este ciclo; y en los medios de subsistencia (p) requeridos por
la clase capitalista, cuya magnitud es igual al excedente social generado.

De modo gráfico, si M’=c + v + p, entonces M’ = (M=c + v) + (m = p); en cuanto valores


de uso, M = medios de producción (mp) + medios de subsistencia (ms) y m= medios de
subsistencia (renta capitalista):

M (mp+ms)-D-M...P...M (mp+ms)

+ + +

m (ms) ―― d-renta m (ms)


Educación, Política y Sociedad | 139

Reproducción en escala ampliada

En condiciones de reproducción en escala ampliada que supone que la plusvalía se acumula


parcialmente, la parte excedente del producto social al principio del ciclo (m) expresa una
composición distinta en cuanto al tipo de mercancías producidas. En circunstancias de repro-
ducción ampliada m ya no representa únicamente medios de subsistencia para la clase capi-
talista, ahora el contenido de m está compuesto, además de aquellos medios de subsistencia
requeridos por los capitalistas, por los medios de producción y medios de subsistencia adi-
cionales que permitan ampliar efectivamente la escala de la producción y obtener al final del
ciclo una cantidad de valor y de valores de uso mayor que al inicio del ciclo. En consecuencia,
la fórmula del ciclo del capital mercancía en escala ampliada se representa: M’-D-M...P...M’’.

En la fórmula M’-D-M...P...M’’, el capital mercancías al final del ciclo (M’’) es mayor en


cuanto a la cantidad de valor y al volumen de valores de uso producidos, que en el capital
mercancías del inicio del ciclo (M’). En consecuencia la M’ inicial es menor que la M’’ final.

La reproducción en escala ampliada del ciclo del capital mercancías, como expresión de valor,
implica que una parte del valor excedente del producto social (p) se acumula; es decir que
después de su conversión en dinero (M’-D), la plusvalía, luego de descontar la renta capi-
talista, se destina a la adquisición de factores de la producción adicionales (D-M) que, junto a
aquellos que reponen a los factores que ya existían, generan un producto con un valor mayor
(P...M’’) al valor del producto que existía al inicio del ciclo. De manera gráfica se puede rep-
resentar así, donde Ac., simboliza la acumulación de la plusvalía y su conversión en capital
productivo adicional:

M-D-M...P...M’

+ + +

m-d-Ac. m

Analizado el ciclo del capital mercancías de modo gráfico y como expresión de valor de uso
M’ inicial se desglosa, por un lado, en M = mp + ms destinados a reponer los medios de pro-
ducción consumidos y los medios de subsistencia de los obreros empleados en la producción
de M’; y por otra parte, en m = mp* (*, simboliza adicionales) + ms* + ms=r (r, simboliza
renta capitalista), es decir en los valores de uso adicionales para garantizar el crecimiento de
la escala de la producción, tanto en consumo productivo como en consumo individual:
140 |Revista Marxismos

M (mp + ms) ――――――D――M...P...M’ (mp+ms)

+ + +

m (mp* + ms* + ms=r) - d-Ac. m (mp* + ms* + ms=r)

Al final del ciclo, M’’ es desglosada en M’ que representa la suma de los productos que per-
miten la reposición de los artículos consumidos en la producción de M’’ y que incluye mp +
ms + mp* + ms* existentes para el funcionamiento del ciclo en escala ampliada y que dará
como producto M’’; y, por otro lado, se desglosa en m que representa los medios de produc-
ción y los medios de subsistencia adicionales dispuestos a la acumulación del siguiente ciclo,
además de los medios de subsistencia para el consumo individual de la clase capitalista.

Como expresión de valor de uso el ciclo del capital mercancías y en tanto reproducción
ampliada expresa los requerimientos en medios de producción y medios de subsistencia, así
como su circulación para la acumulación capitalista. O sea, los requerimientos de producción
y consumo para la acumulación del capital social; por eso es la fórmula más adecuada para
analizar la reproducción del capital social global. Es en la tercera sección del tomo II donde
se hace un estudio detallado de los circuitos y necesidades de la producción del capital social,
visto en conjunto. La fórmula del capital mercancías es útil aquí como punto de partida. Su
complejidad con respecto a las fórmulas anteriores salta a la vista en tanto ciclo que repre-
senta la totalidad social del capital.

4. Las mutaciones en términos del capital industrial

La crisis denota una interrupción del funcionamiento normal de la reproducción del capi-
tal; en sentido conceptual sería un rompimiento en una o en varias de las fases del ciclo del
capital industrial. Esta interrupción que inmoviliza la continuidad del ciclo culmina por ob-
staculizar la valorización del capital, o sea obstruye la generación y realización del excedente.

A su vez, la crisis expresa la depuración y restauración del capital social. Visto en términos de
los ciclos del capital implica un proceso que purga el excesivo crecimiento de sus volúmenes,
tanto en la circulación, en el mercado de fuerza de trabajo, a través de la función comercial
del capital, y en la producción en tanto proceso de extracción del trabajo vivo.

En el desenvolvimiento de la crisis del capitalismo mundial, los obstáculos impuestos a la


reproducción saltan a la vista si tomamos como referencia las tres fases que caracterizan al
capital industrial (D M...P...M’ D’). En tanto que permite ubicar el sentido de las obstruc-
Educación, Política y Sociedad | 141

ciones; al tiempo que facilita la comprensión de los términos en que ocurre el saneamiento y
reorganización del sistema del capital.

El proceso de rehabilitación del capital se instrumenta en función de los requerimientos,


ritmos y términos determinados por la evolución de las crisis. En sus rasgos más generales, la
crisis ha implicado una recomposición del mercado en el ámbito mundial, donde se rompen
las fronteras comerciales, y la reestructuración de la producción con base a la automatización
e informática de los procesos.

La reconversión del capital, responde al propósito de adecuar la planta productiva a los re-
querimientos y exigencias de la mayor integración al mercado internacional. A nivel del com-
ercio mundial se mantienen las empresas con los productos más baratos y sin que signifique
restringir las tasas de ganancia; aquéllas capaces de ganar en la competencia.

En este sentido, la regeneración del capital no puede verse como un proceso que se traduce
únicamente en cambios de alta tecnología en la producción; o bien, que depende de la amplia
difusión e investigación de la ciencia y de la tecnología aplicada a la producción.

Analizarlo así, restringiéndose al espacio de la producción, puede implicar la simplificación


acerca de los alcances del proceso de transformaciones del capital, si se entiende como un
cambio de tecnología, de modificaciones del sistema de máquinas y como una dificultad téc-
nico productiva, y se pierde de vista las diversas complicaciones que en el marco económico
impone la circulación del capital en sus diferentes expresiones. Es una visión tecnócrata
productivista que, en el extremo, puede llegar a entender a la tecnología como el factor deter-
minante del proceso de reestructuración de la economía capitalista.

