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LA RUBEOLA

La rubéola es una enfermedad viral contagiosa que ocurre más seguido en niños.
El virus es transmitido a través de las vías respiratorias, y los síntomas aparecen
usualmente a las 2-3 semanas después de la exposición.

También es embriofetopatía infecciosa que puede presentarse en lactantes como


resultado de una infección materna al comienzo del embarazo y la posterior
infección fetal por el virus de la rubéola.
El trastorno puede provocar sordera, cataratas y muchas otras manifestaciones
permanentes, que incluyen secuelas cardíacas y neurológicas.

Genera un sarpullido rosa tenue en el rostro, tronco (imagen) y en los brazos y


piernas. Se distingue por una erupción característica. También se llama sarampión
alemán o sarampión de tres días.
La rubéola no es lo mismo que el sarampión, pero ambas enfermedades
comparten algunos signos y síntomas, como el sarpullido rojo. La causa de la
rubéola es un virus diferente al del sarampión, y no es tan infecciosa ni tan grave
como este.

Si se adquiere durante el transcurso de las 8 a 10 primeras semanas de


embarazo, la infección por el virus de la rubéola puede producir numerosas
anomalías fetales (hasta el 90% de los casos) que incluyen anomalías
neurológicas (microcefalia), oftálmicas (cataratas, microftalmia, glaucoma,
retinopatía pigmentaria, coriorretinitis), auditivas (sordera neurosensorial),
cardíacas (estenosis de la arteria pulmonar periférica, persistencia del canal
arterial o comunicación interventricular, etc.), e incluso aborto espontáneo o
muerte fetal.

Una infección más tardía en el transcurso del embarazo está asociada con una
disminución del riesgo de anomalías congénitas. Es poco frecuente observar
anomalías fetales tras una infección materna que se produzca después de la
semana 16 de embarazo. No obstante, se ha descrito sordera neurosensorial tras
una infección adquirida hasta la semana 20 de embarazo.

Además, se han descrito otros síntomas que incluyen: meningoencefalitis,


neumonía intersticial, hepatitis con ictericia (en el transcurso de las 24 horas
siguientes al nacimiento), hepatoesplenomegalia, púrpura, estrabismo, glaucoma
congénito y retraso del desarrollo.
SINTOMAS

En niños, la enfermedad es usualmente leve.


Los adultos pueden desarrollar artritis y dolores en las coyunturas. 

Generalmente los síntomas son:

 Fiebre leve de 102 °F (38,9 °C) o menos


 Dolor de cabeza
 Congestión nasal o goteo de la nariz
 Enrojecimiento y picazón en los ojos
 Ganglios linfáticos agrandados y sensibles en la base del cráneo, la parte
trasera del cuello y detrás de las orejas
 Un sarpullido tenue y rosado que comienza en la cara y se disemina
rápidamente hacia el torso, los brazos y piernas, antes de desaparecer
siguiendo el mismo orden
 Dolor en las articulaciones, en especial en las mujeres jóvenes

Y Además en los niños antes de nacer, se han descrito otros síntomas que
incluyen: meningoencefalitis, neumonía intersticial, hepatitis con ictericia (en el
transcurso de las 24 horas siguientes al nacimiento), hepatoesplenomegalia,
púrpura, estrabismo, glaucoma congénito y retraso del desarrollo.
Los lactantes con infección adquirida congénitamente también pueden desarrollar
manifestaciones de enfermedad en la infancia tardía o en la edad adulta. Los
órganos endocrinos, los ojos, la audición y el sistema nervioso central pueden
verse afectados y pueden producirse trastornos autoinmunitarios y/o trastornos de
la conducta.

DIAGNOSTICO

Métodos diagnósticos
En el periodo prenatal, el examen ecográfico puede no diagnosticar el SRC, pero el análisis
molecular en el líquido amniótico (obtenido al menos 6 semanas después de la infección
materna y después de 21 semanas de gestación) confirmará o descartará la infección
congénita. Los criterios diagnósticos han sido establecidos por la Organización Mundial de
la Salud. En el periodo postnatal, el SRC puede ser diagnosticado por la tríada clásica de
signos clínicos: catarata, enfermedad cardíaca y sordera y confirmado por la detección de
IgM específica de rubéola en el recién nacido.

Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la rubéola materna incluye todas las infecciones responsables
de erupciones maculopapulares (parvovirus B19, sarampión, estreptococo A, enterovirus,
citomegalovirus (CMV), virus de Epstein-Barr, virus de la inmunodeficiencia humana) y
otras erupciones por causas no infecciosas. El diagnóstico diferencial de la rubéola
congénita incluye la infección congénita por Toxoplasma gondii, enterovirus, CMV, virus
del herpes simple, varicela o sífilis.

COMPLICACIONES

La rubéola es una infección leve. Algunas mujeres que han tenido rubéola
experimentan artritis en los dedos, muñecas y rodillas, que, por lo general, dura
aproximadamente un mes. En ocasiones poco frecuentes, la rubéola puede
provocar una infección o inflamación en el cerebro.

Sin embargo, si estás embarazada cuando contraes rubéola, las consecuencias


para el feto pueden ser graves o, en algunos casos, mortales. Hasta el 90 % de
los bebés cuyas madres tuvieron rubéola durante las primeras 12 semanas de
embarazo tienen el síndrome de rubéola congénita. Este síndrome puede provocar
uno o más problemas, entre ellos:

 Retrasos en el crecimiento

 Cataratas

 Sordera

 Problemas con el desarrollo del corazón (defectos cardíacos congénitos)

 Problemas con el desarrollo de otros órganos

 Problemas con el desarrollo mental y el aprendizaje

El feto tiene un riesgo más alto en el primer trimestre, pero la exposición más tarde
durante el embarazo también es peligrosa.
La infección durante el embarazo temprano puede causar la muerte del feto o el
síndrome de rubéola congénita (SRC), el cual se caracteriza por defectos
múltiples, particularmente al cerebro, corazón, ojos y oídos. No hay tratamiento
específico para la rubéola.

TRATAMIENTO

Manejo y tratamiento
Actualmente, no existe un tratamiento para la rubéola o el SRC. Con el fin de prevenir el
SRC, se recomienda vacunar a las adolescentes y mujeres en edad fértil.

Pronóstico
El pronóstico de la rubéola congénita depende principalmente del momento del embarazo
en el que se produce la infección materna. Los niños infectados que sobreviven al periodo
neonatal pueden presentar graves discapacidades (tales como deficiencias visuales y
auditivas) y tienen un mayor riesgo de retraso del desarrollo, incluido el autismo, así como
de diabetes mellitus tipo I y de tiroiditis. En pacientes con el SRC se ha observado una
encefalopatía progresiva que se asemeja a una leucoencefalitis esclerosante subaguda

La enfermedad puede ser prevenida por vacunación por ejemplo


La vacuna contra la rubéola se suele administrar como una vacuna combinada de
sarampión, paperas y rubéola (triple vírica). Esta vacuna también puede incluir la
vacuna contra la varicela (vacuna contra sarampión, paperas, rubéola y varicela).
Los proveedores de atención médica recomiendan que los niños reciban la vacuna
contra el sarampión, paperas y rubéola (triple vírica) entre los 12 y los 15 meses
de edad, y otra vez entre los 4 y los 6 años, antes del ingreso escolar.

La vacuna contra el sarampión, paperas y rubéola (triple vírica) previene la rubéola


y brinda protección contra esta enfermedad de por vida. Recibir la vacuna puede
evitar la rubéola durante futuros embarazos.

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