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RESUMEN: Se hace aquí una mirada retrospectiva sobre un tema que por una
parte ha subyugado las conciencias, y por otra ha dado alas a una libertad que
va más allá de las coacciones por parte de las autoridades puesto que la filiación
divina está por encima de toda coacción exterior, a pesar del dirigismo de los
líderes religiosos y civiles que han impuesto un modo de ver la moral, en contra
de esa libertad que se promueve precisamente en la genuina tradición de la
Iglesia. Aquí vemos esta espiritualidad en el medievo, sobre todo a través de
sus grandes representantes en la moral como son San Agustín y cómo lo recoge
Santo Tomás unos siglos más tarde, al incorporar la filosofía aristotélica-
árabizante. En la conclusión, veremos cómo la libertad de las conciencias que
hoy día se promueve, no va contra esa tradición espiritual (que aquí vemos en
el contexto medieval, asumiendo la Patrística, pero que habría que seguir
estudiando en el contexto moderno) sino que –como diría Newman- recoge ese
legado.
obrar moral en santo Tomás de Aquino», Università della Santa Croce, Roma 2008),
Doctorando en Filosofía (Universidad de Granada 2022), Máster en Profesorado de
Educación Secundaria (Filosofía y Ciencias Sociales, Universidad de Granada 2021),
Licenciado en Geografía e Historia (Universidades de Sevilla y Córdoba, 1994), Inves-
tigador de la Fundación para el desarrollo de la consciencia (desde 2014). Autor de
libros como «La pérdida del ser querido» (2006), «La evolución de la consciencia»
(2016), «Las leyes del Universo» (2016), “De la Vega de Granada al Valle de Lecrín
en la Edad Media. Jornadas de Historia y Arqueología 24-27 Mayo 2022”. y numero-
sos artículos. c/ Morena 2, 7º C, 18015 Granada, tf. 617027236, mail: llu-
cia.pou@gmail.com
INTRODUCCIÓN
Las instituciones se han llenado de leyes que enfrentan unos contra
otros, cuando lo único importante es que todos somos personas, hijos
de Dios. Hoy vemos ciertas leyes que marginan a una parte de la socie-
dad, que dejan a los «sin papeles» que mueran en pateras antes de llegar
a su destino, y mientras mueren en las distintas guerras que hay hoy en
el planeta, los expertos montan una teoría económica para justificar la
ley de la selva, la ley de los fuertes.
¿Cuál ha sido la relación entre ley-libertad, o sea entre la norma y la
dignidad de la persona, en la Ley bíblica? Porque es conocido que el
Antiguo Testamento dejaba paso a un fariseísmo de escudarse en la
norma para dejar de atender incluso a la atención a los propios padres.
La Antigua Ley resumida en el pasaje del Deuteronomio dirá que «el
mandamiento está muy cerca de ti», que más que una norma escrita en
las tablas de la Ley, está en el corazón de cada persona; pero luego no
se hace así, se absolutizan los diez mandamientos y otros muchos que
se inventan los judíos, ocultando otros pasajes también bíblicos. Se ha
venido a decir que el Antiguo Testamento presenta una ética del cum-
plimiento de la ley, y que el nuevo testamento enseña la ley del amor.
aplica a su tarea, presupone ya la relación con Dios que el simple amor Dei, el anhelo
de Dios, buscaba establecer» (Hannah Arendt, «El concepto…», cit., pág. 75).
4 Gracias a la memoria cada uno se reconoce a sí mismo como quien es, a pesar de
a 3, q 45 a 4.
7 Santo Tomás recogerá este legado, pero con muchas disquisiciones para no dejar
de seguir las causalidades aristotélicas, que le obligan a poner la gracia como un «acci-
dente». Sin embargo, en los comentarios bíblicos se muestra mucha más libre, incluso
en la Summa: «Assumptio quae fit per gratiam adoptionis terminatur ad quamdam par-
ticipationem divinae naturae secundum assimilationem ad bonitatem illius, secundum
illud 2 Pet: Divinae consortes naturae. Et ideo huiusmodi assumptio communis est
tribus personis et ex parte principii et ex parte termini. Sed assumptio quae est per
gratiam unionis est communis ex parte principii, non autem ex parte termini»: III q 3 a
4 ad 3
8 Gerard Philips, «La unión personal con el Dios vivo, ensayo sobre el origen y el
La deificación
Es ahí donde san Agustín, siendo latino, se aproxima más a los Orien-
tales: habla de deificación. Su formación en Derecho romano le hace
ver que la generación natural es distinta a la adopción. Pero no podría
haber adopción en la filiación divina si no hubiera un «algo» divino en
el hombre: san Atanasio ya dijo que aquel que es Dios, puede deificar
a alguien. ¿Cómo puede olvidarse lo que dice el apóstol Pedro, de ser
«partícipes de la naturaleza divina»? Esto no lo han olvidado los Padres
de la Iglesia, aunque parezca raro que una criatura se traslade al orden
9 San Agustín, Trin. VII, 3, 5: PL 42, 938.
10 San Agustín, Trin. XIV, 6-24: PL 42, 1040-52. La cita se encuentra en el cap. 12,
n. 25 col. 1048.