La crisis responde en primera instancia a la generalizada caída de la tasa de ganancia en el


mercado mundial, fenómeno que agudiza la competencia internacional y que toma forma en
el proceso de internacionalización del capital. En estos términos, tiene como impulso funda-
mental revertir el voluminoso crecimiento de los capitales como resultado del mecanismo de
la acumulación.

Es decir, si la tasa de ganancia está determinada por el grado de explotación y por la magnitud
del capital desembolsado, la crisis puede simplificarse en dos términos: como escasa productivi-
dad y exceso de capital. La reconstitución del capital asume el propósito de promover mecanis-
mos que contengan y contrarresten esos efectos.
142 |Revista Marxismos

El proceso de la crisis, como producto de la aguda caída de la tasa media de ganancia en su ex-
presión concreta, ocurre a través de distintas manifestaciones; o bien, mediante diversas dificul-
tades como proceso de reproducción; es decir en tanto unidad de la producción y la circulación.

En esos términos la rehabilitación del capital encuentra su manifestación concreta en impul-


sos que permitan incrementar el grado de explotación del trabajo, mediante la productividad
(en sentido estricto a través de un cambio tecnológico que aumente la composición del capi-
tal) o con el incremento de la intensidad, la reducción del salario medio, la extensión de la
jornada laboral, la flexibilización en la explotación de la mano de obra, u otros mecanismos
que se ubican en la fase de la producción (...P...); y, por otra parte, disminuir en volumen y en
precio los excesos de capital social, mediante la aceleración de la rotación del capital, particu-
larmente en la circulación, la reducción de gastos de circulación de mercancías, entre otras
acciones propias de las fases de la circulación (D M) y (M’ D’).

En suma, la reorganización del capital, en su expresión restringida, se traduce en cambios al


sistema de máquinas para la búsqueda de incrementos a la productividad; en los límites de la
fase de la producción y se reduce a un problema de carácter técnico productivo. En cambio,
en un sentido integral, habrá de entenderse como un proceso que involucra además de la fase
de la producción (...P...), acciones en el marco de la circulación (D M y M’ D’).

Como una unidad analítica y operativa, la reproducción del capital, estudiada como un pro-
ceso en que se busca restablecer la continuidad, incorpora acciones en las tres fases del ciclo,
bajo la forma de capital industrial: D M...P...M’ D’.

Visto así, la rehabilitación del capital contempla también la reducción del precio del trabajo,
acelerar el tiempo de rotación del capital, generar mecanismos que permitan ahorros en el de-
sembolso de capital o aumentar la intensidad del proceso de trabajo. La instrumentación de
cualquiera de estos mecanismos no es homogénea ni simultánea. En cualquiera de los casos
se pretende una mayor explotación del trabajo y el alza de la tasa de ganancia; la consecuencia
final es la concentración y el fortalecimiento del capital frente al trabajo.

En el marco de la economía mundial se busca superar los límites que evitan la recuperación
de la tasa de ganancia en condiciones de internacionalización del capital. Límites y obstáculos
a la reproducción del capital, que se podrían simplificar en los siguientes rubros: en el espa-
cio de la producción (...P...), de carácter técnico dado por el volumen y la composición del
capital, problemas de diseño del sistema de máquinas, etc.; de tipo social, en cuanto a la re-
sistencia obrera ante los cambios instrumentados en el proceso de producción. En el ámbito
Educación, Política y Sociedad | 143

de la circulación (D M y M’ D’), complicaciones de financiamiento y de acceso al mercado


de capitales, distancia e infraestructura de los mercados; ineficiencia en la administración y
control comercial, o bien acciones que busquen compensar la incapacidad competitiva en
el mercado; y la resistencia obrera al cambio de la disciplina y de normas laborales, que se
expresan en el mercado de fuerza de trabajo y en su reglamentación.

Si tomamos como referencia el encadenamiento de las tres fases del capital industrial (D
M...P...M’ D’), el proceso de la crisis, como la restauración de su ciclo reproductivo, opera a
través de acciones simultáneas, o en acciones sucesivas, dependiendo de las características de
la fase de referencia.

En la circulación (D M y M’ D’)

En términos de considerar como referente al ciclo del capital industrial (D M...P...M’ D’) en
sus tres fases, las acciones globales se instrumentan de modo ponderado desde el Estado y
favorecen al capital social en su conjunto, y en particular al capital monopólico financiero.

En el ámbito de la circulación del capital (en la fases D M y M’ D’) es donde destaca el papel
del Estado a través de la desregulación y liberalización del mercado. Es decir, en la medida
en que el Estado abandona la injerencia en la producción, incluso en las ramas consideradas
estratégicas, las acciones de intervención estatal se centran en la circulación del capital.8

Desde el Estado pueden señalarse, particularmente en la circulación, cuatro distintas modali-


dades de intervención: la reestructuración del mercado de trabajo, la reducción del tiempo
de circulación del capital social, la política antiinflacionaria y el proceso reestructurador del
sistema de crédito, todas ellas en tanto que contribuyen a contener la baja de la tasa media de
ganancia, e incluso a impulsarla al alza, a través de la disminución de los costos de capital. Su
aplicación ha sido simultánea aunque con distintos ritmos e intensidades.

8
Entre los estudiosos que desde inicios de los años ochenta reseñaban la readecuación del Estado y que recogen
el sentido que en este trabajo se le refiere están Suzzane de Brunhoff (1978) y Michel Aglietta. Este último escribe
en sus conclusiones: “Las tendencias señaladas hasta aquí harán variar las formas estructurales en un sentido bien definido. Los
convenios colectivos, incluso en el caso en que se conserven jurídicamente su autonomía, cada vez estarán más sujetos a una política
salarial global, impuesta por el Estado autoritariamente. (...) El considerable crecimiento de los flujos monetarios a disposición de la
economía privada, que se deriva de la reducción de los sistemas de transferencias públicas en favor de una renta mínima garantizada y
de la decadencia del déficit presupuestario, asignará un lugar cada vez más importante a la gestión estatal del dinero. El predominio de
la política monetaria sobre la política fiscal, que ya es observable en gran medida, se consumará definitivamente. Esa preponderancia
es el reflejo de la dominación del capital financiero sobre el Estado” (Aglietta, 1979: 343 344).
144 |Revista Marxismos

1) En la fase D M, en especial con la compra de fuerza de trabajo, la reducción del salario


aparece como uno de los procedimientos que, sin incrementos en la productividad, aumenta
la explotación salvaje del capital e impulsa a la tasa de ganancia a través de la reducción de
los costos.

En condiciones normales del capital, habría de ocurrir el incremento generalizado de la pro-


ductividad de modo que trascendiera con el abaratamiento de los medios de subsistencia
(sector ii) consumidos por los asalariados, sin que se reduzca, sino por contrario, el salario
real. En la coyuntura de crisis, los cambios en los precios de los medios de subsistencia se
instrumentan sin incrementos en la productividad en el sector ii.9

En consecuencia, en tanto que la regeneración del capital no se ha expresado en un incre-


mento general de la productividad; más aún en tanto que la economía se ha sostenido en los
últimos treinta años con la depresión del salario real, la depuración del capital se ha planteado
como la reestructuración del mercado de trabajo.

