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En Elvira Narvaja de Arnoux y Susana Nothstein (editoras) (2014). Temas de glotopolítica.

Integración regional sudamericana y panhispanismo. Buenos Aires: Biblos. ISBN 978-987-


691-257-0.

Representaciones de la lengua española: del panhispanismoa la Comunidad


Iberoamericana de Naciones
Andrés Buisán

En la Cumbre Iberoamericana de jefes y jefas de Estado llevada a cabo en Mar del


Plata el 3 y 4 de diciembre de 2010 se produjo un cambio importante: los países
latinoamericanos fortalecieron su posición y modificaron la agenda. 1. Esto se debe, por un
lado, a la crisis que están padeciendo los dos países europeos que la integran, España y
Portugal, y por el otro, a los acuerdos, fundamentalmente políticos, que están afianzando la
tímida construcción de la unidad latinoamericana en el marco de la Unasur. En este sentido,
quien ha perdido protagonismo es quien ha sido históricamente el impulsor de las cumbres,
a saber España, debilitado por la coyuntura económica que le impide continuar con su
posición central en el espacio mencionado.
Sin embargo, estas transformaciones recientes en el nivel de lo económico parecen
no desacreditar la proyección de representaciones discursivas vinculadas a las relaciones
entre España y los países latinoamericanos, en particular las representaciones
sociolingüísticas del español, que se vienen perpetrando desde fines del siglo pasado. Por
esto, nos proponemos analizar dichas cuestiones en el marco del vínculo de la política
lingüística hispanista y la Comunidad Iberoamericana de Naciones (CIN), teniendo en
cuenta la relevancia indiscutida que poseen estas en las construcciones de los imaginarios
culturales que sostienen las formaciones político-económicas.
En principio, realizaremos un esbozo sobre las integraciones regionales que
involucran a los países mencionados; luego, definiremos el hispanismo para vislumbrar su
1
La Cumbre tenía como objetivo, fijado hace tiempo, tratar el proyecto “Metas 2021: la educación que
queremos para la generación de los bicentenarios” que analizaremos aquí. Sin embargo, además de aquel, se
consideró de forma crítica la crisis financiera que afecta a los dos países europeos. También, se acordó
rechazar y condenar el intento de golpe de Estado en Ecuador, por lo que se adoptó una cláusula democrática,
por la que se suspendería como miembro al país donde se produjera uno. Este tema ya había sido consensuado
en el marco de una reunión extraordinaria de la Unasur realizada el 1º de octubre en Buenos Aires. A su vez,
observamos algunas tensiones entre algunos ítems que refieren a los distintos procesos de integración,
Iberoamericano y Latinoamericano, que vamos a tratar. Por ejemplo, se dice: “Continuar impulsando la
conmemoración de los Bicentenarios de la Independencia, de modo que contribuya a la proyección de la
ComunidadIberoamericana.”; a la vez que se reconoce la creación de la Universidad Federal de la Integración
Latinoamericana, “creada con el objetivo de contribuir al proceso de integración de los países
latinoamericanos” (Declaración final de la XX Cumbre Iberoamericana).

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En Elvira Narvaja de Arnoux y Susana Nothstein (editoras) (2014). Temas de glotopolítica.
Integración regional sudamericana y panhispanismo. Buenos Aires: Biblos. ISBN 978-987-
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incidencia en la CIN, y posteriormente, analizaremos discursos vinculados a esta última con
el fin de identificar las representaciones discursivas mencionadas e indagar en la función de
las representaciones sociolingüísticas de la lengua española. Por último, haremos una breve
reflexión sobre los resultados encontrados y la nueva coyuntura que pone en jaque las
relaciones de poder tradicionalmente asociadas a las construcciones de los espacios
regionales que aclararemos a continuación.

Integraciones regionales

El Mercosur se constituye formalmente con el Tratado de Asunción en 1991,


firmado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Después se complementó con el
Tratado de OuroPreto en 1994 que estableció la estructura institucional y dotó de
personalidad jurídica internacional a la integración. Luego, se fueron incorporando otros
países latinoamericanos, fundamentalmente como estados asociados –Chile y Bolivia y,
más tardíamente, en 2012, Venezuela. Paralelo a su desarrollo, en el año 2000, se llevó a
cabo en Brasilia la I Reunión de Presidentes de América del Sur que derivó, en 2008 y en la
misma ciudad, en la firma del Tratado Constitutivo de Unasur, la que vino a sustituir a la
Comunidad Suramericana de Naciones. Esta integración involucró a países que ya
formaban parte de otras menores, por lo que se presentó como un proyecto regional
latinoamericano que articularía los modelos subregionales ya existentes del Mercosur y la
Comunidad Andina2.Sin embargo, los países de América latina y el Caribe no participaron
solamente de estos procesos de desarrollo autónomo, sino que se involucraron en otros
proyectos con diferentes o similares objetivos, lo que los llevó a establecer relaciones con
otras naciones, como España y Portugal, en la caso de las cumbres iberoamericanas3.

2
En el preámbulo del tratado de constitución de la Unasur se dice que los estados “ENTIENDEN que la
integración suramericana debe ser alcanzada a través de un proceso innovador, que incluya todos los logros y
lo avanzado por los procesos de Mercosur y la CAN, así como la experiencia de Chile, Guyana y Suriname,
yendo más allá de la convergencia de los mismos.” Al respecto, afirma un documento de FLACSO de Chile
de Álvarez Valdés: “En esencia, superando la idea de acuerdos subregionales, la mayor aspiración con Unasur
ha sido crear un referente que permita instalar una visión regional” (Álvarez Valdés; 2009:7).
3
Otra relación relevante es con los Estados Unidos, con quien se proyectó el “Acuerdo de Libre Comercio
entre las Américas” (ALCA), proceso que hacia fines del siglo pasado era visto por los sectores del poder
como la única vía de desarrollo económico posible. En el año 2005, con su destronamiento, apareció su
alternativa: el ALBA. El rechazo del primero tenía su fundamento en la dependencia económica que generaría

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En 1991 se realizó la I Cumbre Iberoamericana de jefes de estado y de gobierno que
estableció otro modelo de integración que involucró a países latinoamericanos, en este caso
con España y Portugal. Las cumbres se presentan comoun espaciode diálogo político cuyo
origen y fundamento no se debe a una unidad territorial, sino a valores culturales y
lingüísticos comunes4.Si bien podemos encontrar un antecedente de este espacio en la
década del 50, en la Oficina de Educación Iberoamericana, la que luego cambió el nombre,
aunque conservó la sigla, por Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (OEI), hacia fines del siglo pasado se establecieron nuevas
relaciones entre América Latina y España que dieron un impulso y perfil al modelo, acorde
con el orden global. El país peninsular se incorporó a la globalización con la apertura
democrática post-franquista y con su ingreso ala Unión Europea en 1986, lo que generó
condiciones propicias para establecer nuevos vínculos internacionales. Además, sus
empresas cruzaron con ímpetu el atlántico e invirtieron en servicios que fueronprivatizados
por los gobiernos latinoamericanos en el transcurso de la última década del siglo pasado. La
instalación de estos capitales se mantiene, por ejemplo en el ámbito de la industria editorial,
lo que vincula y vehicula mayores intereses de este país en el continente5, a diferencia de
Portugal, también integrante de la CIN. A su vez, en el 2005, se crea la Secretaria General
Iberoamericana (SEGIB) que da gran impulso a la instrumentación de los proyectos de
aquella.
Entonces, hoy nos enfrentamos a distintas configuraciones regionales que
involucran a actores disímiles en los procesos de desarrollo social, económico, cultural y
lingüístico: la proyección autónoma de los países latinoamericanos, o su relación
fundamentalmente con España, pero también con Portugal, en la CIN.
Podemos pensar que la Unasur puede complementarse con la CIN, al menos
comercialmente, en tanto ella le sirva como interlocutor con la Unión Europea. Pero

dicho acuerdo para los países latinoamericanos con respecto al gigante del norte, y consecuentemente, la
aceptación del segundo acarreaba la posibilidad de un desarrollo autónomo.
4
En la declaración de la I Cumbre, se evidencia el criterio lingüístico en la constitución de la CIN: “Los Jefes
de Estado y de Gobierno reunidos en Guadalajara, México, hemos decidido constituir la Conferencia
Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno con la participación de los Estados soberanos de América y
Europa de Lengua Española y portuguesa.”
5
Estas empresas financian y auspician muchos de los proyectos de la política exterior española. El caso
emblemático es el del Grupo Telefónica, aunque también hay otros como el Grupo Planeta, el Grupo Prisa, el
cual posee grandes editoriales como Santillana y Alfaguara;y el Grupo Santander.

