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Secreción intestinal

A lo largo del tracto digestivo, las glándulas salivales, el estómago, el páncreas,


el hígado y otras glándulas secretan agua y electrolitos, junto con distintas
enzimas y moco, en su caso. A esta secreción hay que añadir una cantidad
considerable de agua y electrolitos y secreción mucosa liberados por las
glándulas localizadas en la superficie intestinal. La secreción intestinal es
fundamental para solubilizar y diluir los nutrientes y para mantener la fluidez del
contenido intestinal. Funcional y morfológicamente el intestino se divide en dos
regiones, el intestino delgado y el intestino grueso. El intestino delgado consta
de tres tramos: el duodeno, que se extiende desde el esfínter pilórico hasta el
yeyuno, que es el segundo tramo del intestino delgado y se extiende hasta la
porción final y más larga del mismo, el íleon, que se comunica con el intestino
grueso a través del esfínter o válvula ileocecal. A su vez, el intestino grueso se
extiende desde el íleon hasta el ano y se compone de tres tramos: el ciego, el
colon y el recto. En el intestino grueso tienen lugar procesos de absorción de
agua y electrolitos y el desarrollo de los procesos de fermentación de la materia
orgánica que no ha sido degradada anteriormente.
Diferencias en la morfología del intestino grueso entre las diversas especies, que
en muchos casos están relacionadas con la alimentación. Por ejemplo, el ciego
y el colon de los caballos se encuentran muy desarrollados, lo que les permite
desarrollar una intensa actividad microbiana. De un modo similar, los cerdos y
los rumiantes también tienen un desarrollo considerable del ciego y el colon. Por
otro lado, los carnívoros presentan un colon más sencillo debido a que su función
mayormente se limita a la absorción de agua y electrolitos. El intestino grueso
finaliza en el ano, cuyo orificio externo presenta un esfínter anal interno de control
involuntario y un esfínter anal externo de control voluntario. (García Sacristán
et al. 2018) (esto que lo diga alguien a modo de explicación del cuadro chuco)
Diferencias morfológicas entre especies del intestino grueso
Característica Especie animal
Caballo Cerdo Rumiantes Carnívoros
Ciego y colon muy ✓ ✓ ✓
desarrollados

