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INTERPONE QUEJA POR DENEGATORIA RECURSO DE CASACIÓN.

EXCMA. CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN PENAL:

………………………, abogado defensor de ……………., en la

causa N° 899/13, caratulada “………………….”, en trámite en la Secretaria N° 9

del Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal N° 5, en la que se ha formado

el “INCIDENTE DE APELACIÓN DEL AUTO DE PROCESAMIENTO

DICTADO RESPECTO DE ………………” con radicación por ante la Sala N° 2,

de la Excelentísima Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y

Correccional Federal, manteniendo el domicilio constituido en la calle

………………de esta Ciudad, domicilio electrónico ….., a VV.EE.

respetuosamente me presento y digo:

I.-

Que conforme a lo normado por los artículos 476, 477 y

concordantes del Código Procesal Penal de la Nación, viene por el presente, en

tiempo y legal forma, a interponer formal RECURSO DE QUEJA, por la

denegación a la concesión del Recurso de Casación oportunamente interpuesto

por mi parte, el día 02 de febrero de 2017, por ante la Sala 2 de la Excma. Cámara

Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, en la causa Nº

899/2013, y respecto de la Resolución de fecha 09 de Marzo de 2017, que

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disponía: “RECHAZAR el recurso de casación interpuesto por la defensa”; solicitando

expresamente, se declare mal denegado el Recurso, CONCEDIÉNDOLO.

II.-

DE LAS FORMALIDADES DEL RECURSO

1) DOMICILIO LEGAL:

Es el que ocupa esta defensa en la calle Tucumán …………….

2) ANTECEDENTE DEL CASO:

Se transcribe lo manifestado por escrito ante la Sala 2 de la Cámara

Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal:

“En legal tiempo y debida forma, de acuerdo con lo

normado en los arts. 456, inciso 2do., y siguientes del Código Procesal Penal

de la Nación, vengo a interponer Recurso de Casación contra el decisorio de

ese Excmo. Tribunal dictado el 27 de Diciembre de 2016 en este incidente.

En oportunidad de resolver, los integrantes del

Tribunal revisor, Dres. Eduardo Guillermo Farah y Martín Irurzun,

decidieron: “CONFIRMAR el pronunciamiento que obra en copia a fs.

1/32 de este incidente, en todo cuanto decide y ha sido materia

recursiva.”. Ello remite al pronunciamiento por el que la titular del Juzgado

Criminal y Correccional Federal N° 5 ordenó el procesamiento de Álvarez en

orden al delito que se le reprocha.

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Esta defensa entiende que el decisorio dictado por

VV.EE. no se encuentra debidamente motivado, de conformidad con lo exigido

por el art. 123 del C.P.P.N..

Entiendo que es procedente este recurso, toda vez que

sin dejar de reconocer que el auto de procesamiento es una medida provisoria

que puede ser revocada en cualquier momento de la instrucción, la misma

ocasiona un gravamen de imposible reparación ulterior a mi asistido al

haberse ordenado mediante un decisorio que contiene una motivación

arbitraria, por lo que se verá más adelante en esta presentación, que interfiere,

por ello, en el ejercicio de la defensa en juicio de mi asistido.

Amén de la falta de motivación, el pronunciamiento de

ese Tribunal, según entiendo, no se encuentra apoyado en constancias que

permitan siquiera una aproximación al grado de convicción necesario para su

procedencia (arts 123 del CPP). La exigencia de llegar a un estadio convictivo

suficiente respecto de que el imputado ha intervenido con responsabilidad

penal en un presunto ilícito es una exigencia que deriva directamente de la

Constitución Nacional, en tanto recepta el principio del debido proceso legal,

la garantía de defensa en juicio y la calidad de inocente que reviste al

imputado. Todo ello impone que –mientras se sustancia la investigación- se lo

trate como tal sin imponerle más restricciones que las estrictamente necesarias

para arribar a la averiguación de la verdad conforme la gravedad del hecho

investigado y la intervención reprochada al imputado en el mismo (CN,

art.18). Por ello, recuerdo aquí la oportuna introducción del caso federal,

siendo también objeto de éste la falta de motivación de la resolución contra la

que se interpone este recurso.-

"Así como la falta de fundamentación normativa y las

afirmaciones dogmáticas de derecho perjudican la validez constitucional de

una sentencia, la ausencia de motivación fáctica y los enunciados dogmáticos

3
sobre hechos ocasionan igual daño. La Corte indica, por ejemplo, que si un

fallo atribuye culpa a una de las partes del pleito sobre la base de afirmaciones

dogmáticas que dejan de lado las probanzas aportadas al proceso, sin un

mínimo de análisis que permita establecer las razones por las cuales el

sentenciante llega a conclusiones de hecho contradictorias con las constancias

de que informa la prueba, debe ser dejada sin efecto" (CSJN 301:194)- Sagüés,

Néstor Pedro; Derecho Procesal Constitucional, 3ra. Edición, Pág. 352).-

"La doctrina de la Corte, en este punto, al exigir que la

sentencia sea una derivación razonada del derecho vigente, erradica del área

de los fallos validos los que son producto de la individual voluntad del juez.

Ello ocurre, por ejemplo, cuando la resolución se dicta sin mas base que la

afirmación dogmática de quienes suscriben el fallo (CSJN 236:27; 294:131;

295:417; 304:583; 304:629; 310:302); o en afirmaciones dogmáticas sin

sustento legal o contrarias a la ley misma (C.S.J.N. 298:317; 306:626). Tales

sentencias se reputan arbitrarias”. (Sagüés, Néstor Pedro; ob.cit., Pág. 251).

Por ello, de quedar firme el decisorio que nos ocupa

quedarían comprometidas normas procesales cuya inobservancia se encuentra

sancionada con la nulidad de lo actuado (arts. 306, 308, 312 y 123 del

C.P.P.).

Solicito que se haga lugar a este recurso, en miras a

que la Excma. Cámara Nacional de Casación Penal conozca de la materia

objeto de este último, analice el planteo y se pronuncie por la nulidad del

decisorio de la Sala “2” en tanto no da debida razón de su procedencia y

refleja los mismos defectos que el pronunciamiento que revisa.

-II-

ADMISIBILIDAD FORMAL DEL RECURSO

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El presente reúne la totalidad de los requisitos formales

de admisibilidad exigidos por el código adjetivo. Ello, en virtud de las razones

que serán expuestas a continuación.

Resolución asimilable a sentencia definitiva

La resolución que se impugna por el presente no es una

de aquellas taxativamente previstas por el Código Procesal -art. 457- como

susceptibles del recurso de casación. Sin embargo, debe tenerse presente lo

resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa A. 329 –

XXVIII–, caratulada “Álvarez, Carlos Alberto y otro s/ injurias” –causa n°

52–, resuelta el 3 de abril de 1996. En ese precedente, el Tribunal dejó sentado

que todo pronunciamiento que produce un gravamen actual de imposible

reparación ulterior debe considerarse equiparado a sentencia definitiva a

efectos de la admisibilidad del recurso de casación (art. 457 del CPPN), por

cuanto, ante circunstancias de semejante gravedad, la Cámara Nacional de

Casación Penal constituye un órgano “intermedio”, al que no le está vedada

por obstáculos formales la posibilidad de conocer por vía de ese recurso.

“... esta Corte ha considerado que la Cámara Nacional

de Casación Penal constituye un órgano judicial ‘intermedio’ al cual no le

está vedada por obstáculos formales la posibilidad de conocer por vía de los

recursos de casación, inconstitucionalidad y revisión en materias como las

aquí planteadas (causa G. XXVI “Giroldi, Horacio David y otro s/ recurso de

casación” –causa n° 32/93–, resuelta el 7 de abril de 1995), cabe concluir en

que la interpretación restrictiva del art. 457 del Código Procesal Penal

realizada por el a quo contradice esa doctrina, lo cual conduce a descalificar el

fallo apelado como acto jurisdiccional válido”.

Es así que la excma. Corte Suprema de Justicia de la

Nación estableció que la Cámara de Casación es un tribunal intermedio en el

ámbito de la justicia federal, por lo cual, cuando en un proceso tramitado en

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fuero jurisdiccional nacional se suscita una cuestión federal, no puede

interponerse recurso extraordinario contra la resolución que produce el

agravio, sino después de haber recurrido ante la Cámara de Casación, y

aunque la ley procesal no lo permita en razón de limitaciones objetivas al

recurso.

De manera más reciente y con mayor precisión, el

Superior Tribunal señaló, con relación al recurso de casación que “... la

interpretación del art. 456 del Código Procesal Penal de la Nación conforme a

la teoría del máximo de rendimiento, o sea, exigiendo que el tribunal

competente en materia de casación agote su capacidad revisora conforme a las

posibilidades y particularidades de cada caso, revisando todo lo que le sea

posible revisar, archivando la impracticable distinción entre cuestiones de

hecho y de derecho, constituyéndolo en custodio de la correcta aplicación

racional del método de reconstrucción histórica en el caso concreto, tiene por

resultado un entendimiento de la ley procesal penal vigente acorde con las

exigencias de la Constitución Nacional y que, por otra parte, es la que impone

la jurisprudencia internacional”.

“Es esta la interpretación que cabe asignar a la

conocida opinión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la

que se indica que ‘el recurso de casación satisface los requerimientos de la

Convención en tanto no se regule, interprete o aplique con rigor formalista,

sino que permita con relativa sencillez al tribunal de casación examinar la

validez de la sentencia recurrida en general, así como el respeto debido a los

derechos fundamentales del imputado’ (Informe 24/92 "Costa Rica", Derecho

a revisión del fallo penal, casos 9328, 9329, 9884, 10.131, 10.193, 10.230,

10.429, 10.469, del 2 de octubre de 1992).”.

“Que en síntesis, cabe entender que el art. 456 del

Código Procesal Penal de la Nación debe entenderse en el sentido de que

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habilita a una revisión amplia de la sentencia, todo lo extensa que sea posible

al máximo esfuerzo de revisión de los jueces de casación, conforme a las

posibilidades y constancias de cada caso particular y sin magnificar las

cuestiones reservadas a la inmediación, sólo inevitables por imperio de la

oralidad conforme a la naturaleza de las cosas”.

“Dicho entendimiento se impone como resultado de (a)

un análisis exegético del mencionado dispositivo, que en modo alguno limita

ni impone la reducción del recurso casatorio a cuestiones de derecho, (b) la

imposibilidad práctica de distinguir entre cuestiones de hecho y de derecho,

que no pasa de configurar un ámbito de arbitrariedad selectiva; (c) que la

interpretación limitada o amplia de la materia del recurso debe decidirse en

favor de la segunda, por ser ésta la única compatible con lo dispuesto por la

Constitución Nacional (inc. 22, del art. 75, arts. 14.5 del Pacto Internacional

de Derechos Civiles y Políticos y 8.2.h de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos); (d) ser también la única compatible con el criterio

sentado en los dictámenes del Comité de Derechos Humanos de la

Organización de las Naciones Unidas y en sentencia de la Corte

Interamericana de Derechos Humanos.” (CSJN, "Recurso de hecho deducido

por la defensa de Matías Eugenio Casal en la causa Casal, Matías Eugenio y

otro s/ robo simple en grado de tentativa —causa N° 1681—", rto el 20-9-05).

Si bien tal pronunciamiento tiene como base la revisión

de una sentencia condenatoria, de su texto se desprende que resulta posible

aplicar a casos como el que aquí se ventila aquellas consideraciones sobre la

amplitud -tanto en el juicio de la admisibilidad y de procedencia- que debe

darse al recurso de casación.

A la luz de estos principios, se concluye que el presente

recurso de casación resulta formalmente procedente. En primer lugar, porque,

a pesar de que la resolución recurrida no está expresamente prevista por el art.

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457 del CPPN, es equiparable a sentencia definitiva, en tanto que ella causa a

mi asistido un gravamen actual de imposible reparación ulterior.

El derecho del imputado a recurrir toda resolución que

lo agravie ante un tribunal superior reside en que el re-examen de la decisión

que le causa un serio perjuicio y que conduce a una restricción de sus

derechos es garantía de legitimidad de la decisión impugnada, de modo que

cuando el imputado no tiene a su disposición un remedio que le permita

obtener una revisión de una resolución que le causa un perjuicio efectivo, no

resulta posible asegurar que sea razonable y legítima la restricción que ella

impone a sus derechos.

En mi criterio, la decisión que se impugna vulnera la

razonabilidad de los actos de gobierno, el debido proceso legal, la defensa en

juicio y el derecho de recurrir ante un tribunal superior.

Conforme a ello, la inobservancia de estas garantías

constitucionales por ese Excmo. Tribunal, no podría tenerse por subsanada si

VV.EE. resolvieran denegar la admisibilidad formal del presente recurso de

casación y negar que ello lesione la garantía del recurso, invocando el

argumento de que contra la decisión dictada por ese Tribunal al resolver el

recurso de apelación deducido por la suscripta, todavía puede interponerse el

recurso extraordinario federal ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Ello, por cuanto, tal como lo han advertido la Comisión Interamericana de

Derechos Humanos y la propia CSJN en los dictámenes y fallos judiciales

citados más arriba, el recurso extraordinario federal no satisface la garantía

consagrada por los tratados internacionales a recurrir el fallo ante un tribunal

superior, en razón de que se trata de un remedio de reducida amplitud y

limitada procedencia (sobre todo, en virtud de la facultad que el art. 280 del

Código Procesal Civil y Comercial reconoce ahora al Alto Tribunal de la

Nación).

