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La suspensión del Acto Reclamado

Mariela López Acevedo 23548

La suspensión del acto reclamado es una medida cautelar, tramitada ante el juez de amparo en
el caso del amparo indirecto, o ante la autoridad responsable en el caso del directo, cuya
finalidad tiene dos propósitos principales: el primero es mantener la materia del amparo en el
estado en que se encuentra, para en el caso de ser concedido el amparo evitar al quejoso
daños de imposible reparación que afecten el interés jurídico o legítimo del quejoso.

Con la suspensiòn se impide que el juicio de amparo quede sin materia como consecuencia de
la ejecución del acto reclamado y se evita que el quejoso sufra molestias mientras se resuelve
en definitiva el juicio de garantías.

De igual forma, la suspensión en el juicio de amparo debe entenderse como la detención del
acto reclamado, de manera que si éste no se ha producido, no nazca y, si ya se inició, no
prosiga, con la finalidad de que se detenga temporalmente, que se paralicen sus consecuencias
o resultados y que se evite su realización.

La suspensión del Acto Reclamado tiene su fundamento Constitucional en los artículos 28,
fracción VII, y 107, fracciones IV, X, XI y XVII.

Existen 2 tipos de suspensión de acuerdo a su tramitación: el de instancia de parte agraviada y


la de oficio.

En cuanto a la procedencia de la suspensión a petición de parte, la Ley de Amparo determina


dos momentos distintos en que el Juez la decreta, el primero de ellos es la suspensión
provisional y el segundo se refiere a la suspensión definitiva.

En el incidente de suspensión sólo se admitirán como pruebas la documental e inspección


judicial. En los casos relativos al cardinal 15 de la Ley de Amparo, se admitirá también la
testimonial.

Por regla general, las pruebas ofrecidas en el procedimiento de suspensiñon no podrán ser
tomadas en cuenta en el principal y viceversa.

La suspensión se podrá pedir en cualquier tiempo, siempre y cuando no se haya dictado


sentencia ejecutoria en el proceso de amparo.

Cuando el amparo se solicite en contra de actos relativos a determinación, liquidación,


ejecución o cobro de contribuciones o créditos de naturaleza fiscal, podrá concederse
discrecionalmente la suspensión del acto reclamado, la que surtirá efectos si se ha constituido
o se constituye la garantía del interés fiscal ante la autoridad por cualquiera de los medios
permitidos por las leyes fiscales aplicables.

Los tres elementos constitutivos de la procedencia genérica de la suspensión son la apariencia


del buen derecho; la no afectación del interés social, y la no contravención de disposiciones de
orden público.

Cuando el quejoso alega la afectación a su interés jurídico, para que proceda la suspensión
contra el acto que actualiza aquel se requiere acreditar un elemento negativo: la no afectación
del orden público y el interés social.
Cuando el quejoso alega la afectación a un interés legítimo, para que proceda la suspensión
contra el acto que actualiza aquel se necesitan acreditar dos elementos positivos: el daño
presumiblemente inminente e irreparable, así como el interés social de que esto último no
ocurra.

Toda persona, incluidos los particulares, tienen la obligación legal de acatar, en sus justos
términos, la suspensión.

Cuando no se acata, ya sea total o parcialmente, o bien existe un exceso o defecto en su


cumplimiento, tal afectación a la suspensión puede ser reclamada vía para-incidental a la
misma. Situación, la del cumplimiento en exceso o defecto, que en la Ley de Amparo abrogada
por la actual se contemplaba su reclamo a través del recurso de queja, dicho incumplimiento
puede ser denunciado de oficio o a instancia de parte, inclusive cuando el mismo derive de la
acción u omisión del propio juez de amparo.

La resolución que niega la suspensión definitiva, aun y cuando se interponga en su contra el


recurso de revisión, deja expedita la facultad de la autoridad responsable para la ejecución del
acto reclamado.

La suspensión, cualquiera que sea su naturaleza, surtirá sus efectos desde el momento en que
se pronuncie el acuerdo relativo, aun y cuando sea recurrido.

Es por la impotancia de contar con este recurso tan importante para la protecciòn de los
derechos del quejoso, toda vez que su finciòn más importante es no dejar sin material el juicio
de amparo.

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