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Fiebre y antitérmicos en Pediatría

Angel Hernández Merino


Pediatra. Centro de Salud, Alcorcón, Madrid.

Importancia de la fiebre en Pediatría

En Medicina, la temperatura corporal y la fiebre han tenido, siempre, un gran valor. Valor simbólico, de
una parte, ya que se trata de un signo físico al que tradicionalmente se le ha atribuido capacidad para
marcar el límite entre la salud y la enfermedad (es uno de los cuatro signos vitales tradicionales); y
valor clínico en la práctica diaria, ya que como toda manifestación de enfermedad, constituye una
importante ayuda diagnóstica.

La fiebre en Pediatría. La fiebre constituye uno de los primeros motivos de consulta tanto en Atención
Primaria como en las Urgencias Hospitalarias. Este es un hecho que todos los pediatras comprueban a
diario y numerosos estudios lo avalan.

La fiebre es, también, el síntoma que mas preocupación causa en las familias del niño enfermo. En
muchas ocasiones se puede hablar de verdadera fobia a la fiebre, ya que ocasiona frecuentemente
ansiedad y temor de tal magnitud que lleva a los padres a adoptar conductas poco razonables ante un
niño con fiebre; ya en 1980, B.D. Schmitt describió la proliferación de actitudes de excesiva
preocupación y conductas agresivas en el tratamiento de la fiebre, situación que después de 20 años
no parece haber cambiado sustancialmente, no sólo en lo que a las percepciones y actitudes de las
familias se refiere, sino también, en las actitudes de los médicos hacia los niños febriles.
Las consecuencias de este hecho son variadas e importantes. En general ocasionan un gran
incremento del uso y consumo de recursos sanitarios y el de fármacos antipiréticos (FAP) refleja
fielmente este fenómeno:

ƒ Consumo de FAP (fármacos del grupo N02B) en España en los últimos años: cada año se
consumen mediante prescripción en el Sistema Nacional de Salud (SNS) más de 53 millones de
envases, con un costo global de más de 18.000 millones de pesetas, y de todo ello, el paracetamol
supone casi la mitad.
ƒ Los fármacos OTC (“over-the-counter”) son aquellos que no precisan prescripción médica y de uso
no restringido destinados a tratar síntomas menores o de enfermedades que no requieran control
médico (algunos financiados por el SNS, aunque la mayoría de ellos no). La fiebre está en el
listado de síntomas menores. La población tiene la percepción de que todos los fármacos
disponibles mediante la modalidad OTC son siempre seguros y los consume sin precauciones y sin
buscar el asesoramiento del médico. Paracetamol es el fármaco más consumido entre todos los
disponibles a la venta sin prescripción; numerosos productos OTC contienen este principio activo
en su composición, tanto como único componente, como formando parte de una combinación de
fármacos. Los jóvenes y adultos son los grupos poblacionales que más consumen fármacos OTC.
Diversos estudios realizados en España ponen de manifiesto que la magnitud del consumo de
fármacos OTC en general y paracetamol en particular discurren aquí también de la misma forma.
ƒ Paracetamol es la primera causa de intoxicación accidental por fármacos en la población infantil y
principal referencia en los trabajos sobre uso incorrecto de medicamentos. Los errores de
medicación probablemente son frecuentes, aunque su incidencia real es desconocida y por tanto
su trascendencia desconocida. Los errores de medicación son más frecuentes en niños que en
adultos y aunque probablemente la mayoría de los casos no tenga trascendencia clínica, no debe
desdeñarse su importancia. El caso de los antipiréticos pone de manifiesto de forma especial la
necesidad de una farmacología específica para pediatría.
ƒ Los FAP están implicados con frecuencia en reacciones adversas, alergia o intolerancia a
fármacos.
Control de la temperatura corporal

El control de la temperatura corporal (TC) se lleva a cabo en el hipotálamo. El centro termorregulador


está constituido por un grupo neuronal situado en el hipotálamo anterior y en él se procesan las
informaciones recibidas desde múltiples sensores a distintos niveles del organismo y se establece el
punto de ajuste de la temperatura corporal (TC). En condiciones normales este termostato mantiene la
temperatura de la sangre arterial y órganos internos entre 37 y 38º C y la de las mucosas y superficie
cutánea algo más baja.

Para mantener la TC constante, ante las variaciones de la temperatura ambiental, el centro


termorregulador cuenta con una serie de mecanismos: vasoconstricción, vasodilatación, sudoración,
temblores y cambios en la percepción de bienestar térmico que llevan a conductas o acciones
automáticas (involuntarias) o conscientes (voluntarias) para mantener la homeostasis térmica.

Definición y fisiopatología de la fiebre

Definición de fiebre. La fiebre es el aumento de la TC por encima de los valores considerados como
normales en cada situación. Este aumento de la TC se produce como consecuencia de un cambio en
el punto de ajuste del centro termorregulador.
La fiebre es el resultado de interacciones biológicas complejas. El proceso puede tener distintos
orígenes; pirógenos exógenos (productos y toxinas microbianas, complejos antígeno-anticuerpo,
fármacos, etc.), o endógenos (polipéptidos producidos por determinadas células del huésped,
especialmente monocitos y macrófagos en respuesta a diversos estímulos, infección, inflamación, etc.)
inician una cascada de acontecimientos metabólicos que llevan a cambios en la vía del ácido
araquidónico, que a su vez, mediante la acción de la ciclooxigenasa, conducen finalmente a la
producción de prostaglandina E2 (PGE2) en las células del endotelio vascular del hipotálamo. Los
pirógenos exógenos no tienen acciones directas sino que actúan activando los pirógenos endógenos o
citoquinas. La PGE2 así sintetizada actúa directamente sobre el centro termorregulador elevando el
punto de ajuste térmico. Este es el proceso común en la producción de fiebre en las infecciones,
enfermedades de base inflamatoria y neoplasias y es un mecanismo sensible a la acción de los FAP.
La elevación del umbral térmico hipotalámico actúa modulando múltiples procesos metabólicos y
genera una serie de fenómenos periféricos que actúan sobre la producción de calor y el tono vascular.
La fiebre supone un gasto energético importante, por cada grado de elevación de temperatura el
consumo de oxígeno se incrementa hasta en un 13%, y también se produce un incremento en las
necesidades de líquidos como consecuencia del aumento de las pérdidas insensibles.

Hipertermia. La hipertermia se produce por mecanismos distintos a la fiebre. Se produce un trastorno


en los mecanismos de producción o eliminación de calor, sin intervención de citoquinas pirógenas y sin
producción de PGE2, por lo que el termostato hipotalámico se mantiene en un punto de ajuste normal.
Por este mismo motivo los FAP no resultan eficaces en su tratamiento. La hipertermia supone un
fracaso de la termorregulación, es decir es una elevación de la TC con el termostato hipotalámico en
niveles normotérmicos. Se han identificado diversas causas de hipertermia, como:
ƒ Incremento en la producción de calor, como en la intoxicación salicílica, hipertiroidismo,
feocromocitoma e hipertermia maligna.
ƒ Trastorno de los mecanismos de eliminación del calor, como en la displasia ectodérmica, el golpe
de calor y la intoxicación por anticolinérgicos.

Valores normales de la TC

Los valores normales de la TC pueden variar dentro de un rango de 1 a 2 ºC. Se han documentado no
sólo variaciones interindividuales, sino que también se han descrito ritmos circadianos propios de cada
individuo, con variaciones de la TC a lo largo del día (valores inferiores en la segunda mitad de la
madrugada y valores máximos a media tarde). Por otro lado los valores de la TC dependen también del
instrumento de medida y el lugar anatómico donde se tome la temperatura.

Cuando hablamos de temperatura corporal nos referimos, al menos técnicamente, al parámetro


biológico que la define, que es la temperatura central (temperatura de la sangre de grandes arterias,
contenido vesical y órganos internos). Pero, obviamente, esto no es lo que medimos. Tradicionalmente
se ha medido la temperatura en diversos lugares de la anatomía como recto, cavidad oral y flexura

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axilar, y clásicamente, también, se ha considerado a la temperatura rectal como la medición más fiable
y la referencia con la que se han comparado todas las demás. La temperatura central normal se sitúa
entre 37 y 38º C, la temperatura normal de cavidad oral y recto entre 37 y 37,5º C y la temperatura
cutánea normal se sitúa alrededor de 37º C.

