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Campo de mayo
Félix Bruzzone
2019
Penguin Random House, 128 pp.
En Campo de Mayo, Félix Bruzzone profundiza su estilo y revisita uno de los temas que
atraviesa su obra: los desparecidos de la última dictadura cívico-militar. Como en otra
de sus novelas, Los topos, el procedimiento de construcción de lo real se da a través del
absurdo.
Todes tenemos en la memoria lindos recuerdos de personajes literarios que quisimos o
admiramos durante la lectura. Podría mencionar al pasar a Tomatis, de Saer; Erdosain,
de Arlt o ir un poco más allá de nuestra literatura y recordar la ambición de Julian Sorel,
la valentía de Antígona. El absurdo en la espera de lo que nunca llega, que Beckett
dispuso con ternura para Vladimir y Estragón, aparece en Fleje, el protagonista de
Campo de mayo —quien puede convertirse en uno de esos personajes difíciles de
olvidar, por el afecto que suscitan sus creencias y sus andanzas—; pero a diferencia de
la quietud con la que aquellos esperan a Godot, Fleje corre.
La novela se desarrolla a partir de que Fleje se muda con su familia a pocas cuadras de
Campo de Mayo, donde estuvo detenida su madre; otra línea narrativa que evoca a Los
topos, cuyo protagonista se muda con su abuela frente a la Esma. Esa situación y el vuelo
de un helicóptero mueven a Fleje: empieza a correr porque se siente perseguido, porque
lo necesita para sobrevivir, porque quiere sobrellevar la desaparición de su madre.
La narración no es lineal, es en espiral. Avanza, retrocede, se detiene, despista. Así, el
tiempo narrativo se torna confuso, cortado por situaciones inesperadas, digresiones o
encuentros con otros personajes. El tiempo, aunque parece ser el puro futuro del
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elementos de lo que podría ser una narración lineal, tradicional, meramente realista.
Cada avance después de que el tiempo se detiene conforma una suerte de laberinto, el
espacio multiplica significados y los objetivos y proyectos de cada personaje configuran
lo absurdo de la trama.
El relato abre caminos (cronotopos), dimensiones espaciotemporales, en la medida en
que Fleje corre. El hilado de las andanzas del corredor permite contar de forma
novedosa —sin recurrir a una contextualización en el pasado— el genocidio y las
desapariciones durante la última dictadura cívico militar. A su vez, abre posibilidades de
enunciar sucesos que podrían haber sido pero que no fueron.
El estilo de Bruzzone produce una deriva, mezcla rara entre correr y narrar, que
desplegará el relato hacia dimensiones inimaginables, delirios capaces de dislocar lo real
para poder pensarlo críticamente, hasta representar como verosímil la posibilidad de
que Fleje pueda encontrar a su madre.