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De la discordia a la cooperación.

Argentina, Uruguay y Perón (1943-1973)

Origen de la investigación

Entre los años 2014 y 2016, desarrollé en el Centro de Estudios Avanzados mi


tesis para optar al título de Magister en Partidos Políticos, con la dirección del
Prof. Dr. Francisco Delich hasta su fallecimiento y en el último tramo, del Prof.
Dr. César Tcach. El tema elegido entonces, fue la relación entre Argentina,
Chile y Paraguay en el primer y segundo gobierno del presidente Teniente
General Juan Domingo Perón.

Para satisfacer adecuadamente las hipótesis planteadas en aquella


investigación, no prescindimos de indagar sobre el contexto histórico inmediato
anterior, particularmente al iniciado tras la revolución militar del 4 de junio de
1943, en la cual el tres veces presidente argentino encuentra su plataforma
política de inicio.

Asimismo, la dinámica internacional -global, continental o regional-, dado el


sustancial replanteo panorámico determinado por el fin de la Segunda Guerra,
debió ser analizada desde diversos planos, apareciendo numerosas causas y
efectos a considerar, muchas de los cuales –como me indicaron mis dos
directores de tesis- eran vetas valiosas para seguir indagando en futuras
investigaciones.

Entre ellos sobresalió la compleja relación entre la República Argentina,


primero políticamente conducida por los militares emergentes tras la revolución
del 4 de junio -con determinante influencia del propio Perón en varios períodos-
y tras las elecciones de 1946, principalmente por éste, con la República
Oriental del Uruguay, en un decenio significativo para la historia del país
limítrofe, en el cual reforma su Constitución, se reconfigura políticamente con la
completa rehabilitación y regreso a la centralidad del Partido Colorado -que
llegará nuevamente al poder-, y de cara a la posguerra, se alinea
decididamente con el proyecto regional impulsado por los Estados Unidos de
América.

En la República Argentina, la relación entre nuestro país y Uruguay en aquel


período se había enfocado generalmente dentro de estudios más amplios, que
constituían nuestro punto de partida, y que permitían hilar tres hipótesis, para el
período en el que Juan Domingo Perón influyó en vida en la política nacional y
regional.

Hipótesis

En una primera aproximación al tema, supusimos que:

a) En el período 1946-1955, las relaciones entre el peronismo -en especial su


líder- con la institucionalidad, la dirigencia y la opinión pública uruguaya fueron
muy tensas, influidas por la interrelación entre la oposición política argentina y
los mencionados actores orientales.

b) En el período 1955-1973, con el general Perón en el exilio, su movimiento


proscripto y puestas en marcha las diferentes fases de la “resistencia” peronista
hasta el levantamiento de la proscripción y retorno del líder, la R.O.U. comienza
a jugar un papel relevante en el desarrollo de las estrategias peronistas de
relacionamiento con la Argentina (organización de comandos, utilización de la
plaza para numerosas operaciones logísticas, instalación de un delegado, etc.)

c) En el bienio 1973-74, una renovada mirada de Perón en relación al


reconocimiento de la legitimidad de la oposición y los partidos, en consonancia
con la tradición uruguaya de centralidad de los partidos y tolerancia del
pluralismo, dentro de otro proceso más amplio de replanteo de sus ideas para
la política regional, impulsó un acercamiento cultural y político entre la R.O.U. y
el líder justicialista.
Recordando las enseñanzas de Eco, el tema propuesto renovaba y a la vez
consolidaba la órbita de intereses académicos de este tesista, puesto que
permitía el avance sobre un terreno de investigación que aún sigue ofreciendo
alternativas de desarrollo; posibilitaba trabajar sobre fuentes primarias y
secundarias relevadas o por relevar, que se encontraban al alcance para
materializar la investigación, que además eran suficientemente manejables a
dicho efecto y que permitían la aplicación de un cuadro metodológico
compatible con la experiencia que este doctorando traía al momento de iniciar
la carrera, enriquecida con la formación recibida en el trayecto específico
realizado.

A la hora de proyectar la investigación, se la consideró interdisciplinaria,


aunque predominantemente de carácter histórico, nutrida o condimentada de
elementos propios de las ciencias política, relaciones internacionales y
derecho.