Influencia del lugar anatómico y del instrumento de medición en los valores de la temperatura
corporal. La medición de la temperatura no siempre es un procedimiento fácil y exacto; la temperatura
axilar es la técnica más usada, por segura y accesible, pero menos precisa; la temperatura rectal es
probablemente la más parecida a la temperatura central, pero no siempre es aceptable. Ésta es la
considerada más fiable y la referencia estándar para otros lugares de medición, aunque la temperatura
axilar suele ser la preferida por los padres. En la Tabla 1 se muestran las ventajas e inconvenientes de
cada lugar de medición posible.

Tabla 1 – Ventajas e inconvenientes de los distintos lugares de medición de la temperatura corporal.

Zona anatómica Ventajas Inconvenientes


No bien aceptada por niños mayores y adultos
Precisión (refleja mejor la
Rectal Accidentes por rotura del termómetro
temperatura central)
Irritación local
Buena accesibilidad Accidentes por rotura del termómetro
Oral Sencillez Algunos alimentos y circunstancias como la taquipnea pueden
Válido para niños mayores interferir
Válida para detectar fiebre (alto VPP)
Buena accesibilidad Variabilidad amplia
Axilar Sencillez Precisa mayor tiempo de estabilización
Válido en recién nacidos Interferencia con algunas patologías cutáneas
Errores en la colocación
Temperatura de Interferencia de los cambios cutáneos de las primeras fases de los
superficie episodios febriles
Poca precisión (amplia variabilidad de los valores normales según la
Membrana timpánica Rapidez
edad)

Tradicionalmente se acepta que la temperatura rectal puede ser de 0,5 a 1 grado mayor que la axilar,
aunque éste es un aspecto poco contrastado. C.V. Craig en una revisión sistemática encuentra unas
diferencias entre la temperatura rectal y axilar entre 0,15 y 1,98º C dependiendo de la edad del niño y
del instrumento de medida; las diferencias son mayores con los termómetros electrónicos y en los
niños mayores (Tabla 2). La concordancia entre las temperaturas axilar y rectal aumenta en neonatos,
con el uso de termómetro de mercurio y tras un tiempo de permanencia del termómetro de mercurio
mayor de 3 minutos o al menos tras la estabilización completa.

Tabla 2 – Diferencias entre la temperatura rectal y axilar según la edad del niño y según el instrumento
de medida.
Diferencia media entre la temperatura rectal y axilar según el instrumento de medida:
¾ 0,25 ºC con termómetros de mercurio (rango 0,15 a 0,65 ºC)
¾ 0,85 ºC con termómetros digitales (rango 0,19 a 1,9 ºC)
Diferencia media entre la temperatura rectal y axilar según la edad del niño:
¾ En neonatos 0,17 ºC (rango 0,15 a 0,5 ºC)
¾ En lactantes y niños 0,92 ºC (rango 0,15 a 1,98 ºC)
Craig JV et al. Revisión sistemática de 37 estudios y metanálisis de 20 de ellos donde se comparan las
diferencias entre las temperaturas axilar y rectal en distintas condiciones. BMJ 2000; 320: 1174-1178.

En la Tabla 3 se exponen las ventajas e inconvenientes de los distintos instrumentos disponibles para
la medición de la TC. El termómetro de mercurio ha sido considerado como el instrumento estándar
tanto en la práctica clínica como en la mayoría de los estudios de investigación. La elección del método
de medición puede hacerse en función de criterios como las costumbres locales y aceptabilidad del
método, si va a ser destinado para uso doméstico o profesional, tipo de paciente y patología, lugar de
uso (consulta o urgencias), etc. El riesgo de contaminación ambiental por mercurio relacionado con el
uso de estos termómetros está haciendo reconsiderar la adopción de instrumentos alternativos en la
medición rutinaria de la TC.

Numerosos estudios han tratado de establecer el grado de concordancia de las mediciones realizadas
con termómetros electrónicos para axila, cavidad oral o recto, termómetros de cristal líquido

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desechables y los termómetros óticos por infrarrojos con las realizadas con el termómetro de mercurio
tradicional y en general los resultados han sido contradictorios. La membrana timpánica, por su
localización anatómica y por las especiales condiciones de irrigación arterial podría ser un buen lugar
de medición de la TC, y la utilización de dispositivos electrónicos para medir la temperatura irradiada
por la membrana timpánica despertó expectativas por ser un método rápido y sencillo; J. Korta
encuentra falta de acuerdo entre las mediciones con ambos instrumentos con diferencias
estadísticamente significativas pero con escasa relevancia clínica (0,2 a 0,3º C). M. Yaron encuentra
insuficiente correlación entre la temperatura rectal con un termómetro electrónico y la temperatura ótica
en adultos; MA. Hicks encuentra que algunos factores ambientales afectan con mayor facilidad a la
temperatura ótica y a la diferencia entre ésta y la axilar en neonatos; BN. Jensen encuentra que solo el
termómetro electrónico rectal se correlaciona con la temperatura rectal con termómetro de mercurio y
no las medidas de la temperatura ótica, oral y axilar. C. Chils encuentra que la temperatura ótica es un
buen método para estimar la temperatura central y recomienda tomar dos mediciones de un solo oído y
siempre el mismo. DS. Greenes estudia un nuevo dispositivo no invasivo para medir la temperatura de
la arteria temporal, encontrando que éste tiene una limitada sensibilidad para detectar los niños febriles
según la temperatura rectal, aunque es mas preciso que la temperatura ótica y mejor tolerado que la rectal.
Son muy numerosos los trabajos publicados sobre estas cuestiones y con resultados confusos y
contradictorios. Tres revisiones sistemáticas (JV. Craig, SJ. Duce y A. Ridell) de todas estas publicaciones
muestran como conclusiones que: 1) Los instrumentos mejores (en términos de precisión) para la
medición de la temperatura corporal en niños de cualquier edad son los de cristal líquido desechable,
mercurio y electrónicos; 2) El lugar anatómico óptimo es el recto en los pequeños y la cavidad oral en
los mayores; la temperatura axilar es poco precisa y sensible; 3) Los termómetros óticos carecen de
precisión; 4) Son insuficientes los datos sobre la precisión y sensibilidad de la temperatura axilar en
neonatos; y 5) Es preciso revisar los estudios sobre la precisión y sensibilidad de la temperatura oral
en niños de cualquier edad.

Tabla 3 – Ventajas e inconvenientes de los distintos instrumentos de medición de la temperatura corporal.

Tipo de instrumento Ventajas Inconvenientes


Amplia experiencia Toxicidad humana y contaminación ambiental por
Termómetro clásico de mercurio Facilidad de uso mercurio
Precisión Tiempo de espera hasta estabilización
Poca precisión
Facilidad de uso
Termómetros electrónicos y digitales Costo elevado
Rapidez
Precisan calibración y homologación
Termómetros de un solo uso en Poca sensibilidad y especificidad
Sencillez de uso
papel/plástico con cristales sensibles al calor Costo elevado
Costo elevado
Termómetros timpánicos que miden el calor
Facilidad de uso Poca precisión (variabilidad de los valores normales
irradiado por la membrana timpánica
Rapidez según la edad y distintos fabricantes)
mediante infrarrojos
Precisan calibración y homologación

Manejo terapeútico del paciente febril

La fiebre acompaña a numerosas patologías banales y graves y de etiologías diversas (infecciones,


lesiones tisulares como el infarto o embolia, neoplasias, fármacos, enfermedades reumatológicas, etc.).
También pueden observarse discretas elevaciones de la TC acompañando a algunas condiciones no
patológicas (ejercicio intenso, calor ambiental, etc) y quizás a algunos fenómenos fisiológicos como la
erupción dental en los primeros meses de vida (ML. Macknin). En todo niño febril el objetivo principal es
siempre el diagnóstico de la causa y su tratamiento, cuestiones que quedan al margen de este trabajo.

