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Dentro del proceso de evaluación Neuropsicologica existen diferentes procesos para llevar a
cabo, como son:
Si bien parece no haber superioridad de una condición sobre otra y que ambas presentan
ventajas e inconvenientes, actualmente se aboga por propuestas más flexibles que optimicen el
proceso de evaluación neuropsicológica.
Lezak (2012) propuso los siguientes criterios para realizar la selección de los test que integran la
evaluación neuropsicológica:
Dentro de las fases para una adecuada evaluación neuropsicológica se especifican las tres
siguientes:
Entrevista inicial: Serán recopilados los datos e información sobre la problemática del
paciente.
Selección y aplicación de instrumentos o tests: serán utilizados de acuerdo a la
información obtenida sobre el paciente.
Elaboración del informe: Debe ser una información fiable y valida sobre el estado del
paciente luego de interpretar las pruebas.
Tipos de exploración.
1. Exploraciones básicas (de screening o cribado cognitivo), realizadas con escalas breves,
diseñadas para un rastreo rápido de diferentes funciones cognitivas, permitiendo detectar los
sujetos que precisen una evaluación más amplia y detallada posterior.
Instrumentos de evaluación.
• Tests específicos.
Escalas breves o pruebas de rastreo cognitivo. Son tests de fácil aplicación y que requieren poco
tiempo para su aplicación (de cinco a veinte minutos). Constan de un conjunto de preguntas
variadas en relación con un cierto número de áreas cognitivas (orientación temporal y espacial,
atención y concentración, aprendizaje y memoria, lenguaje, capacidades visoespaciales, etc.).
La mayoría se diseñaron originalmente para la cuantificación de los déficit cognitivos en
pacientes ancianos, aunque se han aplicado de forma general a pacientes con todo tipo de
déficit cognitivos tanto agudos como crónicos. La puntuación global obtenida permite obtener
un “punto de corte” que se utiliza como una distinción dicotómica entre normal y patológico,
señalando aquellos individuos que precisan de una evaluación neuropsicológica más detallada.
Una limitación importante es la falta de sensibilidad para detectar déficit cognitivos focales. Por
ejemplo pacientes con lesiones frontales o con lesiones en el hemisferio derecho pueden
conseguir puntuaciones máximas en la mayoría de los ítems. Además su especificidad es muy
baja, incluso en los casos en que se valora el perfil de las diferentes secciones de los tests.
Por lo tanto, sus principales utilidades se limitan a proporcionar una visión rápida del paciente
(por ejemplo, en el contexto de una consulta de neurología o psiquiatría general, servir de guía
para valorar el seguimiento de los pacientes a lo largo del tiempo y establecer correlaciones
entre esta puntuación global y otras variables relevantes.
•Evaluación.
Podemos definir la agnosia como una alteración caracterizada por la incapacidad para
reconocer estímulos familiares y atribuirles significado. Las agnosias impiden la interpretación
correcta del significado de los estímulos, pero no se deben a déficits sensoriales, sino que están
causadas por lesión de áreas asociativas del córtex cerebral, frecuentemente como
consecuencia de accidentes vasculares. Puede haber agnosias unimodales o polimodales, según
afecten a una o a varias modalidades sensoriales.
1. Agnosias visuales.
2. Agnosias auditivas
Para la evaluación clínica de las agnosias auditivas se pueden utilizar las siguientes pruebas:
3. Agnosias somatosensoriales.
Tests dicápticos.
Evaluación de la orientación personal, pidiéndole al sujeto que identifique
partes de su cuerpo, así como el lado derecho e izquierdo siguiendo órdenes
verbales, imitando al examinador o identificando partes lateralizadas en éste.
Evaluación de la orientación extrapersonal, pidiéndole que identifique
mapas, planos y recorridos y rutas que sean previamente conocidos.
Test de Piaget-Head para evaluar el esquema corporal.
Test de orientación espacial de Benton.
Amnesia retrógrada.
