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DEFINICIÓN

La economía clásica es una escuela de pensamiento económico que


se basa en la idea de que el libre mercado es la forma natural del
funcionamiento de la economía y que esta produce progreso y
prosperidad. Sus principales exponentes son Adam Smith, Jean-Baptiste
Say y David Ricardo.

La economía clásica reorientó el pensamiento económico alejándose


del enfoque que se basaba en las preferencias de los gobernantes o las
clases sociales. Los clásicos enfatizaron los beneficios del libre comercio y
desarrollaron un análisis organizado del valor de los bienes y servicios
como reflejo de su costo de producción.

Los economistas clásicos se oponían a la intervención del gobierno en el


mercado a través de controles de precios, cuotas, regulaciones o
cualquier otro mecanismo que alterara su normal funcionamiento.

ORÍGENES DE LA ECONOMÍA CLÁSICA


El inicio de este pensamiento
económico se suele fijar en el año
1776, cuando se publicó la obra
de Adam Smith “Una
investigación sobre la naturaleza
y causas de la riqueza de las
naciones”.

Los economistas clásicos


intentaron explicar el crecimiento
y el desarrollo económico. Elaboraron sus teorías acerca del “estado
progresivo” de las naciones en una época en la que el capitalismo se
encontraba en pleno auge tras salir de una sociedad feudal y en la que
la revolución industrial provocaba enormes cambios sociales.

Los economistas clásicos reorientaron la economía, alejándose del


análisis previo que se centraba en los intereses personales del gobernante
y/o las clases gobernantes. El fisiócrata François Quesnay y Adam Smith,
por ejemplo, identificaron la riqueza de la nación con el producto
nacional bruto, en lugar de con la tesorería del rey o del estado. Smith
veía este producto nacional como derivado del trabajo aplicado a la
tierra y al capital. Ese producto nacional se divide "naturalmente" entre
trabajadores, terratenientes y capitalistas, en la forma de salario, renta y
beneficios.
La economía clásica fue desplazada en gran parte por escuelas de
pensamiento marginalistas, que derivaban su concepto de valor de
la utilidad marginal que los consumidores encontraron en un bien en
lugar del costo de los gastos envueltos en producirlo.

CARACTERÍSTICAS DE LA ECONOMÍA CLÁSICA

Su investigación económica fue


ordenada y sistemática; es decir,
científica y estaba encaminada a
descubrir leyes económicas. Estudiaron los
principios del funcionamiento del sistema
capitalista de su tiempo. Hablaron del
proceso histórico que dio origen al
capitalismo y se refirieron en parte a la
evolución futura del sistema. Buscaban
dar una idea general del
comportamiento general de la
economía. Siguieron desarrollando la
teoría del valor expresado por William
Petty.
La metodología de los clásicos estaba fuertemente influida por los
desarrollos científicos tempranos, derivados de Newton y la
tradición crítica o analítica trazable a Kant.
Los clásicos buscaban fundar sus posiciones en el estudio empírico o de
la realidad a fin de formular, generalmente, modelos conceptuales que
les permitieran enunciar leyes naturales relevantes al área de estudio,
consecuentemente utilizaban extensiva, pero no exclusivamente,
el razonamiento inductivo.
Lo anterior parece sugerir, en general, una concepción "estática" de
las relaciones económicas, en el sentido que esas se basan o deben a
leyes que, al igual que las leyes físicas, se supone son eternas y universales.
La política de unas naciones ha fomentado extraordinariamente las
actividades económicas rurales, y la de otras: las urbanas. Difícilmente se
encontrará una nación que haya tratado con la misma igualdad e
imparcialidad esas distintas actividades. Desde la caída del Imperio
Romano la política de Europa ha favorecido más las artes, las
manufacturas y el comercio (actividades económicas propias de las
ciudades) que la agricultura; actividad económica rural. En el Libro
tercero se explican las circunstancias que dieron origen a esa política, y
aconsejaron aplicarla.". Dado un plan exitoso se obtiene: "La gran
multiplicación de producciones en todas las artes, originadas en la
división del trabajo, da lugar, en una sociedad bien gobernada, a esa
opulencia universal que se derrama hasta las clases inferiores del pueblo.
Todo obrero dispone de una cantidad mayor de su propia obra, en
exceso de sus necesidades, y como cualquier otro artesano, se halla en
la misma situación, se encuentra en condiciones de cambiar una gran
cantidad de sus propios bienes por una gran cantidad de los creados por
otros; o lo que es lo mismo, por el precio de una gran cantidad de los
suyos. El uno provee al otro de lo que necesita, y recíprocamente, con lo
cual se difunde una general abundancia en todos los rangos de la
sociedad."

OBJETIVOS DE LA ECONOMÍA CLÁSICA


Como es generalmente aceptado13 la economía o escuela clásica tiene
las siguientes áreas de interés.

 El foco de atención son los grupos o clases de individuos. La economía


clásica (llamada economía política) estudia lo que determina
los salarios recibidos por los trabajadores en general más que lo que
cada trabajador individual recibe; o qué ocasiona que la tasa de
ganancia suba o baje, más que los factores que ocasionan la
ganancia de una empresa particular, etc.

 Interés en la generación e incremento de la riqueza general o de


las naciones(lo que ahora se conoce como Crecimiento económico).
El aumento en la riqueza era conceptualizado debido a la generación
de lo que desde los tiempos de los fisiócratas se llamaba plusvalía. Por
ejemplo, el resultado de la producción agrícola es –generalmente–
superior a la semilla usada. Esa cantidad "extra" es plusvalía e implica
que la riqueza ha aumentado. Esa generación de plusvalía es
percibida como dependiente, no solo de los factores de
producción sino de una multitud de elementos y fenómenos tales
como las formas de organización e intercambio de los mismos, tanto
a nivel empresarial como social. El famoso ejemplo de la fabricación
de alfileres de Adam Smith muestra como una nueva forma de
organización de la producción lleva a una producción superior o extra
a la obtenida anteriormente, sin uso de recursos (trabajo, bienes de
capital, etc.) adicionales. Adicionalmente a partir de los clásicos el
cómo el gobierno se aproxime a las actividades productivas, por
ejemplo, permitiendo o restringiendo la libertad de comercio, no
puede ser ignorado en el análisis económico.

Adam Smith nació en Kirkcaldy (Escocia) el año 1723 y fue el único hijo del
segundo matrimonio de Adam Smith, oficial de aduanas, y Margaret Douglas.
Poco más se sabe de su infancia, a excepción de que a la edad de 4 años fue
raptado por una banda de gitanos, siendo rescatado gracias a la acción de
su tío. «Me temo que no hubiera sido un buen gitano», comentó John Rae, su
principal biógrafo. Más allá de este incidente, la vida de Smith fue
singularmente tranquila, y su historia es esencialmente la de sus estudios y sus
libros.1
En 1737, a la edad de 14 años, habiendo concluido su curso en la escuela
local de Kirkcaldy, Smith ingresó en la Universidad de Glasgow, donde fue
influido por «el nunca olvidado» Francis Hutcheson, el famoso profesor
de filosofía moral, lo que a la postre le valdría ser incluido en la escuela
histórica escocesa. Es en esta asignatura, en la que se dedicaba una parte a
la moral práctica, en la cual Smith basaría gran parte de La riqueza de las
naciones. Luego de su graduación en 1740, Smith obtuvo una beca
para Oxford, donde estudió por seis años en Balliol College, una universidad en
decadencia, como sostendría en su obra La riqueza de las naciones.
De vuelta a la casa de su madre en 1746, Smith se dedicó a buscar un empleo
adecuado a la vez que continuaba sus estudios. Entre 1748 y 1751, fue profesor
ayudante de las cátedras de retórica y literatura en Edimburgo, bajo el
mecenazgo de lord Henry Kames, quién también le empleó como
conferenciante sobre las mismas materias.1 Durante este período estableció
una estrecha amistad con el filósofo David Hume, amistad que influyó mucho
sobre las teorías económicas y éticas de Smith.
En 1751, fue llamado por la Universidad de Glasgow para ocupar
primeramente la cátedra de lógica y, al año siguiente, la de filosofía moral.
Este último cargo lo ejerció por 12 años, período que luego describiría como «el
más útil y por tanto el más feliz y honorable de mi vida». Su curso de filosofía
moral estaba dividido en cuatro partes: teología natural, ética, jurisprudencia,
y economía política. En 1759 publicó su primer libro, Teoría de los sentimientos
morales, que incorporaba la segunda parte de su curso, y que casi
inmediatamente estableció su reputación académica y literaria. Publicó un
ensayo sobre «La Primera Formación de los Idiomas», que fue incluido como
apéndice en posteriores ediciones de los Sentimientos Morales (se publicaron
seis ediciones durante su vida).1
En 1763, el poderoso aristócrata Charles Townshend ofreció a Smith una
pensión vitalicia a cambio de que sirviera como tutor de su hijastro, el III duque
de Buccleuch, durante un viaje de tres años por Suiza y Francia. En este viaje
conoció a los fisiócratasfranceses (entre ellos, Quesnay y Turgot), que
defendían la economía y política basada en la primacía de la ley natural, la
riqueza y el orden, y se encontró con su viejo amigo David Hume. También
conoció a otros pensadores ilustrados, como Voltaire, Benjamín
Franklin, Diderot, D'Alembert y Necker.2 En 1766 la repentina enfermedad y
muerte de Hew Scott, el hermano del Duque, puso fin al viaje, forzando un
repentino retorno a Gran Bretaña.
En 1779 viajó a Londres, llevándose su manuscrito consigo, y durante cinco
años vivió en Londres, donde su círculo de amigos incluía a Edward
Gibbon y Edmund Burke. En esa época murió su amigo David Hume, motivo
que llevó a Adam a publicar la «Carta a William Strahan» a modo de obituario.
Debido a sus libros especialmente críticos a la religión, los elogios a Hume
provocaban grandes protestas en todo el Reino Unido. Smith habría de anotar
después: «Una simple e inofensiva hoja de papel... me causó diez veces más
vituperios que el violento ataque que realicé en contra de todo el sistema
comercial de la Gran Bretaña».
Fue nombrado director de Aduana de Edimburgo en 1778, puesto que
desempeñó hasta su muerte el 17 de julio de 1790 a causa de una
enfermedad, viviendo con su madre y su prima, Janet Douglas, en Edimburgo.
En 1787 fue nombrado Rector Honorífico de la Universidad de Glasgow, cargo
que ocupó hasta 1789. Adam Smith murió a la edad de 67 años.