¿Es necesaria la eutermia? ¿Cuándo tratar la fiebre? La fiebre es un síntoma, pero no sólo un
síntoma. No deben menospreciarse los posibles efectos fisiológicos favorables de la fiebre moderada,
modulando procesos metabólicos y optimizando la respuesta inmune así como su valor diagnóstico,
por lo que no siempre es necesario tratar la fiebre, o al menos no siempre es necesario hacerlo de
forma inmediata y agresiva.

¿Cuándo está indicado el tratamiento con antitérmicos? En general puede aceptarse que está
indicado prescribir un tratamiento antitérmico cuando la fiebre causa un significativo malestar subjetivo
al paciente y/o constituya por sí misma un riesgo cierto o posible y cuando el beneficio del uso de los
FAP sea mayor que sus potenciales riesgos (Tabla 4). El uso de los FAP está extraordinariamente

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extendido, es una modalidad terapeútica a la que tanto las familias de los niños febriles como una
proporción significativa de los médicos atribuyen importantes beneficios. No obstante, no hay muchos
datos que apoyen estas creencias y resulta un tema controvertido, por su limitada eficacia en el control
de la fiebre.
Tabla 4 – Indicaciones para instaurar tratamiento con fármacos antitérmicos

ƒ Malestar subjetivo
ƒ Afectación del estado general.
ƒ Taquicardia y/o taquipnea importante
ƒ Afectación del nivel de conciencia
ƒ Antecedentes de convulsiones febriles
ƒ Necesidad de controlar las pérdidas de agua y sal (deshidratación)
ƒ Necesidad de disminuir el consumo de oxígeno y la producción elevada de CO2 (desnutrición, deterioro
función cardiaca)
Y Sepsis/shock

Tratamientos contra la fiebre. La base de todo tratamiento antitérmico la constituyen los fármacos
antipiréticos (FAP), particularmente paracetamol e ibuprofeno. En algunos casos pueden considerarse
también las medidas físicas como coadyuvantes. En todo niño febril se deberá considerar también la
influencia del aumento de la TC en sus necesidades de agua, electrolitos y energía.
Se exponen a continuación los FAP más importantes, ordenados por orden cronológico en su
incorporación al arsenal terapeútico.

Fármacos antipiréticos

Ácido acetilsalicílico (AAS)

Éster acetilado con efecto antipirético, anti-inflamatorio y analgésico. Es un fármaco de eficacia


ampliamente comprobada en distintos campos terapeúticos, pero como antitérmico de uso limitado en
niños. Fármaco OTC en la mayoría de los países.

Historia. Los usos terapeúticos de los salicilatos son muy antiguos. La referencia más antigua data de
alrededor de 1550 años a.C., encontrada en un papiro en Luxor. Las plantas que contienen salicilatos
son el sauce, mirto, álamo e hierbas como Spiraea ulmaria. En el siglo XVIII se llevó a cabo la primera
investigación científica de los salicilatos (Stone, 1763: “El éxito de la corteza de sauce blanco en la
curación de las fiebres”, documento de la Royal Society of London). En 1853 se realizó la primera
producción de AAS sintético. En 1876 T. McLagan escribió en The Lancet un trabajo sobre el uso de
salicina en pacientes con fiebre reumática. El 1899 Bayer patentó el nombre Aspirina. En 1915
comenzó la comercialización en América. En la década de 1940-49 se descubrieron los efectos
antitrombóticos de AAS. A principios de los años 1970, la investigación que mereció un premio Nóbel
llevada a cabo por John Vane demostró que AAS bloquea la síntesis de PG proporcionando la base
científica de su utilización como agente antitérmico, antiinflamatorio y analgésico.

Mecanismo de acción. Inhibición de las ciclooxigenasas (COX-1 y COX-2), enzimas catalizadoras de


la conversión del ácido araquidónico en prostaglandina E2, cuya disminución en el sistema nervioso
central provoca un ajuste en los mecanismos reguladores hipotalámicos de la temperatura corporal.
Este es el principal mecanismo responsable de la mayoría de los efectos farmacológicos de AAS.
Quizás también cierto efecto a nivel periférico (función leucocitaria, sobre los radicales libres, sobre la
actividad de lipooxigenasa, membrana celular y ciertos procesos endocrinos e inmunológicos).

Farmacocinética, farmacodinamia y pautas de dosificación. (ver Tabla 6)

Datos sobre seguridad


Efectos adversos: La inhibición de las COX es la responsable de la mayoría de los efectos adversos
atribuibles a los AINEs, con la salvedad del Síndrome de Reye cuya patogenia no es conocida. La
toxicidad gastrointestinal (GI) causada por AINEs puede ser clasificada en tres categorías; la primera,
molestias del tipo de dispepsia, naúseas y pirosis (las mas frecuentes, pueden afectar al 10-20% de los
casos); segunda, lesiones mucosas comprobables radiológica y endoscópicamente; y la tercera,

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complicaciones severas como hemorragia y perforación. Respecto a la capacidad de estos fármacos
de causar lesiones mucosas, se ha comprobado que es mayor con AAS y ketoprofeno, menor con
naproxeno e insignificante con ibuprofeno. Son factores de riesgo para presentar toxicidad GI severa
por AINEs: edad avanzada, altas dosis del fármaco, historia previa de toxicidad gastrointestinal, uso
concomitante de corticoides, tratamientos cortos y tratamientos anticoagulantes concomitantes. Cuatro
formas de toxicidad renal se han asociado a AINEs: trastornos hidroelectrolíticos, insuficiencia renal,
nefritis intersticial aguda y nefropatía asociada a analgésicos. Las tres primeras son las más usuales; la
cuarta se ha asociado al uso de combinaciones de fármacos entre los cuales se halla la fenacetina. La
insuficiencia renal suele responder bien a la retirada del fármaco. La nefritis intersticial aguda es una
complicación rara asociada a usos prolongados del fármaco. El efecto antiplaquetario raramente tiene
traducción clínica en ausencia de patología subyacente. A las dosis recomendadas como antitérmico
en Pediatría, AAS es un fármaco con escasos efectos adversos relevantes.

Tabla 6 – Ácido acetilsalicílico; datos farmacocinéticas y pautas de dosificación.

Datos farmacocinéticos y farmacodinámicos

→ Cierta variabilidad intra e interindividual.


→ Se absorbe rápidamente y casi en su totalidad a nivel gastroduodenal (en estómago y principalmente en primeros tramos de intestino
delgado). La velocidad de absorción está muy influenciada por las características de la formulación administrada, así como por el pH
de la mucosa y el tiempo de vaciado gástrico.
→ Una vez absorbido, se hidroliza rápidamente formándose ácido salicílico (que es el responsable de la mayoría de los efectos
farmacológicos) que se distribuye por todos los tejidos, unido a proteínas especialmente albúmina.
→ La eliminación se realiza principalmente por vía renal y depende de la cantidad del fármaco, del pH urinario, del flujo renal y de la
presencia de otros ácidos orgánicos.
→ Se alcanzan los picos máximos en 2 a 2½ horas desde la ingesta y la vida media es de 2 a 3 horas.
→ Comienzo de la acción al cabo de 30 a 60 minutos desde su ingesta. Acción máxima a partir de las 2 a 3 horas.
→ Los niveles plasmáticos terapeúticos están entre 15 y 30 mcg/ml.
→ A dosis terapeúticas no tiene efecto sobre la temperatura normal.
→ Metabolismo y eliminación mas lenta en neonatos.

Pautas de dosificación

→ Vía oral: 10 a 15 mg/kg/dosis cada 4 a 6 horas (dosis máxima 60 mg/kg/día).


→ Vía rectal: 20-25 mg/kg/dosis cada 4 a 6 horas.
→ Dosis mayores no incrementan la eficacia antitérmica aunque sí el efecto anti-inflamatorio.
→ Existe una forma farmaceútica para su administración por vía parenteral.

Sobredosis con importante morbilidad asociada (trastornos equilibrio hidroelectrolítico y ácido-base,


manifestaciones renales, cardiorrespiratorias y neurológicas). Riesgo de intoxicación aumentado por
deshidratación o reducción de la eliminación del fármaco.

