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15/4/2017 ingenieroalbertoford

miércoles, 13 de mayo de 2015

Francisco nuevo Papa


En la previa del cónclave que designó al Cardenal Bergoglio como nuevo Papa los
trascendidos sobre favoritos fueron orientados a poner la atención en otros cardenales del
finalmente electo. Nos comimos el amague. Pero, ¿fue casual y tan sorpresiva –por lo menos
para algunos bien informados‐ la elección de Bergoglio?  Hay quienes sugieren una firme
predeterminación en ese sentido y hasta fue motivo de certeros anticipos. Características
del procedimiento ahora conocidos, más la data previa disponible, nos muestran que lo
resuelto tuvo cuanto menos poco de aleatorio. Nuestro Cardenal fue citado a Roma antes
que el resto, pedía a sus allegados que rezaran “para poder volver al país”, y hasta le
regalaron unos zapatos nuevos, los negros que se ven en las fotos, para suplir otros ya
bastante caminados. Sin embargo, hay otro dato decisivo: en el anterior cónclave, apoyado
por unas cuantas decenas de votos (mucho de aquellos electores también participaban en
esta oportunidad), había salido segundo pisándole los talones a Ratzinger. Ex post, no se
puede imaginar que las cosas hubieran ocurrido de otro modo… y ahora Francisco se prepara
para la ardua tarea que lo espera. Hay por lo menos tres grupos de problemas: lo
relacionado a la pobreza y otras definiciones sensibles, el funcionamiento interno de la
Institución y, un aspecto ignorado en los análisis, el rol de la Iglesia Católica como factor
influyente en la gobernabilidad global. Con referencia a nuestro país, a partir de Francisco,
el espacio comunicacional se ha ubicado en un nivel superior, dando como resultado la
relativización de los datos de la realidad hasta ahora existentes; incluso, en esta primera
etapa, no pocos de ellos se han vuelto irrelevantes. Habrá que ver cómo la influencia por
sola presencia (obviamente no es esperable otro tipo de intervención pública) se va
irradiando en el devenir socio político de la Argentina (¿y de América Latina?).

El cura de los villeros

En la agenda global la cuestión de la pobreza ocupa el primer lugar. En esa priorización


juega  un imperativo de tipo moral y objetivamente otro menos espiritual: hoy el sistema
productivo mundial está en condiciones de producir bienes y servicios para todos; en
consecuencia, hay que crear el mercado y sus consumidores. Los resultados ya están a la
vista con el crecimiento asombroso de la clase media en países emergentes como China,
India y Brasil. La iglesia no está al margen de las posibilidades materiales que se abren en el
mundo global, pero su labor evangelizadora se fundamenta en otros principios. Durante el
pontificado de Benedicto XVI en una de sus principales encíclicas se alerta sobre

“el aumento sistémico de las desigualdades entre grupos sociales dentro de un


mismo país y entre las poblaciones de los diferentes países, es decir, el aumento
masivo de la pobreza relativa, no sólo tiende a erosionar la cohesión social y, de
este modo, poner en peligro la democracia, sino que tiene también un impacto
negativo en el plano económico por el progresivo desgaste del «capital social»”
(Caritas in Veritate, 32)

Sin duda en el Papa Francisco pesa la “opción por los pobres” característica de la orden
jesuítica.  En la labor pastoral a lo largo de su vida dio muestras sobradas de dónde estaba el
foco principal de sus preocupaciones. Por el momento en que se vive, y por lo manifestado
en sus primeras intervenciones, del pontificado de Francisco se puede esperar, acorde a su
experiencia en las villas porteñas, una enérgica acción de la Iglesia dirigido contra la
pobreza bajo distintas formas y en todos los lugares donde ella se manifieste. Distintas
encíclicas alumbradas en los papados de estas últimas décadas lo confirman.

Aspectos sensibles

No todo lo que priorizan los medios tendrá un desenvolvimiento explosivo; no es el estilo que
se le conoció al Cardenal Bergoglio. Lo referente a temas como el “matrimonio igualitario”

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y otras como los que se expresan en nuestro país en la reforma del nuevo Código Civil y


Comercial‐de gran repercusión mediática pero del interés de pequeñas minorías‐ recabará
menos atención que otras cuestiones de enorme sensibilidad como el aborto, la trata, la
droga en las villas. Otro ítem donde se espera una acción enérgica del nuevo pontificado es
en lo referido al rol de la mujer en el siglo XXI. Para la Iglesia

“la mujer ha adquirido una conciencia cada día más clara de su propia dignidad
humana. Por ello no tolera que se la trate como una cosa inanimada o un mero
instrumento; exige, por el contrario, que, tanto en el ámbito de la vida doméstica
como en el de la vida pública, se le reconozcan los derechos y obligaciones propios
de la persona humana. (Pacem in Terra, 41).

