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Andrés Buisán
1. Introducción
1 Mouffe cuestiona a quienes no creen en la posibilidad de un proyecto de mundo multipolar, contrario al unipolar liderado
por Estados Unidos, al afirmar: “De hecho, la emergencia de China como un superpoder demuestra que tal dinámica de
pluralización, lejos de ser irreal, ya está funcionando. Y esta no es la única señal de que se están formando bloques
regionales cuyos objetivos son lograr cierta autonomía y poder de negociación. Este es, por ejemplo, claramente el rumbo
que están tomando varios países en América Latina” (2011: 125).
El presente artículo se inscribe en el campo del análisis del discurso en la medida en que, por un
lado, se lo considera producto de una práctica interpretativa (Arnoux, 2006) que opera con materiales
de diversos campos, y por el otro, busca articular una organización textual con un lugar social
(Charaudeau y Maingueneau, 2005: 33). Además, partimos de una categoría que está en la base del
campo, que es el concepto de dialogismo de Bajtín (1979). Presentamos una relación dialógica entre
los documentos históricos artiguistas y las emisiones radiales, consideradas especialmente como
discursos políticos en tanto son enunciadas por el presidente de Uruguay y son un homenaje al prócer
nacional. Se entrelaza así el análisis lingüístico con el saber histórico y con los posicionamientos
políticos.
Para abordar el diálogo entre enunciados nos centramos en dos categorías: la de memoria
discursiva, siguiendo a Maingueneau (1984), y la de reformulación, propuesta por Catherine Fuchs
(1994). A la primera el autor la define en relación con las formaciones discursivas. Sostiene que estas
se ven captadas en una doble memoria: una externa, en la medida en que los enunciados se filian en
formaciones discursivas que le son anteriores, y otra interna, ya que la producción de enunciados va
construyendo una memoria dentro de la misma formación discursiva. En este sentido, afirman
Charaudeau y Maingueneau: “El discurso se asienta, pues, sobre una Tradición pero crea poco a poco
su Tradición propia” (2005: 38).
El artiguismo es un movimiento histórico muy complejo en Uruguay debido a la centralidad que
tiene en el imaginario nacional. Este lugar medular ha llevado a que sea evocado por diversos actores
que se inscriben en formaciones discursivas diferentes.2 Por esto, se han construido múltiples
significaciones sociopolíticas e historiográficas en torno suyo.3 Así, cada nuevo enunciado se filia en
la memoria discursiva artiguista en su conjunto. Dentro de ella se asienta sobre una tradición y dialoga
y polemiza con otras. En este sentido, las palabras de Mujica remiten a la memoria discursiva del
artiguismo en general, se inscriben en la memoria externa de la izquierda uruguaya, dentro de la cual
sus enunciados contribuyen a crear una memoria interna, y discuten con otras tradiciones.
2 Seguimos la definición de formación discursiva propuesta por Michel Pêcheux. Él la vincula al decir del sujeto
determinado por su formación ideológica, es decir, por el lugar social que ocupa en una coyuntura dada. Pêcheux
sostiene: “La primera (tesis) consiste en afirmar que el sentido de una palabra, de una expresión, de una proposición, etc.,
no existe ‘en sí mismo’ (esto es, en su relación transparente con la literalidad del significante), sino, al contrario, es
determinado por las posiciones ideológicas que están en juego en el proceso sociohistórico en el cual las palabras,
expresiones y proposiciones son producidas (esto es, reproducidas). Podríamos resumir esta tesis diciendo: las palabras,
expresiones, proposiciones, etc., cambian de sentido según las posiciones sustentadas por aquellos que las emplean, lo
que quiere decir que ellas adquieren su sentido en referencia a esas posiciones, esto es, en referencia a las formaciones
ideológicas (en el sentido definido más arriba) en las cuales esas posiciones se inscriben. Llamaremos, entonces,
formación discursiva a aquello que, en una formación ideológica dada, esto es, a partir de una posición dada en una
coyuntura dada, determinada por el estado de la lucha de clases, determina lo que puede y debe ser dicho (articulado bajo
la forma de una arenga, de un sermón, de un panfleto, de una expresión, de un programa, etc.)” (Pêcheux, 1997: 160). La
traducción me pertenece.
3 Estas diferencias se pueden observar en el apartado sobre las representaciones historiográficas de Artigas.
3. Corpus
El corpus de este trabajo está conformado por las Instrucciones del año XIII redactadas por
Artigas y las alocuciones radiales del presidente José Mujica de abril de 2013. A continuación,
comentaremos algunas de sus particularidades.
4 Según se precisa, el documento fue extraído de Mariano Pelliza (1878), Dorrego en la historia de los partidos unitario y
federal, Buenos Aires.
