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Colección Micro-Macro Referencias
Serie Educación para la ciudadanía / Temas transversales
Yo no creo en el bien,
creo en la bondad.
©Joan-Carles Mèlich Sangrà, Agnès Boixader Corominas (coords.),
Montserrat Alguacil de Nicolás, Jordi Canelles Torres, Montserrat Fons Esteve,
(Vasili Grossman, Vida y destino, p. 25)
Jordi Llovet Pomar, Juli Palou Sangrà, Concepciò Poch Avellan, Anna Segura Segura.
Anna Vicente i Farran

©de esta edición: Editorial GRAO, de IRIF. S.L.


C/ Hurtado, 29. 08022 Barcelona
www.grao.com

1° edición: julio 2010 ISBN:


978-84-7827-909-8
D.L: B-16.988-2010

Diseño: María Tortajada Carenys Impresión: Imprimeix

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Indice

Prólogo, Francesc Torralba ............................................................................. 9

Presentación, Agnès Boixader ..................................................................... 15

1. La transmisión del saber, Jordi Llovet .......................................... 21

2. La zona sombría de la moral, Joan-Carles M è l i c h .................... 37


Pórtico .................................................................................................... 37
Las «leyes no escritas» ....................................................................... 40
Un tiempo de crisis moral ................................................................... 45
El ámbito íntimo .................................................................................... 48
Telón: una pedagogía del testimonio ................................................. 57
Referencias bibliográficas .................................................................. 60

3. Responsabilidad y libertad, Montserrat Alguacil,


Jordi Canelles ....................................................................................... 63
La pregunta, una necesidad ................................................................ 63
La responsabilidad como eje central del acto educativo .............. 66
Y ¿la libertad? ......................................................................................... 75
Referencias bibliográficas .................................................................... 79
Filmografía ............................................................................................. 80

4. La acogida y la compasión: acompañar al otro,


Colicepció Poch, Anna Vicente ........................................................ 81
La vulnerabilidad y la acogida ........................................................... 82
El dolor, el sufrimiento y la compasión ........................................... 86
¿Qué es, y no es, la compasión? ......................................................... 88
La escuela como espacio de acogida ................................................. 93
¿Y qué ocurre en el aula? ..................................................................... 96
¿Se puede educar la compasión? ....................................................... 97
Referencias bibliográficas ................................................................ 100
Filmografía ......................................................................................... 101
8
LOS MÁRGENES DE LA MORAL

5. La memoria del otro: recuerdo y olvido, Agnès Boixader, Prólogo


Juli Palou ...................................................................................... 103
Dialogar con el pasado para construir el futuro ...................... 104
Francesc Torralba
Narrar para no perderse en el anonimato ................................ 106
Lo que no debe olvidarse ............................................................ 109 Lo propio de un prólogo es preparar la recepción de una pa-
Olvido, memoria e historia ......................................................... 113 labra, de aquella que, por su densidad y hondura, merece ser
De la memoria al futuro .............................................................. 116 escuchada. En sentido estricto, prólogo es lo que está, antes de
Lo humano y lo inhuman, andan mezclados .......................... 117 la palabra, su antesala, lo que hace posible su recepción. No
anticipa la palabra que vendrá, puesto que esto sería ya trai-
Referencias bibliográficas ........................................................... 120
cionarla, pero tiene que dar motivos para cautivar la atención
Filmografía .................................................................................... 121
del alma y ponerla en disposición de escucha. Para preparar
tal terreno es esencial vaciarla de todo cuanto entorpece su
6. La mirada del otro: circunstancia e interpretación, permeabilidad, depurarla de esa constelación de prejuicios,
Montserrat Fons, Anna Segura ................................................. 121 preconcepciones y todo orden de impurezas que, como una
Un mismo escenario, una misma obra, distintas muralla, mantienen al lector alejado del texto.
La lectura es, como señala Pierre Hadot siguiendo a los
interpretaciones ............................................................................ 121
estoicos, un ejercicio espiritual, una ocasión para explorar lo
El lenguaje de los valores éticos. .............................................. 124
que trasciende la mirada superficial, pero sólo cuando el
Hacia un replanteamiento del lenguaje en la educación ...... 126 lector se libera de su propio mundo, de esa nube de preocu-
La mirada del otro ...................................................................... 130 paciones y de pensamientos que le acompañan permanente-
Referencias bibliográficas .......................................................... 131 mente, para ensimismarse en el texto, se da la ocasión
Filmografía ................................................................................... 132 propicia. Entonces, y sólo entonces, el texto habla, –incluso
grita-; se produce el enigmático encuentro entre el autor y el
lector, esa afinidad de almas, para decirlo al modo de Goethe,
Bibliografía ............................................................................................ 133 que trasciende el espacio y tiempo y que convierte la lectura
en una aventura sin igual.
Bibliografía comentada ....................................................................... 141 Un libro es siempre un regalo, un don que, cuando el
alma lo recibe atenta y cuidadosamente puede convertirse en
Agradecimientos, Agnès Boixader ..................................................... 149 el mejor nutriente de todos. Este libro, en particular, no sólo
es un pretexto para pensar a fondo la acción educativa y sus
principales actores, sino la misma condición humana y
de cómo de fundamental es la transmisión de saber y la práctica
educativa en el proceso de la civilización.
10 11
LOS MÁRGENES DE LA MORAL PRÓLOGO

En él se contiene una inteligente apología de las humani- En efecto, el discípulo no es un sujeto pasivo, una especie
dades, de la filosofía, de la ética, de la educación en el sentido de recipiente neutro, ajeno al pensar y al sentir. Cuando el
clásico del término, concebirla como este encuentro rostro a ros- maestro expone. lo que ha aprendido con los años, cuando
tro entre maestro y discípulo. No pretende ser políticamente narra sus vivencias, sus pequeñas certidumbres, en definitiva,
correcto, ni sumare a la última moda educativa. En él, profeso- lo aprendido y lo sufrido a lo largo de su periplo vital, se
res de probada, dilatada y reconocida experiencia en las aulas encuentra con un ser humano, y ésta es, paradójicamente,
dan cuenta de su testimonio, narran su modo de entender la una ocasión para que él se comprenda a sí mismo, para que
práctica educativa, como un encuentro ético, fundado en el res- pueda medir, a través de sus interrogaciones, lo que realmen-
peto y en el deseo de verdad. Conciben la lección como un acto te sabe, para ahondar en sus propias convicciones.
único e irrepetible, como un instante que abre experiencias de La presencia del otro es tina ocasión para ahondar en el
fecundidad tanto en el maestro como en el discípulo. propio yo. Todo maestro es capaz de reconocer cómo los dis-
Más allá del ruido exterior y del bochornoso debate sobre cípulos le han transformado a lo largo de su tarea educativa,
la universidad y su encaje en el marco superior europeo, este cómo sus preguntas, sus comentarios, sus aportaciones, han
libro permite conectar con las fuentes esenciales de la educa- sido decisivas para tener una imagen más apropiada de sí
ción, con aquello que es irrenunciable en el educar, más allá mismo. Cuando no se censuran las preguntas impertinentes,
de todo tiempo y de todo espacio. Sugerente y atrevido, este cuando el otro puede expresarse libremente, con el corazón
breve ensayo será muy útil a quiénes piensen la educación en la mano, nos damos cuenta de la monumental ignorancia
como una interpelación, como un proceso cuyo fin es des- que nos ahoga. Entonces, el maestro adopta de nuevo la
pertar conciencias, dar que pensar, propiciar aquel encuentro forma de discípulo y al hacerlo se convierte, paradójicamente,
enigmático de cada cual con el fondo de su ser. en un verdadero maestro.
Pero no sólo eso. El maestro -el bueno-, es también una
Leyéndolo atentamente, recordaba los fragmentos de
ocasión para que el discípulo se comprenda a sí mismo, para
Soren Kierkegaard que me parecen una buena antesala para
que vaya a fondo y trascienda las imágenes y los tópicos que
iniciarse en la lectura de este ensayo. En su bello, pero lacó-
tiene sobre sí mismo y se dé cuenta de aquella triple
nico, ensayo titulado deliberadamente Migajas filosóficas o un
distinción que hacía Arthur Schopenhauer entre lo que
poco de filosofía (1844), el pensador danés, partiendo de la
somos, lo que tenemos y lo que representamos.
mayéutica socrática, ahonda en la relación entre el maestro y
El objetivo no consiste en que sepa cosas, en que acumule
el discípulo, y en cómo la educación no es un proceso unidi-
cuantos más datos mejor en su memoria. El discípulo no es
reccional, sino bidireccional, que transforma a ambos actores.
una psiquemáquina y el maestro no es una fuente de informa-
«El discípulo es la ocasión para que el maestro se comprenda a
ción. La educación no es, sólo, transmisión de información,
sí mismo. El maestro es la ocasión para que el discípulo se
comunicación de saberes. Es, ante todo, un proceso de naci-
comprenda a sí mismo»1
miento, casi un parto, para utilizar la imagen socrática.
El maestro tiene como fin despertar a su discípulo, ayudarle a
1. S. KIERKEGAARD (2004), Migajas filosóficas o un poco de filosofía, Madrid, descubrir su orden de necesidades y de posibilidades, porque
Trotta, p. 40.
12 13
LOS MÁRGENES DE LA MORAL PRÓLOGO

todo ser humano, como afirma el filósofo danés en La enferme- el horizonte de una verdad más grande, pero, también, tiene
dad mortal (1849) es una síntesis de necesidad y de posibilidad. la capacidad de vivir elásticamente sus convicciones, asumien-
El discípulo, lejos de ser alguien para adoctrinar o para do la finitud consustancial que le caracteriza.
manipular, es un ser humano que debe ser respetado en cuan- El lector tiene en sus manos un gran libro. Es el fruto
to tal, y que está llamado a descubrir su propia riqueza inte- maduro de un largo proceso educativo. No se improvisan las
rior y el talento que está en él. El buen maestro no tiene como ideas que en él se expresan. Tanto por la valía de sus autores
finalidad exhibir sus siempre escasos conocimientos al audi- como por sus lúcidas aportaciones, este ensayo debería ser
torio, ni, mucho menos, convencer a sus discípulos de su ide- una lectura de referencia para futuros maestros y pedagogos.
ología. Su finalidad es despertar la conciencia de ellos,
potenciar al máximo nivel su libertad responsable y suscitar
en ellos el deseo de verdad, de ésa que está más allá de los cer-
cos políticos y religiosos de turno. Concluye Kierkegaard:

El maestro puede convertirse en ocasión para qué aquel re-


cuerde que es la no-verdad. Pero con ese convencimiento el
discípulo estará más excluido de la verdad que cuando ig-
noraba que era la no-verdad. De este modo, despertándole
el recuerdo, el maestro empuja al discípulo lejos de sí, aun-
que el discípulo, entrando dentro de sí mismo, no descubra que
antes sabía la verdad, sino que descubra su no-verdad. A
este acto-de-conciencia se aplica el lema socrático: el maes-
tro es sólo la ocasión, sea cual sea ésta, incluso si fuera un
Dios, puesto que la propia no-verdad únicamente puedo des-
cubrirla por mí mismo y, sólo al descubrirla yo, queda
descubierta, aun cuando todo el mundo lo supiere. 2

La humildad es la virtud fundamental del maestro. Consiste


en reconocer que no se es la verdad. Se aspira a conocerla,
pero no se posee como un bien tangible, como si fuera una
propiedad. El buen maestro es capaz de poner entre parénte-
sis las supuestas verdades que cree tener el discípulo, le abre

2. S. KIERKEGAARD (2004), Migajas filosóficas o un poco de filosofía, Madrid,


Trotta, p. 31.
Presentación
Agnès Boixader

Caminar implica la posibilidad de una transformación.


(Jan Masschelein)

Los márgenes de la moral. Una mirada ética a la educación es el re-


sultado de largas conversaciones mantenidas en el seno del
Crup d'Educació en Valors a lo largo de varios años. Durante
casi quince años hemos profundizado en la reflexión teórica,
al tiempo que actuábamos en la práctica, siempre con la mirada
puesta en la educación en valores éticos.
Nuestra propuesta de educación en valores éticos parte de la
idea de que lo más importante, en el momento de plantear-
se educar en valores, no es programar actividades concretas
sino rastrear en nuestras actuaciones diarias y preguntarnos:
¿Cuáles son los valores que orientan nuestras acciones? ¿Cuáles
son las finalidades que nos proponemos? ¿Hacia dónde orien-
tamos nuestro hacer pedagógico? Es decir, lo que proponernos
es encontrar sentido a lo que hacemos, reflexionar sobre las accio-
nes emprendidas, para así poder rectificar lo que nos parezca más
oportuno.
Seguimos pensando que la educación empieza en el
momento en que se establece una relación ética, es decir, en
el momento en que uno siente la voz, la llamada del otro, en el
momento en que uno quiere dar una respuesta solícita a ese otro
que nos requiere. En una relación educativa, ética, el educa-
dor se hace responsable del otro, su alumno o alumna, su discí-
pulo o discípula, le escucha, le atiende, le acompaña y acoge.
Como ya apuntamos en nuestro primer libro, el discurso
que hemos elaborado se sustenta en ideas que nos han suge-
sido pensadores y filósofos contemporáneos como Hannah
16 17
LOS MÁRGENES DE LA MORAL PRESENTACIÓN

Arendt, Zygmunt Bauman, Richard Bernstein, Lluis Duch, operación ha conocido modelos distintos, con éxitos muy
Enmanuel Levinas. Emilio Lledó. Odo Marquard, Martha diversos y con relaciones diferentes con los poderes, las reli-
Nussbaum, Tzvetan Todorov, Arthur Schopenhauer, Max van giones y las ideologías. El texto habla de la «transmisión del
Manen o Ludwig Wittgenstein, entre otros. saber» y de los conocimientos entre la Grecia clásica y nues -
A nuestro entender, en una situación educativa lo más tros días, y establece un modelo todavía posible en vehicula-
importante no es el currículo vigente, ni las estrategias d e ción del saber entre maestros y discípulos, entre instituciones
enseñanza y aprendizaje, ni los recursos con los que contemos y discentes.
para emprenderla y atender al alumnado. En nuestra opinión En el segundo capítulo, «La zona sombría de la moral»,
lo más importante es la relación educativa que se establezca Joan-Carles Mèlich establece algunas distinciones entre ética y
entre maestro y discípulo. La auténtica relación educativa moral. A diferencia de algunas de las afirmaciones de la peda-
surge cuando hay experiencia de dicha relación, cuando el gogía actual, la ética no es un objetivo que alcanzar en la
maestro es consciente de su responsabilidad y la asume, acción educativa, sino que es su elemento constitutivo.
dando respuesta y atendiendo, en su singularidad, a cada uno Aquello que hace posible que la educación siga siendo educa-
de sus discípulos. ción y no adoctrinamiento adiestramiento es, precisamente,
Educación y ética son inseparables. La ética no es un ele- la ética. Pero, dice Mèlich, no podernos confundir ética y
mento más o menos relevante en la relación educativa, sino su moral. La moral es un código, un marco normativo propio de
esencia, lo que constituye a la educación en tanto que una cultura concreta en un momento de su historia. La
«educación». Si la educación deja de ser ética, no es propiamente ética, en cambio, no tiene nada que ver ni con códigos ni
«educación» es adoctrinamiento, adiestramiento. Pero no con normas. La ética es la respuesta a la demanda que nos
entendemos la ética como la sujeción a un deber, a un impe- dirige el otro, es una respuesta a posteriori, que siempre se da
rativo categórico, la entendemos como una relación de alteri- en una situación concreta, es una respuesta que nunca
dad, como una relación que nos impulsa a la atención, al podremos establecer por anticipado, que no puede ser
cuidado, a la hospitalidad y a la compasión. programada. La ética es una respuesta sensible y compasiva.
A lo largo de los seis capítulos que integran el presente En el tercer capítu lo, « Responsabilidad y libe rtad»,
volumen el lector podrá encontrar , algunas ideas que espera- Montserrat Alguacil y Jordi Canelles, recuperan las ideas tra-
mos le resulten sugerentes. Lo hemos organizado del siguien- zadas en Responder del otro y se preguntan si somos responsables
te modo: porque somos libres o, a la inversa, si somos libres porque
En el primer capítulo encontrará el texto que Jordi somos responsables. En todo caso nos sugieren que no demos
Llove t construyó como conferencia inaugural para las nada por definitivamente resuelto y zanjado, nos invitan a
jornadas Educació i valors: l´ètica i l´altre. El título, «La trans- la reflexión, a una práctica educativa reflexiva, que haga de la
misión del saber», nos prepara para leer una reflexión pregunta «una pequeña grieta en la sólida conformidad gene-
acerca de la operación de conocer, de llegar a saber. Desde ral». Siguiendo su propia recomendación, se preguntan qué
el momento en que en el continente europeo se fundaron ins- papel desempeñan la libertad y la responsabilidad en la socie-
tituciones que permiten cultivar el saber y transmitirlo, esta dad actual y en el quehacer diario de los y las docentes.
18 19
LOS MÁRGENES DE LA MORAL PRESENTACIÓN

En el cuarto capítulo, «La acogida y la compasión: acom- dad, singularidad de cada niño, cada niña, la singularidad
pañar al otro», Concepció Poch y Anna Vicente inician un de cada situación. La propuesta que hacemos está alejada de
recorrido para hablar de dolor y sufrimiento, pero también de todo absolutismo y apuesta por un lenguaje propio de la ética, el
hospitalidad, acogida y compasión. El ser humano sufre y lenguaje narrativo, y, consecuentemente, nuestra propuesta
experimenta dolor, aunque trate por todos los medios de ale- proclama una educación literaria.
jarlo, y ni en la familia ni en la escuela podemos educar como Hemos decidido añadir una bibliografía, que separa
si no existieran. Tal vez de lo que se trate sea de saberse vul- obras de ensayo y obras de ficción, para que se pueda, si el lec-
nerable y, sabiéndose expuestos al dolor, establecer vínculos tor lo desea, profundizar en algunas de las ideas que se han
de acompañamiento, de compasión, para hacer más soporta- apuntado a lo largo de los distintos capítulos. En este aparta -
ble esta vulnerabilidad. En todo caso, las autoras nos do también se encuentra un breve comentario de aquellas
proponen reformular la definición de compasión y nos invitan obras y autores que nos han acompañado de manera especial
a tratar de entenderla como sensibilidad hacia el en el largo trayecto de estos años de conversaciones en el seno
sufrimiento del otro, el dolor ajeno. de nuestro Grup d'Educació en Valors.
En el quinto capítulo. «La menoría del otro: recuerdo y Éste es el recorrido que se puede hacer a través del libro.
olvido», Agnès Boixader y Juli Palou nos advierten que al Lo hemos pensado y escrito con el deseo de compartir nues-
hablar del otro, no nos referimos, solamente, al otro presente, tras reflexiones, y con la esperanza de que se propague para
también debemos tener en cuenta a los ausentes, al otro ausen- que el nuevo universo pedagógico del que hablamos sea mañana
te, aquellos que ya no están v que todavía no están. El más posible que ayer.
mundo lo construimos aquí y ahora, pero nunca se da despo- Si al leerlo, al lector le surgen preguntas, interrogantes,
jado de memoria. Pata construir cl futuro es imprescindible dudas e incluso críticas, lo sentiremos a nuestro lado. Si al
establecer un diálogo con el pasado, no podemos imaginar leerlo, el lector se siente en sintonía con lo que está leyendo,
futuros desde la no-memoria, somos herederos del pasado y el nuevo universo pedagógico del que hablábamos está más cerca
vamos a dejar, nuestras herencias, de modo que es también de lo que pensamos. En él, palabras como programación, ojeti-
responsabilidad de los adultos traer el pasado al presente para vos, competencias, resultados, estrategias, etc., no son las únicas
que los niños y los jóvenes puedan dialogar con él. que orientan la acción educativa, porque hay otras como res-
En el sexto capítulo. «La mirada del otro: circunstancia e ponsabilidad, acogida, hospitalidad, reconocimiento, inclusión, compa-
interpretación». Montserrat Fons y Anna Segura nos acercan al ñía, o acompañamiento y compasión que invitan a repensar la
mundo del lenguaje y de la interpretación. Vivimos en un educación, que esperemos hayan impregnado ya el vocabula-
mundo en el que imperan tres grandes lenguajes: económico, rio educativo del lector y que están ya empezando a revolu -
tecnológico, y teológico, y la educación no es una excepción. cionar sus «interioridades».
Pero ninguno de esos lenguajes nos parece el más apropiado
para la educación en valores éticos. Los lenguajes actuales
buscan la universalidad y tienen pretensiones de homogenei-
zación, en cambio, el lenguaje de la ética busca la singulari-
I
La transmisión del saber
Jordi Llovet

El encargo de pronunciar una conferencia en esta sede sobre


el tema «maestros y discípulos» me llenó de alegría desde el
momento en que me la pidieron los coordinadores de este
ciclo. El texto que sigue es la transcripción literal de aquella
conferencia y posee, por ello, los elementos oratorios y retó-
ricos propios de este tipo de discurso.
Hablar de «maestro» y «discípulo» nos podría llevar a
hablar, en primer lugar, de las relaciones entre «maestro» y
«alumno», aunque «discípulo» y «alumno», no son exactamen-
te lo mismo. Un maestro y un alumno no tienen por qué
mantener entre sí una relación de gran cordialidad, pero sí de
gran amabilidad y, en el mejor de los casos, de respeto mutuo;
pero un maestro no pretende que sus alumnos se conviertan
en seguidores de sus doctrinas, entre otras razones porque un
maestro o un profesor enseña, ante todo, no su doctrina sino
una serie de conocimientos, científicos o humanísticos, que
no dependen casi nunca de sus investigaciones particulares.
Ante un alumno de secundaria, por ejemplo, el maestro está
obligado a eclipsarse si no quiere que los alumnos salgan de
las clases con una perplejidad apesadumbrada y bastante esté-
ril desde el punto de vista de la buena pedagogía. En realidad,
el maestro, o el profesor, ante sus alumnos está obligado:
1. A actuar de acuerdo con la sentencia que leemos en las
Sátiras de Juvenal, que dice: Maxima debetur puero reue-

Este texto reproduce fielmente la conferencia que el autor dio en el seno del ICE
de San Pablo, en Barcelona, el día 20 de febrero de 2009.
22 23
LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA TRANSMISIÓN DEL SABER

renda, es decir, el niño (y el chico o la chica) merece a lo largo de toda la historia de la educación: Sócrates tuvo a
el mayor respeto. Platón como discípulo preferido; Aristóteles tuvo a Alejandro
2. A transmitir todo el saber que sea capaz de vehicular, Magno como discípulo muy relevante en la historia politi-
pero siempre teniendo en cuenta que un alumno está ca; Marsilio Ficino creó toda una escuela de discípulos huma-
mucho menos preparado que un maestro o que un nistas en su academia florentina; Kant fue el maestro de
profesor para entender cosas que. a veces, comportan Windelband y Rickert: Hegel fue un discípulo díscolo y tam-
mucha complejidad y que a un alumno pueden costar- bién indirecto de Kant; Hanna Arendt y Gadamer fueron
le mucho entender. Aquí es donde entra la dimensión discípulos de Heidegger; y así podríamos ir subiendo hasta lle-
didáctica de la enseñanza -que no es la única dimen- gar a los grandes discípulos y amigos de grandes maestros de
sión de este oficio, ni mucho menos, porque también los últimos decenios como, pongamos por, caso, Roland Barthes,
hay que añadir la dimensión moral y la dimensión cívica-, y Isaiah Berlín o George Steiner, por quedarme en el campo de
aquí es donde toma un relieve muy significativo la las humanidades, que es el que conozco un poco.
máxima que mi profesor José Manuel Blecua me citó En cuanto al primer, tipo de relación pedagógica, la que
cuando yo empezaba mi carrera como profesor univer- existe entre un maestro y un alumno, sólo añadiré, a lo que ya
sitario y que me ha acompañado a lo largo de toda la he dicho, que considero no sólo el respeto, sino el amor, o, si
vida académica. Dicha máxima, de gran perspicacia y queréis, la charitas, o aquello que en griego se llamaba agape,
previsión, era: «Los profesores empiezan enseñando como el elemento primordial de toda relación pedagógica.
más de lo que saben; después, enseñan ni más ni Como dice el título de una famosa novela de Unamuno, amor
menos de lo que saben: y acaban enseñando a sus y pedagogía tienen que ir del brazo, inexorablemente. El
alumnos aquello que los alumnos son capaces de enten- maestro a quien le da pereza dar clase, o el profesor que sólo
der». No olvidéis esta máxima, porque en ella se encuentra pretende lucirse delante de sus alumnos para mayor gloria de
la mayor sabiduría y el más alto secreto en el oficio de sí mismo, son un maestro o un profesor que no sirven para
todo enseñante. nada. Por mucho que la idea os pueda parecer eclesiástica, me
obstino desde hace tiempo en considerar que la vocación del
Esta relación básica entre un «maestro» y un «alumno», como ya profesor se parece mucho a la vocación sacerdotal: recordad que,
he insinuado, es diferente de la que existe ente un «maestro» en lengua francesa, la palabra clerc, es decir 'clérigo',
y un «discípulo», porque se supone que un discípulo, como valía hasta hace poco tanto para los eclesiásticos como para
lo fueron los discípulos de Jesucristo y de todos los pro- fetas los intelectuales. Ya sé que ahora se discute mucho esta visión
que han aparecido en esta tienes -podría citar desde Buda, de la pedagogía -que está atrapada en todo tipo de burocra-
Sócrates o Mahoma hasta los grandes maestros que yo tuve, cias y nuevas tecnologías, típicamente seculares-, pero estoy
como Miquel Batllori o Martí de Riquer-, se supone, decía, que cada día más convencido de que esta óptica vocacional, en el
un discípulo es una persona que se encuentra muy próxima en sentido más elevado de la palabra, es la base, y quizá lo será
espíritu y en intención te saber a un maestro determinado. cada día más, para obtener buenos resultados ante alumnos
Este tipo de relación, como he dicho, ha existido que cada vez son más indisciplinados o más rebeldes. Amor
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA TRANSMISIÓN DEL SABER

ciones, la manera de caminar, la manera de sentarse, la mane-


omnia vincit, dice el proverbio; y estoy seguro, como hemos visto
ra de comer en público, etcétera , todo eso suele quedar
últimamente en algunas películas, que quizá hemos considerado
grabado en la memoria de un alumno: hace, sazón, como la
cándidas demasiado a la ligera, que si en la educación no
buena lluvia, y esta sazón es la verdadera garantía de rendi-
interviene este factor, que es de orden cívico y ético, la
mientos muy positivos en el futuro.
pedagogía estará perdida para siempre.
Todavía añadiré una última consideración en cuanto a la
La recurrencia cada voz más abusiva y, obviamente, cómo-
relación entre maestro y alumno. Quiero hablar de la tiranía
da a los medios audiovisuales en el acto de la enseñanza sólo
-porque no se puede decir de otra manera- que significa hoy
es, al fin y al cabo, la prueba palpable de que los maestros y los
la intervención abusiva de ciertos pedagogos y psicopedago-
profesores están cansados, y de que ya no saben qué inventarse
gos en la ordenación de la enseñanza primaria, secundaria y
para conseguir que los alumnos estén atentos en clase. He
universitaria. Tened por cierto que esta forma de despotismo,
conocido profesores de secundaria que han acabado acep-
no precisamente ilustrado, será vista, de aquí a veinte o trein-
tando que aquellos alumnos que no se sacan los audífonos del
ta años, no sólo como un escándalo, sino también como uno de
iPod de las orejas durante la clase se sienten todos en la últi-
los grandes errores de estrategia pedagógica de los últimos
ma fila, y así, al menos, no representen ningún obstáculo
decenios. Los que saben de veras cómo se tiene que enseñar
para la buena marcha de la clase: eso, evidentemente, sólo es
a un niño, a un adolescente o a un joven son los maestros y los
una solución parcial de] problema de la enseñanza en tiempos de
profesores; los pedagogos, habitualmente, sólo leen libros
bastante indisciplina. Volviendo al tema de los medios audio-
sobre pedagogía e invaden la libertad de los enseñantes y la
visuales, tan en boga, yo sostendría, contra la idea de que una
dignidad de su oficio con instrucciones del todo etéreas ,
imagen vale más que mil palabras, que una sola palabra siem-
llenan la cabeza de profesores y de alumnos con fórmulas y
pre valdrá más que mil imágenes: en el arte de la palabra, cosa
ardides de supuesto valor universal -también de supuesta efica-
que en griego se llamaba logos -concepto que abrazaba un
cia-, cuando, de hecho, cada alumno es un caso, y cada clase
campo semántico muy amplio, que incluiría nuestras palabras
es un problema diferente de los demás.
palabra, razón y discurso—, en el arte de la palabra, decía, en la
elocuencia y en el bello adecentamiento del discurso, en la justa En cuanto al segundo tipo de relación pedagógica que he
exposición, bien ordenada sintácticamente, de las ideas..., en presentado al principio, la que se establece entre un profesor
todo eso reside seguramente la clave de una educación eficaz y sus discípulos -que es una relación más propia de la vida uni-
y perdurable. En el terreno de la pedagogía, el viento no se versitaria que de la enseñanza secundaria, ciertamente-; diré
lleva las palabras así como así; aquello que se lleva son más que ésta siempre significó lit vía más eficaz para aquello que
bien las imágenes, porque éstas enseguida quedan neutrali- quiero comentaros más detenidamente, es decir, la transmisión
zadas por los millares de imágenes con que nos topamos cada del saber. Como he dicho hace un momento, me centraré más
día, continuamente, paseando por la calle, utilizando el telé - bien en las humanidades, porque es el terreno que conozco
fono portátil o viendo la televisión. Por el contrario, el tono mejor, pero también porque las humanidades son el campo
de voz de un profesor, su manera de acompañar las palabras del saber en el que más han perdurado los saberes antiguos y
con el gesto, las inflexiones la voz, el orden de sus exposi - en el que más ha funcionado la transmisión del saber entre
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA TRANSMISIÓN DEL SABER