Con Adam Smith nace el liberalismo económico. Influido intelectualmente


entre otros por Quesnay y David Hume, Smith escribe uno de sus principales
libros “Acerca de la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones”,
considerado “la Biblia” de la Economía Política.
Smith venía observando el gran incremento de la producción de bienes que
vivía Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII, en plena revolución
industrial.
Su pregunta no difería mucho de la de fisiócratas y mercantilistas: ¿de dónde
sale la riqueza de una nación? Dos conceptos aparecen como respuesta, a
partir de los cuales se construye todo un programa político que ha tenido
repercusiones hasta nuestros días:
La división del trabajo como fuente de productividad y
El papel del mercado
La productividad: Adam Smith sostiene que la productividad aumenta a
medida que se incrementa la división del trabajo.
La productividad, considerada como la capacidad de producir una cierta
cantidad de bienes con un conjunto de recursos dados, será mayor si el
trabajo se divide entre especialistas que cumplan funciones definidas. Si bien
no lo vamos a reproducir aquí, es famoso el ejemplo de Smith sobre la fábrica
de alfileres.
A la división del trabajo, producida al interior de la fábrica, Smith la llama
división técnica del trabajo.
Si se demuestra que la división técnica del trabajo puede aumentar la
productividad en un establecimiento, esto también puede ser cierto para una
nación entera, razonaba Smith, denominándola división social del trabajo.
Habría un ahorro de tiempo, y por ende más y mejores bienes. La riqueza de
esa comunidad habrá sin duda aumentado con respecto a la de un
hipotético mundo sin división del trabajo.
También debemos recordar que Smith, en su faceta de filósofo y moralista,
también observaba los efectos negativos de esta hiper-especialización en el
trabajo que postulaba el Smith economista: él ya notaba y se lamentaba
porque el operario se transformaba en el personaje de Charles Chaplin en
“Tiempos Modernos”, un ser que realizaba durante muchas horas del día la
misma monótona tarea, con la consiguiente pérdida de otras capacidades de
la mente por desuso.
El mercado: en la visión de Smith, aquellos bienes provenientes de la división
del trabajo se deben distribuir a través del intercambio del mercado.
Existe una propensión natural a hacerlo, que proviene de las propiedades
naturales del ser humano hacia “la razón y el habla”.
Los seres humanos, que han producido y tienen en su poder los bienes en los
que se especializaron, se los ceden a otros no por caridad, sino porque
esperan obtener un beneficio. “No esperamos nuestra cena de la
benevolencia del panadero o del carnicero, no apelamos a su misericordia,
sino a su interés”.
Y a través de este razonamiento Smith institucionaliza el ser humano
maximizador que sería hasta nuestros días modelizado por la mayoría de los
teóricos de la economía, el ser humano de la mano invisible –visión que según
algunos economistas Nash habría destruido matemáticamente hace algunas
décadas con su “Teoría de Juegos”-.
Según Smith, cada uno trata de obtener para sí, egoístamente, el máximo
beneficio de ese intercambio.
Tratará para ello de producir los mejores bienes y de hacerlo lo más barato
posible, para ganarle a sus competidores. Como todos los miembros de la
comunidad harán lo mismo, el conjunto de bienes existentes aumentará el
máximo del que es capaz.
Así, sin que nadie lo decida centralmente, a partir de un sinnúmero de
decisiones individuales, se obtendrá un máximo u óptimo social. Y todo gracias
a “la mano invisible del mercado”.
Cualquier intervención del Estado, por más bienintencionada que sea, sólo
logra trabar el funcionamiento del mercado, disminuyendo el óptimo social,
razonaba Smith, criticando directamente a los mercantilistas. Decía Smith que
el gobierno sólo debe tener cuatro deberes:
La defensa contra la agresión extranjera,
La administración de justicia,
El sostenimiento de obras e instituciones públicas que no son rentables para los
particulares y
La defensa de la propiedad privada.
También Smith diferenciaba entre valor de uso y valor de cambio de los
bienes.
El primero expresa la utilidad de un objeto para quien lo usa, el segundo
expresa la capacidad para comprar otros productos. Por ejemplo el agua
tiene mucho valor de uso y poco de cambio, mientras que los diamantes poco
valor de uso y mucho de cambio, para ilustrar el razonamiento Smith.
Finalmente Smith llega a la equivocada conclusión de que la medida real del
valor de todas las mercancías es el trabajo, o sea el esfuerzo que requiere
producir dicha mercancía y también el trabajo que se puede ahorrar al
intercambiarla por otra mercancía.
Por lo tanto el precio de toda mercancía se compone de salarios, beneficios y
renta.

CAPITULO I

La División del Trabajo.

El aumento considerable en la cantidad de productos que un mismo numero de


personas puede confeccionar, como consecuencia de la división del trabajo,
procede de tres circunstancias distintas:

1) De la mayor destreza de cada obrero en particular. Los trabajadores a medida


que repiten un trabajo van adquiriendo nuevas habilidades y por ende haciendo
el trabajo mucho más rápido, dedicándose una sola labor, que a varias distintas.

2) Del ahorro de tiempo que comúnmente se pierde de pasar de una ocupación a


otra. Si los trabajadores deben cambiar constantemente de actividad, hay un
tiempo que se pierde mientras termina una y comienza otra, lo que se conoce hoy
como el “set up” o puesta a punto de actividad o una maquina. Además cuando
un trabajador comienza una nueva actividad nunca esta preocupado al 100% de
esa labor, por ende tiene un tiempo perdido hasta que logra trabajar
eficientemente.
3) De la invención de una gran numero de maquinas. Un factor no menor que ha
mejorado la productividad es el uso de la maquinaria correcta, para un
determinado trabajo. Como el trabajador se encuentra especializado en una
máquina el puede realizar mejoras a ellas, para aumentar su productividad.

CAPITULO II

Del Principio que motiva la División del Trabajo.

Lo que motiva principalmente a la división del trabajo es la necesidad del hombre


de permutar, cambiar y negociar una cosa por otra.

Por ejemplo uno nunca ha visto a dos perros intercambiar justamente un hueso, ni
los seres humanos, ni ninguna otra clase de persona hace eso. Cuando uno
necesita algo va donde la persona lo tiene y lo persuade para obtenerlo. Dame lo
que necesito y tendrás lo que deseas, es el principio de cualquier oferta. Como
necesitas permutar o comprar cosas es que lo que origino la división del trabajo.

Hay un ejemplo de una tribu una persona es mas hábil en hacer flechas y arcos,
generalmente los va a cambiar a otro de la tribu que sea mejor cazador, por
carne o caza y el se dedicara a la confección de arcos y flechas. Así como esta
persona es buena en hacer arcos y flechas, hay otra que es buena en hacer la
cubierta para las carpas, este es el carpintero.

Los hombres son iguales, la especialización en determinadas actividades no es la


causa de la división sino talvez el efecto de ella. Por ejemplo lo hombres nacen
iguales, si uno ve dos niños hasta la edad de los 8 o 10 años no hay diferencias,
después de esta edad comenzaran a diferenciarse según el grado de educación
y sus gustos personales.

CAPITULO IV

Del origen y uso de la moneda.

Una vez implantada la división del trabajo, el hombre vive en régimen de


intercambio. Las dificultades del trueque inducen a adoptar un bien económico
como dinero.