Evaluación.
Amnesia postraumática.
Evaluación.
La amnesia postraumática suele desaparecer, y por ello no debe ser valorada una vez
desaparecida. Cuando persiste debe realizarse un cuidadoso examen neuropsicológico para
establecer un diagnóstico diferencial, pues puede que se esté ante un caso de daño cerebral
grave. Pero entonces se deben evitar otros diagnósticos que sean la consecuencia lógica, o una
posible derivación, del cuadro amnésico que sufre el paciente. En este caso el diagnóstico
correcto sería el de trastorno orgánico de la memoria (y no el de amnesia postraumática), y en
algunos casos habría que denominarlo estado confesional.
Afasia de Broca.
también denominada afemia, pequeña afasia de Broca, o afasia del área de Broca (Bastian,
1887, Alexander, Benson y Stuss, 1989) que generalmente se debe a un daño cerebral que está
circunscrito solo a la corteza cerebral o a sus estructuras corticales más inmediatas. Se
caracteriza por defectos leves en la agilidad articulatoria y en la prosodia además de por una
capacidad reducida para encontrar palabras.
Es consecuencia de una lesión cerebral más severa que incluye además daño en el opérculo, el
giro precentral, la ínsula anterior, la materia blanca periventricular o la materia blanca profunda
de la corteza inferior posterior dominante. Según Benson y Ardila (1986), el daño en la materia
blanca profunda causa daños a distintas vías que conectan las regiones anteriores de la corteza
frontal lateral con áreas vecinas o distantes. La capacidad de recuperación parece depender del
grado de afectación de la materia blanca profunda y del tipo y la duración del programa de
rehabilitación.
Afasia de Wernicke.
La afasia de Wernicke, afasia sensorial o afasia receptiva se debe a una lesión en el tercio
superior del lóbulo temporal izquierdo que produce una incapacidad para entender el lenguaje
hablado, si bien la persona que lo sufre puede hablar y articular normalmente aunque con
parafasias. Es una afasia fluente en la cual la comprensión del lenguaje hablado, la repetición, la
nominación, así como el señalar objetos que se le nombran al paciente, son anormales. La
escritura tanto como la lectura también son anormales.
Es definida como afasia acústico-amnésica y suele estar producida por una lesión profunda en
el lóbulo temporal izquierdo que normalmente afecta a la ínsula posterior o al istmo temporal.
El paciente tiene más dificultades para el lenguaje hablado que para el lenguaje escrito a pesar
de una audición conservada. La sordera para las palabras es mayor que la ceguera para las
mismas.
La afasia de Wernicke tipo II suele deberse a un daño en el giro angular y en las vías cortico
corticales de las zonas temporales posteriores. En este caso la ceguera para las palabras es
mayor que la sordera para las palabras.
Evaluación.
La clave para establecer un programa de rehabilitación, por tanto, radica en nuestra capacidad
para detectar los procesos del lenguaje que presentan dificultad y cuáles no. Para ello es clave
identificar las diferentes disociaciones realizando tareas específicas y analizando los errores que
derivan de ellas.
Las baterías que nos permiten llegar a este nivel de análisis son, por ejemplo, la batería BETA y
la batería EPLA que están compuestas por diferentes tareas que ponen de manifiesto diferentes
procesos básicos del lenguaje. También resulta de interés la prueba “Pirámides y palmeras” en
relación al componente semántico.
Pero también ha de tenerse en cuenta que ha de realizarse una valoración en la mayoría de los
casos que nos permita determinar cómo otras funciones cognitivas pueden estar afectando al
lenguaje en general o a algún proceso en particular.
El término apraxia hace referencia a la pérdida de la habilidad para realizar acciones motoras
voluntarias aprendidas, que no puede ser explicada por la existencia de un déficit en los
sistemas elementales motores o sensoriales (pérdida sensorial, paresia, debilidad motora), y
que tienen su origen en una lesión o daño en el sistema nervioso central.
