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. d
La economía clásica
-- -- _
La gente de un mismo gremio rara vez se reúne, aunque sólo sea para su
entretenimiento y diversión, sin que la conversación termine en una conspiración
contra el público o en algún tipo de arbitrio para elevar los precios ...'
El interés de los negociantes... de cualquier ramo del comercio o de la
industria es siempre diferente en algunos aspectos del interés del público, e
incluso opuesto a 61... Cualquier nueva ley o regulación del comercio propuesta
' Adam Smith, The Wealrh of Narions. Ed. por Edwin Cannan (Methuen,
Londres, 1961). Vol. 1, pág. 144. [Hay traducción castellana: Adam Smith,
Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones. México,
1958.1
25
f. Gdarn Srnith y la estructiw.a del anillislr clásico
La economía clásia
por ese estamento debería siempre escucharse con gran precaución y no a iliiinte, y a los catorce años ingresó en la Universidad de Glas-
tarse nunca sin adtes examinarla larga y cuidadosamente, con la atención, no iiw. Mientras estuvo allí estudió con el pintoresco profesor
más escrupulosa, sino incluso más suspicaz. Hay que tener en cuenta que
11 Ilutcheson, el hombre a quien se atribuye la fiase ula mayor
proviene de un estamento cuyo interks no coincide nunca exactamente con el del felicidad para el mayor número», y cuya visidn naturalista de las
público, estamento generalmente interesado en engañar o incluso oprimir al
público, 1 que consecuentemente, en muchas ocasiones, lo ha engañado y 1 ~.iiestionesmorales y su defensa de la libertad politiea y religiosa
oprimido . 1 Ic hicieron chocar con la ortodoxia teológica del momento. Más
t:irde Smith citaría a Hutcheson entre sus más importantes
Al mismo tiempo, Smith consideraba a los manufactureros y ;icreedores intelectuales.
uarbitristasm como portadores del progreso e instaba a que se les En 1740, Smith fue elegido para la Sneil Exhibition, beca
permitiese un mayor margen de maniobra. La parte práctica de oncedida a los jóvenes escoceses prometedores para que conti-
su mensaje se concretó principalmente en que las restriccione~ tiaran sus estudios en el Balliol College de Oxford donde pasó
institucionales (nacidas ya de la legislación estatal, ya de la los seis años siguientes de su vida. A pesar de fa duración de su
costumbre local) eran malsanas. Constreñían el proceso de ma- cstancia en Oxford no llegó a congeniar con la atmósfera acadé-
duración de una nueva y más productiva era industrial. Es niica que allí prevalecía. No fue una figura popular y no se llevó
notable, sin embargo, cuán limitada era la visión de Smith de la 1 bien ni con sus compañeros de estudios ni con sus profesores.
«revolución industrial». Escribió más sobre las fábricas de alfile- MÍis tarde encontró un hueco en La riqueza de las naciones para
res que sobre la fabricación de acero, y fue incapaz de apreciar
plenamente el ritmo al que se estaba realizando el cambio tecno-
1 ti-i~nsmitirsu juicio sobre estos últimos: «En la Universidad de
Oxford, la mayor parte de los catedráticos han abandonado,
lógico en su propia época. desde hace muchos años, incluso la pretensión de enseiiar.m3
A pesar de su impresionante impacto sobre las actitudes Situación que, desde su punto de vista, no era sino una manifes-
3 populares (y, de modo indirecto, sobre la política económica). 1s !ación de un principio económico general: que cuando las recom-
obra de Smith merece recordarse fundamentalmente como una
contribución harto ingeniosa a la Teoría económica. La riqueza
de lus naciones colocó en primer plano los problemas que habían
1
pensas financieras están divorciadas de los criterios de efectivi-
iIad, es.probable que el resultado sea el abandono de las obliga-
ciones 4.
1
de acaparar la atención de los economistas durante tres cuartos En un principio, Smith había sido enviado a Oxford con el fin
de siglo y que, por ello, no han perdido nunca su importancia. ile que se ordenara sacerdote. Su talante intelectual escéptico y
Este aspecto de su pensamiento, desplegado en los dos primeros su simpatía por las obras de David Hume (una afición que hizo
libros, de los cinco en que se divide su tratado, requiere una lirantes sus relaciones con los tutores de Balliol) impoaibifitaron
investigación cuidadosa. Con una visión de conjunto sin rival en esta carrera. Al regresar a Escocia, en 1746, solicitó un puesto de
sus predecesores, formuló allí el gran modelo de u n orden eco- profesor, deseo que se realizaría cinco años más tarde, cuando su I
n6mico en el que podía estudiarse cada parte en relación con itntigua universidad, Glasgow, le llamó para ocupar la cátedra de
todas las restantes. Además, sus puntos de vista sobre cuestiones
de política económica derivaban de sus raíces teóricas y no
pueden entenderse adecuadamente si los separamos de ellas.
Idgica. Al año siguiente pasó a la cátedra de Filosofía Moral que
iintes ocupara Hutcheson.