Tan pronto como se estableció la división del trabajo solo una pequeña parte de
las necesidades de cada hombre se pudo satisfacer con el producto de su propio
trabajo. El hombre cubre sus necesidades cambiando el remanente del producto
de su esfuerzo, por otras porciones del producto ajeno. El hombre vive así, gracias
al cambio, convirtiéndose en mercader.

Cuando comenzó a practicarse la división del trabajo, la capacidad de cambio


se vio con frecuencia entorpecida en sus operaciones. Es de suponer que el
hombre tuviera de una mercancía mas de lo que necesitaba, en tanto otro
disponía de menos. El primero en consecuencia, estaría dispuesto a desprenderse
del sobrante, y el segundo, a adquirir una parte de ese exceso. Si este ultimo no
contaba con nada de lo que el primero podía necesitar, no era posible un cambio
entre ellos.
A fin de evitar inconvenientes, todo hombre, procuro manejar sus negocios de tal
forma que en todo momento pudiera disponer, además de los productos de su
actividad peculiar, de una cierta cantidad de cualquier otra mercancía, que a su
juicio pocas personas podrían rechazar a cambio de los productos de su propio
esfuerzo.

Es muy probable que para este fin se eligieran muchas cosas diferentes. En las
edades primitivas de la sociedad se dice que el ganado fue instrumento común
del comercio.

Sin embargo, en todos los países resolvieron dar preferencia para este uso a los
metales, sobre todas las demás mercaderías. Estos eran menos perecederos y
además se podían dividir en las partes que quisiera.

El uso de metales tenia dos inconvenientes muy grandes; primero, la incomodidad


de pesarlos, y segundo, la de contrastarlos. Para evitar esto, facilitar los cambios y
fomentar el comercio y la industria, se considero necesario, colocar un sello
público sobre aquellos metales que acostumbraban a usar naciones para
comprar todo tipo de mercaderías. Tal es el origen de la moneda acuñada y de
aquellos establecimientos públicos llamados “Casas de Moneda”.Los primeros
sellos públicos de esta clase tuvieron como finalidad asegurar la finura y buena
calidad del metal.

Es así como la moneda se convirtió en instrumento universal de comercio en todas


las naciones civilizadas, y por su mediación se compran, venden y permutan toda
clase de bienes.

CAPITULO V

Del precio real y nominal de las mercancías, o de su precio de trabajo y de su


precio de moneda.

El valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y quiera cambiarlo por
otros, es igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir por mediación de ese
bien. El trabajo, por consiguiente, es la medida real del valor en cambio de toda
clase de bienes. El dinero contiene el valor de una cierta cantidad de trabajo, que
nosotros cambiamos por las cosas que encierran la misma cantidad de trabajo. El
trabajo fue el precio primitivo, la moneda originaria que sirvió para pagar y
comprar todas las cosas.

La riqueza le da a una persona los medios para adquirir poder. Su riqueza es mayor
o menor en proporción a la amplitud de esa facultad, o la cantidad de trabajo o
producto ajeno, que aquella riqueza le coloca en condiciones de adquirir.

Pero aunque el trabajo es la medida real del valor en cambio de todos los bienes,
generalmente no es la medida por la cual se estima ese valor. Es mas frecuente
que se cambie un artículo con otros y no con trabajo. Por consiguiente, parece
más natural estimar su valor por la cantidad de cualquier otra suerte de
mercancía, y no por la cantidad de trabajo que con él se puede adquirir.

Desde que el dinero se convirtió en el instrumento común de comercio, es mas


frecuente cambiar cualquier mercancía por dinero, y no por otra cosa.
El oro y la plata, como cualquier otro bien, cambian de valor; unas veces son más
caros y otras más baratos, por esto no puede ser una medida exacta. En cambio
iguales cantidades de trabajo, en todos los tiempos, tiene el mismo valor para el
trabajador.

El precio que paga deberá ser siempre el mismo, cualquiera que sea la cantidad
de bienes que reciba a cambio. De estos bienes unas veces podrá comprar más y
otras menos cantidad; pero lo que varia es el valor de los mismos, y no el trabajo
que los adquiere. Por consiguiente el trabajo, al no cambiar nunca el valor, es el
único y definitivo patrón efectivo, por el cual se comparan y estiman los valores de
todos los bienes. El trabajo es su precio real y la moneda es, únicamente, el recio
nominal.

De acuerdo con esto puede decirse que el trabajo, como los otros bienes, tiene un
precio real y otro nominal. El precio real diríamos que consiste en la cantidad de
cosas necesarias y convenientes que mediante él se consiguen, y el nominal, la
cantidad de dinero. El trabajador es rico o pobre en proporción al precio real del
trabajo que ejecuta.

CAPITULO VI

Sobre lo elementos componentes del precio de las mercancías.

Originariamente la cantidad de trabajo es la única norma de valor, pero se ha de


tener en cuenta el mayor esfuerzo requerido y el nivel desusado (poco usual) de
destreza o ingenio. En consecuencia el producto entero corresponde al
trabajador, pero cuando se utilizan bienes acumulados, algo debe abonarse
como ganancia del empresario, y el valor de la obra se resuelve en salarios y
beneficios. Los beneficios no son simplemente salarios de inspección y dirección.

Los beneficios se regulan enteramente por el valor del capital empleado y son
mayores o menores en proporción a su cuantía. El beneficio de capital forma
parte del precio de las mercancías y es completamente diferente a los salarios del
trabajo.

En estas condiciones el producto integro del trabajo nos siempre pertenece al


trabajador, si no que tiene que compartirlo con el propietario del capital que lo
emplea.

Desde el momento en que las tierras se convierten en propiedad privada de los


terratenientes, estos, desean cosechar donde nunca sembraron y exigen una
renta hasta por el producto natural de su suelo. El trabajador ha de pagar al
terrateniente una parte de lo que su trabajo produce. Esta porción constituye la
renta de la tierra, y se halla en el precio de la mayor parte de los artículos como un
tercer componente.

CAPITULO VII

Del precio natural y del precio de mercado de los bienes.

En toda sociedad existe una tasa corriente de salarios y de beneficios en cada


uno de los empleos distintos del trabajo y del capital. Dicha tasa corriente se
regula por el trabajo. Existe también una tasa de renta, que se regula por las
circunstancias generales de la sociedad donde se encuentre la tierra, y en parte
por la fertilidad del terreno.

Estos niveles corrientes se pueden llamar tasas naturales de los salarios, del
beneficio y de la renta.

Cuando el precio de una cosa es ni mas ni menos que el suficiente para pagar la
renta de la tierra, los salarios del trabajo y los beneficios del capital empleado en
obtenerla, de acuerdo con sus precios corrientes, aquella se vende por lo que se
llama precio natural. Por lo que realmente cuesta.

El precio efectivo a que corrientemente se venden las mercancías es el que se


llama precio de mercado, y puede coincidir con el precio natural o ser superior o
inferior a éste.

El precio del mercado se regula por la cantidad de una mercancía llevada al


mercado y la demanda de quienes están dispuestos a pagar el precio natural del
artículo. Estas personas se denominan compradores efectivos, y su demanda,
demanda efectiva, ya que tiene que ser suficientemente atractiva para que el
artículo sea llevado al mercado.

Cuando la cantidad transportada al mercado queda por bajo la demanda


efectiva, el precio se eleva sobre el precio natural; cuando excede la demanda
efectiva, el precio de mercado cae por bajo del precio natural; cuando, es
exactamente igual a la demanda efectiva, coinciden el precio de mercado y el
natural. La cantidad se ajusta naturalmente a la demanda efectiva cuando
excede dicha demanda, algunos de los componentes del precio están por bajo
de su tasa natural; cuando la cantidad es insuficiente, algunos de los
componentes del precio están por encima de su tasa natural.

El precio natural es el centro en torno al cual gravitan los precios reales. La


actividad económicas se adapta por si misma a la demanda efectiva, pero, en
cambio, fluctúa la cantidad producida por determinado volumen de actividad.
Las fluctuaciones afectan mas a los salarios y utilidades que a las rentas,
afectándolos en proporciones distintas, según la oferta de artículos y de la mano
de obra. Sin embargo, el precio del mercado puede mantenerse durante largo
tiempo por encima del precio natural, a causa del deficiente conocimiento
general de la obtención de elevados beneficios o como consecuencia del
empleo de técnicas secretas en las manufacturas, que pueden operar durante
largo tiempo, o por que la disponibilidad de tierras de especial calidad, es escasa,
circunstancia que luego puede operar eternamente.

Los monopolistas no satisfacen la demanda efectiva, para vender sus géneros a


un precio mucho más alto que el natural, y elevan por encima de la tasa natural
sus ganancias, ya sean salarios o beneficios.

Los privilegios de las corporaciones, estatutos de aprendizaje y todas aquellas


leyes que restringen la competencia, representan una especie de monopolio y son
capaces de mantener durante siglos el precio de algunos artículos sobre la tasa
natural, sosteniendo los salarios y beneficios por encima de su nivel natural.