Contraindicaciones: trastornos hemorrágicos, antecedentes enfermedad péptica y sangrado


gastrointestinal, hemorragia en SNC e hipersensibilidad conocida.

Interacciones: carbón activado, antiácidos, metoclopramida, metotrexate, otros AINEs, fenitoína,


valproato, anticoagulantes y otras de menor interés en niños. Los corticoides y los antiácidos aumentan
el aclaramiento de ácido acetilsalicílico.

Una probable relación entre este fármaco y ciertos virus como los de la varicela y gripe en la patogenia
del Síndrome de Reye limita su uso en Pediatría. No debe, por ello, ser el fármaco de elección en el
tratamiento de la fiebre en niños.

Paracetamol
Paracetamol es un fármaco del grupo de los paraaminofenoles, derivados de la anilina. Tiene efecto
antipirético y analgésico. OTC en USA desde 1955. Eficacia antitérmica similar al ácido acetilsalicílico.
Fármaco antipirético de referencia en niños.

Historia. En 1886 se introdujo el producto acetanilida tras un descubrimiento casual de sus


propiedades analgésicas y antipiréticas. La fenacetina comenzó a usarse en 1887 y llegó a ser un
producto de amplio uso, pero tras comprobarse su capacidad de producir toxicidad renal severa, fue

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retirada del mercado. Paracetamol es el metabolito activo tanto de acetanilida como de fenacetina y
empezó a usarse aproximadamente en 1950.

Mecanismo de acción. El efecto antipirético se obtiene por la acción del fármaco sobre el centro
termorregulador hipotalámico mediante la inhibición de la síntesis de PGE2 como consecuencia de la
inhibición de COX-1 y COX-2. Quizás estén involucrados también otras acciones centrales no bien
conocidas. El efecto analgésico se obtiene mediante ciertas acciones centrales y periféricas. No tiene
efecto anti-inflamatorio.

Farmacocinética, farmacodinamia y pautas de dosificación. (ver Tabla 7)

Datos sobre seguridad. Paracetamol es un fármaco muy ampliamente usado ya desde hace muchos
años, y la experiencia acumulada dice que usado a dosis terapeúticas tiene un excelente perfil de
seguridad, tanto en adultos como en niños. No obstante, no carece de riesgos de efectos adversos y
toxicidad. En los últimos años se observa un incremento de los riesgos de toxicidad asociados al
consumo repetido del fármaco a dosis terapeúticas o solo ligeramente superiores a las recomendadas
en niños y sobre todo jóvenes y adultos.

Tabla 7 – Paracetamol; datos farmacocinéticos y pautas de dosificación.

Datos farmacocinéticos y farmacodinámicos

→ Absorción rápida y completa por tracto gastrointestinal. No influyen las variaciones del pH de distintos tramos
gastrointestinales.
→ Por vía rectal, la absorción es más lenta, irregular y alcanza niveles plasmáticos inferiores
→ Escasa unión a proteínas (10%) y buena difusión a tejidos. Biodisponibilidad del 75 al 85%.
→ Su acción se inicia en 30 a 60 minutos y la vida media es de 1½ a 3 horas (salvo en neonatos y lactantes muy
pequeños que puede tener una vida media claramente mayor)
→ Los niveles séricos terapeúticos oscilan entre 4 y 18 µg/ml. Los niveles séricos máximos se alcanzan a los 30-90
minutos pero el efecto clínico máximo puede tardar, lo que indica la presencia de mecanismos de acción diversos.
→ Metabolismo principalmente hepático (sólo el 2-5% de la dosis ingerida se recoge de forma inalterada en la orina).

Pautas de dosificación

→ Por vía oral: de 10 a 15 mg/kg/dosis cada 4 a 6 horas. Dosis diaria máxima de 60 a 75 mg/kg/dia. El efecto
antipirético es dosis-dependiente. Dosis recomendada 15 mg/kg/6h.
→ Por vía rectal: dosis inicial de 40 mg/kg seguida de 20 mg/kg cada 6 horas.
→ Debe evitarse en las 6 primeras semanas de vida.
→ Existe un profármaco (proparacetamol), hidrosoluble y apto para su administración parenteral. Se hidroliza
rápidamente, liberando paracetamol en una proporción del 50%, y con efecto antipirético/analgésico en 10 a 15
minutos. Dosis 20 a 30 mg/kg/6 horas.

Dosis por encima de 150 mg/kg se consideran potencialmente tóxicas. La toxicidad es


fundamentalmente hepática y excepcionalmente a nivel renal y cardiaco. El riesgo de toxicidad en
general es menor en lactantes y niños pequeños que en los de mayor edad y adultos. Algunos autores
recomiendan una actitud conservadora en el manejo de ingestas únicas de hasta 200 mg/kg en niños
menores de 7 años sin factores de riesgo o daño hepático previo. El ya clásico nomograma de
Rumack-Matthew, la inducción de la emesis, el carbón activado y la disponibilidad de un antídoto
específico (N-acetilcisteina) son los pilares básicos del manejo de las sobredosis.

El riesgo de hepatotoxicidad es mayor en las siguientes circunstancias: edad adulta, ingestión de


alcohol, ingesta de fármacos inductores del metabolismo oxidativo hepático (fenitoína, fenobarbital,
rifampicina), desnutrición o ayuno y hepatopatía previa.

Es el fármaco mas ampliamente usado por los niños en todo el mundo. La experiencia acumulada ha
hecho que la población perciba a paracetamol como una droga segura sin lugar a la duda, y la
consuma ampliamente. En muchos países paracetamol está presente en múltiples productos OTC
tanto solo como junto con otros en multicombinaciones. Posiblemente los casos de toxicidad por
paracetamol publicados sean sólo “la punta del iceberg” y sean muchos los casos leves no registrados.
Kearns GL propone una guía de uso de este fármaco en niños con el propósito de minimizar el riesgo
de toxicidad: 1) No administrar este fármaco mas que para tratar la fiebre y el dolor leve-moderado. 2)
No exceder las dosis y la duración recomendada. 3) No usar presentaciones de adultos en niños. 4) No

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administrar simultáneamente otros fármacos u OTC con paracetamol. 5) Precaución en niños que
estén recibiendo otros fármacos capaces de inducir la actividad de las enzimas microsomales
hepáticas. 6) Precaución al recomendar dosis regulares pautadas cada 4-6 h a niños pequeños con
vómitos/diarrea asociados a una escasa ingesta alimenticia durante más de 24 horas. 7) Recomendar
productos con un prospecto claro que evite las confusiones. 8) Precaución al usar formulaciones
distintas de paracetamol con concentraciones diferentes. Y 9) Recordar el potencial tóxico de este
fármaco a todos los profesionales implicados (médicos, enfermeras, farmaceúticos, etc.).

Ibuprofeno

AINE derivado del ácido propiónico con efecto antipirético, antiinflamatorio y analgésico.

Historia. Los orígenes de ibuprofeno se sitúan en 1953, en las investigaciones de S. Adams, J.


Nicholson de Boots Pharmaceutical en Nottingham, Inglaterra. De 1966 data el primer estudio clínico
con esta droga y su uso se aprobó en 1969 en el Reino Unido y en 1974 en USA. Al comienzo de la
década de 1970, J. Vane estableció el papel de las PG en el modo de acción de los AINEs (lo que le
condujo al Premio Nóbel) e impulsó definitivamente la investigación de nuevas moléculas y el uso de
las ya conocidas como ibuprofeno. Naproxeno y ketoprofeno, también derivados del ácido propiónico
fueron posteriormente aprobados para uso como analgésico/anti-inflamatorio. OTC en el Reino Unido
desde 1983 y en USA desde 1984. Autorizado para su uso como antitérmico en mayores de 6 meses
de edad desde 1989 en EEUU. Ibuprofeno se usa como antitérmico en España desde 1992

Mecanismo de acción. Mecanismo de acción similar al ácido acetilsalicílico. Acción central sobre el
centro termorregulador hipotalámico. Inhibición de las ciclooxigenasas, con disminución de la síntesis
de PGE2.