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En síntesis, a la luz de los precedentes

jurisprudenciales citados, y en virtud de que la decisión que recurro provoca a

mi asistido un gravamen de imposible reparación ulterior, entiendo que dicho

pronunciamiento es uno de aquellos que resultan equiparables a sentencia

definitiva y que, por ende, este recurso de casación satisface los requisitos de

admisibilidad en punto a la impugnabilidad objetiva.

Legitimación activa (art. 432, 2° párrafo, del CPPN)

Con lo expuesto precedentemente queda demostrado,

asimismo, que este recurso es interpuesto por quien tiene derecho de recurrir,

atento el interés directo (fundado en un perjuicio efectivo) que el Sr. Alvarez,

cuya defensa técnica ejerzo en estas actuaciones, tiene en la cuestión.

Término y lugar de interposición del recurso (art. 463

del CPPN)

Esta defensa se notificó de la resolución que se

impugna, dictada por esa Excma. Sala 2, de la Cámara Nacional de

Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, el pasado 27 de Diciembre

de 2016, motivo por el cual, el presente recurso es interpuesto en término por

ante ese mismo Tribunal.

La medida de cautela real

Tal como podemos observar en la sentencia de fecha

18 de Octubre de 2016, mi defendido fue pasible de un embargo por la suma

de Pesos Ochocientos Mil ($ 800.000.-); la que también fue confirmada por

esta Sala y sigue causando un perjuicio patrimonial relevante para Álvarez.

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-III-

ANTECEDENTES

El titular del Juzgado en lo Criminal y Correccional

Federal nro. 5 sostuvo, en oportunidad de ordenar el procesamiento de mí

asistido, con respecto a los HECHOS en los cuales participó, que:

“HECHO NRO. 1: Que tiene por cierto y encuentra probado este tribunal,

con el grado de certeza inherente al actual estadio procesal, que Hilda Hevel

Rodríguez, Luis Alberto Morales Agüero, Eduardo Enrique Sancho, Félix

María Muñoz y Carlos Horacio Álvarez participaron de la venta fraudulenta

del inmueble sito en la calle Galicia 2724de esta ciudad, en perjuicio de Olga

Cristina Tejo -heredera de los titulares registrales -Héctor Sánchez y María

Angélica Villalba- y del último comprador de buena fe del inmueble -Hugo

Victor Forcinito-. Que Luis Alberto Morales Agüero, arrogándose la

representación legal de Héctor Sánchez y María Angélica Villalba, con un

poder de venta ideológicamente falso, pasado por ante la Escribana Hilda

Hevel Rodríguez –instrumentado mediante la escritura nro. 93 de fecha

26 de marzo de 2010- vendió a favor Félix María Muñoz, el inmueble de la

calle Galicia 2724 de esta ciudad, por la suma de U$S 65.000.Que la venta del

inmueble fue instrumentada mediante la escritura nro. 360 del 31 de mayo de

2010, pasada por ante el escribano Eduardo Enrique Sancho, en la que

paralelamente el adquirente celebró un mutuo con garantía hipotecaria a favor

de Carlos Horacio Álvarez y Olga Haydee Bau –representada por el primero-,

por una suma equivalente al precio de venta. Que ello, facilitó una segunda

operación de venta –el 11 de abril de 2011-, entre Muñoz y el damnificado

Forcinito, la que se llevó a cabo en presencia de Morales Agüero y el

escribano Sancho, por un valor de U$S 120.000 y le aseguró al

aquí “vendedor” cancelar su “deuda hipotecaria” y al acreedor el cobro

correspondiente.”

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“HECHO NRO. 3: Encuentra este Tribunal acreditado también, con el grado

de certeza inherente al actual estadío procesal, que Juan Martín Bouquet

Roldán, Diego Enrique Paz, Sandra Viviana Priolo y Carlos Horacio Alvarez,

participaron de la maniobra defraudatoria de afectación del inmueble de la

calle Lugones 3541/3 depto. 4 de esta ciudad, en perjuicio de la cotitular de la

propiedad, Marina Martha Paz. Ello, al constituir Paz y Priolo el

mutuo con garantía hipotecaria sobre dicho inmueble -por la suma de U$S

50.000- a favor de Carlos Horacio Álvarez y Olga Haydee Bau, el que fue

instrumentado mediante la escritura nro. 187 de fecha 24 de noviembre de

2011 pasada por ante el escribano Bouquet Roldán, en la que se falsificaron y

el notario certificó falazmente las firmas atribuidas a Marina Martha Paz –

cotitular del inmueble afectado-y su ex esposo -Julio Javier Smolar-, afectando

con un derecho real la vivienda en su perjuicio.”.

Con el propósito de contar con la autonomía que debe reinar

en este tipo de recursos, y a fin de no desnaturalizar los términos en los que lo

promovíamos, permítase transcribir los términos del mismo y su respectiva

memoria.

El recurso de apelación fue interpuesto, oportunamente y a

continuación transcribo parte del mismo.

“Entiendo que el presente planteo es procedente, toda vez que, sin dejar de

reconocer que el auto de procesamiento es una medida provisoria que puede

ser revocada en cualquier momento de la instrucción, ocasiona un gravamen

irreparable a mi asistido al restringir parcialmente sus derechos, sin que se

hayan agregado constancias que permitan arribar al grado de convicción

necesario para el dictado del pronunciamiento recurrido (arts. 306 y 312 del

C.P.P.N.). La exigencia de llegar a un estadio convictivo suficiente respecto

de que el imputado ha intervenido con responsabilidad penal en un presunto

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ilícito, es una exigencia que deriva directamente de la Constitución Nacional,

en tanto recepta el principio del debido proceso legal, la garantía de defensa en

juicio y la calidad de inocente que reviste al imputado. Todo ello impone que -

mientras se sustancia la investigación- se lo trate como tal sin imponerle más

restricciones que las estrictamente necesarias para arribar a la averiguación de

la verdad conforme la gravedad del hecho investigado y la intervención

reprochada al imputado en el mismo (art. 18 de la C.N.). Por todo ello, es que

introduzco la reserva del caso Federal.

Considero que, en la especie, se encuentran involucrados el

principio de razonabilidad de los actos de gobierno (C.N., art. 1 y 28),

legalidad, la inocencia y la defensa en juicio de mi asistido (C.N., art. 18);

como así también la correcta observancia de normas procesales (arts. 123, 308

y 306 del C.P.P.N.), reglamentarias de garantías constitucionales (C.N., arts.

1, 28 y 18), y la interpretación y aplicación de la ley sustantiva (relacionada

con los tipos penales en cuyo encuadre se incluye el accionar de mi asistido y

con su participación en ellos) por lo que introduzco reserva recurrir por ante

la Excma. Cámara Nacional de Casación Penal.

-II-

En lo que respecta a mi defendido, en estas actuaciones se

investiga la presunta participación de la venta fraudulenta del inmueble sito

en la calle Galicia 2724 de esta Ciudad y de la maniobra defraudatoria de

afectación del inmueble de la calle Lugones 3541/3 depto. 4 de esta Ciudad.

Ello así, a criterio de quien suscribe, la revocación de la decisión señalada se

impone, por los fundamentos de hecho y de derecho que a continuación se

exponen.

1.Acápite: “HECHO NRO. 1” – Inmueble de la calle Galicia 2724.

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En el considerando HECHO NRO.1 de la Resolución en crisis V.S. sostiene

que: “Que tiene por cierto y encuentra probado este tribunal, con el grado de

certeza inherente al actual estadio procesal, que Hilda Hevel Rodriguez, Luis

Alberto Morales Agüero, Eduardo Enrique Sancho, Feliz Mría Muñoz y

Carlos Horacio Alvarez participaron de la venta fraudulenta del inmueble sito

en la calle Galicia 2724 de esta ciudad” .

Continua diciendo: “Luis Alberto Morales Agüero, arrogándose la

representación legal de Hector Sanchez y María Angélica Villalba, con un

poder de venta ideológicamente falso, pasado por antye la escribana Hilda

Hevel Rodriguez…. vendió a a favor Felix María Muñoz, el inmueble de la

calle Gal;icia 2724 de esta ciudad por la suma de u$s 65.000.-”.

Asimismo, manifiesta: “…el adquirente celebró un mutuo con garantía

hipotecaria a favor de Carlos Horacio Alvarez y Olga Haydee Bau –

representada por el primero-, por una suma equivalente al precio de venta.”

El Magistrado Instructor dice: “…facilitó una segunda operación de venta, …

entre Muñoz y el damnificado Forcinito, la que se llevó a cabo en presencia de

Morales Agüero y el escribano Sancho, por un valor de u$s 120.000 y le

aseguró al aquí “vendedor” cabcelar su “deuda hipotecaria” y al acreedor el

cobro correspondiente.”

2.Acápite: “HECHO NRO. 3” – Inmueble de la calle Lugones 3541/3, Depto.

4.

V.S. expresa que: “Encuentra este Tribunal acreditado

también, con el grado de certeza inherente al actual estadío procesal, que Juan

Martín Bouquet Roldán, Diego Enrique Paz, Sandra Viviana Priolo y Carlos

Horacio Alvarez, participaron de la maniobra defraudatoria de afectación del

inmueble de la calle Lugones3541/3 depto. 4 de esta ciudad, en perjuicio de la

cotitular de la propiedad, Marina Martha Paz.”.

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También dice: “Ello, al constituir Paz y Priolo el mutuo con

garantía hipotecaria sobre dicho inmueble – por la suma de U$S 50.000- a

favor de Carlos Horacio Alvarez y Olga Haydee Bau,… en la que se

falsificaron y el notario certificó falazmente las firmas atribuidas…”.

3.Acápite:“ATRIBUCIÓN Y RESPONSABILIDAD” – CARLOS

HORACIO ALVAREZ (hechos 1 y 3)

En este acápite V.S. comienza diciendo: “Encuentra probado este tribunal,

con el grado de certeza inherente al actual estadio procesal, que Carlos

Horacio Alvarez con total conocimiento de las circunstancias en que se

formaron la escritura nro. 360 de fecha 31/5/10 (y el consecuente

levantamiento de hipoteca de fecha 11/4/11 y la escritura nro. 187 del

24/11/11, celebró en calidad de acreedor los mutuos con garantía hipotecaria

que mediante aquellas se instrumentaron.”.

También dice “Pretendió el imputado deslindar su

responsabilidad, al manifestar que en todos los mutuos hipotecarios intervino

el escribano Sancho, por lo que iba con total confianza a realizar las

operaciones, “siempre con la misma metodología”.”

Asimismo V.S. expone: “Resulta inverosímil que quien decide

recurrir a los ahorros familiares para obtener una renta, lo haga sin adopatar

ningún recaudo.”.

De igual forma continua diciendo: “Resulta por demás llamativo

que habiendo tomado conocimiento de lo ocurrido con el inmueble de la calle

Galicia, haya vuelto a confiar en el intermediario “Junot” y en el escribano

con que aquel lo contactó – que para el segundo acto fue Bouquet Roldán-, y

que sin siquiera conocer a los deudores, haya firmado la escritura, por la sola

presencia de este último”.

Continua diciendo que: “Resulta poco probable que con el

antecedente que lo condujo a la mediación con Forcinito, Alvarez haya

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resuelto las dudas que afirma le generó la ausencia de los deudores, por la

presencia de un Escribano y la mirada tranquilizadora de sus consortes de

causa.”.

Termina el Magistrado diciendo que: “Resulta dable concluir

que al firmar el nombrado como acreedor hipotecario el documento que

involucró al inmueble de la calle Galicia, se garantizó la correspondiente

compensación económica en la posterior y real venta de la propiedad y que al

firmar el documento con el que se afectó el inmueble de la calle Lugones, se

aseguró su compensación en la ejecución del inmueble.”

De esta forma V.S. concluye, a la luz de tales circunstancias, y

a raíz de lo considerado, que se encuentran reunidos los extremos del artículo

306 del Código Procesal Penal de la Nación respecto de mi asistido, en cuanto

a la materialidad del hecho descripto en el resolutorio en crisis -que halla

encuadrado en las figuras legales indicadas- y en cuanto a la responsabilidad

penal que le corresponde en tal acontecer a Carlos Horacio ALVAREZ,

hallando probada la intervención del mismo como participe, todo ello con los

alcances exigidos en esta etapa investigativa.

-III-

Esta defensa entiende que no concurren en autos elementos de convicción

suficientes que permitan arribar a la determinación que por la presente se

recurre.

Sostengo que el plexo probatorio colectado en autos carece de entidad para

afirmar -aún en forma provisoria- la acreditación de una participación con

responsabilidad penal de mi defendido en el hecho investigado.

En principio, no advierte esta defensa cuál habría sido el beneficio patrimonial

de mi asistido, toda vez que en la hipoteca constituida en el inmueble de la

calle Galicia 2724 se celebró por Dólares Estadounidenses Sesenta y Cinco

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Mil (u$s 65.000.-), recibiendo menos de un año de intereses, ya que a los 11

meses de su constitución se vendió el inmueble, y mi asistido recuperó el

dinero invertido.

Menos aún, es el caso de la hipoteca de la calle Lugones 3541/3, ya que mi

asistido prestó en hipoteca la suma de Dólares Estadounidenses Cincuenta

Mil (u$s 50.000) de los cuales, no solo no cobró un centavo de intereses, sino

que nunca pudo recuperar el capital invertido, o sea perdió u$s 50.000.-; esto

queda demostrado por lo dicho en los autos caratulados “ALVAREZ

CARLOS HORACIO C/PAZ DIEGO ENRIQUE S/EJECUCION

HIPOTECARIA ESPECUAL LEY 24.441” (Expte. 51985/13), los que

tramitan por ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nro.