El precio del mercado raras veces se sitúa durante largo tiempo por bajo del
precio natural. Cualquiera de los componentes que se pague por bajo de su tasa
natural hará que las personas interesadas, retiren una proporción de artículos
aportados al mercado, hasta no satisfacer la demanda efectiva. En consecuencia
el precio del mercado se elevara hasta alcanzar el precio natural.

Los mismos estatutos de aprendizaje y otras leyes sobre las corporaciones, obligan,
cuando la industria se debilita, a bajar los salarios.

CAPITULO VIII

De los Salarios del Trabajo.

A medida que la tierra se convierte en propiedad privada, el propietario exige una


parte de casi todo el producto que el trabajador pueda levantar, o recoge de ella
a cambio de este pago.

Cuáles son los salarios, depende del contrato hecho generalmente entre
empleador y trabajador, intereses que no son de ninguna manera iguales: los
trabajadores desean conseguir mucho, los empleadores dar lo menos posible.

Un hombre debe vivir siempre de su trabajo, y sus salarios deben por lo menos ser
suficientes mantenerlo. Deben ser iguales o mayores que sus costos.

Cuando en un país la demanda de trabajadores, oficiales, criados de cada clase,


está aumentando continuamente; cuando cada año se emplea un mayor
número de trabajadores que el año anterior, los trabajadores tienen todas las
opciones de aumentar sus salarios. Así, la escasez de mano de obra ocasiona una
competencia entre los empleadores, que hacen ofertas superiores para conseguir
a los escasos trabajadores, y se rompe así voluntariamente con la combinación
natural de empleadores de pagar lo menos posible.

Cuando un trabajador independiente, tal como un tejedor o un zapatero, obtiene,


a través de su trabajo, suficiente comprar los materiales y mantenerse, él emplea
naturalmente a unos o más oficiales con el exceso.

Estas dos acciones de aumento de bienestar individual, lleva al crecimiento a nivel


nacional. Este crecimiento continuo genera a su vez aumento de salarios. Así, este
aumento no se da en los países más ricos, sino en aquellos que crecen
continuamente.

La recompensa liberal del trabajo, por lo tanto, es el efecto necesario, y natural


para aumentar la abundancia nacional.

Cada especie de animales se multiplica naturalmente en proporción con los


medios de su subsistencia, y ninguna especie puede multiplicarse siempre más allá
de ella. La recompensa liberal del trabajo, permite proveer mejor a los niños, y por
lo tanto tener un mayor número de ellos, así, se tiende naturalmente a ensanchar y
ampliar los límites de las familias.

La demanda por hombres, como para cualquier otra materia, regula


necesariamente la producción de hombres. La recompensa liberal del trabajo, por
lo tanto, al aumentar, hace que también aumente la población.
Los salarios del trabajo son también el estímulo de la industria, que, como cada
otra calidad humana, mejora en proporción con el estímulo que recibe. Donde
están los más altos salarios, por consiguiente, siempre encontraremos a
trabajadores más activos, diligentes, y expeditivos que en donde están bajos.

En años de abundancia, los trabajadores dejan con frecuencia sus empleadores, y


confían en su subsistencia propia. El precio del trabajo, por lo tanto, se aumenta
con frecuencia en años de bonanza.

En años de la escasez, por el contrario, la dificultad y la incertidumbre de la


subsistencia, hacen que toda la gente quiera volver al servicio. Hay más gente
deseando el empleo que la cantidad de gente que puede conseguirlo
fácilmente; muchos están dispuestos a tomarlo por salarios más bajos que el
normal, y por esto, éstos se hunden con frecuencia en estos años.

CAPITULO IX

De los beneficios del capital.

Los beneficios dependen del aumento y de la disminución de la riqueza. El


aumento del capital, que hace subir los salarios, propende a disminuir el beneficio.

El beneficio varia de tal modo, que es difícil averiguar cual es el beneficio


promedio de todos los negocios. Sin embargo formamos alguna idea de ello por el
interés del dinero. Se sabe que, en cualquier parte donde se hagan grandes
utilidades recurriendo al uso del dinero, se pagara también una buena suma por
utilizarlo. Por lo tanto, cuando el interés en el mercado varía en un país, podemos
asegurar que también varían en él los beneficios ordinarios del capital, bajando si
aquél baja y subiendo si aquél sube.

Los salarios del trabajo no han cesado de subir en el mismo periodo, y en la mayor
parte de las numerosas ramas del comercio y de las manufacturas, los beneficios
del capital han ido disminuyendo.

En una ciudad emprendedora las personas que disponen de grandes capitales


para invertir no pueden conseguir todos los obreros que necesitan, y compiten
entre si para contratar los mas posibles; esto hace que aumenten los salarios y
disminuyan los beneficios. En caso contrario, en las regiones donde no existe
capital suficiente para dar empleo a todo el mundo, los obreros en demanda de
una ocupación compiten entre ellos. Esto trae como resultado que bajen los
salarios y suban los beneficios del capital.

En el caso peculiar de las nuevas colonias, se dan a la vez altos salarios y elevados
beneficios, pero probablemente estos últimos tienden a disminuir.

La disminución del capital de la sociedad o de los fondos destinados al


mantenimiento de la industria, rebaja los salarios del trabajo e incrementa los
beneficios del capital y, por consiguiente, el interés del dinero. Al bajar los salarios,
los propietarios de los capitales que van quedando en la sociedad, pueden poner
sus productos en el mercado con menos gastos que antes, y como también se
utiliza menos capital en el abastecimiento del mercado, resulta que pueden
vender más caros los productos. Sus mercaderías cuestan menos y las venden por
más: con lo cual, y al aumentar los beneficios por ambos conceptos, pueden
ofrecer un interés más alto.

La tasa más baja de beneficio debe ser más que suficiente para compensar las
pérdidas. Lo mismo debe ocurrir con el tipo de interés.

CAPITULO XI

De la Renta de la Tierra.

La renta a pagar por el uso de la tierra, por un inquilino al dueño, es naturalmente


la más alta que éste pueda pagar. El dueño exige una renta equivalente a toda la
producción, salvo lo mínimo necesario para que el inquilino viva, trabaje la tierra y
obtenga una pequeña ganancia.

Por lo tanto la renta por el uso de la tierra es esencialmente un precio de


monopolio. El inquilino no tiene alternativa que pagar lo que el dueño exija. No
tiene que ver con cuánto le corresponde sacar al dueño, sino con cuánto puede
pagar el inquilino.

Parte de la producción requiere que siempre exista una demanda tal que el
precio sea superior al costo de llevar el producto al mercado más una pequeña
ganancia. Esta es capaz de pagar una renta al dueño. Otra parte de la
producción puede o no tener una demanda que permita este precio. Esta puede
o no pagar una renta al dueño. El concepto es la demanda.

Parte 1: Productos de la tierra que proporciona siempre una reta al dueño.

La tierra casi en cualquier circunstancia es capaz de producir lo suficiente para


pagar (con el mismo producto) lo usual por el trabajo de producirlo y los costos de
llevar el resto al mercado y una pequeña ganancia para el trabajador. Se basa en
que la comida siempre tiene demanda, particularmente por quién trabaja la
tierra. Siempre queda por tanto renta para el dueño. Mientras mejor es la tierra
más eficientemente produce y el dueño gana por dos motivos: mayor producción
y menores costos de producción.

La renta por la tierra no sólo varía con su fertilidad (mayor producción posible), sino
también por su situación (cercanía a un pueblo o mercado, etc.) pues requiere
cubrir más labor para llevar los productos a mercado. Cualquier mayor eficiencia
en transporte (mejores caminos, o canales) hace posible trabajar la tierra más
remota. Esto rompe el monopolio de los productores cercanos a los pueblos y
favorece a los nuevos productores, que al ser remotos, usan mano de obra más
barata.

La tierra puede producir productos de distinto precio relativo (para pagar por el
trabajo) por lo que es mejor producir uno más que otro. Maíz o animales.

Los precios relativos de los distintos productos de la tierra varían según la demanda
que tengan en una determinada zona o la oferta en esa zona, los costos de
oportunidad de dejar de producir un producto rentable a cambio de otro, o
incluso del periodo temporal.
Los precios de un producto pueden regular los precios de otros productos en ese
mismo mercado o en otros mercados relacionados.

Se reitera que si se les abre la posibilidad, la entrada de nuevos productores a un


mercado atractivo hace bajar el precio, particularmente en mercados de alto
precio. Estos antiguos oligopolios buscaban el favor de los reyes para proteger sus
mercados y sus ganancias evitando la entrada de otros. Los oligopolios justificaban
la petición debido a la superabundancia del producto que querían proteger. Sin
embargo, el mercado automáticamente hubiese impedido la entrada de nuevos
productores si de verdad hubiese superabundancia. El mensaje es que el mercado
es capaz de regularlo de forma óptima.
TEORÍA DEL CAPITAL Y DISTRIBUCIÓN DE ADAM SMITH
Pero a la sociedad primitiva (donde el comercio era a través del
intercambio de bienes) se opone la sociedad evolucionada en la que los
capitalistas poseen y utilizan bienes de capital, y la tierra es escasa de
propiedad privada y sus propietarios la alquilan. En este caso el análisis es
más complicado. Smith adelanta dos teorías del valor contradictorias
entre sí. La primera sólo se esboza y se descarta, y será la segunda por la
que finalmente se decante Smith .

