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La Santa Escritura
INTRODUCCIÓN.
La palabra “canon”
Cuando hablamos del canon de la Escritura, la palabra “canon” tiene un
significado sencillo. Hace referencia a la lista de libros contenidos en la
Escritura, la lista de libros reconocidos dignos de ser incluidos dentro de los
escritos sagrados de una comunidad de culto. En un contexto cristiano,
podemos definir la palabra como la lista de escritos reconocidos por la Iglesia
como documentos revelados por Dios.
La palabra “canon” se ha introducido en nuestro lenguaje (a través del latín)
a partir de la palabra griega “kanon” En griego significa caña, especialmente
en referencia a la caña recta que se utiliza como regla. De este uso procede el
otro significado que suele tener en inglés: “regla” o “patrón de medida”. De
esta costumbre se deriva que la palabra griega kanon pasara a ser utilizada
para referirse a una serie de estas marcas y después con el sentido general
de “serie” o “lista”. Es este último uso el que se aplica al término “el canon de
la Escritura”, es decir a la lista de los libros que son aceptados como
inspirados por Dios y por consecuencia Su Palabra revelada a la humanidad.
IDIOMAS DE LA BIBLIA
A modo de complementar la introducción, es necesario destacar que la Biblia
fue escrita en dos lenguas: el hebreo y el griego.
Porciones menores del Antiguo Testamento fueron escritas en arameo.
HEBREO
El Antiguo Testamento fue escrito en casi su totalidad en hebreo. El hebreo
pertenece a la familia de las lenguas semíticas, que geográficamente cubrían
desde el Mar Mediterráneo hasta las montañas al este del valle del río
Eufrates, y desde Armenia (Turquía) en el norte hasta el extremo más austral
de la península de Arabia. Se distinguen como sureños (arabe y etíope),
orientales (acadio) y noroccidentales (arameo, siríaco y cananeo). Entre las
lenguas cananeas destacan: el hebreo, fenicio, ugarítico y moabita.
El alfabeto hebreo, llamado alefato, consta de veintidós consonantes y
carece de vocales. La inclusión de vocales (para ayudar a preservar su
pronunciación) fue hecha por los masoretas en el siglo V d.C. Ejemplo: El
vocablo original utilizado en Éxodo 3 con el cual Dios se revela a Moisés es
YHWH, que posteriormente se escribió como Yahweh. En versiones
protestantes se utiliza Jehová, que es la transcripción castellana del nombre
de Dios.
El hebreo, como todas las lenguas semíticas, se escribe de derecha a
izquierda.
Ejemplo: Salmo 23 en hebreo.
ARAMEO
Pequeñas porciones fueron escritas en arameo: Esdras 4:8-6:18; 7:12-26;
Daniel 2:4-7:28; Génesis 31:47 y Jeremías 10:11.
Se desconoce su origen, pero se sabe que se usó desde tiempos antiguos y se
cree que se introdujo entre los judíos, de forma gradual, en el período del
exilio babilónico y se continuó usando hasta el período romano.
En tiempos de Jesús, el idioma popular en Palestina era el arameo. Pero el
idioma comercial e internacional era el griego, el cual ayudó a la rápida
expansión del Evangelio. Se dice que el idioma que habló nuestro Señor
Jesucristo fue el Arameo.
GRIEGO
El griego clásico, en su apogeo entre los siglos V y IV a.C., destaca como
idioma por su riqueza y sutileza en la expresión de ideas y conceptos
filosóficos. Con las conquistas de Alejandro Magno se difunde la cultura
helénica y la lengua griega, llegando a ser el idioma internacional de la época.
Aunque el idioma multicultural no viene a ser el griego clásico sino el griego
koiné (común) que es una variante del original, pues se populariza y
simplifica, pero mantiene gran parte de su riqueza que ayudará a expresar los
fundamentos teológicos del Nuevo Testamento.
Se postula que ya cerca del año 130 d.C. los cuatro Evangelios y las cartas
paulinas se conocían y eran usadas por muchas congregaciones cristianas.
CONCLUSIÓN.
Al concluir solo reforzar la idea de que para un libro pertenezca al canon, es
absolutamente necesario que el libro tenga autoría divina. Si las palabras del
libro son palabras de Dios (por medio de autores humanos), y si la iglesia
primitiva, bajo la dirección de los apóstoles, preservó el libro como parte de
las Escrituras, el libro pertenece al canon. Pero si las palabras del libro no son
palabras de Dios, este no pertenece al canon. La cuestión de autoría por un
apóstol es importante, porque fue primariamente a los apóstoles a quienes
Dios les dio la capacidad de escribir palabras con absoluta autoridad divina. Si
se puede demostrar que un escrito es de un apóstol, su autoridad divina
absoluta queda establecida automáticamente.
Así que la iglesia primitiva automáticamente aceptó como parte del canon las
enseñanzas escritas de los apóstoles que los apóstoles quisieron preservar
como Escrituras.
Desde un principio la Iglesia ha aceptado y ha creído en lo siguiente.
“Toda la Escritura ES inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16-
17)
La Palabra de Dios es la única autoridad para la fe cristiana. Las tradiciones
solo son válidas cuando están basadas en la Escritura y están en completo
acuerdo con la Escritura. Las tradiciones que están en contradicción con la
Biblia no son de Dios y no son un aspecto válido de la fe cristiana. El concepto
de Sola scriptura que nació en la Reforma Protestante, es la única manera de
evitar que la opinión personal y subjetiva tenga prioridad sobre las
enseñanzas de la Biblia.
La esencia de la Sola scriptura es basar nuestra vida espiritual en la Biblia
solamente, y rechazar cualquier tradición o enseñanza que no esté de total
acuerdo con la Palabra del Señor contenida en la Biblia.