La restructuración del mercado de trabajo, en D M (Ft) tiene en lo fundamental como car-


acterística la disminución del precio medio de la fuerza de trabajo y la modificación de las
relaciones y normas de compra venta a favor del capital. El Estado ha jugado un papel central
en la medida en que dictamina el incremento a los salarios mínimos y reprime el descontento
laboral. En este contexto, las reformas laborales norman la compra y explotación de la fuerza
de trabajo. Vencer la resistencia de las clase trabajadora, de modo inducido o con violencia,
ha sido una práctica del Estado.

En la fase de la circulación, también destaca la adecuación de los contratos de compra venta


de la fuerza de trabajo en términos de flexibilizar el uso de la mano de obra, el aumento del
control de la explotación del trabajo y el ahorro de costos mediante la reducción de presta-
ciones. Un modo importante en estos ajustes es revertir la contratación colectiva a formas de
contratación individual o segmentada.

Del mismo modo, en el nivel de la circulación, puede referirse a la reformulación de las prác-
ticas sindicales y su refuncionalidad frente a la empresa y al Estado. El sindicalismo que busca
empatar con los propósitos de la empresa y con la disposición de coadyuvar a los incremen-
9
Consultar a De la Garza Toledo, Corral y Melgoza, 1988. Ese trabajo tiene una versión sintética publicada en
1987. La referencia al sector ii, está en función de los esquemas de la reproducción desarrollados por Marx en el
Tomo ii de “El Capital”, donde para exponer al proceso de reproducción del capital social en conjunto clasifica a
los diferentes sectores de la producción social en dos grupos: Sector i, los productores de medios de producción,
y Sector ii, los productores de medios de subsistencia.
Educación, Política y Sociedad | 145

tos de la productividad y a la reducción de costos; un sindicalismo que abandona las prácticas


de litigio ante la empresa, el Estado y al interior del organismo gremial. Esta readecuación del
sindicalismo atañe también a su tradicional estructura corporativista, paternalista, corrupta y
burocrática.

2) Con relación a la rotación del capital, si entendemos que la reproducción del capital im-
plica la unidad de la circulación como de la producción de mercancías, su rehabilitación se
traduce también en acciones de política económica donde el Estado busca reducir el tiempo
de rotación del capital social.

La disminución de la rotación del capital reduce, por un lado, la magnitud del capital social
desembolsado y en esa medida aumenta el rendimiento del capital; y, por otra parte, en la me-
dida de una mayor rotación del desembolso en mano de obra (del capital variable) contribuye
a contrarrestar la caída de la tasa de ganancia media, con una generación mayor de plusvalía
a partir de un mismo desembolso.10

En términos generales, el Estado, en el marco de la circulación, diseña e instrumenta diversas


medidas orientadas a reducir los costos de explotación del capital social; a disminuir el tiempo
y los gastos de circulación de mercancías; al acortamiento de la distancia de los mercados; y
a la reducción de los tiempos de pago y de reembolso en efectivo.

La aplicación de estas acciones tampoco es simultánea ni progresiva, son delimitadas por


los impulsos y ritmos de la crisis, donde juegan diversas resistencias sociales. En general son
medidas que se orientan a romper obstáculos a la libre competencia, en tanto que por esta vía
se pretende depurar el capital existente.

a) La simplificación y descentralización administrativa en todos los niveles del sector público.


En general con el objetivo fundamental de eliminar obstáculos de operación y revisión para
el funcionamiento productivo y comercial del capital.

b) La desregulación y liberalización comercial. Proceso que implica la desregulación aduanera,


la eliminación de permisos y trabas de importación y exportación, la reducción de aranceles,
la simplificación administrativa en el ramo y la ampliación de la información acerca del acceso
al mercado internacional y formas operativas de la infraestructura comercial.
10
Al respecto Marx, 1975: Tomo ii, Sección Segunda, capítulo xvi y Tomo iii, Sección Primera, capítulo iv. En esta
última sección, el capítulo v, es también un referente conceptual para comprender la influencia de los ahorros y
de la disminución de los costos de capital en la tasa de ganancia.
146 |Revista Marxismos

c) Adecuación del marco jurídico comercial y financiero. Ajustar las reglas que permitan una
mayor competencia entre los capitalistas y facilitar el acceso al crédito y a los mercados; que
propicie certidumbre al capital en el corto y mediano plazo, en la inversión y la comercial-
ización.

d) La privatización y simplificación del sector de transportes. Reducir el tiempo de transporte


y almacenamiento de mercancías, acelerar el tiempo de compra y venta y de pago de mercan-
cías, facilitar la carga y descarga de mercancías, el reequipamiento en telecomunicaciones, la
rehabilitación y construcción de carreteras, caminos, ferrocarriles, aeropuertos, puertos, etc.
y la simplificación administrativa y de operaciones en el transporte de mercancías.

e) La reforma fiscal. En tanto que significa reducir costos y simplificar trámites en el ejercicio
y la operación del capital.

f) Simplificación comercial y administrativa para garantizar el acceso al mercado de capitales.

3) Las acciones antiinflacionarias actúan también en la contención de la caída de la tasa de


ganancia.

Si bien la inflación en ciertas coyunturas es un mecanismo que incrementa las ganancias a


costa de la reducción del salario real y en tanto poder adquisitivo mediante el crédito; no
obstante esta posibilidad encuentra límites; en la medida en que la inflación se generaliza y
alcanza altos niveles tiene una acción fruto de la especulación. En esa medida, la inflación se
convierte, en ciertas coyunturas, en un factor que desestructura el proceso de reproducción
del capital, por ejemplo en cuanto que rompe con las expectativas de inversión.

4) La reestructuración del sistema de crédito, dado el excesivo peso que significa el capital
social.

La desregulación y liberalización del sistema de crédito. Funciona a través de la privatización


y la flexibilización del mercado de dinero para una mayor competencia, el reequipamiento
para la simplificación de las operaciones bancarias, la centralización y depuración del sistema
bancario, la ampliación de servicios del sistema de crédito a grupos sociales medios (tarjetas
de crédito) y más información de los servicios e infraestructura. En general, una mayor cap-
tación bancaria y el incremento de la competencia.

En general, el capital intenta superar los límites en la producción y en la circulación, depen-


diendo de la fase del ciclo en que se mueva. Sin establecer una demarcación precisa entre el
Educación, Política y Sociedad | 147

ámbito de la producción y la circulación, el capital está interesado en acelerar la rotación del


capital e incrementar la productividad, con el fin elemental de sostener e incrementar su tasa
de ganancia.