En la primera explicación, Smith resalta que, "en éste estado de cosas el


producto del trabajo no pertenece en su totalidad al obrero. Hay que
compartirlo con el propietario del capital que le hace trabajar" (p.74). De
modo entonces que el "valor que los obreros añaden a la materia se
distribuye en dos partes, una que paga los salarios y la otra los beneficios
que hace el empresario sobre la suma de fondos avanzados en forman
de materiales y salarios" (p.73) Si, como dice Smith, es el obrero el único
que produce y, más exactamente, el único que crea un valor añadido
(un excedente), las consecuencias lógicas son que: (1) debemos
conservar la teoría del valor trabajo para el caso de una sociedad
evolucionada, y (2) es necesario concluir que el beneficio es una parte
confiscada del trabajo. Esta será la via que siga Marx, pero no la
de Adam Smith.

Smith cambia de óptica y se dirige hacia una segunda teoría. En la


sociedad evolucionada, para producir cada bien se requieren tres
factores productivos: el trabajo, la tierra y el capital. Cada uno de los tres
factores percibe una remuneración y la suma de las mismas constituye el
valor de cambio. La teoría del valor se convierte así en una teoría del
coste de producción. Al mismo tiempo, esta segunda teoría del valor se
debe completar con una teoría de la distribución; es decir, con teorías
particulares sobre el salario, los beneficios y la renta. La solución retenida
por Smith al problema de la determinación del valor, es evidentemente
incompatible con la precedente y no es para nada una teoría del valor
trabajo. Pero, de cualquier modo, la posición definitiva de Smith es
suficientemente clara: "salario, beneficio y renta, dice, son las tres fuente
primarias de cualquier ingreso así como de todo valor intercambiable"
(p77).

Como hemos visto, el valor de cambio, se descompone en salarios,


beneficios y renta; es ahí a donde vemos a:
 PRECIO NATURAL
En un momento dado, existe en la economía una "tasa media y
ordinaria" para los salarios, para los beneficios y para la renta,
denominada "tasa natural". Debemos explicar como se forman
estas "tasas". El precio de un bien es la suma de las tasas
naturales, Smith se referirá a él como "precio natural". Este modo de
razonar implica, que las tasas naturales no cambian, y que el precio
natural permanece constante y en consecuencia, que la curva de
oferta permanece horizontal.

 PRECIO DE MERCADO
Se define como la demanda de los individuos dispuestos a pagar
el precio natural, es decir como la demanda de equilibrio que
atrae efectivamente a la mercancía al mercado y que asegura
que los factores de producción puedan obtener su remuneración
natural.

¿Qué relación existe entre el precio de mercado y el precio natural? La


respuesta dependerá de la relación existente entre la oferta, dada a
corto plazo, y la demanda efectiva.

Si la oferta a corto plazo es inferior a la demanda efectiva existirá un


déficit (OA) y la competencia entre los compradores establecerá un
precio por encima del precio de equilibrio (P1). Si la oferta es superior a la
demanda efectiva, existirá un excedente (OB). La concurrencia entre
vendedores establecerá el precio por debajo del precio natural (es decir
P2). Imaginemos una situación de déficit que conduce al precio P1. En
este caso, los factores de producción se remunerán por encima de su
tasa natural. Trabajo y capital se desplazarán hacia el sector en cuestión
y, si se trata de un producto agrícola, se le dedicará más tierra. El
resultado es que la oferta crecerá, reduciendo progresivamente el
déficit. El equilibrio se obtendrá en O, cuando el precio de mercado
alcance su precio natural. Evidentemente, para una situación
excedentaria, será válido el razonamiento inverso al anterior. En resumen,
la movilidad de los factores productivos asegura que el precio natural sea
el centro de gravedad alrededor del cual fluctúan constantemente los
precios de las mercancías".
DAVID RICARDO
David Ricardo nació en Londres el 18 de abril de 1772 y falleció en Londres
el 11 de Septiembre de 1823 fue un economista inglés de
origen judío sefardí-portugués, miembro de la corriente de
pensamiento clásico económico, y uno de los más influyentes junto
a Adam Smith y Thomas Malthus. Continuó y profundizó el análisis del
circuito de producción de la república, cuyo origen se remonta
a Quesnay y al fisiocratismo. Es considerado uno de los pioneros de
la macroeconomía moderna por su análisis de la relación entre
beneficios y salarios, uno de los iniciadores del razonamiento que daría
lugar a la ley de los rendimientos decrecientes y uno de los principales
fundadores de la teoría cuantitativa del dinero. Es por ello que es
invocado por familias de pensamiento económico muy diferentes, desde
los neoclásicos a los marxistas ingleses.
También fue un hombre de negocios, especulador exitoso, agente de
cambio y diputado; logrando amasar una considerable fortuna.
Otra de las ideas asociadas a David Ricardo es la equivalencia
ricardiana. Esta teoría argumenta que no importa de qué manera
financie el gasto público un país, si mediante un aumento de impuestos
o mediante emisión de deuda pública,ninguno de los dos casos, este
efecto en la economía real. Esta idea se basa en la racionalidad de los
contribuyentes de pronosticar que un aumento del gasto público
conllevará subidas de impuestos en el futuro para financiar ese gasto. Por
ello, ante un aumento del gasto público los contribuyentes reducirán su
consumo y aumentarán su ahorro para asegurarse un futuro estable y
compensar esa futura subida de impuestos. De esta manera, si la
reducción del consumo por parte de los contribuyentes es la misma que
la deuda que debe devolver el Gobierno, no se producirá ningún cambio
en la demanda agregada.
∞ ∞
𝐶𝑡+𝑠 𝑌𝑙,𝑡+𝑠 − 𝐺𝑡+𝑠
∑ = ∑ + (1 + 𝑟)(𝐴𝐴𝑡 )
(1 + 𝑟)𝑠 (1 + 𝑟)𝑠
𝑠=0 𝑠=0
David Ricardo tuvo importantes aportaciones en varias áreas de la
teórica económica convirtiéndose así en uno de los partícipes más
importantes y reconocidos de la escuela clásica de economía política

TEORIA DEL VALOR


La economía que estudiaron sus antecesores como Adam Smith y
Malthus se basaba en la agricultura y sus frutos. Había un propietario de
la tierra (que percibe la renta), un capitalista (que genera la utilidad) y
un trabajador (que cobra un salario). La forma asistemática del análisis
reproducido por Smith en su obra, trajo como consecuencia la carencia
de una teoría del valor y la distribución de carácter formal y general.

Las diferentes posiciones que se tomaran frente a ellos tendían a


defender un interés particular, ya fuera de terratenientes, capitalistas o
el mismo estado. Y es a partir de dichas discusiones que se engendró la
teoría ricardiana; en 1815, Ricardo publicó su "Ensayo sobre la influencia
del bajo precio del trigo sobre las utilidades del capital" que contenía
teorías sobre la renta y el excedente enfocadas particularmente al
sector agrario.

Aunque no es el asunto que nos concierne en el presente; el trabajo


para D. Ricardo es de gran importancia en la construcción de la teoría
del valor. Ante todo, al valor de cambio, dando por sentada una
condición previa: sin la utilidad no puede existir valor de cambio. Una
cosa que no sea útil no se intercambia, pero la utilidad no determina su
valor.

Según Ricardo el valor de cambio se fundamenta en uno de estos dos


elementos, según sean las circunstancias:
 La escasez, puesta en relación con la demanda, o la intensidad
de los deseos de quienes pretenden obtener un bien. Este
elemento interviene cuando los bienes no se pueden reproducir
por el trabajo (como las obras artísticas, monedas raras,
incunables, u otros bienes), o estén monopolizados, la escasez es
el elemento determinante del valor.
 El trabajo, necesario para la elaboración de los bienes. Éste es el
elemento determinante del valor si los bienes pueden ser
reproducidos por el trabajo humano. La mayoría de los bienes se
encuentran en esta circunstancia cuando hay libre competencia.
En este caso, la regla es: el valor de cambio es proporcional al
trabajo incorporado al bien en su producción.

A continuación veremos como el paso siguiente en la construcción


metodológica de Ricardo fue una teoría del valor trabajo que pretendía
en primera instancia expresar el valor de cambio como dependiente de
las condiciones de producción e independiente de las variables
distributivas, en clara oposición a la teoría de los componentes de
Adam Smith y cómo el resultado de esta operación, fue una teoría de
validez limitada.

A partir de los conceptos de excedente dados anteriormente


reconstruye la teoría ricardiana del valor para expresarla como una
teoría de la dificultad de producción separada de las cantidades de
trabajo.

