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Este espacio está destinado a que plantees tu opinión sobre:


1. Diferencias entre Antijuricidad y Tipicidad (Ejemplifique)
2. La inclusión de la tipicidad en los elementos del delito cumple principalmente dos funciones ¿Cuáles son?
Es importante crear un conversatorio propiciado por el aporte y sugerencia sobre las opiniones de sus compañeros, creando un
ambiente de socialización e interacción constante en el grupo.
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El concepto de la antijuridicidad
La antijuridicidad es aquel desvalor que posee un hecho típico contrario a las normas del Derecho en general (no sólo al
ordenamiento penal). Es lo contrario a Derecho, por lo tanto, no basta que la conducta encuadre en el tipo penal, se
necesita que esta conducta sea antijurídica, considerando como tal, a toda aquella definida por el ordenamiento, no
protegida por causas de justificación.
La antijuridicidad precisamente radica en contrariar lo establecido en la norma jurídica. Para que sea delictuosa, la conducta
ha de ser típica, antijurídica y culpable. La antijuricidad es otro de los elementos estructurales del delito.
Se le puede considerar como un "elemento positivo" del delito, es decir, cuando una conducta es antijurídica, es
considerada como delito. Para que la conducta de un ser humano sea delictiva, debe contravenir el Derecho, es decir, ha de
ser antijurídica.
Se considera un concepto jurídico que supone la comparación entre el acto realizado y lo establecido por el ordenamiento y
que denota como ésta es una conducta contraria a Derecho, "lo que no es Derecho", aunque en realidad la conducta
antijurídica no está fuera del Derecho, por cuanto este le asigna una serie de consecuencias jurídicas.
 
Antijuridicidad formal y material
Por tradición se ha venido distinguiendo entre la antijuridicidad formal, que es aquella que viola lo señalado por la Ley, y la
material, cuando se trata de una conducta antisocial.
En realidad una antijuridicidad material sin la antijuridicidad formal no tiene ninguna relevancia para el Derecho. Por otro
lado la antijuridicidad material sirve de fundamento para la formal, de tal modo que aquella conducta prohibida por la Ley
debe serlo porque protege un bien jurídico (antijuridicidad material).
 
 Antijuridicidad formal: se afirma de un acto que es "formalmente antijurídico", cuando a su condición de típica
se une la de ser contrario al ordenamiento, es decir, no ésta especialmente justificado por la concurrencia de
alguna causa de tal naturaleza (por ejemplo: defensa propia).
Por lo tanto, la antijuricidad formal no es más que la oposición entre un hecho y el ordenamiento jurídico positivo,
juicio que se constata en el modo expuesto.
 
 Antijuridicidad material: se dice que una acción es "materialmente antijurídica" cuando, habiendo
transgredido una norma positiva (condición que exige el principio de legalidad), lesiona o pone en peligro un bien
jurídico que el derecho quería proteger.
La antijuricidad propiamente dicha también se entiende cuando se vulnera el bien jurídico que se tutela (la vida, la
libertad, etc)
La antijuricidad es un juicio negativo de valor que recae sobre un comportamiento humano y que indica que ese
comportamiento es contrario a las exigencias del ordenamiento jurídico.
Por el principio de legalidad y de seguridad y certeza jurídicas, sólo los comportamientos antijurídicos que son típicos
pueden dar lugar a una reacción jurídico penal.
La tipicidad, para algunas corrientes doctrinarias, se considera indicio de que el comportamiento puede ser antijurídico
(ratio cognoscendi). Para éstas, el tipo y la antijuricidad son dos categorías distintas de la teoría del delito.  El tipo puede
desempeñar una función indiciaria de la antijuricidad, pero no se puede identificar con ella.
Para otros, existe una cierta identificación entre tipo y antijuricidad, es decir, existe una directa relación entre éstas (ratio
essendi). Se critica esta posición, pues conduce a considerar las causas de justificación como elementos negativos del tipo.
Se añade que en la cotidianidad, es difícil equiparar una conducta atípica (por ej. matar un insecto) con una conducta
típica, pero realizada en una causa de justificación (matar en defensa propia). Las consecuencias de identificar o
diferenciar claramente tipo y antijuricidad se reflejan en la teoría del error (error de tipo y error de prohibición).
Las causales de justificación en especial y Clasificación de las causales de justificación.
Causales de justificación
Las causas de justificación son situaciones reconocidas por el Derecho en las que la ejecución de un hecho típico se
encuentra permitida, es decir, suponen normas permisivas que autorizan, bajo ciertos requisitos, la realización de actos
generalmente prohibidos.
Vienen a ser normas dirigidas a situaciones específicas que excluyen la antijuridicidad de un determinado comportamiento
típico, que a priori podría considerarse antijurídico.
Cabe destacar que la comprobación del carácter antijurídico de la conducta tiene un carácter negativo, de manera que una
vez identificada la conducta típica, habrá de analizarse su eventual inclusión dentro de las causas de justificación,
excluyendo el delito si encuadra en ella, y suponiendo antijuridicidad si no encajase.
Clasificación de las causales de justificación. 
Consentimiento del titular
Se actúe con el consentimiento del titular del bien jurídico afectado, siempre que se cumplan los siguientes requisitos:
 Que se trate de un bien jurídico del que pueda disponer el titular;
 que el titular del bien tenga la capacidad jurídica para disponer libremente del mismo;
 que haya consentimiento expreso,
 tácito o presunto, sin que exista vicio alguno.
Sin embargo, en la doctrina europea existen dudas acerca de la función del consentimiento en el concepto de delito.
Aunque tradicionalmente era considerado causa de justificación supralegal (Alemania) más modernamente se distingue
entre consentimiento (causa de justificación) y acuerdo de voluntades (causa de exclusión de la tipicidad). Finalmente,
alguna doctrina, considera que el consentimiento habría de ser analizado como elemento determinante del ámbito del riesgo
permitido en la teoría de la imputación objetiva.
 
