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EJERCICIOS ESPIRITUALES DE CUARESMA

DIVINA VOLUNTAD

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Somos nada Dios es Todo, Padre te amamos


Continúa Divina Voluntad, orando en nosotros

Dios te Salve María…


Gloria al Padre…
Ven Divina Voluntad, ven a Reinar en nosotros.

Hemos recorrido tres temas, que nos ha llevado poco a poco a entender, a empezar a abrir
nuestra conciencia a lo que Dios nos está llamando en este tiempo, nos llama a vivir el Don
de la Divina Voluntad. Sabemos que en los primeros volúmenes Jesús le dice a Luisa que
es necesario que tengamos una Conversión radical. Esta Conversión radical implica el abrir
nuestra conciencia para poder comprender quienes somos y quien es Dios, es decir,
nosotros nunca podremos conocernos a nosotros mismos sino estamos recociendo frente a
la Divinidad nuestra nada y que Él es el TODO.

Este proceso nos va ir llevando a descubrir la fragilidad de nuestra naturaleza humana, pero
también es un proceso donde la fragilidad de nuestra naturaleza humana se enfrenta a la
Grandeza de Dios, y al ver la Grandeza de Dios nos vemos pequeñitos ante esa Grandeza;
y este es el inicio del camino de la humillación que vivió Jesús aquí en la tierra para poder
entender el ANONADAMIENTO, así como lo dice el Himno Cristológico que Jesús se
despojó, cargo con nuestro pecado para poder ponerlo en la Cruz y puesto en la Cruz con
su muerte nos dio la Salvación y la Vida. Con la muerte de nuestro “yo” descubriremos en
nuestra nada al TODO que es Dios.

Es necesario reconocernos en el Amor de Dios, no solo saber que Dios nos ama, sino
reconocernos dentro de ese Amor y reconocer también que el pecado nos distancia del
proyecto de Dios para el cual fuimos creados, que es poseer en plenitud el Don Divino,
porque así nos creó Dios, a imagen y semejanza Suya, pero hemos perdido su semejanza,
su imagen Divina, y al perderla por haber adquirido el pecado original y seguir actuando con
nuestra voluntad humana, Jesús tiene que tomar nuestra vida, hacerse carne para poder
rehacer todo lo nuestro, Divinizando nuestra vida con sus actos y al Divinizar nuestra vida
nos la deja como un camino para que nosotros podamos entrar. Pero nosotros no podemos
entrar a vivir el Don de la Divina Voluntad sin antes convertirnos y entender que esta
Conversión debe ser continua.

El primer paso para poder entrar a descubrir la Grandeza de Dios y nuestra nada es la
Conversión, pero no una conversión única sino que a lo largo de nuestra vida, la
Conversión se va transformando cada vez más en optar por Dios y reconocer que sin Él no
podemos hacer nada, no podemos vivir el Don de la Divina Voluntad. Para poder poseer la
Vida Divina, el Querer de Dios donde se encuentra la Eternidad, para ser nuestro ese
derecho de entrar a la Eternidad desde aquí en la tierra solamente Dios, porque sin Él no
podemos nada.

El objetivo de este tema es: Valorar la opción radical, consiente y


voluntariamente por una Vida Interior.

Hemos llamado la Conversión a un cambio de actitud, pero ahora en la Divina Voluntad la


Conversión tiene que ser una Conversión radical pero desde nuestro interior, la Conversión
debe ser desde la vida del Ad-intra, la que le interesa a Jesús, nuestros pensamientos,
nuestros sentimientos todos puestos en Dios, cada instante y en cada momento. Nuestra
vida interior plenamente en Dios, con todo el corazón y la mente, que se traduzca en las
actitudes y en las obras, del interior pase al exterior con las obras.

Nosotros hemos escuchado actualmente de la Conversión de muchas almas. Jesús le dice


a Luisa que en la medida que el alma va haciendo actos continuos en el “te amo”, girando y
dándole todo a Nuestro Señor por todos los que no se lo dan, estos actos continuos
convertidos en Soles Divinos, van haciendo que la Luz se vaya extendiendo a todas la
criaturas, pasadas, presentes y futuras. Y va ocurriendo el milagro de los milagros: las
Conversiones estrepitosas. Todas las Conversiones vienen a través de los actos que se
hacen en la Divina Voluntad.