Es así que en 1817 David Ricardo publica su libro “Principios de


Economía, Política y Tributación”

TEORÍA DEL VALOR - TRABAJO Y SUS


LIMITANTES
Ricardo en un comienzo concuerda con Smith cuando
afirma que las cantidades de trabajo incorporado son
las determinantes del valor, pero se muestra en
desacuerdo desde el momento en que Smith invalida
este principio al introducir los beneficios y la renta
como nuevos componentes del precio como resultado
de la acumulación de capital y la propiedad privada,
cualidades de la sociedad capitalista. Para Ricardo, la forma en que se
distribuya el producto no afecta las proporciones de cambio y afirma
que, en consecuencia, la única causa de variación del valor en cambio
de una mercancía es un aumento o disminución en la cantidad de
trabajo requerido en la producción. Así, en condiciones de igual
proporción entre capital fijo y salarial y con el supuesto de que la escala
salarial está dada; una variación en los salarios tiene un efecto
inversamente proporcional sobre el beneficio; además, un cambio en
estos últimos afecta a todos los sectores por igual y como se trata de
precios relativos, el efecto sobre el valor en cambio es nulo.
LA TEORÍA VALOR TRABAJO ES DE VALIDEZ LIMITADA

Cuando existen diferentes proporciones entre capital fijo y salarial, es


decir, cuando a uno de los dos capitales se le da un mayor peso en la
producción. El efecto de compensación entre las variaciones salariales
y los beneficios no es completo.

Según D. Ricardo, en condiciones de diversa composición y durabilidad


del capital "el grado de alteración del valor relativo de los bienes
ocasionado por un aumento o reducción del trabajo dependerá del
capital global empleado como capital fijo"; es decir, ante un alza en los
salarios, el precio disminuirá en los sectores en los que el capital fijo tiene
mayor peso y aumentará en los que el capital salarial es mayor al fijo.

Se deduce entonces que en estas condiciones, además de las


cantidades de trabajo incorporado la variable de distribución también
influirá sobre el precio. Ricardo tiene que aceptar la posición que en un
principio quería demostrar como inválida, pero demuestra que son las
composiciones de capital y no en realidad la variable de distribución
como tal lo que tiene influencia sobre el nivel de precios.

Concluimos así que la teoría valor trabajo es válida dentro un marco


teórico definido, con condiciones tan limitadas que rayan en lo irreal, lo
que condujo a descartar esta teoría ricardiana como explicación
general del valor.

TEORIA DE LA DISTRIBUCIÓN
David Ricardo también tuvo otros grandes aportes para el análisis
económico, el comercio internacional, las finanzas públicas, los
rendimientos decrecientes y la renta.

La Teoría de la Distribución viene a constituir nada menos que la parte


más original de la obra de David Ricardo, a pesar de que su base se
encuentra precisamente en la clasificación que Adam Smith hizo de las
rentas: renta del terrateniente, el salario del trabajador y el beneficio del
capitalista.

La diferencia fundamental entre uno y otro es que, mientras la teoría de


Smith es estática, la de David Ricardo es Dinámica; a Smith le preocupa
cómo se fija la renta en cada uno de los sectores señalados, a David
Ricardo le preocupa más cómo evoluciona la renta a través del tiempo;
por lo que se refiere a la renta, salario, beneficio, formula las más
significativas leyes.

Ahora bien, el análisis de David Ricardo se enfocó en la distribución del


ingreso; y se da la aparición de tres clases, para así darle una
explicación a su teoría, las cuales son: los capitalistas, que contribuían
en una eficiente asignación de los recursos al trasladar el capital a unos
sectores que ofrecían mayores ganancias, por otro lado comenzaron el
crecimiento económico por medio de la inversión y el ahorro. Los
trabajadores, los cuales eran los que recibían los salarios y los
terratenientes, aquellos que no favorecían al crecimiento de la
economía pero aun así ellos eran los que recibían las rentas.

David Ricardo decía que para determinar las leyes que regulan la
distribución del ingreso entre las tres clases de actores de la economía
(capitalistas, trabajadores y terratenientes) era importante señalar el
propósito de la economía, es decir, cuál era la participación de los
factores de producción en el producto nacional.

PARTE CARMEN
En economía, la ley de Say es un principio atribuido a Jean-Baptiste
Say que indica que cada oferta crea su propia demanda: Cuantos
más bienes -para los que hay demanda- se produzcan, más bienes
existirán (oferta) que constituirán a su vez demanda para otros bienes.
Dicho de otra forma; para que se pueda demandar un bien en
concreto, es necesario que antes puedan venderse otros.
Expresado en palabras del mismo Say:

Un producto terminado ofrece, desde ese preciso instante, un


mercado a otros productos por todo el monto de su valor. En efecto,
cuando un productor termina un producto, su mayor deseo es
venderlo, para que el valor de dicho producto no permanezca
improductivo en sus manos. Pero no está menos apresurado por
deshacerse del dinero que le provee su venta, para que el valor del
dinero tampoco quede improductivo. Ahora bien, no podemos
deshacernos del dinero más que motivados por el deseo de comprar
un producto cualquiera. Vemos entonces que el simple hecho de la
formación de un producto abre, desde ese preciso instante, un
mercado a otros productos.
J.B.SAY, 1803

La ley de Say también es conocida como la «ley de los mercados». Ésta


propone que la producción total de bienes en una sociedad o sistema
económico determinado implica una demanda agregada que es
suficiente para comprar todos los bienes que se ofrecen. Es decir, hay
una continuidad en el dinero circulante. Una implicación importante de
lo anterior es que una recesión no ocurre por un fallo en la demanda
por ejemplo una insuficiencia en la demanda o por carencia de dinero:
dado que el precio de venta de cada producto
genera ingresos o beneficios suficientes para comprar otro producto,
implica que nunca se puede dar una insuficiencia de la demanda
puesto que aunque las personas ahorren en el presente deberán usar
(ya sea consumir o invertir) ese dinero más adelante. Incluso en el caso
en que muchos guarden su dinero, la situación no se modificará en lo
substancial: los precios bajarán y se adaptarán al menor flujo de
ingresos, sin afectar mayormente el empleo de recursos económicos (de
la misma manera que un aumento del circulante no incrementa la
demanda, una reducción del circulante no la disminuye; sólo los precios
cambian).
Otra implicación de importancia, es que todo crecimiento económico
debería sustentarse en medidas que fomentaran la producción y no en
medidas para estimular el consumo. En las palabras de James Mill: “Si el
poder de compra de una nación se mide exactamente por el producto
anual ... cuanto más se incremente el producto anual, más - por ese
mismo acto - se expandirá el mercado nacional, el poder de compra y
las compras reales de la nación”.2
En otras palabras, la ley de Say se puede resumir en la proposición que
la oferta crea su propia demanda, En parte su intención es explicar la
imposibilidad de una situación de sobreproducción y/o desempleo de
recursos productivos. Adam Smith sugiere esto pensando que por el
simple hecho de sacar un producto al mercado este ya tenía su venta
garantizada, no en el sentido que el productor podía entonces ignorar
lo que quiere el consumidor sino de que “los recursos productivos no
permanecerán indefinidamente ociosos por falta de demanda
agregada”. Para él, eso produce una situación en la cual todos están
interesados en que el sistema funcione tan bien como sea posible, una
situación en la que el uso de los recursos económicos tiende al máximo.
Es decir, no puede haber una situación de «exceso de población». Estos
fueron los primeros esbozos de solución al problema del equilibrio
económico.
Este es también el primer paso en las teorías clásicas, tanto de Smith
como de Marx, etc., del valor. En efecto, si el proceso de producción de
un bien crea riqueza o valor, vale preguntarse exactamente qué es lo
que ha sucedido, en qué momento o a consecuencia de qué acción
específica ese valor aparece.

El dinero en metal es conocido comúnmente como moneda. Se trata


de uno de los primeros instrumentos que se crearon para facilitar el
comercio. En los inicios de las grandes civilizaciones, cuando se
descubrió la fundición del metal, se comercializaba con monedas de
metales como el cobre, la plata y el oro.
Una de las principales ventajas que ofrecían las monedas, es que en
ellas yacía un valor intrínseco por el metal del que eran fabricadas;
adicionalmente eran fáciles de almacenar y distribuir, lo que facilitaba
el comercio. Todas estas características en conjunto, permitían a las
personas poder visualizar cuán ricos eran y poder organizar sus gastos.
Sin embargo, forjar monedas con menor contenido de oro se volvió una
práctica común para falsificar dinero, y fue por ello que los gobiernos se
adjudicaron la tarea de ser entidades oficiales para la forja del dinero.
Además de esto, se penalizaba a cualquier persona que intentara
replicar las monedas.
De antaño se valoraban las monedas en base al peso y material que
poseían. Sin embargo, para poder hacer frente a la gran demanda de
monedas, se comenzaría a hacer aleaciones las cuales contenían un %
del metal precioso. Finalmente se optaría por crear monedas de
metales más comunes, los cuales representaban un valor de peso-oro o
peso-plata.
A diferencia de los billetes que usamos hoy en día, las monedas poseían
un valor por sí mismas. El billete fue creado con el propósito de respaldar
una gran suma de dinero, que de otra manera pesaría mucho en
monedas.