Legítima defensa
Se repela una agresión real, actual o inminente, y sin derecho, en protección de bienes jurídicos propios o ajenos, siempre
que exista necesidad de la defensa y racionalidad de los medios empleados y no medie provocación dolosa suficiente e
inmediata por parte del agredido o de la persona a quien se defiende.
Se presumirá como defensa legítima, salvo prueba en contrario, el hecho de causar daño a quien por cualquier medio trate
de penetrar, sin derecho, al hogar del agente, al de su familia, a sus dependencias, o a los de cualquier persona que tenga
la obligación de defender, al sitio donde se encuentren bienes propios o ajenos respecto de los que exista la misma
obligación; o bien, lo encuentre en alguno de aquellos lugares en circunstancias tales que revelen la probabilidad de una
agresión.
 
Estado de necesidad
Se obre por la necesidad de salvaguardar un bien jurídico propio o ajeno, de un peligro real, actual o inminente, no
ocasionado dolosamente por el agente, lesionando otro bien de menor o igual valor que el salvaguardado, siempre que el
peligro no sea evitable por otros medios y el agente no tuviere el deber jurídico de afrontarlo.
 
Ejercicio de un derecho
El ejercicio de un derecho se da cuando se causa algún daño al obrar en forma legítima, siempre y cuando exista la
necesidad racional del medio empleado.
 
Cumplimiento de un deber
El cumplimiento de un deber consiste en causar daño actuando de forma legítima en el cumplimiento de un deber jurídico,
siempre que exista la necesidad racional del medio empleado. El cumplimiento de un deber se encuentra derivado del
ejercicio de una profesión.
Reflexión
A lo largo de los siglos, la legítima defensa ha sido objeto de estudio por parte de muchos juristas, que han tratado de
buscar una justificación y explicación a este concepto, entre otros la mayoría de los juristas, basan el derecho a
defenderse en los ciertos  fundamentos como: el Instinto de conservación,   el de mantenerse con vida y
defenderla,  defensa del derecho;  es decir  defender lo que considera justo,  falta de protección del estado y por un
lado el derecho individual de autoprotección y el sentido de  justicia y la defensa de estos valores , respaldados por la
defensa de las leyes y el derecho a defenderlas, protegerlas y hacer que se cumplan.  Actualmente, tanto la doctrina
nacional como internacional no han llegado a una uniforme solución frente al enigma que plantean las situaciones en que
debe investigarse una agresión ilegítima cometida por un obrar imprudente.
Sentencia Nº 134 de Sala de Casación Penal, Expediente Nº C09-318 de fecha 11/05/2010
Hechos:
“Por lo que se considera, que no hubo señalamiento alguno que determinará, que los acusados se introdujeron en la
vivienda de los (Occisos) y les hubieran disparado,  que en el trayecto hacia la segundera, estos funcionarios hubieran
disparado al vehículo donde se encontraban los ciudadanos OCTAVIO DÍAZ ÁLVAREZ y DAVID OCTAVIO DÍAZ LORETO,
y les hubieran disparado (sic) sin que estos hubiesen accionado arma de fuego alguna, por lo que se considera que los
acusados actuaron en cumplimiento de su deber como funcionarios policiales toda vez que se recibió una denuncia el día
en que ocurrieron los hechos, por parte de un ciudadano el cual había sido atracado; así mismo se considera, que estos
funcionarios actuaron en su propia defensa, en virtud de una agresión ilegítima por parte de los hoy occisos, de lo dicho por
los testigos quienes presenciaron los hechos y del resultado de los objetos incautados en los lugares ya mencionados de
interés criminalísticos, toda vez que de los únicos testigos presenciales que depusieron en juicio, ambos señalaron que en
los dos acontecimientos, estos funcionarios fueron recibidos con disparos por parte de estas personas, produciéndose un
intercambio de tiros, teniendo necesidad del medio que utilizaron para repeler dicha acción, habiéndose producido un hecho
lamentable como fue la muerte de las personas hoy (Occisas) ROBERT IGNACIO DÍAZ LORETO, DAVID OCTAVIO DÍAZ
LORETO y OCTAVIO DÍAZ ÁLVAREZ, considerándolo no punible, por parte de los acusados quienes actuaron amparados
en las causales eximentes de responsabilidad establecidas en el artículo 65 ordinales 1° y 3° en sus numerales 1 y 2 del
Código Penal.  Por lo que este tribunal los declara INOCENTE y los ABSUELVE de los delitos acusados por el Ministerio
Público.
Análisis:
Evidentemente, no hubo firmeza del hecho que los acusados hayan entrado en la vivienda de las presuntas víctimas, y
hayan  disparado, sin que los fallecidos hubiesen disparado con armas de fuego; sin embargo se demostró que la conducta
de los funcionarios fue  acorde con el cumplimiento de su deber como autoridades del orden público. Iniciándose los
sucesos por denuncia de una persona que había sido víctima de un robo; la cual  que los oficiales acudieron al llamado y se
presentaron en el lugar de los acontecimientos denunciados, siendo recibidos con descargas de arma de fuego,
originándose un intercambio de disparos, estableciendo el comportamiento fundada de “cumplimiento del deber” y  la causa
de justificación de “legítima defensa”, consagrado en los ordinales 1° y 3° del artículo 65 del Código Penal vigente.
En el ejercicio de sus funciones los policías, mediante una previa denuncia;  los agentes  fueron agredidos; es decir existe
una Agresión Ilegitima la cual fue inevitable, y se ven obligados a actuar para salvar sus vidas acontece que estamos en
presencia del reguardo un bien jurídico como son sus vidas,  quedando ante una legítima defensa y deben resaltarse las
pruebas con las que se señala tal causa de justificación, evidenciando cada uno de los extremos antes mencionados. Si los
policías actuaron en cumplimiento de sus funciones y evitaron la muerte o el robo de otro, produciéndose como
consecuencia la muerte o lesión de una persona, estamos ante la figura del cumplimiento de un deber. Tal causa de
justificación, indica la obligación de cumplir con el deber, así como no haberse excedido de los límites del deber con su
acción.
Consentimiento del Ofendido

