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Introducción:

En el presente ensayo estaremos viendo lo que es la filosofía y religión y como


se relacionan entre sí, también estaremos abarcando como San Agustín y
Santo Tomas expusieron la filosofía.

La filosofía y la religión están relacionadas. En general, la religión se


compone de un conjunto de costumbres, normas, principios y códigos de ética
que sirven para guiar la vida. La filosofía, por otro lado, es una disciplina con
una esfera de acción mucho más grande, la cual abarca muchos
conceptos como: la metafísica, la búsqueda de verdad, el conocimiento, y vida
misma. En ocasiones, se ha podido establecer un cierto dualismo y, hasta
oposición, entre las perspectivas de la religión o experiencia de la fe en la
filosofía.
La filosofía como criterio a partir de su surgimiento durante el siglo VI a. en la
tierra de los griegos representó el amor al entendimiento, ya que la filosofía
tenía dentro cada una de las ciencias. Además, al hallazgo de cualquier
aspecto del entendimiento humano lo llamaban inteligencia y tal inteligencia
debía estar en el seno de la filosofía. De esta forma la filosofía ha sido la mamá
y la fuente de cada una de las ciencias, las cuales desde el siglo III a.

se comenzaron a dividir de la filosofía. Fueron las ciencias humanas las


últimas en dividirse de la filosofía a inicios del siglo XIX, empero pese a todo la
interacción entre la filosofía y lo demás de las ciencias se ha mantenido
intenso. Aun cuando la filosofía ha sido la fuente de cada una de las ciencias,
hay quien plantea que la filosofía nació a raíz de la creencia. ¿Es aquello cierto
o no? Es conocido que la aparición de la creencia primigenia, previamente del
surgimiento de las 3 creencias monoteístas, ha sido una actividad humana, la
gente pretendió por medio de ella contestar a varias preguntas a alrededor de
su propio origen, los principios del cosmos, y ha sido natural que dichos
preguntas les llevaran a otros más relevantes y más profundos a alrededor de
ese «ser» que diseñó este cosmos por todo lo cual tiene de cielo, tierra, sol,
luna, seres vivos, animales, etcétera. Todos dichos preguntas emergen por
medio de la vivencia religiosa de las personas pese a su modo de filosofar.

Pues la vivencia religiosa, la cual se conformó en la gente a partir de su


aparición sobre la tierra, fue más intensa y realizada que la filosófica, y de esta
forma «está en lo hondo de cada corazón humano» y la sensación religiosa «es
una sección de las personas como el cerebro». De esta forma la vivencia
religiosa ha coincidido con cada una de las vivencias humanas en cada una de
las épocas vividas por el hombre. De tal modo, todo lo cual dijimos nos lleva a
entrar en la hondura de lo cual se denomina la comprensión filosófica de la
creencia, y esto nos da las diversas interpretaciones de la vivencia religiosa,
destaca sus diferentes tipos y recalca la necesidad fuerte y auténtica de las
personas. En verdad dichos 2 métodos acompañaron a la vivencia religiosa a
partir de su aparición en el primigenio ser humano, y si nos ponemos a ver
bien, pudimos encontrar que la interpretación positiva ha sido la más común
por su aprobación de la vida de un autor, Dios, de este planeta.
El ateísta parte de su negación de la realidad de Dios y de la vida de un «ser
espiritual» fuera de la naturaleza y fuera del mismo ser humano, y después
empieza a adoptar las mismas ideas en diferentes maneras y posibilidades
tomando las ideas negadas y aplicándolas a una persona o a una materia. De
esta forma tenemos la posibilidad de mencionar que la contradicción ateísta
confirma que los principios de la vivencia religiosa en el hombre es la religión
en un Dios exclusivo, y que el extremismo y la exclusión son el ateísmo. Por
consiguiente, la vivencia religiosa tiene sus raíces en la gente aun cuando
ciertos son ateos. Todo lo cual hemos escrito previamente poseía como fin
describir la estrecha interacción entre la filosofía y la creencia, y que a partir del
principio de su vida el hombre por su mentalidad y naturaleza ha sido religioso.

Pues las viejas culturas orientales fueron las que facilitaron y prepararon el
camino para la aparición de la filosofía griega, en su sentido abstracto, por
medio de sus creencias y sus ideales. En estas viejas culturas orientales, los
sacerdotes fueron quienes dirigieron la creencia y paralelamente el raciocinio
humano y la cultura de ese entonces. Pues su pensamiento ha sido una mezcla
de ideas religiosas con ideas filosóficas y científicas, esa mezcla ha sido
aceptada y adquirida por sus discípulos, que tomando los pensamientos,
imaginaciones y viejas leyendas de sus culturas fueron luego la base
importante de la filosofía griega. Por esa razón la filosofía griega tuvo un
carácter religioso y la creencia tuvo un carácter filosófico.

Una ejemplificación bastante clara de esto ha sido Pitágoras quien diseñó el


término de la filosofía. Él, como mencionó Cheney, «es el filósofo griego más
religioso y pertenece a los gigantes hombres religiosos griegos más
filosofado», además él ha sido el fundador del colegio Pitagórica de la Filosofía
y ha sido además quien encabezó la renovación de la vieja creencia Orfía . El
Corán en varios de sus versículos estima al ser humano el responsable de sus
creencias, pues la fe es personal, los hechos y ocupaciones de las personas
son particulares y, por consiguiente, el castigo y la recompensa en el juicio final
además son responsabilidades particulares. Hay quien plantea que el
asentimiento de la implementación de la filosofía y la súplica de argumentos
razonables agitan la fe religiosa e influyen mucho en las personas.
Realmente, aquello no es verdad, pues la filosofía y los argumentos no agitan
la fe de las personas, sino que éstos poseen pocos conocimientos y no saben
cómo exponer y ofrecer argumentos sobre sus creencias, de esta forma en
esta situación, es viable que la religión no haya podido llegar bien a su
mentalidad y a sus corazones.

