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Lm

. d
La economía clásica

terra del siglo XVIII había visto expandirse considerablemente su


producción real. Al menos de forma embrionaria, el industria-
lismo ya estaba en marcha hacía tiempo. El ritmo de la vida 1 Capítulo 1
económica estaba cambiando, y cambiaba a una tasa más rápida ADAM SMITH Y L A ESTRUCTURA
de lo que la mayoría de los propios autores clásicos percibían. DEL ANALISIS CLASICO
Pero si había habido ya expansión económica, también estaba
claro que quedaba mucho por hacer.

La riqueza de las naciones ha sufrido el destino reservado a la -


mayona de los clásicos: es una obra más comentada que leída.
La mentalidad popular de mediados del siglo xx asocia común-
mente -aunque no siempre de modo acertad- la obra de Smith
con observaciones sobre política económica. Aunque Smith se
opuso claramente al «sistema mercantil» y al aparato de privile-

-- -- _
La gente de un mismo gremio rara vez se reúne, aunque sólo sea para su
entretenimiento y diversión, sin que la conversación termine en una conspiración
contra el público o en algún tipo de arbitrio para elevar los precios ...'
El interés de los negociantes... de cualquier ramo del comercio o de la
industria es siempre diferente en algunos aspectos del interés del público, e
incluso opuesto a 61... Cualquier nueva ley o regulación del comercio propuesta

' Adam Smith, The Wealrh of Narions. Ed. por Edwin Cannan (Methuen,
Londres, 1961). Vol. 1, pág. 144. [Hay traducción castellana: Adam Smith,
Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones. México,
1958.1
25
f. Gdarn Srnith y la estructiw.a del anillislr clásico
La economía clásia

por ese estamento debería siempre escucharse con gran precaución y no a iliiinte, y a los catorce años ingresó en la Universidad de Glas-
tarse nunca sin adtes examinarla larga y cuidadosamente, con la atención, no iiw. Mientras estuvo allí estudió con el pintoresco profesor
más escrupulosa, sino incluso más suspicaz. Hay que tener en cuenta que
11 Ilutcheson, el hombre a quien se atribuye la fiase ula mayor
proviene de un estamento cuyo interks no coincide nunca exactamente con el del felicidad para el mayor número», y cuya visidn naturalista de las
público, estamento generalmente interesado en engañar o incluso oprimir al
público, 1 que consecuentemente, en muchas ocasiones, lo ha engañado y 1 ~.iiestionesmorales y su defensa de la libertad politiea y religiosa
oprimido . 1 Ic hicieron chocar con la ortodoxia teológica del momento. Más
t:irde Smith citaría a Hutcheson entre sus más importantes
Al mismo tiempo, Smith consideraba a los manufactureros y ;icreedores intelectuales.
uarbitristasm como portadores del progreso e instaba a que se les En 1740, Smith fue elegido para la Sneil Exhibition, beca
permitiese un mayor margen de maniobra. La parte práctica de oncedida a los jóvenes escoceses prometedores para que conti-
su mensaje se concretó principalmente en que las restriccione~ tiaran sus estudios en el Balliol College de Oxford donde pasó
institucionales (nacidas ya de la legislación estatal, ya de la los seis años siguientes de su vida. A pesar de fa duración de su
costumbre local) eran malsanas. Constreñían el proceso de ma- cstancia en Oxford no llegó a congeniar con la atmósfera acadé-
duración de una nueva y más productiva era industrial. Es niica que allí prevalecía. No fue una figura popular y no se llevó
notable, sin embargo, cuán limitada era la visión de Smith de la 1 bien ni con sus compañeros de estudios ni con sus profesores.
«revolución industrial». Escribió más sobre las fábricas de alfile- MÍis tarde encontró un hueco en La riqueza de las naciones para
res que sobre la fabricación de acero, y fue incapaz de apreciar
plenamente el ritmo al que se estaba realizando el cambio tecno-
1 ti-i~nsmitirsu juicio sobre estos últimos: «En la Universidad de
Oxford, la mayor parte de los catedráticos han abandonado,
lógico en su propia época. desde hace muchos años, incluso la pretensión de enseiiar.m3
A pesar de su impresionante impacto sobre las actitudes Situación que, desde su punto de vista, no era sino una manifes-
3 populares (y, de modo indirecto, sobre la política económica). 1s !ación de un principio económico general: que cuando las recom-
obra de Smith merece recordarse fundamentalmente como una
contribución harto ingeniosa a la Teoría económica. La riqueza
de lus naciones colocó en primer plano los problemas que habían
1
pensas financieras están divorciadas de los criterios de efectivi-
iIad, es.probable que el resultado sea el abandono de las obliga-
ciones 4.
1
de acaparar la atención de los economistas durante tres cuartos En un principio, Smith había sido enviado a Oxford con el fin
de siglo y que, por ello, no han perdido nunca su importancia. ile que se ordenara sacerdote. Su talante intelectual escéptico y
Este aspecto de su pensamiento, desplegado en los dos primeros su simpatía por las obras de David Hume (una afición que hizo
libros, de los cinco en que se divide su tratado, requiere una lirantes sus relaciones con los tutores de Balliol) impoaibifitaron
investigación cuidadosa. Con una visión de conjunto sin rival en esta carrera. Al regresar a Escocia, en 1746, solicitó un puesto de
sus predecesores, formuló allí el gran modelo de u n orden eco- profesor, deseo que se realizaría cinco años más tarde, cuando su I
n6mico en el que podía estudiarse cada parte en relación con itntigua universidad, Glasgow, le llamó para ocupar la cátedra de
todas las restantes. Además, sus puntos de vista sobre cuestiones
de política económica derivaban de sus raíces teóricas y no
pueden entenderse adecuadamente si los separamos de ellas.
Idgica. Al año siguiente pasó a la cátedra de Filosofía Moral que
iintes ocupara Hutcheson.
El fruto más importante de este periodo de su vida fue The
f
. 1
Theory of Moral Sentiments (La teona de los sentimientos mora-
1 . Adam Smith ( 1723-1790)
Ibid., vol. 2, pág. 284.
Merece la pena anotar de pasada que el Colegio de Oxford al que acudió
Smith nació en una familia modesta de las Tierras Bajas c'- Smith no le guardó ningún resentimiento. El historiador oficial del «Balliols.
Escocia y fue educado por su madre, que había enviudado pocc peneralrnente coincide con las opiniones de Smith sobre la situación del Colegio a
meses antes de su nacimiento. Pronto se distinguió como estri- niediados del siglo xviii, periodo que no se cuenta entre los más brillantes de
este; ver H. W. Carless Davis, A Hisroiy of Bolliol College, revisada por
R. H . C. Davis y Richard Hupt (Blackwell, Oxford, 1963), págs. 154-5. El busto
Ibid., vol. 1 , pág. 278. Je Smith ocupa ahora un lugar de honor en el Fellows' Common Room.
La economía clásici l. Adam Smith y la estructura del análisis clásico

les), publicada en 1759. Esta obra, poco destacada como contri- competentemente sus deberes administrativos. Es uns de esas
bución a la filosofía, fue el intento preliminar, por parte de Smith, ironías de la vida el que un hombre que había dedicado Una parte
de formular el carácter de un «orden natural» de la sociedad. sustancial de su actividad intelectual a argumentar en favor de la
Analizaba la conducta humana en función de tres pares de promoción del libre comercio y la rninimización de la inte'-feren-
motivos: egocentrismo y altruismo; el deseo de ser libre y el cia gubernamentai en los asuntos económicos, hubiera de tenni-
sentido de la propiedad; el hábito de trabajo y la propensión al nar sus días como beneficiario del sistema que habla atacado.
intercambio. Para Smith, estos sentimientos naturales se frena-
ban y equilibraban mutuamente y sostenían un orden social de
armonías naturales en el que cada hombre, al permitírsele perse-
guir sus propios intereses, promovía inconscientemente el bien
común. En sus lecciones en Glasgow surgieron otros temas que
s e desarrollarían más plenamente, después, en La riqueza de las El tema central del análisis de Smith quedaba claramente
naciones. Afirmaba ya por entonces que «la división del trabajo expuesto en el título completo de su obra: Una inve~ti¿?aeión
as la causa principal del aumento de la opulencia pública, que sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones.
está siempre en proporción a la actividad de la gente, y no a la En términos más modernos, estaba interesado en el de~arrollode
cantidad de oro y plata, como absurdamente se imagina» 5. una teona del crecimiento económico.
Ea 1762, Smith renunció a su cátedra para aceptar un empleo Smith anunció su explicación fundamental del c(ecimiento r
como tutor del hijo del duque de Buccleuch. Además de su eco,oómico en las primeras páginas de la obra, con una frase @e r
atractivo financiero, este empleo significaba oportunidades de ha llegado a ser desde entonces usual entre 106 econo~istas:4%
viajar por el continente y exigía poco trabajo. Desde Francia división del trabqjor. Esta expresi6o es de una simplictdad enp- 1 m
escribió a su amigo David Hume el 5 de julio de 1764: «He
empezado a escribir un libro con el fin de matar el tiempo. Puede
usted creer que tengo muy poco que hacer.»6
ñosá SSmh hiémbleaba .es d o ~ ~ ~ n tcompletamente
tos. El $fg~qfo$a& &gwiaa
i~os
larspccializ8c~~~.@a=
de obra que acompaíía al p-greso económico y que trPe consigo
dlstin- L
.
El período de incubación de La riqueza de las naciones fue .la rnái mejora en la capacidad p m d u ~ t i ~ a . d e l f f & ~C~a-
extenso. Escribiendo desde Edimburgo, en 1772, Hume, que mayor parte de la preparación, despez+ x j u j c i ~ c ~ n *'