El consentimiento representa la falta de interés del titular del bien jurídico lesionado, sin embargo, para que esta
configure una causa de justificación es necesario que se cumplan los siguientes requisitos:
Wikipedia, (2012), establece los requisitos para que sea valido el consentimiento:
• Que se trate de un bien jurídico del que pueda disponer el titular o en su defecto por un representante legal, el cual debe
gozar de capacidad mental y libertad de conciencia.
• Que el titular o representante legal del bien tenga la capacidad jurídica para disponer libremente del mismo
• Que haya consentimiento expreso, tácito o presunto, sin que exista vicio alguno.(p.12/17).
 Hassel, (2009), asienta, “El consentimiento valido y oportuno del titular de un bien jurídico disponible excluye la
antijuridicidad del obrar de quien lo lesiona. Esto será valido solo si se tratare de bienes disponibles, la vida por
supuesto no lo es.” (p.4/7)
 Rebolledo, (1994), estipula lo siguiente, “Franz von Lisztconsideró que «el consentimiento del ofendido sólo
excluye la antijuricidad de la lesión, en cuanto la regla jurídica ha concedido al titular del bien jurídico la facultad
de disponer de él porque sólo se trata de sus intereses.” (p.109)
 Rebolledo, (1994), citando a  Kessler, establece, “…la declaración de la conformidad de la voluntad de la
persona consentidora con el acto voluntario de otro...”(p.109).
Ahora bien, analizando los conceptos anteriores, se puede inferir que el Consentimiento, es el acuerdo deliberado consiente
y libre de la voluntad, respecto a un acto externo querido libre y espontáneamente, sin cortar pieza ni vicios que anulen o
destruyan la voluntad. El consentimiento para su validez debe ser libre y voluntario, mientras no se pruebe lo contrario; es
decir, haber sido dado por error, arrancado con violencia u obtenido por dolo, engaño o ardido. Dicho en otras palabras, es
permitir de forma voluntaria, sin coacción alguna, que suceda un acontecimiento determinado.
En el derecho penal, la actitud de la víctima puede originar una causa de justificación total, aun no enumerada por los
códigos criminales por la sencilla razón de modificar el consentimiento la naturaleza del acto. 
Por ejemplo: el que tuviera propósito de violar a una mujer mayor, si encuentra propicia y espontanea la voluntad de dicha
mujer,  no comete delito alguno para la ley humana, Es decir que la  supuesta víctima da su consentimiento a su supuesto
agresor de realizar tal acto.
            Se entiende como una manifestación de acuerdo con el hecho, que conlleva la renuncia a la protección que brinda
el derecho, es decir, es la aceptación o permiso por parte de un particular para que otro realice una conducta típica. No
delimita, pues puede darse en delitos dolosos, culposo, de acción o de omisión.
De allí que, se fundamenta el numeral 3º del Artículo 48 del Código Procesal Penal de la República Bolivariana de
Venezuela al establecer que una de las causales de extinción de la acción penal es “El desistimiento o el abandono de la
acusación privada en los delitos de instancia de parte agraviada”, con lo que se demuestra que una vez el ofendido desiste
o abandona, como es la instancia de parte nos encontramos en una causa de exención de la acción penal, destacando que
tanto la renuncia como el desistimiento son irrevocables. 
El Consentimiento del ofendido debe cumplir con una serie de requisitos, los cuales son:
1. El Consentimiento debe ser prestado en forma libre, sin violencia ni intimidación o fuerza en las cosas.
2. No puede haber sido prestado el consentimiento por ningún tipo de error.
3. La persona debe ser consciente y capaz, no se entiende como capacidad civil, sino una capacidad necesaria
materialmente para comprender el sentido del acto unido a tener una libre disposición de ese bien jurídico. 
Por Ejemplo: El niño que invita a una persona a entrar a su casa, es libre y consciente de manera espontánea y a
pesar de no ser civilmente capaz, su consentimiento puede ser justificante.
1. El Consentimiento debe ser expreso o tácito.
2. El consentimiento tiene que ser dado por el titular mismo o por un tercero que esté legítimamente autorizado para
darlo. En el caso de la violación de morada, cuando un pariente es el dueño de la casa se entiende que otro que
reside en ella también puede invitar gente a la casa. En cambio en otras figuras de violación es impensable que
sea un tercero quien preste el consentimiento, como en el caso de la integridad corporal o la violación.
El consentimiento expreso tácito y presunto.
 Expreso: Se está ante el consentimiento expreso cuando se formula de palabra, de forma seria o por escrito o
con signos inequívocos de la voluntad, que pueden ser por la afirmativa o la negativa o por cualquiera de las
modalidades sugeridas o aceptadas.
Consentimiento Expreso, según Cabanellas. (2006), es “…cuando se formula la palabra por escrito o con signos
inequívocos de la voluntad, que puede ser por la afirmativa o por la negativa o por cualquiera de las modalidades sugeridas
o aceptadas.” (p.355)
 