Antes de Luisa, antes del Conocimiento del Don de la Divina Voluntad, también se dieron
grandes Conversiones, podemos identificar a muchos Santos que teniendo una forma de
vida desordenada, han tenido un cambio que ha partido de la Gracia de Dios en donde ellos
han tomado una decisión radical. Estas Conversiones se deben a los actos de Jesús y de
Mamá Santísima, que fueron actos Divinos en el caso de Jesús porque Él es Verdadero
Dios y en el caso de Mamá María fueron actos Divinizados. Es decir, con sus actos que han
formados Soles Divinos que dan Luz se han dado las grandes Conversiones durante todo el
tiempo de la Redención.

Pero no solo son los actos de Jesús y de Mamá Santísima, sino también son los actos de
Luisa hechos en la Divina Voluntad, y los actos de todas las almas que ha decido vivir en la
Divina Voluntad y que han formado los Soles Divinos que vienen de una Gracia Esencial y
que su Luz queda en el Acto Único y Eterno de Dios y pueden ir al pasado, al presente y al
futuro para poder dar el Milagro de los milagros, ser el pie del misionero, la voz de los
profetas, las Conversiones estrepitosas, todo lo que puede hacer un acto en la Divina
Voluntad, no solo en el presente, sino en el pasado y en el futuro.

Entonces gracias a estos actos que se dan en la Divina Voluntad, gracias a los actos de
Jesús y de Mamá Santísima que fueron actos que dieron Luz a la Redención, se convierten
las almas, y lo hemos escuchado en la Palabra de Dios: “Sin Mí nada pueden hacer”.
Y ¿qué son los actos en la Divina Voluntad? Son los actos de Jesús, los soles que se
forman no son más que la Vida de Jesús, son la Vidas Divinas plenas que dan Vida a las
almas que estaban muertas a la vida.

Por eso Jesús está esperando nuestros actos hechos en la Divina Voluntad, nos está
esperando para hacerse Vida en nosotros, para que el cumplimiento de su Reino se dé en
todas las almas y venga el Triunfo de su Reino en Plenitud.

Esto es grandioso para poder entender la dimensión de la Conversión y poder saber la


responsabilidad que tenemos en el cambio de las almas para que haya grandes
conversiones, es la responsabilidad de las almas que van conociendo la Divina Voluntad y
que Jesús está esperando nuestros actos continuos y estrecharnos plenamente a la
Divinidad y que podamos únicamente ver, amar y reparar a Jesús, defenderlo y estar
entregándole Dios a Dios por todos nuestros hermanos que no lo hacen y esto llenará de
Luz la tierra.

Hay muchos testimonios de conversión y de acuerdo a estos testimonios lo que ha llevado a


este cambio radical, no fue más que un llamado de Dios. ¿Cómo se siente este llamado a la
Conversión? Tal vez muchos de nosotros lo hemos sentido, ¿cuál ha sido nuestra
decisión?

REFLEXIONEMOS A LA LUZ DE LA PALABRA


MARCOS 1, 15
“Se han cumplido los tiempos y se acerca el Reino de Dios, conviértanse y crean en la
Buena Nueva.”
Esto es un llamado, ¿Qué significa que se ha cumplido el tiempo? Significa que ha
terminado un periodo y que viene ahora el periodo del Conocimiento del Reino, se ha
cumplido el tiempo de la Redención y ahora viviendo la Redención podamos pasar a vivir la
Plenitud del Reino, convirtiéndonos y decidiéndonos a vivir en la Divina Voluntad.

SAN JUAN 3,30


“Conviene que Él crezca y que yo disminuya”.
Este es un llamado que nos dice el “como”, reconociendo mi nada, porque esto significa que
Él crezca y que yo disminuya, es reconocer constantemente que Él es Todo, en cada
momento de mi vida, no en un memento en particular, sino en cada acto, en cada
movimiento reconocer que Dios es Todo, que Él tiene que crecer, que yo tengo que darle la
apertura para que Él pueda sellar su Vida en mis actos, en mis movimientos, tomando sus
pasos, sus respiros para que mi “yo” quede totalmente anulado, para que Él sea siempre en
mí, por eso en todo referir a Dios. Yo no soy quien hace las cosas sino es Jesús en mí.