El accionar político y militar del caudillo oriental se enmarca en el amplio y complejo proceso
de la independencia hispanoamericana.6 La actuación de Artigas en el período revolucionario se puede
fechar entre 1811, año en que se entrevista con integrantes de la Junta en Buenos Aires, y 1820,
cuando se exilia en Paraguay, luego de una serie de enfrentamientos con quien había sido aliado suyo
en Entre Ríos, el caudillo Francisco Ramírez. Este es un período muy intenso en el que se presentan
tanto conflictos bélicos contra los realistas, como divisiones internas, ideológicas y políticas, que
desencadenaron fuertes hostilidades e incluso batallas civiles. Ejemplos de estas diferencias son las
disidencias entre el sector de José de San Martín y el de Carlos María de Alvear por declarar de forma
14 Luego de la independencia se fundan en Uruguay los dos partidos políticos tradicionales que se alternarán en el gobierno
hasta el triunfo del Frente Amplio en 2005: el Partido Colorado, representado por Fructuoso Rivera, primer presidente
constitucional que asumió en 1830, y el Partido Nacional (Blanco), cuyo líder fue Manuel Oribe. Ambos se enfrentaron
ya en la década de 1830 y en lo que se denominó la Guerra Grande (1839-1851). En ella, Rivera se alió con el sector
Unitario argentino y Oribe con el Federal. En este contexto de guerra civil, Artigas era evocado por uno y otro bando,
principalmente por el apoyo popular que aún conservaba su nombre. Hasta que falleció en 1850, Artigas se mantuvo
ajeno al conflicto. Terminado este, el antiguo jefe oriental comienza a erigirse como símbolo de la nacionalidad,
favorecido por no haber intervenido en las disputas internas.
Negación del concepto de “concordia” de clases en el marco de una “patria” unificadora, utilizado hasta
el momento en la figura de Artigas. Se lo humaniza, pero para considerarlo dentro de la dialéctica de la
lucha de clases y de la revolución permanente de los pueblos oprimidos (Olivero y Otero, 2012: 318).
Y sobre el libro Artigas, tierra y Revolución, de Julio Rodríguez, Nelson de la Torre y Lucía
Sala de Touron, afirman: “Herencia popular, el legado artiguista dejaba de ser un bien de las clases
dominantes, perdiendo el aspecto de ‘concordia’ para expresar parte del reclamo de clase” (Olivero y
Otero, 2012: 321). Si bien los autores de aquel libro tenían vínculos con el Partido Comunista, se
distanciaron de la historiografía marxista antes mencionada. El historiador Wilson González asevera
sobre el trabajo de ellos:15
Esta nueva visión del agrarismo artiguista resultó decisiva en la difusión de la imagen revolucionaria y
popular del caudillo, que tanto influyó en los movimientos y partidos de izquierda. En cuanto a los
miembros del MLN, parecen haber leído esta obra con ciertas reservas, originadas tal vez en ese pasado
“mitrista” de la historiografía marxista y en discrepancias políticas actuales (González, 1996: 139).
15 El autor considera, además del nombrado precedentemente, otros tres trabajos de los autores: Evolución económica de la
Banda Oriental, Estructura económico-social de la colonia y La revolución agraria artiguista.
El costo de usar la historia en beneficio de una nueva tradición política, la frenteamplista, residía en la
aceptación de los códigos, periodizaciones, panteones existentes y disponibles, desde los cuales y a los
cuales transferir nuevas significaciones. Más que revisar, Seregni se ofrecía como continuidad de una
historia interrumpida, recolocaba las piezas en torno a un eje que tendía oposiciones retóricas
funcionales a un discurso político que era a la vez rupturista y tradicional, populista y ciudadano:
oligarquía-pueblo, amigo-enemigo, nacional popular-extranjero extranjerizante (Rilla, 2013: 240).
La serie de oposiciones que se observan al final de la cita señalan una división social y política
que se relaciona con la construcción de una imagen de Artigas alejada de la “figura de concordia”, la
cual representaba a toda la sociedad. Sin embargo, esta imagen luego se irá desvaneciendo, para volver
a dar lugar a una figura democrática, aun a pesar de los usos singulares que los partidos políticos
hicieron de él y la pretensión de cada uno de apropiárselo. En el análisis retomaremos y en algunos
casos ampliaremos cuestiones aquí planteadas relativas a la historiografía.
A continuación, desarrollaremos la recuperación que realiza el presidente uruguayo de la figura
de Artigas. En primer lugar, veremos cómo se reformulan sus ideas; luego, observaremos, a partir de la
categoría de amplificación explicativa, cómo se contextualiza el pensamiento artiguista. Analizaremos
la base social del movimiento y cómo se nombran los diferentes actores de la época, se definen sus
roles y se señalan las consecuencias de sus acciones en el proceso revolucionario. Esto nos permitirá
ver, por último, la actualización del ideario artiguista, o sea observar su “lección histórica”.
6. Análisis
16 El Frente Amplio se funda y se presenta por primera vez a elecciones en 1971. Respecto de las elecciones, Magdalena
Broquetas San Martín sostiene: “Su importancia desde el punto de vista histórico radica en que marcaron el comienzo del
fin del tradicional bipartidismo blanco y colorado” (AA.VV.: 181).
En el proceso de los centenarios, dos fueron los hechos que tuvieron trascendencia: la batalla de Las
Piedras y las Instrucciones del año XIII. El primero de estos hechos fue el que acaparó mayor atención
por la preeminencia militar atribuida a Artigas, que fue el estratega y el encargado del peso de la batalla.
Pero al unir esta batalla con las Instrucciones se estaban conjugando dos aspectos que aparentemente los
estudiosos del tema procuraban mantener separados, dando preeminencia a uno u otro de acuerdo a las
circunstancias: el jefe militar victorioso y el ideólogo, ambos en pugna por una exclusividad que el
primero tuvo por mucho tiempo (Olivero y Otero, 2021: 215).