95, sito en Talcahuano 550, Piso 6 de esta Ciudad.

Llama la atención de esta parte que el Magistrado Instructor diga que mi

defendido “Pretendió el imputado deslindar su responsabilidad, al manifestar

que en todos los mutuos hipotecarios intervino el escribano Sancho…”, pues

claro está que quien ya realizó varias operaciones de las mismas características

con un Escribano sin ningún inconveniente, confíe ciegamente en él.

Abundante jurisprudencia del fuero avalan la postura de esta parte:

“DEFRAUDACION. Escribano. Escrituras con datos falsos. Hipoteca.

Orden de privilegios. Obligaciones del notario. Relación de confianza.

Perjuicio efectivo. Ampliación del procesamiento.

Si se le endilga al imputado haber otorgado escrituras por ante su registro

notarial, en las que se insertaron declaraciones falsas con el objeto de hacer

incurrir en error a los acreedores del mutuo hipotecario que creyeron gravar

los bienes dados en garantía con derecho real de hipoteca en primer lugar y

grado de privilegio, consignándose asimismo que la parte deudora no se

encontraba inhibida para disponer de sus bienes y no reconocía embargos ni

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otras restricciones al dominio, se configura el delito de estafa en concurso real

ideológica de instrumento público.

Aun cuando las condiciones del dominio de un bien que se grava con derecho

real de hipoteca no resultan hechos que la escritura deba probar, es obligación

del notario requerir del respectivo registro las circunstancias que el organismo

tenga anotadas acerca de su titular, la descripción de sus caracteres y los

gravámenes que pudiera reconocer. Las manifestaciones acerca del grado en

que se grava el bien deben ser comprobadas por el notario mediante la

inspección de las pertinentes certificaciones, ya que el escribano, además de

actuar como fedatario, debe vigilar la fehaciencia de todos los antecedentes que

la escritura habrá de contener.

Dado que la relación de confianza entre las víctimas y el escribano resultó

determinante para realizar la inversión, y que, como consecuencia de la

tergiversación de las condiciones del dominio, el acreedor adquirió un derecho

depreciado, que generó un perjuicio efectivo y actual, debe confirmarse la

ampliación del procesamiento del imputado en orden al delito de estafa, en

concurso ideal con falsedad ideológica de instrumento público.” C.N.Crim. y

Correc. Sala VII. Bonorino Peró, Piombo, Cicciaro. (Sec.: Peralta). c. 24.614,

CLARIA, Enrique L. y otros. Rta: 14/10/2004. Citar: elDial.com - AI1E00.

CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES EN LO CRIMINAL Y

CORRECCIONAL. Copyright

Insiste esta parte que el recaudo tomado por mi defendido fue siempre hacer

las operaciones por ante Escribano Público de su confianza; y esto es así tras

varias operaciones hipotecarias anteriores, las que no tuvieron ningún

inconveniente, tal como se explica en el descargo presentado por mi pupilo.

Sin perjuicio de lo antes manifestado, no podemos sino disentir con las

conclusiones a las que arriba la decisión que se cuestiona. Si bien V.S. ensaya

una hipótesis sobre la forma en que habrían ocurrido los hechos en lo que

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respecta a la intervención de Alvarez, entiendo que no surgen de la causa

elementos convictivos de entidad bastante como para fundar un auto de

procesamiento a su respecto. Ello, habida cuenta que el mismo, si bien no es

un juicio acerca de la culpabilidad, de todas formas es un juicio que indica que

el grado de sospecha contra el estado de inocencia de mi defendido ha

aumentado o cuanto menos se sostiene, cuestión que, como dije, no se produce

en autos.

Al momento de formular sus descargos en autos, el Sr. Carlos Horacio

ALVAREZ manifestó: “Atento la radicación de varias denuncias en distintos

Juzgados de Instrucción y posterior acumulación de las mismas en esta sede,

me veo involucrado injustamente en este proceso, por el solo hecho de invertir

el dinero de mi familia de forma licita, en dos operaciones sospechadas, de las

cuales no tuve participación ni en el armado, ni en la ideología del proceso,

solo llevé mi dinero; por lo que paso a distinguir distintas consideraciones de

la presente causa.

El Sr. Forcinito me imputa gratuitamente en un delito del que supuestamente

fue víctima, sin conocerme y por el solo hecho de haber ido a cancelar una

deuda hipotecaria que detentaba el Sr. Muñoz para conmigo.

Tal como al Sr. Forcinito, y como refiere en su escrito de denuncia a fs. 2, su

Escribana María de los Angeles Gattari le refirió “que el estudio de títulos era

correcto, y que no existía inconveniente en escriturar”; lo mismo que me

ocurrió a mí con los Escribanos Sancho y Bouquet Roldán.

Asimismo, a fs. 2 vta. el Sr. Forcinito refiere que la Dra. Tommasiello le

ratificó que a la fecha de venta del inmueble cuestionado, el Escribano Sancho,

el Sr. Muñoz, mi madre Bau y yo, sabíamos perfectamente que la operación de

venta del inmueble era nula y las causas. Llama poderosamente la atención de

esta parte que en su declaración testimonial la Dra. Tomassiello de fs. 63, no

solamente refiere que no me conoce, sino que habló por teléfono con un

18
empleado de la escribanía Sancho comentándole los hechos. Lo dicho fue

observado por el Juez de Instrucción que entendió en dicha denuncia a fs. 73.

Siguiendo con el hilo del relato de la denuncia del Sr. Forcinito, a fs. 2 pto. IV

refiere que: “un señor que me atendió que dijo ser el dueño del inmueble en

razón de haber heredado el mismo, me refirió que yo había sido estafado, dado

que una banda de estafadores había colocado el inmueble a nombre de uno de

sus integrantes y lo había gravado con hipoteca”; por lo que podemos concluir

que yo también fui estafado por esta “banda de estafadores”, solo que para

agrandar la estafa, tuvieron que vender la propiedad hipotecada debiendo

previamente levantar la misma, por lo que tuve la suerte de recuperar el

dinero invertido.

Asimismo, en la declaración testimonial de la Escribana Gattari a fs. 228 vta.,

la misma refiere que: “Preguntado por S.S. para que diga si tomó

conocimiento de los hechos denunciados en esta causa, responde que: “… sí,

tomé conocimiento de ello después del otorgamiento de la escritura, siendo que

el cliente Forcinito me vino a decir que tenía problemas para ingresar a la

propiedad porque la misma estaba ocupada, pero que no sabía por qué razón.

… Forcinito me informó que el estaba en posesión de la propiedad, y así lo

coloqué en el instrumento, y luego de la firma me comentó que tenía

problemas para ingresar pues el inmueble estaba ocupado…”. Una vez más

me llama poderosamente la atención que el Sr. Forcinito refiera en su escrito

de denuncia (fs. 1 vta.) que el inmueble se vendía a un precio inferior porque

estaba usurpado y debería realizar el desalojo, cuando su escribana refiere lo

contrario.

En síntesis, NIEGO en forma total la gravísima y desagradable imputación y

asimismo absurda e inverosímil versión del denunciante acerca de los hechos

que me pretende enrostrar.

19
No es cierto NADA de lo que he leído, no he tenido participación criminal

alguna, postulando mi total ajenidad a los hechos investigados.”

Del análisis de las constancias de autos

no surge la posibilidad de inferir ni siquiera con un mínimo grado de certeza

que esta etapa requiere, la responsabilidad penal de mi asistido y si existiera

una duda, que es lo único que surge con claridad, esta duda indefectiblemente

deberá resolverse a favor del imputado.

Que, entiende asimismo mi parte que no se encuentra agotada la

investigación del hecho denunciado.

La resolución apelada asimismo, viola las prescripciones del art.123 del

C.P.P.N. en cuanto, bajo pena de nulidad, señala la obligatoriedad de motivar

las sentencias y los autos, interpretando la jurisprudencia de la Excma.

Cámara de Casación Penal y la Excma. Cámara en lo Criminal y Correccional

que la fundamentación aparente es asimilable a la falta de motivación.

La fundamentación de la afirmación expuesta no tiene por objeto las simples

objeciones o críticas a la motivación, (las que serán analizadas oportunamente)

sino de resaltar a V.E. la total falta de cumplimiento de los objetivos de revelar

las razones de juicio lógico que sustentan la resolución, la valoración de la

prueba y una explicación referente a cómo se llegó a tal decisión.

Del contexto de la causa surge indubitablemente que aun no se han realizado

una serie de medidas pedidas por la defensa que descartarían la figura

enrostrada o bien la participación penal de mi pupilo.

El ofrecimiento de testimonios de esta parte de personas que estuvieron

presentes en el hecho, no han sido escuchados aun.

Reitero, no existe elemento alguno que permita acreditar, ni aún con el grado

de probabilidad requerido en esta etapa procesal, que mi defendido deba ser

procesado

20
Y esto no escapa seguramente al elevadísimo criterio de V.E. que deberá fallar

conforme a derecho y no surge de la resolución en crisis una adecuada

relación de los hechos que permita inferir el procesamiento en crisis,

constituyendo las afirmaciones en tal sentido, interpretaciones dogmáticas sin

sustento en las probanzas producidas.

En suma esta parte entiende, y así lo solicita a V.E. que la resolución

recurrida, más allá de adolecer de vicios en su fundamentación que la

descalifican como acto jurisdiccional valido, se aparta de las constancias de

autos, no valorando objetivamente las probanzas que la componen, las que

determinan certeramente la necesidad de revocar el fallo apelado.

Téngase presente, asimismo, que así como toda imputación debe consistir en

la descripción circunstanciada de un comportamiento atribuido al sujeto

sometido al proceso penal -y no en la mera producción de un resultado-,

también las pruebas deben referirse a la conducta hipotéticamente desplegada

en la realidad histórica por el imputado.

En estas actuaciones no se ha acreditado un accionar ilícito por parte de

Alvarez.

El artículo 306 del Código Procesal Penal de la Nación “requiere la

vehemente presunción de la verdad de las imputaciones, de manera que no

quede una fundada posibilidad de haberse incurrido en error (CCC Fallos,

T.V, Pág. 492), pues la gravedad de las consecuencias... así lo exige.” (Citado

por D’Albora, Francisco, “Código Procesal Penal de la Nación”, p. 296). Tal

extremo no se cumple en estas actuaciones respecto de mi asistido.

A lo largo de la presente investigación no se han recabado elementos de

convicción suficientes que permitan desvirtuar o contrariar los dichos vertidos

por nuestro asistido al momento de prestar declaración indagatoria.

Todas las circunstancias puestas de resalto en la resolución apelada pueden

ser fácilmente rebatidas con un mínimo de sentido común y teniendo siempre

21
en cuenta que no es ALVAREZ quien debe probar su inocencia, como se

pretende, invirtiendo la carga probatoria. Por todo ello, esta Defensa considera

que el decisorio que recurrimos debe ser revocado. A criterio de esta defensa,

reitero, no concurren elementos suficientes que permitan acreditar -ni aún

con la entidad convictita que este estadio exige- la participación (desde los

requerimientos sustantivos) de mi defendido en los hechos que se le imputan.

Considero valedero traer a colación lo expuesto sobre el tema por Raúl

Washington Abalos: "Podemos afirmar desde el punto de vista lógico que el

auto de procesamiento requiere la afirmación concreta de que alguien ha

violado la ley penal, y que es un paso positivo hacia la consecución del fin del

proceso, que es la verdad real. Ello se logra solamente con la afirmación de la

autoría y la culpabilidad, aunque sea probable y provisoria, pero afirmación al

fin. En caso de que el juzgador se encuentre en duda respecto de la autoría o

de la culpabilidad, debe pronunciarse por la falta de mérito, pues lo que

caracteriza la duda es la abstención del pensamiento respecto del juicio. Se

abstiene de juzgar, se piensa, pero no se emite opinión por temor a errar..."

(Abalos, Raúl Washington, Derecho Procesal Penal, Ed. Jurídicas Cuyo, tomo

III, año 1993, p. 23; los subrayados me corresponden).

Así las cosas, la decisión criticada, según entendemos, se aparta, en cuanto

atañe al análisis y solución de la situación procesal de mi asistido, del sistema

de la sana crítica racional que consagra nuestro ordenamiento, entendido

como una “…fundamentación racional respecto de la cual se pueda seguir -y

consiguientemente criticar- el curso de razonamiento que lleva a la conclusión

de que un hecho se ha producido o no se ha desarrollado de una u otra manera.

Por consiguiente, se exige como requisito de la racionalidad de la sentencia,

para que ésta se halle fundada, que sea reconocible el razonamiento del juez.

Por ello se le impone que proceda conforme a la sana crítica, que no es más

22
que la aplicación de un método racional en la reconstrucción de un hecho

pasado...”.

“No obstante, puede suceder que el método histórico se aplique, pero que se lo

haga defectuosamente, que no se hayan incorporado todas las pruebas

conducentes y procedentes; que la crítica externa no haya sido suficiente; que

la crítica interna -sobre todo- haya sido contradictoria, o que en la síntesis no

se haya aplicado adecuadamente el beneficio de la duda o que sus conclusiones

resulten contradictorias con las etapas anteriores. La valoración de la

sentencia en cuanto a estas circunstancias es tarea propia de la casación y, en

principio, no incumbe a la arbitrariedad de que entiende esta Corte. Sólo

cuando las contradicciones en la aplicación del método histórico o en las reglas

que lo limitan en el ámbito jurídico sean de tal magnitud que hagan

prácticamente irreconocible la aplicación misma del método histórico, como

cuando indudablemente desconozcan restricciones impuestas por la

Constitución, configuran la arbitrariedad que autoriza el ejercicio de la

jurisdicción extraordinaria por esta Corte.” (CSJN, “Recurso de hecho

deducido por la defensa de Matías Eugenio Casal en la causa Casal, Matías

Eugenio y otro s/ robo simple en grado de tentativa -causa N° 1681”, rto. 20-

9-05, -el resaltado es de la presente-).