De forma habitual, San Agustín, nos da a entender las ideas acerca de las
sociedades planteada en su obra. Sin embargo, el profundiza más en los
aspectos morales o éticos y no se hace de la misma manera en los otros
puntos. Pero, sin duda, su obra, es un trabajo con mucha riqueza filosófica y
apegada a las profundidades de sus contenidos.

San Agustín, nos hablas de las motivaciones de las verdades, que


poseemos para enseñar acerca de la fe, donde el plantea que ha sido olvidada
dentro de las corrientes politeístas, como también en la incredulidad de la
sociedad civil Romana de ese tiempo. El comienza con una afirmación sobre el
amor de Dios, sobre su creación, el pensamiento racional que lo llevo a tomar
la decisión de prometer una ciudad muy especial, que lleva el nombre, “la
ciudad de Dios o ciudad celeste”, ya que él dice que nuestro Dios es justo, y
brinda su ayuda merecida a quien se lo merece, y su ayuda inmerecida
aquellos que no se lo merecen, pero que Dios, nunca dejara de esperar a que
los inmerecidos sean más agradecidos.

Agustín cita que “la ciudad de Dios” está en un lugar que es perpetuo, y se
compara con lo inmutable, es un lugar donde lo material nada merece; es una
ciudad prometida en las escrituras sagradas, y dice que solo los hombres
bueno de corazones podrán llegar a ella, como una promesa establecida entre
el hombre manso y Dios.

Sin embargo, el autor nos hace una narración, refiriéndose a que las personas
son dotadas de capacidades de una pura libertad, pero que se
corrompen por culpa de la carne y sus debilidades, dejan de decidir cómo obrar
en su realidad, pero al mismo tiempo, Dios ha donado a los hombres de su libre
albedrío, como una capacidad de poder actuar según valle con su propia
voluntad. Por otro lado, Agustín nos hace referencia a nosotros los
hombres, enseñando que la vida no es más que una visa hacia la
muerte, no permitiéndonos a detenernos a caminar con más despacio, porque
imitamos a muchos animales que seguimos el mismo compás y solo nos
movemos con la misma celeridad.

La filosofía de Santo Tomás es tributaria de una larguísima tradición histórica.


En algún sentido puede decirse que el tomismo nace de la confluencia de las
grandes corrientes de pensamiento que cruzaron la antigüedad y el medievo:
platonismo y aristotelismo, helenismo y arabismo, paganismo y cristianismo, sin
olvidar otras corrientes secundarias, como la filosofía hebrea. Habiendo nacido
en un momento histórico bien concreto y teniendo el sello cristiano medieval, el
pensamiento de Tomás de Aquino es un pensamiento esencial y dialogante. No
le importó enfrentarse a los prejuicios de su tiempo y se mostró siempre abierto
a toda aportación valiosa, dando acogida a toda partícula de verdad, sin
importarle que ésta procediera de filósofos paganos, griegos, hebreos o
musulmanes. Ese era el auténtico espíritu de Tomás de Aquino y,
probablemente, una de sus más valiosas herencias. Su obra constituye un
esfuerzo por integrar en un sistema simple, pero coherente, el legado de sus
antecesores. En este sentido, conviene señalar que su pensamiento no es la
simple suma de elementos de sus predecesores, sino que constituye un
sistema propio cuya nota distintiva y original es su noción filosófica del ser, la
cual recorre y vertebra el conjunto de su pensamiento.

Razón y fe: Santo Tomás de Aquino replanteará la relación entre la fe y la


razón, dotando a ésta de una mayor autonomía. El punto de partida externo de
la filosofía de Santo Tomás fue la necesidad de distinguir la razón de la fe, y
también la de ponerlas de acuerdo.

La teoría del conocimiento: Santo Tomás no se ocupó específicamente de


desarrollar una teoría del conocimiento, del modo en que se ocuparán de ello
los filósofos modernos.

Por último, es válido señalar que tanto la filosofía como la religión cada una
constituye la continuación de la otra, y son importantes y necesarias para el ser
humano por su recíproca relación. Porque mientras la filosofía se ocupa de la
parte lógica y razonable del pensamiento humano, la religión se encarga de la
parte espiritual de su vida. Por eso, esta relación no es espontánea y tampoco
es contradictoria, por el contrario, es fructífera para ambas partes y para la
cultura humana en cuanto a que forman columnas vertebrales y piedras
angulares que enriquecen el conocimiento humano y lo llevan hacia su actual
progreso científico, a pesar de su negación de la moralidad humana.

Conclusión

No es la noción de Dios ni de sabiduría, ni de conocimiento, ni de


lo verdadero, lo que permite distinguir la Filosofía de la Religión. El origen de la
diferencia está en relación con el criterio de fe y de creencia. En efecto, el
filósofo “cree que…”, es decir, supone, opina y busca pruebas de su fe a través
de la experiencia y los hechos, y la religión “cree en…”, sin necesidad de
comprobar la verdad de su creencia, puesto que tiene fe en los testimonios de
aquellos que han recibido la revelación o a quienes se les ha transmitido una
revelación o un dogma, y en su propia vivencia. Por eso para los filósofos
existe la fe-opinión-prueba, que lleva de la creencia al conocimiento-convicción,
y en la religión se tiene la fe-creencia, que lleva conocimiento basado
en el principio de una autoridad exterior.

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