En este sentido, es esperable que se dé mayor importancia, en los textos que analizamos, a la
figura del ideólogo, aunque no deja de ser llamativa la ausencia de referencias a las batallas. Esto
ubica la figura de Artigas recuperada por Mujica, claramente, en la tradición del “ideólogo” o civilista
y traza una distancia con la del “militar”. En principio, entonces, analizaremos el pensamiento del
artiguismo que activa el presidente uruguayo. Para esto, confrontaremos las ideas centrales plasmadas,
a excepción de la Reforma agraria, en las Instrucciones, con la reformulación realizada por Mujica en
su columna radial. Aquellas son: la declaración de la independencia, la organización republicana, el
federalismo y las ideas liberales relativas tanto al comercio, como a la libertad religiosa y ciudadana.
El primer tópico indicado es el de la independencia, que precisamente está presentado al inicio
de las Instrucciones. Como indicamos anteriormente, seguimos la edición de Rath y Roldán (2013),
según la cual aquellas empiezan de la siguiente manera: “Primeramente pedirá [la diputación oriental]
la declaración de la independencia absoluta de España y familia de Borbones, y que toda conexión
política entre ellas y el estado de España es, y debe ser totalmente disuelta”. En la cita, se puede
observar el carácter imperativo de la instrucción, que se refuerza con la adjetivación, “independencia
absoluta” y la modalización deóntica, enfatizada aun por el adverbio: “(toda conexión) debe ser
totalmente disuelta”. En la reformulación de Mujica este tópico es recuperado con mayor intensidad:
“Es el primer documento que habla con claridad, en 1813, de pedir la independencia irrestricta de
todos los territorios del Río de la Plata, la independencia de España, la independencia total y absoluta”
(28/03/13). En la reformulación se destaca que es “el primer documento que habla con claridad, en
1813, de pedir la independencia”. En esta frase, el sintagma preposicional asigna una significación
especial a las ideas y a la visión de Artigas, que se opone a la de los sectores que “dudaban” en
declararla. También, se refiere el acto de habla de las Instrucciones, en este caso, como “pedido”, a la
vez que se destaca el carácter enfático por medio de la expresión redundante “total y absoluta”, que
introduce un cambio de clase de palabra en el primer término (totalmente/total), respecto del texto
La Constitución garantirá a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicana y que asegure a
cada una de ellas de las violencias domésticas, usurpación de sus derechos, libertad y seguridad de su
soberanía, que con la fuerza armada intente alguna de ellas sofocar los principios proclamados. Y
asimismo prestará toda su atención, honor, fidelidad y religiosidad a todo cuanto crea o juzgue necesario
para preservar a esta provincia las ventajas de la libertad, y mantener un gobierno libre, de piedad,
justicia, moderación e industria.
En este artículo, lo republicano se define en relación con la soberanía, tanto de las Provincias
Unidas en su conjunto, como de la de sus partes integrantes. En su enunciación se presupone la
organización federal, tercer tópico, y el posible ataque de un “enemigo”, más interno que externo, que
intente “sofocar los principios proclamados”. Aquel aspecto está supuesto en los artículos 4 y 7, en los
que también está implicada la idea federal, y en los 5 y 6:
Artículo 4°: Como el objeto y fin del gobierno debe ser conservar la igualdad, libertad y seguridad de
los ciudadanos y los pueblos, cada provincia formará su gobierno bajo esas bases, además del gobierno
supremo de la Nación.
Artículo 5°: Así, éste como aquel se dividirá en Poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Artículo 6°: Estos tres resortes jamás podrán estar unidos entre sí y serán independientes en sus
facultades.
Artículo 7°: El Gobierno Supremo entenderá solamente en los negocios generales del Estado. El resto
es peculiar al Gobierno de cada Provincia.
En los cuatro artículos, los verbos señalan el acto de habla “orden”, a la vez que indican la
modalización deóntica: “debe ser”, “formará”, dividirá”, “podrán” y “entenderá”; estos últimos
reforzados por los adverbios “jamás” y “solamente” respectivamente. En ellos, la organización
republicana se define en relación con la “igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos y los
pueblos”, así como con la división de poderes. Ambas condiciones, en el contexto de la época, se
destacan por su oposición a una monarquía buscada por algunos sectores de Buenos Aires. Mujica
retoma esto en su reformulación. En la siguiente cita se puede observar esta oposición entre la
organización republicana y la monárquica, que enfrenta, en este caso, a las ideas de los orientales con
las de algunos sectores de Buenos Aires:17
17 Recordemos que en Buenos Aires también había un sector que apoyaba la causa republicana. Uno de sus representantes
fue Manuel Dorrego, quien se opuso a la política de Juan Martín de Pueyrredón, a pesar de que unos años antes había
combatido contra los orientales. El Director Supremo ordenó el destierro de Dorrego y de otros opositores como
Feliciano Antonio Chiclana, Domingo French, Manuel Moreno.
En el fragmento precedente, por un lado, se destaca un nuevo adjetivo, “definitiva”, que señala
el carácter anticipatorio de las ideas de Artigas, ya que, como se aclara, la “idea definitiva [...] va a
demorar muchísimo tiempo”, espíritu a la vez subrayado por el superlativo. Además del sentido
concluyente, el adjetivo adquiere el matiz enfático que venimos destacando. Por otro lado, se
deslegitima la declaración de Lavalle de que es “imposible” establecer una República, al atribuir dicha
afirmación al pensamiento o creencia del autor, y consecuentemente plantear la posibilidad de su
realización material. En este sentido, se observa cómo en la reformulación se hace evidente
nuevamente el conflicto de la época, en este caso, entre quienes buscaron una salida monárquica,
como Alvear en 1815, quien buscó la incorporación a Inglaterra, o el sector de Juan Martín de
Pueyrredón, quien, luego de que se declaró la independencia, negoció primero la subordinación a la
corte portuguesa y después pretendió coronar al duque de Orleans y establecer un Protectorado
francés. Según Orsi, el triunfo de los caudillos López y Ramírez en la Batalla de Cepeda de 1820 tuvo
como consecuencia la caída del sistema directorial y el abandono de las ideas monárquicas (1975: 61).
