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UNIDAD III ESCUELA FISIOCRÁTICA.

INTRODUCCIÓN

Mientras los Mercantilistas enfatizaban la necesidad de medidas gubernamentales artificiosas y extraordinarias para
aumentar el poder del Estado, en esta Unidad se analiza la Escuela Fisiocrática totalmente opuesta. Para estos economistas la
economía es tratada como un fenómeno natural, pues se organiza a partir de un orden natural en donde la riqueza es
generada por la agricultura.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

3.1 Realiza las lecturas de la presente unidad.

3.2 Realiza un escrito de 2 cuartillas de extensión, donde expliques en qué consiste la fisiocracia.

3.3 Elabora un cuadro sinóptico donde consideres los fundamentos teóricos y los principales representantes de la escuela
fisiócrata.

3.4 Elabora un mapa conceptual acerca de la agricultura, tabla económica y liberalismo económico.

Objetivo particular
Analizar las principales aportaciones de la Escuela Fisiocrática a la ciencia económica.

CONTENIDOS

3.1. Esquema general y sus fundamentos teóricos

3.2 Representantes principales

3.3 Concepto de valor y riqueza

3.4 Teoría de organización de la sociedad

3.5 Teoría del producto neto


CAPITULO II EL AGRARISMO DE LOS FISIÓCRATAS
Dos teorías fundamentales superpuestas constituyen la fisiocracia: una teoría de la agricultura, y otra del orden natural y
de la libertad. Con mucha frecuencia, los que exponen la doctrina fisiocrática según la marcha intelectual de ciertos discípulos
dé Quesnay más que del mismo Quesnay, ponen en primer lugar la última, subordinando a ella, como de menor importancia,
la tesis agraria

Durante mucho tiempo esta última tesis casi no fue objeto más que de un desdén algo exagerado, en tanto que se
consideraba que la doctrina liberal de los fisiócratas había proporcionado a la ciencia un conocimiento definitivo y
valiosísimo. Se englobaba a veces la fisiocracia y el smithianismo bajo una misma denominación, la de Sistema de la libertad
1
natural! ; Y los economistas clásicos no perdonan a Quesnay lo que juzgaron errores discutibles (su teoría agraria) más que
en consideración a que pasaba por ser uno de los primeros argonautas de la libertad

Pero pronto llegó la época en que, por una vuelta natural de las cosas, ciertas escuelas nuevas honraron menos a
Quesnay por haber abierto el camino al liberalismo francoinglés del siglo XIX, al paso que comenzaban a hacer más justicia a
la profundidad de sus análisis agrarios, así como a la ligereza de las críticas de que fueron objeto. Tanto, que A. Deschamps
pudo escribir entonces: «Todavía no he podido, aunque lo he procurado, bajo la fe de lo que se repite con firmeza" refutar
2
esa tesis de la productividad exclusiva de la agricultura, en los términos en que la han planteado los fisiócratas».

Sea lo que quiera del valor intrínseco de las diferentes partes del sistema fisiocrático, se puede sostener que,
históricamente, fue al principio, y ante todo, un sistema agrícola, que sustituía a otro sistema (el mercantilismo) esencialmente
industrial y comercial.

El flujo y reflujo de las doctrinas económicas, que ha podido ser estudiado desde tantos puntos de vista distintos
(economía individualista y economía socialista, economía ética y economía amoral, economía apriorista y economía inductiva,
economía cosmopolita Y economía nacional, etc.), podía serlo con una generalidad poco menos absoluta desde el ángulo de
una oposición entre los sistemas agrarios y los sistemas industriales y comerciales; oposición de la cual encontramos la
primera expresión en la misma contraposición de la economía natural y la crematística de Aristóteles, y de las artes
3
possessivae y pecuniativae de los escolásticos.

Con el mercantilismo, llegó al pináculo la teoría industrial y comercial, suplantando a la teoría medieval, completamente
favorable a la agricultura. Indudablemente, sería inexacto pretender que los mercantilistas (los franceses en particular)
despreciaron o ignoraron la agricultura. Montchrétien y Colbert afirman el interés que por ella sienten, en frases de
entusiasmo; pero la misma lógica de su doctrina los condenaba, o, mejor dicho, condenaba la legislación inspirada en ella, a
adoptar una actitud contraria a los intereses agrarios. El cuadro de mortificaciones Y de cargas que pesaba sobre el labrador,
sobre el productor de trigo especialmente, a consecuencia del desarrollo de la política mercantilista, ha sido descrito muchas
4 5
veces. Es, sin discusión, muy sombrío. Y hemos visto que todo movimiento liberal agrario comenzó, por reacción, a
6 7 8
manifestarse en Francia antes de Quesnay, durante la primera mitad del siglo XVIII, con Boisguilbert , Herbert , Dupin ,

1
Con este nombre reunió Ingram, por ejemplo, las dos escuelas, fisiocrática y Smith, desde el punto de vista de la escuela histórica

2
Du profit que retire un jeune homme de de' l'histoire des doctrines economiques-, Reforme Sociale (1 de octubre de 1902)

3
'¿Veremos acaso renacer otra doctrina agraria ante los actuales abusos del industrialismo?

4
Véanse, por ejemplo, AFANASSiev: Le commerce des céréales en france au XVIII' siecle, y GAUDEMENT: L'abbé Galiani et la question du commerce des blés.

5
Véase, más atrás, lib, II, cap. VII

6
Lé Détail de la France (1697), Le Factum de la France (1707).

7
Essai sur la police génerale des grains (1753)
9 10
Goudar y Mirabeau . Una vez más fue glorificada la agricultura, y en tales términos, que nunca, ni antes ni después, lo ha
sido tanto.

Un sistema agrícola, esto es lo que fue al pronto, y siguió siendo todavía cuando fue algo más, la fisiocracia. Con este
nombre se dio a conocer; con él, veinte años después de las primeras obras de Quesnay, le dirigió Adam Smith sus excesivas
críticas. Un estudio de las condiciones en que podría rehabilitarse la agricultura, y, como consecuencia, hacerse más rico y
más poderoso el soberano, es lo que pretendía Quesnay, al parecer. Y por el solo hecho de asignarse un fin práctico de esta
clase, se aproximó, en un punto al menos, a los mismos mercantilistas contra los cuales iba su sistema, en cuanto al
contenido, a constituir una reacción. Quesnay conserva en común con los mercantilistas la preocupación de una finalidad
práctica, utilitaria, fiscal y nacional; pero aspira a lograrla por la exaltación de la agricultura. Un mercantilista, es cierto, Sully,
se propuso el mismo programa; Quesnay puso bajo su patronato uno de sus escritos; los fisiócratas hicieron de Sully un gran
hombre; el hecho de reponer a la agricultura en primera fila entre las ramas de la riqueza nacional no era una novedad en
absoluto, ni aun en la época mercantilista; la descendencia de Sully no se extinguió nunca, tal vez. Pero la actitud de Sully
siguió siendo, a pesar de todo, una excepción; y la de los fisiócratas respecto a él es interesante, sobre todo porque
demuestra que agradecían más a un mercantilista agrario lo que tenía de agrario que lo que le reprochaban por mercantilista

La fisiocracia no aparece, pues, como tampoco otras doctrinas económicas, como un caso de generación espontánea.
Como doctrina agraria, tuvo precursores, lejanos e inmediatos. Y si constituye una reacción innegable contra el sistema que
estuvo en vigor anteriormente, es de un modo progresivo, y no de golpe, ab initio, como se afirma dicha reacción en toda su
amplitud doctrinal. Quesnay fue agrario primero y, además, liberal; algunos de sus intérpretes recientes han llegado a decir
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accidentalmente, y hasta a sugerir que, en otras circunstancias, en otro ambiente, pudiera haber sido proteccionista . Si en la
doctrina fisiocrática no se ha de tener en cuenta más que la tesis liberal, Dupont y Le Mercier son más fisiócratas que su
maestro, y Turgot también.

En el concepto agrario de Quesnay es en el que, desde luego, debemos fijamos, concepto que se afirma en él cuando se
trata de definir la riqueza

En efecto, Quesnay rechaza de plano la creencia mercantilista de que los metales preciosos constituyen la riqueza, o,
cuando menos, la riqueza por excelencia. No era que afectase hacia ellos el desprecio de que habían de alardear ciertos
economistas liberales del siglo XIX. Formula proposiciones particulares claras a este respecto. «Cuantas más riquezas en
dinero--dice, por ejemplo-puede procurarse un reino, más poderoso es, porque el dinero es la única riqueza que puede
12
emplearse en todos los usos y decidir la fuerza de las naciones» ; pero «el dinero, considerado en sí mismo, es una riqueza
13
estéril, que no produce nada», que «solo puede proporcionar rentas mediante la adquisición de un bien que las produzca» .
La moneda metálica no es una riqueza despreciable ni inútil (inútil y estéril son dos vocablos de significación muy diferente en
el lenguaje fisiocrático), pero es una «riqueza segunda», a la que es necesario «hacer que actúe detrás de la primera
14
riqueza» . «Las riquezas de una nación no se regulan por la masa de riquezas pecuniarias..., no es lo más o lo menos de

8
Mémaire sur les blés (1748)

9
Les interets de la France mal entendus (1757).

10
L'Ami des hommes (1757): .Amad, honrad a la agricultura-, este es el estribillo constante del autor.

11
TRUCHY y SAUVAIRB-JOURDAN: art. cit., Contra: A. DuDoIs: arto cit., Revue d'Economie Politique (1904). Weulersse también considera muy discutible la
conjetura de – Trucha.

12
«Maximes de gouvernement économique., (Euvres, págs. 246-47

13
Observations sur l'intérét de l'argent., ídem, pág. 402

14
Expresiones de LE MERCIER en L'ordre "aturd, etc., edic. Depitre, pág. 292
riquezas en dinero lo que decide la riqueza de un Estado, y las prohibiciones de que salga el dinero de un reino, con perjuicio
15
para un comercio provechoso, solo pueden fundarse en algún prejuicio desventajoso» . Después de Quesnay, sus discípulos
ortodoxos multiplicaron las explicaciones y criticaron insistentemente a aquellos para quienes «la palabra riqueza no significa
16
otra cosa que dinero» . Dichos discípulos reducen expresamente el dinero a su papel de intermediario de cambios,
declarando que «el dinero es como un río por el cual se transportan todas las cosas comerciales, y que riega todos los sitios
17
por donde se extiende el comercio» . Equivocadamente, los hombres, «deslumbrados por el esplendor de esta facultad
representativa, han confundido insensiblemente el dinero con las cosas usuales que representa», olvidándose de que «su
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utilidad no es suya ni está en él» .

Frente a esta riqueza pecuniaria (Quesnay), relativa (Le Mercier) o secundaria, hay que poner a la riqueza real, absoluta o
primordial. Le Mercier define la riqueza verdadera de este modo: «Es una masa de valores que se puede consumir a medida
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del deseo, sin empobrecerse, sin alterar el principio que los reproduce sin cesar» . El abate Baudeau, por su parte, escribe: «El
título de riqueza supone dos cosas: primera, las cualidades usuales que hacen los objetos apropiados a nuestros placeres
útiles o agradables, y que los constituyen en bienes; segunda, la posibilidad de cambiarlos, lo cual hace que estos bienes
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puedan proporcionarnos otros; lo que los constituye en riqueza» . Aunque estas definiciones difieren bastante entre sí, y
aunque Le Mercier haga uso, bastante aciagamente, del término valor en la definición de la riqueza (lo que significa explicar
lo más claro por medio de lo menos claro), hay que tener presente esto: la riqueza es un producto consumible. «Quien dice
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riqueza dice medio de disfrutar de ella» .

Pero no es esto todo. La única riqueza verdadera es la riqueza disponible, es decir, «la que se puede consumir sin
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empobrecerse. No hay más riqueza que el producto neto, el producto disponible» . «Las riquezas reales, las verdaderas
riquezas-dice Quesnay-, son las que renacen constantemente y son constantemente buscadas y pagadas para poder
23
disfrutarlas, para proporcionarse comodidades y para satisfacer las necesidades de la vida» . Le Mercier opone la riqueza en
dinero, que «separada del manantial que la produce para vosotros se disipa en vuestros gastos, de modo que no podéis
disfrutarla sin empobreceros», la riqueza en producción, «que se nutre y se perpetúa por el consumo mismo mientras este
24
consumo no es tal que altere las causas naturales de la reproducción» .

El concepto fisiocrático de la riqueza es mucho más antimercantilista de lo que parece al pronto. No es solo el metal
precioso lo que queda relegado a segundo lugar, con el nombre de riqueza secundaria, pecuniaria representativa o relativa.
Comparten este descrédito todas las riquezas-productos que en la época anterior compartieron la glorificación del oro, a

15
«Maximes de gouvernement économique. (Euvres, págs. 238-39. Podemos señalar que un adversario de la fisiocracia, el abate Raynal, hizo también la
crítica del crisohedonismo: Histoire... des deux ¡ndes, t. In, página 407

16
LE MERCIER: ob. cit., pág. 290

17
Idem Id., pág. 305.

18
Idem Id., pág. 307.

19
Idem Id., pág. 287

20
Premiere introduction, etc., ed. Dubois, página 6.

21
LE MERCIER: ob. cit., pág 292

22
Idem, íd.

23
Maximes de. gouvernement économique», (Euvres, pág. 239

24
Ob. cit., pág. 293
saber: los productos de la industria, que es un arte estéril o infecundo en oposición al arte fecundo o productivo. Es lo que
25
Baudeau llama riquezas industriales o de duración ; riquezas que no tienen carácter de disponibilidad, riquezas que no se
reconstituyen con el consumo, que no podemos consumir sin empobrecernos; en tanto que la verdadera riqueza se nutre y se
perpetúa por el consumo mismo. Esta riqueza real, verdadera, primordial, natural (todos estos calificativos son de Quesnay, de
Le Mercier y de Baudeau), puede ser consumida sin empobrecimiento. Más aún (y esto es profundamente fisiocrático y
también profundamente antimercantilista): es necesario un consumo grande para su abundante reproducción. Los fisiócratas
ven con buenos ojos el consumo de las riquezas, y este modo de considerar el consumo es uno de los rasgos de su sistema
que han permitido hablar del modernismo -casi me atreveré a decir del americanismo-de Quesnay

¿Cuáles son esas riquezas verdaderas, ese producto neto o producto disponible, cuyo consumo provoca su reproducción
aumentada? Son los productos de la tierra, es decir, los géneros agrícolas. La tierra, en su producción, pone al servicio del
hombre su fecundidad; la agricultura, que realiza la colaboración del hombre y de la Naturaleza, es la única forma de la
actividad humana que da un producto neto. «Que ni el soberano ni la nación pierdan de vista en ningún momento que la
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tierra es la única fuente de riquezas y que la agricultura las multiplica» .

