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UNIVERSIDAD NACIONAL EVANGELICA

(UNEV)

Facultad:

Humanidades

Escuela:

Psicología clínica

Asignatura: Código: Sección:

Psicopatología II SCI-250 02

Tema:

Trastorno obsesivo-compulsivo

Nombre del Sustentante:

Ederlyn Mariela Arias Guzmán

Matricula:

2020-3300203

Lugar: Fecha:

San Cristóbal 19-09-2022

1
Indicie.

Titulo Pag

Introducción ------------------------------------------------------------------ 3

Concepto ---------------------------------------------------------------------- 4

Clasificación ------------------------------------------------------------------ 5

Relación funcional entre obsesiones y compulsiones ------------------- 6

Manifestaciones clínicas del trastorno ------------------------------------ 7

Prevalencia, Curso y relación con otros trastornos --------------------- 8

Etiología ---------------------------------------------------------------------- 9

Modelos explicativos ------------------------------------------------------- 10

Conclusión ------------------------------------------------------------------- 11

Bibliografía ------------------------------------------------------------------ 12

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Introducción

la etimología de la palabra resulta relevante para la comprensión del


trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). A este respecto conviene subrayar,
por una parte, la noción de cerco, de sitio y asedio, con lo que ello implica
de algo exterior contra lo que se lucha y se resiste activamente. Y por otra,
la posibilidad de agotamiento y rendición final (con lo que ello implica de
pasividad: ya han vencido, ya no merece la pena hacer nada).

Cuando se aborda el tema del TOC, generalmente se cita a Esquirol como


un verdadero pionero en este campo, ya que, además de habernos
proporcionado el primer informe de caso sobre esta problemática, su
concepto de «monomanía» incluye lo que actualmente consideramos un
trastorno obsesivo-compulsivo.

Se recuerda a Morel por haber ofrecido una excelente descripción de las


obsesiones y a Westphal por haber contribuido de forma sustancial a la
descripción del trastorno, al subrayar la presencia de ideas que irrumpen en
la conciencia a pesar de los esfuerzos que lleva a cabo la persona para
evitarlo y el hecho de que tales ideas son percibidas por el paciente como
extrañas y anormales.

En este Capítulo intentaremos abordar algunas de ellas. Analizaremos


aspectos importantes como la conceptuación y clasificación del trastorno,
así como determinadas cuestiones clínicas generales: incidencia y
prevalencia, curso, pronóstico y diagnóstico diferencial. Estudiaremos
también los enfoques teóricos fundamentales que han intentado explicar la
etiología del TOC desde una perspectiva psicológica.

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Concepto.

No es nada fácil delimitar con claridad los aspectos característicos que


puedan servir para definir el TOC. Una posible razón para ello hay que
buscarla en la situación misma de este trastorno dentro de la
psicopatología, ya que algunos autores, aun considerando adecuada su
inclusión dentro de las neurosis.

El hecho de que los psicopatólogos clásicos franceses hablaran de las


obsesiones en términos de locura1 e incluso que actualmente se utilice la
denominación de psicosis obsesiva para referirse a cuadros obsesivos
especialmente graves. La conceptuación de Westphal de las obsesiones
como «locura malograda o abortada» resulta, a este respecto,
tremendamente ilustrativa lo absurdas y carentes, ya que muchos de estos
cuadros emergen de forma súbita e incomprensible, la capacidad invasiva y
destructiva del trastorno.

Generalmente se afirma que las psicosis son más graves que las neurosis;
sin embargo, algunos trastornos obsesivos causan más problemas y resultan
más incapacitantes que la esquizofrenia. Obviamente, este punto entraría en
contradicción con el argumento anterior respecto a ausencia de deterioro.

Barlow, en su libro sobre los trastornos de ansiedad, también opina que


resulta conveniente y necesario hablar «en último lugar» del trastorno
obsesivo-compulsivo, ya que es probablemente la «culminación
devastadora de las manifestaciones más intensas de trastornos
emocionales».

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Clasificación.

1. CIE-9: En la CIE-9 se clasifica el TOC dentro de los Trastornos


neuróticos y se define como estados cuyo síntoma sobresaliente es
un sentimiento de compulsión subjetiva que debe ser resistido para
efectuar alguna acción, persistir en una idea, recordar una
experiencia o rumiar acerca de un asunto abstracto.
2. CIE-10: En la CIE-10 también se incluye el TOC dentro de los
Trastornos neuróticos y se insiste en que la característica esencial de
este trastorno es la presencia de pensamientos obsesivos o actos
compulsivos recurrentes.
3. DSM-III: En el DSM-III se clasifica el TOC dentro de los
Trastornos por ansiedad. También se establece que los rasgos
esenciales del trastorno son la presencia de obsesiones o
compulsiones recurrentes.
4. DSM-III-R: considera el TOC dentro de los Trastornos por ansiedad
y utiliza criterios muy similares a los del DSM-III para el
establecimiento del diagnóstico.
5. DSM-IV y DSM-IVTR: En el DSM-IV se sigue un planteamiento
bastante similar a los de anteriores ediciones de este sistema de
clasificación, esto es, se habla de obsesiones o compulsiones y se las
define de la misma forma. Se sigue subrayando la importancia de la
gravedad y se indica que las obsesiones no deben ser preocupaciones
excesivas.