En la fase de la circulación de mercancías, los factores que impulsan el aumento de la tasa


de ganancia son aquellos que permiten reducir costos y acelerar la rotación de mercancías.
Ello se efectúa mediante diversas posibilidades, que reducen la distancia hacia los mercados
y acelera la venta de mercancías. En lo fundamental se trata de mejoras y ampliación en el
transporte, de la ampliación de la red de ventas, de la difusión de sistemas de crédito, de la
incorporación de métodos y tecnologías de simplificación contable y de formas de crédito
que aceleren los pagos de las mercancías vendidas.

En la producción (...P...)

En la fase de la producción de mercancías, la tasa de ganancia depende del grado de explo-


tación de la fuerza de trabajo, es decir de la generación de excedente; y del capital desembol-
sado, que está directamente relacionado con el grado de acumulación y con la composición
del capital. En consecuencia, en la producción el capital enfrenta en lo fundamental una
escasa productividad y un exceso de capital.

Ambos factores ―escasa productividad y exceso de capital―, la gestión centralizada del capi-
tal lo resuelve de modo simultáneo o parcialmente dependiendo del diseño y acceso a los
medios de producción, del volumen y de la composición del capital y de la resistencia de la
fuerza de trabajo empleada frente a los cambios de organización y en la administración del
proceso de producción.

En función de alcanzar una mayor productividad frente a la competencia, el capital puede


instrumentar en la producción las siguientes alternativas (De la Garza Toledo, Corral y Mel-
goza, 1988: 59 60):

1) Aumentar la composición técnica del capital (relación volumen de máquinas por número
de obreros c/v) en los siguientes términos:

a) Cambios en el sistema de máquinas o modificaciones en la máquina, que estarán sujetos


a dificultades en el diseño y de acceso (al mercado o de tipo financiero) de los medios de
producción, del volumen del capital a invertir y de la proporcionalidad técnica que exija el
grado de acumulación.
148 |Revista Marxismos

b) Modificaciones en la organización del trabajo sin cambios en el sistema de máquinas y que


permitan reducir la cantidad de trabajo empleado por máquina. Aquí el principal obstáculo
que enfrenta el capital es la resistencia laboral ante los cambios.

c) Cambios simultáneos, que implica la aplicación combinada de los casos anteriores.

2) A través de mecanismos que no signifiquen cambios en la composición técnica y cuyo


límite fundamental es la resistencia obrera.

a) Aumento en la intensidad del trabajo; b) aumento en la jornada de trabajo; c) la incorpo-


ración al trabajo asalariado de la mujer y de infantes, lo que reduce el salario para la reproduc-
ción de la fuerza de trabajo en lo social; y para la empresa cuando paga salarios por debajo del
salario mínimo legal, lo que corresponde en el marco de la economía informal.

En cuanto al exceso del capital, al interior del proceso de producción, se logra reducir con
el incremento de la intensidad del trabajo y el alargamiento de la jornada. Así como a través
de los ahorros en los costos de instalaciones y equipo, que redundan en el deterioro de las
condiciones de trabajo, de salud e higiene y del medio ambiente.

De este modo, el objeto es lograr un mayor rendimiento del capital mediante la reducción
de los gastos, es decir una mayor explotación del trabajo con menos costos de capital. La in-
strumentación de estas medidas tampoco es homogénea ni simultánea, en tanto que enfrenta
diversos límites, en especial aquéllos que se expresan por la resistencia obrera a las modifica-
ciones de sus condiciones de trabajo.

En la fase de la producción, en tanto que opera antes y después de la circulación, la compe-


tencia funciona también como una limitante para las empresas sin capacidad para disminuir
costos y revertir el rezago productivo. Mientras que se convierte en una alternativa para los
capitales fuertes. En estos términos, la competencia se constituye como el mecanismo natural
para depurar a la economía y restablecer la continuidad de la reproducción del capital.

En la crisis las transformaciones no se circunscriben a un solo sector de la economía, tampo-


co se reducen a modificaciones en la estructura productiva; incluyen cambios en los procesos
administrativos y comerciales; y rebasan el espacio provincial y nacional. Son mutaciones que
el sistema capitalista mundial registra en sus diferentes regiones.
Educación, Política y Sociedad | 149

5. De manera puntual

1) El proceso de rehabilitación del capital analizado a través de sus formas cíclicas, como
capital industrial (D M...P...M’ D’), permite observarlo en sus distintas expresiones, con una
visión global y de conjunto; a través de diversas acciones instrumentadas tanto en la produc-
ción como en la circulación del capital.

2) En términos generales el proceso de reactivación del capital puede identificarse de dis-


tintas manera: a) busca revertir la baja productividad; b) reducir los excesos de capital en sus
diferentes formas (capital dinero, capital productivo, capital mercancías); ambos aspectos
(productividad y exceso de capital) se explican en función de contener la baja de la tasa de
ganancia media; c) un proceso orientado a impulsar la actividad productiva hacia niveles
mayores de competitividad en el mercado mundial. En general, se busca restablecer la con-
tinuidad en la reproducción del capital.

3) En términos de tomar como referencia al ciclo del capital industrial en sus tres fases (D
M...P...M’ D’), como la forma íntegra que expresa las condiciones de reproducción del capital,
la reconstitución del capital ha de entenderse como un fenómeno que trasciende a la visión
productivista, que en el mejor de los casos, restrictivo a un cambio del sistema de máquinas
de alta tecnología, o sea a un cambio en la composición del capital.

4) El proceso de reanimación del capital puede implicar acciones que se ubican en la produc-
ción, sin que impliquen cambios en la composición del capital, y también en la circulación de
mercancías, en lo fundamental para reducir el exceso de capital mediante una mayor rotación
del capital.

Es decir, para revertir la baja productividad, reducir el exceso de capital e incrementar la


competencia en el mercado mundial, se aplican, tanto en el nivel macroeconómico como
microeconómico, acciones simultáneas y sucesivas tanto en la producción como en la circu-
lación de mercancías.

Asimismo, las condiciones específicas de cada rama o empresa responden de modo distinto
―en función de su capacidad, del grado de desarrollo de la competitividad y de las resisten-
cias sociales― a los requerimientos de la crisis.

5) En la búsqueda de una mayor productividad, de la reducción de los excesos del capital y de


una mayor competitividad, se enfrentan diversas limitantes que en la producción tienen que
150 |Revista Marxismos

ver con el monto y la composición del capital en funciones, con la organización del trabajo y
con las resistencias obreras a los cambios en la operatividad y control del proceso de trabajo;
en la circulación, dificultades relacionadas con la rotación y acceso del capital, con las exigen-
cias que impone la competencia y con la resistencia obrera a las modificaciones en la relación
de compra de la fuerza de trabajo. Asimismo, en el marco de la circulación, complicaciones
de carácter administrativo y contable.

Son limitantes que cada empresa en cada rama enfrenta de modo diferente, en función de sus
propias condiciones y posibilidades. En ese sentido, la remodelación capitalista no opera de
modo homogéneo ni en una sola dirección. Su desenvolvimiento es diverso en alternativas,
en sus alcances y en sus ritmos.

