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El BAUTISMO

Es el primero de los Sacramentos, el que sanciona el verdadero nacimiento de un cristiano.


Gracias al Bautismo, somos purificados del Pecado original y nos convertimos en parte de la
Iglesia y del cuerpo de Cristo. Gracias al Bautismo tenemos acceso a los otros sacramentos y
comenzamos a emprender el camino del Espíritu. Purificados por el perdón incondicional de
Dios, nos convertimos, a todos los efectos, en sus hijos.

El significado del Bautismo cristiano

El Bautismo Cristiano nace con Pentecostés, o con el descenso del Espíritu Santo sobre los
Apóstoles, cincuenta días después de la Resurrección de Jesús. Como el Bautismo de Jesús
en las aguas del Jordán representó el comienzo de su ministerio entre los hombres, el
Pentecostés, el Bautismo de fuego del Espíritu Santo, representa el comienzo de la misión de
los Apóstoles y, en todos los aspectos, el comienzo de la Iglesia cristiana. Según lo ordenado
por Jesús, a partir de este momento Pedro y los otros discípulos comienzan a predicar la
necesidad de arrepentirse de sus pecados y recibir el Bautismo para obtener el perdón y el don
del Espíritu Santo.

El Bautismo cristiano implica la inmersión en agua o, alternativamente, la aspersión de agua


en la cabeza. La inmersión en el agua simboliza la muerte de Jesús, mientras que emerge
de ella la Resurrección. En el agua, el pecado muere, como muere simbólicamente el cuerpo
que está contaminado por él. Este gesto simbólico, seguido de la imposición de las manos del
celebrante, sanciona la liberación de todo pecado y la investidura del Espíritu Santo.

A partir de este momento, el fiel se unirá a Cristo, en su muerte, resurrección y


glorificación. El hombre viejo ya no existe, ahora hay un hombre nuevo, un cristiano libre del
mal y un verdadero miembro de la Iglesia. En todos los sentidos, se convirtió en un Hijo de
Dios, renació por medio del agua y del Espíritu, fue regenerado por el Espíritu Santo, iluminado
por la luz de Cristo y salvado de la oscuridad del pecado, que es parte del nuevo pueblo de
Dios.

Los símbolos del Bautismo

El bautismo, como todos los Sacramentos, implica el uso de elementos materiales, palabras y
canciones, gestos simbólicos y signos no verbales que todos juntos dan a luz a esta
celebración preciosa e imprescindible en la vida de un cristiano.

En particular, vale la pena examinar algunos elementos simbólicos:


 El agua de inmersión
 El crisma
 Óleo de los catecúmenos
 La luz de la vela
 La vestidura blanca

El agua, como se mencionó anteriormente, tiene la función de purificar el bautizando, lavar de


su cuerpo y su alma cada signo de pecado. El agua es universalmente reconocida como el
símbolo de la vida por excelencia. Es el elemento que refresca y nutre la tierra, para permitirle
dar sus frutos. Hace que todo sea limpio, y también lava nuestra alma de toda mancha.

El crisma sirven para consagrar y sancionar la entrada del bautizando en la gran familia de la


Iglesia. Es un aceite perfumado y consagrado. Usado no solo para el Bautismo sino también
para la Confirmación y la ordenación sacerdotal. En el Bautismo se usa para ungir la cabeza
del bautizando, imprimiéndole una especie de sello que lo consagra a su nuevo papel. En la
Confirmación, el sacerdote traza una cruz en la frente del confirmando como símbolo del
Espíritu Santo que desciende sobre él para infundirle la fuerza de ser un ‘soldado’ de Cristo.

La vela que se entrega a los padres o el padrino del bautizando simboliza a Cristo, la luz del
mundo, con la esperanza de que Él ilumine al niño y permita que aquellos que lo aman y lo
apoyan, lo acompañen en la fe.

La vestidura blanca se entrega durante el Bautismo como símbolo de una nueva vida, la
nueva dignidad que cubre el bautizado. La vestidura blanca expresa la pureza del alma sin
mancha después del Bautismo, el cambio profundo y la renovación interna que el sacramento
ha traído a quien lo recibió.

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