La apraxia ideomotora.
Es la incapacidad para realizar movimientos o gestos cuando estos son requeridos verbalmente
por otra persona o cuando han de ser imitados. El paciente sabe lo que tiene que hacer pero no
cómo hacerlo. Generalmente se debe a una lesión en las zonas parietales o temporoparietales
del hemisferio dominante. A menudo los pacientes mantienen la capacidad de llevar a cabo
movimientos complejos dentro de acciones rutinarias, el problema surge si se les pide o tienen
que imitarlos. Por ejemplo, tienen dificultades cuando se les pide que se despidan con la mano
diciendo adiós.
Evaluacion.
Praxias idemotrices simbólicas. Para evaluar este tipo de praxias se solicitará al paciente
reproducir simbólicamente un movimiento, como por ejemplo; martilleo, simular como se
enciende un cigarrillo; hacer dos aros entrelazados con los dedos; indicar con la mano ciertas
ordenes como despedir a alguien, orden que se acerque, etc.
La apraxia ideacional.
Es la incapacidad para realizar movimientos que requieren una secuencia bien ordenada de
actos. El paciente puede ser capaz de realizar cada acto de los que componen el movimiento
por separado, pero no realizarlos ordenadamente como un acto lógico. Por ejemplo, se le
puede pedir que coja un CD de la caja de discos y lo introduzca en la ranura del ordenador, o
cuando se le pide que coja una cerilla de una caja y la encienda, o que encienda un cigarrillo,
entonces se observará la incapacidad del paciente para llevar a cabo el acto 185 completo,
aunque sea capaz de abrir la caja o de encender la cerilla por separado. No es de extrañar que
el paciente sea capaz de realizar estas acciones de forma rutinaria, e incluso otras más
complejas, el problema surge cuando se les pide que las realice conscientemente. Para algunos
no es más que una forma extrema de apraxia ideomotora. Parece que es más frecuente
después de una lesión bilateral de los lóbulos parietales.
Evaluación.
Como en este tipo de apraxia, los pacientes no son capaces de comprender el uso apropiado de
herramientas. El paciente sabe qué es un pincel, sabe cómo se llama pero no puede describir su
uso.
Una de las formas de evaluar la apraxia ideacional es preguntar a la orden: ¿Cómo clavaría un
clavo?, ¿Cómo se lavaría la cara?, etc. Actividades de la vida diaria que el paciente conocía
previamente.
La apraxia constructiva.
Aunque para algunos no es una apraxia propiamente dicha, hace referencia a la incapacidad
que tienen algunos sujetos para manejar con soltura los aspectos espaciales de cualquier tarea,
aunque pueden tener íntegras todas sus capacidades para los movimientos. Se trata de la
incapacidad para traspasar la información visuo perceptiva a la acción voluntaria. Se pone de
manifiesto cuando se le pide al paciente que piense en una determinada figura y luego que la
dibuje, o simplemente que copie algunos dibujos geométricos. Será incapaz de hacerlo o tendrá
muchas dificultades para realizarlo. Suele deberse generalmente a daño en las zonas parietales
del cerebro y en las zonas prefrontales responsables de la organización y de la planificación de
las acciones motoras complejas. Pruebas que pueden emplearse para detectarla suelen ser la
prueba de los cubos de Koh, el subtest de cubos del WAIS o el test de praxias tridimensionales
de Benton.
Evaluación.
En este tipo de apraxia se evalúa la capacidad de llevar a cabo tareas constructivas como;
dibujar, montar una estructura bidimensional, o tridimensional. En este tipo de apraxia también
se ven implicadas otras funciones cognitivas tales como la atención-concentración, la
percepción, y las funciones ejecutivas.
BIBLIOGRAFIA.
WEBGRAFIA.
https://blog.neuronup.com/evaluacion-y-rehabilitacion-neuropsicologica-en-las-afasias/
https://www.consulta21.es/evaluacion-neuropsicologica/