La agricultura, única productora de producto neto; las demás ramas de la actividad humana son estériles: he aquí los dos
asertos fundamentales sobre los cuales edifican los fisiócratas su teoría agraria; los dos antecedentes que constituyen la
originalidad de su sistema. Originalidad enfadosa según muchos críticos, que otros críticos, y no los menos sagaces, han
declarado de difícil reputación cuando se penetra de verdad en el pensamiento fisiocrático

La oposición que establece la fisiocracia entre los trabajos de agricultura susceptibles de originar una plusvalía en relación
a los gastos de producción y los trabajos de la industria, la resume así Quesnay: «Los trabajos de la agricultura compensan los
gastos, pagan la mano de obra del cultivo, proporcionan ganancia a los labradores y, además, producen las rentas de los
bienes raíces. Los que compran las obras de la industria pagan los gastos de mano de obra y la ganancia de los comerciantes;
27
pero esas obras no producen ninguna renta fuera de lo dicho» , «No hay multiplicación de riqueza en la producción de obras
de la industria, puesto que el valor de estas obras no aumenta más que con el precio de las subsistencias que los obreros
28
consumen» .

Hay que entender bien lo que quieren decir los fisiócratas. Nunca quisieron enunciar el absurdo de que la industria sea
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inútil. «La industria es creadora de formas, y estas formas son su utilidad» ; pero es impotente para añadir un átomo de valor
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al producido por la agricultura; no tiene producto neto alguno. Le Mercier lo explica así :

"Un tejedor compra 150 francos de subsistencias y de ropa y 50 de lino, que, hecho tela, revende por 200 francos,
cantidad igual a la que gastó. Este obrero -dicen- ha cuadruplicado así el primitivo valor del lino. No hay tal cosa; no ha hecho
nada más que añadir a su valor primitivo su valor extraño, que es el de todas las cosas que ha consumido necesariamente. Los

25
Ob. cit., págs. 6 y sgs.

26
«Maximes de gouvemement économique d'un royaume agricole», (Euvres, pág. 331. Dupont de Nemours da esta definición del producto neto: «Cuando se han descontado
de las cosechas los reintegros de los cultivadores, esas cantidades necesarias para los gastos del cultivo en el año siguiente Y para mantener el fondo del anticipo
continuamente existente en ganados, aperos, etc., esas cantidades cuyo empleo anual exige la Naturaleza imperiosamente en la explotación de la tierra, lo que queda se llama
producto neto.» (De l'origine et des proprés, etc., ed Dubois, pág.

27
«Maximes du gouvernement économi que», (Euvres, pág. 233.

28
LE MERCIER: ob. cit., pág. 321

29
Idem, íd., íd., pág. 234.

30
Idem, íd., íd., pág. 320. Cito in extenso este fragmento un poco largo, porque es uno de los más claros y más transparentes entre los muy repetidos de los fisiócratas acerca
del asunto.
dos valores acumulados de esta manera forman entonces, no el valor del lino, que ya no existe, sino lo que podemos llamar el
precio necesario de la tela, precio que por este procedimiento representa: 1°, el valor de 50 francos de lino, y 2º, el de 150
francos de otros productos consumidos

»Esta es, en toda su sencillez, la solución del problema de la multiplicación de los valores mediante los trabajos de la
industria: añadir al valor primero de las materias que ha manufacturado, y que hay que consumir, otro valor, que es el de las
cosas cuyo consumo han realizado o, por lo menos, ocasionado, sus trabajos. Este modo de atribuir a una sola cosa el valor
de otras varias, de aplicar, por decido así, capa sobre capa, varios valores sobre uno solo, hace que este aumente en
proporción; pero en ello no puede achacarse multiplicación alguna a la industria ni ningún aumento de valor, si por estas
palabras se entiende creación de valores nuevos que no existían antes de sus operaciones.

»La industria no es creadora del valor de sus obras, como tampoco lo es de la altura y de la longitud de un muro; cada
piedra de las que emplea tiene su longitud y su altura particulares, y de todas esas piedras, reunidas por la industria, resulta,
naturalmente, la altura y la longitud del muro por ella construido, en el cual, en este aspecto, representa bajo una forma
nueva las diferentes alturas y longitudes parciales existentes por separado antes de la construcción.» La agricultura multiplica
los productos y los valores. La industria no hace más que sumar los valores de los productos que consume para crear un
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producto nuevo. «El cultivador -dice Quesnay - produce por generación, por aumento real de los productos... El artesano
produce por adición, por suma de las primeras materias y de las subsistencias convertidas en trabajo.» No hay duda de que
su labor no será inútil; el producto nuevo tendrá una clase de utilidad que no tuvieron los productos, destruidos; una tela
presta servicios que no pueden prestar ni el trigo consumido por el obrero ni el lino empleado en el trabajo; pero esta tela no
contendrá más que el valor de la suma del trigo y del lino consumido. «La palabra suma -insiste Le Mercier, que desarrolla
con mucha fortuna y fidelidad las explicaciones de Quesnay- describe muy bien la manera de formarse el precio de los
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trabajos adicionados entre sí. Ahora bien: sumar no es multiplicar» . Dupont expresa la idea del maestro en términos más
sorprendentes todavía, y que parecen destinados a chocar premeditadamente contra la opinión vulgar: «La clase industrial -
dice-ayuda a la producción con sus gastos; pero estos gastos no tienen más provecho que el que pueden producir los de un
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ocioso que viviera con una parte de sus rentas... En este caso, los ociosos y los obreros son una misma cosa» .

Naturalmente, dan intenciones de replicar a Quesnay; argumentando con los subidos jornales de algunos obreros y las
considerables ganancias de ciertos industriales o comerciantes. Esta es una objeción que no dejaron de formular sus
contemporáneos. Para los fisiócratas solo demuestra que no los han comprendido sus adversarios: En lo referente a los
obreros, en primer lugar, importa poco para la validez del razonamiento fisiocrático que su salario sea pequeño o grande. Si
ganan mucho, los obreros podrán consumir mucho; si ganan poco, poco consumirán; pero en uno y otro caso, el valor de lo
que fabriquen, será solamente igual al de lo que hayan consumido para satisfacer sus necesidades, más el de las primeras
materias que hayan empleado. Los obreros pueden vivir bien o mal; no por ello será más o menos estéril su industria

Compréndase, por consiguiente, que para apoyar la tesis de Quesnay es absolutamente inútil acudir a la teoría de Turgot,
precursor de Ricardo en este punto, y según la cual los salarios de los obreros se determinan en lo estrictamente necesario.
Poco importa que esta ley de bronce sea verdadera o falsa; no está unida a su suerte la tesis fisiocrática de la esterilidad de la
industria. Después de todo, esta tesis solo significa que en la industria se determina el valor de los productos por el coste de
producción, en tanto que en la agricultura, merced a un fenómeno único, se sale de esta regla.

31
Citado por H. DENIS: ob. cit., pág. 78

32
Ob. cit., pág. 321

33
Mencionado por WEULERSSE: ob. Cit.
34
Son tan ciertas estas observaciones, que Quesnay no pensó nunca en la ley de bronce ; más aún: no ignoraba la
existencia de ciertos salarios altos; más aún: no era opuesto a ellos, sino todo lo contrario. La beneficencia de los salarios altos
es una de las teorías que lleva consigo su contradicción inicial respecto a la posición mercantilista; una de esas teorías que
constituyen el aspecto moderno y casi americano del sistema de Quesnay; es preciso que el pueblo pueda consumir mucho; el
alza de los salarios es un síntoma de prosperidad general: y más que esto, una causa y un efecto, al mismo tiempo, del
35
aumento de las rentas.

Las ganancias de los industriales, cualesquiera que sean, de nada valen tampoco en contra de la esterilidad de la industria
«Deslumbrados por los capitales que consiguen algunos agentes de comercio y de la industria, muchas personas deducen
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que estos se enriquecen con los valores que multiplican» . Es una equivocación; ese logro de fortuna pecuniaria se debe a la
existencia de diversas circunstancias contingentes, pero no a la de un producto neto industrial. Entre dichas circunstancias
están los riesgos corridos; al aplicar a la destrucción de la idea de un producto neto industrial el mismo razonamiento con
que Bastiat había de esforzarse en destruir la teoría de la renta del suelo (en su famoso ejemplo de Clos-Vougeot), Le Mercier
37
hace notar que entre los industriales unos tienen pérdidas y otros prosperan; la ganancia extraordinaria de unos compensa
las pérdidas de los otros, y que «en la formación del precio necesario de un trabajo se incluye el valor de los riesgos». Estos
distintos acontecimientos no demuestran que cada trabajo de la industria haya de tener un precio necesario. El precio no es
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necesario más que para el vendedor, y no para el comprador , y no impide que se venda el producto más barato. En suma, el
industrial realiza grandes beneficios cuando disfruta algún monopolio. Estos beneficios no interesan, en el fondo, más que a
las economías particulares del industrial y a las de aquellos de quienes abusa; son una sustracción, en provecho del primero,
de parte del producto neto, no el resultado de una creación de producto neto por él. Weulersse cita a este respecto un lindo
y sorprendente pasaje de Mirabeau: «El fabricante es un hombre que mueve sus dedos sobre la lanzadera, lo mismo que
otros sobre su violín, para atrapar al paso su parte de subsistencias... Si consigue, además, alguna ganancia, esa ganancia es
para él y no para la nación, porque para esta no hay más ganancia que el aumento de cosas que se reparten y que no
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corresponden a los gastos».

Lo mismo ocurre con los comerciantes. Tampoco estos producen nada, lo mismo si se considera en el comercio el hecho
de transportar y almacenar que si se mira el hecho del cambio solamente. En el primer aspecto, el comercio no es más que
una industria como otra cualquiera. Quesnay lo compara a la cuerda del pozo, «que saca agua del pozo donde se encuentra,
pero no aumenta el manantial». En cuanto al cambio, no puede ser, normalmente, un origen de riqueza, porque, como dicen
40
los fisiócratas, «el comercio es un cambio de valores por valores iguales» ; todo ocurre en él como en el juego -añaden-, en
el cual, después de ganar unos jugadores y perder otros, la puesta sigue siendo la misma. Si algunos comerciantes realizan
grandes ganancias, lo hacen merced al resultado del monopolio y de una alteración de las condiciones naturales de los

34
Admite que el alza del precio de las subsistencias obliga al aumento de los salarios, y precisamente por esto opina que "no es peligroso para el pueblo el
precio elevado del trigo, pero no cree que el salario de los obreros deba reducirse al mínimo normalmente.

35
Véase WEULERSSE: ob. Cit.

36
LE MERCIER: ob. cit., p¿g. 325.

37
Idem, id. «En la formación del precio necesario de un trabajo se incluye el valor de los riesgos, porque estos riesgos ocasionan pérdidas que es preciso valuar y repartir.
Los 36 riesgos, sin embargo, no se realizan siempre igualmente para los comerciantes», etc.

38
Ob. cit., pág. 326

39
Ob. cit., t. 1, pág. 294, n.

40
LE MERCIER: ob. cit., pág. 262
cambios. El número y la importancia de las grandes fortunas comerciales es, por otra parte, un síntoma desagradable. «Las
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fortunas pecuniarias son riquezas clandestinas, que no tienen rey ni patria»

El mismo prejuicio hostil al comercio que alimentó la Edad Media, y del cual conservó el mercantilismo la creencia de que
nadie gana más que lo que otro pierde, subsiste, pues, entre los fisiócratas. «Cualquiera que sea -escribe Le Mercier- la nación
que por medio del comercio se proponga ganar a las demás naciones, dígame cómo podrá ganar si las demás no pierden
42
nada...» . Pero en tanto que los mercantilistas deducían de esto la necesidad de ser la nación gananciosa, los fisiócratas se
43
apartan del comercio para esforzarse en producir el brote de los verdaderos manantiales de riqueza.

Ni la industria ni el comercio dan, pues, producto neto. Ocurre así a fortiori, con los préstamos de dinero. Acerca de esto,
como de la primacía del cultivo y la de la crítica del comercio en general, la fisiocracia recuerda el medievalismo; al igual que
Aristóteles y los escolásticos, declara estéril el dinero. ¿Qué es lo que proporciona a los dueños de un capital-dinero sus
rentas? Siempre la agricultura, la industria o el comercio, es decir, fundamentalmente, solo la agricultura, toda vez que ni la
industria ni el comercio dan productos netos. Por eso son los fisiócratas severos para los hombres de dinero, financieros,
agiotistas y hasta para los simples rentistas. Mirabeau habla del dinero como de una piratería civil, y define al rentista
diciendo que es un lobo en la sociedad.