El fruto más importante de este periodo de su vida fue The
f
. 1
Theory of Moral Sentiments (La teona de los sentimientos mora-
1 . Adam Smith ( 1723-1790)
Ibid., vol. 2, pág. 284.
Merece la pena anotar de pasada que el Colegio de Oxford al que acudió
Smith nació en una familia modesta de las Tierras Bajas c'- Smith no le guardó ningún resentimiento. El historiador oficial del «Balliols.
Escocia y fue educado por su madre, que había enviudado pocc peneralrnente coincide con las opiniones de Smith sobre la situación del Colegio a
meses antes de su nacimiento. Pronto se distinguió como estri- niediados del siglo xviii, periodo que no se cuenta entre los más brillantes de
este; ver H. W. Carless Davis, A Hisroiy of Bolliol College, revisada por
R. H . C. Davis y Richard Hupt (Blackwell, Oxford, 1963), págs. 154-5. El busto
Ibid., vol. 1 , pág. 278. Je Smith ocupa ahora un lugar de honor en el Fellows' Common Room.
La economía clásici l. Adam Smith y la estructura del análisis clásico
les), publicada en 1759. Esta obra, poco destacada como contri- competentemente sus deberes administrativos. Es uns de esas
bución a la filosofía, fue el intento preliminar, por parte de Smith, ironías de la vida el que un hombre que había dedicado Una parte
de formular el carácter de un «orden natural» de la sociedad. sustancial de su actividad intelectual a argumentar en favor de la
Analizaba la conducta humana en función de tres pares de promoción del libre comercio y la rninimización de la inte'-feren-
motivos: egocentrismo y altruismo; el deseo de ser libre y el cia gubernamentai en los asuntos económicos, hubiera de tenni-
sentido de la propiedad; el hábito de trabajo y la propensión al nar sus días como beneficiario del sistema que habla atacado.
intercambio. Para Smith, estos sentimientos naturales se frena-
ban y equilibraban mutuamente y sostenían un orden social de
armonías naturales en el que cada hombre, al permitírsele perse-
guir sus propios intereses, promovía inconscientemente el bien
común. En sus lecciones en Glasgow surgieron otros temas que
s e desarrollarían más plenamente, después, en La riqueza de las El tema central del análisis de Smith quedaba claramente
naciones. Afirmaba ya por entonces que «la división del trabajo expuesto en el título completo de su obra: Una inve~ti¿?aeión
as la causa principal del aumento de la opulencia pública, que sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones.
está siempre en proporción a la actividad de la gente, y no a la En términos más modernos, estaba interesado en el de~arrollode
cantidad de oro y plata, como absurdamente se imagina» 5. una teona del crecimiento económico.
Ea 1762, Smith renunció a su cátedra para aceptar un empleo Smith anunció su explicación fundamental del c(ecimiento r
como tutor del hijo del duque de Buccleuch. Además de su eco,oómico en las primeras páginas de la obra, con una frase @e r
atractivo financiero, este empleo significaba oportunidades de ha llegado a ser desde entonces usual entre 106 econo~istas:4%
viajar por el continente y exigía poco trabajo. Desde Francia división del trabqjor. Esta expresi6o es de una simplictdad enp- 1 m
escribió a su amigo David Hume el 5 de julio de 1764: «He
empezado a escribir un libro con el fin de matar el tiempo. Puede
usted creer que tengo muy poco que hacer.»6
ñosá SSmh hiémbleaba .es d o ~ ~ ~ n tcompletamente
tos. El $fg~qfo$a& &gwiaa
i~os
larspccializ8c~~~.@a=
de obra que acompaíía al p-greso económico y que trPe consigo
dlstin- L
.
El período de incubación de La riqueza de las naciones fue .la rnái mejora en la capacidad p m d u ~ t i ~ a . d e l f f & ~C~a-
extenso. Escribiendo desde Edimburgo, en 1772, Hume, que mayor parte de la preparación, despez+ x j u j c i ~ c ~ n *'
había llegado a creer que en 1769 la obra estaba casi completa, o se aplica...p8 gin embargo, los beneficios plenos de la Progre
reconvenía así a Smith: siva subdívisión de tareas sólo estaban al alcance de aquellas
sociedades en las que pudiera haber producción para el inter-
Estaría de acuerdo con su Raciocinio si pudiera confiar en su Resolucibn. cambio La capacidad de una economía de subsist6ncia para
Venga por acá algunas semanas en Navidad, distráigase un poco, vuelva a
Kirkaldy; acabe su obra antes del otoño; vaya a Londres, imprímala. Vuelva a generar estas innovaciones y adaptaciones que elevan la produc-
esta ciudad que se ajusta a ese su talante independiente y estudioso aún mejor que ción estaba severamente restringida. De estas consider'aciones se
Londres e instálese aquí. Ejecute fielmente este plan y le perdonaré '. seguía que la división del trabajo venía limitada por «la extensión
del mercado» y que toda medida que ampliara el m e ~ a d o -ya
Finalmente, Tlze Wealth of Nations apareció en 1776. fuera geográficamente (por ejemplo, a través de las meloras en el
Smith pasó los últimos trece años de su vida como Comisario transporte y las comunicaciones) o económicamente (PO' ejem- 4
Real de las Aduanas de Escocia. Las referencias son que cumplió plo, a través de la desaparición de las restricciones al Comer- ,{
coi)- era de interés general.
