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BOLETIN N°01
conciencia de su ser y por ello puede modelar libremente su vida y objetivar todos sus
procesos psíquicos. Puede elevarse por encima de sí mismo y es capaz de reprimir sus
impulsos, dominar sus pasiones y construir su existencia según los dictados de su razón.
Como expresa Max Scheler, "el hombre es el ser vivo que puede adoptar una conducta
ascética frente a la vida, vida que le estremece con violencia. El hombre puede reprimir
y someter los propios impulsos; puede rehusarles el pábulo de las imágenes perceptivas
y de las representaciones. Comparado con el animal, que dice siempre "sí" a la realidad,
incluso cuando la teme y rehúye, el hombre es el ser que sabe decir "no", el asceta de la
vida, el eterno protestante contra toda mera realidad. En comparación también con el
animal (cuya existencia es la encarnación del filis teísmo), es el eterno "Fausto", la
"bestia cupidissima rerum novarum", nunca satisfecha con la realidad circundante,
siempre ávida de romper los límites de su ser ahora, aquí y de este modo, de su "medio"
y de su propia realidad actual"
b. LA LIBERTAD.
La persona humana, como ser dotado de entendimiento y voluntad, no está
intrínsecamente obligada a obrar de un modo determinado, sino que posee la facultad de
elegir los medios más aptos para alcanzar su perfeccionamiento.
La libertad del hombre es consecuencia de su naturaleza racional porque sólo es señor de
sus actos el que puede elegir. La dignidad de la persona humana requiere que obre según
una libre y consciente elección, movida e inducida personalmente, desde dentro, no bajo
un impulso ciego o una mera coacción externa.
Es necesario distinguir entre la libertad física y la moral. La primera se extiende tanto a
lo bueno como a lo malo, a lo lícito como a lo ilícito. La segunda se contiene dentro del
orden racional y consiste en la facultad de escoger entre los diversos medios aquel que
sea más adecuado para alcanzar el bien del hombre. De ambas, la que es esencial al
hombre es la libertad moral. La libertad moral debe aplicarse a la consecución de un fin.
El fin general que debe lograr el hombre con la libertad es el cumplimiento de su destino
individual y social. Con todo, la libertad moral del hombre puede restringirse por
circunstancias de orden físico, psíquico, cultural, social, etc., que influyen en las
acciones humanas.
El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y
proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo texto completo figura
en las páginas siguientes. Tras este acto histórico, la Asamblea pidió a todos los Países
Miembros que publicaran el texto de la Declaración y dispusieran que fuera "distribuido,
expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin
distinción fundada en la condición política de los países o de los territorios".
"Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos
y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los
unos con los otros.
Artículo 2. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición.
Artículo 3. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de
su persona.
Artículo 4. Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la
trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.
c. LA INDIVIDUALIDAD
El principio de la individualización o raíz primera de las diferencias individuales en el
mundo de los cuerpos es la materia. Ella, por naturaleza, exige multiplicidad de
posiciones en el espacio y en el tiempo, y esto es lo que obliga a las substancias a
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En este orden de ideas hay que tomar en todo su rigor el sentido de las palabras de
Aristóteles según las cuales "el hombre es por naturaleza un ser social y el que vive fuera de
la sociedad por naturaleza y no por efecto del azar es, ciertamente, o un ser degradado, o un
ser superior a la especie humana". Y luego agrega: "el que no puede vivir en sociedad, o no
necesita nada por su propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un
dios".
El hombre y la sociedad. El hombre, desde que adquiere conciencia se encuentra formando
parte de un mecanismo de relaciones sociales, al cual lo conducen todos sus instintos, tanto
los egoístas como los altruistas y sus necesidades, tanto las biológicas como las del espíritu.
En el orden lógico, las sociedades singulares están al nivel del individuo. En el orden
ontológico, las sociedades están en el plano de los accidentes y, por lo tanto, debajo de la
persona humana, que es el plano de la sustancia.
La sociedad es un modo de ser de las personas que consiste en un cierto ordenamiento de
ellas, en una relación recíproca. La sociedad "no es un ser que puede tener subsistencia
propia; para existir necesita un sostén; y este sostén está constituido por los individuos
asociados, a los cuales ella no se suma ni como antecedente ni como consecuente ni como
concomitante sustancial, sino que se les sobrepone en cuanto se identifica con un cierto
modo de ser de ellos; modo que consiste en existir todos juntos ordenados, coordinados,
subordinados. Brevemente: la sustancia de la sociedad está en los individuos que la
constituyen en cuanto están unidos en un cierto orden".
Si se comprenden bien las ideas anteriormente expuestas, se explica la razón por la cual, aun
cuando la vida en sociedad es natural a la persona humana, existe siempre una tensión entre
el hombre y la sociedad. Este conflicto es natural e inevitable, y su solución no es estática,
sino dinámica; provoca un movimiento y se ejecuta en un movimiento.
3. LA SOCIEDAD Y EL DERECHO.
La sociedad humana no es una mera coexistencia física, sino una delicada, fluctuante y
complejísima estructura de relaciones materiales y espirituales, sustentadas en la
conciencia de una multiplicidad de objetivos de interés común.
Toda convivencia, desde la más elemental, en la familia, hasta la más compleja en la
sociedad civil, requiere de una adecuada ordenación de las relaciones de las personas.
La convivencia implica, inevitablemente, limitaciones en la esfera de la libertad y del
poder de cada cual, ajustes de los individuos entre sí y de éstos con las sociedades.
El mantenimiento y desarrollo de la vida en común exige que la conducta de los
asociados se regule normativamente en forma ordenada, segura y pacífica, con el fin
de realizar un orden de justicia, pues, de lo contrario, la convivencia se haría
perjudicial y aun imposible. Esta regulación externa de la conducta de los hombres,
tendiente a establecer un ordenamiento justo de la convivencia humana, es lo que se
denomina Derecho. La justicia es el valor absoluto que determina la igualdad que debe
existir en las relaciones humanas y ella se expresa a través del Derecho.
4. LOS DEBERES Y DERECHOS
a. Los Derechos. - Son libertades individuales o sociales garantizados por la
máxima ley, con el fin de brindar protección y seguridad a todos los ciudadanos.
En nuestro país, estos derechos están en la Constitución Nacional.
b. Los Deberes. - Los deberes son reglas, leyes y normas que regulan nuestra
convivencia en la sociedad.
La conciencia de derechos y deberes
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