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La rubéola es una enfermedad viral contagiosa que ocurre más seguido en niños.
El virus es transmitido a través de las vías respiratorias, y los síntomas aparecen
usualmente a las 2-3 semanas después de la exposición.
Una infección más tardía en el transcurso del embarazo está asociada con una
disminución del riesgo de anomalías congénitas. Es poco frecuente observar
anomalías fetales tras una infección materna que se produzca después de la
semana 16 de embarazo. No obstante, se ha descrito sordera neurosensorial tras
una infección adquirida hasta la semana 20 de embarazo.
Y Además en los niños antes de nacer, se han descrito otros síntomas que
incluyen: meningoencefalitis, neumonía intersticial, hepatitis con ictericia (en el
transcurso de las 24 horas siguientes al nacimiento), hepatoesplenomegalia,
púrpura, estrabismo, glaucoma congénito y retraso del desarrollo.
Los lactantes con infección adquirida congénitamente también pueden desarrollar
manifestaciones de enfermedad en la infancia tardía o en la edad adulta. Los
órganos endocrinos, los ojos, la audición y el sistema nervioso central pueden
verse afectados y pueden producirse trastornos autoinmunitarios y/o trastornos de
la conducta.
DIAGNOSTICO
Métodos diagnósticos
En el periodo prenatal, el examen ecográfico puede no diagnosticar el SRC, pero el análisis
molecular en el líquido amniótico (obtenido al menos 6 semanas después de la infección
materna y después de 21 semanas de gestación) confirmará o descartará la infección
congénita. Los criterios diagnósticos han sido establecidos por la Organización Mundial de
la Salud. En el periodo postnatal, el SRC puede ser diagnosticado por la tríada clásica de
signos clínicos: catarata, enfermedad cardíaca y sordera y confirmado por la detección de
IgM específica de rubéola en el recién nacido.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial de la rubéola materna incluye todas las infecciones responsables
de erupciones maculopapulares (parvovirus B19, sarampión, estreptococo A, enterovirus,
citomegalovirus (CMV), virus de Epstein-Barr, virus de la inmunodeficiencia humana) y
otras erupciones por causas no infecciosas. El diagnóstico diferencial de la rubéola
congénita incluye la infección congénita por Toxoplasma gondii, enterovirus, CMV, virus
del herpes simple, varicela o sífilis.
COMPLICACIONES
La rubéola es una infección leve. Algunas mujeres que han tenido rubéola
experimentan artritis en los dedos, muñecas y rodillas, que, por lo general, dura
aproximadamente un mes. En ocasiones poco frecuentes, la rubéola puede
provocar una infección o inflamación en el cerebro.
Retrasos en el crecimiento
Cataratas
Sordera
El feto tiene un riesgo más alto en el primer trimestre, pero la exposición más tarde
durante el embarazo también es peligrosa.
La infección durante el embarazo temprano puede causar la muerte del feto o el
síndrome de rubéola congénita (SRC), el cual se caracteriza por defectos
múltiples, particularmente al cerebro, corazón, ojos y oídos. No hay tratamiento
específico para la rubéola.
TRATAMIENTO
Manejo y tratamiento
Actualmente, no existe un tratamiento para la rubéola o el SRC. Con el fin de prevenir el
SRC, se recomienda vacunar a las adolescentes y mujeres en edad fértil.
Pronóstico
El pronóstico de la rubéola congénita depende principalmente del momento del embarazo
en el que se produce la infección materna. Los niños infectados que sobreviven al periodo
neonatal pueden presentar graves discapacidades (tales como deficiencias visuales y
auditivas) y tienen un mayor riesgo de retraso del desarrollo, incluido el autismo, así como
de diabetes mellitus tipo I y de tiroiditis. En pacientes con el SRC se ha observado una
encefalopatía progresiva que se asemeja a una leucoencefalitis esclerosante subaguda