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también podemos considerar, por un lado, la posibilidad de un diálogo genuino sin la
necesidad de recurrir a un país, España, cuya intención mediadora se encuentra vinculada a
los grandes intereses económicos de sus propias empresas en el continente6. Por otro lado,
debemos tener en cuenta que estas integraciones no sólo se basan en relaciones económicas
y políticas, sino que, por el contrario, se fundamentan en vínculos culturales y lingüísticos,
por lo que las intervenciones en dichos campos se tornan centrales en los procesos de
afirmación delos proyectos regionales.7Asimismo, creemos que entre la Unasur y la CIN
hay una tensión en cuanto a la construcción de una identidad y un imaginario colectivoque
daría lugar a representaciones históricas, sociales, culturales y lingüísticas disímiles8.
Podemos concluir este esbozo histórico-político retomando algunas cuestiones.
Como mencionamos, la CIN está constituida por los países de América Latina y el Caribe,
y por dos naciones europeas, España y Portugal. Al respecto, debemos considerar la enorme
importancia que tiene la CIN para la política exterior española, prestigio que se ve
sobrevalorado si uno revisa su relevancia en el resto de los países miembros, incluido su par
peninsular. Por esto, nos interrogamos sobre la posible incidencia del hispanismo, en la
medida en que formulamos la hipótesis de que la CIN podría funcionar como un espacio
que contribuye a re-dibujar los contactos entre España y los países latinoamericanos. Este

6
Podría tomarse como ejemplo la declaración del 12 de febrero de 2009 de la Unasurrepudiando la
aprobación de la directiva de retorno del Parlamento europeo. Ver “Declaración de la UNASUR frente a la
Propuesta de Directiva de la Unión Europea para sancionar a empleadores de inmigrantes irregulares.” en
http://www.comunidadandina.org.
7
Con respecto a este punto, sobre el MERCOSUR, afirma Arnoux(2008:13): “Tanto el MERCOSUR como la
Comunidad Sudamericana de Naciones o el ALBA deberán construir un entramado ideológico que anude
lazos fraternos que permitan resolver internamente conflictos y diferencias de desarrollo económico zonal y
mantener el espacio integrado. Para ello, se requieren diversos modos de conocimiento del otro próximo, que
lo valoren culturalmente y que lo hagan –en términos cristianos, si queremos– su prójimo. Las políticas
lingüístico-culturales son, en este sentido, fundamentales”. Para ver la importancia de los campos culturales y
lingüísticos en el ámbito iberoamericano, puede consultarse la Carta cultural iberoamericana de 2006.
8
Por ejemplo, la declaración de la primera Cumbre Iberoamericana de jefes de estado y de gobierno dice:
“Representamos un vasto conjunto de naciones que comparten raíces y el rico patrimonio de una cultura
fundada en la suma de pueblos, credos y sangres diversos. A quinientos años de distancia de nuestro primer
encuentro, y como uno de los grandes espacios que configuran el mundo de nuestros días, estamos decididos a
proyectar hacia el tercer milenio la fuerza de nuestra comunidad.” La referencia a la conquista española,
indicada con la palabra “encuentro”, funcionaría como principio de la comunidad, mientras que el tratado
constitutivo de UNASUR sitúa la integración en la senda de los proyectos surgidos durante el período de las
independencias: “APOYADAS en la historia compartida y solidaria de nuestras naciones, multiétnicas,
plurilingües y multiculturales, que han luchado por la emancipación y la unidad suramericana, honrando el
pensamiento de quienes forjaron nuestra independencia y libertad a favor de esa unión y la construcción de un
futuro común.” También podemos contrastar el concepto de “naciones plurilingües” con el de “países de
lengua española y portuguesa” mencionado en la I Cumbre Iberoamericana.

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diseño favorecería el cambio de imagen que necesita el país europeo para establecer nuevos
vínculos, alejados del imaginario colonial. Esta modificación permitiría disimular los
intereses hispánicos, loscuales quedaríanvelados tras el manto del iberoamericanismo. De la
construcción de una comunidad, la del “mundo hispánico”, nos ocuparemos a continuación,
para luego reflexionar sobre su extensión a la “comunidad iberoamericana”.

El panhispanismo
El hispanismo surge para Del Valle, quien ha estudiado su configuración de forma
crítica desde un marco glotopolítico, hacia fines del siglo XIX como un movimiento
cultural, cuyo fin fue re-establecer los vínculos perdidos, tras las independencias, entre
España y sus antiguas colonias. La construcciónimaginaria9de lacomunidad
hispanoamericana se fundó sobre la lengua española, la que pasó a constituir “la base de
una entidad política”. Este fundamentotransforma almovimiento en, según el autor, “una
verdadera hispanofonía”. Por esto, Del Valle, lo inscribe en el campo de las ideologías
lingüísticas:
“La hispanofonía es, por lo tanto, una ideología lingüística, un sistema de ideas, o
mejor, de ideologemas, en torno al español históricamente localizado que concibe el idioma
como la materialización de un orden colectivo en el cual España desempeña un papel
central” (Del Valle; 2007: 38) (Cursivas en el original)

Además de conservar los lazos, esta construcción ideológica permitía a España


recuperar un rol nodal que había perdido con los procesos de las independencias
latinoamericanas. Pero ya sea por el tan próximo grito de libertad, cuyos ecos perduraban
hacia fines de siglo10, lo que provocaba desconfianza hacia el discurso hispanista, o por las

9
Del Valle toma el concepto de comunidad imaginada de Anderson y lo especifica de acuerdo con sus
intereses: “Por lo tanto, y en consonancia con esta visión, lo que me interesará como historiador de la vida del
lenguaje no es afirmar o negar el carácter imaginado de la comunidad lingüística (por ejemplo, la comunidad
de personas que ‘ hablan español´, que se reconocen a sí mismas como ‘hablantes de español´) sino entender
las condiciones que posibilitan o impulsan el que esa comunidad se imagine de una determinada manera y no
de otra.” (Del Valle; 2007:38)
10
Recordemos, por ejemplo, la postura de la “Generación del 37”, en estas palabras de Esteban Echeverría:
“El gran pensamiento de la revolución no se ha realizado. Somos independientes, pero no libres. Los brazos
de España no nos oprimen; pero sus tradiciones nos abruman” (Echeverría; 1915: 216). Incluso este
descontento cultural y lingüístico tenía su correlato español en Larra quien “pedía el divorcio con el pasado,
declaraba la incompetencia del idioma vetusto para las ideas nuevas y quería libertad en lengua y literatura,
como en política” (Rosenblat; 1961: 26)