había llegado a creer que en 1769 la obra estaba casi completa, o se aplica...p8 gin embargo, los beneficios plenos de la Progre
reconvenía así a Smith: siva subdívisión de tareas sólo estaban al alcance de aquellas
sociedades en las que pudiera haber producción para el inter-
Estaría de acuerdo con su Raciocinio si pudiera confiar en su Resolucibn. cambio La capacidad de una economía de subsist6ncia para
Venga por acá algunas semanas en Navidad, distráigase un poco, vuelva a
Kirkaldy; acabe su obra antes del otoño; vaya a Londres, imprímala. Vuelva a generar estas innovaciones y adaptaciones que elevan la produc-
esta ciudad que se ajusta a ese su talante independiente y estudioso aún mejor que ción estaba severamente restringida. De estas consider'aciones se
Londres e instálese aquí. Ejecute fielmente este plan y le perdonaré '. seguía que la división del trabajo venía limitada por «la extensión
del mercado» y que toda medida que ampliara el m e ~ a d o -ya
Finalmente, Tlze Wealth of Nations apareció en 1776. fuera geográficamente (por ejemplo, a través de las meloras en el
Smith pasó los últimos trece años de su vida como Comisario transporte y las comunicaciones) o económicamente (PO' ejem- 4
Real de las Aduanas de Escocia. Las referencias son que cumplió plo, a través de la desaparición de las restricciones al Comer- ,{
coi)- era de interés general.
Lecrures on Justice, Police, Revenue and Arms, delivered in !he University b inierpretaqióp de S ~ i t hde la xdiyisiún del ttzbajo~no
of Glasgow by Adam Smith. Recogidas por un estudiante en 1763, editadas por quedaba reducida a la especialiración profesional. , ~ a m b i &se, n ' 4
Edwin Cannan (Oxford University Press, 18%). págs. 172-3.
Citado por C. R. Fay, Adam Smith and the Scotland of His Day (Cambndge
University Press, 1956), pág. 150.
refería a la división de la fuerza de trabajo entre i n d i v i d ~
.
I

' Citado por John Ray, Life of Adam Smith (MacMillan and Co., Londres, Smith, o p . cii., vol. 1, pág. 7.
1895). pág, 258. !bid, vol. 1, pág. 21.
La economía clásica l. Adam Smith y la estructura del análisis clásico
«empleados en trabajos útiles ... y aquellos otros no empleados
así. lo. La udivisión del trabajo. en este segundo sentido -que las economías subdesarrolladas. A menudo describen una parte
hacía referencia a la distribución de la fuerza de trabajo entre de la población activa en estas zonas (particularmente las perso-
diferentes modalidades de empleo- tenía un papel importante en nas empleadas en la agricultura tradicional) como «paro encu
su análisis de la acumulación del capital y del «progreso de la bierto» es decir, como personas que, aun trabajando, no contri
mejora» (como a menudo describió Smith el crecimiento econó- buyen al producto social.
mico). Es probable que a los lectores modernos les deje perplejos La definición de lo que es «productivo» según Smith también
la distinción que él tenía in mente. En nuestros días los econo- tuvo consecuencias para su interpretación del producto nacional.
mistas se muestran renuentes a declarar ciertos tipos de trabajo Preocupado como estaba con el análisis de los cambios en la
como productivos y otros como improductivos. Prefieren seguir producción de una economía a lo largo de períodos de tiempo
L las directrices del mercado y considerar el trabajo como produc- prolongados, se vio obligado a operar con un concepto que
pudiera cumplir la función que ahora cumplen los cálculos de la
r tivamente empleado siempre que exista quien compre sus servi-
cios; en resumen, la población remunerada es. oor definicihn. - ..
renta nacional. De hecho, la utilización del término «riqueza» por
Smith puede traducirse, con una importante salvedad, a la termi-

t
productiva.
Por otra parte, Smith estaba dispuesto a dividir la población nología moderna como «renta nacional». El punto en el que se
activa en dos categonas. La base de esta segregación sólo puede separan Smith y los contables de nuestros días en los países de
entenderse en relación con su preocupación Dor el Droceso de Occidente, es en la definición de actividad «productiva.. Para
--
expansión económica a largo Smith, sólo los resultados de los empleos productivos del trabajo
~ é s d tal
e perspe&iva puede debían contarse para calcular el producto social. Quedaban ex-
argüirse -aunque de ninguna manera fuera tan evidente como
Smith parecía creer- que distintas distribuciones de la fuerza de cluidas prácticamente todas las actividades de «servicios., ba-
trabajo tienen consecuencias totalmente diferentes para la expan- sándose en que no eran susceptibles de rendir productos tangi-
sión económica. Tal y como él lo veía, los trabajadores emplea- bles o excedentes que se pudieran reinvertir1'. Esta definición
I
dos en ciertas ocupaciones tenían más probabilidades de promo- reforzaba también la actitud general de Smith hacia una amplia
ver el avance de la producción futura que los individuos emplea- gama de cuestiones de política económica. Se derivaba de ella
dos en otras. Desarrolló este punto afirmando que los empleos que todas las actividades gubernamentales eran improductivas así
* «productivos» debían superar dos pruebas: 1) debían conducir a como
l ' la producción de objetos tangibles, condición previa para la
... algunas profesiones tanto de las más graves o importantes como de las miís
' a acumulación. y 2) debían dar lugar a un <<excedente*del que se frívolas: clérigos, abogados, médicos y hombres de letras de todo tipo; jugadores,
pudiera disponer para futuras reinversiones. En la practica, nor- bufones, músicos, cantantes de ópera. bailarines de ballet, etc." I
malmente identificaba los empleos «productivos» con aquellos ep
que la mano de obra trabajaba con bienes de capital. Smith no negaba a estos grupos una renta por los servicios
'
. En el esquema de Smith la línea divisoria de los empleos
' «productivos»
F e «improductivos» no era considerada como un
prestados. Unicamente deseaba insistir en que sus esfuerzos no
ayudaban a hacer más rica la sociedad del mañana.
juicio de valor, sino como una distinción analítica de fundamental
1 Sería tentador desechar este esquema clasificatorio como la
importancia para el estudio de la evolución económica a largo mera expresión de una mal orientada predisposición ({materialis-
plazo. De hecho, estaba dando un nuevo giro a la distinción ta». Ese punto de vista, sin embargo, no era peculiar de Smith.
' utilizada antes que él por los fisiócratas, que habían mantenido Todas las grandes figuras clásicas elaboraron una noción similar.
que la agricultura era la única actividad económica «productiva»
(generadora de excedente). Vale la pena destacar que algunos l L Hay que decir que Smith no fue siempre coherente consigo mismo al tratar

economistas modernos, a pesar de las dudas con que lo hacen, esta cuestión. En el libro 1 hablaba de la riqueza como la suma de .bienes
necesarios y convenientes)) a disposición de la nación, una definicibn que impli-
han adoptado una práctica parecida al examinar los problemas de caba la inclusión de los servicios. Al tratar con mayor detalle los componentes del
producto social en el libro 11, puso más énfasis en la limitación a los productos
'O Ibid, vol. 1, pág. 2. materiales.
l 2 Ibid., vol. 1, pág. 352.
r
a
13 2 ~a economía c~ásic:i