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Relación funcional entre obsesiones y compulsiones.

los criterios diagnósticos del DSM para el TOC se han visto influenciados
por una serie de conceptos o ideas tradicionales (algunos de ellos
establecidos de forma explícita, otros sólo tácitamente):

1. Las obsesiones elicitan sentimientos subjetivos de malestar o


ansiedad.

2. Las obsesiones y las compulsiones pueden estar relacionadas


funcionalmente o ser independientes.

3. Las obsesiones son acontecimientos cognitivos (pensamientos, ideas,


imágenes), mientras que las compulsiones son conductas manifiestas
(lavarse, comprobar el gas...).

4. La persona que padece un trastorno obsesivo-compulsivo reconoce


que sus síntomas no tienen sentido.

La obsesión se da sola, no da lugar a una compulsión; y a veces, aunque


todavía menos frecuentemente la compulsión también aparece sola sin estar
precedida por una obsesión. Según De Silva y Rachman un modo útil de
comprender la relación entre obsesiones y compulsiones es considerar los
elementos que conforman una experiencia obsesivo-compulsiva.

el DSM-III-R contempla las obsesiones como acontecimientos mentales y


las compulsiones como conductas manifiestas. Además, el criterio para
obsesiones distingue entre dos tipos de acontecimientos mentales: aquellos
que el individuo trata de suprimir o ignorar y otros acontecimientos que
sirven para neutralizar los pensamientos intrusivos. Así, algunos
acontecimientos mentales funcionan como compulsiones encubiertas y
podemos entenderlos como rituales compulsivos.

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Manifestaciones clínicas del trastorno obsesivo-compulsivo.
1. Rituales compulsivos con obsesiones: Los pacientes evitan los
estímulos evocadores de los rituales, Los pacientes temen y evitan
cualquier posible foco (real o imaginado) de suciedad o
contaminación (pueden tener miedo cada vez que orinan, defecan, se
masturban, pasan delante de un hospital...).
2. Lentitud sin rituales visibles: Es más frecuente entre hombres que
entre mujeres y resulta especialmente difícil de tratar. No suele darse
sin la presencia de rituales obsesivos. La lentitud generalmente se
debe a las numerosas repeticiones que el paciente lleva a cabo al
realizar una determinada tarea.
3. Obsesiones: Son pensamientos o rumiaciones repetitivos y
estereotipados que irrumpen en la conciencia del paciente en contra
de su voluntad. Se repiten a pesar de todos los intentos que lleva a
cabo el paciente para hacerlos desaparecer.
4. Compulsiones de limpieza/lavado: La forma más común en clínica.
El paciente tiene obsesiones sobre posible contaminación por
suciedad o gérmenes y lleva a cabo elaborados y largos rituales de
limpieza o desinfección. Se produce evitación de todo aquello que el
paciente cree que puede ensuciarle o contaminarle.
5. Compulsiones de comprobación: Sería el siguiente subtipo en
cuanto a frecuencia de aparición en clínica. A diferencia de Marks,
señalan que aproximadamente se manifiesta por igual en ambos
sexos. Los pacientes llevan a cabo minuciosos y repetidos rituales de
comprobación.
6. Obsesiones no acompañadas por conducta compulsiva
manifiesta: Una proporción bastante importante de pacientes
presenta este subtipo, esto es, la presencia de pensamientos,
imágenes o impulsos no acompañados por rituales. En algunos
pacientes estas obsesiones van seguidas de compulsiones encubiertas
o rituales mentales que se asemejan bastante a los rituales
manifiestos, ya que el paciente siente una gran urgencia por
realizarlos y suelen tener el efecto de reducir el malestar o la
ansiedad.

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Prevalencia.

Tradicionalmente se pensaba que el TOC era un trastorno bastante raro, ya


que las tasas de prevalencia que ofrecían los estudios llevados a cabo con
anterioridad a 1970 no superaban el 0.1%. Sin embargo, esa idea ha
cambiado a partir de la realización de una serie de estudios
epidemiológicos recientes. Los trabajos comunitarios indican que la
prevalencia media del trastorno en un período de seis meses era 1.2 en
varones y de 1.8 en mujeres, sin que se observaran relaciones con la edad.
El DSM-IV da una prevalencia vital del 2.5%, y una prevalencia anual del
1.5 al 2.1%.

Curso.

La edad de inicio generalmente se sitúa en la adolescencia o al inicio de la


vida adulta, pero también se han identificado casos en niños de 5 y 6 años.
Por lo general, el trastorno se desarrolla gradualmente y el curso es crónico,
aunque pueden observarse fluctuaciones en la presencia de la
sintomatología. El deterioro que produce el trastorno puede ir desde
moderado a muy grave; en algunos casos resulta totalmente incapacitante.