Farmacocinética, farmacodinamia y pautas de dosificación. (ver Tabla 8)

Tabla 8 – Ibuprofeno; datos fármacocinéticos y pautas de dosificación

Datos farmacocinéticos y farmacodinámicos

→ Administración solo por vía oral. Buena absorción gastrointestinal (95%) tomándolo antes de los alimentos.
→ Alta unión a proteínas plasmáticas. Vida media de unas 2 horas, aunque su acción antipirética llega a las 6 a 8 horas.
→ Metabolismo hepático. Eliminación en orina menos del 1%. La alcalinización de la orina disminuye los niveles plasmáticos
de los AINEs. La acidificación de la orina tiene el efecto contrario.

Pautas de dosificación

→ Por vía oral: de 5 a 10 mg/kg/dosis cada 6 a 8 horas. En niños de 25 a 40 kg pueden darse dosis fijas de 200 mg y en
niños de mas de 40 kg dosis de 400 mg, utilizando sobres monodosis. Dosis recomendadas (sobre la base de 7,5
mg/kg/dosis, dosis máxima 30 mg/kg/dia): Dalsy® y Junifén® 1,5 ml/kg/dia dividido en 4 dosis y Babypiril® 1gota/kg/6h.
→ Dosis diaria máxima de 30 a 40 mg/kg/dia.
→ Debe evitarse en los 6 primeros meses de edad.

Datos sobre la eficacia de ibuprofeno como antitérmico. (ver Tabla 9)

Datos sobre seguridad. A las dosis pediátricas recomendadas y en tratamientos cortos es un fármaco
eficaz y seguro.

Los efectos adversos son los propios de todos los AINES (ver AAS). La deshidratación importante
puede aumentar los riesgos de nefrotoxicidad. No parece estar relacionado con el Síndrome de Reye.
Se duda sobre su relación con ciertas complicaciones (infecciones invasivas por estreptococo grupo
A) en pacientes con varicela. No sirve para la profilaxis de las convulsiones febriles recurrentes.
Dosis superiores a 150 mg/kg pueden tener efectos tóxicos.

No indicado para usar en personas con alergia/intolerancia al ácido acetilsalicílico. También se


recomienda precaución en las personas con asma y enfermedad péptica gastrointestinal. Interacciona
con fenitoína. Buen perfil de seguridad incluso en tratamientos largos en pacientes con artritis
reumatoide.

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El ibuprofeno se usa como antitérmico en España desde 1992; la experiencia con este fármacio es aún
limitada y por tanto debera tenerse en cuenta la posible aparición de posibles nuevos efectos
indeseables.

Tabla 9 – Estudios sobre la eficacia de Ibuprofeno

Autor, año, participantes y


Objetivos Resultados y conclusiones
metodología

Van Stuijvenberg M et al., 1998 Comparación de ibuprofeno a En el grupo de Ibuprofeno se logró una mayor
5 mg/kg/6h y placebo reducción inicial de la fiebre, pero no se consiguió una
Estudio controlado con placebo, doble disminución en las recurrencias de convulsiones
ciego febriles.

230 niños a 1 a 4 años de edad (555 En el grupo de episodios febriles en los que ocurrió
episodios febriles) con riesgo de una recurrencia de la convulsión, el ibuprofeno no
recurrencias de convulsiones febriles. logró reducir la fiebre mas que el placebo.
Un año de seguimiento.

Trocóniz IF et al, 2000 La absorción de la suspensión fue mas rápida


comparada con los gránulos, pero no se encontraron
Estudio comparativo farmacocinético (bioequivalencia) de dos diferencias significativas en cuanto a la distribución,
formulaciones de ibuprofeno en 18 adultos voluntarios sanos. niveles plasmáticos y eficacia antipirética de ambas
formulaciones.
Estudio comparativo farmacodinámico (eficacia y seguridad) en 103
niños febriles con mas de 25 kg de peso también con dos
formulaciones de ibuprofeno

En los adultos 400 mg en suspensión o gránulos efervescentes; en los


niños se usó una dosis oral única de 7 mg/kg de suspensión o dosis
fijas de 200 ó 400 mg de gránulos.

Díez Domingo J y cols, 2000 Comparan la eficacia de 7 Los niños que recibieron gránulos recibieron una
mg/kg o una dosis de gránulos dosis de 7 a 10 mg/kg.
103 niños de mas de 25 kg de peso con efervescentes de 200 mg si
fiebre peso entre 25 y 33 kg o una Encuentran que ambas formulaciones son igual de
dosis de 200 ó 400 mg si peso eficaces.
entre 34 y 39 kg (según
temperatura menor o mayor de
39º C) o 400 mg si mas de 40
kg

Martinon Sanchez F y cols, 2000 Dosis de 7 mg/kg El 93,5% redujeron la temperatura hasta 37,5º C,
lográndose este objetivo entre 1 y 2 horas después
384 niños con fiebre alta del tratamiento en el 80,2%.

El 95% de los niños logró al menos la reducción de


1ºC.

La temperatura inicial mas alta y la mayor superficie


corporal facilitan estos logros, mientras que la mayor
edad la dificulta.

Gran eficacia de este fármaco.

Otros fármacos – Metamizol

Es una pirazolona con actividad analgésica y antitérmica. Su mecanismo de acción no es bien


conocido, probablemente actúa directamente en el sistema nervioso central, aunque también puede
tener ciertos efectos periféricos.
Se puede administrar por vía oral, rectal y parenteral. Tras la administración oral, la acción antipirética
comienza a los 30 minutos y puede persistir durante 4 a 6 horas.
Dosis: Vía oral: 10 a 20 mg/kg/dosis cada 6 horas. Vía rectal: 20 a 40 mg/kg/dosis cada 6 horas. Existe
una forma farmacéutica para administración parenteral.
El amplio uso de este fármaco contrasta con la no comercialización en EEUU y Reino Unido, donde se
le ha atribuido un alto potencial de riesgo de efectos adversos serios. Datos referidos en España:

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Tolerancia gástrica buena. Frecuencia de reacciones alérgicas cutáneas de 4 a 11 casos por cada
1000 pacientes. Riesgo de reacciones alérgicas severas 1 por cada 5000 administraciones
parenterales. Riesgo de agranulocitosis 1,1 por cada millón de pacientes/semana (V. Baos Vicente,
2000).

Estudios comparativos de la eficacia y seguridad de paracetamol e ibuprofeno

Los perfiles de eficacia y seguridad de tratamientos cortos con paracetamol (a dosis de 10 a 15


mg/kg/4-6h) o ibuprofeno (a dosis de 5 a 10 mg/kg/6-8h) son equivalentes. Usados en estas
condiciones son fármacos suficientemente seguros en niños.
Los estudios comparativos de la eficacia antipirética de paracetamol versus ibuprofeno (Tabla 10)
muestran que:
1) Dosis de ibuprofeno de 7,5 a 10 mg/kg pueden ser mas o menos equivalentes a dosis de
paracetamol de 12 a 15 mg/kg.
2) Los resultados de los numerosos estudios comparativos realizados se reparten entre estas dos
posiciones: una mayoría encuentra una equivalencia en la eficacia antipirética de ambos fármacos,
mientras que otros destacan una discreta superioridad de ibuprofeno frente a paracetamol, con una
mayor rapidez en la instauración y permanencia del efecto antitérmico.

Tabla 10 – Paracetamol versus ibuprofeno

Autor y año
Objetivos Resultados y Conclusiones
Participantes y metodología

Lesko SM y Mitchell AA, 1999 Efectos adversos de paracetamol e Riesgo de hospitalización global por cualquier causa en las
ibuprofeno en tratamientos menores 4 semanas posteriores al tratamiento de 1,4% y un riesgo
27.065 niños febriles menores de 3 días de duración. de hemorragia gastrointestinal de 11 por 100.000.
de 12 años de edad (incluye
menores de 6 meses) Se estima que ambos fármacos muestran perfiles
suficientes de seguridad.

En el caso de ibuprofeno las pautas de dosificación de 5 ó


10 mg/kg muestran similares perfiles de seguridad .

