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Fede Céspedes
Teorías.
Objetiva: la antijuridicidad es un juicio de valor objetivo que nada tiene que ver con la
culpabilidad del autor del hecho. Es la simple contradicción con la norma, la
caracterización jurídicamente negativa de ese hecho que existe aún cuando el autor no
haya querido alcanzarla o concretarla con su acción.
TEORIA Subjetiva: un hecho sólo es antijurídico cuando el autor ha querido que sea
antijurídico.
Instituto de Seguridad Pública. Tecnicatura Agrupados. 2019. DPenal. Dra. Fede Céspedes
Además, el autor debe ser imputable ya que las acciones inimputables por más que
sean típicas y contrarias a los fines del Derecho son considerados simples acontecimientos
materiales. La existencia de la antijuridicidad depende de la culpabilidad del autor.
2- Lo contrario a la sociedad (Von Liszt): Von Liszt dice que será conforme a la ley toda
conducta que responda a los fines del orden público y a la convivencia social, pero en la
medida que atente contra la sociedad y la convivencia humana será antijurídico. Los
injusto es la acción antijurídica como totalidad, la acción misma valorada y declarada
antijurídica. La antijuridicidad es una característica de la acción, la relación que expresa un
desacuerdo entre la acción y el orden jurídico.
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Liszt acepta tanto la vigencia de una antijuridicidad formal como de una material, y ambas
se deben dar para que la conducta pueda ser considerada antijurídica a los fines de la
punición. No basta, pues, para considerar como antijurídico a un hecho, que éste vulnere
o amenace un bien jurídicamente protegido, es necesario que la violación contradiga el
orden jurídico que regula los fines de la vida social en común; un hecho es materialmente
antijurídico cuando es contrario a la sociedad; cuando no hace sino responder a las pautas
que rigen la convivencia es justo, porque esas pautas conforman el orden jurídico. Es
decir, fuera de la ley penal, los valores que la conducta debe contradecir son aquellos que
informan el normal desarrollo de la vida en sociedad.
3- La conducta injusta (zu Dohna): El fondo de la tesis de zu Dohna más que una
determinación de los valores en función de los cuales se determina la antijuridicidad, es la
afirmación de que la antijuridicidad, es previa al tipo penal y que éste no hace más que
concretarla en el derecho penal. En el sentido de nuestro derecho penal es antijurídica la
conducta que muestra las circunstancias de hecho específicas de un delito legalmente
determinado y que en dicho aspecto es injusta; o viceversa: es antijurídica la conducta
injusta que además realiza el tipo específico de un delito. Procuremos explicarlo siguiendo
la idea del mismo zu Dohna. Las leyes son justas cuando imponen medios justos para
cumplir sus fines justos; por tanto, la conducta de los individuos es justa cuando se
adecua a la ley justa, es decir, cuando es el medio justo para lograr un fin justo.
4- Lo contrario a las normas de cultura (Mayer): Como es súbdito no conoce la ley penal,
que está dirigida a los órganos del Estado encargados de aplicarla, aquél está vinculado
por otras normas, que son las que conoce. Son las normas de cultura. Por normas de
cultura se entiende la totalidad de los mandatos y prohibiciones que se imponen al
individuo, con el carácter de exigencias morales, de tráfico y de profesión.
Algunas de esas normas son reconocidas por el estado a través de sus leyes, el conjunto
de normas de cultura reconocidas por el estado a través de sus leyes, el conjunto de
normas de cultura reconocidas por el estado, forman el orden jurídico. La conducta justa
es la que se adecúa a las leyes y a las normas de cultura que han sido reconocidas por
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aquéllas, aunque una conducta sea, en principio, contradictoria con la ley penal no será
antijurídica sino se opone a la norma de cultura que es el fundamento natural de esa ley.
Causas de justificación o de aparente antijuridicidad.
Son de aparente antijuridicidad porque en todo acto típico hay en principio una presunción
de antijuridicidad.
Son causas de justificación aquellas circunstancias que dándose, hacen que la acción típica
no tenga carácter de antijurídica.
Las consecuencias en el aspecto penal son la falta de castigo, la impunidad del hecho y en
el aspecto civil, la exclusión de responsabilidad por daños ocasionados por el hecho salvo
que se hubiere enriquecido con el hecho, o cuando razones de equidad hagan viable un
resarcimiento a favor de la víctima teniendo en cuenta la importancia del patrimonio del
autor y la situación personal de la víctima.
Justificación legal: son cuando están explícitamente determinadas en la ley penal o sea, se
funda en una causa prevista por la ley (ej. art. 34).
amplias como para solucionar las distintas posibilidades que presenta la realidad. Se ha
procurado formular un principio único, rector de todas las causas de justificación cuando
un acto típico está justificado. Pero no se ha visto con buenos ojos esto porque la falta de
un principio general útil en la práctica, para todos los casos de justificación , explica ello.
