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PEDIATRIA

INTEGRA
NTES:
VALENTINA
CANTOS
QUIJIJE
CRISTINA
CURSO:
RAMIREZ
NOVENO
SEMESTRE
“A”
DRA.
CAROLINA
BELLO
LA RUBÉOLA
La rubéola es una infección viral contagiosa que puede causar adenopatías, exantema y,
en ocasiones, síntomas generales que en general son leves y breves. La infección al
principio del embarazo puede provocar abortos espontáneos, muertes fetales
intrauterinas o defectos congénitos. El diagnóstico suele ser clínico. Los casos deben
informarse a las autoridades sanitarias. El tratamiento suele ser innecesario. La
vacunación resulta eficaz para la prevención.

Signos y síntomas

Muchas infecciones son leves. Después de un período de incubación de entre 14 y 21


días, aparece una fase prodrómica de entre 1 y 5 días de duración, que suele
manifestarse con fiebre, malestar general, conjuntivitis y adenopatías en los adultos,
pero que puede ser mínima o estar ausente en los niños. La hinchazón dolorsa de los
ganglios linfáticos suboccipitales, retroauriculares y cervicales posteriores es
característica. Al principio del cuadro, se observa un enrojecimiento de la faringe.

El exantema es similar al del sarampión, pero menos extenso y más evanescente; a


menudo es el primer signo en los niños. El exantema comienza en la cara y el cuello y
se disemina rápidamente al tronco y los miembros. En un principio, puede aparecer un
eritema maculoso que palidece a la compresión, en particular en la cara. Durante el
segundo día, el exantema suele tornarse más escarlatiniforme (puntiforme) y se asocia
con eritema. A continuación, se forman petequias en el paladar blando (manchas de
Forschheimer), que más adelante coalescen en una mácula rojiza. El exantema dura
entre 3 y 5 días.

En los niños no se identifican síntomas generales o son leves, con malestar general y
ocasionales artralgias. Los adultos suelen presentar pocos o ningún síntoma
constitucional, aunque en ocasiones desarrollan fiebre, malestar general, rigidez
articular, artritis transitoria y rinitis leve. La fiebre característica desaparece al segundo
día tras la aparición del exantema.

En brotes epidémicos grandes en cuarteles militares, se informaron casos inusuales de


encefalitis. La resolución completa es típica, pero la encefalitis puede ser mortal. En
raras ocasiones, aparece púrpura trombocitopénica y otitis media.

Diagnóstico

 Evaluación clínica
 Pruebas serológicas
La rubéola se sospecha en pacientes con adenopatías características y exantema. Deben
pedirse pruebas de laboratorio para el diagnóstico en mujeres embarazadas, pacientes
con encefalitis y recién nacidos. Asimismo, se aconseja la evaluación con pruebas de
laboratorio en todos los casos en los que se sospeche rubéola con fines estadísticos. Un
aumento ≥ 4 veces en los títulos de anticuerpos entre la fase aguda y la de convalecencia
(4 a 8 semanas) confirma el diagnóstico, de la misma manera que el hallazgo de
anticuerpos IgM contra rubéola. La detección de RNA viral por PCR de transcripción
inversa de muestras de la garganta, nasales o de orina también se puede hacer para
confirmar el diagnóstico; el análisis del genotipo es útil en las investigaciones
epidemiológicas.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial debe realizarse con sarampión, escarlatina, sífilis secundaria,


exantemas farmacológicos, eritema infeccioso y mononucleosis infecciosa, además de
con las infecciones por echovirus y coxsackievirus (ver Algunos virus respiratorios).
Las infecciones por enterovirus y parvovirus B19 (eritema infeccioso) pueden ser
indistinguibles en la evaluación clínica.

Algunas de estas entidades pueden distinguirse de la rubéola por las siguientes


características:

 Sarampión: la rubéola se diferencia del sarampión por su exantema más leve y


evanescente, sus síntomas sistémicos menos graves y más breves y por la
ausencia de manchas de Koplik, fotofobia y tos.
 Escarlatina: durante el día siguiente a la manifestación de la enfermedad, la
escarlatina suele provocar síntomas generales más graves y faringitis, lo que la
diferencia de la rubéola.
 Sífilis secundaria: en la sífilis secundaria, la adenopatía no es dolorosa y el
exantema suele ser prominente en las palmas y las plantas. Asimismo, la sífilis
puede confirmarse fácilmente con pruebas de laboratorio.
 Mononucleosis infecciosa: la mononucleosis infecciosa puede diferenciarse
porque se asocia con una forma más grave de faringitis, malestar general más
prolongado y linfocitosis atípica y con el hallazgo de anticuerpos contra el virus
Epstein-Barr
Tratamiento

 Tratamiento de sostén
El tratamiento de la rubéola es sintomático. No existe un tratamiento específico para la
encefalitis.