Vauzelle-Kervroedän F, 1997 Comparación de la eficacia de una Tiempo medio transcurrido entre la administración del FAT
dosis única de paracetamol (9,8 ± y máximo descenso temperatura (horas): 3.61 ± 1.34 para
Ensayo clínico multicéntrico, 1.9 mg/kg) o ibuprofeno (10,3 ± 1,9 ibuprofeno y 3.65 ± 1.47 para paracetamol (NS) (media
randomizado y a doble ciego. mg/kg). 3.63 ± 1.4) (95% confidence interval [CI] of the difference: -
0.48; +0.56)
116 niños de 2 a 10 años de
edad con fiebre alta de causa Descenso máximo de temperatura (º C): 1.65 ± 0.8 para
infecciosa. ibuprofeno y 1.5 ± 0.61 paracetamol (NS) (media 1.58 ±
0.71) (95% CI of the difference: -0.41; +0.11)

Descenso medio de temperatura cada hora: 0.52 ± 0.32


con ibuprofeno y 0.51 ± 0.38 con paracetamol (NS)(media
0.51 ± 0.35) (95% CI of the difference: -0.45; +0.55)

Tiempo que permenece el niño con temperatura <38,5º C


(horas): 3.79 ± 1.33 con ibuprofeno y 3.84 ± 1.22 con
paracetamol (NS) (media 3.81 ± 1.27) (95% CI of the
difference: -0.14; +0.12).

Ibuprofeno se muestra igualmente eficaz


independientemente de la edad.

McIntyre J, 1996 Comparación de la eficacia de Descenso medio de la temperatura a las 4 horas (º C): 1,8
ibuprofeno a 20 mg/kg/dia (5 con ibuprofeno y 1,6 con paracetamol
Ensayo clínico randomizado, mg/kg/dosis media ) y paracetamol
doble ciego, prospectivo. a 50 mg/kg/dia (12,5 mg/kg/dosis Máximo descenso de la temperatura: 2º C a las 3 horas
media). con ibuprofeno y 1.7º C a las 2, 3 y 4 horas con
150 niños de 2 meses a 12 años paracetamol.
de edad con fiebre baja/alta con En ambos casos un máximo de
patologías diversas entre las cuatro dosis al día y un máximo de % de niños en los que la temperatura descendió hasta
cuales se incluyen 12 dosis en total. 37,5º C: 96% con ibuprofeno y 89% con paracetamol.
broncoespasmo y asma
Comparación de los efectos Nº (%) de pacientes con un descenso 1º C a las 4 horas:

Fiebre y Antitérmicos – Página 10


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adversos de ambos fármacos. 75% para ibuprofeno y 73% con paracetamol.

Tiempo hasta que la temperatura cayo a 37,5º C (horas): 2


horas para ibuprofeno y 1,4 para paracetamol.

No diferencia en los efectos adversos atribuibles a ambos


fármacos. No excluye a niños pequeños y asmáticos. No
obstante, advierte que se precisa mas estudios y
experiencia antes de otorgar a ibuprofeno la misma
confianza de seguridad que la otorgada ya a paracetamol.

Van Esch A, 1995 Ibuprofen syrup (5 mg/kg per Ibuprofen lowered the initial temperature from 39.1 degrees
dose) vs paracetamol syrup (10 C to a mean temperature of 37.7 degrees C during
Ensayo prospectivo, doble mg/kg per dose) treatment; acetaminophen lowered the initial temperature
ciego. from 39.2 degrees C to 38.0 degrees C. Ibuprofen reduced
fever 0.50 degree C more than did acetaminophen at 4
70 niños hours (95% confidence interval [CI], -0.98 to -0.02). The
mean temperature was 0.26 degree C lower during
ibuprofen treatment (95% CI, -0.59 to 0.07); the highest
temperature was 0.30 degree C lower (95% CI, -0.73 to
0.13). In 22 patients, a second fever was treated with the
opposite medication than the first. In the cross-over
analysis, the respective differences were 0.66 degree C
(95% CI, -1.29 to -0.06), 0.40 degree C (95% CI, -0.83 to
0.03), and 0.36 degree C (95% CI, -0.81 to 0.08) in favor of
ibuprofen.

Autret E, 1994 7.5 mg/kg ibuprofen syrup vs. 10 Temperature evolution over time was not significantly
mg.kg-1 paracetamol syrup different between the two groups. Nevertheless, the
Ensayo prospectivo, doble temperature reduction over the first 4 h of treatment (H0-
ciego. H4) was significantly higher after ibuprofen (60%) than
paracetamol (45%).

Walson PD, 1992 2.5 mg/kg ibuprofen vs. 5 mg/kg Ibuprofen liquid (10 mg/kg) and paracetamol elixir (15
ibuprofen vs 10-mg/kg ibuprofen mg/kg) administered every 6 hours for 24 to 48 hours
Ensayo prospectivo, doble therapy (all via a liquid) vs. appeared to be most effective in reducing fever. These
ciego. 15mg/kg paracetamol therapy via two regimens were equally effective and equally tolerated
an elixir every 6 hours for 24 to 48 in febrile children. Lower ibuprofen doses (2.5 and 5
64 niños hours mg/kg) were less effective than paracetamol and 10-
mg/kg ibuprofen therapy after the initial dose but were at
least equally effective as these two higher-dose regimens
thereafter

Kauffman RE, 1992 Single dose of paracetamol (10 All three active treatments produced significant
mg/kg) vs. ibuprofen (7.5 or 10 antipyresis compared with placebo. Ibuprofen provided
Ensayo prospectivo, doble mg/kg) vs. placebo greater temperature decrement and longer duration of
ciego. antipyresis than paracetamol when the two drugs were
administered in approximately equal doses. No adverse
37 niños effects were observed in any treatment group.

Wilson JT, 1991 5mg/kg ibuprofen vs. 10 mg/kg Ibuprofen 5 mg/kg was minimally effective in children less
ibuprofen vs. paracetamol than 6 years of age who had an initial temperature of at
Ensayo prospectivo, doble (unspecified dose) vs. placebo least 38.8 degrees C (101.9 degrees F). Ibuprofen 10
ciego. mg/kg was more effective for febrile children. The area
under the curve for temperature (or change in
178 niños temperature) captured the net effect of each drug and
provided the best estimate for efficacy comparison during
a defined period. A linear correlation between initial
temperature and measures of efficacy was observed. A
twofold increase in efficacy was observed for children
with an initial temperature less than 38.8 degrees C. A
similar effect was noted for each treatment group. Age
was also found to have confounding effects on antipyretic
response. A complex interaction between antipyretic
response, initial temperature, and age raises questions
about the pharmacodynamics of the antipyretic response.
The authors concluded that the most important variable in
antipyretic study design is initial temperature.

Walson PD, 1989 5 mg/kg ibuprofen vs. 10 mg/kg All agents were well tolerated and more effective than
ibuprofen suspension, 10 mg/kg placebo (p less than 0.05) for fever control. Ibuprofen, 10
Ensayo prospectivo, doble paracetamol elixir vs. placebo mg/kg, was favored over 10 mg/kg paracetamol (p less
than 0.05). For temperatures greater than 102.5 degrees

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ciego. liquids F, a dose-response relationship for 5 and 10 mg/kg
ibuprofen was demonstrated in terms of percentage of
127 niños fever reduction and in terms of the initial 2-hour rate of
decrease in temperature. Antipyretic efficacy for
temperatures greater than 102.5 degrees F was 10 mg/kg
ibuprofen greater than 5 mg/kg greater than 10 mg/kg
paracetamol greater than placebo

Carley S, 2001 Paracetamol e ibuprofeno son eficaces en el tratamiento


de la fiebre en niños.
Metaanálisis sobre 55 publicaciones de las cuales de seleccionan
15 con niveles de evidencia relevantes Ibuprofeno parece causar una mas rápida y prolongada
disminución de la fiebre, aunque la diferencia es discreta.
Numerosos estudios no encuentran diferencias
significativas entre ambos fármacos.