11 San Agustín, ibid. 14, 20: col. 1051.
12 San Agustín, «En. Ps». 94, 6: PL 37, 1221. Cf. La cita de la nota 2: «En. Ps».
15 San Agustín, «Serm. Dni. in monte», I, 23, 78, del año 393-4: PL 34, 1268.
16 San Agustín, «C. Faust.» III, 3: PL 42, 215; CSEL 25, 1, 264.
21 Pierre Lombard, «Sentences», I, dist. 26, cp. 5: ed. Quaracchi, p 167, n. 232.
23 a.
24 Rowan Williams, «Sobre San Agustín», Desclée de Brouwer, Bilbao, 2018, es-
pecialmente en su capítulo 1.
25 Sobre la forma en que usa Agustín de esa expresión, sobre todo en su Comen-
tario sobre la Trinidad, puede verse el artículo que puede verse en julio 2022 en
https://institucional.us.es/revistas/fragmentos/17/art_1.pdf.
26
«Unaquaeque res illud videtur esse quod in ea est potissimum, ut Philosophus
dicit, in IX Ethic. Id autem quod est potissimum in lege Novi Testamenti, et in quo tota
virtus eius consistit, est gratia Spiritus Sancti, quae datur per fidem Christi. Et ideo
principaliter lex nova est ipsa gratia Spiritus Sancti, quae datur Christi fedelibus»: S.
Th., I-II, q. 106, a. 1, c.
27
«Sicut lex factorum scripta fuit in tabulis lapideis, ita lex fidei scripta est in cor-
dibus fidelium», dice Santo Tomás (S. Th., I-II, q. 106, a. 1 c.) citando a S.Agustín (De
spiritu et littera, 24: PL 44, 225).
28
«Le virtù teologali, i doni dello Spirito Santo e tutto quel nobilissimus comitatus
omnium virtutum (Catechismo Romano, II, II, 51), che accompagnano l'infusione della
grazia, ci permettono di muoverci con libertà verso la meta del Cielo, perché ce ne
mostrano con chiarezza il cammino e ci aiutano a percorrerlo. E proprio in ciò si evi-
denzia il parallelismo, ma anche la differenza fra la legge soprannaturale e quella natu-
rale. Differenza, perché la legge naturale non esula dai limiti della natura umana e per-
tanto non può ordinare adeguatamente all'unico fine a cui è stato -di fatto- destinato
l'uomo: la vita eterna»: Pasquale Iascone, «I fondamenti della specificità della morale
cristiana» consultado en Julio 2022 en https://dialnet.unirioja.es/servlet /articulo? co-
digo=5185461. «Quod autem gratia se habeat ad finem ultimum supernaturalem, sicut
natura ad finem ultimum naturalem, patet ex eo, quod gratia est participatio formalis
naturae divinae reduplicativae, ut naturae divinae (...). Cum gratia sit essentialiter semen
gloriae, tam naturaliter fertur in finem supernaturalem ille qui est in gratia costitutus,
quantum est ex parte gratiae, -sicut naturaliter fertur in finem ultimum naturalem
humana natura qua homines sumus (...). Addit tamen gratia maiorern efficacitatem et
infallibilitatem, eo quod gratia ex se deficere non potest, secundum illud: sufficit tibi
gratia mea, et ideo ducit ad eundem finem supernaturalem non solum secundum
rationem abstractam finis, sicut natura, sed etiam secundum rem concretam in qua ratio
illa plene verificatur. Ut sic appareat quod gratia perficit naturam»: Santiago Ramírez,
«De hominis beatitudine, tractatus theologicus» I, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, Madrid 1943, pág. 509 nn. 921-922 (tanto los tomos I como el II, se editaron
también en su Opera Omnia, vol. 3, C.S.I.C., Madrid 1972.)
29 «Dupliciter est aliquid inditum homini. Uno modo, pertinens ad naturam
humanam: et sic lex naturalis est lex indita homini. Alio modo est aliquid inditum
homini quasi naturae superadditum per gratiae donum. Et hoc modo lex nova est indita
homini, non solum indicans quid sit faciendum, sed etiam adiuvans ad implendum»: S.