Esto implica que dicho conflicto fue clausurado hacia ese año. Por otro lado, el presidente uruguayo
vincula la República con la división de poderes y la inscribe en la discursividad ilustrada:
El segundo aspecto central, la recomendación de una definición de organización republicana para todo
el Río de la Plata, era francamente revolucionario, porque incluía una nítida definición de separación de
poderes, como había levantado la enciclopedia y el pensamiento de Montesquieu en los albores de la
Revolución Francesa (09/04/13).
Y sorprende, además, y para entender esto habría que acudir a las Memorias de General Paz que visita a
Artigas viejo en el exilio en Paraguay, y más o menos Artigas le dice que basándose en la experiencia de
los Estados Unidos él quería que cada provincia se diera su gobierno y que todas en su conjunto
integraran la nación y el gobierno general nacional se ocupara de las cuestiones generales y los
gobiernos provincianos del gobierno de cada una de las provincias con autonomía. Y dice, más o menos
por ahí, que Buenos Aires pretendía gobernar a las provincias como el imperio romano mandando sus
procónsules a manejar militarmente la soberanía de las provincias (28/03/13).
La idea federal aparece con Artigas y es incuestionablemente Don José Artigas el fundador del
federalismo. El federalismo que, en última instancia, fue el gran derrotado en la historia política de
América del Sur porque recordemos que Bolívar también tenía una idea de organización federal de su
sueño: la gran nación latinoamericana. Esta cuestión del federalismo hace, y por eso vale la pena bucear
en estos viejos documentos que establecen por un lado la enorme modernidad y vigencia de Artigas,
porque esta idea federal que después fue mangoneada por la historia, la corriente unitaria en esta parte
heredó el centralismo español y no podía concebir la organización de un nuevo estado si no era
centralizadamente mandando desde un centro (28/03/13).
18 La idea de una organización federal estaba presente en el imaginario de la época, debido a la experiencia de los Estados
Unidos. Según Busaniche, no fueron los orientales los únicos en querer plantearla en la asamblea. El historiador
menciona el caso del diputado tucumano Laguna y sugiere que circulaban varios “papeles” que reivindicaban la idea
federal. En su Historia Argentina (1965) afirma: “Muchos papeles de esta misma naturaleza y procedentes de diputados
de la asamblea, o de los cabildos de provincia, habrán desaparecido. El textos de las Instrucciones de los diputados
orientales fue hallado por casualidad en Paraguay, ¡cuántos se habrán perdido!” (337).
El lexema “extranjeros” se abre a dos sentidos, a saber “no uruguayos” y “no americanos”, cuya
diferencia radica en el momento de uso de la palabra; el deíctico señala el significado presente,
mientras que el verbo en pretérito imperfecto indica el uso habitual “en [aquella] época”. Esta
discriminación se presenta como opuesta, a través del uso del adversativo, lo que indica la no
actualización del sentido de “no americanos”. De esta manera, el proteccionismo selectivo se califica
como medida “racional”, que debe ser complementada con la inversión de capitales no foráneos; en el
pasado, americanos y en el presente, uruguayos.
Los últimos tópicos del documento reformulados por Mujica son la libertad ciudadana y la
libertad de culto, los cuales son referidos en el artículo 3: “Promoverá la libertad civil y religiosa en
toda su extensión imaginable”. También, se la reformula con apreciaciones como las desarrolladas: “Y
sorprende también su visión liberal en el sentido profundo del término en cuanto a la tolerancia
religiosa y ciudadana de organización del futuro estado. Por ello, también su apego a tratar de desterrar
el despotismo militar” (28/03/13). La reiteración del subjetivema que señala el acto perlocutivo,
“sorprende”, junto con el adjetivo que califica el sentido “profundo” del término, indican, como el
resto, el carácter excepcional y radical de las ideas planteadas por el Protector de los Pueblos Libres.
Lo que se conoció luego como la Reforma Agraria impulsada por Artigas es la última idea a
tratar en esta primera parte. Esta se plasmó en el “Reglamento provisorio para el fomento de la
campaña y seguridad de los hacendados”, fechado el 10 de septiembre de 1815. En este documento se
establece:
Artículo 1º: El señor alcalde provincial, además de sus facultades ordinarias, queda autorizado para
distribuir terrenos y velar sobre la tranquilidad del vecindario, siendo el juez inmediato en todo el orden
de la presente instrucción.
Artículo 6º: Por ahora el señor alcalde provincial y demás subalternos se dedicarán a fomentar con
brazos útiles la población de la campaña. Para ello revisará cada uno, en sus respectivas jurisdicciones,
los terrenos disponibles; y los sujetos dignos de esta gracia con prevención que los más infelices sean
los más privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los
criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suerte de estancia, si con su trabajo y, hombría de bien
propenden a su felicidad, y a la de la provincia.
