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John Greco – La justificación no es interna

Greco, J. (2014). Justification is not internal. En M.


Steup, J. Turri, & E. Sosa (eds.): Contemporary debates
in epistemology (Second Edition). Wiley Blackwell, pp.
325-337.

1. El Debate Internismo – Externismo en Epistemología


Cuando decimos que alguien sabe algo estamos haciendo un juicio de valor – estamos
diciendo que hay algo intelectualmente bueno o correcto sobre la creencia de la persona,
sobre el modo en que la cree, o quizá sobre la persona misma. Decimos, por ejemplo, que
su creencia es intelectualmente mejor que la mera opinión de cualquier otra persona.
Nótese que podemos hacer esta clase de juicio de valor incluso si las dos personas están
de acuerdo. Supongamos que dos personas coinciden en que la tierra es el tercer planeta
desde el sol. Aun así, podemos pensar que una persona sabe esto mientras que la otra
meramente lo cree. Si esto es así, estamos haciendo un juicio de valor – estamos diciendo
que hay algo intelectualmente mejor ocurriendo en el caso del conocimiento. Otro modo
de expresar este punto es decir que el conocimiento es una noción normativa. Hay algo
que es normativamente mejor en el caso del conocimiento, en tanto que éste se opone al
caso de la mera opinión, o incluso al caso de la creencia verdadera. Finalmente, decir que
alguien sabe algo no es la única clase de juicio de valor que podemos hacer sobre su
creencia. Incluso si estamos de acuerdo con que algunas creencias se quedan cortas como
para ser calificada de conocimiento, podemos aun así juzgar si son justificadas,
racionales, razonables, o responsables. En cada uno de estos casos, estamos diciendo que
hay algo normativamente mejor sobre el caso en cuestión en tanto que opuesto al caso de
la mera opinión, o incluso el caso de la opinión verdadera.
El internismo en epistemología es una tesis sobre la naturaleza de este tipo de
normatividad. De forma más correcta, es una tesis sobre qué clases de factores determinan
el estatus epistémicamente normativo (o evaluativo) de la creencia. Los internistas
afirman que el estatus epistémico de una creencia está completamente determinado por
factores que son “internos” de manera relevante a la perspectiva del creyente acerca de
las cosas. Esto es, cuando una persona S tiene una creencia c, la cuestión de si c está
justificada (o si es racional, razonable, o responsable) para S es completamente una
función de factores que son internos de manera relevante para la perspectiva de S. Por el
contrario, el “externista” en epistemología lo niega. El externista dice que el estatus
epistémico de una creencia no está determinado completamente por factores internos a la
perspectiva del creyente. Cuando el internismo y el externismo son caracterizados de esta
manera, un número de cosas se vuelven claras.
Primero, el internismo es una tesis más bien fuerte, en el sentido de que dice que el
estatus epistémico es completamente una función de factores internos. Frente a esto, la
negación del internismo es una tesis relativamente débil. El externismo en epistemología
mantiene que algunos factores que son relevantes para el estatus epistémico no son
internos a la perspectiva del creyente. Segundo, resulta claro que hay un número de tipos
de estatus epistémicamente normativos, correspondiente a un número de tipos de
evaluación epistémica. Como se ha hecho notar, podemos decir que una creencia es
justificada, racional, razonable, o intelectualmente responsable, y esto no quiere decir que
estos estatus sean necesariamente la misma cosa. Es posible entonces ser un internista
1
sobre algunas clases de estatus epistémico y externista sobre otras. Por tanto, hay una
variedad de internismos y una variedad correspondiente de externismos.
Tercero, tendremos distintas comprensiones del internismo (y del externismo)
dependiendo de los diferentes modos en que comprendamos “interno a la perspectiva de
S”. La forma más común de entender la frase es la que sigue. Algún factor F es interno a
la perspectiva de S sólo en el caso de que S tenga algún tipo de acceso privilegiado a si
el factor F se da1. Por ejemplo, un factor F es interno a la perspectiva S de forma relevante
si S puede conocer a través de la sola reflexión si F se da. Una comprensión relacionada,
pero no equivalente a “interno a la perspectiva de S” es la siguiente. Algún factor F es
interno a la perspectiva de S sólo en el caso de que F constituya una parte de la vida
mental de F.2 Por ejemplo, la experiencia perceptual de una persona cuenta como interna
desde esta comprensión, ya que cómo le aparecen perceptualmente las cosas a S es parte
de su vida mental en el sentido relevante. Además, cualquier creencia o representación
que S tenga sobre cómo son las cosas sería interna en esta comprensión, pues las creencias
de una persona y otras representaciones son también parte de su vida mental. Estas dos
comprensiones están relacionadas porque es plausible pensar que uno tiene acceso
privilegiado a lo que ocurre en la vida mental de uno, y quizá sólo a lo que ocurre en la
vida mental de uno. El internismo sería entonces la tesis de que el estatus epistémico (de
alguna clase especificada) es completamente una función de factores que son parte de la
vida mental de uno, y a los que uno tiene por tanto un acceso privilegiado.
Finalmente, es claro que algunas variedades de internismo son inicialmente más
plausibles que otras. Esto es, algunas clases de evaluación epistémica son obviamente
externistas tal y como son comprendidas arriba. Resulta más importante, y quizá más
obvio, que, si una creencia cuenta como conocimiento, es una cuestión externa, aunque
sea sólo porque una creencia cuenta como conocimiento sólo si es verdadera, y si una
creencia es verdadera es típicamente una cuestión externa.
Sin embargo, hay otra razón por la que el conocimiento y muchas otras clases de
evaluación epistémica pueden ser comprendidas como externistas. Consideremos que
podemos evaluar tanto a las personas como a sus creencias de dos modos muy distintos.
En un sentido amplio, podemos evaluar a las personas y sus creencias o bien desde un
punto de vista “objetivo” o desde uno “subjetivo”. Desde el punto de vista objetivo,
podemos preguntar si hay un “buen ajuste” entre las capacidades de la persona y el
mundo. Por ejemplo, podemos preguntar si la persona tiene una comprensión profunda
del mundo que le rodea, o si tiene buena memoria, o una buena [accurate] visión. También
desde este punto de vista, podemos preguntar si los métodos de investigación de una
persona son “fiables”, en el sentido de que es probable que produzcan resultados correctos
[accurate]. Nótese que cuando una persona consigue evaluaciones positivas en estas
dimensiones, sus creencias relevantes también las conseguirán: sus creencias serán
mayormente verdaderas, u objetivamente probables, o bien formadas objetivamente, o
fiablemente formadas. Por otra parte, hay una segunda categoría amplia de evaluación
epistémica. Ésta no se refiere a si la creencia está objetivamente bien formada, sino a si
está subjetivamente bien formada. No pregunta si es objetivamente acertada, sino si es
subjetivamente apropiada.