6) Considerar los actuales procesos de transformación del sistema del capital con una visión
global en términos de la unidad producción - circulación, permite el análisis de la competen-
cia intercapitalista a través de las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, tanto en el
mercado y en el proceso productivo.

7) El restablecimiento del capital se manifiesta en el ámbito de la circulación:

i) En la fase D M (Ft), implica la reducción sostenida del precio medio de la fuerza de trabajo;
cambios en las relaciones contractuales a favor del capital; la reformulación de las prácticas
y relaciones entre el sindicalismo, la empresa y el Estado; la adecuación del marco jurídico
laboral.

ii) En términos de la circulación del capital (D M D’) a fin de reducir los gastos de circulación
y acelerar el tiempo de rotación del capital: a) la simplificación y descentralización adminis-
trativa del sector público; b) desregulación y liberalización de la actividad comercial; c) des-
regulación y liberalización del sistema de crédito; d) adecuación del marco jurídico comercial
y financiero; e) privatización, simplificación y modernización del sector comunicaciones y
transportes; f) reforma fiscal.

iii) La reestructuración del sistema de crédito, como condición para la continuidad de la re-
producción del capital.

8) En el ámbito de la producción: a) cambios en la composición del capital a través de modi-


ficaciones en el sistema de máquinas o en la organización del trabajo; b) cambios sin modi-
ficaciones en la composición del capital, como el aumento en la intensidad o en la jornada
Educación, Política y Sociedad | 151

de trabajo. En la circulación y en el nivel microeconómico: a) la simplificación administrativa


y contable de la empresa; b) la disminución de los gastos de administración y contabilidad.

En general, tomar como referente los términos en que se resuelve la reproducción del capital
subraya las diversas contradicciones y limitantes, técnicas, sociales y del mercado, de la planta
productiva, en el presente contexto de internacionalización del capital.

Bibliografía

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Unidos. Siglo xxi. México.

Brunhoff, Suzanne de. (1978). La política monetaria. Siglo xxi. México.

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dad, núm. 3, enero junio. Escuela de Economía, umsnh. pp. 161-188.

Marx, Carlos. (1975) El Capital. Crítica de la Economía Política. Fondo de Cultura


Económica. México.
Notas sobre la Sagrada Familia de Marx y Engels:
la crítica a la crítica crítica

Adolfo Lizárraga Gómez1

Resumen

Haré en este texto algunas notas sobre la obra de Marx y Engels conocida como “La Sagrada
Familia”, con motivo del 170 aniversario de su publicación, bajo la hipótesis de que constitu-
ye el paso básico para la fundación de lo que se conoció como “marxismo clásico”, creando
el discurso orientador de la crítica al mundo moderno propiamente capitalista. Se trata del
primer trabajo conjunto de estos creadores del marxismo que, a su vez, crearon uno de los
binomios más célebres y trascendentales de la ciencia, en general, y de la ciencia social en par-
ticular. En ese sentido, estas notas tendrán por guía el concepto que subtitula dicho trabajo de
Marx y Engels: “crítica a la Crítica crítica”, que da la posibilidad de apertura a la afirmación
de un discurso que pretende negar la negación.

Introducción

Este mes de febrero se cumplirán 170 años de la publicación del primer trabajo conjunto de
Carlos Marx y Federico Engels: “La Sagrada Familia”. Es sabido que este binomio Marx- En-
gels constituye uno de los más destacados para la ciencia social en general, pero también lo ha
sido para movimientos sociales reconocidos como “contestatarios” contra lo que se conoce
como edad moderna propiamente capitalista.

Aprovechando este aniversario de la obra y con el objetivo de exponer la relevancia teórica


del texto de Marx y Engels para la formación de lo que se denominó “marxismo clásico”,
voy a exponer dicho texto en este ensayo de la manera más breve y clara posible. Para ello,
primero haré una contextualización de su emergencia, luego entraré a exponer la estructura
1
Profesor de la Facultad de Economía “Vasco de Quiroga” de la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo.
.

153
154 |Revista Marxismos

del libro y su objeto de estudio para finalmente entrar en su exposición siguiendo la secuencia
de esa estructura. Me serviré del concepto “crítica de la Crítica crítica” como concepto guía
de esa exposición, la cual buscará responder la siguiente pregunta general: ¿cuál es el objetivo
central de una crítica a Bruno Bauer para Marx y Engels en esos años de juventud? Mi res-
puesta preliminar o hipótesis es: encontrar una teoría propiamente crítica a la edad moderna
capitalista. Comprobar esta respuesta habría requerido de un estudio más amplio, detallado
y profundo de este texto, pero el espacio de exposición que he elegido ahora, el grado de
avance de mi investigación sobre este tema y necesidad de rescatar hoy en día el marxismo,
requiere de apenas algunas sentencias, que digan con claridad por qué es vigente aún el dis-
curso crítico marxista, en particular, el de Marx. Por ello, apenas recurriré a algunos textos de
apoyo y la exposición del libro se limitará a algunas tesis que tienen por propósito destacar
las ideas principales del libro y su coherencia, hasta llegar a lo que hoy en día –sostengo– es
necesario un discurso propiamente crítico a la realidad.

El contexto de la obra

Marx había iniciado sus estudios de economía en París, donde vivía exiliado desde finales de
1843, las notas de lectura de esos estudios en México se publicaron con el título de Cuadernos
de París (Marx, 1974). Sobre esta base, Marx inició un trabajo sobre la totalidad del desarrollo
social moderno, del cual resultó un manuscrito inconcluso e inédito que se conoció más ade-
lante como Manuscritos económico-filosóficos de 1844 (Sánchez 1978).

Los Cuadernos comienzan con un resumen de Marx al estudio de Engels titulado Esbozo de
una crítica de la economía política. No es seguro que así lo haya concebido el propio Marx, pero
es un hecho que ese texto de Engels agradó a Marx, como lo asienta en el Prólogo a la
Contribución a la crítica de la economía política, calificándolo de «genial», pues en él se exponían
«por otra vía» los mismos resultados a los que él había llegado con sus estudios de economía
(Marx, 1990: 6). Marx no dudó en publicar el Esbozo en el único número que apareció de los
Anales franco-alemanes, que fundó y codirigió con Arnold Ruge, con quien tuvo dificultades
posteriormente, lo que derivó en la desaparición temprana de la revista. Pero Marx, entonces,
inició una célebre y productiva amistad con Engels que duró cerca de cuarenta años, hasta la
muerte del primero en 1883.