El concepto del dinero surge en las primeras etapas de la humanidad,


cuando se buscó una manera de estandarizar el valor de todos los
objetos. Para lograrlo se estableció el concepto del dinero, fenómeno
que se puede apreciar alrededor de culturas de todo el mundo. El
dinero era un objeto de disponibilidad limitada y en muchas ocasiones
se trataron de metales que hoy en día perduran como valiosos.
Tiempo después surgirían los billetes, o certificados de valor, los cuales
eran documentos emitidos por un Estado los cuales respaldaban un
valor equivalente en metal.

Hoy en día los billetes son el tipo de dinero (valor) más ampliamente
usados. Cada billete puede ser visto como un documento oficial
emitido por el gobierno y el cual permite el comercio dentro de su
territorio (pudiendo darse excepciones, en especial en ciudades
fronterizas entre dos países).
Sin embargo, hace tiempo que el dinero de una nación dejó de valer
en base a sus reservas de metales preciosos. De antaño, el
descubrimiento de grandes yacimientos de oro suponía un incremento
en el valor de una moneda. Pero esta práctica vino a decaer a
mediados de los 70’s.
Hoy en día el valor de una moneda depende de la oferta y
demanda que haya de la divisa en el mercado Internacional. Cabe
señalar que los gobiernos tienen prácticas para poder regular el valor
de su moneda. Una mayor emisión de monedas y billetes, supone un
decremento del valor del dinero circulante. Cuando en el mercado
internacional empieza a haber mucha demanda de una divisa, esta
aumenta de valor. Finalmente un país puede optar por recomprar su
moneda para así mantener el valor de la moneda regulado.
No siempre la moneda que más vale es la mejor, prueba de ello es el
Yen japonés el cual posee una gran demanda, sin embargo s valor por
unidad es cientos de veces menor que la del dólar estadounidense.

Este economista, cuya labor es particularmente importante por el lugar


destacado en que colocó al problema del valor -especialmente al
poner de manifiesto con claridad que los problemas de la distribución
dependen de la teoría del valor.

Entre sus aportaciones destaca especialmente la teoría de la ventaja


comparativa, que defiende las ventajas del comercio internacional y en
esencia es una ampliación de la división del trabajo propuesta por
Adam Smith.

También se la atribuye la ley de hierro de los salarios que afirma que el


salario real de los trabajadores permanecerá cercano al nivel de
subsistencia, aunque haya intentos de incrementarlos.

Además propuso la que actualmente se conoce como equivalencia


ricardiana, una idea que sugiere que en algunas circunstancias la
decisión de un gobierno de cómo financiarse (utilizar impuestos o emitir
deuda) puede no tener efecto en la economía. Irónicamente, aunque
esta equivalencia lleva su nombre, Ricardo nunca estuvo totalmente
convencido. Robert Barro hizo unas variaciones de la misma idea
utilizando la teoría de las expectativas racionales.

La Teoría de la ventaja comparativa es un argumento a favor del libre


comercio, formulada por David Ricardo. Si el país A produce un bien a
un menor costo que el país B, conviene a este último comprarlo que
producirlo. Se dice entonces que el país A tiene una ventaja
comparativa respecto al B. Consecuentemente, los aranceles tienen un
efecto negativo sobre la economía, ya que privan al consumidor de
productos baratos, y a los que producen el bien más barato, de
beneficios.

La teoría de David Ricardo constituye la esencia del argumento a favor


del libre comercio. En la actualidad los supuestos de D. Ricardo han sido
criticados fundamentalmente porque él consideraba los costos
constantes, a cualquier nivel de producción y no tomó en cuenta los
rendimientos decrecientes.
La ley del hierro de sueldos es el argumento según el cual los sueldos
tienden "naturalmente" hacia un nivel mínimo, que corresponde a las
necesidades mínimas de subsistencia de los trabajadores. Cualquier
incremento en los salarios sobre este nivel llevará a un incremento de la
población, y entonces el aumento de la competencia por obtener un
empleo hará que los salarios se reduzcan de nuevo a ese mínimo.

Título de un folleto publicado en 1817 por el economista clásico David


Ricardo, fue adoptado luego por Karl Marx, e influyó en su temprana
visión pesimista acerca de la posibilidad de que los trabajadores
puedan beneficiarse del capitalismo.

Ludwig von Mises argumentó que si se adopta este razonamiento para


demostrar que a largo plazo no es posible un incremento en el salario
medio por encima del mínimo, debe asumirse también que tampoco
una bajada de ese valor puede ocurrir.

La equivalencia ricardiana, o la proposición de equivalencia Barro-


Ricardo, es una teoría económica que sugiere que el déficit fiscal no
afecta a la demanda agregada de la economía. Fue propuesta por el
economista inglés David Ricardo en el siglo XIX.

En la teoría de la renta de la tierra elaborada por David Ricardo a


comienzos del siglo XIX. Tras señalar que las leyes de granos que
limitaban la libre importación de alimentos del exterior favoreciendo a
terratenientes en desmedro de una burguesía industrial en ascenso
formaban parte de las circunstancias que lo llevaron a elaborar un
modelo que analiza la evolución de la distribución de los ingresos entre
las tres principales clases de la sociedad. Destacamos que Ricardo tenía
como móvil de política económica favorecer al comercio libre. Pero
que el libre cambio que propicia tiene que ver con las circunstancias
históricas particulares que afectaban a la Inglaterra de su época: el
hecho de que ese país fuese el primero que emprendía una revolución
industrial.

El producto de la tierra, todo lo que se obtiene de su superficie


mediante la aplicación aunada del trabajo, de la maquinaria y del
capital, se reparte entre tres clases de la comunidad, a saber: el
propietario de la tierra, el dueño del capital necesario para su cultivo, y
los trabajadores por cuya actividad se cultiva. Pero en distintas formas
de sociedad, las proporciones del producto total de la tierra que serán
imputadas a cada una de estas tres clases, bajo los nombres de renta,
utilidad y salarios, serán esencialmente diferentes, dependiendo
principalmente de la fertilidad real del suelo, de la acumulación de
capital y de población, y de la habilidad, del ingenio y de los
instrumentos utilizados en la agricultura.

La determinación de las leyes que rigen esta distribución es el problema


primordial de la Economía Política: a pesar de los grandes avances de
esta ciencia, gracias a las obras de Turgot, Stuart, Smith, Say, Sismondi y
otros, dichos autores aportan muy poca información satisfactoria con
respecto al curso natural de la renta, de la utilidad y de los salarios.

La renta aparece cuando es imprescindible cultivar terrenos de calidad


inferior y mal situados, como consecuencia de un aumento en la
población, a fin de satisfacer necesidades de las personas excedentes,
"La escasez comparativa de los terrenos más fértiles es la fuente de la
renta".
El precio de los productos agrícolas en igualdad de condiciones, se
determina por el precio de aquel producto que haya costado más
trabajo producirlo, es decir el obtenido en condiciones más penosas o
más desventajosas.

Para evitar el uso constante de tierras que tienen diferente calidad,


Ricardo señala tres procedimientos:

1. Cultivar intensivamente las tierras más viejas. Esta medida solo puede
llevarse a cabo hasta cierto punto, debido a la probabilidad de que
resulte contraproducente.
2. Practicar la rotación de cultivos.
3. Pagar renta por los terrenos más próximos al mercado. Si no se quiere
echar mano de tierra de inferior calidad, hay que pagar por el uso de
mejores.
LA RENTA EN ADAM SMITH
El tema de la renta fue tratado por Smith como un componente
fundamental del sistema teórico que moldeó. De acuerdo con él "el
valor real de todas las mercancías se resuelve, por lo tanto, en tres
partes componentes: salarios, utilidades y renta (...) los salarios, las
utilidades y la renta no son solo las únicas fuentes de ingresos de las
diferentes clases de la sociedad, es decir, las formas en que se distribuye
el valor de las mercancías, sino que se convierten también en las 'tres
fuentes originaria (...) de todo valor de cambio".

Del desarrollo de estos postulados, Smith deriva una nueva teoría de la


renta expresada de tal manera que ésta "entra en la composición del
precio de las mercancías de una manera diferente de los salarios y las
utilidades. Los salarios y las utilidades altas o bajos son causa de los
precios altos o bajos; la renta alta o baja es efecto de estos,
corroborando el postulado de Petty.
Así, entonces, se debe entender que la renta no determina el precio
sino que esta depende de aquel. En otras palabras la renta no es una
causa sino un efecto. "Y es un efecto que solo se manifiesta si el precio
es más que suficiente para pagar salarios y utilidades. La renta es
puramente diferencial. Si el precio del producto de la tierra solo basta
para compensar el capitalista, la tierra no dará renta; si es mayor, el
terrateniente que es un monopolista, podrá privar del excedente al
capitalista. El precio dependerá de la demanda (...) Con todas sus
inconsecuencias, ésta es la iniciación de la teoría de la renta de Ricardo
(...).

