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Los sacramentos.

Objetivo: Los sacramentos representan los principales pilares de la Iglesia


Católica. Llevarlos a cabo en nuestra vida cristiana es imprescindible para cada
uno de nosotros y especialmente para Dios. Los jóvenes deben de conocer estos
pilares que les ayudaran a sobre llevar la vida cristiana.

Los sacramentos son el oro de la religión de Cristo, los sacramentos son


signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia
por los cuales nos es dispensada la vida divina. Los sacramentos son
signos sensibles para que el ser humano los pueda percibir por medio de
sus sentidos, como el tacto, la vista, el oído, el olfato y gusto, estos signos
son palabras y acciones, accesibles a nuestra humanidad actual, por lo cual
el signo sacramental, propio de cada sacramento, está constituido por cosas
o elementos materiales como: agua, aceite, pan, vino y gestos humanos
como: ablución, unción, imposición de las manos, etc.), por lo cual a esto se
le llama materia; y también por palabras que pronuncia el ministro del
sacramento. Estos signos son necesarios para que el ser humano perciba
que los sacramentos son visibles tanto como invisibles, visibles al momento
de poder sentirlos con nuestros sentidos y también invisibles por lo cual no
podemos ver la gracia de Dios que desciende sobre nosotros. Esto significa
que cuando recibimos los sacramentos, nos encontramos con la gracia de
Dios al recibirlos en toda celebración sacramental, esto es un encuentro de
los hijos de Dios con su Padre, en Cristo y en el Espíritu Santo, y este
encuentro se expresa como un diálogo a través de acciones y de palabras.

Estos sacramentos están adheridos a la doctrina de las Santas Escrituras, a las


tradiciones apostólicas y al sentimiento unánime de los Padres, profesamos que
los sacramentos de la nueva Ley fueron todos instituidos por nuestro Señor
Jesucristo.

Los sacramentos significan tres cosas: la causa santificante, que es la Muerte y


Resurrección de Cristo; el efecto santificante o gracia; y el fin de la santificación,
que es la gloria eterna. El sacramento es un signo que rememora lo que sucedió,
es decir, la Pasión de Cristo; es un signo que demuestra el efecto de la pasión de
Cristo en nosotros, es decir, la gracia; y es un signo que anticipa, es decir, que
preanuncia la gloria venidera de Jesús.

Hay en la Iglesia siete sacramentos: Bautismo, Confirmación, Eucaristía,


Reconciliación, Unción de los enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio. Los
siete sacramentos corresponden a todas las etapas y todos los momentos
importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento, curación
y misión a la vida de fe de los cristianos. Hay aquí una cierta semejanza
entre las etapas de la vida natural y las etapas de la vida espiritual. Forman
un conjunto ordenado, en el que la Eucaristía ocupa el centro, pues contiene
al Autor mismo de los sacramentos.

Nuestro Señor Jesucristo para auxiliamos, instituyó 7 Sacramentos porque nuestra


alma, como nuestro cuerpo, tiene 7 diferentes necesidades, a saber: nacer, crecer,
alimentarse, medicinas, la vida de familia, autoridades que lo gobiernen y auxilios
especiales a la hora de la muerte.

Así como el cuerpo tiene necesidades también el alma las tiene y esas
necesidades son los sacramentos. Jesús mismo instituyo los sacramentos y
la biblia nos lo comprueba, sobre el momento, cuando Jesús instituyo los 7
sacramentos:

1. Por el Bautismo nace a la Vida Cristiana, a la Vida de la Gracia.

El bautismo fue instituido por Jesucristo cuando, fue bautizado por Juan, al
ser entonces santificada el agua y haber recibido la fuerza santificante,
después de su Resurrección y antes de ascender a los Cielos, ordenó a sus
Apóstoles la forma como debía administrarse diciéndoles: << me ha sido
dado todo poder en el cielo y en la tierra: id, pues, enseñar a todas las
gentes bautizándolas en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu
Santo>>(mateo 28, 18-19).