Fuentes

En razón de la prevalencia historiográfica de la investigación, las fuentes


empleadas pueden presentarse del siguiente modo:

Primarias, trabajando con documentación localizada en:

1) Archivo Histórico de la Nación de la República Oriental del Uruguay, en


especial la Colección Privada Luis Batlle Berres;

2) Archivo del Ministerio de Relaciones de Exteriores de la República Oriental


del Uruguay (material correspondiente a todo el período investigado, tanto el
que testimonia los intercambios entre la Embajada uruguaya en la Argentina y
la Cancillería como los correspondientes a otras legaciones orientales y el
propio mantenido por el Ministerio en sus diferentes conducciones);

3) Hemeroteca del Poder Legislativo de la República Oriental del Uruguay


(diarios de época correspondientes a todo el período investigado);
4) Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina
(en particular de los años 1944 y 1945).

5) Instrumentos internacionales rubricados (trabajando con fotocopias o copias


escaneadas de originales).

6) Entrevistas: Dr. Luis Alberto Lacalle Herrera; Dr. Julio María Sanguinetti.
Expresidentes de la R.O.U.

Secundarias:

1) Publicaciones virtuales o papel que citan o transcriben testimonios originales


(documentos, cartas personales, instrumentos institucionales, etc.);

2) Bibliografía, que puede clasificarse de este modo:

a) Por la temática comprendida, en obras de carácter más general (referidas a


asuntos más amplios de las cuales era factible extraer información de interés
para la investigación) o especializadas (en una o varias materias determinadas,
o enfocando en algún aspecto de interés la relación bilateral para todo o parte
del período estudiado);

b) Por su enfoque principal: histórico, jurídico, político, científico-diplomático,


periodístico y otros.

c) Por su origen: argentinas, uruguayas, extranjeras a ambos países.

3) Conversaciones (no adquieren la formalidad de entrevistas, pero fueron muy


útiles para diversos fines inherentes a la investigación): Lic. Alberto Umpiérrez
(historiador, Director del Archivo General de la Nación R.O.U.); Dr. Luis
Martínez (diplomático, exdiputado, exministro y académico R.O.U.); Prof. Dr.
Jorge Lanzaro (docente del Doctorado y profesor de la Universidad de la
República); Dr. José Rufeil (exlegislador cordobés); Sr. Carlos del Campo
(editor y dirigente político cordobés); Sr. Marcos Methol (periodista y senador
R.O.U.), Sr. Roberto Cataldo (empresario editorial y gestor cultural R.O.U.).
El relevamiento de material y las entrevistas en Montevideo (a lo detallado
debemos sumar visitas a las Bibliotecas Nacional del Uruguay y de la Facultad
de Ciencias Sociales de la Universidad de la República) se realizaron en dos
viajes (julio de 2017 y setiembre de 2019).

Estructura del trabajo

Las hipótesis formuladas, explican el desarrollo de la tesis en tres Partes, que


abordan cada una de las etapas cronológicas señaladas por las hipótesis (diez
capítulos en total). En cada segmento de la tesis se trabaja abordando de
manera comparada la situación argentina y uruguaya, señalando elementos
que a nuestro criterio amojonan un tercer plano: el vínculo de Perón y el
peronismo con la institucionalidad y dirigencia oriental en el período.

Huelga destacarlo, las tres fases explican aspectos significativos de las


relaciones bilaterales entre la Argentina y Uruguay. En la primera y la tercera,
por ser el peronismo conductor de los destinos políticos de nuestro país. En la
intermedia, por representar la proscripción de Perón y su movimiento, un
elemento centralmente gravitante en la política doméstica, determinante de la
perspectiva de los gobiernos de facto y constitucionales que se sucedieron
entre 1955 y 1973.

Finalmente se plantean las conclusiones y un cuadro explicativo anexo al que


me remito, pero que podemos repasar si fuera interés del jurado. Por último, se
enumera la bibliografía

Ideas fuerza

La investigación presenta dos motivaciones principales.


La primera, ampliar el campo de conocimientos sobre la organización y la
cultura política uruguaya. Los particularismos del bipartidismo aparente (en
términos de De Riz) que se mantuvo por más de un siglo, las peculiaridades de
su sistema electoral, las características de su esquema de acuerdos, las
agendas resultantes, la mesura y serenidad de un país pequeño pero educado
e informado, nutrido de una densa clase media y optimista, cuyo hito socio-
cultural sobresaliente -que lo pone en la vidriera del mundo- es la obtención del
título mundial en el Campeonato de Fútbol de 1950 como lo señala Julio María
Sanguinetti en su biografía de Batlle Berres. Queríamos profundizar sobre la
autopercepción de “Suiza de América”, de frente a Europa y quizá de espaldas
a América Latina, tal como es señalado por influyentes orientales desde la
década de 1950 en adelante, de variado posicionamiento ideológico (desde
Real de Azúa a Methol Ferré, pasando por Vivian Trías o Quijano entre otros).

