Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Adam Smith nació en Kirkcaldy (Escocia) el año 1723 y fue el único hijo del
segundo matrimonio de Adam Smith, oficial de aduanas, y Margaret Douglas.
Poco más se sabe de su infancia, a excepción de que a la edad de 4 años fue
raptado por una banda de gitanos, siendo rescatado gracias a la acción de
su tío. «Me temo que no hubiera sido un buen gitano», comentó John Rae, su
principal biógrafo. Más allá de este incidente, la vida de Smith fue
singularmente tranquila, y su historia es esencialmente la de sus estudios y sus
libros.1
En 1737, a la edad de 14 años, habiendo concluido su curso en la escuela
local de Kirkcaldy, Smith ingresó en la Universidad de Glasgow, donde fue
influido por «el nunca olvidado» Francis Hutcheson, el famoso profesor
de filosofía moral, lo que a la postre le valdría ser incluido en la escuela
histórica escocesa. Es en esta asignatura, en la que se dedicaba una parte a
la moral práctica, en la cual Smith basaría gran parte de La riqueza de las
naciones. Luego de su graduación en 1740, Smith obtuvo una beca
para Oxford, donde estudió por seis años en Balliol College, una universidad en
decadencia, como sostendría en su obra La riqueza de las naciones.
De vuelta a la casa de su madre en 1746, Smith se dedicó a buscar un empleo
adecuado a la vez que continuaba sus estudios. Entre 1748 y 1751, fue profesor
ayudante de las cátedras de retórica y literatura en Edimburgo, bajo el
mecenazgo de lord Henry Kames, quién también le empleó como
conferenciante sobre las mismas materias.1 Durante este período estableció
una estrecha amistad con el filósofo David Hume, amistad que influyó mucho
sobre las teorías económicas y éticas de Smith.
En 1751, fue llamado por la Universidad de Glasgow para ocupar
primeramente la cátedra de lógica y, al año siguiente, la de filosofía moral.
Este último cargo lo ejerció por 12 años, período que luego describiría como «el
más útil y por tanto el más feliz y honorable de mi vida». Su curso de filosofía
moral estaba dividido en cuatro partes: teología natural, ética, jurisprudencia,
y economía política. En 1759 publicó su primer libro, Teoría de los sentimientos
morales, que incorporaba la segunda parte de su curso, y que casi
inmediatamente estableció su reputación académica y literaria. Publicó un
ensayo sobre «La Primera Formación de los Idiomas», que fue incluido como
apéndice en posteriores ediciones de los Sentimientos Morales (se publicaron
seis ediciones durante su vida).1
En 1763, el poderoso aristócrata Charles Townshend ofreció a Smith una
pensión vitalicia a cambio de que sirviera como tutor de su hijastro, el III duque
de Buccleuch, durante un viaje de tres años por Suiza y Francia. En este viaje
conoció a los fisiócratasfranceses (entre ellos, Quesnay y Turgot), que
defendían la economía y política basada en la primacía de la ley natural, la
riqueza y el orden, y se encontró con su viejo amigo David Hume. También
conoció a otros pensadores ilustrados, como Voltaire, Benjamín
Franklin, Diderot, D'Alembert y Necker.2 En 1766 la repentina enfermedad y
muerte de Hew Scott, el hermano del Duque, puso fin al viaje, forzando un
repentino retorno a Gran Bretaña.
En 1779 viajó a Londres, llevándose su manuscrito consigo, y durante cinco
años vivió en Londres, donde su círculo de amigos incluía a Edward
Gibbon y Edmund Burke. En esa época murió su amigo David Hume, motivo
que llevó a Adam a publicar la «Carta a William Strahan» a modo de obituario.
Debido a sus libros especialmente críticos a la religión, los elogios a Hume
provocaban grandes protestas en todo el Reino Unido. Smith habría de anotar
después: «Una simple e inofensiva hoja de papel... me causó diez veces más
vituperios que el violento ataque que realicé en contra de todo el sistema
comercial de la Gran Bretaña».