En el mundo moderno sobrevive en los países del bloque soviéti-


co, donde tiene cierta influencia en la preparación de las estadís-
ticas de la renta nacional, fenómeno que atestigua el molde
1 l. Adarn Srnilh y la estructura del análisis clásico -
valor. ~retendiados fines. En primer lugar, decía, buscaba dar
una &$licación, aunque sólo fÜera parcid, del comportamiento
de los precios de mercado; y demás (lo que era más importank
m m
clásico de gran parte del pensamiento marxista. para el hilo general de su razonamiento) asegurar una base para
medir el cambio econámico agregado a lo largo de un periodo
extenso de tiempo. Dado que los precios de mercado eran
3. El anrílisis del jylor demasiado vohbles para medir satisfactoriamente los cambios
intertemporales en la producción, resultaba necesaria una medida
La i6ortancia que SmitS atribuyó 4 mer~adam regyla- estable e invariable. Este problema ha causado no poca confu-
dor be- la d i v i s i ~ n ~trabajo
kl exigía una explicación más profunda si6n, en parte porque el enfoque clásico es conipletamente ajeno
de la naturaleza del proceso económico y, particularmente, d e l a los patrones de pensamiento convencionale~en la actualidad y,
m& q p ~ d e f , e ~ l j g ay$?j ~ ~ conómico.
gi En relación con en parte, porque los escritores cMsicos no siempre se cuidaron de
esto último, su primer paso consistib en trazar una clara línea de distinguir entre los diferentes usos a los que aplicaban sus con-
d e m u c a C i ~ ~ ~ ay u«ydoy s ~ enr cambioo,En su ceptos del valor.
opinión, solamente-el,qltjms era económicamente interesante. Si el valor era distinto del precio ic6mo se establecía enton-
Algunas cosas (él dio como ejempIos el agua y el aire) tedan-gran ces? Sm1a_&rnmgue el trabdo era «la medida del valor^. Esto
utilidad pero no se intercambiaban, mientras que otras (por era fácilmente compKtiblE cOii I b S ' t U 3 7$iFñama olla-
ejemplo, los diamantes) poseían, desde su punto de vista, poca do; máa aún, estaba en armonía con las corrientes intelectuales
utilidad, aunque pudieran claramente requerir mucho a cambio. de su tiempo. Desde Locke, al menos, una influyente rama del
Srnith planeó &talladamente un programa de tres etapas para su pensamiento inglés se inclinaba a considerar el trabajo como un
investigación de los problemas del valor económico: 1) identificar contribuyente «básico» u uongindr al proceso económico.
la medida «real. del valor; 2) aislar Ias partes componentes del Sin embargo, la afirmación de que el trabdo daba la «medida
valor; y 3) analizar los factores que pudieran dar lugar a que el del valor» no estaba exenta de ambigüedad. Son posibk, $ '
«precio de mercado» se desviara del «precio natural* 13. menos, dos jntcrp~~taciones d i v e r g w - & 1 % rJqc@q 2 f r -
En la propia caracterización de sus objetivos analíticos, se t ~ i ~ Q p ~.m e r a ~ o $ ~ ~ J a sel
La a rvalor de un
observa claramente que Smith estaba proponiendo cuestiones so re a can i -_de trCajoPn e g s a r -0;dÜcirTo. Smi-
bastante alejadas de las que la mayoría de los economistas
actuales considerarían pertinentes. Si le pidiéramos a un econo-
.p
a ~ E 3 t T i n 7 e r p r e t a c 1 6 n ,pero decidió ap ~ k s ó l o lrla
circunstancias de una TiipotCtika socigJa&* ~ ~ f i W T l ? R E B ,
mista de mediados del siglo xx que nos definiera el «valor» de un ari'tefiar a ta pfipiedad privada Y a la acumulaciórl d t cap!m.-
bien en particular, procedena normalmente tratando de estable- Pensando en esta situación escribió:
cer el precio que e1 mercado está dispuesto a pagar por él. Los
autores de la tradición clásica, por el contran'o, insistieron una f
I
Si en una nación de cazadores, por ejemplo, cuesta normalmente el doble de
trabGo cazar un castor que cazar un venado, un casta
otra vez en u? pyx@ y valor q o e í a n $eqtificzgqe-g! qnp coo,
3
el otro-iKn7 cilmente.-ET"~<tdi
d ~ ~ ~ ~ d F E o . del
se consideraba como indepen-
T ~mercado,
í h % Los precios nominales (o de
cambiarse por dos, o valer como dos venados. Es natural q- el ptoducto no??l
de dos días o dos horas de trabajo deba valer el b b l e que
un día o una hora de trabajo14.
mercadbi >diandfiiMuar, pSro el valor permanecía constante e
invariable.
Muchos comentaristas posteriores han tratado esta concep-
ción como metafísica superflua. Sin embargo, la mayor parte dt
los escritores clásicos dieron gran valor a la distinción, y ello era
razonable según su punto de vista. Smith* cm sg aná-sis S I N su contribución no poc__.--- -... -.
-- Llegado a este punto, Smith
trabajo. -.
- -abandonaba el enfoqge del
" Ibid., vol. 1, pág. 33. Ibid., vol. 1, pág. 53.
-
:8i:irnSmith y la estructura del análisis clásico 35
M La + i r o d a r clddc
I como «equilibrio». Estuvo a punto de alcanzar esta idea
- : iio
l 1 cuando describió la convergencia de los precios18 natural y
ic .
i r corno «este centro de reposo y continuidad ...»

i'iiles formulaciones, aunque absolutamente inocentes en apa-


Ir i ; i , contenían un importante mensaje social. Si se aceptaba
d d o volruiien de output son necesarias 600 unidades de factor , i ~ l r (l:. precio natural representaba el valor real de un bien, se
trabaijo". Supou@mos, además, que los terratenientes y capita- ~ * i i i : ique cualquier práctica, ya fuera iniciada por los Gobiernos
s su ct>r~Jmtoexigen una remuneración igual a los costes
q

b s ~ en i m i irti-mas tales, por ejemplo, como estancos sobre el comercio,


darides antm de poner a disposición los servicios de los facto. , 1:: concesión de privilegios a las compañías con carta real) ya
ros de pr&cci6lt que controlan (en otras palabras, los beneficios los intereses privados (en formas tales como monopolios o
I II
más b renias de'la tierra deben ser igual a los salarios para que ..i:i~~itos de aprendizaje), que tendiera a constreñir el comporta-
hcr a predwción). De acuerdo con el razonamiento de Srnith e l
d
v or del mtput :total sería de 1.200 unidades de trabajo: 600 :
N I, I C . I lro del mercado, era socialmente reprensible. Mantenía que
l i~.!,ultadosena mucho mejor si los asuntos fueran guiados por
unidades de1 factor trabajo directo, más 600 unidades de trabajc I I '. iiiano invisible» del mercado.
qae los p e m t o r e s de rentas y beneficios podían «controlar». A~insiendo este examen de la formación del precio u11 sub-
Con este rodeo se salvaba, al menos formalmente, medir el ~ ~ i ~ ~ t i útil i i c tdel
o análisis del valor por Smith, no fue, en modo
o u w t ea ttrmin. de unidades de trabajo. Más aún, en opinión ~l~~iiiio, un elemento esencial en la formación de su estructura
de Smith, permitía intuir la manera en que los precios se forma . t i 1 ica. Mayor importancia tuvo su interés en obtener una técnica
b a realmente.
~ h i clave para entender la noción de este meca- 1t.ii;i. medir los cambios en el output nacional. Para un investiga-
.precio natural. (es decir, del valor). uí&~~y&,&~~
aismoen S h t h está en su interpretación de los componentes del $ i ~ b i

m
como Smith, interesado en el problema de la expansión
i~riómicaa lo largo de períodos de tiempo dilatados, era obvia-
1

b1
.-m e!, estitba mpriesta por tres ingre lentes: 10s i 1 I L - iite importante poder establecer si, de hecho, había habido o
dEdOs las rentas (la remuneración de los propietarios de la I i i , crecimiento. Esto requena una técnica para eliminar los
beneficiosa rcmuneraci6n de lo
té^-? 11.ctosdistorsionadores de las variaciones de los precios. En

1
. El tamaño de cada Una de I

I~:I rninología más moderna: el problema exigía la utilización de


%&tuial. Srnith combinó estos conceptos como sigue: iiiiilieros índices o sus equivalentes.
Cuando el precio de cualquier bien no es ni más ni menos que el suficiente A primera vista parecía que la formulación de Smith del
,troi~trolsobre la mano de obran daba una solución a este
P W a pwar-la renta de la tierra, los salarios del trabajo y los beneficios del capital 1
~ i e á d ' opara obtenerlo, elaborarlo y llevarlo al mercado de acuerdo con sus 1 , i oblema de números índices. Implicaba que se podían formular
tipbs ~ t u r a i e s ,el bien se vende entonces a lo que podemos llamar su .precio I I l r u p o s i ~ i ~ ncomparativas
es en tomo a 10s cambios en el pro-
na2w-d~. , iiicto agregado en dos momentos diferentes de tiempo, en térmi-
BI bien re vende, entonces, por su valor o por lo que realmente le cuesta a la
IIOS del número de unidades de trabajo que con ese producto
persona q ~ lo
b trae al mercado . . . l b
:isi-egadopudiera comprarse. En una primera aproximación, este
El precio de mercado, sin embargo, podía no corresponder a ~.icrciciopodía realizarse dividiendo el output total expresado en
estas especificaciones. Si esto fuera así, era de esperar que las i~:i.rninos monetarios por el salario básico. Si el resultado en el
fuerzas de la com etencia empujaran el precio de mercado hacia
1
I,ci.iodo 2 excedía al del período 1, ~ o d í aafirmarse que había iI
íi precio natural1? Sin usar el término, Smith estaba aproximán-
dose claramente a la idea que los economistas posteriores han
. Ii::.bidocrecimiento; más aún, podía establecerse la magnitud del
i.;imbio en el output total de la economía.
Pero este procedimiento, visto más de cerca, no cumplía
El procedimiento por el que se establecía la «unidad» de trabajo, se
examina más adelante.
16
iilenamente lo que inicialmente prometía. Si 10s tipos de salario
cambiaban entre los períodos 1 y 2, los resultados no serían ya
1
Ibid., vol. 1, pág. 62.
" En palabras de Smith: «El precio natural ... es el precio central: alrededor
del cual los precios de todos los bienes gravitan continuamente)) (Ibid., vol. 1 , " Ibid., vol. 1, pág. 65.
pag. 6s).
h
36 La economía clásicz ) 1, < . I . B I I I Smith y la estructura del análisis clzisico 37

