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ÍNDICE
Introducción...................................................................................................................3
De trabajadoras domésticas a improductivas................................................................3
Medición del tiempo......................................................................................................4
El amor maternal...........................................................................................................5
Doppia presenza............................................................................................................6
El malestar del bienestar................................................................................................6
La interdependencia.......................................................................................................6
Los dos pilares del capitalismo......................................................................................7
Invisibilidad...................................................................................................................8
Conclusión.....................................................................................................................8
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Introducción
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cada una. Como vemos, es un componente “difícilmente traducible en dinero”, porque
se utiliza una lógica masculina, una lógica de organización productivista.
La siguiente limitación con la que nos encontramos a la hora de encerrar esta
labor dentro del concepto “tiempo”, es que las mujeres gestionan el cuidado mientras
organizan otros trabajos, y el hecho de que actualmente las mujeres se incorporen al
mercado laboral implica, no tanto que hagan más horas, que también, sino que se
produzcan tensiones debido a la conciliación de ambos trabajos.
Otro hecho importantísimo a tener en cuenta y lamento citar textualmente pero
no veo forma en que pueda describirse mejor; “cuidar a una persona no significa
exactamente realizar un conjunto de actividades, supone también y especialmente un
estado mental. Significa responsabilidad y disponibilidad continua, tiempo de estar
“atenta a”, “disponible a”, más que una acción concreta representa un tiempo
potencial de realizar alguna tarea.” Son situaciones que no pueden concretarse en
tiempo medido, el estar pendiente de que puedan llamar del colegio porque el niño está
enfermo y hay que recogerlo o la vigilancia nocturna de una criatura.
Precisamente de esta idea nace el concepto que da título de esta recensión: las
“donaciones” históricas de tiempo de las mujeres a los hombres. Si observamos su labor
bajo parámetros mercantiles, el tiempo y dinero que han “donado” las mujeres a los
hombres (y digo donado entre comillas porque una donación es libre per se pero ésta
resulta ser impuesta) es inmesurable y, a mi juicio si se me permite, una vergüenza
histórica.
El amor maternal
Doppia presenza
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Una población envejecida genera cada vez más personas dependientes,
requirientes de cuidados, cosa que genera casi a modo de círculo vicioso, cada vez tanta
obligación moral del cuidado femenino como ausencia del cuidado masculino.
La interdependencia
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permite introducir un nuevo concepto, implica excluir también de lo “económico”
determinados recursos naturales.
El capitalismo, pues, como vemos, sienta sus bases sobre unos grandes costes
que no contabiliza. Es decir, la producción de mercado, que se muestra como un
sistema autónomo, depende y se beneficia sin vergüenza alguna de la degradación
medioambiental y del trabajo gratuito de las mujeres.
Por el mero hecho de ser gratuito, interpretando la labor de las mujeres bajo
parámetros capitalistas, el trabajo de las mujeres está inmensamente devaluado.
Folbre va un paso más allá: “el trabajo de cuidados está devaluado sencillamente
porque es un trabajo que realizan las mujeres. Ya la idea de que en un sistema
patriarcal lo que está devaluado es ser mujer y, por tanto, las actividades que estas
asuman y desalloren también quedarán devaluadas”.
Desde mi perspectiva, el sistema presenta una hipocresía descomunal: la
devaluación de una labor sin la cual el propio sistema es incapaz de subsistir.
Invisibilidad
Conclusión
Para finalizar, las conclusiones que yo he extraído, no tan sólo leyendo esta
monografía, sino también observando la realidad que me rodea, son las siguientes. En
primer lugar, el trabajo de cuidados es fundamental y no puede leerse bajo parámetros
capitalistas, porque aunque vivamos en una sociedad capitalista, el centro de la misma
no puede ni debe ser jamás el capital, sino la propia humanidad. En tal caso, no
viviríamos para trabajar, sino que trabajaríamos para vivir.
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El trabajo de cuidados, insisto, es fundamental, y eso implica que tiene tal
relevancia para todos que su labor no puede atribuirse única y exclusivamente a las
mujeres. Dicha atribución, además, no puede darse en base a estudios científicos
inexistentes que alegan que el trabajo de cuidados es puramente emocional y que la
emoción es puramente femenina, cuando todos, tanto hombres como mujeres, estamos
atravesados por las emociones que sentimos.
Sentar toda la responsabilidad de cuidados sobre las mujeres aparte de ser un
acto absolutamente egoísta por parte del sector masculino, también es algo que sufren
los propios hombres al verse privados de poder cuidar y querer a sus seres queridos, por
lo que a mi parecer, no es tan sólo una cuestión de mujeres, sino que afecta a toda la
sociedad, y como todo problema que afecta a la sociedad, la cuestión de los cuidados
adquiere consideración de cuestión política.
Considero que la solución, no obstante, no se obtendría mediante leyes
necesariamente, a pesar de considerar el problema, tal como he dicho, político, sino que
se obtendría mediante un cambio en la conciencia social. Una sociedad sana y
equilibrada es aquella en la que la mujer puede delegar parte de la responsabilidad que
históricamente se le ha impuesto en el hombre para poder permitirse descansar (y
descansar de verdad, no descansar pero estando “atenta a”) y es aquella en la que el
hombre puede asumir orgullosamente parte de los cuidados, sin calificar su actuación de
“ayuda a la mujer” y calificándola como “colaboración necesaria” para garantizar que
las próximas generaciones gocen de que su padre, si lo hubiere, no fuera una figura
ausente.
La conclusión a la que llego es que la sociedad que hoy día conocemos ha
avanzado “únicamente” gracias a los hombres, porque las mujeres, salvo algunas
excepciones, no han podido demostrar su gran valía, debiendo permanecer, por
imposición masculina, en la sombra, en casa, en un segundo plano. Y yo me pregunto,
¿cuán avanzados estaríamos, a todos los niveles, si a lo largo de la historia las mujeres
también hubieran ostentado el lugar que les corresponde?