Entendemos que lo antedicho, si bien se refiere a un caso en el que se revisaba

una sentencia condenatoria, tiene aplicación en resoluciones como la que aquí

criticamos, dado que a la postre podrán derivar en una sentencia condenatoria

que arrastrará aquellos vicios, y no resulta razonable suponer que deba

esperarse el momento de la sentencia para introducir cuestiones como las que

aquí se ventilan.

Por otro lado, a todo evento, y sin perjuicio de que V.S. se explaya en

cuanto al modo en que entiende acertado justificar el embargo dispuesto sobre

los bienes de mi asistido, esta Defensa entiende que resulta excesivo teniendo

23
en cuenta la pérdida de Alvarez. Ello así, la suma de Ochocientos Mil Pesos

($ 800.000.-) dispuesta por V.S. deviene excesiva y arbitraria.”.-

Asimismo, en el momento procesal oportuno, se

presentó la memoria que transcribo en su parte principal:

“INMUEBLE DE LA CALLE GALICIA 2724

(Hecho N° 1)

En lo que respecta a mi defendido, en estas actuaciones

se investiga la presunta participación de la venta fraudulenta del inmueble

sito en la calle Galicia 2724 de esta Ciudad.

No se puede observar en ninguno de los párrafos vertidos

en la resolución en crisis la participación de mi defendido en la maniobra

fraudulenta que se lo imputa.

El Sr. Álvarez tal como lo manifestara en su escrito de

declaración indagatoria trabajo desde hace 36 años aproximadamente en la

firma FLEXOGRAFICA NORTE S.R.L., dedicada a la impresión gráfica

sobre aluminio; proceso anterior a la fabricación de las tapas de aluminio de

los envases, mayoritariamente de botellas de vino, aperitivos y fármacos;

fábrica esta que fuera fundada por su padre y por su tío.

Desde el año 1990, al fallecer su padre, y con 24 años

tuvo que ocupar su lugar en la empresa, ocupó el lugar de su padre, tanto en

la empresa como en el hogar, ya que fue el sustento de su familia (su madre

Olga Haydee Bau de Álvarez y su hermana Martha).

Luego en el año 1998 fallece su tío, quedando solo al

mando de la fábrica, hasta el día de la fecha que sigue siendo el socio gerente

de la misma.

24
Con esto quiero resaltar que la actividad habitual de mi

pupilo no es la de prestamista, sino que colocó cierto dinero de la familia en

hipoteca como un negocio extra que ayude a la crisis económica que pasaba la

fábrica.

En el 2009 constituyó la primera hipoteca como acreedor,

en la escribanía del escribano Sancho, la que tal como lo dijéramos en su

oportunidad no tuvo problemas y se cobraron tanto los intereses como el

capital en tiempo y forma.

El 31/05/2010 mi defendido prestó en hipoteca la suma de

Dólares estadounidenses Sesenta y Cinco Mil (u$s 65.000) al Sr. Felix María

Muñoz quien adquiría la propiedad de la calle Galicia. A los 11 meses, el

11/04/2011, el Sr. Muñoz vende la propiedad al Sr. Forcinito y mi defendido

recupera los u$s 65.000.- invertidos.

Ahora bien, Cómo mi defendido el Sr. Álvarez, podría

saber que el poder otorgado por la Escribana Hevel Rodríguez en favor del Sr.

Luis Alberto Morales Agüero para venderle la propiedad al Sr. Muñoz era

Falso???? En todo caso, esa no hubiese sido la tarea del Profesional

interviniente el Escribano Sancho (más allá de la responsabilidad de la

Escribana Hevel Rodríguez), la de asegurarse que la documentación no fuese

apócrifa???? Cual fue el beneficio de mi defendido???? Si invirtió U$S

65.000.- Cobro 11 meses de intereses y recuperó la inversión en menos tiempo

del establecido.

El Sr. Forcinito, lo incluye en la denuncia a mi defendido

por el solo hecho de haber participado de la escritura, esto se puede observar no

solo en el escrito de denuncia, sino que en las declaraciones testimoniales de la

causa, quedando comprobada la NO participación de mi defendido en ninguno

de los delitos que se le endilgan.

25
Que, a fs. 2 vta. de la presente causa, el Sr. Forcinito

refiere que la Dra. Tommasiello le ratificó que a la fecha de venta del inmueble

cuestionado, el Escribano Sancho, el Sr. Muñoz, mi pupilo y su madre, sabían

perfectamente que la operación de venta del inmueble era nula y las causas.

Llama poderosamente la atención de esta parte que en su declaración

testimonial de fs. 63 la Dra. Tomassiello, no solamente refiere que no conoce a

mi defendido el Sr. Álvarez, sino que habló por teléfono con un empleado de la

escribanía Sancho comentándole los hechos. Lo dicho fue observado por el Juez

de Instrucción que entendió en dicha denuncia a fs. 73.

Asimismo, en la declaración testimonial de la Escribana

Gattari a fs. 228 vta., la misma refiere que: “Preguntado por S.S. para que

diga si tomó conocimiento de los hechos denunciados en esta causa, responde

que: “… sí, tomé conocimiento de ello después del otorgamiento de la

escritura, siendo que el cliente Forcinito me vino a decir que tenía problemas

para ingresar a la propiedad porque la misma estaba ocupada, pero que no

sabía por qué razón. … Forcinito me informó que el estaba en posesión de la

propiedad, y así lo coloqué en el instrumento, y luego de la firma me comentó

que tenía problemas para ingresar pues el inmueble estaba ocupado…”. Una

vez más me llama poderosamente la atención que el Sr. Forcinito refiera en su

escrito de denuncia (fs. 1 vta.) que el inmueble se vendía a un precio inferior

porque estaba usurpado y debería realizar el desalojo, cuando su escribana

refiere lo contrario.

En el considerando HECHO NRO.1 de la Resolución en

crisis V.S. sostiene que: “Que tiene por cierto y encuentra probado este

tribunal, con el grado de certeza inherente al actual estadio procesal, que

Hilda Hevel Rodriguez, Luis Alberto Morales Agüero, Eduardo Enrique

Sancho, Feliz María Muñoz y Carlos Horacio Álvarez participaron de la

venta fraudulenta del inmueble sito en la calle Galicia 2724 de esta ciudad”.

26
Esta parte se agravia de los dichos por el Magistrado Instructor, toda vez que

no considera probado ninguno de los hechos que se le imputan a mi defendido,

y tal como se expuso anteriormente, él solo constituyó varias hipotecas como

acreedor en el transcurso del tiempo, y dejó a los profesionales (Escribanos)

que hicieran los estudios de títulos y demás gestiones para asegurarle la

licitud de la operación; y de las varias hipotecas que realizó resultó que dos de

ellas fueron instrumentadas con documentación falsa, de la que jamás Álvarez

podría haber sabido, o se hicieron en abuso de su confianza.

INMUEBLE DE LA CALLE LUGONES 3541/3 (Hecho N° 3)

Ahora bien, en lo que respecta a mi pupilo, se le endilga la

participación en la maniobra defraudatoria de afectación del inmueble de la

calle Lugones, en perjuicio de la Sra. Marina Martha Paz.

Esta operación fue el 24 de noviembre de 2011, ya en la

escribanía, el escribano Bouquet Roldán le comenta al Sr. Álvarez que los

deudores ya habían firmado la escritura de hipoteca y se habían ido porque

tenían cosas que hacer y se les hacía muy tarde, pero que se había hecho

delante de él y que se habían tomado todos los recaudos, por lo que le pidió que

firmara y le dejara el dinero; cosa que lamentablemente hizo mi defendido.

Una vez más V.E., mi defendido actuó de buena fe y

confiando en las personas con las cuales ya había realizado operaciones

similares sin inconvenientes.

Esta vez, Álvarez prestó en hipoteca Dólares

Estadounidenses Cincuenta Mil (u$s 50.000.-), los cuales no solo nunca

cobró un solo mes de intereses, sino que tampoco recuperó los u$s 50.000

invertidos; por lo que no entiendo como el Instructor encuentra acreditado la

participación defraudatoria del Sr. Álvarez en esta operación, cuando en todo

caso el defraudado es mi defendido.

27
A los Sres. Sebastian Maidana, supuesto abogado, y al

Sr. Bernardo Junot (que aparece su página de Facebook con los teléfonos que

mi cliente se comunicaba, donde ya no está más), nunca se los encontró.

Insisto V.E., el Sr. Álvarez es ajeno a cualquier maniobra

defraudatoria que se lo imputa, el al igual que lo haría cualquiera de nosotros,

confió en el profesional que contrató para que lo cuidara de cualquier

defraudación y terminó defraudado e imputado injustamente.

-VI-

RESPONSABILIDAD

El “a quo” refiere en la resolución criticada que: “…

Resulta inverosímil que quién decide recurrir a los ahorros familiares para

obtener una renta, lo haga sin adoptar ningún recaudo.”; ahora de cual

recaudo estaría hablando el Magistrado Instructor, cuando mi defendido

realizó las operaciones de hipoteca mediante dos escribanos que le aseguraron

que el estudio de títulos estaba correcto y que las operaciones se podían hacer

si ningún tipo de inconveniente. Es el escribano quien nos garantiza la licitud

de las operaciones de estas características, como asi también los poderes, las

compraventas, testamentos, etc.; de no ser así y si cada uno debería “adoptar

recaudos”, debería dejar de existir la profesión del escribano…

-VII-

En principio, no advierte esta defensa cuál habría sido el

beneficio patrimonial de mi asistido, toda vez que en la hipoteca constituida en

el inmueble de la calle Galicia 2724 se celebró por Dólares Estadounidenses

Sesenta y Cinco Mil (u$s 65.000.-), recibiendo menos de un año de intereses,

ya que a los 11 meses de su constitución se vendió el inmueble, y mi asistido

recuperó el dinero invertido.

28
Menos aún, es el caso de la hipoteca de la calle Lugones

3541/3, ya que mi asistido prestó en hipoteca la suma de Dólares

Estadounidenses Cincuenta Mil (u$s 50.000) de los cuales, no solo no cobró

un centavo de intereses, sino que nunca pudo recuperar el capital invertido, o

sea perdió u$s 50.000.-.

Insiste esta parte que el recaudo tomado por mi defendido

fue siempre hacer las operaciones por ante Escribano Público de su confianza;

y esto es así tras varias operaciones hipotecarias anteriores, las que no

tuvieron ningún inconveniente, tal como se explica en el descargo presentado

por mi pupilo.

Sin perjuicio de lo antes manifestado, no podemos sino

disentir con las conclusiones a las que arriba la decisión que se cuestiona. Si

bien V.S. ensaya una hipótesis sobre la forma en que habrían ocurrido los

hechos en lo que respecta a la intervención de Álvarez, entiendo que no

surgen de la causa elementos convictivos de entidad bastante como para

fundar un auto de procesamiento a su respecto. Ello, habida cuenta que el

mismo, si bien no es un juicio acerca de la culpabilidad, de todas formas es un

juicio que indica que el grado de sospecha contra el estado de inocencia de mi

defendido ha aumentado o cuanto menos se sostiene, cuestión que, como dije,

no se produce en autos.

Del análisis de las constancias de autos no surge la

posibilidad de inferir ni siquiera con un mínimo grado de certeza que esta

etapa requiere, la responsabilidad penal de mi asistido y si existiera una duda,

que es lo único que surge con claridad, esta duda indefectiblemente deberá

resolverse a favor del imputado.

La resolución apelada asimismo, viola las prescripciones

del art.123 del C.P.P.N. en cuanto, bajo pena de nulidad, señala la

obligatoriedad de motivar las sentencias y los autos, interpretando la

29
jurisprudencia de la Excma. Cámara de Casación Penal y la Excma. Cámara

en lo Criminal y Correccional que la fundamentación aparente es asimilable a

la falta de motivación.

La fundamentación de la afirmación expuesta no tiene por

objeto las simples objeciones o críticas a la motivación, (las que serán

analizadas oportunamente) sino de resaltar a V.E. la total falta de

cumplimiento de los objetivos de revelar las razones de juicio lógico que

sustentan la resolución, la valoración de la prueba y una explicación referente

a cómo se llegó a tal decisión.

Del contexto de la causa surge indubitablemente que aun

no se han realizado una serie de medidas pedidas por la defensa que

descartarían la figura enrostrada o bien la participación penal de mi pupilo.

El ofrecimiento de testimonios de esta parte de personas

que estuvieron presentes en el hecho, no han sido escuchados aun.

Reitero, no existe elemento alguno que permita acreditar,

ni aún con el grado de probabilidad requerido en esta etapa procesal, que mi

defendido deba ser procesado

Y esto no escapa seguramente al elevadísimo criterio de

V.E. que deberá fallar conforme a derecho y no surge de la resolución en crisis

una adecuada relación de los hechos que permita inferir el procesamiento en

crisis, constituyendo las afirmaciones en tal sentido, interpretaciones

dogmáticas sin sustento en las probanzas producidas.

En suma esta parte entiende, y así lo solicita a V.E. que la

resolución recurrida, más allá de adolecer de vicios en su fundamentación que

la descalifican como acto jurisdiccional valido, se aparta de las constancias de

autos, no valorando objetivamente las probanzas que la componen, las que

determinan certeramente la necesidad de revocar el fallo apelado.