Fue nombrado director de Aduana de Edimburgo en 1778, puesto que
desempeñó hasta su muerte el 17 de julio de 1790 a causa de una
enfermedad, viviendo con su madre y su prima, Janet Douglas, en Edimburgo.
En 1787 fue nombrado Rector Honorífico de la Universidad de Glasgow, cargo
que ocupó hasta 1789. Adam Smith murió a la edad de 67 años.
CAPITULO I
CAPITULO II
Por ejemplo uno nunca ha visto a dos perros intercambiar justamente un hueso, ni
los seres humanos, ni ninguna otra clase de persona hace eso. Cuando uno
necesita algo va donde la persona lo tiene y lo persuade para obtenerlo. Dame lo
que necesito y tendrás lo que deseas, es el principio de cualquier oferta. Como
necesitas permutar o comprar cosas es que lo que origino la división del trabajo.
Hay un ejemplo de una tribu una persona es mas hábil en hacer flechas y arcos,
generalmente los va a cambiar a otro de la tribu que sea mejor cazador, por
carne o caza y el se dedicara a la confección de arcos y flechas. Así como esta
persona es buena en hacer arcos y flechas, hay otra que es buena en hacer la
cubierta para las carpas, este es el carpintero.
CAPITULO IV
Tan pronto como se estableció la división del trabajo solo una pequeña parte de
las necesidades de cada hombre se pudo satisfacer con el producto de su propio
trabajo. El hombre cubre sus necesidades cambiando el remanente del producto
de su esfuerzo, por otras porciones del producto ajeno. El hombre vive así, gracias
al cambio, convirtiéndose en mercader.
Es muy probable que para este fin se eligieran muchas cosas diferentes. En las
edades primitivas de la sociedad se dice que el ganado fue instrumento común
del comercio.
Sin embargo, en todos los países resolvieron dar preferencia para este uso a los
metales, sobre todas las demás mercaderías. Estos eran menos perecederos y
además se podían dividir en las partes que quisiera.
CAPITULO V
El valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y quiera cambiarlo por
otros, es igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir por mediación de ese
bien. El trabajo, por consiguiente, es la medida real del valor en cambio de toda
clase de bienes. El dinero contiene el valor de una cierta cantidad de trabajo, que
nosotros cambiamos por las cosas que encierran la misma cantidad de trabajo. El
trabajo fue el precio primitivo, la moneda originaria que sirvió para pagar y
comprar todas las cosas.
La riqueza le da a una persona los medios para adquirir poder. Su riqueza es mayor
o menor en proporción a la amplitud de esa facultad, o la cantidad de trabajo o
producto ajeno, que aquella riqueza le coloca en condiciones de adquirir.
Pero aunque el trabajo es la medida real del valor en cambio de todos los bienes,
generalmente no es la medida por la cual se estima ese valor. Es mas frecuente
que se cambie un artículo con otros y no con trabajo. Por consiguiente, parece
más natural estimar su valor por la cantidad de cualquier otra suerte de
mercancía, y no por la cantidad de trabajo que con él se puede adquirir.
El precio que paga deberá ser siempre el mismo, cualquiera que sea la cantidad
de bienes que reciba a cambio. De estos bienes unas veces podrá comprar más y
otras menos cantidad; pero lo que varia es el valor de los mismos, y no el trabajo
que los adquiere. Por consiguiente el trabajo, al no cambiar nunca el valor, es el
único y definitivo patrón efectivo, por el cual se comparan y estiman los valores de
todos los bienes. El trabajo es su precio real y la moneda es, únicamente, el recio
nominal.
De acuerdo con esto puede decirse que el trabajo, como los otros bienes, tiene un
precio real y otro nominal. El precio real diríamos que consiste en la cantidad de
cosas necesarias y convenientes que mediante él se consiguen, y el nominal, la
cantidad de dinero. El trabajador es rico o pobre en proporción al precio real del
trabajo que ejecuta.