Artículo 12º: Los terrenos repartibles son todos aquellos de emigrados, malos europeos y peores
americanos que hasta la fecha no se hallan indultados por el jefe de la provincia para poseer sus
antiguas propiedades.19
19 Para comprender cabalmente el carácter revolucionario de la Reforma, además de los artículos mencionados en los que
claramente se privilegia a los sectores menos favorecidos, es preciso decir que en el artículo 22 se permitía incluso la
expropiación del ganado de los terrenos repartibles con el fin de que sea igualmente distribuido.
Quiero señalar apenas al pasar, porque se me escapa el tiempo, que algunas de las definiciones que van
a aparecer un poco más adelante, en el año 1815, como el Reglamento de Tierras y el Reglamento de
Aduanas, terminan completando lo que es el pensamiento primigenio de la época, desde el punto de
vista revolucionario. Y quiero dejar una pica en Flandes, allí aparecen las ideas agrarias de Artigas, pero
ajustadas al momento y en su tiempo.
Lo que más sorprende, siguiendo los estudios de Campal es que los famosos repartos de tierra que va a
impulsar el artiguismo son, en términos de productividad, lo que necesitaba para vivir con modestia una
familia instalada en ese tiempo, porque era la cantidad de tierra, de acuerdo a los parámetros de la
época, que podían producir 100, 120, 140 cueros anuales, que era el producto que se vendía. Aprovecho
para cerrar esto. Esto va a levantar una enorme polvareda y resistencia de los sectores acomodados, que
le van a ir quitando apoyo a Artigas. Mientras que los analfabetos y los más pobres le dan su apoyo
hasta el final, los sectores acomodados se lo van sacando de a poco. Pero lo más notable es el sentido
común ajustado a los parámetros de la época, donde establece otra lección: las ideas agrarias no se
repiten, no se calcan y se transplantan así como así en cada época, porque las condiciones de
productividad y de medio ambiente y sociológicas cambian enormemente. Y este es un tema que
merece, a raíz de las medidas del gobierno artiguista que no tienen parangón en la historia de América
Latina, conviene ir recordando (09/04/13).
A poco andar, esta revolución que fue abrazada por todos, una característica que va a tener en su base y
que está insinuada en estos documentos, pero se va a ir definiendo más adelante en un año o dos, es la
clarísima orientación popular del gobierno de Artigas en la Banda Oriental y donde tenga incidencia en
lo que va a ser la Liga Federal (09/04/2013).
Como hemos observado antes, también aquí aparecen modalizadores enfáticos que destacan, en
este caso, el carácter “popular” de la revolución artiguista, lo que señala una inscripción social al
movimiento. Esta “orientación” se evidenció durante el período de gobierno de Artigas, entre febrero
de 1815 y agosto de 1816 y tuvo consecuencias internas en la Banda Oriental. Para comprenderlas e
identificar su articulación con la actualización que realiza Mujica, desarrollaremos cómo el presidente
uruguayo explica el período artiguista, atendiendo a la figura del caudillo, su base social y sus
relaciones con otros actores de la época.
Es bueno empezar a establecer un marco de referencia que no es otra cosa que una invitación a que los
uruguayos escudriñen en los textos de historia, en las distintas versiones que intentan reflejar
precisamente aquel tiempo y las vicisitudes que sobre él y con él se construyeron (28/03/2013).
En este acto de invitación se evidencia una ambivalencia en la actitud del enunciador hacia el
personaje de Artigas respecto a su inscripción en una versión historiográfica, aunque se rechace, como
veremos, la “leyenda negra”. Como observamos antes, se enfatiza el Artigas ideólogo más que el
militar. No solo porque no se hace mención a las batallas, ni siquiera a la de Las Piedras, sino porque
Artigas es agente sobre todo de verbos de decir: dice, definió, escribe, afirmaba, parece insinuar,
plantea –utilizado reiteradas veces–, rechazó. De esta manera, Artigas no es tanto un militar
revolucionario, sino un “civilista”. Olivero y Otero sostienen respecto de la obra de Eduardo Acevedo,
José Artigas, Su obra cívica. Alegato histórico:
Como consecuencia, la obra se caracteriza por una actitud civilista, considerando secundario el Artigas
militar, idea que tienen sus antecesores y sucesores, pero que intenta romper con la imagen del prócer
uniformado conductor de hombres, para remarcar su acción intelectual [la obra] intenta “desmilitarizar”
a Artigas [Eduardo Acevedo] es un creador de una nueva forma de mito blanco de Artigas, el jefe
civilista, portador de ideas avanzadas para su época y prácticamente sin críticas (Olivero y Otero, 2012:
202).
Romper con la imagen del “prócer uniformado conductor de hombres” es una clara referencia a
la “leyenda negra”, que veía en los caudillos sujetos manipuladores de las masas. Vicente Fidel López,
en un párrafo exquisito por su verborragia y pasión, dice sobre “la redota”:
Pero como no tenía medios por sí solo para tomar las responsabilidades que quería echar sobre el
gobierno, se vio forzado a replegarse al Entre Ríos; y entonces fue cuando echando sobre la campaña
oriental multitud de partidas sueltas, al mando de foragidos como el negro Casavalle, como José Culta,
el mulato Encarnación, el cabo Gay, el indio Amicho, y otros que formaban su “Estado Mayor General”,
arrancó a la fuerza de los ranchos, aldeas y estancias, toda la población de aquella campaña, en número
de quince a veinte mil personas, mujeres, ancianos, niños sanos y enfermos. Hizo saquear y quemar las
casas, destruir todo lo que no podía moverse, hasta las aves caseras, y empujando por delante de sus
hordas ese inmenso rebaño, castigando y degollando a los renitentes, aunque fueran mujeres, les empujó
a la margen derecha del Uruguay, y formó en el Ayuí (¡de horrible recordación!) un campamento,
toldería o amasijo informe, monstruoso de entes humanos, desvalidos, débiles, postrados de miseria, y
sin amparo contra el bárbaro y los sicarios que allí los comprimían como a bestias, para amarrar a su ley
a sus padres, a los maridos y a los hermanos que pudieran tener la más leve intención de escaparse o de
regresar al hogar… al hogar no, porque había sido incendiado… a la tapera donde habían tenido su
paradero y sus bienes (López: 232).