30
Téngase presente, asimismo, que así como toda

imputación debe consistir en la descripción circunstanciada de un

comportamiento atribuido al sujeto sometido al proceso penal -y no en la mera

producción de un resultado-, también las pruebas deben referirse a la

conducta hipotéticamente desplegada en la realidad histórica por el imputado.

En estas actuaciones no se ha acreditado un accionar

ilícito por parte de Alvarez.

Todas las circunstancias puestas de resalto en la

resolución apelada pueden ser fácilmente rebatidas con un mínimo de sentido

común y teniendo siempre en cuenta que no es ALVAREZ quien debe probar

su inocencia, como se pretende, invirtiendo la carga probatoria. Por todo ello,

esta Defensa considera que el decisorio que recurrimos debe ser revocado. A

criterio de esta defensa, reitero, no concurren elementos suficientes que

permitan acreditar -ni aún con la entidad convictita que este estadio exige- la

participación (desde los requerimientos sustantivos) de mi defendido en los

hechos que se le imputan.

Por otro lado, a todo evento, y sin perjuicio de que V.S. se

explaya en cuanto al modo en que entiende acertado justificar el embargo

dispuesto sobre los bienes de mi asistido, esta Defensa entiende que resulta

excesivo teniendo en cuenta la pérdida de Alvarez. Ello así, la suma de

Ochocientos Mil Pesos ($ 800.000.-) dispuesta por V.S. deviene excesiva y

arbitraria.”

Luego de darle el trámite de rigor a esta apelación es que

con fecha 27 de Diciembre de 2016 se expide la Sala 2 de la Excelentísima

Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal en el

fallo motivo del presente Recurso.

-IV-

31
CRÍTICA DE LA RESOLUCIÓN EN ESTUDIO

Tal como lo adelantáramos en puntos anteriores la falta de

análisis y de fundamentación de la sentencia en cuestión motivan la

presentación del presente Recurso de Casación.

Es por lo expuesto que en este punto de la presentación

atacaremos puntualmente el decisorio recurrido.

En el que V.E. expresa:

“En tal punto, cabe resaltar el testimonio del Asesor Jurídico

Notarial del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires (fs.

1002/1005) de donde se desprenden ciertas circunstancias que

demuestran que las irregularidades ocurridas no pudieron ser inadvertidas

por los profesionales actuantes. En tal sentido manifestó -entre

otras circunstancias- en cuanto a la coincidencia del monto de la compra de

M. y la hipoteca gravada celebrada por C. H. Á., que “no es

frecuente que se otorgue un mutuo con garantía hipotecaria por el valor total

de la compra del inmueble, ya que los gastos de una eventual ejecución en

caso de falta de restitución del capital no estarían suficientemente cubiertos

por el valor del inmueble, por lo que parece llamativo esa mecánica”.”.

En este párrafo V.E. basa todos sus argumentos para

endilgarle culpabilidad a mi asistido en el HECHO Nro. 1, en el testimonio

del Asesor Jurídico Notarial del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos

Aires, que si bien refiere que “no es frecuente que se otorgue un mutuo con

garantía hipotecaria por el valor total de la compra del inmueble, ya que los

gastos de una eventual ejecución en caso de falta de restitución del capital no

estarían suficientemente cubiertos por el valor del inmueble, por lo que parece

llamativo esa mecánica”; nunca dice que ESTA PROHIBIDO, O ESTA

PENADO, realizar una hipoteca por el valor real de un inmueble; más aún

cuando ese valor es muy inferior al valor de plaza, ya que como puede apreciar

32
el elevado criterio de V.V.E.E. se realizó una hipoteca por Dólares

Estadounidenses Sesenta y Cinco Mil (u$s 65.000.-) y se vendió el inmueble

al Sr. Forcinito en Dólares Estadounidenses Ciento Veinte Mil (u$s

120.000.-); por lo que en una eventual ejecución hipotecaria hubieran estado

cubiertos los gastos de ejecución ampliamente y NO como lo expresa e

interpreta V.E. para su resolución.

Respecto al HECHO Nro. 3, V.E. en su Resolución en crítica y

respecto a mi pupilo dice:

“Respecto de Á., tampoco puede sostenerse que desconocía las circunstancias

en que se firmaron las escrituras nro. 360 -del31/05/10- y el consecuente

levantamiento de hipoteca, y la escritura 187,que celebró en calidad de

acreedor los mutuos con garantía hipotecaria que mediante ellas se

instrumentaron, no pudiendo sostenerse a esta altura los argumentos

brindados en su descargo (fs. 1218/35) en cuanto a que su

familia comenzó a dedicarse a la constitución de mutuos hipotecarios con

ahorros que poseían, para conseguir una renta, y en que en los

mismos intervenía el escribano S., que era de su plena confianza. En este

punto, cobra relevancia el hecho que el imputado no haya siquiera

conocido el inmueble sito en la calle G. que garantizaba el mutuo, y

en el caso del domicilio de L. ni siquiera conoció a los deudores.”.

Con respecto a este párrafo cuando V.E. una vez más realiza

una interpretación errónea de los hechos y circunstancias acaecidas, ya que

como hemos demostrado en la etapa instructoria, mi asistido el Sr. Álvarez es

socio gerente de una empresa familiar que fundó su padre hace más de 30

años, y se acreditó el origen de los fondos utilizados para comenzar a realizar

hipotecas, describiendo desde la primera hasta la última realizada; por lo que

no entendemos porque V.E. duda al decir que: ”no pudiendo sostenerse a esta

altura los argumentos brindados en su descargo (fs. 1218/35) en

33
cuanto a que su familia comenzó a dedicarse a la constitución de mutuos

hipotecarios con ahorros que poseían, para conseguir una renta, y

en que en los mismos intervenía el escribano S., que era de su plena

confianza”.

Una vez más, consideramos que no existe obligación alguna de

conocer el inmueble a hipotecar y mucho menos a los deudores; y más aún

cuando el negocio te lo ofrece un escribano que se considera de suma confianza

y que hasta este momento nunca habíamos tenido problema alguno.

Respecto al embargo impuesto a mi pupilo, V.E. dice:

“IV- Respecto a los embargos impuestos que fueron apelados por las

defensas de E. E. S., C. H. Á. y M. M. K. C., cabe señalar que

la suma dispuesta para cada caso, lejos de parecer desproporcionada

como lo pretenden las respectivas defensas, “... deben encontrarse

limitada por el daño efectivo que, a primera vista, resulte de las constancias

de la causa... sin perjuicio de las otras variables comprendidas por

el precepto...” (G. R. N. – R. R. D., Código Procesal Penal de la Nación,

Análisis doctrinal y jurisprudencial; editorial Hammurabi, pág. 1295,

Buenos Aires, edición 2004).De esa forma, teniendo en especial

consideración las particulares maniobras que se les imputan a los

encartados y los perjuicios ocasionados a los damnificados, el monto fijado luce

fundamentado y de acuerdo a las previsiones de los artículos 518 y 533del

C.P.P.N., comprensivos de la eventual indemnización civil, la multa a laque

se refiere el artículo 22 bis del Código Penal -en tanto los delitos por lo que

los imputados se encuentran procesados no la prevén como

sanción específica-, además de las costas del proceso.”.

Seguimos considerando desproporcionado el monto impuesto

de embargo, tal como se viene sosteniendo en todas las etapas recursivas.

34
-V-

FUNDAMENTOS DE ESTE RECURSO

En opinión de esta Defensa, resultarían seriamente

vulneradas las garantías procésales constitucionales que amparan a Carlos

Horacio Álvarez en su calidad de sujeto sometido a proceso penal, si quedara

firme el fallo de ese Excmo. Tribunal por el cual se confirma el procesamiento

del nombrado.

Recuerdo entonces que la falta de fundamentación del

pronunciamiento que recurro, o si se quiere, su fundamentación aparente

basada en constancias valoradas de manera arbitraria, conforma una nulidad

expresa y absoluta, vinculada estrechamente con la garantía de defensa en

juicio, la que exige por sobre todas las cosas "... que no se prive a nadie

arbitrariamente de la adecuada y oportuna tutela de los derechos que pudieran

asistirle (Fallos 267-228 y sentencia del 9 de setiembre de 1975 in re Q.11

"Quenón, N. c/ Director del Banco Popular Financiero s/ demanda ordinaria,

Fallos 292-493) asegurando a todos los litigantes por igual el derecho a

obtener una sentencia fundada, previo juicio llevado en legal forma, ya se

trate del procedimiento civil o criminal (Fallos, 268:266) requiriéndose

indispensablemente la observancia de las formas sustanciales relativas a

acusación, defensa, prueba y sentencia (Fallos, 272:188)”. (Bidart Campos,

Germán J.; La Corte Suprema, Ed. Ediar, año 1984, Pág.136).

El pronunciamiento que critico no da cuenta de la

existencia de elementos de convicción suficientes para estimar, por un lado,

que existe un hecho delictuoso y por el otro, que el imputado es culpable como

partícipe de éste, análisis que no debe quedar en el fuero íntimo del magistrado

sino que éste debe, por imposición legal, relatar someramente el hecho

35
delictuoso y el razonamiento del que surge la conexión entre éste, la prueba y

la intervención que atribuye al imputado en el mismo.

Para que sea procedente un auto de las implicancias del

que recurro deben reunirse previamente, siguiendo las pautas fijadas por la

normativa legal y supralegal aplicable, elementos de convicción suficientes

para estimar, por un lado, que existe un hecho delictuoso y por el otro, que el

imputado es culpable como partícipe de éste. Se impone, luego, un relato de la

conducta presuntamente ilícita por la que se dicta el procesamiento y la

exposición del razonamiento lógico que ha llevado al juzgador a concluir que

hay una conexión objetiva y subjetiva entre en el hecho y el imputado.

Este análisis se basa en la prueba de cargo que se agrega al expediente y en su

valoración conforme a derecho, lo que no se ha realizado aquí, tales extremos,

ausentes en el decisorio cuya nulidad propicio.

En lo que respecta a la falta de fundamentación que

presenta la decisión que recurro, me permito recordar la doctrina sentada por

la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal, cuando sostuvo in re

“Ruere, Edgardo s/recurso de casación e inconstitucionalidad” (Dic..- 2004)

que “De lo reseñado, se desprende que la fundamentación de la resolución es

aparente, ya que las aserciones o negaciones dogmáticas efectuadas no han

sido vinculadas con las pruebas seleccionadas y valoradas. Únicamente se

limitan a reproducir estándares doctrinarios o jurisprudenciales sin ponerlos

razonadamente en relación con los hechos de la causa (Cafferata Nores, José

I.- Tarditti, Aida; Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba.

Comentado, Tomo 2, Editorial Mediterránea, Córdoba, 2003, pág. 290)”.

“Reiterada jurisprudencia de la Corte Suprema de

Justicia de la Nación, ha dicho que, corresponde dejar sin efecto el fallo que

prescinde de valorar las pruebas conducentes e infringe la regla de la sana

crítica judicial mediante una afirmación dogmática y genérica desvinculada

36
de lo sostenido y probado en el juicio, ya que la omisión señalada afecta de

forma directa e inmediata la garantía de defensa en juicio (Fallos 294:338).”.

En el mismo sentido ha dicho que “la sentencia que no

traduce una apreciación crítica y fundada de los elementos relevantes de la

litis, satisface sólo en forma aparente la necesidad de ser derivación razonada

del derecho vigente con adecuada referencia a los hechos de la causa y debe ser

descalificada en su carácter de acto judicial “ (Fallos 311:49).

“Resulta nula la sentencia que carece de una

determinación precisa circunstanciada del hecho delictivo que se estima

acreditado, sin respetar aunque sea mínimamente las normas aplicables (arts.

123, 398, 399 y 404 inc. 2do. y 3ro. del C.P.P.N.), conculcándose de este

modo la garantía de la defensa en juicio consagrada en el artículo 18 de la

Constitución Nacional” Y que “Los jueces tienen el deber de motivar las

sentencias y ello se realiza cuando se expresan las cuestiones de hecho y

derecho que los llevan a concluir en un caso concreto de un determinado

modo. Se cumple así un principio que hace al sistema republicano, que se

trasunta en la posibilidad que los justiciables, al ser absueltos o condenados

puedan comprender claramente por que lo han sido.

Asimismo revisten singular importancia los motivos dados por los jueces en el

decisorio, al ser el antecedente fundamental que tendrán los eventuales

recurrentes para fundar esos agravios y así ejercer el debido control de la

actividad jurisdiccional”. (CNCP, Sala III, en causa “SILBERSTEIN, ERIC

Y LOSIL S.A. s/ RECURSO DE CASACION, nro. 489, fechada en 15 de

abril de 1996).

Entiendo que la decisión del Tribunal, en tanto

descansa en afirmaciones dogmáticas, se aparta del sistema de la sana crítica

racional que impera en nuestro ordenamiento entendido como una

“fundamentación racional respecto de la cual se pueda seguir -y

37
consiguientemente criticar- el curso de razonamiento que lleva a la conclusión

de que un hecho se ha producido o no o se ha desarrollado de una u otra

manera. “Por consiguiente, se exige como requisito de la racionalidad de la

sentencia, para que ésta se halle fundada, que sea reconocible el razonamiento

del juez. Por ello se le impone que proceda conforme a la sana crítica, que no

es más que la aplicación de un método racional en la reconstrucción de un

hecho pasado...”

