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Rubeola
HISTORIA NATURAL DE LA ENFERMEDAD
Estudiante:
Javier Torrens
C.I: 27.659.514
Puntos sobresalientes
La rubeola es una enfermedad infectocontagiosa que al ser prevenida por
vacunación puede eliminarse. El mayor riesgo que representa el virus, su
agente causal, es cuando infecta a la mujer embarazada, sobre todo en el
primer trimestre de la gestación.
Se debe documentar que la mujer en edad de procrear niños haya
presentado la infección o esté inmunizada de manera adecuada. SI no es
así, vacunarla.
Evitar el síndrome de rubeola congénita que, al igual que otras infecciones
en el embrión-feto o el RN como la varicela, la hepatitis B, el tétanos y la tos
ferina, debe prevenise por completo.
Periodo prepatogénico
Agente
Es causada por un virus RNA de la familia Togaviridae, género Rubivirus, que se
ha descubierto en secreciones nasofaríngeas de los enfermos con infección
aparente o no. Sin embargo, se pueden encontrar en excremento y orina, incluidos
los niños con rubeola congénita, quienes también pueden tener el virus en la
faringe durante meses.
El virus es capaz de atravesar la placenta, infectar el producto y ser causa de
aborto, mortinatos o RN vivos con muy diversas lesiones por infección durante el
periodo de organogénesis.
El riesgo es mayor durante las primeras ocho semanas de gestación y un
porcentaje variable de los productos de las madres infectadas sufre rubeola
congénita.
Huésped
Es una enfermedad de la niñez con predominio en la edad escolar, aunque puede
encontrarse desde el producto en gestación hasta la edad adulta.
Ambiente
Tiene distribución universal. La mayor frecuencia se debe a hacinamiento y malas
condiciones higiénicas en determinadas poblaciones. Se ha informado una
variación cíclica de cada tres a cuatro años, predominando en otoño, invierno y
primavera, pero con el empleo de la vacuna específica la incidencia de la
enfermedad ha declinado de manera notable.
PREVENCIÓN PRIMARIA
Promoción de la salud
Orientación higiénica para evitar el contacto con el virus, mejorar condiciones
socioeconómicas y culturales, saneamiento ambiental; convencer al familiar de la
utilidad de las visitas periódicas al médico, sobre todo la mujer embarazada
susceptible, para poder adoptar medidas profilácticas cuando ella adquiera o esté
en riesgo de adquirir la enfermedad durante el primer trimestre del embarazo.
Inmunización activa
El hecho de que la infección de la rubeola durante el embarazo puede causar
lesiones al feto, y la aparición de casos de malformaciones congénitas después de
una epidemia de rubeola, obligaron a desarrollar una vacuna contra dicho
padecimiento.
El empleo de la vacuna de virus vivos atenuados de la rubeola se recomienda
para niños y niñas de un año de edad hasta la pubertad. Se aconseja no
administrarla antes del año de edad por la posibilidad de interferencia con los
anticuerpos maternos.
PREVENCIÓN SECUNDARIA
Diagnóstico y tratamiento
Los pocos o nulos síntomas prodrómicos, la rápida diseminación del exantema y
su desaparición, de manera usual al tercer día, ayudan a distinguir la rubeola de
otras enfermedades eruptivas como el sarampión. En el diagnóstico diferencial se
incluye la fiebre escarlatina, roséola infantil, mononucleosis infecciosa, infecciones
por enterovirus con exantema y erupciones por fármacos.
La infección fetal incluye anomalías oculares como cataratas, glaucoma,
retinopatía, microoftalmía, anomalías cardiovasculares como CIV, PCA y estenosis
pulmonar; la sordera, las alteraciones cerebrales como microcefalia y las cataratas
conforman el denominado “síndrome de rubeola congénita”.
Algunas complicaciones incluyen artritis, encefalitis y púrpura trombocitopénica,
pero son infrecuentes. Hay pruebas diagnósticas que incluyen el aislamiento del
virus de diferentes tejidos (secreción nasal, sangre, orina o líquido
cefalorraquídeo) y pruebas serológicas como la neutralización, fijación de
complemento, inhibición de la hemaglutinación, anticuerpos fluorescentes y
determinación de IgM específica contra rubeola.
El tratamiento incluye medidas de mantenimiento y control de la fiebre con
acetaminofeno (10 a 15 mg/kg de peso cada 4 a 6 h, vías oral o rectal).
Algunos autores recomiendan ibuprofeno (6 a 8 mg/kg de peso casa 6 a 8 h VO) y
antihistamínicos para el prurito.
NIVELES DE ATENCIÓN
Primario. El médico general deberá valorar factores de riesgo, practicar
prevención primaria, efectuar diagnóstico, y tratar de forma oportuna y adecuada a
los pacientes con rubeola. En caso de complicaciones graves debe canalizarlos a
otro nivel de atención. Secundario. El pediatra deberá desarrollar las mismas
funciones y sólo en casos seleccionados asesorarse con subespecialistas.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS