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es
Para conocer las distintas transformaciones que se producen con el aporte térmico en el soldeo se
utiliza el enfriamiento continuo.
OBJETIVOS
Adquirir las competencias necesarias para interpretar las transformaciones de no equilibrio de las
aleaciones hierro-carbono.
CONOCIMIENTOS
Hasta ahora hemos analizado los fenómenos que se producen en los aceros durante los
enfriamientos muy lentos, cuasi reversibles, y hemos examinado los constituyentes y las fases
que aparecen durante esas transformaciones.
Si los aceros se enfriasen siempre así, tendrían, a la temperatura ambiente, una estructura que
dependería exclusivamente de su porcentaje de carbono y, en definitiva, las características físicas
de un acero serían función, tan solo, de su composición química. Si precisásemos unas
características distintas, deberíamos recurrir a un acero de composición diferente. La gama de
propiedades que podrían ofrecer los aceros sería, en consecuencia, muy reducida.
Para estudiar las transformaciones que sufre la austenita, se realizan tratamientos térmicos
donde se aplica un calentamiento del acero hasta una temperatura, a la cual, la estructura
de equilibrio es la austenita, manteniéndose el material a esa temperatura el tiempo suficiente
para lograr la austenización completa.
Con ello se hace desaparecer cualquier estructura anterior que deba ser modificada y mediante
enfriamientos adecuados del acero desde el estado austenítico, se pueden conseguir todas las
variadas estructuras en que puede transformarse esa fase.
Se ve, por tanto, que el estudio de los tratamientos térmicos de los aceros se basa
fundamentalmente en el estudio de las transformaciones de la austenita.
Como hemos hecho notar anteriormente, las temperaturas de transformación para un acero
dado, sólo son fijas si los calentamientos o enfriamientos son infinitamente lentos.
En enfriamientos a velocidades finitas, los puntos críticos Ar aparecen a temperaturas tanto más
bajas cuanto más deprisa se enfríe la aleación.
Así, para un acero al carbono eutectoide, la relación entre la temperatura Ar1 y la velocidad de
enfriamiento es la siguiente:
Se sabe desde hace mucho tiempo, que los productos de transformación de la austenita
dependen de la velocidad de enfriamiento de ésta:
La figura muestra que la dureza del producto aumenta con la velocidad de enfriamiento, es
decir, al disminuir la temperatura a que se forma.
Los diagramas vistos anteriormente pueden interpretarse en el sentido de que el producto en que
se transforma la austenita depende de la velocidad de enfriamiento.
Los aceristas norteamericanos Bain y Davenport de la United States Steel Co., partiendo del
segundo supuesto, estudiaron la transformación isotérmica de la austenita a diversas
temperaturas, examinando los productos a que da lugar, según cual sea la temperatura a
que se transforma.
En aceros aleados la forma de las curvas llega a diferir por completo de la de una S. Sin
embargo el nombre se conserva.
Las primeras experiencias de Bain y Davenport se realizaron sobre un acero eutectoide que
permanece en el enfriamiento, en estado totalmente austenítico, hasta la temperatura A1
eliminándose así la complicación que podría introducir, en la observación de los fenómenos, la
separación de un constituyente proeutectoide del seno de la austenita.
Las pruebas se llevaron a cabo mediante el tratamiento de pequeñas muestras en forma de disco,
de 1/2" de diámetro por 1/8" de espesor, que adquieren muy rápidamente la temperatura del
medio que las rodea.
Cada muestra se saca luego de él y se introduce muy rápidamente en un baño de sales que se
encuentra a la temperatura a la que se quiere estudiar la transformación.
Conclusiones
Si se realiza la experiencia anterior a diversas temperaturas y para cada una de ellas se señalan,
en un diagrama que tenga por ordenadas temperaturas y por abscisas los logaritmos del
tiempo, los puntos de iniciación y fin de transformación y se unen los primeros entre sí y luego
los segundos, se obtienen curvas como las representadas en la figura, que justifican el nombre
de curva de la S.
Pueden también dibujarse, entre ellas, las que corresponden a la transformación de un 25, 50 y
75 % de la austenita.
Claro que, al bajar la temperatura, la transformación se hace más difícil, pero entre A1 y 550o
predomina el primer efecto.
Con ellos esta austenita se hace más inestable, como indica el curso de la curva A1 en el
diagrama Fe-C, y se produce su transformación en ferrita.
Como la solubilidad de esta fase por el carbono es casi nula, la formación de la ferrita va
acompañada de la difusión del carbono hacia la austenita próxima, que llega a estar
sobresaturada, con lo que de nuevo precipita de ella carburo de hierro y el proceso se repite.
• La perlita gruesa mantiene una cierta relación de posición con respecto a la red
cristalográfica de la austenita de que procede y sus láminas son más bien rectas.
• Por el contrario, las laminillas de la perlita fina se curvan con frecuencia en forma
caprichosa y obviamente, no mantienen relación de posición con la austenita.
Troostita
En los aceros eutectoides en los que no se presenta fase proeutectoide en los límites de grano,
los nódulos de perlita crecen a partir de los límites de grano de la austenita cuyo rastro se pierde,
y a veces los nódulos alcanzan tamaño mayor que el de los primitivos granos de austenita.
Estos nódulos de contornos redondeados, que deben ser observados con grandes aumentos
para reconocer en ellos su estructura laminar, se designaron en su día como troostita.
A temperaturas del orden de los 500-450 oC, la bainita presenta un aspecto que recuerda el de
las plumas de ave, en tanto que la formada entre 400 y 250 oC muestra una clara estructura
acicular que se distingue difícilmente de la martensita.
La primera suele designarse como bainita superior y la segunda como bainita inferior. Existen
naturalmente bainitas de temperaturas intermedias que pueden incluirse en uno u otro grupo
según el criterio subjetivo del observador.
Los Estados Fuera del Estado de Equilibrio
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Ejemplos de Muestras de Bainitas
Así como la perlita crece en torno a un cristal inicial de carburo, la bainita parece
desarrollarse sobre un cristal de ferrita. Al crecer este cristal, rechaza carbono que enriquece
la austenita próxima.
El fenómeno difiere por completo de los que se producen a temperaturas más elevadas. La
transformación martensítica es instantánea y no progresa, por tanto, con el tiempo. El
porcentaje de austenita que, a cada temperatura, se transforma en martensita, depende,
exclusivamente, de esa temperatura.
Así, como indica la curva de la S, si enfriamos la austenita por ejemplo a 180 oC, se
transformará una cierta proporción de ella en martensita y si se mantiene el acero a esa
temperatura, al cabo de un tiempo de unos 4 minutos la austenita residual comenzará a
transformarse en bainita, sin que progrese la formación de martensita.
Puesto que la formación de martensita es instantánea, tendrá lugar sin difusión del carbono y,
por tanto sin que se produzca la precipitación de carburos.
Este constituyente, que se colorea de blanco con los reactivos ácidos, forma placas que guardan
determinadas relaciones de posición con los cristales de austenita.
Estas placas, al ser seccionadas por el plano pulido de la muestra, aparecen al observador en
forma de agujas.
Como existen doce orientaciones equivalentes de esos planos, las placas de martensita pueden
adoptar otras tantas orientaciones en cada cristal de austenita y, en consecuencia, al examinar una
micrografía, se observarán agujas de martensita en muchas direcciones.
Esta martensita tiene una elevada fragilidad por lo que precisa un tratamiento térmico posterior,
conocido como revenido, que permite una re-acomodación de la estructura, sin
transformación alotrópica, resultando una martensita revenida, más blanda que la inicial
pero con mayor ductilidad.
Se observará que, sobre la línea correspondiente a la temperatura A1, figuran las que señalan las
temperaturas A3 y Acm, por debajo de las cuales tiene lugar, en uno y otro acero, la separación
del constituyente proeutectoide.
Se han dibujado también las curvas que se identifican con las letras Fs y Cs, que proporcionan
para el acero hipo e hipereutectoide respectivamente, el comienzo de la aparición de ferrita
o cementita.
El diagrama debería contener también las curvas Ff y Cf que señalan el tiempo requerido para
que la separación del constituyente proeutectoide sea completo.
Sin embargo, el incremento del porcentaje de carbono desplaza el codo de la curva hacia la
derecha en forma muy acusada y estabiliza notablemente la austenita a temperaturas inferiores a
la del codo, por cuanto hace aumentar el tiempo de incubación y el necesario para que la
transformación termine y, además, permite retener austenita a temperaturas mucho más
bajas que en un acero hipoeutectoide, pues como se ve en la figura, el aumento en el contenido
de C hace bajar muy notablemente las temperaturas Ms y Mf.