Estructura y objeto de la obra

Cuando en febrero de 1845 se publicó la Sagrada Familia, Marx estaba en Bruselas, pues, a
petición del gobierno prusiano, había sido expulsado de Francia, pero casi todo el texto se
Educación, Política y Sociedad | 155

había escrito y redactado en Paris. Digo “casi”, pues Engels escribió su parte en Londres y
se la entregó a Marx en una visita que realizó a la capital francesa en agosto de 18442.Para
entonces Marx ya estaba trabajando en su parte3, misma que habría concluido en noviembre
de ese mismo año y constituye alrededor del 90 % del total de la obra. Esto es explicable, pues
el conjunto del libro está dedicado a excompañeros de Marx en la universidad de Berlín, en-
cabezados por Bruno Bauer, con métodos de manifestación de su inconformidad que Marx
rechazaba (Mehring, 1971, cap. 2) y que reconocía de “extremismo de izquierda”, plagado
de conformismo consigo mismo y utilizando un lenguaje vago, absurdo, mera fraseología
(Gemkow, 1975: 48-49). Pero veamos cuál fue su participación en el libro.

Siguiendo la nota del editor del libro (Marx-Engels, 1967: X), sólo el prólogo fue redactado
colectivamente entre ambos pensadores. Luego, Engels es autor de los tres primeros capítu-
los de los nueve que comprende la obra, así como de los dos primeros apartados del capítulo
IV, el apartado 2a del VI y el 2b del VII, el resto es obra de Marx, pero el encuentro se dio
en forma y contenido y comenzaba a gestarse el llamado marxismo clásico, pues se ubica
entre dos trabajos fundamentales: los Manuscritos de Paris y la Ideología Alemana (Echeverría
1987). Sin embargo, ¿qué lugar ocupa esta obra en la construcción de este modelo teórico: el
también llamado “marxismo clásico”? Intentaré dar respuesta a esta pregunta a continuación,
teniendo por guía el concepto que subtitula el libro en cuestión: “crítica a la Crítica crítica”.

Mehring titula el capítulo 2 de su biografía de Marx “Discípulo de Hegel”. Como es sabido


esta época determinó la parte filosófica del pensamiento de Marx, pues desde Hegel y contra
Hegel, comenzó a gestar su obra. Así, la Sagrada Familia muestra esta perspectiva hegeliana
aunque ya impregnada del toque materialista que Feuerbach le había dado y que resultó en el
concepto del que ahora se guía Marx en la Sagrada Familia, como Crítica crítica.

Con base en la carta de Marx a Feuerbach del 11 de agosto de 1844, puedo afirmar que la
intención del concepto de “crítica a la Crítica crítica”, constituye una traducción de la nega-
ción de la negación que Hegel reconoce como parte de su concepto de dialéctica. En dicha
carta, Marx le dice a Feuerbach que Bruno Bauer y seguidores, concibieron una teoría en la
que se negaba todo, lo cual sintetiza Marx en tres aspectos. En primer lugar, por su crítica a
la religión. En segundo lugar, por su crítica a los sentimientos, en tercer lugar por su crítica al
materialismo. Siguiendo lo expuesto en dicha carta, puedo decir que, según Marx, la religión
no debe ser criticada sino por la concepción que se tiene de ella, en lo cual Feuerbach habría
2
Esto también es aproximado. Algunos biógrafos afirman que Engels en realidad escribió en Paris la parte de la
obra que le correspondió, cf. Gemkow, 1975: 70.
3
Así se lo hace saber a Feuerbach en una carta fechada el 11 de agosto de 1844, cf. Marx, 1980: 183.
156 |Revista Marxismos

acertado en su Esencia del cristianismo al criticar a Hegel en, por lo menos, un doble sentido:
aduciendo que se trata de un concebir al mundo desde “el cielo” y no al cielo desde el mundo
y, por otra parte, haciendo una crítica fundada en el pensamiento especializado y serio, como
el de Hegel. La crítica a la religión no puede ser desde las pasiones o los sentimientos y mucho
menos cuando se culpa al objeto de los sentimientos, con lo cual se adopta una posición anti-
objetiva. Al hacer esta doble negación para criticar a la religión, Bauer y seguidores caen en la
mera especulación, lo cual explicaría su crítica infundada como mera negación, ya no sólo de
la obra de Hegel, sino también de la de Feuerbach, cayendo en la mera “fraseología”. ¿Cómo
podría rechazarse fundadamente esta posición extremista de “mera negación”? Negándola,
es decir, desde las enseñanzas del pensamiento especializado y fundado: la filosofía de la
dialéctica que Hegel había desarrollado de manera gigantesca (Engels, 1977), es decir, me-
diante la negación de la negación.

Una vez negado todo pensamiento especializado, fundado, y negado el humanismo com-
puesto por sentimientos y objeto de sentimientos, Bruno Bauer se auto-concibe como la
Crítica y a ésta como un «fin en sí»: la Crítica crítica (Marx, 1980: 182). Marx había escrito en
1843: «La crítica de por sí no necesita llegar a esclarecer ante sí misma este objeto, pues ya ha
terminado con él. Esa crítica no se comporta como un fin en sí, sino simplemente como un
medio. Su sentimiento es el de la indignación, su tarea esencial la denuncia». Pero, la crítica
no acaba su esencia en la denuncia, su meta es la destrucción: «la crítica –escribió– no es una
pasión de la cabeza, sino la cabeza de la pasión. No es el bisturí anatómico, sino un arma.
Su objeto es el enemigo, al que no se trata de refutar, sino de destruir» (Marx, 1967a: 5). De
esta suerte, la crítica en su pureza como Crítica crítica es absoluta negación, que sólo puede
combatirse criticándola, lo que hará de este último pensamiento crítico algo positivo, como
Hegel lo denominó: “negación de la negación”4. Veré, entonces, a continuación, como Marx
y Engels construyen su base teórica en La Sagrada Familia, desde la perspectiva de la negación
de la negación, como “crítica de la Crítica crítica”.

4
Por aquellos años, Marx interpretaba de esta manera la teoría hegeliana de la “negación de la negación”: “Lo que
hay de grande en la Fenomenología de Hegel y en su resultado final – la dialéctica de la negatividad, como el principio
motor y engendrador– […] En Hegel la negación de la negación no es, por tanto, la confirmación de la verdadera
esencia, cabalmente por la negación de la seudo-esencia, sino la confirmación de la seudo-esencia o de la esencia
que se ha enajenado en su negación, o la negación de esta seudo-esencia como una esencia objetiva, que mora
fuera del hombre y es independiente de él, y de su transformación en el sujeto. […] Un papel peculiar desempeña,
por tanto, la superación, en la que se entrelazan la negación y la conservación, la afirmación”. (Marx, 1967b: 55 y 62).
Educación, Política y Sociedad | 157

La “crítica a la Crítica crítica” y el origen del marxismo clásico

El diseño de la obra, constituye ya lo que con Heidegger podríamos reconocer como “la
estructura de la crítica” (Heidegger, 1997, introducción). En un breve prólogo al libro, Marx
y Engels proponen una forma de hacer teoría y de hacer crítica. En general, dicen cuál es el
objeto que enfrentarán, cómo van a trabajar y con qué herramientas, y qué resultados podrán
obtener.