 Tácito: según, Cabanellas. (2006), “…resultará de hechos o de actos que lo presupongan , o autoricen a
presumirlo. (p.355)
Excepto en los casos en que la ley exija una manifestación expresa de la voluntad o cuando las partes hayan estipulado
que sus convenciones no sean obligatorias si no después de llenarse algunas formalidades.
 Presunto: Presunto, es cuando el titular del bien jurídico dada la circunstancia en que se encuentra no puede
prestar consentimiento ni expreso  ni tácito, pero cabe presumir que el titular habría prestado el consentimiento de
haber podido hacerlo.
El consentimiento presunto es el que se da por supuesto, por deducción del planteamiento de un negocio
jurídico o de la actitud de una de las partes. Difiere del consentimiento tácito, en que en éste existe efectivo
consentimiento, pero no manifiesto de palabra, o por escrito, sino por los hechos. 
Por Ejemplo: Una persona que llega  inconsciente a un establecimiento hospitalario y es necesario amputarle
algún miembro para salvarle la vida. Se entiende que se privilegia el bien jurídico vida.
El Consentimiento del ofendido del derecho opera como una causal de tipicidad y antijuricidad, por cuanto en
esos casos la ausencia del consentimiento es un elemento del tipo penal. Si se acredita que hay
consentimiento se elimina el tipo penal, ya sea que lo obliga expresamente o de manera tácita.
Por Ejemplo: La apropiación con consentimiento “el que sin la voluntad de su dueño” por lo que al haber
consentimiento, no hay robo, no hay delito.
Ahora bien, en este caso, la conducta desplegada, si bien lesiona el bien jurídico disponible, el consentimiento
del titular justifica este hecho típico. Es decir,  elimina la antijuridicidad pero no la tipicidad. En los bienes
jurídicos disponibles opera como causal de justificación.
El momento en que debe prestarse el consentimiento por parte del titular debe ser antes de la comisión del
delito, porque si una vez consumado este ya no opera como causal de justificación sino que eventualmente
podrá configurar como una causal de extinción de responsabilidad penal como el perdón del ofendido,  esto
solo opera en los delitos de acción privada, aquellos que solo pueden perseguirse por parte de la víctima o
quienes señale la ley.
Respecto al perdón del ofendido, Cabanellas, (2006), precisa:
Olvido que de la falta o delito hace la víctima o alguien de su familia renunciando a reclamar la responsabilidad civil o
anulando la persecución o resultas penales. Puede constituir según la fase procesal, o penitenciaria, extinción de la acción
penal o de la pena. Solo procede en los delitos privados, perseguibles a instancia de parte interesada. (p.233).
Por lo tanto, El perdón del ofendido tiene su relevancia en los delitos privados o perseguibles a instancia de la víctima, no
así en los públicos que son los perseguibles de oficio, es decir, a instancia del Ministerio Público. 