En el caso de los aceros hipereutectoides se verifican, para transformaciones entre Acm y A1,
fenómenos análogos a los examinados en el caso de los hipoeutectoides cuando la austenita se
transforma entre A3 y A1.
Las curvas TI se desplazan así hacia la derecha del diagrama con lo que, en los aceros aleados,
disminuye la VCT. El cobalto constituye una notable excepción, pues este elemento produce
efectos contrarios a los descritos.
Este efecto ha sido atribuido por Davenport a la nucleación producida por partículas de
carburos rechazadas por la austenita antes de que comience la transformación perlítica.
Existe, sin embargo la certidumbre de que ciertas asociaciones son particularmente efectivas para
aumentar los tiempos de incubación en las zonas perlíticas y bainíticas.
Existe la evidencia de que la adición de un 0,3 % de molibdeno es dos veces más eficaz para
retrasar la transformación de la austenita cuando el acero contiene un 3 % de níquel que si el
acero contiene 1 % de cromo.
Si, por el contrario, están presentes en forma de carburos dispersos, no afectan para nada al
comportamiento de la austenita, cuya concentración en esos elementos será muy baja, en mucha
mayor medida que si se encuentra solo.
Los distintos elementos de aleación tienen efectos diferentes sobre la transformación isotérmica
de la austenita.
Temperatura de Austenización
800 ºC
Temperatura de Austenización
970 ºC
Se ha comprobado que el aumento del tamaño del grano austenítico hace aumentar los
tiempos de incubación en la zona perlítica, así como los tiempos de transformación al reducir el
área total de las superficies límite de grano en que se inicia la nucleación de carburos para la
formación de la perlita.
Sin embargo, el tamaño del grano austenítico tiene, si acaso, un efecto muy reducido sobre la
formación de las bainitas.
La influencia del tamaño del grano sobre la transformación de la austenita debe ser tenida
en consideración para explicar a veces el comportamiento del acero en el tratamiento térmico,
pero no es un factor con el que se cuente en la práctica para influir sobre ese comportamiento.
En todo caso son preferibles los aceros de grano fino, dadas las mejores características
mecánicas que ofrecen sobre los de grano grueso, cuya única ventaja podría ser una
templabilidad mejorada.
Esta importante cualidad se ajusta, no obstante, buscando una composición adecuada del
material y no un grano grueso.
Se han propuesto diversas fórmulas empíricas que permiten calcular Ms cuando se conoce la
composición del acero.
Sin perjuicio del tratamiento más amplio que se da a esta cuestión, proponemos a continuación
una expresión de uso frecuente que da Ms con un error no superior a 30 oC para los aceros de
baja aleación y recoge la influencia de los elementos más importantes. Es la siguiente:
Ms (oC) = 500 - 322 (%C) - 33 (%Mn) - 22 (%Cr) - 16,7 (%Ni) - 11 (%Si) - 11 (%Mo)
Y la traemos aquí para resaltar el papel preponderante que sobre Ms juega el contenido de
carbono, que es el elemento que en mayor medida modifica la curva de la S.
Sin embargo, pese al extraordinario interés práctico que reviste, como veremos, la posibilidad de
influir sobre la posición de esas curvas, se recurre para ello a los elementos de aleación en vez de
actuar sobre la dosificación del carbono que se rige por otras consideraciones.
En la mayor parte de los tratamientos térmicos que se aplican en la práctica, las piezas se
enfrían en forma continua y no mediante un proceso escalonado en el que la austenita se
transforma isotérmicamente.
Para el estudio de los tratamientos térmicos, tienen pues, sumo interés el conocimiento de los
diagramas de transformación de la austenita durante los enfriamientos continuos, es decir, en
condiciones anisotérmicas.
Trazado de Diagramas
Se obtienen, para los distintos aceros, diagramas cuya forma recuerda grandemente a las curvas
de transformación isotérmica de la austenita y que se conocen por ello como curvas de la S
de enfriamiento continuo.
Aún cuando se ha intentado poner a punto métodos geométricos que permitan deducirlas de las
correspondientes a las transformaciones isotérmicas, los resultados que proporcionan difieren
muy sensiblemente de la realidad.
Las diferencias entre unas y otras no son, sin embargo, tan grandes como para que, a falta de las
de enfriamiento continuo, no puedan deducirse consecuencias orientativas superponiendo las
curvas reales de enfriamiento sobre el diagrama de la S de transformación isotérmica del acero
en cuestión.
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