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débiles condiciones económico-políticas de España, el movimiento no prosperó11.Muchos
años después, la incorporación de España al reino de la globalización con su ingreso en la
UEen 1986 y las inversiones en el continente latinoamericano durante la década de los
90,crearon las bases políticas y económicas para la búsqueda de nuevas relaciones. Para
este acercamiento, fue necesario instalar representaciones alejadas del imaginario colonial,
de la España imperial y de una concepción de primacía cultural y lingüística.
Esta transformación política fue acompañada, en el campo de la planificación
lingüística, por la renovación de la RAE –que pasó de tener el lema “Limpia, fija y da
esplendor” al de “Unidad en la diversidad”– y la creación del Instituto Cervantes en 1991,
con el objetivo de promover internacionalmente el español y afirmar la comunidad
hispanoamericana, la que permitiría, según Del Valle, percibir la presencia del capital
español como natural y legítima.El perfil renovado y la enérgica voluntad de las
instituciones se materializaronen la abundante codificación, producción de textos y
diccionarios que realizaron la RAE junto con las Academias de la Lengua. Un ejemplo
reciente es la publicación de la Nueva gramática del español, en la que se destaca el trabajo
en conjunto de la academia española con las hispanoamericanas, y el carácter inclusivo de
la lengua en el lema, “El español total”.
Del Valle analiza cómo tres valores proyectados sobre la lengua –como lugar de
encuentro (la concordia), su proyección internacional (universalismo) y su valor como
recurso económico (rentabilidad)– configuran la nueva imagen discursiva del español, cuya
base ideológica se inscribe en el esquema conceptual del nacionalismo lingüístico, en el
cual la lengua pasaría a ocupar los otros dos vértices – el del territorio y el de la cultura- del
triángulo en el que se fundamentan los movimientos nacionalistas:
“El propio español sustituye al territorio (lugar de encuentro) y a la cultura
nacional (concordia superior) convirtiéndose en la ´patria común`, en la imaginada
comunidad panhispánica posnacional, a la cual, por razón de sus virtudes (concordia,
internacionalismo y rentabilidad) entregaremos nuestra lealtad” (Del Valle; 2007: 52)

De esta manera, el panhispanismo se configura como un espacio ideológico


construido a partir de la centralidad de la lengua española, es decir que en él se reitera el

11
La pérdida de las últimas colonias en 1898 es un ejemplo de cómo se rompieron las relaciones y de cómo
estas fueron sustituidas por los vínculos forzados con Estados Unidos, lo que se refleja en otro movimiento
que cobró relevancia por entonces, el Panamericanismo.

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componente ideológico nacionalista en el cual la lengua funciona determinando la identidad
grupal12. Lograr que sea aceptada como tal, con el fin de afirmar la “conciencia común”,
esto es,que se le reconozca su valor simbólico, es el objetivo de la promoción lingüísticadel
español instrumentada por la “nueva RAE” y porel Instituto Cervantes. Con esta
naturalización lingüística –comunidad basada en la lengua-, se legitiman las acciones en
otras áreas, como por ejemplo en la económica, lo que facilita la tolerancia con respecto a
la instalación de empresas que ya no se presentarían como extranjeras 13. A continuación,
veremos cómo comienza a proyectarse el hispanismo en el iberoamericanismo, a partir,
fundamentalmente, de la tematización de este último en el IV Congreso internacional de la
lengua española.

El panhispanismo y la Comunidad Iberoamericana


Los Congresos Internacionales de la Lengua Española (CILE)14 son instancias
centrales de la promoción hispanista de la nueva imagen de la lengua. En su desarrollo,
advertimos cómo el mundo panhispánico –cuya base ideológica es la lengua como patria
común- se está deslizando hacia la construcción de una identidad iberoamericana, en
particular a partir del IV CILE. Este desplazamiento se puede leer en su programa, en el
título de una de las cuatro sesiones plenarias -“El español como instrumento de integración
iberoamericana”- y en una sección dedicada a “El español en Brasil”. En estos títulos se
ven dos pasos estratégicos que en el resto de los congresos no eran considerados: en primer
lugar, la incidencia de la lengua en la configuración de un nuevo “mundo”, ya no hispánico
sino iberoamericano, aunque se desestime la reflexión sobre la lengua portuguesa que luego
veremos cómo se incorpora;y en segundo lugar,la posibilidad de extender relaciones con
Brasil15, lo que fundamentaría el interésespañol por ese país.

12
La tesis central del trabajo de Del Valle es “la existencia de una tensión entre, por un lado, el rechazo
explícito de la ideología del nacionalismo lingüístico, y por otro, la adopción implícita de los esquemas
conceptuales de esa misma ideología” (Del Valle; 2007: 31)
13
Por ejemplo, hay una concentración de capitales españoles en la industria editorial, lo que hace que las
publicaciones en Latinoamérica se decidan en Europa (García Canclini; 2002: 48-54). Pero esto no se percibe
como anómalo, en tanto consideramos que formamos parte de una misma comunidad.
14
El primero fue celebrado en Zacatecas, México, en 1997; el segundo en Valladolid, España, en 2001; el
tercero en Rosario, Argentina, en 2004; y el cuarto en Cartagena de Indias, Colombia, en 2007. El quinto se
iba a realizar en Chile, enmarzo de 2010, pero por la reconocida catástrofe natural no se llevó a acabo.
15
Recordemos que en el 2005 se hizo efectiva la obligatoriedad de la oferta de enseñanza del español en las
escuelas medias de Brasil. Es decir que se realizó un año después del III CILE y antes del IV. Por esto, no nos

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También podemos observar este desplazamiento en las presentaciones de los
congresos. Mientras en los primeros tres se hacen referencias al “mundo hispánico” y a la
“comunidad de hispanoparlantes”, el IV, además de mencionar al “mundo
hispanohablante”,versa sobre “el elemento clave (la lengua española) que facilita los
procesos de integración en Iberoamérica.” Este desplazamiento se ve confirmado en la
programación académica del V congreso que iba a realizarse en 2010 en Chile, en la que el
primer núcleo temático está dedicado a “América y la lengua española: de la independencia
a la Comunidad Iberoamericana de Naciones”16. Además, en la programación se incorpora
el tema educativo (la cuarta sesión está dedicada a “Lengua y educación”), lo que amplía la
reflexión que se venía haciendo sobre la lengua –en general vinculada a los medios
masivos- a una política educativa de estado sobre la que la Organización de Estados
Iberoamericanos (OEI) ha elaborado un proyecto denominado “Metas 2021: la educación
que queremos para la generación de los bicentenarios”, el cual consideraremos en nuestro
análisis. En esta sección se incorpora también la cuestión del español y el portugués.
Con respecto a estas dos lenguas, debemos considerar la propuesta de un diasistema
basado en las “similitudes” de ambas que formuló Ángel López García, defensor de la
promoción de la lengua, en su libro El boom de la lengua española:

“He destacado arriba que el español y el portugués forman una suerte de diasistema
lingüístico dual, de manera que lo que se dice en una lengua puede ser comprendido en la
otra y viceversa. Se trata de una alteridad diferente a la que acabamos de considerar: mientras
el español y el árabe contraen una relación de alteridad simbólica, pues simbolizan
respectivamente a la civilización occidental y a la civilización islámica, el español y el
portugués funcionan simplemente de forma alternativa, esto es, contraen una relación de
alteridad funcional” (López García: 2007: 211). (Las cursivas pertenecen al texto original)

Podemos deducir de la cita que si las lenguas no forman una alteridad simbólica,
pertenecen a una cultura común. Con la disolución de sus diferencias, se incorpora la
lengua portuguesa de forma estratégica en relación con el español, lo que sostiene la

sorprende que en la sección dedicada al español en Brasil se trate la enorme demanda de formación de
profesores que esta ley implica. Tampoco sorprende el posterior acuerdo del Instituto Cervantes con el
gobierno de ese país para la formación de dichos profesionales a través del Aula Virtual Cervantes.
16
Este desplazamiento de los proyectos de emancipación hacia la comunidad iberoamericana se observa en el
IV congreso, en las palabras inaugurales de Belisario Betancur, quien participa asiduamente en las
celebraciones: “Esta no es ya la América de lo «real maravilloso» de antes, pero es la América que ha
encontrado su identidad esencial en la utopía posible de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, soñada
por Bolívar”.

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Comunidad Iberoamericana en el mismo pilar que mencionábamos sobre el nacionalismo
lingüístico hispanista: la lengua (el diasistema) sigue estableciendo la “patria común”, en
tanto el español y el portugués no representan una alteridad simbólica17. Así vemos que lo
que se proyecta a dicha comunidad es una visión ideológica, la que se puede leer en la
siguiente cita de la programación del V CILE: “Bajo el lema América en la lengua
española, el Congreso quiere ofrecer, desde una perspectiva esencialmente
hispanoamericana, una mirada al futuro de la lengua española en convivencia con las otras
lenguas de la comunidad iberoamericana” (las cursivas son del texto original). En este
sentido, afirmamos la no complementariedad del proyecto de desarrollo autónomo de los
países latinoamericanos, materializado en la Unasur, con la CIN, integración que
incorporaría a España y Portugal, en tanto domine en esta última una visión hispanista,
proyectada también sobre el portugués. Por esto, creemos relevante analizar
representaciones ligadas a la configuración de dicho espacio, en particular representaciones
lingüísticas del español, con el fin de determinar la incidencia de esta perspectiva. A
continuación, retomaremos cuestiones vinculadas a Iberoamérica y Latinoamérica, para
luego desarrollar el análisis.