Lecrures on Justice, Police, Revenue and Arms, delivered in !he University b inierpretaqióp de S ~ i t hde la xdiyisiún del ttzbajo~no
of Glasgow by Adam Smith. Recogidas por un estudiante en 1763, editadas por quedaba reducida a la especialiración profesional. , ~ a m b i &se, n ' 4
Edwin Cannan (Oxford University Press, 18%). págs. 172-3.
Citado por C. R. Fay, Adam Smith and the Scotland of His Day (Cambndge
University Press, 1956), pág. 150.
refería a la división de la fuerza de trabajo entre i n d i v i d ~
.
I
' Citado por John Ray, Life of Adam Smith (MacMillan and Co., Londres, Smith, o p . cii., vol. 1, pág. 7.
1895). pág, 258. !bid, vol. 1, pág. 21.
La economía clásica l. Adam Smith y la estructura del análisis clásico
«empleados en trabajos útiles ... y aquellos otros no empleados
así. lo. La udivisión del trabajo. en este segundo sentido -que las economías subdesarrolladas. A menudo describen una parte
hacía referencia a la distribución de la fuerza de trabajo entre de la población activa en estas zonas (particularmente las perso-
diferentes modalidades de empleo- tenía un papel importante en nas empleadas en la agricultura tradicional) como «paro encu
su análisis de la acumulación del capital y del «progreso de la bierto» es decir, como personas que, aun trabajando, no contri
mejora» (como a menudo describió Smith el crecimiento econó- buyen al producto social.
mico). Es probable que a los lectores modernos les deje perplejos La definición de lo que es «productivo» según Smith también
la distinción que él tenía in mente. En nuestros días los econo- tuvo consecuencias para su interpretación del producto nacional.
mistas se muestran renuentes a declarar ciertos tipos de trabajo Preocupado como estaba con el análisis de los cambios en la
como productivos y otros como improductivos. Prefieren seguir producción de una economía a lo largo de períodos de tiempo
L las directrices del mercado y considerar el trabajo como produc- prolongados, se vio obligado a operar con un concepto que
pudiera cumplir la función que ahora cumplen los cálculos de la
r tivamente empleado siempre que exista quien compre sus servi-
cios; en resumen, la población remunerada es. oor definicihn. - ..
renta nacional. De hecho, la utilización del término «riqueza» por
Smith puede traducirse, con una importante salvedad, a la termi-
t
productiva.
Por otra parte, Smith estaba dispuesto a dividir la población nología moderna como «renta nacional». El punto en el que se
activa en dos categonas. La base de esta segregación sólo puede separan Smith y los contables de nuestros días en los países de
entenderse en relación con su preocupación Dor el Droceso de Occidente, es en la definición de actividad «productiva.. Para
--
expansión económica a largo Smith, sólo los resultados de los empleos productivos del trabajo
~ é s d tal
e perspe&iva puede debían contarse para calcular el producto social. Quedaban ex-
argüirse -aunque de ninguna manera fuera tan evidente como
Smith parecía creer- que distintas distribuciones de la fuerza de cluidas prácticamente todas las actividades de «servicios., ba-
trabajo tienen consecuencias totalmente diferentes para la expan- sándose en que no eran susceptibles de rendir productos tangi-
sión económica. Tal y como él lo veía, los trabajadores emplea- bles o excedentes que se pudieran reinvertir1'. Esta definición
I
dos en ciertas ocupaciones tenían más probabilidades de promo- reforzaba también la actitud general de Smith hacia una amplia
ver el avance de la producción futura que los individuos emplea- gama de cuestiones de política económica. Se derivaba de ella
dos en otras. Desarrolló este punto afirmando que los empleos que todas las actividades gubernamentales eran improductivas así
* «productivos» debían superar dos pruebas: 1) debían conducir a como
l ' la producción de objetos tangibles, condición previa para la
... algunas profesiones tanto de las más graves o importantes como de las miís
' a acumulación. y 2) debían dar lugar a un <<excedente*del que se frívolas: clérigos, abogados, médicos y hombres de letras de todo tipo; jugadores,
pudiera disponer para futuras reinversiones. En la practica, nor- bufones, músicos, cantantes de ópera. bailarines de ballet, etc." I
malmente identificaba los empleos «productivos» con aquellos ep
que la mano de obra trabajaba con bienes de capital. Smith no negaba a estos grupos una renta por los servicios
'
. En el esquema de Smith la línea divisoria de los empleos
' «productivos»
F e «improductivos» no era considerada como un
prestados. Unicamente deseaba insistir en que sus esfuerzos no
ayudaban a hacer más rica la sociedad del mañana.
juicio de valor, sino como una distinción analítica de fundamental
1 Sería tentador desechar este esquema clasificatorio como la
importancia para el estudio de la evolución económica a largo mera expresión de una mal orientada predisposición ({materialis-
plazo. De hecho, estaba dando un nuevo giro a la distinción ta». Ese punto de vista, sin embargo, no era peculiar de Smith.