maestros y discípulos, secularmente, con todos los eclipses que como leemos en los diálogos platónicos; Aristóteles,
se quiera. No quiero decir que los saberes de orden científico por el contrario, poseía un saber creado en parte gra-
o técnico, o incluso artesanal, no se hayan producido, tam- cias a la tradición, pero urdido sobre todo gracias a su
bién, gracias a las relaciones que se establecen en la extensa genio, y ese saber tuvo la enorme repercusió n que
cadena formada por maestros y discípulos a lo largo de la his- todos conocemos, especialmente en Roma y durante la
toria: sin duda, eso ha sido así. Sin Hipócrates no habría exis- Edad Media, al nenas hasta que el neoplatonismo y,
tido Galeno, sin Copérnico no habría existido Galileo, sin después, las traducciones íntegras de la obra de
Newton no habría existido Einstein, y sin Ramón y Cajal no Platón lo dejaron ligeramente de lado, entre los siglos XIV y
habría existido la teoría contemporánea de la neurona. Eso es XVII.
cierto, como también lo es que sin buenos cesteros hoy nadie  El discípulo tiene que estar dispuesto a aceptar este
sabría tejer un cesto; sin buenos sopladores de vidrio hoy no se saber. Puede discutirlo, puede corregirlo y puede au-
haría ninguna pieza de vidrio artesanal; y sin oficiales de car- mentarlo; pero el primer paso consistirá siempre en un
pintero no habría habido nunca aprendices de carpintero, acto de fe, o en una voluntad de saber, que hace que el
que, más adelante, se convirtieran, a su vez, en oficiales y maes- discípulo otorgue confianza al maestro y esté dispuesto
tros de la carpintería. a ser un buen receptor de su saber.
Pero el caso de las humanidades es enormemente parti-  En tercer lugar, el saber se tiene que transmitir de un
cular, sin duda porque el saber humanístico -y con él el saber modo operativo, de manera que pase con facilidad del
filosófico, historiográfico, antropológico o filológico, por maestro al discípulo.
poner unos cuantos ejemplos - es tan saber fundamentado en  En cuarto lugar, es necesario que, en una sociedad.
la palabra, ejecutado con la palabra y transmitido con las pala- en una cultura o en una ciudad o un pueblo, haya unas
bras. Sin embargo, antes de hacer un poco de historia de esta condiciones objetivas suficientes para que, por un lado.
particular transmisión del saber, permitid que señale los fac - sea respetada la figura del maestro, y, por otro,
tores imprescindibles para que se produzca tal transmisión en sea apreciada la figura del discípulo.
el campo de las humanidades o, lo que es lo mismo, la cola-  Por fin, es imprescindible que esa misma sociedad o
boración eficaz y fructífera entre maestros y discípulos. cultura precie de una manera muy especial la suma de
Para que se pueda transmitir cl saber -ya no diré más los saberes humanísticos y de todo aquello que se deri-
«humanístico», porque lo sobreentiendo a partir de ahora- va de ellos: pedagogía, literatura. música, artes plásti-
hacen falta una serie de circunstancias, que enumeraré a con- cas. etcétera.
tinuación:
Si empezamos por el primer punto, la cosa es de una eviden-
 El maestro debe tener algún saber que transmitir, o, al cia palpable: nadie puede enseñar nada si previamente no lo
menos, tiene que saber con qué método se puede sabe él mismo. Sólo puntualizaré que muchos profesores
generar saber en sí mismo y en los demás. Sócrates, por creen que saben una cosa, pero no la saben lo bastante bien,
ejemplo, sólo tenía la pretensión de hacer emerger el Y, como consecuencia de ello, no la explican bien, de manera
saber con la colaboración de sus interlocutores, tal que los alumnos o discípulos no la llegan a aprender. No hay
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA TRANSMISIÓN DEL SABER

mejor manera de convertirse en un buen maestro que domi- que, como herencia de la milicia romana y del ordenamiento
nar a la perfección, sobradamente, la materia o el saber que feudal en la Edad Media, todos los ejércitos del mundo están
se enseña. Un buen maestro siempre tiene una especie de «re- formados por un escalafón en que un general tiene más auto-
manente» o de «capital acumulado» o «sobrante» que supera ridad que un coronel, un coronel tiene más que un capitán, y
los límites de lo que demuestra saber en clase. Cuanto más un capitán tiene más que un cabo. Eso, por sí mismo, no sig-
sabio sea un profesor, mejor sabrá transmitir su saber a sus dis- nifica ninguna arbitrariedad: es una convención dentro de un
cípulos, siempre dosificadamente y con la estrategia adecuada. organigrama muy determinado, la milicia, que es, junto con la
En cuanto al segundo punto, es evidente que la historia Iglesia, el único estamento que todavía conserva alguna cosa
ofrece modelos de cariz muy diverso. Para que me entendáis, tan de la magnífica relación entre los estamentos sociales de la
discípulo sólo estará en condiciones de aprender cosas de época del feudalismo: el señor estaba obligado a respetar y dar
su maestro si este maestro está investido no exactamente de apoyo a los caballeros, y un caballero estaba obligado a respe-
autoridad, sino de aquello que en latín se llamaba auctoritas, tar y obedecer a su señor, siempre que este señor fuera un
que era más una autoridad moral e intelectual que una autori- hombre justo y, si eso era posible, sabio. Es la historia que todo
dad en el sentido disciplinario o jerárquico de la palabra. En la el mundo conoce del Mío Cid, si el Cid en esta narración épica
pedagogía de Grecia y Roma, y, en buena medida, en toda extraordinaria, desobedece las órdenes del rey Alfonso VI de
la historia de la pedagogía relacionada con las órdenes ecle- Castilla, es porque el rey no se ha comportado dignamente con
siásticas, la palabra del maestro era una palabra «autorizada», su caballero. Por el contrario, si leéis las novelas de Chrétien
no «autoritaria»; es decir, constituía un discurso que los discí- de Troyes, del siglo XII, encontraréis un buen número de ejem-
pulos quizá discutían, modificaban, incluso invalidaban pero plos de fidelidad absoluta entre estos dos estamentos, el de los
que siempre era emitido desde la confianza y el prestigio que señores y el de los caballeros, que se asientan en el hecho de
despertaba la figura del sabio o del profesor. No me entreten- que tanto unos como otros sabían estar en el sitio que les
dré en analizar qué le ha sucedido a la pedagogía europea y correspondía, los unos con gran consideración hacia los vasa-
occidental –que también es la que conozco– a lo largo de la llos, los otros con la debida obediencia a su señor. Pues bien:
historia, pero es evidente, y muchos profesores lo sufren cada han pasado muchos siglos desde que se acabó este tipo de
día en carne propia, que, en estos momentos, ya no hay organización social, que no tenía nada de injusta, sino todo lo
muchos alumnos o discípulos que estén dispuestos, a otorgar contrario, y, con el tiempo, hemos llegado a la situación actual,
una confianza apriorística a la figura de sus maestros o profe- en la que no hay ningún alumno, o casi nadie en general, que
sores. Por una parte, es un hecho que la autoridad, en térmi- acepte fácilmente que otro, superior suyo en el cargo que sea,
nos generales, está hoy día muy desacreditada: hace poco, un tenga que ser respetado y obedecido. Los alumnos actuales ya
sargento fue castigado por una falta leve (aunque pueda con- no consideran que su maestro o su profesor tenga más autori-
siderarse gravísima, lo cual también es un síntoma de cómo dad que ellos, porque no creen que en este mundo haya nin-
van las cosas incluso en el Ejército) por el hecho de que se diri- guna autoridad. Se trata de una forma de anarquía inédita en
gió a un general hablándole de «tú». Cualquiera de vosotros la historia, porque los buenos anarquistas, que sin duda tenían
que haya hecho el servicio militar recordará perfectamente como divisa Ni Dieu ni maître, tenían claro que toda autoridad
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA TRANSMISIÓN DEL SABER

ilegítima tenía que ser sustituida por una asamblea de ciuda- he dicho, todo saber que se transmita acompañ ado de una
danos que se autogobernarían con enorme respeto mutuo. En enorme dosis de caridad, de amor o de simpatía del maestro
estos momentos, el problema es otro: la anarquía de la clase estu- por el alumno, por un lado, y de respeto por la figura del
diantil en especial en la enseñanza secundaria, n u n c a enseñante, por el otro.
podrá derivar en un régimen asambleario disciplinado y bien Por lo que respecta al cuarto punto, es decir, la necesidad
organizado: se trata de un desbarajuste elemental, sin ningún de que en una sociedad se den bastantes condiciones objeti-
móvil ni ningún otro propósito que rechazar la autoridad y vas para que sea respetada la figura del maestro y sea aprecia-
hacer el máximo jolgorio posible. Es probable que este fenó- da la figura del discípulo, sólo puedo incidir en cosas que
meno, muy extendido en todo el mundo occidental, sea una también he dicho previamente: si la organización social, en
consecuencia de la desaparición del orden sagrado en nuestras términos generales y en todos sus niveles, ha desacreditado las
sociedades, porque es un hecho que, mientras la religión tuvo relaciones de jerarquía; si ni siquiera los parlamentos demo-
un papel preponderante en el orden simbólico de las comuni- cráticos dan ejemplo de un respeto mutuo o de una atención
dades, también se mantuvo esta relación disciplinada ente las escrupulosa hacia la palabra del otro: si la vida política de
diversas capas o sectores de una civilización. También es posi- muchos países asiste casi con incredulidad a todo tipo de estafas,
ble que esta pérdida casi total de autoridad, en nuestros días, engaños y marrullerías; si la vida económica, que teóricamen -
sea la consecuencia del mal uso que han hecho de la demo- te en todo sistema democrático tiene que servir al bienestar
cracia los representantes y parlamentarios del sistema político de la población, más bien ha servido, desde hace tiempo,
bautizado con este nombre, el cual, por otra parte, es sin duda para el enriquecimiento fraudulento de los dueños de las finan-
el mejor que puede tener tina sociedad. Pero todo el mundo zas entonces se puede entender que este comportamien-
sabe qué significaba la democracia en tiempo de Pericles o en to, por pura capilaridad, haya pasado a muchos otros niveles,
tiempo de Cicerón, y también sabe todo el mundo qué signifi- inferiores, de la vida pública, ente ellos, la enseñanza. No hay,
ca hoy día: las cosas han cambiado sustancialmente, y quizá ciertamente, en las sociedades occidentales, bastantes ejem-
tendríamos que empezar a buscar otro nombre para el sistema plos, ni civiles ni eclesiásticos como para que dichos ejemplos
político quo predomina hoy en nuestras sociedades cultivadas hayan irradiado unas condiciones objetivas proclives al respe-
y occidentales. Pero dejemos estar la cuestión porque sería moti- to de la figura del profesor o del maestro, ni siquiera al res -
vo de otra conferencia. El caso es que los profesores, hoy, no peto del maestro por su alumno.
están investidos ni de autoridad ni de auctoritas en el sentido Finalmente, con respecto al quinto y último condicio-
latino. Eso, como puede suponerse que todo el mundo prevé, nante para la buena transmisión del saber, es decir, que la
llevará a la enseñanza a un fracaso inevitable, especialmente al sociedad precie de una manera muy especial la suma de los
sistema educativo público. sabe- res humanísticos y de todo aquello que se deriva de ellos
Con respecto al tercer punto, es decir, que el saber debe –pedagogía, literatura, música, artes, etcétera –, empezaré
transmitirse de una manera eficaz, ya he dicho bastante como poniendo un ejemplo comparativo para que todo resulte
pana que no me detenga en él; sólo es eficaz un saber basado claro. La Florencia de los Médici, pongamos por caso, consti-
en la sabiduría sobrada del maestro, y sólo es eficaz, como ya tuía una sociedad relativamente injusta desde el punto de
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA TRANSMISIÓN DEL SABER

vista político -no olvidéis que es la Florencia que acabaría continente un clima favorable a la producción literaria y artís-
generando las figuras; de Maquiavelo y de Savonarola-, pero tica de la misma magnitud que la que se vivió no sólo en
esta familia, la de Cosme y Lorenzo de Médici, como las fami- Florencia, sino también en muchas otras ciudades de Europa,
lias de los Malatesta, en Rímini, de los Montefeltro, en desde la Baja Edad Media -quizá desde Carlomagno, en la
Urbino, de los Este o de los Gonzaga, en Mantua, y de los corte de Aquisgrán, retrocediendo en el tiempo- hasta aque-
Sforza, en Milán, crearon un clima, en sus respectivas ciuda- lla época de gran dinámica intelectual que tuvo lugar en
des-Estado, proclive al cultivo de las letras y de las artes de una Francia, en Alemania o en la Inglaterra del siglo de las luces?
eficacia tan extraordinaria que, sin ellos, y a pesar de las mag- No hace falta que responda a estas preguntas retóricas. Lo
nas figuras de los más antiguos Dame o Petrarca, hoy no ten- que domina el panorama de las sociedades contemporáneas,
dríamos ni la Capilla Sixtina, ni las cúpulas de Brunelleschi, en Occidente de una manera ya tradiciona l, pero cada vez
ni las figuras; fundamentales de Lorenzo Valla, Marsilio Ficino más en todo el mundo, es otra cosa: es el mercadeo, las finan-
o Pico della Mirándola, ni las traducciones a lenguas vulgares zas, la cultura del capital, los medios de seducción colectiva,
de la mayor parte de los clásicos griegos y latinos -desde sobre todo los audiovisuales -los de capital privado se encuen-
Platón hasta Plutarco, desde Aristóteles hasta Luciano-, ni tran cada vez más degradados-, y cosas de este calibre. Lo
absolutamente nada de lo que ha dado gloria inmarcesible a sabe todo el mundo, y casi iba decir, como el poeta Foix, que
diversas ciudades del norte de Italia, y, por ellas, a todo el «es profecía». Se veía venir, y ha pasado lo que, según la lógi-
continente. En la Roma renacentista la cosa fue ligeramente ca burguesa-capitalista, era previsible que pasara: ahora que
diferente, porque quien se encargó de contratar a los grandes las cosas van mal, es cuando la gente empieza a darse cuenta.
arquitectos, pintores y humanistas no fue propiamente un Por eso no creo que vuelva aquel momento histórico en que
"clima favorable" de la sociedad civil, en sentido amplio, o de un muchas ciudades y muchas sociedades de Occidente otorga-
estamento burgués muy poderoso, sino una estructura ban una importancia primordial a la producción de las obras
de poder mucho más limitada: el papado, el de Nicolás V o el de del espíritu, que son básicamente las que ofrecen los hombres de
Sixto IV, por ejemplo. Ahora pregunto, para ir a parar a nues- letras y los artistas. Quizá el Berlín de nuestros días es una
tra realidad de cada día: ¿hay, en la Barcelona de nuestro excepción, con una cantidad enorme de gasto municipal y
tiempo, un clima de apoyo decidido y evidente, y una política estatal dedicado al cultivo indiscriminado de literatura, arte,
de munificencia lo bastante generosa y exterior a todo interés de teatro o música en sus formas de expresión más comprometi-
partido como para que aflore lo mejor de lo que queda del lega- das y puestas al día. Me parece que, en estos momentos, no se
do humanístico de la tradición occidental? No penséis que es pueden citar muchos más ejemplos en toda Europa . De
una pregunta absurda: no hace ni cien años, la unión casual Barcelona, lamentablemente, eso no se puede decir, porque
de hombres como Prat de la Riba, Puig i Cadafalch, Francesc nuestras autoridades parecen la mar de contentas por el
Cambó o Eugenio d'Ors fue la responsable de un floreci- hecho de haber convertido la ciudad en aquello que ellos mis-
miento literario, artístico y, sobre todo, pedagógico que mos nombran «una marca» o «la mejor tienda del mundo».
todavía es la envidia de todos los catalanes, y no catalanes, Ya no podemos decir, en absoluto, que la cultura europea
que nos dedicamos a esos artes. ¿Hay, en general, en nuestro posea una unidad que le sea otorgada por sus artes, su peda-

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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA TRANSMISIÓN DEL SABER

gogía o su literatura; es decir, por las cosas de la órbita huma- tores y buenos lectores [...]. Que los padres recurran, des -
nística. Si hay una cultura común en Europa• hoy día, es más pués, a los poetas, oradores, filósofos y, sobre todo, que in-
bien la cultura del MP3, el iPod, el teléfono portátil, la moda tenten contar con maestros solícitos, de los cuales los
juvenil, las videoconsolas, las nuevas tecnologías, y todas esas jóvenes puedan aprender tanto las buenos costumbres como
cosas que han venido, casi sin excepción, del ámbito esta- las letras.
dounidense. Sin embargo, ahora diré una cosa en favor de los
Estados Unidos: citando aquí se haya arruinado del todo la Es un pasaje de un libro de León Battista Alberti, que no era
enseñanza universitaria, en ese país todavía podrán hacer pedagogo, sino más bien hombre dedicado a la arquitectura y
gala de poseer a los mejores especialistas del mundo en len- las bellas artes. Pero no creáis que este ideal, que une entre sí la
gua indoeuropea, estudios clásicos, crítica literaria y estética idea greco-latina del alumno bien formado y de la polis bien
en general, paleontología, epigrafía, y muchas más cosas, constituida, sea una cosa que nos quede muy lejos: en pleno
empezando, claro está, por la investigación propiamente siglo xx, el gran pedagogo Ramon Rucabado escribía, en su
científica. Parece una paradoja, pero es muy posible que ésta libro Compendio de educación civil:
sea la consecuencia del tan comentado Plan Bolonia, al
menos en lo que respecta al terreno de las humanidades: ¿Cuál es la señal más cierta e inmediata del espíritu del
Europa, que es la madre de estos saberes, perderá terreno, y hombre?
los Estados Unidos se convertirán en depositarios de unos —La palabra; don exclusivo del hombre, facultad que per -
saberes antiguos que, en n uestro continente, tienden a mite expresar las ideas y comunicarlas, revelando la exis-
eclipsarse. Allí todavía hay comunidades munificentes de tencia de una conciencia común a todos los hombres.
mucho peso --empezando por la judía y por la forman la mul-
titud de intelectuales inmigrados después de la segunda 0 bien:
guerra mundial– que dan un apoyo magnífico, a menudo a
fondo perdido, al desarrollo de las ciencias del espíritu. ¿Cuál es la causa de que el hombre civilizado sea superior?
Amigos y amigas: he sido muy crítico con el panorama —La vida en común y las relaciones entre los hombres reu-
actual de la pedagogía, como lo soy con el panorama de las nidos en una ciudad, que hacen que los unos con los otros
humanidades en bloque, pero me ha parecido que debía se comuniquen las ideas y los sentimientos, estimulán-
venir aquí para pretender que las cosas van la mar de bien. Si dose así las facultades, y que para satisfacer estas necesidades
cogéis una antología sobre educación del tiempo del huma - se activen las artes, y, en resumidas cuentas se perfeccione
nismo italiano, todavía encontraréis pasajes como éste: el hombre entero.

Que los padres actúen de manera que sus hijos se dediquen Era una idea de clara huella ciceroniana, pero que todavía po-
asiduamente a las letras; enseñadlos a pensar y a escribir seía valor y dignidad hace menos de cien años.
correctamente y no creáis haberlos enseñado lo suficiente Esta reflexión de Rucabado –podría haber citado otras de
hasta que no veáis a los chicos convertidos en buenos escri - muchos grandes pedagogos españoles, entre ellos Francisco
Giner de los Ríos y Antonio Machado-, no es fruto del roman-
ticismo: está escrita el año 1920, cuando Cataluña acababa de
2
salir de siglos de incuria, falta de libertades, desprecio por la
lengua propia y todo lo que sabemos. Si un pensamiento La zona sombría de la moral
así, de clara inspiración novecentista, fue posible en pleno siglo
del desarrollo técnico-científico, también podemos pensar que Joan-Carles Mèlich
podría reformularse en términos análogos un día u otro. Tenemos
Existe un Muro de las Lamentaciones de lo humanidad,
que recordar que, citando Diderot, por encargo de la zarina
y yo estoy de pie a su lado.
Catalina la Grande, redactó un «Plan de estudios» para la nueva
(Elías Casero, La provincia del hombre)
universidad de San Petersburgo, escribió estas palabras:

Todo lo que tiene que ver con la educación pública, no tiene Pórtico
nada de variable, nada que dependa esencialmente de las
circunstancias. El fin de la educación será siempre el Desde hace mucho tiempo pienso que la ética no es un ele-
mismo, en cualquier siglo: hacer hombres virtuosos e ilus - mento más o menos relevante en la relación educativa, sino lo
trados. que constituye a la educación en tanto que «educación». Esta
idea ha sido, y todavía es, tan importante para mí que si
Ojalá alguien tenga esta idea el, la cabeza de cara a un futuro tuviera que seleccionar un «tópico» que se convirtiera en una es-
que, a estas alturas, es sólo una esperanza. pecie de resumen de todo lo que he ido escribiendo a lo largo
de los últimos años escogería éste, con toda seguridad.
De una manera más explícita la idea de que la educación
es constitutivamente una «relación ética» ya surgió era un
libro escrito en colaboración con mi amigo Fernando Bárcena
titulado La educación como acontecimiento ético (2000). Reapareció,
unos años después, en ese «díptico» que forman Filosofia de la
finitud (2002) y La lección de Auschwitz (2004), y continua en mi
más reciente ensayo titulado Ética de la compasión (2010). Este
«tópico» podría explicitarse fácilmente como sigue: la ética es
estructural a la relación educativa o, lo que es lo mismo, sin ética
la educación queda reducida a puro adoctrinamiento.
Ahora bien, antes de seguir adelante, tire parece que hay
una cuestión, que no resulta banal, y que uno debería plante-
arse desde el principio; una pregunta, por cierto, que no es
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

fácil resolver: «¿qué cabe entender por ética?». Si no somos Arendt, La condición humana, y la de Kant ha hecho lo propio
capaces de dar un sentido a esta palabra, la proposición «la ron las éticas «procedimentales», «neocontracturalistas» y
ética es estructural a la relación educativa» no significa nada. «dialógicas» (John Rawls, Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas).
Desde una perspectiva filosófica podríamos decir, grosso La primera tesis que quiero presentar en este texto es
modo, que han existido a lo largo de la historia occidental dos que, a mi juicio, existen otras tradiciones éticas en el pensa-
grandes respuestas a esta pregunta: la de Aristóteles y la de miento occidental que no suelen tenerse demasiado en cuen-
Kant. Diré, de forma muy esquemática, que para el primero, ta. Quiero decir que, en ética, no todo se reduce a tener que
Aristóteles, la ética es la práctica de la felicidad, mientras que escoger entre Aristóteles o Kant. En mi caso concreto, los pen-
para el segundo, Kant, consiste en la obediencia a la ley sadores que tengo como referentes para configurar mi parti-
moral. cular visión de la ética son, entre otros, Michel de Montaigne,
Es evidente que no puedo entrar aquí a exponer detalla- Arthur Schopenhauer, Ludwig Wittge nstein, Emmanuel
damente cada una de estas teorías morales, únicamente quiero Levinas, Jacques Derrida, Ernst Bloch, Elias Canetti y, más
subrayar el hecho de que la ética aristotélica gira alrededor recientemente, Richard Rorty, Odo Marquard, Zygmunt
de lo que los griegos llamaron eudaimonía (que suele tradu- Bitiman, Giorgio Agamben y Judith Butler, entre otros.
cirse por 'felicidad'), mientras que para Kant de lo que se Ta m b ién m e g u s ta r ía c ita r a m is m a e s tr o s Be r n h ard
trata es de actuar por «deber» (sollen, en alemán), por «respeto Waldenfels y Lluís Duch.
a la ley». Podría estudiarse la historia de la filosofía moral, pues, Hay que advertir, en cualquier caso, que soy un ecléctico.
al modo de un debate intenso entre Aristóteles, por un lado, y No me he considerado nunca fiel a una escuela, ni mucho
Kant, por el otro, o, lo que sería lo mismo, entre la feli- menos a un autor o a una obra. Por lo mismo, debo señalar
cidad y/o el deber. que de ninguna de las maneras pretendo que haya una línea
No cabe ninguna duda de que lo que acabo de exponer de pensamiento coherente entre los autores antes citados, ni
es una simplificación excesivamente escolar del tema. Se siquiera que posean una especie de «aire de familia». Los con-
podría objetar, claro está, que existen otros autores y otras c ibo como referentes útiles para mi propósito, y reconozco
obras en Occidente que han obtenido gran relevancia y que que sus escritos me han servido para reflexionar acerca de la
no es lícito dejar de tener en cuenta. Pienso, por ejemplo, en ética y la educación de otro modo.
Epicuro, en los estoicos (Séneca, Epicteto, Marco Aurelio), Lo que el lector encontrará a continuación no es más que
en Agustín y en Tomás de Aquino, en Montaigne, en Spinoza, en una tentativa. Es imposible en unas pocas páginas resumir
Rousseau y en Hume, en Hegel... Pero con notables excep - un tema tan complejo como el que pretendo tratar: la relación
c io n e s m e p a re c e ba s ta n te e v id en te q u e e l in f lu jo d e entre la «educación» y la «ética». Quiero señalar que en la
Aristóteles y de Kant, más allá de gustos personales, es incom- trastienda de las ideas que aparecerán a continuación se halla
parable. En este sentido habría que recordar que la ética una determinada antropología que he llamado filosofía de la
aristotélica también ha tenido una enorme repercusión en finitud. Su tesis central es, en líneas generales, que los seres
la hermenéutica contemporánea (piénsese en Heidegger, humanos somos contingentes, nos encontramos inscritos en
Informe Nartorp; en Gadamer, Verdad y método, o en Hannah un trayecto espacio-temporal que no hemos elegido, somos
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

más nuestras casualidades que nuestras planificaciones, no poseemos en el mundo occidental para comprender el «sen-
podemos eludir lo histórico, la cultura y el lenguaje, la memo- tido de la moral» es la Antígona de Sófocles. Recordemos a
ria y el deseo, los encuentros (y desencuentros) con los continuación el diálogo entre Antígona y Creonte a propó-
demás, sus presencias y sus ausencias, el sufrimiento y la sito del incumplimiento de la ley. Creonte había prohibido que
muerte. La cuestión que voy a poner encima de la mesa no es enterraran el cadáver de Polinices, pero Antígona desobede-
otra que la siguiente: ¿es posible que surja una ética de esta ce y cubre de tierra el cuerpo de su hermano:
filosofía de la finitud? Y ya avanzo que la respuesta será
afirmativa.
Lo que pretendo argumentar a continuación es, en una C REONTE : (A Antígona.) Eh, tú, la que inclina la cabeza
palabra, que no somos éticos porque podamos alcanzar prin- hacia el suelo, ¿confirmas o niegas haberío hecho?
cipios universales, eternos e inmutables, o porque seamos ANTÍGONA: Digo que lo he hecho y no lo niego.
autónomos en nuestras decisiones y elecciones, o porque obe- C REONTE : (Al guardián.) Tú puedes marcharte adonde
dezcamos a unas leyes o a un código normativo. Al contrario, quieras, libre, fuera de la gravosa culpa. (A Antígona
lo somos porque no nos queda más remedio que responder de de nuevo.) Y tú dime sin extenderte, sino brevemente,
una manera u otra, pero siempre de forma improvisada y ¿sabías que había sido decretado por un edicto que
provisional, a las interpelaciones que un otro singular nos no se podía hacer esto?
lanza en cada situación de nuestra vida cotidiana. ANTÍGONA: Lo sabía. ¿Cómo no iba a saberlo? Era mani-
Pero vayamos paso a paso. Voy a tratar, en primer lugar, fiesto.
de definir qué significa «ética» desde la perspectiva de una C REONTE : ¿Y, a pesar de ello, te atreviste a transgredir estos
filosofía antropológica de la finitud. Para ello me serviré de un decretos?
método que utilizo habitualmente, un método, digamos, ANTÍGONA: No fue Zeus el que los ha mandado publicar, ni
«negativo». En lugar de intentar decir en qué consiste la ética la Justicia que vive con los dioses de abajo la que fijó
lo que haré será justamente lo contrario. Propongo comenzar tales leyes para los hombres. No pensaba que tus
exponiendo lo que la ética no es. Pues bien, en pocas Proclamas tuvieran tanto poder como para que un
palabras, sostengo que la ética no es la moral. mortal pudiera transgredir las leyes no escritas e in-
quebrantables de los dioses. Éstas no son de hoy ni de
ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde sur-
gieron.
Las «leyes no escritas» (Sófocles, Antígona, pp. 440-460)