1
Esto es lo que Alston llama “internismo de acceso” (véase Alston, 1985, pp.57-89;1986, pp.179-221).
Véase también Ginet (1975), Chisholm (1977), y Goldman (1980, pp.27-51).
2
Así es como lo entienden Conee y Feldman (véase Conee y Feldman, 2001, p.233).

2
El sentido común nos dice que estas dos clases de evaluación pueden separarse. Por
ejemplo, supongamos que alguien aprende la historia de su país a través de un testimonio
no fiable. Aunque la persona tiene todas las razones para creer los libros que lee y a la
gente que la enseña, su comprensión de la historia es, de hecho, el resultado de mentiras
sistemáticas y otras clases de engaño. ¿Cómo evaluamos epistémicamente las creencias
de esta persona?
Hipotéticamente, estas creencias no están bien formadas objetivamente hablando:
están basadas en mentiras y engaños. De todos modos, hay sentidos claros en que las
creencias de una persona pueden estar subjetivamente bien formadas. Si la persona ha
sido engañada sin que sea culpa suya, podemos decir justamente que sus creencias son
intelectualmente responsables o quizá epistémicamente racionales. Estamos inclinados a
decir cosas parecidas sobre la víctima de una alucinación convincente. Supongamos que
Descartes cree que hay un fuego delante suya, y que cree esto sobre la base de una vívida
experiencia sensorial incorporada en un conjunto amplio y coherente de creencias de
fondo. Supongamos también que Descartes es víctima de una ilusión masiva y
sistemática. La ilusión, podemos imaginar, es indetectable y ocurre sin que sea culpa suya.
Una vez más, cualquier evaluación epistémica de la creencia de Descartes caerá bajo una
de las dos categorías amplias, o alguna combinación de éstas. La creencia puede ser
evaluada en términos de si es acertada objetivamente (en tal caso resulta bastante pobre),
o puede ser evaluada en términos de si es apropiada subjetivamente (en cuyo caso
funcionará bien).
Vayamos al grano: El internismo es un mal candidato para las evaluaciones de primera
categoría [las relacionadas con el ajuste objetivo]. Las evaluaciones desde un punto de
vista objetivo involucran factores tales como la corrección [accuracy], fiabilidad, y
relaciones causales apropiadas al entorno de uno. Y estos son paradigmáticamente
factores externos. Esto es, son factores que no pueden ser entendidos como algo interno
a nuestra perspectiva cognitiva, ya entendiésemos lo “interno” en términos de acceso
privilegiado o en términos de lo que ocurre en la vida mental de uno. Esto es por lo que
no hay teorías del conocimiento que sean internistas. El conocimiento, al parecer, requiere
factores objetivos y subjetivos. Dicho de otra manera, una creencia cuenta como
conocimiento sólo si está bien formada objetivamente y es apropiada subjetivamente, a
la vez. Pero como la primera clase de estatus involucra factores externos, el conocimiento
mismo es [un tipo de evaluación de carácter] externo. Por tanto, el internismo se entiende
mejor como una tesis sobre la segunda categoría amplia de evaluación epistémica: es una
tesis sobre qué factores determinan qué sería subjetivamente apropiado.
Hemos llegado a la siguiente comprensión del internismo:
(I) Si una creencia c es subjetivamente apropiada para una persona S es
completamente una cuestión de factores internos a la perspectiva de S.3

3
Si entendemos “interno a la perspectiva de S” en términos de acceso privilegiado, tenemos
(I-AP) Si b es apropiado subjetivamente para S es completamente una cuestión de factores a los
que S tiene acceso epistémicamente privilegiado.
Si entendemos “interno a la perspectiva de S” en términos de lo que ocurre en la vida mental de S:
(I-M) Si b es subjetivamente apropiado para S es completamente cuestión de factores que
constituyen parte de la vida mental de S.
En el resto de este artículo ignoraré esta distinción, ya que no es importante para los argumentos que
siguen.