Descripción hiperbólica que hasta el propio autor encontró necesario aclarar en una nota al pie
que “los que crean exagerado este resumen, que es perfectamente real y exacto, consulten el Memorial
de don Nicolás de Vedia” (López: 232). Siguiendo el consejo de López, habría que consultar el texto
de uno de los rioplatenses ya nombrados que escribió una de las fuentes que crearon la leyenda negra
del jefe oriental. Contrasta esta descripción con la carta que Artigas escribe a Mariano Vera durante el
momento del éxodo a quien le dice que “no quiero que persona alguna venga forzada” e incluso le
sugiere que trate de impedir que las familias lo sigan, porque las considera un obstáculo en la marcha
(cit. en Pigna, 2012: 27).
Aquella configuración omnipotente del caudillo es cuestionada en la versión de Mujica al
sostener que “un hombre no es responsable de una época y la época hace responsable también al
conductor, hay una mutua influencia entre el caudillo conductor y lo que está en la base de la
sociedad” (05/04/2013). Por eso, el presidente uruguayo afirma que hay que hablar del “artiguismo”,
más que de Artigas, aunque se refiera a él principalmente, como quien planteó y sostuvo las ideas.
Incluso, reiteradas veces, lo denomina el “fundador del federalismo”.
Alejado ya de la “leyenda negra” y del militar manipulador, surge el problema del “Artigas
fundador de la nacionalidad”. En este sentido, afirma Mujica: “Artigas no fue fundador directo de
El puerto de Buenos Aires, los intereses unidos al puerto quisieron, en principio aniquilar al artiguismo
y no pudieron; la contra ofensiva política se extendió rápidamente como una hoguera [...]. Entonces,
encerrados los intereses del puerto de Buenos Aires, van a tramar por abajo lo peor, la invasión
portuguesa. [...] Buenos Aires no vaciló, o mejor dicho, no la Argentina. Los intereses portuarios en el
fondo eran los que dominaban la cuestión; y no era para menos porque acá siempre hubo una lucha de
intereses. El puerto de Montevideo estorbaba, y vaya que estorbaba en esta lucha de supremacía, y
mucho tiene que ver. Por eso no se puede entender la política si no se ven los intereses económicos en
juego y los factores militares también entreverados (05/04/13).
Si bien se acusa a Buenos Aires de tramar “lo peor”, el enunciador no parece establecer un
juicio claro sobre el conflicto de intereses ni adopta una postura sobre él. Sostiene que “no era para
menos” y que el puerto de Montevideo “estorbaba”, pero el conector consecutivo señala su
justificación: hay que entender la política en relación con los intereses económicos. Sin embargo,
Mujica realiza una generalización –Buenos Aires/Argentina– que opone al puerto de Montevideo,
cuando, en verdad, el conflicto se produjo entre algunos sectores porteños, que vieron quebrado el
monopolio portuario, y la Liga de los Pueblos Libres, en la cual participaban provincias del litoral
argentino que comercializaban sus productos a través de los nuevos puertos habilitados en
Montevideo, Maldonado y Colonia.
Por otro lado, el enunciador realiza un desplazamiento metonímico que se explicita en la
siguiente frase y que le sirve para identificar con el lexema “Buenos Aires” a sujetos particulares que
detentaban los intereses: “Buenos Aires los Pueyrredones y otros querían mandar desde Buenos Aires,
mandando sus procónsules como Roma imperial para que mandaran militarmente y horadaran la
Se vacilaba enormemente, y no fueron pocos los doctores que cuestionaban la posibilidad de una
independencia absoluta (05/04/13).
Lo hacía con una formulación de carácter republicano, sin vueltas, y esto a muchísima gente le resultaba
intolerable; se sostenía que era imposible que la organización republicana pudiera funcionar. Y sobran
las evidencias de próceres, como Aguiar, que buscaban príncipes ingleses, o los Pueyrredón que
buscaban príncipes franceses, u otras que buscaban alguna dependencia de otra casa. Anduvieron por
todos lados recorriendo Europa, nadie agarraba viaje mirando lo que pasaba en el Río de la Plata y lo
que estaba pasando en el incendio de América Latina. Pero lo cierto está en la idea de que fundar una
república perturbaba a muchísima gente importante y no era para menos (05/04/13).