CAPITULO VI
Los beneficios se regulan enteramente por el valor del capital empleado y son
mayores o menores en proporción a su cuantía. El beneficio de capital forma
parte del precio de las mercancías y es completamente diferente a los salarios del
trabajo.
CAPITULO VII
Estos niveles corrientes se pueden llamar tasas naturales de los salarios, del
beneficio y de la renta.
Cuando el precio de una cosa es ni mas ni menos que el suficiente para pagar la
renta de la tierra, los salarios del trabajo y los beneficios del capital empleado en
obtenerla, de acuerdo con sus precios corrientes, aquella se vende por lo que se
llama precio natural. Por lo que realmente cuesta.
El precio del mercado raras veces se sitúa durante largo tiempo por bajo del
precio natural. Cualquiera de los componentes que se pague por bajo de su tasa
natural hará que las personas interesadas, retiren una proporción de artículos
aportados al mercado, hasta no satisfacer la demanda efectiva. En consecuencia
el precio del mercado se elevara hasta alcanzar el precio natural.
Los mismos estatutos de aprendizaje y otras leyes sobre las corporaciones, obligan,
cuando la industria se debilita, a bajar los salarios.
CAPITULO VIII
Cuáles son los salarios, depende del contrato hecho generalmente entre
empleador y trabajador, intereses que no son de ninguna manera iguales: los
trabajadores desean conseguir mucho, los empleadores dar lo menos posible.
Un hombre debe vivir siempre de su trabajo, y sus salarios deben por lo menos ser
suficientes mantenerlo. Deben ser iguales o mayores que sus costos.
CAPITULO IX
Los salarios del trabajo no han cesado de subir en el mismo periodo, y en la mayor
parte de las numerosas ramas del comercio y de las manufacturas, los beneficios
del capital han ido disminuyendo.
En el caso peculiar de las nuevas colonias, se dan a la vez altos salarios y elevados
beneficios, pero probablemente estos últimos tienden a disminuir.
La tasa más baja de beneficio debe ser más que suficiente para compensar las
pérdidas. Lo mismo debe ocurrir con el tipo de interés.
CAPITULO XI
De la Renta de la Tierra.
Parte de la producción requiere que siempre exista una demanda tal que el
precio sea superior al costo de llevar el producto al mercado más una pequeña
ganancia. Esta es capaz de pagar una renta al dueño. Otra parte de la
producción puede o no tener una demanda que permita este precio. Esta puede
o no pagar una renta al dueño. El concepto es la demanda.
La renta por la tierra no sólo varía con su fertilidad (mayor producción posible), sino
también por su situación (cercanía a un pueblo o mercado, etc.) pues requiere
cubrir más labor para llevar los productos a mercado. Cualquier mayor eficiencia
en transporte (mejores caminos, o canales) hace posible trabajar la tierra más
remota. Esto rompe el monopolio de los productores cercanos a los pueblos y
favorece a los nuevos productores, que al ser remotos, usan mano de obra más
barata.
La tierra puede producir productos de distinto precio relativo (para pagar por el
trabajo) por lo que es mejor producir uno más que otro. Maíz o animales.
Los precios relativos de los distintos productos de la tierra varían según la demanda
que tengan en una determinada zona o la oferta en esa zona, los costos de
oportunidad de dejar de producir un producto rentable a cambio de otro, o
incluso del periodo temporal.
Los precios de un producto pueden regular los precios de otros productos en ese
mismo mercado o en otros mercados relacionados.
PRECIO DE MERCADO
Se define como la demanda de los individuos dispuestos a pagar
el precio natural, es decir como la demanda de equilibrio que
atrae efectivamente a la mercancía al mercado y que asegura
que los factores de producción puedan obtener su remuneración
natural.
TEORIA DE LA DISTRIBUCIÓN
David Ricardo también tuvo otros grandes aportes para el análisis
económico, el comercio internacional, las finanzas públicas, los
rendimientos decrecientes y la renta.