3
Supongamos que usamos el término “justificación epistémica” para nombrar el tipo
de cosas o factores de lo que es subjetivamente apropiado y que son requeridos para el
conocimiento. Una forma estándar de internismo dice que (I) se mantiene para otros tipos
de cosas que son subjetivamente apropiadas, independientemente de su conexión al
conocimiento. Por ejemplo, uno puede pensar que la racionalidad es una propiedad
normativa importante e independiente, y que si una creencia es racional es completamente
una cuestión de factores internos a la perspectiva de S.
Argumentaré que el internismo es falso en todas sus variedades. De manera más
exacta, argumentaré que el internismo es falso en todas sus variedades interesantes – es
falso como tesis sobre cualquier clase interesante o importante de estatus epistémico
normativo. De forma más importante, el internismo es falso como tesis acerca de la
justificación epistémica, o acerca del tipo de cosas subjetivamente apropiadas que es
requerido para el conocimiento. Esto ya sería suficientemente malo, pero, de hecho, la
situación para el internismo es mucho peor. El internismo es falso como tesis sobre
cualquier clase importante o interesante de evaluación epistémica y sobre cualquier clase
de normatividad epistémica correspondiente a tales evaluaciones. En la segunda sección
dirigiré mi atención a tres consideraciones que son comúnmente presentadas a favor del
internismo como tesis sobre la justificación epistémica, y argumentaré que ninguna de
éstas motiva adecuadamente la posición. De hecho, cada una de las tres consideraciones
motivan el externismo sobre la justificación epistémica. En la sección 3 daré un
argumento general contra el internismo en todas sus variantes (interesantes).

2. Tres motivaciones para el internismo


Tres consideraciones son comúnmente presentadas a favor del internismo, donde el
internismo se entiende como una tesis sobre la justificación epistémica, o sobre la clase
de justificación requerida para el conocimiento. Las consideraré sucesivamente.

2.1. Justificación epistémica como responsabilidad epistémica


La primera consideración comienza asumiendo algo sobre la naturaleza de la
justificación epistémica. Se asume que una creencia c está justificada epistémicamente
para una persona S sólo en el caso de que la creencia c de S sea epistémicamente
responsable. De todos modos, continúa el argumento, la responsabilidad epistémica es
completamente una cuestión de factores internos a la perspectiva de S. Por tanto, la
justificación epistémica es completamente cuestión de factores internos a la perspectiva
de S4.
Lo esencial del argumento puede ser expresado de este modo.
1. Una creencia c está justificada epistémicamente para una persona S sólo en el caso
en que S crea c de forma epistémicamente responsable.
2. La responsabilidad epistémica es completamente una cuestión de factores internos
a la perspectiva de S.
Por tanto,

4
Para argumentos que siguen estas líneas véase Ginet (1975) y BonJour (1985).

4
3. La justificación epistémica es completamente una cuestión de factores internos a
la perspectiva de S (1,2).
Garanticemos por el bien del argumento que la justificación epistémica es una
cuestión de responsabilidad epistémica. En otras palabras, garanticemos la premisa 1 del
argumento. En cualquier caso, la premisa 2 del argumento es falsa. En concreto, no es
verdad que la responsabilidad epistémica sea completamente cuestión de factores internos
a la perspectiva de S. Dos clases de consideraciones establecen este punto.
Primero, la noción de responsabilidad está estrechamente ligada a las de culpa y
elogio. Por ejemplo, los juicios sobre si una persona es moralmente responsable respecto
a alguna acción o evento suelen ser equivalentes a juicios sobre si la persona es culpable
respecto a la acción o evento. Similarmente, los juicios referidos a si una persona es
epistémicamente responsable respecto a alguna creencia c suelen ser equivalentes a
juicios sobre si la persona es epistémicamente culpable respecto a c. Y ahora el punto es
este: si una persona es epistémicamente culpable de mantener alguna creencia es, en parte,
función del comportamiento previo de una persona: si las razones de S para creer que c
son el resultado de la negligencia previa, entonces S no está ahora exento de culpa al creer
c. Un ejemplo ilustrará el punto.
Ejemplo 1. María cree que Dean Martin es italiano. Cree esto porque le parece que
recuerda claramente que esto es el caso y no tiene en el presente ninguna razón para
dudar de su creencia. Pero supongamos también que María llegó a esta creencia la
primera vez sin cuidado e irresponsablemente (aunque ahora ha olvidado esto). Hace
muchos años se formó su creencia sobre la base del testimonio de su madre, que cree
que todos los buenos cantantes son italianos. En el momento ella sabía que su madre no
era una fuente fiable en estos asuntos, y se dio cuenta de que no era racional aceptar el
testimonio de su madre.
Claramente, María no está falta de culpa al creer que Dean Martin es italiano. Una
vez más, la negligencia previa es un factor que determina la responsabilidad presente, e,
incluso si tal negligencia no es interna a la perspectiva de S. Por tanto, la premisa del
argumento de arriba es falsa.
Una segunda consideración también establece que la premisa dos es falsa. Primero,
podemos hacer una distinción entre (a) Tener buenas razones para lo que uno cree, y (b)
creer por buenas razones. Cualquiera que conozca los axiomas de la aritmética tiene
buenas razones por las que creer un teorema en el sistema. Pero, a no ser que uno sume
dos y dos, uno no cree el teorema en cuestión por las razones correctas [accurate]5. Ahora
el punto a considerar es este: Una creencia es epistémicamente digna de elogio sólo si es
creída por las razones correctas [accurate]. Dos ejemplos ilustran este punto.
Ejemplo 2. Una estudiante de matemáticas conoce todos los axiomas relevantes, pero no
ve cómo los axiomas apoyan un teorema que tiene que ser probado en el examen.
Eventualmente, razona falazmente hasta llegar al teorema, y llega a creerlo sobre la base
de su razonamiento falaz.
Ejemplo 3. Charlie es un iluso [wishful thinker] y cree que va a llegar a su destino a
tiempo. Tiene buenas razones para creer esto, incluyendo su memoria de los horarios de
tren, mapas, la hora correcta [accurate] de la salida y varias paradas, y demás. Sin
embargo, ninguna de estas cosas está detrás de su creencia – no cree lo que cree porque
tenga tales razones. Más bien es su ilusión [wishful thinking] la que causa su creencia.