Th., I-II, q. 106, a. 1 ad 2. Recordemos que en el contexto medieval no se planteaban lo
que hoy nos planteamos en nuestro contexto. Hoy pensamos que en el plano histórico
existencial no existe más que el fin sobrenatural, y la universal voluntad salvífica de
Dios hace que todos los hombres actuando de buena voluntad puedan cumplir los de-
signios de su conciencia. Sin embargo de esto, y haciendo un salto, hay quien pasa a la
«moral anónima», sin distinguir las tinieblas (cf. Io 8, 12) y la mentira (cf. 1 Io 1, 6; 2,
4; 4, 20) de la verdad, sin mirar la esclavitud de Satanás como algo malo, y sin apreciar
el amor de Dios encarnado.
30
Cf. Ramón García de Haro, La vida cristiana, Ediciones Universidad de Navarra,
1992, pág. 460; La Nueva Ley es también ley escrita y su contenido dispone a recibir y
gozar de la gracia del Espíritu Santo, pero «principaliter nova lex est lex indita, secun-
dario autem est lex scripta»: S. Th., I-II, q. 106, a. 1: cf. A. Pérez Gornés, «Las relacio-
nes entre la Antigua y la Nueva Ley según Santo Tomás de Aquino», Tesis doctoral (pro
manuscripto), Universidad de Navarra, Pamplona 1974, pp. 151-154. «Quizá por in-
fluencia de algunos moralistas se ha tendido a considerar más el aspecto secundario de
la Nueva Ley y a tenerla como ley escrita» (ibid., pp. 233-234). La Nueva Ley ilumina
la ley antigua y la lleva a su cumplimiento (cf. S. Th., I-II, q. 107), y el Aquinate vive
aquel espíritu exegético según el cual «ut Novum in Vetere lateret et in Novo Vetus
pateret» (S. Agustín, «Qæst. in Hpt» 2, 74: PL 34, 623).
31
Santo Tomás de Aquino, «In ad Rom.» c. 7, lec. 3 [557]; cf. Rom 8, 2; cf. Pas-
quale Iascone, «I fondamenti della specificità della morale Cristiana», cit., pp. 293-322
(capítulo «La morale soprannaturale», sobre la ley nueva, como ley de perfecta liber-
tad).
32
«Intentio legislatoris est cives facere bonos. Quod quidem lex humana facit, solo
notificando quod fieri debeat; sed Spiritus Sanctus, mentem inhabitus, non solum docet
quod oporteat fieri, intellectum illuminando de agendis, sed etiam affectum inclinat ad
recte agendum» Cf. Ídem, «In ad Rom.» c. 8, lec. 1 [602].
33
«Et haec quidem lex spiritus dicitur lex nova, quae vel est ipse Spiritus Sanctus,
vel eam in cordibus nostris Spiritus Sanctus facit. Ier. 31, 33: Dabo legem meam in
visceribus eorum, et in corde eorum superscribam eam. De lege autem veteri supra (...)
dixit solum quod erat spiritualis, id est a Spiritu Sancto data»: Ídem, «In ad Rom»., c.
8, lec. 1 [603].
34
«Ad legem Evangeli duo pertinent. Unum quidem principaliter: scilicet ipsa
gratia Spiritus Sancti interius data. Et quantum ad hoc, nova lex iustificat (...). Aliud
pertinet ad legem Evangelii secundario: scilicet documenta fidei, et praecepta
ordinantia affectum humanum et humanos actus. Et quantum ad hoc, lex nova non
iustificat. Unde Apostolus dicit, II ad Cor. 3, 6: Littera occidit, spiritus autem vivificat.
Et Agustinus exponit, in libro De spiritu et littera, quod per litteram intelligitur
quaelibet scriptura extra homines existens, etiam moralium praeceptorum qualia
continentur in Evangelio. Unde etiam littera Evangelii occideret, nisi adesset interius
gratia fidei sanans»: Ídem, S. Th., I-II, q. 106, a. 2, c. El Magisterio de la Iglesia ha
sancionado la doctrina de que la ayuda de la gracia no está sólo en mostarnos lo que
debemos saber, sino también mueve a la voluntad para amar lo que debemos hacer y
darnos la capacidad de hacerlo. (Cf. Concilio de Cartago, «De gratia», c. 4: DS 226; cf.
Concilio de Orange II, «De gratia», cc. 6-7: DS 377; Concilio de Trento, ses. VI, «Decr.
De Iustificatione», c. 7: DS 1530).