En los Delitos Privados, 


por ejemplo: La injuria o La calumnia,  el perdón del ofendido supone la extinción de la responsabilidad penal del
delincuente, no así en los delitos públicos, como por ejemplo: El robo, La estafa etc;  en los que aunque haya perdón de la
víctima, el Ministerio público puede continuar con la acusación.
De esta manera, en vista que sólo procede en los delitos privados perseguibles a instancia de parte interesada; Cuando el
perdón  se produce antes de la sentencia constituye renuncia de la acción penal; si se otorga después de condenado el
delincuente, integra remisión de la pena. En el primer caso la causa no sigue adelante; en el segundo, se produce
automáticamente la liberación del condenado de estar privado de su libertad.
El Artículo 106 de nuestro Código Penal Venezolano vigente establece que: “En los hechos punibles para cuya
averiguación y castigo es menester instancia de parte, el perdón del ofendido  extingue la acción penal, pero no hace cesar
la ejecución de la condena sino en aquellos casos establecidos por la  Ley. El perdón obtenido por uno de los reos alcanza
también a los demás. El perdón no produce efecto respecto de quien se niegue a aceptarlo.
El Artículo 48 del Código Orgánico Procesal Penal. Establece dentro de las causas de extinción de la acción penal: “3. El
desistimiento o el abandono de la acusación privada en los delitos de instancia de parte agraviada.”
Por lo tanto cuando se trata de delitos de acción privada, la víctima está en la facultad de desistir de hacer valer su derecho
y por ende la investigación o juicio (según la etapa del procedimiento) no continúa. Mientras cuando se trata de delitos de
acción pública, es el Ministerio Público quien acciona en contra del delincuente aún y cuando la víctima haya desistido o
perdonado a su agresor.
Consagrado en el artículo 106 del Código Penal, encontrándose su desarrollo adjetivo en el artículo 492 del Código
Orgánico Procesal Penal. Con respecto a él ha surgido en la práctica una situación confusa, pues hay quienes señalan
que, ante el silencio de la Ley, en este caso del Código Orgánico Procesal Penal, dicho perdón cuyo efecto principal es la
extinción de la acción penal o la cesación de la ejecución de la condena en los casos establecidos por la ley, alcanza a
todos los delitos y basta sólo la presentación de un escrito de la víctima y su posterior ratificación oral en el que se condone
el delito y para que los jueces de ejecución se vean obligados a ordenar la inmediata excarcelación, tal y como lo señala el
artículo 492 del Código Orgánico Procesal Penal, lo que lo haría inconstitucional por omisión.
Se ha acusado al Código Orgánico Procesal Penal de silenciar a qué delitos alcanzan los efectos del perdón del ofendido,
cayendo entonces en un supuesto de silencio de la ley que la haría extensible a todos. Se invoca este argumento, para que,
en delitos como el robo en cualquiera de sus modalidades se haga cesar la ejecución de la pena porque la norma en
referencia no señala expresamente a qué delitos se contrae esta figura, situación recurrente al apelar ante la negativa de
los jueces de ejecución de permitir tal situación. Frente a esto, es pertinente hacer dos consideraciones importantes. En
primer lugar, habrá silencio de la ley cuando regula de manera incompleta o defectuosa el mandato constitucional. Por
tanto, de ser cierto el anterior argumento se debe recurrir a la figura de la inconstitucionalidad por omisión, a fin de que se
obligue al legislador a reformar la ley, posibilidad consagrada constitucionalmente en el Artículo. 336 C.R.B.V. En segundo
lugar, ciertamente, el artículo 492 no señala expresamente a qué delitos alcanzan los efectos del perdón de la parte
ofendida, sin embargo, el artículo en desarrollo señala que “cuando el perdón del ofendido u ofendida haya extinguido la
pena, el tribunal de ejecución ordenará la libertad”.
Debe recordarse, que se trata de una norma adjetiva cuya función primordial es desarrollar a las normas sustantivas, en el
sentido de que posibiliten y hagan efectivo el ejercicio regular de las relaciones jurídicas, al poner en actividad el organismo
judicial del Estado. El Código Orgánico Procesal Penal desarrolla especialmente a las normas contenidas en el Código
Penal y otras leyes penales especiales, por tanto no puede ignorarse la existencia del derecho sustantivo. En este caso, la
disposición bajo estudio, no deroga en forma alguna el artículo 106 ejusdem, que expresamente señala que el perdón
operará para extinguir la acción penal “solo en aquellos delitos para cuya averiguación y castigo sea menester instancia de
parte”, y señala además que la cesación de la ejecución de la pena procederá en los casos “establecidos por la ley”.
De manera que, en ambos casos se requiere la Instancia de Parte afectada para su procedencia la diferencia está en que,
para la cesación de la ejecución de la pena que es lo importante en este estudio, es importante que se señale
expresamente en la ley que el perdón concedido tiene tal efecto; consideración tal presente en el artículo 393 segundo
aparte del Código Penal que presume el perdón cuando la víctima contrae matrimonio después de la condenación con el
culpable de los delitos contra las buenas costumbres y el buen orden de las familias consagrados en los artículos 374, 375,
376, 378 388, 389 y 390 ejusdem.
Corresponde entonces al  derecho sustantivo señalar los casos en los cuales procede esta figura.
DECISIÓN N° 242-06 CAUSA N° 2Aa.3149-06 - En Relación al Perdón del Ofendido.
A continuación un caso sobre “El perdón del ofendido”, analizado en la siguiente sentencia:

DECISIÓN N° 242-06 CAUSA N° 2Aa.3149-06  - En Relación al Perdón del Ofendido.