FILIPENSES 3, 8
“Considero como pérdida todas las cosas en comparación con lo incomparable que es
conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura a fin
de ganar a Cristo”.
Aquí se nos muestra el sentido de la Conversión, dejarlo todo por Cristo, porque todo lo del
mundo dice San Pablo es basura. Todo lo que envanece al hombre: posesiones,
adquisiciones, esfuerzos humanos, triunfos, etc. Todo esto es lo que nos ofrece el mundo
para mirarnos a nosotros mismos, mirar nuestros éxitos, mirar nuestras aprobaciones,
sentirnos amados por otros, pero cuando los perdemos, cuando no obtenemos se nos
desmorona el mundo.
Cuando hemos reconocido a Cristo, cuando hemos visto que su Palabra es lo único que nos
sostiene para poder seguir, es cuando el alma va empezando a valorar y dejarlo todo por Él,
esto no significa que dejes de trabajar, de estudiar, etc., significa que dejemos de poner el
corazón en ello, que dejemos de poner nuestras intenciones en ganar, en obtener, sino que
todo lo que hagamos sea para la Gloria de Dios, todo sea para darle a Dios nuestro Fiat,
nuestro continuo Amor por los que no lo dan, capaz de tomar la Cruz, de vivir a plenitud a
Jesús en nosotros.
Habrá almas que estén llamadas a dejarlo todo en una Vida Consagrada, Jesús también le
pide algunas almas dejarlo todo por el Reino, familia, casa, y esto es un llamado especial.

¿CUAL ES EL SENTIDO DE LA CONVERSIÓN DESDE LA DIVINA VOLUNTAD?

La Conversión es una decisión, es el primer paso para que podamos entrar a vivir el
Reino de la Divina Voluntad, esta decisión implica Amar y vivir el Don de la Voluntad de
Dios.
Si la decisión está en vivir este llamado a la Plenitud, esta decisión debe ser desde la
voluntad y en el Amor, porque decido vivir en la Voluntad de Dios, cumplirla, amarla y
hacerla mía, pero también decido amar a Dios, sabiendo que el Amor de Dios no es un
sentimiento, sino es una decisión continua a dar mi Fiat, sabiendo que también el Amor lleva
un compromiso para corresponder en ese Amor y sabiendo que viviendo en el Amor
también se puede vivir un estado de aridez, así como lo han vivido tantos Santos, que
siguen amando a Dios, a pesar de sentir en su interior un desierto. Jesús le dice a Luisa que
cuando el alma siente esta aridez y sigue amando a Dios, sin desfallecer y además
multiplica ese amor, dice Jesús que son las almas que Él más ama, son la almas que más le
agradan porque no se dejan llevar por sentimentalismos sino por el verdadero Amor, de
querer amar a Dios sin que haya algo externo o un sentimiento interno que las mueva, sino
que están firmes y fieles a pesar de todo.

Esta decisión es la opción de Vida por Cristo, que implica el conocimiento de sí mismo y el
conocimiento de Dios, es continuo, es el camino que ha mostrado Jesús a Luisa y que ha
trazado Dios a través de su Iglesia, a través de la fusión del Espíritu Santo, como San
Agustín decía “es necesario conocernos para amar”. Pero no reconocernos en nuestras
cualidades, sino reconocernos frente a Dios, en esa nada para vivir el TODO.

LECTURAS DEL LIBRO DE CIELO:


Vamos a ver tres citas de los Libros de Cielo que nos ayudan a este descubrimiento de la
Conversión, de lo que Jesús le dice a Luisa en los primeros volúmenes, que es donde Luisa
empezaba a tener estos cambios y estas decisiones en su vida:

VOLUMEN 3-23, ENERO 1 DE 1900


“Por cuanto más el alma se humilla y se conoce a sí misma, tanto más se acerca a la verdad, y
encontrándose en la verdad busca dirigirse al camino de las virtudes, del cual se ve muy lejana y si
ve que se encuentra en este camino, pronto descubre lo mucho que le queda por hacer, porque las
virtudes no tienen termino, son infinitas como soy Yo. Entonces el alma encontrándose en la verdad
busca siempre perfeccionarse pero jamás llegará a verse perfecta y esto le sirve y hará que el alma
esté continuamente trabajando, esforzándose para mayormente perfeccionarse sin perder el
tiempo en ociosidades; y Yo, complaciéndome de este trabajo poco a poco la voy retocando para
pintar en ella mi semejanza.”
En estos primeros volúmenes, Jesús va haciendo una distinción entre una santidad a través
de las virtudes, que es a lo que nosotros estamos familiarizados en la santidad humana,
Jesús habla de lo valioso que hay en esta santidad de las virtudes, lo valioso es el esfuerzo
de la criatura por alcanzar las virtudes, y Jesús valora tanto este esfuerzo porque en la
medida que el alma se va esforzando por vivir la paciencia, la alegría, la templanza, etc.,
Jesús va pintando su semejanza. Dice Jesús es un alma que busca la perfección, pero
sabiendo que nunca la va a lograr porque su vida es limitada y porque la vida de todas las
virtudes es imposible poseerlas con una santidad humana. Sin embargo Jesús valora el
esfuerzo de la criatura, y el alma empieza a esforzarse cuando va encontrando la Verdad. Y
es aquí donde está el sentido de la Conversión: el sentido de la Conversión es ir
descubriendo la Verdad. Hay una Verdad Única y no muchas verdades como nos lo
muestra el mundo, un mundo que está impregnado de la relatividad donde todos creen
tener su verdad, cada ideología cree tener su verdad, Dios nos muestra que hay una sola
Verdad y esa Única Verdad es Jesús, “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida”, dice Jesús.
Y Jesús que es la Verdad, nos está mostrando que está Verdad tiene un cuerpo, una
humanidad y esta humanidad es capaz de hacer obras, pero lo más importante es que esta
Humanidad tiene una Vida interior, y está Vida interior es capaz de hacer actos Divinos,
fusionando la Humanidad y la Vida interior. No puede haber Vida Divina si no hay
humanidad, no puede haber Vida Divina si no hay el Don de la Divina Voluntad en el
interior, es decir, Jesús es la Verdad, es el Fruto completo por dentro y por fuera de la
Verdad Absoluta.
Entonces ¿porque estoy buscando otras falsas verdades, en vez de la Verdad Única? ¿Por
qué estoy buscando la Verdad en otras ideologías? ¿con otros pensadores, con otras
formas de estudiar la ciencia? Porque la ciencia muchas veces está manipulada por las
falsas ideologías del mundo.

¿Cómo vamos ahora a convertirnos? ¿de qué manera vamos a pasar a una conversión
continua? Descubriendo la Verdad, y la Verdad está plasmada en la Escrituras, pero el fruto
completo está en la Obra de la Divina Voluntad, porque ahora la Verdad misma quiere que
la descubramos por dentro, no solo en las obras, sino en la interioridad, donde se hace
verdaderamente Vida, ahí se da la verdadera Conversión, porque buscamos una
continuidad de Conversión en el Fiat, porque si la Conversión es una decisión, entonces
nuestras decisiones deben de ser en cada acto, si queremos vivir el Fruto completo porque
estamos dando nuestros actos a Jesús.

VOLUMEN 2, 88. Octubre 28, 1899


…El alma cuando comienza a ver en si misma el mal que ha hecho me prepara un baño a mis
llagas, viendo el mal siente amargura y prueba dolor y con esto viene a ungir mis llagas con un
bálsamo exquisito, por este conocimiento el alma quisiera hacer una reparación y viendo la
ingratitud pasada siente nacer en ella el Amor hacia un Dios tan bueno y quisiera dar su vida para
testimoniar su amor y estos son los cabellos que como tantas cadenas de oro la unen al Amor.

PASOS PARA LA CONVERSIÓN


1. Reconocer el mal que hay en uno mismo, es decir, el pecado
Si no hay este reconocimiento de nuestra nada, reconocer quien soy yo y Quien es Dios,
es imposible que haya Conversión. La Conversión viene de este dolor.
2. El Dolor
Es dolor es un regalo de Dios, el dolor que viene del alma, es el dolor que sintió Jesús
por nosotros. Las lágrimas que derramo porque quería tener nuestras almas para darnos
todo, es el Cáliz amargo que pasó Jesús cuando veía que Él estaba dándonos todo y
nosotros no hacemos caso a ese fruto completo que Dios está ofreciendo
cotidianamente.
Jesús le dice a Luisa, “cuando el alma siente este dolor, viene a ungir mis llagas con un
bálsamo exquisito.
3. Deseo de Reparar
El alma después de sentir dolor, tiene un deseo de reparar, porque vio a Jesús, vio sus
llagas, vio su pequeñez ante la Grandeza de Dios.
4. Después de reparar siente un amor por la bondad de Dios.
5. Quisiera dar su vida para testimoniar su amor.