Iberoamérica y Latinoamérica

La celebración de los bicentenarios de las independencias latinoamericanas se


presenta como una instancia propicia, aunque parezca lo contrario, para afirmar la
Comunidad Iberoamericana18. La conformación del Grupo Bicentenario, constituido para
realizar las conmemoraciones de forma conjunta,excluyó a España en un comienzo - la
carta de intención fue firmada en 2007 por Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, México,
Paraguay y Venezuela-,pero luego se realizó, en México en 2008, una reunión en la que se
reconocía el aporte de la SEGIB y la OEI19. En la incorporación de España al grupo,

17
Ver nota 3. El desplazamiento que se produce en la actualidad creemos que es la consideración del
diasistema que borraría las diferencias entre las lenguas.
18
El Rey de España afirmó en Madrid, el 11 de mayo de 2009, en el acto institucional de conmemoración de
los bicentenarios: “Los Bicentenarios nos ofrecen, en suma, una buena ocasión para impulsar nuestras
relaciones, y para reflexionar sobre nuestro presente y futuro como Comunidad Iberoamericana.” Ver
discursos en http://www.casareal.es/.
19
El acta de la reunión se puede ver en la página web en la sección de documentos. Debemos aclarar que en
otra sección de la página web se reconoce el apoyo de ambas instituciones desde el comienzo.

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podemos leer su intención de afirmarel proceso de construcción de la Comunidad
Iberoamericana20, y la necesidad de afianzar las relaciones histórico-políticas y culturales.
Como mencionamos, creemos que este marco ilustra la no complementariedad del
proyecto de la CIN, en tanto se vincule al modelo hispanista,con la identidad
latinoamericana y su posible integración regional para un crecimiento autónomo. En este
sentido, creemos que se torna relevante indagar sobre las representaciones discursivas que
se desprenden de textos de agentes comprometidos con la política exterior española y con
instituciones iberoamericanas. Por esto, observaremos.en los apartados siguientes,los
entornos léxicos de “Iberoamérica” y “Latinoamérica”,para determinar el juego de
oposiciones que se establece con la inclusión y exclusiónde España, y para ver el rol de este
país y el de los países de América Latina y el Caribe en el marco de la construcción de la
CIN. Para ello, analizaremos en primer lugar un texto de Celestino Del Arenal, catedrático
de la Universidad Complutense de Madrid experto en relaciones internacionales, de 1992,
con el fin de presentar los valores sobre los que se asentaría la CIN, y para indagar sobre el
rol de España;luego indagaremos el proyecto educativo impulsado por la OEI, “Metas
2021…”, junto con dos ponencias del IV CILE, la de Enrique Iglesias y Álvaro Marchesi 21,
ya que vimos que en dicho congreso se manifiestan con mayor claridad los vínculos entre el
hispanoamericanismo y la Comunidad Iberoamericana.A continuación, identificaremos las
representaciones lingüísticas del español para establecer su articulación con el análisis
precedente, con el fin de dilucidar su función en la construcción de la comunidad
iberoamericana. Examinaremos estos textos a la luz de la hipótesis de que tanto en los
discursos vinculados a instituciones hispanistas como iberoamericanas, se representa una
comunidad desigual y asimétrica que configura una dependencia necesaria de los países
latinoamericanos respecto de España, a partir de la relevancia de la lengua española, lo que
a su vez nos confirmaría la hipótesis del funcionamiento de la ideología lingüística

20
Portugal no forma parte de él. Podría objetarse con acierto que esta salvedad se debe a razones históricas,
aunque podemos afirmar lo mismo con respecto a su par peninsular. Si sólo nos atenemos a la cronología de
las gestas propuesta en la página web del grupo, podemos formularnos algunas preguntas: ¿Cómo podemos
aceptar que España festeje su “independencia de las tropas napoleónicas”, equiparándolas con las
latinoamericanas, cuando la invasión fue un hecho fundamental que permitió abrir el período de las
emancipaciones? ¿Cómo podemos aceptar la jura de la Constitución de Fernando VII en 1820, cuando la
había anulado en 1814, un año antes de mandar la ofensiva militar más grande que desembarcó en este
continente con el fin de reconquistar Venezuela que había declarado la independencia en 1811?
21
Iglesias se desempaña como secretario general de la SEGUIB, mientras Marchesi ocupa el mismo cargo en
la OEI.

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hispanista en la CIN, en tanto la lengua se represente no sólo como símbolo de la
comunidad -junto al portugués con quien conforma el diasistema-, sino principalmente
como vía para el desarrollo económico y social de los países latinoamericanos.

España y los valores de la Comunidad Iberoamericana

En cuanto al rol de España en la Comunidad Iberoamericana de Naciones y para


vislumbrar el trasfondo de los discursos, es pertinente referir la respuesta que le dio
Celestino del Arenal a un lector del diario El País, quien le formuló una pregunta en la
sección de “Entrevistas digitales” del periódico citado:

“¿Por qué no se profundiza y se da mayor importancia internacional a la


Comunidad Iberoamericana de Naciones? ¿no hay interés por parte de Latinoamérica en
esta Organización? ¿Qué debe hacer Españapara profundizar más en su estructura y fines?

España está haciendo todo lo que puede por impulsar las cumbres iberoamericanas y
la comunidad iberoamericana. Al decir esto es decir que está haciendo más de lo que debería
hacer porque uno de los problemas de las cumbres es que se considera que están demasiado
españolizadas según el punto de vista de los países latinoamericanos. Estamos ante un círculo
vicioso de difícil salida. Si España tiene mayor protagonismo en las cumbres, éstas se
españolizan demasiado y se generan recelos en estos países. Si España reduce su
protagonismo y deja hacer a los países latinoamericanos las cumbres corren el riesgo de
debilitarse rápidamente. ¿Cómo salir de este círculo vicioso? En mi opinión, a través de la
práctica por España, como hace el Gobierno, de un liderazgo ejemplificador, que al mismo
tiempo permite el protagonismo de España y busca el consenso y concertación en cualquier
iniciativa o propuesta en el desarrollo de las cumbres.” (El país; Entrevistas digitales; 10/
12/2007)

Aunque no sea el propósito, de alguna manera, identificando las representaciones,


trataremos de dilucidar lo que el autor llama un “liderazgo ejemplificador”, deteniéndonos
en la representación del rol de España como agente que interviene en América Latina.
En un artículo escrito en los comienzos de las cumbres, en 1992, en el que
reflexiona sobre el futuro de ellas, Celestino del Arenal sienta algunos tópicos que aún en
los discursos de hoy aparecen. Analizaremos estas cuestiones relevantes en dicho texto,
para luego centrarnos en las representaciones que circulan actualmente, cuando las cumbres

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En Elvira Narvaja de Arnoux y Susana Nothstein (editoras) (2014). Temas de glotopolítica.
Integración regional sudamericana y panhispanismo. Buenos Aires: Biblos. ISBN 978-987-
691-257-0.
iberoamericanas ya son un hecho, y los congresos internacionales de la lengua española
(CILE) se consolidan aún más con el creciente impulso del Instituto Cervantes.
En principio, el autor marca un corte histórico para establecer un cambio en la
política exterior española a partir de 1976. El catedrático asocia la “Hispanidad” a un
modelo tradicional, conservador y fascista. A esta se le oponen los valores de la Comunidad
Iberoamericana: lo renovado, cooperativo, solidario, igualitario. Concluye:
“En definitiva, se ha pasado de una política que trataba de instrumentalizar las
relaciones con Iberoamérica en función exclusiva de determinados intereses de régimen o de
gobierno a una política de cooperación y concertación, que, inspirada por los principios de
solidaridad, igualdad, democracia y desarrollo,aspire a ser fundamentalmente una política de
los pueblos y para los pueblos, basada en los especiales vínculos que unen a España e
Iberoamérica.” (Del Arenal; 1992, Pág. 18) (Estas y las siguientes cursivas nos pertenecen)