Renunciar a una explicación monista de la justificación. La enumeración explícita en la ley
es más segura aunque haya algunos elementos comunes de justificación entre ellos.
- El mal mayor debe ser extraño al autor: Se entiende con ello, excluir de las
situaciones de estado de necesidad aquellos casos en los cuales el mal mayor que
amenaza al autor ha sido provocado intencionalmente por él.
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- El mal mayor deber ser inminente: El concepto de inminencia refiere tanto a lo temporal
cuanto a la probabilidad del mal. El mal mayor debe ser efectivo y próximo. Quedan
excluidas del estado de necesidad aquellas situaciones en que el mal es remoto, es decir,
que si va a ocurrir es en un futuro indeterminado, como así también cuando sólo es
posible eventualmente. Sin embargo algunos casos de males remotos y posibles son
previstos por la ley en la parte especial como causales de impunidad y, en otros, pueden
caber en la esfera de la inculpabilidad.
Auxilios a terceros: La situación de quien realiza una acción típica para evitar un mal
mayor que no va a recaer sobre bienes jurídicos propios sino de terceros, queda
justificado, porque la razón de la impunidad es una justificación objetiva del hecho.
Conflicto de bienes iguales: En caso de que los bienes sean de igual jerarquía quien
opta por salvar su propio bien vulnerado al del otro con una acción típica es justificado.
Soler sostiene que su bien nunca es igual al del otro sino siempre mayor. Se criticó el
elemento subjetivo de esta postura, pero Nuñez dice que no se puede someter al
individuo a un criterio puramente objetivo y que en nuestro derecho la primera regla es
que es preciso tomar en cuenta la mayor estima que el individuo tiene por sus propios
bienes frente a los ajenos.
Casos de la parte especial del Código penal: Aunque prefiguran situaciones de necesidad
no requieren los mismos requisitos vistos.
Por ejemplo, en el aborto terapéutico (art. 86 inc. 2), no se trata de un mal inminente el
que amenaza a la madre sino de un mal predeterminado científicamente. En ciertas
ocasiones la ley regla casos particulares de estado de necesidad para los que no exige
todos los requisitos legales.
El estado de necesidad consiste en una situación de peligro actual para intereses
protegidos por el derecho, sólo evitable violando los intereses jurídicamente protegidos de
otro. Una situación de necesidad es siempre el fundamento, pero no siempre las
situaciones de necesidad confieren ese derecho, que es el único que justifica. El derecho
de necesidad sólo lo da la ley.
La legítima defensa.
Art. 34 inc 6: No es punible el que obrare en defensa propia o de sus derechos. Es la
causa de justificación que se conoce como legítima defensa.
Concepto: es la acción típica realizada por el autor con el fin de rechazar una agresión
ilegítima, contra sí o contra un tercero, cuando aquélla es el medio racionalmente
adecuado para evitar la destrucción o menoscabo de los bienes jurídicos a los que ésta
amenaza.
Voluntad defensiva.
Esto es la voluntad de defenderse. Muchos autores dicen que no es necesario esto, ya que
lo que importa es el fin objetivo de la acción, no el fin subjetivo del agente.
En nuestro derecho se ha sostenido que el elemento subjetivo es una exigencia de
la legítima defensa. Es la ley la que exige que el autor actúe en defensa para impedir o
repeler la agresión ilegítima, de lo que se deduce que en nuestro código la legítima
defensa no se define por un criterio puramente objetivo sino que se da cuando la
conducta del autor es subjetivamente una reacción frente al agresor.
La acción sólo temporalmente coincide con una agresión contra el autor que la ignora, no
es legítima defensa por lo que debe haber una voluntad de defensa.
Agresión ilegítima.
Cuando no está jurídicamente admitida, cuando no está admitida en un derecho o facultad
del agresor. Tiene que provenir del hombre contra una persona o derecho de otros. Puede
ser actual, inminente. No es inminente cuando recibe amenaza de un mal futuro. No se
necesita un actuar culpable del agresor, la legítima defensa es admisible contra el ataque
del inimputable o inculpable.
Necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la agresión (art
34 inc 6, b)
La agresión ilegítima debe haber creado para el autor del hecho típico una situación de
necesidad: si existe agresión ilegítima pero la misma no origina peligro para el bien
jurídico del agente no se estará ante un caso de legítima defensa.
En segundo lugar la reacción del agente debió haber sido el modo adecuado para evitar el
menoscabo o destrucción del bien jurídico al que el ataque amenaza, lo cual exige dos
cosas:
que la reacción sea oportuna y que sea proporcionada a la agresión, es decir,
debe ser necesaria según la naturaleza del ataque, teniendo en cuenta las circunstancias
del caso concreto.
La reacción que no es oportuna o que no está proporcionada al ataque no plantea una
hipótesis de legítima defensa.