Empezaré, entonces, reflexionando acerca de la moral, puesto


que si es verdad que la ética no es la moral, quizá si somos Inspirándome en la figura de Antígona propongo entender
capaces de definir esta última lograremos algo más de luz por moral un «texto cultural», un «conjunto de principios»
sobre la primera. que ejercen una función normativa y formativa para los miem-
Para decirlo también de forma clara, quizá un poco sim- bros de una comunidad en un momento determinado de su
ple, a mi juicio, el ejemplo literario-cultural más claro que historia, un «conjunto de principios» que otorgan identidad y
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

sentido y que, al menos en el mundo occidental, poseen (cier- no tiene que estar necesariamente escrito (como acertadamente
ta) pretensión de universalidad. ap un ta An tígona en su enf ren tam ien to con Cr eo n te ).
La educación, entonces, y aquí Durkheim tiene toda la Segundo, la moral hace referencia al «ámbito público» y así como
razón, no sería más que la transmisión por parte de las no existe el lenguaje privado tampoco puede existir la moral
generaciones adultas de todo este marco normativo-simbólico. privada. Tal cosa sería una contradictio in adjecto. Y tercero, la
En este sentido, es obvio que toda moral nace en una cultura moral, a diferencia del derecho, tiene pretensiones de transculturali-
determinada, que no es posible una cultura sin un tipo u dad. Algo parecido es a lo que se refiere Claudio Magris al
otro de moral (aunque en el caso de Occidente éste tenga escribir:
pretensión de universalidad), y que no pueda existir educa -
ción sin moral. A Europa le compete, culturalmente, el cometido de renovar
Para evitar malentendidos me gustaría dejar claro que, a la conciencia y la defensa del principio de valor, esa exi-
mi juicio, la moral es fundamental en la formación de las nue- gencia de principios universales que constituye, desde hace
vas generaciones por la sencilla razón de que todo el mundo más de dos milenios, la esencia de su civilización. Son las
tiene necesidad de puntos de referencia, de modelos que leyes no escritas de los dioses, como las llamaba Antígona,
imitar (y, por lo mismo, también que criticar). El referente es decir los mandamientos morales que —a diferencia de los
normativo-simbólico es imprescindible en cualquier proceso condicionados histórica y socialmente— se presentan como
formativo, sea en términos de continuidad o de cambio, esto es, absolutos que no pueden ser violados bajo ningún precio.
bajo la forma de la crítica y/o de la ruptura. Esta universalidad [...] es el fundamento de la civilización
Ahora bien, esto no significa que toda moral sea igual- europea que, en este sentido, no es sólo europea, sino que
mente respetable, aunque toda cultura tenga su moral propia, también pone en tela de juicio las fechorías de Europa y de
algún marco normativo-simbólico que conforma la vida públi- Occidente. (2008, p. 14)
ca de sus ciudadanos, aunque sea perfectamente criticable
(siempre, eso sí, desde otro marco normativo). Lo que resulta Y más adelante continúa Magris:
esencial en este caso, a mi modo de ver, es que nunca nadie
puede situarse en una especie de «terreno neutral», a-moral, El principio que propugna la adecuación de la moral y del
más allá del bien y del mal. Podríamos decirlo, utilizando el derecho a la costumbre lleva por una pista falsa. Las trans-
conocido título de la obra de teatro de Jean-Paul Sartre, que formaciones cada vez más asombrosas e intensas del mundo
todos tenemos las manos sucias. Cada uno de nosotros habla, exigen una capacidad de distinguir entre valores relativos y
critica, opina, describe, valora... desde una situación concreta, mudables según los cambios en las costumbres [...] y valores
desde un marco normativo-simbólico determinado. que habría que considerar absolutos, que no pueden ser vio-
En la cultura occidental, este marco normativo-simbólico lados bajo ningún concepto y que ninguna costumbre puede
(la moral) se caracterizaría básicamente por tres aspectos fun- Poner en entredicho. Una sociedad y sus leyes deben distin-
damentales. Primero, y a pesar de que la escritura ocupa un guir entre valores negociables y valores que hay que conside-
lugar relevante en Occidente, la moral es un «texto cultural» que rar como no negociables. (2008, p. 71)
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

Lo que está claro que posee cualquier forma de moral es la Un tiempo de crisis moral
jerarquía. Si hay moral tiene que haber un principio de je-
rarquía y, en consecuencia, de autoridad, de respeto y de ad-
Es corriente en estos tiempos sostener que vivimos en una so-
miración. Sin éstos no hay moral posible. Este principio de
ciedad en crisis moral (a veces se dice, incorrectamente, que
jerarquía, además, resiste el paso del tiempo. Como ha mos-
habitamos un mundo en crisis de valores), y quizá sea cierto
trado la filósofa francesa Myriam Revault d'Allonnes en su libro
que el principio de jerarquía que acabo de subrayar no sea ha-
El poder de los comienzos, la autoridad, a diferencia del
bitual en esta época. Sin embargo, me gustaría indicar que los
poder, tiene que ver con el tiempo. Sin una moral que sea
que sostienen algo así no suelen tratar en profundidad acerca
mínimamente resistente al tiempo, aunque cambie tam-
de las causas de esta crisis, y me parece que esto es algo que
bién con él, no es posible educar, porque los seres huma -
debería hacerse lo antes posible.
nos no podemos cambiar si no es a partir de un principio
En otras palabras, a mi entender, lo que resulta urgente
determinado. En otras palabras, lejos de lo que diría el
no es tanto constatar el hecho de que hay una crisis moral,
«progresismo político» tan en auge últimamente, creo que la
sino más bien elucidar cuál es su causa, esto es, qué es lo
mínima resistencia al tiempo de la jerarquía moral (auto-
que ha sucedido en la actualidad que ha provocado la pérdida
ridad, respecto, admiración), no impide ni el cambio ni la
de los referentes que antaño ofrecían seguridad y consuelo, qué
transformación, sino todo lo contrario, la hace posible, es su
es lo que el momento presente aporta de novedoso, con qué nos
condición de posibilidad, la condición de una metamorfosis
encontramos ahora que nunca antes se había producido.
humana.
Me parece que, para decirlo en pocas palabras, la actual
Lo diré de otro modo: hombres y mujeres no podemos
crisis moral es el resultado de una doble fractura: la fractura de
hacer nada absolutamente. «Lo absoluto» está fuera de nues-
las transmisiones y la fractura de la memoria. No puedo aquí
tro ámbito. La nuestra es una condición adverbial, circuns-
entrar en detalle en el análisis de cada una de ellas. (Al lector
tancial, subjuntiva, situada. Somos ineludiblemente finitos, y,
interesado le remito a algunos de los libros de Lluís Duch, como
por ello, necesitamos referentes, no solamente históricos,
por ejemplo, La educación y la crisis de la modernidad y
políticos, estéticos, religiosos, sino también morales, en el
Antropología de la vida cotidiana.) Lo que sí que comentaré bre-
sentido al que se refería Antígona: leyes no escritas.
vemente a continuación son las tres causas más relevantes de
Es evidente que estos referentes siempre tendrán que
esta doble fractura.
«leerse» e «interpretarse» en los retos que ofrece cada nuevo
En primer lugar, existe una fractura de las transmisiones
tiempo y cada nuevo espacio. El presente «reta hermenéuti-
y de la memoria en nuestra sociedad occidental porque ha
camente» al pasado, y esto significa que este pasado, del que
tenido lugar un privilegio del presente en detrimento del pasado
depende el principio de jerarquía, nunca puede ser repro-
y del futuro. Podríamos decir grosso modo que, de las tres
ducido literalmente en el presente. En los casos en los que
dimensiones del tiempo (pasado, presente y futuro), la «pre-
algo así se ha producido la moral se ha convertido en un
modernidad» (hasta el Renacimiento) otorga un privilegio al
principio idolátrico, y la educación en una transmisión adoc-
pasado. (Puede verse el libro de Mircea Eliade El mito del eterno
trinadora.
retorno.) A partir de la «modernidad», se produce un cambio.
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

Ahora la dimensión privilegiada del tiempo será el futuro. filósofo alemán Odo Marquard, la conservación, desde una
Vemos, por ejemplo, como con el Renacimiento aparecen las perspectiva antropológica, es esencial. Los seres humanos
tres grandes «utopías» (Moro, Campanella y Bacon). Más ade- somos finitos, y nuestra vida es excesivamente breve como
lante, a finales del XVIII y a lo largo del siglo xix esto todavía para poder innovar de forma acelerada. Necesitamos conser-
será si cabe más evidente. En este sentido, Marx sería el últi- var, añade Marquard, para poder vivir saludablemente en
mo de los autores «modernos». Finalmente, con la irrupción nuestro espacio y en nuestro tiempo. Por la misma razón, la
de la llamada «postmodernidad», a partir de finales del XIX moral no tolera un exceso de innovación. Por eso Claudio
irrumpe el privilegio del presente. Magris ha hablado de una necesaria conservación moral, que
En este tiempo inmediatamente presente, líquido, fugaz, no tendría nada que ver con una conservación política.
la moral entra necesariamente en crisis, puesto que para que Finalmente, la tercera causa de la crisis moral de nuestro
un marco normativo-simbólico pueda ejercer su función tiempo se puede atribuir al privilegio de la multiculturalidad.
transmisora intergeneracional es necesario que el presente Éste es un tema polémico, incluso podría ser calificado de tabú.
entre en relación con el pasado (con la memoria-recuerdo) y ¿Quién se atreve hoy en día a cuestionar la importancia de la
con el futuro (para evitar que el pasado no vuelva a repetirse). multiculturalidad? Hacerlo es, sin duda, un tema políti-
Si la secuencia temporal, –la tensión entre el pasado, el pre- camente incorrecto. Ahora bien, si aceptamos la hipótesis ini-
sente y el futuro– se agrieta, entonces no hay moral que pueda cial, a saber, que no hay moral sin cultura, que toda moral
sobrevivir, puesto que ésta vive de la tensión entre las tres nace en una cultura concreta, en un tiempo y en un espacio,
dimensiones del tiempo, o, mejor todavía, vive del «pasado entonces la cuestión de una moral multicultural no resulta
del presente» y del «futuro del presente». algo ni evidente ni, quizá, deseable.
Quizá podría añadirse que en algunas culturas hay un pri- En nuestro caso somos herederos de la cultura occidental,
vilegio del primero («el pasado del presente») y en otras del y Occidente, nos guste o no, se configura sobre la base de un
segundo («el futuro del presente»), pero lo que siempre universo simbólico, a toda una serie de textos canónicos (literarios,
encontramos es un «cierto vínculo» temporal entre pasado, artísticos, musicales, filosóficos, científicos y religiosos), sobre
presente y futuro. Lo que ha sucedido en la «postmoderni - la base de una memoria cultural, para decirlo con jan Assmann.
dad» es precisamente una desvinculación del presente, una La moral, al menos en el mundo occidental, tiene pretensión de
especie de aislamiento del instante actual en detrimento de lo universalidad, ya lo he dicho antes, pero habría que añadir que
que ha sucedido antes y lo que puede acontecer después. Ésta ninguna moral es capaz de soportar un exceso de multi-
es, sin duda, la primera causa de la crisis moral. culturalidad (o incluso de interculturalidad). En este sentido,
Como consecuencia de ésta aparece una segunda que sostengo que una «moral multicultural» es una contradictio in
llamo privilegio de la innovación. Quisiera también dejar claro, adjecto: ni hay ni puede haber «moral multicultural» alguna. Es
para no dar lugar a ningún malentendido, que de ningún verdad que éste es un problema demasiado complejo y polémico
modo estoy en contra de innovar o de la innovación. De lo como para poder zanjarse en unas pocas líneas, y quiero
que se trata no es sino de denunciar su exceso, su idolatría, su recordar que éste no es el tema del presente escrito. A conti-
fascinación. Como ha puesto acertadamente de manifiesto el nuación trataré del núcleo de esta cuestión, la ética.
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

El ámbito íntimo Recapitulemos. La ética es íntima porque expresa una


«relación de dos», diádica, dual, ni singular ni plural, sino
Antes he escrito que la ética no es la moral. En efecto, desde radicalmente dual, una relación que tiene lugar hic et nunc y
la perspectiva antropológica que adopto, la ética no tiene que no ha sucedido antes ni tampoco podrá volver a suceder. I
nada que ver con normas, deberes, marcos normativos (uni- ahí que la respuesta ética sea «relativa» a las circunstancias, a
versales o no)..., pero tampoco tiene que ver con el ámbito las situaciones y a los contextos. Por esta razón nunca puede
público, como la moral, ni, como podría pensarse, con el pri- establecerse a priori cuál es (o debería ser) la respuesta ética
vado. La ética surge con lo que llamo el ámbito íntimo. Así, adecuada a una situación, y por eso tampoco pueden haber
mientras que la moral es un marco normativo público, la ética «competencias» éticas. (En este sentido es muy interesante
es la respuesta que tiene lugar en un ámbito íntimo. revisar y releer el Protágoras de Platón. Volveré sobre esta cues-
Necesitaría algunas páginas, de las que ahora no dispon- tión en el telón final.)
go, para poder argumentar adecuadamente la diferencia que, La respuesta ética es siempre, de una manera u otra, una
a mi juicio, existe entre lo privado y lo íntimo. Para decirlo de respuesta fruto de la improvisación, porque uno no tiene
forma breve, lo privado no reclama ninguna relación con el «referentes absolutos» a los que remitirse para saber cómo
otro, es suficiente con el propio «yo». Mi habitación, mi des - «debe» responder. La ética es íntima porque es la «respuesta
pacho, mi casa... son lugares «privados», son mis espacios, responsable» a la demanda y apelación de un otro singular,
espacios que no comparto con nadie. En cambio, «lo í nti- una respuesta que no admite plural, que no tolera terceros,
mo» es siempre una «relación» que establezco con el otro, que no soporta las imparcialidades. La respuesta ética es asi-
con un otro singular. Uno tiene un «amigo íntimo» no un métrica porque rompe el círculo económico («te doy para que
«amigo privado». me devuelvas»). La ética es una donación gratuita, para decir-
Desde esta perspectiva, que la ética sea «íntima» significa lo con Jacques Derrida. La respuesta ética es, en este sentido,
que es una «relación cara a cara» con un otro que posee nom- «injusta» y nunca estaremos en condiciones de saber si hemos
bre y apellidos. La ética es íntima porque es una relación en actuado correctamente, si nuestra respuesta a la demanda del
la que se responde, –en una situación concreta e irrepetible–, otro ha sido la adecuada. La respuesta ética no tolera la
a una demanda ajena. Por tanto, y a diferencia de la moral «buena conciencia».
que es pública y que siempre tiene, al menos en Occidente, Podemos encontrar una estremecedora imagen literaria
una «cierta» pretensión de universalidad, la ética es una relación de lo que constituye la respuesta ética que estoy dibujando en
íntima y responsiva, singular, en la que se quiebra, se rompe, la la novela de William Styron Sophie's Choice. Sophie es una
universalidad. No hay ética, como pensaba Kant, porque mi
joven católica polaca que ha sido deportada a Auschwitz con
acto pueda convertirse en ley universal, sino todo lo contrario,
sus dos hijos: Jan y Eva. Al bajar del tren, en la rampa, un
porque no puede. De ahí que, como señala el título del pre-
médico de las SS realiza la selección rutinaria. Separa los que
sente ensayo, la ética sea la zona sombría de la moral. Un aforis-
van a trabajar de los que serán gaseados inmediatamente en
mo de Elias Canetti lo expresa a la perfección: «Actúa como
las cámaras de gas de Birkenau. Entonces tiene lugar entre él
nunca más podrías volver a actuar» (2006, p. 28).
y Sophie este diálogo:
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

— Así, ¿crees en Cristo el Redentor, preguntó el doctor bre parecía sorprendido y le devolvió la mirada con
con una voz espesa y extrañamente abstracta, como la unos ojos abiertos de par en par que parecían decir:
de un profesor que examinara el delicado matiz de cier- «No, no lo entiendo».
ta faceta de una proposición de lógica. Entonces, aña- — No me haga elegir, susurró ella. No puedo elegir.
dió algo que, por un momento, fue totalmente — Bueno, pues mándelos los dos a la izquierda, dijo el
desconcertante: ¿No dijo Él: «Dejad que los niños se acer- doctor al ayudante, nach links, sí, hacia la izquierda.
quen a mí»? Y se puso de cara a ella moviéndose con ¡Mamá!, oyó Sophie que decía su hija, con un grito
la crispada meticulosidad de un borracho. Pues puedes débil pero estremecedor, en el instante en que ella se le-
quedarte con una de las criaturas vantó de la superficie de hormigón con un torpe y va-
— ¿Cómo?, dijo Sophie. cilante movimiento.
— Que puedes quedarte con una de las criaturas, repitió. — ¡Tome a la niña!, gritó. ¡Quédese con mi hijita!
La otra tendrá que irse. ¿Con cuál te quedas? En aquel momento el ayudante, con una delicadeza que
— ¿Quiere decir que tengo que escogerla? Sophie habría querido olvidar, pero que recordaría
— Tú eres polaca y no judía. Eso te da un privilegio, una siempre, tiró de la mano de Eva y la condujo hasta la
opción. legión de condenados. Siempre guardaría en su memo -
Las facultades pensantes de Sophie disminuyeron, ce - ria la confusa impresión de que la niña recorrió aquel
saron. Entonces tuvo la sensación de que las piernas corto trecho mirando hacia atrás, suplicante. Las lá -
no la aguantaban. grimas mas que cegaban casi por completo sus ojos de madre
— ¡No puedo elegir! ¡No puedo elegir!, empezó a gritar. desesperada le ahorraron el dolor de ver la expresión de
¡Cómo recordaba sus propios gritos después de tanto Eva, fuera cual fuese. Y prefería que hubiera sido así,
tiempo! Ich kann nicht wählen!, repitió a gritos. porque, desde lo más profundo de su corazón, sabría
El doctor advirtió que a su alrededor se le estaba pres - que no habría podido tolerar el recuerdo de aquella es -
tando más atención que la que deseaba. cena, que habría llegado al borde de la locura cada vez
— ¡Cállate!, le ordenó. Y ahora a escoger enseguida. Esco- que la memoria le hubiese traído la postrera imagen de
ge de una vez, si no los envío a los dos allí. su hijita, como le sucedió al tener el último vislumbre de su
¡Deprisa! pequeña y evanescente forma.
Sophie no podría creer lo que le estaba sucediendo. No — Se fue con su osito y su flauta, dijo Sophie al terminar su
podría creer que se hubiese arrodillado sobre el hiriente relato. Desde aquel momento nunca he podido soportar
hormigón del andén estrujando a sus hijos contra ella esas dos palabras. Oírlas o decirlas en cualquier lengua.
con tanta fuerza que la carne de los pequeños se in - (Styron, 2008, pp. 823-825)
crustó en la de ella aun a través de varias capas de
ropa. Su incredulidad era total, insensata. Y reflejaron No hay marco normativo-simbólico, no hay moral, que sopor-
también incredulidad los ojos del flaco y joven Rotten - te. «la elección de Sophie». Frente a ella, toda moral, todo códi
führer, el cabo de primera ayudante del doctor, a quien
go d e o n to ló g ic o e s tá c o n d e n a d o ir r e m e d ia b l e m e n te a l
se encontró mirando con expresión suplicante. El hom-
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

fracaso. Pero es en este preciso instante cuando surge la ética. excluidos de la condición humana, a los infrahuma -
Ésta nace en la fractura de la moral, en sus grietas, en su fraca- nos, a los que no son personas.
so, en su zona sombría. En la «situación-límite» del andén de
Auschwitz irrumpe una interpelación que reclama una res - La primera idea tiene que ver con la cuestión del bien. A me-
puesta urgente, una respuesta sin referentes, sin códigos ni nudo somos más platónicos de lo que creemos ser. Quiero
normas, una respuesta que, sea la que sea, nunca podrá ser su- decir con esto que pensamos que si somos capaces de responder a
ficientemente buena. Parafraseando a Zygmunt Bauman la pregunta «¿qué es el bien?» y «¿cómo podemos alcan -
(2002, p. 68) podría decirse que eso es la ética: estar obligado a zarlo?» tendremos, éticamente hablando, el éxito asegurado.
elegir, a dar respuesta a una interpelación en medio de una Sin embargo, ya se ha advertido de la peligrosidad de las con-
terrible y dolorosa incertidumbre. cepciones platónicas y de aquellos que hablan «en nombre del
No somos éticos porque cumplamos con nuestros debe- bien». Es el caso de Vasili Grossman en su impresionante nove-
res, sino todo lo contrario, porque no podemos cumplirlos. la Vida y destino:
Toda respuesta ética constituye, pues, de una forma u otra,
una transgresión a la moral. Si ésta diera respuesta a toda situa- En la cabeza de aquel hombre viejo, sucio y andrajoso rei-
ción, si fuera posible que nuestras acciones y decisiones enca- naba el caos. Profesaba una moral grotesca y ridícula, al
jaran en el marco normativo-simbólico heredado, no habría margen de la lucha de clases.
posibilidad ética alguna. Un sistema totalitario, sea del signo — Allí donde hay violencia, explicaba Ikónnikov, impera
que sea, no peca por un déficit de moral, sino por un exceso. la desgracia y corre la sangre. He sido testigo de los gran-
La «moral nazi» no deja lugar para la ética, no tiene «zonas des sufrimientos del pueblo campesino, aunque la colec-
sombrías». Éste es el horror del nazismo, el horror de su tivización se hacía en nombre del bien. Yo no creo en
moral. el bien, creo en la bondad.
En este sentido, propongo a continuación entender la — Según sus palabras, deberíamos horrorizarnos cuando,
ética a partir de una crítica de tres ideas fundamentales (el en nombre del bien, ahorquen a Hitler y a Himmler. Ho-
bien, el deber y la dignidad) que voy a enunciar seguidamente y rrorícese, pero no cuente conmigo, respondió Mijaíl Sí-
que comentaré después con más detalle: dorovich.
 No hay ética porque sepamos qué es el bien, sino por- — Pregunte a Hitler, objetó Ikónnikov, le dirá que incluso
que hemos vivido y hemos sido testigos de la experien- este campo se erigió en nombre del bien.
cia del mal. (2007, p. 25)
 No hay ética porque uno cumpla con su deber, sino
A mi juicio es necesario deconstruir la idea del bien y mostrar
porque nuestra respuesta ha sido adecuada (aunque
su enorme peligrosidad ética. Por esta razón hace bastantes
nunca pueda ser suficientemente adecuada).
años me propuse configurar una filosofía antropológica que
 No hay ética porque seamos dignos, porque tenga -
tuviera como horizonte ético la experiencia histórica del mal, del
mos dignidad, porque seamos personas, sino porque
mal entendido en el sentido corpóreo, carnal, no en un sen-
somos sensibles a lo indigno, a la indignidad, a los
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

tido metafísico, el mal como dolor, como sufrimiento. El bien y transgrediéndola. Por esta razón no es el deber, sea cual fuere
el mal no son, como algunos pretenden hacernos creer, éste, sino la adecuación de la respuesta a una situación singular
equivalentes. Mientras que el bien es una «idea metafísica» la que determina la ética. La respuesta al y del otro es el espacio,
(Platón), el mal es una «experiencia física», y es el sufrimien- la zona sombría, en el que se configura la escena ética.
to, no la razón como pensaba Descartes, lo que está «mejor re- En otras palabras, lo que resulta decisivo en la ética no es la
partido del mundo». En otras palabras, nadie ha estado en obediencia a un imperativo, a una ley (como sería el caso de la
el paraíso, y si alguien ha estado allí no ha vuelto para con- moral de Kant) sino la forma de responder a la interpela -
tarlo. Desgraciadamente, en cambio, hay muchos que han ción ajena, a la presencia y a la ausencia del otro, a su apelación y
sido durante algún tiempo «habitantes del infierno», y algu- a su demanda. Y es del todo fundamental subrayar que no
nos de ellos han regresado. A nosotros nos concierne pre- hay en este caso formas establecidas a priori que nos guíen en la
guntarnos si merece la pena escuchar su testimonio. «respuesta adecuada». En otras palabras, no hay manera de
Desde la perspectiva de la experiencia del mal, la ética se saber qué respuesta es la correcta antes de que se haya produ-
configura como la respuesta a una interpelación, a una cido la interpelación. Es por esta razón que la respuesta ética
demanda imprevisible, extraña, extranjera, a una interpela - siempre es radicalmente aposteriorística. Por eso, la forma que
ción imposible de prever y de planificar, a una demanda que debería tener la respuesta ética no podrá establecerse de ante-
irrumpe de forma radical, que llega sin avisar y que rompe mano. No es posible decidir a priori, desde una perspectiva
todos nuestros planes y todas nuestras expectativas, todas ética, cómo hay que responder. Una moral que pretendiera
nuestras normas y todos nuestros códigos. Repito, la ética es decirle a Sophie cómo tendría que haber actuado en el andén de
la respuesta que hic et nunc damos al sufrimiento del otro. Auschwitz supondría la negación de la ética.
La segunda idea tiene que ver con el deber. Si quiero insis- En consecuencia, es necesario recordar a los educadores
tir en este aspecto es, en primer lugar, porque vivimos, para- y a los pedagogos que, desde el punto de vista de una filosofía
dójicamente, en una época radicalmente deontológica. Es antropológica de la finitud, no hay ni podrá haber nunca
curioso comprobar cómo, en un momento como el actual en «competencias éticas». Esta noción es una contradictio in adjec-
el que más que nunca se afirma que habitamos un tiempo de to. Si hay ética es precisamente porque no somos competentes y
crisis de valores, parece que está a la orden del día por parte nunca podremos serlo.
de muchos colectivos redactar códigos deontológicos. Para Finalmente, habría que añadir, siguiendo de nuevo a
mí, y a diferencia de la moral, la ética es ajena a tales códigos. Zygmunt Bauman, que nunca hay respuestas completamente
Como ya he señalado, la ética nada tiene que ver con marco adecuadas, que siempre vivimos en la provisionalidad, en la
normativo-simbólico alguno sino con la interpelación y la res- revisión, en la recontextualización y que, por lo tanto, nunca
puesta al sufrimiento del otro. puede existir una «buena conciencia» ética. «Ser ético» es, en
En el conocido pasaje del Evangelio de Lucas (Le 10,30) definitiva, no sentirse nunca lo suficientemente bueno.
un samaritano responde a la llamada del hombre herido. Los La tercera idea tiene que ver con la dignidad, con la dig-
tres caminantes poseen una moral, pero sólo uno da respues- nidad personal. Algunos filósofos contemporáneos ya han
ta a la interpelación del otro, y la da en contra de su moral, advertido de las dificultades y peligros de estas nociones
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

