Entre los años 2014 y 2016, desarrollé en el Centro de Estudios Avanzados mi
tesis para optar al título de Magister en Partidos Políticos, con la dirección del Prof. Dr. Francisco Delich hasta su fallecimiento y en el último tramo, del Prof. Dr. César Tcach. El tema elegido entonces, fue la relación entre Argentina, Chile y Paraguay en el primer y segundo gobierno del presidente Teniente General Juan Domingo Perón.
Para satisfacer adecuadamente las hipótesis planteadas en aquella
investigación, no prescindimos de indagar sobre el contexto histórico inmediato anterior, particularmente al iniciado tras la revolución militar del 4 de junio de 1943, en la cual el tres veces presidente argentino encuentra su plataforma política de inicio.
Asimismo, la dinámica internacional -global, continental o regional-, dado el
sustancial replanteo panorámico determinado por el fin de la Segunda Guerra, debió ser analizada desde diversos planos, apareciendo numerosas causas y efectos a considerar, muchas de los cuales –como me indicaron mis dos directores de tesis- eran vetas valiosas para seguir indagando en futuras investigaciones.
Entre ellos sobresalió la compleja relación entre la República Argentina,
primero políticamente conducida por los militares emergentes tras la revolución del 4 de junio -con determinante influencia del propio Perón en varios períodos- y tras las elecciones de 1946, principalmente por éste, con la República Oriental del Uruguay, en un decenio significativo para la historia del país limítrofe, en el cual reforma su Constitución, se reconfigura políticamente con la completa rehabilitación y regreso a la centralidad del Partido Colorado -que llegará nuevamente al poder-, y de cara a la posguerra, se alinea decididamente con el proyecto regional impulsado por los Estados Unidos de América.
En la República Argentina, la relación entre nuestro país y Uruguay en aquel
período se había enfocado generalmente dentro de estudios más amplios, que constituían nuestro punto de partida, y que permitían hilar tres hipótesis, para el período en el que Juan Domingo Perón influyó en vida en la política nacional y regional.
Hipótesis
En una primera aproximación al tema, supusimos que:
a) En el período 1946-1955, las relaciones entre el peronismo -en especial su
líder- con la institucionalidad, la dirigencia y la opinión pública uruguaya fueron muy tensas, influidas por la interrelación entre la oposición política argentina y los mencionados actores orientales.
b) En el período 1955-1973, con el general Perón en el exilio, su movimiento
proscripto y puestas en marcha las diferentes fases de la “resistencia” peronista hasta el levantamiento de la proscripción y retorno del líder, la R.O.U. comienza a jugar un papel relevante en el desarrollo de las estrategias peronistas de relacionamiento con la Argentina (organización de comandos, utilización de la plaza para numerosas operaciones logísticas, instalación de un delegado, etc.)
c) En el bienio 1973-74, una renovada mirada de Perón en relación al
reconocimiento de la legitimidad de la oposición y los partidos, en consonancia con la tradición uruguaya de centralidad de los partidos y tolerancia del pluralismo, dentro de otro proceso más amplio de replanteo de sus ideas para la política regional, impulsó un acercamiento cultural y político entre la R.O.U. y el líder justicialista. Recordando las enseñanzas de Eco, el tema propuesto renovaba y a la vez consolidaba la órbita de intereses académicos de este tesista, puesto que permitía el avance sobre un terreno de investigación que aún sigue ofreciendo alternativas de desarrollo; posibilitaba trabajar sobre fuentes primarias y secundarias relevadas o por relevar, que se encontraban al alcance para materializar la investigación, que además eran suficientemente manejables a dicho efecto y que permitían la aplicación de un cuadro metodológico compatible con la experiencia que este doctorando traía al momento de iniciar la carrera, enriquecida con la formación recibida en el trayecto específico realizado.
A la hora de proyectar la investigación, se la consideró interdisciplinaria,
aunque predominantemente de carácter histórico, nutrida o condimentada de elementos propios de las ciencias política, relaciones internacionales y derecho.