Prevención

La vacuna a virus vivos atenuados se administra en forma sistemática (ver Cronograma


de vacunación recomendado para los 0-6 años de edad y ver Cronograma de vacunación
recomendado para los 7-18 años). Esta vacuna confiere inmunidad durante ≥ 15 años en
> 95% de las personas que la reciben y no parece transmitir la infección. Dado que
ciertas infecciones no pueden distinguirse clínicamente de la rubéola, el antecedente de
rubéola no garantiza inmunidad.
Los niños reciben una vacuna combinada contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola
en 2 dosis:

La primera dosis a los 12 a 15 meses

La segunda dosis a los 4 años a 6 años

Se recomienda la indicación de una dosis para todos los individuos pospuberales


susceptibles, en especial los estudiantes universitarios, los reclutas militares, los
profesionales sanitarios, los inmigrantes recientes y las personas que trabajan con niños
pequeños. También se recomienda la vacunación sistemática de todas las madres
susceptibles inmediatamente después del parto. Se sugirió la realización de pruebas de
cribado en las mujeres en edad reproductiva para identificar anticuerpos contra la
rubéola e indicar su vacunación. No obstante, las mujeres vacunadas deben evitar la
concepción al menos 28 días después de la vacuna. El virus de la vacuna puede infectar
al feto al comienzo del embarazo. La vacuna no causa síndrome de rubéola congénita,
pero el riesgo de lesión fetal sería ≤ 3%. El uso de la vacuna está contraindicado durante
el embarazo.

Ocasionalmente los niños vacunados presentan fiebre, exantema, adenopatías,


polineuropatías, artralgia y artritis; en los adultos, sobre todo en mujeres no inmunes, se
informaron casos esporádicos de hinchazón dolorosa de las articulaciones.

SARAMPIÓN

En todo el mundo, el sarampión infecta a alrededor de 20 millones de personas y causa


aproximadamente 200.000 muertes al año, sobre todo en niños. Estos números pueden
variar dramáticamente en un periodo corto de tiempo, dependiendo del estado de
vacunación de la población. El sarampión es infrecuente en los Estados Unidos debido a
la vacunación sistemática durante la infancia; entre 2000 y 2007 se informó un
promedio de 63 casos/año a los Centers for Disease Control and Prevention (CDC,
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades). Sin embargo, desde 2011,
los casos en los EE. UU. han aumentado en comparación con las décadas anteriores, con
un promedio de 217 casos/año entre 2011 y 2017 (véase Measles Cases and Outbreaks
de los CDC). Este aumento se debe sobre todo a casos importados, con la consiguiente
difusión entre los grupos no vacunados. En 2014, se produjo un número récord de casos
de sarampión, pero los recuentos disminuyeron posteriormente. En 2015, se produjo un
brote notable relacionado con un parque de atracciones de California.

Fisiopatología
El sarampión se debe a la infección por un paramixovirus que produce enfermedad en
los seres humanos sin contar con un reservorio animal documentado o un portador
asintomático. Es muy contagiosa y la tasa de ataque secundario es > 90% en individuos
susceptibles expuestos al virus.

El sarampión se disemina sobre todo a través de secreciones procedentes de la nariz, las


fauces y la boca durante el período prodrómico o eruptivo temprano. La transmisión es
posible desde varios días antes hasta varios días después de la aparición del exantema,
pero el contagio cesa una vez que el exantema empieza a descamarse.

La transmisión típica se produce a través de gotas respiratorias que se eliminan durante


la tos y permanecen en el aire un período breve mientras recorren un trayecto corto. La
enfermedad también puede diseminarse a través de pequeñas gotas aerosolizadas que
pueden mantenerse en el aire (e inhalarse) durante hasta 2 horas en áreas cerradas (p. ej.,
en un consultorio). El contagio por fómites parece menos probable que la transmisión
aérea, porque se cree que el virus del sarampión sólo sobrevive un período muy corto
sobre superficies secas.