Aquí aparecen los valores democráticos de igualdad y un concepto central en la


definición de las relaciones, el de desarrollo. Para introducirnos en él, veremos primero
las formas de nombrar a los países de América Latina y el Caribe. En la cita,
observamos que son referidos como “Iberoamérica”. En este caso, como en los
siguientes, esta denominación excluye a España, es decir que funcionaría reemplazando
al término Latinoamérica, aunque siempre aparece junto a la nación europea:
“La definición de esta política de paz y seguridad ha normalizado plenamente la
posición internacional de España y ha aclarado, igualmente, el sentido y propósitos de su
política exterior y, en consecuencia, de las relaciones con Iberoamérica (…)”(Del Arenal;
1992, Pág. 18)
“(…) ir progresivamente cristalizando en formas de cooperación y concertación
realistas y flexibles, mutuamente beneficiosas para los Estados y pueblos iberoamericanos y
Español (…)” (Del Arenal; 1992, Pág. 19)
“(…) pues de otra forma se perdería la mejor ocasión en la moderna historia de
España para sentar las bases de una auténtica política iberoamericana y de sentida comunidad
entre los pueblos iberoamericanos y Español (…)” (Del Arenal; 1992, Pág. 19)”
“(…) la idea de comunidad entre los pueblos americanos de habla hispana y el
pueblo español debe continuar siendo una constante (…) (Del Arenal; 1992, Pág. 19)”

Con Iberoamérica, España, establece vínculos de paz y seguridad, beneficiosos,


auténticos, los que, a su vez son definidos como compromisos morales, de “deber ser”.
Estos rasgos positivos, de afirmación de la comunidad, luego se irán desdibujando tras el
trazado de los tipos de vínculos, es decir cuando se vayan especificando el rol de España y
la situación de los países latinoamericanos: “Lo anterior nos plantea, por lo tanto, la
necesidad por parte del gobierno de terminar de definir realista y coherentemente el modelo

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de las relaciones de España con los países en vías de desarrollo”(Del Arenal; 1992, Pág. 20).
Además, aparecerán los términos “latinoamericano” y “América Latina” cuando se traten
las relaciones de estos países con los Estados Unidos, respecto del cual, el autor distinguirá
su política en la región de las buenas intenciones españolas:
“Desde un punto de vista político y social, es evidente que España, como se puso
claramente de manifiesto en el caso de la crisis centroamericana, tiene una interpretación de
la problemática latinoamericana y unos intereses en la región que no siempre coincide con
los de los Estados Unidos. Frente a la interpretación estadounidense de los conflictos y
tensiones en términos exclusivamente de mantenimiento del status quo y de la estabilidad,
como consecuencia de una caduca concepción de la seguridad nacional, que lentamente
empieza a cambiar, la interpretación española considera que la estabilidad y la seguridad de
la región, y por lo tanto la solución de sus conflictos, están inseparablemente vinculados con
la realización de importantes reformas políticas y sociales que permitan a esos países acceder
a la democracia real y al desarrollo y progreso económico y social.” (Del Arenal; 1992, Pág.
22)

“Latinoamérica” aparece vinculada a la “crisis”, “la problemática”, “los conflictos y


tensiones”, y por lo tanto como objeto pasivo de reflexión de los agentes que son capaces
de dar diferentes interpretaciones y por ende, distintas soluciones. En este sentido, América
Latina sería incapaz de tener un desarrollo autónomo como unidad regional, ya que
depende de otros dos actores, Estados Unidos y/o España. Con España hay otros agentes
capaces de impulsar el desarrollo en la región, los que son nombrados en uno de los
objetivos a seguir, en el que Latinoamérica vuelve a traducirse en Iberoamérica, recobra los
rasgos positivos mencionados, y por lo tanto se transforma en un sujeto capaz de asumir
desafíos22:
“III- Reforzar el contenido profundo de la relación con Iberoamérica, mediante el
incremento de la cooperación al desarrollo (…) Ello requiere indudablemente la existencia
de una decidida voluntad política, capaz tanto de arbitrar los recursos necesarios y de
profundizar en la política iberoamericana como de movilizar a los agentes privados en orden
a que participen activamente en esa política.” (Del Arenal; 1992, Pág. 25)

En conclusión, los países latinoamericanos aparecen nombrados con rasgos


negativos, crisis o problemas, excepto cuando son denominados como “Iberoamérica” y
cobran rasgos positivos como asumir desafíos o compromisos, todos ellos con proyección a
futuro. En estos últimos casos aparecen vinculados con España y agentes privados que los
ayudarían a solucionar sus conflictos económicos, políticos y sociales, ya que son incapaces

22
En los objetivos, sólo hay una excepción de esta traducción, cuando se la vincula con la Comunidad
Europea.

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de desarrollarse autónomamente. A su vez, la “nueva política” española que se diferencia
de la anterior a 1976, establecería relaciones hasta entonces desconocidas con ellos,
basadas en valores democráticos de igualdad, solidaridad y cooperación, distintas a las
propiciadas por Estados Unidos. Hemos, entonces, sentado las bases de la nueva política
exterior española hacia Iberoamérica, siguiendo el rol de liderazgo ejemplar enunciado por
Celestino Del Arenal en la entrevista virtual. A continuación, veremos cómo esos valores
continúan siendo la esencia del vínculo, cómo aparecen nombrados los países de América
Latina y el Caribe, y a qué se los asocia, especificando esta primera imagen negativa con
nuevos aportes.
Valor cuantitativo: la riqueza y la pobreza en números

Con el fin de identificar matices entre distintas representaciones de la


“Comunidad iberoamericana” y de sus miembros, tomamos tres discursos que nos han
resultado muy significativos: dos ponencias del IV CILE realizado en Cartagena de
Indias, la de Enrique Iglesias y Álvaro Marchesi; y el ya citado proyecto educativo de la
OEI, “Metas 2021: la educación que queremos para la generación de los bicentenarios”.
Lo que nos permite la comparación entre las ponencias y el proyecto, es que la
presentación de este último está firmada por los dos exponentes. Además, hay que
recordar el lugar institucional que ocupan ambos como secretarios generales, Iglesias de
la SEGIB y Marchesi de la OEI.
En los tres discursos se recurre a datos cuantitativos, sin embargo, estos
funcionan de forma distinta en los diferentes textos. En la ponencia de Enrique Iglesias
destacan la grandeza de la lengua española y de Iberoamérica:
Partimos de una realidad: Iberoamérica existe. Es un colectivo político de 22
naciones que integran su comunidad. Representa el 9.2% de la población mundial con casi
600 millones de personas, ocupa el l5% de la superficie del planeta y ya alcanza a casi el
9.2% de la economía mundial medida en términos de Producto Bruto Interno.
En esta comunidad, el español cuenta con más de 400 millones que usan su lengua
para comunicarse, para constituirse en la cuarta lengua más hablada en el mundo, luego del
chino, el inglés y el hindi. Y la segunda como medio de comunicación internacional.
Lengua oficial en 20 países en tres continentes y extendida a otras regiones como los
Estados Unidos habitada por 40 millones de hispanos de los cuales más de la mitad utiliza el
español como su primera o segunda lengua.

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En esta ponencia, además de la recurrencia a estos datos, se insiste en la grandeza
por medio de construcciones nominales: “esta rica lengua”, “la riqueza lingüística”,
“nuestra rica lengua”, “esta rica diversidad”. No se diferencia entre quienes poseen esa
riqueza y quienes no, sino que se utiliza la primera persona del plural que incluye a todos, a
las 22 naciones como a los 400 millones de usuarios; incluso ella llega a ser factor de
unificación e igualación, ya que “como pueblos nos sentimos unidos desde esta rica
diversidad.”
Marchesi refiere también la grandeza de la lengua, no obstante luego veremos que
muestra algunas debilidades de ella en sectores determinados:
“Como simples pinceladas de la fortaleza del español en el mundo les
comento que alrededor de cuatrocientos millones lo tenemos como primera lengua y
unos noventa millones lo tienen como segunda. Estas cifras ya resultan muy
representativas de lo que representa nuestro idioma.