5
Para una discusión extendida de esta discusión y su importancia, véase Audi (1993, especialmente el
capítulo 7).

5
De acuerdo con esto, Charlie creería que va a llegar a tiempo incluso si no fuera a
hacerlo.
Claramente, la creencia del estudiante de matemáticas no es digna de elogio.
Igualmente, Charlie no es digno de elogio al creer que va a llegar a tiempo.
La moraleja que debemos sacar de ambos ejemplos es que “la etiología importa” para
la responsabilidad epistémica. En otras palabras, si una creencia cuenta como
epistémicamente responsable dependerá, en parte, de cómo se formó la creencia. Ya que
estas creencias fueron formadas sobre la base de malas razones y no de buenas, no son
epistémicamente dignas de elogio. De hecho, la misma moraleja puede ser aplicada al
ejemplo 1. La negligencia previa también figura en la etiología de una creencia y es un
factor para determinar si una creencia es epistémicamente responsable. Y, por supuesto,
la etiología de una creencia se refiere a factores que son externos a la perspectiva del
creyente. Al unir todo esto, cabe concluir que la responsabilidad epistémica no es por
completo una cuestión de factores internos a la perspectiva de S. De acuerdo con esto,
comprender la justificación epistémica en términos de responsabilidad no motiva el
internismo sobre la justificación epistémica. De hecho, motiva el externismo sobre la
justificación epistémica (véase Greco, 1990).

2.2. Creyentes parecidos tienen justificación parecida


Una segunda consideración que a veces es presentada a favor del internismo invoca
una intuición fuerte sobre la justificación epistémica. Ésta es: en muchos casos, parece
que aquellos creyentes que son parecidos en términos de perspectiva interna deben
también ser parecidos en términos de justificación epistémica. El punto suele ser ilustrado
considerando a Descartes como víctima de un genio maligno. Supongamos que la víctima
es exactamente igual que tú en términos de su perspectiva interna. Incluso si esta víctima
careciese de conocimiento, sigue el argumento, seguramente sus creencias estén tan
justificadas como las tuyas. Si estás justificado al creer que hay una mesa delante de ti, y
si la perspectiva de la víctima es exactamente como la tuya, también él debería estar
justificado al creer que hay una mesa delante de él6.
Las consideraciones de arriba sobre la responsabilidad epistémica son suficientes para
contrarrestar esta línea de razonamiento, sin embargo. El problema es que dos creyentes
pueden ser parecidos internamente, y, aun así, diferentes respecto a la génesis causal de
sus creencias. Y, una vez más, la etiología importa. Supongamos que dos personas llegan
a la misma perspectiva interna, pero que una lo hace de un modo epistémicamente
responsable, mientras que la otra lo hace sobre la base de la falta de cuidado, la
cabezonería y la estupidez. Las dos personas no serán iguales en justificación epistémica,
aunque comparten la misma perspectiva interna.
2.3. Respondiendo al escéptico
Una tercera consideración invocada a favor del internismo es que el externismo hace
la respuesta al escepticismo demasiado fácil. Se supone que los problemas filosóficos han
de ser complicados. Si el externista tiene una respuesta fácil para el problema del
escepticismo, dice este argumento, entonces esto es una buena razón para pensar que el
externismo es falso. Como mínimo, es bueno pensar que el externista ha cambiado de

6
Para argumentas que siguen esta línea, véase Foley (1984) y Luper-Foy (1988, p.361).

6
tema, ya no está hablando sobre nuestras nociones tradicionales de justificación y
conocimiento7.
¿Cómo da el externismo una respuesta al escepticismo que resulta demasiado fácil?
La idea es aproximadamente la que sigue. De acuerdo con el escéptico, uno puede conocer
a través de la percepción sensorial sólo si uno sabe que la percepción sensorial es fiable.
Similarmente, uno puede conocer a través de razonamiento inductivo sólo si uno sabe que
el razonamiento inductivo es fiable. Esto crea problemas para el internista, porque es
difícil ver cómo uno puede montar un argumento no circular hasta las conclusiones
deseadas sobre la fiabilidad de las capacidades cognitivas de uno. No hay tal problema
para el externista, sin embargo, ya que el externista puede negar la asunción inicial del
argumento escéptico. Por ejemplo, un externista puede insistir en que la percepción
sensorial da lugar al conocimiento en tanto que la percepción sensorial sea fiable. No hay
necesidad del requisito, en una explicación externista, de que uno sepa que la percepción
de uno es fiable. Lo que, es más, en una explicación externista parece que uno puede
conocer que sus capacidades cognitivas son fiables, y que se puede hacer esto fácilmente.
Por ejemplo, uno puede usar su percepción fiable para comprobar la percepción, y luego
razonar desde ahí hasta que la percepción es fiable. Similarmente, uno puede usar la
inducción fiable para comprobar la inducción y entonces razonar desde ahí que la
inducción es fiable.
En este contexto escribe Richard Fumerton,
Todo esto, por supuesto, volverá loco al escéptico. ¡No puedes usar la percepción para
justificar la fiabilidad de la percepción!... ¡No puedes usar la inducción para justificar la
fiabilidad de la inducción! Tales intentos de responder las preocupaciones del escéptico
involucran una circularidad descarada, de hecho, patética. (Fumerton, 1995, p.177)
La objeción fundamental al externismo puede ser fácilmente resumida. Si comprende-
mos los conceptos epistémicos como sugieren los externistas que lo hagamos, entonces
no habría objeción en principio a usar la percepción para justificar nuestra confianza en
la percepción… y la inducción para justificar en la confianza en la inducción. Pero no
hay ningún concepto filosóficamente interesante de justificación o conocimiento que nos
permitiese usar un tipo de razonamiento para justificar la legitimidad del uso de ese tipo
de razonamiento. De este modo, el externista ha fallado a la hora de analizar un concepto
filosóficamente interesante de justificación o conocimiento. (Fumerton, 1995, p.180)
El problema con este argumento contra el externismo es que se refuta a sí mismo. En
efecto, el argumento afirma que sólo el internismo puede dar una respuesta satisfactoria
a preocupaciones escépticas tradicionales. Al contrario, quiero argumentar que, si uno
concede el internismo, entonces resulta imposible dar una respuesta satisfactoria a las
preocupaciones escépticas tradicionales. Específicamente, si uno concede que la
justificación epistémica es internista, entonces el escéptico tiene todo lo que necesita para
construir argumentos escépticos que son por lo demás razonables. Dicho llanamente, el
internismo sobre la justificación epistémica garantiza el escepticismo sobre la
justificación epistémica.
Podemos ver el punto a dónde quiero llegar si consideramos el conocimiento no
básico, o conocimiento basado en fundamentos evidenciales8. Presumiblemente, S conoce