' utilizada antes que él por los fisiócratas, que habían mantenido Todas las grandes figuras clásicas elaboraron una noción similar.
que la agricultura era la única actividad económica «productiva»
(generadora de excedente). Vale la pena destacar que algunos l L Hay que decir que Smith no fue siempre coherente consigo mismo al tratar
economistas modernos, a pesar de las dudas con que lo hacen, esta cuestión. En el libro 1 hablaba de la riqueza como la suma de .bienes
necesarios y convenientes)) a disposición de la nación, una definicibn que impli-
han adoptado una práctica parecida al examinar los problemas de caba la inclusión de los servicios. Al tratar con mayor detalle los componentes del
producto social en el libro 11, puso más énfasis en la limitación a los productos
'O Ibid, vol. 1, pág. 2. materiales.
l 2 Ibid., vol. 1, pág. 352.
r
a
13 2 ~a economía c~ásic:i
m
como Smith, interesado en el problema de la expansión
i~riómicaa lo largo de períodos de tiempo dilatados, era obvia-
1
b1
.-m e!, estitba mpriesta por tres ingre lentes: 10s i 1 I L - iite importante poder establecer si, de hecho, había habido o
dEdOs las rentas (la remuneración de los propietarios de la I i i , crecimiento. Esto requena una técnica para eliminar los
beneficiosa rcmuneraci6n de lo
té^-? 11.ctosdistorsionadores de las variaciones de los precios. En
1
. El tamaño de cada Una de I
comparables, a menos que pudiera suponerse que todos los tividad de las variaciones en la escala de las operaciones
J ~ I U I ~ I I ~
demás precios y rentas habían variado en la misma prop~rción'~. tli* lii-. (iroductores individuales, fue consciente de que la expan-
De otro modo, las conclusiones derivadas de la fórmula de Smith I dilii ~ I c 1ü economía en su conjunto generaría importantes ganan-1
podrían ser gravemente desorientadoras; si, por ejemplo, hubie- la productividad. Conforme la escala del sistema econó-m
i q i i i b b (-11
sen caído los salarios en tanto que los demás precios y rentas i i i i r ii i-tcciera, se extendería la división del trabajo, distribuyendo
continuaran invariables, el producto (expresado en términos de riuc I)ciicficios por todo el sistema. Srnith parecía pensar que los
«control sobre la mano de obra») parecería haberse expandido, @IC.LIIIS de esta mejora en la productividad se distribuirían
aun cuando no hubiera ocurrido realmente ningún cambio en la pro- 1 dr itii~tloaproximadamente uniforme por todas las ramas produc-
ducción. En algún momento de su exposición, Smith pareció querer tivil\.
librarse de esta dificultad, adoptando la postura de que la tasa hinque Smith tropezó con graves dificultades en su intento
natural de salario tendía a ser estable durante largos períodos. dr c\i;ihlecer un patrón invariable para medir el cambio econó-
Este enfoque estaba en conflicto, sin embargo, con las nociones i i i i i . ' ~ . los problemas que abordó eran, y todavía son, reales e
expuestas en otras partes de La riqueza de las naciones sobre la Iiiil,c>i kintes. Cuestiones similares subsisten en el análisis mo-
.marcha de los salarios durante el «progreso de mejora». ilriiio del crecimiento económico. Además, Smith fue incluso
Esta formulación tropezaba también con otra dificultad, y es iiiii\ Iqios, pues trató de establecer un procedimiento que fuera
"que fallaba en el caso de que aumentara la productividad del l ~vriivt*iiiente desde el punto de vista estadístico. Aunque siempre
trabajo (es decir, cuando la misma cantidad de factor trabajo iiiilliiivo que la evaluación del «control sobre la mano de obra»
diera lugar a un mayor volumen de producción). En esta situa- 0111 I:I aproximación conceptualmente correcta, reconoció que
ción, los salarios totales necesarios para un nivel determinado de p~ilisser engorroso aplicarla. En vista de ello acabó proponiendo
producción serían menores que antes, aun cuando la tasa de iliit. ?e emplease la disponibilidad de cereales -«trigo», en su
salarios fuese constante. Si, como consecuencia de esto, hubiera Iciiiiiriología- como una aproximación útil, desde el punto de
una reducción en el precio de los productos (cosa probable en VI\I:I práctico. Evaluar empíricamente la oferta de cereales para
tales circunstancias), la medida del control sobre el trabajo daría Iii ;ilimentación resultaba mucho más fácil. Según él, los cereales
la impresión de que la producción total había descendido, cuan- eiiiti cl principal componente de la subsistencia y la cantidad
.do, de hecho, habría aumentado. Implícitamente, Smith se de- tlr cllos disponible era una condición previa para ejercer un
fendió contra esta objeción suponiendo que los costes de produc- t oiiii.ol de la mano de obra.
