Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Enrique Velasco.
Edu Fondevila.
Rubén Tovar.
Rafael Ugarte.
Álvaro Pinteño.
1. Marco filosófico para el entendimiento del dolor:
El marco actual del dolor pretende ser monista, tanto en neurociencia como en clínica. El monismo
es una postura filosófica que defiende que solo existe el cuerpo y rechaza el dualismo mente-cuerpo.
Por ejemplo: los estados mentales no existen, son estados del cerebro, o del cerebro interactuando
con el entorno.
A pesar de que la visión científica imperante es monista, y la mayoría de fisioterapeutas dirían que eso
de hablar de la mente “como un ente abstracto” es espiritualismo para hippies, en clínica solemos
encontramos afirmaciones que son de naturaleza dualista. Un ejemplo común sucede cuando le
decimos a un paciente: “tu cerebro interpreta una amenaza cuando te agachas”. Esta afirmación
implica una separación entre “quiénes somos nosotros” (mente) y “nuestro cerebro” (cuerpo), es una
afirmación dualista. Entonces, aunque el sistema de creencias de la mayoría de sanitarios es (sin
saberlo) monista, realmente entendemos muchas cosas desde el dualismo.
¿Somos monistas o dualistas? No es que haya una posición correcta o incorrecta, pero vale la pena
reflexionar sobre ello.
2. Definición de dolor:
No tenemos una definición exacta del dolor a día de hoy, aunque contamos con definiciones que
cada vez son más completas. Es curioso que la mayoría de definiciones defiendan que el dolor es una
experiencia, pero sigan mencionando su relación con un daño tisular real o potencial. Esto lo hace
incluso la definición oficial de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus
siglas en inglés).
Esto plantea algunos interrogantes: Si decimos que el dolor no es igual a daño, ¿por qué seguimos
definiendo el dolor cómo la función del daño? ¿Qué es “potencial”? Porque potencial podría
significar cualquier cosa y en cualquier momento. Si ver a alguien apuñalar a otra persona en una
película nos produce dolor, ¿Eso es daño potencial? ¿Por qué no acotamos temporal y espacialmente
más?
¿Son los pacientes fiables cuando hablan de su dolor? ¿Es el lenguaje suficiente para comunicar las
experiencias que vivimos? ¿Qué implicaciones plantea esto en la clínica?
Un ejemplo clínico: cuando un paciente viene a la clínica y ha tenido una mala mañana porque se le
ha caído el café encima de la ropa desayunando, te dirá que su dolor es un 7. Sin embargo, si ese día
le ha ido de "lujo" y "ha tenido suerte", el mismo dolor que antes era un 7, ese día será un 4. Pero el
paciente no es consciente de cómo el café influye en su dolor, y por tanto no lo puede diferenciar al
valorar su dolor.
8. El cerebro:
Algunas evidencias ya clásicas (Bushnell et al., 2013), afirman que a nivel cerebral el dolor y el
sufrimiento se procesan en circuitos parcialmente separados.
En clínica no tenemos de momento ningún instrumento para diferenciar dolor y sufrimiento.
Probablemente tampoco en investigación, por lo que esta afirmación (dolor y sufrimiento pueden
separarse en el cerebro) resulta muy dudosa y difícil de demostrar. No está nada claro que el cerebro
tenga compartimentos que separen aquello que, en la experiencia, a nosotros nos parece que está
separado.
De hecho, con frecuencia, aquello que experimentamos como separado en realidad no lo está: oler
algo que nos desagrada potencia el dolor, aunque nos parezca que no tiene nada que ver. Algo similar
ocurre con el cerebro: la actividad olfativa influye la somatosensorial, aunque parezca que son
sistemas separados (Jo et al., 2021). Esto respalda la duda sobre si lo que contamos de cómo vivimos
la realidad es fiable o no, además de poner en cuestión que el sufrimiento y el dolor sean
independientes en el cerebro (y por supuesto no lo son en la experiencia).
11. Imperativismo:
IMPORTANTE: Antes de desarrollar este apartado debemos aclarar que la palabra sensación en
filosofía es un “output” no penetrable cognitivamente (no modificable por el pensamiento), a
diferencia de su definición en ciencia donde una sensación es un “input sensorial”. Es importante
tener claro que en este contexto usaremos sensación como término filosófico.
El imperativismo propone que el dolor es una sensación, es decir, una respuesta intrínseca del cuerpo
que no requiere de un juicio cognitivo para producirse.
Más en detalle, en línea con Melzack, se propone que el dolor tiene un contenido intencional, es decir,
es como una orden que te dice “protégete”, para así poder restaurar una función homeostática perdida
(por ejemplo, un esguince de un ligamento). Es por tanto una fuerza motivacional, en el que el cuerpo
ordena al agente que se protege (es decir, nuestro cuerpo nos dice, a nosotros, que nos protejamos).
Puesto que es una orden, y estas se dan en imperativo, dicha corriente se llama imperativismo. Este
tipo de órdenes, se denominan fuerzas motivacionales de primer orden, pues en ellas no hay
cognición, ni juicio. Por tanto, al no contribuir la cognición a la generación de las fuerzas
motivacionales de primer orden como el dolor, no se pueden modificar a través de la cognición. Es
decir, no son penetrables cognitivamente.
En la medida en que el dolor empieza a cambiar mi panorama motivacional, empieza a ser
desagradable y cuando no soy capaz de eliminar esa desagradable sensación, empiezo a sufrir. El
sufrimiento (querer eliminar el dolor) es el resultado de un procesamiento cognitivo y un juicio sobre
el dolor, y por tanto, es una fuerza motivacional de segundo orden.
Por tanto, a diferencia del dolor, que es una sensación, la fuerza motivacional de segundo orden
llamada sufrimiento sí puede ser modificable cognitiva, afectiva o conductualmente, porque su
generación surge de un juicio cognitivo (es lo que en filosofía de la mente se denomina “percepción”.
De nuevo no confundir con la terminología científica en la cual percepción significa “output”).
12. Conclusión final
Desde un punto de vista práctico tal y como lo veo (Edu Fondevila) a fecha 01/06/23 y aceptando:
a) Que dolor y sufrimiento son dos experiencias que van unidas dentro de una experiencia global que
llamaremos dolor-sufrimiento.
b) Que el dolor provoca el sufrimiento y el sufrimiento puede provocar dolor.
Bibliografía:
Imperativismo: Klein C, 2015.
Eliminativismo folk: Hardcastle VG, 2000.
Dolor como experiencia en filosofía: Aydede M (Ed), 2005.
Evaluativismo: Bain D, 2017; Tye M, 2011.
Circuitos estancos del dolor: Bushnell et al., 2013
Olor y dolor: Jo et al., 2021
Revisión efectos de la educación en el dolor: Watson et al., 2019
Definiciones dolor: IASP Terminology (página web)