7
Véase Fumerton (1995, especialmente el capítulo 6). BonJour (1985, pp.36-37 y 56-57) hace alusión a
esta clase de objeción. Véase también Cohen (2002).
8
Muchos internistas creen que todo conocimiento requiere fundamentos evidenciales, en cuyo caso las
consideraciones siguientes se aplican el conocimiento en general.

7
p sobre la base de la evidencia E sólo si E es un indicador fiable de que p es verdadero.
Por ejemplo, consideremos el caso en que S cree que hay un pájaro en el árbol sólo si la
evidencia sensible que S tiene es de hecho un indicador fiable de que hay un pájaro en el
árbol. Esto parece ser algo que cualquiera concedería. Pero algo importante se sigue de
aquí. En concreto, que la fiabilidad de la evidencia de S es un factor que determina si la
creencia de S tiene justificación epistémica. Bajo la asunción del internismo, entonces, S
conoce p en la base de E sólo si la fiabilidad de E es algo que está dentro de la perspectiva
de S.
Pero ¿Qué significa eso? ¿En qué sentido podría la fiabilidad de la evidencia de uno
estar dentro de la perspectiva de uno? Presuntamente, el internista tendrá que aceptar algo
como esto: en caso de conocimiento, la creencia de S de que “E es un indicador fiable de
que p” está ella misma epistémicamente justificada. Pero ¿Cómo podría ser esto? ¿Cómo
podría S tener justificación para su creencia sobre su evidencia? Asumiendo el internismo,
es difícil ver cómo podríamos.
Consideremos proposiciones de la forma “E es un indicador fiable de que p”. Por
ejemplo, consideremos la creencia de que tal o cual evidencia sensible es un indicador
fiable de que hay un pájaro en el árbol. Claramente, esta misma no es una creencia sobre
el mundo. Esto es, es una creencia sobre el carácter de las apariencias sensibles de uno, y
sobre la relación entre estos tipos de apariencia y los pájaros y árboles reales. Ahora bien,
este tipo de creencia no será cognoscible a priori. Más bien, es el tipo de creencia que es
conocida, si acaso, sobre la base de la evidencia empírica. Y por ello estamos amenazados
con un regreso o círculo. Esto es, si S puede conocer que hay un pájaro en el árbol sólo si
conoce que su evidencia para esto es fiable, y si puede saber que su evidencia es fiable,
esto será así sólo si se dan: (a) S tiene evidencia para esto, y (b) tiene evidencia de que
esta nueva evidencia es fiable. Entonces parecería no haber fin a esta clase de problema.
Ya que presumiblemente la creencia de S de que su nueva evidencia es fiable requerirá
más evidencia adicional, y ahora será necesario que sepa que esta evidencia es fiable, etc.
Este problema fue ilustrado por el ejemplo de conocer que hay un pájaro en el árbol
sobre la base de experiencias sensibles. Pero es realmente un problema muy general, que
surge en cualquier caso donde una creencia sobre el mundo se basa en evidencia empírica.
Ya que, en cualquier caso de tal tipo, la creencia de que la evidencia que tiene uno es
fiable será ella misma una creencia sobre el mundo basada en evidencia empírica. Por
ejemplo, consideremos la creencia de que todos los cuervos son negros, que está basada
en evidencia inductiva relativa a las observaciones pasadas de cuervos. Si el internismo
es verdadero, entonces uno está justificado en creer que todos los cuervos son negros sólo
si uno está justificado en creer que las observaciones pasadas son un indicador fiable de
la creencia sobre cuervos de uno en el presente. Pero esta creencia sobre la evidencia de
uno es una creencia sobre el mundo, y ella misma requerirá evidencia empírica.
Una estrategia para evitar esta clase de problema es intentar un argumento a priori
para defender que la evidencia de uno es fiable. Esto es, uno puede intentar mostrar que
la evidencia de uno es fiable, pero sin usar evidencia empírica adicional para hacerlo.
Esto pararía el regreso. Pero esta estrategia es un callejón sin salida. En principio,
requeriría mostrar que nuestra evidencia sensible debe ser un indicador fiable de nuestras
creencias perceptuales, y que nuestra evidencia inductiva debe ser un indicador fiable de
nuestras creencias inductivas. Pero ninguna de estas cosas es verdad. Más bien, es, como
mucho, un hecho constituyente sobre nosotros y nuestro mundo, y no un hecho necesario
sobre nuestra evidencia, que las apariencias sensibles son un indicador fiable de las
creencias perceptuales. Asimismo, es como mucho un hecho contingente sobre nosotros

