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Mi Madre Los Mató
Mi Madre Los Mató
Shelsy García.
I
Ambos jóvenes cruzaron, lo que parecía ser una muerte segura por la caída
inevitable de un barranco. Anhelantes de una nueva aventura lograrían realizar el
espectáculo más limpio de equilibrio no registrado antes, marcando así, su inevitable
purgatorio. Darían cerca de las 5 de la tarde cuando ambos muchachos se
encontrarían anonadados ante aquel silencioso bosque con impresionantes vistas y
maravillosas aves, que los harían perder el sentido de la orientación por completo,
lo que por causa y efecto los llevaría a caminar en círculos por vario rato
inevitablemente con la puesta del Sol tendrían una sola alternativa: dormir en aquel
complejo de árboles esa noche, en completa soledad y oscuridad. Mientras Logan se
quejaba caminando en círculos alrededor de las mochilas meticulosamente
equipadas Ryan con voz serena decía: "listo. la carpa está lista, ojalá no haya osos
cerca".
La amistad entre estos tres florecería rápidamente luego de que Logan con el
estómago rugiente encontrara lo que parecía ser miel recién cosechada entre las
pertenencias de la Señora, quien aún no decía su nombre, sin embargo, alzaría una
invitación a un humilde almuerzo matutino al cual aquellos muchachos no se
pudieron negar. Caminaron cerca de un kilómetro, cuando por fin divisaron una
casita bien lograda y de apariencia pintoresca en un relieve de lo que parecía ser un
campo que era utilizado para la siembra de arroz, entre grandes gotas de sudor ante
sus ojos y los implacables y luminosos rayos del sol, Ryan, quien iba de último vería
desplomarse a la silueta femenina que caminaba temblorosa delante de él. Logan se
había alejado y no está disponible a la vista, mientras Ryan intentaba vanamente
ayudar a su futura anfitriona. Sin querer y entre descuidados agarres le desprendió
un botón de la blusa y quedaría perplejo ante aquel hallazgo.
Una vez dentro de la casa los jóvenes serian sorprendidos por la belleza
campesina que afloraba en cada rincón de aquella silvestre vivienda. Poco o nada
tardó la viejita en montar un banquete sin precedentes y es que este poseía desde
impecables rebanadas de pan recién horneadas hasta brillantes y extremadamente
blancos trozos de queso fresco servido como una exquisita gracia y condecorando la
mesa con un florero de flores silvestres que había recogido esa misma mañana les
dijo a los muchachos: coman y encuentran aquí la fuerza para su viaje de regreso a
su hogares, palabras que entonaban mientras encendía el fuego del horno con una
mano y con la otra sujetaba un cuchillo de un largo de aproximadamente veinte
centímetros y mientras esbozaba estas palabras con una gran y perturbadora sonrisa
no apartaba la mirada de los muchachos. Estos quienes tras terminar aquel banquete
decidieron levantar la mesa y encargarse de la losa, bromeaban como ocurrentes
frases como de que luego de haber comido tremendo banquete podrían incluso
derrotar a un oso y así esperaron a la señora quien anteriormente hace unos
momentos había salido y no había vuelto por ser ante aquellos muchachos tan
desafortunados.