Un feto cuya madre tiene inmunidad contra el sarampión (p. ej., debido a enfermedad
previa o vacunación) recibe anticuerpos por vía transplacentaria; estos anticuerpos lo
protegen durante los primeros 6 a 12 meses. La inmunidad duradera se logra tras
padecer la infección. En los Estados Unidos, casi todos los casos de sarampión son
importados por viajeros o inmigrantes, con la consiguiente transmisión de la infección
natural que se produce principalmente entre personas no vacunadas.

Signos y síntomas

Después de un período de incubación de entre 7 y 14 días, el sarampión se manifiesta


con un prodromo de fiebre, rinitis, tos seca y conjuntivitis tarsal. Las manchas de
Koplik patognomónicas aparecen durante el pródromo antes del inicio de la erupción,
en general en la mucosa oral opuesta al primero y el segundo molar superior. Las
manchas son similares a granos de arena blanca rodeados por aréolas rojas. Estas
manchas pueden ser extensas y producir un eritema moteado difuso en la mucosa oral.
El paciente también puede presentar odinofagia.

El exantema aparece entre 3 y 5 días después del establecimiento de los síntomas, en


general 1 o 2 días después de la aparición de las manchas de Koplik. Comienza en la
cara, delante y debajo de las orejas, y en las caras laterales del cuello, en forma de
máculas irregulares, que en poco tiempo se mezclan con pápulas. En 24 a 48 horas, las
lesiones se diseminan al tronco y los miembros (incluidas las palmas y las plantas) y
empiezan a disminuir en la cara. En presencia de exantemas graves, pueden aparecer
petequias o equimosis.

Cuando la gravedad de la enfermedad es máxima, la temperatura del paciente puede


superar los 40° C y puede aparecer edema periorbitario, conjuntivitis, fotofobia, tos
seca, exantema extenso, postración y prurito leve. Los signos y síntomas generales
reflejan la gravedad de la erupción y la epidemia. En 3 a 5 días, la fiebre desciende, el
paciente se siente mejor y el exantema se desvanece con rapidez, dejando un cambio de
coloración marrón cobrizo y luego, la piel se descama.

Los pacientes inmunodeficientes pueden no presentar exantema y, en cambio, pueden


desarrollar una neumonía de células gigantes grave y progresiva.

Complicaciones

Las complicaciones del sarampión incluyen

 Neumonía
 Sobreinfección bacteriana
 Púrpura trombocitopénica aguda
 Encefalitis
 Hepatitis transitoria
 Panencefalitis esclerosante subaguda
La neumonía secundaria a la infección pulmonar por el virus del sarampión se detecta
en alrededor del 5% de los pacientes, incluso durante una infección en apariencia no
complicada, y es una causa frecuente de muerte.

Las sobreinfecciones bacterianas incluyen neumonía, laringotraqueobronquitis y otitis


media. El sarampión suprime transitoriamente la capacidad de desencadenar reacciones
de hipersensibilidad retrdada, lo que puede empeorar una tuberculosis activa e inhibir
temporalmente la reacción a los antígenos presentes en las pruebas cutáneas de
tuberculina e histoplasmina. La sobreinfección bacteriana se sospecha si se encuentran
signos localizados acordes o ante la recidiva de la fiebre, la leucocitosis o la prostración.

La púrpura trombocitopénica aguda puede aparecer tras la resolución de la infección y


se caracteriza por una tendencia hemorragípara leve autolimitada; en ocasiones puede
ocasionar hemorragias profusas.

La encefalitis se detecta en 1/1.000 a 2.000 casos, en general entre 2 días y 2 semanas


después del comienzo del exantema. Suele manifestarse con fiebre elevada, cefalea,
convulsiones y coma. En general, el líquido cefalorraquídeo (LCR) presenta un recuento
linfocitario de entre 50 y 500/μL e hiperproteinorraquia leve, aunque puede ser normal
al comienzo de la enfermedad. La encefalitis puede resolverse en 1 semana o persistir
durante más tiempo y causar complicaciones o la muerte.

Durante una infección aguda, puede aparecer una hepatitis transitoria y diarrea.

La panencefalitis esclerosante subaguda (PEES) es una complicación tardía infrecuente,


progresiva y mortal del sarampión.
El síndrome del sarampión atípico es una complicación que ocurría en personas que
recibieron la vacuna antisarampionosa a virus muertos empleada en el pasado, que no se
ha usado desde 1968. Estas vacunas más antiguas alteraron la expresión de la
enfermedad en algunos pacientes protegidos en forma incompleta y que se infectaron
con la cepa salvaje de sarampión. Las manifestaciones del sarampión se desarrollaron
de forma más repentina y la afectación pulmonar significativa fue más frecuente. El
sarampión atípico es relevante principalmente porque los pacientes (ahora en su sexta
década o más) nacidos mientras se usaba esta vacuna pueden informar el antecedente de
vacunación contra el sarampión y la rubéola.