8
y nuestro mundo, no un hecho necesario sobre nuestra evidencia, que las observaciones
pasadas sean un indicador fiable de casos no observados.
La línea de razonamiento planteada arriba es cercana al razonamiento escéptico de
Hume. Tal y como nuestro internista, Hume creyó que la evidencia empírica de uno da
lugar al conocimiento sólo si uno sabe que su evidencia es fiable. Por ejemplo, Hume
pensó que uno debe saber que, en general, los casos observados son una guía fiable a la
realidad. Asimismo, pensó que uno debe saber que, en general, los casos observados son
un indicador fiable de los casos no observados. Pero no hay modo de saber tales cosas,
argumentó Hume, sin razonar en círculo. Así no hay modo alguno de saber acerca de tales
cosas en absoluto. El punto que se presenta ahora es este: si uno adopta una explicación
internista de la justificación epistémica, entonces Hume tiene todas las premisas que
necesita para montar su argumento escéptico. Dicho de otra manera, no habrá nada más
que se pueda desafiar en el razonamiento de Hume. Aquí está ese razonamiento,
presentado de manera más formal.
Escepticismo sobre la percepción
1. Todas nuestras creencias perceptuales dependen para su evidencia de (a) apariencias
sensibles y (b) la asunción R de que las apariencias sensibles son un indicador fiable de cómo
las cosas son en el mundo.
2. Pero R misma es una asunción sobre cómo las cosas son en el mundo, con lo que, en
definitiva, dependen para su evidencia de las creencias perceptuales que involucran
apariencias sensibles.
3. Así, la asunción R depende para su evidencia de R. (1,2)
4. El razonamiento circular no puede dar lugar al conocimiento.
5. Por tanto, R no es conocida. (3,4)
6. Todas nuestras creencias perceptuales dependen para su evidencia de una asunción que
no es conocida. (1,5)
7. Las creencias que dependen para su evidencia de una asunción desconocida no son ellas
mismas conocidas.
8. De este modo, nadie tiene conocimiento perceptual. (6,7)

Escepticismo sobre la inducción


1. Todas nuestras creencias inductivas dependen para su evidencia de (a) observaciones
pasadas y/o presentes, y (b) la asunción (R´) de que los casos observados son un indicador
fiable de casos no observados.
2. Pero R´ es ella misma una asunción sobre algo inobservado, y así, en último término
depende para su evidencia de inducción desde observaciones pasadas y/o presentes.
3. De este modo, la creencia R´ depende para su evidencia de R´. (1,2)
4. El razonamiento circular no puede dar lugar al conocimiento.
5. Por tanto, R´ no es conocida.
6. Todas nuestras creencias sobre cuestiones de hecho no observadas dependen para su
evidencia de una asunción que no es conocida. (1,5)

9
7. Las creencias que dependen para su evidencia de una asunción desconocida son ellas
mismas no conocidas.
8. Por lo tanto, nadie sabe nada sobre cuestiones de hecho inobservadas. (6,7)
¿Qué es lo que está mal con estos argumentos? En cada caso, las premisas
independientes del argumento son 1, 2, 4 y 7. También en ambos casos, 2, 4 y 7 parecen
carentes de controversia. Esto deja la premisa 1 como la única que quedaría por desafiar.
Pero si el internismo es verdadero, entonces en cada caso la premisa 1 es verdadera.
Una vez más, una mirada más cercana a la motivación para el internismo termina
proveyendo una motivación para el externismo. El internismo, hemos visto, hace
imposible replicar a los argumentos escépticos de Hume. Por el contrario, podemos
esperar evitar las conclusiones escépticas de Hume sólo adoptando el externismo9.

3. El argumento general contra el internismo


Los argumentos en la segunda sección están dirigidos contra el internismo acerca de
la justificación epistémica, o el tipo de justificación subjetiva que es requerida para el
conocimiento. Hemos hecho notar, sin embargo, que es posible ser un internista sobre
otras clases de estatus epistémico normativo. Más en concreto, uno podría pensar que hay
otras clases de lo subjetivamente apropiado que son independientes del conocimiento y
la justificación epistémica, pero que, no obstante, corresponden a tipos interesantes e
importantes de evaluación epistémica. Quizá esta clase de normatividad sea la que está
en cuestión cuando evaluamos las creencias de la víctima del genio maligno de Descartes.
No hay cuestión sobre si la víctima tiene conocimiento, e incluso podemos coincidir en
que carece de justificación epistémica. Aun así, cabe insistir, que hay algún sentido en
que las creencias de la víctima son respetables intelectualmente, o a la par de quien no
sufre alucinación, o al menos no objetables. En esta sección argumentaré que no hay
ninguna propiedad normativa importante o interesante que también sea internista. Para
ser claro, no trato de negar que hay propiedades epistémicas importantes que son
independientes del conocimiento y la justificación. Creo que sí las hay. Mi punto es más
bien que ninguna de esas propiedades es internista10.
El argumento empieza recordando las dos clases amplias de evaluación señaladas
arriba. Dijimos que, en sentido amplio, podemos evaluar personas y sus creencias o bien
desde un punto de vista “objetivo” o desde un punto de vista “subjetivo”. El punto
objetivo de la postura concierne (aproximadamente) a si una creencia tiene un buen ajuste
objetivo con el mundo. Desde este punto de vista, preguntamos cuestiones como si una
creencia es subjetivamente plausible, o si está responsablemente formada, o bien
motivada. El argumento entonces procede como sigue. Primero, las evaluaciones desde
el punto de vista objetivo son obviamente externistas. Las consideraciones respecto a la
corrección [accuracy], fiabilidad y relaciones causales involucran valores que son