“No obstante, puede suceder que el método histórico se

aplique, pero que se lo haga defectuosamente, que no se hayan incorporado

todas las pruebas conducentes y procedentes; que la crítica externa no haya

sido suficiente; que la crítica interna —sobre todo— haya sido contradictoria,

o que en la síntesis no se haya aplicado adecuadamente el beneficio de la duda

o que sus conclusiones resulten contradictorias con las etapas anteriores. La

valoración de la sentencia en cuanto a estas circunstancias es tarea propia de

la casación y, en principio, no incumbe a la arbitrariedad de que entiende esta

Corte. Sólo cuando las contradicciones en la aplicación del método histórico o

en las reglas que lo limitan en el ámbito jurídico sean de tal magnitud que

hagan prácticamente irreconocible la aplicación misma del método histórico,

como cuando indudablemente desconozcan restricciones impuestas por la

Constitución, configuran la arbitrariedad que autoriza el ejercicio de la

jurisdicción extraordinaria por esta Corte.” (CSJN, "Recurso de hecho

deducido por la defensa de Matías Eugenio Casal en la causa Casal, Matías

Eugenio y otro s/ robo simple en grado de tentativa —causa N° 1681—", rto.

20-9-05). Y si bien ello se refiere a un caso en el que se revisaba una sentencia

condenatoria, debe aplicarse a resoluciones como la que aquí critico dado que a

la postre podrán derivar en un pronunciamiento final que arrastrará aquellos

vicios.

38
Queda, por lo antedicho, evidenciada la falta de

motivación en el decisorio dictado por ese Excmo. Tribunal el pasado 27 de

Diciembre de 2013, circunstancia que torna procedente la casación que nos

ocupa.

Adjudicar a mi asistido, a partir de las constancias

hasta ahora reunidas y a las que me he referido una a una ut supra, algún tipo

de intervención en el ilícito, transgrede todos los derechos vinculados a la

inocencia y a la defensa en juicio del imputado, sin perjuicio de herir

gravemente la razonabilidad que ha de guiar los actos de gobierno.

La decisión de V.E., con las observaciones que esta

defensa realizara al respecto, no dan fundamento alguno que acuerde sustento

a la conclusión incriminatoria respecto de mí defendido.

3) LEGITIMACIÓN ACTIVA (ART. 432, 2° PÁRRAFO, DEL C.P.P.N.)

Con lo expuesto precedentemente queda demostrado, asimismo, que este

recurso es interpuesto por quien tiene derecho de recurrir, atento el interés

directo (fundado en un perjuicio efectivo) que esta defensa en estas actuaciones,

tiene en la cuestión.

4) TÉRMINO Y LUGAR DE INTERPOSICIÓN DEL RECURSO (ART. 476

DEL C.P.P.N.)

Esta defensa se notificó de la resolución que se impugna, dictada por esa

Excma. Sala “ 2° ” de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y

Correccional Federal, el pasado 10 de marzo de 2017, motivo por el cual el

39
presente recurso de Queja es interpuesto en término por ante esta Cámara

Federal de Casación Penal.

III.-

DE LA RESOLUCIÓN

Se da, que la Alzada se erige en revisor de su propia decisión,

siendo del caso señalar que no puede aceptarse que la misma Alzada –al

rechazar la procedencia del recurso de casación- diga que ella misma se encargó

de motivar adecuadamente el fallo y que no trasgredió la regla del art.123 del

ritual, cuando –en rigor de verdad- ese examen está exclusivamente reservado al

Tribunal de Casación.

En efecto, la Alzada dice que las decisiones como la atacada, no

reúnen la calidad de sentencia definitiva, desoyendo a lo dicho por la CSJN,

pecando de ausencia de motivación al rechazar la procedencia del recurso

casatorio (art.123 y 404, inc. 2 CPPN).

La Alzada soslaya, olímpicamente, la doctrina jurisprudencial

trazada por la CSJN en el precedente “Casal”, donde el Alto Tribunal

explícitamente hizo extensivo el alcance de la inspección casacional a cuestiones

de hecho y prueba.

Lo escuálido de la decisión de la Alzada, más allá de la sustancia

misma del decisorio, se mide –además- por su extensión: media carilla para

descalificar en una formulación dogmática la procedencia del recurso de

Casación.

40
IV.-

DE LA DENEGATORIA DEL RECURSO

Es por ello, Excma. Cámara, por las razones recientemente

explicadas que, esta parte interpuso el día 02 de Febrero de 2017 un Recurso de

Casación, al considerar que en el resolutorio de fecha 27 de Diciembre de 2016,

además de inobservarse las normas que obligatoriamente y bajo pena de

nulidad, establece nuestro Código Procesal Penal de la Nación (al carecerse de la

debida motivación), se aplicó erróneamente la ley penal sustantiva,

advirtiéndose, fundamentalmente, que en el contenido del mismo, se habrían

vulnerado los derechos constitucionales de defensa en juicio y debido proceso

legal y principio de legalidad, entre otros, que conciernen a esta defensa, lo que

constituye CAUSAL DE ARBITRARIEDAD.

Su consecuencia lógica, Excma. Cámara: se nos denegó el

Recurso de Casación interpuesto contra dicho resolutorio (Fallo ahora

impugnado de fecha 09 de Marzo de 2017).

V.-

PROCEDENCIA DE LA QUEJA

41
Le corresponde -pues- al Tribunal Casacional resolver

acerca del fondo del asunto de conformidad con la potestad conferida por el

art.470 del ritual, toda vez que -como se ha sostenido- “... El recurso de casación

abre una nueva instancia extraordinaria, en la que, siempre dentro del mismo proceso, se

examina nuevamente la aplicación del derecho, de modo que avocado el Tribunal al

conocimiento del litigio y decidirlo con arreglo a la ley, o norma que declare aplicable, o

por interpretación correcta de la misma; es lo que define el vocablo casar”. ( cfr. “Ábalos,

Raúl Washington. “ Tratado de Derecho Procesal Penal”, pag. 1012).

Y en este caso esta parte fundará y explicitará al detalle

todos y cada uno de los motivos que hacen procedente la apertura de la queja y

la nulidad –por arbitraria- respecto de la resolución del “a quo”.

VI.-

FUNDAMENTACIÓN AUTÓNOMA DE LA QUEJA.

El gravamen irreparable se produce cuando no es

susceptible de obviarse durante el trámite del proceso ni en la sentencia

definitiva.

Corresponderá entonces darle curso favorable al presente

recurso de queja -art.476 y cdtes del.CPPN por denegatoria de apelación (arts.449

y cdtes. CPPN), por cuanto la decisión del “a quo” acerca de la admisibilidad del

recurso, no vincula al Tribunal de Alzada, pues, ante su eventual concesión

errónea correspondería devolver las actuaciones sin pronunciarse sobre el fondo.

(art. 444 párrafo segundo CPPN).-

42
A su vez, el reexámen acerca de la admisibilidad puede ser

reclamado por el recurrente cuando se desestimó su solicitud por el órgano que

dictó la resolución cuestionada.-

De este modo, queda claro que, sea por el Tribunal Superior

o por el impugnante frustrado, existe la posibilidad de revisar la resolución

sobre el punto. El Tribunal “ad quem” puede reconsiderar las condiciones de

admisibilidad aceptadas en ese momento y, al pronunciarse sobre el mérito del

recurso, desestimarlo por ausencia de aquellas; en ese sentido, son más amplias

sus atribuciones, en cuanto a la oportunidad, que las del recurrente frustrado.-

En el primer examen sobre la admisibilidad del recurso, la

decisión del Tribunal “a quo” rebasa el mero control de los recaudos atingentes a

la actividad, lugar, tiempo y forma, pues puede avanzar sin convertirse en Juez

de su propio fallo e impedir el progreso del trámite cuando del estudio surja la

improcedencia (CNCP, Sala II, B.J. nro. 4, Págs 75/76, Sala II, B.J. nro. 4 pág. 88).-

La queja debe tener fundamentación autónoma y contener una

relación concreta de los hechos de la causa y de la resolución recurrida, como

también una crítica prolija y circunstanciada de los argumentos expuestos

tendientes a que el recurso prospere ( CNCP, Sala III, B.J. Nro. 5, págs. 95/96,

CNCP, Sala I, f. 91.653, L.L. del 5/X/93).

Es condición inexcusable de validez de un acto

jurisdiccional que el mismo sea conclusión razonada y motivada del derecho

vigente, con particular referencia a las circunstancias comprobadas en el caso

(CSJN, Fallos: 236: 27 y otros). A su vez, esto último no excusa la indiferencia de

los jueces respecto de su objetiva verdad, por cuanto la renuncia consciente a la

43
verdad es incompatible con el servicio de la justicia ( CSJN “ Colalillo C/ España

y Río de la Plata Cia. de Seguros”, 18/9/57).

La misión judicial no se agota con la remisión a la letra de la

ley, toda vez que los jueces, en cuanto servidores, no pueden prescindir de la

“ratio legis” y del espíritu de la norma.

La autocontradicción de la sentencia es otra causal autónoma

de arbitrariedad que la descalifica como pronunciamiento judicial válido (Fallos

262:209, 262:263; 279:176, 285:614, 296:424, entre muchos otros).

Es en este punto de gran utilidad la doctrina elaborada por la

Corte Suprema de Justicia de la Nación en torno a la interpretación de la ley y las

consecuencias derivadas de tal operación. Sobre ello expresó que:

“ (…) la exégesis de la ley requiere la máxima prudencia, cuidando que la inteligencia que

se le asigne no pueda llevar a la pérdida de un derecho, o el excesivo rigor de los

razonamientos no desnaturalice el espíritu que ha inspirado su sanción”( CSJN “Alfonso

de Duarte, Gloria Mirta c/ Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación”, 15 de

Julio de 2003, Fallos 326:2390; “Yofre de Vaca Narvaja, Susana c/ Ministerio del

Interior”, 14 de Octubre de 2004, Fallos 327:4241 y “Díaz Cabral, Marcelo Gonzalo c/

Estado Nacional (Min. Justicia)” 18 de Julio de 2006, Fallos 329:2890).

“ (…) la interpretación debe hacerse armónicamente teniendo en cuenta la totalidad del

ordenamiento jurídico y los principios y garantías de raigambre constitucional, para

obtener un resultado adecuado, pues la admisión de soluciones notoriamente disvaliosas

no resulta compatible con el fin común, tanto de la tarea legislativa como de la judicial”

(CSJN “Bagnat, Juan Carlos c/ Nación Argentina (Estado Mayor General Naval)”, 3 de

Octubre de 1988, Fallos 311:255; “Quiles, Alfonso Carlos s/Robo en grado de tentativa”

27 de Octubre de 1994, Fallos 317:1440; “Corradini, Nicolás Nazareno c/ Estado

44
Nacional s/ Empleo Público”, 4 de Julio de 2007, Fallos 329:2419 y “Díaz Cabral,

Marcelo Gonzalo c/ Estado Nacional (Min. Justicia)” 18 de Julio de 2006, Fallos

329:2890).

“ (…) la hermenéutica de las normas constitucionales y legales no puede ser realizada por

el intérprete en un estado de indiferencia respecto del resultado y sin tener en cuenta el

contexto social en que tal resultado fue previsto originariamente y habrá de ser aplicado al

tiempo de la emisión de un fallo judicial”(CSJN “Sosa, Marcelo Claudio s/ Recurso

Extraordinario” 9 de Agosto de 2001, Fallos 324:2153).

“ (…) es necesario buscar en todo tiempo una interpretación valiosa de los que las

normas, jurídicamente, han querido mandar, de suerte que la admisión de soluciones

notoriamente injustas cuando es posible arbitrar otras de mérito opuesto, no resulta

compatible con el fin común de la tarea legislativa y de la judicial” (CSJN “Yofre de Vaca

Narvaja, Susana c/ Ministerio del Interior”, 14 de Octubre de 2004, Fallos 327:4241).

VII.-

INTRODUCCIÓN A LA CUESTIÓN CASATORIA

La denominada garantía de la doble instancia consagrada en el

derecho argentino con anterioridad a la reforma constitucional del año 1994 y su

funcionamiento posterior a dicha reforma son aspectos que corresponde abordar

como paso previo al estudio de la cuestión de fondo.

Lo propio debe decirse en punto a la cuestión vinculada a

cómo funciona el recurso de casación en el contexto de dicha garantía, para lo

cual se impondrá inexorablemente una revista acerca de distintos precedentes

45
tanto de la Corte Suprema de Justicia de la Nación como de la Excma. Cámara

Federal de Casación Penal, para, finalmente, tratar de elaborar una conclusión

que permita responder al interrogante que desde ya se deja planteado.-

¿Es el recurso de casación la vía legal adecuada para dar satisfacción a la

garantía mentada?

VIII.-

CONSIDERACIONES PREVIAS SOBRE LA CASACIÓN.

Sin perjuicio de la circunscripción del tema efectuada en el

parágrafo anterior, resultará útil brindar un concepto acerca del alcance de la

denominada garantía de la doble instancia.-

Y en este sentido puede establecerse que ésta opera en el

contexto de los recursos cumpliendo la función de permitir que otro tribunal u

órgano jurisdiccional revise lo resuelto por el anterior; se trata de la posibilidad

prevista por el sistema procesal de que otro tribunal, generalmente de mayor

jerarquía organizacional, tome conocimiento de la decisión jurisdiccional

adoptada por el "inferior".-

Para reforzar esa garantía fueron previstos distintos tipos de

recursos que con mayor o menor extensión y dirigidos a distintos órganos

jurisdiccionales, permiten y aseguran dicho conocimiento.