35
Cf. Santo Tomás de Aquino, «S. Th.», I-II, q. 106, a. 4 c.
36
Ibid.
37
«In eodem instanti est gratiae infusio cum motu liberi arbitrii»: Ídem, «S. Th.»,
III, q. 89 a. 2 c.; cf. «Suppl.» q. 36, a. 5 ad 3.
38
Ídem, «In III Sent.», d. 29, q. 1, a. 8, qla. 3, sc; cf. «S. Th.», II-II, q. 44, a. 1, ad
2. Cf. Ramón García de Haro, «La libertad creada, manifestación de la Omnipotencia
divina», en «Atti dell'VIII Congresso Tomistico Internazionale», Città del Vaticano,
1982, págs. 45-72; Manuel Sánchez Sorondo, «La gracia como participación de la na-
turaleza divina, según Santo Tomás de Aquino», Librería editrice Vaticana, 2021.
39
Santo Tomás de Aquino, «S. Th.», I-II, q. 70, a. 1 c.
40
Cf. Ídem, «De Veritate», q. 27, a. 2.
41
Ídem, «S. Th.», I, q. 1, a. 8 ad 2.
42
Cf. Ramón García de Haro, «La conciencia moral», cit., pág. 91.
43
Ramón García de Haro, «Cristo, fundamento de la moral». Ediciones Internacio-
nales Universitanas. Barcelona 1990, pág. 48; cf. Santo Tomás de Aquino, «In ad
Rom.», c. 7 lec. 3.
44
Cf. Santo Tomás de Aquino, «S. Th.», I-II, q. 91, a. 2 c.
45
Cf. Santo Tomás de Aquino, «In ad Eph.», com. ad loc.
46
Santo Tomás de Aquino, «In ad Rom.» [645].
47
Alfonso Chacón, «La libertad creada y el fin», Tesis doctoral (pro manuscripto),
Universidad de Navarra, Pamplona 1978, pág. 23. Cf. Santo Tomás de Aquino, «C. G.»
III, c. 68. Santo Tomás sigue el concepto de libertad de S. Agustín, que es «quien sis-
tematiza y enriquece la terminología teológica en torno a la liberación cristiana con
ocasión de la controversia pelagiana, en que se plantea la relación entre gracia y liber-
tad»: A. Viciano, «La liberación cristiana en los "Sermones" de San Agustín: Contro-
versia pelagiana», en AA.VV., Verbo de Dios y palabras humanas, en el XVI cente-
nario de la conversión cristiana de San Agustín, edición dirigida por M. Merino, Ed.
Universidad de Navarra, Pamplona 1988, p. 53.
48
«S. Th.», I, q. 4, aa. 1-3.
49
«In Ev. Io.», c. 1, lec. 5; cf. I, q. 105, a. 5 c.
50
Alfonso Chacón, «La libertad creada y el fin», cit., pág. 24. «Pero no tendría
sentido alguno considerar ese autodominio del acto que tenemos sin hacer una referen-
cia a su causa. La voluntad, como todo lo creado, ha sido producida y ordenada por el
Creador, de modo que no tiene que inventar ni su fin ni la medida de su actuar: preci-
samente porque es algo creado está llamada a un fin cierto, y viene medida por ese
mismo fin»: ibid., pp. 24-25. Ese fin es Dios, la Bondad divina: la criatura espiritual
tiene esta profunda diferencia con las demás: su fin propio, libremente alcanzado: es
capaz de tender hacia Dios. Recordemos que «hay un fin que excede de manera total-
mente desproporcionada a aquello que es por el fin, es decir, al medio que se utiliza
para alcanzarlo. Tal fin no se adquiere como perfección que inhiera en ese medio, sino
solamente por una semejanza suya, pues se trata de la Bondad divina, que excede abso-
lutamente a toda criatura. Por consiguiente, la criatura no lo puede adquirir en sí misma
como forma suya, sino sólo alguna semejanza, que consiste en la participación de su
Bondad; por tanto, todo apetito natural o voluntario tiende hacia una semejanza de la
Bondad divina, y tendería hacia esa misma Bondad si le fuera posible adquirirla como
perfección esencial, como forma de la cosa. Pero la misma Bondad divina puede ser
adquirida por la criatura racional como la perfección que es el objeto de una operación,
en cuanto a la criatura racional le es posible ver y amar a Dios. Por consiguiente, Dios
es, de manera singular, fin al que tiende la criatura racional además del modo común
con que toda criatura tiende a El, por el que desea ese bien que es una semejanza de la
Bondad divina»: Santo Tomás de Aquino, «In I Sent.», d. 1, q. 2, a. 2 sol.