Entonces, se observa una ambigüedad, entre una actitud crítica o distanciada y el modo de
nombrarlos sin una exaltada entonación irónica, “doctores”, “próceres” y “gente importante”, además
de que se justifica su actitud, “no era para menos”. Esto señala una vacilación del enunciador respecto
del lugar en que se posiciona para contar la historia, a medias entre una mirada propia del revisionismo
populista que condena a “doctores”, y otra liberal que los exalta. En el siguiente fragmento, se
representa a los letrados o la intelectualidad al servicio del poder; sin embargo, se matiza su accionar,
ya que también se lo justifica por las medidas del artiguismo:
Aparecen escribas, y en este caso la oligarquía porteña los tuvo, como van a existir en otras coyunturas,
que sirven de alguna forma al poder, intelectualidad al servicio del poder, y que va a utilizar el poder
económico que daban los medios de Buenos Aires, sobre todo la posición de la aduana, para difundir
materiales escritos. Era la única forma de comunicación importante de la época, que van a contribuir a
establecer las bases de lo que se llamó la “leyenda negra” sobre Artigas.
Por ser republicano definido, por pedirle independencia, por ser federal, por querer que cada provincia
mantuviera su autonomía con su gobierno, reglara sus fuerzas, en fin, por sus ideas sociales, definidas a
favor de los más postergados, permanentemente Artigas va a ir perdiendo el apoyo de la inteligencia
porteña y de buena parte de los letrados, no de todos, de los letrados de la época. Y por supuesto, la
ciudad de Montevideo, que siempre mantuvo un cierto grado de resistencia en sus sectores más
prominentes, va a mantener una especie de costumbre, de tendencia a obedecer sin cumplir (09/04/13).
20 La política de Pueyrredón como Director Supremo fue muy cuestionada por su oposición al artiguismo, pero sobre todo
por su complicidad con los portugueses, que se hizo evidente en la invasión de estos a la Banda Oriental. A la vez,
Pueyrredón dio provisiones a San Martín para que su Ejército de los Andes pueda continuar con la compaña a Perú. Rath
y Roldán (2013) sostienen que utilizó esta conducta como “gran excusa” para contrarrestar su política represiva hacia sus
opositores (210). Por otro lado, es conocido que Pueyrredón llamó a San Martín para luchar contra los federales, pero el
gran prócer nacional no solo se negó, sino que intentó mediar entre Artigas y el Director Supremo, enviando emisarios
desde Chile. San Martín, también, escribió al jefe oriental para que abandone las diferencias internas y luche contra el
enemigo extranjero.
No eran los paisanos sueltos, ni aquellos que debían su existencia a su jornal o sueldo los solos que se
movían; vecinos establecidos, poseedores de buena suerte y de todas las comodidades que ofrece este
suelo, eran los que se convertían repentinamente en soldados, los que abandonaban sus intereses, sus
casas, sus familias; los que iban, acaso por primera vez, a presentar su vida a los riesgos de una guerra
(cit. en Etchegoimberry y Piccininno, 2011: 50).
En el fondo, el Congreso de Abril que se va a dar a principios de 1813, porque en Buenos Aires se
empezaba a reunir la anunciada Constituyente y había que mandar los delegados de la Banda Oriental,
en realidad va a ser una reunión de gente calificada esencialmente de gente rica, esencialmente de
hacendados. Y nos han llegado noticias por algunos documentos que se conservan desde esa época, pero
ya en el fondo de esa multitud que rodeaba a Artigas y que es una especie de germen de nuestra
nacionalidad, está insinuada una verdadera ubicación de sectores muy distintos que, en la medida que
pasan años y años y años de lucha, los más poderosos que al principio rodearon el camino de la
revolución se van a ir apartando y van a ir quedando, rodeando al artiguismo la masa de los más pobres
(28/03/13).
Si bien en el primer momento todos los sectores sociales se prendieron a favor de la revolución por la
enorme discriminación del poder español que había, en la medida que la llama de la revolución se
extendió en el tiempo y en el espacio, la afectación de fuertes intereses económicos y el mensaje social
profundo del artiguismo fue separando gente, sobre todo clases acomodadas importantes caudillos
terratenientes etc. (05/04/13).
Mientras que mantuvo el apoyo de los sectores menos favorecidos debido al “carácter popular”
de sus medidas:
Y si bien en el primer momento hay una formidable unidad de apoyo al artiguismo, con el correr del
tiempo, este carácter popular de las medidas de Artigas lo van soldando hacia abajo y va perdiendo
apoyo hacia la pirámide de poder de la sociedad. Este factor va a jugar en estos siete u ocho años, hasta
el año 20, seguramente restándole poder al artiguismo y va a explicar muchos de los desencuentros y de
la gente que, hablando en lenguaje sencillo, “se dio vuelta” (09/04/13).
Esto va a levantar una enorme polvareda y resistencia de los sectores acomodados, que le van a ir
quitando apoyo a Artigas. Mientras que los analfabetos y los más pobres le dan su apoyo hasta el final,
los sectores acomodados se lo van sacando de a poco (09/04/13).
Esta división social dentro de la Nación y respecto de Buenos Aires es lo que Mujica recupera
como “dramas de la historia”: “Por eso, estos dramas nos iluminan pero también tienen que servirnos
con la sumatoria de otros dramas; si bien la historia nos separó, nada ni nadie puede descuajarnos esta
historia” (05/04/13).
División no deseada entre la Banda Oriental y Buenos Aires, Uruguay y Argentina –en el
presente–, pero también división interna. De esta manera, la lección del artiguismo se vinculará a esta
enseñanza. Así Artigas se recupera principalmente como figura de unidad nacional, pero también
rioplatense, en el marco del conflicto con Argentina por el exabrupto.21 Se recobra, entonces, la figura
del ideólogo y civilista, respetuoso de las reglas democráticas, es decir del “político” –no del militar–,
que quiso implementar una serie de medidas –no que lideró luchas– revolucionarias en su época. Pero
si atendemos a que detrás de lo político subyace lo económico, y las disputas en este terreno han
producido los grandes “dramas” históricos en el marco del propio país y en el Río de la Plata, habrá
que matizar el carácter radical de las medidas.