“En tal sentido resulta pertinente citar la opinión del autorAlberto Arteaga Sánchez, en su obra “Derecho Penal
Venezolano”, págs 307 y 308, quien con respecto al perdón del ofendido dejó establecido lo siguiente: 
“Puede, asimismo, extinguirse la acción penal por el perdón del ofendido, en los hechos punibles para cuya averiguación y
castigo es menester instancia de parte. Así lo expresa textualmente el artículo 106 del Código Penal. También se señala en
el mencionado artículo que el perdón del ofendido sólo extingue la acción penal pero no hace cesar la ejecución de la
condena, salvo en los casos establecidos por la ley; que el perdón obtenido por uno de los reos alcanza a los otros; y que
no produce efectos respecto de quien se niegue a aceptarlo.
Por lo tanto el perdón del ofendido, en principio, sólo extingue la acción penal, y, como anota Mendoza, puede presentarse
antes de la querella y equivale a una renuncia del derecho a intentarla, o después de presentarla, y se denomina
desistimiento. Tanto la renuncia como el desistimiento, como lo señala el mismo autor, son irrevocables y deben ser, por
regla general, expresos. 
En el plano de las excepciones, el perdón, según el artículo 401 del Código Penal, en materia de adulterio, puede proceder
eficazmente aún después de la condenación y hace que cese la ejecución y las consecuencias penales. Asimismo, prevé
este artículo que la muerte del cónyuge produce los mismos efectos del perdón o desistimiento. 
El doctor Chiossone cita, asimismo, como supuesto perdón tácito que extingue la responsabilidad penal, en delitos de
acción pública, el caso del delito cometido en el extranjero que sólo es enjuiciable en Venezuela, por acusación de la parte
agraviada, según el artículo 4 del Código Penal. Si la parte agraviada no intenta la acción, ello equivale a un perdón, según
este autor. 
En nuestra legislación se contempla también otros casos de perdón, que podemos denominar tácito, como en los
supuestos del matrimonio del culpable con la persona ofendida en los delitos contra las buenas costumbres tales
como violación, actos lascivos, acto carnal, seducción, corrupción…”. (Las negrillas son de la Sala). 
Siguiendo con este mismo orden de ideas los miembros de esta Alzada explanan la posición fijada por el autor Carlos
Moreno Brandt, en su obra “El Proceso Penal Venezolano”, pag 610, quien con respecto al perdón del ofendido manifestó
lo siguiente:
“…Constituye, pues, el perdón del ofendido una causa de extinción de la acción penal en el caso de los hechos
punibles que sólo pueden ser perseguibles a instancia de parte, vale decir, aquellos respecto de los cuales no
podrá procederse sino mediante acusación privada de la víctima (art. 400 del COPP), lo que le otorga igualmente a
la parte interesada la disposición de la acción para renunciar a su ejercicio o desistir de la acción una vez intentada
la querella, e incluso, por ser quien puede instar el procedimiento, dejar de hacerlo, lo que se considera igualmente
en estos casos causal de extinción de la acción penal por abandono de la acusación privada (Art. 48 ord. 3° y 416
ejusdem…)”. (Las negrillas son de la Sala). 
Distinción entre el Consentimiento y el Perdón Ofendido