ción (y con ellos la distribución de la renta entre las diversas A manos del propio Smith, la apelación al trabajo como
clases) no variarían con los cambios en el volumen de la produc iiivdicla básica del valor experimentó otra variación. Anunció el
ción de las distintas empresas. Así, por ejemplo, el coste de un ~ i * i i i ; ien el siguiente pasaje:
par de zapatos sena el mismo en una planta equipada para
producir 100 pares de zapatos diarios que en una planta que I i i cualquier tiempo y lugar, puede decirse que cantidades iguales de trabajo
~ I I I Iilc igual valor para el trabajador. [Cursivas de Barber.] En un estado
produjera 10 pares por día.
i~illiii;~i.io de salud, fortaleza y dnimo, en el grado normal de su maestría y
La experiencia posterior ha mostrado la falsedad de este iIr\iicza. tl debe siempre renunciar a la misma porción de su comodidad, su
punto de vista. Se ha demostrado ampliamente desde entonces Iilwri;id y su felicidad. El precio que paga debe ser siempre el mismo, cualquiera
I que en muchas líneas de producción los costes unitarios se ililr sca la cantidad de bienes que reciba a cambio de elloz0.
reducen sustancialmente cuando se aplican tecnologías avanza-
das a amplias unidades. Sin embargo, en la infancia del industria- L,a constancia a que aquí se hace referencia implicaba la estabi-
lismo, cuando el universo económico estaba dominado por pro- lidad en el sacrificio realizado por los trabajadores cuando renun-
] ductores en pequeíía escala. lo que proponía Smith no era absolu- c.i;iban al ocio por las fatigas y molestias del trabajo. Para
tamente inconcebible. Aunque despreció la influencia sobre la pciíodos prolongados de tiempo resulta dudoso el realismo de
it5lc supuesto: una especialización creciente de los empleos y un
l9 La creencia de Ricardo de que era imposible que s e mantuvieran estas
condiciones restrictivas necesarias había de ser posteriormente la razón por ia
que rechazara esta concepción de la teoría del valor-trabajo.
crecimiento de su variedad en una economía en transformacibn,
así como los reajustes en las escalas salariales, pueden muy bim
hacer variar la penosidad del trabajo. Aun así, Smith estaba'
Ilamando la atención sobre un punto de gran importancia, al qaP
ahora se presta poca atención directa al analizar el cambi
econdmico a largo plazo: concretamente, que el grado de 1&
mejora económica debería juzgarse no solamente por el cambio
en d volumen total de bienes, sino también por el esfuerzo
re uerido para lograr dicho volumen. En esta versión srnithianal
'1
La economía clisi
'
principios del valor, había sido desperdiciada~ (Emil Kauder, The Genesis of exactamente las escaseces «reales» de dichos agentes produc-
Mor inal Urility Theory, uEconomic Journaln, septiembre 1953, pagina 650). Iivos.
El present6 así este punto: .Puede haber m i s trabajo en una hora de dura
labor que en dos horas de trabajo fácil; o en una hora aplicada a una actividad que
cuesta aprender diez anos, que en un mes ordinario y sencillo* (Ibid.,vol. 1 ,
D. 311.
23 Ibid.. vol. 1 , págs. 35-36.
1 :\clnm Smith y la estmctura del análisis clásico
I
Aunque admitía esta posibilidad, Smith describió a los grandes t'rictor de producción inanimado creado por el hombre. Aun
terratenientes como los hombres que gustaban de «cosechar lo cuando el tratamiento del beneficio está lejoi de ser uniforme,
que no sembraron»24y dados a la aindolencia», que es el efecto una venerable tradición defiende el punto de vista de que (de-
natural de la tranquilidad y seguridad de su situación~~'.Esta jando aparte el caso del monopolio) el «beneficio puro>,, por
caracterización de la clase terrateniente, que desempeñaba un encima de la remuneración necesaria para mantener los servicios
papel crucial en su ináerpretación del panorama de la sociedad de los factores productivos en sus usos presentes, puede reali-
durante el curso del uprogreso de mejora*, no era justa en su zarse sólo temporalmente desapareciendo con la competencia.
conjunto. Investigaciones históricas posteriores han demostrado En semejante sistema «funcional» se ocultan las líneas que
que gran parte de ia innovación en la agricultura del período se separan las clases. Smith, por su parte, partió de la diyisi(in en
debi6 a la iniciativa de grandes terratenientes progresistas, que clases sociales y construyó la mayor pMe de su e s h c t u A
mostraron rasgos del comportamiento que Smith atribuyó a los iinalftica' e n forno a ella; Allfique ¡¡¡ti-odujo 'algunas considkrati'e
capitalistas. nes funcionales, [o liifo-, primordialmente, para resolver los casos
Debe destacame que Smith, aunque construyó su análisis de la poco claros.
distribución de la renta alrededor de «tres diferentes drdenes Entonces, ¿cómo se dividía el ingreso nacional entre los
humanos», no consideró estas divisiones como comparti- diferentes estamentos sociales? La respuesta de Smith se desa-
mientos estancos. Estaba demasiado imbuido de los ideales de rrollaba en dos etapas. En la primera, consideraba los especiales
la Ilustración como para aceptar el punto de vista de que la y peculiares rasgos inherentes a la determinación de los salarios,
l4 Ibid., vol. 1, pág. 56. Z6 Ibid., vol. 1 , págs. 1920.