¿Qué será del propietario de tierras? ¿El propietario de tierras considerado como tal, es decir, el que no cultiva por sí
mismo? ¿Un lobo también? ¡Ni mucho menos! Los fisiócratas solo sienten hacia ellos estimación y ternura. Y lejos de recluirlos
como a los obreros, los industriales, los comerciantes, en la clase estéril, crean para ellos una clase especial, a la cual honran
sobre todas.
44
Hay, en efecto, tres clases sociales; Quesnay las enumera de este modo: «La nación -dice - se reduce a tres clases de
ciudadanos: la productiva, la de los propietarios y la estéril

»La clase productiva es la que hace renacer, por el cultivo del territorio, las riquezas anuales del país; la que anticipa los
gastos de los trabajos de la agricultura y paga anualmente las rentas de los propietarios de tierras. Se contienen en la
dependencia de esta clase todos los trabajos y todos los gastos que se hacen hasta la venta dé los productos de primera
mano; por medio de esta venta es como se conoce el valor de la reproducción anual de las riquezas de la nación

»La clase propietaria comprende al soberano, los poseedores de tierras y los diezmeros. Esta clase subsiste merced a la
renta o producto neto del cultivo, que le paga anualmente la clase productora, después de descontar esta, de la reproducción
que hace renacer anualmente, las riquezas necesarias para reembolsarse sus anticipas anuales y para mantener sus riquezas
de explotación

»Constituyen la clase estéril todos los ciudadanos que se ocupan en otros servicios y en trabajos distintos de los de la
agricultura, y cuyos gastos pagan la clase productora y la propietaria, que también obtienen sus rentas de la clase
productora.» En este conjunto de teorías hay perfecta unanimidad entre todos los fisiócratas ortodoxos y hasta entre los
independientes. Turgot, que protestó, con los economistas del grupo de Gournay, contra la denominación de clase estéril
para los industriales y comerciantes, no deja de estar de acuerdo con Quesnay en el fondo: «Lo que el trabajo del labrador -
dice- hace producir a la tierra, después de cubiertas las necesidades personales de este, es el único fondo de los salarios que

41
QUESNAY: «Maximes générales de gouvernement», etc., (Euvres, pág. 337. Le Mercier escribió, por su parte, que .el interés común de la nación respecto al
comercio no debe confundirse con el interés particular de los comerciantes», al cual ha sido sacrificado con excesiva frecuencia (ob. cit., página 268).
Compárese con ciertas apreciaciones de Smith (véase más adelante, 11, cap. II).

42
Ob. cit., pág. 263

43
«Fijaos-dice Mirabeau, en la ganancia real e inmensa y dejad el espigueo para aquellos a quienes la Providencia ha negado la verdadera propiedad del origen de la riqueza.

44
«Analyse du Tableau économique», (Euvres, págs. 305 y sgs).
reciben los demás miembros de la sociedad a cambio de su trabajo.» Toda la modificación que introduce en la doctrina de
Quesnay es proponer, en vez de la expresión de clase estéril, la que tampoco resulta más satisfactoria de clase estipendiaría

En cuanto a los propietarios, es sabido que todos los fisiócratas concuerdan en testimoniarles una consideración
extraordinaria. Diríase que, a su juicio, son autores de ese producto neto que solamente reciben y distribuyen, o que la
Naturaleza, la tierra, los ha nombrado representantes suyos. En realidad, como veremos, son los autores o los
derechohabientes de los autores de los anticipas territoriales, que han avalorado el suelo, en tanto que los cultivadores
actuales solo prestan a la tierra los adelantos primitivos y anuales. Pero si los anticipas territoriales son necesarios, no por eso
deja de ser la Naturaleza (entendida, ya en un sentido puramente físico, ya como expresión del poder providencial) la única
45
que crea el producto neto. «La agricultura-dice Mirabeau -es la única profesión para la cual se digna trabajar la Naturaleza
meses enteros, a cambio de algunos días de labor por nuestra parte...» Es «una manufactura de institución divina, en la cual
tiene el fabricante como asociado al Autor de la Naturaleza... La acción productora y vivificadora con que El la dotó...
garantiza su fecundidad, con exclusión de todos los demás trabajos de los hombres.» Otro fisiócrata, más entusiasta todavía,
ha dicho: «La agricultura es el único trabajo humano al cual coopera el cielo continuamente; el único que es una perpetúa
creación»; en tanto que Turgot, más frío, pero penetrado de la misma doctrina, nos habla de «lo superfluo que la Naturaleza
concede al labrador como puro donativo, además del salario de su trabajo»

De esta manera, para los fisiócratas, el hombre, reducido a su actividad nada más, no es un verdadero agente de
producción; no hay más que un verdadero agente productor: la Naturaleza, la tierra. En cuanto deja el hombre de colaborar
con ella, deja también de aumentar la suma de riquezas y de valores; solo puede reemplazar unas utilidades con otras. Del
gran problema económico referente al origen de la plusvalía, dice Quesnay que nace de la acción de la Naturaleza. Los
hombres reciben el producto neto directamente de la Naturaleza; no son, en realidad, sus autores.

Más adelante había de admitirse que los hombres, o, como se iba a decir, el trabajo, son, al contrario, el verdadero agente
46
productor. Marx exageró esta tesis hasta el punto de considerar nacida toda plusvalía del trabajo manual . Más adelante
todavía, Boehm-Bawerk había de forjar una teoría del capital, rodeo ventajoso dado por la producción, que se puede
interpretar como significando que el creador de la plusvalía es el capital. Y así, sucesivamente, iban a pasar a primer término
los tres factores clásicos de la producción

Lo que constituye, acaso, el flaco del punto de vista de Quesnay es la influencia de su análisis, la ausencia, pudiéramos
decir, del valor. Existe un concepto del valor, impreciso y demasiado material a un tiempo. No lo separa de la idea de cierta
masa de riquezas naturales. Admite que la agricultura, por la misma razón de que pone en circulación mayor cantidad de
materia de la que se le ha entregado, pone más valor; no admite que la industria, que no aumenta, sino todo lo contrario, la
cantidad de materia que se pone a su disposición, pueda aumentar la cantidad de valores existentes. No concibe la creación
de la verdadera riqueza más que como encarnada en un acrecentamiento de materia consumible y en la realidad tangible de
los frutos de la tierra. No acepta la existencia de un poder creador, de una riqueza más fluida, más espiritualizada, resultante
del acto que, sin aumentar la cantidad de materia útil disponible, hace que surja de ella un rendimiento más adecuado a
nuestras necesidades.

45
Mencionado por WI!ULERSSE: ob. Cit.

46
H. Denis hace notar que Mane «tejió su obra sobre la trama del Cuadro económico».
La Fisiocracia
Circunstancias socioeconómicas y culturales de la época (mediados de siglo XVIII)

1. A mediados del siglo XVIII la situación de la agricultura en Francia era sumamente sombría. El colbertismo
(mercantilismo industrial) había sacrificado los intereses de la agricultura a los de la industria naciente. No por una oposición
deliberada contra la agricultura, sino por la lógica misma del sistema mercantilista que exigía que el precio de los alimentos
fuese bajo (en especial el del trigo), con objeto de que el costo de producción de los, productos manufacturados fuese bajo
también, a fin de competir ventajosamente en los mercados extranjeros. Sin embargo, pese a esta política tendiente a
impulsar las manufacturas, la economía no logró desarrollarse en forma conveniente a causa de dos motivos principales:

a) La prohibición de exportar cereales, las aduanas interiores, trabas a la circulación interior, los reglamentos sobre
mercados almacenes, obligaban a los cultivadores a vender sus productos sumamente bajos. A causa de estos precios bajos,
los terratenientes dejaban tierras sin cultivar, disminuyendo así el volumen del empleo y obligando a los trabajadores del
campo a buscar refugio en las ciudades, donde ofrecían su trabajo a precio bajo. Boisguilbert, escribiendo a fines del reinado
de Luis XIV, pintó así la situación de la agricultura y de los campesinos:
1
Las tierras en barbecho o mal cultivadas, expuestas a la vista de todo el mundo: ¡ése es el cadáver de Francia!

b) A pesar de estas medidas para favorecer la industria manufacturera, ésta no adquirió el desarrollo necesario para
contrarrestar la depresión de la agricultura a causa, entre otras cosas, de la reglamentación excesiva de los gremios. Los
antiguos reglamentos de las corporaciones fueron sumamente útiles en la época artesanal y de economía estática pero no se
adaptaron a las exigencias de una economía en transformación y expansión. Los gremios reglamentaban de tal manera la
2
producción manufacturera, los precios, los salarios y el empleo, que frenaban el desarrollo de la industria naciente.

Como consecuencia de esta situación en el campo y en la industria y a consecuencia de los gastos de la guerra de los
siete arios y de los gastos de la corte, la miseria se generalizó en Francia. Necker la describió diciendo que:

La miseria es tal, que es imposible fijar los límites de la palabra ni señalar el grado de indigencia. La indigencia es el
patrimonio de la clase más numerosa.

Dada esta situación, lógicamente se produjo un movimiento de reacción en favor de la agricultura durante toda la
primera mitad del siglo XVIII pero le tocará a Francois Quesnay la gloria de haber encauzado este movimiento de manera
científica. Es la hora del "desquite de Ceres", en frase afortunada de René Gonnard.

2. En el plano intelectual, Francia se encuentra en una época de gran efervescencia de ideas. J. J. Rousseau publica El
contrato social (que dará origen a dos tendencias: socialista e individualista), y el Discurso sobre la desigualdad; Morelly
3
publica la utopía El código de la naturaleza en la que reclama el colectivismo; los enciclopedistas exaltan la libertad y la
omnipotencia de la razón; los filósofos del derecho natural erigen en dogma las famosas "Leyes naturales".

Las dos circunstancias arriba descritas (miseria de la agricultura y liberalismo ideológico) permiten comprender las dos
ideas básicas de la fisiocracia: primacía de la agricultura y liberalismo económico basado en las leyes naturales.

NOTA: 1° En la medida en que la agricultura era la principal actividad económica de Francia, los fisiócratas tenían razón en
ocuparse seriamente por promover una enérgica política económica para mejorar la productividad de esta actividad.

1
R. GONNARD: Historia de las doctrinas económicas, pág. 138.

2
Véase una descripción de las reglamentaciones en Turgot, Eloge de Gournay, Oeuvre, 1, 266-269, citado por EDWIN CANN: Repaso de la teoría económica, págs. 29-30.
Fondo de Cultura Económica, México, 1946.

3
Cf. JESÚS SILVA HERZOG: Tres siglos de pensamiento económico, páginas 207-220. Fondo de Cultura Económica, México, 1950.
2° Pero sus reformas no tendían directamente a mejorar la situación de los campesinos, aunque deseaban que la
4
situación de éstos fuese buena, sino la de los terratenientes (rey, nobleza y alto clero), así como la de la hacienda pública.

La escuela y sus adversarios

Los precursores. El deseo de favorecer a la agricultura no era nuevo en Francia; podemos citar como precursores de la
fisiocracia a Sully, quien dijo que "la agricultura y la ganadería eran los dos pechos de Francia"; al economista Boisguilbert; al
intendente de comercio Vincent de Gournay y al mismo marqués de Mirabeau que, antes de ser discípulo de Quesnay, había
ya escrito El amigo de los hombres, donde exaltaba las ventajas de la agricultura.

El fundador. Pero el fundador y gran ideólogo de la Escuela fue el doctor Francois Quesnay (1694 - 1774), médico de la
Pompadour y luego de Luis XV. La "escuela" fue llamada la "secta” por sus adversarios, mientras que ellos mismos se
denominaban los "economistas". Quesnay escribió poco y en estilo muy conciso. Nunca publicó una exposición completa y
desarrollada de su doctrina, sino que dejó ese trabajo a sus discípulos. E1 se contentó con ser el "maestro" y el "pensador";
sus discípulos se encargaban de la exposición de su doctrina que él mismo revisaba y censuraba cuidadosamente. Publicó dos
artículos notables en la enciclopedia: Agricultores (Fermiers) y Cereales (Grains); otros tres artículos que escribió también para
la enciclopedia quedaron inéditas; fueron éstos: Hombres, Impuestos e Interés del dinero, en cambio, su famoso Cuadro
económico (1758) fue impreso en la imprenta real y, según se dijo, bajo el cuidado del mismo rey que se ocupó
personalmente de su difícil composición; apareció acompañado de un pequeño memorial intitulado Máximas generales de
gobierno de un reino agrícola; más tarde publicó el Derecho natural y una serie de opúsculos, firmados muchos de ellos con
5
el seudónimo de "Nisaque".

Discípulos ortodoxos. Entre los discípulos principales debemos citar, en primer lugar, al marqués de Mirabeau, padre del
célebre conde Honoré-Gabriel de Mirabeau, quien desempeñó un papel muy importante en la Revolución francesa. El
marqués de Mirabeau escribió muchísimo: El amigo de los hombres (tres gruesos volúmenes de paupérrimo contenido),
Explicaciones del cuadro económico (un volumen en lugar de las pocas paginitas de Quesnay), la Teoría de los impuestos
(que le costó un encarcelamiento de ocho días y un destierro de tres meses, en lugar de la superintendencia de hacienda que
él esperaba, pero que le dio gran fama entre el público), y la Filosofía rural (en la que expone la primacía de la agricultura
sobre las otras actividades económicas y la existencia de las leyes naturales).

Otro discípulo muy famoso fue Dupont de Nemours; escribió El origen y progreso de una nueva ciencia. Nótese que
Dupont de Nemours llama ya "ciencia" a la economía, porque los fisiócratas fueron los primeros en concebir la economía
6
como un sistema de leyes. El discípulo que logró escribir el compendio de doctrina mejor sistematizado fue Le Mercier de la
Riviére. En él hay que buscar la mejor expresión de la doctrina del Maestro; pero su estilo es muy abstracto, por lo que no
logró el éxito de Mirabeau y de Dupont de Nemours. Su principal obra fue El orden natural y esencial de las sociedades
7
políticas.