Colon sencillo ✓
HISTOLOGÍA FUNCIONAL DEL INTESTINO DELGADO

Imagen 1. Corte transversal de intestino. Fuente: García Sacristán et al. 2018


Mucosa
Histológicamente, la mucosa del intestino está compuesta por las tres capas
típicas que se disponen a lo largo del sistema digestivo: epitelio, lámina propia y
la capa muscular de la mucosa (muscularis mucosae). El epitelio intestinal está
constituido por cinco tipos celulares: enterocitos, células caliciformes, células de
Paneth, células enteroendocrinas y células madre pluripotenciales. Los
enterocitos maduros son las células mayoritarias del intestino delgado y su
función primordial consiste en la absorción de nutrientes. Los enterocitos tienen
una vida media de varios días, al término de lo cual se desprenden de la mucosa.
Se producen a partir de las células madre pluripotenciales, localizadas en la base
de las criptas de Lieberkühn, las cuales se dividen en diversas ocasiones
mientras migran hacia las regiones superiores de las criptas y desde allí hacia
las vellosidades, diferenciándose en células de absorción maduras, de
morfología cilíndrica, que recubren la superficie luminal de las vellosidades
intestinales desde la base hasta la punta. La región apical de la membrana del
enterocito presenta una estructura continua llamada borde en cepillo o ribete en
cepillo, que está formado por microvellosidades, especializaciones de la
membrana que, como se ha comentado anteriormente, contribuyen a
incrementar la superficie apical de la célula. Las microvellosidades están
recubiertas por el glucocáliz, estructura compuesta por glicoproteínas
estrechamente unidas a la superficie externa de las microvellosidades, que
desempeña funciones de protección y tienen una manifiesta actividad enzimática
por la presencia de disacaridasas esenciales para la digestión de lactosa,
sacarosa y maltosa. Las células caliciformes son glándulas mucosas
unicelulares que se localizan tanto en el epitelio de las vellosidades (como
células globulosas maduras), como en las criptas (en este caso como células
inmaduras, dispuestas a intervalos entre los enterocitos). El número de células
caliciformes disminuye a medida que nos aproximamos al extremo apical de la
vellosidad y son especialmente numerosas en el íleon. Su morfología depende
fundamentalmente del contenido en gránulos de secreción y de la estructura del
epitelio circundante. Son células con forma de cáliz, que presentan un citoplasma
apical ensanchado, repleto de gránulos de secreción mucosos y una base
estrecha que asienta sobre la membrana basal. El moco secretado se adhiere a
la superficie del intestino y ejerce una función lubricante y protectora ante
agentes químicos y mecánicos; además, este moco podría servir de vehículo a
otros productos de secreción como la lisozima, secretada por las células de
Paneth. Las células de Paneth se localizan a lo largo de todo el intestino delgado,
así como en el ciego. Se encuentran en el interior de las criptas de Lieberkühn,
aisladas o formando pequeños grupos. Tienen forma piramidal, con el núcleo
localizado en el polo basal y numerosos gránulos de secreción acidófilos
situados en la región apical. Son células con un marcado desarrollo del retículo
endoplásmico rugoso, lo que indica una intensa actividad de síntesis proteica.
Sus gránulos de secreción contienen lisozima y péptidos de acción
antibacteriana, implicados en la defensa de la mucosa intestinal. Estas células
participan en la protección de la mucosa intestinal contra las bacterias; son muy
abundantes en el caballo y menos en los rumiantes. Las células
enteroendocrinas se localizan primordialmente en las criptas de Lieberkühn, de
manera aislada y dispersa y en menor número que el resto de tipos celulares del
epitelio intestinal. Su morfología es muy variable, pudiendo ser desde ovoideas
o piramidales a cilíndricas. Su principal función consiste en secretar diferentes
hormonas gastrointestinales como la gastrina, la secretina, la CCK, la motilina,
la sustancia P, el péptido inhibidor gástrico, melatonina o la somatostatina. Como
se ha comentado en capítulos anteriores, estas hormonas participan
fundamentalmente en la regulación de la fisiología digestiva, modulando
aspectos tan destacados como las secreciones gástrica y pancreática, la
contracción de la vesícula biliar o la motilidad intestinal (ver cuadro 2).
Las células madre pluripotenciales indiferenciadas se localizan exclusivamente
en el tercio inferior de las criptas de Lieberkühn, donde son mayoritarias. Las
células madre, en división permanente, son la fuente de los demás tipos
celulares, de modo que las nuevas células originadas en el fondo de las criptas
se diferencian a medida que ascienden por la vellosidad, excepto las células de
Paneth, que maduran mientras se desplazan hacia segmentos más profundos
de la cripta respecto a la posición de las células originarias. La reposición de los
enterocitos y las células caliciformes tiene lugar en un intervalo de entre cuatro
y siete días, en tanto que la de las células de Paneth se produce
aproximadamente entre dos y cuatro semanas. (García Sacristán et al. 2018)
Cuadro 2. Principales hormonas gastrointestinales