(véanse, por ejemplo, Agamben, Rorty y Esposito). A menu- tación» (o, lo que sería equivalente, por una definición o un
do, la dignidad, tal como aparece con la Ilustración en las concepto), entonces lo humano (o la dignidad, o la persona)
obras de Rousseau y Kant, es una noción éticamente peligro- se convierte en un dispositivo biopolítico, en un mecanismo
sa. Ahora bien ¿dónde radica esta «peligrosidad»? La respues- de poder, de destrucción, de exclusión, de violencia, de inhu-
ta es tan sencilla que parece difícil entender por qué se le ha manidad.
presentado tan poca atención hasta hoy. La «humanidad» del rostro no puede ser nunca un con -
Para decirlo como el filósofo italiano Roberto Esposito, la cepto, no puede definirse, ni con palabras ni con imágenes.
dignidad es un dispositivo biopolítico que excluye algo o a Por tanto no nos queda otra alternativa que renunciar a la
alguien. No es posible hablar de dignidad sin este dispositivo noción de «dignidad» o de «persona». La ética, entonces, nada
excluyente. En el caso de Kant, la dignidad se contrapone al tiene que ver con el «respeto a la dignidad» (Kant), sino con
«precio» y es una propiedad de todos los seres humanos o cua- la compasión, con la sensibilidad frente al dolor del otro, sea
lesquiera otros seres racionales. La base de la segunda formu- humano o no (Schopenhauer), con la respuesta en un ámbito
lación de su imperativo categórico la encontramos justamente íntimo, dual, cara a cara. La ética es una respuesta sin normas a
aquí. Pero entonces la pregunta resulta obvia: ¿qué sucede una interpelación extraña, o, mejor todavía, una respuesta
con todos aquellos que han sido excluidos de la dignidad? O contra las normas, una respuesta transgresora, que pone en
dicho de otro modo, ¿cómo hay que actuar con los «indig - cuestión el orden (normativo-simbólico) del discurso.
nos»? Ahora, la cuestión que voy a plantear para terminar es la
siguiente: ¿se puede educar la ética? Quizá prestar atención a
Esta pregunta, como ha mostrado Esposito, no se puede
algunos aforismos de Wittgenstein y de Canetti pueda ofre-
resolver ampliando el concepto de dignidad o de persona,
cer alguna luz a este espinoso asunto.
sino todo lo contrario. De lo que se trata es de rechazarlo, o,
al menos, de rechazarlo en los términos en los que la filosofía
moral (ilustrada) lo ha planteado. En resumen: la dignidad es
un dispositivo excluyente que resulta cómplice fácil al servicio de Telón: una pedagogía del testimonio
teorías y prácticas biopolíticas.
Si existe una respuesta a la pregunta acerca de la educación
La filósofa norteamericana Judith Butler se ha ocupado
ética ésta tiene que venir de la mano del testimonio, de la
de esta cuestión en dos de sus libros más interesantes, Vida pre-
transmisión testimonial. No cabe duda de que estamos ante
caria y Dar cuenta de sí mismo. A través de una sugerente lectu-
una cuestión de largo alcance que andamos debatiendo como
ra de Emmanuel Levinas, Butler señala con acierto que el
mínimo desde el Protágoras de Platón. La tesis que defiende
rostro no se puede entender en términos de «representación».
Sócrates en este diálogo es muy clara: si por «educar» se en -
Más bien todo lo contrario. En tanto el rostro del otro,
tiende una transmisión de algo que uno posee a otro, enton-
para decirlo en términos de Levinas, expresa la humanidad
ces no hay educación ética. Pero, en tal caso, nos
deberá expresar también el fracaso de toda representación, o
encontramos frente a una paradoja: por una parte he mostra-
de cualquier «práctica representativa». En otras palabras, si lo
do al principio mi convencimiento de que sin ética no hay
humano o la humanidad es capturado por una «represen -
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ZONA SOMBRÍA DE LA MORAL

educación posible, pero la ética no se puede transmitir, no improgramable. Rompe con toda praxis pedagógica al modo
puede ser objeto de formación. Entonces, ¿acaso no nos ha- tecnológico. La experiencia muestra el fracaso de toda previ-
llamos ante una especie de solipsismo pedagógico? ¿Debería sión y de todo plan. Ser testimonio es, pues, en primer lugar,
mos concluir que la ética es algo que uno posee ab initio, y padecer una experiencia.
que, tanto si la posee como si no, no se puede hacer nada para Pero el testimonio es también el que es capaz de empala-
cambiar esta posición inicial? brar su experiencia. Y es aquí el lugar en el que surge la narra-
Debo confesar que estas preguntas me han dejado, y toda ción. El testimonio es un narrador, porque sólo a través de la
vía me dejan perplejo. Por esta razón quiero dejar bien claro narración puede transmitirse la experiencia. La experiencia
que no voy a ofrecer una respuesta concluyente. De todas for no puede sino ser narrada. La palabra del testimonio, enton-
mas voy a intentar a continuación, al modo de un telón, insi ces, es una palabra que vive de las sombras, de los intersticios,
nuar algunas ideas que pretendo seguir estudiando a lo largo de los silencios, de los implícitos, de las sugerencias, de los gui-
de los próximos años. ños. La palabra del testimonio dice lo que dice, pero dice más,
De lo que sí estoy seguro es de que una educación ética dice otra cosa, dice lo que no puede decir. Y esto que «no puede
no puede venir de otro lugar que no sea el de la transmisión decir» es lo más importante. En términos de Wittgenstein, la
testimonial. La cuestión ahora es intentar precisar qué es el tes palabra del testimonio «muestra». En el aforismo 4.121 del
timonio. Para ello utilizaré el mismo método «negativo» y diré lo Tractatus escribe el filósofo austriaco: «Lo que en el lenguaje se
que, a mi juicio, el testimonio no es. Pues bien, el testimonio expresa, no podemos expresarlo a través del lenguaje».
no es el ejemplo. Finalmente, la transmisión testimonial permanece abier-
Los educadores hacen referencia a menudo a la impor- ta o, lo que es lo mismo, vive del equívoco, de la ambigüe-
tancia de dar ejemplo. Pero si lo meditamos un poco más dad... La narración testimonial transmite una experiencia que
detalladamente nos damos cuenta de que «dar ejemplo» siem- no tolera ser imitada y que, en todo caso, permanece como
pre acaba siendo, de una manera u otra, «dar-se como ejemplo», inicio, no como término. Nada más lejos del testimonio que la
esto es, ponerse uno mismo como modelo a imitar. Ésta es una palabra clausurada, cerrada, idolátrica, dogmática. Que la ober-
actitud sumamente peligrosa puesto que no está en condijo- tura es un elemento imprescindible en la transmisión testi-
nes de desarticular prácticas y políticas totalitarias y adoc- monial significa que está sometida a la infinita interpretación,
trinadoras. Dar testimonio no tiene nada que ver con dar no a la repetición o a la imitación.
ejemplo. Al contrario, el testimonio hace referencia, como La intuición que quiero mostrar aquí, ahora, para terminar,
mínimo, a tres aspectos: la experiencia, la narración y la obertura. es que, quizá, sea posible formar una sensibilidad ética desde
El testimonio es, en primer lugar, aquel que ha vivido una la transmisión testimonial. Quizá, sólo quizá... Y, tal vez, aun-
experiencia. Ésta, no obstante, no es algo que uno «hace», tal que no estoy muy seguro, sea también aquí el lugar en el que
cosa sería un experimento, sino algo que me acontece, que me uno puede aprender de los grandes literatos, de los grandes
sucede, que irrumpe de repente y me forma, transforma o músicos, de los grandes pintores. Mientras que la pedagogía
deforma. Por eso la experiencia no entra dentro del ámbito de más o menos tecnológica reclama un espíritu científico, la
la acción sino de la pasión. Es incontrolable, implanificable, pedagogía que propongo, una pedagogía literaria, poética o
narrativa, no habla ni de programaciones, ni de evaluaciones, GROSSMAN, V. (2007): Vida y destino. Barcelona. Galaxia Gutenberg.

ni de planificaciones, ni de competencias, sino de estilo, de LEVINAS, E. (1991): Ética e infinito. Madrid. Visor.
efecto de formación, de azar, de acontecimiento, de tacto, de juego... MAGRIS, C. (2008): La historia no ha terminado. Ética, política, laicidad.
de aventura, porque, como escribió Elías Canetti: Barcelona. Anagrama.

MARQUARD, O. (2000): Adiós a los principios. Estudios filosóficos.


El aprender debe seguir siendo una aventura, de lo contra- Valencia. Alfons el Magnánim.
rio habrá nacido muerto. Lo que aprendas en el momento MÉLICH, J.-C. (2002): Filosofía de la finitud. Barcelona. Herder.
deberá depender de encuentros casuales y deberá continuar
— (2010): Ética de la compasión. Barcelona. Herder.
así, de encuentro en encuentro, un aprendizaje en meta -
morfosis, un aprendizaje en el placer. (2006, p. 109) REVAULT D´ALLONNES, M. (2008): El poder de los comienzos. Ensayo
sobre la autoridad. Buenos Aires. Amorrortu.

— (2009): El hombre compasional. Buenos Aires. Amorrortu.

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ético. Barcelona. Paidós. SÓFOCLES (1992): Tragedias. Madrid. Gredos.

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ESPOSITO, R. (2009): Tercera persona. Buenos Aires. Amorrortu.


3
Responsabilidad y libertad

Montserrat Alguacil
Jordi Canelles

No busquemos solemnes definiciones de la libertad,


e l l a e s s ó l o e s to : r e s p o n s ab i l i d ad .
(George Bernard Shaw)

La pregunta, una necesidad


Las personas que nos dedicamos a la educación necesitamos
espacios de reflexión, por este motivo creemos que es desea-
ble asistir a cursos, seminarios y talleres para aprender la uti-
lización de recursos y estrategias didácticas y metodológicas
con el objetivo de actualizar nuestra tarea docente, pero pen-
samos que también es necesario reflexionar sobre el sentido
de la educación, sobre el papel del maestro como testimonio,
sobre el concepto que tenemos de nuestros alumnos. Es im-
portante poder hacernos preguntas.
La pregunta implica un grado de reflexión profunda ya
que preguntar es ante todo un verbo reflexivo. Sólo puedo
preguntarme y, por tanto, preguntar con referencia a aquello
sobre lo que tengo noción, sobre aquello que me interesa.
Muchas veces decimos a nuestros alumnos que pregunten y
valoramos positivamente una pregunta oportuna o ingeniosa,
pero, a menudo, nosotros no somos capaces de preguntarnos
acerca de nuestra profesión, acerca de lo que entendemos por
educación; y es que a veces las preguntas pueden ser peligro-
sas, motivadoras.
64 65
LOS MÁRGENES DE LA MORAL RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD

El eclesiástico brasileño Helder Cámara, muerto en 1999, The remains of the day (Lo que queda del día, 1993) es el
es reconocido internacionalmente por su compromiso con los título de una película inglesa de James Ivory, basada en la
pobres, su prédica por la liberación de los pueblos y su trabajo novela homónima de Kazuo Ishiguro que retrata la vida del
en favor de la paz. En uno de sus más célebres discursos señor Stevens, primer mayordomo de la mansión Darlington
decía: «Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un Hall, propiedad de un aristócrata inglés simpatizante del
santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y partido nazi alemán durante la segunda guerra mundial. La
están tan mal, me dicen que soy un revolucionario». señorita Kenton entra a trabajar en la mansión y se convierte
En la sociedad actual, hacer preguntas puede resultar en una inestimable ayuda para el señor Stevens, es una mujer
revolucionario. A excepción de la formulación típica y tópica atractiva, muy responsable y trabajadora. El mayordomo se
de aquellas preguntas de las que ya tenemos de antemano las enamora de ella aunque nunca llega a expresárselo. Su res-
respuestas. ponsabilidad al trabajo, su compromiso, está por encima de
Quizá, con el terrible peso que tienen las situaciones con- sus sentimientos. Destaca una escena en la que el padre del
solidadas, hacer preguntas es, por ahora, la única pequeña señor Stevens, con toda una vida dedicada al servicio de Lord
grieta que puede abrirse en la sólida conformidad general y Dallington, fallece. Stevens no abandona sus funciones y cum-
tranquilizad ora. Si ofrecemos ayuda a un niño en situación de ple con lo que él considera que es su responsabilidad, atender a
abandono, somos admirables, pero si preguntamos por qué se ha los invitados de su señor.
llegado a esta situación, por qué hay padres que no cuidan La pregunta es: ¿el señor Stevens realiza un acto de libertad
convenientemente a sus hijos, somos peligrosos e incómodos. porque es capaz de actuar desde lo que él considera que es su
Si aumenta la presencia de pandillas violentas o los antisistemas responsabilidad? ¿Si no atendiera a su responsabilidad, se
en los institutos, las afirmaciones no faltan: hemos de evitar que hubiese podido expresar libremente?, en definitiva, ¿pode-
se propaguen, hay que defender la democracia... Poca gente se mos ser libres si previamente no somos responsables?
pregunta por qué hay bandas peligrosas. ¿Dónde está el No es necesario decir que no tenemos respuestas defini-
bombardeo de preguntas sobre el porqué de las situaciones tivas a estas cuestiones. No disponemos de ellas precisamente
injustas? porque creemos que en estos temas las respuestas definitivas
En el momento en que decidimos dedicarnos a la profe- son, como mínimo, peligrosas.
sión docente, ¿qué esperamos de ella?, ¿qué sentido tiene Por todo lo dicho, porque nos interrogamos con fre -
para nosotros hacer de maestro o de maestra?; en nuestro cuencia y porque no creemos en respuestas finales, pensamos
quehacer profesional, ¿qué lugar ocupa la educación en valo- que es una buena idea invitar a otros educadores a crear y
res éticos?, ¿hay diferencia entre educar en valores en la etapa encontrar espacios para conversar, para reflexionar y para
de educación infantil, en la de primaria y en la de secundaria? pensar en temas que definen nuestro perfil educador y nues-
Creemos que, de entre estas preguntas fundamentales rela- tra actuación en el día a día con nuestros alumnos y alumnas.
cionadas con el mundo de la educación, destaca una relacio- Es decir, se trata de plantearnos temas alejados de cuestiones
nada con el título de este capítulo: ¿qué papel desempeña la simplemente técnicas, pero próximos a la esencia misma de la
libertad y la responsabilidad en la tarea docente? educación. No se trata de aleccionar, ni de ponernos de
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD

acuerdo, sino de compartir puntos de vista. Como señala fectos. En definitiva, sólo podemos darla desde nuestra con-
Jorge Larrosa (2008): dición de seres finitos. Sin embargo, esto no nos exime de
nuestra responsabilidad, al contrario, con nuestra presencia
Necesitamos un lenguaje para la comunicación. No para el podemos establecer una relación educativa que tenga como
debate, o Para la discusión o para el diálogo, sino para la voluntad responder a las necesidades del otro, responder a las
conversación. No para participar legítimamente en esas demandas de nuestros alumnos. Responder a esta llamada no
enormes redes de comunicación e intercambio cuyo lenguaje quiere decir tener una actitud servil, al contrario, implica
no puede ser el nuestro, sino para ver hasta qué punto acompañar a nuestros niños y jóvenes en el descubrimiento
somos aún capaces de hablarnos, deponer en común lo que del mundo y enseñarles, con nuestro testimonio, a ejercer su
pensamos o lo que nos hace pensar, de elaborar con otros el responsabilidad. En este sentido nos gusta pensar que es res-
sentido o el sinsentido de lo que nos pasa, de tratar de decir ponsable no aquel niño que ya es capaz de quedarse solo en
lo que aún no sabemos decir y de tratar de escuchar lo que casa cuando sus padres salen de noche, si no el que es capaz
aún no comprendemos. de quedarse en casa y tomar a su cargo a su hermano peque-
ño. Es decir, aquella persona que va apropiándose del mundo
En este capítulo, la pregunta será el hilo conductor que dará porque es capaz de atender al otro. Nuestra propuesta de edu-
sentido a aquellas reflexiones que nos hacemos sobre el papel cación en valores (quizá deberíamos decir solamente nuestra
de la responsabilidad y de la libertad en la educación, en la ac- propuesta educativa ya que no puede haber educación sin va-
tuación diaria del educador. lores), se fundamenta en la alteridad, en considerar al otro
¿Qué es educar? ¿En qué se fundamenta el acto educati- como alguien que me interpela, que me solicita y delante de
vo? Pueden ser algunas de las preguntas que nos orientan y quien no me puedo mostrar éticamente indiferente, es más, es
que tal vez deberíamos hacernos quienes ejercemos de edu- la relación con el otro la que nos posibilita ser personas éticas
cadores. y esta relación se basa en nuestra capacidad para dar res-
puesta.
Escuchar al otro, atenderlo, acompañarlo, ayudarlo, no
La responsabilidad como eje central del quiere decir poseer una especie de archivo cerrado de solu-
ciones, tal vez sea mostrarnos como una presencia testimonial
acto educativo de alguien que está a su disposición. Esta acción es lo que cre-
Educar significa hacerse cargo del otro, es decir, para noso - emos que va haciendo del acto educativo un acto de respon-
tros educar es un acto de responsabilidad, porque precisamente sabilidad. Un acto educativo, una acción responsable que está
así es como entendemos la responsabilidad, la voluntad de preñada de sensibilidad pedagógica, de tacto, de atención a
poder acoger y dar respuesta a la necesidad del otro, a su lla- cada persona y en cada momento. Esta actitud no responde a una
mada a veces callada. Sabemos que esa respuesta posiblemen- visión paternalista, al contrario, permite confiar en las perso-
te será incompleta, imperfecta, porque tan sólo podemos nas para que éstas, en compañía de otras, puedan situarse y
darla desde nuestra condición de seres incompletos, imper- comprometerse en el mundo.
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD

Las personas son singulares. No hablamos ya de diferen- convivencia, las normas que toda organización social debería
cia –obviamente cada alumno es diferente– sino de singulari- observar para ser eficaz, ni tan sólo se trata de establecer un
dad, de irrepetibilidad, es decir , de la imposibilidad de— código de conducta personal. Su pensamiento plantea la cues-
sustituir una persona por otra, ya que, como nos recuerda tión del sentido. La responsabilidad sin límites para el otro
Levinas, filósofo lituano de origen judío, nacionalizado fran - abre este ámbito de sentido, en la acogida del rostro, la volun-
cés y considerado un pensador esencial de la segunda mitad tad se abre a la razón (Levinas, 1991).
del siglo xx, cada hijo es un hijo único, con rostro propio. El poeta Jordi Pàmias, en su libro Narcís i l´altre, inspirado
¿Cuántas veces hemos experimentado lo singulares que son en la filosofía leviniana, plasma de manera clara estas ideas:
cada uno de los niños y de las niñas de una misma clase?
¿Cuántas veces hemos constatado que lo que me sirve con una
«La paraula que salva»'
no me sirve con otra porque cada una es ella y no una más?
¿Cuántas veces hemos constatado que la pedagogía no es una
Només quan diem tu,
técnica que se puede aplicar con «éxito» a todos los niños,
Respirem aire fresc.
sino más bien un arte que depende de la sensibilidad del edu-
Sha velat el mirall del nostre jo superó,
cador y de las características personales de aquel niño con -
Sha esbatanat la porta de la torre de vori...
reto y de su entorno? No, en éste ámbito, tampoco nos sirven las
Fan posa, els guants. I no duré cap máscara,
respuestas estereotipadas, sino la reflexión diaria, la observación
En el roig carnaval de les disfresses.
serena de cada uno de nuestros alumnos, la asunción de
A la platja cansada de les hores,
nuestras capacidades y limitaciones y el testimonio de otras
Firem, els ulls de l´altre i descobrim
personas que honestamente asumen la labor educativa. La
La gran blavor, nua, del mar.
clave está en el otro, en la persona que tengo a mi lado, en el
J. Pámias (2001, p. 45)
alumno, en el discípulo que espera de mí que atienda sus
inquietudes.
La circunstancia, la situación, la condición adverbial de la per-
Emmanuel Levinas, a quien ya nos hemos referido, des-
sona tienen para nosotros una gran importancia que no po-
cribe la profunda relación entre lenguaje y ética que se inicia
demos menospreciar. Entendemos que la relación educativa
al considerar el rostro del otro como «primera palabra» que
es una relación ética, es decir, la respuesta que nace de la po-
se me dirige. Este análisis sería incompleto si no considerara
sibilidad de conmoverse frente a la necesidad del otro, frente
también que dirigir la palabra es esperar una respuesta y,
a su dolor y actuar dándole respuesta, acompañándolo, sien-
para Levinas, sólo la responsabilidad es respuesta adecuada a
do presencia. Cada otro es único, cada dolor irrepetible, cada
la donación que el otro hace de sí mismo en el rostro.
Responder es ser responsable y de esta manera se define al 1. «La palabra que salva»: Sólo cuando decimos tú / respiramos aire fresco / se ha
sujeto: el ser humano es un ser responsable. Levinas dibuja velado el espejo de nuestro yo soberbio / se ha abierto de par en par la puerta de la
torre de marfil / Molestan los guantes. No llevaré máscara alguna / en el rojo
una noción de responsabilidad diferente de la habitual. No se
carnaval de los disfraces / en la playa cansada de las horas / miremos los ojos del
trata de establecer las condiciones mínimas necesarias para la otro y descubramos / el inmenso azul desnudo del mar.
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD

encuentro singular, por ello no podemos hacer apriorismos, Isabel Coixet lo explica magníficamente en su película La
no sabemos cómo será necesario actuar hasta encontrarnos vida secreta de las palabras (2005), donde los personajes son
en aquella situación concreta que reclama nuestra presencia y capaces de curarse sus heridas, tanto las físicas como las emo-
solicita nuestro acto de responsabilidad. Por ello nos parece cionales, cuando cada cual es capaz de acoger el dolor del
interesante la aportación que Daniel Innerarity hace en su otro. La responsabilidad en estos casos es una acción trans-
libro Ética de la hospitalidad (2001), donde habla de la ética de formadora.
«¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?», responde
la vulnerabilidad ya que sitúa al otro como centro de la ética
Caín a Dios cuando éste le pregunta dónde está su hermano.
y, la vulnerabilidad, la fragilidad del otro es lo que nos inter-
Nosotros entendemos que ésta es una respuesta no ética, no
pela y nos lleva a ser responsables.
¿Qué hubiese sido de la vida del Nobel de literatura educativa, ya que precisamente pretende desprenderse de la

Albert Camus, en un entorno empobrecido de forma extrema responsabilidad, no delante de Dios, sino respecto de Abel.

si no hubiese encontrado al profesor Bernard?: Obviamente, hacerse responsable de otra persona es una
tarea de una enorme complejidad. Aparecen además pregun-
No, la escuela no sólo les ofrecía una evasión de la vida de fa- tas que en todo caso son siempre difíciles de responder:
milia. En la clase del señor Bernard por lo menos la escuela ¿Hasta dónde soy responsable del otro, de mis alumnos? ¿Con
alimentaba en ellos un hambre más esencial todavía para el quién, o con quiénes comparto esta responsabilidad? ¿Hay
niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. En las diferencias entre responsabilidad personal, vocacional y pro-
otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un fesional?
poco como se ceba a un ganso. Les presentaban un alimento No podemos refugiarnos en las dificultades que sin duda
ya preparado rogándoles que tuvieran a bien tragarlo. En la
alguna están muy presentes en el quehacer educativo y en
clase del señor Bernard, sentían por primera vez que existían y
determinados ámbitos escolares, ni guarecernos en expresio-
que eran objeto de la más alta consideración; se les juzgaba
nes a veces demasiado frecuentes como: «con estos niños es
dignos de descubrir el mundo. (Camus, 1998, p. 128)
imposible trabajar», «con estas familias no ha y nada que
hacer», «el entorno puede más que nosotros», «con la inesta-
El profesor Bernard supo encontrar la manera de responder a
bilidad de la plantilla que tenemos no podemos llevar a cabo
las necesidades del joven Albert Camus, atendió su demanda
proyectos interesantes».
y se responsabilizó de su formación.
Seguramente no deberíamos pensar tanto en lo que no
Otro ejemplo lo encontramos cuando Zorbas, el gato
podemos hacer y deberíamos plantearnos aquello que es plau-
n e g r o d e l p u e r t o d e la d e l ic io s a n o v e la d e J o s é L u is
sible. La anécdota que se explica del famoso violinista
Sepúlveda, El gato que enseñó a volar a una gaviota (1996), se
Paganini nos puede ayudar a entender lo que queremos decir.
responsabiliza de un huevo de gaviota a la muerte de su
Explican que un día el violinista tocaba en un teatro lleno a
madre. Incuba el huevo, alimenta y educa al pollito una vez
rebosar con una orquesta de prestigio. Paganini se colocó el
nacido y, finalmente, le enseña a cumplir con su destino de
instrumento en el hombro y lo que sonó a partir de entonces
gaviota: le enseña a volar.
fue impresionantemente magnífico. De repente, un extraño
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD

chasquido rompió el encanto: una de las cuerdas del violín se


Anónim, una rara fesomia
había roto. El director de orquesta paró el concierto y el
Esborradissa, amb un somriure lent.
público se quedó suspendido en la incertidumbre, pero
Uns ulls, esbatanats, que m'interpel•len.
Paganini siguió tocando maravillosamente su
instrumento. Sin más aviso, de nuevo un sonido anunció U n a b o c a q u e di u p a r a u l e s i g n o r a d a s .
que una segunda cuerda se había roto. Nuevamente el La promesa d'un altre, el commogut
director y la orquesta se detuvieron, pero Paganini continuaba silenci d'un jo únic.
tocando, afrontó la dificultad y consiguió extraer sonidos Alhora, germá i hoste.
magníficos a su maltrecho violín. Aunque pareciera J. Pámias (2001, p. 37)
imposible, una tercera cuerda saltó por los aires. Toda la sala
se quedó en suspenso, pero Paganini, como si de un Para toda una generación de maestros nos resultó transfor-
contorsionista musical se tratara, fue capaz de extraer todos mador conocer la obra que en 1967 publicaron los alumnos
los sonidos posibles de la única cuerda que quedaba en el de la escuela de Barbiana (Italia), dirigida por Lorenzo Mila -
instrumento. Director y orquesta, admirados del virtuosismo ni, y en la que se recogen los escritos de ocho chicos de una
del solista, se unieron a Paganini y el público cayó en el escuela rural, donde se critica la falta de compromiso de sus
delirio. Paganini alcanzó la gloria y se convirtió ya en un mito. maestros. El texto, sobradamente conocido, está configurado
Quizá no sea verdad, quizá sea solamente una bonita his- como una larga carta dirigida a una maestra representativa de
toria que nos hace pensar en la necesidad de seguir mante- un sistema que lleva al fracaso a los chicos más desfavorecidos,
niendo una actitud responsable a pesar de todas la s al no tener presente sus características y sus dificultades so-
dificultades que nos rodean. cioeconómicas.
Por lo tanto, el sujeto, el «yo», no se origina en uno
mismo, en unos momentos de autoconciencia pura y autóno- Querida señorita: usted ni siquiera se acordará de mi nom-
ma, sino en relación con el otro. El «yo» se constituye como tal bre. ¡Se ha cargado a tantos! Yo en cambio he pensado
siendo responsable del otro. mucho en usted, en sus compañeros, en su institución a la
De nuevo un poema de Pàmias plasma la importancia de que llaman escuela, en los alumnos que rechazan. Nos des-
la alteridad: tierran al campo y a las fábricas y se olvidan de nosotros.

En otro fragmento se hace un símil muy interesante:


«Crida»2
Ha trucat algú.
La escuela es un hospital donde se cura a los sanos y se re-
Darrera la porta, hi ha un rostre chaza a los enfermos. (Alumnos de la escuela de Barbiana,
1984, p. 17)