51
Alfonso Chacón, «La libertad creada y el fin», cit., pág. 26.
52
«S. Th.», I, q. 93, a. 8 c.
53
«C. G.», III, c. 25, 46.
54
«C. G.», IV, c. 55.
55
«Anima intellectiva est creata "in confinio æternitatis et temporis"»: «C. G.», III,
c. 61. Se ha llamado a su moral «moral de libetad», tema de gran actualidad, pues la
sociedad está necesitada de poner de relieve el carácter racional -y por lo tanto univer-
salmente comprensible y comunicable- de las normas morales correspondientes al ám-
bito de la ley moral y natural: cf. S. Tomás de Aquino, «S. Th», I-II, q. 71, a. 6; Juan
Pablo II, Enc. «Veritatis splendor», n. 37 y passim.
56
«De hominis opificio», c. 4: PG 44, 135-136; cf. Juan Pablo II, Enc. «Veritatis
splendor», n. 38; y n. 40.
57
Cf. S. Tomás de Aquino, «S. Th.», I-II, q.93, a.3, ad 2.
58
S. Tomás de Aquino, «In duo praecepta caritatis et in decem legis praecepta.
Prologus»: Opuscula theologica, II, n. 1129, Ed. Taurinens. (1954), 245.
59
«S. Th.», I-II, q. 91, a. 2.
60
«S. Th.», I-II, q. 93, a. 1. Sobre el concepto de ley eterna en Santo Tomás de
Aquino, su relación con la providencia y en cuanto ordenación del dinamismo de las
creaturas, cf. J. Sordo Vilchis, «Aspectos ontológicos de la ley eterna en Santo Tomás
de Aquino», Tesis doctoral presentada en la Universidad de Navarra (pro manuscripto),
Pamplona 1970. He aquí alguna de sus conclusiones: «Las deficiencias del intelecto
creado no ponen limitación a esa presentia íntima y profunda de la ley eterna y le man-
tienen en perpetua tensión hacia un mayor conocimiento de ella. La ley eterna -como
fundante del orden moral objetivo- en cuanto contiene de modo primordial el proyecto
singularizado de Dios se presenta íntimamente ligada al descubrimiento de la propia
vocación de la persona» (pág. 275). En las últimas páginas trata del conocimiento que
el hombre tiene de ese proyecto divino, y su participación responsable, en actitud de
apertura, y obediencia meditada a los mandatos de la ley eterna, en conformidad con su
naturaleza y la llamada que Dios le dirige a través del orden de la ley eterna (cf. págs.
250-259, y 277).
61
Cf. «S. Th.», I-II, q. 90, a. 4, ad 1.
62
«S. Th.», I-II, q. 91, a. 2.
63
«Dec. praec.» 1.
64
Ramón García de Haro, «Il rapporto natura-grazia»..., o. c., pág. 341.
65
Cf. «S. Th.», I, q. 1, a. 8, ad 2.
66 «S. Th.», II-II, q. 52, a. 1 ad 3. Cf. Ramón García de Haro, «La vida cristiana»,
o. c., págs. 459-564.
67 Ramón García de Haro, «La vida cristiana», o. c., p. 460; cf. ídem, Il rapporto
natura-grazia..., o. c., pp. 338-349; Santo Tomás de Aquino, «In ad Rom», cap. 8, lec.
3, citado más arriba.
68 Ramón García de Haro, «Il rapporto natura-grazia»..., o. c., pág. 339, donde
subraya que sólo en la S. Th., I-II, q. 68 emplea S. Tomás 12 veces la expresión instinc-
tus Spiritus Sancti o bien instinctus gratiæ. en el cual resume la entera fuerza vital del
creyente (es decir otorga una connaturalidad para actuar como hijo de Dios), y en el que
comprende la inclusión tanto de las virtudes teologales como las morales infusas y los
dones del Espíritu Santo.
69 Santo Tomás de Aquino, «C. G.» III, c. 148.
72 Cf. Ídem, S. Th., I-II, qq. 8-10 en el estudio del acto de la voluntad y sus princi-
pios motores. A continuación nos detendremos en dos aspectos que muestran la relación
de la Ley con la libertad de los hijos de Dios (Rom 8, 21) en la exposición de Santo
Tomás.
73 San Agustín, «In Ioannes Evangelium Tractatus», 41, 9-10: CL 36, 363.
74
«...boni et fideles, et amore servientes, et ideo libertatem per filium consequimur.