Aquí también aparece una construcción nominal: “la fortaleza del español”. Este
proceso tiende a personificar a la lengua: una persona rica y robusta que permite unirnos y
ante quien todos somos iguales.
Sin embargo, para Marchesi “la riqueza y la presencia de la lengua española en el
mundo no se corresponde a su presencia en el campo de la ciencia ni en el campo de la
diplomacia”. Toma los datos sobre la lengua en el campo de las ciencias de una ponencia
de Enrique Hamel, en la que este autor postula la necesidad de un “plurilingüísmo” en el
campo científico en contraposición al “monolingüismo inglés”23. Estos datos van
construyendo a un “enemigo” de la riqueza que ocupa los lugares que el español debería
ocupar, aunque no considera el “plurilingüísmo” que postula el autor mexicano que
involucra al español, el portugués y el francés. Afirma Marchesi:
“Les decía que iba a plantear unos datos iniciales. No lo voy a hacer sobre la riqueza
de la lengua española, su presencia en el mundo, su ascenso en las últimas décadas y su
disputa del liderazgo mundial en este campo con el inglés.Voy a hacerlo porque tal vez es
menos conocido en el campo de la ciencia y del uso de las tecnologías de información y de la
comunicación.”

23
Hamel, R. Enrique “El español como lengua de las ciencias frente a la globalización del inglés. Diagnóstico
y propuestas de acción para una política iberoamericana del lenguaje en las ciencias” (2002) Disponible en
www.dtil.unilat.org.

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Además se reiteran construcciones nominales que refuerzan el señalamiento del
“enemigo”: “un monopolio del inglés”, “la hegemonía del inglés”, “la implantación del
monolingüismo en inglés”.
En el caso del proyecto educativo, los datos son desalentadores debido a que
muestran la baja escolarización o matrícula en los distintos niveles de enseñanza, los
índices de analfabetismo, el rendimiento de los alumnos en algunas áreas, el nivel de
repitencia o el porcentajede jóvenes con el nivel secundario completo, entre otras cosas. Lo
curioso aquí es que no en todos los cuadros estadísticos aparece España, por ejemplo en el
último mencionado, o aparece en otros con excelentes rendimientos.24
En el proyecto también se repiten algunas construcciones nominales (“riqueza
cultural”) aunque a su vez se señala un inconveniente, como en este subtítulo muy
significativo: “La riqueza multicultural y su olvido histórico”. En este caso, la grandeza ha
devenido en olvido y ello produjo la “caída” en la pobreza que reflejan los datos:
“Los datos muestran sostenidamente mayor incidencia de la pobreza, menor ingreso,
escolaridad y esperanza de vida, mayor mortalidad infantil y materna, y menor acceso a la
salubridad y al agua potable. Hay que agregar, además, la situación de exclusión y
discriminación histórica, lo cual hace que la aproximación al universo de las minorías étnicas
y culturales esté dificultada por las distancias culturales y por las profundas carencias que
viven.” (pág. 71)

Observamos, entonces, que todos los discursos propician la “construcción de una


comunidad iberoamericana”. En los tres aparecen lexemas que refieren a relaciones
equitativas, dos de ellos muy recurrentes, el segundo de los cuales ya aparecía con
insistencia en el texto analizado de Celestino Del Arenal: “encuentro” (de culturas en el
descubrimiento de América; entre la lengua española y las nativas; hasta el mismo CILE es
nombrado como encuentro) y “cooperación”. Sin embargo, en ellos hay distintas
representaciones de las relaciones entre España y Latinoamérica que permiten identificar
diferencias estructurales en el modo de concebir la comunidad.
En la ponencia de Enrique Iglesias no hay diferencias significativas entre los
términos “España”, “Latinoamérica”, “Iberoamérica” sino que se insiste en una identidad,

24
Si bien no podemos asegurar que esto establece una división tajante entre países latinoamericanos y España
ya que no poseemos los datos que faltan, conviene tenerlo en cuenta en la medida en que podría ser indicio de
una diferencia ya que es extraño que la OEI no posea datos sobre ese país.

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como lo señalamos anteriormente, dada por la lengua, la cultura, la historia, e incluso se
postula como una “comunidad natural”:
“Una comunidad que proviene de ese sustrato de identidad común, pero también de
una larga y rica historia de intercambio y cooperación.”
“Así pues, esta Comunidad Iberoamericana constituye hoy un gran espacio
multinacional fundamentado en principios y en valores, y en una identidad cultural y
lingüística compartida.”

“Una Comunidad habitualmente considerada como pre-existente a cualquiera de sus


formulaciones políticas e institucionales contemporáneas como nuestra propia Conferencia
Iberoamericana.”

Además, España y algunos países latinoamericanos aparecen como agentes con


capacidad de transformación y capaces de impulsar el desarrollo:
“España y Portugal se convierten en activos actores de la inversión en Iberoamérica.
España acerca en las dos últimas décadas más de l50.000 millones de dólares en inversiones
en empresas que van desde las energéticas y financieras a las de las comunicaciones y de
infraestructura económica y social. Pero otro tanto está aconteciendo con las empresas
latinoamericanas. Chile, Brasil, México, Argentina, Venezuela, Colombia, se convierten
crecientes exportadores de capital con inversiones en el resto de América en cantidades
crecientes y con áreas cada vez más diversificadas.”

Por el contrario, en la ponencia de Álvaro Marchesi aparece una distinción entre los
entornos léxicos de “Latinoamérica” e “Iberoamérica”25,y también se señalan desigualdades
económicas entre los países latinoamericanos. Por ejemplo:
“El acceso a Internet en América Latina en los hogares es extremadamente bajo al
compararlo con los países desarrollados”;
“Todo ello pone de manifiesto que las acciones deben orientarse en diferentes
campos complementarios pero que en modo alguno han de olvidar en fundamental: el retraso
educativo y científico de las sociedades latinoamericanas.”

Se asocia a “Latinoamérica” con la “pobreza”, “la escasez”, “el retraso”, “las


desigualdades” que la posicionan como región no desarrollada, aunque con algunas
“mejoras en los últimos 15 años”. El término “Iberoamérica” aparece asociado a acciones
positivas como en este párrafo:
Los datos aportados señalan el camino a que ha de recorrerse si se pretende tener
éxito: conseguir elevar el nivel educativo y cultural de la población iberoamericana, reforzar
el apoyo a la investigación científica y desarrollar un proyecto de intercambio de

25
Esta sólo aparece en un caso asociada a la pobreza: “No me cabe duda de que el retraso educativo y
socialde los países iberoamericanos junto con sus profundas desigualdades son los factores que están en el
origen de la escasa presencia del español en el campo de la ciencia y de la tecnología”

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investigadores en el ámbito iberoamericano, y defender el papel del español en los
organismos internacionales.

No obstante, estas asimetrías reclaman la “unidad” frente al “adversario”: “Frente a


estas desventajas estructurales no es conveniente abandonar el espacio de la ciencia a las
fuerzas del libre mercado que solamente acentúa las asimetrías”. El libre mercado se
vincula con “el monopolio del inglés”. De esta manera, se constituyen en “los enemigos”
generadores del retraso educativo y social que debemos enfrentar.