2. «Llamada»: Ha llamado alguien. / Detrás de la puerta, hay un rostro /


Anónimo, una rara fisonomía / Desdibujada, con una sonrisa lenta. / Unos ojos, Juntamente con la denuncia se presenta la noticia esperanza-
abiertos, que me interpelan. / Una boca que dice palabras ignoradas. / La
promesa de otro, el conmovido / silencio de un yo único. /Ala vez, hermano y
dora de que otra escuela es posible, de que puede existir una
huésped.
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD

escuela preocupada por todos los alumnos, en la que se hable una oportunidad para educar en valores éticos. ¡En la escuela no
de temas significativos, en la que se aprenda a interpretar el sólo es importante lo que hacemos, sino también los que
mundo donde vivimos y a cambiarlo, en la que los «sin voz» formamos parte de ella! Y por ello es interesante enseñar a
adquieran la palabra. Una escuela que responda al otro. nuestros alumnos a fijarse en los otros.
La pedagogía de Milani sigue en plena vigencia en el contexto
educativo actual, no únicamente por la innovaciones
metodológicas que propone, como la lectura del periódico en
clase, la escritura colectiva de textos significativos, las entre-
Y ¿la libertad?
vistas a visitantes e invitados, los viajes, el trabajo cooperativo o La libertad, este bien tan preciado en nuestros días, ¿qué
el estudio de idiomas, de la economía y de la historia reciente, lugar ocupa en nuestra propuesta de educación en valores éti-
sino sobre todo por los valores que propugna: el sentido de cos? ¿Cómo relacionamos responsabilidad y libertad?
justicia, la responsabilidad, la solidaridad, el fomento del La sociedad actual considera la libertad como un derecho
espíritu crítico, la cooperación, el pacifismo... Actualmente individual, innegociable y a partir del que se derivan todas las
muchas «escuelas barbianas» surgen en los extrarradios de actuaciones tanto personales como sociales y políticas. Para
nuestra ciudades constituidas por minorías étnicas, emigrantes, nosotros, la libertad se sitúa al lado de la responsabilidad, por-
fracasados escolares y marginados sociales que no siempre son que consideramos que la libertad, si bien es un derecho, es
bienvenidos en las escuelas ni públicas ni privadas. también, y por encima de todo, una consecuencia de la asun-
El lema colgado a la entrada de la escuela de Barbiana: I ción personal de la responsabilidad. Somos responsables y,
care ('Me importa'), revela este compromiso del maestro. por tanto, somos libres, de manera que la libertad, entendida
Frecuentemente, cuando se habla de educación en valo- éticamente, no es condición de posibilidad de la responsabili-
res se hace referencia a la tolerancia como uno de los valores dad sino al revés, la responsabilidad es condición de posibilidad
prioritarios. A nuestro entender la tolerancia tan sólo es el pri- de la libertad. En el momento en que alguien es responsa -
mer paso, porque la educación no debe únicamente admitir ble de sus actos tiene la capacidad de tomar decisiones y, por
al otro, sino que debe incidir en la necesidad de comprome- ello, es en ese instante en el que aparecen los ámbitos de liber-
terse con el otro. La actitud del profesor o de la profesora será tad. Mientras los padres tienen absoluto cuidado de sus hijos,
esencial para que el niño y la niña se sientan acogidos. Un estos no pueden ser responsables de lo que hacen o dejan de
tono de voz, unos gestos que ofrezcan seguridad, que permi- hacer. Tan sólo cuando, como decíamos en otro momento,
tan que el alumno exprese sus emociones, sus miedos y tam- un niño o una niña es capaz de quedarse solo en casa con
bién sus ilusiones, serán esenciales para sentirse reconocido. su hermano pequeño, es cuando puede ser responsable y,
El ejercicio que se hace diariamente en muchas aulas de edu- por tanto, podrá tomar decisiones ejerciendo su libertad.
cación infantil ayuda a reconocer al otro: cada mañ ana se Solamente si soy responsable puedo decidir, en cada circuns-
saluda a los niños uno por uno y cuando alguien falta se seña- tancia concreta, qué hacer y cómo actuar.
la en un mural y se hacen hipótesis sobre lo que le puede haber La obra escultórica de Moisés Gil muestra la condición
pasado. Esta actividad, en apariencia simple, puede ser del ser humano en la sociedad contemporánea, un hombre
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD

inmerso en una compleja situación enmarcada en una época responsable, si las relaciones se basan en la confianza, la
sin referentes pero con capacidad, con libertad. Sus esculturas escuela será un lugar seguro.
expresan, a través de referentes arquitectónicos que minima- En este sentido, conviene no olvidar que el acto de edu -
lizan la estructura global que envuelve y condiciona al ser car se basa en la confianza en el otro. Los padres confían sus
humano, a un ser humano en movimiento, inconformista, hijos a una escuela, y esto es muy importante, porque en un
osado y atrevido. Un hombre que, a pesar de todo, está con- principio no los confían a un profesor determinado, entre
vencido de que con su acción no tan sólo puede afrontar sus retos otras cosas porque no saben quién será su tutor y, además,
sino que con su actuación también abordar los de sus congé- éste irá cambiando con los años. Por lo tanto, es imprescindi-
neres contemporáneos, sus conflictos. ble que los educadores asumamos que la tarea educativa
Existir como ser humano es asumir libremente cómo que- depende de toda la comunidad, que no es tarea de individuos
remos vivir. Podemos vivir simplemente obedeciendo y cum- aislados. Del clima relaciona) que cada equipo educativo, que
pliendo órdenes, pero también podemos vivir como hombres cada comunidad sea capaz de crear, dependerá la calidad de
libres, afrontando el reto de tomar decisiones, a veces arries- la educación que consigamos. Evidentemente, para ello es
gadas, sabiendo que necesitaremos reformularlas porque necesario que cada cual asuma su responsabilidad que no es la
somos seres en permanente cambio, resituándonos perma- misma que la del compañero o compañera, es necesario que
nentemente. El problema no es fracasar en proyectos, el pro- cada cual entienda y asuma su rol pero no en condiciones de
blema es no tenerlos. Tenemos la facultad de optar, incluso más o menos importancia, sino en condiciones de especifici-
en las situaciones más extremas, seguramente no podemos dad y de singularidad.
elegir lo que nos está pasando, pero sí cómo vivirlo, desde qué Hemos de generar una cultura escolar que nos permita
mirada, qué sentido queremos darle. Hacer de profesor o pro- entender y percibir la escuela como una entidad coral y, al
fesora o de maestro o maestra, quiere decir tomar decisiones,
mismo tiempo, conseguir que cada uno de sus miembros sien-
tener planes, optar por asumir una didáctica u otra, elegir
ta la institución como propia.
cómo queremos que sea la relación con nuestros alumnos, en
Con frecuencia hablamos de la necesidad de ayudar a
definitiva irnos definiendo.
nuestro alumnado a ser autónomo. Educar para conseguir la
«No a la opresión, sino la libertad, no la autosuficiencia autonomía individual parece que sea un principio pedagógi-
sino la colaboración » , escribía Alfonso Comín en su famoso co indiscutible. Ser autónomo no significa desentenderse del

poema Preferencias. Pensar qué espacios reales de respon - otro para poder vivir al margen de él. Ciertamente, a lo largo

sabilidad y de libertad creamos en nuestras escuelas, nos obliga de nuestra vida, debemos ir adquiriendo aquellos recursos y
a pensar en la escuela como una organización compleja herramientas intelectuales y sociales que nos permitan pensar
donde las relaciones que en ella se establecen acostumbran a y actuar por nosotros mismos. Debemos adquirir la capacidad
ser determinantes del modelo escolar creado. Dicho de otra de leer la realidad e interpretarla a partir de la formulación
forma, la escuela es, en gran medida, las relaciones que en personal de criterios y de ideas. De otro modo sería fácil ser
ella se establecen. Si las relaciones son libres, será una escue- adoctrinados y convertirnos en repetidores de ideas y de modas.
la libre, si las relaciones son responsables, será una escuela Ahora bien, este posicionamiento es diferente del de creernos
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD

autónomos emocional y éticamente. Si como hemos dicho


Hemos empezado este capítulo hablando de cine y nos
anteriormente, la ética sólo aparece cuando aparece el otro,
gustaría terminar hablando de música. Quizá entre las obras
entonces no podemos vivir éticamente de forma autónoma
más profundas y completas que compuso Duke Ellington des-
porque es la relación con los demás la que nos dimensiona
tacan sus Conciertos Sacros, de hecho él mismo consideraba
como seres humanos. Reconocer que yo soy yo porque el otro me
estos conciertos como lo más importante de su extensa y mag-
permite alcanzar una dimensión que me hace persona, me obliga
nífica obra. El clímax del segundo Concierto Sacro llega en un
a ser interdependiente y heterónomo. En igualdad de
fragmento titulado precisamente «lt's freedom». Hablando de
condiciones, con posicionamientos personales definidos y
su amigo, colaborador y arreglista Billy Strayhorn, Ellington
sólidos, pero estrechamente interconectados con los demás.
comenta que fue un hombre que vivió libre, libre de todo
Amar, entendido como un acto de libertad o, mejor aún,
odio incondicionalmente, libre de la autocompasión, libre del
como el encuentro inseparable entre la responsabilidad y la
miedo a que lo que hagamos aproveche más a los demás que a
libertad, nos hace frágiles ya que amar nos permite asumir
nosotros mismos y, por último, libre de este tipo de orgullo
la responsabilidad para y con el otro. Reconocernos como nece-
que nos hace creer que somos superiores a nuestros herma-
sitados del otro también nos vuelve frágiles, porque es reconocer
nos. Así pues, de nuevo la libertad no como derecho, sino
la necesidad de amar y ser amados. Al mismo tiempo nos
como conquista y no como una conquista que se logra a pesar de
plantea la paradoja de fortalecernos en nuestra posibilidad
los demás, sino precisamente para los demás y con los demás, es
de devenir personas completas, siempre como un camino,
decir desde la responsabilidad.
nunca como un estadio. Educar y educarnos en esta
dimensión de indigencia parece una necesidad en la escuela
de hoy frente a la imagen socialmente extendida del indivi -
En eso consiste caminar: en un desplazamiento de la mira-
duo autosuficiente, capaz de todo por él mismo y pretendida-
da que permite la experiencia Lo que da sentido al ca -
mente satisfecho que recibimos en multitud de mensajes. minar es que nos permite una mirada más allá de cualquier
perspectiva, una visión o una mirada que nos transforma
Libertad y responsabilidad son dos valores fundamenta-
(y por tanto es una experiencia) en tanto que estamos some -
les, y cualquier forma de educación en valores éticos quedaría
tidos a aquello que vemos. [ ... ] quien vuela solo `ve' el ca -
incompleta si únicamente pusiera el acento en uno de los dos.
mino, pero quien lo recorre a pie experimenta su autoridad, es
Viktor E. Frankl (1979), catedrático de neurología y psiquia -
tría en la Universidad de Viena, preso en los campos de exter-
decir, experimenta cómo algo se le muestra, se le aparece, cómo
minio nazis y creador de la logoterapia, recuerda que la
se le hace presente, evidente y, al mismo tiempo, somete o
libertad no es la última palabra porque siempre puede dege- dirige su alma. (Masschelein, 2006, pp. 22-23)
nerar en una actitud arbitraria. La libertad siempre es una
conquista. Frankl sugiere metafóricamente que ya que en
la costa este de Estados Unidos se erigió una estatua a la libertad, Referencias bibliográficas
en la costa oeste debería alzarse una estatua a la responsabi-
A LUMNO S D E LA ESCUELA D E BARB IANA (1984 ) : Car ta a
lidad.
un a m ae s tr a. B a rce lo na . Ho ga r de l Lib ro .

1 1
80
LOS MÁRGENES DE LA MORAL

CAMUS, A. (1998): El primer hombre. Barcelona. Tusquets.


4
FRANKL, V. (1979): El hombre en busca de sentido. Barcelona. Herder

INNERARITY, D. (2001): Ética de la hospitalidad. Barcelona. Penín- La acogida y la compasión:


sula.

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acompañar al otro
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desde tierra de nadie. Barcelona. Laertes.

LEVINAS, E. (1991): Ética e infinito. Madrid. Visor. Concepció Poch


MASSCHELEIN, J. (2006): «Pongámonos en marcha», en MASSCHELEIN, Anna Vicente
J.; SIMONS, M. (coords.): Mensajes e-ducativos desde tierra de
nadie. Barcelona. Laertes. La compasión se asemeja a una joya.
PÀMIAS, J. (2001): Narcís i l´altre. Barcelona. Edicions 62/Empúries. Ilumina y guía nuestras vidas .
(Dalai Lama)
SEPÚLVEDA, J.L. (1996): El gato que enseñó a volar a una gaviota.
Barcelona. Tusquets.
Hay un delicado fragmento en la película Las llaves de casa en
el que durante dos minutos podemos observar los enormes es-
fuerzos que hace Paolo, el protagonista. Este joven de 15 años,
Filmografía tiene una grave minusvalía física y mental como consecuencia
del parto en el que murió su madre.
IVORY, J. (dir.) (1993): The remains of the day (Lo que queda del día).
En esta secuencia vemos a Paolo en una sala de obser-
Basada en la novela homónima de Kazuo, Ishiguro.
v a c i ó n h o s p i ta la r ia d o n d e t ie n e q u e a n d a r r e c to a lo
largo de una raya trazada en el suelo, ante la voz impe -
riosa de la doctora que le marca el ritmo una y otra vez.
Su padre, con quien se ha encontrado despué s de quince
años de abandono, le observa desconcertado y paralizado
ante el trato indigno que recibe su hijo. Padece con su
padecimiento, le compadece y compadeciéndole, le com -
prende.
La escena es dura, resalta el tratamiento hecho por
manos técnicamente eficientes, médicos y enfermeras dedica-
dos a la enfermedad, no al enfermo; no lo ven, ven sólo sus
pasos, el sufrimiento y el cansancio de Paolo pasan desaperci-
bidos para ellos hasta que Gianni, su padre, saltándose todas
las normas interrumpe los ejercicios.
82 83
LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ACOGIDA Y LA COMPASIÓN: ACOMPAÑAR AL OTRO

La fragilidad humana queda reflejada en Paolo, en su ta concreta que demos a la demanda del otro y la compasión
cuerpo deforme y la relación de compasión se explícita en el nos puede dar la clave para poder responder en el momento
abrazo fuerte, acogedor de su padre. Se reconoce vulnerable que alguien padece.
reconociendo la vulnerabilidad de su hijo. Escucha todo su
El ser humano, al igual que otros seres vivos, es un ser vul-
cuerpo, lo acepta y se conmueve, entiende que aún dentro del
nerable y que casi nunca vive aislado, al contrario, desde su
dolor, del que él ha huido a lo largo de muchos años, es posi-
llegada al mundo vive «en relación». Es en esta relación con
ble un sentimiento más fuerte, más fuerte incluso que el de la
otros seres humanos que se construye asimismo como ser
solidaridad y el amor. Es la compasión lo que le devuelve a su
humano; y nazca donde nazca, serán la calidad y la calidez de
hijo.
la acogida inicial las que determinarán, en gran manera, su
sentido de pertenencia o no a las diversas comunidades de las
La vulnerabilidad y la acogida que formará parte a lo largo de su vida. Cada ser humano es
único e irrepetible, y como educadores debemos conocer
bien nuestra responsabilidad de adultos y estar preparados
Para nosotros, la ética no es un conjunto de normas, de debe- para acoger a cada nuevo recién llegado y saber acompañarlo,
res, no es ni siquiera un marco normativo. La ética es una rela-
atenderlo, educarlo para que nunca se sienta abandonado.
ción, una relación que se establece «rostro a rostro» entre un
Como afirma Daniel Innerarity:
tú y un yo. Se trata de una relación que sólo es ética si es sin-
gular, si apela a la responsabilidad, si nos impulsa a responder
La hospitalidad (la acogida) responde a las características
al otro y del otro. Lo que hace que la respuesta del padre de
de esas experiencias éticas fundamentales que tejen la vida
Paolo sea ética es que en esta situación concreta sabe que su
de los hombres [...] en el intercambio hospitalario, se
hijo necesita un abrazo y se lo ofrece, lo acoge, responde amo-
manifiesta la primera forma de una humanidad general.
rosamente, no lo trata según el «buen hacer médico» sino
[...] Una ética de la hospitalidad (de la acogida), en la me-
como un ser humano frágil que necesita compasión.
dida en que implica generosidad, apertura y disposición fa-
El imperativo categórico de Kant afirma: «Obra como si
vorable hacia lo complejo es necesariamente una ética de la
la máxima de tu acción tuviese que convertirse, por tu volun-
inestabilidad, como vulnerable resulta la situación del an-
tad, en ley universal de la naturaleza». Pero desde la perspec-
fitrión cuyas previsiones están siempre amenazadas por la
tiva que queremos dar a la ética aquello que te hace estar al
inoportunidad de una visita.
cuidado del otro no es este imperativo, sino su sufrimiento, y
(2001, pp. 13-15)
por tanto, la relación de compasión que establecemos con él.
Es la compasión la que nos lleva a hacernos cargo del dolor
Ser anfitrión, en el sentido que Innerarity usa la expresión,
del otro y por esta razón nos sentimos impulsados a acompa-
supone ser capaz de dejarse transformar por quienes le visi-
ñarle, así la compasión es ágape, es un acto de amor. De modo
ten. No se pueden prever todas las situaciones, el anfitrión no
que, si la clave de la ética es responder del otro, lo auténtica-
puede saber qué hacer en todo momento, un hijo, un alum-
mente importante es la acción que emprendamos, la respues-
no, un amigo, un desconocido puede sorprender. No se
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ACOGIDA Y LA COMPASIÓN: ACOMPAÑAR AL OTRO

puede tener preparada de antemano tina respuesta, lo único que El primer espacio de acogida es la familia y es el entorno
se puede prever es la actitud de deseo de hospedar, de acoger. en el cual se ponen las bases para aprender a vivir y convivir,
Esta actitud de disposición a acoger siempre la hacemos y donde los apoyos afectivos son parte de las herramientas que
desde la deferencia hacia el otro, nos preparamos, ofrecemos lo ayudan a los pequeños a interpretar y entender el mundo.
mejor de nosotros, mostramos una posición conscientemente En la esfera familiar es dónde la acogida y la compasión
abierta, aunque sin tener una seguridad absoluta de con qué no deberían tener fin, el hogar debería ser el espacio más
nos vamos a encontrar. generoso y donde el cuidado debería ser percibido por los
Pero sabemos que ofreciendo nuestra presencia consciente pequeños como el más seguro y el más acogedor.
facilitamos la confianza y la seguridad, reducimos la ambiva- Veamos lo que ocurre en la siguiente escena. Esther está
lencia de los miedos y descubrimos formas distintas de jugando y en el televisor están dando las noticias, éstas
Pertenecer y estar. Lo más probable es que no obtengamos res- hablan de guerras, de muertes en el Estrecho... Ella aparen-
puestas seguras y favorables, pero la disponibilidad y predispo- temente está en su mundo y lejos de lo que ocurre a su alre-
sición atenta variará nuestra visión de las cosas y del mundo y dedor. De pronto mira fijamente las imágenes y comienza a
seguro que de una forma u otra nos transformará ya que nos llorar, las fantasías de sus seis años se unen a sus miedos y for-
permite modificar percepciones, actitudes, saberes, posiciones. man un conglomerado difícil de explicar. Su padre la mira,
Un ejemplo claro de transformación es el que se ha dado capta perfectamente la situación, tranquilamente apaga la
en muchas personas cercanas a costas a las que llegan pateras o televisión y acogiéndola en sus brazos comienza a explicarle
cayucos. Un hecho cualquiera, cotidiano, como es el ir a un cuento.
pasar un día en la playa se convierte en un acontecimiento, en En éste, una ratito se mete en las carteras de los grandes
un hecho relevante y que va a modificar la visión del mundo e dignatarios del mundo que se han reunido para declararse la
incluso la posición personal de los que asisten a este drama. La guerra y mientras ellos discuten acaloradamente, ella roe que
respuesta inmediata de estas personas es acoger, arropar, roe los papeles sin parar hasta que no queda ni un pedaci to
atender, dar seguridad a personas que simplemente se embar- entero. Los grandes señores acuden a los papeles, ya que
caron buscando una vida mejor y llegan después de un viaje enfrascados en sus disputas no recuerdan el origen ni las cau-
de infierno a un arenal. sas del conflicto, y al no encontrar los documentos pertinen-
Acoger, en esta situación, es riesgo, es huir de la seguri- tes deja de tener sentido su litigio y se ven obligados a
dad, de la rutina, es atender al otro sin condiciones de ningún abandonar la guerra.
tipo, olvidándose de uno mismo. Se despierta un sentimiento De pronto una sonrisa cómplice se desata entre ambos,
ambivalente de sentir la precariedad más cruda, se conoce y hija y padre, los miedos de Esther se han disuelto como por
se reconoce al otro desde el contrapunto irónico de la propia arte de magia. Ella siente un reconocimiento profundo y una
seguridad. Muchos no dudan ni un instante, se hacen sensi- gran tranquilidad.
bles a dar respuestas a esos otros, presentes en este caso, y que Un fuerte beso sella un pacto afectivo que ayudará a la
les interpelan desde su posición, siempre humana, frágil y vul- pequeña a lo largo de su vida. La sensibilidad demostrada por
nerable al límite. el padre es simplemente la respuesta, una escucha de los sen-
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ACOGIDA Y LA COMPASIÓN: ACOMPAÑAR AL OTRO

timientos de su hija, de sus miedos, y ha sido capaz de darle pliándose durante el proceso, por medio de la noción de los
consuelo en el momento oportuno, desde la comprensión y la riesgos que son comunes a todos los seres humanos. (2001,
interacción más sencilla. El padre no tenía la respuesta pre- pp. 130-131)
parada, simplemente estaba preparado para acoger, para
dejarse conmover. Los sentimientos de Esther han sido reco-
Coincidimos plenamente con las palabras de Nussbaum y
nocidos y valorados.
pensamos que es necesario promover una pedagogía preven -
Normalmente, la acogida es una actitud expectante, ale- tiva del dolor, el sufrimiento y también de la muerte antes de
gre, de prepararse para recibir, aunque puede ser también el que sucedan.
inicio de la actitud compasiva, de entender que el otro vive
Precisamente, es la consciencia del dolor y de la muerte
una situación de congoja, de zozobra, de inseguridad.
lo que nos permite entender nuestra humanidad, es lo que da
sentido a la vida, el reconocimiento de la fragilidad. Los niños y
jóvenes saben explorar, más allá de lo percibido por los adultos,

El dolor, el sufrimiento y la compasión todo lo que concierne al lado oscuro de la existencia.


El ser humano, y quizá no sólo él, es un homo patiens, un
ser que sufre. El sufrimiento es inherente a la condición
Dolor y sufrimiento forman parte de la vida. Martha Nuss - humana. Es decir, que a pesar del progreso científico y tec-
baum nos avisa de la necesidad de prestar atención al sufri- nológico, los seres humanos nunca lo podremos eludir,
miento, como una de las bases de lo que ella llama siempre surgirán situaciones dolorosas. Y la propuesta ética
imaginación cívica. Veámoslo. en relación con nuestra condición de homo patiens, es una
ética de la compasión, que responda a los problemas que las
Las bases para la imaginación cívica deben asentarse tem- personas tenemos en el tiempo y espacio en el que nos ha
pranamente en la vida. A medida que los niños exploran tocado vivir.
las historias, las rimas y las canciones –especialmente en Sería preciso ahondar, matizar, reflexionar sobre qué
compañía de los adultos a quienes aman–, se les conduce a entendemos por dolor y por sufrimiento. Convenimos con el psi-
prestar una mayor atención al sufrimiento de otras criatu- quiatra vienés Viktor E. Frank1 el creador de la «logoterapia»,
ras vivas... Los festivales de tragedia griega del siglo V a. en que estamos hablando del sufrimiento y del dolor inevitable,
de C. eran festivales cívicos. Y la educación cívica que las aquellos que no se pueden eliminar (1990, pp. 36-37). Es en
tragedias querían promover era familiarizar al joven ciu- esta clase de dolor y de sufrimiento que se da, también, una
dadano con las cosas malas que podrían suceder en la vida posibilidad de sentido, como se da en el éxito y en la alegría.
humana, mucho antes de que la vida humana se encargue Es bello reconocer la musicalidad «ética» de las palabras que
de hacerlo. En el proceso, hacen que la importancia del su~ siguen, escritas y vividas por éste admirable ser humano que fue
frimiento y de las pérdidas que lo inspiran sean algo in-
Viktor E. Frankl: «Si cumplimos el sentido del sufrimiento,
equívocamente patente para el espectador: es una forma en
realizamos lo más humano del ser humano, maduramos, cre-
que los recursos poéticos y visuales del drama tienen peso
moral. La identificación empática del espectador va am - cemos, crecemos más allá de nosotros mismos».
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ACOGIDA Y LA COMPASIÓN: ACOMPAÑAR AL OTRO

¿Qué es, y no es, la compasión? del siglo XVII, la comparaba con una forma sutil de egoísmo,
afirmando que la compasión es, a menudo, un sentimiento de
No es extraño que algunos antiguos denominaran a la nuestros propios males en los males del prójimo. Podría con-
compasión sencillamente humanidad, para dar a entender así la siderarse como una hábil previsión de las posibles desgracias
peculiaridad imprescindible de este sentimiento; y ello hasta que algún día nos sucederán; como si ayudando a los demás for-
el extremo de que, a quien carece de él, le llamamos sin más járamos un «seguro» para que ellos hagan lo mismo con
inhumano. La compasión es un valor que no es exclusivo de nosotros en situaciones similares; podríamos afirmar que es
ninguna religión ni de ninguna filosofía moral, aunque es una situación que pertenece a la cultura del yo, que se inser-
omnipresente en el pensamiento moral de todos los tiempos ta perfectamente en un marco social ambiguo y amoral.
tanto en el Occidente griego, romano y cristiano, como en el Nietzsche formula su propia acusación contra la actitud com-
Oriente budista Dalai Lama o confuciano. Es en este contexto pasiva, describiendo la piedad como un sentimiento nacido
donde la verdadera compasión no se basa en la sensación de la debilidad y del resentimiento de los débiles contra los
agradable y fácil de «esto me es querido», sino más bien en la fuertes. La calificó de «el último pecado» y «el máximo peli-
convicción de que dos otros seres, en particular, los seres hu- grc,». La piedad/ compasión surge, según él, de la mediocri-
manos, son como yo, es decir, no quieren sufrir y desean ser dad de los débiles y por ello es una virtud pequeña, la virtud
felices».
de los pequeños. Además, representa una muestra de inso-
Vemos, pues, que desde la antigüedad hasta nuestros lencia para con el desdichado y una forma sutil de posesión.
días se han buscado respuestas diferentes. El gran maestro Otras opiniones sostenían que la compasión es una buena
Aristóteles afirmó que los humanos sentimos compasión por voluntad sin consecuencias prácticas, inútil, perjudicial, en la
dos que sufren sin merecerlo». El budismo ha hecho de la medida en que dulcifica las diferencias, borra y oscurece los
compasión su propia actitud espiritual. Todo ser que vive frentes y elimina las contraposiciones que son necesarias para la
merece esta «piedad cuidadora», esta solidaridad en la finitud o lucha. Cabría el peligro de que la compasión incurra en
por la indigencia que padece. una situación de injusticia. Entendida desde una posición
Muchas son las definiciones que se han dado, aunque selectiva: más atenta por el que sufre próximo a nosotros, que
siempre es necesario entenderlas en el tiempo y en el contexto por el lejano; más por la desdicha individual que por la colec-
de su época, en su contemporaneidad. tiva, por la desgracia ajena que aún no nos ha tocado que por
La controversia también se manifiesta en concepciones la que ya estamos soportando.
distintas; en ocasiones, la compasión se asocia a sentimientos Actualmente, suele entenderse la compasión como valor
de poder y prepotencia, y uno puede posicionarse en un que consiste en percibir el sufrimiento del otro como propio,
plano de superioridad respecto a quien sufre. Esta considera- es decir, que reside en la capacidad de interiorizar el sufri-
ción permite comprender que en Occidente, actualmente, miento ajeno y de vivirlo como si fuese una experiencia pro-
este tipo de «piedad» o «pena» sea considerado como ofensi- pia. En este caso estaríamos hablando de empatía, que
vo. «No quiero que me compadezcas», se responde con fre - significa ponerse en el lugar del otro, lo cual puede ser válido
cuencia. En esta línea, La Rochefoucauld, moralista francés en algunas situaciones, pero que no parece posible en la com-
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ACOGIDA Y LA COMPASIÓN: ACOMPAÑAR AL OTRO

pasión, ya que nadie puede padecer por el otro, su dolor es sentir compasión en singular, por cada persona en cada situa-
insustituible; sabemos de la imposibilidad de «sufrir lo que ción concreta. De manera que es en la proximidad, cuando se
otro sufre». La relación empática es más adaptable, más dúc- establece una relación simétrica, que tiene lugar el gesto y la
til, cuando empatizamos con alguien lo podemos hacer tam- actitud compasiva. Al igual que decíamos de la acogida, no
bién desde la alegría; en cambio, la compasión sólo se sabemos cómo reaccionaremos ante una situación, sólo sabe-
produce acompañando al otro que sufre, al otro que nos mos de nuestra disposición a no renunciar a este deseo de la
necesita para atenuar su tristeza, su dolor. práctica compasiva.
Tampoco sería extraño despreciar la relación por indu- Pensamos poder afirmar, sin tapujos ni miedos, que si
cirnos de alguna manera a una renuncia práctica de la vida, alguna cosa, nos hace plenamente humanos es la compasión,
como si el mundo de los seres humanos continúe como está la capacidad de reacción ante el dolor, el sufrimiento y la
porque nada ni nadie puede variar su pesimista destino. miseria.
Daniel Innerarity afirma: En realidad, el ser humano solamente puede relacionar-
se con el otro de tres maneras. La primera de ellas, egoísta -
[ .. ] la compasión pertenece a este tipo de acciones que como mente, centrándose única y exclusivamente en la propia
la espera, la queja o el lamento, la admiración o la adora- felicidad, mostrándose indiferente e incluso envidioso, ante el
bien del otro, mostrando una grave incapacidad de compade-
ción, se parecen más a la pasividad que a la actividad, que
cer. La segunda, de forma cruel, recreándose en el dolor y el
son algo así como lo que nos cabe hacer cuando no podemos
padecimiento del otro, desde una racionalización excesiva y
hacer nada. Por este motivo es un recordatorio permanente
reduciendo completamente la capacidad del otro. Pero como
de nuestrafinitud, de la contingencia de cuanto emprende^
ser humano libre, también puede optar por la compasión,
mos, de la inevitabilidad de contar con eventualidades que
buscando así no la felicidad propia sino la felicidad del otro,
no dependen de nosotros, de que el ámbito de nuestro
reconociendo la autoridad del débil, y sabiendo que incluso
querer no es el mismo que el de nuestro poder. (2001, p.
194) desde el propio dolor, es posible reconocer el dolor del otro.
Lo que queda fuera de duda, es que una sociedad de la
indiferencia es una sociedad no compasiva, de relaciones
Esta espléndida reflexión no significa, en última instancia,
dominantes, pudiendo llegar a alcanzar la triste categoría de
que el mundo de los seres humanos continúe como está porque
cruel, fría, despiadada, sádica... y cuantos epítetos de esta
nada ni nadie pueden variar su pesimista destino, en este caso
índole queramos añadir. Sin duda, no es este paradigma el
estaríamos hablando de resignación, ante la que nada
que los educadores queremos construir. Como educadores
haríamos por cambiar.
abogamos por una sociedad de relaciones transparentes, el
Es necesario, pues reformular la definición de compa-
cara a cara más diáfano y auténtico posible, ¡desde nuestra
sión, como la actitud que nos hace sensibles al sufrimiento
condición vulnerable y finita! Pero dónde nosotros elegimos
del otro, al dolor ajeno; cuando hablamos de compasión lo
entre distintas posibilidades: entre tener y ser, entre ser acrí-
hacemos desde la esfera del dolor, del sufrimiento de alguien
ticos y dejarnos llevar sin más o participar en la construcción
singular y concreto, de Paula, de Leo... porque sólo podemos
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ACOGIDA Y LA COMPASIÓN: ACOMPAÑAR AL OTRO