Otros discípulos de menor importancia fueron Le Trone (o Le Trosne, o Le Troone), quien escribió Notas económicas y el
abate Baudeau, quien escribió la Primera introducción a la filosofía económica, o análisis de los Estados civilizados.

4
FRAN@018 QUESNAY: "Grains", en Francois Quesnay et la Physio- cratie, vol. 11, pág. 505. Institut National d'Ctudes Démographiques, París, 1958.

5
GEORGE WEULERSSE: Les Physiocrates, págs. 2-6. G. Doin et Cie., París, 1931.

Cf. extractos en Silva Herzog, op. cit., págs.. 190-198. Ibid., págs. 181-190.

6
Cf. extractos en Silva Herzog, op. cit., págs 190-198.

7
Ibid., págs. 181-190.
Junto a estos discípulos que intentaron reproducir, explicar y sistematizar fielmente el pensamiento del maestro,
encontramos otro grupo de economistas que, aun aceptando muchas ideas de la fisiocracia, se apartaron de ella en puntos
muy importantes.

Claro está que el primer grupo de economistas fisiocráticos, que podríamos llamar de fisiócratas ortodoxos, no se limitó a
reproducir simplemente las ideas del maestro, aunque éste censuraba sus escritos. En sus explicaciones se encuentran a veces
ideas propias de ellos, ya que al tratar de dar a conocer la doctrina del maestro, lo hacían a veces de manera muy personal y
original, De todas maneras, ellos intentaban únicamente ser eco fiel del maestro.

Discípulos heterodoxos. No ocurre así con el segundo grupo de economistas, estos, a sabiendas, plenamente conscientes
de lo que hacen, se apartan y hasta se oponen en ciertos puntos a la doctrina del doctor Quesnay.

Entre los fisiócratas heterodoxos debemos citar a Turgot (Anne Robert Jacques Turgot), quien será el Colbert de la
fisiocracia, porque logró imponer desde el gobierno una serie de reformas en el sentido deseado por aquélla, aunque
también impuso otras que los fisiócratas no querían. Entre las medidas que Turgot, como ministro de Luis XVI quiso imponer
y fueron causa de su destitución, figuran la supresión de los trabajos personales que obligatoria y gratuitamente tenían que
hacer los campesinos en favor del rey y de los señores. Entre las medidas de sentido fisiocrático figuran la libertad de
comercio del trigo (1764) y la supresión de las corporaciones. (Esta supresión no se llevó a efecto todavía debido a la
destitución de Turgot como ministro de Hacienda; la supresión definitiva se debe a la Ley Le Chapelier de 1791.) Turgot fue
excesivamente liberal e individualista y demasiado precipitado en sus reformas. Su obra principal se intitula Reflexiones sobre
8
la formación y distribución de las riquezas.

Otro discípulo heterodoxo muy importante fue el abate Etienne Bonnot de Condillac, quien, aplicando sus conocimientos
de la psicología humana, fundó el valor sobre la utilidad y la escasez, descubriendo así la productividad del comercio. Entre
9
sus obras principales merece citarse El comercio y el gobierno.

El éxito de las doctrinas fisiocráticas entre el público fue muy grande, a causa de la desastrosa situación en que se
encontraba la agricultura, la economía y la Hacienda de Francia. Vieron en la fisiocracia el cambio que anhelaban. También
entre los grandes pensadores las ideas del retorno a los campos que predicaba la fisiocracia hallaron eco favorable. Voltaire
publica en 1761 la Epístola sobre la Agricultura. Como Virgilio en sus églogas, trata de inculcar los placeres de la vida
campesina y de promover el cultivo de los campos. He aquí algunos de sus versos:

C’ est la Cour qu’o doit fuir; c’est aux champs qu’il faut vivre.

Y este otro muy significativo: La nature t'appelle, apprends d I'observer; la France a des déserts, ose les cultiver.

El mismo Rousseau, tan raras veces ponderativo, alaba con entusiasmo a Mirabeau y llega a compararlo con Fénelon y
Montesquieu.

Pero las ideas fisiocráticas suscitaron también enemigos entre los que veían sus privilegios amenazados: los comerciantes
y los recaudadores de impuestos.

Los adversarios. Frente a estos discípulos ortodoxos y heterodoxos se alzó un grupo de adversarios declarados de la
fisiocracia. Entre ellos destaca Necker, ministro de finanzas de Luis XVI, quien suprimió la libertad de comercio de los cereales.
Necker fue reglamentista hasta el exceso, y a causa de la demasiada publicidad que daba a sus medidas, contribuyó mucho al
famoso pánico de 1789.

8
Ibid., págs. 198-206.

9
Ibid., págs. 230-236.
10
Otros adversarios declarados fueron Morelly, autor del Código de la naturaleza (1755), para quien el progreso consiste
en el retorno a la naturaleza, la cual nos enseña la comunidad de bienes; J. J. Rousseau, Contrato social (1762); el abate de
Mably (hermano de Condillac), autor de las Dudas y adversario acérrimo de la propiedad privada; el abate Meslier, quien
predica el comunismo anárquico, y Fernando Galeani, quien ataca el dogmatismo exagerado de la fisiocracia. Sus obras
11
principales son Della moneta (1749) y Diálogos respecto al comercio del trigo.

Dijimos al principio que dos eran las ideas básicas de la fisiocracia:

Preeminencia de la agricultura sobre las actividades económicas (por eso se llamó al principio "doctrina agraria").

Doctrina del orden natural o liberalismo económico.

Debemos añadir que fueron los primeros en elaborar la teoría de la circulación. Para hacer resaltar estas tres ideas
dividiremos la exposición en tres párrafos: en el primero veremos cómo fundamentaban la primacía de la agricultura; en el
segundo haremos una breve exposición del cuadro económico; finalmente, en el tercero expondremos el liberalismo
económico de los fisiócratas.

PRIMACIA DE LA AGRICULTURA O TEORIA DEL PRODUCTO NETO


Origen de la riqueza. La idea básica de los fisiócratas consiste en que la agricultura es la fuente única de todas las
riquezas. El mercantilismo había empezado por considerar el comercio como la fuente de la riqueza y más tarde, cayendo en
la cuenta de que para el desarrollo del comercio se requiere de una industria poderosa, insistió en la importancia de la
industria. La fisiocracia se coloca en un punto de vista totalmente antagónico únicamente la agricultura produce la riqueza.

Véase esta posición netamente tomada por Quesnay:

El orden del gobierno en un reino agrícola (que) debe hacer converger todos los intereses hacia un objeto capital, a saber
12
la prosperidad de la agricultura, fuente de todas las riquezas del Estado y de los ciudadanos.

Nunca dejen de tener presente, ni el soberano ni la nación, que la tierra es la única fuente de riqueza, y que la agricultura
13
es la que las multiplica.

Naturaleza de la riqueza. Queda, pues, claramente establecido que la tierra es, para los fisiócratas la única fuente de
riquezas; pero, ¿qué entienden ellos por riquezas? Aunque Quesnay rechaza la creencia mercantilista de que los metales
preciosos constituyen la riqueza por excelencia, no llega a despreciarlos como lo harán algunos economistas posteriores. Sin
embargo, el dinero es calificado por Quesnay como una riqueza estéril (que no es lo mismo que inútil) y por sus discípulos
como riqueza secundaria, pecuniaria, representativa o relativa.

Dice así Quesnay:

"El dinero considerado en sí mismo, es una riqueza estéril, que no produce nada", que "sólo puede proporcionar rentas
14
mediante la adquisición de un bien que las produzca".

Más tarde Le Mercier define la riqueza como sigue:

10
Ibid., págs. 207-212.

11
Ibid., págs. 221-230.

12
FRANJOIS QUESNAY: "Maximes générales du gouvernement écono- mique d'un royaume agricole", Máxima 1, op. cit., pág. 949.

13
Ibid., Máxima 3, pág. 950. Cf. también TURGOT: Reflexiones sobre la formación y distribución de las riquezas; apud SILVA HERZOG, OP. Cit., página 200.

14
F. QUIESNAY: "Observaciones sobre el interés del dinero", op cit., página 765.
Es una masa de valores que se puede consumir a medida del deseo, sin empobrecerse, sin alterar el principio que los
15
reproduce sin cesar.

Esta definición tiene el inconveniente de definir lo más claro (riqueza) por lo más oscuro (valor); pero indica claramente
las dos cualidades propias de la riqueza, según los fisiócratas:

1º. La riqueza es consumible, i. e., es necesario que pueda disfrutarse de ella. "Quien dice riqueza, dice medio de disfrutar
de ella" anota Le Mercier. La riqueza es, por tanto, el conjunto de satisfactores.

2º. La riqueza es disponible; i. e., "lo que se puede consumir sin empobrecerse. No hay más riqueza que el producto neto,
el producto disponible". (Le Mercier.)

Las riquezas reales, las verdaderas riquezas -dice Quesnay- son las que renacen constantemente y son constantemente
16
buscadas y pagadas para poder disfrutarlas, para proporcionarse comodidades y para satisfacer las necesidades de la vida.

Actividades económicas "productivas". Para los fisiócratas sólo existe una rama de la actividad económica capaz de
producir indefinidamente bienes consumibles sin que se agote la fuente de donde se los saca: la agricultura. Las otras ramas
de la actividad económica son "transformadoras" pero nunca "multiplicadoras” Sólo son capaces de adicionar utilidades
existentes, pero de multiplicarlas. Daremos el ejemplo de Le Mercier: Un tejedor compra 150 francos de subsistencias y de
ropa y 50 de lino, que, hecho de tela, revende por 200 francos, cantidad igual a la que gastó. Este obrero -dicen- ha
cuadruplicado así el primitivo valor del lino. No hay tal cosa; no ha hecho nada más que añadir a su valor primitivo su valor
extraño, que es el de todas las cosas que ha consumido necesariamente. Los dos valores, acumulados de esta manera, forman
entonces no el valor del lino, que ya no existe, sino lo que podemos llamar el precio necesario de la tela, precio que por este
procedimiento representa: 11 el valor de 50 francos de lino, y 21 el de 150 francos de otros productos consumidos.

Ésta es, en toda su sencillez, la solución del problema de la multiplicación de los valores, mediante los trabajos de la
industria: añadir al valor primero de las materias que han manufacturado, y que hay que consumir, otro valor que es el de las
cosas cuyo consumo han realizado o por lo menos ocasionado sus trabajos. Este modo de atribuir a una sola cosa el valor de
otras varias, de aplicar, por decirlo así, capa sobre capa varios valores sobre uno solo, hace que éste aumente en proporción,
pero en ello no puede achacarse multiplicación alguna a la industria, ni ningún aumento de valor si por estas palabras se
entiende creación de valores nuevos que no existían antes de sus operaciones. La industria no es creadora del valor de sus
obras, como tampoco lo es de la altura y de la longitud de un muro; cada piedra de las que emplea tiene su longitud y su
altura particulares, y de todas esas piedras, reunidas por la industria, resulta naturalmente la altura y la longitud del muro por
ella construido, el cual, en este aspecto, representa bajo una forma nueva las diferentes alturas y longitudes parciales
17
existentes por separado antes de la construcción.

El valor añadido a los productos, sea por la industria, sea por el comercio, es el valor del trabajo de los hombres. Por eso
Quesnay califica a la industria y al comercio de "estériles", lo que de ninguna manera significa "inútiles". En cambio, la
agricultura es capaz de proporcionar al hombre mayor riqueza de la representada por las semillas y el trabajo. Por eso la
agricultura, y sólo la agricultura, es "productora". Ella es la que produce el famoso "producto neto". "El cultivador, dice
Quesnay, produce por generación, por aumento efectivo de los productos... El artesano produce por adición, por suma de las
materias primas y de las subsistencias convertidas en trabajo."

15
LE MERCIER: L'ordre natui-el, pág. 287, apud R. GONNARD: Historia de las Doctrinas Económicas, pág. 173.

16
F. QUESNAY. Maximes, Oeuvres, pág. 239; apud R. GONNAM, Op. Cit., página 273.

17
LE MERCIER, op.cit., pág.320; apud R. GONNARD, op.cit., pág.175; Cf., también QUESNAY, Oeuvres (edic. Oncken) págs 537-539, citado por EDWIN CANNAN:
Historia de las teorías de la producción y distribución, página 25. Fondo de cultura económica, México, 1948.
El “producto neto”. El término “producto neto” ha quedado siempre muy confuso en la literatura fisiocrática, a pesar de
las repetidas veces que a él se refieren y del papel central que ocupa en su teoría. Dupont de Nemours lo describe como
sigue:

Cuando se han apartado del total de las cosechas los reintegros de los cultivadores, esas sumas necesarias para los gastos
del cultivo en el año siguiente y para mantener el fondo de anticipo continuamente existente en ganados, en aperos, etc.,
esas sumas cuyo empleo anual determina imperiosamente la naturaleza para la explotación de la tierra, el remanente recibe el
18
nombre de producto neto.

De éste y otros textos parece que el producto neto, producido únicamente por la agricultura, según los fisiócratas, puede
medirse en términos reales y en términos monetarios.

En términos reales, el producto neto es el excedente de los cereales cosechados sobre los consumidos (en semillas,
subsistencia de los trabajadores y ganado, etc.) Nótese que en este sentido la producción económica es considerada por los
fisiócratas como reproducción física o "generación", para usar la palabra misma de Quesnay, quien era médico.

En términos monetarios, el producto neto es igual a la diferencia entre los ingresos totales producidos por la venta de la
cosecha y los costos totales de producción de la misma.

Procedemos ahora al análisis del producto neto según cada una de estas dos acepciones.