Entender la dinámica de su pluralidad, sus debates y a la vez, aquella


resistencia cerrada de la primera plana de su dirigencia -no sólo oficialista, sino
de gran parte del arco político oriental- al peronismo, tan nítida en el período
1946-1955 que se materializa por una pluralidad de actos más allá de algunos
arrestos de acercamiento en concretos momentos de esta compleja trama.

A su vez, como segunda motivación, procuramos avanzar en la comprensión


de por qué una propuesta política integracionista pragmática como la postulada
por Perón para Sudamérica, encontraba frente al vecino uruguayo una
excepción.

Para profundizar en ambos sentidos, la revisión de fuentes primarias fue


esencial, en el análisis y esclarecimiento de numerosas situaciones, como
también en la procura del ensanchamiento de las fuentes secundarias,
mediante bibliografía general o específica que permitió avizorar un panorama
profundo y amplio del Uruguay como proyecto y como proceso político, a fin de
tomar con mejor preparación el pulso de la época.

Completado el estudio con en análisis de las etapas posteriores, se percibe


cómo de alguna manera subyace una constante. El democrático y sereno
Uruguay toleró, aún en la complejidad social y económica propia del declive en
los años ’50 y ’60, un cambio de reglas de juego políticas -de gobierno
unipersonal a colegiado- y de conducción del gobierno – dos gobiernos
sucesivos del Partido Blanco desde 1958- y en ese proceso se advierten dos
constantes: el respeto a la democracia y la tolerancia con los exilados.

Así como en 1943/45 y desde 1947/48 hasta 1955 habían arribado a


Montevideo dirigentes opositores al régimen de facto primero y a Perón
después, desde 1955 fue el turno de los justicialistas, que hicieron mediante la
instalación de importantes delegados que obedecían directas órdenes de Perón
(Cooke, Villalón, Vicente), e importantes figuras del arco peronista o afines a él
-desde Cooke padre, pasando por Lima o Jauretche hasta Frigerio-, un
importante teatro de operaciones con diversos propósitos políticos. Hasta fue
publicada allí la primera prueba del importante cambio de sentido que Perón
otorga a su visión continentalista en esa década, que se proyectará a la
siguiente: el libro “La hora de los Pueblos”. Durante el resto de los ‘60 y la
siguiente, Uruguay y Argentina, presentan fenómenos locales y regionales
simultáneos -con variantes propias de su disímil coyuntura y los matices
propios de su diferente cultura política- que determinarán la historia reciente de
ambos países.

En la tercera etapa, aún a pesar de su brevedad, se concentra la visión de


largo plazo y se materializa una suerte de reconciliación entre Perón (que había
regresado el país en 1972, retornando en 1973 a la Presidencia de la Nación) y
el arco dirigencial, la opinión pública e incluso la sociedad uruguaya. En enero
de 1973, a dos meses de las elecciones que levantaban la proscripción al
peronismo, el líder hace saber a los negociadores argentinos y uruguayos que
habían estado trabajando en silencio para procurar una salida conciliada al
eterno problema jurídico político del Río de la Plata, que avalaría una
conclusión de la negociación, en los términos en los que se venía trabajando, lo
que suponía “sacrificios compartidos” y a los que su envergadura política
elevaba como solución definitiva.

El Tratado del Río de la Plata y su frente marítimo, que él concurre a rubricar


en Montevideo junto al presidente Bordaberry en Montevideo en trascendente
acto, y las demás medidas que impulsa decididamente y que no alcanza a ver
en vida (la firma del Tratado de Río Uruguay, firmado por Martínez de Perón y
Bordaberry, y la construcción de los dos puentes sobre su cauce, uno
inaugurado por María Estela Martínez y el otro por el dictador Jorge Rafael
Videla, siempre con Bordaberry de contraparte), producen una completa y
definitiva integración física y jurídica con la República Oriental del Uruguay; un
aporte “fenomenal” (el término corresponde al dos veces presidente uruguayo
Julio María Sanguinetti, en la entrevista citada) al vínculo entre los dos países.

La intención de este trabajo, fue contribuir a la presentación organizada de


elementos históricos hasta ahora no suficientemente “amalgamados” a lo largo
de todo el recorte temporal realizado, como parte de un capítulo mucho más
amplio de la historia bilateral.

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