De lo que -en rigor de verdad- se trata no es otra cosa más que

es de fijar cuál es el alcance de la doble instancia, es decir si ésta resulta ser un

46
nuevo análisis total y completo del caso o si solamente implica una revisión

limitada.-

En ese mismo contexto, cabrá interpretar que excede el

marco de esta impugnación el desarrollo de las discusiones que se plantearon en

torno a las bondades de la única o doble instancia , máxime con la reforma

constitucional y la incorporación al art. 75, inc. 22 de los tratados de derechos

humanos que expresamente previeron la necesidad de otra instancia de revisión

sin perjuicio de lo cual debe señalarse que la doble instancia no puede ser

equivalente a "otro" juicio con los mismos alcances y grados de conocimiento que

el anterior, si así fuera se estaría afectando no sólo el principio de preclusión y

firmeza de los actos procesales, sino que, en el plano de la política criminal, se

estaría conmoviendo la seguridad jurídica que el sistema penal debe irradiar.-

Antes de la reforma constitucional del año 1994, que

incorporó, en los instrumentos que más adelante se habrán de detallar, la

garantía de la doble instancia, con jerarquía de derecho constitucional, que en

nuestro país únicamente regía a nivel legal, es decir, en los distintos

ordenamientos procesales que preveían distintas modalidades recursivas; amén

de la ley 48 (Adla, 1852-1880, 364), que reglamentó el Recurso Extraordinario

Federal y la ley 23.054 que incorporó el llamado "Pacto de San José de Costa

Rica" (Adla, XLIV-B, 1250) que estatuyó en el art. 8° inc. 2, literal h) "... durante el

proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías

mínimas: (...) derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior".-

En esta etapa y aun antes de la sanción de la ley 23.054 tanto

la doctrina como la jurisprudencia eran contestes en afirmar que la garantía de la

doble instancia no constituía una garantía de orden constitucional, siendo

47
posible inclusive un sistema de "única instancia", tal como está previsto por el

art. 117 (ex. 101) de la Constitución Nacional para los casos de competencia

originaria de la Corte Suprema de Justicia.-

Resulta claro, en consecuencia, que el tema comienza a

tomar una envergadura distinta con la reforma constitucional que, en el año 1994

elevó a la cúspide de la pirámide jurídica una serie de derechos y garantías "...

que no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución" y que,

de alguna manera, significó receptar la línea jurisprudencial indicada por la

Corte Suprema de Justicia en los precedentes "Ekmekdjian c. Sofovich" (rta. el

7/7/92, La Ley, 1992-C, 543; DJ, 1992-2.-296; DJ, 1996-1-770; ED,148-338) y

"Fibraca" (rta el 7/7/93, La Ley Colección de Análisis Jurisprudencial, Derecho

Constitucional; ED, 154-161), respecto de la jerarquía de los tratados frente a la

ley.-

Así, los textos internacionales que ahora ostentan jerarquía

constitucional son: Convención Americana de Derechos Humanos (art.8, N° 2, h

citado supra) y con una redacción similar aunque quizás con un efecto más

restrictivo, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Adla, XLVI-B,

1107), artículo 14, N° 5 que dispone: "... toda persona declarada culpable de un

delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya

impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo prescrito por la

ley".-

En consecuencia hoy ya no se discute que en nuestro

proceso penal la doble instancia debe estar presente, el tema es establecer si el

recurso de casación cumple, tal como está previsto, con la manda constitucional.-

48
Evidentemente la casación cumple una función esencial

dentro de nuestro sistema procesal penal, así en lo atinente a la unificación de

criterios jurisprudenciales y la interpretación uniforme de las normas jurídicas,

proporcionando un mínimo de certeza en el derecho , necesario para contribuir

con la sensación de seguridad jurídica.-

Sin embargo nuestro ordenamiento procesal penal de orden

nacional, expresamente previó los motivos por los cuales un asunto puede llegar

a conocimiento del Alto Tribunal. Así el art. 456 en dos incisos establece la

materia que podrá ponerse a consideración de "La Casación", para luego fijar las

partes que podrán interponer el recurso y en su caso la posibilidad de reenvío

(casación formal) o anulación y mediando la casación del fallo, decisión

correspondiente (arts. 470 y 471), todo ello en el contexto de un esquema taxativo

expresamente indicado por el art. 432, para el que no fue previsto ninguna

fórmula genérica, al estilo de la prevista para el recurso de apelación en el art.

449 ("... o que causen gravamen irreparable"), con lo cual se veía venir la

necesidad de la interpretación jurisdiccional a la luz del nuevo texto

constitucional frente al estrecho margen previsto por el legislador.-

Antes de abordar el tratamiento de los criterios de la Corte

Suprema y de la Cámara de Casación, resultaría importante indicar que autores

de la talla de Maier pregonan la "ordinarización" del recurso de casación, para lo

cual en dicha instancia todo debería admitirse incluyendo la posibilidad de

actividad probatoria (tal como se legisló en el art. 457 del "nuevo" Código

Procesal Penal de la Pcia. de Buenos Aires), ello en aras de dar plena satisfacción

al derecho tanto del inculpado como de la querella de recurrir el fallo.-

49
IX.-

LA CUESTIÓN CASATORIA SEGÚN LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Y

LA CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN PENAL.

Evidentemente no puede dejar de señalarse en primer lugar el

caso "Giroldi" (La Ley, 1995-D, 462). Este caso se inició con una condena de un

mes de prisión en suspenso impuesta a Horacio Giroldi y a Raúl Hatchondo por

el Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 6 de la Ciudad de Buenos Aires.-

Contra esta resolución la defensa interpuso recurso de casación

alegando violación a las garantías del debido proceso y defensa en juicio, los que

consideró dentro de las hipótesis del art. 456 del CPP; subsidiariamente planteó

la inconstitucionalidad del límite establecido por el segundo inciso del art. 459

argumentando en el sentido que dicho límite no resulta aplicable al caso frente a

la violación de garantías constitucionales.-

Concedido el recurso por el Tribunal Oral, la Cámara Nacional

de Casación rechazó el planteo de inconstitucionalidad y declaró inadmisible

(mal concedido) el recurso en cuestión. Para así sostenerlo el Alto Tribunal

interpretó vigente la doctrina del precedente "Jáuregui", en cuanto a que el

requisito de la doble instancia en materia penal quedaba satisfecho con la

posibilidad de interponer el recurso extraordinario .-

Dicho sea de paso este último precedente indicado era la

jurisprudencia imperante en el momento en que se expidió la Excma. Cámara de

Casación, oportunidad en la que se sostenía que el recurso extraordinario era una

instancia suficiente para dar respuesta al Pacto de San José de Costa Rica (por el

50
art. 31, la ley y el tratado tienen igual jerarquía), habiendo sostenido la Corte que

si la ley no satisfacía el recurso previsto, así debía aplicarse, al no tener amparo

constitucional la doble instancia. Asimismo, la revisión prevista por el "Pacto"

era la revisión de la legalidad del fallo que imponía una pena y ello era

susceptible de recurrirse a la Corte.-

Finalmente y en la inteligencia de que frente a una cuestión

federal, la Corte Suprema sí abriría el recurso, la Casación se expidió

negativamente. Como se sabe la Corte Suprema acogió la queja, varió su criterio,

con el fin de receptar adecuadamente el "doble conforme", y declaró

inconstitucional el inc. 2° del art. 459 del CPP.

En lo medular la Corte interpretó que la modificación operada

al art. 280 del CPC por la ley 23.774 del año 1990 (Adla, L-B, 1256), significó

restringir aun más la posibilidad de interponer eficazmente el recurso

extraordinario y que "... la forma más adecuada para asegurar la garantía de la

doble instancia en materia penal prevista en la Convención Americana sobre

Derechos Humanos... es convalidar la invalidez constitucional de la limitación

establecida en el art. 459, inc. 2° del CPP, en cuanto veda la admisibilidad del

recurso de casación contra sentencias de los tribunales en lo criminal en razón

del monto de la pena...".-

Asimismo ubicó a la Cámara de Casación como Tribunal

"intermedio" entre la Corte y las Cámaras de Apelaciones, no siendo ajeno por

tanto al análisis de cuestiones federales planteadas. Concretamente entonces, lo

central de este precedente fue el reconocimiento constitucional de la (ahora sí)

garantía de la doble instancia y la inaplicabilidad de cuestiones formales que

permitían rechazar el recurso (art. 459, inc. 2°).-

51
Otro precedente de la Corte Suprema de Justicia, en la misma

línea que Giroldi, fue el caso "Alvarez". En este caso, el juez correccional que se

encontraba en conocimiento del tema, había dispuesto citar a dos legisladores

(diputados nacionales) a la respectiva audiencia de conciliación, lo que motivó

un pedido de nulidad por parte de la defensa de dichos diputados, en la

inteligencia que ello significaba someterlos al proceso por sobre los fueros que

ostentaban.-

El juez correccional rechazó el planteo nulidicente porque

sostuvo que los dichos, supuestamente injuriantes de los legisladores que se

estaban analizando en la causa penal (art. 110, CP), habían sido expresados al

margen de su función político - parlamentaria.-

La defensa interpuso recurso de casación por la causal prevista

por el inc. 2 del art. 456 del CPP, esto es, inobservancia de formas esenciales del

procedimiento establecidas tanto en la Constitución Nacional como en el propio

Código de rito. El juez correccional rechazó el recurso por no resultar la

resolución cuestionada una de aquellas previstas por el artículo 457 del C.P.P.

La Excma. Cámara Nacional de Casación Penal, confirmó el

pronunciamiento del juez correccional, no obstante la cuestión federal

introducida, lo que motivó que, ante el rechazo del Recurso Extraordinario, se

produjera la presentación directa ante la Corte Suprema. -

En lo esencial el Supremo Tribunal, luego de admitir la

existencia de una cuestión federal, en tanto se discutía en torno de las garantías

previstas a favor de los legisladores por los arts. 68, 69 y 70 CN, reglamentados

por los arts. 189 y 191 del CPP, y lo resuelto había sido contrario a la pretensión

de dichos legisladores; luego de asimilar la resolución cuestionada (citación a

52
una audiencia de conciliación) a una sentencia definitiva, puesto que esperar el

pronunciamiento definitivo propiamente dicho, en los términos del art. 457

hubiera significado la imposibilidad de reparar el agravio oportunamente;

fundamentalmente insistió , en el carácter de Tribunal intermedio de la Cámara

de Casación, debiendo en consecuencia conocer por vía del recurso de casación,

en materias como las planteadas en el caso, no siendo posible evitar ello

alegando circunstancias de índole formal "... de modo tal que la interpretación

restrictiva del art. 457 del CPP realizada por la Casación contradice esa doctrina

y debe ser descalificada como actuación judicial válida. "La vigencia de la Carta

Fundamental es empresa de todos".-

La doctrina sentada en estos dos precedentes indicados

significó que la Cámara Nacional de Casación Penal debía conocer en aquellos

casos en los que, habiéndose planteado alguna cuestión federal, no podía

oponerse alguna cuestión de naturaleza formal para dicho conocimiento, como

por ejemplo el límite del art. 457 del CPP. En otras palabras, antes de los

pronunciamientos de la Corte, la Casación tanto en los precedentes "Giroldi"

(sala I, 22/9/1993) como "Ferreyra" (sala I, 12/10/1994), había optado por sostener

la vigencia tanto del recurso de casación como del Extraordinario Federal, en sus

formas, diríamos, más puras; se podía recurrir en Casación si el art. 457 del CPP

lo permitía si no quedaba la posibilidad abierta del Recurso Extraordinario, con

lo que superior tribunal de la causa , podía ser tanto una Cámara de Apelaciones,

un Tribunal de Juicio o un juez correccional.-

Luego de los fallos de la Corte pareciera que superior tribunal de

la causa debe ser "la Casación", toda vez que en aquellos casos donde una

cuestión federal fuese introducida, frente a una resolución adversa a las

53
pretensiones del recurrente, en el marco de una resolución equiparable a una

sentencia definitiva, no deberían regir los límites previstos por el art. 457 y la

Casación debería conocer y resolver. -

Ahora bien, uno de los efectos producidos por el precedente

"Giroldi", fundamentalmente en orden a consagrar la garantía constitucional de

la "doble instancia", fue la necesidad de precisar si esa garantía prevista en los

documentos internacionales de Derechos Humanos, incorporada con rango

constitucional, amparaba o podía ser ejercida por la parte acusadora.-

De otro modo, se trataba de establecer si únicamente el

imputado podía hacerla valer o también la parte acusadora (fiscal o querellante)

también. El tema no era menor, por cuanto implicaba toda una toma de posición

en orden a los destinatarios de los derechos humanos y garantías, consagrados

constitucionalmente, no en cuanto a quienes debían hacer respetar dichos

derechos, sino en orden a quienes podían ejercerlos.-

El planteo a nivel jurisdiccional no se hizo esperar y como no

podía ser de otra manera, tocó a la Excma. Cámara Nacional de Casación (sala I),

Tribunal que como se indicara "supra" debe marcar rumbos interpretativos,

expedirse. Así, en el caso "Ramos" en septiembre de 1995 (causa 593, reg. 688, rta.