Así, recogiendo la lección de la historia, se buscará no fragmentar la unidad nacional. En este
sentido, en su actualización, se produce un desplazamiento de la “Revolución a la Reforma”, como
comentaremos en el siguiente apartado.
21 Mujica, en la alocución del 11 de abril, afirma: “Debo pedir sentidas disculpas a quienes pude lastimar en estos días por
mis dichos y sobre todo que son, como nosotros, integrantes del sueño de Patria Grande y Federal”. Y concluye: “Y en
estos días en que estábamos hablando del artiguismo, de su planteo histórico, recordemos las consecuencias de la falta de
unidad que tuvo el respaldo del artiguismo” (11/04/13).
[La semilla del artiguismo] generó el germen político de nuestra nacionalidad, pero por otro lado es
también la historia de las divisiones internas y fue el drama de las divisiones internas, porque
paralelamente, el carácter radical y muy profundo del artiguismo, si bien en el primer momento todos
los sectores sociales se prendieron a favor de la revolución por la enorme discriminación del poder
español que había, en la medida que la llama de la revolución se extendió en el tiempo y en el espacio,
la afectación de fuertes intereses económicos y el mensaje social profundo del artiguismo fue separando
gente, sobre todo clases acomodadas, importantes caudillos terratenientes etc., alguien diría por ahí: la
revolución nos prometió un paraíso y nos metió en un infierno, y no voy a dar el nombre de ese alguien
porque la unidad nacional es un factor importante. Por eso, estos dramas nos iluminan pero también
tienen que servirnos con la sumatoria de otros dramas; si bien la historia nos separó, nada ni nadie
puede descuajarnos esta historia. (05/04/13)
La primera lección del artiguismo, entonces, es cuidar la unidad nacional,22 para lo que es
necesario matizar “el carácter radical y profundo” de su pensamiento. Por esto, lo “revolucionario”,
como mencionamos, caracteriza las ideas ya consumadas, al menos formalmente, como la de la
República, la Independencia y el Federalismo. Consideración aparte merece la Reforma Agraria, sobre
la que se afirma que no se puede efectuar. En la última emisión considerada, la del 30 de abril, Mujica
cierra la cuestión del artiguismo asociándolo con las reformas sociales realizadas por el Frente
Amplio:
Desde 2005 hasta la fecha, siguiendo esa visión que nos viene desde el fondo de la historia del
artiguismo, se fue tratando de concretar sucesivos aportes en lo laboral: la protección de la libertad
sindical, generando más de 40 normas; la Ley de negociación colectiva; la Ley del trabajo doméstico,
las sirvientas olvidadas; la Ley de ocho horas para los trabajadores rurales; la de tercerización. Se
mejoró el acceso al seguro de desempleo, a las asignaciones familiares, a los beneficios jubilatorios
hacia las mujeres. Pegó un salto el salario mínimo, que de $ 1310 en el 2004 ahora está casi en los
$ 8000 y el aumento de ese salario mínimo mucho tiene que ver con haber atacado la pobreza y la
desigualdad, sobre todo en las áreas más profundas de la ruralidad del Uruguay, el Uruguay olvidado,
donde paradojalmente hoy existe la tasa de pobreza más baja de todo el país, cuatro y algo por ciento.
(30/04/2013)
La visión que viene desde el fondo es aquella célebre frase del artículo 6º del “Reglamento de
tierras” ya citado que explicita la segunda lección artiguista: “Que los más infelices sean los más
privilegiados”. Pero Mujica afirma luego: “Semejante afirmación traducida a nuestro lenguaje, a
nuestro tiempo, tiene una magnitud de consecuencias a veces muy difíciles de entender y que
naturalmente tienden inexorablemente a dividir la sociedad” (30/04/13). En este sentido, la memoria
discursiva del artiguismo se actualiza en dos lecciones, la de mantener la unidad nacional y la de
22 Esta idea también está presente en el discurso de asunción, que se realiza frente al monumento de Artigas: “¿Qué
simboliza este monumento? Este monumento simboliza para los uruguayos dos cosas: unidad nacional y concepción
latinoamericana”.
Nuestra hipótesis fundamental es que el contexto económico y político del Uruguay, y su inserción en el
mundo, han favorecido un progresivo decantamiento programático del FA en favor de propuestas de
redistribución progresiva del ingreso, por encima de propuestas maximalistas de reestructuración radical
del aparato productivo (Traversa, 2010: 213).
7. Conclusión
Bibliografía
AA.VV. (2008): Historia del Uruguay en el siglo XX (1890-2005), Montevideo, Ediciones de la Banda
Oriental.
Arnoux, Elvira Narvaja de (2006): Análisis del discurso, Buenos Aires, Santiago Arcos.
Arnoux, Elvira Narvaja de (2008): El discurso latinoamericanista de Hugo Chávez, Buenos Aires, Biblos.
Busaniche, José Luis (1965): Historia Argentina, Buenos Aires, Hachette.
Fuentes
Alocuciones del presidente José Mujica disponibles en:
http://www.presidencia.gub.uy/presidente/palabras-del-presidente/inicio-palabras-del-presidente