Se le conoce al Papa una rica trayectoria en materia educativa que seguramente hará del
tema uno de los aspectos liminares de su gestión.

La dura interna

Sin tanta repercusión porque los escándalos ya han salido a la luz, una serie de hechos de
corrupción que afecta a miembros de la curia romana están contenidos en un informe
conocido como Vatileaks que el Papa anterior le dejó a Francisco en la mesita de luz. Según
los trascendidos en él no falta nada de las corruptelas habituales en otros ámbitos. Será
difícil que al nuevo Papa le vaya a temblar la mano para hacer los cambios que hagan falta
y carezca de la habilidad y el tesón suficientes como para operar en los laberintos
vaticanos, uno de los sistemas de poder más complejos y de trayectoria más extendida a lo
largo de la historia.

Poder global

Por falta de conocimiento, visión localista o considerarlo irrelevante, la cuestión de la


gobernabilidad mundial habitualmente no ocupa lugar en los análisis del espacio
comunicativo, el discurso político y en los círculos académicos. Sin embargo, para la Iglesia
Católica la problemática del poder ha tenido una presencia continuada en sus encíclicas de
los últimos cincuenta años sobre todo desde la época del Concilio Vaticano II. Naturalmente
la Iglesia no es un actor político en el sentido habitual del término, pero su influencia no
puede dejar de sentirse en los círculos de poder a todos los niveles.

El jueves Santo de 1963 el Papa Juan XXIII publicó una histórica encíclica en la que en forma
clara se reivindica la necesidad de una autoridad pública general para afrontar los
problemas que afectan a todas las naciones

“cuyo poder debe alcanzar vigencia en el mundo entero y poseer medios idóneos
para conducir al bien común universal” (Pacem in Terris, 138).

Asimismo, en el siguiente pontificado,  la Encíclica Populorum Progressio afirma la


necesidad de la colaboración internacional que involucre a todos los pueblos. Por esos
[i]
tiempos, en un histórico discurso en las Naciones Unidas , el Papa Pablo VI se preguntaba
“¿Quién no ve la necesidad de llegar así progresivamente a instaurar una autoridad mundial
que pueda actuar eficazmente en el terreno jurídico y en el de la política?”. Las posiciones
de Juan Pablo II siguieron la misma línea.

En el pontificado de Benedicto XVI se especifica que la autoridad mundial

“deberá estar regulada por el derecho, atenerse de manera concreta a los principios
de subsidiaridad y de solidaridad, estar ordenada a la realización del bien común,
comprometerse en la realización de un auténtico desarrollo humano integral
inspirado en los valores de la caridad en la verdad. Dicha Autoridad, además,
deberá estar reconocida por todos, gozar de poder efectivo para garantizar a cada
uno la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de los derechos”
(Caritas in Veritate, 67).

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Al desatarse la crisis de 2008 el rol del G‐20 fue visto por la Santa Sede como una evolución
positiva debido al mayor involucramiento de países con población más elevada en el manejo
financiero y económico global. El desenvolvimiento del Grupo  fue motivo de una
comunicación donde se menciona a su vez a la declaración emanada de la cumbre del G‐20
en Pittsburg en el sentido de valorar la intención de comenzar una nueva era en la economía
global basada en la responsabilidad y la “reforma de la arquitectura global para afrontar las
exigencias del siglo XXI…un marco que permita definir las políticas y las medidas comunes
[ii]
con el objeto de producir un desarrollo global sólido, sostenible y equilibrado” . Como un
aporte a imaginar las formas que pueden adoptar iniciativas de gobierno al nivel global, en
el mismo comunicado se sugiere que  “en el ámbito del G20 pueden, por lo tanto, madurar
directrices concretas que, oportunamente elaboradas en las apropiadas sedes técnicas,
podrán orientar los órganos competentes a nivel nacional y regional en la consolidación de
las instituciones existentes y en la creación de nuevas instituciones con apropiados y
eficaces instrumentos a nivel internacional”

Dada la aceleración previsible que sufrirán en los próximos tiempos los asuntos de la gestión
global es de esperar que con el pontificado de Francisco la iglesia irá incrementando su
papel en ese escenario aunque esas acciones algunas de ellas discretas no sean reflejadas en
las crónicas cotidianas.

Ecos locales

No sería correcto  (ya se está demostrando) pensar que Francisco se va a involucrar en


forma directa en los asuntos de nuestro país pero tampoco lo sería esperar que no vaya a
tener una especial atención por la marcha de la región latinoamericana. Ya le confirmó a
Dilma que el primer viaje importante de su papado, donde se va a encontrar con una
multitud de jóvenes de todo el mundo, será a Río de Janeiro con una extensión posterior a
San Pablo para visitar un santuario de la Virgen; es decir, según su estilo comprometido,
nada de “toco y me voy”.