9
Para más discusión en torno a estas líneas véase Greco (1999,2000). Una respuesta alternativa a Hume
puede desafiar la premisa 2 de cada argumento, afirmando que la asunción en cuestión es conocido
porque está fiablemente formada o porque cumple algún otro criterio externista para la justificación y el
conocimiento. Es difícil ver cómo el internista podría seguir una estrategia análoga, sin embargo. Para
una discusión adicional de esta respuesta alternativa a Hume, véase Greco (2002, especialmente sección
V).
10
Otra posibilidad es haya algún estatus interesante que sea componente de justificación epistémica.
Los argumentos abajo contarán contra esta posibilidad.

10
paradigmáticamente externistas. Por ejemplo, las consideraciones en la sección dos
muestran que la responsabilidad epistémica, no menos que la fiabilidad, es una función
de la etiología [de la historia causal de la formación de las creencias]. Pero la etiología de
una creencia es una cuestión externa. Se refiere a tales cosas como la historia de la
creencia y las razones por las cuales se sostiene, y estas son las cosas que son típicamente
externas a la perspectiva de uno. De este modo, resulta que para la premisa final del
argumento no hay ninguna clase de evaluación epistémica que no se refiera o bien a lo
que es acertado objetivamente o bien a lo que es apropiado subjetivamente. Así, ninguna
clase importante o interesante de evaluación epistémica, y ninguna clase correspondiente
de normatividad epistémica, es internista.
Un corolario de este argumento es que todas las clases interesantes de normatividad
epistémica dependen de factores relacionados con la corrección [accuracy] y/o la
etiología. Por supuesto, uno puede estipular una clase de evaluación que fuera ajena a
estas por completo. Por ejemplo, podemos estipular que la creencia de Mary sobre Dean
Martin es “carente de culpa de forma débil” en el siguiente sentido: la creencia c de S es
débilmente carente de culpa sólo en el caso de que S no sea más culpable en el momento
de creer c de lo que era un momento antes. El punto que señalamos ahora es que esta clase
de normatividad no será interesante.
Un modo de ver por qué es atender al propósito de la evaluación epistémica. A
menudo se ha observado que el conocimiento es un producto social con valor práctico.
Somos seres sociales, altamente interdependientes, que usan y comparten información.
Como tales, es esencial para nuestra forma de vida que seamos capaces de identificar
buena información y buenas fuentes de información. En este contexto, no es sorprendente
que podamos hacer evaluaciones referidas a cómo se forman las creencias, a su historia
en relación con otras creencias, por qué son creídas, y demás. En otras palabras, no es
sorprendente que hagamos evaluaciones referidas a si las creencias son fiables y
responsablemente formadas. Pero las evaluaciones de esta clase involucran
consideraciones sobre corrección [accuracy] y etiología. Y, por tanto, las evaluaciones de
estas clases son evaluaciones externistas.
Este contexto también muestra por qué los juicios que se abstraen completamente de
los factores externos carecerán de interés. Por ejemplo, ¿Por qué nos debería importar que
Mary no sea más culpable por su creencia en el momento actual de lo que era en el
momento anterior? Nos importa si Mary es, en general, un agente cognitivo responsable
y fiable. También nos importa si, en este caso, Mary llegó a su creencia de un modo fiable
y responsable. También nos importa, por supuesto, si la creencia de Mary es verdadera.
Estas son consideraciones importantes sobre Mary y su creencia – consideraciones que
son importantes desde el punto de vista de seres que usan y comparten información como
nosotros. Por otra parte, las evaluaciones relativas a “porciones de tiempo” que abstraen
enteramente del proceso de formación de las creencias, su relación con el mundo y el
carácter de los creyentes no será muy importantes. Por supuesto, a menudo queremos
abstraernos de uno o de otro de estos factores. El punto aquí es que nunca queremos
abstraernos de todos a la vez. En otras palabras, no tenemos interés en evaluaciones
epistémicas que son (completamente) internistas.
Consideremos la analogía con la evaluación moral. Nos importa qué gente es buena
y qué acciones son correctas. Esto es, nos importa si, en general, una persona es un agente
moral fiable y responsable. Y nos importa si, en un caso particular, una persona actuó de
un modo responsable y fiable. Lo que no nos importa son las evaluaciones de porciones
de tiempo artificiales tales que S no es más culpable en el momento en que lleva a cabo