comparables, a menos que pudiera suponerse que todos los tividad de las variaciones en la escala de las operaciones
J ~ I U I ~ I I ~
demás precios y rentas habían variado en la misma prop~rción'~. tli* lii-. (iroductores individuales, fue consciente de que la expan-
De otro modo, las conclusiones derivadas de la fórmula de Smith I dilii ~ I c 1ü economía en su conjunto generaría importantes ganan-1
podrían ser gravemente desorientadoras; si, por ejemplo, hubie- la productividad. Conforme la escala del sistema econó-m
i q i i i b b (-11
sen caído los salarios en tanto que los demás precios y rentas i i i i r ii i-tcciera, se extendería la división del trabajo, distribuyendo
continuaran invariables, el producto (expresado en términos de riuc I)ciicficios por todo el sistema. Srnith parecía pensar que los
«control sobre la mano de obra») parecería haberse expandido, @IC.LIIIS de esta mejora en la productividad se distribuirían
aun cuando no hubiera ocurrido realmente ningún cambio en la pro- 1 dr itii~tloaproximadamente uniforme por todas las ramas produc-
ducción. En algún momento de su exposición, Smith pareció querer tivil\.
librarse de esta dificultad, adoptando la postura de que la tasa hinque Smith tropezó con graves dificultades en su intento
natural de salario tendía a ser estable durante largos períodos. dr c\i;ihlecer un patrón invariable para medir el cambio econó-
Este enfoque estaba en conflicto, sin embargo, con las nociones i i i i i . ' ~ . los problemas que abordó eran, y todavía son, reales e
expuestas en otras partes de La riqueza de las naciones sobre la Iiiil,c>i kintes. Cuestiones similares subsisten en el análisis mo-
.marcha de los salarios durante el «progreso de mejora». ilriiio del crecimiento económico. Además, Smith fue incluso
Esta formulación tropezaba también con otra dificultad, y es iiiii\ Iqios, pues trató de establecer un procedimiento que fuera
"que fallaba en el caso de que aumentara la productividad del l ~vriivt*iiiente desde el punto de vista estadístico. Aunque siempre
trabajo (es decir, cuando la misma cantidad de factor trabajo iiiilliiivo que la evaluación del «control sobre la mano de obra»
diera lugar a un mayor volumen de producción). En esta situa- 0111 I:I aproximación conceptualmente correcta, reconoció que
ción, los salarios totales necesarios para un nivel determinado de p~ilisser engorroso aplicarla. En vista de ello acabó proponiendo
producción serían menores que antes, aun cuando la tasa de iliit. ?e emplease la disponibilidad de cereales -«trigo», en su
salarios fuese constante. Si, como consecuencia de esto, hubiera Iciiiiiriología- como una aproximación útil, desde el punto de
una reducción en el precio de los productos (cosa probable en VI\I:I práctico. Evaluar empíricamente la oferta de cereales para
tales circunstancias), la medida del control sobre el trabajo daría Iii ;ilimentación resultaba mucho más fácil. Según él, los cereales
la impresión de que la producción total había descendido, cuan- eiiiti cl principal componente de la subsistencia y la cantidad
.do, de hecho, habría aumentado. Implícitamente, Smith se de- tlr cllos disponible era una condición previa para ejercer un
fendió contra esta objeción suponiendo que los costes de produc- t oiiii.ol de la mano de obra.
ción (y con ellos la distribución de la renta entre las diversas A manos del propio Smith, la apelación al trabajo como
clases) no variarían con los cambios en el volumen de la produc iiivdicla básica del valor experimentó otra variación. Anunció el
ción de las distintas empresas. Así, por ejemplo, el coste de un ~ i * i i i ; ien el siguiente pasaje:
par de zapatos sena el mismo en una planta equipada para
producir 100 pares de zapatos diarios que en una planta que I i i cualquier tiempo y lugar, puede decirse que cantidades iguales de trabajo
~ I I I Iilc igual valor para el trabajador. [Cursivas de Barber.] En un estado
produjera 10 pares por día.
i~illiii;~i.io de salud, fortaleza y dnimo, en el grado normal de su maestría y
La experiencia posterior ha mostrado la falsedad de este iIr\iicza. tl debe siempre renunciar a la misma porción de su comodidad, su
punto de vista. Se ha demostrado ampliamente desde entonces Iilwri;id y su felicidad. El precio que paga debe ser siempre el mismo, cualquiera
I que en muchas líneas de producción los costes unitarios se ililr sca la cantidad de bienes que reciba a cambio de elloz0.
reducen sustancialmente cuando se aplican tecnologías avanza-
das a amplias unidades. Sin embargo, en la infancia del industria- L,a constancia a que aquí se hace referencia implicaba la estabi-
lismo, cuando el universo económico estaba dominado por pro- lidad en el sacrificio realizado por los trabajadores cuando renun-
] ductores en pequeíía escala. lo que proponía Smith no era absolu- c.i;iban al ocio por las fatigas y molestias del trabajo. Para
tamente inconcebible. Aunque despreció la influencia sobre la pciíodos prolongados de tiempo resulta dudoso el realismo de
it5lc supuesto: una especialización creciente de los empleos y un
l9 La creencia de Ricardo de que era imposible que s e mantuvieran estas
condiciones restrictivas necesarias había de ser posteriormente la razón por ia
que rechazara esta concepción de la teoría del valor-trabajo.
crecimiento de su variedad en una economía en transformacibn,
así como los reajustes en las escalas salariales, pueden muy bim
hacer variar la penosidad del trabajo. Aun así, Smith estaba'
Ilamando la atención sobre un punto de gran importancia, al qaP
ahora se presta poca atención directa al analizar el cambi
econdmico a largo plazo: concretamente, que el grado de 1&
mejora económica debería juzgarse no solamente por el cambio
en d volumen total de bienes, sino también por el esfuerzo
re uerido para lograr dicho volumen. En esta versión srnithianal
'1
La economía clisi

iiitirii, tnfts prductivas) que otros. ~ C b m oreducir estas discre-


prntnrasa ~n común denominador? Smith replicaba que tal ajuste
OI c i ~ n s e & t m oor una medida
npnfiGqnmtr& ~Z&ZCOD
sino a través Ze los
dad aproximada que,
riti scr exacta, es snficientt para llevar a cabo los -ocios
vldii
o h l i i l ~ l e c ~en
En otras palabras, I n a
de la
e saarios
s el rngcado o f r e c í a n para reducir las'
e ~ ~ a una medida común; una
c l l l ' c r r . n t e $ , w ~ trabajo
4
de wtrabajo como medida del valor», podría decirse que ha:
habido avance económico cuando una unidad del factor trabajo-
hiwri do trabajo no cualificado se podría tomar como unidad
piiirirn, & modo que el traba, de una hora de un trabajador al
permita disponer de una mayor cantidad de bienes. . qiic se pagara el doble equivaldría a dos unidades.
El enfoque smithiano de la teoría del valor a través del traba0 Lril/q;.sLla gadaci6n del mercado cre st@&ente
ha sido severamente criticado por escuelas económicas posterio- 1 ujtf;yes+con las que 'se medía el valor,
res. Para un grupo de autores, su fallo fatal fue el no ofrecer una 1 n licarse e1 mismo procedimiento para valorar la producción?
explic~ióncabal de la determinación de los precios y, muy l$uifia=a entonces todo el problema de 1s diPtineióh ~Rtrh
particularmente, olvidar el lado de la demanda en el comporta- V i ~ l i w(precios naturales) y precios efectivos. Por mucho quu
miento del mercado2'. Esta crítica tendría más fuerza si Smith Srriilh se curara en salud hablando de aproximaciones, no p d l a
hubiera intentado realizar un análisis sistemático de la formación 1 orciipar de esta trampa lógica.
de los precios de mercado. Pero, de hecho, este objetivo quedaba
al margen de su programa fundamental. A Smith le interesaba
mQs Men forjar conceptos que pudieran ayudar en el problema d e
, Aunque se ha puesto de moda entre los actuales econ&uistas
'51 Jerligrar cualquier teoría del valor basado en el trabajo seda
iiconsejable una interpretación más caritativa. Después de tobo,
rncdir el cambio económico a lo largo de períodos prolongados de Lnt) son operaciones intelectuales muy similares las que Uevm a
tiempo. Tenía a mano los materiales para desarrollar un análisis CII~O los economistas de nuestros días cuando suponen, t n sus
m8s claro de la formación de los precios de mercado a corto pi'cbyecciones de tasas de crecimiento, que los precios permane-
plazo. Los conceptos de utilidad y demanda (que habnan de cei~inestables, o cuando comparan la capacidad econ6miu de
uame .a este propósito por una escuela económica posterior) Ioh EE. UU., el Reino Unido y la URSS sobre la base del
habían. sido parte de la enseñanza que recibió de Hutcheson. tiíirfrero de horas necesarias en cada país para que un trabqjador
Decidid rechazar esta orientación de la teoría del valor, proba- I i~iediopueda comprar un lote de bienes, por ejemplo, un par dc
hIemente porque la consideró incongmente con su propósito rapatos, una radio o un automóvil? ¿No es un instrumento
central. I ii&loga a la distinción de Smith entre el precio natural y el de
ay otra c ' ' 1 ~@pp%iip!$.
n h r e a una i n f i a en su tratamiento e as um a es e
de mercado el que invocan algunos economistas occidentales al
iratar las áreas subdesarrolladas? Afirman éstos que el trab*
trabajo. La fu como él reconoció, ncer? hSw+ . ricne un precio demasiado alto, el capital un precio demasiado
gt5neaP-
-2 a e m b r o s eran más diestros &, po? hijo y que el crecimiento económico se aceleraría si los Gobier-
rits insistiesen en que las decisiones de los hombres de negocios
'' Algunas de las críticas han sido durísimas. Un escritor ha acusado a Smith iil combinar trabajo y capital viniesen seguidas no por los precios
de udestrozar y destruir el pensamiento de dos mil años. La posibilidad de efectivos, sino por los precios «contables» que reflejan más
empezar en 1776 en lugar de 1870, con un conocimiento m l s correcto de los