Diagnóstico

Evaluación clínica

Pruebas serológicas

Detección viral por cultivo o reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa


reversa (RT-PCR)

El sarampión típico puede sospecharse en un paciente expuesto que presenta rinitis,


conjuntivitis, fotofobia y tos, pero en general recién se considera tras la aparición del
exantema. El diagnóstico suele basarse en la evaluación clínica, la identificación de las
manchas de Koplik o el exantema. El hemograma es innecesario pero, si se solicita,
puede revelar leucopenia con linfocitosis relativa.

La identificación del virus con pruebas de laboratorio es necesaria para su registro y


para el control de los brotes. La infección se confirma más fácilmente identificando los
anticuerpos IgM contra el virus del sarampión en una muestra de suero durante la fase
aguda, el cultivo viral o la RT-PCR en muestras de hisopado de fauces, sangre,
hisopados nasofaríngeos u orina. El aumento de las concentraciones de anticuerpos IgG
entre el suero de la fase aguda y el de la fase de convalecencia confirma el diagnóstico,
pero la obtención de esta información posterga el diagnóstico. Todos los pacientes en
los que se sospecha sarampión deben informarse al Departamento local de Sanidad,
incluso antes de la confirmación con pruebas específicas.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial se realiza con la rubéola, la escarlatina, los exantemas


farmacológicos (p. ej., resultado de fenobarbital o sulfamidas), la enfermedad del suero
(ver Algunas causas de urticaria), la roséola de la lactancia, la mononucleosis
infecciosa, el eritema infeccioso y con infecciones por echovirus y coxsackievirus (ver
Algunos virus respiratorios). Las manifestaciones también pueden parecerse a la
enfermedad de Kawasaki y causan confusión diagnóstica en las zonas donde el
sarampión es muy poco frecuente.
Algunas de estas entidades pueden distinguirse del sarampión típico por las siguientes
características:

 Rubéola: no produce un cuadro prodrómico evidente, fiebre ni otros síntomas


generales que, si se presentan, son menos graves. Los ganglios linfáticos
retroauriculares y suboccipitales están aumentados de tamaño (y, en general, son
dolorosos) y la duración de la enfermedad es breve.
 Exantema farmacológico: suele asemejarse al exantema por sarampión, pero sin
prodromo, progresión cefalocaudal ni tos y en general con antecedentes de
exposición reciente a un fármaco.
 Roséola de la lactancia: el exantema se parece al del sarampión, pero rara vez se
ve en niños > 3 años. La temperatura inicial suele ser elevada, las manchas de
Koplik y el malestar general están ausentes y la defervescencia y el exantema
son simultáneos.
Pronóstico

La tasa de mortalidad se aproxima a 2/1.000 casos en los Estados Unidos, pero es


mucho mayor en los países en vías de desarrollo. La desnutrición y la deficiencia de
vitamina A pueden contribuir con la muerte del paciente. Los CDC estiman que en todo
el mundo alrededor de 134.000 personas mueren cada año por sarampión, generalmente
por neumonía o encefalitis.

Tratamiento

 Tratamiento de sostén
 En los niños, vitamina A
 El tratamiento del sarampión es sintomático, incluso en presencia de encefalitis.
Los pacientes hospitalizados con sarampión deben tratarse con las precauciones
estándar para contactos y de transmisión aérea. Se recomiendan habitaciones
individuales para el aislamiento de la infección de transmisión aérea y respiradores N-
95 o equipo de protección personal similar. De lo contrario, los pacientes ambulatorios
sanos con sarampión son más contagiosos durante 4 días después del desarrollo de la
erupción y deben limitar mucho el contacto con otras personas durante su enfermedad.

Se demostró que el suplemento de vitamina A disminuye la tasa de morbimortalidad


asociada con el sarampión en los niños que viven en países en vías de desarrollo. Como
la hipovitaminosis A contribuye a aumentar la gravedad del sarampión, se recomienda
tratar a todos los niños con sarampión con vitamina A. Debe administrarse la dosis
adecuada por vía oral una vez al día durante 2 días, que depende de la edad del niño:

> 1 año: 200.000 UI

6 a 11 meses: 100.000 UI

< 6 meses: 50.000 UI


En los niños con signos clínicos de deficiencia de vitamina A, debe repetirse una sola
dosis adicional de vitamina A (que se calcula según la edad) entre 2 y 4 semanas más
tarde.