[bid., vol. 1 , pág. 277.
1. Adnm Smith y Ir estructura del onáiiais ollsico 43
beneficios y rentas de la tierra con especial atención a la influen-
cia del medio ambiente institucional sobre las variaciones en el
nivel de cada uno. Pero siempre a la vista estaba una segunda y
omnipresente InAuencia: las «circunstancias generales de la so-
I
ciedadw, es decir, la cuestión de si la economía en su coqjunto
era estacionaria. estaba creciendo o declinando.
Así, en d caso d e los sdarios, las tarifas aplicadas en un mente esta posición. Como hemos hecho notar antec, su dw%im
momento determinado era ~ a u e - e s t u x i e m idu&s-pw del controI sobre la mano de obra $610 podn'a dar res-#
uw X e a a d 9 i ~ w x ~ ~ ~ S ~ ~ ~su ~
o desagrado*, su situación geog ca, su duración esperada, el
#agrado a d : si cantidades iguales de ingreso compraran Ir m h n a
~ m i - ~ i dinteíigibles
cantidad de trabah en diferentas momeator, es decir, si el precio
conocimiento (o ignorancia) del trabajador de empleos alternati- natural del trobdo fuera constante.
vos y sus condiciones, etcétera. Pero Smith también llamó la Pero, un~x$~&t;E.-a esta qoFi6nF Qmith la abandonh
atención hacia otra consideración -la relativa fuerza negocia- rápidamente arguyendo que e'r?Ú3<o''nii?li & % F - E & B ~ ~
dora de empleadores y e m p l e a d o s y advirtió que la balanza se
inclinaba a menudo contra los trabajadores2'.
Estas y--. , -
aunque importantes, podían operar s6i0 acompañada &e tipos crecientes de salarios; u& e c o n g f a en
P
r i
I .
sF w o
-ii"
v&. Después e todo, s¿&n
.2 fi
j p f Oor: el nivel salarial m'qimo necesa-
'bra en condición sana y producti-
mi&, salaribs fi6-pMiiPlth'caEr
declive, de salarios decrecientes; mientras que en una economía
estacionaria no habría razón para esperar que cambiara el nivel
de salarios.
por debajo de las necesidades de subsistencia sin disminuir el vo- describió como el
lumen de la mano de obra. Entonces, jcabía concluir que el
nivel de asubsistencia* de los pagos por salarios podía también &fi3ñárla,porque
ser el tipo natural hacia el cual gravitaran los salarios reales, está basada sobre conceptos que ahora no son familiares y
en un período largo? Malthus había de defender este argumento ea porque su idea central figuró de modo prominente en la perspcc-
un momento posterior de la evolución de la teoría clásica. En tiva clásica general. Según este punto de vista, el proceso de
algún lugar, Smith escribió como anticipándose a la posición producción y cambio comienza con las uadehtosw de fondos
por parte de los patronos (capitalistas y terratenientes) para
O adquirir el trabajo y los inputs matcriaies necesarios pam la
producción. Los trabajadores que recibían dichos adelanto$ los
'' En palabras de Smith, <<lospatronos, en todo tiempo y lugar, se hallan en gastaban desputSs en bienes de subsistencia. Esta misma transair-
una especie de tlcita, pero constante y uniforme, wmbinación para no elevar los ción, sin embargo, implicaba volver ei transferir los fondos a los
salarios del trabajo por encima del nivel en que se encuentran. Violar este patronos, que podían financiar los uadelantosw para i n w el
acuerdo es, en todas partes, una acción impopular y una especie de baldón para siguiente ciclo de producción. De este modo, d que la demanda
un patrono entre sus vecinos e iguales. Verdaderamente oímos hablar pocas veces
de este acuerdo porque es lo usual y, cabría decir. el estado natural de las cosas, de trabajo en el período subsiguente fuera mayor, menor o igual
del que nadie habla. Los patronos llegan también, a veces, a acuerdos particula- que en el precedente dependía, en gran medida, del tamaño de las
res para hundir los salarios por debajo de este nivel. Tales acuerdos son siempre participaciones no salariales de la renta (beneficios y rentas de la
llevados en el mayor silencio y secreto hasta el momento de la ejecución, y tierra) y de la propotcion del fondo así generado que se dedicaba
cuando los trabajadores ceden, como lo hacen a veces, sin resistencia aunque les
cause severo perjuicio, nadie más oirá hablar de eiiox. (Zbid., vol. 1, pág. 75.) a adelantos a la mano de obra. En un período de expansión
Siguiendo con el tema, Smith hacía natar que también los trabajadores llegaban a esoaómica generai era de esperar que el fondo de salarios se
acuerdos con el propósito de elevar sus salarios. Hizo, además, la observación de ampliaría, aumentando la demanda de trabao. Esto, a su vez,
que la legislacidn existente era altamente injusta: los acuerdos de trabajadores tendería a elevar los niveles salariales por encima del mínimo de
eran ilegales, mientras que la ley guardaba silencio sobre las acciones colusivas
de los patronos. subsistencia y a mejorar las condiciones de los «criados, braceros
Is IhUi., vol. 1, pág. 89.