David Ricardo decía que para determinar las leyes que regulan la
distribución del ingreso entre las tres clases de actores de la economía
(capitalistas, trabajadores y terratenientes) era importante señalar el
propósito de la economía, es decir, cuál era la participación de los
factores de producción en el producto nacional.
PARTE CARMEN
En economía, la ley de Say es un principio atribuido a Jean-Baptiste
Say que indica que cada oferta crea su propia demanda: Cuantos
más bienes -para los que hay demanda- se produzcan, más bienes
existirán (oferta) que constituirán a su vez demanda para otros bienes.
Dicho de otra forma; para que se pueda demandar un bien en
concreto, es necesario que antes puedan venderse otros.
Expresado en palabras del mismo Say:
Hoy en día los billetes son el tipo de dinero (valor) más ampliamente
usados. Cada billete puede ser visto como un documento oficial
emitido por el gobierno y el cual permite el comercio dentro de su
territorio (pudiendo darse excepciones, en especial en ciudades
fronterizas entre dos países).
Sin embargo, hace tiempo que el dinero de una nación dejó de valer
en base a sus reservas de metales preciosos. De antaño, el
descubrimiento de grandes yacimientos de oro suponía un incremento
en el valor de una moneda. Pero esta práctica vino a decaer a
mediados de los 70’s.
Hoy en día el valor de una moneda depende de la oferta y
demanda que haya de la divisa en el mercado Internacional. Cabe
señalar que los gobiernos tienen prácticas para poder regular el valor
de su moneda. Una mayor emisión de monedas y billetes, supone un
decremento del valor del dinero circulante. Cuando en el mercado
internacional empieza a haber mucha demanda de una divisa, esta
aumenta de valor. Finalmente un país puede optar por recomprar su
moneda para así mantener el valor de la moneda regulado.
No siempre la moneda que más vale es la mejor, prueba de ello es el
Yen japonés el cual posee una gran demanda, sin embargo s valor por
unidad es cientos de veces menor que la del dólar estadounidense.
1. Cultivar intensivamente las tierras más viejas. Esta medida solo puede
llevarse a cabo hasta cierto punto, debido a la probabilidad de que
resulte contraproducente.
2. Practicar la rotación de cultivos.
3. Pagar renta por los terrenos más próximos al mercado. Si no se quiere
echar mano de tierra de inferior calidad, hay que pagar por el uso de
mejores.
LA RENTA EN ADAM SMITH
El tema de la renta fue tratado por Smith como un componente
fundamental del sistema teórico que moldeó. De acuerdo con él "el
valor real de todas las mercancías se resuelve, por lo tanto, en tres
partes componentes: salarios, utilidades y renta (...) los salarios, las
utilidades y la renta no son solo las únicas fuentes de ingresos de las
diferentes clases de la sociedad, es decir, las formas en que se distribuye
el valor de las mercancías, sino que se convierten también en las 'tres
fuentes originaria (...) de todo valor de cambio".
Esta es, pues, la forma en que se separaría la renta de las utilidades y los
salarios en un estado natural de cosas, no estorbado por las actividades
de un mal gobierno, ni por ningún monopolio innecesario; pero sabemos
demasiado bien que en las diferentes circunstancias en que ha vivido la
humanidad han sido frecuentes los gobiernos malos y los monopolios
innecesarios; y es seguro que modificarán de una manera radical este
progreso natural, y a menudo producirán una formación prematura de
renta".
Así, el mundo ideal imaginado por Smith quedaba sin asidero y Ricardo
por el contrario lo definió como un conflicto. En efecto vio "que la
sociedad no solamente se hallaba dividida en grupos que se hacían
entre sí la guerra, sino que además parecía un hecho inevitable el que
el grupo que tenía derecho a ganar aquella pugna, el de los duros
trabajadores industriales, era el que la perdería. Ricardo creyó que la
única clase social que se beneficiaría con el progreso de la sociedad
era la de los terratenientes..., a menos que pudiera arrebatársele el
dominio que mantenía sobre el precio de los cereales".