'
principios del valor, había sido desperdiciada~ (Emil Kauder, The Genesis of exactamente las escaseces «reales» de dichos agentes produc-
Mor inal Urility Theory, uEconomic Journaln, septiembre 1953, pagina 650). Iivos.
El present6 así este punto: .Puede haber m i s trabajo en una hora de dura
labor que en dos horas de trabajo fácil; o en una hora aplicada a una actividad que
cuesta aprender diez anos, que en un mes ordinario y sencillo* (Ibid.,vol. 1 ,
D. 311.
23 Ibid.. vol. 1 , págs. 35-36.
1 :\clnm Smith y la estmctura del análisis clásico

i'o'iición del hombre en la jerarquía social estaba fijada desde la


4. El análirís%b -- -- _
disiribución de-e renta
i.a._
-. i.rino. No obstante, las distinciones de clase tenían que recono-
teCriecomo un hecho social, aun cuando la pertenencia de un
Iiibinbre a un grupo determinado no estuviera ordenada por la
piovidencia. *La diferencia entre los caracteres más dispares
-mantenía-, entre un filósofo y un vulgar mozo de cuerda, por
cjcmplo, parece surgir no tanto de la naturaleza, como del
tizihito, la costumbre y la educación.»26
En este punto, el argumento de Smith se construía alrededor Al mismo tiempo, las categorías analíticas de Smith contras-
de una diyi.s&.pa@ta dz La socie$addeen <órdenes»,cada uno iiin fuertemente con las que se utilizan en muchos análisis eco-
de los cuales recibía una participación específica de renta. Los ritírnicos actuales. El enfoque moderno más extendido de la
salarios se pagaban a los miembros de la clase trabajadora, los ili.;tribución de la renta es completamente *funcional» en su
beneficios iban a los capitalistas (o propietarios del capital) y las orientación; es decir, las diferentes rentas son consideradas como
rentas de la tierra eran percibidas por los propietarios de la tierra. remuneración a los «factores» que contribuyen a la producción.
Estas distinciones correspondían aproximadamente a las amplias 1 .;i participación salarial es el pago a los agentes productivos
clases sociales de su tiempo, aunque permanecían algo confusas humanos, sin tener en cuenta su status social, incluyendo tanto
en sus límites. Los ingresos netos de los pequeños propietarios salarios como sueldos; más aún, parte del ingreso que Smith
agrícolas, por ejemplo, p d i a n estar compuestos por las tres consideraba como abeneficio,, sena tratado ahora como «suel-
clases de renta: un salario procedente de su propio trabajo, una do» de los directivos. De forma similar, la renta de la tierra se
renta de la tierra que 61 poseía y un beneficio del capital que considera a menudo ahora como el pago a los propietarios del
había invertido en su tierra. Una superposición similar podría liictor productivo donado por Dios, la tierra; este procedimiento,
ocurrir en el caso del pequeño manufacturero. Cabría pensar que aunque desprovisto de connotaciones de clase social, está más
el gran terrateniente tendiese a invertir para mejorar su finca, con cerca del enfoque smithiano. El interés (que Smith subsumía en
lo que, además de la renta de la tierra, percibiria un beneficio. los beneficios) es considerado como el rendimiento del capital, el

I
Aunque admitía esta posibilidad, Smith describió a los grandes t'rictor de producción inanimado creado por el hombre. Aun
terratenientes como los hombres que gustaban de «cosechar lo cuando el tratamiento del beneficio está lejoi de ser uniforme,
que no sembraron»24y dados a la aindolencia», que es el efecto una venerable tradición defiende el punto de vista de que (de-
natural de la tranquilidad y seguridad de su situación~~'.Esta jando aparte el caso del monopolio) el «beneficio puro>,, por
caracterización de la clase terrateniente, que desempeñaba un encima de la remuneración necesaria para mantener los servicios
papel crucial en su ináerpretación del panorama de la sociedad de los factores productivos en sus usos presentes, puede reali-
durante el curso del uprogreso de mejora*, no era justa en su zarse sólo temporalmente desapareciendo con la competencia.
conjunto. Investigaciones históricas posteriores han demostrado En semejante sistema «funcional» se ocultan las líneas que
que gran parte de ia innovación en la agricultura del período se separan las clases. Smith, por su parte, partió de la diyisi(in en
debi6 a la iniciativa de grandes terratenientes progresistas, que clases sociales y construyó la mayor pMe de su e s h c t u A
mostraron rasgos del comportamiento que Smith atribuyó a los iinalftica' e n forno a ella; Allfique ¡¡¡ti-odujo 'algunas considkrati'e
capitalistas. nes funcionales, [o liifo-, primordialmente, para resolver los casos
Debe destacame que Smith, aunque construyó su análisis de la poco claros.
distribución de la renta alrededor de «tres diferentes drdenes Entonces, ¿cómo se dividía el ingreso nacional entre los
humanos», no consideró estas divisiones como comparti- diferentes estamentos sociales? La respuesta de Smith se desa-
mientos estancos. Estaba demasiado imbuido de los ideales de rrollaba en dos etapas. En la primera, consideraba los especiales
la Ilustración como para aceptar el punto de vista de que la y peculiares rasgos inherentes a la determinación de los salarios,
l4 Ibid., vol. 1, pág. 56. Z6 Ibid., vol. 1 , págs. 1920.
[bid., vol. 1 , pág. 277.
1. Adnm Smith y Ir estructura del onáiiais ollsico 43
beneficios y rentas de la tierra con especial atención a la influen-
cia del medio ambiente institucional sobre las variaciones en el
nivel de cada uno. Pero siempre a la vista estaba una segunda y
omnipresente InAuencia: las «circunstancias generales de la so-
I
ciedadw, es decir, la cuestión de si la economía en su coqjunto
era estacionaria. estaba creciendo o declinando.
Así, en d caso d e los sdarios, las tarifas aplicadas en un mente esta posición. Como hemos hecho notar antec, su dw%im
momento determinado era ~ a u e - e s t u x i e m idu&s-pw del controI sobre la mano de obra $610 podn'a dar res-#
uw X e a a d 9 i ~ w x ~ ~ ~ S ~ ~ ~su ~
o desagrado*, su situación geog ca, su duración esperada, el
#agrado a d : si cantidades iguales de ingreso compraran Ir m h n a
~ m i - ~ i dinteíigibles
cantidad de trabah en diferentas momeator, es decir, si el precio
conocimiento (o ignorancia) del trabajador de empleos alternati- natural del trobdo fuera constante.
vos y sus condiciones, etcétera. Pero Smith también llamó la Pero, un~x$~&t;E.-a esta qoFi6nF Qmith la abandonh
atención hacia otra consideración -la relativa fuerza negocia- rápidamente arguyendo que e'r?Ú3<o''nii?li & % F - E & B ~ ~
dora de empleadores y e m p l e a d o s y advirtió que la balanza se
inclinaba a menudo contra los trabajadores2'.
Estas y--. , -
aunque importantes, podían operar s6i0 acompañada &e tipos crecientes de salarios; u& e c o n g f a en
P
r i
I .
sF w o
-ii"
v&. Después e todo, s¿&n
.2 fi
j p f Oor: el nivel salarial m'qimo necesa-
'bra en condición sana y producti-
mi&, salaribs fi6-pMiiPlth'caEr
declive, de salarios decrecientes; mientras que en una economía
estacionaria no habría razón para esperar que cambiara el nivel
de salarios.
por debajo de las necesidades de subsistencia sin disminuir el vo- describió como el
lumen de la mano de obra. Entonces, jcabía concluir que el
nivel de asubsistencia* de los pagos por salarios podía también &fi3ñárla,porque
ser el tipo natural hacia el cual gravitaran los salarios reales, está basada sobre conceptos que ahora no son familiares y
en un período largo? Malthus había de defender este argumento ea porque su idea central figuró de modo prominente en la perspcc-
un momento posterior de la evolución de la teoría clásica. En tiva clásica general. Según este punto de vista, el proceso de
algún lugar, Smith escribió como anticipándose a la posición producción y cambio comienza con las uadehtosw de fondos
por parte de los patronos (capitalistas y terratenientes) para
O adquirir el trabajo y los inputs matcriaies necesarios pam la
producción. Los trabajadores que recibían dichos adelanto$ los
'' En palabras de Smith, <<lospatronos, en todo tiempo y lugar, se hallan en gastaban desputSs en bienes de subsistencia. Esta misma transair-
una especie de tlcita, pero constante y uniforme, wmbinación para no elevar los ción, sin embargo, implicaba volver ei transferir los fondos a los
salarios del trabajo por encima del nivel en que se encuentran. Violar este patronos, que podían financiar los uadelantosw para i n w el
acuerdo es, en todas partes, una acción impopular y una especie de baldón para siguiente ciclo de producción. De este modo, d que la demanda
un patrono entre sus vecinos e iguales. Verdaderamente oímos hablar pocas veces
de este acuerdo porque es lo usual y, cabría decir. el estado natural de las cosas, de trabajo en el período subsiguente fuera mayor, menor o igual
del que nadie habla. Los patronos llegan también, a veces, a acuerdos particula- que en el precedente dependía, en gran medida, del tamaño de las
res para hundir los salarios por debajo de este nivel. Tales acuerdos son siempre participaciones no salariales de la renta (beneficios y rentas de la
llevados en el mayor silencio y secreto hasta el momento de la ejecución, y tierra) y de la propotcion del fondo así generado que se dedicaba
cuando los trabajadores ceden, como lo hacen a veces, sin resistencia aunque les
cause severo perjuicio, nadie más oirá hablar de eiiox. (Zbid., vol. 1, pág. 75.) a adelantos a la mano de obra. En un período de expansión
Siguiendo con el tema, Smith hacía natar que también los trabajadores llegaban a esoaómica generai era de esperar que el fondo de salarios se
acuerdos con el propósito de elevar sus salarios. Hizo, además, la observación de ampliaría, aumentando la demanda de trabao. Esto, a su vez,
que la legislacidn existente era altamente injusta: los acuerdos de trabajadores tendería a elevar los niveles salariales por encima del mínimo de
eran ilegales, mientras que la ley guardaba silencio sobre las acciones colusivas
de los patronos. subsistencia y a mejorar las condiciones de los «criados, braceros
Is IhUi., vol. 1, pág. 89.
Ihid., vol. 1, pág. 77.
44 La economía clásica 1. Adam Smith y la estructura del análisis clásico