Fuentes
En razón de la prevalencia historiográfica de la investigación, las fuentes
empleadas pueden presentarse del siguiente modo:
Primarias, trabajando con documentación localizada en:
1) Archivo Histórico de la Nación de la República Oriental del Uruguay, en
especial la Colección Privada Luis Batlle Berres;
2) Archivo del Ministerio de Relaciones de Exteriores de la República Oriental
del Uruguay (material correspondiente a todo el período investigado, tanto el que testimonia los intercambios entre la Embajada uruguaya en la Argentina y la Cancillería como los correspondientes a otras legaciones orientales y el propio mantenido por el Ministerio en sus diferentes conducciones);
3) Hemeroteca del Poder Legislativo de la República Oriental del Uruguay
(diarios de época correspondientes a todo el período investigado); 4) Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina (en particular de los años 1944 y 1945).
5) Instrumentos internacionales rubricados (trabajando con fotocopias o copias
escaneadas de originales).
6) Entrevistas: Dr. Luis Alberto Lacalle Herrera; Dr. Julio María Sanguinetti. Expresidentes de la R.O.U.
Secundarias:
1) Publicaciones virtuales o papel que citan o transcriben testimonios originales
2) Bibliografía, que puede clasificarse de este modo:
a) Por la temática comprendida, en obras de carácter más general (referidas a
asuntos más amplios de las cuales era factible extraer información de interés para la investigación) o especializadas (en una o varias materias determinadas, o enfocando en algún aspecto de interés la relación bilateral para todo o parte del período estudiado);
b) Por su enfoque principal: histórico, jurídico, político, científico-diplomático,
periodístico y otros.
c) Por su origen: argentinas, uruguayas, extranjeras a ambos países.
3) Conversaciones (no adquieren la formalidad de entrevistas, pero fueron muy
útiles para diversos fines inherentes a la investigación): Lic. Alberto Umpiérrez (historiador, Director del Archivo General de la Nación R.O.U.); Dr. Luis Martínez (diplomático, exdiputado, exministro y académico R.O.U.); Prof. Dr. Jorge Lanzaro (docente del Doctorado y profesor de la Universidad de la República); Dr. José Rufeil (exlegislador cordobés); Sr. Carlos del Campo (editor y dirigente político cordobés); Sr. Marcos Methol (periodista y senador R.O.U.), Sr. Roberto Cataldo (empresario editorial y gestor cultural R.O.U.). El relevamiento de material y las entrevistas en Montevideo (a lo detallado debemos sumar visitas a las Bibliotecas Nacional del Uruguay y de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República) se realizaron en dos viajes (julio de 2017 y setiembre de 2019).
Estructura del trabajo
Las hipótesis formuladas, explican el desarrollo de la tesis en tres Partes, que
abordan cada una de las etapas cronológicas señaladas por las hipótesis (diez capítulos en total). En cada segmento de la tesis se trabaja abordando de manera comparada la situación argentina y uruguaya, señalando elementos que a nuestro criterio amojonan un tercer plano: el vínculo de Perón y el peronismo con la institucionalidad y dirigencia oriental en el período.
Huelga destacarlo, las tres fases explican aspectos significativos de las
relaciones bilaterales entre la Argentina y Uruguay. En la primera y la tercera, por ser el peronismo conductor de los destinos políticos de nuestro país. En la intermedia, por representar la proscripción de Perón y su movimiento, un elemento centralmente gravitante en la política doméstica, determinante de la perspectiva de los gobiernos de facto y constitucionales que se sucedieron entre 1955 y 1973.
Finalmente se plantean las conclusiones y un cuadro explicativo anexo al que
me remito, pero que podemos repasar si fuera interés del jurado. Por último, se enumera la bibliografía
Ideas fuerza
La investigación presenta dos motivaciones principales.
La primera, ampliar el campo de conocimientos sobre la organización y la cultura política uruguaya. Los particularismos del bipartidismo aparente (en términos de De Riz) que se mantuvo por más de un siglo, las peculiaridades de su sistema electoral, las características de su esquema de acuerdos, las agendas resultantes, la mesura y serenidad de un país pequeño pero educado e informado, nutrido de una densa clase media y optimista, cuyo hito socio- cultural sobresaliente -que lo pone en la vidriera del mundo- es la obtención del título mundial en el Campeonato de Fútbol de 1950 como lo señala Julio María Sanguinetti en su biografía de Batlle Berres. Queríamos profundizar sobre la autopercepción de “Suiza de América”, de frente a Europa y quizá de espaldas a América Latina, tal como es señalado por influyentes orientales desde la década de 1950 en adelante, de variado posicionamiento ideológico (desde Real de Azúa a Methol Ferré, pasando por Vivian Trías o Quijano entre otros).