Utilización secuencial de antitérmicos

En la década de los 70 se utilizó con frecuencia la combinación de paracetamol y aspirina; años


después, tras la implicación de aspirina en la patogenia del síndrome de Reye, se abandonó dicha
práctica. Actualmente se usa con profusión la combinación de paracetamol más ibuprofeno. Esta
práctica está muy arraigada entre las familias de los niños (es una medida “en línea” con la fobia a la
fiebre que sienten muchos padres) y ha contado con la colaboración o pasividad de los médicos, como
demuestran varios trabajos realizados en nuestro país.
Numerosos autores, tras búsquedas bibliográficas exhaustivas, han destacado que dicha práctica no
responde a ningún tipo de evidencia científica. Por otro lado, paracetamol e ibuprofeno actúan a través
de mecanismos similares; se absorben bien por el tracto gastrointestinal, se metabolizan en hígado y
se excretan por orina. Los perfiles farmacocinéticos y farmacodinámicos de ambos fármacos no
apoyan ninguna ventaja teórica del uso sucesivo de ambos. Consecuentemente el uso simultáneo de
estos fármacos puede incrementar al menos teóricamente el riesgo de toxicidad de cualquiera de ellos
frente a ninguna ventaja.
A pesar de estar muy extendida la práctica de usar de forma sucesiva ambos fármacos, no hay ningún
consenso respecto a qué pautas concretas recomendar. Cuando se ha preguntado a los padres qué
creían que les había recomendado su pediatra y qué habían hecho exactamente, y cuando se ha
preguntado a los propios pediatras qué recomendaban exactamente, se comprueba la disparidad de
contenidos y actuaciones. Es una recomendación que induce a error, bien por infradosificación (dosis
total diarias por debajo de las terapeúticas para cada fármaco individualmente) o también por
sobredosificación (errores entre las dosis de cada antitérmico, etc.).
La falta de evidencia científica que avale la alternancia de antitérmicos, el hecho de que ambos
fármacos comparten mecanismos de actuación y metabolismo hepático y la falta de racionalidad de las
pautas de dosificación cuando se alternan ambos fármacos, hace que dicha práctica deba ser evitada
en el tratamiento domiciliario de la fiebre. En los niños hospitalizados con fiebre no elevada y que no
suponga un riesgo extra importante añadido a su enfermedad, también debe utilizarse un solo fármaco
antipirético. Sólo en algunos niños hospitalizados con fiebre muy elevada, gran malestar subjetivo y
seriamente enfermos, podrían utilizarse tratamientos antitérmicos agresivos con más de un fármaco a
dosis completas.

Medidas físicas para el enfriamiento corporal

Tradicionalmente se han utilizado numerosos procedimientos de enfriamiento corporal externo


(mediante mecanismos no fisiológicos de evaporación, radiación y convección) como parte del
tratamiento de los niños febriles. Se han utilizado una gran variedad de técnicas con este fin; desde los
más simples como desabrigar al niño, hasta los más agresivos como baños con agua fría, paños
impregnados con alcohol, ventiladores, lavados gástricos o enemas de suero frío, etc. Aunque son
técnicas usadas desde hace siglos, su eficacia para controlar la fiebre no ha sido establecida con
claridad y por tanto su papel en el tratamiento del niño febril sigue siendo muy controvertido. El
enfriamiento corporal externo no modifica el punto de ajuste del centro termorregulador y
consecuentemente éste activa mecanismos fisiológicos para “recuperar” la temperatura corporal con lo
que el alcance temporal de las medidas físicas es limitado; la vasoconstricción cutánea que se instaura
limita aún mas la pérdida de calor y los escalofríos contribuyen a una mayor producción de calor
endógeno. Además, casi todos los métodos de enfriamiento corporal ocasionan gran malestar

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(disconfor) para el niño. El uso del alcohol añade además efectos adversos sobre la piel y sobre todo el
riesgo de inhalación en cantidades significativas e intoxicación.

Mientras que en el tratamiento de la fiebre de causa infecciosa, las medidas físicas tienen un papel
secundario, complementario y de escaso alcance, por el contrario, constituyen el tratamiento básico de
la hipertermia que acompaña a diversas entidades.

Entre las distintas medidas físicas para el tratamiento de la fiebre en niños, la única que ha sido objeto
de estudios ha sido la utilización de “paños/baños húmedos y templados”. E. Purssell ha revisado los
estudios donde se compara la eficacia antipirética de paracetamol solo y paracetamol además de
“paños/baños templados”, con la conclusión de que éstos últimos en el mejor de los casos sólo añaden
una disminución adicional de la temperatura corporal de 0,4º C al final de la primera hora de
tratamiento. P. Axelrod revisa la literatura sobre el uso del enfriamiento corporal en el tratamiento de la
fiebre y la hipertermia; en ésta el tratamiento de elección lo constituyen las medidas físicas agresivas
junto con otras medidas para mejorar el disconfort (sedantes) y evitar los escalofríos; en el caso del
tratamiento de la fiebre en niños destaca que los estudios disponibles documentan que las medidas
físicas sólo contribuyen a bajar la fiebre mas rápidamente en los primeros 30 minutos de tratamiento,
que ocasionan un importante malestar subjetivo a los niños, que los estudios donde han documentado
mejores resultados, éstos se limitan a una disminución adicional de la temperatura de 0,4º C a la hora
de tratamiento y que no se ha documentado su eficacia en la prevención de convulsiones febriles.
Otros estudios mencionados por P. Axelrod refieren que las medidas físicas simples pueden ser algo
mas eficaces en el tratamiento de la fiebre en regiones con clima tropical (humedad y temperatura
elevadas) y, por último, que pueden jugar algún papel complementario en el tratamiento de niños
febriles severamente enfermos junto con otras medidas para evitar los escalofríos y disconfor (fiebre
extremadamente elevada, dificultad del control de la temperatura en pacientes neurológicos, shock
endotóxico, deshidratación, disfunción cardiovascular, etc.).

En general, en el tratamiento rutinario de la fiebre sólo resultan aconsejables medidas simples como
desabrigar al niño febril, refrescar el aire ambiental y si se trata de lactantes o niños pequeños los
baños/paños con agua templada (30 a 33 ºC). Éstos pacientes suelen tolerar mas o menos bien este
último procedimiento y resulta más eficaz por su mayor superficie corporal relativa.

Manejo domiciliario de la fiebre en niños

Actitudes de los padres ante el síntoma fiebre. La fiebre es sólo un síntoma, pero para las familias
de los niños es en sí misma un gran problema y como tal dedican desmedidos esfuerzos para
combatirla, resultando de todo ello, actitudes y acciones incorrectas en cuanto al manejo terapeútico
de la fiebre en los niños en sus casas. En los últimos años, estas actitudes son cada vez mas
frecuentes, no sin pasividad y a veces también cierta colaboración por parte de los profesionales.

Las actitudes y actuaciones incorrectas en el tratamiento domiciliario de la fiebre pueden concretarse


en: 1) Excesiva preocupación, temor (a veces verdadera fobia) ante el síntoma fiebre. 2) Carencia de
actitudes de observación y búsqueda de la causa de la fiebre por parte de los cuidadores domiciliarios
de los niños. Muchas veces sólo se plantean acudir lo mas rápidamente posible a la consulta o a
Urgencias, cuando generalmente todavía no es posible determinar la causa de la fiebre. 3) Uso
excesivo de recursos sanitarios como consultas de Atención Primaria y Servicios de Urgencias
Hospitalarias. Y 4) Uso excesivo e incorrecto de fármacos antitérmicos:

ƒ Utilización de fármacos incluso cuando el niño tiene apenas unas décimas y se encuentra bien.
ƒ Utilización sistemática, aún en niños con sólo febrícula, de dos fármacos antitérmicos de forma
sucesiva/simultánea.
ƒ Dosificación incorrecta de los fármacos (la mayoría de las veces por infradosificación).
ƒ Utilización profiláctica de los fármacos antipiréticos (sobre todo de paracetamol y a pesar de su
reconocido mal sabor); a veces los padres usan este fármaco como “remedio para todo” (riesgo de
intoxicación crónica por paracetamol)

Esta situación es debida a múltiples causas, pero una de ellas sin duda es la carencia de información
sobre la naturaleza y causas de la fiebre y este punto es abordable desde las consultas de Pediatría.