En el medio local estamos presenciando situaciones de lo más curiosas y tan inesperadas


como la propia elección del Papa. Se trata de la forma en que ha impactado en los círculos
K la sorpresiva designación del Cardenal Bergoglio. Los medios han abundado en detalles del
desconcierto y el rechazo manifiesto que provocó la noticia a lo largo de todo el gobierno
así como la rápida reubicación generalizada de funcionarios y amigos luego del viaje de la
presidenta a Roma para la entronización.  Estamos en presencia de un papelón mayúsculo
derivado de una actitud oportunista insólita cuyos ribetes serán motivo de incesantes
reverberaciones en la historia de la picaresca política. Como decía Marx (Groucho): “estos
son mis principios y si no le gustan tengo estos otros”. También el impacto se ha dejado
sentir en ámbitos donde rigen enfoques que parecían haber perdido actualidad pero que se
espera resurjan con vigor por lo menos en esta fase inicial del fenómeno papal. Nos estamos
refiriendo a la activación de reflejos en cuestiones ligadas por ejemplo al laicismo y la
educación (ver al respecto una nota en Página/12[iii]). Otra curiosidad fue la virulenta
reacción del prestigioso sociólogo y funcionario K Horacio González en contra de la
entronización de Francisco desde posiciones de un anticlericalismo más propio del siglo XIX
que de los nuevos aires de la posmodernidad.

En el universo de la comunicación la aparición del Papa ha generado un nuevo nivel de


realidad en el imaginario social. Ya nada será como era no solo por el cambio brusco de la
situación sino por la insignificancia a que se verán confinados muchos de los contenidos
informativos circulantes hasta ese momento. Quien más lo notará será Cristina. No solo ha
perdido de golpe el pretendido liderazgo que le daba el resultado electoral, sino que la
puesta se desenvuelve en otro escenario del que ella como banca ocupaba. Para usar una
metáfora con resonancias actuales, es como si su riqueza, atesorada en metálico, de
repente se viera afectada por un cambio repentino en el signo monetario y dependiera  de
los rigores del cepo cambiario para conseguir efectivo.

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Laclau miente

Hay dos pilares de la estructura de su relato que a la Presidenta no le será tan fácil sostener
 a partir de ahora. Uno ya se venía desviando hacia la falsa escuadra, el otro se desmoronó
de golpe. El “modelo de acumulación de matriz productiva diversificada con inclusión
social”, una denominación de lo más pretenciosa pero sin correlato en la realidad, a medida
que pasa el tiempo demuestra ser lo contrario de lo que postula salvo en la parte de la
acumulación capitalista por parte de los amigos del gobierno. La consecuencia del deterioro
es un agujero fiscal creciente como consecuencia de una política de subsidios necesaria
para mantener la matriz populista del kirchnerismo. Esa política voluntarista y arbitraria
está afectando al conjunto de la economía; obviamente no se la puede mantener sine die sin
producir grandes daños incluso luego del cese de esta gestión.

Aunque el discurso del Papa esté referido a diversos temas, el tono utilizado contrasta con el
estilo de la comunicación kirchnerista. Esos nuevos contenidos y formas del mensaje que se
han  instaurado, más allá de las maniobras que se intenten para usarlo en beneficio propio,
condicionará (ya lo está haciendo en forma notoria) el sentido de los relatos que circulen de
ahora en más en el sistema político en nuestro país.
Se sabe que las enseñanzas del matrimonio Laclau se basan en la lucha de hegemonías para
acumular poder como consecuencia del enfrentamiento; hay que transformar al adversario
en enemigo.  Para ellos la división es necesaria; una posición cerril a contramano de lo que
se va imponiendo a pasos acelerados en el mundo moderno a partir del cese de la
bipolaridad y donde convocatorias como las del G‐20 ponen en evidencia que el consenso es
el camino adoptado por los principales factores de poder.

Ing. Alberto Ford


albertoford42@yahoo.com.ar
Ringuelet, marzo de 2013

[i] http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/speeches/1965/documents/hf_p­vi_spe_19651004_united­nations_sp.html
[ii] Por una reforma del sistema financiero y monetario internacional en la prospectiva de una autoridad pública con
competencia universal, Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz,  24/10/2011 
http://vaticaninsider.lastampa.it/es/noticias/dettagliospain/articolo/vatican­vaticano­giustizia­e­pace­justice­and­peace­justitia­
y­paz­economia­economy­9278/
[iii]
 http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13­7913­2013­03­22.html

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