Por su diseño y brevedad, es posible tratar este prólogo de manera detenida, pues su comple-
jidad también así lo exige. Brevemente, también haré la siguiente interpretación. En el primer
párrafo del prólogo señalan que su objeto de estudio general será Alemania de su tiempo,
digamos, el contexto. En el segundo, que su objeto particular serán Bruno Bauer y la Literatur-
Zeitung, revista que Bauer y seguidores crearon para difundir su pensamiento. En el tercero,
hablan del resultado de la reunión de los dos primeros objetos: la especulación en general.
En el cuarto párrafo, los autores hablan de qué posibilidades les brinda ese objeto totalizado
en la especulación en general planteada en el párrafo tercero, esto es, la crítica misma. En el
quinto, plantean los resultados que pueden obtener Marx y Engels de este ejercicio crítico, es
decir, qué de positivo: su propia teoría.

Es probable que Marx y Engels tenían en cuenta aquella afirmación de Hegel que decía: «Lo
más fácil es enjuiciar lo que tiene contenido y consistencia; es más difícil captarlo, y lo más
difícil de todo la combinación de lo uno y lo otro: el lograr su exposición» (Hegel, 1994:
9). En primer lugar, esta probabilidad se refiere a que Marx y Engels en realidad realizarán
una crítica objetiva, es decir, tienen objeto, algo «que tiene contenido y consistencia» y que,
por ello, se expone al juicio externo queriendo ser captado, es decir, ser sensible a los demás.
En esto es lo que le da consistencia. Marx y Engels optan por esta estrategia, como un desa-
fío, al intentar dejar, primero, que el objeto se exponga y luego exponerlo ellos con arreglo a
su naturaleza. Así, Marx y Engels dicen que enfrentan al objeto «cabalmente», y luego que su
«exposición se halla condicionada», naturalmente, «por el objeto sobre el que versa» (Marx y
Engels, 1967: 71).

La teoría crítica de Marx y Engels, como resultado de esta exposición de la Crítica crítica en
La Sagrada Familia, constituirá, entonces, ya un hecho destacado, pues el marxismo clásico
está ya en marcha, como decía yo antes (supra final de la pág. 2). Así, no parece casual, por
ejemplo, que Sánchez Vázquez considere muy significativo que los Manuscritos, en donde
Marx desarrolla particularmente su fundamental concepto de trabajo, se hayan publicado en
1927 en una colección rusa con el título de Trabajos preliminares para la Sagrada Familia (Sán-
158 |Revista Marxismos

chez, 1978: 35). El trabajo, como vemos, no es fácil, lo que probablemente explicaría que este
objetivo de obtener una teoría propia se haya conseguido probablemente hasta el capítulo
VI del libro, y termine en los últimos tres capítulos dando los pasos que allanen el camino,
reconociendo por lo menos, los obstáculos que enfrenta esta teoría crítico-dialéctica del mar-
xismo clásico. Pero los primeros capítulos, como es de preverse, son fundamentales, como
comentaré a continuación.

Los tres primeros capítulos del libro, están dedicados a la presentación de las condiciones
generales básicas que propiciaron la creación y emergencia de lo que llamaron “Crítica”, con
mayúscula.

En el primer capítulo, la Crítica aparece como una idea producto de la actividad de individuos
concretos que se relacionan entre sí de un modo específico, idea cuya existencia consolidan
esos individuos, primero, contraponiéndola a ellos y, luego, reduciendo sus actos y, con ello,
a sí mismos, a los dictados de la idea. Es probable que aquí Marx y Engels sigan a Feuerbach,
que plantea la existencia de Dios como una creación que se vuelve contra sus creadores y su
creación: los hombres y el mundo5.

En el capítulo ii, que también es muy breve, Marx y Engels, recuerdan –en favor de Feuer-
bach, muy probablemente– que la construcción incluso de la filosofía especulativa y de la
teología requiere de condiciones objetivas, al igual que toda otra existencia. Estas condiciones
se traducen en el objeto mismo de su creación. Pero Marx y Engels, sólo se refieren aquí, en
particular pero de manera general, a las herramientas de trabajo y dicen que deben ser ade-
cuadas a la actividad y al producto que se pretende obtener. Así, en resumen, luego de que
en el primer capítulo hayan dicho que la primera condición para la existencia de la Crítica, es
que haya sujeto (capítulo I), para poder ser creado, deberá contar con medios de producción
ad hoc (capítulo ii).

En el capítulo iii, Marx y Engels hablan de que esas relaciones sujeto-sujeto y sujeto-objeto
que producen a la Crítica, requieren de un contexto adecuado y de un objeto para transfor-
mar. El contexto sería la Alemania de ese tiempo, en general, y la Facultad de Filosofía de la
universidad de Berlín, en particular, lugar en el que Bruno Bauer habría encontrado un espa-
cio de trabajo, después de haber sido expulsado de la de Bonn. Es posible ver cómo concebía
Marx las condiciones sociales de la Alemania de ese entonces, en su introducción a la filosofía
del derecho de Hegel, en las que Alemania aparece como un proyecto particular, es decir, un
5
Engels es quien en cierto modo resalta este hecho en su texto inédito “Feuerbach” (Engels 1974), y Marx en su
Marx 1967b: 52. Pero esta interpretación la hace Sánchez Vázquez en Sánchez, 1980: 84.
Educación, Política y Sociedad | 159

proyecto de gobierno propiamente nacionalista, del que participa el pensamiento especiali-


zado y en particular el filosófico, un proyecto propiamente alemán y sobre todo filosófico,
ya que eran relativamente escazas sus condiciones materiales, con relación, por ejemplo, a las
alcanzadas ya por Inglaterra y Francia (Marx, 1967a).

Con estas bases, a partir del capítulo iv, Marx y Engels exponen la existencia de la Crítica
como una lucha por negar el acontecer real. A diferencia de toda actividad transformadora,
la Crítica la emprende contra toda relación social propiamente productiva y reproductiva de
manera negativa, inicia su ataque contra los obreros y contra la mujer, lo que no puede ser
sino producto de una comprensión muy a modo, cuando no perversa, de la realidad según
sus propios fines egoístas de los se acusaba a Bruno Bauer (Mehring 1971: cap. 2 y Gemkow,
1975: 69 y ss.), por ello Marx y Engels hablan a continuación de la prostitución, tema que,
sin entrar en detalles, permitirá situar a la propia Crítica ante actos y relaciones objetivamente
condicionados. Muy en el sentido de Feuerbach, hablarán de la parte objetiva de los senti-
mientos propiamente humanos, entre los que se encuentra fundamentalmente el amor, que
lleva, entre otras cosas, a la reproducción, pero se dirige al ser amado como a la objetivación
de ese amor6, por lo que este amor, al igual que el protestantismo hizo de Dios un ser perso-
nificado (Esencia del cristianismo)7, demuestra que aún lo metafísico está objetivamente condi-
cionado, por eso es posible hacer teoría objetiva, y la obra de Proudhon es una prueba de ello.