Nosotros decimos que somos convertidos, pero seguimos cayendo porque no está nuestra
decisión, como lo vemos en San Pablo o muchos santos que tomaron esta opción radical,
tomando por basura el mundo. Nosotros decimos que somos convertidos pero
verdaderamente ¿hemos reconocido el mal en nosotros mismos? o, ¿hemos reconocido el
mal, pero seguimos coqueteando con él?
Entrar en la Divina Voluntad implica una decisión firme, implica tener conciencia de lo que
han afectado mis decisiones a mi propia alma, el tener a Jesús Crucificado, de tenerlo
inmóvil, de ponerle barreras a la Gracia Divina que se nos quiere dar continuamente en el
Amor, porque quiere desahogarse todo en Dios en mí y yo le he puesto barreras; y he
decidido convertirme SÍ, pero no plenamente.
Es todo o nada, como lo dijo la Hermana Clare, es todo o nada en tu vocación, en tu misión.
¿Hemos decido verdaderamente dejar el pecado? ¿Cómo ha sido nuestra conversión? ¿A
través del dolor, ungiendo las llagas de Jesús con ese bálsamo exquisito? Porque nosotros
mismos somos los que le provocamos esas llagas, nosotros seguimos lacerando en nuestro
interior a Jesús. Porque realmente tenemos un Jesús dentro, así se lo dice Jesús a Luisa,
tenemos un Jesús vivo, Él está latiendo dentro de nosotros, pero muchos lo tienen
crucificado, Jesús a penas se mueve; así como lo tenían en la prisión y en la Crucifixión.
Dolor por las llagas que nosotros hemos provocado en nuestra propia alma donde está
Jesús y que ahora este dolor no hace más que empezar a sanar nuestra alma, ungiendo las
llagas de Jesús en mí, dándole ese bálsamo de Amor, ese bálsamo con mis lágrimas unidas
a las de Jesús por el dolor de mi alma.
De este dolor debe venir un deseo ardiente por reparar, por querer acercarse ahora si al
Sacramento para reconciliarse con Dios, y de querer reparar la decisiones de nuestra vida,
que han afectado a otros y que también han afectado a nuestra propia alma y que es
necesario reparar en el interior y en el exterior. Es muy bueno reparar en el ad-intra con las
Horas de la Pasión, pero esta reparación interna nos debe impulsar a buscar la reparación
externa, con el perdón, con el abrazo, con el amor. Dios pone las circunstancias externas
para reparar de las dos maneras.
Y después de sentir ese deseo de reparar, ahora si sentir amor ardiente por tener un Dios
tan grande que nos da la oportunidad de vivir su Vida, pero no solamente su Vida
Redentora, sino también la Vida Divina.
Y en ese deseo ardiente de querer reconocer a todo un Dios y su bondad infinita,
quisiéramos dar la vida para decirle quiero testimoniarte mi Amor, que es verdaderamente
cierta mi Conversión, así quiero entregarme y no mirar hacia atrás para vivir el Reino en
Plenitud.
Estas son las características de la Conversión, no solamente es la lectura del Libro de Cielo,
sino empezar hacerlo vida desde el proceso de la Conversión, porque todos nosotros
debemos vivir un proceso de Conversión en el Amor de Dios, en el reconocimiento de
nuestra nada.

VOLUMEN 2,28. JUNIO 2, 1899

“El favor más grande que puedo hacer a un alma es el hacerse conocer a sí misma. El conocimiento
de sí y el conocimiento de Dios van de la mano, por cuanto te conozcas a ti misma otro tanto
conocerás a Dios. El alma que se ha conocido a sí, viendo que por sí misma no puede obrar nada
bien, esta sombra de su ser la transforma en Dios y de esto sucede que en Dios hace todas sus
operaciones. Sucede que el alma está en Dios y camina junto a Él, sin mirar, sin investigar, sin
hablar, en una palabra, como muerta, porque conociendo a fondo su nada no se atreve a hacer
nada por si misma, sino que ciegamente sigue las operaciones del verbo”.
El conocimiento de nosotros mismos no es como nos lo muestra la psicología, sino desde
nuestro interior. En este texto se nos muestra el Proceso del conocimiento de sí mismo y
del conocimiento de Dios:

 Conocimiento de si y el conocimiento de Dios van unidos.