II
Momentos después allóse Ryan solo en la oscuridad, sudoroso y algo
asombrado, se intentó incorporar, pero su cuerpo aún drogado se desplomaba a
voluntad propia en repetidas ocasiones, entonces luego de golpearse repetidas veces
en diferentes partes del cuerpo, para intentar reanimar o despertar las articulaciones
y músculos dormidos, logró al fin caminar, aún sumido en la aquella oscuridad, logró
llegar a lo que parecía un borde de la habitación en la que se encontraba, la cual
comenzó a recorrer rápidamente mientras palpaba meticulosamente casa relieve de
las paredes, topándose con un pedazo de material blanda y con un fuerte olor a sangre
que decidió no desechar para descubrir que era al salir de aquella habitación, hasta
que por fin dio con la puerta, entreabrió la misma y notó que había sido exhortado
sin darse cuenta de la casa y ahora se encontraba en lo que parecía ser un complejo
hospitalario, viendo rápidamente sus manos dio un sobresalto y arrojó al suelo lo
parecía ser un páncreas recién extraído, percibió inmediatamente con su olfato un
fuerte olor a sangre y a descomposición. Aparentemente el lugar en el que se le había
exiliado no contaba con ventanas y la única puerta que aparentaba dar acceso al lugar
estaba completamente asegurada con cerrojos que podían ser abiertos únicamente
por fuera, como pudo metiose así mismo y a su delgado cuerpo al acueducto que
brindaba un amplio espacio para reptar por él y logró salir a lo que aparentaba ser el
depósito de aguas negras de aquel complejo que no podía ser más que una obra de
la locura y psicopatía humana, pues en este podían visualizarse órganos como
intestinos gruesos, pulmones, cerebros, y lo que parecían ser entrañas además de un
brazo amputado. Tratando de contener los nervios se derrumbó en la tierra fría y se
vio manchado de lo que aparentaban ser heces fecales y un fuerte olor a orina que le
desgarraba la nariz, producto de haber trepado aquel acueducto, inmediatamente
levantó la cabeza y observó que estaba del otro lado de la colina donde se encontraba
la casa de aquella anciana y corrió hacia lo que parecía ser un enorme charco para
poder sacarse algunos restos de material fecal. Lavóse como pudo y cubriose a sí
mismo completamente con barro para poder apaciguar el fuerte olor a excremento y
orina y se disputo a encontrar a Logan, con los pies temblorosos y el corazón
aterrorizado penetró aquel lugar que de momento parecía ser inofensivo. Hasta que
luego de traspasar lo que sería la fachada daría con una puerta que podía ser abierta
solo por llave, pero misteriosamente esta estaba abierta, una vez comprobado que
Logan no se encontraba en el resto de las habitaciones ya descubiertas, accesó con
manos temblorosas a aquella sala.
Su mirada de paralizó hasta dilatar sus pupilas, su corazón latía rápido y fuerte,
y su boca a punto de emitir un gemido, fue sujetada casi de inmediato para frenar
aquel espasmo, por unas manos ensangrentadas que le resultaban familiares y que
de las cuales su portador le susurraba: "no grites, ella no sabe que aún estoy vivo".
Diose la vuelta con rapidez y en completo silencio, vio a Logan, quien estaba detrás
de el con el cuerpo completamente mojado, y con moretones enormes en casi toda
la cara, con una mano que parecía desgarrada desde el hombro hasta el antebrazo
por las garras de un animal de feroces fauces, de las cuales la sangre aún vertía y se
dividía así en tres partes, de las cuales la primera parecía tan profunda que podría
incluso exponer el hueso a simple vista, de no ser porque Logan había frenado la
hemorragia con cantidades absurdas de lo que parecía ser tela llena de lodo; en la
pierna izquierda, exactamente en la parte trasera del muslo Logan tenía un corte
profundo que lucía como partir una sandía impecablemente por la mitad, que había
sido la primera herida aparentemente, y que ya no parecía tener hemorragia, pues la
misma habría sido frenada por con el mismo dudoso material que Logan poseía en
su brazo. Juntos decidieron escapar de aquel complejo de torturas, pero al volver los
ojos a aquella escena que habían olvidado por completo no pudieron ni siquiera
seguir percibiendose a sí mismos en aquel lugar de luz tenue.
III
Pasarían dos años para el juicio de aquella mujer, ambos jóvenes estaban a
punto de ingresar a la universidad, y decidieron no asistir al juicio. Una mañana
soleada ambas familias, ahora unidas como una sola se dispondrían a tener un
hermoso día de playa y cuando Ryan ojeó el periódico que su padre compraría
minutos antes daría con la noticia de que un teniente de cierto estado se habría
quitado la vida, luego de testificar en contra de su madre quien sería condenada a 5
cadenas perpetuas sin libertad condicional ni derecho de fianza por el delito
agravado de asesinatos múltiples, he intento de homicidio. Logan arrebatándole el
periódico a Ryan diría, esta noticia es algo vieja, mira esta, y rompiendo la página
en pedacitos la tiraría por la ventana y con un fuerte abrazo lloraría una última vez
por aquel día, que no mató su cuerpo físico, pero si su alma de niño; lloraría
amargamente por última vez, esta vez ya no con su amigo, si no, con su ahora
hermano.
Fin.