No se puede invocar legítima defensa en todos los conflictos en los cuales el peligro en
que me he encontrado haya tenido ocasión en un hecho mío reprobable (Carrara).
Provoca la agresión quien utiliza la situación objetiva de defensa como un pretexto para
cometer el ilícito, es decir, el que dolosamente se coloca en situación de peligro para
poder a su vez, atacar. También provoca la agresión aquel que, sin preordenar
dolosamente su conducta, se coloca, sin embargo, voluntariamente ante el peligro de ser
agredido.
Esa provocación es suficiente cuando reúne cierta gravedad que puede incitar a la ilícita
reacción del agresor; la provocación banal, que razonablemente no debió provocar esa
reacción, no excluye la legítima defensa.
determinado bien jurídico del agente; éste se da por reconocido mientras no se pruebe lo
contrario.
Exceso.
Art 35: El que hubiere excedido los limites impuestos por la ley, por la autoridad o por
necesidad, será castigado con la pena fijada para el delito por culpa o imprudencia.
En general, puede conceptualizarse como excesiva a toda acción que, inicialmente dirigida
a cumplir con las finalidades del derecho, lo hace de un modo tal que se desvía de las
mismas.
Especies:
- ExCeso de acción: es la intensificación innecesaria de la acción inicialmente justificada.
Ej: en igualdad de condición física se defendió de un ataque a golpes de puño con arma
de fuego.
- Exceso de causa: son aquellos casos en que el autor utiliza medios jurídicamente
adecuados para defenderse de una acción que él ha provocado pero no suficientemente,
cuando se defiende de una agresión que es desproporcionada con respecto a la
provocación y que por tanto es ilícita.
Algunos sostienen que hay culpa, otros que hay dolo. En realidad el exceso, para ser
punible tiene que ser “querido” pero el problema estriba en resolver si debe ser
“querido como exceso”, en cuyo caso habría dolo; o debe ser “querido siempre
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como u medio para actuar justificadamente” en cuyo caso habría culpa. Esto último es la
opinión de Creus.
Para algunos el consentimiento del ofendido expreso o presunto puede operar con
eficacia. Para otros el consentimiento eficaz elimina la tipicidad, no la antijuridicidad.
El consentimiento del interesado nunca puede constituir una causal de justificación y los
casos en que ese consentimiento tiene virtualidad para eliminar la responsabilidad penal
del agente, esa virtualidad se manifiesta por medio de la exclusión del respectivo tipo
penal, no de la antijuridicidad del hecho.
Planteando la cuestión concretándola al derecho argentino, se ha sostenido, con
razón que el consentimiento eficaz no se hace funcionar en él como causa de justificación;
o funciona excluyendo al tipo, tanto si la actuación contraria a la voluntad es exigida
expresamente por el mismo, como si implícitamente ese requisito es condición “sine qua
non” de la conducta típica; o funciona como una condición requerida para que actúe una
causa de justificación.
El tratamiento médico.
Dentro de lo que la ciencia médica acepta como medios reconocidamente útiles y que
cumplen la finalidad de curar. La doctrina argentina parece inclinarse por la justificación
de las lesiones médico-quirúrgicas a través de la amplia justificante del
ejercicio de un derecho o del cumplimiento del deber, según los casos. El
consentimiento del interesado o de su representante desempeña un papel esencial en lo
que atañe a la autorización de la actividad curativa profesional.
Lesiones deportivas.
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No estamos frente a este justificante cuando el deber procede de un orden dado a una
persona determinada por quién tiene facultad para ello, ese es un supuesto de
obediencia debida.
Ej: el testigo que se niega a declarar para no violar el secreto profesional; podrá cometer
el hecho del art. 275 del CP, peo su conducta estará justificada.
El derecho puede nacer directamente de una disposición de carácter general del orden
positivo vigente. Para que el ejercicio del derecho justifique deber ser ejercicio legítimo, es
decir, que se ejerza por vía jurídica autorizada y no resulte abusivo; es abusivo el que
contraríe los fines que aquélla (la ley) tuvo en mira al reconocerlos o el que exceda los
límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
El cargo implica solo el ejercicio del poder de imperio correspondiente a un cargo público.
Ej: el agente de policía que priva de libertad a una persona. Para que justifique
debe tratarse de un ejercicio legítimo, cuando la autoridad que se ejerce lo es en virtud de
una designación en legal forma. No debe ser una autoridad usurpada y debe actuar
además dentro de la competencia que la ley asigna a la autoridad propia del cargo.
O también de quién, sin poseer el cargo ejerce la autoridad pública en virtud de
una autorización legal.
simple juicio acerca de la posibilidad que le ha sido dada al autor de reconocer, en el caso,
lo prohibido de su actuar.
Si esta no existe estaremos frente al error de prohibición y el problema se
plantea frente a la evitabilidad o no de ese error, pero el dolo permanece, por así decirlo,
intacto”.