Crítica del "producto neto" en términos monetarios. Si el producto neto puede entenderse en términos monetarios, es
decir, como la diferencia entre los ingresos totales y los costos totales, resulta imposible atribuirlo exclusivamente a la
agricultura ya que, en este sentido, el producto neto depende de la diferencia entre el precio de venta y el costo de
producción. En este sentido tanto la agricultura, como la industria y los servicios, pueden originar producto neto.

Que el producto neto puede entenderse en términos monetarios, parece deducirse lógicamente de varias expresiones
fundamentales de los fisiócratas, así como de la política del "buen precio" que propugnan.

En efecto, el Dr. Quesnay afirma que por medio de la venta es como se conoce el valor de la reproducción anual de las
19
riquezas.

Más claramente aún se fundamenta esta interpretación en algunas de las máximas con las que Quesnay pretende inculcar
la política del "buen precio" de los productos agrícolas:

Máxima 18. De ningún modo se haga bajar en el reino el precio de los productos de la tierra y de las mercancías; pues en
tal caso el comercio recíproco con el extranjero vendría a ser perjudicial para la nación; los ingresos son proporcionales al
valor venal: abundancia sin valor no es riqueza. Escasez y carestía es miseria; abundancia y carestía es opulencia.

Máxima 19. No se crea que la baratura de los productos de la tierra es provechosa para el vulgo, pues el bajo precio de
20
los productos de la tierra hace bajar los salarios de la gente del pueblo...

Dupont de Nemours define como sigue el producto neto:

Llamo producto neto a aquella parte de la cosecha que excede al pago del costo del cultivo y el interés de los anticipos
21
que éste exige.

18
DUPONT de NEMOURS: Del origen y de los procesos de una nueva ciencia, apud Silva Herzog, op. cit., pág. 192.

19
F. QUESNAY: Máxima 18, op. cit., pág. 954.

20
Ibid.
Examinemos de nuevo el ejemplo de Le Mercier, anteriormente citado, del "tejedor que compra 150 francos de
subsistencia y de ropa, y 50 de lino, que, hecho tela, revende por 200 francos, cantidad igual a la que gastó". Con este
ejemplo Le Mercier quería explicar que la industria no multiplica valores, sino que únicamente los adiciona. Parece que Le
Mercier quiere dar a entender que el valor de los productos de la industria es igual al costo de los mismos. Dice, en efecto,
que "los valores, acumulados de esta manera, forman el precio necesario de la tela, precio que por este procedimiento
representa: 1° el valor de 50 francos de lino, y 2º el de 150 francos de otros productos consumidos". Ahora bien, esto es
inexacto. Lo único que puede admitirse es que, en régimen de competencia perfecta, el precio de venta tiende a identificarse
con el costo de producción con tal de que en el costo quede incluido el beneficio normal del empresario. Pero decir que
“tiende" no es lo mismo que decir que es necesariamente igual. Además, esta tendencia existe tanto para los productos de la
industria como de la agricultura, si hacemos la hipótesis simplificadora, con objeto de no tener que considerar las rentas
diferenciales, de que todos los productores trabajan con idéntico costo de producción.

Por todo lo anterior se ve claramente que el producto neto, considerado en términos monetarios, no es exclusivo de la
agricultura.

Crítica del producto neto en términos reales. Los fisiócratas estaban, en realidad, impresionados por la reproducción física
que tiene lugar en la agricultura. Mientras que en la industria, la cantidad de materia que sale de la manufactura nunca es
mayor que la suma de las materias primas que entraron en la composición de los productos, en la agricultura sorprende el
hecho de que los cereales recogidos superan a los que se emplearon en las siembras y en la subsistencia de los trabajadores.
Los principales argumentos en que los fisiócratas fundamentaban su teoría de que sólo la agricultura es productora son los
siguientes:

a) Porque permite vivir al terrateniente (ocioso y ausentista), al colono y a los trabajadores.

b) Porque multiplica materialmente las semillas que se siembran y consumen.

c) Porque en la agricultura y sólo en la agricultura Dios coopera con el trabajo del hombre por medio de la acción de la
naturaleza. Le Mercier de la Riviére dice así a este respecto:

"no nos es posible dejar de reconocer en el derecho de propiedad una institución divina, un medio por el cual nos
hallamos destinados como causa segunda, a perpetuar la gran obra de la creación y a cooperar con las miras de su autor. El
ha querido que la tierra no produjera casi nada de por sí misma; pero ha permitido que en su seno encerrara un principio de
22
fecundidad que sólo espera nuestra ayuda para cubrirla con producciones.

Otro fisiócrata dice más brevemente que "La agricultura es el único trabajo humano al cual coopera el cielo
23
continuamente; el único que es una perpetua creación".

Por lo que se refiere al primer argumento de los fisiócratas y al tercero, nos bastará decir que se aplican lo mismo a la
agricultura que a la industria y a los servicios. Si la agricultura permite vivir al terrateniente (ocioso y ausentista), así como al
colono y los trabajadores, igualmente la industria permite vivir al capitalista, al empresario y a los obreros. Y si en la
agricultura Dios coopera con el trabajo del hombre, dicha colaboración se da en cualquier clase de trabajo.

El segundo argumento, el de la "multiplicación", merece ser examinado con un poco más de detenimiento.

21
DUPONT DE NEMOURS: Prólogo al Eloge de Gournay, Oeuvres (de Turgot), vol. 1, págs. 258-259, citado por EDWIN CANNAN: Repaso a la teoría económica,
pág. 31, Fondo de Cultura Económica, México, 1946.

22
LE MERCIER DE LA RIVIÉRE: El orden natural y esencial de las sociedades políticas, apud Silva Herzog, op. cit., págs. 182-183.

23
Cf. R. GONNARD, Op. Cit., pág. 180.
¿Qué quieren decir los fisiócratas cuando hablan de "creación" o de "multiplicación"? Pueden querer significar que la
agricultura es creadora de materia, de utilidad o de valor.

Es notorio que la agricultura no crea materia; lo único que hace es transformar la materia existente en la tierra, agua y
aire. La industria igualmente transforma la materia, aunque lo hace por medio del ingenio del hombre.

Ciertamente la agricultura es creadora de utilidad. Los cereales o frutos tienen para nosotros mayor utilidad que los
elementos que se encontraban en la tierra, aire y agua; pero también la industria es creadora de utilidad porque da formas
más útiles a la materia. La utilidad de un radio de transistores, por ejemplo, es muy superior a la suma de las utilidades de
cada uno de los elementos que lo componen. Esto lo reconocían en cierto sentido los fisiócratas, al admitir que la industria
era una actividad "útil", aunque "estéril"; pero no entendían que la industria y los servicios "multiplican" también la utilidad.

Queda únicamente la posibilidad de que la agricultura sea creadora de valores. Le Mercier de la Riviére nos ha hablado en
este sentido. Pero los fisiócratas nunca elaboraron una noción científica del valor. Se contentaron con decir que la agricultura
creaba valores, mientras que la industria sólo los adicionaba. ¿Se referían al valor de uso? En este caso, querrían decir
"utilidad", lo que ha quedado ya refutado. ¿Se referían al valor de cambio? Parece que sí, pero en este caso y colocándose en
su mentalidad, sería lo mismo que entender el producto neto en términos monetarios, lo que también ha quedado refutado.

Producción. Si los fisiócratas no aclararon nunca el concepto del "valor", tampoco lograron precisar el de "producción".
Entendieron la producción en sentido físico y no en el económico. Correspondió a Condillac (fisiócrata heterodoxo) la gloria
de entender por "producción" toda creación de utilidad; según Condillac, hay producción cuando se dan formas más útiles a
la materia, lo cual hace tanto la agricultura como la industria y los servicios.

Una cosa no tiene valor tan solo porque cuesta, como se supone; sino que cuesta porque tiene un valor. El valor depende
de la utilidad y la escasez.

Sostengo, pues, que incluso en las márgenes de un río, el agua tiene un valor, pero el mínimo que es posible, porque allí
es infinitamente superabundante, dadas nuestras necesidades. En un lugar árido, al contrario, tiene un gran valor; y se le
estima teniendo en cuenta la distancia y la dificultad de procurársela. En semejante caso, un viajero alterado daría cien luises
por un vaso de agua. Pues el valor es menor en la cosa por sí misma que en la estima que de ella tenemos, y esta estima es
24
relativa a nuestra necesidad: crece o disminuye en sí.

TEORIA DE LA CIRCULACION: "EL CUADRO ECONOMICO"


Las paginitas del Cuadro económico, en las que Quesnay pretende explicar cómo la agricultura es la única creadora del
producto neto y cómo ese producto circula a través de las diversas clases, valieron un éxito enorme a la fisiocracia.

El marqués de Mirabeau afirmó hiperbólicamente que los tres grandes descubrimientos que ha habido desde el comienzo
25
del mundo son: la escritura, la moneda y El Cuadro Económico, el cual es el resultado y la coronación de los dos primeros.

Tales páginas son extraordinariamente complicadas y de muy difícil intelección; pero esto mismo contribuyó a su éxito,
porque entender El cuadro económico era algo así como estar iniciado en el nuevo misterio que representaba entonces la
26
ciencia económica, tal como la explicaba Quesnay a sus afortunados discípulos.

24
ESTEBAN BONNOT DE CONDILLAC: El comercio y el gobierno, apud Silva Herzog, op. cit., pág. 234.

25
Citado por K. MARX: Historia crítica de la plusvalía, vol. 1, pág. 64, Fondo de Cultura Económica, y por A. SMITI4: La riqueza de las naciones, página 606;
texto íntegro en nota 9, pág. 606, Fondo de Cultura Económica.

26
Cf. R. GONNARI), Op. cit., pág. 64.
Clases sociales: Quesnay parte de la división de la sociedad en tres clases: la productiva, la propietaria y la estéril. Las
describe de esta manera:

La clase productiva es la que hace renacer por el cultivo de los campos las riquezas anuales de la nación; la que anticipa
los gastos de los trabajos de la agricultura, y paga anualmente las rentas a los propietarios de las tierras. Se contienen en la
dependencia de esta clase todos los trabajos y todos los gastos que se hacen hasta la venta de la producción al primer
comprador por medio de esta venta se conoce el valor de la reproducción anual de las riquezas de la nación.

La clase de los propietarios comprende al soberano, a los dueños de las tierras y a los diezmeros (una parte del clero).
Esta clase subsiste merced a la renta o producto neto del cultivo, que le paga anualmente la clase productiva, después de que
ésta ha descontado, de la reproducción que hace renacer anualmente, las riquezas necesarias para reembolsarse sus anticipos
anuales y para mantener sus riquezas de explotación.

La clase estéril está formada por todos los ciudadanos ocupados en los otros servicios y trabajos distintos de los de la
agricultura, y cuyos gastos son pagados por la clase productiva y por la propietaria (la que obtiene sus rentas de la clase
27
productiva).

Antes de pasar adelante, conviene notar la incongruencia de la división de la sociedad en clases, propuesta por Quesnay.
En efecto, si para la división de la sociedad en clases se adopta un criterio económico (el de la cooperación a la producción),
la división tripartita de Quesnay debería reducirse únicamente a dos miembros: clase productiva y clase estéril. El economista
moderno tendría tendencia a catalogar a los propietarios dentro de la clase estéril. Esto sería lo más opuesto al pensamiento
de los fisiócratas. Para Quesnay y sus discípulos, la clase de los propietarios es la que desempeña el papel más importante en
la producción.

Diríase_ anota R. Gonnard_ que son autores de ese producto neto que solamente reciben o distribuyen, o que la
28
naturaleza los ha nombrado representantes suyos.

¿De dónde les viene a los propietarios el papel de primer actor en la producción que les asignan los fisiócratas? Del
29
hecho de haber sido los autores (o sus derechohabientes) de los trabajos necesarios para hacer cultivable la tierra.

Si para la división de la sociedad en clases se adopta un criterio sociológico (el de la propiedad de los bienes de
producción), la división comprendería también dos miembros únicamente: propietarios y no propietarios.

Por este motivo la división de Quesnay será simplificada posteriormente por Sismondi en el sentido que se acaba de
indicar, y más tarde por Marx que, deseoso de impregnar de cargas afectivas sus conceptos, hablará de explotadores y
explotados.

Explicación del "Cuadro económico"


El Cuadro económico es un esfuerzo absolutamente original para explicar cómo la agricultura es la única que origina el
producto neto y cómo circula éste en un sistema de reproducción simple; es decir, en un sistema en el que el circuito se
repite indefinidamente; pero siempre en las mismas dimensiones.

Origen del producto neto. Quesnay parte de la hipótesis de que el producto bruto de un país (producido únicamente por
la clase productiva) es de 5 000 millones a precios constantes. Los anticipos hechos por la clase productiva fueron de 2 000

27
F. QUESNAY: "Analyse de la formule arithmétique du tableau économique", op. cit., vol. 2, págs. 793-794.

28
R. GONNARD, Op Cit., pág. 180.

29
Cf. LE MERCIER DE LA RIVIÉRE, op. cit.; DUPONT DE NEMOURS: Del origen y de los progresos de una nueva ciencia, apud Silva Herzog, op. cit., páginas 184-
185 y 191 respectivamente.
millones (mantenimiento, vestido, etc., de los campesinos; alimentación del ganado, etc.). Esta cantidad debe, pues, volver a
quedar en manos de la clase productiva para anticipos de la próxima cosecha. Es el capital circulante. 2 000 millones (el
"producto neto") se entrega a la clase propietaria en concepto de renta. Finalmente, 1 000 millones van a las manos de la
clase estéril a cambio de los productos manufacturados que ésta ha vendido a la clase productiva con el fin de que éstos
mantengan constante su capital fijo.