y trabajadores de diferentes clases. [quienes] constituyen la más difícil encontrar dentro de un país un modo beneficioso de empleo para
inmensa mayona de toda gran sociedad política»30. Ello podía cualquier nuevo capital33.
dar lugar a un crecimiento de la población. Pero en este punto de
su argumentación Smith no albergaba ningún temor malthusiano: Una explicación más completa de los efectos esperados del
«progreso de mejora» exigía un análisis de las' relaciones entre
Por consiguiente, el premio generoso al trabajo, efecto del crecimiento de la beneficios y rentas de la tierra. La propiedad de la tierra y la
riqueza, e s también la causa del crecimiento de la población. Quejarse de ello e s porción de renta de la misma inherente a ella poseían c=ente

El curso del progreso económico no estaba claro todavía, a


pesar de las expectativas, generalmente optimistas, de Smith. El
r
lamentarse del efecto y la causa necesarios para una mayor prosperidad pública3'.
ciertos atributos especiales. Las consecuencias de este carácter
especial emergían poderosamente en la afirmación de Smith,
según la cual:
comportamiento de la segunda participación en la renta -los Los altos o bajos salarios y beneficios son las causas de los altos o bajos
beneficios- podía traer problemas. Según Smith, la retribución a precios; las altas o bajas rentas de la tierra son el efecto de ello. El precio de un
los capitalistas y a los asalariados se movía inversamente: con- determinado bien es alto o bajo, porque para llevarlo al mercado hay que pagar
forme subían los salarios, los beneficios se reducían. El primer salarios y beneficios altos o bajos. Por el contrario, porque su precio es alto o
bqjo; mucho más, o poco más, o nada más que el suficiente para pagar aquellos
intento de Smith de explicar esta interrelación se limitaba a salarios y beneficios, es por lo que origina una renta de la tierra alta, o baja, o
afirmar que cuanto más pagaran los patronos a sus trabajadores nula".
menos podían retener para sí mismos. Pero esta explicación era
demasiado estática para ser plenamente satisfactoria. Después de ¿Cómo se explicaba esta sorprendente proposición? En su
todo, Smith había ya sugerido, en otro lugar, que un régimen de base, la explicación de Smith descansaba en la presunción de que
salarios altos bien podía conducir a incrementos, al menos de la I
la naturaleza era generosa. Como los fisiócratas antes que él,
misma cuantía, en el output por trabajador". Más peso en su consideró que la agricultura era capaz de dar un output por
explicación tenía la competencia creciente entre los capitalistas' I encima de los inputs. Pero, a diferencia de ellos, quiso subrayar
que, según él, acompañaría a la expansión económica. Con- que esta generosidad natural se aprovecharía en la medida en que
razonamientos más convincentes en su día que en los nuestros, la sociedad necesitara de la producción de la tierra. Esperaba (y
mantuvo que en un clima de expansión económica general los, no sin razón) que una economja eq expapsión genZi5iWuna
hombres de negocios perseguirían con mayor ahínco su propia demanda creciente de los productos de la tierr'c",aq-ocurriria
ventaja, suprimiendo sus tendencias hacia la colusión y bajando, por dos carpinos. En primer lugar, el crecimiento de la población
mediante la competencia la tasa media del rendimiento sobre el
capital. Esta tendencia decreciente de la tasa de beneficios que-
a u m a a n a la demanda de alimentos. Por otra parte, un sector no
a g r ~ m ~a n - - ~ p W l ó i l ~ F f i i ñ t alas
-
n a necesidades de mat'eriai
daba reforzada por otra consideración que Smith sugirió, pero no primas derivadas de la tierra. Smith, como correspondía a su
desarrolló de modo sistemático: época, estaba pensañdo ZII las materias primas necesarias para e1
proceso industrial (tales como lana y lino), así como los materia-
A medida que aumentan los capitales en cualquier país, los beneficios que les derivados de la tierra, necesarios para la construcción (como
pueden obtenerse al emplearlos disminuyen necesariamente. Ello hace cada vez
madera y piedra) o para obtener energía (como el carbón). Al
combinarse, estas demandas llevarían a la puesta en producción de
" Ibid.,vol. 1, pág. 88. tierras sin emplear. Pero también subrayó insistentemente
" Ibid., vol. 1, pág. 90. -como Quesnay y sus seguidores- que la expansión inicial del
Sobre este punto, Smith mantenía que: «la remuneración liberal del output no agrícola dependía inicialmente de la disponibilidad de
trabajo alienta tanto la propagación de la gente del pueblo como su actividad ... alimentos y materias primas necesarias para sustentar la expan-
Una subsistencia abundante aumenta la fuerza corporal del trabajador; y la ,
confortante esperanza de mejorar su condición y de terminar sus días, quizá, en el sión industrial.
desahogo y la abundancia le anima a esforzarse en grado sumo. Por tanto, allí
donde los salarios son altos, siempre encontraremos trabajadores más activos, 33 Ibid., vol. 1, pág. 375.
diligentes y expeditos que donde son bajos ...N (Ibid.,vol. 1, pág. 91). " Ibid., vol. 1, pág. 163.
I
46

colas tendría un importante efecto sobre la distribución de la


renta entre las diferentes clases sociales. De modo particular,
beneficiaría a los propietarios de la tierra. Smith previó que la
demanda de los diferentes productos de la tierra se expandiría
probablemente de manera más rápida que el ritmo a que pudiera
ampliarse la producción -especialmente cuando los diversos
usos de la tierra compitieran unos con otros-; no podían crecer
cereales y pastos simultáneamente en el mismo lugar, ni podía
mantenerse la oferta de madera para la construcción si los
7
La economía clá5ica