28/09/95), se sostuvo un criterio que luego fue seguido por el resto de la salas del

Alto Tribunal "...este tipo de convenciones internacionales... (se está refiriendo al

Pacto de San José)... reconocen derechos al hombre como persona física, y sólo

como excepción se refiere a entidades colectivas, pero siempre relacionadas con

situaciones subjetivas sólo protagonizadas por seres humanos que detentan

derechos frente al Estado como único sujeto pasivo que asume la responsabilidad

de respetarlos y garantizarlos (HERRENDORF, Daniel E. y BIDART CAMPOS,

54
Germán, "Principios de Derechos Humanos y Garantías, Buenos Aires", ps. 269 y

sigtes., 1991)".-

Y que "... la cláusula dos del art. 8° de la Convención hace

referencia a la persona inculpada de delito, para seguidamente señalar que

durante el proceso toda persona en pie de igualdad tiene derecho a una serie de

garantías mínimas (incs. a, b, c, d, e, f, g y h) y la defensa (inc. f), sin que una

interpretación teleológica de la norma admita que el Ministerio Público esté

implícitamente amparado, aun cuando su misión sea la defensa de los intereses

generales de la sociedad, aspecto que está asegurado en los arts. 5°, 65, 67, 69 y

concordantes del Código de forma". Y "... la Convención Americana como otros

documentos internacionales, tiene como principal objetivo asegurar la plena

vigencia y respeto de los derechos y libertades fundamentales referentes al ser

humano como sujeto de Derecho Internacional, sin que pueda asimilarse a esa

condición a quien ejecuta la acción penal como órgano del Estado".-

Concretamente, la Excma. Cámara Nacional de Casación Penal

se expidió por la validez constitucional del art. 458 del CPP, en cuanto impone

límites formales al recurso del fiscal, y ello no afecta a la garantía de la doble

instancia, en la medida que resulta ser una garantía del imputado. -

Así fue que también el tema fue resuelto por la Corte Suprema

de Justicia de la Nación en el caso "Arce", resuelta el 14/10/97 (La Ley, 1997-F,

697; 1998-A, 326) oportunidad en que el Supremo Tribunal dijo: "Las garantías

emanadas de los tratados sobre derechos humanos deben entenderse en función

de la protección de los derechos esenciales del ser humano y no para beneficio de

los estados contratantes". "La garantía del derecho a recurrir ha sido consagrada

sólo en beneficio del inculpado.-

55
Cabe concluir, entonces, que en tanto el Ministerio Público es

un órgano del Estado y no es el sujeto destinatario del beneficio, no se encuentra

amparado por la norma con rango constitucional, sin que ello obste a que el

legislador, si lo considera necesario, le conceda igual derecho". Así también se

expidió en la causa "Gorriarán Merlo" (G.432. XXXIV) resuelta el 19 de octubre

de 1999 (La Ley, 2000-B, 108; 2001-C, 50).-

Dijo también la Corte en el caso "Arce": "... Que por otra parte no

es ocioso señalar que el Estado -titular de la acción penal- puede autolimitar el

ius persequendi en los casos que considere que no revisten suficiente relevancia

como para justificar su actuación.-

En tales condiciones, el fiscal debe ejercer su pretensión en los

términos que la ley procesal le concede. Por ello, no puede considerarse

inconstitucional la limitación de la facultad de recurrir del Ministerio Público

cuando se verifique un supuesto como el previsto por el art. 458 del Cód.

Procesal Penal de la Nación en la medida en que, en las particulares

circunstancias del sub lite, no se ha demostrado que se haya afectado la validez

de otras normas constitucionales". "... la ley debe conceder idénticas garantías a

todos los que se encuentran en la misma situación ante los Tribunales en materia

Criminal, los derechos del Procurador General no son iguales que los del

acusado".-

Como ha quedado claramente establecido, en consecuencia, no

puede el Ministerio Público alegar a su favor un derecho a la "doble instancia" a

fin de buscar una condena no conseguida en la oportunidad del debate o un

pronunciamiento distinto, si en una etapa procesal anterior se hubiera planteado

una resolución desvinculante del proceso respecto del imputado, al margen de

56
los recursos ordinariamente previstos, siempre y cuando no se hubiesen violado

otras garantías constitucionales, como lo dejó dicho la Corte y lo sostiene la

doctrina. Recuérdese, no obstante, frente a esta hipotética batalla perdida por

parte del Ministerio Público Fiscal, que el acusador está protegido por las

garantías de la inviolabilidad de la defensa en juicio y del debido proceso (CS,

Fallos, 268:266; 297:491; 299:17; 303:1349).-

En lo atinente a si el acusador particular (querellante) puede

reclamar para sí la garantía en cuestión, se ha expedido la Casación (sala II) en el

precedente "Dera, Rene Esteban s/ recurso de queja", causa 1101, registro 1321

del 24/3/97, oportunidad en la que se señaló que el querellante está habilitado a

recurrir en las mismas condiciones que el fiscal, en orden a la remisión prevista

por el artículo 460 del CPP y, la misma sala ante un planteo de

inconstitucionalidad se expidió , en el sentido de reiterar la validez de los límites

objetivos impuestos por el legislador para la interposición del recurso de

casación por parte del fiscal, toda vez que conforme la doctrina de "Giroldi", la

garantía ampara únicamente al inculpado y en consecuencia, tal como lo prevé el

art. 460, por extensión la imposibilidad del fiscal es la misma que la del

querellante.-

Esta negativa de otorgarle al querellante la facultad de recurrir en

las mismas condiciones que al Ministerio Público colisionará evidentemente, con

el derecho de la víctima de acceder al órgano jurisdiccional para obtener un

pronunciamiento, extremo éste que implica un desarrollo que entiendo excede

del marco de este trabajo, pero que no puede dejarse por lo menos de mencionar.

Repárese en este sentido el precedente "Santillán", de la Corte Suprema de

Justicia, en el que se dispuso que el Tribunal de juicio se encuentra habilitado a

57
dictar sentencia, aunque el fiscal hubiese solicitado una absolución (o retirado la

acusación -polémica aparte sobre si la acusación se perfecciona con el pedido de

pena del fiscal de juicio adunado al requerimiento de elevación a juicio o, si la

acusación es únicamente la que efectúa el fiscal de juicio al margen de la

actuación del agente fiscal de la instancia anterior- en el contexto del proceso

penal nacional) si el querellante hubiese acusado.-

De todas formas este precedente no modifica el criterio

jurisprudencial que se viene citando, en cuanto a que siempre el querellante

podrá recurrir en los mismos casos que el fiscal y aunque éste no lo haga (arts.

458 y 460, CPP). El tema también fue planteado aunque no resuelto, en el

precedente "Verbitsky, Horacio y otros s/injurias" por la Corte Suprema de

Justicia el 10 de Agosto de 1999 , en relación al querellante en los delitos de

acción privada.-

La importancia del precedente jurisprudencial radica en que,

sin desconocer la jerarquía constitucional de la garantía de la doble instancia,

coloca en sus justos términos la participación de la Cámara de Casación como

superior tribunal de la causa, en el tránsito de la causa hacia la Corte Suprema

por la vía extraordinaria, dando prioridad al principio de economía procesal, en

un contexto sistemático con las etapas procesales previstas en el Código Procesal

Penal.-

Esto es, distinguiendo la etapa instructoria, con el recurso de

apelación previsto para que un tribunal superior revise lo actuado por el juez de

instrucción y, la etapa del debate donde no rige el recurso de apelación (arts. 332

y 449), tanto para la resolución que recae en un incidente de excarcelación o

58
exención, como respecto de la sentencia definitiva, debiendo conocer la Casación

para que la garantía mentada tenga operatividad. -

Con otras palabras, se ha venido a definir que la garantía de la

doble instancia encuentra satisfacción con un recurso eficaz que permita que otro

tribunal (superior) revise la resolución, y ello lo cumple una Cámara de

Apelaciones en el marco del recurso de Apelación, frente a lo resuelto por el juez

instructor o, la Cámara de Casación frente a lo resuelto por el tribunal oral o, en

su caso, el juez correccional y, en ambas hipótesis se cumple con el requisito del

"superior tribunal de la causa" para el supuesto de que, frente a una cuestión

federal, se pretenda interponer el Recurso Extraordinario de la ley 48. -

Por lo demás el criterio expuesto resultó de alguna manera

avalado, en el caso "Rizzo" resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la

Nación el 3 de octubre de 1997, causa R. 1309. XXXII, causa N°1346, oportunidad

en la que el Alto Tribunal aceptó que el tema a resolver provenía del superior

tribunal de la causa, que era la Cámara Federal de Apelaciones de la ciudad de

Buenos Aires (sala II).-

X.-

DE LA INTERVENCION DE LA CAMARA NACIONAL DE CASACION

PENAL

Como sabemos Excma. Cámara, la Corte Suprema de Justicia

de la Nación, a partir del caso “MATTEI”, ha establecido que la garantía del

debido proceso legal es arbitrada.

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Y lo cierto es que, en el Resolutorio atacado, los Sres.

Magistrados de la Excma. Cámara de Apelaciones, no han hecho aplicación de

las normas procesales y sustantivas conforme a un justo criterio de adecuación.

Asimismo, se ha violado lo dispuesto por los artículos 123 y

404, inciso 2o. del Código de rito, en cuanto exigen, bajo pena de nulidad, que las

sentencias sean fundadas y constituyan una derivación razonada del derecho

vigente, por lo que el Fallo en cuestión deriva en arbitrario.

Surge así la arbitrariedad, en virtud del fundamento

aparente que presenta el decisorio en cuestión, al rechazar el planteo de

inhibitoria sin justificar legalmente los motivos que avalan dicha aplicación.

Esta falta de fundamentación, permite a la Casación la

revaloración de la Sentencia impugnada, en razón de los desaciertos en que

incurre la Excma. Cámara, al merituar las circunstancias traídas a estudio de

manera aislada y prescindir de los elementos probatorios de autos.

En consecuencia, si bien el conocimiento de la Excma.

Cámara de Casación se encuentra ceñido al conocimiento de los motivos materia

de agravio, los que delimitan su competencia, cierto es también que constituye

un requisito previo emanado de su función jurisdiccional, el control, incluso

oficioso, tanto del desarrollo del proceso como del ajuste a derecho del decisorio

venido a su revisión.

Ello así, por cuanto, a través de la Casación bien puede

discutirse la validez legal de determinadas pruebas o de su incorporación al

debate o ponerse en evidencia la existencia de groserías lógicas en su valoración.

Con la doctrina de la arbitrariedad, “se tiende a resguardar

la garantía de la Defensa en Juicio y el debido Proceso, exigiendo que las

60
sentencias no sólo sean fundadas, sino también que constituyan una derivación

razonada del Derecho vigente con aplicación de las circunstancias comprobadas

en la causa”.

Se trata entonces, de uniformar la interpretación de la ley en

aras de la idea de justicia y de consolidar las garantías que deben observarse

para la justa aplicación de la ley.

La Casación es una institución destinada a garantizar la

observancia del derecho.

En efecto, los Sres. Magistrados decidieron descartar el

recurso interpuesto mediante un escueto argumento, el que ya hemos transcripto

y analizado anteriormente, en tal sentido, no hay duda que mediante dichos

argumentos, se ha omitido considerar las pruebas obrantes en autos.

En consecuencia, al omitir el tratamiento de tales cuestiones,

el fallo ahora impugnado, deviene arbitrario.

Por ello es que, debe considerarse que la cuestión planteada

al interponer el presente recurso, lo ha sido dado que se ha omitido valorar

correctamente determinadas circunstancias que pueden ser decisivas para la

suerte del proceso.

Debe tenerse en cuenta que, la Sala IV de la Excma. Cámara

de Casación Penal, ha sostenido que: “Las nulidades de los actos procesales

constituyen un remedio extremo y de carácter restrictivo, resultando procedentes

cuando de la violación de las formalidades que la conforman deriva un efectivo

perjuicio para las partes o producen afectación a derechos constitucionales o de

orden público”.

61
XI.-

En consecuencia Excma. Cámara, habiendo ya analizado

tanto el contenido de la Resolución en crisis, como asimismo las cuestiones

fácticas de la incidencia planteada en las presentes actuaciones, NO advertimos

motivo alguno que permita siquiera inferir la ausencia de elementos que

inhabiliten la viabilidad del presente recurso.

Por ello, siendo que los hechos traídos a vuestro

conocimiento, contienen todos y cada uno de los elementos requeridos para

recurrir por ante el Tribunal de Casación, y de acuerdo en un todo con lo

normado por los artículos 476, 477 y concordantes del Código Procesal Penal de

la Nación, es claro que debe hacerse lugar a la presente Queja, DECLARANDO

MAL DENEGADO EL RECURSO DE CASACIÓN OPORTUNAMENTE

DEDUCIDO.

XII.-

PETITORIO

Por todo lo expuesto, a V.E. solicita:

1º) Se tenga por interpuesto, en tiempo y legal forma, el presente Recurso de

Queja por Casación denegada.

2º) Se solicite la remisión del expediente en forma inmediata.

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3º) Se tengan por acompañadas las copias de las presentaciones que a

continuación se detallan, A Saber:

A.- Sentencia de Primera Instancia de fecha 18 de octubre de

2016, dictada por el Sr. Juez a cargo del Juzgado Criminal y Correccional Federal

Nº 5, Secretaría Nº 9, en la que se decreta el PROCESAMIENTO del Sr. Alvarez;

B.- Recurso de Apelación ante la Cámara Nacional de

Apelaciones interpuesto por esta defensa con fecha 25 de Octubre de 2016.

C.- Fallo de fecha 27 de Diciembre de 2016, por el cual los

Sres. Magistrados de la Sala 2 de la Cámara Criminal y Correccional Federal,

“confirman” la resolución del “A Quo”;

D.- Recurso de Casación interpuesto por esta parte en fecha

02 de Febrero de 2017;

E.- Fallo que deniega el Recurso de Casación interpuesto por

mi parte de fecha 09 de Marzo de 2017.

4º) Oportunamente, y abierta que sea esta Queja, se declare mal denegado el

recurso, y resuelva V.E., la procedencia del Recurso de Casación denegado.

Dígnese V.E. proveer de conformidad con lo solicitado, y

SERA JUSTICIA.-

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