Tal y como se mencionó con anterioridad el consentimiento del ofendido consiste en una aceptación o permiso por
parte de un particular para que otro realice una determinada conducta, de manera que existe la expresa voluntad para que
otro lleve a cabo un determinado hecho, mientras que en el perdón del ofendido no existió nunca la voluntad ni el permiso
para la comisión del hecho, sino que toda vez que se ha cometido un hecho antijurídico, el ofendido desiste o abandona la
acusación, por lo cual este perdón constituye indudablemente una causa de exención de la acción penal, toda vez que se
trate de un hecho punible para cuya averiguación y castigo es necesaria la instancia de parte, lo cual se fundamenta
el numeral 3º del Artículo 48 del Código Procesal Penal de la República Bolivariana de Venezuela  al establecer que
una de las causales de extinción de la acción penal es “El desistimiento o el abandono de la acusación privada en los
delitos de instancia de parte agraviada”.
De la misma manera el perdón del ofendido se encuentra tipificado en el Artículo 106 del Código Penal de la República
Bolivariana de Venezuela, al estipular que  “En los hechos punibles para cuya averiguación y castigo es menester
instancia de parte, el perdón del ofendido extingue la acción penal....”, por lo tanto, el perdón del ofendido, sólo extingue la
acción penal y puede presentarse antes de la querella y equivale a una renuncia del derecho a intentarla, o bien, puede
presentarse después de la querella, en cuyo caso se denomina desistimiento; Cabe destacar que tanto la renuncia como el
desistimiento son irrevocables y deben ser por regla general, expresos.
Por todo lo anteriormente descrito, es importante entonces destacar nuevamente, que el consentimiento no debe
confundirse con el perdón del ofendido, que se otorga posterior a la conducta que ha lesionado el bien tutelado, en cuyo
supuesto el daño se causa sin que la víctima haya dado su asentimiento, por razones de política criminal las normas
penales y procesales validan, ya sea, en el tipo o en disposiciones procesales el perdón, sobre todo frente a la lesión de
bienes cuya jerarquía es de poca entidad, dando lugar a la extinción de la responsabilidad penal por haber mediado el
perdón del ofendido, lo cual sucede posterior a la comisión del delito. En tanto que el consentimiento se otorga antes o en el
momento de la comisión.
Otra diferencia es que mayormente el consentimiento pertenece al derecho sustantivo, y el perdón del ofendido lo vemos
más en el derecho adjetivo
 Los Bienes Jurídicos Disponibles y no disponibles.
                                                                                   