Hormona Sitio de producción Acción Estimulo de


liberación
Gastrina Estomago distal Primaria: Estimula la La proteína
secreción ácida de estomacal; pH alto;
las glándulas estimulación del
estomacales nervio vago
Secretina Duodeno Primaria: Estimula la Ácido en el duodeno
secreción
pancreática
Secundaria: Estimula
la secreción biliar de
bicarbonato
Colecistoquinina Todo el intestino Primario: Estimula la Proteínas y grasas
(CCK) delgado secreción en el intestino
(principalmente pancreática delgado
duodeno)
Polipéptido Duodeno y yeyuno Secundario: Estimula Carbohidratos y
inhibitorio gástrico se secreción de grasas en el
(GIP) insulina intestino delgado
La superficie interna de la mucosa del intestino delgado es extraordinariamente
grande (en el caso del hombre se encuentra alrededor de los 200- 300 m2 y en
los perros alcanza por término medio alrededor de 100 m2), lo que facilita en
gran medida la absorción de sustancias a través de la misma tras el proceso de
digestión. Si el intestino delgado fuese un cilindro liso, la superficie de la mucosa
sería muy inferior (0,33 m2 en el caso del hombre). El incremento en la superficie
de la mucosa intestinal se debe a la existencia de tres estructuras:
• Los pliegues de Kerckring, también denominados válvulas conniventes o
pliegues circulares, que son una serie de repliegues alargados dispuestos
circular o espiralmente, que incrementan hasta en 3 veces la superficie de la
mucosa del intestino delgado.
• Las vellosidades intestinales, estructuras formadas por evaginaciones de la
lámina propia de la mucosa, recubiertas por el epitelio cilíndrico que tapiza el
intestino, predominantemente enterocitos con algunas células caliciformes.
Interiormente, las vellosidades intestinales incluyen un plexo capilar y un vaso
linfático central. Los animales con procesos digestivos más rápidos presentan
vellosidades más desarrolladas; por este motivo, las vellosidades son más largas
en los carnívoros, más cortas en los rumiantes y presentan un desarrollo
intermedio en el caballo y el cerdo. Las vellosidades intestinales permiten
incrementar la superficie de la mucosa intestinal hasta 30 veces.
• Por último, los enterocitos tienen un borde en cepillo, constituidos por un gran
número de microvellosidades que incrementan aún más la superficie de la
mucosa. (García Sacristán et al. 2018)

Submucosa
Inmediatamente debajo de la mucosa intestinal se encuentra la submucosa, que
está formada por tejido conectivo que sirve de soporte tanto a la red arterial,
venosa y linfática que la recorre, como al plexo nervioso submucoso o de
Meissner, que se encarga de la regulación de la secreción de las diferentes
glándulas que se encuentran a lo largo del intestino. En la submucosa del
duodeno se localizan unas glándulas tubulares compuestas, denominadas
glándulas de Brunner (figura 46.3), cuya función principal consisten en producir
una secreción alcalina rica en moco. Esta secreción protege al duodeno del
contenido ácido del quimo procedente del estómago. (García Sacristán et al.
2018)

La secreción de las glándulas de Brunner también crea un ambiente alcalino


óptimo para la activación de las enzimas digestivas del páncreas, lo que permite
a su vez que la digestión pueda realizarse. Esta secreción alcalina también tiene
la función de lubricar las paredes del intestino. Sus conductos perforan la
muscular de la mucosa y desembocan en el fondo de las criptas o en la superficie
de la mucosa entre las vellosidades. En el caballo, cerdo y vacuno, la presencia
de estas glándulas se puede extender hasta parte del yeyuno. Tanto la lámina
propia de la mucosa, como la submucosa contienen folículos linfoides aislados,
cuyo número aumenta a medida que nos acercamos al extremo distal del
intestino. Los folículos de la lámina propia son de menor tamaño y no rebasan la
muscular de la mucosa, en cambio, los que están presentes en la submucosa
son de mayor tamaño y pueden alcanzar la capa muscular. En las regiones
distales del intestino delgado, predominantemente en el íleon, los folículos
linfoides forman las placas de Peyer, cúmulos de tejido linfático ricos en linfocitos
B secretores de inmunoglobulina A que opsoniza los agentes patógenos que
atraviesan la pared intestinal desencadenando la respuesta inmunológica.
(García Sacristán et al. 2018)