de una sociedad acogedora y de valores profundos, que per- Ella les llama amigos, es con ellos con quienes realmente se
mite pensar en otras posibles realidades. puede mostrar como es, como está, con aquellos que sabe que
Relacionando finalmente los dos términos, cuando habla- no lajuzgarán, que la comprenderán. Lo que le da apoyo es
mos de compasión hemos de hablar de acogida, y a la inversa, de la amistad y la relación compasiva que ha surgido de ella.
situaciones educativas únicas, de la persona que responde, que
está dispuesta a dejarse interpelar. Acoger en la compasión y
el sufrimiento es saber estar cuando el otro nos necesita,
desde la sencillez de la mirada, de¡ ofrecimiento íntimo, La escuela como espacio de acogida
desde la serenidad de saber que únicamente en los pequeños
gestos, está la auténtica compasión. No podemos sufrir por el La sociedad ha avanzado mucho técnicamente, no se cuestio-
otro, ni evitar su dolor, en ninguna circunstancia, simple - na nada si se afirma que es científico, pero aún se evita –¿o se
mente –¡y cuánto es!– podemos acompañar, estar a su lado teme?– educar los sentimientos, se hace mucho más énfasis en
incondicionalmente. los conocimientos, en las capacidades y competencias. Se
Imma Monsó, tras la muerte de su marido, nos introduce elude el papel de compromiso social como si la responsabili-
en la intimidad de sus pensamientos al contarnos: dad sólo se tuviera que llevar a cabo en la escuela. La compe-
tencia técnica ha impregnado el lenguaje de objetividad como
Al contrario, ahora, más que nunca, justo al acabar este si esto fuera posible en educación, se ha fomentado la forma-
ción individual y competitiva y se han levantado muros de in-
viq¡e, tomo conciencia del peso enorme que han adquirido
comunicación y de exclusión.
en mi vida los amigos. Los lazos tejidos a través de él y tam-
Aunque ahora más que nunca sabemos que un mundo
bién por mi cuenta (amigos entre los que incluyo a la fa-
plural requiere respuestas plurales y que éstas van mucho más
milia, o también podría decir familia en la cual incluyo a los
lejos que los saberes del aula. La escuela es mucho más que un
amigos); han entrado a formar parte de mi vida de una aula, es un espacio y un tiempo en el que se construyen día a
forma más definitiva. No diría que han adquirido más im- día relaciones, en el que lo que realmente tiene valor son las
portancia (siempre les he dado mucha), lo que han adqui- relaciones humanas que se suceden en ella.
rido es más presencia, y vías de entrada a una casa que yo La acogida es siempre un acto de responsabilidad, desin-
procuraba mantener inexpugnable. (2006, p. 185) teresada, gratuita, en cualquiera de las situaciones que se
manifieste, es un acto educativo incondicional, inherente a la
Con gran finura de lenguaje nos muestra cómo puede reco- misma condición de educar. Es la manifestación de una edu-
nocerse la compañía, la sensación de acogida, de resguardo. cación fundamentada en valores éticos, en lo que deseamos,
El cambio sutil de relación que se produce en ella y en los en lo que marcamos como punto de referencia y que da sen-
otros, estos otros íntimos, muy próximos a ella, gracias a la tido a nuestras acciones. No todo vale, es importante escoger
ayuda recibida, al tiempo que sus amigos le han dedicado, a cómo hacerlo.
esta dimensión tan difícil de manejar en la azarosa vida diaria Si decíamos que la familia es la primera estructura de aco-
y tan necesaria a la vez, si de verdad mostramos compasión. gida, la escuela es el primer espacio, de carácter público, en
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ACOGIDA Y LA COMPASIÓN: ACOMPAÑAR AL OTRO

que un niño o una niña se separan de su entorno conocido y Como hemos visto que sucedía con Esther, la narración
son recibidos por alguien que no es de su familia. ¿Son acogi- puede sosegar un ánimo roto. A veces una poesía, una can-
dos además de ser recibidos? Como educadores sabemos que la ción, una película, un texto, una foto, una situación vivida...,
llegada de un niño o una niña a la escuela es un momento cualquiera de estos elementos puede ayudar a la reflexión, a
clave, un tiempo frágil en el que hemos de ser conscientes de dar pie a hablar de temas que normalmente se eluden, todos
que un tono de voz, una sonrisa, una caricia pueden ser las ellos explicitan en la práctica la conveniencia de asentar de
llaves para entrar en un mundo acogedor y cordial o, por el manera temprana la educación ante las situaciones límite.
contrario, para entrar en una espiral que lleva a un mundo Pero lo que es esencial en cualquier circunstancia es la actitud
inseguro e inhóspito. Cada niño, cada niña llega a la escuela de la persona que educa, es la actitud que da confianza.
cargado con el equipaje de su experiencia, sólo hace falta Para Lluís Duch la confianza es un elemento clave en las rela-
invitarle a entrar, pero esta invitación debería hacerse con la ciones educativas, sin confianza no hay futuro para el hombre.
responsabilidad del anfitrión que desea que sus huéspedes
se sientan en este nuevo espacio como si fuera su espacio
Mientras la confianza constituye la base idónea para
familiar. edificar el mundo del hombre (el hogar), sobre el cual se
El centro educativo debería concebirse como un espacio asienta el firme convencimiento que ni el mal ni la muerte no
acogedor y de acogida. Siéndolo, puede llegar a ser, también, tendrán la última palabra, la desconfianza generalizada de
espacio para vivir experiencias de compasión, lugar espléndi- nuestros días pone de manifiesto que no hay futuro para el
do para mostrarnos como auténticos testimonios, acompa- hombre, que no vale la pena formular preguntas porque no
hay respuestas... (2002, p. 132)
ñando cuando sea necesario, escuchando de forma activa las
voces que nos reclaman, oyendo en los silencios y en los ges-
tos, dejando participar, mostrando nuestros sentimientos de Ante situaciones de dolor y sufrimiento o de marginación sue~
forma sincera y auténtica. Es un espacio donde se pueden len aflorar sentimientos de tristeza, de impotencia, de desa -
hacer proyectos comunes, donde todos caben, especialmente zón o de soledad, que pueden llevar fácilmente a la
los desheredados sociales; donde no se olvida la memoria desesperación o la rabia. La acogida, hace nacer en nosotros
para poder construir un futuro. Las necesidades marcan una una dimensión altruista, sensible y comprensiva que puede
pedagogía de la acogida, una pedagogía que nos haga cons- ayudar a deshacer estos duros entramados íntimos. Prestando
cientes y sensibles para no dejar a nadie en la cuneta, que nos apoyo, dejando que la persona dolida y doliente dé rienda
permita romper incomunicaciones, que nos capacite para suelta a sus opiniones, pensamientos, creencias y sensaciones,
potenciar actitudes abiertas, críticas y solidarias. De modo que se pueden ir tejiendo de nuevo sentimientos de esperanza, so-
imaginamos un espacio escolar en el que se desborda ternura, lidaridad, amistad, paciencia, y compasión.
un lugar en el que los adultos son conscientes y capaces de Qué diferente sería el mundo si supiéramos reconocer al otro,
romper muros de incomunicación y que saben salir de los aceptándolo y respetándolo. Construyendo una realidad basada
moldes establecidos, siempre caminando hacia horizontes de en la confianza, en la generosidad, acogiendo realidades
compromiso y responsabilidad. distintas a las nuestras.
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA ACOGIDA Y LA COMPASIÓN: ACOMPAÑAR AL OTRO

¿Y qué ocurre en el aula? En estas circunstancias lo que estos niños y niñas están
aprendiendo, además de ciencias, es a reconocer los senti -
mientos más íntimos de sus compañeros, a consolarlos si es
María inicia su clase, de ciencias de quinto de primaria, hablando necesario y a ofrecer su capacidad de estar a su lado, de sen-
sobre las células, de la reproducción celular, tema en apariencia tir el sufrimiento ajeno. De este modo, compartiendo las
alejado totalmente (le la acogida y todavía más de la compasión. experiencias personales de otros, en este caso sentimientos de
Apenas comenzada la clase, con voz firme y segura, Juan afirma dolor e incertidumbre, aprenden a vivir.
que cuando las células se reproducen de forma rápida y des- La experiencia de María es un excelente testimonio que
controlada es porque hay cáncer, y que las personas que tienen nos demuestra que los niños y niñas saben compartir, aportar
cáncer se mueren. Su voz se amortigua por otra todavía más con- pensamientos y emociones que nosotros como adultos hemos
tundente que afirma, con seguridad, que eso no es cierto. Esta voz de saber escuchar y acompasar en el tiempo, según sus nece-
es la de Sergio que aumenta su ya agudo timbre para decir: sidades. Nuestras respuestas no siempre son certeras,
«Mi madre tiene cáncer, está haciendo tratamiento y es la tampoco tenemos respuesta para todo, hemos de ser
segunda vez que pasa por ello. No, mi madre no morirá, le ha conscientes de esta contingencia humana, pero sí que nuestra
dicho el médico que tiene un 60% de probabilidades de vivir y actitud puede transmitir el sentido profundo del mensaje. El
esto es mucho.» silencio, la res- puesta no dada, en este caso, comunica fuerza.
« ¿Y tú, estás preocupado?», le pregunta Juan, acompa- Haber vivido la vulnerabilidad, ser consciente de ella y de
ñando la pregunta con expresivos gestos, con su mirada franca que somos seres finitos ayuda a relativizar situaciones y con-
y voz también potente. Su disponibilidad para acoger la respuesta tratiempos que de otra forma se sobredimensionan.
que seguirá es total.
María, la maestra, comprueba que el mensaje ha llegado a
toda la clase, sus alumnos están en silencio, han quedado
absortos, atentos y conscientes de la situación que se ha creado.
¿Se puede educar la compasión?
Su actitud es la respuesta más convincente, está dispuesta a
dejarse sorprender, capta la importancia del momento, sabe que La verdad es que no tenemos respuesta a esta pregunta. En
es un tiempo único, irrepetible, su silencio facilita la educación hay pocas cosas seguras puesto que no existen
comunicación, permite que afloren los sentimientos y las recetas que nos sirvan para abordar cuestiones relacionadas
emociones contenidas de sus alumnos. Ella misma se deja con la transmisión de valores. Sabemos que no es lo mismo
impregnar de la magia del momento, sabe estar, es consciente educar para comprender un texto escrito que educar para ser
de que acoger es un prisma de múltiples caras y se puede hacer compasivo. La compasión no puede ser objeto de una transmisión-
desde el silencio, con una caricia, siempre con tacto y respeto... formación técnica, ni puede someterse a los parámetros ni a la
María ofrece tiempo y espacio, condiciones fundamentales para lógica de las programaciones ni de las planificaciones, ni
reflexionar, permite un espacio de comunicación único, íntimo siquiera puede definirse en clave de «competencia». ¿Cómo
y sincero. vamos a evaluar el grado de compasión que uno es capaz de
manifestar?
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Probablemente entraremos en reiteración con ideas con- Revault D'Allones nos ayuda a reafirmar esta certeza: «la com-
tadas en otros capítulos, porque puede que éste sea el sello de
pasión... designa la sensibilidad al sufrimiento del otro sin
nuestro grupo, pero aquí debemos hablar de la necesidad de una
implicar por ello un sentimiento de superioridad: opuesta -
pedagogía del testimonio.
mente a la piedad, la compasión no induce ninguna asime -
Seguramente si nuestros niños y nuestros adolescentes
tría» (2009, p. 73).
están en contacto con] la bondad y la compasión, sabrán actuar
bondadosa y compasivamente. Quien de veras se compadece del dolor del otro no per-

La bondad nos permite entender incluso el dolor y el manece indiferente ante su sufrimiento, sino que trata de

sufrimiento y nos hace compasivos con quien sufre. Pero no hacer todo cuanto está a su alcance para aliviarlo. Cuando se
perdamos de vista que no existe la «bondad» en abstracto ni produce una ola solidaria, la compasión es real y la interiori-
como valor absoluto, simplemente existen personas capaces de zación del sufrimiento ajeno sacude nuestras entrañas.
hacer actos concretos de bondad. Son esas personas que dan La garantía de autenticidad de la compasión no son las
testimonio de bondad y de compasión. lágrimas, sino la acción solidaria consiguiente, el compromiso
posterior que requerirá coherencia y una opción clara y deci-
El testimonio se da, se muestra, actúa de una manera
dida, que implica ir más allá de la respuesta inmediata, de
determinada. En este caso estaría cerca de quien sufre, tal vez sin
emergencia. Las lágrimas, como dice Schopenhauer, son el
hacer nada, sólo comprendiéndolo, mostrándole afecto,
lenguaje universal del sufrimiento, pero la acción transformadora
cuidándolo, con la pretensión de que nuestra compañía le
sirva de consuelo, no buscando nuestra propia satisfacción. constituye la prueba de oro de la auténtica compasión.
En un mundo global somos corresponsables no sólo de la
Nos parece que sólo así se puede educar, desde la oportunidad
educación de nuestros hijos y de nuestros alumnos y por
de reconocer los sentimientos propios y ajenos. Esta pedagogía del
extensión de los niños de nuestro entorno, sino también de
cuidado nos lleva a plantear que es posible educar de forma
los niños y jóvenes de todo el mundo. Ésta es nuestra única
distinta, que hay que educar para y desde la sensibilidad.
esperanza de un mundo capaz de dar respuestas cuando
Por ello, desde una educación que ponga sus prioridades en los
alguien padece, de acoger a quien necesita consuelo en su
valores éticos, planteamos la educación desde la pasión, desde la
dolor y su sufrimiento.
ternura, desde el compromiso, siempre interesados en atender al
Si queremos mantener esa esperanza de un mundo
otro y sin poder, de ninguna manera, renunciar a ello.
mejor, tal vez lo que debamos hacer sea mostrar, a nuestros
Peter McLaren nos recuerda que hace falta « [...] enunciar
recién llegados, la existencia del dolor y del sufrimiento, pero
la demanda de una nueva ética de la compasión y la solidaridad»
jamás provocarlo. Mostrar que el camino de la felicidad puede
(1997, p. 100).
que no se halle en los placeres que hoy tanto valen, sino en
No hace falta preguntar qué nos mueve a la compasión, ya
evitar el propio sufrimiento y el ajeno.
que es imposible definirlo desde la razón, la respuesta se da desde
el sentimiento y éste, como bien sabemos, no es racional u La compassió és un sentiment cap als altres que ens obliga
objetivo, pertenece a la esfera de la sensibilidad. Myriam momentàniament a oblidar-nos de nosaltres mateixos. [...]
Sentir compassió no significa en absolut plànyer fàcilment el
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mal dels altres i compadir-se ingénuament, o per complaen-


ca, o fins i tot pesumptuosament, de la seva sort, sinó
Filmografía
penetrar en la seva desgrácia i compartir-ne el AMELIO, G. (dir.) (2004): Las llaves de casa. Guión: Gianni Amelio,
sofriment.[...] La compassió planteja l'home com un ésser Sandro Petraglia y Stelano Rulli. Basado en la novela Nacido
humà i és una de les bases del sentiment de , justicia. 1 dos veces, de Giuseppe Pontiggia.
(Marzano, 2008, p. 23)

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1. La compasión es un sentimiento por los otros que nos obliga momentánea -


mente a olvidarnos de nosotros mismos. [ ... ] Sentir compasión no significa en
absoluto sentir pena fácilmente por el mal que se ha infringido a los otros y com-
padecerse ingenuamente, o por alguna suerte de placer propio, o incluso por
presunción, de la suerte que a otros les ha tocado. [ ... ] La compasión presenta al
hombre como un ser humano y es una de las bases del sentimiento de justicia.
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La memoria del otro:
recuerdo y olvido

Agnès Boixader
Juli Palou

Memoria es, así, marco de referencia donde se proyectan desde el


fluir azaroso de la vida, la necesidad que enhebra, acumulándo -
los, los monótonos y, en principio, incoherentes «ahoras».
(Emilio Lledó, Elogio de la infelicidad)

El protagonista de la película The age of innocence (La edad de la


inocencia) de Martín Scorsese ha tenido un gran amor, más
allá de su acomodado matrimonio. Dejó de ver a la persona
que quería hace años. Y ahora, viudo y acompañado de su
hijo, dispone de la oportunidad de encontrarse con ella.
Puede subir a la casa donde lo espera o quedarse en la calle.
Mientras decide, la luz que se refleja en los cristales llena sus ojos
de recuerdos. La ve ante el mar, girándose lentamente, con
una sensualidad infinita, para encontrar su mirada. Pero los
recuerdos quedan ahí, intactos ante el mar del dese o,
cuando alguien cierra la ventana. Entonces, él abandona el
banco donde podía reposar y se encamina con el peso de los
años hacia algún lugar. Más allá le espera sólo un apacible
atardecer.
Pasado, presente y futuro se entrecruzan en las últimas
imágenes de la película. Porque ni los recuerdos siempre
están dispuestos a volver y porque el futuro siempre es fruto de
un presente. Ésta es la reflexión que provoca la historia que
comentamos. Una reflexión que nos puede acompañar
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA MEMORIA DEL OTRO: RECUERDO Y OLVIDO

cuando tratamos sobre la dimensión que adquieren el recuerdo y el que los campos de trigo se balanceen, para que los árboles den todos
olvido en el gesto educativo. sus frutos y para que los enamorados encuentren el amor que, con el
tiempo, dará también sus retoños. En muchos países europeos, en la
plaza o ante la iglesia, se planta y se adorna un gran árbol
Dialogar con el pasado para construir denominado mayo.

el futuro Cuando un centro educativo decide qué fiestas va a cele-


brar, lo que en realidad está haciendo es subrayar aquello que
El calendario puede ser el mismo, pero lo ojos que lo leen han tiene de trascendente y provocar su memorización con la
cambiado. Antes se leían determinadas fechas con una mentalidad estrategia más adecuada para estas ocasiones: la repetición de
que valoraba la fiesta. Ahora se esperan las vacaciones. Entendemos que un ritual. Esta repetición tiene algo de catártica, puesto que
la fiesta es próxima al recuerdo, a lo local, al ritual y a la celebración. permite atraer o ahuyentar. Cuando esta repetición es cíclica se
Las vacaciones, en cambio, invitan más a salir, a dejar el lugar donde incrusta en la memoria colectiva e imprime un sentido concreto
ocurre lo cotidiano para descansar de lo cotidiano. La fiesta es un al pasado.
ritual colectivo. Las vacaciones son para disfrutarlas Pero más allá de las fiestas, lo que ocurre en cada espacio de
individualmente. cualquier institución educativa es que un adulto asume la
En muchas localidades, aunque de manera distinta, se celebra responsabilidad de traer el pasado al presente para que los
la llegada del mes de mayo. alumnos aprendan a dialogar con él. La explicación de temas
como la revolución industrial, la pintura renacentista o los can-
Que por mayo era, por mayo, tares de gesta, comporta una lectura nueva de lo que sucedió. La
cuando hace la calor, exposición de lo que la comunidad científica sabe acerca de la
cuando los trigos encañan Y relatividad, la ecología o el funcionamiento del cuerpo humano
están los campos en flor. también comporta una dimensión diacrónica, puesto que el
conocimiento nunca es algo que quede estancado. Sea el tema
Cuando canta la calandria Y
que sea, lo que tiene interés no es acercarse a lo que aconteció,
responde el ruiseñor, cuando
sino la revisión que este acercamiento provoca. La memoria
los enamorados salen en
busca de amor. colectiva no es propiamente memoria, sino un discurso que se
origina y se mueve en el espacio público; un discurso que
evidentemente también se construye y que, como la memoria
Mayo queda asociado a la llegada del buen tiempo, a la vistosidad personal, está hecho de recuerdos y de olvidos.
de los campos de trigo y de las flores. En mayo la naturaleza entra Hoy sabemos que la verdadera comprensión no puede
en su esplendor y ello va asociado a la búsqueda del amor. Pero ceñirse a una repetición. La comprensión requiere, en primer
para que el mes mayo llegue como es debido es necesario hacer lugar, reformular con las propias palabras lo que otros han
algunos conjuros; por ello, durante el ciclo de este mes se dicho o hecho. Pero esto no es suficiente; conviene interpretar
celebran ritos y ceremonias con el propósito de de nuevo lo que ya se sabe y conviene también relacionar-
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lo con los demás aprendizajes. El adulto no se limita, por lo «esconder». Ulises estuvo escondido con Calipso durante un
tanto, a acompañar a través de la historia como si de un viaje tiempo difícil de precisar, porque en esta isla tan lejana la me-
organizado se tratase. El adulto provoca el viaje y estimula el dida del tiempo no es humana. Calipso, como cuenta la 0di-
diálogo, con lo cual la memoria del pasado se une de manera sea, ofreció a Ulises la inmortalidad y de ahí surge el gran
inevitable con el uso del lenguaje. dilema para el héroe del viaje: vivir, con todos los placeres, en
Utilizando la metáfora que aparece en el Teeteto platónico la isla escondida de Calipso o vivir entre las miradas de los
y refiriéndose al alma como a una suerte de tablilla de cera en otros, con nombre propio. Ulises opta por vivir, que es enve -
la que quedan impresos unos recuerdos y no otros, Emilio jecer y acercarse cada vez más a la muerte; Ulises decide cons-
Lledó escribe acerca de la relación entre memoria y lenguaje, t r u i r u n a i d e n t id a d q u e n o s e a a n ó n im a , q u e p u e d a
y afirma que recordamos porque hemos impreso en nuestras recordarse más allá de su muerte.
almas sensaciones, pensamientos, sonidos, imágenes, olores..., Sin memoria todo se desvanece en el anonimato. La
y hemos dejado de imprimir o se han borrado, porque no memoria permite un contacto permanente con el pasado;
habían quedado impresas con fuerza, otras sensaciones, otros nada somos sin pasado y sin memoria de lo ocurrido. Por esa
pensamientos, sonidos, imágenes u olores. El material que per- misma razón necesitamos la historia y necesitamos entender
mite la grabación de recuerdos en nuestras almas no es otro la historia, porque así nos entendemos, y entendemos más la
que el lenguaje: «la materia de que esta tablilla está hecha no vida y las distintas formas de vivirla. Recurrimos a la historia
puede ser otra que el lenguaje. Su cera son las palabras». El para descifrar el pasado de hombres y mujeres que, como
lenguaje es el instrumento que nos permite recuperar cada nosotros, han buscado sentido a sus vidas y han intentado
ahora pasado y «conversar», desde el ahora presente, con nues- vivirlas de acuerdo con ese sentido. A través del relato histórico
tros recuerdos. El lenguaje nos permite establecer diálogo escuchamos sus voces, que a menudo no parecen otra cosa
con otras memorias, sumándose así las distintas herencias per- que el eco de las nuestras. Como afirma Lluís Duch (2007), la
sonales, formando memorias colectivas. narración de historias es una forma de consuelo para el hom-
Pensamos que tal vez el lenguaje nos permita recuperar, bre. La historia no es otra cosa que un conjunto de historias,
de esa tablilla impresa, decisiones tomadas en el pasado (ya un conjunto de narraciones.
imposibles de cambiar) que puedan dar luz sobre el horizon- Hablar del pasado, hablar de historia es hablar de narra-
te y, así, lograr calmar en cierto modo el desasosiego, toman- ción. Los hechos son narrados y cada voz construye una
d o en e l pr es en te d ir ec c ione s má s p rud en te s qu e n os narración, por ello podemos afirmar que nuestra gran heren-
permitan augurar un futuro todavía esperanzador. cia son unas voces distintas y, a menudo, dispares. Nuestra
propia voz no es original, como tampoco lo es la voz de nues-
tra generación. No podemos actuar como si naciéramos cada
día, como si el mundo se creara hoy. Pasado, presente y futuro
Narrar para no perderse en el anonimato son tres categorías de temporalidad humana que debería-
Hay unas aguas más allá de lo humano. En estas aguas se en- mos explorar en cada tiempo para aprender a situarnos y

contraba la isla de Calipso; el nombre de esta diosa significa actuar en el mundo con prudencia. Como decíamos, el pasa -
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do es memoria, herencia y un reflejo de lo que fuimos, pero es Nuestras transmisiones están contaminadas con nuestras
también una forma de narrar nuestra presencia en el presente. interpretaciones, con nuestras creencias, con nuestros valores.
El presente es fuente de acción, nexo entre pasado y futuro, Ésa es una buena razón para actuar con prudencia y con interés
punto de encuentro de recuerdos y esperanzas, lo que fuimos, en el otro, en aquel o aquella que recibe la transmisión. Nuestra
lo que somos y lo que seremos, la antesala del futuro. mirada no debe condicionar su futuro. Las nuevas generaciones
En la isla de Calipso, la mirada hacia el pasado o hacia el tienen que aprender a interpretar y a interpelar lo dicho, tienen
futuro no tiene sentido, porque en esta isla el tiempo se que aprender a construir nuevos marcos interpretativos que
esconde. La inmortalidad anula la percepción de un antes y de permitan conectar los hechos entre sí. De lo contrario, todo lo
un después. Calipso no dejará de vivir, con lo cual nunca podrá que harán será, como apunta Bauman (2007), perderse en una
dejar herencia alguna. En cambio, nuestra mirada sobre el visión puntillista del tiempo, es decir, limitarse a vivir cada
futuro o sobre cualquier acontecimiento pasado condiciona y instante como si fuese el primero y el único. En el puntillismo es
configura la herencia que dejamos; una herencia que recae imposible distinguir entre un antes y un después, con lo cual
sobre las espaldas de aquellos que nos sobreviven. todo queda a merced de un olvido indiscriminado.
La tarea de los jóvenes es, como ya hemos apuntado, entrar Leteo era para los griegos un río del infierno que lleva el
en diálogo con lo dicho. Es posible que estén en desacuerdo con olvido a los muertos. Las almas beben las aguas de Leteo para
todo, pero hay un requisito: deben saber qué se ha dicho. olvidar su existencia anterior y así hacerse libres y poder tomar
Inmersos en esta tarea descubrirán que el sentido común no un nuevo cuerpo para renacer. El río liquida todo lo relativo a
existe, que lo único que existe son maneras comunes de generar una anterior existencia. Pero es imposible hablar de Leteo sin
sentido. El diálogo con la historia enseña a hablar desde la referirse a su pareja inseparable, Mnemosine o la diosa de la
distancia con los hechos, por lo tanto, todo lo que tenemos es memoria. El balanceo entre olvido y memoria es inevitable. La
una labor interpretativa que se construye a través del lenguaje. cuestión que debemos plantear ahora es, si además de
Con el lenguaje construimos marcos interpretativos del pasado. inevitable, actúa y debe actuar de manera gratuita.
A veces, el marco interpretativo es tan potente que prevalece por
encima de los hechos. Lakoff, en No pienses en un elefante.
Lenguaje y debate político, explica muy bien hasta qué punto la
mentira según la cual Irak disponía de armas de destrucción Lo que no debe olvidarse
masiva para ser desplegadas sirvió para enmarcar la guerra Griegos y romanos usaban tres tipos de soportes para escribir.
contra Saddam Hussein. Cuando el marco narrativo es potente, Material duro para dejar inscrito lo que debía permanecer. Papel
se llegan a ignorar los hechos y se mantienen los marcos. Por ello que, a causa de su elevado coste, usaban sólo para dejar
es necesario, por una parte, leer las historias que han construido constancia de las cosas que eran importantes. Finalmente, ta-
los otros y, por la otra, aprender a contar historias que blillas de cera en las que con la ayuda de un punzón anotaban
funcionen. Cada una de estas historias genera un marco aquello que al cabo de poco tiempo podían borrar alisando la
interpretativo que convierte en común el sentido. cera.
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El lenguaje escrito nos permite, de algún modo, establecer palabra a palabra, imagen a imagen, pero ni aun así se consigue
una relación determinada con los hechos. Algunos podemos una lectura última, definitiva. Las obras clásicas son como ven-
colocarlos en la agenda como en una tablilla de cera, ya que tanas abiertas desde las que el paisaje de lo humano adquiere
tienen una importancia inmediata y fugaz. Otros, merecen ser siempre un nuevo matiz. Si nos mantenemos en el símil, pode-
inscritos en piedra o justifican el uso del papel caro, porque así es
mos considerar que hay determinados hechos que no pueden
posible que, permanentemente, podamos, no sólo mantenerlos
olvidarse, que son como obras clásicas en el quehacer humano,
vivos en el presente, sino reinterpretarlos, dejándonos
algunas veces para bien y otras, quizá la mayoría, para mal.
transformar por el impacto que produzca en nuestro ser cada
El gesto educativo debe orientarse en relación con una utopía
nuevo encuentro con ellos.
de lo negativo. Necesitamos saber qué es lo que no puede volver a
Toda comunidad humana es una comunidad de memoria, suceder, lo que debemos evitar por la sencilla razón de que nos
en la que tradición y progreso buscan siempre su equilibrio. empuja escaleras abajo en la construcción de la humanidad, en
Fijémonos en un ejemplo: hay centros educativos que celebran, lo humano. Es por ello que nos parece imprescindible que
por ejemplo, los 25 o los 50 años de su creación; en estas algunos hechos de la historia de la humanidad queden gravados
ocasiones aparecen expuestas las fotografías que conectan con en nuestra memoria, para ver que la historia está plagada de lo
el inicio, junto a las fotografías más actuales; los profesores del
humano y lo inhumano hecho por los humanos.
centro y los antiguos alumnos tienen una buena ocasión para
En su libro La lliçó dAuschwitz, Joan-Carles Mèlich argu-
encontrarse y recordar las anécdotas más destacadas de la parte
menta la urgencia de fundar una nueva pedagogía capaz de
de sus biografías que compartieron; se habla del futuro con la
evitar acontecimientos como el Holocausto. En esta misma
mirada en el pasado.
publicación, Mèlich también se refiere a la importancia del
Podemos afirmar que con las instituciones sucede algo
relato para conservar la memoria. No hay duda que somos
parecido a lo que sucede con las personas: que siguen hacia
capaces de recordar acciones pasadas pero, desde nuestro
delante con más seguridad cuando saben dialogar con su historia.
punto de vista, lo relevante no es que cada uno sea capaz de
Las personas y las instituciones que muestran con un orgullo
recordar, sino que a través del relato podemos tener memoria
sano su historia generan confianza. La mirada hacia el pasado es
del otro. Escribe Mèlich:
un proceso de metacognición que permite tomar conciencia de
cómo se han hecho las cosas, de las decisiones tomadas, de la
[...] no pot haver-hi educació davant d'Auschwitz sense la
manera como se han tratado las situaciones conflictivas, etc. Las memòria, i la memòria passa per la lectura dels testimonis
1
personas y los colectivos humanos necesitan mantener viva la dels supevivents. […] La lliçó d'Auschwitz ens diu que la
memoria, porque sin memoria se pierde la orientación y se memòria no es tan sols la memòria del jo, la meva memò-
desdibuja el futuro. ria, sinó la memòria de l´altre.1 (2001, p. 28)
Pero no podemos olvidar que la memoria es un proceso en
permanente construcción. Sucede como con la literatura: las 1- «[…] no puede haber educación, después de Auschwitz, sin la memoria de
loshechos, y la memoria pasa por la lectura del testimonio de los supervivientes. […]
obras se convierten en clásicas porque permiten siempre nuevos
La lección de Auswichtz nos dice que la memoria no es únicamente la memoria del
análisis, nuevas interpretaciones; podemos explicarlas, descifrar yo, mi memoria, sino la memoria del otro.».
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA MEMORIA DEL OTRO: RECUERDO Y OLVIDO