Relación con otros trastornos.

El DSM-IV (APA, 1994) plantea posibles similitudes del TOC con una
serie de trastornos. Por ejemplo, si algunas actividades se realizan
excesivamente pueden tener la apariencia de conductas compulsivas
(comer en exceso o la urgente y firme determinación de perder peso, el
abuso del alcohol, el juego patológico...).

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Estos problemas se diferencian de las compulsiones verdaderas porque la
persona obtiene placer cuando las realiza y suele querer resistirse a las
mismas solamente por sus efectos secundarios.

Etiología.

En los últimos cien años se han planteado diversas explicaciones posibles


sobre la etiología y el mantenimiento del TOC. Cuando se revisa este tema,
generalmente se contemplan tres grandes orientaciones: los postulados
psicoanalíticos iniciales, los modelos biológicos y los modelos
comportamentales-cognitivos.

las formulaciones psicoanalíticas defendidas por Freud o alguno de sus


seguidores les corresponde el mérito de haber sido las primeras en exponer
un intento de explicación del TOC. Sin embargo, no nos centraremos en
ellas, pues no les concedemos más que ese mérito histórico. En la
actualidad no existen pruebas que pongan de manifiesto la necesidad de
prestar una mayor atención a estas perspectivas.

Estos modelos biológicos han recibido un cierto apoyo, pero siguen


quedando sin respuesta un buen número de cuestiones. Por ejemplo, se han
obtenido mejorías terapéuticas de la misma magnitud o mayores que las
logradas con la clomipramina, por medio de tratamientos psicológicos;
tampoco hay evidencia de que las personas que sufren un trastorno
obsesivo-compulsivo tengan niveles diferentes de serotonina que las
personas que sufren otros trastornos de ansiedad o de personas que no
sufran ningún trastorno; también se observa a muchos pacientes que
incluso con altos niveles de serotonina no mejoran.

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Modelos cognitivos.

1- Modelos provenientes de las orientaciones del aprendizaje: Según


este modelo se producen respuestas de escape o evitación que son
subsecuentemente reforzadas negativamente por su capacidad para
reducir la ansiedad. Se producen también procesos de
condicionamiento de orden más elevado cuando el organismo asocia
otros estímulos neutrales con el estímulo condicionado inicial. En el
trastorno obsesivo-compulsivo las respuestas de escape o evitación
toman la forma de compulsiones o rituales y se supone que se
mantienen porque se muestran capaces de reducir la ansiedad.
2- Importancia de las variables de aprendizaje social: Rachman,
plantea tres posibles «caminos» para la adquisición de los miedos:
condicionamiento, modelado y transmisión de información. Con ello
intenta superar la necesidad del «acontecimiento traumático inicial».
Además, insiste en la conveniencia de contemplar la ansiedad como
un concepto multidimensional, que puede estar relacionado con los
tres sistemas relativamente independientes del organismo:
cogniciones, actividad fisiológica y conducta motora observable.
3- Orientaciones cognitivas: Barlow insiste en la importancia de dos
tipos de vulnerabilidad para dar cuenta de los distintos trastornos de
ansiedad: vulnerabilidad biológica y vulnerabilidad psicológica.
Respecto a los pacientes obsesivo-compulsivos afirma que tienen
una mayor probabilidad de reaccionar al estrés con fuertes respuestas

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emocionales que otras personas y esta predisposición tiene una base
biológica.

Conclusión.

A lo largo de este trabajo hemos intentado clarificar algunos aspectos del


TOC. Hemos visto cómo se ha considerado este trastorno a lo largo de los
años y qué opiniones se mantienen en estos momentos. Nos hemos
detenido en la consideración de las obsesiones y las compulsiones, además
de la posible relación entre ellas. También hemos analizado las distintas
manifestaciones clínicas del TOC y posibles modos de clasificarlas a la luz
de la relación establecida entre obsesiones y compulsiones.

A la luz de los últimos planteamientos existentes respecto a esta


problemática quizá pueda resultar adecuado hablar de distintos subtipos
clínicos, no sólo en función de los aspectos característicos que presentan
los pacientes, sino también en función de ese continuo de un mayor o
menor reconocimiento, por parte del paciente, acerca de que las obsesiones
o compulsiones son excesivas o irrazonables.

Si el paciente da muestras o no de resistencia y los posibles factores que


puedan explicarlo. Por otra, si es posible encontrar obsesiones puras, esto
es, obsesiones que se dan sin ningún tipo de compulsión. Quizá esto no
resulte posible, y lo que nos parecen obsesiones puras, de hecho, son
obsesiones interrelacionadas de algún modo con neutralizaciones mentales
que, como siempre, sirven para reducir el malestar que producen las
obsesiones.

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Bibliografía

Manual de psicopatología, volumen II

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