Io 8, 36: si filius vos liberaverit, vere liberi...» (Santo Tomás de Aquino, «In ad Gal. »,
c. 4, lec. 3); «... per resurrectionem: quia et ipsa creatura liberabitur a servitute cor-
ruptionis in libertatem gloriae filiorum Dei (Rom 8, 21)» (Ídem, «In III Sent.», d. 19,
q. 1 a. 3 c.).
75
San Agustín, «In loannis Evangelium Tractatus», 41, 10: CCL 36, 363.
76
«Liberi sunt a spirituali servitute peccati, non autem a servitute corporali»: Santo
Tomás de Aquino, «S. Th.», II-II, q. 104, a. 6 ad 1.
77
Santo Tomás de Aquino, «In ad Rom.», c. 3, lec. 3 [307]. «Muestra el Doctor
Común en primer lugar la necesidad de la satisfacción para ser redimido de la servi-
dumbre, y cómo se realiza en Cristo Jesús. Este es el punto central -Cristo Redentor
como causa meritoria- donde radica la libertad de los hijos de Dios, que nos alcanzó
Cristo muriendo en la Cruz»: C. Lapeña, «Doctrina sobre la filiación divina en el co-
mentario a la Epístola a los Romanos de Santo Tomás de Aquino», Tesis doctoral (pro
manuscripto), Universidad de Navarra, 1981, p. 273. Es una analogía muy frecuente-
mente usada en los Padres para expresar la condición del hijo de Dios: ya no hay servi-
dumbre del pecado sino libertad, que Cristo, verus liberator nos consiguió (S. Agustín,
«Serm.» 134, 3: PL 38, 744). «Con cierta frecuencia los Padres de la Iglesia se esfuerzan
en establecer un paralelismo entre el hecho teológico y la situación social e histórica de
la servidumbre. Una de las mejores analogías que pueden ayudar a concebir y expresar
la condición del hombre antes de la misión de Cristo es la condición de siervo, porque
ofrece algo de particular que lleva la impronta de toda una civilización. Cristo es el
verdadero liberador -verus liberator- porque las instituciones sociales consideradas
como libres o liberadoras no son sino falaces»: A. Viciano, «La liberación cristiana en
los "Sermones" de San Agustín», o. c., pág. 65. El mundo es lugar de esclavitud y las
instituciones sociales que parecen garantizar la libertad son radicalmente engañosas. La
libertad no existe en la sociedad ni siquiera entre aquellos que se llaman libres, pues la
perspectiva de la fe cristiana hace ver que todos, tanto libres -ingenui- como siervos -
serui- son esclavos mientras permanezcan en pecado, y prueba de ello es la realidad de
la muerte que a todos alcanza (cf. S. Agustín, Serm. 134, 3: PL 38, 744). En los Sermo-
nes de San Agustín resuena «la doctrina acerca de la massa damnata, que es ciertamente
la clave de toda la soteriología agustiniana. Cristo, venciendo al diablo, al pecado y a la
muerte, libera verdaderamente a los hombres de estas ataduras. Por eso, sólo después
de Cristo puede construirse una sociedad genuinamente libre» (A. Viciano, íbid., pág.
65).
78
Cf. Santo Tomás de Aquino, «In II ad Cor.» 112.
79
Ídem, «In ad Rom.», c. 6, lec. 3 [496]: «...quia non invenitis peccatum in vos
dominari, per quod retrahi possitis; sumus enim liberati a Christo».
80
Ibid. [498]: «...Ille vero qli se sacramentis Christi subiiciunt~ ex eorum virtute
gratiam con sequuntur, ut non sint sub lege, sed sub gratia, nisi forte per suam culpam
se subiiciant servitu ti peccati».
81
Ídem, «In ad Rom.», c. 8, lec. 1 [605]: «Et hoc a lege peccati id est a lege formitis
quae inclinat ad peccatum. Vel a lege peccati est a consensu et operatione peccati, quod
hominem tenet ligatum per modum legis. Per Spiritum enim Sanctum remittitur pecca-
tum». Cristo nos hace libres e hijos de Dios, dirá el Aquinate siguiendo el pensamiento
de San Agustín: la liberación (liberatio) es una acción cristiana, de Cristo: «Dios libe-
rador, hombre mediador, para poder llegar a él por él, no por otro»: S. Agustín, «Serm.»
293, 7: PL 38, 1320.
82
Cf. Santo Tomás de Aquino, «C. G.», V, c. 22; S. Th., I-II, q. 10.
83
También la imagen es agustiniana: el hombre es libre en la medida que moral-
mente es sano, y tal es cuanto más está sujeto a la gracia (cf. S. Agustín, «Ep.» 157, 8);
de donde se sigue que es libre si es siervo: libre del pecado si es siervo de la justicia
(«In Io Ev. tr.», 41, 8).