Capa muscular
La capa muscular está formada por dos láminas de fibras musculares lisas, la
circular interna y la longitudinal externa. Ambas capas musculares están unidas
por un tejido conectivo rico en fibras elásticas, donde se localiza el plexo nervioso
mientérico o de Auerbach, que proporciona inervación motora a ambas capas
musculares e inervación secretomotora a la mucosa. (García Sacristán et al.
2018)

Serosa
La capa más externa del intestino es la serosa, constituida por una delgada capa
de tejido conectivo laxo recubierta por un mesotelio. La serosa se corresponde
con la hoja visceral del peritoneo. (García Sacristán et al. 2018)

MECANISMOS DE SECRECIÓN INTESTINAL


La mucosa intestinal excreta fundamentalmente dos tipos de secreciones a la luz
del intestino: agua y electrolitos y moco. El moco lo secretan las glándulas de
Brunner en el duodeno, así como las células caliciformes a lo largo de todo el
intestino, en respuesta a la estimulación vagal y a distintos estímulos mecánicos
o irritativos. Esta secreción lubrica la superficie mucosa del intestino y la protege
del daño mecánico ocasionado por el tránsito de material a lo largo del tracto
intestinal. Adicionalmente, y como se ha mencionado con anterioridad, la
secreción de las glándulas de Brunner en el duodeno proximal protege la mucosa
de la abrasión química ocasionada por la afluencia de ácido procedente del
estómago. La secreción intestinal de fluidos es el proceso a través del cual se
produce el paso de agua y electrolitos desde el plasma y el líquido extracelular
hacia la luz intestinal. Esta secreción intestinal, que es totalmente contrarrestada
por la alta capacidad de absorción del intestino, lo cual dificulta su cuantificación,
se ha estimado en aproximadamente un litro diario en el caso del hombre.
Se han descrito tres mecanismos responsables de la secreción intestinal:
factores osmóticos, elevación de la presión hidrostática tisular y secreción activa.
(García Sacristán. et al. 2018)

Secreción por gradiente osmótico


Las uniones intercelulares en el epitelio intestinal son relativamente permeables
en comparación con otras regiones del tracto gastrointestinal, como el estómago.
Por esta razón, el objetvos es incapaz de mantener un gradiente osmótico a
ambos lados del epitelio y el agua difunde muy rápidamente desde el plasma
hacia la luz intestinal en presencia de soluciones hipertónicas. El incremento de
la presión osmótica en la luz intestinal es principalmente consecuencia de la
digestión del contenido intestinal. El quimo que, procedente del estómago,
recorre el intestino no es excesivamente hiperosmótico, pero a medida que sus
componentes macromoleculares son degradados, la osmolaridad del quimo
aumenta de forma significativa. Si tomamos como ejemplo el almidón, es una
molécula de gran tamaño y osmóticamente activa pero que, en términos
generales, tiene una reducida contribución a la presión osmótica. Sin embargo,
cuando el almidón es digerido, por la enzima amilasa, se generan un gran
número de moléculas de maltosa, cada una de las cuales es tan osmóticamente
activa como la molécula original de almidón. De este modo, cuando la digestión
progresa, la osmolaridad del quimo aumenta y el agua difunde hacia la luz del
intestino. A medida que las moléculas osmóticamente activas (maltosa, glucosa,
aminoácidos, etc.) son absorbidas, la osmolaridad del contenido intestinal
disminuye y el agua es reabsorbida a favor del gradiente osmótico. La secreción
de agua por gradiente osmótico es la base de la terapia con laxantes salinos,
como las sales de sulfato o de fosfato, que retienen agua en la luz intestinal. Este
fenómeno es también importante en situaciones como la intolerancia a la lactosa,
alteración debida al déficit de lactasa en el epitelio intestinal que reduce la
degradación de la lactosa, de modo que esta, así como los productos derivados
de la degradación bacteriana, dan lugar a las alteraciones típicas de esta
patología, como son diarrea, hinchazón abdominal o dolor. (García Sacristán
et al. 2018)