Por tanto, esquemáticamente se podría presentar así la idea de Quesnay, según el cual el producto neto ha surgido
únicamente de la agricultura:

Producto bruto 5 000 millones

Reserva para reponer los anticipos (capital circulante) 2 000 millones

Compras a la clase estéril (para reponer el capital fijo) 1 000 millones 3 000 millones

Producto neto (renta pagada) 2 000 millones

Circulación del producto neto. El siguiente paso de Quesnay va a consistir en estudiar la forma como se reparte y circula
ese producto neto. Según Quesnay se reparte por mitades entre gastos productivos e improductivos. De los 2 000 millones
que han recibido los propietarios, 1 000 millones son destinados a la compra de alimentos a la clase productiva, y 1 000
millones a la compra de artículos manufacturados y de servicios a la clase estéril. Los 1 000 millones recibidos de los
propietarios por la clase productiva los emplea ésta para comprar a la clase estéril lo necesario para mantener constante el
capital fijo. La clase estéril ha recibido, pues, 2 000 millones: 1 000 millones de la clase productiva y 1 000 millones de los
propietarios. Gasta los 2 000 millones en compras de alimentos y materias primas para la producción del periodo siguiente.
Así pues, esta clase no ha hecho aumentar la producción, puesto que el valor de lo producido es igual al del consumo. Sólo
ha contribuido a la circulación.
30
Quesnay presenta el siguiente esquema:

REPRODUCCIÓN TOTAL: 5.000 MILLONES

ANTICIPOS INGRESO
ANTICIPOS
De la clase Para los
De la clase estéril
productiva propietarios

2.000 millones
1,000 millones
1,000 millones
Cantidades a para 1,000 millones
pagar el ingreso y los 1,000 millones 2,000 millones
anticipos 1,000 millones
1,000 millones

Gasto de anticipos 2,000 millones

30
F. QUE!NAY: "Analyse de la formule arithmétique du Tableu économique", op. cit., vol. 2, pág. 801.
2,000 millones

Total 5,000 millones Total ( a la mitad se


guarda para anticipos
del próximo período)

Valor del "Cuadro económico"


a) Desde el punto de vista de su objetivo de explicar que sólo la agricultura genera el producto neto, el Cuadro no tiene
valor alguno. Está construido a priori, y no según datos reales de la economía nacional. Por eso pone de manifiesto
únicamente lo que Quesnay ya presupuso: sólo la agricultura produce más de lo que consume: los juicios tan severos de
Emile James, de Gide y Rist, son irrefutables en este aspecto:

Es evidente que este cuadro no demuestra nada en cuanto al punto esencial del sistema; es decir, en cuanto a la
31
existencia de una clase productiva y otra estéril.

b) En cuanto al objetivo de explicar la circulación del producto neto, el Cuadro, aunque teóricamente elaborado, es el
primer intento que realiza esta nueva visión macroeconómica y merece todo elogio. Carlos Marx llega a decir: "Jamás la
32
economía política había concebido una idea tan genial".

Esto es tan cierto que Leontieff reconoce que el Cuadro económico es el precursor de su sistema de matrices insumo-
producto.

André Marchal adapta el Cuadro económico al de matrices de Leontieff como sigue:

Producto Clase Clase Clase estéril Total


Productiva Propietaria
Insumo

Clase
(2) 2 1 3
Productiva

Clase
1 1 2
propietaria

Clase estéril 2 2

31
GIDE y RIST: Historia de las doctrinas económicas, pág. 22.

32
K. MARX, op.cit., vol.1, pág 64.
Total 3 2 2

33
Finalmente, el Cuadro económico debe también considerarse como el precursor de la actual contabilidad nacional.

EL ORDEN NATURAL O LIBERALISMO ECONÓMICO


El sistema de Quesnay empezó llamándose "doctrina agrícola", a causa de la importancia que concedía a la agricultura,
como lo acabamos de ver; pero a causa de las medidas que deseaban se implantasen para favorecer a la agricultura, llegaron
a defender un sistema de libertad que ellos fundamentaban en el orden natural. De aquí el cambio de nombre: de "doctrina
agrícola" se pasó al de "fisiocracia" (gobierno de la naturaleza). Este cambio lo efectuó Dupont de Nemours y ha prevalecido
hasta nuestros días.

El "orden natural" no significa, para los fisiócratas, una situación hecha necesaria por el juego de mecanismos
ineluctables, sino un conjunto institucional que se supone conforme con los designios de la Providencia y que, aunque no
34
está todavía realizado, es preciso instituirlo si se quiere asegurar la prosperidad de la sociedad.

Instrúyase a la nación en las leyes generales del orden natural, las cuales constituyen evidentemente el gobierno más
35
perfecto.

Los hombres agrupados en sociedad tienen que estar sometidos a leyes naturales y a leyes positivas.

Se entiende aquí por ley física el curso regulado de los acontecimientos físicos del orden natural más evidentemente
ventajoso para el género humano.

Se entiende aquí por ley moral la regla de toda acción humana de orden moral, conforme con el orden físico, el más
ventajoso evidentemente para el género humano.

Estas leyes, juntas, forman lo que se llama ley natural. Todos los hombres y todos los poderes humanos tienen que estar
sometidos a estas leyes soberanas, instituidas por el Ser Supremo: leyes inmutables e irrefragables que son las mejores
36
posibles.

Por consiguiente, el orden natural es un ideal al que se debe tender, un ideal que hay que realizar para asegurar la mayor
felicidad de la sociedad; pero no es un análisis de la realidad.

Para lograr la realización de este orden natural, la ley positiva fundamental, que debe inspirar a todas las demás, consiste
en el principio de que tanto la instrucción pública como la privada, estén orientadas hacia la enseñanza de las leyes del orden
37
natural.

Entre las leyes positivas que, según los fisiócratas, el Soberano debe dictar para conseguir la realización del orden natural,
mencionaremos las siguientes:

Legislación del derecho de propiedad privada

Las leyes positivas deben garantizar la inviolabilidad del derecho de propiedad privada que es un derecho absoluto e
ilimitado. Este es para los fisiócratas un principio básico del orden natural. El derecho de propiedad privada lo entienden
como sigue:

a) Propiedad personal: es decir, libertad. Es el derecho que cada hombre tiene por naturaleza para disponer a su arbitrio
38
de sus facultades físicas o espirituales.

33
ANDRË MARCHAL: Systémes et structures économiques, págs. 283-288. P. U. F., París, 1959.
34
TMILE JAMES: Histoire sommaire de la pensée économique, pág. 62. Pditions Montchrétien, París, 1955.
35
F. QUESNAY, Máxima 2, op. cit., pág. 950.
36
F. QUESNAY: Droit Naturel, op. cit., pág. 740.
37
Ibid., pág. 741.
b) Propiedad mobiliario: es la extensión de la libertad a todos los bienes mobiliarios. Es decir, el derecho de disponer y de
39
usar de esos bienes según plazca a su propietario, sin que este derecho esté limitado por ninguna obligación.

c) Propiedad de la tierra: es la extensión de la libertad a todos los bienes raíces. La propiedad de estos bienes la
justificaban los fisiócratas por los trabajos que, para adaptar las tierras al cultivo, habían hecho todas las generaciones de
40
propietarios.

La garantía absoluta del derecho de propiedad privada constituye para Quesnay "el fundamento esencial del orden
41
económica de la sociedad".

Legislación de precios

Ya dijimos que la riqueza no consiste únicamente para los fisiócratas en la abundancia de bienes, sino que requieren
además que estos bienes sean vendidos a "buen precio".

Quesnay expuso clarísimamente su pensamiento en la Máxima 18:

Los ingresos son proporcionales al valor venal: abundancia sin valor no es riqueza. Escasez y carestía es miseria.
42
Abundancia y carestía es opulencia.

Como la única fuente de riqueza es la agricultura, los fisiócratas se preocupan exclusivamente por los precios de los
productos agrícolas.

Las razones principales que les llevan a luchar encarnizadamente por el "buen precio" de estos productos son las
siguientes:
43
a) Si el precio de los productos agrícolas fuese bajo, el comercio de exportación sería desventajoso para la nación.
Actualmente diríamos que en este caso los términos de intercambio para el país agrícola serían desfavorables.

b) El bajo precio de los productos agrícolas provocaría desinversiones en el campo, con lo que se cegaría la única fuente
44
de riqueza y se provocaría el desempleo en masa, y la generalización de la miseria.

c) Finalmente, el precio bajo de los productos del campo provocaría la baja de los salarios, lo que se traduciría en
45
disminución del ingreso nacional.

Entre los medios que proponen para conseguir el "buen precio" de los productos agrícolas señalaremos los principales:

a) Libertad de comercio. Colbert había puesto grandes trabas y hasta prohibiciones contra la libre circulación de los
cereales y contra su exportación. El objetivo de Colbert era el de mantener bajos los precios de los productos del campo para
que los salarios nominales de los trabajadores manufactureros pudiesen mantenerse bajos y lograr de esta manera bajos
costos de producción y grandes ventajas para la exportación.

Como la concepción sobre la naturaleza y la causa de las riquezas, era diametralmente opuesta en Colbert y en los
fisiócratas, sus políticas económicas tenían también que ser antagónicas. Colbert creía que el país iba a enriquecerse con el
desarrollo de las manufacturas; su política tendía, pues, a favorecer la expansión de esta rama. Quesnay y sus discípulos

38
Cf. DUPONT DE NEMOURS: Del origen y de los progresos de una nueva ciencia, apud Silva Herzog, op. cit., pág. 196.
39
Ibid.
40
Ibid. también LE MERCIER DE LA RiviÉRE: El orden natural y esencial de las sociedades políticas, apud Silva Herzog, op. cit., págs. 197, 174, y 182.
41
F. OITESNAY: "Maximes générales du -gouvemement économique d'un voyaume agricole", Máxima 4, op. cit., pág. 950.
42
Ibid., Máxima 18, pág. 954.
43
Loc. Cit.
44
F. QUESNAY: "Grains", op. cit., pág. SOS; "Hommes", Op. cit., Páginas 548-549; "Premier probléme économique", op cit., pág. 870 y nota 2 en la misma
página.
45
F. QUESNAY: "Maximes générales du gouvernement économique d'un royaume agricole", Máximas 19 y 20, op. cit., pág. 954, y notas a la misma, pagina
973.
piensan que toda la riqueza procede del cultivo de los campos; por eso su política se dirige a lograr el máximo desarrollo de
la agricultura.

Las invectivas de Quesnay contra Colbert y su política son feroces. Véase, por ejemplo, este párrafo en el que compara la
política de Sully (precursor de la fisiocracia) con la de Colbert:

Sully había puesto el objetivo en la producción de la naturaleza; el otro (Colbert) se limitó a la producción de la industria.
El Primero se dedicó a cuidar el tronco del árbol; el otro sólo se preocupó de una rama. El primero hizo afluir la abundancia y
46
las riquezas al país; el otro logró hacerlas desaparecer.

Por tanto, contra la política colbertista de trabas, restricciones y prohibiciones al comercio interior y exterior de los
cereales, Quesnay proclama la de la libertad absoluta:

Manténgase intangible la libertad de comercio; pues la política de comercio exterior e interior más segura, más exacta y
47
más provechosa para la nación y para el Estado, consiste en la plena libertad de competencia.

La libertad de exportación de cereales retiraría del mercado nacional una parte considerable de la oferta, con lo que el
precio de éstos tendría que subir. Igualmente, la libertad de circulación interior haría que los cereales pasaran de las grandes
zonas productoras a las de consumo, con lo que el precio se estabilizaría en el país y subiría también en los centros
productores. La consecuencia de la subida de precios sería un aliciente poderoso para la inversión en el campo que se
48
traduciría en creación de riqueza nacional.

No se confunda de ninguna manera la política liberal de comercio defendida tan vigorosamente por los fisiócratas con la
idea de que el comercio es una actividad productiva. Ya hemos repetido varias veces que sólo la agricultura origina el
producto neto. La libertad de comercio la propugnan los fisiócratas únicamente como un medio para favorecer a la
agricultura, pues ayuda a elevar el precio de los cereales. De ninguna manera es una causa de la riqueza nacional. La
comparación que ellos emplean es muy luminosa. El comercio es como una ventana que deja pasar la luz, pero no la produce.
La libertad de comercio, suprimiendo los obstáculos a la circulación interior y exterior de los cereales, permite que se logre el
buen precio de éstos.

Si se ha entendido bien esta distinción, se comprenderá por qué la política fisiocrática en materia de comercio exterior no
tendía a lograr el mayor comercio posible, sino la mayor libertad de comercio. Para los mercantilistas, el comercio exterior era
el medio necesario para obtener la balanza comercial favorable. Y dada su concepción o su medida de la riqueza, a mayor
saldo favorable, mayor enriquecimiento. Pero para los fisiócratas el comercio es únicamente el medio que permite lograr el
"buen precio" de los productos agrícolas. Por tanto, su política tiende únicamente a conseguir la mayor libertad de comercio.

Finalmente, teniendo en cuenta que la industria y el comercio son actividades estériles, los fisiócratas prefieren la
exportación de los productos agrícolas a la de los manufacturados. En éstos sólo se consigue que el extranjero pague el valor
de la materia prima y el trabajo de los obreros de la industria; en los primeros, el extranjero, además de pagar los salarios de
los campesinos y los gastos de cultivo, paga también el trabajo gratuito de la naturaleza.

b) Política de salarios altos. En oposición radical a la política de salarios bajos practicada por el mercantilisino, los
fisiócratas luchan por salarios altos.