En vez de hacer caso a la naturaleza de las cosas, como Feuerbach toma de Hegel y Marx y
Engels de ambos, para atender la legalidad del objeto (Sánchez…), Bauer y seguidores, niegan
las pasiones y con ellas el objeto, por lo que hacen de su propia teoría una mera especulación,
es decir, le quitan también a ella su objetividad, lo que queda es algo «simplemente desconoci-
do», diría Hegel al referirse al ateísmo de la ilustración francesa8. Sobre esta base, el capítulo
V trata sobre el misterio, que es en lo que ha quedado convertida la Crítica. Pero no es que
la Crítica haya desaparecido, sino que se ha convertido en algo así como un espíritu al que le
es posible cumplir la misión de ser omnipresente, el espía representa la presencia absoluta de
lo desconocido, del misterio, pero nos deja ante la presencia inmediata de la Crítica. ¿Cómo
resolver esta contradicción? Haciendo de la Crítica un objeto, es decir, materializándose.

6
“La nueva filosofía se apoya sobre la verdad del amor, la verdad del sentimiento. Es en el amor, en el sentimiento en gene-
ral, donde cada uno reconoce la verdad de la nueva filosofía… El corazón no quiere objetos y seres abstractos, metafísicos
o teológicos: quiere objetos y seres reales, sensibles.” (Feuerbach, 1975: 73)
7
Sobre el tema del amor y su objeto, cf. Tonda 1981.
8
Esta «concepción no se llama ya ateísmo», aclara Hegel en Hegel, 1985: 385.
160 |Revista Marxismos

Así, el capítulo vi está directamente dedicado a tratar a Bruno Bauer, quien aparecerá ahora
como la Crítica crítica absoluta, la Crítica identificándose consigo misma, haciéndose crítica.
Es posible encontrar este carácter absoluto y la materialidad de la Crítica, siguiendo un es-
quema en el que se malinterpreta la teoría de Hegel de la siguiente manera9. La realidad de-
muestra que es un acontecer de la idea con la aparición del filósofo post festum, pues el final de
ese acontecer es la idea que se forma en ese filósofo mediante la conciencia. Este filósofo es, a
su vez, la encarnación de la idea, hacia la que tiende todo acontecer, es la idea que se dice y, de
esa manera, adquiere realidad, por ello es aun perversa, incompleta. Para ser plena, tiene que
ser pura, idéntica a sí misma, por lo que tiene que desprenderse de toda vestidura real y ser
eternamente presente, lo cual no puede tener lugar en la realidad, pues ésta es cambiante, lo
presente es perenne en ella. De aquí que la Crítica la emprenda contra la realidad. En su forma
real, esa idea pura tiene un nombre: Bruno Bauer. Bauer se identifica, pues, con un resultado
teórico, creyendo haber superado ese resultado: Bauer supera la idea «filósofo post festum»
pues él es ese filósofo encarnado, esa fue su forma de superar a Hegel: haciéndose pasar por
la encarnación de todo resultado teórico de Hegel, de ahí que Marx y Engels lo describen
como caricatura, pues él deforma teórica y realmente los resultados del trabajo del maestro.

Pero Bauer en su teoría sigue tratando de hacer entender que, en tanto que el filósofo es el
final del recorrido de la idea, lo que queda es el desarrollo pleno de ésta como eterno pensa-
miento, la idea desarrollándose a sí misma, donde toda existencia encuentra no sólo su prin-
cipio y su fin, sino todo su contenido. Se trata del sujeto absoluto, la conciencia haciéndose
conciencia, la autoconsciencia, la crítica haciéndose crítica.

Pero el desarrollo de la idea en tanto que necesitó realizarse en la Crítica, requiere que la rea-
lidad también la identifique como algo único y absoluto, algo que ella directamente no puede
hacer, pues pertenece a otro mundo. Por esto, en el capítulo vii, Marx y Engels dicen que
la Crítica se acerca al mundo real mediante corresponsales, que intentan humilde e inexac-
tamente, por una parte, lograr que se dé esa identificación de la Crítica crítica y, por la otra,
atajar los ataques de la vida real contra la Crítica.

Pero los corresponsales, según se expone en el capítulo viii, luchan con fiereza contra un
producto del pensamiento: una obra literaria, creyendo que se trata de la realidad misma.
La Crítica crea sus propias reglas. Se trata de una moral particular, pero a la vez es hipócrita
y mentirosa, calumnia e intriga, y sentencia a muerte y a la brutalidad a todo aquello que se
oponga a sus normas.
9
Lizárraga 2003
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Sin embargo, Marx y Engels exponen en el capítulo IX que, de esta lucha de la Crítica contra
la realidad, al final, ésta última sale victoriosa, pues le da a la Crítica apenas un lugar entre el
mundo de esencias que la componen, y un espacio tan insignificante que puede perderse en-
tre tantas esencias. Además, la realidad propicia esta pérdida de la Crítica en la aglomeración,
haciendo que ella misma cambie y quitándole, así, su presunto carácter de presencia eterna e
inamovible. Y, mediante ello, la remite a una absoluta existencia particular como especulación.

En la conciencia de lo real, se sitúa lo que Feuerbach llamaría la “verdadera filosofía” (Feuer-


bach 1975), a la que, en principio, como pensamiento ligado a la realidad, Marx y Engels son
genuinos aspirantes y, con esta obra, dan origen a una nueva teoría: la del «marxismo clásico».

Conclusiones

He expuesto el libro de Marx y Engels titulado La Sagrada Familia aprovechando su aniver-


sario número 170, en cuatro partes con el fin de responder a la pregunta de su relevancia
para la teoría marxista de Marx y Engels. Este es el primer trabajo colectivo de ese binomio
Marx-Engels y, probablemente, el inicio oficial del marxismo clásico pues, a diferencia de
otras obras ya célebres de Marx –como los “Manuscritos de Paris”– este libro sí fue publi-
cado. En la primera parte de mí exposición, ubico el contexto de la emergencia de esta obra.
En la segunda, expongo su estructura. En la tercera, siguiendo esta estructura, expongo las
principales tesis del libro y, finalmente, en la cuarta parte, expongo el principal concepto guía
de la misma y que constituye parte de su subtítulo: “crítica a la Crítica crítica”. El resultado
es la emergencia del llamado “marxismo clásico”, del que Marx y Engels son constructores
y portadores durante toda su vida y queda plasmada en su obra, todavía hoy publicada y lu-
chando silenciosamente por ser reconocida su vigencia.

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Filosofía de la Praxis. México: Siglo xxi. En el caso de revistas: Gandarilla Salgado, José
G (2009). «Pensamiento latinoamericano y sociologías del sistema mundial», en: Latino-
américa. Revista de estudios latinoamericanos, No 48, México: unam.
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