Secreción por aumento de la presión hidrostática en plasma y tejidos


Se ha comprobado experimentalmente, que un ligero aumento en la presión
hidrostática en la cara serosa de la mucosa intestinal (que podría estar
provocado por hipertensión portal o edema de la mucosa intestinal) es suficiente
para paralizar la absorción y puede inducir la secreción intestinal, pudiendo pasar
a la luz intestinal incluso proteínas plasmáticas, provocando la aparición de
diarreas. El incremento en la presión hidrostática tisular dilata los espacios
intercelulares, aumentando la permeabilidad de la mucosa. En estudios
experimentales donde se ha reducido la presión en la luz intestinal, generando
un gradiente de presión a ambos lados del epitelio intestinal, se pueden observar
resultados similares a los que se obtienen incrementando la presión en la cara
serosa. Aunque el efecto de la presión hidrostática en la secreción intestinal se
ha demostrado experimentalmente, su papel en la fisiología intestinal es poco
conocido. De los resultados experimentales se podría interpretar que las
alteraciones que cursen con hipertensión portal e incremento en la presión
hidrostática intestinal, la absorción de agua y electrolitos estaría comprometida,
sin embargo, los estudios realizados en estos pacientes han puesto de
manifiesto que la absorción de agua y electrolitos es normal. No obstante, la
hipertensión portal acompañada de hipoalbuminemia, que cursa con edema de
la mucosa intestinal, sí puede provocar un incremento en la secreción intestinal
y diarrea. (García Sacristán et al. 2018)

Secreción activa
En el intestino delgado, las funciones de secreción y absorción se encuentran
separadas anatómicamente. Así, las células de las criptas de Lieberkühn
segregan un líquido alcalino, compuesto predominantemente por cloruro sódico
y bicarbonato. Esta secreción se absorbe casi en su totalidad por las células de
las vellosidades intestinales. El ciclo del agua y electrolitos secretados en las
criptas y posteriormente absorbidos en las vellosidades sirve para disolver el
quimo en la superficie digestiva y favorecer la absorción de los nutrientes. El
mecanismo exacto responsable de la secreción de agua y electrolitos en las
criptas de Lieberkhun no se conoce en su totalidad, aunque parece que al menos
hay dos procesos secretores asociados: la secreción activa de iones cloruro y la
secreción activa de bicarbonato. El movimiento de estos dos aniones hacia la luz
del intestino arrastraría iones como el sodio -de carga positiva- hacia el intestino
y el movimiento iónico, a su vez, induciría el movimiento de agua a favor del
gradiente osmótico. Los mecanismos de secreción activa están regulados por
mensajeros intracelulares como el AMP cíclico, GMP cíclico y el calcio, los cuales
estimulan la secreción en las criptas e inhiben la absorción de sodio y cloruro,
exceptuando la absorción de sodio asociada a la de glucosa. Los iones cloruro
son los que tienen mayor relevancia en los procesos secretores. El ion cloruro
entra en la célula por la membrana basolateral en contra de gradiente a través
de un cotransporte con sodio, que lo hace a favor de gradiente electroquímico y
potasio. El sodio es devuelto al intersticio activamente a través de la ATPasa de
Na+-K+ y el potasio introducido por dicha ATPasa sale de la célula a través de
la membrana basolateral, gracias a un canal específico activado por la secreción
de ion cloruro. El ion cloruro abandona la célula por difusión pasiva, siguiendo el
gradiente electroquímico creado, a través de un canal situado en la membrana
apical. La membrana apical o luminal de las células secretoras de las criptas
contiene un canal de cloruro dependiente de AMP cíclico, conocido también
como el canal regulador de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística
o CFTR (del inglés cystic fibrosis transmembrane conductance regulator), dado
que las mutaciones en el gen para este canal iónico dan lugar a la fibrosis
quística. La estimulación hormonal de las células secretoras tiene como
resultado la activación de la enzima adenilato ciclasa, a través de una proteína
G de membrana específica. La adenilato ciclasa convierte el ATP en AMP cíclico,
cuya concentración intracelular se incrementa activando los canales de cloruro
dependientes de AMP cíclico localizados en la membrana apical y permitiendo
la salida de ion cloruro hacia la luz intestinal a favor de gradiente electroquímico .
(García Sacristán et al. 2018)