El sacramento del bautismo proviene del antiguo griego “Baptizein” que


significa “sumergir”, en este sacramento somos sumergidos en la gracia de
Dios, para ser lavados del pecado original y así poder ser reconocidos y
regenerados como hijos de Dios. Este sacramento consiste en un nuevo
nacimiento a la nueva vida cristiana, siendo miembros de Cristo
injertándonos a la rama viva de la Vid, que es la Iglesia, para incorporarnos a
la Iglesia nutriéndonos con su sabia y ser así participes de su misión de dar
frutos. El bautismo es uno de los vínculos más hermosos con Dios, en
donde, es un don que se nos ha dado gratuitamente si haberlo merecido,
este sacramento es un baño espiritual porque baña y lava nuestros pecados,
por medio del Espíritu Santo y de su materia que es el agua, donde el agua
significa pureza, restableciendo nuestra relación con Dios lavando y
borrando el pecado original. En el nuevo testamento Jesús es muy claro sobre
la importancia, la esencia y la necesidad de ser bautizado. <<En verdad te digo
que el que no nace del agua y del espíritu no podrá entrar al reino de los
cielos>> (Juan 3, 3-5). Esto quiere decir que cuando somos bautizados por el
símbolo del agua y del espíritu de Dios, ya podemos ser partícipes del reino de los
cielos.
Nota: el ministro ordinario del bautismo, es el obispo, el presbítero y el diacono,
pero en peligro de muerte puede ejercerlo cualquier persona derramando agua
sobre su cabeza y pronunciando la fórmula: yo te bautizo en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.

2. La Confirmación fortalece y sella el alma.

Con la confirmación nuestra alma es sellada y fortalecida para dar frutos de


vida eterna, frutos que solo se dan con la ayuda del Espíritu Santo, pues es
Él quien mueve los corazones de las personas para que nos amemos, Él es
quien nos une en un solo corazón, y es Él quien nos hace testificar que
Jesús es el Señor de nuestras vidas, ya que la palabra confirmar es
colaborar con la verdad y colaboramos que realmente Jesús es el Señor de
nuestras vidas. En este sacramento la persona que ya es bautizada, es
confirmada por Dios en la verdad de su fe y en su amor. Este sacramento se
conforma con el símbolo de la “Unción del Santo Crisma” y con la
imposición del las manos por parte del obispo, esta imposición de las manos
es un gesto de la efusión plena del Espíritu Santo, que es una tradición de la
Iglesia como la primera manifestación del sacramento de la confirmación, y
la unción del santo crisma es la representación de abundancia, la alegría, la
curación, la elección y la pertenencia a Dios.

En la biblia no aparece explícitamente el momento de la institución de la


confirmación, Jesucristo instituyo el sacramento prometiendo que se verificara
luego de su resurrección y ascensión a los cielos esto es después que el Espíritu
Santo viniera sobre los apóstoles el día de pentecostés, después en el nuevo
testamento nos habla cuando San Pedro como San Juan y San Pablo conferían
este Sacramento en Jerusalén, en Samaria, en Éfeso, etc. Leemos así en (Hechos
8,15) que San Pedro y San Juan llegados a Samaria, 'oraron por ellos (por los
samaritanos) para que recibiesen el Espíritu Santo "Porque aún no había
descendido sobre ninguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el Nombre
de Jesús. Entonces les impusieron las manos y recibieron el espíritu santo".
(Hechos. 8, 15-17)

3. La Eucaristía alimenta el alma.

La eucaristía es el sacramento en el cual, bajo las especies de pan y de vino, que


son estos, el símbolo de este sacramento donde Jesucristo se halla verdadera,
real y sustancialmente presente, con su cuerpo, con su sangre, su alma y su
divinidad. El sacramento de la eucaristía es el sacrificio mismo del cuerpo y de la
sangre del Señor Jesús. Que el instituyo para perpetuar en los siglos, hasta su
segunda venida, en el sacrificio de la Cruz. Confiando así a la iglesia el memorial
de su muerte y resurrección.

La Sagrada Eucaristía también es signo de unidad. Por eso mismo a la Sagrada


Eucaristía también se le llama “comunión” que significa la común unión de los
cristianos, que es la unión de Cristo con nosotros. También la Sagrada Eucaristía
es vínculo de caridad y banquete pascual, en el que se recibe a Cristo. La caridad
es la que El ofrece a nosotros al darnos su cuerpo y su sangre para que el alma se
llene de gracia y al mismo tiempo nos dé una prenda de la vida eterna, porque El
lo dijo: “el que coma mi cuerpo y beba mi sangre tendrá vida eterna” es decir los
que recibe con dignidad, amor y respeto la Sagrada Eucaristía tiene asegurado el
cielo, en pocas palabras podrá tener vida eterna.

Por eso hay que ser agradecidos con el Señor porque nos da este banquete para
que nos salvemos y compartamos juntos con Él, la vida eterna. Así como se nos
entrega la gracia de Dios, también se nos entrega al autor de la gracia y es
Jesucristo.

La Sagrada Eucaristía fue instituida el jueves Santo, la noche de la ultima cena


con los apóstoles donde empleo estas palabras: <<“tomad y comer todos de él,
porque este es mi cuerpo que será entregado por vosotros” después tomo el cáliz
con el vino y dijo: “tomad y beber todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre.
Sangre de la alianza nueva y eterna que será entregado por vosotros para el
perdón de los pecados, hacer esto en conmemoración mía.”>> (Lucas 22, 20).

4. La el sacramento de la penitencia o reconciliación sana el alma en caso


de enfermedad.