Si bien podemos preparar la acción y podemos intentar hechos ocurridos en la ciudad y, por otro, mostrar formas de
prevenir los efectos de la misma, lo que sucederá forma parte de construir convivencia democrática, de resolver conflictos de
lo impredecible, de modo que una acción aparentemente fútil manera no violenta, de dialogar, de negociar, de arbitrar, etc.
(por ejemplo, accionar una palanca) puede un día convertirse en De algún modo la ciudadanía de Granollers ha dado su res-
una tragedia que la humanidad no podrá olvidar. puesta a la pregunta: ¿Cómo rehacer la vida después de acon-
No hay duda de que con la memoria nos podemos que- tecimientos de este calibre? ¿Cómo seguir encontrando
mar los dedos. Pasa con la memoria lo mismo que con las normas sentido a la vida?
«buenas», la mayoría de los humanos las conocen, aunque No hay duda de que el lector sabrá encontrar paralelis-
decidan no cumplirlas. Si como decíamos, el diálogo con la mos entre el hecho descrito y aquellos de su realidad más cer-
historia debe sernos útil para mejorar el presente y el futuro, cana. Que se trate de Granollers o de Cabra (Córdoba), de
de cada hecho histórico deberíamos ser capaces de extraer Guernica (Vizcaya) o de Belchite (Zaragoza), tiene una
lecciones que orienten nuestras acciones presentes, se trate importancia relativa porque es precisamente la singularidad
de un pasado más lejano o más reciente. de cada acontecimiento, de cada situación, de cada contexto
Queremos contar un hecho concreto (que utilizamos por concreto y particular, lo que nos permite encontrar en el
su singularidad), como lo son todas las situaciones educativas hecho expuesto su carácter universal. Aunque sea algo que
concretas. Granollers, ciudad situada a 30 kilómetros de ha acaecido en otra ciudad y entre otras personas, su
Barcelona, sufrió en la Guerra Civil española dos bombardeos; cercanía nos toca a todos. Como nos toca a todos cualquiera
en uno de ellos, el que sucedió el martes 31 de mayo de 1938 que sea el lugar más recóndito en el cual alguien ha perdido la
cinco aviones italianos Savoia-S 79 descargaron un total de vida a manos de cualquier verdugo. Nos toca precisamente
60 explosivos y 750 kilos de metralla en un ataque que duró porque no hablamos de proximidad física, no se trata de habitar
poco más de un minuto. Resultado: 224 muertos, más de el mismo lugar, se trata de una proximidad humana, aquella
160 heridos graves, un centenar largo de edificios destruidos. que nos lleva a suprimir toda distancia y ver en quien sufre a
No hace falta ser historiador para saber que ése no es el otro ser humano que necesita compasión.
único resultado. Un acontecimiento de estas características
permanecerá por mucho tiempo en la memoria de las familias
de la ciudad, en aquellas que quedaron desgarradas por la
pérdida de algún miembro y en aquellas que solamente sufrie-
Olvido, memoria e historia
ron el miedo a perderlo. Un hecho, de tan corta duración, Los ordenadores no tienen memoria. Los ordenadores, cuan -
permanece hoy día en la memoria de miles de ciudadanos y do no sucede nada anormal desde un punto de vista técnico, lo
ciudadanas, adolescentes muchos de ellos, que no vivieron el guardan todo, sin criterio alguno. Se convierten así en al-
hecho pero que lo han «heredado» y han construido su propio macenes donde todo cabe y que ganan en prestigio en la me-
recuerdo a partir de la transmisión recibida. Granollers ha dida en que aumentan su capacidad. La memoria humana no
estrenado recientemente un Centro de Cultura de la Paz, cuya funciona de esta manera. Lo propio del ser humano es olvidar y
primera y primordial pretensión es, por un lado, recordar los recordar. El ser humano anda desde hace siglos con un ma-
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA MEMORIA DEL OTRO: RECUERDO Y OLVIDO

terial resistente en el que grabar lo importante, y con unas tablillas Somos olvido. Y somos historia y somos memoria. La his-
de cera que permiten el reciclaje continuo. Acabamos de toria no puede construirse sin memoria, ésta le es imprescin-
apuntar la necesidad de mantener vivo el recuerdo de lo que dible, es su materia prima. Pero la una y la otra están expuestas
nos aparta de la acción humanizadora. De todas maneras, quizá a las manipulaciones del tiempo y de las sociedades. Ni la
conviene recordar que este recuerdo no se manifiesta nunca historia ni la memoria son neutras o imparciales, siempre se
de forma inmaculada. construyen e interpretan en su contexto y desde una
En el diálogo platónico Menón, Sócrates consigue que un perspectiva concreta. La historia y la memoria colectiva pueden
joven esclavo que desconoce por completo el mundo de las ser manipuladas por los estados u otros grupos de poder.
matemáticas llegué a la conclusión de que la superficie del Precisamente porque la memoria de los hechos ocurridos en el
cuadrado no crece el doble, sino el cuádruple si se duplica la siglo xx nos dice que puede ser así, debemos fundamentar el
longitud de sus lados. ¿Cómo es posible conseguir esto con un uso de la historia y de la memoria en una concepción ética de la
esclavo? De alguna manera Platón se acerca a Vigotsky —o éste humanidad. Esto implica no sólo el compromiso de ser
al filósofo griego— cuando sitúa en el centro de la pedago- respetuosos con las personas y atender y proteger sus dere-
gía la conversación con los otros. Ahora bien, si en la psicología chos, sino también el compromiso de escuchar sus voces y
vigotskiana el proceso va de lo social a lo individual, para atender sus demandas.
Platón las preguntas socráticas permiten que el alma viaje más Historia y memoria son pasado, y vivimos en presente. Lo
allá de su estado corpóreo y conecte con su estado prenatal, que sucedió es hecho, lo que se recuerda de lo que sucedió es
cuando convivía con las ideas, con la verdadera naturaleza de memoria, herencia que hemos recibido. El pasado no se
las cosas. Aprender es recordar. El recuerdo en este caso remi- puede cambiar, ya aconteció, pasó su tiempo, incluso como
te a un estado de pureza original. experiencia vivida, lo que hemos vivido ya no se puede volver
Cuando Emilio Lledó afirma que «entender la historia es a vivir, su presente se agotó. Pero la memoria, el recuerdo del
entender, más o menos conscientemente, la forma en la que hecho puede estar presente en nuestra memoria y puede
hemos sabido incorporar, en la luz de las propias palabras, el seguir siendo presente en el futuro. Afirma Walter Benjamín
significado de las ajenas» nos aleja de cualquier pretensión de (1973) que un acontecimiento vivido puede considerarse aca -
originalidad. Comprender es inscribirse en un diálogo que va bado o muy cerrado en la esfera de la experiencia vivida, pero
más allá de nuestro tiempo y de nuestro espacio. Tomamos, que un acontecimiento recordado no tiene límites y puede
por decirlo así, carta de identidad en una comunidad concre - contener en sí mismo la llave de lo que ocurrió antes y des-
ta de hablantes. En esta línea tenemos que situar la reflexión pués de él, lo podemos reinterpretar, podemos encontrar en
del historiador Josep Fontana cuando plantea la necesidad de él nuevos sentidos.
una historia-herramienta que nos permita incorporar las distin - Margalit en su Etica del recuerdo afirma que un aconteci-
tas voces del pasado —las herencias— para, de este modo, con- miento será importante para nosotros según la relación per-
seguir que el estudio del mismo nos dote de mayor y mejor sonal que establezcamos con el mismo. Pero si nosotros no
capacidad de comprensión y de crítica del presente, y nos per- hemos vivido dicho acontecimiento porque ya sucedió o
mita afinar nuestra intervención en el mundo. porque se produjo en otra parte, no podemos incorporarlo al
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA MEMORIA DEL OTRO: RECUERDO Y OLVIDO

recuerdo más que por la transmisión. Pero los hayamos vivido como una manifestación de una categoría más general, y me
o no, hay acontecimientos que no deberíamos olvidar, como el sirvo de él como modelo para comprender situaciones
bombardeo que hemos utilizado de ejemplo, o como podría ser nuevas, con agentes diferentes [...] abro ese recuerdo a la
el Holocausto. De ahí la importancia que adquiere el tras- analogía y a la generalización, construyo un exemplum y
misor, por ejemplo, el docente. extraigo una lección. El pasado se convierte por tanto en
principio de acción para el presente. (2000, pp. 30-32)

Somos porque recordamos. La memoria nos crea, nos da

De la memoria al futuro identidad y nos vincula a los otros. Nos vincula a aquellos que
ya no están aquí y a los que todavía tienen que llegar. De
El presente es el tiempo de la acción. En el ahora se funden por modo que el valor que pueda tener la memoria es el de ser -
un instante pasado, presente y futuro. Actuamos en un aquí y virnos de guía para orientar nuestra acción, que siempre se da
ahora, y en cada acción reinterpretamos nuestros recuerdos, en el presente; una acción que desearíamos prudente, reali-
nuestras propias narraciones y volvemos a narrar nuestra historia. zada con tacto e interesada en el otro. A nuestro modo de en-
A menudo esta reinterpretación, esas nuevas narraciones, tender, la memoria ejemplar nos insiere en el presente de forma
nos invitan a la reflexión, nos permiten indagar en nuestro comprometida, nos invita a vivir nuestra vida mostrando for-
interior y nos preparan para actuar de nuevo, siempre bus- mas humanas de vivirla, nos puede advertir de los peligros de
cando sentido a la vida y ensayando formas de vivir que nos la indiferencia frente al sufrimiento del otro, nos permite re-
llenen de sentido. En la reflexión anticipamos, proyectamos, cordar errores pasados y así intentar evitarlos en el presente.
incluso programamos, pero del mismo modo que no pode
mos cambiar el pasado, no podemos vivir el futuro en el pre-
sente; podemos prevenir, pero no predecir ni «previvir».
Afirma Primo Levi (2000) que la memoria nos salva, pero
Lo humano y lo inhumano
que también nos puede hundir, de modo que la memoria, por andan mezclados
sí sola, no tiene ningún poder curativo, es cada persona o cada
colectivo quien debe decidir qué hacer con lo que han hereda- Si la memoria pudiera salvar, posiblemente ya no existiría el
do. En este sentido, Todorov (2000) distingue entre memoria lite- mal. Pero no parece que el uso de la memoria haya servido
ral y memoria ejemplar, y nos previene del poder de la memoria: para erradicar el mal de la faz de la tierra. Todorov (2009 ,
p. 10) nos previene del hecho de que hasta el momento sola-
El acontecimiento recuperado puede ser leído de manera li- mente hemos prestado atención a las víctimas y a los bienhecho-
teral o de manera ejemplar [...] por un lado ese suceso es res, pero en cambio no se ha prestado atención ni a los
Preservado en su literalidad (lo que no significa en su ver- criminales ni a los beneficiarios, es decir, aquellos que se han be-
dad) permaneciendo intransitivo y no conduciendo más neficiado de la restitución, de la justicia, en fin de las acciones
allá de sí mismo […] 0 bien, sin negar la propia singula- de los bienhechores. De este modo, el criminal se ha ido con-
ridad del suceso decido utilizarlo, una vez recuperado, virtiendo en alguien que se querría expulsar de la comunidad
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA MEMORIA DEL OTRO: RECUERDO Y OLVIDO

humana, a la vez que nos hemos ido acostumbrando a consi- hacer justicia», de «cerrar heridas», y afirmó que el texto
derarnos como parte integrante de la «comunidad bienhe- «una contribución a la reconciliación».
chora». Nos queremos alejar de los criminales y verdugos para Pero ¿todas esas acciones y esas declaraciones son sufi-
conseguir una sociedad limpia de asesinos. Pudiera ser que nos cientes? ¿Podemos conformarnos con que sean los políticos los
mueva más esta necesidad de sentirnos bienhechores que la que se encarguen de mantener el mal lejos de nosotros?
compasión por las víctimas; tal vez por esta razón nos place Desde luego hace falta cerrar heridas, es imprescindible
levantar monumentos en recuerdo de las víctimas. que se haga justicia, pero tal vez para llegar a la reconciliación
Fijémonos que, en los últimos tiempos, han sido muchos haga falta mucho más que justicia y capacidad de cerrar heridas,
los países europeos que han mantenido políticas de recupera- tal vez haga falta saber perdonar, tal vez el secreto de la recon-
ción de la memoria histórica. Parece que no se han escatimado ciliación esté en saber vivir, siendo víctima, al lado de quien fue cri-
esfuerzos para intentar que la memoria sea un remedio con- minal. Tal vez debamos convencernos de que todos somos
tra el mal. Incluso en nuestro país, en el que parecía que nunca capaces de herir, de matar, de convertirnos en criminales. Tal
se podría hablar (ni siquiera investigar sin tener que ven - vez debamos saber que bien y mal están mezclados y es perma-
cer muchos obstáculos) de lo ocurrido en el curso de la nente la lucha para mantener el mala raya. Esta lucha requiere
Guerra Civil, se han multiplicado los títulos no solamente de todos nuestros esfuerzos, individuales y colectivos.
ensayos sino también de novelas que hablan de lo ocurrido en La memoria del pasado debería sernos útil para aprender
la guerra o en los primeros años de franquismo. Además, una que no se trata de levantar un muro contra el mal, porque no
ley del 7 de julio de 2006 establece que ese sea el Año de la sirve para contenerlo. Lo que podemos hacer, como afirma
Memoria Histórica, conmemorando así el 75.° aniversario de la Todorov (2009, p. 37), es preguntarnos por las razones que
proclamación de la Segunda República, pero recordando tam- hacen que el mal se desate y velar para que no se den las cir-
bién que hacía 70 años que comenzó la Guerra Civil. Se abrió de cunstancias que lo propaguen.
ese modo el camino que conduciría a la llamada Ley de la
Memoria Histórica, que ha provocado controversias importan-
Estamos hechos para movernos en el interior de una frá-
tes, a derecha e izquierda del partido de gobierno que la impul-
gil red de interdependencias […] Un hombre solo no
só, pero que pone en evidencia, por la pasión de los puede ser humano. Condenar, castigar y excluir a alguien de
desacuerdos y de los acuerdos, por las posibilidades que abre y esa red es indudablemente doloroso para él, pero además
por las que no contempla, que el uso que se haga en el presen- nos perjudica a todos. Lo que deshumaniza a los demás,
te de lo sucedido en el pasado no deja indiferente a casi nadie. me deshumaniza fatalmente a mí. 2 Aquel que rehúsa aco-
En este nuevo marco político, el 17 de junio de 2009, el ger al otro, aunque se trate de un viejo criminal, se mutila.
Aquel que reconoce por el contrario esta necesidad de mante-
Parlamento de Cataluña dictó una ley que permite localizar e
ner la red en vida posee una cualidad preciosa, designada
identificar personas desaparecidas durante la Guerra y la dic-
tadura franquista y dignificar las fosas comunes. En su inter-
2. En su texto Todorov cita a Desmond Tutu (2000): Il n' y a pas d'avenir sans par-
vención, en el acto de presentación de la ley, el consejero de
don, París, Albin Michel. Las palabras de Tutu en redonda.
interior de la Generalitat de Cataluña habló de «empezar a
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL

(en las lenguas del grupo nguni) por la palabra ubuntu. Se 6


podría traducir como por `civilizado' si se entendiera con eso
una capacidad de acoger a los otros, de ofrecerles nuestra La mirada del otro:
ayuda incluso cuando no nos son cercanos. (2009, p. 30)
circunstancia e interpretación
Montserrat Fons
Referencias bibliográficas Anna Segura
BENJAMIN, W. (1973): Tesis sobre la filosofía de la historia. Madrid. Para ver claro, basta con cambiar
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Sin duda alguna, no existe una única interpretación de una
LLEDÓ, E. (2005): Elogio de la infelicidad. Madrid. Cuatro.
misma escena. Todos interpretamos a partir de nuestras ex-
MARGALIT, A. (2002): Ética del recuerdo. Barcelona. Herder.
periencias anteriores, de nuestras preocupaciones presentes y
MÉLICH, J.-C. (2001): La llijó dAuschwitz. Barcelona. Publica-
de nuestras expectativas de futuro, de manera integrada.
cions de l'Abadia de Montserrat. (Trad. cast.: La lección de Auschwitz.
Barcelona. Herder, 2004) Quisiéramos a veces que el aquí y el ahora fuese indepen -
OZ, A. (2003): Contra el fanatismo. Madrid. Siruela. diente de nuestras vidas y poder actuar como si ello fuera po-

STEINER, G.; LADJALI, C. (2003): Elogio de la transmisión. Ma- sible, pero no por cerrar los ojos nos libramos del contexto,
drid. Siruela. porque en la vida humana el presente está en relación con el
TODOROV, T. (2000): Los abusos de la memoria. Barcelona. Asterisco. — pasado y con el futuro, el tiempo preside todos los actos hu-
(2009): La memoria, ¿un remedio contra el mal? Barcelona. Arcadia. manos porque somos seres temporales, irremediablemente
finitos.

En la interpretación comenzamos a descubrir una pri-


Filmografía mera expresión de la presencia inquietante de la finitud.
SCORSESE, M. (dir.) (1993): The age of innocence (La edad de la inocen- Si inevitablemente interpretamos el mundo es porque
cia). Adaptación cinematográfica de la novela de Edith Wharton. nunca somos absolutos, porque en el ser humano nada hay
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA MIRADA DEL OTRO: CIRCUNSTANCIA E INTERPRETACIÓN

acabado, porque no vivirnos en un final de trayecto, sino ciones que se establecen entre los personajes. ¿Cómo es la
en trayecto, es decir, porque somos finitos. (Mèlich, 2002, relación del actor principal con los demás personajes de la
p.42) compañía teatral? ¿Cómo es la relación del asistente con el
actor principal?
Así, cuando se relaciona la siguiente escena de la película La Esta mirada nos lleva a descubrir que nos encontrarnos
sombra del actor de Peter Yates1 con el mundo educativo, las in- ante un director de compañía teatral que vive pendiente de su
terpretaciones son varias. decadencia y sus miserias, un personaje que se muestra cen-
trado en sí mismo y que exige que todo a su alrededor actúe en
favor de su realce y resplandor, una vida, en definitiva, en que
Escena en la que todos los miembros de la compañía teatral, de-
la perspectiva central y dominante es el propio yo. En ella no
trás de las bambalinas, aúnan sus esfuerzos en la simulación de
hay, no puede haber relación, porque el otro lo ignora, no lo
una enorme tempestad para garantizar el lucimiento del actor escucha y no lo considera si no es para servirle, si no es para
principal en escena y el consecuente enojo desproporcionado del satisfacer sus ambiciones y deseos. El asistente, en cambio,
actor, así como el desprecio hacia los miembros de la compañía vive dedicado a las exigencias del actor principal, está
por considerar que no corresponden a sus exigencias. pendiente de sus estados de ánimo, organiza con detalle los
materiales necesarios y se responsabiliza en todo momento de
la actuación de su señor, una vida, en definitiva, en que la
Se podría ver como una metáfora de las dificultades que perspectiva central y dominante es el otro. En este caso sí que
muestran los alumnos para cumplir con las expectativas existe relación, porque el otro no le es indiferente, lo escucha y
que en ellos han puesto sus profesores, o como las dificultades se responsabiliza de sus necesidades.
de los profesores para cumplir las demandas que la socie- Entendemos la ética como una relación con el otro, una
dad pide a la escuela, o la necesidad y validez del trabajo en relación situada en un tiempo y un espacio concreto y con un
equipo para aunar esfuerzos hacia lo que parece inalcanzable. otro también concreto (de ahí la idea de rostro), y como tal,
Todas esas relaciones nos remiten a interpretaciones pues, cada relación es única e irrepetible. La ética no es un
posibles para dilucidar sobre la función social de la educa- elemento más de la educación sino que es constitutiva de la
ción, los problemas actuales de los niños y adolescentes o las educación, porque toda educación implica relación. La edu-
metodologías más adecuadas, pero si queremos hablar de cación, no el adoctrinamiento, implica establecer una relación
ética y educación nuestra mirada deberá centrarse en las rela- ética con el otro, este otro particular que no es el alumno en
abstracto sino todos y cada uno de los alumnos concretos.
1. Sinopsis: un decadente actor shakesperiano y su asistente Norman mantienen
Dicho de otro modo, lo que hace que una relación sea educativa
una extraña relación, entre la devoción y la amargura, durante una tradicional
gira teatral. Con el trasfondo de la Inglaterra en guerra contra Alemania y con es precisamente la ética. Ética entendida como una relación de
el estruendo de los ataques aéreos de las bombas de Hitler, se desarrolla la
deferencia, de respuesta a la demanda del otro, de
historia de un grandilocuente actor, dedicado en cuerpo y alma a su carrera, y
que ahora se resquebraja bajo la presión de mantene r la existencia de su ya responsabilidad. La ética no nos habla en ningún caso de debe-
caduca compañía teatral. Su asistente igualmente apasionado por el teatro y
res, ni de obligaciones, sino de relaciones.
dedicado a su señor, vive a expensas de sus frecuentes y delirantes exigencias.
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA MIRADA DEL OTRO: CIRCUNSTANCIA E INTERPRETACIÓN

El lenguaje de los valores éticos rio y psicopatológico muy grave caracterizado por la presencia de
una pérdida deliberada de peso, sobrepasando los límites de la
Quizá nuestra propia educación en relación con los valores ha normalidad. Dicha pérdida es inducida o mantenida por el mismo,
sido marcada por el conjunto de normas, (le tradiciones y de enfermo debido a una preocupación por la masa corporal (peso) y
prácticas, escritas o no, pero presentes en nuestra cultura, trans- la alimentación. Algunas características de esta conducta son la
mitidas -por considerarlas buenas para todo el mundo- en pérdida de peso, las pautas particulares de manipulación de ali -
términos absolutos. En este contexto, las acciones son o buenas o mentos, la provocación de vómitos, una intensa preocupación por
el aumento de peso y la alteración de la imagen corporal.
malas; o justas o injustas; y el mundo se divide en buenos y
malos; en cielo e infierno; de manera que esas concepciones con-
figuran nuestras obligaciones, nuestros referentes. El lenguaje
utilizado para dicha transmisión es el lenguaje de las ciencias
exactas con la consiguiente definición y el ejemplo, acompañado Texto 2
de los imperativos propios del lenguaje de la moral. […] Ella todavía con unos hilitos pringosos que le colgaban de los
Sin embargo, nuestro punto de vista al referirnos a los labios y se perdían en el fondo de la porcelana blanca, se aturulló:
valores éticos rompe con todo lo que se presenta como abso- —Vomito las arañas que tengo en la barriga.
luto y propone una mirada diferente, la mirada que parte de la Pero ya no tuvo tiempo de frenarlos.
relación entre las personas. Supone una ruptura tanto con lo —Mamá, mamá -corrían por el pasillo para informar a la autori-
absoluto como con lo absolutamente relativo, ya que tiene en dad competente-, Marta debe de tener gusanos en la barriga
cuenta la singularidad, (el nombre propio) y la situación, (el (habían hecho una interpretación libre de la metáfora de la her -
contexto). Ruptura, también, porque el lenguaje utilizado ya mana).
no es el de las ciencias, ni los imperativos de la moral, el —Está vomitando.
lenguaje utilizado es el propio de la ética, el lenguaje narrati-
Y la pusieron en guardia, naturalmente; sólo le faltaba eso para
vo, y consecuentemente nuestra propuesta proclama una edu-
empezar a no dejarla en paz.
cación literaria.
Pero no era tan fácil expulsar las emociones fuera del cuerpo. Ni
Fijémonos por un momento en los siguientes dos textos que
siquiera las palabras para describirlas. ¿Qué le podía decir? ¿Que
explican la anorexia: tenía miedo? ¿Que estaba cansada? ¿Que no podía respirar de
angustia? Se sentía contra las cuerdas. Acorralada (pero
Texto 1 quién?). Por eso no le importaba tener que ingresar en la anidad de
psiquiatría. Hasta cierto punto tenía ganas porque había llegado a
Anorexia (Del gr.  (inapetencia). 1. f. Pérdida anormal del
una situación en que se debatía como un animal enjaulado: un
apetito.
cercado muy pequeño, y como cuatro zancadas llegaba a los topes.
- mental, o ~ nerviosa. 1. f. Med. Síndrome de rechazo de la ali- No sabía cómo salir de allí.
mentación por un estado mental de miedo a engordar, que puede ¿Le iba a volver a describir la sensación que notaba tan pronto
tener graves consecuencias patológicas. Es un trastorno alimenta - como se despertaba? Una garra que le apretaba el estómago, le
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA MIRADA DEL OTRO: CIRCUNSTANCIA E INTERPRETACIÓN

textos acompañan las acciones y modulan el sentido de las


comprimía los pulmones hacia arriba y casi le, impedía respirar. mismas. Las características del lenguaje que utilizamos los do-
Era como si todas las mañanas la saludase: «E h, guapa, ¿qué te cre- centes en las relaciones con los alumnos, en el marco de la es-
ías, que me había ido?». Marta se veía obligada a inspirar profun -
cuela, pueden informarnos sobre la adopción de una posición
damente, hacia dentro, hacia dentro, para estar segura de que una
más cercana a una ética metafísica que transciende espacio y
corriente de aire le entraba en los pulmones. Pero el efecto de la
tiempo, en busca de valores absolutos y universales, o la adop~
bocanada duraba poco. Al cabo de un rato ya volvía a boquear,
medio asfixiada, como si fuese un pez fuera del agua. Otra vez un a ción de una ética literaria que contempla la singularidad, la si-
amplia inspiración. Un cansancio brutal. Terror de acabar aho - tuación y el contexto. Veamos a continuación los lenguajes
gándose de verdad. (Lienas, 1999, pp. 14 -15) asociados a ambas éticas.
La ética metafísica lleva asociados tres grandes lenguajes: el
económico, el tecnológico y el teológico.
El lenguaje económico nos habla en términos de compe-
El texto 1 nos descifra y pone en claro el significado de la ano- titividad, eficiencia, validez y rentabilidad. El valor básico aso-
rexia. Es un texto que busca la objetividad, de manera estándar y ciado es el del intercambio. Así, de cualquier acción educativa
universal, válida para todos los casos. Por el contrario, el texto 2 se espera siempre algo a cambio, de lo contrario es tiempo
no es un texto objetivo, es un texto subjetivo que enhebra en una perdido. Si no pueden recogerse beneficios, el tiempo y los
trama narrativa la experiencia de una adolescente anoréxica. La esfuerzos no han sido rentables y, por lo tanto, inútiles.
narración no busca la validez de lo que se narra para todos los Expresiones de posesión en las relaciones de aprendizaje:
casos, la narración es una versión de los hechos que se narran, la «tenéis que estudiarme para mañana», «me haréis estos pro-
versión que la autora ha construido y que, a su vez, será reinter- blemas», etc. Así como lamentaciones del tipo: «ya puedes
pretada por cada lector potencial. Dicha narración nos acerca al matarte dando oportunidades o afecto que no recoges nada a
sentido que ha tenido para un caso concreto la anorexia. De cambio», son reflejo de la infiltración del lenguaje económico
alguna manera nos viene a decir que si ha pasado de ese modo es en educación.
porque es posible que así suceda. Además, sólo es posible conocer El lenguaje tecnológico nos habla de competencias, de
el sentido de lo que le pasa a Marta, la protagonista de la historia, métodos y de resultados. El valor básico asociado es la
a través de la narración, el lenguaje de los valores éticos. velocidad. Los mismos resultados con menos tiempo son
mejor considerados. Así, una acción educativa se valora por
la consecución de unos fines determinados con el menor
Hacia un replanteamiento del lenguaje tiempo posible. La educación se concibe como una cuestión
en la educación táctica que se reduce, de este modo, al estudio de las
variables intervinientes para aplicar con éxito los métodos
Adoptar el punto de vista literario en la educación supone ne- adecuados.
cesariamente un replanteamiento de su lenguaje. Aunque no Ideas bastante generalizadas sobre que algunos de los
somos lo que hablamos, sino lo que hacemos, las palabras y los aprendizajes, como inglés, leer y escribir o tocar un instru-
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA MIRADA DEL OTRO: CIRCUNSTANCIA E INTERPRETACIÓN