SECRECIONES DEL INTESTINO DELGADO E INTESTINO


GRUESO
En el intestino delgado tiene lugar la digestión y absorción de los componentes
de la ingesta procedentes del estómago; por este motivo, la secreción del
intestino delgado tiene dos objetivos fundamentales: neutralizar el contenido
ácido del estómago y proteger la mucosa intestinal, así como servir como soporte
para los procesos absortivos. La secreción del intestino delgado es el resultado
de la actividad secretora de las glándulas de Brunner, presentes en el duodeno,
y las criptas de Lieberkühn, localizadas a lo largo de todo el intestino. Las
glándulas de Brunner, como se ha mencionado anteriormente, son glándulas
túbulo-alveolares, tapizadas por un epitelio cúbico a cilíndrico, que desembocan
por medio de conductos en las criptas del duodeno. Las glándulas y sus
conductos no contienen células caliciformes. Están constituidas por células
mucosas cuya función es proteger el intestino delgado contra la acción abrasiva
del contenido gástrico. Por este motivo, secretan moco que contiene una alta
cantidad de bicarbonato con objeto de neutralizar el quimo ácido. La secreción
es escasa en periodos de ayuno pero aumenta tras la ingestión de una comida.
Las glándulas de Brunner presentan una pequeña cantidad de células
endocrinas que secretan fundamentalmente somatostatina, gastrina y péptido
YY y que están ausentes en los conductos de las glándulas. (García Sacristán
et al. 2018)
La mayor parte de la secreción del intestino delgado tiene lugar en las criptas de
Lieberkühn, que, en condiciones normales, secretan aproximadamente 1.800
mL/día en el hombre. La secreción procedente de las criptas de Lieberkühn no
difiere en gran medida del líquido extracelular, con un pH ligeramente alcalino,
que es absorbido rápidamente por la vellosidades, siendo su función
proporcionar un soporte para la absorción de sustancias nutritivas del quimo,
actuando como solvente. En el intestino grueso tiene lugar la absorción de agua
y electrolitos, la compactación de las heces y diversos procesos fermentativos,
en función de la especie, de ahí que la secreción del intestino grueso vaya
encaminada a la protección de la mucosa de la abrasión mecánica y química. La
mucosa del intestino grueso está revestida por criptas de Lieberkühn y células
caliciformes. La secreción mucosa contiene grandes cantidades de iones
bicarbonato que son transportados activamente a la luz del intestino. Dicha
secreción protege el epitelio del intestino grueso evitando las excoriaciones de
la mucosa y facilita la cohesión de las heces. Asimismo, dicha secreción protege
la mucosa de la intensa actividad bacteriana y, debido a la presencia de
bicarbonato, neutraliza los ácidos derivados de la fermentación bacteriana de la
materia orgánica. La magnitud de la secreción del intestino grueso está regulada
por la estimulación táctil de la mucosa, así como por reflejos nerviosos locales
que actúan sobre las criptas de Lieberkühn. Cuando la mucosa del intestino
grueso está irritada, como ocurre cuando tiene lugar una enteritis de origen
bacteriano, la mucosa secreta, además de moco, grandes cantidades de agua y
electrolitos con objeto de diluir las sustancias irritantes y acelerar el tránsito de
las heces hacia el ano. Como resultado de lo anterior se produce la diarrea, con
grandes pérdidas de agua y electrolitos. (García Sacristán et al. 2018)
Bibliografía

• Sacristán, A; Buendía, E; Carmona, S; Alcalde Herrero, A; Galiana, M;


Álvarez de Felipe, A. . 2018. Fisiología Veterinaria. Madrid, Editorial Tébar
Flores, p.675-682.

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