Penitencia viene del latín, “poenitere” que significa tener pena, dolerse,
arrepentirse. Con este sacramento de la penitencia o reconciliación, son
perdonados nuestros pecados por medio de Jesús, devolviéndonos al estado de
gracia, esto es necesario para recibir la Eucaristía, el Cuerpo de Cristo. En este
sacramento nos reconcilia con Dios Padre cuando le ofendemos por medio de
nuestros pecados. Para poder tener una buena confesión es necesario: un
examen de conciencia, tener un verdadero dolor de corazón por los pecados
cometidos, tener el propósito de ya no cometer más esos pecados, decir nuestros
pecados, recibir la absolución del sacerdote, donde la absolución es el símbolo del
sacramento de la reconciliación, que por medio de la imposición de las manos del
sacerdote son absueltos nuestros pecados, y por ultimo tenemos que cumplir con
la penitencia que nos ponga el sacerdote. Gracias a este sacramento somos
reintegrados a la salvación y al contexto salvífico de la alianza, que nos vuelve a
abrir a la vida trinitaria, que es el dialogo de gracia, donde vuelve a circular el
amor y el don del Espíritu Santo participando de nuevo a gozar de la gloria de la
eternidad.

Jesús Instituyó el sacramento de la penitencia o reconciliación, cuando ya, para


ascender a los Cielos dijo a sus Apóstoles: <<reciban el Espíritu Santo, a quienes
perdonen los pecados les serán perdonados; a quienes se lo retengan les serán
retenidos (jn.20, 22).
5. La Unción de los Enfermos (extremaunción) le proporciona todos los
auxilios al alma que necesita en caso de muerte.

Anteriormente se le llamaba extremaunción, porque este sacramento se le ejercía


solo a los que estaban en peligro de muerte, pero ahora se le llama unción de los
enfermos porque se ejerce tanto a enfermos para la sanación del cuerpo, también
se le ejerce a los ancianos para que tengan el auxilio en el alma en caso de
muerte, este sacramento tiene el fin de conferir una gracia especial al cristiano que
experimenta las dificultades, inertes al estado de enfermedad y vejez. Se llama
unción porque la persona se unge con olio sagrado, este olio sagrado es el
símbolo de este sacramentos que lo administra el sacerdote en las manos y en la
frente, la frente designa a la persona misma y las manos a su actividad.

El Sacramento de la unción de los enfermos (extremaunción) fue instituido, por


Cristo nuestro Señor como un sacramento del nuevo testamento, verdadero y
propiamente dicho, insinuado por Marcos: <<expulsaban a muchos espíritus malos
y sanaban a numerosos enfermos, ungiéndoles con aceite>> muchas veces Jesús
curo a muchos enfermos, después Jesús les dio este poder a los apóstoles para
que pudieran ellos también curar en su nombre, después se convirtió en un
sacramento a en uso en la Iglesia Apostólica: <<¿Está enfermo alguno entre
vosotros? llame a los Presbíteros de la Iglesia y que oren sobre él y le unjan con
óleo en el Nombre del Señor. Y la oración de Fe salvará al enfermo y el Señor
hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados".
(Santiago 5, 14-15).

1. El Orden sacerdotal o la vida consagrada le proporciona el gobierno


espiritual al alma que le es necesaria.

El sacramento del orden es aquel mediante el cual, su misión confiada por Cristo
a sus apóstoles, sigue siendo ejercida en la iglesia hasta el fin de los tiempos, es
donde la persona es consagrada y ordenada por medio del Espíritu Santo para el
servicio de Dios en su Iglesia, el ordenado actúa en la persona de Cristo cabeza,
es decir, actúa en el nombre, en la autoridad y con el poder de Cristo. Este
sacramento del orden se compone de tres grados: el episcopado, el presbiterado y
el diaconado. Este sacramento se confiere por el símbolo de la imposición de las
manos, sobre la cabeza del ordenado por parte del obispo, donde el obispo pide al
Espíritu Santo por el ordenado para que tenga una efusión del Espíritu Santo.

Nota: el ordenado puede predicar la palabra divina, hacer dirección espiritual,


practica del triple poder de Cristo que es:

1.- Poder de santificar, administrar los sacramentos, sobre todo el de la penitencia


y el de la eucaristía.
2.- Poder regir, dirigiendo a las almas, orientando su vida a la santidad.

3.- Poder de enseñar anunciando a los hombres el evangelio.

Jesucristo es el verdadero y supremo sacerdote de la nueva ley, pues solo El nos


reconcilio con Dios por medio de su sangre derramada en la Cruz, sin embargo
quiso Jesús que algunos hombres, escogidos por El, participaran de la dignidad
sacerdotal de modo que llevara los frutos de la redención a todos los demás. Este
sacramento del orden sacerdotal fue instituido por Jesús en el nuevo testamento
<<después tomo pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: este es mi
cuerpo, que es entregado por ustedes (hagan esto en memoria mía)>> (Lucas 22,
19).