Además, al formular una teoría de la renta anticipándose a Ricardo,


Smith hace que la renta diferencial dependa de las diferencias de
fertilidad y situación. El análisis de Smith es, en algunos respectos, incluso
superior al de Ricardo, pues examina muy minuciosamente las diferentes
condiciones en que la propiedad privada de la tierra puede ocasionar
la percepción de la renta. Todo el estudio es lúcido y nos lleva paso a
paso por las diferentes ramas de la agricultura, de las industrias
extractivas y de la tierra para las construcciones. Smith concluye su
capítulo sobre la renta afirmando que el progreso de la agricultura y el
crecimiento de la población que siguen al aumento de la riqueza de la
comunidad tenderán a aumentar la participación en el producto que
va al terrateniente en forma de renta".

Como se verá en su momento, el estudio de la renta está directamente


vinculado con la captura de parte de la misma en forma de impuesto
por parte del Estado. En este sentido, Smith definió los principios
fundamentales acerca de la tributación, a saber: igualdad,
certidumbre, conveniencia y economía. En todo caso, para la época,
se tenía que el impuesto fundamental era el impuesto a la tierra.

De acuerdo con él, "desde el momento en que las tierras de un país


principian a reconocer el dominio o propiedad de señores particulares,
éstos, como todos los demás hombres, suelen desear coger donde
nunca sembraron exigiendo rentas aun por el producto natural y
silvestre del terreno. La leña, la madera de un bosque, los frutos silvestres
de la tierra (...) Los hombres deben pagar ya licencia por cogerlos, y
cuando se cambian estos frutos por dinero, por trabajo ajeno o por otros
frutos, hay que considerar sobre el trabajo de cogerlos, y sobre las
ganancias del fondo que emplea a estos trabajadores, el precio de la
licencia del señor del terreno, cuya cuota constituye lo que se llama
renta de la tierra. Con que el precio de la mayor parte de las
mercaderías, esta renta viene a constituir un tercer principio del valor,
origen de un nuevo precio en más de las cosas".

LA RENTA EN ROBERT MALTHUS


El trabajo de Robert Malthus, "Principios de economía política", fue
publicado en 1819. Aunque Malthus ya había publicado algunos
ensayos sobre la naturaleza de la renta, que sirvieron de base a Ricardo
para discutir las implicaciones del mismo, es en este trabajo en donde se
decantan las discusiones relacionadas. La razón para elaborar este
trabajo es que a partir de la publicación de los Principios de economía
política y tributación de Ricardo Malthus se siente obligado a responder
toda vez que algunos principios fundamentales le "han parecido
erróneos después de estudiarlos con la mayor detención".

Inicialmente, Malthus da créditos parciales a los trabajos de Smith,


Quesnay, Say y también a Sismondi quien refleja, según él, la opinión
dominante sobre el tema. Para él, la renta de la tierra es "aquella parte
del valor de todo producto que queda al propietario de la tierra
después de haberse pagado todos los gastos propios de su cultivo, de
cualquier clase que sean, incluso las utilidades del capital agrícola en el
momento de que se trate.

Al ser, pues, la renta el exceso del valor de todo producto, o, si se


calcula en dinero, el exceso de precio de todo el producto, por encima
de lo que es necesario pagar en salarios del trabajo y las utilidades del
capital empleado en el cultivo, el primer problema a investigar es la
causa o causas de este exceso del precio". De acuerdo con su trabajo,
y aceptando que el monopolio de la tierra es inherente al modo de
producción existente, Malthus lo cita para recordar que "el elevado
precio que da origen a la renta o excedente neto, si bien enriquece al
terrateniente que vende los productos agrícolas, disminuye en la misma
proporción la riqueza de sus compradores; y por este motivo no se debe
considerar la renta del terrateniente como un aumento evidente de la
riqueza nacional". En estos pasajes se recuerda uno de los principales
objetivos de las leyes que gobiernan el funcionamiento de la economía
política, cual es estudiar las formas en que se distribuye la riqueza
generada en una nación. Sin embargo, en el mismo sentido, es claro
que los terratenientes eran los más beneficiados y que por tanto se
buscaran formas de disminuir tal porcentaje de los ingresos generados
por el trabajo de los hombres.

En este sentido, nuestro autor sentencia que "puede sentarse como


verdad incontrovertible que a medida que una nación alcanza un
elevado grado de riqueza y una densidad considerable de población,
es una ley, tan invariable como la gravedad, la separación de las rentas
como una especie de cualidad inherente de las tierras de cierta
calidad; y que las rentas no son un simple valor nominal, o que se
transfiera sin necesidad y con perjuicio de un grupo de personas a otro,
sino una parte importantísima del valor total del producto anual, que
resulta necesariamente de su continuo aumento y que las leyes de la
naturaleza ponen en la tierra, sea quien sea el que las posea, muchos o
pocos, ya sea el terrateniente, la corona o el agricultor mismo.

Esta es, pues, la forma en que se separaría la renta de las utilidades y los
salarios en un estado natural de cosas, no estorbado por las actividades
de un mal gobierno, ni por ningún monopolio innecesario; pero sabemos
demasiado bien que en las diferentes circunstancias en que ha vivido la
humanidad han sido frecuentes los gobiernos malos y los monopolios
innecesarios; y es seguro que modificarán de una manera radical este
progreso natural, y a menudo producirán una formación prematura de
renta".

LA RENTA EN DAVID RICARDO


Cuarenta años después de la publicación de Smith, en Inglaterra el
ascenso económico de los industriales con ansias de representación
parlamentaria Y mayor prestigio social se enfrentaba a la aristocracia
de los terratenientes, rica, poderosa Y fuertemente excluyente El
conflicto hundía sus raíces en el rápido crecimiento de la población Y
en los precios de los cereales que los industriales juzgaban caros Y que
los terratenientes defendían como justos.
Las condiciones de guerra con Napoleón, las malas cosechas y los altos
precios de los granos acrecentaban el malestar de los industriales que
veían disminuir sus ganancias por la necesidad de mantener a la clase
trabajadora, que necesitaba mayores ingresos para garantizar su
supervivencia. El intento para importar cereales a menor precio no dejó
esperar la respuesta de los terratenientes. En efecto, éstos que
dominaban el parlamento promulgaron las famosas "leyes de granos”
que incrementaban los aranceles a medida que los precios bajaban.
Así, lograron mantener el control por treinta años, hasta la derogación
de dichas leyes.

Así, el mundo ideal imaginado por Smith quedaba sin asidero y Ricardo
por el contrario lo definió como un conflicto. En efecto vio "que la
sociedad no solamente se hallaba dividida en grupos que se hacían
entre sí la guerra, sino que además parecía un hecho inevitable el que
el grupo que tenía derecho a ganar aquella pugna, el de los duros
trabajadores industriales, era el que la perdería. Ricardo creyó que la
única clase social que se beneficiaría con el progreso de la sociedad
era la de los terratenientes..., a menos que pudiera arrebatársele el
dominio que mantenía sobre el precio de los cereales".

Ahora bien, David Ricardo es considerado como el máximo exponente


de la economía clásica y como la persona que le dio cuerpo,
complementando de forma coherente la teoría económica y a la
economía política, con la publicación de sus "Principios de economía
política y tributación".

Motivado como estaba Ricardo por sus amigos y especialmente por


James Mili, para la elaboración de dicho trabajo, nuestro autor dirigió su
primer esfuerzo al problema del valor para enseguida abordar el
problema de la renta.

Su plan de trabajo tenía un ordenamiento similar al trabajo de Smith en


las dos primeras partes; sin embargo, difería en la ubicación del tema de
la renta. En efecto, Ricardo se ocupó de ésta en el segundo capítulo,
mientras Smith lo hizo en el capítulo XI. Dicha discrepancia se
fundamentó en "la necesidad que Ricardo sintió de 'terminar con la
renta' (según sus propias palabras), con el objeto de simplificar el
problema de la distribución entre el capitalista y el trabajador".

De acuerdo con él, "el producto de la tierra -todo lo que se obtiene de


su superficie mediante la aplicación aunada de trabajo, de la
maquinaria y del capital se reparte entre tres clases de la comunidad, a
saber: el propietario de la tierra, el dueño del capital necesario para su
cultivo, y los trabajadores por cuya actividad se cultiva.
Pero en las distintas formas de sociedad, las proporciones del producto
total de la tierra que serán imputadas a cada una de estas tres clases,
bajo los nombres de renta, utilidad y salarios serán esencialmente
diferentes' dependiendo principalmente de la fertilidad real del suelo,
de la acumulación de capital y de población, y de la habilidad, del
ingenio y de los instrumentos utilizados en la agricultura.

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