En el proyecto educativo, aparecen diferencias entre los entornos léxicos de


“Latinoamérica” e “Iberoamérica”, desde el índice mismo, en el cual esta última aparece
ligada a “desafíos”, “compromisos” y “metas”.
“En un sugerente texto publicado a comienzos de siglo, Brunner (2001) subrayó que
la educación latinoamericana se enfrenta a dos desafíos de enorme magnitud. Por un lado,
debe recuperar el retraso acumulado en el siglo XX para responder a los retos futuros (…)
Por otro lado, ha de enfrentarse a los retos del siglo XXI”. (pág. 83)
“En América Latina y el Caribe el objetivo es aún más acuciante: que ningún alumno
abandone el sistema educativo antes de finalizar la escuela secundaria obligatoria” (pág. 44)
Subtítulo: “Pobreza y extrema pobreza en la región”. Luego se lee: “Según las
estimaciones de la CEPAL (2005), los pobres en América Latina y el Caribe” (pág. 67)
“Una de las mayores contradicciones de la sociedad latinoamericana …” (pág. 76)

Confrontarse con:
“Retos y desafíos actuales de los pueblos iberoamericanos…” (pág. 15)
“A pesar de estas limitaciones, los objetivos, metas y compromisos asumidos por los
países iberoamericanos…” (pág. 52)
“A pesar de los indudables avances de la educación en Iberoamérica…”(pág 79)

Además de este contraste, la primera cita sitúa históricamente “el retraso”, a saber
en el siglo XX que nos remite al “olvido histórico” de la “riqueza multicultural” señalada
anteriormente. Frente a este panorama se insiste en nuevos actores, “nuevas alianzas” o
“nuevos aliados” que remarcan las asimetrías en el nivel de desarrollo: “Un proyecto con
esta ambición necesita también el compromiso solidario de los países con mayores
recursos para apoyar a aquellos que tienen más dificultades”. Además aparece “España”
en oraciones activas como agente y en posición temática, frente a, por ejemplo en este caso,
“gobiernos de la región”, que se realiza como complemento de la forma pasiva:
“Este instrumento ha sido planteado con fuerza creciente por algunos gobiernos de la
región y recogido en las dos últimas Cumbres Iberoamericanas. El Gobierno español y otros
han firmado en los últimos años convenios bilaterales con varios países.”

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“España viene desarrollando desde hace más de 10 años con varios países
iberoamericanos mediante los PAEBAs.”

Por último, hay que destacar que el “retraso” y “olvido histórico” de las sociedades
latinoamericanas durante el siglo XX, se contrapone a la intervención española de los
últimos 10 años. De esta manera, nuevamente serán “Iberoamérica”, España y empresas
privadas los agentes del cambio que harán posible el desarrollo de los países de América
Latina y el Caribe a través de una “nueva política” basada en valores democráticos de
cooperación y solidaridad:
“En esta participación activa se encuentra el último de los rasgos definitorios
del proyecto: el esfuerzo solidario de los países iberoamericanos con mayores
recursos, de los organismos internacionales de cooperación y de las empresas que
han asumido su responsabilidad social corporativa para apoyar a los países y
regiones con mayor rezago educativo en la consecución de las metas planteadas.”
(pág. 16)

En conclusión, observamos que reaparecen los valores democráticos de cooperación


y solidaridad a los que se agrega la idea del “encuentro”. Vimos que se van registrando
matices diferenciales en las representaciones de las relaciones entre los países de América
Latina y España, y en la representación de la Comunidad Iberoamericana. Estos se pueden
leer como una escala gradual en la que se van especificando los roles y vínculos. En la
ponencia de Enrique Iglesias todos los agentes aparecen relacionados en una comunidad
“pre existente” que les proporciona una identidad, poseen mismas capacidades de
proyección, y por lo tanto pueden acceder y explotar la “riqueza lingüística”. En la de
Marchesi, en cambio, hay datos positivos que destacan la “fortaleza” de la lengua, y
negativos que indican dos enemigos, “la hegemonía del inglés” y el libre mercado, frente a
los que hay que unirse. En el proyecto, los datos son negativos, muestran la exclusión y el
retraso educativo, productos del “olvido histórico” de la “riqueza multicultural”. Para
enfrentar estos problemas, “Latinoamérica”, debe relacionarse con España y agentes
privados, ser “Iberoamérica” y así podrá asumir los compromisos y desafíos necesarios
para desarrollarse económica y socialmente, utilizando como recurso la “rica lengua” y la
“rica diversidad”. A continuación, nos detendremos en el análisis de dos aspectos
nombrados, la lengua española y la pobreza latinoamericana.

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El fetichismo de la lengua en la lucha contra la pobreza

En este apartado analizaremos cómo la lengua, a partir de discursos que tratan sobre
“el retraso en Latinoamérica”, se ha convertido en un fetiche en la medida en que se
representa como un elemento capaz de enfrentar las problemáticas de los países de América
Latina y el Caribe. En este sentido, estas representaciones lingüísticas del español se
articulan con la idea de “nuestra rica lengua” y “los conflictos de Latinoamérica” debido a
que su valor se puede usar para resolver un problema específico, la pobreza.
Roberto Bein dice respecto del fetiche lingüístico: “Como cualquier otro, al fetiche
lingüístico se le atribuyen cualidades mágicas: se deposita en él la virtud de conseguir un
empleo, o la de unificar una comunidad, o la de hacer perdurar una religión” (Bein; 2005)
La lengua, veremos, posee la cualidad de “erradicar la pobreza”.
En el IV CILE, el escritor español Antonio Muñoz Molina, de forma escueta y
terminante, señaló al enemigo, desvinculando al antes señalado: “El enemigo del español
no es el inglés, sino la pobreza. Lo que amenaza a la literatura y a los libros es la ignorancia
y el abandono de la educación, no el Internet.” La pobreza y el retraso educativo son
señalados como los estigmas del subdesarrollo de los países latinoamericanos. Sin
embargo, ya en el III CILE, en Rosario, se indicaron estos factores junto a otros, en este
caso por un escritor mexicano, Carlos Fuentes. Este señalamiento fue retomado por el
entonces director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha en la
presentación en Chile del V CILE, el 11 de julio de 200926:

“En esa dirección resuenan todavía cercanas y lacerantes las palabras de Carlos
Fuentes en el congreso de Cartagena de Indias: `Tenemos coronas de laureles pero andamos
con los pies descalzos. El hambre, el desempleo, la ignorancia, la inseguridad, la
corrupción, la violencia, las discriminaciones son todavía desiertos ásperos y pantanos
peligrosos de la vida iberoamericana’. Algunos se preguntarán qué puede hacer la lengua en
esos ámbitos. Olvidan que la lengua es el único recurso que tenemos para modificar el
mundo, para ser personas y sujetos activos y no solo objetos del mundo.”

“Iberoamérica” se asocia al hambre, la pobreza y a otros rasgos negativos, sin


embargo se recupera el recurso capaz de movilizar el mundo y de convertir a los integrantes

26
El director de la RAE refiere que el discurso de Fuentes fue pronunciado en el IV CILE, pero fue en el III
CILE. Tomás Eloy Martínez, Antonio Muñoz Molina y Carlos Fuentes pronunciaron discursos en la
inauguración.

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de la comunidad en “sujetos activos”: la lengua. García de la Concha, al citar el texto de
Fuentes seguido de la “herramienta del cambio”, produce un desplazamiento y resignifica
el término “Iberoamérica”, asociado en el discurso del escritor a rasgos negativos, y le
otorga positividad y proyección de futuro. Más adelante acentuará su poder junto al de la
educación: “La lengua no es biología, sino educación. En este punto se abre el reclamo de
calidad y equidad educativa en la lucha contra la desigualdad y la pobreza”.
Esta idea se consolida en la presentación del programa del V CILE: “En este
sentido, la lengua española se perfila como un factor decisivo de inclusión social y de
igualdad educativa, que puede influir de manera determinante en la lucha contra la
desigualdad y la pobreza.” La lengua española no es sólo el tesoro anteriormente descripto
en números sino también el agente movilizador por su valor “cualitativo”, según se afirma
en la misma presentación:

En definitiva, se trata de construir un espacio hispánico de comunicación, en el que la


presencia del español tenga una dimensión no sólo cuantitativa —más español en la Red—
sino también cualitativa: la lengua, la palabra como garantía de la libertad y el progreso de
los individuos y de la sociedad.

La lengua se ha transformado en un fetiche: es riqueza y es salvación porque su


valor cuantitativo y cualitativo permite la inclusión social, el progreso del individuo y de la
sociedad, y garantiza la libertad. Así, vemos la centralidad de la lengua en los
proyectosencabezados por España, en tanto determina la identidad y se constituye en
elemento esencial para erradicar las desigualdades de los países latinoamericanos.