2. El Matrimonio santifica el alma en la familia.

La palabra matrimonio procede etimológicamente de “matris monium” (oficio de


madre) pues tiene relación a la tarea de concebir y educar a los hijos que, por su
propia naturaleza, compete a la mujer. El matrimonio en su definición real, es la
unión marital de un hombre y una mujer, entre personas legítimas, para formar
una comunidad de vida. Este sacramento consiste en el que un hombre y una
mujer se unen voluntariamente para formar una sola carne libremente ante Dios,
sin que nadie en la tierra pueda separar lo que mismo Dios a unido, es una unión
que solo puede terminar con la muerte de uno de los esposos, este sacramento
está orientado a formar una familia para que así se santifiquen el matrimonio de
estas almas unidas, en este matrimonio los esposos se comprometen de por vida
a amarse y vivir la fidelidad así como aceptar y educar a los hijos que Dios mande.

El sacramento del matrimonio, fue instituido por Dios Padre en el génesis y


reiterado por Jesús en el nuevo testamento cuando dijo: << ¿no ah leído que el
Creador al principio los hizo hombre y mujer y dijo: el hombre dejara a su padre y
a su madre y se unirá con su mujer, y serán los dos una sola carne? De manera
que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios a unido, no lo
separe el hombre>>

Esos 7 sacramentos son auxilios sagrados que Él nos dejó para darnos su
Santidad, y que pudiéramos llevar a la práctica su Santa Doctrina, son para que
pudiéramos ser buenos, no tan solo con una bondad natural, sino con una
sobrenatural; para que pudiéramos ser no solamente buenos, sino Santos.

Sin estos auxilios en nuestra vida no podremos lograr ser buenos, y mucho
menos llegar a la santidad, porque Nuestro Señor Jesucristo dijo: Sin Mí, nada
podéis hacer (Juan. 15, 5) pero El también dijo que con su ayuda, todo lo
podemos, "todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Fil.4, 13) son los
Sacramentos el medio de que se valió Nuestro Señor para confortarnos, para que
estemos con El, para ayudarnos a ser buenos y santos.
Los Sacramentos nos dan la Santidad de Cristo, ellos conservan e incrementan en
el Cristiano la Gracia, ese Don Divino del que Nuestro Señor Jesucristo nos dijo:
“es como un manantial de agua viva que mana sin cesar dentro de quien la posee
hasta la Vida Eterna” (Jn.4, 14).

Los sacramentos son eficaces porque en ellos actúa Cristo mismo; Él es quien
bautiza, Él quien actúa en sus sacramentos con el fin de comunicar la gracia que
el sacramento significa. El sacramento no actúa en virtud de la justicia del hombre
que lo da o que lo recibe, sino por el poder de Dios. En consecuencia, siempre
que un sacramento es celebrado conforme a la intención de la Iglesia, el poder de
Cristo y de su Espíritu actúa en él y por él, independientemente de la santidad
personal del ministro.

Los sacramentos dependen también de las disposiciones del que los recibe,
cuanto mejores disposiciones tenga de fe, conversión de corazón y adhesión a la
voluntad de Dios, más abundantes son los efectos de gracia que recibe.

Con los sacramentos los fieles participamos en un culto sobrenatural, porque ya


no es solo un culto natural en el que se cantan alabanzas o rezos, ya que por
medio de los sacramentos participamos en un culto sobrenatural donde Dios
Padre, Jesús, y el Espíritu Santo participan con nosotros.

Jesús al instituir los sacramentos, hace parte a los apóstoles para que ellos lo
hagan en su lugar, diciendo “haced esto en memoria mía (lc.22,19)” y esto es por
lo cual los sacerdotes pueden transmitir los sacramentos a los fieles, gracias al
poder que Dios le ha conferido.

Porque el hecho más importante en la Vida de Nuestro Señor Jesucristo es, sin
lugar a duda, el Sacrificio del Calvario, que ofreció al Eterno Padre, la Víspera de
su Pasión, en la Ultima Cena que celebró con sus Apóstoles, en la que instituyó la
Sagrada Eucaristía, dándoles la orden y el poder de hacer lo que Él había hecho.

Y obedeciendo esta orden de Nuestro Señor, ha hecho la Iglesia Católica, de todo


esto, su culto sobrenatural, en la ceremonia llamada en los tiempos Apostólicos:
"La fracción del Pan" o "Los Sagrados Misterios" ahora se le llama la santa misa,
la que sólo pueden celebrar los Sacerdotes Católicos, pues sólo ellos han
heredado el poder sobrenatural que Nuestro Señor confirió a sus Apóstoles.

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