Para que yo me pueda conocerme a mí mismo necesito enfrentarme con La Palabra,
con la bondad de Dios, enfrentarme con el dolor, reconociendo las Llagas de Jesús.
 Reconoce que por sí mismo no puede obrar nada bien.
El alma está buscando la perfección, pero se ve con tantas carencias de poder llegar
a vivir esta perfección en Dios, y es aquí donde se reconoce en su nada. Y este es el
estado que tanto agrada a Dios, cuando sabemos que queremos llegar a esa
perfección en la Santidad, pero el alma reconoce que por sí misma no puede, que
solamente Dios es Él que puede hacerlo en ella.
 Se transforma en Dios.
Este es el momento de la transformación, Dios la trasforma en Materia Divina, aquí
está la Conversión porque reconocemos que sin Dios no podemos hacer nada.
 Dios empieza a obrar en el alma.
Cuando yo reconozco que no puede hacer nada por llegar a esa perfección Divina y
digo: Jesús hazlo todo en mí, Dios empieza actuar cuando nosotros bajamos
nuestras manos.
 No se atreve a hacer nada por sí misma.
No dar un paso, un respiro sin llamar a Jesús, no decir una palabra sin antes fundirse
en Dios, para que Él sea quien camine, respire, hable y haga todo en ti. Por eso es
tan importante el fundirse en la mañana, porque si lo haces sin Dios tambaleas,
porque no sabes quién te está dirigiendo, quien está tomando tu movimiento. Dale
todos tus movimientos a Jesús, dale tu vida, tus respiros, tus latidos, para que
dándoselos a Él, Él te vaya conduciendo a la Verdad plena, a la transformación
plena en Cristo, que esa es la Conversión.

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN
 ¿De qué manera he vivido mi proceso de Conversión?
 ¿Vivo la experiencia de entregar a Dios mi Voluntad, reconociendo que soy nada y que Él
es Todo?
 ¿Vivo ese constante reconocimiento de querer tomar el Todo en mi nada?
 ¿Vivo en el esfuerzo de cada día por hacer mías las virtudes de Jesús y de Mamá
Santísima?
 ¿Miro el dolor de Jesús para repararlo en mis actos y disponerme a tomar su Voluntad?

La tarea de la Conversión es aprender a conocernos constantemente mirando siempre


a Jesús, la perseverancia en este proceso será en la medida en que nos reconozcamos
solo en Él que es la Verdad y el Amor pleno. La siguiente cita nos muestra la tarea que
tenemos que tomar para la vida:

VOLUMEN 3,87. JUNIO 27, 1900

Dice Jesús: “Hija mía lo que quiero de ti es que no te reconozcas más en ti misma, sino que te
reconozcas solamente en Mí; así que de ti no te recordarás más, ni tendrás más reconocimiento de
ti, sino te recordarás de Mí, y desconociéndote a ti misma adquirirás solo mi reconocimiento, y a
media que te olvides y te destruyas a ti misma, así avanzaras en mi conocimiento y te reconocerás
solamente en Mí, cuando hayas hecho esto, no más pensarás con tu mente sino en la mía, no
mirarás con tus ojos, no hablarás con tu boca, ni palpitarás con tu corazón, ni obrarás con tus
manos, ni caminarás con tus pies sino todo con lo mío, porque para reconocerse solamente en Dios
el alma tiene necesidad de ir a su origen y regresar a su principio, Dios, esto es, de donde salió y que
uniforme toda si misma a su Creador; y que todo lo que retiene de sí misma y que no es conforme a
su principio lo debe deshacer y reducirse a la nada. Solo en este modo desnuda, deshecha puede
regresar a su origen y reconocerse solo en Dios y obrar según el fin para el cual ha sido creada. He
aquí entonces que para uniformarse toda en Mí, el alma debe volverse indivisible Conmigo”.

Esta es nuestra tarea:


Reconocernos solo en Jesús, ya no recordaremos nuestros pasado, porque si nos miramos
a nosotros mismos vamos a ver tantas imperfecciones, por eso Jesús nos está pidiendo:
NO RECONOCERME EN MI, porque en mí solo hay debilidades, sino reconocerme en
Jesús. Destruirme a mí mismo, a mi pasado, a mis culpas, miedos, preocupaciones, destruir
mis percepciones personales. Porque si no lo destruyo, nunca podré recocerme en Jesús.
Es momento de convertirnos, de transformarnos todos en Él, porque Jesús nos está
esperando, para ser todo de Cristo por dentro y por fuera, pero primero debo destruir todo a
mí mismo, ¿y como me voy a destruir? Reconocerme solamente en Dios, en mi origen, en
mi Jesús. Así sea.

Jesús permíteme ser todo tuyo, quita en mi todo lo que no pertenece a tu Divina Voluntad y
a tu Amor. Fiat, Fiat, Fiat.

Gloria al Padre…

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