Entender la dinámica de su pluralidad, sus debates y a la vez, aquella
resistencia cerrada de la primera plana de su dirigencia -no sólo oficialista, sino de gran parte del arco político oriental- al peronismo, tan nítida en el período 1946-1955 que se materializa por una pluralidad de actos más allá de algunos arrestos de acercamiento en concretos momentos de esta compleja trama.
A su vez, como segunda motivación, procuramos avanzar en la comprensión
de por qué una propuesta política integracionista pragmática como la postulada por Perón para Sudamérica, encontraba frente al vecino uruguayo una excepción.
Para profundizar en ambos sentidos, la revisión de fuentes primarias fue
esencial, en el análisis y esclarecimiento de numerosas situaciones, como también en la procura del ensanchamiento de las fuentes secundarias, mediante bibliografía general o específica que permitió avizorar un panorama profundo y amplio del Uruguay como proyecto y como proceso político, a fin de tomar con mejor preparación el pulso de la época.
Completado el estudio con en análisis de las etapas posteriores, se percibe
cómo de alguna manera subyace una constante. El democrático y sereno Uruguay toleró, aún en la complejidad social y económica propia del declive en los años ’50 y ’60, un cambio de reglas de juego políticas -de gobierno unipersonal a colegiado- y de conducción del gobierno – dos gobiernos sucesivos del Partido Blanco desde 1958- y en ese proceso se advierten dos constantes: el respeto a la democracia y la tolerancia con los exilados.
Así como en 1943/45 y desde 1947/48 hasta 1955 habían arribado a
Montevideo dirigentes opositores al régimen de facto primero y a Perón después, desde 1955 fue el turno de los justicialistas, que hicieron mediante la instalación de importantes delegados que obedecían directas órdenes de Perón (Cooke, Villalón, Vicente), e importantes figuras del arco peronista o afines a él -desde Cooke padre, pasando por Lima o Jauretche hasta Frigerio-, un importante teatro de operaciones con diversos propósitos políticos. Hasta fue publicada allí la primera prueba del importante cambio de sentido que Perón otorga a su visión continentalista en esa década, que se proyectará a la siguiente: el libro “La hora de los Pueblos”. Durante el resto de los ‘60 y la siguiente, Uruguay y Argentina, presentan fenómenos locales y regionales simultáneos -con variantes propias de su disímil coyuntura y los matices propios de su diferente cultura política- que determinarán la historia reciente de ambos países.
En la tercera etapa, aún a pesar de su brevedad, se concentra la visión de
largo plazo y se materializa una suerte de reconciliación entre Perón (que había regresado el país en 1972, retornando en 1973 a la Presidencia de la Nación) y el arco dirigencial, la opinión pública e incluso la sociedad uruguaya. En enero de 1973, a dos meses de las elecciones que levantaban la proscripción al peronismo, el líder hace saber a los negociadores argentinos y uruguayos que habían estado trabajando en silencio para procurar una salida conciliada al eterno problema jurídico político del Río de la Plata, que avalaría una conclusión de la negociación, en los términos en los que se venía trabajando, lo que suponía “sacrificios compartidos” y a los que su envergadura política elevaba como solución definitiva.
El Tratado del Río de la Plata y su frente marítimo, que él concurre a rubricar
en Montevideo junto al presidente Bordaberry en Montevideo en trascendente acto, y las demás medidas que impulsa decididamente y que no alcanza a ver en vida (la firma del Tratado de Río Uruguay, firmado por Martínez de Perón y Bordaberry, y la construcción de los dos puentes sobre su cauce, uno inaugurado por María Estela Martínez y el otro por el dictador Jorge Rafael Videla, siempre con Bordaberry de contraparte), producen una completa y definitiva integración física y jurídica con la República Oriental del Uruguay; un aporte “fenomenal” (el término corresponde al dos veces presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, en la entrevista citada) al vínculo entre los dos países.
La intención de este trabajo, fue contribuir a la presentación organizada de
elementos históricos hasta ahora no suficientemente “amalgamados” a lo largo de todo el recorte temporal realizado, como parte de un capítulo mucho más amplio de la historia bilateral.
Resumen de "La Ciencia Política en Argentina: el Camino de la Institucionalización Dentro y Fuera de las Aulas Universitarias" de J. M. Abal Medina y Otros: RESÚMENES UNIVERSITARIOS