mento, mejor cuanto antes se enseñen, son un reflejo de la satu- disponer del tiempo oportuno para el otro. El tiempo para tra-
ración del lenguaje tecnológico en la educación. bar relaciones sin imposiciones, con el debido permiso, con
Por último, el lenguaje teológico nos habla de normas, ternura y afecto, en palabras de Max van Manen, con tacto.
costumbres, modelos y ejemplos. El valor básico asociado es la Carl Honoré, autor del libro Elogio de la lentitud (2005)
obediencia, el deber. Desde esta perspectiva, la función del señala:
docente no es otra que la de transmitir a las nuevas genera- La gente tiene miedo a abrazar la lentitud, existe un pre-
ciones el marco normativo establecido en la cultura en la que juicio muy arraigado. «Lento» es sinónimo de torpe, de in-
se encuadra, guiar por el buen camino al discente, un camino capaz y holgazán. Hay mucha gente en conflicto, porque
preestablecido de antemano como el bueno. Expresiones por una parte le parece obvio que ha de cambiar su ritmo
como: «haz como yo», «mira el ejemplo de tu compañero», o y, por la otra, la sociedad le manda un bombardeo de men -
«esto está prohibido» son un reflejo claro de la impregnación del sajes que aseveran que la velocidad es Dios.
lenguaje teológico en la educación.
La ética literaria lleva asociados otros tres lenguajes: el de El tiempo es uno de los aspectos más difíciles de organizar en
la atención, la lentitud y la experiencia narrada. el aula. A menudo preocupados por conseguir un objetivo
El lenguaje de la atención nos habla de presencia, de propuesto, no nos damos cuenta de lo que pasa por el cami-
escucha, de espera. El valor básico asociado es el compromi- no. El maestro vive la tensión entre el khronos y el kairós, pero
so, la responsabilidad con y para el otro. El educador o edu- debería recordar siempre las palabras de Meirieu «la pedago-
cadora debe responder comprometidamente a las demandas gía es acción precaria y difícil, es acción obstinada y tenaz,
de niños y adolescentes. Para conocer dichas demandas hay pero desconfía por sobre de todo, de las prisas por acabar».
que estar atentos, porque éstas no son conocidas de antemano, El lenguaje de la experiencia narrada nos habla básica -
son nuevas en cada situación, en cada relación, en cada con- mente de mostrar, de vida y de testimonio. El valor básico aso-
texto. Estar atento, prestar atención, significa no estar atrapa- ciado es la compasión por el sufrimiento del otro, una
do por una intención, por un proyecto, porque estas compasión que nos sitúa al lado del otro y lo acompaña. La
perspectivas nos cierran a una representación, a una sola manera de hacer de los educadores se convierte en testimonio
interpretación. La atención conlleva poner en cuestión la emi- de una experiencia posible, de la misma manera, nos conver-
sión de juicios previos e implica una espera activa. La atención timos en testimonios de otras realidades ante la literatura.
es como el arte de la espera. Un arte que comporta presencia, Leer es leernos. Lo importante no es lo que pensamos del
posponiendo cualquier expectativa de beneficio, por eso, y en texto leído, sino qué pensamos de nosotros mismos después
este sentido, la atención es siempre generosa. de leerlo.
El lenguaje de la lentitud nos habla de tempo, de tacto, de
ternura, de acogida. El valor básico asociado es el respeto. Ya
La literatura debe, por lo tanto, ser leída y estudiada por-
hemos expuesto que toda educación es relación, y ahora
que ofrece un medio –algunos dirán que incluso es el
concretamos que la relación con el otro se da en un tiempo
único– de preserv ar y de t rans mitir la experiencia de los
que, a su vez, tiene su tempo. Respetar los tempos, el kairós,
es
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL LA MIRADA DEL OTRO: CIRCUNSTANCIA E INTERPRETACIÓN

otros, de aquellos que están alejados de nosotros en el espa - sino con personas con nombre propio, únicas e irrepetibles.
cio y en el tiempo, o que son distintos a causa de sus con- Dicho de otra manera, en educación no hay ni puede haber
diciones de vida. Nos hace sensibles al hecho de que los otros una fórmula válida para todo el mundo con independencia
son muy diversos, y sus valores son diferentes de, los nues- del contexto y de la situación.
tros. (Compagnon, 2008, p. 58) La experiencia educativa es impredecible e inesperada y,
por lo tanto, nos obliga a interpretar e interpretarnos cons-
Desde hace mucho tiempo, en el campo de la educación tantemente. Un lenguaje literario en educación propone
se viene hablando de la figura del educador como modelo de atención en lugar de intercambio, lentitud en lugar de veloci-
comportamiento para niños y adolescentes. Pero la palabra dad, respeto en lugar de obediencia. Un punto de vista litera-
«modelo» indica algo que hay que imitar y no es eso lo que rio en educación toma un estilo en el que el lenguaje de la
perseguimos en la educación ética. Dar testimonio no equi- atención, la lentitud y la narración de la experiencia son sus
vale a traspasar certezas, sino mostrar la manera como uno es- ejes principales.
tablece las relaciones con lo que le rodea, es mostrar como
uno padece su experiencia. En educación dar testimonio Dos personas están paseando por la orilla del mar cuando
equivale a mostrar lo propio, no a conseguir que hagan y observan un extraño fenómeno. Montones de estrellas de
piensen como yo. El testimonio no se presenta nunca como mar han sido arrastradas por las olas hasta la playa. Mu-
modelo que imitar, ni como punto de referencia, es mucho chas están ya muertas, ahogadas en la arena sucia bajo un
más modesto, el testimonio no guía, acompaña. El testimonio sol de justicia. Otras siguen intentando separarse con sus
en palabras de Lluís Duch (2007, p. 51): brazos de la abrasadora arena para posponer un tanto una
muerte segura. «Es horrible, dice uno, pero así es la natu-

Es aquel o aquella que muestran la verdad de lo que dicen raleza». Entretanto, su compañero se ha inclinado y exa-

a través de la veracidad de su propia vida. El testimonio no mina con detenimiento una estrella concreta y la levanta de
demuestra nada, sino que se limita a mostrar ejemplar- la arena. «¿Qué haces? pregunta el primero. ¿No ves que

mente con su propia vida que aquello que piensa, dice y con esto no puedes solucionar nada? De nada sirve que ayu-

hace no sólo es interesante, sino que además satisface las as- des a una». «Le sirve a ésta», se limita a decir su compa-

piraciones más profundas y decisivas del espíritu humano . ñero, y devuelve la estrella al mar. (Manen, 2004, p. 1(i)

La mirada del otro Referencias bibliográficas


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educamos no entablamos relaciones con alumnos en general,
132
LOS MÁRGENES DE LA MORAL

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creemos que el lugar donde es posible encontrar algunas ideas bá-
desde tierra de nadie. Barcelona. Laertes.
sicas para pensar esos márgenes de la moral que nos han interesa-
MANEN, M. VAN (2003): El tono en la enseñanza. Barcelona. Paidós.
do no es solamente en textos filosóficos, antropológicos o
MEIRIEU, P. (1998): Frankestein Educador. Barcelona. Laertes.
sociológicos, sino también en novelas, biografías, películas, etc.
MÉLICH, J.-C. (2002): Filosofía de la finitud. Barcelona. Herder.
La bibliografía que proponemos a continuación no tiene,
MÉLICH, J.-C. y otros (2001): Responder del otro. Reflexiones y expe-
por tanto, ningún interés de exhaustividad, sino más bien pre-
riencias para educar en valores éticos. Madrid. Síntesis.
tende ofrecer algunas pistas para seguir avanzando en la línea
que hemos trazado a lo largo de este libro, así como también
quiere ser una muestra de reconocimiento a aquellas obras que,
Filmografía aunque aparentemente no tengan nada que ver con la ética, res-
ponden a la idea que Wittgenstein ofrecía en su conferencia.
YATES, P. (dir.) (1983): The Dresser (La Sombra del Actor). Guión
de Peter Yates y Ronald Harwood, basada en la obra teatral
de éste último. Ensayo
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PROUST, M. (2008): En busca del tiempo perdido. Barcelona. Alian-
libro sobre el nacimiento. La filosofía ha sido, a lo largo de su
za Editorial.
tradición, una meditación sobre la muerte. Arendt, en
ROJAS, G. (2003): Metamorfosis de lo mismo: poesía completa. Ma-
drid. Visor. cambio, se propone pensar sobre el nacimiento, el inicio, el
ROTH, PH. (2002): El animal moribundo. Madrid. Alfaguara. comienzo, porque como ella misma dice aunque los seres
— (2003): Patrimonio. Barcelona. Seix Barral. humanos tengamos que morir, no hemos venido al mundo
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SEMPRÚN, J. (1997): La escritura o la vida. Barcelona. Tusquets. dades concretas. Las novelas de Paul Auster nos muestran
— (2002): Viviré con su nombre, morirá con el mío. Barcelona. Tus- que la vida humana está mucho más cerca de las contingen-
quets. cias y de las casualidades que de las planificaciones. Este
— (2003): Veinte años y un día. Barcelona. Tusquets. libro es una meditación narrativa sobre el azar, con todo lo
— (2004): El largo viaje. Barcelona. Tusquets. que tiene de apasionante y de inquietante al mismo tiempo.
SETH, V. (2000): Una música constante. Barcelona. Anagrama. DUCH, Ll. (2007): La paraula trencada: assaigs d'antropologia.
— (2006): Dos vidas. Barcelona. Anagrama. Barcelona. Publicacions de l'Abadia de Montserrat.
SONTAG, S. (2004): En América. Madrid. Suma de letras. Lluís Duch, monje de la Abadía de Montserrat y profesor de
WIESEL, E. (2002): La noche. Barcelona. El Aleph. antropología de la Facultad de Ciencias de la Comunicación
de la Universidad de Autónoma de Barcelona, es otro de los
grandes referentes que ha tenido nuestro grupo de valores.
De su obra destacamos La paraula trencada, una recopilación de
ensayos cuyo telón de fondo es la palabra humana. Duch consi-
dera que es la palabra humana la que nos permite la reflexión
sobre nuestras responsabilidades en el denominado «fracaso es-
colar» o dicho de otro modo, sobre la capacidad que tenemos de
dar respuesta, como educadores que somos, en una educación
que cada vez se centra más en los efectos, produciendo una gran
desvalorización de los afectos. Duch nos invita a la reflexión, que
siempre se produce desde un espacio y un tiempo concretos.
142 143
LOS MÁRGENES DE LA MORAL BIBLIOGRAFÍA COMENTADA

FRANKL, V.E. (1994): El hombre en busca de sentido. Barcelona. Herder. conocemos y aprovechando que tenemos conocimiento de las
V. Frankl, neurólogo y psiquiatra, fue el último representante injusticias que se han cometido, utilizar el pasado para actuar,
de la escuela de psiquiatría de Viena. Nació en el año 1905 y en el presente, contra las injusticias que se siguen cometiendo.
murió en septiembre de 1997, a los 92 años. La lección de Grossman nos empuja a luchar contra las guerras
Creador de la logoterapia, durante su internamiento como y contra todo tipo de injusticias.
prisionero en campos de concentración nazis fue cuando perfiló INNERARITY, D. (2001): Ética de la hospitalidad. Barcelona. Pe-
su teoría basada en el principio que «la vida, indepen- nínsula.
dientemente del dolor y del sufrimiento, tiene un sentido Daniel Innerarity es profesor titular de filosofía en la Uni-
superior». En su obra El hombre en busca de sentido se aprende, versidad de Zaragoza. De su obra hemos seleccionado Ética
sin darnos cuenta, lo que es capaz de hacer de positivo un ser hu- de la hospitalidad, que es un sugerente libro que nos acerca a
mano, incluso ante las circunstancias más trágicas. una peculiar concepción de la filosofía y de los filósofos.
V.E. Frankl también nos recuerda que en la época de la Innerarity busca un punto de partida para la ética y propone
«opulencia», la mayoría de personas tenemos lo suficiente éste: «El mejor punto de partida para la ética es la belleza evi-
para vivir, pero somos muchos también los que ignora - dente de situaciones éticas fundamentales». Después de repa-
mos para qué vivir. sar distintas concepciones de la ética y la moral, propone una
En resumen, una joya indiscutible de la narrativa dramática y «ética de la vida vulnerable», que puede darse en un tiempo y
del ensayo más lúcido y esperanzador. un espacio concretos, y argumenta que una vida buena sólo
GROSSMAN, V. (2007): Vida y destino. Barcelona. Galaxia Gutenberg. puede darse en el horizonte de un mundo intersubjetivo.

Gran conocedor del alma humana, en su obra Vida y desti- En el grupo de valores hemos defendido la idea de que la ética
no Grossman narra algunos de los acontecimientos más es relaciona) y que siempre se pone de manifiesto, se da, en un
duros de la II Guerra Mundial. Pero no se trata de una narra- «ahora y aquí» imprevisibles. La responsabilidad nos empuja a
ción cualquiera, Grossman emociona, remueve interior- cuidar del otro (aunque «el otro» sea un extraño), a acogerlo,
mente y trastoca nuestra cotidianidad. La lectura de este a acompañarlo en su soledad, en su dolor... Por todo ello, las
libro obliga a cambiar la mirada que uno posee del mundo. reflexiones que Innerarity nos ofrece en su Ética de la hospitali-
Para nuestro grupo de valores, la obra de Grossman tiene un dad son para nosotros una voz y una compañía irrenunciables.
lugar privilegiado ya que la memoria de Grossman no es una LEVI, P. (1998): Si esto es un hombre. Barcelona. Muchnik.
memoria literal sino una memoria ejemplar. La memoria puede Primo Levi, superviviente del campo de exterminio de Aus-
salvar, aunque también tiene capacidad para hundir; la vo- chwitz, ha sido y sigue siendo un referente de lectura para
luntad de Grossman es que la memoria de los hechos que nuestro grupo.
narra nos sea útil para salvar la humanidad. Si esto es un hombre es el primer libro de una trilogía, relata el
Como dice Todorov, de la memoria ejemplar se puede extraer dolor y el sufrimiento de las personas para que estos jamás
una lección que nos permita salir del yo e ir hacia el otro, se olviden, para que el recuerdo no se borre, para que los he-
ser deferente con el otro, ser responsable del otro. Extraer una chos que narra sigan presentes en nuestra memoria. Su voz
lección significa saber hacer un uso ejemplar de aquello que es un grito que nos recuerda la condición humana.
144 145
LOS MÁRGENES DE LA MORAL BIBLIOGRAFÍA COMENTADA

Primo Levi se convierte en un testimonio imprescindible y esta Una de las mejores aportaciones del libro la encontramos, a
obra es un auténtico homenaje a los «hundidos» a todos aque- nuestro parecer, en el capítulo 7, que está dedicado al tacto
llos que no consiguieron sobrevivir en los campos de concen- pedagógico. Van Manen dice que el tacto: «[...] se manifiesta
tración. «Ellos llenan mi memoria con su presencia sin rostro.» como una orientación consciente en cuanto a la forma de ser y
LÉVINAS, E. (1991): Ética e infinito. Madrid. Visor. actuar con los niños. No se trata tanto de la manifesta-
Cada vez hay más acuerdo en considerar al filósofo lituano ción de algunos comportamientos observables como de una
Emmanuel Lévinas el pensador de la ética más importante posición activa en la relaciones». El tacto pedagógico es como
del siglo xx. Situado en la tradición fenomenológica, discí- una influencia sutil, que es sensible a la subjetividad, que nos
pulo de Husserl y de Heidegger, Lévinas piensa la ética como hace capaces de ir avanzando, atrasando o impidiendo una
la respuesta a la demanda del rostro del otro, como la situación; también afirma que el tacto pedagógico se mani-
respuesta a una voz, a una apelación frente al sufrimiento del fiesta en la capacidad que se tenga en acoger a cada niño, a
que no tiene poder, de un ser frágil y vulnerable. cada niña con sus experiencias personales. El tacto pedagógico
nos dota para preservar y dar seguridad a los niños y niñas,
La idea que subyace en Ética e infinito es clave para la educa-
evitándoles penas y dolores innecesarios, nos prepara para
ción en valores éticos, porque nos muestra la necesidad de
acompañar niños y adolescentes en sus procesos de creci-
acercarnos al otro, no tanto para conocerlo sino para esta-
miento personal y nos capacita para saber hacerlo, ora con la
blecer una relación meramente ética, en el sentido de que «el
palabra ora con el silencio, ora con el gesto o con la mirada, y
Otro me afecta y me importa, por lo que me exige que me
siempre creando unos ambientes y unos climas ade--
encargue de él, incluso antes de que yo lo elija».
cuados para vivir experiencias compartidas.
MANEN, M. VAN (1998): El tacto en la enseñanza. El significado de
En definitiva, se trata de un libro apasionante que ha acom-
la sensibilidad pedagógica. Barcelona. Paidós.
pañado y sigue acompañado muchas de las conversaciones que
Max van Manen ha ejercido de docente en diversos niveles
mantenemos en nuestro grupo.
educativos en Holanda y Canadá, en la actualidad es profe-
MÁRAI, S. (2005): La mujer justa. Barcelona. Salamandra.
sor de educación en la Universidad de Alberta.
La ternura, la soledad, la acogida, lo que hubiese podido ser
En este libro, Él tacto en la enseñanza. El significado de la sensi-
pero no fue, el recuerdo... son sólo algunos de los temas que
bilidad pedagógica, Van Manen apunta que la pedagogía es de
se plantean en esta novela de uno de los grandes escritores
algún modo «fascinación por el otro». Ser padre o ser madre
europeos de la primera mitad del siglo xx. Para el Grup
es pura fascinación por el hijo o por la hija, ser maestro o
d'Educació en Valors, por sí mismo estos ya serían buenos
maestra es fascinación por el discípulo, por un discípulo sin-
argumentos para considerar recomendable esta lectura, aun
gular, por «aquel» discípulo que uno tiene enfrente en cada
así, para nosotros lo es aún más la manera como Sándor
momento concreto.
Márai explica los hechos que se dan en la novela. La misma
El acto educativo es un encuentro, una acción, aunque en algu-
historia de encuentros y desencuentros entre tres persona-
nas ocasiones dicha acción consista en no actuar. Esta acción
jes, está explicada por cada uno de los protagonistas. La
(o esa no acción) debe estar dotada de sensibilidad pedagó-
perspectiva y el valor de la subjetividad, son quizá los verdade-
gica, de tacto y de atención, de deferencia hacia cada persona.
146 147
LOS MÁRGENES DE LA MORAL BIBLIOGRAFÍA COMENTADA

ros protagonistas del texto, ellos y los personajes secundarios dibuja en su obra, en especial en El cultivo de la humanidad.
que sin apenas aparecer, saben escuchar para hacer emerger En dicho libro expone parte de su teoría política sobre la
toda la profundidad de las historias personales. igualdad y la justicia social a partir de la concepción del ser
MÉLICH, J.-C. y otros (2001): Responder del otro. Reflexiones y humano y de lo que pueda significar poder vivir una buena
experiencias para educar en valores éticos. Madrid. Síntesis. vida humana, dejando en segundo término el deber moral.
Para aspirar a dicha buena vida humana, Nussbaum nos advierta
Esta publicación resume algunas de las reflexiones del Grup
de la necesidad de cultivar la humanidad, y afirma que para con-
d'Educació en Valors del ICE de la UAB, constituido en 1995. El
seguirlo pueden resultar muy útiles las siguientes habilidades:
libro pretende abrir nuevas vías de estudio en el campo de la
educación en valores éticos. La propuesta se basa en una ética La habilidad para ser crítico con uno mismo y con las
de la responsabilidad como respuesta al otro. Este plantea- propias tradiciones.
miento tiene como característica principal, además de su pro- La capacidad de verse uno mismo no sólo como un ciudada-
grama teórico, las orientaciones y ejemplos para llevar esta no que pertenece a una región, nación u estado concretos,
propuesta a los centros educativos. Se parte de la idea de que sino también como seres humanos vinculados a otros por
conviene rastrear en la actuación de cada día las decisiones que lazos de reconocimiento humano y preocupación mutua.
toman los educadores y que se relacionan de una manera directa La destreza de poseer y cultivar la imaginación narrativa.
con los valores que quieren enseñar. Es esta última habilidad planteada por Nussbaum la que nos
El texto está dividido en seis capítulos. En el primero, se ha permitido reflexiones acerca de la empatía, sobre la defe-
realiza un análisis de la llamada «crisis de valores». En el se- rencia hacia los otros, y de manera especial a repensar el papel
gundo, se explican y argumentan los fundamentos para una que la compasión tiene en educación en valores éticos.
educación en valores éticos. En el tercero, se reflexiona sobre SARAMAGO, J. (1995): Ensayo sobre la ceguera. Madrid. Alfaguara.
la universalidad y relatividad de los valores éticos. En el José Saramago, escritor portugués, premio Nobel de Litera-
cuarto capítulo, se analizan los valores que relatan los mitos. tura 1998, y persona comprometida con el género humano,
En el quinto, se indaga sobre cómo se aprenden los valores debía formar parte de nuestra bibliografía. Hemos escogido
éticos y se aborda el papel que tiene el educador en la for- su Ensayo sobre la ceguera (1995) por considerarla una novela
mación en valores éticos; y, finalmente, en el último capítulo que es, por encima de todo, una reflexión sobre la ética
se presentan algunas experiencias realizadas en las diferentes del amor y la solidaridad, una reflexión sobre la responsabi-
etapas educativas, analizadas bajo la perspectiva de la lidad de quien «ve» en un mundo de ciegos, una reflexión, en
educación en valores éticos. definitiva, sobre la ceguera de la razón humana.
NUSSBAUM. M.C. (2001): El cultivo de la humanidad. Una defensa clá- «Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos cie-
sica de la reforma en la educación liberal. Barcelona. Andrés Bello. gos. Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven.»
Martha C. Nussbaum es profesora de ética en The Law School STEINER, G.; LADJALI, C. (2005): Elogio de la transmisión. Ma-
de la Universidad de Chicago. Los encuentros que el drid. Siruela.
Grup d'Educació en Valors mantuvimos entre los años 2000- El libro es un diálogo entre una profesora de lengua francesa,
2003 giraron a menudo alrededor de ideas que Nussbaum Cécile Ladjali y George Steiner. Unir interesantísima conver-
148
LOS MÁRGENES DE LA MORAL

sación que pone de relieve la necesidad de transmitir saber; una


conversación acerca de la acción educativa de calidad. Ladjali y Agradecimientos
Steiner hablan, con entusiasmo, de la pasión por transmitir
saber, pero también por aprender. Dice Steiner: «Si un Agnès Boixader
estudiante percibe que uno está [...] poseído de alguna manera
por aquello que enseña, es un primer paso. Quizá no esté de Como decíamos en la presentación, el libro es el resultado de
acuerdo; pero escuchará: se trata del milagroso instante en que largas conversacione s mantenidas en el seno del Grup
comienza a establecerse el diálogo con una pasión». Steiner anima d'Educació en Valors a lo largo de los casi quince años de exis-
a maestros y discípulos a practicar el arte de conversar, a tencia, durante los cuales hemos profundizado en la refle -
compartir pensamientos, a no temer la discrepancia, a iniciar xión teórica y hemos actuado en la práctica. En el curso de
caminos, a interpretar y reinterpretar continuamente a los estos años hemos publicado un libro anterior a este y diversos
clásicos. Anima, incluso, a aprender «de memoria», porque artículos, siempre sobre educación en valores éticos. Hemos
aquello que se aprende de esta manera forma ya parte de uno participado en distintas actividades de formación permanente del
mismo para siempre. profesorado y en las distintas etapas educativas, impartiendo
TODOROV, T. (2009): La memoria, ¿un remedio contra el mal? Bar- cursos o seminarios o acompañando en asesoramientos. Hemos
celona. Arcadia. colaborado en la edición del boletín virtual de educación en
Una auténtica joya, de tan sólo cuarenta páginas. Una clase valores Senderi, desde sus primeros pasos y al lado de otros
magistral en la cual Todorov pone en entredicho algunas de las grupos e instituciones.
iniciativas que plantean algunos gobiernos actuales acerca de la Las personas que componemos el Grup d'Educació en
memoria histórica. Todorov no piensa que algunas de ellas Valors del Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) de la
puedan evitar la reproducción, en el presente, de un mal como el Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) compartimos
que ya se vivió en el pasado. lecturas y reflexiones acerca de la educación en valores éticos y,
Todorov apunta que sólo las circunstancias, que a unos y otros aunque cada uno de nosotros mantiene sus propias líneas, de
les ha tocado vivir, separan a las víctimas de los verdugos. A trabajo en distintas disciplinas y etapas educativas, no es
través de algunos ejemplos, entre los cuales destaca el caso de impedimento, sino todo lo contrario, para que el grupo se
Sudáfrica y la figura de Desmond Tutu, construye un discurso mantenga vivo. El grupo se constituyó en febrero de 1995,
sobre la necesidad de reconciliación, la capacidad de como resultado de las inquietudes que el profesorado de dis-
comprender a los verdugos, sin hacer distinción entre nosotros tintas etapas educativas manifestaba en aquellos momentos.
y los otros (los verdugos). Nació con el objetivo de reflexionar, compartir ideas y esta -
De lo que se trata, advierte, es de preguntarse por las razones blecer criterios, si ello era posible, para una educación en valores
que, en un momento determinado, provocaron el mal, de evitar éticos.
aquellos mecanismos y aquellas circunstancias que engendran No quiero esconder la satisfacción que me ha producido
el mal, sin olvidar nunca que «bien y mal brotan de la misma actuar de anfitriona y poder coordinar y presentar el libro. Me
fuente». complace ahora, de manera muy especial, poder dedicar unas
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LOS MÁRGENES DE LA MORAL AGRADECIMIENTOS

cuyas constelaciones sean la responsabilidad, la compasión, la


palabras a mi grupo de «formadores de formadores» del ICE de
deferencia, la acogida y la hospitalidad. Un universo pedagó-
la UAB y por esa razón me parece que lo más oportuno es empezar
gico que tiene que ser permanentemente reinventado, rein-
estos agradecimientos por aquellas personas que, de un modo u
terpretado, en construcción, en transformación y que tal vez
otro, han hecho posible el Grup d'Educació en Valors y este
esté necesitado de un nuevo lenguaje. Es este nuevo universo
libro.
pedagógico, que Joan-Carles Mèlich nos va mostrando en cada
Agradecimiento a la que fuera directora del Instituto de
encuentro, lo que nos mantiene en una larga conversa -
Ciencias de la Educación, Pilar Benejam, por su sensibilidad y
ción en la que maestro y discípulos caminamos juntos, deján-
acierto en impulsar iniciativas de formación inicial y perma-
donos transformar mutuamente. Estoy convencida de que todos
nente del profesorado sin las cuales no existiría el Grup
los componentes del grupo nos sentimos mejores maestras y
d'Educació en Valors. Agradecimiento a Neus Sanmartí y a
maestros gracias a las largas conversaciones mantenidas y al
Montserrat Antón, directoras sucesivamente de la misma ins-
estímulo intelectual y personal de Joan-Carles Mèlich.
titución, por seguir confiando en la labor que desarrollamos y por
Un agradecimiento a Jordi Llovet por aceptar acompa-
darnos el impulso necesario para que nos hayamos atrevido a
ñarnos en este libro y también en las jornadas: Educació i
celebrar nuestras primeras jornadas en febrero de 2009 con el
valors: l´ètica i l'altre. Que un erudito de su talla haya accedido
título Educació i valors: l´ètica i l'altre.
a compartir este espacio de reflexión ha sido un gran honor.
Agradecimiento a cada una de las personas que constituyen Jordi Llovet es un sabio y él mismo afirma que un sabio es
el Grup d'Educació en Valors; tanto a aquellas cuyo nombre alguien que posee amplísimos conocimientos y que es al
podréis encontrar en las páginas de este libro como a mismo tiempo una persona normal y corriente que sabe
aquellas otras, que habiendo estado en la retaguardia, ani- encontrar e incluso inventar, si es necesario, salidas y soluciones
mando y apoyando en todo momento, no han participado a situaciones difíciles. Jordi Llovet es una persona sabia que
directamente en la elaboración de los textos que podréis sabe poner su sabiduría al servicio de los demás.
leer. Gracias, pues, a Montserrat Alguacil, Jordi Canelles, Agradecemos, finalmente, a la editorial Graó su amabilidad
María Dalmases, Montserrat Fons, Josep Muñoz, Juli Palou, por atender la propuesta de publicar nuestras reflexiones. De
Concepció Poch , Anna Segura, Marga Teixidor, À ngels manera muy especial queremos manifestar nuestra gratitud por
Valldaura y Anna Vicente por formar parte del grupo. la sensibilidad y buena acogida que Cinta Vidal nos ha
Un profundo agradecimiento a nuestro maestro, Joan - dispensado en todo momento.
Carles Mèlich. Sin su compañía, sus sugerencias, su sabiduría,
sus aciertos y también sus dudas, nos habríamos perdido, con
toda seguridad, en reflexiones estériles. Él ha mantenido siempre
el rumbo, su brújula nos ha guiado y de algún modo nos ha
sabido contagiar de su entusiasmo por seguir aprendiendo, por
seguir planteando preguntas. Él ha sembrado en nuestras
almas la pasión por construir un universo pedagógico en el
que primen las relaciones éticas. Un universo pedagógico

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