Ahora bien, es importante diferenciar los “bienes jurídicos disponibles” de los “bienes jurídicos no disponibles”
El consentimiento del agente pasivo (en algunos supuestos), produce falta de antijuridicidad cuando el titular del
bien a proteger otorga su aprobación respecto de aquellos bienes  disponibles por él. Para que el
consentimiento opere en los términos ya planteados, deberá  darse antes de la realización del hecho dando lugar a
la exclusión, ya sea del tipo o de la antijuridicidad de la conducta.
Este consentimiento debe darse de una manera expresa, seria e inequívoca. Pero sobre el problema del consentimiento se
han desarrollado diversas teorías, de las que se desprende su eficacia únicamente para la disposición de ciertos bienes
jurídicos, entre otros el patrimonio, el honor, la libertad negando toda eficacia al consentimiento dado frente al bien jurídico
“vida”, el consentimiento del ofendido en este supuesto no es causa de exclusión del injusto penal con arreglo al principio
de la ausencia de interés.
No debemos confundir objeto material con bien jurídico, u objeto jurídico, cuando se habla del objeto material del delito, se
designa el objeto corporal externo, sobre el cual recae o se realiza la acción, y cuando nos referimos al bien jurídico lo
identificamos como el objeto de protección o bien tutelado.
En conclusión, los bienes jurídicos disponibles son todos aquellos en los cuales existe una relación de
disponibilidad de un sujeto con un objeto, situación esta que se presenta en nuestro ordenamiento jurídico
únicamente en el caso de los bienes jurídicos de orden privado, sin embargo, únicamente, se podría disponer de
aquellos bienes que, afectando intereses privados, no tengan repercusión en el ámbito social, excluyendo los bienes
jurídicos de orden público, puesto que en este último caso aun cuando el titular del derecho otorgue su consentimiento al
afectar el orden socio jurídico y las buenas costumbres, el referido consentimiento no es válido.
La justificación de la omisión
Las causas de justificación representan el género de eximentes más importante, las eximentes por antonomasia. Su eficacia
consiste en suprimir el carácter antijurídico de una conducta descrita en la ley como delito, eximiendo así a su autor de toda
responsabilidad penal o extra-penal. Como es el caso de la omisión justificada; esta causa de justificación se encuentra
consagrada en el artículo 73 del Código Penal Venezolano que establece: “No es punible el que incurra en alguna
omisión hallándose impedido por causa legítima o insuperable”.
Esta causa de justificación muestra dos suposiciones que hacen razonable la eximente penal, las cuales son: Omisión por
Causa Legítima la cual se trata de una inacción. Un individuo no cumple lo que la ley le ordena   debido  a  que  se  le 
impide  otra  disposición  legal  o  causa legítima y no es llamado a responder por ello. La otra seria la Omisión por Causa
Insuperable; en esta causa de justificación la falta de acción convenida no se produce debido a que el sujeto es impedido
de actuar por una causa insuperable. Es decir, no puede actuar por falta de capacidad para superar el impedimento de
hecho, pues se trata de un impedimento fáctico y no jurídico.
En la omisión por causa legítima no puede decirse que haya justificación por influencia de intereses. Ciertamente, en ésta
no hay, como en la legítima defensa, un conflicto entre un interés legítimo y uno ilegítimo, ni, como en el estado de
necesidad, una colisión entre dos bienes valorativamente desiguales. El fundamento justificante de esta eximente, al igual
que en el ejercicio de un derecho o cumplimiento de un deber, debe buscarse en la norma general: no es antijurídico el acto
que no se opone a la norma. Así, quien cumple con uno de los deberes que se excluyen, cumple con el derecho y su
conducta no puede, por tanto, ser antijurídica.
Las únicas dificultades que en la práctica de esta disposición legal podrá presentarse, consistiría en determinar en cada
caso, cuando la causa que motiva la inacción es legítima o justa, cuándo es insuperable o incapaz de ser vencida por el
esfuerzo del que incurre en la omisión”.
Acerca de la naturaleza de esta causa de exención la omisión por causa legítima es de justificación, pero en cambio, la
omisión por causa insuperable debe considerarse como una hipótesis de ausencia de acto.
Junto a la causa legítima, de la causa insuperable, debe señalarse que ésta no es causa de justificación, sino, en
todo caso, una referencia, o bien a la ausencia de un comportamiento voluntario cuando se da una vis physica absoluta o
irresistible, o bien a la ausencia de culpabilidad por no exigibilidad de otra conducta
CASO PRÁCTICO
Corte de Apelación Penal de San Felipe. San Felipe, 1 de Febrero de 2010 .
ASUNTO PRINCIPAL: UP01-P-2007-004298 
ASUNTO: UP01-R-2009-000058 
Alegatos de la Defensa:
 “La primera de ellas es la causa de justificación de la omisión por causa legítima, prevista en el artículo 73 del Código
Penal, en la que alega la defensa que su defendido no denunció el secuestro por él también era víctima de secuestro.”
El Tribunal Considera:
Al respecto este Tribunal hace las siguientes consideraciones: la Dogmática Penal ha establecido que el comportamiento
humano constitutivo del hecho típico puede ser positivo o de un no hacer, es decir de una acción o de una omisión, siendo
que para que se produzca la causa de justificación establecida en el artículo 73 del Código Penal se requiere que el agente
haya omitido una conducta debida, por una imposibilidad originada de una causa legítima o insuperable. Sin embargo, el
delito de secuestro no es delito de comisión por omisión, como erróneamente ha considerado la defensa del acusado, ya
que es un delito de acción, para lo cual se requiere que el agente realice ciertas conductas, plenamente determinada en la
norma penal, por lo que en este caso en particular no procede la causa de justificación de omisión por causa legítima.” 
Valor Probatorio:
Por su parte en uso al correcto razonar el Juzgador otorga valor probatorio al dicho de los funcionarios PABLO JOEL
FIGUEREDO, OSWAL ALEXANDER PRINCE Y JESUS MARIA DIAZ, ya que de sus deposiciones se constata que fueron
testigos presenciales respecto de las actuaciones que se realizaron al momento del rescate de la victima de secuestro, y
por estar en el lugar en funciones de resguardo observaron a una persona corriendo que resultó ser el acusado JUAN
MANZANILLA. 
Razonamiento:
El señalamiento de la defensa que en las conclusiones del juicio o debate Oral y Público alegó una causa de justificación.
Siendo la omisión por causa legítima prevista en el Artículo 73 del Código Penal Venezolano vigente, estableciendo que
el acusado no había denunciado el secuestro porque él también fue víctima de ese secuestro ya que los secuestradores
cuando llegaron a la finca denominada Pinto lo amenazaron con matarlo a él y a su familia; sus alegatos se desprende del
principio donde el omitente se encuentra obligado a cumplir unas conductas que se excluyen entre sí y debe remediar el
problema observando al menos uno de los deberes que le conciernen. Situaciones de esta naturaleza son de difícil salida,
sin embargo, puede pensarse en supuestos en los que existe un verdadero estado de necesidad por colisión de deberes.
Sin embargo la carga probatoria se inclino a favor del Ministerio Publico. Dejando claro que no hubo Causa de Justificación;
Es preciso dejar constancia que son pocas las situaciones que se presenta en los juzgados venezolanos por esta causa, al
tal punto que no se visualiza en el Tribunal Supremo de Justicia Jurisprudencia alguna
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Lea el párrafo que aparece abajo y complete las palabras que faltan.

1. La justificación de la   : Las causas de justificación representan el género de eximentes más

importante, las eximentes por   .

2. Los bienes   disponibles son todos aquellos en los cuales existe una relación de disponibilidad de

un   con un objeto.

3. El   del agente   (en algunos supuestos), produce falta de antijuridicidad cuando el

titular del bien a proteger otorga su   respecto de aquellos bienes disponibles por él
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Pregunta Verdadero-Falso
1. Mayormente el consentimiento pertenece al derecho sustantivo, y el perdón del ofendido lo vemos más en el derecho
adjetivo

 Verdadero   Falso
2. En los hechos punibles para cuya averiguación y castigo es menester instancia de parte, el perdón del ofendido no
extingue la acción penal.

 Verdadero   Falso
3. El Artículo 48 del Código Orgánico Procesal Penal. Establece dentro de las causas de extinción de la acción penal: “3.
El desistimiento o el abandono de la acusación privada en los delitos de instancia de parte agraviada.”

 Verdadero   Falso

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