El crecimiento sustancial en la demanda de productos agn-


l. Adam Smith y la estructura del análisis clásico

(le la transformación económica y de los factores que gobernaban


la asignación de la fuerza de trabajo entre empleos productivos y
no productivos. Su previsión de que la productividad del trabajo
subina conforme el mercado se ampliara podía ayudarle sólo en
tina parte del camino hacia una explicación de la expansión
económica. El análisis más fundamental, -1 cambio dinámicg
_-
( i e ~ c a n s a b ~ h ~ i a - k d í d e A , i a m'

capital gira6a370b~?a ddi$i-i6p, en& el &


neto
---.
. yc~p-
d aU
a -.
E1 tratamiento or- Smith- dei prac~sso.bg ~ $ a c & v - d g I
biuto
(';limpio», en su terminología). Esta noción, que ha ía e
ocupar un lugar importante en el pensamiento económico, im-
cultivos invadieran las zonas forestales. Se esperaba consiguien-- plica conceptos bastantes diferentes de los que ahora se usan
temente que se elevaran los precios de los productos rigrícolas% comúnmente. Smith describió así la cuestión:
Pero en un sistema de propiedad privada de la tierra la m a y o L
parte de esta ganancia iría a parar a los terratenientes. Las rentas La renta bruta de todos los habitantes de un gran país comprende el pro-
que percibian y que él describió como (<lasmás altas, natural- ducto anual total de su tierra y trabajo; la renta neta es la que les queda
mente, que el aparcero puede estar dispuesto a pagar en las libre después de deducir los gastos de mantenimiento: primero, de su capital
actuales circunstancias de la tierra»35, aumentanan, ya que los fijo; y en segundo lugar, de su capital circiilante ...%

1
7
aparceros podían verse forzados a perder la porción II(, sil ni. --
dueto que excediera del salario nalural de su traba- Aun cuando su desarrollo de estos conceptos no era del todo
claro, parece ser que Smith pensaba en una subdivisión del
Esta exposición del comportamiento de los diferentes compo-
nentes del precio natural en el curso del ((progreso de mejora»
podría interpretarse como indicador de que la expansión econó-
_
producio anual en dos c~ffi@Cient~s:
..l.r_ < _ . ,
A EI p r ~ m e r ~ s ~ - r _ ea.h
u6rciÓn del í j i - ? % n ocorriente necesario para mantener la pro-
&a

mica minaría. finalmente, sus propios cimientos. Si una propor iú'ceíijn ai misho nivel en e1 siguiente a~;. EI-se>&icg&b-
ción creciente del producto nacional se redistribuía hacia los nente -la renta neta- representaba la <proporciándel.~y-odalcto
de que podría disponerse para aumentar la producción en el
pródigos terratenientes, a expensas de los frugales receptores de
beneficios, podía secarse la fuente de la futura acumulación y futuro,
- r-A _.
,

expansión. Smith fue consciente de esta posibilidad, aun cuando Una característica es especialmente notable en las definicio-
no llevó este argumento a su conclusión lógica. En conjunto, nes de Smith: a diferencia de las distinciones entre neto y bruto
consideraba que la expansión económica reportaría beneficios usadas hoy día, las deducciones para el wtenimiento n w e SS-
para todos. Podía ser obstaculizada en un futuro, pero ese día tringían al desgaste del cap,ital o cuotas de depreciación. En lugar
estaba distante. La aparición de un estado estacionario, en el que deeZT0 'd3iCdE&Tis'<deTaa?Ent< Ij?'ii'fii 'tódp lo-n&+Sano para
la expansión se detuviera y la acumulación de capital se restrin- mantener a la sociedad en su conjunto, es decir,' además 'del:'
giera a las meras necesidades de la reposición, quedaba dema deggaSTL?d&Tc&pitalfijo y Ia reposición de materias primaS:'fiabna
ci2dn remota por2 demandar lln análisis seno. que-~nTT~iEIT1a~~h-e'c~Td~CIe. ,..- --
de' (7fia5t~nimiZnf~~-%-fas
- - --a--:r,
diversas clases de la sociedad. El' resiiub' fepresentaba recursos
que~Tm~GoS~Zeñ'c;"~Gehie, poXan utilizarse para ampliar la
5. El nnálisis de ln ~icumulacióndel capital pro&cion en el futuro3'.

La discusión de Srnith del problema del valor y Ibid., vol. 1, pág. 303.
constituye el centro conceptual de su análisis. Para quedar com- Aunque Smith expuso la noción esencial, su tratamiento de los detalles fue
37

pleto, su modelo necesitaba una descripción de los mecanismos deficiente. En la presentación de su argumento, la renta neta podía ser utilizada
para ampliar la producción a través de la adquisición de capital fijo y circulante.
No especificó, sin embargo, entre los componentes del capital circulante, los
3"bid., vol. 1, pág. 161
La economía cls(sica
1 I Ad;im S M t h y la estructura del análisis clPUco

Entonces, ¿cómo se establecía el volumen de la renta neta?


En el análisis de Smith, bueña p d ' dela-ES~_uestah a b a
buscarla en la distribución de la renta en&-&S arversas clases
sociales y, de modo muyparticular,-en l a ~ & eque iba a IW
- iIcs;irrollado formalmente por J. B. Say y había de ocupar un
111p;ii.destacado en el desarrollo de las ideas económicas.
Con el análisis de la acumulación del capital quedaba com-
filcta la consideración por Smith de las principales condiciones
capitalistas y te^rraf&i!itesr I.?&'~a~GIaX2dós,d6spués' & W ¿ vslructurales importantes para comprender la capacidad de una
no kr5grobable que .recibiesen syfjcí@lti5 para permitir zexce-
d e ~ W g w 9S- Q ~ ~ ~-sgs/dades-
F S de,ma?ter~im@np:~- w cciinomia para el desarrollo. La acumulación del capital. aun
ciiando era cnicial como reguladora del ritmo de la expansidn
terratenientes y capita istas, por el contrano, bien podían tener a económica, no podía analizarse prescindiendo de la distribución
su disposición fondos m8s que suficientes para financiar reempla- ilc. la renta entre los principales Órdenes de la sociedad. De modo
zamiento~y para sostener sus convencionales niveles de vida. El :indlogo, su teoría del valor quedaba integrada ahora dentro del
«excedente» podían destinarlo, claro está, a la ampliación de su
consumo. Pero el resultado para la sociedad sería mejor si este
1 conjunto del esquema. El principal problema en el aniíiiis del
crecimiento podía así verse en funcidn del modo en que los
«excedente» de fondos se ahorrara. De esta manera, la renta neta receptores de beneficios y rentas de la tierra ejercían su control
se convertiría en formas que más tarde ampliarían la producción, de la mano de obra.
punto que Smith subrayaba cuando afirmó que «los capitales se
incrementan por la parquedad y disminuyen por la prodigalidad y h. Adam Smith y la política económica
el despiifai~on3~.
Estrictamente hablando, los miembros de las dos clases que re- El modelo teórico de Smith y sus actitudes hacia las cuestie
ciben «renta neta» podrían utilizar sus recursos de modo que apo- rics de política económica formaban parte de un todo. C e
yaran la expansión econbmica. Según Srnith, sin embargo,,-,lqsLe- i:iba el crecimiento económico como el fin básico, cuy? d e s b i -
rratenientes mostraban una tendencia lameritablk sil luio v a man- i idad S s f & t i a ~ ~ a l l ~tm. d-gdIS&up..íX& esta la
Y+-
E la "-dc?@,
t e m i p i e e s inipk$tiÚZ~YDs'. capi<aliStaseran
los agentes principales a través e os cuales la-yinta neta se
c5n"ver'tiíklen aCy@.&j~_n. La cuantia de los beneficios
i d o n e i ~ d ; e ~ u d e r p&tica~adiculardebería mediri!F; p q ariF
rfec~& so15m«prOgrE$¿i '+
por sus c ~ n s ~ u e n c i asrsbr&la
sz
mejora* y ,-m& especí camente,
aaumulrrión d d capital k
~

c~nsiderarseasí como el determinante básico del ritmo de acu-


mulación y, a su vez, de la tasa de expansión económi.ca. 1 rcg ulac--+&
especializaci6n del trabajo.
f!é318PKiterios, las formas mercantilistas de

I
Aunque el ahorro era un requisito vital para el crecimiento control esta - q u e Smith veía como una expresidn
económico, Smith subrayó insistentemente que el ahorro, en su (le privi egio y avon ismo- eran claramente objetables. Su
opinión, no implicaba filtraciones de fondos desde la corriente del cfecto neto era impedir la ampliaci6fid6T %CrC$do y IieSptar la
gasto. *Lo que se ahorra anualmente -escnbi& se consume : \ c t i v i d a t & ~ t * iat su eufso;n~~ural. Podía decirse que'paia
con tanta regularidad como lo que se gasta cada año, y casi 4, practicamente t a a iit&v&~¡ui&Ziabemamental -aparte del
también al mismo tiempo; pero se consume por grupos diferentes clesempeño de funciones esenciales, tales como el mantenimiento
de personas.»" El atesoramiento, en otras palabras, quedaba de la ley y el orden, la administración de justicia y la defensa
descartado; el ahorro se equilibraba casi instantáneamente con el nacional- era sospechosa. Los Gobiernos estaban tan mal en-
gasto en inversión. Aparentemente, Smith juzgó este punto de- caminados c G 3 o 1egisT"aban para proteger al pobre como
masiado evidente para necesitar elaboración. Fue más tarde cuando favorecían al rico con cartas reales y privilegios monopo-
listicos. El ataque de Smith al subsidio o socorro a los pobres no
nacía, sin embargo, de una falta de compasión hacia los menos
salarios adelantados. Con el fin de mantener la coherencia de su análisis del modo :tfortunados. En lugar de ello, afirmaba que la administración de
en que una sociedad progresiva ampliaba su demanda de trabajo (es decir, las Leyes de Pobres existentes -que exigían la residencia en una
ampliando el ufondon destinado al mantenimiento de la mano de obra), debería
haber aclarado que el capital *circulanten incllna ek fondo de salarios. parroquia concreta como condición para, en su caso, recibir el
" Ibid., vol. 1 , pág. 358. subsidi* restringía la movilidad de la mano de obra y con ello
" Ibid.. vol. 1 , pág. 359. iqeducfala tasa de crecimiento económico.
La economía cldsica