84 San Agustín, «Serm.» 134, 6: PL 38, 746)
85
Santo Tomás de Aquino, «In ad Rom. », c. 6, lec. 3 [497]: «Et hoc modo etiam
Christus fuit sub lege... alio modo dicitur aliquis esse sub lege, quasi a lege coactus, et
sic dicitur esse sub lege, qui non voluntarie ex amore, sed timore cogitur legem obser-
vare. Tales autem caret gratia (...). Sic igitur quamdiu aliquis sic est sub lege, ut non
impleat voluntarie legem, peccatum in eo dominatur, ex quo voluntas hominis inclinatur
ut velit id quod est contrarium legi, sed per gratiam tale dominium tollitur, ut scilicet
homo servet legem, non quasi sub lege existens, sed sicut liber».
86
Ídem, «In ad Rom.», c. 2, lec. 3 [217]: «El iste est supremus gradus digni tatis in
homnibus, ut scilicet non ab aliis, sed a seipsis inducantur ad bonum».
87
Ídem, «In ad Rom.», c. 6, lec. 4 [513]. Cf. Carmen Lapeña, «Doctrina sobre la
filiación divina…» o. c., págs. 277-279.
88
Ídem, «In ad Rom.», c. 8, l. 1 [616].
89
«Quantum ad coactionem (...) iusti non sunt sub lege, quia motus et instinctus
Spiritus Sancti, qui est in eis, est proprius eorum instinctus, nam caritas inclinat ad illud
idem quod lex praecipit. Quia ergo iusti habent legem interiorem, sponte faciunt quod
lex mandat, ab ipsa non coacti»: Santo Tomás de Aquino, «In ad Gal.», c. 5, lec. 3
[318].
90
«In ad Gal.», c. 5, lec. 5; In ad Rom., c. 8, lec. 1; In II ad Cor., c. 3, lec. 3; C. G.,
IV, c. 22, etc.
91
«Et similiter ubi Spiritus Domini, ibi libertas intelligitur, quia liber est, que est
causa sui: servus autem est causa domini; quicunque ergo agit ex seipso, libere agit; qui
vero ex alio motus, non agit libere. Ille ergo, qui vitat mala, non quia mala, sed propter
mandatum Domini, non est liber; sed qui vitat mala, quia mala, est liber. Hoc autem
facit Spiritus Sanctus, qui mentem interius perficit per bonum habitum, ut sic ex amore
caveat, ac si praeciperet lex divina; et ideo dicitur liber, non quin subdatur legi divinæ,
sed quia ex bono habitu inclinatur ad hoc faciendum, quod lex divina ordinat»: Santo
Tomás de Aquino, «In II ad Cor.», c. 3, lec. 3 [112].
92
Ídem, «In ad Rom.», c. 1, lec. 3 [50].
93
Ídem, «S. Th.», I-II, q. 107, a. 1 ad 2.
94
Ídem, «In ad Rom.», c. 8, lec. 1.
95
Cf. Ídem, «In Ev. ad Io.» [1907-09]
96
Ídem, «In II ad Cor.», c. [112].
97
Cf. Ídem, «In I Sent.», d. 17, q. 1, a. 4, ad 4.
98
Cf. Ídem, «S. Th.», I-II, q. 112, a. 5.
99
Ídem, «C. G.», IV, c. 21 [3587-3588]. Lo mismo indica en los lugares paralelos
de «In ad Rom.», c. [634 ss].
100
Ídem, «De Caritate», ad 1.
101
Ídem, «In II ad Cor.», c. [240].
102
Ídem, «In ad Col.», c. [96].
103
Gerard Philips, «Inhabitación Trinitaria y gracia», Secretariado Trinitario, Sa-
lamanca,1980, pág. 200.
104
Santo Tomás de Aquino, «S. Th.», I-II, q. 108, a. 1. En la moral tomasiana, la
norma moral, en la Nueva Ley, está fundamentada en la Encarnación del Verbo.
105
Ídem, «S. Th.», I-II, q. 108, a. 1 c.
106
Carmen Lapeña, «Doctrina sobre la filiación divina…», o. c., pág. 278. Se hace
necesaria la fe en la respuesta de la criatura: «Rom 8, 21: ipsa creatura liberabitur a
servitute corruptionis in libertatem filiorum Dei. Sic ergo patet quod ad fidem neces-
saria est nobis attractio patris» («In Io Ev.», c. 6, lec. 5).
