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El 2020 recordado como un antes y un después en la vida de todos ya que por la pandemia se

modificaron todas las cosas que estábamos acostumbrados social y académicamente. Nos vimos en La
obligación de cambiar de la presencialidad a lo virtual afrontando los retos que esto conlleva al mismo
tiempo que hacíamos frente a las dificultades de enfrentar la crisis económica y de salud por la
enfermedad. Las pandemias tienen la característica nefasta de crear un cambio masivo y generalizado
en múltiples niveles, tanto personales como sociales. Las pandemias suelen relacionarse con confusión,
temores, incertidumbre y la probabilidad de muertes en seres queridos. Asimismo, se relacionan con
innumerables estresores sociales tales como hacer ajustes en las rutinas, separación de amigos y
familiares, pérdida de empleos y aislamiento social.

Entre las muchas secuelas que el coronavirus va a dejar en todas las esferas de la vida hay una que no
debería ser ignorada: la de los efectos sobre la salud mental. La prevención de los contagios y la
atención sanitaria de los afectados por la covid-19 han centrado hasta ahora las prioridades
asistenciales, pero la persistencia de la amenaza y los constantes retrocesos en el control de la
pandemia están teniendo graves consecuencias mentales que hay que atender con la misma prioridad.
Esta generador diversos efectos en la salud de la población debido a que no existían vacunas ni
tratamientos efectivos además de poca información que se contaba en ese momento, se desconocía la
duración de las medidas de aislamiento, y se estimaba un alto impacto económico, social y sanitario, lo
que aumenta aún más la incertidumbre

Desde la perspectiva de la salud mental, una epidemia de gran magnitud implica una perturbación
psicosocial que puede exceder la capacidad de manejo de la población afectada. Puede considerarse,
incluso, que toda la población sufre tensiones y angustias en mayor o menor medida, ya que estas son
reacciones normales ante una situación anormal.

Muchos de nosotros nos enfrentamos a retos que pueden ser estresantes, abrumadores y provocar
emociones fuertes en nosotros. Las medidas que se tomaron para tratar controlar esta enfermedad
como fue distanciamiento social o el confinamiento aunque son necesarias para reducir la propagación
del COVID-19, pero pueden hacernos sentir aislados y aumentar el estrés y la ansiedad.

El estrés y angustia puede provocar lo siguiente:

• Sentimientos de temor, enojo, tristeza, preocupación, entumecimiento o frustración

• Cambios en el apetito, los niveles de energía, deseos e intereses

• Dificultad para concentrarse y tomar decisiones

• Dificultad para dormir o pesadillas

• Reacciones físicas como dolores de cabeza, dolores corporales, problemas estomacales y


sarpullido

• Agravamiento de problemas de salud crónicos

• Agravamiento de problemas de salud mental

• Mayor consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias


Como veníamos en toda pandemia era esperable que las personas sintieran miedo, ansiedad, angustia,
irritabilidad, estrés y enojo, recuerdo de traumas, dificultades para la concentración y/o problemas en el
sueño. El aislamiento social, el temor al contagio, la incertidumbre, la angustia financiera, el miedo o los
duelos mal resueltos están minando la salud mental de muchas personas. Entre las consecuencias mas
destacas de esta situación en cuanto a salud mental es que se ha registrado un aumento trastornos de
ansiedad, depresión además la sintomatología que está desencadenando en personas que han sufrido
pérdidas cercanas y no han podido hacer el duelo, que han perdido el trabajo o están solas en un
momento de tanta incertidumbre.

Es natural sentir estrés, ansiedad, angustia y preocupación durante la pandemia del COVID-19. Las
siguientes son formas de ayudarse, ayudar a otras personas y a la comunidad de manejar el estrés.

Cuida tu cuerpo

Presta atención a tu salud física:

 Haz ejercicios de respiración o ejercicios regular


 Come de manera saludable. Elige una dieta bien balanceada. Evita comer comida basura y
azúcar refinada. Limita la cafeína, ya que puede agravar el estrés y la ansiedad.
 Haz actividad física de manera regular. La actividad física regular y el ejercicio pueden ayudar a
reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo. Encuentra una actividad que incluya
movimiento, como danza, o aplicaciones para ejercicio. Sal al aire libre en un área donde sea
fácil mantener la distancia de otras personas, como un sendero natural o tu propio patio.
 Duerme lo suficiente. Acuéstate y levántate a la misma hora todos los días. Sigue tu horario
normal, aun si estás quedándote en casa.

Cuida tu mente

 Mantén tu rutina normal. Mantener un horario regular es importante para tu salud mental.
Además de mantener una rutina regular para el momento de irte a la cama, ten horarios
consistentes para las comidas, bañarte y vestirte, horarios de trabajo o de estudio, y ejercicio.
También toma algún tiempo para hacer actividades que disfrutes. Este procedimiento puede
hacerte sentir que tienes más control.
 Limita tu exposición a los medios de comunicación. Las noticias constantes sobre la COVID-19 en
todos los tipos de medios de comunicación quizás contribuyan al miedo sobre esta enfermedad.
Limita el uso de medios sociales que puedan exponerte a rumores e información falsa. Limita
leer, escuchar, o mirar otras noticias, pero infórmate frecuentemente sobre las
recomendaciones nacionales y locales. Busca fuentes con buena reputación, como los Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), y la Organización
Mundial de la Salud (OMS).
 Relájate Reserva tiempo para ti mismo. Aun unos pocos minutos de tranquilidad pueden
refrescarte y ayudarte a calmar la mente y a reducir la ansiedad. Muchas personas se benefician
con prácticas como respiración profunda, tai chi, yoga, o meditación. Date un baño de espuma,
escucha música, o lee o escucha un libro narrado — haz lo que sea que te ayude a relajarte.
Elige una técnica que funcione para ti, y practícala con regularidad.
 Mantente ocupado. Una distracción puede alejarte del ciclo de pensamientos negativos que
alimentan la ansiedad y la depresión. Disfruta de pasatiempos que puedas hacer en casa,
identifica un nuevo proyecto u organiza ese armario como te prometiste hacer algún día. Hacer
algo positivo para controlar la ansiedad es una estrategia sana de afrontamiento.
 Concéntrate en los pensamientos positivos. Elige enfocarte en las cosas positivas en tu vida en
lugar de hacerlo en qué mal te sientes. Considera comenzar cada día haciendo una lista de las
cosas por las que estás agradecido. Mantén un sentido de esperanza, esfuérzate en aceptar los
cambios cuando se presentan, y trata de considerar los problemas en perspectiva.
 Establece prioridades. No te abrumes creando una lista de cosas que te cambiarán la vida y que
quieres lograr mientras estás quedándote en casa. Fija metas razonables todos los días, y haz un
esquema de los pasos para lograrlas. Reconoce tus logros por cada paso en la dirección correcta,
sin importar qué pequeños sean. Y acepta que algunos días serán mejores que otros.

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