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El pueblo Diaguita es originario de los Valles Calchaquies, en el noroeste argentino.

Al llegar los españoles Catamarca era habitada por los diaguitas. Eran corpulentos y de aspecto
terrible, altos y fornidos. Hablaban el Kakán, luego fueron obligados a hablar en quichua con la pena de
hasta “cortarle la lengua” sí utilizaban su lengua madre.

Fueron maestros alfareros. La cerámica diaguita está considerada como una de las más ricas del
mundo.

Fueron excelentes guerreros, eran bravos y utilizaban todo tipo de armas. En los grandes combates
también participaban mujeres y niños.

Diaguita es la denominación quechua con etimología aymara, que quiere decir "serrano" impuesta por
los incas y tomada luego por los españoles, a un conjunto de poblaciones unidas por una lengua común:
kakán. (Canals Frau los menciona como "cacanos").

No solo la lengua daba homegenidad a las comunidades, sus aspectos raciales, organización social -
económica y cosmovisión, definía un único ente cultural.

Habitaban los cerros y valles del noroeste argentino, en las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca,
La Rioja y norte de San Juan. En Chile, los valles transversales de Norte Chico.

Las culturas agroalfareras tardías Santa María (Salta, Tucumán), Belén (Catamarca) y Sanagasta o
Angualasto (La Rioja y San Juan), fueron el gran conjunto protohistórico de los pueblos Diaguitas.

En los dos valles más grandes, el de Hualfín y el Calchaquí, se encuentran evidencias de mayor
desarrollo tecnológico, y unidades políticas más amplias y fuertes. En el resto del área el grado de
segmentación política se acentúa, a medida que las condiciones ambientales son más desfavorables.

Hacia fines del siglo XV llegaron los Incas, penetraron por las vías naturales que fueron transformadas
en caminos de acceso, comunicando al Cuzco con Bolivia, Argentina y Chile, desparramando a su paso
tradicionales estructuras: “tambos” y “pucarás”. Introdujeron la lengua quechua y establecieron los
mitimaes incas (familias separadas de sus comunidades y trasladadas de pueblos leales a conquistados o
viceversa), afectando los conjuntos étnicos.

Los españoles comenzaron a llegar desde Perú, a partir de 1550 buscando asegurar la comunicación
con los Andes centrales. La cultura diaguita que era guerrera, opuso una feroz resistencia en la que
participó la comunidad entera. Las "Guerras Calchaquíes" se extendieron por más de un siglo

Finalizados los hechos bélicos, los españoles implementaron la encomienda y el destierro como
medios de aculturación.

A principios del siglo XX, una nueva etnia: los Collas, síntesis de los pueblos originarios de lugar,
continúa portando las tradicionales formas de vida andina.

Organización Social y Política del pueblo Diaguita


El pueblo Diaguita se organiza en grupos familiares extensos concentrados en pequeñas aldeas, de
esta manera se facilitaba el trabajo comunal en las labores agrícolas, sistemas de riego y construcción de
defensas.

En la antigüedad era muy frecuente la práctica de la poligamia, en la que los de mayor posición
política podían casarse hasta con doce mujeres al mismo tiempo, mientras que los hombres comunes
solo podían tener una o dos esposas.

Políticamente estaban dirigidos por dos jefes o caciques que actuaban de común acuerdo para
resolver conflictos en la comunidad. Los caciques poseían mayores privilegios que el resto de la
población; vestían prendas lujosas, vivían en mejores casas y poseían tierras y personas a su servicio
que las cultivaban. Este poder era heredable de padres a hijos; en caso de no haber herederos directos,
lo heredaba el hermano mayor.

Aunque la mayoría de las veces la autoridad del cacique era absoluta, las decisiones de mayor
importancia, como las de la guerra, eran tomada de manera colectiva a través de una asamblea que
tenían una finalidad ceremonial, en la que participaban los hombres con capacidad de tomar armas.

Vivienda De los Diaguitas


Los pueblos diaguitas vivían en aldeas levantadas en los valles o en las laderas de las montañas.
Algunas eran muy grandes, con una población de 1.500 a 3.000 habitantes. Las aldeas tenían distintas
formas. Unas eran circulares, otras alargadas; unas estaban amuralladas y otras no.

Sus viviendas eran: las casas de piedra y las de quincha y ramada. Todo direccionado para
protegerse del viento.

Los Diaguitas construían sus viviendas utilizando un método conocido como “pirca”, el cual consiste
en colocar las piedras superpuestas sin ningún tipo de pegamento para levantar las paredes, mientras
que el techo era de paja o una mezcla de barro, paja y ramas conocida como “torta”.

Hubo viviendas fabricadas con material ligero de origen vegetal. Entre ellas se destacaban la "ramada
o casa grande" del jefe; en algunos casos se disponían apretujadas, las crónicas señalaban que "estaban
muy espesas".

Las más desarrolladas eran rectangulares de varias habitaciones comunicadas entre sí, sin ventanas
y con angostas puertas para su salida al exterior. Los muros eran pircados (superposición de piedras), el
techo era de paja o "torta" (mezcla de paja, ramas y barro). Así desarrollaron poblados como los de
Quilmes, La Paya o Tolombón.

En el período incaico, se desarrollaron los pucarás, ciudades-fortaleza ubicadas en lugares de difícil


acceso.

Hoy en día se conservan los restos de algunas de ellas como la Ciudadela de los Quilmes, en
Tucumán, Tolombón, Chicoana, Tilcara, Atapsi y Fuerte Quemado en Salta.

Vestimenta
La indumentaria del Diaguita consistía en una camisa de algodón o lana de llama ceñida a la cintura
que cubría desde los hombros hasta debajo de la rodilla. También solían llevar un poncho y un gorro.
Calzaban sandalias de cuero con cordeles de lana o cuero llamadas ushutas.

Se adornaban con cintas, prendedores, zarcillos y collares de plumas, huesos, piedras y metales.

Se vestían con una túnica larga. Las mujeres solteras llevaban vestidos de color, las que no liso.
Calzaban ushutas u ojotas. El cabello era una de sus mayores galas, nunca sé lo cortaban. Lo adornaban
con plumas y vinchas de color. Se sabe que los españoles, para degradarlos o como castigo de sus
patrones, se lo cortaban, constituyendo así una gran ofensa.

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