11
un estado de cosas que en el momento anterior. Tampoco nos importa si alguna acción A
es correcta en relación con las propias normas morales de S, ajenas a cuestiones sobre si
S hizo A, o por qué S hizo A, o sobre si las normas de S son ellas mismas buenas o no.
Por supuesto, a menudo queremos abstraer de algunas consideraciones externas –
queremos abstraer una u otra de estas. El punto es que nunca queremos abstraernos de
todas a la vez. En otras palabras, no tenemos interés en evaluaciones morales que son
(completamente) internistas.
Estos últimos puntos pueden ser ilustrados al aplicarlos a una versión particular del
internismo. Un número considerable de filósofos ha vinculado el internismo al
evidencialismo (por ejemplo, véase BonJour, 1985; Conee y Feldman, 2001). La idea
principal tras el evidencialismo es que una creencia tiene estatus epistémico positivo (de
alguna manera u otra) si y sólo si está relacionada apropiadamente con buena evidencia.
Dicho de otro modo, la creencia c de S tiene estatus epistémico positivo sólo en caso de
que c “se ajuste” a la evidencia de S. El internista añade a esto que nociones tales como
“buena evidencia” y “ajuste” deben ser entendidos conforme a líneas internistas (por
ejemplo, véase Conee y Feldman, 2001, 1985).
Consideremos un caso donde S tiene una creencia c y evidencia E. Por ejemplo,
pongamos que E es un conjunto de observaciones unidas a creencias de fondo relevantes
y que c es la creencia de que todos los cuervos son negros. Hay múltiples dimensiones a
lo largo de las cuales la creencia de S puede ser evaluada. Por ejemplo, podemos preguntar
(a) si E es verdadera, (b) si E es objetivamente probable, (c) si E fue formada fiablemente,
(d) si E fue formada responsablemente, (e) si E deja información importante fuera, (f) si
E es un indicador fiable de que c es verdadera, (g) si b es objetivamente probable a partir
de E, y (h) si S cree c porque S cree E. Todas estas son cuestiones externas que involucran
factores que ni son parte de la vida mental de S ni algo a lo que S tenga acceso privilegiado
en el caso típico. Por ejemplo, podríamos estar interesados por saber si la evidencia de S
es formada responsablemente o por si la evidencia de S es o no verdadera.
Alternativamente, podríamos estar interesados por saber si la evidencia de S hace su
creencia probable, si su evidencia fue o no formada fiablemente. Pero, ¿hay alguna
situación en que estemos interesados en abstraer de todos estos factores a la vez? Es difícil
imaginar que los haya.
Consideremos lo que es quizá la posibilidad más plausible en estas líneas. Si a veces
estamos interesados por conocer, cabe sugerir, la creencia de S está justificada en el
siguiente sentido: si S cree c y S tiene E, y cree c sobre la base de E, estaría autorizado
por las normas de la evidencia que S acepta. Recordemos, sin embargo, que se supone
que estamos abstrayendo todas las consideraciones externas. No hay cuestión, por tanto,
acerca de si las normas de evidencia de S son de hecho fiables, o si E es ella misma
probable, o si S cree c porque S cree E, y demás. Abstrayendo todo esto, ¿Por qué
estaríamos interesados en saber si c está autorizada por las normas de evidencia que S
acepta? ¿Por qué sería esto una evaluación importante que hacer? Sería análogo preguntar
si la acción A de S es autorizada por las normas morales que S acepta, pero
independientemente de cualquier cuestión sobre la adecuación de las normas morales de
S, o acerca de las negligencias previas de S, o de las consecuencias reales o probables de
A, o de los motivos de S para realizar A. Como en el caso epistémico, es difícil imaginar
una situación donde esta clase de evaluación moral fuera interesante o importante. Tanto
las evaluaciones morales como las epistémicas, podemos concluir, están más
cercanamente ligadas al mundo que eso. Atañen no sólo a lo que es interno a la
perspectiva de uno, sino a cómo esa perspectiva está relacionada con cosas fuera de uno
mismo.
12
Un inconveniente claro de este argumento es que es difícil discutir sobre lo que es
“importante” o “interesante”. Y, sin embargo, yo diría que la disputa entre internistas y
externistas se reduce en gran medida a este asunto. Por eso, he intentado dejar la pelota
en el campo de los internistas (a) centrando justo ahí el argumento y (b) haciendo explícito
que a las evaluaciones internistas les son ajenas todas las consideraciones externistas.
Cuando enfocamos la disputa de este modo, pienso que muchos coincidirán en que
las clases de evaluación que quedan fuera – las clases que cuentan como internistas – no
son muy interesantes. No en la vida real, porque no sirven los propósitos de agentes
cognitivos que usan y comparten información. No en filosofía, porque una respuesta
internista a los argumentos escépticos tradicionales es imposible; y por ello no puede
servir a tal propósito filosófico.

4. Conclusión
Podemos ahora hacer inventario de los argumentos presentados frente al internismo y
a favor del externismo. En la sección 2, vimos tres consideraciones comúnmente
presentadas como motivaciones para el internismo sobre la justificación epistémica, que
es el tipo de justificación que se requiere para el conocimiento. En cada caso, vimos que
la consideración en cuestión fallaba a la hora de motivar el internismo. De hecho, cada
consideración en realidad motivó el externismo sobre la justificación epistémica. En la
sección 3 consideramos un argumento general contra el internismo en todas sus
variedades interesantes. El argumento fue que todas las evaluaciones epistémicas
interesantes están hechas desde el punto de vista objetivo o desde el punto de vista
subjetivo – tratan cuestiones sobre el ajuste objetivo, sobre la pertinencia subjetiva, o
sobre ambos. Pero todas estas evaluaciones involucran consideraciones sobre la
corrección [accuracy] de las creencias y/o su etiología, y estos son factores
paradigmáticamente externistas. La conclusión es que no hay evaluaciones internistas
interesantes. Dicho de otro modo, todas las evaluaciones epistémicas interesantes son
evaluaciones externistas.

Traducción de Antonio Guillén, 2023.

REFERENCIAS
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13
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