Fiebre y Antitérmicos – Página 13


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Es necesario que los pediatras promuevan de forma decidida un cambio en la actitud de los padres
ante la fiebre de los niños; este es un objetivo pendiente desde hace años. Entre las distintas
acciones posibles, una de ellas es la distribución y explicación de materiales educativos dirigidos a
padres. Hay numerosos documentos y materiales ya elaborados con este fin (consultar por ejemplo en
http://www.aepap.org/faqpad/faqpad-fiebre.htm); Aquí se incluye uno adaptado (Anexo 1). Se trata de
un folleto con dos partes diferenciadas. La primera, contiene información básica sobre las causas,
naturaleza y uso de fármacos en el domicilio. La segunda y quizás la de mayor interés práctico,
contiene una tabla con indicadores concretos y de fácil utilización para los padres, para diferenciar la
fiebre causada por enfermedades leves y la causada por enfermedades potencialmente graves. Esto
último resume el propósito fundamental del folleto: llevar el interés de los padres hacia la causa de la
fiebre mas que a la fiebre en sí misma, y observar en su conjunto al niño para diferenciar la fiebre de
causa banal de aquella de posible causa grave.

También parece necesario la revisión de la disponibilidad de fármacos antitérmicos para su uso en


niños sin control médico (OTC) y una evaluación de sus ventajas, desventajas y seguridad.

Fiebre y Antitérmicos – Página 14


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Anexo 1_____________________________________________________________
INFORMACIÓN DIRIGIDA A PADRES antibióticos por lo que es inútil darlos. Además
¿Qué es la fiebre? ¿Qué debemos hacer podemos entorpecer la respuesta de las bacterias a
cuando un niño tiene fiebre? los antibióticos en las infecciones futuras.

Algunos padres han oído hablar de convulsiones


Algunas personas piensan que la fiebre es siempre
provocadas por la fiebre. Éstas se llaman
mala y que puede provocar daños importantes y
“convulsiones febriles” y afectan únicamente a 3-4
enfermedades como meningitis. Esto no es verdad!.
de cada 100 niños entre 1 y 5 años. Duran pocos
La verdad es que la fiebre es un síntoma y un
minutos y aunque realmente asustan mucho a las
mecanismo de defensa de nuestro organismo
personas que las presencian, acostumbran a ser
contra las infecciones. Cuando tenemos alguna
totalmente inofensivas. NO provocan daños
infección, nuestro cuerpo produce mas calor
cerebrales.
(fiebre), ya que así nuestras defensas son más
Recuerde:
eficaces en su lucha contra los gérmenes. Por ello
la fiebre no siempre es un “enemigo”, sino que a
veces es un “aliado” en la lucha contra la infección. Y Si cree que su niño tiene fiebre use el
TERMÓMETRO. No se fíe de la impresión de
Por lo tanto lo que nos interesa no es “¿Cómo
calor a través del tacto.
puedo bajar rápidamente la fiebre?”, sino “¿Cuál Y NO es necesario usar medicamentos para la
es la causa de la fiebre?”. Afortunadamente, la fiebre cuando la temperatura es menor de 38 ºC
causa de la fiebre en los niños es casi siempre una en la axila.
enfermedad leve, como una faringitis, amigdalitis, Y Siempre ES MEJOR utilizar UN SOLO
catarro, gripe, etc. Sólo excepcionalmente se trata MEDICAMENTO a las dosis correctas que usar
de una enfermedad seria como una neumonía, dos de forma alternativa.
meningitis, etc. Y Utilice MEDIDAS FÍSICAS SUAVES (desabrigar
Para diferenciar una enfermedad leve de una y cuando sea necesario baños templados)
enfermedad potencialmente grave, vigile todos los cuando la fiebre sea alta.
demás síntomas y no solo el termómetro. Un niño Y Debe ofrecer LÍQUIDOS (agua, sueros orales,
caldo, etc.) para beber poco a poco y
puede tener casi 40º C de fiebre y tener una
frecuentemente.
enfermedad leve y curarse apenas sin tratamiento.
Para valorar el conjunto de la enfermedad y
diferenciar una enfermedad grave de una leve Resumiendo, la fiebre puede ser una ayuda en la
puede consultar la tabla que le mostramos al final. lucha contra las infecciones. Debemos
Ahora que ya sabe que la fiebre por sí misma no es preocuparnos más por la causa de la fiebre y no si
mala y que por el contrario puede ayudar a combatir es más o menos alta. Debemos observar el
la infección, no tiene por qué obsesionarse por conjunto de los síntomas del niño y su aspecto
hacer lo imposible para bajarla. Es necesario utilizar general mientras llega la hora de la consulta de su
los medicamentos para la fiebre con cierto criterio. pediatra. Muchas veces cuando llega ésta, la
Podemos esperar algún tiempo para observar si enfermedad del niño, ya ha mejorado o incluso se
sube más o por el contrario no pasa de unas ha curado espontáneamente. Generalmente no es
décimas, en cuyo caso podremos seguramente necesario combatir la fiebre no alta. Trate de no dar
prescindir de los medicamentos. A veces podemos ningún medicamento si el niño tiene menos de 38
darlos no tanto para bajar la fiebre sino mas bien ºC.
para aliviar el malestar general que acompaña a la En la siguiente tabla le mostramos una guía que le
infección y a la fiebre. Algunos niños con fiebre, ayudará a diferenciar si la fiebre es producida por
incluso alta, se encuentran bien y no es necesario una infección leve o por una infección seria. Esta
bajarla con rapidez, o por lo menos, no es tabla vale para los niños mayores de 3 meses, ya
necesario darles un medicamento cada pocas horas que todo niño menor de esta edad con fiebre debe
de forma obligada. No se ha demostrado que considerarse una situación potencialmente seria y
usando dos medicamentos para la fiebre de requiere una visita a la consulta del pediatra (o a
forma alternante se facilite el control de la fiebre, Urgencias) con cierta rapidez.
por lo que no deben usarse de forma rutinaria de Trate de obtener las respuestas a las preguntas de
esta forma. la Tabla observando al niño, mas que
La mayoría de las infecciones de la garganta y en preguntándole directamente a él (por ej. no le
general de las vías respiratorias altas están pregunte con insistencia si “le duele la cabeza”, sino
producidas por virus, sobre todo en los niños más que observe si el niño actúa realmente “como si le
pequeños. Estos gérmenes no responden a los doliera la cabeza”).

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No parece darse cuenta de mi presencia
Cuando le hablo o le pregunto algo........ Me mira a los ojos e intenta responder.
y no intenta responder.
¿Muestra interés por las personas o No muestra ningún interés por las
El niño presta atención a lo que le rodea.
cosas de alrededor? personas y cosas de su entorno.
Observe si mueve con facilidad la
Parece como si no pudiera o le doliera al
cabeza de un lado a otro y de delante a Si. Puede moverla con facilidad.
intentar moverla.
atrás
Observe si tiene dificultad al respirar. No. Parece respirar sin dificultad. Parece respirar con dificultad.
Observe el color de la cara del niño. Color normal, mas o menos sonrosado. Color más pálido o “gris”.
Se anima, sonríe, recupera el interés por Se mantiene poco activo y sin interés por
Cuando le baja la fiebre....
jugar. jugar.
Observe el aspecto del niño sin ropa y
No se observan manchas extrañas en la Se ven manchas en la piel que no había
con buena luz a intervalos de pocas
piel. visto antes.
horas al comienzo de la enfermedad.
Si sus respuestas coinciden con Si varias de sus respuestas
las de esta columna, su hijo coinciden con lo mencionado en
Compruebe el significado de sus probablemente padece solo una esta columna, su hijo puede
respuestas a las preguntas enfermedad leve y no requiere padecer una infección seria y
anteriores. una visita urgente al médico. debe considerar si acudir a su
Tampoco es necesario “hacer lo médico (si está abierto el Centro
imposible” por bajarle la fiebre. de Salud) ó a Urgencias .

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