Aunque Smith se esforzó tanto en atacar el «sistema mercan-


I
4'
1 \i1;iiii Smith y la estructura del análisis clásico

til», sus argumentos no llegaban al nivel de refinamiento analítico - * S - d agente catalítico esencial para convertir la potencial dis-
logrado anteriormente por su amigo J3avig Hume. Hacia 1760,
Hume había atacado al mercantilismo invocando una teoría que
relacionaba el nivel general de precios con la cantidad de dinero.
1 en armonía, y el disolvente de las barreras a !a competen-,
t11;1

t I:I ckctiva. Sólo entonces podían ser frenadas las tendencias


it,iiiiiales del empresario a confabularse contra el interés público.
l ,c. Ií~nnaanáloga, se necesitaba un clima de demanda creciente
u
Cuanto mayor fuera la oferta de dinero, decía, tanto más se
elevaría el nivel de precios; los precios más altos tenderían, a su
vez, a hacer las exportaciones menos competitivas en los merca-
1 t i t . iikkno de obra para neutralizar el poder de los capitalistas para
~lltlihilr de los trabajadores desorganizados. Si la competencia era
dos extranjeros y las importaciones más competitivas en los ilcwable como estímulo para el desarrollo, la expansión econó-

1
mercados interiores. El principio mercantilista de aumentar el IIIIL.:L no era menos importante para promover la wmpe4encia
stock de dinero sena contraproducente; la acumulación de meta- clccliua.
les preciosos produciría efectos que erosionanan más adelante la 1.0s felices resultados que Smith esperaba de una sociedad
balanza comercial favorable. Hume, naturalmente, necesitaba ccimpetitiva en expansión implicaban todavía a r o supuesto: que
~ . i r los beneficios del crecimiento participaran todas las clases
otro apoyo para este argumento antes de poder utilizarlo; des-
pués de todo, un mercantilista convencido podna replicar que era \ciciales. El mismo Srnith, como hemos visto, confiaba, general-
' iiicnte, en que esto ocurriría así. Pero al menos algunos de sus
posible prevenir un deterioro en la balanza comercial mediante
regulaciones apropiadas. Hume halló el refuerzo necesario, al
sefialar que las restricciones al comercio senan perjudicides para
- ;ii.gtimentos pudieron interpretarse por sus disciplilos como suge
e
iciiciu de que era posible la aparición de dificultades: las mejoras eill
loh salarios reales de los miembros de la clase trabajadora podían,,
m

el intees nacionamn pZüS que se itíipusiera controles directos


se castígaria a sf mismo al privarse de los beneficios de una ilcñde luego, verse contrarrestadas por el consiguiente aumento
especialización y división internacional del trabajo. Esta línea de iIc la población; además, la redistribución de las rentas entm los
crítica tenía más peso que gran parte del ataque de Smith. De diferentes partícipes, con ventaja neta para los terratenientes,
hecho, la posición de éste podía resumirse a grandes rasgos en la pidía también dar lugar a complicaciones. Estos temas pueden.
proposición de que intervención administrativa significaba res- ciiiesetambién en La riqueza de las naciones, pero con sordina.
tricciones, y que las restricciones necesariamente frustrarían la
división natural del trabajo, la actuación de la mano invisible y el
progreso de mejora. 7. Las realizaciones de Smith
Dentro del marco de su sistema analítico, era coherente que
Smith se opusiera a muchas de las prácticas de los Gobiernos La riqueza de las naciones fue un notable logro intelectual.
europeos. Pero no se derivaba directamente de esta parte de su OTrecía, no una descripción parcial de los procesos económicos,
análisis el que un régimen de laissez-faire llevara al mejor de los \ino una visión íntegra y completa de los mismos. Además, los
mundos posibles. Como él mismo reconoció, los intereses priva- iinpresionantes resultados de Smith a nivel teónco competían con . i

dos no regulados -tanto como los Gobiernos- podrían compor- iiiia notable ausencia de defensa de los intereses especiales del
tarse de modo que suprimieran el progreso de mejora. iipo que tanto había predominado entre los escritos económicos
¿Cómo se iba a resolver esta dificultad? La solución de Smith, .interiores.
Quizá el testimonio más claro del impacto y la influencia de
aunque no siempre explícita en su obra, puede decirse que
consistía en la consideración de que el crecimiento económico y S~nithpueda encontrarse en la literatura teórica que se produjo
can los tres cuartos de siglo que siguieron a La riqueza de las
el orden de competencia se reforzaban mutuamente. Su argu-
mento contra el mercantilismo se basaba en el supuesto de que la rrc~ciones.Los escritores clásicos posteriores encontraron mucho
compeienZa -maximZTaaa m Tr~ifrílerito: Pero el manteni- que criticar en la obra de Smith, pero le pagaron el más alto
tributo que un teónco puede recibir: tanto las cuestiones que
rnim-mmsr competerici~'efEc1iGani>ma darse por sentado cllos se plantearon como su modo de proceder en la búsqueda de
sino en una atmósfera de expansión económica. El progreso de 1:ts respuestas fueron moldeados, en muy gran medida, por su
mejora adquiría así un valor tanto instrumental como intnnseco; obra. Más aún, los estudiosos del crecimiento económico de
L -
La economía clásii

mediados del siglo xx han sacado provecho de su exploración en i ';tpitulo 2


estos grandes temas. A nivel popular, la influencia de Smith
también fue considerable. Su descripción del universo económico I'IIOLONGACIONES DEL SISTEMA CLASICn Y
hizo inteligible la complejidad de éste para los hombres de SUS PRIMERAS FIGURAS: THOMAS ROBE
negocios, y su mensaje central pudo fácilmente ser compartido , MALTHUS
por los contendientes en los debates públicos de la época.
Poco de lo que contiene La riqueza de las naciones puede
considerarse como propiamente original de Smith. La mayor
parte de los argumentos del libro habían estado, de un modo u
otro, en circulación desde hacía algún tiempo. Pero este hecho no
disminuye de ninguna manera el logro de Smith. El fue el primero
en juntar todos los hilos, ajustarlos en un sistema coherente y
comunicar los resultados a un público amplio. Medida con estos
patrones, La riqueza de las naciones es verdaderamente un
documento formidable.
El talento de Smith como sintetizador fue, sin embargo, el
origen de algunas de las imperfecciones analíticas de sus escritos.
En una serie de puntos ofreció explicaciones que eran ambiguas
o contradictorias. Gran parte de las energías de la siguiente
generación de cultivadores de la tradición clásica se dedicaron a
la tarea de depurar y fortalecer la estructura básica que él había
desarrollado. Entre las cuestiones que se plantearon sus suceso-
res figuran, de manera prominente, las siguientes: ¿Cómo y en
qué circunstancias podrá ser obstaculizado el progreso de mejo- Aunque Adam Sinith planteó las principales cuestiones de las
ra? ¿Se derivaban necesariamente de la expansión económica que subsiguientemente se ocuparon los autores clásicos, dejó
ganancias para todas las clases sociales? ¿Era el progreso eco- algunos cabos sueltos en su argumentación. A sus seguidores les
nómico sostenido, necesariamente, un objetivo social de primera correspondió el trabajo de depurar y corregir la estructura teórica
importancia? Malthus, Ricardo y John Stuart Mil1 se plantearon clásica y de indagar más profundamente en sus implicaciones.
estos problemas y ofrecieron respuestas algo diferentes de las Thomas Robert Malthus iba a desempeñar un papel promi-
que Smith había aportado. nente en la siguiente etapa del debate clásico. Concedió un
interés primordial a la codificación de la terminología técnica, y
al final de su vida le consagró un libro, titulado Dejinitions in
Political Economy. El desarrollo de la ciencia, según él, se había
retrasado por la ausencia de definiciones normalizadas, con el
resultado de que los autores de temas económicos a menudo
confundían al público.
La pulcritud analítica, sin embargo, no fue en modo alguno su
interés dominante. También intentó colocar la disciplina sobre
cimientos empíricos sólidos, reconociendo tanto la calamitosa
deficiencia de los datos estadísticos entonces disponibles como la
débil base empírica de muchas proposiciones teóricas amplia-
mente aceptadas. En la introducción a su importante obra sobre
economía, sostuvo:

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