Ihid., vol. 1, pág. 77.
44 La economía clásica 1. Adam Smith y la estructura del análisis clásico
y trabajadores de diferentes clases. [quienes] constituyen la más difícil encontrar dentro de un país un modo beneficioso de empleo para
inmensa mayona de toda gran sociedad política»30. Ello podía cualquier nuevo capital33.
dar lugar a un crecimiento de la población. Pero en este punto de
su argumentación Smith no albergaba ningún temor malthusiano: Una explicación más completa de los efectos esperados del
«progreso de mejora» exigía un análisis de las' relaciones entre
Por consiguiente, el premio generoso al trabajo, efecto del crecimiento de la beneficios y rentas de la tierra. La propiedad de la tierra y la
riqueza, e s también la causa del crecimiento de la población. Quejarse de ello e s porción de renta de la misma inherente a ella poseían c=ente
1
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aparceros podían verse forzados a perder la porción II(, sil ni. --
dueto que excediera del salario nalural de su traba- Aun cuando su desarrollo de estos conceptos no era del todo
claro, parece ser que Smith pensaba en una subdivisión del
Esta exposición del comportamiento de los diferentes compo-
nentes del precio natural en el curso del ((progreso de mejora»
podría interpretarse como indicador de que la expansión econó-
_
producio anual en dos c~ffi@Cient~s:
..l.r_ < _ . ,
A EI p r ~ m e r ~ s ~ - r _ ea.h
u6rciÓn del í j i - ? % n ocorriente necesario para mantener la pro-
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mica minaría. finalmente, sus propios cimientos. Si una propor iú'ceíijn ai misho nivel en e1 siguiente a~;. EI-se>&icg&b-
ción creciente del producto nacional se redistribuía hacia los nente -la renta neta- representaba la <proporciándel.~y-odalcto
de que podría disponerse para aumentar la producción en el
pródigos terratenientes, a expensas de los frugales receptores de
beneficios, podía secarse la fuente de la futura acumulación y futuro,
- r-A _.
,
expansión. Smith fue consciente de esta posibilidad, aun cuando Una característica es especialmente notable en las definicio-
no llevó este argumento a su conclusión lógica. En conjunto, nes de Smith: a diferencia de las distinciones entre neto y bruto
consideraba que la expansión económica reportaría beneficios usadas hoy día, las deducciones para el wtenimiento n w e SS-
para todos. Podía ser obstaculizada en un futuro, pero ese día tringían al desgaste del cap,ital o cuotas de depreciación. En lugar
estaba distante. La aparición de un estado estacionario, en el que deeZT0 'd3iCdE&Tis'<deTaa?Ent< Ij?'ii'fii 'tódp lo-n&+Sano para
la expansión se detuviera y la acumulación de capital se restrin- mantener a la sociedad en su conjunto, es decir,' además 'del:'
giera a las meras necesidades de la reposición, quedaba dema deggaSTL?d&Tc&pitalfijo y Ia reposición de materias primaS:'fiabna
ci2dn remota por2 demandar lln análisis seno. que-~nTT~iEIT1a~~h-e'c~Td~CIe. ,..- --
de' (7fia5t~nimiZnf~~-%-fas
- - --a--:r,
diversas clases de la sociedad. El' resiiub' fepresentaba recursos
que~Tm~GoS~Zeñ'c;"~Gehie, poXan utilizarse para ampliar la
5. El nnálisis de ln ~icumulacióndel capital pro&cion en el futuro3'.
La discusión de Srnith del problema del valor y Ibid., vol. 1, pág. 303.
constituye el centro conceptual de su análisis. Para quedar com- Aunque Smith expuso la noción esencial, su tratamiento de los detalles fue
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pleto, su modelo necesitaba una descripción de los mecanismos deficiente. En la presentación de su argumento, la renta neta podía ser utilizada
para ampliar la producción a través de la adquisición de capital fijo y circulante.