La profundísima argumentación de Quesnay en este punto puede resumirse como sigue:

46
F. QUFSNAY: "ImpoSts", op. cit., págs. 616-617; véanse también los artículos "Fermiers", -Grains" y "-Hommes", especialmente la página 549.
47
F. QUESNAY: "Maximes générales du gouvernement économique d'un royaume agricole", Máxima 25, op. cit., pág. 955; cf. también "Lettre de M. Alpha",
op. cit., pág. 940, en la que Quesnay transcribe un extracto de las "Ephemérides" dirigido contra él. Este adversario dice a Quesnay: 'Usted no conoce sino una
sola regla del comercio (para utilizar sus propios términos); esa régla es de laisser passer y laisser faire."
48
F. QUESNAY: 'Fermiers", op. cit., págs. 448-449; 'Du commerce", página 839; "Grains", pág. 503.
El precio bajo de los cereales hace bajar los salarios, no sólo en términos monetarios, sino también en términos reales. La
disminución real de los salarios trae como consecuencia una pérdida en el poder adquisitivo de la clase humilde, que se
traduce en disminución de la demanda. La disminución de la demanda provoca finalmente una baja en la producción, en la
inversión y en la riqueza nacional.

Como se ve, la argumentación de Quesnay hace pensar en varias de las principales variables macroeconómicas de la
teoría keynesiana. Expliquemos la argumentación de Quesnay.

1. Si los cereales bajan de precio, los salarios también bajarán


49
Dice Quesnay: "el precio bajo de los productos de la tierra hace bajar los salarios de la gente trabajadora".

Nota muy bien Quesnay que los salarios nominales de los trabajadores están en proporción directa con el precio del
trigo, lo que era perfectamente cierto en la sociedad agrícola de su tiempo. Si el precio del trigo fuese de 20 libras, el obrero
ganaría 260 libras anuales. De éstas, dedicaría 200 libras a la compra de trigo para la alimentación de la familia, y le quedarían
60 libras para otros gastos. Pero si el precio del trigo bajara a 10 libras, el obrero ganaría 130 libras anuales; gastaría 100 en
trigo y sólo le quedarían 30 libras para otros artículos (cuyo precio no puede haberse reducido a la mitad a causa de esa
50
disminución en el precio del alimento). Por tanto, la baja de los salarios ha sido real, y no sólo nominal.

2. La baja de salarios reales provoca una disminución de la demanda efectiva

Que no se disminuya la holgura de las últimas clases de ciudadanos; pues en tal caso no podrían contribuir
suficientemente al consumo de aquellos productos de la tierra que sólo pueden ser consumidos en el país, lo que haría
51
disminuir la reproducción y el ingreso nacional.

Si se tiene en cuenta que uno de los factores que determinan la demanda efectiva es el nivel de ingresos reales, esta
afirmación de Quesnay es una consecuencia lógica de lo que anteriormente había demostrado.

3. La disminución de la demanda efectiva hace bajar la inversión

La razón es obvia: si los precios son bajos y la demanda disminuye, la consecuencia última no puede ser otra que la falta
de inversión en el campo, puesto que los ingresos obtenidos de la venta no compensan los gastos de producción. Así se llega
a demostrar lógicamente el resultado final que produjo la política de precios bajos para los cereales practicada por el
colbertismo: tierras sin cultivar, país empobrecido, generalización de la miseria.

La invectiva de Quesnay contra la máxima mercantilista de que "los campesinos deben ser pobres para que no sean
perezosos", está llena de indignación y de razonamiento económico de absoluta corrección. Después de calificar de "bárbaro"
ese adagio mercantilista, Quesnay hace ver que la miseria y la conciencia de estar condenados a ella de por vida, conduce
52
necesariamente a la aceptación pasiva de la miseria como único narcótico posible.

De ahí se sigue la necesidad de dedicarse al pillaje, al vagabundeo, etcétera, aceptación pasiva de la miseria como único
narcótico posible."

De ahí se sigue la necesidad de dedicarse al pillaje, al vagabundeo, etcétera.

LEGISLACIÓN DE LA TASA DE INTERÉS


En cambio, cuando los trabajadores disfrutan de ciertas comodidades, se acostumbran a ellas y desean no sólo
conservarlas para sí y sus hijos, sino aumentarlas. De ahí su ansia por entregarse con ahínco al trabajo que les permita realizar

49
F. QUESNAY: "Maximes générales du gouvernement économique d'un royaume agricole", Máxima 19, op. cit., pág. 954.
50
F. QUESNAY: nota a la Máxima 19, op. cit., pág. 973.
51
Ibid., Máxima 21, pág. 954.
52
F. QUESNAY: ]"Hommes", op.cit., pág.541.
sus ideales de una vida mejor y más segura. Por eso concluye su razonamiento con esta máxima tan digna de ser tenida en
53
cuenta: "Campesinos pobres, país pobre."

Legislación de la tasa de interés

En cuestión de comercio (interior y exterior) los fisiócratas defienden el liberalismo absoluto. En cambio, piden la
intervención del Estado para que éste fije la tasa de interés. Estas dos políticas que pueden parecer contradictorias son, sin
embargo, perfectamente lógicas con la concepción fundamental de que sólo la tierra produce las verdaderas riquezas.

Distinguen dos tipos de interés: el natural y el comercial. Los economistas clásicos harán suya más tarde esta distinción y
la aplicarán a los salarios, precios, etc.

La tasa de interés comercial es la que rige efectivamente en el mercado de dinero y de capitales, de acuerdo con la oferta
y la demanda.

El interés natural es el que viene dado por el rendimiento normal de las tierras en un país,

Quesnay pide que el Estado fije decenalmente la tasa de interés de acuerdo con el rendimiento medio de las tierras; es
decir, de acuerdo con el interés natural.

La razón es muy sencilla: si el interés comercial fuese superior al natural, desaparecería el aliciente para invertir en el
campo y las tierras quedarían sin cultivar, lo que sería la peor catástrofe económica y social que le podría suceder a un país.
Vemos que aquí también hace intervenir variables macroeconómicas esenciales en el sistema keynesiano, y que, dado el
54
principio fundamental de la fisiocracia, la medida que propone es perfectamente coherente con todo el sistema.

Legislación fiscal

Al hablar del marqués de Mirabeau dijimos ya que los fisiócratas fueron verdaderos revolucionarios en materia fiscal.

Lucharon denodadamente por la simplificación del sistema tributario y pidieron que existiese un solo impuesto y éste
sobre la renta del propietario de la tierra.

Que el impuesto no sea destructor ni desproporcionado con el ingreso nacional; que su aumento se ajuste al aumento
del ingreso; que se establezca inmediatamente sobre el producto neto de los bienes raíces; no sobre el salarlo de los hombres
ni sobre las mercancías, pues en tal caso multiplicaría los gastos de recaudación, perjudicaría al comercio y destruiría
55
anualmente una parte de las riquezas de la nación.

A primera vista esta medida fiscal puede parecer que no concuerda con la política general de la fisiocracia de impulsar el
cultivo de la tierra y de proteger a los propietarios. Pero es de una lógica de hierro.

Si la tierra es la única que produce el "producto neto" y de éste salen todos los gastos que hace el país, lo lógico es que
sólo el "producto neto" (o renta que cobran los propietarios) sea directamente gravado por el fisco. De este modo se sacan
directamente de la única fuente de riquezas los impuestos que necesita el país. Así se evitan complicaciones de inspección,
56
dobles pagos, entorpecimientos al comercio, etc.

Legislación social
En materia social los fisiócratas parten de una filosofía individualista y optimista, según la cual así como la sociedad es
igual a la suma de los individuos que la componen, así también el interés general es igual a la suma de todos los intereses
particulares.

53
F: QUESNAY: " Maximes générales du gouvernement économique dún royaume agricole", nota Maxima 20, pág.983.
54
F. QUESNAY: "Observations sur l´intéret de l´argent", págs. 763-768.
55
F. QUESNAY: Maxima 5, págs. 950-951; "Extrait des économies de M. de Sully", pág. 670, núm.7.
56
F. QUESNAY: 'Impóts", pág. 582, "Second probléme économique", paginas 973-984.
Que se conceda, pues, libertad para que cada uno busque en su actividad económica el mayor beneficio, y de esta
manera se obtendrá el máximo bienestar posible para toda la sociedad. La razón es muy sencilla: si cada uno trabaja para
obtener la mayor producción posible con el fin de ganar más, la sociedad dispondrá de mayor número de satisfactores y al
precio más bajo que sea posible, con lo que se logrará el mayor bienestar social. Así, piensan ellos, desaparecerán las grandes
diferencias entre ricos y pobres, y la sociedad estará constituida por un número inmenso de gente dichosa y probablemente
no existirá ningún miserable. En el peor de los casos, "serán en pequeñísimo número".

Se ha visto que está en la esencia del orden que el interés particular de uno solo no pueda jamás separarse del interés
común de todos; una prueba muy convincente de esto la encontramos en los efectos que produce natural y necesariamente
la plenitud de la libertad que debe reinar en el comercio para no lastimar la propiedad. El interés personal, alentado por esta
gran libertad, urge viva y perpetuamente a cada hombre en particular para que perfeccione y multiplique las cosas de que es
vendedor; para que aumente de esa manera los goces que puede proporcionar a los demás hombres y acreciente, por ese
medio, la masa de los goces que los demás le pueden proporcionar en cambio. Entonces sí va el mundo por sí mismo; el
deseo y la libertad de gozar no dejan de provocar la multiplicación de las producciones y el fomento de la industria, e
57
imprimen a la sociedad todo un movimiento que se transforma en una tendencia perpetua hacia su mejor estado posible.

De esta concepción sociológica deducían dos medidas que habían de implantarse en la sociedad para beneficio de todos.

Prohibición de las asociaciones profesionales. Las clases sociales se diferencian por las funciones que desempeñan, pero
no por sus intereses. Estos no son antagónicos sino complementarios, pues están armonizados por la naturaleza o la
58
providencia.

Por tanto, las asociaciones profesionales no tienen razón de existir. Más aún, son nocivas al orden natural y, por tanto,
deben desaparecer. Turgot preparó una ley aboliendo las corporaciones, pero su destitución por Luis XVI dejó sin efecto esta
medida. Más tarde la ley Le Chapelier, en la Revolución francesa, acabó con los antiguos gremios y dejó a los obreros
totalmente aislados frente, a los patronos. Las consecuencias iban a ser funestas para la clase trabajadora.

Exclusión del Estado del campo de la economía. Para los fisiócratas, el interés personal, en un ambiente de orden y de
absoluta libertad, es el promotor del bienestar general. Por tanto, al Estado le incumbe promover el "orden natural", la
instrucción, la recta administración, el cuidado de los caminos, etc. En el campo económico su papel debe ser meramente
pasivo. Dice Quesnay:

La mayor parte (de los males) procede originalmente de que se ha querido olvidar que el mundo marcha por sí mismo. II
mondo va da se, es un dicho italiano lleno de profundidad. Que se restablezcan el orden y la felicidad de la administración, y
que se deje que cada cosa tome su curso natural. Entonces se verá la realización de todos nuestros principios en virtud del
orden innato de las cosas. El gobierno no tendrá que preocuparse sino en facilitar las vías de comunicación, de quitar las
piedras que están sobre las carreteras, y de dejar a los competidores que se muevan con toda libertad. Porque son ellos los
59
que aseguran las riquezas de la nación.

CONCLUSION:
La idea fundamental de la fisiocracia de que la agricultura constituye la única fuente de riquezas, va a quedar muy pronto
totalmente sepultada, a pesar de la brillantez con que fue defendida.

Pero sus posiciones liberales van a trasmitirse a todo el mundo a través de los grandes economistas de la escuela clásica.
Actualmente no existe nadie que desconozca lo muchísimo que Adam Smith se inspiró en los fisiócratas y en Quesnay de una
manera particular.

57
LE MERCIER DE LA RIVIÉRE: El orden natural y esencial de las sociedades políticas, apud Silva Herzog, op. cit., págs. 183-184; cf., también, paginas 188-189.
58
GEORGE WEULERSSE: Les Physiocrates, págs. 205-210.
59
F. QUESNAY, "Philosophie rurale", op.cit., pág.727.
Los fisiócratas
d) El tableau économique

La estructura analítica que examinamos es lógicamente completa, y quien sepa integrarla de manera orgánica -Quesnay
no fue capaz de hacerlo- no echará de menos ninguno de los elementos esenciales que entran en cualquier tratado
congruente de economía pura o aplicada. La descripción general de un proceso económico estacionario que Quesnay hizo a
través de su tableau no es, como sus discípulos y casi todos los críticos han creído, el centro de tal estructura, sino una pieza
añadida a la misma -pintada, por así decirlo, en un lienzo aparte- y que, por lo tanto, puede estudiarse por separado. El
tableau representa la corriente de gastos y productos entre las diversas clases sociales, que aquí vienen a ser los
protagonistas principales de la trama económica, cosa que no ocurre en el resto de la obra de Quesnay.

Desde luego, todos los economistas han tenido siempre en su mente algún esquema de la estructura de clases de la
sociedad. Cantillon parece, sin embargo, haber sido el primero en elaborar explícitamente un esquema semejante y el primero
también en utilizarlo como instrumento de análisis. Quesnay lo tomó de él. Consecuentemente, este último distinguía entre
los propietarios de la tierra (classe des propiétaires, classe souveraine o, lo que es más significativo, classe distributive), los
agricultores-empresarios (classe productive) y todas aquellas personas que se ocupaban en actividades no agrícolas, y que
equivalían aproximadamente a la burguesía (classe stérile). Los trabajadores pueden ser considerados como una cuarta clase,
o bien añadidos, según la índole de su actividad, a la segunda o a la tercera. Esta última solución parece preferible para poner
de relieve la naturaleza del esquema, el cual, más que ocuparse de las clases en cuanto entidades sociológicas, se refiere a
grupos económicos semejantes a los que encontramos en las habituales estadísticas que reflejan, Por ejemplo, las personas
"adscritas" a la agricultura o a la industria extractiva o manufacturera. Sin embargo, sea cual fuere la solución que adoptemos,
el trabajo desempeña en el esquema de Quesnay --exactamente igual que en el de Cantillon-- un papel enteramente
"pasivo". La corriente de gastos y productos se mueve, pues, entre un "cauce de empresarios agrícolas", un "cauce de
propietarios de la tierra" y un "cauce de la clase estéril". No es necesario reproducir aquí la descripción que hace Quesnay de
esta corriente, ni entrar en los pormenores de la misma .24 Esto es todo lo que necesita retener el lector.