107
Aquí no hay lugar para quedarse en un «minumum precrito», sino que, si quere-
mos usar esa terminología, se trata de alcanzar el «maximum posible». La moral que se
basa en una recta comprensión de la vida de la gracia y de sus exigencias, se opone
necesariamente a la moral casuística: «les casuistes se poseront même la question:
cambien de fois dans sa vie est-on obligé de faire un acte de foi, comme si la foi du
chrétien ne devait pas être active dans toute la vie»: S. Pinckaers, Morale catholique et
éthique protestante, in «Nova et Vetera» 53 (1978), p. 87 (81-95).
108
Cf. Santo Tomás de Aquino, «S. Th. », I-II, q. 108, a. 1 ad 1.
109
Carmen Lapeña, «Doctrina sobre la filiación divina…», o. c., pág. 279.
110 Juan Cardona Pescador, Filiación divina II: teología moral. En «Gran Enciclo-
112
Ibid., c. 111 [2855]. «Santo Tomás encara, pues, la historia como un proceso de
retorno del universo a Dios que -iniciado en la creación- regresa a El, arrastrado por las
operaciones de las criaturas espirituales; en el universo se da una cierta circulación, en
cuanto que, saliendo de Dios, vuelve a El por su tendencia al bien»: María Helena Da
Guerra Pratas, Elementos para una teoría general tomista sobre el valor revelador de
la historia (I), en «Annales Theologici» 7 (1993), pp. 71-100; la cita corresponde a
págs. 76-77.
113
«De tal modo es movido por el Espíritu Santo, que también él obra por cuanto
que es libre»: Tomás de Aquino, «In IV Sent.», d. 49, q. 1, a. 3 sol. 1 c.; C. G. III, c.
112.
114
Tomás de Aquino, «S. Th.», I-II, q. 68, a. 3.
115
«Idem Spiritus Sanctus qui loquitur in scripturis, movet sanctos ad operandum,
secundum illud Rom 8, 14: qui Spiritu Dei aguntur, hi filii Dei sunt»: Tomás de Aquino,
«De perfectione spiritualis vitæ», c. 18.
116
Cf. Tomás de Aquino, «S. Th.», I-II, qq. 8-10 en el estudio del acto de la voluntad
y sus principios motores.
117 Cf. Llucià Pou, “Instinto del Espíritu Santo” y filiación divina, en Santo Tomás
de Aquino, en «Atti del Congresso Internazionale su L’umanesimo cristiano nel III mi-
llennio: la prospettiva di Tommaso d’Aquino», Christian humanism in the Third Mi-
llennium: The perspective of Thomas Aquinas, 21-25 settembre 2003, vol. 2, Ed. Vati-
cano 2005, págs. 805-821; Ídem, El instinto del Espíritu Santo según Santo Tomás, en
«Síntesis de Santo Tomás de Aquino», Congreso Internacional de la SITA (Asociación
Internacional Tomás de Aquino) 2004, Universidad de Barcelona, 2006.
versitarias, Barcelona 1992, p. 207. Cf. Philippe Delhaye, L'Esprit Saint et la Loi
Nouvelle, en «Atti del Congresso Internazionale di Pneumatologia», Lib. Ed. Vaticana,
Roma 1983, pp. 1177-1193.
119 Francisco en su audiencia del 18.08.2021: https://www.vatican.va/c ontent/fran-
cesco/es/audiences/2021/documents/papa-francesco_20210818_udienzagenerale.html
120 Francisco, en la audiencia de 11.08.2021, dice que estamos «llamados a vivir en
el Espíritu Santo, que libera de la Ley y al mismo tiempo la lleva a cumplimiento según
el mandamiento del amor. Esto es muy importante, la Ley nos lleva a Jesús. Pero alguno
de vosotros puede decirme: ‘Pero, padre, una cosa: ¿esto quiere decir que si yo rezo el
Credo no tengo que cumplir los Mandamientos?’ No, los Mandamientos tienen actua-
lidad en el sentido de que son los pedagogos que te llevan al encuentro con Jesús. Pero
si tú dejas de lado el encuentro con Jesús y quieres volver para dar más importancia a
los Mandamientos, eso no va bien (…) el encuentro con Jesús es más importante que
todos los Mandamientos»: https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences
/2021/documents/papa-francesco_20210811_udienza-generale.html
124
Cf. Santo Tomás de Aquino, «C. G.», III, cc. 17-18; O. Cullmann, «Christ et le
temps», Neuchâtel, Paris 1957.
125 El enlace con el texto completo por ejemplo en: https://www.religiondigital.
org/el_papa_de_la_primavera/Audiencia-Papa-ley-pablo-jesus-obediencia-educacion-
justificacion-cristo-libertad_0_2369763002.html