Posiciones políticas en la coyuntura actual de crisis

En este apartado, nos limitaremos a comentar dos textos, la versión electrónica final
del documento Metas 2021 y el discurso de apertura del Congreso Iberoamericano de
educación27 de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En ambos, observaremos
inflexiones políticas vinculadas a lo que planteamos al comienzo acerca de la importancia
de que los países latinoamericanos hayan condicionado la agenda en la Cumbre

27
El congreso se llevó a cabo en Buenos Aires los días 13, 14 y 15 de Septiembre de 2010.

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Iberoamericana de 2010. Esto nos permitirá confrontar las representaciones identificadas
con el momento actual de crisis mundial y el debilitamiento de España.
Por un lado, el documento definitivo suponemos que fue producto de un consenso
entre todos los países iberoamericanos, por lo que se distingue de la versión preliminar,
elaborada por la OEI y firmada por los secretarios generales mencionados. Contrastando
ambos documentos, hemos observado un hecho muy significativo, a saber que se han
suprimido la mayoría de los índices que evidenciaban una situación de pobrezay
desigualdad de los países latinoamericanos y que enfatizaban el malestar en el ámbito
educativo, mientras que no seexplicitaronlos mismos de España y Portugal, lo que
favorecería la construcción que analizamos de “Latinoamérica” como una región “pobre”
que necesita de otro para proyectarse28.
Por otro lado, la presidenta argentina, al concluir su discurso inaugural articula una
doble crítica a los secretarios generales de la OEI y la SEGIB:
Falta mucho todavía, obviamente, no estamos hablando de un país que tiene todos sus
problemas solucionados. ¿Qué país los tiene además, Enrique? Creo que ninguno, por lo que
veo últimamente creo que ninguno. Pero lo importante es saber que estamos en el camino
adecuado, no mostrarnos como ejemplo porque siemprees feo exhibirse como ejemplo, eso es
de los países que tienen una impronta colonial, querer imponer ejemplos; nosotros nunca
hemos tenido impronta colonial porque hemos sido colonia y precisamente estamos
cumpliendo los 200 años de nuestra emancipación.

Por una parte, la presidenta descalifica a Enrique Iglesias al interpelarlo por su


nombre, soslayando su cargo institucional y utilizando un registro coloquial que anula las
relaciones jerárquicas29. A su vez, invalida el planteo –y las representaciones que hemos
identificado- acerca de las problemáticas propias de Latinoamérica, generalizando el
argumento a todos los países del mundo. Por otra parte, retoma lo dicho por Álvaro
Marchesi, quien había afirmado que“(Alberto Sileoni hizo que) Argentina y elMinisterio de
Educación argentino sea la referencia para el conjunto de la región iberoamericana”,y
vincula el argumento del ejemplo dado por él a la autoridad colonial, descalificando los
halagos superficiales.

28
Los índices educativos en la versión definitiva no discriminan por países, sino que son promedios y llevan el
título de “Iberoamérica”. Los que evidenciaban el grado de pobreza y desigualdad económica fueron
suprimidos. Sin embargo, la mayoría de los sintagmas que hemos identificado se realizan.
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Entendemos este gesto como el establecimiento de una equidad en la medida en que los interlocutores
dialogan de igual a igual, ya que la interpelación es recurrente en los discursos de la presidenta y, en general,
es dirigida a alguien del público de quien se pretende cierta complicidad o adhesión a la tesis propia.

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En Elvira Narvaja de Arnoux y Susana Nothstein (editoras) (2014). Temas de glotopolítica.
Integración regional sudamericana y panhispanismo. Buenos Aires: Biblos. ISBN 978-987-
691-257-0.
En ese sentido, ambas observaciones nosmuestran tensiones políticas que nos
exigen realizar una reflexión final que considere las condiciones de producción actuales de
los discursos que contrastan con las representaciones que vienen proyectándose.

Conclusión
Al comienzo presentamos un esbozo histórico de dos integraciones regionales que
involucran a los países latinoamericanos: por un lado, el Mercosur yla Unasur, los que
implican la posibilidad de un desarrollo autónomo; por otro lado,la Comunidad
Iberoamericana que supone la relación de aquellos con dos países europeos, España y
Portugal. Del primero, observamos su creciente interés en el continente latinoamericano,
fundamentalmente, a partir de la firme inversión de capital de empresas españolas. Este
interés fue acompañado, en el ámbito político, por la realización de las Cumbres
Iberoamericanas, y recientemente, por el nuevo impulso de la SEGIB sobre los proyectos
de la OEI. A su vez, en el campo cultural y lingüístico, se manifestó en la creación del
Instituto Cervantes y la renovación de la RAE, los cuales se ocuparon de promover una
nueva imagen del español y de la política exterior española, alejada del imaginario colonial.
Por esto, nos preguntamos por la posible incidencia de la hispanofonía, la cual definimos
siguiendo a Del Valle como una ideología lingüística centrada en la lengua española, en el
marco de los procesos de integración mencionados, en tanto suincumbencia en aquellos
implica una tensión en el dominio político, y una no complementariedad de los procesos, ya
que afectaa la propia identidad cultural y lingüística.
En ese sentido, creímos relevante indagar sobre las distintas representaciones de
estos espacios y, en particular, en los entornos léxicos de Iberoamérica y Latinoamérica,
con el fin de identificar cómo se representaban las nuevas relaciones, y qué rol ocupaba
España en ellas. Así, observamos que se configura un espacio asimétrico y desigual, en el
cual la relación con el país europeo se presenta como elemento central para el desarrollo
social y económico de los países de América Latina y el Caribe, quienes son representados
con rasgos negativos y pasivos. Esto lo pudimos reconocer en el análisis de la
representación de la lengua española, la que se manifiesta como recurso necesario que
posibilitaría el progreso de estos últimos debido a su valor y riqueza, lo que, a su vez, le

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En Elvira Narvaja de Arnoux y Susana Nothstein (editoras) (2014). Temas de glotopolítica.
Integración regional sudamericana y panhispanismo. Buenos Aires: Biblos. ISBN 978-987-
691-257-0.
otorga un rol central en la proyección regional. Asimismo, podemos homologar dicha
representación con la de “rentabilidad” de la nueva imagen de la lengua, que postuló Del
Valle.
De esta manera, la riqueza de la lengua española se presenta, entonces, como
recurso necesario de los países latinoamericanos para su desarrollo económico y social. En
esta centralidad de la lengua vemos la incidencia hispanista en el proceso de integración
iberoamericano, lo que nos permite sostener la hipótesis de no complementariedad de este
proyecto con el proceso de desarrollo autónomo latinoamericano, ya que afecta la identidad
cultual y lingüística de este último, y debido a la relación de dependencia que se plantea.
Sin embargo, hemos visto que las representaciones discursivas que se vienen
proyectando no se articulan con los posicionamientos sociales y las relaciones de poder en
la coyuntura actual, ya que,por un lado, España está padeciendo una fuerte crisis
económica, por lo que se ha debilitado su rol político protagónico, el cual se basaba
esencialmente en el aporte económico de distintas empresas que financiaban su política
lingüística y cultural, la que favorecía la construcción de representaciones que legitimaban
la intervención de los agentes del país europeo en el continente; por otro, varios de los
países latinoamericanos están fortaleciendo sus economías, lo que les está permitiendo
reubicarse en el ámbito internacional, y además están logrando consensos entre sí en el
ámbito político, en particular en la Unasur, a pesar de las grandes diferencias internas.
En ese sentido, creemos que las presentes consideraciones deben formar parte de
una discusión sobre la construcción e implementación de una política lingüística
latinoamericana complementaria con la postulación de una identidad cultural que funcione
como base de una política de integración regional que favorezca el desarrollo social y
económico autónomo, atendiendo al reordenamiento de las relaciones de poder y al
reposicionamiento de los países latinoamericanos en los organismos internacionales que se
está produciendo en la actualidad, ya que ello presenta un panorama propicio para llevarla a
cabo.

Bibliografía

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En Elvira Narvaja de Arnoux y Susana Nothstein (editoras) (2014). Temas de glotopolítica.
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Sitios web de referencia de discursos y documentos

www.casareal.es
www.comunidadandina.org
www.congresosdelalengua.es
www.elpais.com
www.grupobicentenario.org
www.oei.es
www.segib.org

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