Prevención

En la mayoría de los países desarrollados, los niños reciben en forma sistemática una
vacuna a virus vivos atenuados contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola (también
ver Cronograma de vacunación recomendado para los 0-6 años de edad y ver
Cronograma de vacunación recomendado para los 7-18 años). Se recomiendan dos
dosis:

La primera dosis se recomienda entre los 12 y los 15 meses, pero puede usarse tan
pronto como a los 6 meses durante los brotes epidémicos o antes de un viaje
internacional.

La segunda dosis se administra entre los 4 y los 6 años.

Los lactantes vacunados antes del año aún requieren 2 dosis adicionales después del
año. La vacuna confiere inmunidad duradera, lo que permitió reducir la incidencia de
sarampión un 99% en los Estados Unidos. La vacuna causa una infección leve o
inaparente que no se contagia. Entre el 5-15% de los vacunados presentan fiebre > 38°C
entre 5 y 12 días después de la inoculación, con aparición posterior de un exantema. Las
reacciones del sistema nervioso central son muy infrecuentes y la vacuna no causa
autismo.

Las contraindicaciones a la vacuna son las neoplasias diseminadas (p. ej., leucemia,
linfoma), la inmunodeficiencia y la terapia con inmunosupresores (p. ej., corticoides,
radioterapia, agentes alquilantes, antimetabolitos). La infección por HIV sólo
contraindica la administración de la vacuna en presencia de inmunodeficiencia grave
(categoría inmunológica 3 de los CDC con CD4 < 15%); de lo contrario, los riesgos de
contraer el virus silvestre superan los del contagio del sarampión a través de la vacuna a
virus vivos atenuados. Las razones por las cuales puede retrasarse la vacunación son el
embarazo, las enfermedades febriles graves, la tuberculosis activa no tratada o la
administración reciente de anticuerpos (a través de sangre entera, plasma o cualquier
inmunoglobulina). La duración del retraso depende del tipo y de la dosis del preparado
de inmunoglobulina administrado, pero puede extenderse hasta 11 meses.

Profilaxis posexposición

La prevención en los contactos susceptibles puede llevarse a cabo a través de la


administración de la vacuna dentro de los 3 días siguientes a la exposición. Si debe
postergarse la vacunación, hay que administrar una dosis de 0,25 mL/kg de
inmunoglobulina por vía intramuscular (dosis máxima, 15 mL) de inmediato (dentro de
los 6 días) y la vacuna debe aplicarse 5 o 6 meses después si el estado del paciente lo
permite. Los pacientes expuestos, con inmunodeficiencia grave, independientemente del
estado de vacunación, y las mujeres embarazadas que no son inmunes al sarampión
reciben inmunoglobulina 400 mg/kg IV. No debe administrarse la inmunoglobulina
junto con la vacuna.

En un brote institucional (p. ej., escuelas), los contactos susceptibles que se niegan o no
pueden recibir la vacuna y que además no reciben inmunoglobulina deben ser excluidos
de la institución afectada hasta 21 días después del comienzo de la erupción en el último
caso. Los trabajadores de la salud susceptibles expuestos deben excluirse de las tareas
desde 5 días después de su primera exposición a los 21 días después de su última
exposición, incluso si reciben la profilaxis posexposición.