No especificó, sin embargo, entre los componentes del capital circulante, los
3"bid., vol. 1, pág. 161
La economía cls(sica
1 I Ad;im S M t h y la estructura del análisis clPUco
I
Aunque el ahorro era un requisito vital para el crecimiento control esta - q u e Smith veía como una expresidn
económico, Smith subrayó insistentemente que el ahorro, en su (le privi egio y avon ismo- eran claramente objetables. Su
opinión, no implicaba filtraciones de fondos desde la corriente del cfecto neto era impedir la ampliaci6fid6T %CrC$do y IieSptar la
gasto. *Lo que se ahorra anualmente -escnbi& se consume : \ c t i v i d a t & ~ t * iat su eufso;n~~ural. Podía decirse que'paia
con tanta regularidad como lo que se gasta cada año, y casi 4, practicamente t a a iit&v&~¡ui&Ziabemamental -aparte del
también al mismo tiempo; pero se consume por grupos diferentes clesempeño de funciones esenciales, tales como el mantenimiento
de personas.»" El atesoramiento, en otras palabras, quedaba de la ley y el orden, la administración de justicia y la defensa
descartado; el ahorro se equilibraba casi instantáneamente con el nacional- era sospechosa. Los Gobiernos estaban tan mal en-
gasto en inversión. Aparentemente, Smith juzgó este punto de- caminados c G 3 o 1egisT"aban para proteger al pobre como
masiado evidente para necesitar elaboración. Fue más tarde cuando favorecían al rico con cartas reales y privilegios monopo-
listicos. El ataque de Smith al subsidio o socorro a los pobres no
nacía, sin embargo, de una falta de compasión hacia los menos
salarios adelantados. Con el fin de mantener la coherencia de su análisis del modo :tfortunados. En lugar de ello, afirmaba que la administración de
en que una sociedad progresiva ampliaba su demanda de trabajo (es decir, las Leyes de Pobres existentes -que exigían la residencia en una
ampliando el ufondon destinado al mantenimiento de la mano de obra), debería
haber aclarado que el capital *circulanten incllna ek fondo de salarios. parroquia concreta como condición para, en su caso, recibir el
" Ibid., vol. 1 , pág. 358. subsidi* restringía la movilidad de la mano de obra y con ello
" Ibid.. vol. 1 , pág. 359. iqeducfala tasa de crecimiento económico.
La economía cldsica
til», sus argumentos no llegaban al nivel de refinamiento analítico - * S - d agente catalítico esencial para convertir la potencial dis-
logrado anteriormente por su amigo J3avig Hume. Hacia 1760,
Hume había atacado al mercantilismo invocando una teoría que
relacionaba el nivel general de precios con la cantidad de dinero.
1 en armonía, y el disolvente de las barreras a !a competen-,
t11;1
1
mercados interiores. El principio mercantilista de aumentar el IIIIL.:L no era menos importante para promover la wmpe4encia
stock de dinero sena contraproducente; la acumulación de meta- clccliua.
les preciosos produciría efectos que erosionanan más adelante la 1.0s felices resultados que Smith esperaba de una sociedad
balanza comercial favorable. Hume, naturalmente, necesitaba ccimpetitiva en expansión implicaban todavía a r o supuesto: que
~ . i r los beneficios del crecimiento participaran todas las clases
otro apoyo para este argumento antes de poder utilizarlo; des-
pués de todo, un mercantilista convencido podna replicar que era \ciciales. El mismo Srnith, como hemos visto, confiaba, general-
' iiicnte, en que esto ocurriría así. Pero al menos algunos de sus
posible prevenir un deterioro en la balanza comercial mediante
regulaciones apropiadas. Hume halló el refuerzo necesario, al
sefialar que las restricciones al comercio senan perjudicides para
- ;ii.gtimentos pudieron interpretarse por sus disciplilos como suge
e
iciiciu de que era posible la aparición de dificultades: las mejoras eill
loh salarios reales de los miembros de la clase trabajadora podían,,
m
dos no regulados -tanto como los Gobiernos- podrían compor- iiiia notable ausencia de defensa de los intereses especiales del
tarse de modo que suprimieran el progreso de mejora. iipo que tanto había predominado entre los escritos económicos
¿Cómo se iba a resolver esta dificultad? La solución de Smith, .interiores.
Quizá el testimonio más claro del impacto y la influencia de
aunque no siempre explícita en su obra, puede decirse que
consistía en la consideración de que el crecimiento económico y S~nithpueda encontrarse en la literatura teórica que se produjo
can los tres cuartos de siglo que siguieron a La riqueza de las
el orden de competencia se reforzaban mutuamente. Su argu-
mento contra el mercantilismo se basaba en el supuesto de que la rrc~ciones.Los escritores clásicos posteriores encontraron mucho
compeienZa -maximZTaaa m Tr~ifrílerito: Pero el manteni- que criticar en la obra de Smith, pero le pagaron el más alto
tributo que un teónco puede recibir: tanto las cuestiones que
rnim-mmsr competerici~'efEc1iGani>ma darse por sentado cllos se plantearon como su modo de proceder en la búsqueda de
sino en una atmósfera de expansión económica. El progreso de 1:ts respuestas fueron moldeados, en muy gran medida, por su
mejora adquiría así un valor tanto instrumental como intnnseco; obra. Más aún, los estudiosos del crecimiento económico de
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La economía clásii