Supongamos que en el periodo unitario t-1 los propietarios de la tierra han recibido y acumulado, a través de diversos
pagos, la renta que los agricultores les deben, de tal manera que, al comienzo del periodo t, poseen en efectivo el conjunto
del ingreso nacional neto (en el sentido que Quesnay lo define), mientras que los individuos de las demás clases están prestos
a vender y a producir. Se trata ahora de seguir los diversos rodeos de esta renta, es decir, del ingreso neto, a través de la
economía. Supongamos que asciende, en total, a 1000 unidades monetarias. Los propietarios -también lo supondremos así-
gastan 500 unidades de esta renta en productos agrícolas y las otras 500 en productos manufacturados, es decir, en
productos de la clase estéril, la clase que no produce plusvalia. Las 500 unidades que los empresarios agrícolas recuperan así
(tales unidades proceden de los pagos que ellos mismos han hecho en concepto -le renta durante el periodo t-1) se duplican
mediante su actividad productora de plusvalla, elevándose hasta 1000. De esta cantidad, la mitad va a manos de los
propietarios como pago de la renta (que no será gastada hasta el periodo t-1), un cuarto se "consume" dentro del propio
sector agrícola y el otro cuarto va a parar a la clase "estéril" como pago de las manufacturas que los agricultores usan. La
clase "estéril" no hace más que reproducir lo recibido, sin agregar a ello valor alguno; de las 500 unidades recibidas de los
propietarios, 250 se emplean en cubrir las necesidades de productos manufacturados que los industriales y sus obreros
tienen, y las otras 250 en adquirir alimentos y materias primas a los agricultores, en cuyas manos esta cantidad vuelve a
duplicarse, creciendo hasta 500 unidades. Lo mismo ocurre con las 250 unidades y con todas las demás cantidades que
posteriormente la clase "estéril" va recibiendo de los agricultores. Éstos duplican siempre las sumas que reciben, y el resultado
obtenido lo emplean, a su vez, en pagar la renta a los propietarios (renta que éstos gastarán en el periodo t-1), en el consumo
de los propios productos agrícolas y en nuevas compras de manufacturas. Puede verse con facilidad que, si se escoge
convenientemente la amplitud del periodo unitario, al final del mismo encontraremos que las 1000 unidades del ingreso neto
han vuelto a las manos de los propietarios de la tierra, los cuales, al principio del periodo t-1, las gastarán nuevamente,
iniciándose así, otra vez, el proceso completo. El lector observará que todo esto, si se prescinde de su forma gráfica, no es
otra cosa que un desarrollo más detallado del esquema de Cantillon.25 Pero ¿qué utilidad tiene este cuadro y cuál es la
naturaleza de la contribución analítica que en él se contiene?

Antes de nada debemos advertir que, en lo que se refiere a la concepción misma de tal esquema, los rasgos
específicamente fisiocráticos contenidos en el tableau carecen de importancia. Sobre éstos ya hemos dicho lo que teníamos
que decir, y, por lo tanto, podemos prescindir ahora de la posición central que Cantillon y Quesnay asignaban a los
propietarios y a sus gastos: para nuestro objeto, podríamos partir igualmente de una cualquiera de las otras dos clases.
Tampoco nos interesa ahora el principio -para Quesnay fundamental- según el cual toda suma que va a parar a los
agricultores se incrementó (se duplica) mediante su actividad, mientras que las que llegan a los industriales no experimentan
ningún crecimiento. Estos puntos pueden ser adaptados por cada analista según convenga a su esquema teórico. Por nuestra
parte, nos interesa ahora el concepto del tableau en cuanto instrumento de análisis, el método mismo del tableau. En él hay
tres aspectos que merecen particular atención.

En primer lugar el método del tableau permíte obtener una extraordinaria simplificación. En la realidad, la vida económica
de una sociedad no socialista consiste en una multitud de relaciones o intercambios entre empresas individuales y economías
internas. En torno de tales relaciones, podemos establecer algunos teoremas, pero nunca es posible observarlas todas. Sin
embargo, si se sustituyen por relaciones entre clases o por intercambios entre agregados de clases (o de otro tipo), el número
ingente de variables que intervienen en el problema económico se reduce inmediatamente a unas cuantas que pueden
manejarse y estudiarse con facilidad. Reservamos este aspecto para ulterior examen, y aprovechamos ahora la oportunidad
para poner de manifiesto un punto que, aunque diferente, está relacionado con él. Una simple mirada al tableau sugiere la
idea de un "producto nacional" o "producto total" que se engendra a través de una serie de operaciones y se "distribuye" a
través de otra serie distinta. Esta idea nos es tan familiar que pocas veces percibimos hasta qué punto la abstracción que
implica está alejada de la realidad. En una sociedad socialista la producción y la distribución son ciertamente procesos
distintos. Pero en la sociedad capitalista no son más que aspectos diferentes de un proceso único: en tal sociedad, la mayor
parte de los ingresos se forman a través de operaciones y de relaciones que constituyen, precisamente, la producción en
sentido económico, considerada como distinta de la producción en sentido tecnológico. No obstante, esta concepción
realista de la formación del ingreso -aunque en sí misma no implica desventaja alguna que justifique su abandono- sólo ha
predominado esporádicamente.26 Entre los economistas franceses predominó siempre el concepto fisiocrático de
distribución, y lo mismo puede decirse de los economistas ingleses, que lo adoptaron, tal vez bajo la influencia de J. B. Say, a
principios del siglo XIX. Independientemente de esto, el concepto de producto total anual y el, de su valor (valeur de la
reproduction annuelle) tienen, por supuesto, su propia utilidad. Ambos fueron adoptados por A. Smith.

En segundo lugar, la simplificación del análisis que logra el método del tableau abre grandes posibilidades para la teoría
numérica. Quesnay fue mucho más consciente de estas posibilidades que Cantillon y, en lo que a este particular aspecto se
refiere, desarrolló considerablemente la obra de este último. Se entregó afanosamente a recopilar datos estadísticos e intentó
estimar los valores del producto anual y de otros agregados, es decir, realizó un trabajo genuinamente econométrico. Este
aspecto ha adquirido también renovado interés en nuestro tiempo a través de la gran obra de Leontief.27 la cual, aunque en
los fines y en las técnicas es completamente distinta de la de Quesnay, ha dado una nueva vida al principio fundamental del
método del tableau. Marx, que está situado entre ambos, no intentó hacer su esquema estadísticamente operativo.28

En tercer lugar (y éste es el punto más importante), el tableau de Cantillon- Quesnay, fue el primer método empleado
para enunciar explícitamente una concepción de la naturaleza del equilibrio económico. Parecería imposible, si los discípulos
entusiastas no lo hubieran hecho, exagerar la importancia de esta concepción. La economía, como toda ciencia, empezó
investigando relaciones "locales" -es decir, circunscritas a un ámbito determinado-- entre dos o más magnitudes económicas,
como por ejemplo, la relación entre el precio de una mercancía y la cantidad disponible de la misma en un mercado concreto.
En otras palabras: la economía empezó con "análisis parciales" (véase infra, parte cuarta, cap. 7, sec. 6). Los esfuerzos
inconexos de este género se orientaron inicialmente hacia cuestiones que presentaban por casualidad algún interés práctico,
o que por cualquier razón suscitaban curiosidad. Sólo lenta- mente comenzó a presentarse ante la mente del analista la
evidencia de algún tipo de conexión entre todos los fenómenos económicos, alguna interdependencia general. Ya hemos
visto que los mejores Discourses of Trade del siglo XVIII, por ejemplo, los de Child y Pollexfen o, aún más, los escritos de
Davenant, contienen síntomas inequívocos de una conciencia de este hecho cada vez más clara. Sin embargo, ninguno de
ellos se preocupó de investigar la forma de esta dependencia entre los fenómenos económicos. Todos la dieron por supuesta
y, en consecuencia, o no fueron capaces de elevarla hasta el plano de la formulación explícita o no creyeron en la necesidad
de hacerlo.

Estaban muy lejos de percibir que esta interdependencia general constituye el hecho fundamental, cuyo análisis es la
fuente principal de las contribuciones que la actitud específicamente científica puede añadir al conocimiento de los
fenómenos económicos que el hombre práctico posee; estaban muy lejos de comprender que las más importantes de todas
las cuestiones específicamente científicas consiste en decidir si pueden rededucirse, del análisis de tal interdependencia,
relaciones suficientes para determinar ( de ser posible unívocamente) todos los precios y todas las cantidades de productos y
de servicios productivos que constituyen un “sistema” económico. En una ocasión anterior he dicho que el primer
descubrimiento de sí misma. Pero éste no equivale al descubrimiento de su problemática fundamental. Este último sobreviene
mucho más tarde. En el caso de la economía tal descubrimiento ha sido particularmente tardío. Los escolásticos lo intuyeron
vagamente. Los economistas del siglo XVII, hombres de negocios también, se aproximaron un poco más. Isnard, Smith, Say,
Ricardo y algunos otros, cada uno a su manera, se esforzaron, o, mejor dicho, anduvieron a tientas por decidir tal cuestión.
Pero el, descubrimiento no se realizó plenamente hasta Walras, cuyo sistema de ecuaciones, que define el equilibrio (estático)
en un sistema de magnitudes interdependientes, puede considerarse como la Carta Magna de la teoría económica,
incluyendo también --como parte esencial de la analogía- las imperfecciones técnicas de este monumento del derecho
constitucional (véase infra, Parte cuarta, cap. 7, sec 7). La historia del análisis económico desde Child a Walras, al menos el
núcleo de la teoría "pura", podría escribirse como una ascensión gradual de esta concepción hasta la luz de la conciencia.

Ahora bien, Cantillon y Quesnay tuvieron esta concepción de la interdependencia general de todos los sectores y de
todos los elementos del proceso económico, en el cual -así se expresaba Dupont- nada está aislado y cada cosa depende de
todas las demás. Su mérito específico -compartido en cierta medida por Boisguillebert- consiste en que, aunque no
percibieron las posibilidades del método, posibilidades que más tarde Isnard vislumbraría, explicitaron a que- la concepción
en forma original, esto es, por medio del lableau: aunque les fue completamente extraña la idea de representar la lógica pura
del proceso económico mediante un sistema de ecuaciones simultáneas, supieron construir un esquema ordenado del
mismo. Este método era, en un cierto sentido, primitivo y carente de rigor, y a ello se debe precisamente que haya quedado
marginado en el curso histórico de nuestra ciencia y que el análisis se desarrollase en otra dirección. Hay, sin embargo, otro
aspecto en el que el tableau era superior al método lócamente más satisfactorio- a través de el se representaba el proceso
económico (estacionario) como una corriente circular que en cada periodo se concluye para volver a empezar. El método del
tableau no es, pues, solamente un modo eficaz de poner de relieve que el proceso económico es lógicamente perfecto, es
decir, algo completo en sí mismo, sino que también tiene la virtud de resaltar algunos aspectos de aquél (en particular, las
secuencias de la corriente económica) que no aparecen tan claramente en un sistema de ecuaciones simultáneas.
Naturalmente, implica también, como ya hemos advertido, una simplificación de la teoría del equilibrio general: Queanay
identificaba este tipo de equilibrio --es decir, el del sistema económico en su conjunto, distinto, pues, al de alguno de sus
pequeños sectores-- con el equilibrio de los agregados sociales, exactamente igual que los modernos keynesianos.
GUÍA DE AUTOEVALUACIÓN

Preguntas abiertas
Responda a los siguientes cuestionamientos

3.1 Explica brevemente a partir de que teorías se fundamenta la escuela fisiocrática.

3.2 Comenta ampliamente sobre que aciertos se fundamente la teoría agraria de la fisiocracia.

Preguntas Opción múltiple


Elije la opción correcta y anótala en el paréntesis

3.3. ¿Cuáles son las dos teorías fundamentadas que constituyen la fisiocracia? ( )

a) La teoría de la agricultura y del orden y libertad.

b) La teoría de la producción.

c) La teoría del consumidor.

d) La teoría de la riqueza.

3.4. Quesnay señala que hay tres clases sociales: ( )

a) Capitalistas, obreros y Estado

b) Nobles, campesinos y burgueses.

c) La productiva, la de los propietarios y la estéril.

d) Esclavos, esclavistas y gobierno.

Preguntas Falso-Verdadero
Coloca en el paréntesis “V” si el siguiente enunciado es verdadero y “F” si es falso.

3.5. Para los fisiócratas la clase productiva la constituyen los ciudadanos que se ocupan en otros servicios y en trabajos
distintos de la agricultura ( )
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

 NAPOLEONI, Claudio. Fisiocracia, Smith, Ricardo, Marx. Oikos-Tau, S.A. Ediciones, Madrid, 1994.

 DOMÏNGUEZ Torreiro, Francisco: El papel de la fisiocracia en nuestros días. Revista Colega Economía, julio
diciembre N° 001-002, Universidad Santiago de Compostela, España.

Para cubrir la información de los subtemas, consultar las siguientes fuentes:

Fichas bibliográficas de los documentos

Documento Ficha

3.A GONNARD, Rene,

HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS,


Libro III, Capítulo III “El agrarismo de los fisiócratas”
Edit. Aguilar, Madrid, 1968,
Págs. 182-194.
3.B SCHEIFLER Amézaga, Xavier,

HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO,


Edit. Trillas, México, 1969,
Págs. 107-147.
3.C SCHUMPETER, J.A.,

HISTORIA DEL ANÁLISIS ECONÓMICO I,


Edit. Fondo de Cultura Económica, México, 1984,
Págs. 221-229.

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