ROSEOLA INFANTIL
El exantema súbito, también llamado roséola o sexta enfermedad, es una enfermedad
aguda y benigna causada por un virus que afecta a niños pequeños (el 90% de los casos
se producen antes de los 2 años de vida). Puede producirse en cualquier época del año.
Se caracteriza por fiebre elevada, generalmente de aparición brusca, seguida de una
erupción en la piel que coincide con la desaparición de la fiebre. Este es un dato muy
característico de esta enfermedad.
Periodo de incubación
De 9 a 10 días
Etiología
Se piensa que la transmisión de los tipos 6 y 7 ocurre por medio de la saliva. Se ha
confirmado la transmisión horizontal entre madre e hijo.
Epidemiología
Más de 95% se observa en menores de 3 años.
Cuadro Clínico
El cuadro clínico suele comenzar con fiebre alta, que puede superar a los 40°C.
La fiebre puede estar acompañada de otros signos y síntomas, como:
 Dolor de oído
 Aumento de los ganglios linfáticos del cuello,
 Irritación
 Pérdida de apetito
 Congestión nasal
 Dolor de garganta o diarrea.
Del mismo modo que surge repentinamente, después de 3 a 5 días de temperaturas altas,
la fiebre desaparece rápidamente de la noche a la mañana.
El signo más característico de la roséola es la aparición repentina de un exantema
(manchas rojas en la piel) inmediatamente después de la resolución de la fiebre, por ello
la enfermedad también es conocida como exantema súbito. El rash de la roséola no
causa dolor ni picor.
El exantema de la roséola comienza en el tronco y luego se extiende a los miembros y
cara. Las lesiones generalmente están compuestas de múltiples pequeñas manchas
rojizas, de 0,5 cm, que pueden ser planas o con discreto relieve. El exantema dura de 1 a
2 días, pero en algunos casos puede durar solamente unas pocas horas.
Diagnostico
Clínico y Serológico
Principalmente por los síntomas típicos: aparición de manchas por el tronco y las
extremidades (exantema) coincidiendo con la desaparición de la fiebre, después de
varios días de fiebre alta.
En pacientes con disminución de las defensas (inmunodeprimidos), manifestaciones
atípicas o con complicaciones puede recurrirse a la determinación de anticuerpos frente
al virus en sangre o a la detección del material genético del virus.
Tratamiento
La roséola es un cuadro benigno y autolimitado, y la mayoría de los niños ya se
encuentra curada dentro de una semana después del inicio de la fiebre.
El tratamiento recomendado es, por lo tanto, reposo, buena hidratación y control de la
fiebre con analgésicos comunes, como el paracetamol
Complicaciones
Es una enfermedad benigna con muy pocas complicaciones. Cuando aparecen, las más
frecuentes son las neurológicas (convulsiones, meningitis, encefalitis) y la trombopenia
(bajada en el número de plaquetas).

ERITEMA INFECCIOSO
Es una enfermedad causada por un virus que lleva a que se presente una erupción en las
mejillas, los brazos y las piernas.
Etiología
Está provocado por el parvovirus B19.
El parvovirus B19 se contagia fácilmente de una persona a otra a través de los fluidos
infectados procedentes de la nariz, la boca y la garganta, especialmente las gotitas que
se expelen al toser y estornudar. También se puede contagiar al compartir vasos y
cubiertos.
Incubación
El período de incubación (el tiempo transcurrido entre la infección y la aparición de los
primero síntomas) del eritema infeccioso oscila entre cuatro y 28 días, con un promedio
de 16 a 17 días.
Cuadro Clínico
Los síntomas iniciales de esta enfermedad incluyen:
 Fiebre
 Dolor de cabeza
 Rinorrea
Estos síntomas iniciales remiten y la enfermedad parece haber pasado hasta que aparece
la erupción característica al cabo de pocos días.
El signo característico de esta enfermedad son las mejillas de color rojo brillante. Esto a
menudo se denomina erupción similar a "cachetada en la mejilla".
Personas también pueden desarrollar una segunda erupción unos días más tarde en su
pecho, espalda, nalgas, o brazos y piernas. La erupción puede picar, especialmente en
las plantas de los pies. La erupción suele desaparecer en 7 a 10 días, pero puede ir y
venir durante varias semanas. Las personas con eritema infeccioso también pueden
desarrollar dolor e hinchazón en sus articulaciones. El dolor articular por lo general dura
de 1 a 3 semanas, pero puede durar meses o más.
Determinados estímulos (como la luz solar, el calor, el ejercicio y el estrés) pueden
reactivar la erupción hasta que desparezca completamente.
Otros síntomas que a veces se asocian a eritema infeccioso son ganglios linfáticos
inflamados, ojos rojos, dolor de garganta, diarrea y erupciones fuera de lo corriente que
parecen ampollas o moretones.
Diagnóstico
Por lo general, los pediatras pueden diagnosticar el eritema infeccioso a partir de la
erupción característica que aparece en la cara y el cuerpo. Si un niño o un adulto no
tienen la erupción característica pero lleva un tiempo encontrándose mal, el médico
puede solicitar un análisis de sangre para determinar si los síntomas pueden estar
provocados o no por el parvovirus B19.
Tratamiento
El tratamiento generalmente implica aliviar los síntomas, como fiebre, picazón y dolor e
hinchazón en las articulaciones.

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