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Pues las viejas culturas orientales fueron las que facilitaron y prepararon el
camino para la aparición de la filosofía griega, en su sentido abstracto, por
medio de sus creencias y sus ideales. En estas viejas culturas orientales, los
sacerdotes fueron quienes dirigieron la creencia y paralelamente el raciocinio
humano y la cultura de ese entonces. Pues su pensamiento ha sido una mezcla
de ideas religiosas con ideas filosóficas y científicas, esa mezcla ha sido
aceptada y adquirida por sus discípulos, que tomando los pensamientos,
imaginaciones y viejas leyendas de sus culturas fueron luego la base
importante de la filosofía griega. Por esa razón la filosofía griega tuvo un
carácter religioso y la creencia tuvo un carácter filosófico.
De forma habitual, San Agustín, nos da a entender las ideas acerca de las
sociedades planteada en su obra. Sin embargo, el profundiza más en los
aspectos morales o éticos y no se hace de la misma manera en los otros
puntos. Pero, sin duda, su obra, es un trabajo con mucha riqueza filosófica y
apegada a las profundidades de sus contenidos.
Agustín cita que “la ciudad de Dios” está en un lugar que es perpetuo, y se
compara con lo inmutable, es un lugar donde lo material nada merece; es una
ciudad prometida en las escrituras sagradas, y dice que solo los hombres
bueno de corazones podrán llegar a ella, como una promesa establecida entre
el hombre manso y Dios.
Sin embargo, el autor nos hace una narración, refiriéndose a que las personas
son dotadas de capacidades de una pura libertad, pero que se
corrompen por culpa de la carne y sus debilidades, dejan de decidir cómo obrar
en su realidad, pero al mismo tiempo, Dios ha donado a los hombres de su libre
albedrío, como una capacidad de poder actuar según valle con su propia
voluntad. Por otro lado, Agustín nos hace referencia a nosotros los
hombres, enseñando que la vida no es más que una visa hacia la
muerte, no permitiéndonos a detenernos a caminar con más despacio, porque
imitamos a muchos animales que seguimos el mismo compás y solo nos
movemos con la misma celeridad.
Por último, es válido señalar que tanto la filosofía como la religión cada una
constituye la continuación de la otra, y son importantes y necesarias para el ser
humano por su recíproca relación. Porque mientras la filosofía se ocupa de la
parte lógica y razonable del pensamiento humano, la religión se encarga de la
parte espiritual de su vida. Por eso, esta relación no es espontánea y tampoco
es contradictoria, por el contrario, es fructífera para ambas partes y para la
cultura humana en cuanto a que forman columnas vertebrales y piedras
angulares que enriquecen el conocimiento humano y lo llevan hacia su actual
progreso científico, a pesar de su negación de la moralidad humana.
Conclusión